Apelacion Darsy Corregida
Apelacion Darsy Corregida
Apelacion Darsy Corregida
RECURSO DE APELACIÓN
ASUNTO: BP01-P-2022-001592 TRIBUNAL SEXTO DE CONTRO DEL CIRCUITO
PENAL DEL ESATADO ANZOATEGUI
La defensa consideró que con estos elementos el Ministerio Público, dada la precariedad
del elemento probatorio, además de evidentemente ser posiblemente bienes también
pertenecientes a la ciudadana DARSY PEÑA en vista de lo que indica la comunidad
conyugal en el artículo 1478 del CÓDIGO CIVIL que refiere que entre marido y mujer
coma si no hubiera convención en contrario son comunes de por mitad las
ganancias o beneficios que se obtengan durante el matrimonio, asombrándonos
poderosamente que en fecha 17/07/2024 el Ministerio Público a través de la Fiscalía
Primera del estado Anzoátegui formalizó imputación contra la ciudadana DARSY PEÑA
por el delito de APROPIACIÓN INDEBIDA SIMPLE de conformidad con el artículo 466
del Código Penal vigente.
La audiencia en cuestión para la fase intermedia, es decir audiencia preliminar se produjo
el 10/09/2024 con la presencia de las partes y la representación del Ministerio Público
dónde debemos acotar que previamente esta DEFENSA TÉCNICA había presentado
escrito contentivo que excepciones en fecha 4 de septiembre de 2024, en virtud de
considerar y donde se exponía que la naturaleza intrínseca del delito previsto en el
artículo 466 del CÓDIGO PENAL en su parte in fine que indica DE MANERA
INDUBITABLE QUE ÉSTE ES UN DELITO QUE DEBE SER CONOCIDO POR LA
JURISDICCIÓN PENAL POR ACUSACIÓN DE PARTE AGRAVIADA, y expusimos como
mención expresa que no le es dada la facultad al ciudadano Juez de Control admitir una
acusación de esta naturaleza, a lo cual conforme al artículo 28 LITERAL E DEL CÓDIGO
ORGÁNICO PROCESAL PENAL y argumentos de la sentencia de la SALA DE
CASACIÓN PENAL NÚMERO 1303 DEL 20 DE JUNIO DE 2008 procediera como punto
previo a la celebración de la audiencia DECLARARÁ INADMISIBLE LA ACUSACIÓN
FISCAL por parte del Ministerio Público en virtud de que las características intrínsecas de
este delito son a instancia de parte y por consiguiente la legitimación activa no le
corresponde a la vindicta pública.
No obstante, convocadas las partes para el día 10 de septiembre 2024, como hemos
expuesto, se celebró la audiencia preliminar donde el TRIBUNAL SEXTO DE CONTROL
luego de cómo denunciamos indicó que el punto previo presentado por la DEFENSA
TÉCNICA lo declaraba inadmisible en virtud de un concepto de extemporaneidad aducido
en la presentación del escritor previamente referido y admitió también las pruebas
presentadas por el ciudadano ALFREDO GIL, las cuales por cierto fuera de las
actuaciones de los funcionarios policiales actuantes, sólo se corresponde a sus dichos y
fotocopias de documentos de bienes que sí efectivamente pertenecían a la comunidad
conyugal en algunos de ellos, además de un listado a mano alzada realizada por él sin
ningún soporte de acreditación de propiedad que muchos de ellos fueron desconocidos
por nuestra representada en virtud de que el simple dicho de la seudo víctima sin las
probanzas correspondientes generan una situación de incertidumbre magna que no se
corresponde a lo que normalmente debe ser nuestra máxima en los procesos penales el
que alega debe probar y el ciudadano ALFREDO GIL MOLINA no probó nada.
“Es el caso que el mencionado Control comprende un aspecto formal y otro material o
sustancial, es decir, existe un Control formal y un Control material de la acusación.
En el primero, el Juez verifica que se hayan cumplido los requisitos formales para la
admisibilidad de la acusación –los cuales tienden a lograr que la decisión judicial a dictar
sea precisa-, a saber, identificación del o de los imputados, así como también que se
haya delimitado y calificado el hecho punible imputado.”
“En lo que se refiere a la audiencia preliminar, debe destacarse que es en ésta donde se
puede apreciar con mayor claridad la materialización del Control de la acusación, ya que,
en la misma, es donde se lleva a cabo el análisis de si existen motivos para admitir la
acusación presentada por el Ministerio Público y la de la víctima, si fuere el caso.
