Guion Teatral de Moises y Josue

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GUION TEATRAL: MOISES

ESCENA 1: El nacimiento de Moisés


Narrador: En un tiempo de opresión y sufrimiento, el pueblo de Israel clamaba a Dios por
liberación. El faraón que gobernaba mando a matar a todos los niños y recién nacidos que
fueran primogénitos israelitas.
Un niño nació entre ellos, un niño que cambiaría el destino de una nación: Moisés.
Jocabed (Mama de Moises): O señor mío no desampares nunca a mi hijo y haz que llegue a
una buena familia.
Miriam (hermana de Moises): No te preocupes madre que dios esta con mi hermano y no le
pasara nada además ya sabes que la hija del faraón se baña muy cerca de aquí y mi hermano
puede llegar a sus manos.
Jocabed: (Con ternura) No podemos mantenerlo oculto por más tiempo. Su vida está en
peligro. Miriam, llévalo al río y colócalo en una canasta. Que Dios lo proteja.
(Miriam coloca al bebé en la canasta y lo deja flotar en el río Nilo.)
Narrador: El pequeño Moisés fue dejado en el río, bajo la misericordia de Dios. Pero, en lugar
de encontrar su final, halló el principio de su gran destino.
ESCENA 2: La adopción por parte de la hija del Faraón (Éxodo 2:5-10)
Narrador: En eso, la hija del faraón bajó a bañarse en el Nilo. La hija del Faraón aparece con
sus sirvientas paseando por la orilla del río. Cuando la hija del faraón abrió la cesta y vio allí
dentro un niño que lloraba, le tuvo compasión y exclamó
Hija del Faraón: (Viendo la canasta) ¡Miren eso! ¡Es un niño hebreo en una canasta en el
agua! Tráiganla aquí. ¡Es un niño! Un bebé
Narrador: Ella lo adoptó como hijo suyo; además, le puso por nombre Moisés, pues dijo: «¡Yo
lo saqué del río!». Así fue como Moisés, salvado de las aguas, fue adoptado por la hija del
Faraón y criado como un príncipe en la corte de Egipto.
ESCENA 3: Moisés mata al egipcio y huye a Madián
Narrador: Aunque criado como príncipe, Moisés no tolera este tipo de acción. Un día, al ver a
un esclavo hebreo siendo maltratado, su ira estalló.
Moisés: (Furioso) ¡Detente! (Golpea al soldado, quien cae muerto.)
Narrador: Al matar al soldado egipcio, Moisés sabía que su vida estaba en peligro. No le
quedó más opción que huir al desierto.
ESCENA 4: Moisés conoce a su esposa Séfora
Narrador: En el desierto de Madián, Moisés llega a un pozo donde unas mujeres, entre ellas
Séfora, están siendo acosadas por pastores. En Madián, Moisés encontró refugio. Allí,
defendió a unas mujeres en el pozo, entre ellas Séfora, hija del sacerdote Jetro.
Séfora: (A Moisés) Gracias por ayudarnos. Ven a nuestra casa, mi padre querrá agradecerte.
(Moisés es llevado a la casa de Jetro.)
Jetro: Quédate con nosotros, Moisés. Has encontrado favor a mis ojos. Toma a Séfora como
tu esposa y sé parte de nuestra familia.
(Moisés y Séfora se miran con afecto. Se casan y construyen una vida juntos.)
ESCENA 5: La visión de la zarza ardiente y la llamada de Dios (Éxodo 3:1-14)
(Moisés está pastoreando ovejas en el monte Horeb cuando ve una zarza ardiendo.)
Narrador: Un día, mientras cuidaba el rebaño, Moisés vio algo extraordinario: una zarza en
llamas, pero que no se consumía.
Dios (voz en off): ¡Moisés, Moisés!
Moisés: (Sorprendido) Aquí estoy.
Dios (voz en off): No te acerques aquí; quítate las sandalias de los pies, porque el lugar
donde estás parado es tierra santa.Yo soy el Dios de tus padres, el Dios de Abraham, Isaac y
Jacob. He visto el sufrimiento de mi pueblo en Egipto, y he decidido liberarlos. Ve a Egipto y
dile al Faraón que deje ir a mi pueblo.
Moisés: (Temeroso, agachado y cubirendose la cara) ¿Quién soy yo para ir ante el Faraón?
¿Y si no me creen?
Dios (voz en off): Diles que Yo Soy el que Soy te ha enviado. No temas, yo estaré contigo.
(Moisés acepta su misión.)
