Apelacion Darsy Corregida

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CIUDADANO

JUEZ SEXTO EN FUNCIONES DE CONTROL DEL CIRCUITO JUDICIAL PENAL DEL


ESTADO ANZOÁTEGUI
SU DESPACHO. -

RECURSO DE APELACIÓN
ASUNTO: BP01-P-2022-001592 TRIBUNAL SEXTO DE CONTRO DEL CIRCUITO
PENAL DEL ESATADO ANZOATEGUI

Nosotros, EDGARDO LUIS MATA PACHECO y DANIEL JOSE HERNANDEZ,


venezolanos, mayores de edad, titulares de la cédula de identidad N° V-7.224.892, y V-
8.236.633, respectivamente e inscritos en el Inpreabogado bajo los numerales 48.570, y
137.979, también respectivamente, con domicilio procesal en la avenida Jorge Rodríguez,
Centro Comercial “Vista Mar”, Piso 1, local 39-B, de Lechería, en el estado Anzoátegui,
teléfono 0424-8668345 y correo electrónico [email protected]
respectivamente, en nuestra condición de DEFENSORES DE CONFIANZA la
ciudadana, DARSY YONELI PEÑA, venezolana, mayor de edad, titular de la cedula de
Identidad N° V-11.467.981 y de este domicilio, siendo que se le sigue causa penal por
ante ese Tribunal bajo el N° BP01-P-2022-001592 , por el delito indicado en el
expediente In Comento nos dirigimos a usted en la oportunidad de exponer y solicitar:

FORMALIZACIÓN DEL RECURSO DE APELACIÓN

Vista la realización de la Audiencia Preliminar en fecha 10 de septiembre de 2024 la cual


se efectuó con motivo de la acusación fiscal emanada del Ministerio Público a través de la
FISCALÍA PRIMERA DEL ESTADO ANZOÁTEGUI dónde acusó formalmente a nuestra
representada, previamente identificada por la presunta comisión del delito de
APROPIACIÓN INDEBIDA SIMPLE, previsto y sancionado en el artículo 466 DEL
CÓDIGO PENAL y donde se observó la decisión del Tribunal Sexto de Control luego de
oídas las argumentaciones tanto de la fiscalía del Ministerio Público, de la presunta
víctima, de la acusada y de la defensa.

Acudimos a los fines de interponer y formalizar RECURSO DE APELACIÓN en


contra del pronunciamiento realizado por esta Instancia en la Audiencia Preliminar en
fecha 10 de septiembre de 2024, y publicada en extenso en Sentencia del 10 de
septiembre del año en curso, de conformidad con lo establecido en lo dispuesto en el
artículo 439 del Código Orgánico Procesal Penal y estando dentro del plazo legal
establecido en el artículo 440 Ejusdem, ya que la decisión referida carece de los
FUNDAMENTOS que requiere la Ley y donde existen evidente omisiones de ORDEN
PÚBLICO con respecto a las obligaciones que el Juez de Control debió observar y ejercer
en la referida Audiencia Preliminar; a lo cual pasamos de seguidas a FUNDAMENTAR el
referido Recurso en los siguientes términos estando en la oportunidad procesal para ello:
LOS ANTECEDENTES

En fecha 12/04/2023 el ciudadano ALFREDO GIL MOLINA presentó ante la FISCALÍA


PRIMERA DEL MINISTERIO PÚBLICO denuncia contra nuestra patrocinada por una
miríada de delitos donde supuestamente, luego de 26 años de matrimonio y de las
investigaciones realizadas por el Ministerio Público fue imputada por los delitos de
ESTAFA Y APROPIACIÓN INDEBIDA. Luego de una serie de diligencias y actuaciones
realizadas por el órgano fiscal se produjo la AUDIENCIA DE IMPUTACIÓN donde el
TRIBUNAL SEXTO EN FUNCIONES DE CONTROL EL CIRCUITO PENAL DEL
ESTADO ANZOÁTEGUI desestimó el delito de ESTAFA en virtud de que no existían
elementos de convicción y probanza suficientes para la imputación del mismo, siéndole
otorgado al Ministerio Público en dicha audiencia un lapso de 60 días para la culminación
de la investigación por el delito de APROPIACIÓN INDEBIDA para la continuación del
proceso de denuncia formulada e imputado. En ese período la presunta víctima
presentando una serie de escritos que catalogamos como BASURA PROCESAL dado
que no aportaban absolutamente ningún elemento distinto a una posición personal que el
mismo tenía o tiene contra nuestra representada y abarrotó de dichos elementos al
Ministerio Publico y Tribunal de la causa, a lo cual esta DEFENSA TÉCNICA hizo
observación además de solicitar ciertas actuaciones por parte del Ministerio Público tales
como el interrogatorio de testigos, que efectivamente fueron tomadas, no así otras que
considerábamos importantes dada la naturaleza del delito precalificado en la audiencia de
imputación como era el de APROPIACIÓN INDEBIDA SIMPLE toda vez que el ciudadano
ALFREDO GIL MOLINA indicaba que había sido objeto de este delito sobre bienes que
pertenecían a una COMUNIDAD DE GANANCIALES que mantuvo con la ciudadana
DARCY PEÑA ALTUVE y donde jamás presentó si quiera una factura, nota de entrega o
cualquier documento que acreditara la propiedad exclusiva de este ciudadano como un
bien propio (elemento este imprescindible) ajeno a la comunidad conyugal. Muy al
contrario de lo que normalmente se estila en estas situaciones el Ministerio Público tomó
como válida UNA LISTA suministrada por este ciudadano sin ningún soporte que
respaldase que fuesen bienes propios y no comunes a dicha comunidad y que siquiera
demostrase su existencia.