En este sentido, en esta audiencia se estudian los fundamentos que tomó en cuenta el
Fiscal del Ministerio Público para estimar que existen motivos para que se inicie un juicio
oral y Público contra el acusado, realizando el Juez el mencionado estudio, una vez que
haya presenciado las exposiciones orales de las partes involucradas en el proceso
penal».
Este criterio no es solo compartido por la Sala Constitucional sino también por la doctrina,
tal y como lo determina ROXIN, Claus. Derecho Procesal Penal. Traducción de la 25ª
edición alemana. Editores del Puerto. Buenos Aires, 2000, p. 347:
Por otra parte, la importancia del procedimiento intermedio reside en que, una vez
comunicada la acusación, el imputado recibe nuevamente la posibilidad de influir en la
apertura del procedimiento principal a través de requerimientos de pruebas y objeciones.”
Es evidente entonces que en los numerales 2,3,4 y 9 del artículo 313 del Código Orgánico
Procesal Penal se encuentra establecida la forma de aplicación del Control material de la
acusación fiscal, pudiendo el Juez, de acuerdo al contenido del escrito, decidir
dependiendo de cada circunstancia en específico.
Lo que prohíbe la referida ley es que el Juez de las fases preparatoria e intermedia
juzguen sobre cuestiones de fondo que son propias y exclusivas del juicio oral.
De lo antes expuesto, no hay duda que pretender reclamar derechos que van en
detrimento de la propiedad y el patrimonio de las personas, accediendo a la jurisdicción
penal, con el solo fin de presionar y coaccionar a las personas y logrando penalizar
conductas atípicas, que perfectamente pueden ser tuteladas por los Tribunales
competentes en el ámbito natural de su jurisdicción, dándole para el logro de su írrito fin,
la apariencia externa de un acto antijurídico, punitivo y lograr someter hechos que no se
encuentran calificados como delitos, con el solo objetivo de obtener beneficios al margen
del ordenamiento jurídico, es lo que hoy se conoce como terrorismo judicial.
“…sino del quebrantamiento de doctrina reiterada por esta Sala respecto del principio de
intervención mínima en materia penal que supone que el Derecho penal es el último
medio de Control social para la intervención o solución del conflicto, y que las sanciones
aplicables deben estar limitadas a lo indispensable en las situaciones que las conductas
del hombre en sociedad afecten de manera grave los bienes jurídicos protegidos (Ver
entre otras. Sentencias de esta Sala N° 2.935 de 13 de diciembre de 2004, 1.676 del 3
de agosto de 2007 y 172 del 14 de mayo de 2021), esta Sala debe, en aras de ordenar
el proceso, garantizar la legalidad procesal, seguridad jurídica, expectativa
plausible, confianza legítima, tutela judicial efectiva y supremacía constitucional, además
de reivindicar la imagen del Poder Judicial en el presente asunto, inadmisible por
extemporáneo el recurso de apelación ejercido el 11 de noviembre de 2022 por la
representación judicial de la presunta víctima, contra la decisión dictada el 5 de octubre
de 2021, emitida por el Tribunal Vigésimo Cuarto en (24°) de Primera Instancia Estadal
en Funciones de Control del Circuito Judicial Penal del Área Metropolitana de Caracas y,
en consecuencia, definitivamente firme, el sobreseimiento acordado en la causa penal
que dio origen al presente avocamiento el 5 de octubre de 2021, por el Juzgado Vigésimo
Cuarto (24º) de Primera Instancia Estadal en Funciones de Control del Circuito Judicial
Penal del Área Metropolitana de Caracas, en la causa penal contenida en el expediente
identificado bajo el alfanumérico 24°C-20.367-21 de la nomenclatura interna del Juzgado
Vigésimo Cuarto (24°) de Primera Instancia Estadal en Funciones de Control del Circuito
Judicial Penal del Área Metropolitana de Caracas. Y así se decide.
