Resiliencia y Envejecimiento

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Vol.

2, Nº 2
Mayo 2021
doi:10.25115/kasp.v2i2.3699
Know and Share Psychology

RESILIENCIA Y ENVEJECIMIENTO
Mª del Mar Gómez Hernández
Universidad de Almería
Trabajo Fin de Grado. Curso 2019-2020
Grado en Trabajo Social

Resumen Abstrac

Actualmente, y por desgracia, sigue habiendo muchas familias Currently, and unfortunately, there are still many families where
donde el adulto pasa a ser un segundo plano, donde no se le escucha, the adult becomes a background, where he is not listened to, is
no se le valoriza o se siente “antiguo”. Sumándose a ello las not valued or feels "old". Adding to this the situations for loss or
situaciones por pérdida o duelo del entorno social y familiar. Es esta grief of the social and family environment. It is this feeling that
sensación las que les lleva a pensar y sentir que su vida ya no vale leads them to think and feel that their life is no longer worth
nada, que en vez de sumar, resta en la familia, y es ese momento anything, that instead of adding, it remains in the family, and it
donde en el siguiente proyecto se van a plantear y estudiar dos is that moment where in the next project two possible situations
posibles situaciones. Por un lado, encontramos la aceptación, donde will arise and study. On the one hand, we find acceptance,
el adulto entiende la situación sin una posible marcha atrás. Esto where the adult understands the situation without a possible
provoca la sensación dicha anteriormente, además de enfermedades backtracking. This causes the aforementioned sensation, in
tales como la depresión y deterioros cognitivos y físicos. Por otro addition to diseases such as depression and cognitive and
lado, tenemos la opción de salir, de plantearse un comienzo nuevo. physical impairments. On the other hand, we have the option to
Aquí es donde el adulto se pregunta, hacia dónde quiere ir y con go out, to consider a new beginning. This is where the adult asks
quién. Son estos los caminos que llevan al adulto a abismarse en el himself, where he wants to go and with whom. These are the
túnel oscuro o a encontrarse como personas y encontrarle sentido a paths that lead the adult to plunge into the dark tunnel or to meet
la vida. Finalmente, se exponen los recursos personales propios de la as people and find meaning in life. Finally, the personal
resiliencia que van a contribuir en la segunda opción hacia un resources of resilience that will contribute in the second option
envejecimiento de calidad y tal vez longevo. towards quality and possibly long-lasting aging are exposed.

Palabras claves: Resiliencia, envejecimiento, herramientas, Key words: Resilience, ageing, tools, empowerment.
empoderamiento.

Correspondencia
Mª del Mar Gómez Hernández
Email: [email protected]

Recibido: 13/07/2020
Aceptado:27/03/2021
Resiliencia y Envejecimiento

Introducción

La elección del presente trabajo o proyecto de investigación se debe a dos


vertientes muy diversas, la primera de ellas hace referencia al concepto de “resiliencia”
como causa de una elección personal de la terminología por representar y dotar de
determinadas capacidades a los seres humanos y por ser a día de hoy un concepto que
carece de conocimiento social; la segunda, referida al ámbito del envejecimiento o
mejor dicho de las personas mayores de más de sesenta y cinco años de edad, sostiene
sus motivos en un contacto previo con este colectivo durante la realización de las
prácticas curriculares correspondientes al cuarto curso del grado de Trabajo Social.
Gracias a este contacto previo se ha podido conocer más el colectivo adquiriendo unos
conocimientos que han servido de gran ayuda o apoyo en la redacción de dicho
proyecto, desde la determinación del objetivo general tanto como de los objetivos más
específicos.

Marco teórico

Un acercamiento del Trabajo Social a la Resiliencia

En primera instancia, la praxis del Trabajo Social del Siglo XXI requiere de
futuras investigaciones que permitan obtener nuevas competencias de los usuarios para
así poder trabajar de una forma más efectiva y positiva en cuando a la resolución de sus
problemas, o la llamada práctica basada en las ideas de resiliencia, de recuperación, de
posibilidades y de transformación (Saleebey, 1996). Begun (1993) además aseguró que
esta praxis iba a necesitar el manejo de referencias teóricas avanzadas sobre los
comportamientos de las personas y de la sociedad en general que mejor se adaptasen a
los diversos problemas de la vida.
Conforme a Germain (1990), desde hace tiempo los Trabajadores Sociales se
encuentran comprometidos con las prácticas que se dedican exclusivamente a la
capacidad, a la fortaleza y a las protecciones de los usuarios. Estos son sus incentivos
para el autocrecimiento, autodirección y autocuidado. Los propios Trabajadores
Sociales y el correspondiente equipo multidisciplinar ya están utilizando el concepto de
resiliencia con sus usuarios de manera cada vez más frecuente (Bernard, 1993; Nash y
Fraser, 1998). Aunque actualmente no se hable de las prácticas en torno a la resiliencia,
son empleadas por los trabajadores sociales. Es vital que los profesionales del Trabajo
Social entiendan la forma en que las personas responden positivamente ante las
situaciones y de qué manera usan esa sabiduría para empoderarse de herramientas,
como por ejemplo, la fortaleza. La conceptualización del término se establece en
Trabajo Social sobre ese enfoque de fortalezas y se ha incluido en la teoría ecológica y
de desarrollo que nos da un enfoque multisistémico de las conductas resilientes
(Villalba, 2006; Greene y Conrad, 2002).

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La teoría ecológica de Bronfenbrenner es una de las aclaraciones más aceptadas