La defensa consideró que con estos elementos el Ministerio Público, dada la precariedad
del elemento probatorio, además de evidentemente ser posiblemente bienes también
pertenecientes a la ciudadana DARSY PEÑA en vista de lo que indica la comunidad
conyugal en el artículo 1478 del CÓDIGO CIVIL que refiere que entre marido y mujer
coma si no hubiera convención en contrario son comunes de por mitad las
ganancias o beneficios que se obtengan durante el matrimonio, asombrándonos
poderosamente que en fecha 17/07/2024 el Ministerio Público a través de la Fiscalía
Primera del estado Anzoátegui formalizó imputación contra la ciudadana DARSY PEÑA
por el delito de APROPIACIÓN INDEBIDA SIMPLE de conformidad con el artículo 466
del Código Penal vigente.
La audiencia en cuestión para la fase intermedia, es decir audiencia preliminar se produjo
el 10/09/2024 con la presencia de las partes y la representación del Ministerio Público
dónde debemos acotar que previamente esta DEFENSA TÉCNICA había presentado
escrito contentivo que excepciones en fecha 4 de septiembre de 2024, en virtud de
considerar y donde se exponía que la naturaleza intrínseca del delito previsto en el
artículo 466 del CÓDIGO PENAL en su parte in fine que indica DE MANERA
INDUBITABLE QUE ÉSTE ES UN DELITO QUE DEBE SER CONOCIDO POR LA
JURISDICCIÓN PENAL POR ACUSACIÓN DE PARTE AGRAVIADA, y expusimos como
mención expresa que no le es dada la facultad al ciudadano Juez de Control admitir una
acusación de esta naturaleza, a lo cual conforme al artículo 28 LITERAL E DEL CÓDIGO
ORGÁNICO PROCESAL PENAL y argumentos de la sentencia de la SALA DE
CASACIÓN PENAL NÚMERO 1303 DEL 20 DE JUNIO DE 2008 procediera como punto
previo a la celebración de la audiencia DECLARARÁ INADMISIBLE LA ACUSACIÓN
FISCAL por parte del Ministerio Público en virtud de que las características intrínsecas de
este delito son a instancia de parte y por consiguiente la legitimación activa no le
corresponde a la vindicta pública.

No obstante, convocadas las partes para el día 10 de septiembre 2024, como hemos
expuesto, se celebró la audiencia preliminar donde el TRIBUNAL SEXTO DE CONTROL
luego de cómo denunciamos indicó que el punto previo presentado por la DEFENSA
TÉCNICA lo declaraba inadmisible en virtud de un concepto de extemporaneidad aducido
en la presentación del escritor previamente referido y admitió también las pruebas
presentadas por el ciudadano ALFREDO GIL, las cuales por cierto fuera de las
actuaciones de los funcionarios policiales actuantes, sólo se corresponde a sus dichos y
fotocopias de documentos de bienes que sí efectivamente pertenecían a la comunidad
conyugal en algunos de ellos, además de un listado a mano alzada realizada por él sin
ningún soporte de acreditación de propiedad que muchos de ellos fueron desconocidos
por nuestra representada en virtud de que el simple dicho de la seudo víctima sin las
probanzas correspondientes generan una situación de incertidumbre magna que no se
corresponde a lo que normalmente debe ser nuestra máxima en los procesos penales el
que alega debe probar y el ciudadano ALFREDO GIL MOLINA no probó nada.

La inadmisibilidad del punto previo a la celebración de la audiencia tenía como objetivo no


solamente alertar desde el la visión de la defensa en cuanto a la inadmisibilidad por falta
de legitimación del Ministerio Público, sino también conforme a lo indicado en el artículo
264 del CÓDIGO ORGÁNICO PROCESAL PENAL cual es requerir del ciudadano JUEZ
DE CONTROL ejerciera el CONTROL MATERIAL EN EL PROCESO toda vez que es la
disposición que se estaba analizando y que se estaba abordando en el punto en
referencia es de ORDEN PÚBLICO y considera esta Defensa que el Juez de Control
omitió dicha normativa y por consiguiente violentó un procedimiento de ORDEN
CONSTITUCIONAL relativa al DEBIDO PROCESO prevista en el artículo 49 de nuestra
CARTA MAGNA, situación esta que advertimos en varias oportunidades ya que el
ciudadano Juez de Control es un GARANTISTA DE LA CONSTITUCIÓN EN PRIMERA
INSTANCIA y él al desechar la aplicación privilegiada del DEBIDO PROCESO con
respecto a la admisión de un DELITO DE INSTANCIA DE PARTE AGRAVIADA dándole
características de DELITO DE ACCIÓN PÚBLICA violenta de manera flagrante LA
OBSERVANCIA DEL ORDEN PÚBLICO con respecto a la aplicación normativa en
cuestión así como deja de observar la aplicación privilegiada de la Constitución Nacional
en cuanto al debido proceso.

Fundamentalmente el legislador ha dado al Juez de Control toda la dirección desde el


principio del procedimiento hasta su fase intermedia, para ello se han desarrollado ciertas
facultades a nivel legal que le permiten desempeñar su competencia, siendo este
responsable en líneas generales de que todos los intervinientes en estas fases del
proceso desarrollen su actuación con estricto apego a la NORMA CONSTITUCIONAL Y A
LAS NORMAS LEGALES, esto para que puedan los justiciados gozar de GARANTÍAS
CONSTITUCIONALES como el derecho a la defensa y el DEBIDO PROCESO,
otorgándole las más amplia de las facultades para subsanar cualquier elemento que
dentro del derecho pudiese estar mal implementado o mal acordado teniendo como norte
la aplicación de la CONSTITUCIÓN NACIONAL DE LA REPÚBLICA BOLIVARIANA DE
VENEZUELA y especialmente el hecho de NO SUBVERTIR EL ORDEN PÚBLICO, dado
que tal como se refleja en el ACTA DE AUDIENCIA PRELIMINAR CON AUTO
APERTURA DE JUICIO de fecha 10 de septiembre de 2024 el Juez de Control legisló al
darle una connotación distinta al artículo 466 del CÓDIGO PENAL y donde nosotros
advertimos tanto en el escrito de fecha 04/09/2024 así como en sala que al ser exclusivo
el sujeto activo que puede iniciar en el delito de APROPIACIÓN INDEBIDA SIMPLE, es
decir a INSTANCIA DE PARTE AGRAVIADA excluye totalmente al Ministerio Público y
por ende la LEGITIMACIÓN ACTIVA NO ES ATRIBUIBLE A LA VINDICTA PÚBLICA por
lo cual el Juez de Control debió, más allá de la extemporaneidad que puede aducir con
respecto al escrito presentado y ya identificado, declarar INADMISIBLE de igual forma la
acusación para que sea la parte agraviada la que denuncie, instaure y pruebe lo
conducente.

La Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela, ha establecido la


definición del Control formal de la acusación en los siguientes términos:

“Es el caso que el mencionado Control comprende un aspecto formal y otro material o
sustancial, es decir, existe un Control formal y un Control material de la acusación.

En el primero, el Juez verifica que se hayan cumplido los requisitos formales para la
admisibilidad de la acusación –los cuales tienden a lograr que la decisión judicial a dictar
sea precisa-, a saber, identificación del o de los imputados, así como también que se
haya delimitado y calificado el hecho punible imputado.”

El segundo, implica el examen de los requisitos de fondo en los cuales se fundamenta el


Ministerio Público para presentar la acusación, en otras palabras, si dicho pedimento
fiscal tiene basamentos serios que permitan vislumbrar un pronóstico de condena
respecto del imputado, es decir, una alta probabilidad de que en la fase de juicio se dicte
una sentencia condenatoria; y en el caso de no evidenciarse este pronóstico de condena,
el Juez de Control no deberá dictar el auto de apertura a juicio, evitando de este modo lo
que en doctrina se denomina la “pena del banquillo”.

Resulta claro que el Control material de la acusación consiste en una “valoración de


probabilidad” que realiza el Juez de Control. Esta valoración de probabilidad es
netamente objetiva y fundamentada en los basamentos de la acusación, en otras
palabras, el material probatorio aportado por el despacho fiscal, aunque no se realiza esta
valoración de probabilidad aislada sobre el ofrecimiento de medios probatorios, tal como
lo sigue explicando el máximo tribunal en la sentencia:

“En lo que se refiere a la audiencia preliminar, debe destacarse que es en ésta donde se
puede apreciar con mayor claridad la materialización del Control de la acusación, ya que,
en la misma, es donde se lleva a cabo el análisis de si existen motivos para admitir la
acusación presentada por el Ministerio Público y la de la víctima, si fuere el caso.

En este sentido, en esta audiencia se estudian los fundamentos que tomó en cuenta el
Fiscal del Ministerio Público para estimar que existen motivos para que se inicie un juicio
oral y Público contra el acusado, realizando el Juez el mencionado estudio, una vez que
haya presenciado las exposiciones orales de las partes involucradas en el proceso
penal».

(Sentencia 1303/2005 de la Sala Constitucional)

Este criterio no es solo compartido por la Sala Constitucional sino también por la doctrina,
tal y como lo determina ROXIN, Claus. Derecho Procesal Penal. Traducción de la 25ª
edición alemana. Editores del Puerto. Buenos Aires, 2000, p. 347:

“La importancia principal del procedimiento intermedio reside en su función de Control


negativa: discutiendo la admisibilidad y la necesidad de una persecución penal posterior
por un Juez independiente o por un tribunal colegiado en una sesión a puertas cerradas,
se pretende proporcionar otra posibilidad de evitar el juicio oral, que siempre es
discriminatorio para el afectado. (…)

Por otra parte, la importancia del procedimiento intermedio reside en que, una vez
comunicada la acusación, el imputado recibe nuevamente la posibilidad de influir en la
apertura del procedimiento principal a través de requerimientos de pruebas y objeciones.”

Es evidente entonces que en los numerales 2,3,4 y 9 del artículo 313 del Código Orgánico
Procesal Penal se encuentra establecida la forma de aplicación del Control material de la
acusación fiscal, pudiendo el Juez, de acuerdo al contenido del escrito, decidir
dependiendo de cada circunstancia en específico.

 Admitir, total o parcialmente, la acusación del Ministerio Público o de él o la


querellante y ordenar la apertura a juicio, pudiendo el Juez o Jueza atribuirle a los
hechos una calificación jurídica provisional distinta a la de la acusación Fiscal o de
la víctima.
 Dictar el sobreseimiento, si considera que concurren algunas de las causales
establecidas en la ley.

 Resolver las excepciones opuestas.

 Decidir sobre la legalidad, licitud, pertinencia y necesidad de la prueba ofrecida


para el juicio oral.

Enumerados en el abanico de decisiones disponibles para el Juez de Control en caso del


ejercicio del Control material de la acusación debemos destacar el establecido en el
numeral 9 del artículo 313, esto debido a que el Juez tiene plena potestad decisoria al
momento de realizar una valoración sobre la legalidad, licitud, pertinencia y necesidad de
una prueba ofrecida, criterio de igual forma establecida por la Sala Constitucional:

“Respecto de tal afirmación, la Sala debe señalar que, de conformidad con la


jurisprudencia supra, el Código Orgánico Procesal Penal no establece una prohibición
absoluta, al Juez de Control, de que falle sobre las cuestiones que son propias del fondo
de la controversia.

Lo que prohíbe la referida ley es que el Juez de las fases preparatoria e intermedia
juzguen sobre cuestiones de fondo que son propias y exclusivas del juicio oral.

DE ALLÍ QUE EN MATERIAS COMO LA PERTINENCIA, LEGALIDAD Y NECESIDAD


DE LA PRUEBA, LAS EXCEPCIONES RELATIVAS A LA EXTINCIÓN DE LA ACCIÓN
PENAL (PRESCRIPCIÓN DE LA ACCIÓN Y COSA JUZGADA), EL SOBRESEIMIENTO
(ATIPICIDAD DE LOS HECHOS QUE SE INVESTIGAN, CONCURRENCIA DE UNA
CAUSA DE JUSTIFICACIÓN, DE INCULPABILIDAD O DE NO PUNIBILIDAD, LA
EXISTENCIA DEL HECHO OBJETO DEL PROCESO O LA NO ATRIBUIBILIDAD DEL
MISMO AL IMPUTADO), SON INDISCUTIBLEMENTE, MATERIAS SUSTANCIALES O
DE FONDO SOBRE LAS CUALES EL JUEZ DE CONTROL TIENE PLENA
COMPETENCIA PARA LA VALORACIÓN Y DECISIÓN.” (SUBRAYADO NUESTRO)

