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Clase 5 - Iii Parcial

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INTRODUCCION A LA CRIMINOLOGÍA

III PARCIAL
Docente: Mtro. Maycol Corea Corrales.
Unidad 2: Aspectos generales en la evaluación, en el ámbito jurídico- criminal.
Tema 5: Motivaciones delictivas en homicidios
Fecha: 06/08/2024

Motivación delictiva en homicidios.

Antes de profundizar en la motivación delictiva en homicidas, se hace necesario


destacar que solamente conociendo la subjetividad del agresor se podrá alcanzar
a entender su motivación. El hecho de que esta motivación no se ajuste a los
cánones sociales o morales del entorno cultural en el que se dé, no implica que no
exista o que no deba ser estudiada.

Skrapec (2000) concibe la motivación homicida como un constructo


multidimensional. De hecho, Bayley reconoce en los seres humanos crónicamente
violentos los mismos patrones fijos que tienen los animales depredadores.
Además, Bayley también opina que los individuos con características
temperamentales que los hacen propensos a la agresión cruel y letal no se
distinguen de los demás por sus inclinaciones, sino por dar rienda suelta a estas
tendencias innatas; por carecer de la capacidad para inhibir sus comportamientos.

Los asesinos en serie son sujetos con una predisposición biológica al


comportamiento antisocial. Su perfil psicológico, incluyendo psicopatologías,
determinará la forma en que perciban la realidad, la sientan y, sobre todo, las
motivaciones y necesidades que presenten. Así, y en términos neurobiológicos,
nuestro grado de impulsividad depende, en parte, del nivel de serotonina en el
cerebro (nivel que puede verse disminuido por el consumo de alcohol); y nuestra
agresividad, del nivel de testosterona en circulación, que se puede aumentar con
esteroides.

Los asesinos, sobre todo si son seriales, hacen aquello que satisface sus
necesidades y utilizan la violencia para conseguirlo. Como vemos, esta premisa
cuadra con los procesos básicos de motivación en humanos. Así, con la violencia
como mecanismo de actuación, y el modo y los medios empleados en una serie
de asesinatos puede darnos pistas cruciales sobre el móvil de los mismos.

Diferentes sentimientos pueden quedar plasmados en la escena de un crimen


que nos digan algo de la motivación de ese sujeto y cuál era su estado de
ánimo en el momento de cometer los delitos. Por ejemplo, una escena del crimen
basada en la ira del agresor estará desorganizada, con rasgos impulsivos y
violentos, o una escena sadista intentará provocar sentimientos de miedo o
sorpresa en aquel que lo vea, etc.

El asesinato en serie incluye el homicidio sexual, pero, obviamente, no solo se


limita a este tipo de delito. Skrapec (1997) diferencia entre:

Homicídio en serie sexual. La motivación del delito es principalmente de tipo


sexual.

Homicídio en serie sexualizado. La motivación básica es el homicidio, el


hecho de que su modus operandi incluya agresiones sexuales es secundario.

Además, también considera que hay tres motivaciones básicas que impulsan a un
homicida a cometer este tipo de delitos. Estas motivaciones no difieren de las que
cualquier persona podría presentar, pero sí su intensidad. Las tres motivaciones
básicas son:

1. Venganza y justificación. Es el aspecto predominante en las


declaraciones. Consideran que el hecho de hacer daño a otras personas es
la consecuencia del maltrato injustificado que creen haber sufrido en su
vida. Así, castigan a sus víctimas por algo que ellas han hecho o alguien
que se les parezca (de su grupo sexual, edad, etc.).

2. Control y poder. Esta sensación de poder, aunque sea fugaz, crea un


estado de bienestar muy potente en el agresor. Además, esa satisfacción
personal se convierte en “adictiva”, pues refuerza conductas agresivas para
repetir esa experiencia.

3. Éxtasis-alivio. El sentimiento de euforia tan aguda y de violencia e ira


interior de estos sujetos necesita algún momento catártico de expresión de
sentimientos. Después de una agresión, sobreviene un estado de calma y
alivio que es muy placentero para ellos. Estas sensaciones no son
perpetuas, por lo que se vuelve a generar el estado de ansiedad,
nerviosismo e intranquilidad que, muchas veces, acaba refugiado en
problemáticas desestructurales (alcoholismo, comportamientos antisociales,
etc.), y otras acaba, de nuevo, en agresión.