en cuanto a las influencias sociales en el desarrollo de las personas. Defiende que el
entorno en el que crecemos afecta a todos los planos de nuestra vida. Esos factores
sociales son los que van a determinar nuestra forma de pensar, gustos y emociones
(Rodríguez, 2018).
Desde esta perspectiva ecológica, Gilgun (1996) expuso además que el contexto
de la resiliencia introduce al Trabajo Social en un lenguaje atestado de
conceptualizantes generativas y de argumentos que pueden anticipar el conocimiento
para explicar la prospección, la evolución de proyectos, la praxis directa y la política
social.
Por otra parte, según Fraser y Galinsky (1997), este enfoque tiene la capacidad
de poder ofrecerle a los profesionales, en este caso a los trabajadores sociales, una
perspectiva basada en el aprendizaje de ciertas conductas humanas. Explicaron que
estos métodos prácticos se realizaban mejor si empleaban investigaciones de autores
basadas en la resiliencia; ellos llaman a esto las teorías de la conducta humana. Esta
actitud proviene de la curiosidad que se establece entre las grandes murallas que
distancian a los trabajadores sociales e investigadores de la profesión (Howard y Jenson,
1999).
La investigación ecológica además apunta a que los factores de riesgo tienen
más fuerza que los factores de protección. Esto es, en un gran nivel de riesgo los
factores de protección o no suceden o son muy bajos para defender la adversidad. Por
ello, se ha de tener cuidado con las intervenciones basadas sólo en el enfoque de las
fortalezas, los factores de protección y resiliencia (Fraser, Richman y Galinsky, 1999).
Posiblemente, el factor protección actúa de manera más eficiente en un grado de medio
riesgo donde los problemas no son una amenaza de por vida y los riesgos no son lo
suficientemente fuertes como para hacernos cambiar el proceso de vida humana. Esto
es, el abastecimiento de servicios, disminución de riesgos y el crecimiento de las
protecciones es primordial en la profesión.
El boceto de la resiliencia debe basarse en la búsqueda exhaustiva de los
elementos, que tienen que realizarse antes, durante y después del suceso traumático. Su
estructura y la manera de hacerle frente participan el éxito o el fracaso de la resiliencia.
La representación del tiempo cambia con los años (Cyrulnik & Ploton, 2018). La
resiliencia en la vejez es un proceso cambiante, donde el entorno y los recursos del
adulto (creatividad y humor) interactúan para permitirle adaptarse y desarrollarse, sin
tener en cuenta la problemática. Con el paso de los años y el respectivo avance de los
años, las personas tienden a revivir los recuerdos de su niñez y las diferentes etapas de
su vida (Anaut, 2018).
La resiliencia en la vejez se entiende como la edificación del proceso donde las
personas llevan a cabo una integración positiva a pesar de las adversidades de la vejez, y
superan la última etapa de la vida seguros y conscientes de ellos y gozando de la plena
salud emocional (Uriarte, 2014).

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Terminologías
Concepto y contexto histórico de “envejecimiento
La transición demográfica y la divulgación de sus efectos hacia el mundo desde
el siglo XX han formulado nuevos retos en el saber. Esta transición y su consecuencia
directa, el denominado envejecimiento poblacional, alteran las circunstancias sociales
de obtención de conocimiento. Estos cambios coincidieron con el aumento de la
cualidad negativa de los estereotipos de edad, circunstancia de la que se encuentran al
menos dos interpretaciones. (Mingorance et al. 2016). Por una parte, una apunta a que
en los primeros pasos de la especie humana, los mayores eran los más débiles de esa
época y se les concebía como un peso. A finales del siglo XIX y comienzos del XX, ya
en una sociedad de comercio burgués, ya no se veía a los mayores por su rol económico,
y fue a partir de ahí cuando lo material cobró más sentido que la etapa de la vejez. Los
conflictos existentes de la época estaban cimentados en el estereotipo de persona joven
o persona mayor, es decir, ya existían discriminaciones como actualmente (Mingorance,
2013). Ya a finales del siglo la situación no mejoraba, desencadenándose aún más
prejuicios contra la vejez, aproximándose a la auge industrial y económico.
En la lengua española, el término vejez es definido de un modo instrumental, es
decir, que hace referencia al último camino de la vida, desde diversos puntos de vista
tales como el laboral, reproductor… conllevando procesos implícitos. Todos
entendemos vejez como una cualidad de ser viejo, por lo tanto, a las personas que han
vivido durante más años se les llama viejos.
Adicionalmente, desde una perspectiva biológica, el envejecimiento se define
como una evolución asociada normalmente al descenso de la eficiencia del
funcionamiento orgánico, y que conlleva a la muerte antes o después. En este punto de
vista se habla de que hay una necesaria declinación de las funciones desde la aparición
de la vejez (65 años en adelante) que es identificado con el deterioro orgánico y celular
(Zetina, 1999).
Según Uriarte (2014), el envejecimiento es una etapa más del ciclo de vida
humano donde actualmente está cobrando un papel principal debido a la disminución de
la tasa de mortalidad. Las personas viven su vejez con total plenitud y cada vez son más
las personas que alcanzan edades avanzadas con una notable calidad de vida. Se cree
que el ciclo del envejecimiento, el factor genético no es el único culpable, aunque está
comprobado que las mujeres tienen su tasa de mortalidad a una edad más avanzada que
los hombres. Con el paso de los años aumenta el porcentaje de sufrir enfermedades,
disminuye la esperanza de vida, y otras secuelas. Esa acumulación de cambios son los
responsables del llamado envejecimiento. Se trata además de una respuesta a los
cambios ambientales y, sobre todo una explicación biológica (Gaviria, 2007).
En contraposición encontramos a Andrés (2002), en su artículo “Vejez y persona
vieja” donde hace referencia al término persona “vieja” como una manera de vivir de
cada persona que le va a dirigir por un camino más acertado u otro más adverso, y no
como una etapa no causal de la historia de vida de la persona.

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Según la OMS (2019), con el crecimiento de la esperanza de vida y la caída de la


tasa de fecundidad, el porcentaje de personas mayores de 60 años se está acrecentando
cada vez más, y lo hace aún más rápido que cualquier otro grupo de edad. El
envejecimiento de la sociedad puede tratarse de un éxito de las políticas de salud
pública y la evolución socioeconómica. Además, constituye un desafío para la
población, que tendrá que ceñirse a ello para favorecer por completo la salud y con ello
la capacidad funcional, la contribución social y la seguridad de los mayores.
Adicionalmente, para este proyecto de investigación además de conocer la
trayectoria del término resultaría interesante explicar y conocer conceptos básicos como
“gerontología” y “Trabajo Social gerontológico” para conocer desde más cerca el
trabajo que realizan los trabajadores sociales.
En 1903 Michel Elie Metchnikoff le da sentido al término “gerontología”
definida como aquella ciencia que estudia el proceso que produce que los seres vivos
envejezcan y en general de todas las personas desde diversos puntos como el biológico,
psicológico, socio – económico y cultural (Filardo, 2011). Para la RAE (2014), la
“Gerontología” es la ciencia que trata sobre la vejez y sobre los fenómenos que la
enmarcan como tal; la “vejez” es la cualidad de viejo, de edad, senil, senectud o a los
achaques, manías, actitudes propias de la edad de los viejos.
Por consiguiente, encontramos una de las definiciones sobre “Trabajo Social
Gerontológico” que lo define como la práctica o la disciplina científica encargada de
buscar y entender las causas de las diversidades sociales tanto individualmente como
colectivamente de este colectivo de mayores, y además se encarga de estudiar y
conseguir que estas personas se responsabilicen mediante acciones preventivas o
transformadoras en el ámbito de la superación (Martín y Bravo, 2003).
Esta intervención tiene la finalidad de conocer y transformar la realidad de las
personas mayores para que, de alguna manera, los trabajadores sociales sean de ayuda
en la consecución del bienestar de este colectivo. En suma, es necesario instruirse en la
materia para diagnosticar estas necesidades sociales, ya que deben de ser el núcleo de
cualquier acción social, convirtiéndolos en partícipes activos y protagonistas de ellas. El
trabajador social deberá estar instruido en la materia como se ha dicho anteriormente, en
concreto ha de tener en cuenta los factores personales, físicos, culturales, intelectuales, y
económicos, además de todos los grados de sociabilidad: la familia, los vecinos,
conocido y entorno social del que forman parte, instituciones, etc. Por lo tanto, se ha de
enmarcar a la persona en todas sus posiciones y entornos (Martín y Bravo, 2003).

