Trabajo 1

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UNIVERSIDAD NACIONAL DE GUINEA ECUATORIAL

FACULTAD DE CIENCIAS ECONÓMICAS, GESTIÓN Y ADMINISTRACIÓN


DE EMPRESAS
DEPARTAMENTO DE CIENCIAS ECONÓMICAS

TEMA DE EXPOSICIÓN: ECONOMÍA Y ÉTICA

ASIGNATURA: Economía del Sector Público


PROFESOR: Juan Alogo MESA ABEME
CURSO: 4º ECONOMÍA
AUTOR:
Antonio Bikoro MITOGO BILE

Fecha: 30/10/2024
INTRODUCCIÓN

Las definiciones y explicaciones de términos son difíciles. Nosotros adoptaremos la


explicación del término «ética» que da el profesor Moore: «la ética es la investigación general
sobre lo bueno»1. Claro que aquí vamos a tratar de ética económica. Podríamos decir que la
ética económica es la parte de la ética que trata del comportamiento de las personas, de las
empresas y de las instituciones en el ámbito económico, es decir, aquél que hace referencia a
la producción, al intercambio y a la distribución de bienes y servicios que se lleva a cabo en una
sociedad.

1. LA ECONOMÍA CLÁSICA COMO ECONOMÍA FUNDADA EN LA ÉTICA


Los antiguos griegos tienen el crédito de haber visualizado la estructura de una unidad
política en su totalidad y su deber ser, realizando una aproximación racional a la economía
fundada en principios éticos.
En la Grecia de fines de siglo VII a.C. comenzó a vivirse una profunda crisis y una serie
de conflictos internos que tuvieron su proyección directa en el ámbito económico,
religioso y moral. Todo esto puso en cuestión el sistema de valores total de las polis o
ciudades-estado. Estas dificultades, sin embargo, produjeron el nacimiento de una
reflexión moral y política de los griegos para afrontar su nueva organización. Es en este
punto donde los pensadores antiguos como Jenofonte1, Platón (427 a. C. - 347 a. C.) y
Aristóteles (384 a. C. - 322 a. C.) sentaron las bases necesarias para el desarrollo de estos
asuntos.
Según Platón: El trabajo debía ser dividido para concretar la posibilidad de atender a
las necesidades económicas y vitales de los miembros de la ciudad. En este puntual
pensamiento, la justicia, es virtud cardinal y fundamental para la constitución de un
Estado. Éste es una institución eminentemente ética, en la cual la justicia consiste en que
cada uno, según la división del trabajo, haga aquello para lo cual la naturaleza lo ha dotado
mejor, porque: “la justicia ha de consistir en hacer lo que corresponde a cada uno, del
modo adecuado.
Según Aristóteles: comprendió el término economía (oikos-nomos) como la
administración de la casa, del hogar. Y describió a la ciudad como una unidad económica
formada por un grupo de familias que intercambiaban los productos que sobraban entre
ellas. Los bienes que contribuyen a satisfacer las necesidades se adquieren a través del
comercio, de lo cual se deduce la aparición del dinero, tal como comenta Platón en la
República, para que el intercambio de bienes sea más sencillo. En este sentido, la finalidad
de la producción sería el consumo, no el comercio para el provecho monetario.

2. BREVE MENCIÓN DE LOS DESARROLLOS POSTERIORES DE LA CIENCIA ECONÓMICA Y SU


RELACIÓN CON LA ÉTICA
Las relaciones entre la economía y la ética se han suscitado desde el inicio de su
teorización y ejercicio con algunas dificultades, puesto que ellas se han vinculado
directamente con comportamientos guiados por los intereses individuales, las ambiciones
de enriquecimiento y poderío de muchos.
Desde los comienzos del pensamiento en las reflexiones platónicas, fue posible el
arribo a un modelo político-económico que encontró su pivote en los fundamentos éticos.
Pero la ética, en cuanto disciplina de las actividades económicas, adquirió su primer interés
teórico específico en las especulaciones de la racionalidad práctica de Aristóteles,
tendientes a rechazar la práctica de la usura (Aristóteles, Política, Libro III: Economía y
Crematística). Aristóteles promovió la búsqueda del bien en todos los ámbitos de la
existencia, y por ende en el terreno económico, lo que supone necesariamente actuar
conforme a la naturaleza humana. Esta idea se proyectó durante los siglos subsiguientes, a
causa de la importancia concedida desde estas cosmovisiones a la formación moral del
ciudadano.
Es así que apareció Adam Smith, calificado como el “padre de la economía” por sus
importantes desarrollos en esta materia, Smith tenía en su mira constantemente las
consideraciones morales aplicadas a la esfera económica. En sus escritos, Smith había
enfatizado la importancia de ciertas virtudes en los procesos económicos. Para este
pensador era evidente la necesidad de tener en cuenta ciertos principios rectores de los
diferentes momentos del desarrollo de la ciencia económica en su elaboración y
manifestación. Hay que señalar además que la obra de Smith contribuyó a la
sistematización de los conocimientos de la época en materia económica, y realizó un
aporte fundamental en temas como la división del trabajo y la teoría del valor.
Ya a finales del siglo XVIII, por influencia de los economistas clásicos, se justificó un
enfoque utilitarista para la dimensión económica, que comenzaba a distanciarse
irremisiblemente de las consideraciones morales.
Thomas Malthus, que se desempeñó como el primer profesor de Economía Política en
Inglaterra, y que, a lo largo de su trabajo Ensayo sobre la población, promovió las medidas
económicas tendientes al aumento de la producción agrícola como único posible medio
para lograr la “riqueza de las naciones”, que generaría un incremento en la felicidad de la
población, mejorando la situación de las clases más desfavorecidas. Malthus consideraba
que, a pesar de que sea inevitable que la sociedad viva en la miseria, es necesario que se
reduzcan las desigualdades por medio de un crecimiento de las clases medias.
Bentham: por su parte, atacó en sus trabajos iniciales el sistema legal y judicial En ella
ponderaba que todo acto humano, norma o institución, deben ser juzgados según la
utilidad que tienen, esto es, según el placer o el sufrimiento que producen en las personas.
A partir de esa simplificación en un criterio tan antiguo como el mundo, proponía
formalizar el análisis de las cuestiones políticas, sociales y económicas, sobre la base de la
medición de la utilidad de cada acción o decisión. Así se fundamentaría una nueva ética,
basada en el goce de la vida y no en el sacrificio ni el sufrimiento. El objetivo último de
lograr la mayor felicidad para el mayor número le acercó a corrientes políticas progresistas
y democráticas.

