Monograf-A Final - Jes-S y La Mujer

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Seminario Teológico de Sevilla

Monografía Final – Jesús y la mujer

Presentado en cumplimiento parcial de los requisitos del curso

B1-102 Introducción al Nuevo Testamento

Profesor: Dr. Jonathan Asbun

Por Rubén Ponce Rando

Noviembre 2024
ÍNDICE

INTRODUCCIÓN ........................................................................................................................... 2

Contexto social de la mujer en el siglo I .......................................................................................... 3

Análisis de diversos pasajes bíblicos ............................................................................................... 3

1. La mujer samaritana en el pozo (Juan 4.1-42).......................................................................... 3

2. La mujer con flujo de sangre (Marcos 5.21-43) ....................................................................... 5

3. La mujer adúltera (Juan 8.1-11) ............................................................................................... 5

4. La unción en Betania (Lucas 7.36-50)...................................................................................... 6

5. Marta y María (Lucas 10.38-42)............................................................................................... 7

6. Las mujeres en la crucifixión y resurrección (Mateo 27.55-61, 28.1-10) ................................ 8

CONCLUSIONES ........................................................................................................................... 9

BIBLIOGRAFÍA ............................................................................................................................ 10

1
INTRODUCCIÓN

Desde el principio de los tiempos, Dios creó al hombre y a la mujer iguales en dignidad y

valor, ya que ambos fueron hechos a imagen y semejanza de Dios (Génesis 1.27). Sin embargo,

Dios también nos hizo con muchas diferencias físicas y emocionales y asignó responsabilidades y

roles diferentes entre hombres y mujeres.

Las consecuencias del pecado de Eva en el Edén, junto con la condición física del hombre

y su rol de liderazgo dentro de la familia y la sociedad, ha provocado que, por el mal uso de la

autoridad, a lo largo de los siglos y en todas las civilizaciones, se hayan cometidos muchos

abusos y actos de opresión hacia la mujer.

Paradójicamente vivimos en una época en la que el péndulo ha girado radicalmente. En

prácticamente todos los países occidentales, podemos ver un desequilibrio de valores, donde, en

muchos casos, predomina una ideología que, directa o indirectamente, promueve la superioridad

femenina, la desintegración de la familia tradicional, y el individualismo extremo.

Lejos de querer distorsionar la enseñanza bíblica, o adaptarla a las corrientes filosóficas y

sociales contemporáneas, queremos analizar cómo Jesús trató a la mujer en su contexto y de qué

forma Jesús fue diferente, demostrando que sus enseñanzas son inmutables y que trascienden las

ideas y concepciones de cualquier época, incluida la actual.

Para ello, se esbozarán varios pasajes bíblicos en los que Jesús interactúa, sana o enseña a

mujeres, mostrando un enfoque que, en el contexto de su época, sería considerado contracultural

y revolucionario.

2
Contexto social de la mujer en el siglo I1

La mujer en tiempos de Jesús no participaba en la vida pública. Cuando salía de casa, lo

hacían con la cara cubierta, y algunas incluso se cubrían el rostro dentro de su propia casa. Solo

en la celebración de su boda, una esposa virgen aparecía públicamente con la cabeza descubierta.

Tampoco estaba bien visto que un hombre hablara, mirara o saludara a una mujer en la

calle, especialmente si se trataba de un rabino. Las mujeres debían quedarse en casa, y esto no

solo afectaba a Israel, sino a todo Oriente, a excepción de las cortes de los gobernantes.

En familias pobres, y especialmente en zonas rurales, la mujer se veía obligada a

compartir el trabajo con su marido. Pero de forma general, eran educadas para hacer las labores

del hogar, para coser, tejer y cuidar de los hermanos pequeños.

En cuanto a la herencia, no tenían los mismos derechos que sus hermanos. Las niñas

menores de doce años estaban totalmente bajo la autoridad de sus padres, quienes tenían la

potestad incluso para casarlas o venderlas como esclavas.

Respecto al grado de dependencia del marido, la poligamia estaba permitida para el

esposo, y el derecho al divorcio era exclusivamente del hombre.