Concepto y contexto histórico de “resiliencia”


La resiliencia, o capacidad de superar las situaciones con la aptitud de obtener
un resultado exitoso a pesar de las diversas circunstancias (enfermedades crónicas,
víctima de violencia de género, etc.) resulta últimamente una gran tendencia,
convirtiéndose en un término muy utilizado por la sociedad.

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El concepto hace referencia a una energía confrontada a la catástrofe potencial


de la adversidad: no existe manera de hablar de resiliencia sin antes haber sentido
diversas adversidades que den lugar a unas consecuencias negativas (Luthar, Cicchetti y
Becker, 2003; Masten y Obradovic, 2007).
En su sentido, la adversidad se concibe como el foco principal del término
resiliencia, el afrontarla acarrea resultados como la superación, y todos los
impedimentos que han surgido en el evento problemático se enfocan en el empeño, en la
voluntad de la persona afectada, para así construir un camino hacia la cima (Cyrulnik y
Eguibar, 2003). En las dos últimas décadas considerables estudios se han originado en
Europa y en Estados Unidos (Badilla, 1999); en hispanoamérica, la antonomasia del
concepto de resiliencia en español se introdujo en la etapa de la vejez a partir de la
década de los 90 (Uriarte, 2014).
Existen problemas a la hora de definir el concepto, pero entendemos que implica
una aptitud positiva o efectiva a la hora de hacerle frente a la fatalidad (Becoña, 2006).
• La resiliencia es ante todo una conceptualización de acción, con una posible
profundización por parte de las ciencias o las experiencias determinadas. Es una
interacción entre los recursos propios y los sociales (Gardiner, 1994).
• La perdurabilidad de la propia identidad a pesar de los variopintos cambios,
tanto biológicos como sociales o psicológicos. Se le llama resiliencia a la forma
de modificar las capacidades, así como superar los tabús sociales a cerca del
envejecimiento: molesto, enfermedades, deterioro cognitivo y físico,
irreversible… (Uriarte, 2014).
• No se trata de atributos o de una extensión estática, sino de la articulación
progresiva de los saberes y contenidos que se obtienen de las adversidades
sociales (Saleebey, 1996).
• El poder de recuperarse y conservar un comportamiento adaptativo después del
inicio del evento estresante (Garmezy, 1991).
• Manifestar comportamientos y actitudes positivas a pesar de las diversas
problemáticas de la vida (Luthar, 2003).
• Patrones positivos de adaptación en situaciones adversas (Masten y Powell,
2003).
• Tras eventos adversos desgarradores, se le proporciona a la persona una serie de
habilidades, que previamente no tenía para así poder afrontar el problema.
• Aguante del cuerpo humano a sucesos trágicos que producen impactos en el
estado cognitivo.

Metodología

Contexto de estudio
El presente proyecto se elaboró durante los meses de marzo hasta abril,
concretamente desde el 20 de marzo hasta el 20 de abril del año 2020, y se procedió a su
realización vía redes sociales ya que, se imposibilitó su realización por vía física debido
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a los problemas ocasionados por el Covid-19 y el respectivo estado de alarma, que


obligaba a España a permanecer en casa, a excepción de causas justificadas, de suma
obligatoriedad y/o urgencia. Es por ello que se seleccionó la alternativa de las encuestas
online (anexo 1), aunque su difusión resultó una tarea compleja debido a que el
colectivo escogido no tenía las herramientas necesarias a su disposición, tales como un
teléfono con acceso a datos móviles o wifi y sus respectivas redes sociales. En este
sentido, para la localización de las personas encuestadas se procedió a la información
mediante redes sociales (Instagram y Facebook) de un cartel informativo explicando las
razones para su posible participación. Como bien he explicado anteriormente, un alto
porcentaje de este colectivo no disponía de esta vía, con lo cual, la mayoría de los
mensajes recibidos para la participación resultaron ser de familiares/amistades de dicho
colectivo. Adicionalmente, el resto de las encuestas recibidas han sido posibles gracias a
la ayuda por parte de amistades, donde se pasó el enlace web y éstos se pusieron en
contacto con sus más allegados para su cumplimentación. En cambio, la obtención de
los resultados de las personas encuestadas resultó una tarea veloz, ya que, una vez
localizado el colectivo, la mayoría de estas personas que se habían prestado voluntarias
al estudio fueron bastante eficaces en cuanto a voluntariedad.

Objetivos
Objetivo general.
Conocer las herramientas de empoderamiento de las personas resilientes.

Objetivos específicos.
 Comprobar el grado de conocimiento de la terminología “resiliencia” en el colectivo
de personas mayores residentes de la provincia de Almería.
 Comprobar la etapa de vida detonante de las adversidades de este colectivo dada la
relevancia que supone para la aplicación de las respectivas herramientas resilientes.
 Dar a conocer el ámbito de la tercera edad identificando, conociendo y aplicando los
conocimientos adquiridos de forma correcta.