(Sentencia 2381/2006 de la Sala Constitucional) (Subrayado Nuestro)

Estas consideraciones son importantes desde el punto de vista jurisprudencial y desde el


punto de vista doctrinario toda vez que no se está objetando en este escrito la posibilidad
de que el Juez pueda desestimar alguna excepción bien por infundada o bien por ser
presentada extemporáneamente, pero no le es permitido como hemos indicado subvertir
el orden Público procesal. Esto traería como consecuencia de ser un hecho convalidado
por esta Corte que entonces desde el punto de vista estrictamente procesal podría un
particular a su vez intentar acciones que son exclusivamente atribuibles en su
persecución al Ministerio Público, de esta manera y de acuerdo al criterio que manejó el
JUEZ DE CONTROL SEXTO de este Circuito Penal cualquier delito que sea
intrínsecamente atribuible a un sujeto activo como accionante podría ser iniciado por
cualquiera de las partes involucradas normalmente en un proceso de acción penal es
decir la víctima o el Ministerio Publico.
Prueba de estos argumentos que presentamos respecto al Control material que debió
dispensar el Juez en la audiencia del 10/09/2024 son los propios dichos de la víctima toda
vez que hace referencia a una serie de expedientes identificados BP01-P-2022-0011592;
BP02-F-2022-00800; BP02-R-2024-005100 y BP02-R-2024-000012, Estos 3 últimos por
cierto, correspondientes a un proceso de partición de comunidad de gananciales que está
llevando la circunscripción civil de este estado y que versan justamente sobre el derecho
de partición que los cónyuges tienen sobre los bienes comunes, por lo cual dentro de la
lógica unidad que debe privar en estos casos evidentemente no podría haber una
apropiación indebida de un bien que es común y que puede ser administrado por ambos
cónyuges, siempre negando que los dichos de esta seudo víctima que ha querido
manipular el sistema de justicia sean ciertos. Es importante indicar qué ab initio el
Ministerio Público debió desestimar si quiera imputar delitos en este aspecto toda vez que
al tratarse de asuntos de tipo patrimonial comunitario solamente la jurisdicción civil podía
conocer o bien por vía de partición o bien por vía de fraude a la comunidad conyugal, si
fuese el caso y excluir como le es prohibido expresamente la utilización de la vía penal
como medio coercitivo para lograr ciertos objetivos y de esto hicimos advertencia también
al Juez de Control como podrá evidenciarse en el contenido de la exposición que hizo
específicamente el ABOGADO EDGARDO MATA cuando dice y transcribimos
textualmente del acta del 10/09/2024 lo siguiente:¨… que indica que los supuestos
bienes eran de una comunidad conyugal que posteriormente se disolvió, lo cual
nos lleva en base a la lógica unidad de lo planteado eran copropiedad de estos
ciudadanos y esto nos lleva a un punto en cuanto al ámbito penal utilizado para
resolver asuntos de tipo civil, hago observar al Juez entre los medios de prueba
ofrecidos por el Ministerio Público, solo indica un listado de bienes hechos por el
ciudadano ALFREDO GIL nunca aportó siquiera una factura un documento o algún
contrato que determinara que la propiedad era exclusivamente de él y que le fue
entregado a Darsy Peña con el objeto de ser devuelta, y es allí cuando se configura
la apropiación indebida el ciudadano ALFREDO GIL mencionó en su exposición
sendos expedientes que se encuentran en la jurisdicción civil por un proceso de
partición de comunidad conyugal donde pretendió a su vez incluir estos bienes, y
que no fueron admitidos por el tribunal por extemporaneidad y falta de
determinación de la propiedad indicada lo cual evidencia que utilizó al estado
venezolano para falsear a través de un proceso penal lo que debió resolver la
instancia civil, ratificamos que es necesario que el tribunal en sus funciones de
Control más allá de las diligencias practicadas por el Ministerio Público que en
nuestra opinión no existió lo correspondiente a determinar la propiedad de los
bienes que hace referencia GIL, y dadas las condiciones específicas intrínsecas de
quien detenta la acción penal en el caso del artículo 466 del Código Penal declara
inadmisible la acusación por el principio de procebilidad…¨

Es sumamente importante esta última acotación para consideración de quien debió


ejercer el Control material de la acusación presentada por el Ministerio Público, toda vez
que es evidente que al tratarse de bienes que pudiesen ser comunes a una comunidad de
gananciales la vía penal no era la indicada para ello toda vez que el denunciante tenía en
su haber las acciones idóneas, en caso de haberse lesionado algún derecho que en
nuestra opinión no lo hubo, y hacer valer lo que corresponde en esa instancia judicial.

Lo que correspondía al Ministerio Público que también hicimos advertencia en la


audiencia de imputación, así como en la audiencia preliminar era lo conducente y era
desestimar la investigación y posterior acusación en virtud de la prohibición expresa de
utilizar la vía penal para dilucidar asuntos del ámbito civil, y esto trajo como consecuencia
y nos referimos a esta y inobservancia a presentar una acusación sin mayores elementos
probatorios que garanticen un pronóstico de condena en juicio y que además le es
expresamente prohibido por la naturaleza intrínseca del delito de apropiación indebida
simple contemplada en el artículo 466 del Código Penal venezolano.

Indicó claramente Nuestro Tribunal Supremo de Justicia con respecto a la Mínima


Intervención en Sentencia emanada de LA SALA DE CASACIÓN PENAL DE FECHA 23
DE MAYO DE 2024, EXPEDIENTE C24-184 CON PONENCIA DE LA MAGISTRADA
ELSA JANETH GÓMEZ MORENO los siguiente: ¨… No obstante de la desestimación
declarada, en resguardo al debido proceso, la tutela judicial efectiva, el acceso a la
justicia, así como a la uniforme interpretación y aplicación, esta Sala de Casación Penal,
considera oportuno, hacer las siguientes consideraciones, cuando los sujetos procesales
que intervienen en los procesos relacionados a la falta de cumplimiento de contratos,
actuando como deudor y acreedor, pretenden usar la jurisdicción penal, para dirimir
hechos que son de carácter meramente civiles. Ante el incumplimiento de
las obligaciones contractuales o extracontractuales, lo ajustado a derecho es que el caso
sea judicializado estrictamente por la jurisdicción civil o mercantil, prescindiendo de la
mala praxis de usar los mecanismos procesales penales, generando así, no solo
terrorismo judicial, sino además una desnaturalización del proceso, al pretender
impulsar una pretensión por una vía que no es la correcta.