Es de puntual interés para esta Sala, hacer referencia sobre la conducta asumida por la
ciudadana que figura como víctima de la causa penal interpuesta, quien tuvo como
objetivo principal desacatar la decisión dictada en jurisdicción civil, pretendiendo para ello
impulsar una causa en la jurisdicción penal, interponiendo una denuncia por fraude; la
cual compuesta por argumentos infundados no prosperó, propiciando en consecuencia la
solicitud de sobreseimiento por parte del Ministerio Público. No conforme con lo anterior,
en franco detrimento de los principios de certeza jurídica, igualdad de las partes e
intervención mínima del derecho penal; sostuvo una conducta errante, emprendiendo un
viaje a territorio extranjero develando una actitud despreocupada ante la causa penal
incoada por ella misma; pretendiendo obstaculizar la justicia, dilatando el proceso. En ese
sentido, intentó desconocer la notificación practicada a su persona, interponiendo un
recurso de apelación manifiestamente extemporáneo, procurando en perjuicio de su
contraparte, retener una acción penal en un claro intento por criminalizar un asunto que
es sustancialmente de naturaleza civil. Por lo que esta Sala observa con preocupación
una práctica cada vez más recurrente por parte los particulares y sus defensores en
atacar las decisiones civiles, denunciando hechos atípicos con el objeto de amedrentar a
sus contrapartes…”. (sic).
El terrorismo judicial, constituye sin duda alguna, una de las peores agresiones que
pueden sufrir los justiciables, no sólo porque son sometidos a una manifestación
de Poder Público que incide de forma extrema sobre la esfera de la titularidad de sus
derechos y garantías constitucionales, sino porque el ejercicio del poder punitivo del
estado se hace con un velo de legalidad, que genera en muchas ocasiones limitaciones
de distinto orden y grado, que van desde lo material a lo psicológico, tal como ocurre
cuando la amenaza o concreción de medidas judiciales restrictivas de la libertad afectan a
terceros.
En razón de lo anterior, para esta Sala, resulta ilógico, erróneo e irracional utilizar la vía
penal para incoar asuntos civiles, en franco desmedro a la finalidad del proceso, a los
derechos fundamentales de los sujetos procesales, y a los principios
de constitucionalidad, legalidad, mínima intervención, subsidiariedad, exclusiva protección
de bienes jurídicos, lesividad y culpabilidad, entre otros.
Es por ello por lo que resulta pertinente hacer referencia al artículo 13 del Código
Orgánico Procesal Penal, el cual contempla lo siguiente:
“…Artículo 13. El proceso debe establecer la verdad de los hechos por las vías jurídicas, y
la justicia en la aplicación del derecho, y a esta finalidad deberá atenerse el Juez o Jueza
al adoptar su decisión’. En consecuencia, un proceso penal que persiga un objeto
contrario a ello y, en fin, contrario al Estado democrático y social de Derecho y de Justicia,
carece de legitimidad y validez jurídica.
Ahora bien, bajo el análisis de los argumentos atinentes a que: a) En el caso de marras,
se ha pretendido utilizar la jurisdicción penal, como plataforma para resolver una disputa
de naturaleza civil; y b) Los hechos objeto de la denuncia no revisten carácter penal, por
ser atípicos y, en fin, por no encuadrar en ninguno de los elementos generales del delito,
ni, por ende, en ninguno de los elementos especiales del delito atribuido de manera
infundada y temeraria a nuestro defendido, atendiendo a los postulados de mínima
intervención y subsidiariedad del derecho penal…”.
En tal sentido, esta Sala advierte que un proceso penal que persiga un objeto contrario a
ello y, en fin, contrario al Estado democrático y social de Derecho y de Justicia, carece de
legitimidad y validez jurídica.
Siendo así, la jurisdicción penal, debe utilizarse como “ultima ratio”, entendida como una
de las expresiones del principio de necesidad de la intervención del Derecho Penal.
Esencialmente, apunta a que el Derecho Penal debe ser el último instrumento al que la
sociedad recurre para proteger determinados bienes jurídicos, siempre y cuando no haya
otras formas de Control menos lesivas “formales e informales”. Si se logra la misma
eficacia disuasiva a través de otros medios menos gravosos, la sociedad debe inhibirse
de recurrir a su instrumento más intenso.
En este mismo orden, son viables aquellas sanciones penales menos graves donde es
posible alcanzar el mismo fin intimidatorio. Es decir, estamos frente a un principio que se
construye sobre bases eminentemente utilitaristas: mayor bienestar con un menor costo
social. El Derecho penal deberá intervenir sólo cuando sea estrictamente necesario en
términos de utilidad social general.