La definición de homicida serial que hacen se refiere a una persona que mata
reiteradamente y logra cometer más de tres muertes, generalmente opera
individualmente, cada vez que lo hace mata a una sola persona, que no suele
tener vínculo alguno con la víctima, que carece de móviles claros y que lo hace en
diversos momentos, pasando por pausas o intervalos de “enfriamiento”. Actúan
como depredadores, acechan, se acercan y matan. En ese sentido, también
hablan de varias fases, entre las que se encuentran las siguientes:

a) La fase áurea. el proceso se inicia cuando un potencial asesino comienza a


retrotraerse a su mundo de fantasías. externamente puede aparecer
normal, pero en el interior de su cabeza existe una zona oscura donde la
idea del crimen se va gestando. Su contacto con la realidad se debilita y su
mente comienza a ser dominada por sueños diurnos de muerte y
destrucción. Gradualmente, la necesidad de liberar sus fantasías dementes
llega a convertirse en una compulsión.

b) La fase de pesca. al igual que el pescador busca su mejor presa, el


asesino comienza la busqueda donde cree que puede hallar el tipo preciso
de víctima. Puede elegir el patio de una escuela, una zona de prostitución
callejera o cualquier lugar que le resulte práctico. lo más probable es que
allí termine por marcar su blanco.

c) La fase de seducción. en algunos casos, el asesino ataca sin advertencia


-atrapa a una víctima en la calle o fuerza la entrada en una casa y mata a
todos-, pero con frecuencia el asesino siente un placer especial en atraer a
sus víctimas generando un falso sentimiento de seguridad, burlando sus
defensas. algunos asesinos seriales son tan seductores y tienen una
apariencia tan inofensiva, que no les resulta difícil convencer a una mujer
para que suba a su coche. Otros seducen con la promesa de dinero, trabajo
o un lugar para pasar la noche.

d) La fase de captura. consiste en cerrar la trampa. Ver las reacciones


aterrorizadas es una parte del juego sádico. Es el momento en el que una
mujer que ha subido al automóvil de un desconocido amable descubre que
van en la dirección equivocada y que la puerta sobre el lado del pasajero no
tiene manija.

e) La fase del asesinato. Si el crimen es un sustituto del sexo, como es


frecuente, el momento de la muerte es el clímax que buscaba desde que
comenzó a fantasear con el crimen. es frecuente que muchos psicópatas
experimenten un orgasmo mientras matan. Y así como la gente normal
tiene sus posiciones favoritas, los asesinos seriales tienen sus preferencias
homicidas: algunos disfrutan estrangulando, otros golpeando o
acuchillando.

f) La fase fetichista. Al igual que el sexo, el asesinato ofrece un placer


intenso, pero transitorio. Para prolongar la experiencia, durante el período
previo al siguiente asesinato, el homicida guarda un fetiche asociado a la
víctima. Puede ser desde una billetera hasta un trozo del cuerpo.

g) La fase depresiva. Después del crimen, el asesino serial experimenta una


etapa depresiva, equivalente a la tristeza pos-coital. la crisis puede ser tan
profunda como para intentar suicidarse. Sin embargo, la respuesta más
frecuente es un renovado deseo de matar.

Según el FBI existen dos tipologías básicas de comisión de un homicidio. Así́,


según Toutin (2000) se podrá́ determinar si es un criminal de tipo psicopático o
psicótico, que son las categorías que la Unidad de Ciencias del Comportamiento
del FBI pasaría a llamar Organizada y Desorganizada (respectivamente) para
facilitar la tarea policial a aquellos agentes sin conocimientos de psiquiatría.

Psicópata (Organizado) Psicópata (Psicótico Desorganizado)


Padre ausente, delincuente o violento. Madre patológica.
Antecedentes penales frecuentes. Raramente tienen antecedentes penales.
Raramente antecedentes psiquiátricos. Antecedentes psiquiátricos frecuentes.
Uso de alcohol o estupefacientes. Insuficientes fármacos o suprimidos.
Vive en compañía. Vive solo o con padres.
Sociable superficialmente. Solitario.
Viaja mucho. Viaja poco.
Antecedentes personales de violencia Comportamiento peligroso que anuncia el
física. crimen.
Premeditación posible. Sin premeditación (excepto paranoias).
Posible cómplice. Actúa solo.
Largo diálogo con la víctima. Poco diálogo con la víctima.
Torturas ante mortem. No realiza torturas.
Martirio de la víctima. Actos desorganizados y violentos.
Sadismo sexual. No sadismo sexual.
Ausencia de tratamientos mentales Alucinaciones, delirios o síndrome
patológicos. depresivos.
Disimula el cadáver de la víctima. Abandona el cadáver sin precaución.
Víctima anónima. Víctima aleatoria.
Raramente se produce suicidio
Suicidio frecuente después del crimen.
posteriormente.

Poco tiempo después se añadió́ en la sede del FBI una tercera categoría, la
mixta, que corresponde a un tipo de delincuente que presenta características de
ambos grupos. Esta categoría surgió́ de R. K. Ressler al analizar a Jeffrey
Dahmer, el Carnicero de Milwaukee.