Formulación de preguntas para la muestra


La encuesta (anexo 1) del presente proyecto se desarrolla a lo largo de siete
páginas, en primer lugar (página 1) nos encontramos con la identificación de los datos
personales (sexo, edad, estado civil y actividad laboral) de la persona entrevista con el
objeto de conocer el colectivo al que nos referimos; la segunda página está relacionada
con el estilo de vida de estas, que nos va a proporcionar información relativa al tercer
objetivo específico del proyecto, es decir, dar a conocer el ámbito de la tercera edad. En
tercer lugar, nos encontramos con una de las partes más importantes de la encuesta, la
autoevaluación (página 3-4-5) y el entorno social (página 6), la cual consta de un total
de quince preguntas con la opción de cinco elecciones posibles (siempre –casi siempre –
nunca – casi nunca – NS/NC). El objetivo de estas persigue la consecución del mismo
objetivo específico del trabajo, es decir, seguir conociendo el ámbito de la tercera edad
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identificando y aplicando los conocimientos adquiridos de forma correcta. Las


preguntas primordiales para su consecución van desde “dependo más de mí mismo/a
que de otras personas” para demostrar el grado de autonomía del colectivo, o
“normalmente soluciono mis problemas de una manera u otra” para conocer el grado de
resolución de las situaciones adversas y seguidamente la aplicación de herramientas
para ello, hasta “cuando te encuentras con dificultades, ¿tienes el apoyo que necesitas?”
para conocer el entorno social de estos. En último lugar (página 7) se encuentra el
núcleo principal de la encuesta (conocimiento del concepto) que nos va a proporcionar
la información necesaria para el cumplimiento del objetivo general del presente
proyecto (conocer las herramientas de empoderamiento de las personas resilientes) hasta
sus dos objetivos específicos (comprobar el grado de conocimiento de la terminología
“resiliencia” en el colectivo de personas mayores residentes de la provincia de Almería;
comprobar la etapa de vida detonante de las adversidades de este colectivo dada la
relevancia que supone para la aplicación de las respectivas herramientas resilientes).
Para ello se han empleado preguntas como “¿has escuchado hablar alguna vez del
concepto resiliencia?” o sub-preguntas como “si lo has escuchado alguna vez, ¿a día de
hoy, lo consideras un don innato, o más bien, una práctica aprendida?” correspondientes
al anteriormente mencionado objetivo específico de la comprobación del grado de
conocimiento de la terminología. Para el segundo objetivo específico de comprobación
de la etapa detonante se les pregunta directamente a las personas entrevistadas que
“indiferentemente del conocimiento del concepto, ¿en qué etapa de tu vida te diste
cuenta de que tu día a día estaba cambiando?”; finalmente, para la consecución del
objetivo general sobre el conocimiento de herramientas resilientes se les expone a los
entrevistados una serie de herramientas posibles (autoestima, empatía, autonomía,
humor o creatividad), además de otra posible opción a responder (otra respuesta) para
conocer aún más herramientas empleadas. Como parte final del conocimiento del
colectivo relacionado directamente con la capacidad de persona resiliente se presenta
una elección bastante personal y reflexiva sobre la persona individual, es decir, cómo se
considera la persona desde positiva, donde todo tiene un lado bueno, negativa, donde es
mejor ver todo negro y no decepcionarse hasta la opción de depender del problema al
que me vea expuesto. Es una pregunta que indirectamente nos va a mostrar si este
colectivo carece de una capacidad propia de la “resiliencia”, es decir, la positividad.

Justificación de la opción metodológica e instrumentos empleados


Se ha realizado un total de 100 encuestas de tipo descriptivas con preguntas
cerradas (solo se acepta la elección de una respuesta simple), con una metodología
cuantitativa elaborada y llevada a cabo mediante la aplicación gratuita de encuestas
“Survey Maker”.
Respecto a la metodología cuantitativa, tradicionalmente se ha definido como
una “antonomasia”, es decir, como un ejemplar integral sobre cómo efectuar el análisis
científico y como interpretar sus resultados. En este sentido, además de contener
técnicas para el análisis de datos o elaboración de información, también contienen un

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enfoque epistemológico en cuanto a la realidad, su forma de conocerla y de los


resultados que la investigación nos va a propiciar. Tiene como base epistemológica el
positivismo o el funcionalismo, como énfasis la exploración de objetividad, de
relaciones causales y de generalización, como estrategia de recogida de datos la
estructuración y sistematicidad y como percepción de la realidad social una
interpretación estática y fragmentada Fue E. Durkheim uno de las primeros sociólogos
en emplear las aplicaciones de medición cuantitativa con su clásico estudio “El
Suicidio”, donde adopta correlaciones entre las tasas y las variables socioambientales
(Canales, 1998). En todo caso, la cimentación de una representación sobre la realidad
empleando tablas de valores puede variar los resultados de dicha realidad, y esto es, que
provee de unos datos donde la sociedad queda interpretada específicamente como unas
“valores” en una determinada variable.
Anteriormente mencionado, la elaboración de las encuestas se ha llevado a cabo
con la App gratuita “Survey Maker”, que permite crear encuestas, enviar a los
participantes correos electrónicos con enlaces a las respectivas encuestas, analizar los
resultados con gráficos y explorar manualmente las respuestas. Los enlaces a encuestas
que se envían a los participantes redirigen al sitio web de la aplicación al que se puede
acceder desde cualquier explorador. Además, estos cuestionarios cuantitativos pueden
contener varias páginas y cada una de esas páginas varias preguntas, bloques de texto,
imágenes, etc. La aplicación fue creada con la plataforma de desarrollo de aplicaciones
MobileTogetherDesigner.
En este sentido, ha proporcionado la elaboración de dicha encuesta, con un
acceso total a su edición, prueba de enlace, realización mediante correo electrónico y
posterior vía red social (WhatsApp/ Instagram / Facebook), y sobre todo ha facilitado el
posible análisis de respuestas y exploración de tablas de resultados.
Por otra parte, se ha de hacer referencia a los gráficos que se mostrarán a
continuación para el adecuado análisis de los resultados. La elaboración de cada uno de
ellos es propia del autor del presente proyecto, ayudado de la página web gratuita
“ChartGo”. Se trata de un sitio web administrado por una familia, donde desarrollan
software y además trabajan en la programación de dicha página. La misión de ChartGo
se basa en crear gráficos que sean vibrantes, llamativos, rápidos y fáciles de crear;
ofrecen diferentes tipos, desde gráfico de barras, gráfico de línea y gráfico de pastel.
Asimismo, los cuadros (cuadro 1, cuadro 2, cuadro 3) también gozan de una elaboración
propia realizados mediante la inserción de tablas de Libre Office.