1.- Las sanciones penales se tienen que limitar a la esfera de lo indispensable. Esto
no significa que el resto de las conductas queden impunes necesariamente, sino que se
deben aplicar otras sanciones menos gravosas e incluso tolerar las conductas más leves.
2.- El derecho penal solo debe aplicarse como último recurso a falta de otros
medios menos lesivos, ya que se considera que la pena es una solución imperfecta e
irreversible que solo debe imponerse cuando no quede más remedio.
3.- Es por ello por lo que el principio de intervención mínima forma parte del principio de
proporcionalidad o de prohibición del exceso y se deriva del carácter fragmentario y
subsidiario del derecho penal.
4.- Carácter fragmentario. El derecho penal solo protege los bienes jurídicos
fundamentales para la convivencia social. Además, la protección se limita a las conductas
que atacan de manera más grave esos bienes jurídicos.
5.- Carácter subsidiario. El derecho penal solo actúa cuando el orden jurídico no puede
ser protegido y restaurado eficazmente a través de otras soluciones menos drásticas que
la sanción penal.
Siendo ello así, y en consonancia con todo lo anterior, es que la actividad desplegada por
los Tribunales de Primera Instancia en funciones de Control y Juicio, va de la mano con la
obligación de decretar de forma imperante el sobreseimiento en estas causas en base a lo
estatuido en el artículo 300, numeral 2, de nuestro Código Orgánico Procesal Penal, por
no poder subsumirse los hechos en ninguna figura punible de nuestra legislación penal,
sino que, por el contrario, siendo dicho pronunciamiento ajustado a derecho y dejando
establecido que el incumplimiento de obligaciones nacidas de una relación netamente civil
deben ventilarse en los juzgados civiles o mercantiles, rigiéndose los mismos por las
normas específicas en cada materia, manteniéndose la lesión civil protegida para el
acreedor.
“…Esta actividad revisora desplegada por el Juez de Control, fue lo que le permitió a éste
arribar a la conclusión de que los hechos que motorizaron el ejercicio de la acción penal
no podían subsumirse en ninguna figura punible de nuestra legislación penal, sino que,
por el contrario, de lo que se trataba era de un mero incumplimiento de obligaciones
nacidas de un contrato, es decir, de un conflicto extra penal cuya solución debía
ventilarse en los juzgados mercantiles, como en efecto la parte querellante había hecho,
ya que fue, justamente, la vía jurisdiccional mercantil la que primero transitó, en octubre
de 2002, cuando solicitó el cumplimiento del contrato de servicios profesionales ante el
Juzgado Octavo de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil y de Tránsito de la
Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas.
Por tanto, esta Sala Constitucional estima que, contrariamente a lo decidido en el fallo
objeto de la presente revisión, la actuación del Juez Décimo Noveno de Control del
Circuito Judicial Penal del Área Metropolitana de Caracas estuvo ajustada a derecho,
cuando llevó a cabo una valoración sobre cuestiones de fondo para poder establecer si
los hechos que se pretendían imputar revestían o no naturaleza penal…”.
En atención a este criterio jurisprudencial, la Sala estima que, en razón del PRINCIPIO
DE INTERVENCIÓN MÍNIMA Y SALVAGUARDANDO LAS GARANTÍAS DE ORDEN
CONSTITUCIONAL Y PROCESAL, cuando los hechos no puedan ser subsumidos en el
derecho penal, la solución adoptada tanto por la representación fiscal, como por los
Tribunales de Primera Instancia, deben ir dirigidas al sobreseimiento de las causas, a los
fines de salvaguardar los derechos de los justiciables. Es por ello, que se insiste y se insta
que en los casos donde el bien jurídico tutelado este comprometido, ya sea una obligación
civil contractual o extracontractual, sin que el hecho ilícito se tipifique como delito o falta,
deben ser analizados con suma prudencia, ya que la jurisdicción penal permite su
utilización siempre y cuando el afectado no disponga de otro medio de defensa judicial y/o
cuando la jurisdicción competente ha resultado insuficiente para resolver la controversia
planteada, es allí donde de manera subsidiaria podrá hacerse uso de la misma, sin
menoscabar el orden prioritario de las normas.”