Sobre el particular, referido a la intención de utilizar ilícitamente al sistema de


justicia penal como medio para buscar solventar asuntos de naturaleza civil o mercantil, el
Ministerio Público, como titular de la acción penal y detentando el “ius puniendi” conforme
a la Circular N°. DFGRDGSJ-3-016-2021, de fecha 23 de septiembre de 2021, se ha
pronunciado tajantemente acerca de la prohibición de usar al ente Fiscal, como medio de
coacción en causas distintas a las materias de su competencia. En tal sentido, el
aludido documento normativo, suscrito por el Fiscal General de la República, sostiene
que: “Lo expresado tiene especial importancia en materia de delitos con contenido
patrimonial (estafas, fraudes en general, apropiación indebida, etc.), pues en
muchos casos no se está frente a una causa penal sino ante obligaciones civiles o
mercantiles, que se pretenden resolver utilizando el proceso penal como medio de
coacción…”.

Siendo además ratificado lo anterior por el Ministerio Público, en fecha 28 de junio de


2022, en Circular N°. DFGR—3-015-2022, donde indica los escenarios en los cuales los
usuarios pretenden usar al Ministerio Público para casos que no revisten carácter penal,
señalando expresamente ‘el caso que nos encontremos con los supuestos de rendición
de cuentas (…)’ como un supuesto que corresponde a una naturaleza distinta a la penal.

De lo antes expuesto, no hay duda que pretender reclamar derechos que van en
detrimento de la propiedad y el patrimonio de las personas, accediendo a la jurisdicción
penal, con el solo fin de presionar y coaccionar a las personas y logrando penalizar
conductas atípicas, que perfectamente pueden ser tuteladas por los Tribunales
competentes en el ámbito natural de su jurisdicción, dándole para el logro de su írrito fin,
la apariencia externa de un acto antijurídico, punitivo y lograr someter hechos que no se
encuentran calificados como delitos, con el solo objetivo de obtener beneficios al margen
del ordenamiento jurídico, es lo que hoy se conoce como terrorismo judicial.

En este sentido, la SALA CONSTITUCIONAL, EN LA SENTENCIA N° 761, DE FECHA 9


DE JUNIO DE 2023, dejó sentado lo siguiente:

“…sino del quebrantamiento de doctrina reiterada por esta Sala respecto del principio de
intervención mínima en materia penal que supone que el Derecho penal es el último
medio de Control social para la intervención o solución del conflicto, y que las sanciones
aplicables deben estar limitadas a lo indispensable en las situaciones que las conductas
del hombre en sociedad afecten de manera grave los bienes jurídicos protegidos (Ver
entre otras. Sentencias de esta Sala N° 2.935 de 13 de diciembre de 2004, 1.676 del 3
de agosto de 2007 y 172 del 14 de mayo de 2021), esta Sala debe, en aras de ordenar
el proceso, garantizar la legalidad procesal, seguridad jurídica, expectativa
plausible, confianza legítima, tutela judicial efectiva y supremacía constitucional, además
de reivindicar la imagen del Poder Judicial en el presente asunto, inadmisible por
extemporáneo el recurso de apelación ejercido el 11 de noviembre de 2022 por la
representación judicial de la presunta víctima, contra la decisión dictada el 5 de octubre
de 2021, emitida por el Tribunal Vigésimo Cuarto en (24°) de Primera Instancia Estadal
en Funciones de Control del Circuito Judicial Penal del Área Metropolitana de Caracas y,
en consecuencia, definitivamente firme, el sobreseimiento acordado en la causa penal
que dio origen al presente avocamiento el 5 de octubre de 2021, por el Juzgado Vigésimo
Cuarto (24º) de Primera Instancia Estadal en Funciones de Control del Circuito Judicial
Penal del Área Metropolitana de Caracas, en la causa penal contenida en el expediente
identificado bajo el alfanumérico 24°C-20.367-21 de la nomenclatura interna del Juzgado
Vigésimo Cuarto (24°) de Primera Instancia Estadal en Funciones de Control del Circuito
Judicial Penal del Área Metropolitana de Caracas. Y así se decide.

Es de puntual interés para esta Sala, hacer referencia sobre la conducta asumida por la
ciudadana que figura como víctima de la causa penal interpuesta, quien tuvo como
objetivo principal desacatar la decisión dictada en jurisdicción civil, pretendiendo para ello
impulsar una causa en la jurisdicción penal, interponiendo una denuncia por fraude; la
cual compuesta por argumentos infundados no prosperó, propiciando en consecuencia la
solicitud de sobreseimiento por parte del Ministerio Público. No conforme con lo anterior,
en franco detrimento de los principios de certeza jurídica, igualdad de las partes e
intervención mínima del derecho penal; sostuvo una conducta errante, emprendiendo un
viaje a territorio extranjero develando una actitud despreocupada ante la causa penal
incoada por ella misma; pretendiendo obstaculizar la justicia, dilatando el proceso. En ese
sentido, intentó desconocer la notificación practicada a su persona, interponiendo un
recurso de apelación manifiestamente extemporáneo, procurando en perjuicio de su
contraparte, retener una acción penal en un claro intento por criminalizar un asunto que
es sustancialmente de naturaleza civil. Por lo que esta Sala observa con preocupación
una práctica cada vez más recurrente por parte los particulares y sus defensores en
atacar las decisiones civiles, denunciando hechos atípicos con el objeto de amedrentar a
sus contrapartes…”. (sic).

El terrorismo judicial, constituye sin duda alguna, una de las peores agresiones que
pueden sufrir los justiciables, no sólo porque son sometidos a una manifestación
de Poder Público que incide de forma extrema sobre la esfera de la titularidad de sus
derechos y garantías constitucionales, sino porque el ejercicio del poder punitivo del
estado se hace con un velo de legalidad, que genera en muchas ocasiones limitaciones
de distinto orden y grado, que van desde lo material a lo psicológico, tal como ocurre
cuando la amenaza o concreción de medidas judiciales restrictivas de la libertad afectan a
terceros.