Población y muestra
En lo que concierne a los requisitos propios de la persona encuestada deben ser
que, su rango de edad esté comprendido en la etapa de la tercera edad, que va desde los
sesenta y cinco años en adelante; que sea residente actual de la provincia de Almería, y
que esté dispuesto a participar en el proyecto de investigación con respuestas objetivas
respondidas desde la sinceridad.

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Análisis de datos
Encuestas
Tras la investigación cuantitativa y el estudio exhaustivo de los resultados
gerontológicos de las encuestas se han podido investigar diferentes cuestiones que se
van a analizar a lo largo del apartado. En primer lugar, como podemos observar en la
gráfica 1 de barras por columnas situada en la parte inferior, observamos que el mayor
porcentaje de personas entrevistadas pertenece al género femenino, con un 70%, a
diferencia del masculino, que tiene un 30%.

Gráfico 1
Representación por género.

Las edades en cambio (gráfico 2) abarcan como el porcentaje más alto del 52 %
en el primer intervalo (60 - 70 años); en segundo lugar, con un 45 % destacan las edades
de 70 - 80 años; en tercer lugar, un 3% de personas entre 80 - 90 años; por último, de 90
años en adelante no ha habido ninguna persona entrevistada. Además, todos los
entrevistados respondieron sin pudor a sus respectivas edades, hecho por el cual se
entiende que, conforme las personas avanzan en edad pierden ciertos pudores sobre este
tabú; la asimilan. Aunque también puede entenderse en sentido contrario, desde el punto
de vista del anonimato, que les proporciona una determinada tranquilidad sobre los
prejuicios.

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Gráfico 2
Representación por edad.

En cuanto a la tercera pregunta de la página 1 de la encuesta (anexo 1)


encontramos el estado civil de las personas entrevistadas. Los datos obtenidos fueron un
15 % solteros/as; un 27 % casados/as; un 33 % viudos/as y un 25 % divorciados/as. De
éstas, un 96 % se encuentra jubilado/a (en todos sus sentidos) y el resto (4 %) cotizando
aún a la Seguridad Social. En resumen, la mayoría de los entrevistados se encuentran
viudos/as y en situación de jubilación, hecho que se ciñe al colectivo escogido y a sus
marcadas características, como veremos a lo largo del apartado. Adicionalmente, otra de
las características de los entrevistados es que, hoy, un 73 % de ellos viven solos en su
domicilio; el resto (27 %) conviven en el domicilio de un familiar/amigo/vecino.

Gráfico 3
Comparativa de los posibles tipos de vida

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Centrando la atención ahora en la segunda pregunta (¿Qué tipo de vida sueles


tener actualmente?) (gráfico 3) localizada en la página 2 de la encuesta (anexo 1), existe
un número de personas entrevistadas que actualmente llevan un tipo de vida sedentario
(65%) respecto a los demás (vida activa 30%; vida muy activa 4%; NSNC 1%).

Tabla 1
Representación enfermedades/tiempo libre.
Sí, leve No, Suelo
temporal ninguna Sí, crónica NSNC Suelo salir quedarme
en casa

¿PADECES ALGUNA
ENFERMEDAD DE 43% 0% 51% 6%
TIPO LEVE O
CRÓNICA?

EN MI TIEMPO LIBRE 4% 51% 45%


SUELO…

Con dichos resultados (cuadro 1) se deduce que el incremento de la esperanza de


vida repercute, aunque no necesariamente, en la calidad de vida y salud de la persona.
Esto es, comparando las condiciones de salud entre los entrevistados, se observa una
paridad de resultados de personas mayores que o padecen una enfermedad leve en este
momento, a corto o largo plazo y/o una enfermedad crónica, de por vida. Se concluye
así que, las personas mayores que mantienen una vida mayormente sedentaria (ej.:
diversidad funcional) son más propensas a experimentar enfermedades (ej.: obesidad), a
la vez que su tasa de mortalidad disminuye antes que aquellas personas que sí
desarrollan actividades sociales en su entorno o mantienen una vida activa o muy activa.

El siguiente cuadro, situado en la parte inferior de la página representa los


resultados correspondientes a las preguntas vinculadas desde la página 3
(autoevaluación) de la encuesta (anexo 1) hasta la página 6 (entorno social).

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Tabla 2
Autoevaluación
CASI CASI
SIEMPRE SIEMPRE NUNCA NUNCA NSNC
1. Dependo más de mí mismo/a que de
otras personas 15% 42% 1% 41% 1%
2. Puedo estar solo/a si tengo que
hacerlo 20% 56% 4% 20% 0%

3. Tengo plena confianza en mí mismo/a


19% 21% 3% 56% 1%
4. No me lamento de las cosas por las
que no puedo hacer nada 11% 13% 10% 65% 1%

5. Cuando planeo algo lo realizo


20% 56% 4% 20% 0%
6. Normalmente soluciono mis
problemas de una manera u otra 15% 42% 1% 41% 1%

7. Suelo percibir en mi vida más lo


desfavorable que lo favorable 13% 68% 4% 15% 0%

8. Algunas veces cumplo con las


obligaciones aunque no quiera 25% 59% 1% 15% 0%

9. Me siento orgulloso/a de lograr lo que


me propongo 71% 25% 1% 2% 1%

10. Cambio mis hábitos poco efectivos


16% 42% 1% 41% 0%
11.Con todos mis defectos y virtudes, he
logrado la aceptación personal 7% 22% 30% 33% 8%

12. Puedo resolver con rapidez los


inconvenientes que se me presenten 20% 56% 4% 20% 0%

13. Cuando te encuentras con


dificultades, ¿tienes el apoyo que 8% 20% 32% 33% 7%
necesitas?