ESCENA 6: Moisés regresa a Egipto para liberar a su pueblo
(Moisés se despide de Séfora y Jetro)
Narrador: Con el llamado de Dios en su corazón, Moisés dejó Madián y regresó a Egipto,
donde se reuniría con su hermano Aarón para liberar al pueblo de Israel.
ESCENA 7: Moisés y Aarón enfrentan al Faraón
(En la sala del trono del Faraón. Moisés y Aarón se presentan ante él. El Faraón está
acompañado por su esposa y sus consejeros.)
Narrador: Moisés y Aarón se presentaron ante el Faraón, con la orden de Dios en sus labios.
Moisés: Faraón, así dice el Señor, el Dios de Israel: "Deja ir a mi pueblo, para que me sirva en
el desierto."
Faraón: (Con desprecio) ¿Quién es ese Dios para que yo lo obedezca? Yo no conozco a
ningún "Dios". ¡Nunca dejaré que los hebreos se vayan!
Narrador: Pero Dios les dio una señal para mostrar Su poder.
Dios (voz en off): Moisés, dile a Aarón que arroje su cetro ante el Faraón.
Moisés: (A Aarón) Haz lo que el Señor ha ordenado.
(Aarón arroja el cetro ante el Faraón y se convierte en una serpiente.)
Faraón: (Con arrogancia) ¡Traigan a mis sacerdotes!
(Los sacerdotes egipcios arrojan sus cetros, que también se convierten en serpientes. Pero la
serpiente de Aarón devora a las serpientes de los magos.)
Narrador: A pesar de esta señal, el corazón del Faraón se endureció. No dejó ir a los hebreos.
Faraón: (Desafiante) ¡Esto no significa nada! ¡No dejaré ir a los hebreos!
Moisés: Entonces, Faraón, verás el poder de Dios. Las plagas caerán sobre Egipto hasta que
liberes a Su pueblo.
ESCENA 8: Las 9 primeras plagas de Egipto
(Moisés y Aarón comienzan a invocar las plagas. El Faraón observa con ira mientras el pueblo
de Egipto sufre.)
Narrador: Y así comenzaron los juicios de Dios sobre Egipto. Las aguas del Nilo se
convirtieron en sangre, y los peces murieron. Ranas cubrieron la tierra, luego vinieron los
piojos, las moscas, la peste sobre el ganado, llagas en la piel de los egipcios, granizo
destructivo, langostas que devoraron los cultivos, y una densa oscuridad cubrió la tierra
durante tres días. Pero no dejaba que los hebreos fueran libres. A pesar del sufrimiento, el
Faraón se negó a liberar a los israelitas, desafiando el poder de Dios.
Moisés antes de que cayera la última plaga aviso a todos los israelitas que debían comprar un
cordero de ese año y que debían sacrificarlo y pintar con su sangre el marco de la puerta y
deberían comer su carne asada y a ese día llamarle pascua todos los israelitas hicieron lo que
moisés les dijo y la última plaga cayó sobre Egipto a los hijos de los israelitas no le paso nada,
pero los primogénitos de los egipcios hasta el hijo del faraón murieron esa noche.
ESCENA 9: Liberación del pueblo de Israel
SOLDADO: ¡Mi señor, mi señor!!!
FARAÓN: ¿Qué sucede? ¿Por qué me despiertan a esta hora?
SOLDADO: Mi señor, Moisés tenía razón, los primogénitos han muerto. Por todo Egipto se
escucha el lamento por las muertes. FARAÓN: Mi hijo, ¿Cómo está mi hijo?
SOLDADO: El príncipe ha muerto señor.
FARAÓN: No, no puede ser… Traigan de inmediato a Moisés.
(Moisés llega y habla con el faraón)
Moisés: Lamento lo que le ha pasado a tu hijo.
Faraón: No me interesan tus condolencias solo quiero que te largues de Egipto tú y esos
malditos esclavos, ya vete… largo de aquí.
Narrador: Moisés se fue con Aron a avisarle a los israelitas que empacaran lo más rápido
posible los israelitas lo hicieron asi y moisés y los israelitas emprendieron su caminata a la
tierra prometida.
Narrador: Partieron los hijos de Israel como seiscientos mil hombres de a pie, sin contar los
niños. También subió con ellos grande multitud de toda clase de gentes, y ovejas, y muchísimo
ganado. Y luego que Faraón dejó ir al pueblo, Dios no los llevó por el camino de la tierra de los
filisteos, que estaba cerca. Rodearon por el camino del desierto por el Mar Rojo.