En razón de lo anterior, para esta Sala, resulta ilógico, erróneo e irracional utilizar la vía
penal para incoar asuntos civiles, en franco desmedro a la finalidad del proceso, a los
derechos fundamentales de los sujetos procesales, y a los principios
de constitucionalidad, legalidad, mínima intervención, subsidiariedad, exclusiva protección
de bienes jurídicos, lesividad y culpabilidad, entre otros.

Es por ello por lo que resulta pertinente hacer referencia al artículo 13 del Código
Orgánico Procesal Penal, el cual contempla lo siguiente:

“FINALIDAD DEL PROCESO ARTÍCULO 13. El proceso debe establecer la verdad de


los hechos por las vías jurídicas, y la justicia en la aplicación del derecho, y a esta
finalidad deberá atenerse el Juez o Jueza al adoptar su decisión”.

En este mismo orden de ideas, LA SALA CONSTITUCIONAL DEL TRIBUNAL


SUPREMO DE JUSTICIA ESTABLECIÓ EN SU SENTENCIA N° 2.935, DEL 13 DE
DICIEMBRE DE 2004, que:

“…Artículo 13. El proceso debe establecer la verdad de los hechos por las vías jurídicas, y
la justicia en la aplicación del derecho, y a esta finalidad deberá atenerse el Juez o Jueza
al adoptar su decisión’. En consecuencia, un proceso penal que persiga un objeto
contrario a ello y, en fin, contrario al Estado democrático y social de Derecho y de Justicia,
carece de legitimidad y validez jurídica.

Ahora bien, bajo el análisis de los argumentos atinentes a que: a) En el caso de marras,
se ha pretendido utilizar la jurisdicción penal, como plataforma para resolver una disputa
de naturaleza civil; y b) Los hechos objeto de la denuncia no revisten carácter penal, por
ser atípicos y, en fin, por no encuadrar en ninguno de los elementos generales del delito,
ni, por ende, en ninguno de los elementos especiales del delito atribuido de manera
infundada y temeraria a nuestro defendido, atendiendo a los postulados de mínima
intervención y subsidiariedad del derecho penal…”.

En tal sentido, esta Sala advierte que un proceso penal que persiga un objeto contrario a
ello y, en fin, contrario al Estado democrático y social de Derecho y de Justicia, carece de
legitimidad y validez jurídica.

Siendo así, la jurisdicción penal, debe utilizarse como “ultima ratio”, entendida como una
de las expresiones del principio de necesidad de la intervención del Derecho Penal.
Esencialmente, apunta a que el Derecho Penal debe ser el último instrumento al que la
sociedad recurre para proteger determinados bienes jurídicos, siempre y cuando no haya
otras formas de Control menos lesivas “formales e informales”. Si se logra la misma
eficacia disuasiva a través de otros medios menos gravosos, la sociedad debe inhibirse
de recurrir a su instrumento más intenso.

En este mismo orden, son viables aquellas sanciones penales menos graves donde es
posible alcanzar el mismo fin intimidatorio. Es decir, estamos frente a un principio que se
construye sobre bases eminentemente utilitaristas: mayor bienestar con un menor costo
social. El Derecho penal deberá intervenir sólo cuando sea estrictamente necesario en
términos de utilidad social general.

Del mismo modo, el sentido deontológico del principio de intervención mínima se


infiere, lo siguiente

1.- Las sanciones penales se tienen que limitar a la esfera de lo indispensable. Esto
no significa que el resto de las conductas queden impunes necesariamente, sino que se
deben aplicar otras sanciones menos gravosas e incluso tolerar las conductas más leves.

2.- El derecho penal solo debe aplicarse como último recurso a falta de otros
medios menos lesivos, ya que se considera que la pena es una solución imperfecta e
irreversible que solo debe imponerse cuando no quede más remedio.

3.- Es por ello por lo que el principio de intervención mínima forma parte del principio de
proporcionalidad o de prohibición del exceso y se deriva del carácter fragmentario y
subsidiario del derecho penal.

4.- Carácter fragmentario. El derecho penal solo protege los bienes jurídicos
fundamentales para la convivencia social. Además, la protección se limita a las conductas
que atacan de manera más grave esos bienes jurídicos.

5.- Carácter subsidiario. El derecho penal solo actúa cuando el orden jurídico no puede
ser protegido y restaurado eficazmente a través de otras soluciones menos drásticas que
la sanción penal.

Siendo ello así, y en consonancia con todo lo anterior, es que la actividad desplegada por
los Tribunales de Primera Instancia en funciones de Control y Juicio, va de la mano con la
obligación de decretar de forma imperante el sobreseimiento en estas causas en base a lo
estatuido en el artículo 300, numeral 2, de nuestro Código Orgánico Procesal Penal, por
no poder subsumirse los hechos en ninguna figura punible de nuestra legislación penal,
sino que, por el contrario, siendo dicho pronunciamiento ajustado a derecho y dejando
establecido que el incumplimiento de obligaciones nacidas de una relación netamente civil
deben ventilarse en los juzgados civiles o mercantiles, rigiéndose los mismos por las
normas específicas en cada materia, manteniéndose la lesión civil protegida para el
acreedor.

Reafirmando lo anterior, la SALA CONSTITUCIONAL, EN SENTENCIA N°. 1.676, DE


FECHA 3 DE AGOSTO DE 2007, en estos casos, estableció, lo siguiente

“…Esta actividad revisora desplegada por el Juez de Control, fue lo que le permitió a éste
arribar a la conclusión de que los hechos que motorizaron el ejercicio de la acción penal
no podían subsumirse en ninguna figura punible de nuestra legislación penal, sino que,
por el contrario, de lo que se trataba era de un mero incumplimiento de obligaciones
nacidas de un contrato, es decir, de un conflicto extra penal cuya solución debía
ventilarse en los juzgados mercantiles, como en efecto la parte querellante había hecho,
ya que fue, justamente, la vía jurisdiccional mercantil la que primero transitó, en octubre
de 2002, cuando solicitó el cumplimiento del contrato de servicios profesionales ante el
Juzgado Octavo de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil y de Tránsito de la
Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas.