Análisis de diversos pasajes bíblicos

1. La mujer samaritana en el pozo (Juan 4.1-42)

“Vino una mujer de Samaria a sacar agua; y Jesús le dijo: Dame de beber. [...] La
mujer le dijo: Señor, me parece que tú eres profeta. Nuestros padres adoraron en
este monte, y vosotros decís que en Jerusalén es el lugar donde se debe adorar. Jesús
le dijo: Mujer, créeme, que la hora viene cuando ni en este monte ni en Jerusalén
adoraréis al Padre.” (Juan 4.7, 19-21, RVR1960)

1
Joachim Jeremías, Jerusalén en tiempos de Jesús: VII Situación social de la mujer (Madrid, España:
Ediciones Cristiandad S.L., 1977), 371-387.
3
En el contexto judío del siglo I, “ningún judío de buena ley posaría sus labios en una

jarra que contenía agua de Samaria”2. Alrededor de aquella mujer se levantaba un muro de

prejuicios. No solo porque era samaritana, sino además porque era mujer, y una mujer de

mala fama. El hecho de que hubiera tenido seis maridos y que fuera al pozo a la hora sexta

(las doce del mediodía, la hora más calurosa), sugiere que probablemente sentía vergüenza

y quería evitar encontrarse con otras mujeres3. Algunos piensan que podría haber sido una

prostituta, pero lo que parece bastante claro es que era una mujer de mala reputación.

Este acontecimiento es tan sorprendente que la misma mujer, reconociendo a Jesús

como judío, le pregunta: “¿cómo tu siendo judío, me pides a mí de beber, que soy mujer

samaritana?” (v. 9). Jesús se acerca a una mujer samaritana, de mala reputación; la mira, le

habla, le revela que es el Mesías y restaura su vida. Pero hay un detalle que quizás pase

desapercibido. El escritor menciona que “le era necesario pasar por Samaria” (v. 4).

Galilea está al norte de Israel y Judea al sur, con Samaria en medio. Aunque la ruta natural

implicara cruzar Samaria, los judíos evitaban esta región a toda costa, no solo porque el

camino era peligroso y lleno de ladrones, sino porque consideraban a los samaritanos

impuros y separados del pueblo de Dios.

No estoy completamente seguro de si “le era necesario pasar por Samaria” se refiere a

cruzar para hablar con aquella mujer o porque era la ruta más corta. Pero sí tengo claro que

Jesús no dejaba pasar ningún detalle y que para él no existían prejuicios. Él veía a aquella

mujer con la dignidad y el valor de la imagen de Dios con los que fue creada, y no le

importó que fuera mujer ni samaritana para transformar su vida.

2
Walter R. Roehrs y Martín Franzmann, Comentario Bíblico Concordia: Una aproximación cristocéntrica y
confesional a las Sagradas Escrituras (Saint Louis, Missouri, EE.UU.: Editorial Concordia, 2004), 1672.
3
William MacDonald, Comentario Bíblico de William MacDonald (Desconocido: Editorial Clie, 2004), 1537.
4
2. La mujer con flujo de sangre (Marcos 5.21-43)

“Pero una mujer que desde hacía doce años padecía de flujo de sangre [...] oyó
hablar de Jesús, vino por detrás entre la multitud, y tocó su manto [...] luego Jesús,
conociendo en sí mismo el poder que había salido de él, volviéndose a la multitud,
dijo: ¿Quién ha tocado mis vestidos? [...] Entonces la mujer, temiendo y temblando,
le dijo toda la verdad. Y él le dijo: Hija, tu fe te ha hecho salva; ve en paz, y queda
sana de tu azote.” (Marcos 5.25, 27, 30, 33-342, RVR1960)
Según la Ley (Levítico 15.25-30), una mujer con flujo de sangre era considerada

impura y no podía ser tocada por nadie, ni tocar nada que fuera utilizado por otra persona.

En caso de hacerlo, la persona o el objeto también quedaban impuros hasta que se realizara

el ritual de purificación estipulado. Esta condición de impureza constante provocaba que

esa mujer fuera marginada y excluida de la vida social y religiosa. Su situación era

realmente triste, llevaba doce años sufriendo aquella enfermedad y había gastado todo su

dinero si que mejorara su situación (vv. 25-26).

La pregunta de Jesús puede parecer un poco innecesaria, ya que Él es Dios y sabía

quien lo había tocado. El autor británico Henry afirmaba que “los actos secretos de fe son

conocidos por el Señor”4, y Jesús conocía perfectamente la fe de esa mujer. Sin embargo,

para reconocerlo públicamente y darle la dignidad de ser vista y escuchada, Jesús pregunta:

“¿quién me ha tocado?”. Lejos de rechazarla o reprenderla delante de todos, la llama

“hija”, la forma más cariñosa y compasiva de dirigirse a ella. Jesús dejó a un lado los

prejuicios para restaurar públicamente una vida tanto física como social y espiritualmente.