El corazón de Faraón y de sus siervos se volvió contra el pueblo; y tomó seiscientos carros
escogidos, y todos los carros de Egipto, y los capitanes sobre ellos. Los egipcios se habian
acercado, los hijos de Israel alzaron sus ojos, y he aquí que los egipcios venían tras ellos; por
lo que los hijos de Israel temieron en gran manera.
ESCENA 10: MOISES HABRE EL MAR ROJO
MOISÉS: No temáis; estad firmes, y ved la salvación que Dios hará hoy con vosotros; porque
los egipcios que hoy habéis visto, nunca más los veréis. Jehová peleará por vosotros, y
vosotros estaréis tranquilos.
Dios: Moisés, di a los hijos de Israel que marchen. Y tú alza tu vara, y extiende tu mano sobre
el mar, y divídelo, y entren los hijos de Israel por en medio del mar.
MOISÉS: (Moisés extiende su mano sobre el mar y se divide en 2)
Narrador: Luego de que todos los israelitas lograran pasar Dios le dijo a Moises. Extiende tu
mano sobre el mar, para que las aguas vuelvan sobre los egipcios, sobre sus carros, y sobre
su caballería.
MOISÉS: (Moisés extendió su mano sobre el mar, y el mar cubre a los egipcios)
Narrador: Y así, el pueblo de Israel fue testigo del poder de Dios, mientras su enemigo fue
destruido en las aguas del Mar Rojo.
ESCENA 11: El pueblo de Israel en el desierto
Narrador: Pero la travesía estaba lejos de terminar. Durante tres días caminaron por el
desierto sin comida.
Pueblo de Israel: (Quejándose) ¡No tenemos comida! En Egipto teníamos pan y carne, pero
aquí moriremos de hambre.
Moisés: (Con paciencia) Confíen en el Señor, Él les dará de comer.
Dios (voz en off): He oído las quejas de los israelitas. Al anochecer comerán carne, y en la
mañana se saciarán con mana del cielo.
(Al caer la noche, codornices llenan el campamento, y el pueblo captura y come las aves.)
Narrador: Y esa noche, codornices llenaron el campamento, proporcionando carne al pueblo
hambriento. A la mañana siguiente, una fina capa de algo parecido a escarcha cubre el suelo
del desierto.
Pueblo de Israel: (Sorprendidos) ¿Qué es esto?
Moisés: Este es el pan que el Señor les da para comer. Lo llamarán maná. Recojan solo lo
que necesitan para cada día.
Narrador: Y así, Dios proveyó al pueblo de Israel con maná, el pan del cielo, cada día durante
su peregrinación en el desierto.
ESCENA 12: El becerro de oro y los 10 Mandamientos (Éxodo 19:1-25, Éxodo 32:1-35)
(El escenario cambia al monte Sinaí. Moisés sube a la montaña para recibir las tablas de la
ley. Mientras tanto, el pueblo de Israel, impaciente por su ausencia, comienza a quejarse.)
Pueblo de Israel: (Quejándose) ¿Dónde está Moisés? ¡Ha tardado demasiado! ¡Hagamos
dioses que nos guíen! Aarón, Levántate, haznos dioses que vayan delante de nosotros.
AARÓN: Apartad las joyas de oro que están en las orejas de vuestras mujeres, de vuestros
hijos y de vuestras hijas, y traédmelos.
Narrador: Aarón toma las joyas y fabrica un becerro el cual comenzaron a adorar por la salida
de Egipto.Y todos los israelitas hacen un círculo en torno al becerro, dejando el espacio
necesario para que las bailarinas dancen a su alrededor.
Dios (voz en off): Moisés, desciende, porque tu pueblo se ha corrompido. Han hecho un ídolo
y lo están adorando. Anda, desciende, porque tu pueblo que sacaste de la tierra de Egipto se
ha corrompido.
Narrador: Y volvió Moisés y descendió del monte, trayendo en su mano las dos tablas del
testimonio, las tablas escritas por ambos lados; de uno y otro lado estaban escritas. Y las
tablas eran obra de Dios, y la escritura era escritura de Dios grabada sobre las tablas.
Josue: Moises, abajo se oyen gritos, el pueblo se ha perdido, están adorando a la estatua de
un becerro
Moisés: (Furioso) ¿Cómo pudieron hacer esto? ¿Cómo han olvidado al Señor tan
rápidamente?