3. LA ECONOMÍA COMO CIENCIA SOCIAL, POLÍTICA Y HUMANA: NECESIDAD DE ETICIDAD.


LA NOCIÓN DE JUSTICIA
Hay dos puntos que deben tenerse primeramente en cuenta en la comprensión de lo
económico desde la perspectiva de una filosofía práctica: por un lado, su ya mencionado
carácter social, y la necesidad de la justicia, como virtud cardinal que debe hacerse
presente en todas sus reflexiones y actividades. Sin una adecuada concepción de la justicia
y su aplicación, el curso de la economía y su teorización pueden resultar verdaderamente
nefastos.
Política, sociedad y economía van de la mano; no es posible teorizar sobre economía
sin una base en lo humano, su carácter social y político. El hombre, en sus actividades
prácticas debe guiarse por principios prácticos. Todos estos principios confluyen en los
principios morales, que otorgan la dirección inicial y final de los propósitos humanos. Es
por ello que tiene toda la importancia remitirnos a esta noción ética imprescindible de la
justicia.
Se puede afirmar con razón que los criterios objetivos de comprensión de la realidad
dan por resultado un tratamiento también realista de la visión del hombre como un sujeto
ético político que debe atender a los requerimientos de sus necesidades naturales a través
de la economía. La teorización de ésta, sin duda, debe estar ligada al criterio de virtud
ético-política.

4. ACTUALIDAD DE LA CUESTIÓN EN TORNO A LA RELACIÓN ENTRE ÉTICA Y ECONOMÍA


Hausman y Mc Person, en su artículo “Talking Ethics Seriously”54 apuntan algunas
causas por las cuales la moralidad debe ser aplicada a la actividad económica. Ésta influye
concretamente en los resultados económicos. Además, los propios puntos de vista morales
de los economistas pueden incidir en la moral y el comportamiento de los demás, tanto en
formas deseadas, como en las no deseadas. Debido a que los economistas están
interesados en los resultados, deben estar también comprometidos con principios y
acciones morales, necesariamente. Es claro entonces que para evaluar y desarrollar una
economía de la prosperidad, se requiere la vigilancia de la moral. Además, las conclusiones
de la economía deben estar vinculadas a los compromisos morales que impulsa la política
pública.

5. CONCLUSIONES
En esta investigación se han logrado identificar y analizar algunas líneas teóricas y
éticas destacadas del pensamiento ético, político y económico en la historia. Se ha podido
encontrar cierta proyección de dichas concepciones en los postulados de la actualidad.
La economía moderna nació de la filosofía moral, es por eso que la actividad
económica tiene que ser regida por consideraciones éticas. Sin embargo, en los tiempos
que corren, esta actividad ha tendido a ser vista como dirigida a satisfacer las motivaciones
menos nobles, esto es, el interés individual. Como expone Joseph Ramos: “Es un avance
sólo si se compara con el sometimiento y explotación que caracterizaron las sociedades
esclavistas y feudales. Sólo en forma muy excepcional (aparte de las relaciones dentro de
un núcleo familiar) se ha fundado la actividad económica en motivos benévolos, altruistas
o solidarios.”
En el diagnóstico de la situación actual en relación con la ética y la economía, se han
podido visualizar ciertos problemas y cuestiones a resolver. Entre ellas, es posible
mencionar el problema actual de pensar la economía, no como una ciencia social, sino
como una disciplina que debe ser mirada con los ojos de las ciencias naturales. Se constata
una situación particular: el hombre pertenece al reino de la libertad, por lo tanto, las
cuestiones prácticas de su existencia deben estar supervisadas y guiadas por una filosofía
práctica moral que pueda brindar los lineamientos del obrar en un mundo tan
complejizado que no puede legislar sobre absolutamente todo.
Desde distintos puntos de análisis se pudo verificar, además, que la filosofía realista
aún sigue vigente y que aún puede dar respuesta a los cuestionamientos de un mundo tan
complejo como al que hoy asistimos. Los filósofos clásicos comprendieron que lo
fundamental en una sociedad política es la formación del carácter, que tiene una impronta
habitual, el êthos. El proceso de formación de las personas es individual y universal, puesto
que esta experiencia humana es susceptible de reflexión, de elaboración y de
comunicación, y da por resultado un comportamiento moral personal, el cual finalmente
influye sobre los demás de diferentes maneras y de modo sustancial. La ética ayuda a
forjar el carácter, y colabora en la proposición y justificación de comportamientos estables
y deseables para todos (universal).

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