Por tanto, esta Sala Constitucional estima que, contrariamente a lo decidido en el fallo
objeto de la presente revisión, la actuación del Juez Décimo Noveno de Control del
Circuito Judicial Penal del Área Metropolitana de Caracas estuvo ajustada a derecho,
cuando llevó a cabo una valoración sobre cuestiones de fondo para poder establecer si
los hechos que se pretendían imputar revestían o no naturaleza penal…”.

En atención a este criterio jurisprudencial, la Sala estima que, en razón del PRINCIPIO
DE INTERVENCIÓN MÍNIMA Y SALVAGUARDANDO LAS GARANTÍAS DE ORDEN
CONSTITUCIONAL Y PROCESAL, cuando los hechos no puedan ser subsumidos en el
derecho penal, la solución adoptada tanto por la representación fiscal, como por los
Tribunales de Primera Instancia, deben ir dirigidas al sobreseimiento de las causas, a los
fines de salvaguardar los derechos de los justiciables. Es por ello, que se insiste y se insta
que en los casos donde el bien jurídico tutelado este comprometido, ya sea una obligación
civil contractual o extracontractual, sin que el hecho ilícito se tipifique como delito o falta,
deben ser analizados con suma prudencia, ya que la jurisdicción penal permite su
utilización siempre y cuando el afectado no disponga de otro medio de defensa judicial y/o
cuando la jurisdicción competente ha resultado insuficiente para resolver la controversia
planteada, es allí donde de manera subsidiaria podrá hacerse uso de la misma, sin
menoscabar el orden prioritario de las normas.”

En resumen, la Fiscalía realiza la Acusación Formal y el Tribunal de Control la admite por


considerar que el hecho es típico, y no advierte como lo fue hecho y es evidente del
simple análisis de las actuaciones presentadas que se circunscribe a la esfera civil sin que
sean consideradas no solo los principios de lógica y máxima experiencia del ciudadano
Juez, sino el cúmulo de Jurisprudencias que advierten de situaciones como estas.

Ahora bien, es de especial relevancia que la Sala de Casación Penal elabora un Obiter
Dictum, en resguardo del debido proceso y la tutela judicial efectiva, advirtiendo sobre la
inapropiada práctica de utilizar la jurisdicción penal para resolver disputas civiles o
mercantiles, ya que su uso indebido desnaturaliza el proceso penal y genera terrorismo
judicial, buscando presionar y coaccionar a las partes mediante denuncias penales
infundadas.

La sentencia subraya que el Derecho Penal debe ser la última ratio o último recurso,
reservado solo para proteger bienes jurídicos gravemente afectados, evitando su
intervención en asuntos que pueden ser resueltos por la jurisdicción civil o mercantil.

ASÍ MISMO DEFINE EL TERRORISMO JUDICIAL COMO LA ACCIÓN DE PRETENDER


RECLAMAR DERECHOS QUE AFECTAN LA PROPIEDAD Y EL PATRIMONIO DE LAS
PERSONAS MEDIANTE LA JURISDICCIÓN PENAL, CON EL ÚNICO PROPÓSITO DE
PRESIONAR, COACCIONAR Y PENALIZAR CONDUCTAS QUE DEBERÍAN SER
MANEJADAS POR TRIBUNALES CIVILES O MERCANTILES.

Del mismo modo, señala que el sentido deontológico del principio de mínima intervención
se interpreta de la siguiente manera:

1. Las sanciones penales deben restringirse a lo estrictamente necesario, aplicando


otras medidas menos severas para las conductas leves.

2. El derecho penal debe usarse como último recurso, sólo cuando no existan
alternativas menos lesivas, ya que las penas son soluciones imperfectas e
irreversibles.

3. El principio de mínima intervención se vincula con el principio de proporcionalidad


y la prohibición del exceso, derivado del carácter fragmentario y subsidiario del
derecho penal.

4. Carácter fragmentario: el derecho penal sólo protege bienes jurídicos esenciales


para la convivencia social y se limita a las conductas más graves.

5. Carácter subsidiario: el derecho penal actúa sólo cuando no es posible proteger y


restaurar el orden jurídico mediante otras soluciones menos drásticas.

De este modo, el Tribunal Supremo de Justicia limita el concepto de terrorismo judicial a


aquellos juicios realizados por iniciativa de particulares, por razones vinculadas a
derechos patrimoniales, en la medida en que es también terrorismo judicial el utilizar a los
órganos jurisdiccionales como medios de consecución de objetivos que están
estrictamente incluidos en la órbita civil utilizando coercitivamente al estado venezolano o
pretendiendo utilizarlo con acciones penales infundadas para así causar temor en la
persona que ataca.
Importante para esta defensa técnica recordar a los jueces de alzada lo indicado en la
jurisprudencia de la Sala de Casación Penal, que en sentencia N° 2811, de 7 de
diciembre de 2004, que estableció: “…La audiencia preliminar tiene como objetivo, entre
otros, resolver si existen motivos para admitir la acusación presentada por el Ministerio
Público y la de la víctima, si fuere el caso. Esa resolución es consecuencia del estudio de
los fundamentos que tomó en cuenta el fiscal del Ministerio Público para estimar que
existen motivos para que se inicie un juicio oral y Público contra el acusado, y lo hace el
Juez una vez que presencie las exposiciones orales de las partes involucradas en el
proceso penal¨.