Narrador: Moisés destruyó el becerro de oro y reprendió duramente al pueblo. Luego, subió
nuevamente al monte Sinaí, donde Dios le dio una nueva ley y luego de un tiempo regresa con
las tablas de los 10 Mandamientos en las manos.
Moisés: Estos son los mandamientos que el Señor ha dado. No tendrán otros dioses aparte de
Él. No harán ídolos ni los adorarán.
Narrador: Y así, Dios entregó Su ley a Israel, los 10 Mandamientos, sellando Su pacto con Su
pueblo.
ESCENA 13: La Rebelión en el Desierto y la Duda de Moisés y Aarón
Narrador: El tiempo pasó, y la travesía en el desierto continuó. A pesar de los milagros y la
provisión constante de Dios, el pueblo de Israel siguió murmurando y dudando. Se
encontraban nuevamente en Cades, un lugar seco, sin agua. (El pueblo, agotado y furioso, se
acerca a Moisés y Aarón, gritando con desesperación.)
Pueblo de Israel: (Quejándose con rabia) ¡Moisés! ¿Por qué nos has traído a este lugar? ¡No
hay agua! ¡Hubiera sido mejor morir en Egipto que sufrir en este desierto! ¿Por qué nos trajiste
aquí para morir, tanto nosotros como nuestro ganado?
Moisés: (Cansado, mirando a Aarón) Otra vez se quejan... no importa cuánto Dios haya hecho
por ellos.
Aarón: (Con rostro sombrío) Parece que nunca dejarán de dudar.
(Moisés y Aarón se separan del pueblo y se dirigen hacia el Tabernáculo, buscando la guía de
Dios. Se arrodillan en oración.)
Narrador: Moisés y Aarón se dirigieron al Señor en busca de ayuda, pues el pueblo estaba a
punto de rebelarse.
Dios (voz en off): Moisés, toma tu vara y reúne a la asamblea. Tú y Aarón hablarán a la roca,
y de ella saldrá agua para el pueblo.
Moisés: (Con rabia contenida) ¿Hablarle a la roca? Después de todo lo que hemos hecho,
¿todavía debemos soportar esto?
Aarón: (Intentando calmar a Moisés) Hermano, haz lo que el Señor ha dicho. Debemos seguir
Sus instrucciones.
Moisés: (Con ira creciente) ¡Estas personas nunca aprenden! ¡Siempre dudan, siempre se
quejan!
Narrador: Moisés toma la vara con fuerza y, en lugar de hablar a la roca como Dios había
ordenado, levanta su mano y golpea la roca dos veces con la vara. De la roca brota un torrente
de agua, suficiente para saciar la sed de todo el pueblo y su ganado. El pueblo, aliviado, corre
a beber.
Narrador: Y a pesar de su desobediencia, el agua fluyó de la roca, cumpliendo el mandato de
Dios. Pero Moisés había dudado. En su frustración, no siguió la instrucción exacta de hablar a
la roca, sino que la golpeó, como si el poder estuviera en sus manos y no en la palabra del
Señor.
Dios (voz en off): Moisés, Aarón, porque no me creyeron, porque no honraron mi santidad
ante los ojos de los hijos de Israel, no llevarán a esta asamblea a la tierra que les he dado.
Moisés: (Con voz quebrada) Hemos fallado... he dejado que mi ira y frustración me aparten de
la voluntad de Dios.
Aarón: (Con dolor) Y ahora, por nuestra falta de fe, no veremos la tierra prometida.
Narrador: Moisés y Aarón, líderes de Israel, hombres de fe y obediencia, dudaron en un
momento crucial. Y debido a esa duda, no serían ellos quienes guiarían al pueblo a la Tierra
Prometida.
Narrador: Pero a pesar de los milagros y la ley, el corazón del pueblo de Israel continuaba
lleno de dudas y rebelión. Por su desobediencia, Dios los condenó a deambular por el desierto
40 años preparándose para entrar en la tierra que Dios les había prometido. Y aconteció
después de la muerte de Moisés siervo de Dios, que Dios habló a Josué hijo de Nun, servidor
de Moisés, para sea el nuevo líder del pueblo de Israel.

Josué, el Siervo Fiel


Josué guía a Israel
Narrador: Tras la muerte de Moisés, el gran líder que sacó a Israel de Egipto, recae sobre
Josué la responsabilidad de guiar al pueblo hacia la Tierra Prometida. Dios había preparado a
Josué, el fiel siervo, para este momento.
Josué (arrodillado): Señor, ¿cómo podré guiar a tu pueblo sin Moisés?