Ahora bien, es de especial relevancia que la Sala de Casación Penal elabora un Obiter
Dictum, en resguardo del debido proceso y la tutela judicial efectiva, advirtiendo sobre la
inapropiada práctica de utilizar la jurisdicción penal para resolver disputas civiles o
mercantiles, ya que su uso indebido desnaturaliza el proceso penal y genera terrorismo
judicial, buscando presionar y coaccionar a las partes mediante denuncias penales
infundadas.
La sentencia subraya que el Derecho Penal debe ser la última ratio o último recurso,
reservado solo para proteger bienes jurídicos gravemente afectados, evitando su
intervención en asuntos que pueden ser resueltos por la jurisdicción civil o mercantil.
Del mismo modo, señala que el sentido deontológico del principio de mínima intervención
se interpreta de la siguiente manera:
2. El derecho penal debe usarse como último recurso, sólo cuando no existan
alternativas menos lesivas, ya que las penas son soluciones imperfectas e
irreversibles.
Por tal motivo y evidenciándose entre otras cosas que esa Instancia Superior, es quien
debe conocer de los que invocamos el numeral 5° del artículo 447 del Código Orgánico
Procesal Penal, relativo a las decisiones que causen un gravamen irreparable, es
necesario hacer mención a la SENTENCIA Nº 556, DE LA SALA CONSTITUCIONAL
DEL TRIBUNAL SUPREMO DE JUSTICIA, CON PONENCIA DE LA MAGISTRADO
DRA. CARMEN ZULETA DE MERCHAN, la cual estableció entre otras cosas lo
siguiente:
“…Cabe acotar, como complemento, que esta Sala ha señalado en reiteradas
oportunidades, que las Cortes de Apelaciones pueden decretar de oficio la nulidad
absoluta de un acto procesal cuando exista algún vicio que lo permita, los cuales son
taxativos según lo establecido en las sentencias Nos. 2541/02 y 3242/02 (casos: Eduardo
Semtei Alvarado y Gustavo Adolfo Gómez López), respectivamente. Sin embargo, ese
pronunciamiento debe hacerse en la debida oportunidad procesal, ya que de dictarse el
mismo cuando no es permitido, esa decisión carece de efectos jurídicos y cercena
derechos constitucionales del afectado (ver, en ese sentido, las referidas decisiones
números 2541/02 y 3242/02, y números 1737/03 y 1814/04 (casos: José Benigno Rojas
Lovera y José Enrique Sanabria Rojas), entre otras. (Sic) (Resaltado de esta
Superioridad)
Establecido lo anterior, destaca este Tribunal Colegiado, que les está dado a las Corte de
Apelaciones decretar la Nulidad Absoluta de las actuaciones de oficio cuando se
evidencie algún vicio que afecte derechos y garantías fundamentales, por lo que esta
Instancia Superior apegada a la letra Jurisprudencial y siendo la oportunidad para decidir
la procedencia o no del presente recurso, considera impretermitible hacer las siguientes
observaciones: En nuestro proceso penal, la fase preparatoria, es la investigativa por
excelencia, en la cual el Ministerio Público, como director de la acción penal deberá
recabar los elementos TANTO INCULPATORIOS COMO EXCULPATORIOS (Subrayado
Nuestro), debiendo solicitar la medida de coerción personal que considere pueda
asegurar las resultas del proceso. Por su parte el Juez de Control, tiene un rol esencial
dentro del sistema acusatorio, pues le corresponde velar precisamente porque se
respeten las garantías procesales, impidiendo que el proceso avance a la fase de juicio,
sin antes haberlo depurado, de cualquier vicio o irregularidad que lo afecte. ¨
Por todos los argumentos expuestos ocurrimos ante la Corte de Apelaciones del Circuito
Penal de la Circunscripción Judicial del Estado Anzoátegui a los fines de que DECLARE
DE OFICIO LA NULIDAD ABSOLUTA de la Audiencia Preliminar celebrada en fecha
10/09/2024 por el TRIBUNAL SEXTO EN FUNCIONES DE CONTROL DEL CIRCUITO
JUDICIAL PENAL DEL ESTADO ANZOÁTEGUI y en consecuencia, se decrete el
Sobrecimiento de la ciudadana DARSY YONELI PEÑA ALTUVE plenamente identificada
en autos e igualmente se declare la nulidad de todos los actos consecutivos que del
mismo emanaren o dependieren, por haberse quebrantado el derecho fundamentales a
dicha ciudadana y la Tutela Judicial Efectiva, consagrados en los artículos 49, ordinal 1° y
26 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.