14. ¿Disfrutas con tu familia y amigos? 65% 13% 10% 11% 1%

15. Durante mi vida he cultivado 40% 44% 3% 13% 0%


amistades verdaderas

De los resultados que aparecen en la tabla superior extraemos una serie de


resultados tanto generales como específicos. En cuanto a los resultados generales
encontramos que, en la realización de la encuesta, sólo un mínimo porcentaje de las
personas encuestadas (26 personas) han mostrado desinterés en cuanto a seleccionar la
casilla de “NSNC”. Esto puede darse por dos posibles razones: la primera, que este
determinado colectivo de personas ha sentido cierto pudor a la hora de responder la

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Resiliencia y Envejecimiento

pregunta (a pesar de ser una respuesta anónima) o segundo, que simplemente esas
mismas personas desconozcan su propia respuesta.
Respecto a los resultados más específicos encontramos una gran variedad, desde
claros porcentajes que muestran la total autonomía que tiene este colectivo hasta su
extremo opuesto que muestra una gran dependencia social y emocional. Resultados
como que un 42% de las personas entrevistadas casi siempre dependen más de sí
mismas que de las demás personas de su entorno, o que un 56% de las mismas dicen
poder estar solos casi siempre si han de estarlo en algún momento de su vida nos
demuestra en todo momento el poder de autonomía adquirido como resultado de su
historia de vida. De manera totalmente opuesta nos encontramos porcentajes tales como
que un 56% de las personas entrevistadas casi nunca tienen plena confianza en sí
misma, por lo tanto, se vuelve a mostrar la cara dispar de los resultados. Se entiende
además que el resultado de que un 71% de este colectivo siempre se sienta orgulloso de
lograr lo que se proponen como objetivos o metas de vida puede estar relacionado o
influir de alguna manera en el carácter de estas personas con el resultado de que un 42%
cambia sus hábitos poco efectivos y tiene el don de solucionar sus problemas casi
siempre tanto de una manera como de otra, de forma que esta habilidad para resolver
problemas de manera creativa puede darse gracias a que poseen habilidades que les
permite manejar sus emociones y así poder admitir los posibles fracasos, o no hacer
propios las adversidades del entorno. Otros resultados nos destacan características de
optimismo, autorrealización u obediencia propia: un 56% dice realizar casi siempre todo
aquello que se propone o planea realizar, aunque también un 59% de ellos suelen
realizar sus obligaciones aun no queriendo. Esto es, los dos son altos porcentajes y
suelen involucrar en gran medida a la persona, queriendo o no cumplir con sus
obligaciones o proposiciones. Lo que está claro es que un 65% de ellas siempre se
lamentan si no pueden hacer nada, lo cual muestran una actitud bastante cumplidora y
realizada en sus vidas.
A pesar de los resultados optimistas, destacar como el último porcentaje a
analizar de la página 4 de la parte de “autoevaluación”, que un 68% casi siempre suele
percibir más lo desfavorable que lo favorable en su vida, lo cual causa una
incertidumbre, contradiciendo todos los resultados anteriormente mencionados, ya que
pone al descubierto otra característica más de este colectivo, la negatividad frente a las
posibles adversidades o situaciones desconocidas. Pasando a analizar las tres últimas
filas del cuadro 2 (preguntas 13, 14 y 15) es decir, la página 6 de la encuesta (anexo 1)
relacionada con el entorno social nos encontramos con un colectivo sin apoyo alguno
(un 32% nunca lo tiene y un 33% nunca) en momentos de adversidad o dificultad a
pesar de disfrutar siempre con sus familiares o amistades (65%) o de haber cultivado
amistades verdaderas a lo largo de sus vidas sociales (un 40% siempre y un 44% casi
siempre). Les resulta fácil disfrutar de su entorno social pero no sienten el apoyo
necesario cuando lo necesitan, lo cual tiene sus consecuencias negativas tanto sociales
como psicológicas.

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Entre los factores de riesgo básicos en la decadencia de la calidad de vida de las


personas mayores, además de la baja actividad física y calidad de salud, encontramos
una futura consecuencia de exclusión social o rechazo (aislamiento del entorno social)
por no sentirse acompañado en los momentos difíciles de la vida y tener que
solventarlos individualmente.
Encontramos además situaciones por viudedad o soledad propiciado por el
abandono por parte de los hijos o red familiar. Todos estos factores causan finalmente la
disminución de la calidad de vida de las personas mayores, que han de requerir de
“herramientas resilientes” para afrontar su situación de vejez acrecentada por la baja
calidad en salud.
A continuación, en la página inferior nos encontramos con la última tabla a
analizar (cuadro 3) que nos permitirá conocer las herramientas de empoderamiento de
las personas resilientes (objetivo general del presente trabajo) además de comprobar el
grado de conocimiento de la terminología y la etapa de vida detonante de las
adversidades (objetivos específicos del presente trabajo).

Gráfica 4
Conocimiento del concepto

Como podemos observar, el grado de conocimiento de las personas mayores


sobre la terminología de “resiliencia” es escasa, un 25 de estas han escuchado sobre él,
pero de ellas, sólo un 7% sabría definirlo. Las demás personas (75%) no lo han
escuchado nunca y tampoco sabrían definirlo. Estos datos dejan al descubierto la gran
de necesidad de realizar dicho trabajo y poder dar a conocer el concepto de “resiliencia”
a este determinado colectivo, las personas mayores. Es de gran interés investigar el
origen de la resiliencia, y por ello, en la encuesta se desarrolló y preguntó a los
voluntarios la subpregunta de que, si lo habían escuchado alguna vez, ¿cómo lo
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Resiliencia y Envejecimiento

consideraban a día de hoy, como un don innato o como una práctica aprendida? En los
resultados correspondientes (gráfica 5) podemos observar dichos porcentajes:
aproximadamente un 1% seleccionó la casilla de “NSNC”; un 27% estimado piensa que
se trata de una práctica aprendida; y con un mayor porcentaje (72%) dicen ser un don
innato desde el momento en el que naces; atribución biológica.

Gráfico 5
Concepto como don innato/práctica aprendida

Indiferentemente del conocimiento del concepto, se consideró apropiado y de


gran interés científico conocer la etapa de vida predominante de dicho colectivo donde
se diese a conocer mayormente un cambio en el ciclo de vida (vejez). Los resultados
obtenidos son claros: un 89% de las personas entrevistadas consideran que su vida
cambio considerablemente entre los cincuenta y sesenta y cinco años de edad, es decir,
en la segunda etapa del ciclo de vida humano, la madurez. El resto del porcentaje se
distribuye de manera igualitaria (6% madurez y 6% tercera edad). En ninguno de los
casos las casillas de juventud (18-35 años) y no sabe no contesta (NSNC) fueron
seleccionadas.
A la hora de preguntar sobre el tipo de carácter propio, la balanza de los
resultados se inclina más hacia un tipo de carácter que depende del problema al que se
vea expuesta la persona (50%), es decir el otro 50% restante se encuentra distribuido
entre un tipo de carácter positivo, donde todas las cosas tienen un lado bueno (30%) o
un carácter negativo, donde primero es mejor verlo todo negro para así no

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decepcionarte. En ningún caso, las personas entrevistadas se decantaron por la casilla


“NSNC”, lo cual implica un grado alto de interés sobre su autopercepción.
Llegados a este punto del conocimiento propio de este colectivo de personas
mayores, se muestran las respuestas correspondientes a la última pregunta de la página 7
de la encuesta (anexo 1), es decir, uno de los núcleos claves y principales del proyecto,
las herramientas de empoderamiento.