3. La mujer adúltera (Juan 8.1-11)

“Le dijeron: Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en el acto mismo de adulterio.
Y en la ley nos mandó Moisés apedrear a tales mujeres. Tú, pues, ¿qué dices? [...]
Jesús se enderezó, y le dijo: Mujer, ¿dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno te

4
Matthew Henry, Comentario Bíblico de Matthew Henry (Viladecavalls, Barcelona, España: Editorial Clie,
1999), 846.
5
condenó? Ella dijo: Ninguno, Señor. Entonces Jesús le dijo: Ni yo te condeno; vete, y
no peques más.” (Juan 8.4-5, 10-11, RVR1960)
El adulterio estaba penado con la muerte (Levítico 20.10). Sin embargo, la intención

de los acusadores no era procurar que se cumpliera la Ley; su único interés era tenderle una

trampa a Jesús, para que su respuesta entrara en conflicto con la Ley dada a Moisés o con

su mensaje de perdón y misericordia.

Jesús, con una sabiduría divina, deja en evidencia a cada uno de los acusadores con la

frase: “el que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella”

(v. 7), mostrando que ninguno estaba en condiciones de juzgarla.

Jesús no la acusa ni la condena, pero la confronta con misericordia y le dice “ni yo te

condeno; vete y no peques más” (v. 11). El “ni yo te condeno” es pura gracia de Jesús,

quien le ofrece una posibilidad de redención y restauración5. Su actitud trasciende las ideas

de su época y le ofrece el perdón y la posibilidad de una vida renovada. Él no minimiza las

consecuencias del pecado, pero enfatiza la posibilidad de cambiar a través del perdón y la

misericordia.

4. La unción en Betania (Lucas 7.36-50)

“Entonces una mujer de la ciudad, que era pecadora, al saber que Jesús estaba a la
mesa en casa del fariseo, trajo un frasco de alabastro con perfume; y estando detrás
de él a sus pies, llorando, comenzó a regar con lágrimas sus pies, y los enjugaba con
sus cabellos [...] Y Jesús le dijo: Tus pecados te son perdonados. [...] Y dijo a la
mujer: Tu fe te ha salvado, ve en paz.” (Lucas 7.37-38, 48, 50, RVR1960)

5
Marcos Zapata, “Ni yo te condeno, vete y no peques más” https://protestantedigital.com/seneca-
falls/63011/Ni_yo_te_condeno_vete_y_no_peques_mas (Protestante Digital, junio de 2021).

6
La mujer descrita en este pasaje es definida como “pecadora” (v. 37). Todas las

personas somos pecadoras, pero en este contexto parece indicar que aquella mujer tenía una

mala reputación y que en Betania era conocida por su estilo de vida.

El fariseo dueño de la casa juzgó rápidamente a aquella mujer y pensó que, si Jesús

realmente fuera profeta, no permitiría que ella lo tocara (v. 39). Jesús no solo aceptó que

aquella mujer lo tocara, sino que también reconoció su gesto de arrepentimiento y amor. Él

pudo ver su corazón sincero quebrantado y la perdonó.

Mientras que la sociedad veía esta mujer como una pecadora indigna, Jesús la trata

con valor y dignidad. Su actitud trasciende las normas judías de aquella época, valorando a

la persona por encima de los prejuicios y las etiquetas sociales.

5. Marta y María (Lucas 10.38-42)

“Pero Marta se preocupaba con muchos quehaceres, y acercándose, dijo: Señor, ¿no
te da cuidado que mi hermana me deje servir sola? Dile, pues, que me ayude.
Respondiendo Jesús, le dijo: Marta, Marta, afanada y turbada estás con muchas
cosas. Pero sólo una cosa es necesaria; y María ha escogido la buena parte, la cual
no le será quitada.” (Lucas 10.40-42, RVR1960)
Anteriormente, vimos que las mujeres estaban relegadas a las tareas domésticas, lo

que significaba que no podían tener un rol activo en la enseñanza religiosa. El estudio de

las Escrituras estaba reservado para los hombres. Sin embargo, en este pasaje leemos que,

de las dos hermanas, Marta se ocupaba de lo que culturalmente era aceptado

(probablemente atendiendo a los invitados), mientras que María escuchaba con atención a

los pies de Jesús (vv. 39-40).

Jesús responde a Marta de manera sorprendente: “solo una cosa es necesaria; y

María ha escogido la buena parte”. Con estas palabras, Jesús no rechaza el trabajo de

7
Marta, pero expone que el estudio de su Palabra y el tiempo dedicado a una relación con Él

están por encima de otras responsabilidades.

Lo que hoy nos parece normal, en tiempos de Jesús era muy diferente. Jesús tenía

amistad con mujeres, les enseñaba, y no dudaba en afirmar públicamente que ellas también

tenían que poder escuchar y conocer las Escrituras6.