La motivación de un asesino es implícita, individual y no justificada. Los motivos


para cometer un asesinato han sido siempre muy diferentes y variados, tal y como
nos ha mostrado la literatura especializada (y la no especializada). Así́, se pueden
cometer homicidios por motivaciones ideológicas, religiosas, pasionales, egoístas,
económicas, vengativas, etc. Lo importante de este hecho no es tipificar todos los
tipos de motivaciones homicidas que puedan existir, sino poder predecir qué es lo
que resulta importante para un asesino para, de esa manera, poder entender cuál
es su motivación criminal. Eso nos permitirá́ , por un lado, predecir y, por el otro,
analizar más concretamente sus conductas.

La mejor forma de conocer las motivaciones de los homicidas seriales es hablar


con ellos. Sckrapec (1999), en un estudio, se basó́ en narraciones personales de
homicidas seriales condenados y logró identificar que sus motivaciones se
centraban en la sensación de máximo poder/control y vitalidad durante la comisión
del acto, en el cual alcanzaban la sensación de clímax por controlar a otro, se
autopercibían como omnipotentes, con poder sobre la vida y la muerte.

Aunque fuera una sensación fugaz, era innegable y esto les aliviaba de su
frecuente sensación de debilidad, insatisfacción, de sinsentido y aburrimiento.
Además, los asesinatos les hacía sentirse vivos, experimentar un éxtasis eufórico,
el desfogue de una ira violenta que les producía gran placer. La sexualidad se
asocia a la vitalidad, luego a un estado de calma y por último de alivio, pero esas
sensaciones no eran duraderas y después de cada asesinato se volvían más
inquietos y se agitaban más fácilmente. Las entrevistas con estos homicidas
revelaron que tienen unas motivaciones similares a las de otras personas, sin
embargo, su necesidad de control, poder y vitalidad les lleva mucho más allá́ de
las fronteras que nos retienen a los demás.

Se ha hablado de que los homicidas seriales forman parte de las personalidades


de tipo antisocial, que presentan una distorsión de la autoestima. Específicamente
los psicópatas se han asociado a una exagerada autovalía, autoestima tan
elevada que tiene que ser irreal, que se relaciona con egocentrismo, hedonismo y
megalomanía, por eso a algunos homicidas seriales les gusta confesar y llamar la
atención; forma parte de su motivación y de su proceso autoafirmativo individual.

En cuanto a las bases de la conducta humana que son aplicables a los homicidas,
podemos considerar que se adecuan casi todas, aunque, como ya hemos
comentado, están moduladas por sus cogniciones y conductas. En ese sentido,
las conductas de aprendizaje basadas en las teorías de autores como Thorndike o
Pavlov son muy significativas de apreciación en homicidas. Tanto las teorías del
modelado (aprender o mejorar una conducta por imitación), del aprendizaje vicario
(observar una conducta para aprender de ella), las técnicas del ensayo-error, por
las que los asesinos “perfeccionan” sus conductas, bien sea con motivación de no
ser descubiertos o por mejorar más sus acciones homicidas, como, por otro lado,
los procesos de reforzamiento y de condicionamiento de la conducta (p. ej., si a un
asesino le estimula positivamente una conducta sadista, tendrá́ tendencia a
repetirla y hacer que forme parte de su modus operandi) refrendan la teoría de que
un asesino puede llegar a aprender y modelar su conducta.

Otro de los factores esenciales y que está ligado con las cogniciones de los
sujetos son las autojustificaciones. Bandura afirma que una forma de reforzar las
autojustificaciones opera por medio de la desconsideración o la falsa
representación de las consecuencias de la acción. Cuando las personas deciden
realizar actividades que son perjudiciales para los demás, ya sea por motivos de
provecho personal o por móviles sociales, evitan enfrentarse o minimizan el daño
que causan: “no le hice daño, la alivie del dolor que implica vivir”. Recuerdan con
facilidad la información que recibieron previamente sobre los beneficios
potenciales del comportamiento, pero son menos capaces de recordar sus efectos
perjudiciales.

La impulsividad, la ausencia de miedo, la búsqueda de sensaciones y la


extroversión son algunas de las características asociadas a la motivación y la
actuación de los asesinos. Estas acciones se explican por una combinación de
factores biológicos, psicológicos y sociales, que permiten que la pulsión agresiva
se origine y se manifieste en forma inmediata, sin medir las consecuencias, en el
ataque al otro o hacia sí mismo, como acontece en los actos de automutilación o
en los intentos de suicidio. Implica la existencia de un componente biológico, la
pulsión que no puede ser controlada de forma eficaz.

En cuanto a los niveles de inteligencia de los asesinos, las pruebas no son


concluyentes, aunque puede ser debido a que no sea un factor esencial de su
motivación delictiva. Así́ mismo, existen diferentes motivaciones para matar y
distintas estrategias para ello que pueden ser más o menos “inteligentes”. Este
criterio no significa que los psicópatas tengan un CI medio más elevado, sino que
existen dos razones para pensar que tienen capacidad intelectual, la primera es
que sus actitudes son más organizadas (siguiendo al topología propuesta por
Ressler, 2003) y la segunda es que tienen tendencia a desplegar todos sus
recursos ante situaciones de mucha tensión.

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