Tabla 3
Herramientas de empoderamiento
¿QUÉ HERRAMIENTA/S EMPLEASTE PARA RESULTADOS
AUTOEMPODERARTE? (en porcentajes)

Autoestima 26
Empatía 17
Autonomía 24
Humor 14
Creatividad 11
*Otra respuesta... 8
Nota. *Del 8% de las personas entrevistadas que seleccionaron la
opción de otra respuesta se recogieron herramientas de empoderamiento
complementarias a las demás mencionadas. Entre ellas encontramos los
talleres mindfulness, optimismo, flexibilidad o tenacidad.
Fuente: Elaboración propia

Las personas resilientes, sin ser conscientes de ello llevan a la práctica


métodos resilientes como los talleres mindfulness, teniendo la capacidad de ver el
pasado como un ayer sin culpabilidad, similar a un futuro sin incertidumbres o dudas.
Tienen la capacidad de aceptación personal en el presente disfrutando así de los
pequeños detalles de la vida. Además, gozan de una aptitud optimista, teniendo un
punto objetivo de la vida y sus alcances. Consideran que, a pesar de tener un mal día, el
mañana podrá ser mejor aún. En cuanto a la flexibilidad, las personas resilientes adaptan
los planes sin cerrarse a un cambio y pueden optar por cambiar las metas si es necesario.
Por último, son personas con una personalidad tenaz, es decir, tienen una percepción de
lucha bastante firme como parar conseguir todo lo que se proponga.
Respecto a las herramientas mencionadas en la tabla superior (cuadro 3), se
puede comprobar que las personas mayores parecen haber transformado positivamente
sus emociones (sublimación) mediante herramientas basadas en el humor o la
creatividad, y haber tomado conscientemente las decisiones (24% autonomía) para
disminuir así los problemas en salud y poder controlar mejor la situación.

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Discusión

En relación con el resultado mayoritario y femenino de las personas entrevistadas,


Artal-Sanz y Tavernarakis (2009) exponen que el sexo femenino vive más años que el
masculino debido a la acumulación de mutaciones perjudiciales en el ADN
mitocondrial, hallado solo en vías maternas; para Zetina (1999), estas consecuencias se
deben a los cambios demográficos de la población española.
Otro aspecto a resaltar, es que resulta bastante preocupante el porcentaje de
mayores que viven en soledad; para Yanguas et al (2018), esta influye en múltiples
dimensiones, como por ejemplo en la salud física, donde el funcionamiento vascular
empeora, produce hipertensiones (tensión arterial alta), provoca estrés, obesidad,
problemas del sistema inmune y reduce la capacidad funcional entre otras, pero también
en la salud psicológica, desde episodios depresivos, problemas de salud mental, visual,
memoria, funciones ejecutivas, incluso el aumento de la mortalidad.
Como respuesta de dichos resultados, destacar la gran relevancia que conlleva la
realización de la actividad física para el buen mantenimiento óptimo de salud de las
personas mayores, además de servir de ayuda como una herramienta de prevención
frente a la mortalidad prematura. El desarrollo adecuado de la actividad física en
personas mayores ayuda a paliar los pensamientos negativos y aumentar los positivos
(Salinas, Kamal y Viciana, 2010). De la misma manera, De la Revilla y Espinosa (2003)
exponen que un determinado enfoque familiar en el campo de la atención a las
enfermedades forma parte de un movimiento intelectual y tecnológico. Adicionalmente,
(Ramos, 2002) defiende la importancia de gozar de buena salud, estar dotado de
habilidades funcionales que hagan valerte por ti mismo, disponer de recursos
económicos como es una buena pensión y/o renta, una buena vivienda, mantener buenas
relaciones sociales en cuanto a familia y círculo de amistades y encontrarse satisfecho
con la vida y sobre todo con uno mismo en la vida que ha elegido y forjado.
Otros autores, como Saavedra y Varas (2013) estiman relevante pertenecer o no
a un grupo o a una red social en esta etapa de vida; esta sensación de red social les
genera ocasiones de aprendizaje en convivencia, de ayuda mutua, incremento afectuoso
y sobre todo les ayuda a generarse una autopercepción positiva de sí mismo.
Según exponen Medina y Carbonel (2006), las personas mayores son cada día
más rehaces a realizar acciones que estén relacionadas con la acción voluntaria; se da
más en los medios urbanos que en los rurales y el número de mujeres supera al de los
hombres. Cuando estos las desempeñan se comportan con más autoestima, generando
una mayor calidad de vida, ya que se sienten bien realizando estas acciones que pueden
servir de gran ayuda a segundas y terceras personas. Este fenómeno se puede comprobar
con el exitoso resultado que se ha obtenido con la elaboración y distribución de las
encuestas a dicho colectivo.

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Muchas de las investigaciones enfocadas en estas patologías (sentimientos