6. Las mujeres en la crucifixión y resurrección (Mateo 27.55-61, 28.1-10)

“Estaban allí muchas mujeres mirando de lejos, las cuales habían seguido a Jesús
desde Galilea, sirviéndole [...] Pasado el día de reposo, al amanecer del primer día
de la semana, vinieron María Magdalena y la otra María, a ver el sepulcro. Y he
aquí, hubo un gran terremoto; porque un ángel del Señor, descendiendo del cielo y
llegando, removió la piedra [...] Y mientras iban a dar las nuevas a los discípulos, he
aquí Jesús les salió al encuentro, diciendo: ¡Salve! Y ellas, acercándose, abrazaron
sus pies, y le adoraron.” (Mateo 27.55, 28.1-2, 8-9, RVR1960)
Jesús tuvo que transformar profundamente el paradigma de sus discípulos para que

los escritores de los Evangelios mencionaran y destacaran la presencia de las mujeres en los

diferentes acontecimientos que se narran. Es muy significativo que se mencione a las

mujeres en un momento tan clave como la crucifixión y la resurrección.

En Mateo 27, leemos que María Magdalena, María la madre de Jacobo y José, y la

madre de los hijos de Zebedeo estaban presentes mientras muchos de los discípulos habían

huido por miedo (26.56). Este pasaje resalta la valentía y el amor de estas discípulas hacia

Jesús.

En el capítulo 28, leemos que María Magdalena y la otra María son las primeras en

llegar a la tumba y descubrir que Jesús ha resucitado (5-6). No solo se les permite vivir el

6
Rebecca McLaughlin, Jesús lo cambió todo para las mujeres
https://www.coalicionporelevangelio.org/articulo/jesus-cambio-mujeres/ (Coalición por el Evangelio, mayo de
2021)

8
momento más importante del cristianismo, sino que además se les da un papel crucial al ser

las encargadas de llevar el mensaje de la resurrección a los discípulos. El hecho de que

Jesús las eligiera para ser las primeras testigos y anunciadoras de su resurrección resulta

contracultural y extraordinario para el contexto del siglo I.

CONCLUSIONES

Las enseñanzas y la forma en que Jesús trataba a las mujeres fueron muy revolucionarias

para su época y, a día de hoy, siguen siendo relevantes para nosotros. Jesús coloca a la mujer en

el lugar de dignidad y valor con el que fue creada, y no dudó en romper con los prejuicios o las

barreras sociales de su contexto.

A diferencia de los fariseos y otros religiosos de su tiempo, Jesús mostró una actitud de

respeto y empatía, y ofreció dignidad, restauración y una oportunidad de cambio a mujeres como

la samaritana, la mujer con flujo de sangre o la adúltera. Jesús muestra que, en su Reino, el valor

y el propósito de una persona no están determinados por su género ni por las normas sociales,

sino por su corazón y su disposición a seguir a Dios.

Para la iglesia de hoy, el ejemplo de Jesús es el modelo perfecto para reflejar el amor de

Dios y valorar a cada persona, sin importar su pasado, género o situación. Las enseñanzas de

Jesús son universales y atemporales, no cambian dependiendo del contexto cultural y trascienden

las ideas y concepciones de cualquier época, incluida la nuestra.

9
BIBLIOGRAFÍA

HENRY, Matthew. Comentario Bíblico de Matthew Henry (Viladecavalls, Barcelona, España:

Editorial Clie, 1999).

JEREMIAS, Joachim. Jerusalén en tiempos de Jesús (Madrid, España: Ediciones Cristiandad

S.L., 1977).

MACDONALD, William. Comentario Bíblico de William MacDonald (Deconocido: Editorial

Clie, 2004).

MCLAUGHLIN, Rebecca. Jesús lo cambió todo para las mujeres

https://www.coalicionporelevangelio.org/articulo/jesus-cambio-mujeres/ (Coalición por el

Evangelio, mayo de 2021).

ROEHRS, Walter R. y FRANZMANN, Martín. Comentario Bíblico Concordia: Una

aproximación cristocéntrica y confesional a las Sagradas Escrituras (Saint Louis,

Missouri, EE.UU.: Editorial Concordia, 2004).

Santa Biblia Reina Valera (1960): La Biblia de la Reforma. Sociedad Bíblica de España.

ZAPATA, Marcos. “Ni yo te condeno, vete y no peques más”

https://protestantedigital.com/seneca-

falls/63011/Ni_yo_te_condeno_vete_y_no_peques_mas (Protestante Digital, junio de

2021).

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