Voz de Dios (desde arriba): "Sé fuerte y valiente. Como estuve con Moisés, estaré contigo. No
te apartes de mi ley y tendrás éxito donde quiera que vayas."
Josué (levantándose): ¡Pueblo de Israel! El Señor nos ha hablado. ¡Cruzaremos el río Jordán
y tomaremos la tierra que nos ha prometido!
Cruzando el Jordán
(Josué y el pueblo se preparan para cruzar el río Jordán. Los sacerdotes sostienen el arca del
pacto.)
Narrador: Al igual que el Mar Rojo se dividió para Moisés, Dios muestra su poder en el río
Jordán. Josué, confiado en el poder de Dios, lidera a Israel hacia su destino.
(El río se divide simbólicamente mientras el pueblo cruza en silencio reverente.)
Josué: ¡Erigid aquí piedras de memoria, para que recordemos siempre cómo el Señor abrió el
Jordán ante nosotros!
(Se alzan las piedras mientras la escena finaliza.)
Batallas con los Cananeos
Escena 1: La Batalla de Jericó
(Se erige una muralla en el fondo del escenario, representando la ciudad de Jericó. Josué y los
soldados israelitas marchan alrededor.)
Narrador: La primera gran prueba de Josué fue la inexpugnable ciudad de Jericó. El Señor
instruyó a Josué en un plan peculiar: marchar alrededor de la ciudad por siete días.
Josué: ¡Silencio! El Señor nos ha dado instrucciones. Solo al séptimo día gritaremos.
(La escena transcurre con los israelitas marchando en silencio durante varios días.
Finalmente, al séptimo día...)
Josué: ¡Ahora! ¡Gritad con todas vuestras fuerzas!
(Se escucha un estruendo, y la muralla de Jericó "cae" simbólicamente. Los israelitas avanzan
victoriosos.)
Escena 2: La Conquista de Ai y otras ciudades
Narrador: La victoria en Jericó fue solo el comienzo. Josué, bajo la guía del Señor, enfrentó a
numerosos reyes y ciudades en la Tierra Prometida.
(Se suceden varias breves escenas de batallas, donde Josué y los israelitas pelean contra los
cananeos.)
Josué: ¡No temáis, el Señor pelea por nosotros!
(Se escuchan gritos de victoria y la escena cambia rápidamente de ciudad en ciudad mientras
los enemigos son derrotados.)
Josué divide la tierra
(El escenario muestra un mapa de la Tierra Prometida. Josué está rodeado por los ancianos y
líderes de las tribus de Israel.)
Josué: El Señor ha cumplido su promesa. Ahora cada tribu recibirá su heredad. Al este del
Jordán, a Rubén, Gad y la media tribu de Manasés. Y al oeste, el resto de las tribus recibirán
sus tierras.
(Los líderes de las tribus escuchan y aceptan sus porciones.)
Anciano de Judá: Damos gracias a Dios por su fidelidad y a ti, Josué, por guiarnos en la
batalla y en la paz.
Escena 2: Josué establece ciudades de refugio
Narrador: Josué, buscando justicia y paz entre el pueblo, también designó ciudades de refugio
para aquellos que accidentalmente cometieran homicidio.
Josué: Que estas ciudades sean santuarios de misericordia. Aquí, quien busque refugio será
juzgado justamente.
(La escena muestra a varias personas llegando a las ciudades de refugio, simbolizando el
orden y la justicia en la nueva tierra.)
Las palabras finales de Josué y muerte
Escena 1: Discurso de despedida de Josué
(Josué, anciano, se encuentra frente al pueblo reunido. El ambiente es solemne.)
Josué: He envejecido, pero el Señor ha sido fiel. Hoy os digo: si os parece bien, escoged a
quién serviréis, si a los dioses de vuestros antepasados o al Señor. Pero yo y mi casa
serviremos al Señor.
Pueblo: ¡Serviremos al Señor! ¡Nunca nos apartaremos de Él!
(Josué, satisfecho, mira al pueblo con gratitud.)
Escena 2: La muerte de Josué
Narrador: Josué, el siervo fiel del Señor, vivió una vida plena. Después de guiar al pueblo en
tiempos de guerra y paz, descansó junto a sus padres.
(Josué yace en paz. El pueblo lo honra y lo entierra en su heredad en Timnat-seraj.)
Narrador: Así, el legado de Josué permaneció entre el pueblo de Israel. Aunque su líder partió,
la promesa de Dios de una tierra y un futuro prevaleció.

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