negativos) y por consiguiente en las emociones negativas que las causan, se han
planteado actualmente a su estudio centrado en una atención aún mayor en las
emociones positivas. Esto es, al parecer el optimismo multiplica estas emociones que a
su vez causan beneficios en el bienestar y salud de la persona que las emplea. Así pues,
los estudios han evidenciado que poseer una filosofía propia optimista reduce el riesgo
de contraer enfermedades cardiovasculares y beneficia al sistema inmunológico (Puig y
Rubio, 2013).
Adicionalmente, algunos autores la definen como “una característica psicológica
disposicional que remite a expectativas positivas y objetivos de futuro” (Peterson y
Bossio, 1991; Screiner y Carver, 1993), es decir, empiezan a estimarlo como una
característica de la personalidad ya que se muestra bastante firme a lo largo de la vida.
Algunos de los efectos que producen las emociones según Puig y Rubio (2013)
pueden darse en situaciones cuando nuestro estado de ánimo es bueno, las personas
somos menos críticas con nosotras mismas y con nuestro entorno social; cuando
sentimos un estado de alegría nuestro cerebro rescata aquellos recuerdos buenos que
consiguen prolongar y consolidar nuestro bienestar; dichos estados de ánimo positivos
hacen que nuestra personalidad sea más flexible frente a las situaciones además de
mostrarnos más creativos e imaginativos, y por último, la manera en que respondemos y
tomamos decisiones es más rápida y más acertada.
Ahora bien, en cuanto a un individuo con una personalidad resiliente, Puig y
Rubio (2013), afirmaban que esta personalidad podría entenderse como un conjunto de
rasgos firmes, bien en forma de rasgos innatos o como rasgos adquiridos mediante
prácticas llevadas a cabo por el individuo, lo cual van a definir sus comportamientos. De
esta manera, el patrón de dicha personalidad firme en el tiempo se basa en una serie de
actitudes o de acciones que de alguna manera sirven de ayuda en la transformación de
las situaciones adversas que causan estrés y enfermedades en las personas mayores, a
convertirlas en situaciones que ofrecen oportunidades de autocrecimiento en la vida. Se
confirma así la pregunta de la encuesta (anexo 1) en cuanto a una personalidad resiliente
aprendida a lo largo de nuestra vida o como innata, desde el momento en que nacemos y
adquirimos rasgos biológicos.
Finalmente, como se ha comprobado, resulta frecuente encontrar valores
ausentes en alguna variable de la encuesta (“no sabe, no contesta”). Para mejorar el
ajuste de la estimación resultaría interesante investigar otras posibles variables para
incluirlas posteriormente en los cuestionarios con el objetivo de predecir de manera más
clara los resultados (Mallou, 1998).

Conclusiones
Resulta complejo enmarcar a una persona como resiliente ya que, si nos
ponemos a pensar en las situaciones donde nos hemos dotado de fuerza para superar los
problemas, todos hemos sido cómplices de la resiliencia. Lo cual, podemos decir que es

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la culpable de moldear nuestra personalidad a lo largo de nuestra historia de vida, y en


este caso, a lo largo de nuestra última etapa.
Para hacernos mayores de forma positiva es imprescindible gozar de salud, tanto
física como mental. También se ha comprobado cómo el círculo familiar que rodea al
adulto destaca como factor principal, enfocado al amor propio, familiar y social.
Por otra parte, hemos visto que mantener una actitud positiva frente las
adversidades es posible incluso sin ser innata y que las personas mayores tienen el
suficiente conocimiento de sus capacidades y limitaciones. Se considera un arma de
fuego esencial en sus vidas ya que al conocer sus puntos fuertes y débiles pueden
crearse un boceto propio con una serie de fines más objetivos en tanto a sus propósitos
de vida, sueños o metas, o incluso saber con qué recursos cuentan para alcanzarlos.
Adicionalmente, son personas creativas, usando así su creatividad para reutilizar
cualquier hilo suelto de vida y poder convertirlo en un abrigo que le sea útil para las
adversidades; tienen plenamente confianza en sus capacidades, controlando la necesidad
de pedir ayuda a profesionales o de la necesidad de trabajar en equipo si es posible.
Por otro lado, la resiliencia les aporta a las personas mayores resilientes una
herramienta esencial, la empatía, considerada como una aptitud primordial hacia los
demás, es decir, ponernos en el lugar de la persona que tenemos delante y poder
comprender sus actuaciones, tanto como si nos ocurriese a nosotros mismos.
Por si fueran pocas habilidades, este colectivo goza de una actitud positiva y se
rodea de gente similar a ellos, cultivando amistades reales, aunque se ha comprobado
que a la hora de necesitar de ese entorno social frente a las adversidades no se goza de
su ayuda. Es por situaciones así que han de enfrentarse a la vejez con humanos, como el
ciclo de vida vital propio que toca vivir, aprendiendo siempre de las piedras que puedan
encontrarse por el camino viéndolas como un posible cambio positivo.
En suma, durante todo el proyecto se ha observado la fuerza que tiene el
desarrollarnos una autoestima propia, crearnos unas metas y unos objetivos realistas y
alcanzables para así poder sentirnos más felices en nuestro día a día, tanto con nosotros
mismo como con el entorno social y familiar que nos rodea. La realización de dicho
proyecto se realizó durante los meses de confinamiento impuestos por el estado de
alarma del Gobierno por motivos del Covid-19, lo cual supone que realizar la encuesta
los llevó a distraerse o evadirse de la situación que estas personas mayores están
sufriendo. Considero que ahora más que nunca es el momento de que este colectivo
emplee sus propias herramientas resilientes para poder superar esta adversidad y salir
victoriosos de ella, ya que está teniendo unas consecuencias terribles para ellos desde
sociales hasta mentales, desde la soledad, la depresión, episodios de ansiedad o incluso
la muerte producida por la pandemia. En este sentido, la actual situación en la que nos
encontramos y en la que nos ha colocado el Covid-19 podría traducirse de manera
resiliente en estas personas que gracias a sus habilidades positivas van a poder
conseguir la aceptación de que debemos hacer frente a una pandemia mundial, que han
de adquirir nuevos significados a su existencia frente a estos inminentes cambios, y que
han de dar paso a sus habilidades creativas y resilientes para poder generar soluciones

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ante dicha situación adversa presente y posiblemente futura, ya que es posible que sea
prolongable en el tiempo.
Finalmente, se han logrado cumplir todos los objetivos del presente proyecto,
desde el objetivo general, donde se han conocido las principales herramientas de
empoderamiento usadas por las personas mayores en situaciones de adversidad hasta los
objetivos más específicos. Las personas mayores no han escuchado la palabra de la
terminología y tampoco saben definirla, lo cual ha demostrado la importancia de dicho
trabajo. Así pues, se ha descubierto que aún sin conocer la palabra y su respectivo
significado, este colectivo de personas mayores ha empleado y emplea tales
herramientas, es decir, son personas resilientes que, durante la etapa predominante de
adversidades, como hemos visto que es en la madurez (50-65 años) causada
posiblemente por aspectos económicos, sociales o de salud, han desarrollado estas
propias capacidades positivas que no enmarcaban conceptualmente. Además, mencionar
que gracias al proyecto se ha dado a conocer así el ámbito de la tercera edad y las
situaciones que acarrean el paso de los años, desde situaciones problemáticas y
negativas hasta situaciones marcadas por una vida que goza de salud, un buen entorno
social y, sobre todo, de “resiliencia”.

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