Por tal motivo y evidenciándose entre otras cosas que esa Instancia Superior, es quien
debe conocer de los que invocamos el numeral 5° del artículo 447 del Código Orgánico
Procesal Penal, relativo a las decisiones que causen un gravamen irreparable, es
necesario hacer mención a la SENTENCIA Nº 556, DE LA SALA CONSTITUCIONAL
DEL TRIBUNAL SUPREMO DE JUSTICIA, CON PONENCIA DE LA MAGISTRADO
DRA. CARMEN ZULETA DE MERCHAN, la cual estableció entre otras cosas lo
siguiente:
“…Cabe acotar, como complemento, que esta Sala ha señalado en reiteradas
oportunidades, que las Cortes de Apelaciones pueden decretar de oficio la nulidad
absoluta de un acto procesal cuando exista algún vicio que lo permita, los cuales son
taxativos según lo establecido en las sentencias Nos. 2541/02 y 3242/02 (casos: Eduardo
Semtei Alvarado y Gustavo Adolfo Gómez López), respectivamente. Sin embargo, ese
pronunciamiento debe hacerse en la debida oportunidad procesal, ya que de dictarse el
mismo cuando no es permitido, esa decisión carece de efectos jurídicos y cercena
derechos constitucionales del afectado (ver, en ese sentido, las referidas decisiones
números 2541/02 y 3242/02, y números 1737/03 y 1814/04 (casos: José Benigno Rojas
Lovera y José Enrique Sanabria Rojas), entre otras. (Sic) (Resaltado de esta
Superioridad)
Establecido lo anterior, destaca este Tribunal Colegiado, que les está dado a las Corte de
Apelaciones decretar la Nulidad Absoluta de las actuaciones de oficio cuando se
evidencie algún vicio que afecte derechos y garantías fundamentales, por lo que esta
Instancia Superior apegada a la letra Jurisprudencial y siendo la oportunidad para decidir
la procedencia o no del presente recurso, considera impretermitible hacer las siguientes
observaciones: En nuestro proceso penal, la fase preparatoria, es la investigativa por
excelencia, en la cual el Ministerio Público, como director de la acción penal deberá
recabar los elementos TANTO INCULPATORIOS COMO EXCULPATORIOS (Subrayado
Nuestro), debiendo solicitar la medida de coerción personal que considere pueda
asegurar las resultas del proceso. Por su parte el Juez de Control, tiene un rol esencial
dentro del sistema acusatorio, pues le corresponde velar precisamente porque se
respeten las garantías procesales, impidiendo que el proceso avance a la fase de juicio,
sin antes haberlo depurado, de cualquier vicio o irregularidad que lo afecte. ¨

ERROR DE DERECHO INEXCUSABLE


Consideramos que en lo que respecta a las apreciaciones del Juez de Control no puedo
justificar por criterios jurídicos razonables y que no tiene relación con la formación de los
argumentos que sustentan la admisión de la acusación fiscal que hemos hecho referencia
en los términos de no haber aplicado el control material por las 2 grandes razones que
hemos explanado en el presente escrito recursivo cuáles son la no observancia de la
parte infine el artículo 466 del código penal aunado al hecho puntual relativo a la
apreciación probatoria aportada por el ministerio público a pesar de las consideraciones
hechas con respecto a su utilidad en un proceso de juicio oral y público aunado a la
evidente prohibición que el ministerio público tenía para intentar y continuar en la causa
aquí analizada. académica de un profesional del derecho. Ejemplo de ello sería un Juez al
inventar un nuevo delito o un nuevo procedimiento sobre delitos ya establecidos en el
Código Penal, en estos casos el juez incurriría en un error judicial inexcusable de suma
gravedad”

Art. 49 (numeral 8) de la CONSTITUCIÓN DE LA REPÚBLICA BOLIVARIANA DE


VENEZUELA: “Toda persona podrá solicitar del Estado el restablecimiento o reparación
de la situación jurídica lesionada por error judicial, retardo u omisión injustificados. Queda
a salvo el derecho del o de la particular de exigir la responsabilidad personal del
magistrado o de la magistrada, del juez o de la jueza; y el derecho del Estado de actuar
contra éstos o éstas”

SENTENCIA DE LA SALA CONSTITUCIONAL: 325-300305-05-0216 “(…) debe esta Sala


destacar que la existencia de un error inexcusable no debe devenir de un simple error de
juzgamiento de los jueces de instancia sino de un error grotesco en el juez que implique
un craso desconocimiento en los criterios de interpretación o en la ignorancia en la
aplicación de una interpretación judicial, el cual no se corresponde con su formación
académica y el ejercicio de la función jurisdiccional en la materia objeto de
su competencia. Así pues se observa que el error judicial inexcusable es aquel que no
puede justificarse por criterios jurídicos razonables, lo cual le confiere el carácter de falta
grave que amerita incluso la máxima sanción disciplinaria… (Omissis)… Ello así, el
mismo se configura como un concepto relativamente genérico y abstracto en
cualquier ordenamiento jurídico, por lo que el mismo debe responder a unos factores que
en principios parecen taxativos, los cuales son: i) una errónea apreciación de los hechos,
lo cual conlleva indefectiblemente en un gran número de oportunidades a una
consecuencia jurídica errada; ii) el erróneo encuadramiento de las circunstancias fácticas
en el ordenamiento jurídico y iii) la utilización errónea de normas legales. En este sentido,
se observa que el error judicial para que sea calificado como inexcusable debe ser
grosero, patente e indudable, que no quepa duda alguna de lo desacertado de la decisión
emitida, y que manifieste una contradicción abierta, palmaria e inequívoca entre la
realidad acreditada en el proceso y las conclusiones que el juzgador obtiene respecto a
dicha realidad…”.
PETITIUM

Por todos los argumentos expuestos ocurrimos ante la Corte de Apelaciones del Circuito
Penal de la Circunscripción Judicial del Estado Anzoátegui a los fines de que DECLARE
DE OFICIO LA NULIDAD ABSOLUTA de la Audiencia Preliminar celebrada en fecha
10/09/2024 por el TRIBUNAL SEXTO EN FUNCIONES DE CONTROL DEL CIRCUITO
JUDICIAL PENAL DEL ESTADO ANZOÁTEGUI y en consecuencia, se decrete el
Sobrecimiento de la ciudadana DARSY YONELI PEÑA ALTUVE plenamente identificada
en autos e igualmente se declare la nulidad de todos los actos consecutivos que del
mismo emanaren o dependieren, por haberse quebrantado el derecho fundamentales a
dicha ciudadana y la Tutela Judicial Efectiva, consagrados en los artículos 49, ordinal 1° y
26 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.

Es Justicia que esperamos a la fecha de su presentación

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