2 Reconectarconunomismo
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Conocerse uno mismo, es una experiencia movilizante que puede modificar radicalmente
la vida de una persona que ha vivido hasta ahora preso de sus condicionamiento y en
piloto automático.
Re-conectar con nuestro interior precisa un tiempo de cocción que no podemos apresurar,
de lo contrario será apenas un “arrebato” de un momento de desesperación y angustia en
el que quisimos, más que transformarnos, tener ya resultados como buscando un analgési-
co para silenciar el dolor del alma. Cuando lo que comanda es la ansiedad o escapar de un
dolor emocional, el proceso se verá truncado. Lo contrario sería, mirar de frente y a corazón
abierto lo que nuestro dolor y nuestro vacío interior, nos está diciendo.
Cuando nuestra mente está tan saturada, no hay lugar para la elaboración de lo verdadera-
mente importante: eso que nos duele y nos cuesta escuchar, eso que nos prometimos
tener presente, eso que queremos superar, lo que “realmente determinaría una diferencia
en nuestra vida”, se encuentra flotando entre miles de otros contenidos que ocupan nues-
tra atención. ¿Cómo podemos ver con claridad lo importante si es un contenido más dentro
del caos de nuestra mente?
Es como pretender escuchar el sonido tenue de una cajita musical en medio del bullicio de
una metalúrgica ¡imposible! El sonido de esa esencia con la que necesitamos “re-conectar”
es sutil, delicado. No nos grita como las voces de nuestra mente, nos susurra al oído, desde
la más honda intuición y corazonada. Saber diferenciar cuando es nuestra esencia la que
nos habla y cuando son las voces del ego, requiere entrenamiento y afilar el arte del
discernimiento.
Necesitamos instalar esos espacios en nuestra vida de todo los días, como un hábito cotidi-
ano donde nos disponemos a escucharnos, a ir hacia adentro. La terapia, la meditación, un
almohadón en casa, el yoga, la caminata solitaria son recursos que propician un ambiente
adecuado para este re-encuentro.
Si en lugar de hacernos esos momentos, los “re-llenamos” con todo tipo de ruidos, lo que
menos vamos a lograr es generar “intimidad con nosotros mismos”, clave para conocernos
y re-conocernos en quienes estamos siendo momento a momento.
En esta psicología que elijo para trabajar conmigo misma y con mis pacientes: “la psicología
transpersonal”, el inconsciente no traiciona ni nos juega una mala pasada como suele
decirse desde el saber popular. En esta psicología el Inconsciente (con mayúsculas) es nues-
tra mayor fuente de sabiduría, “nos sabe” desde dentro, nos guía y nos advierte.
Un poeta sufí llamado Rumi, dijo cierta vez: “¡Silencio! Pídele a Dios que te informe”. Desde
esta psicología la expresión apropiada sería: “¡Silencio! Pídele a tu Inconsciente que te
informe”. Nuestro inconsciente tiene información muy provechosa y beneficiosa acerca de
nosotros mismos y de lo que es bueno para sí. Busca a su manera, a través de sueños,
intuiciones, sincronicidades, hasta síntomas y dolores comunicarse con nosotros. Sin em-
bargo, nos empeñamos en silenciarlo y en callar su voz. ¡Es que vamos tan apurados, y a
veces escucharlo nos pone en cada aprieto! Que mejor mirar para un costado y seguir como
si nada dentro nuestro estaría sucediendo… ¡¡Error!! ¡tarde o temprano, hace oír su voz y se
cobra intereses! Esto en el mejor de los casos…
El peor escenario es que cese de enviarnos señales, que deje de insistir y se rinda ante nues-
tra indiferencia sostenida. Es ahí cuando el delgado hilo que nos mantenía todavía unidos a
nuestra interioridad, se corta y comenzamos a vivir una vida totalmente enajenada, robótica
y decretamos “el olvido de sí”. Dejamos de ser autores de nuestra vida para seguir guiones
ajenos o perseguir zanahorias que no son las nuestras.
La propuesta
Propicia espacios de silencio, de retiro del mundo externo. No se trata de fomentar el
aislamiento, por el contrario, se trata de ir hacia adentro para salir hacia fuera con más luci-
dez y consciencia. De esa manera nos hacemos un gran favor y también se lo hacemos al
resto… porque desde una vida enajenada, no podemos dar nada, apenas migajas de lo que
podríamos llegar a ser si desplegaríamos lo mejor de todo lo que anida en nuestro interior
en forma de “semilla”.
Te invito a generar en tu vida momentos en los que puedas crear espacio de silencios, de
auténtica reflexión, de intimidad con tu interioridad. La clave es hacer pausas, parar la
máquina, para desarrollar lo que en la psicología budista se conoce como “una mente apre-
ciativa”, dispuesta a apreciar lo que nos rodea y lo que nos habita.
A veces nos negamos ese tiempo con la excusa de estar ¡super ocupados! Y precisamente
es ese el problema, estamos “muy ocupados” y necesitamos “vaciarnos” de todo lo urgente
para ocuparnos de lo verdaderamente importante. Para que nuestra esencia emerga,
necesitamos “hacerle espacio”, si no hay espacio disponible ¿cómo pretendemos re-encon-
trarnos después de habernos perdido? Además, de cuánto nos ahorraríamos, cuántos
errores menos cometeriamos, si en lugar de ir por la vida a las apuradas nos tomaramos un
tiempo para tomar decisiones más conscientes.
A veces, subimos apurados escalón tras escalón en la escalera de la vida y cuando llegamos
arriba, nos damos cuenta de que ¡apoyamos la escalera en la pared equivocada…! ¡Ojo! ¡Eso
nos puede pasar! Mejor detenerse a chequear hacia donde estamos yendo, pues seguir
como topadora a toda marcha hacia delante no significa necesariamente avanzar. Las pre-
guntas que son necesarias hacernos son: ¿este camino que estoy transitando es conse-
cuente con la expresión de mi esencia? ¿es elegido? ¿desde dónde? ¿hacia dónde me lleva?
Empieza por generar un rincón en tu casa que sea “tu lugar”, aquel en el que encuentras
serenidad para dialogar con tu esencia primigenia. Aquel en donde las respuestas a esas
preguntas pueden ser escuchadas. Puedes ambientar tu lugar como más te guste y hacer
un ritual de ese encuentro primordial, que sea una verdadera cita con tu interioridad, de
quince minutos, media hora… lo que puedas ¡pero empieza!
Esa parte tuya “sabe que la vida es mucho más” que una vida de
cumplidos, y desde lo más hondo de ti, puja por nacer, por ex/presarse,
por volver a conectarse con vos y ser tu aliada en tu camino de real-
ización ¿Qué es realizarnos? Volvernos “real”, auténticos, despojándonos
de las cientos de capas de condicionamientos que obstaculizan la
comunicación con nuestra más honda y profunda esencia.