Clasificación de Los Microfonos
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Ciclo superior de Sonido – SPA Cómo cuidar un micrófono
Según el tipo de transductor (dispositivo que convierte las ondas acústicas en señales eléctricas que
pueden ser registradas) empleado, encontramos dos grandes grupos de micrófonos que son los más
utilizados:
Micrófonos dinámicos o de bobina móvil. Son robustos, direccionales, no precisan de una
fuente de alimentación y tienen una sensibilidad relativamente buena, aunque peor que otros
tipos. Su respuesta en frecuencia es limitada e irregular y tienden a reforzar los graves, por lo que
su uso es aconsejable para sonidos de baja frecuencia. Su direccionalidad permite la captación
específica de la fuente sonora, por lo que son ampliamente utilizados tanto en exteriores como en
interiores, en eventos, conciertos, como micrófono de mano, cuando hay que colocarlo sobre un
soporte, etc.
Micrófonos de condensador. Son más delicados, necesitan una fuente de alimentación y son
de direccionalidad variable. Tienen una sensibilidad muy alta a la captación del sonido, por lo que
la calidad sonora es mayor que la que se obtiene con los micrófonos de bobina. Además, su
respuesta en frecuencia es amplia y fiable, lo que los convierte en los más utilizados para la
grabación en estudios.
Además de saber elegir el tipo de micrófono más adecuado para cada circunstancia, es imprescindible
aprender a cuidarlo, evitando malas prácticas que pueden deteriorar el dispositivo y afectar a la calidad
del producto sonoro.
Distancia. Hay que evitar hablar pegado al micrófono, manteniendo una distancia mínima de tres
o cuatro dedos. De lo contrario, el sonido se saturará e irá deteriorando la cápsula del micrófono
más rápidamente.
Golpes y soplos. A la hora de probar el micrófono, nunca hay que soplarlo o golpearlo con los
dedos, porque esto disminuirá su tiempo de vida útil. Los micrófonos se prueban con sonidos, es
decir, hablando o tocando un instrumento.
Cable. No tires del cable del micrófono, trátalo con delicadeza si no quieres dañar el conector y
que se cuelen en la grabación sonidos extraños.
Ubicación. Los micrófonos deben estar en su soporte (trípode, jirafa, mesa…) para evitar que se
caiga, se mueva o capte mal el sonido.
Accesorios. Para grabaciones en exteriores, lo ideal es utilizar un filtro o espuma anti-viento que
cubra el micrófono para prevenir los ruidos producidos por el aire o el propio locutor.
Interferencia y acoples. El micrófono debe mantenerse alejado de cables de la corriente
eléctrica porque éstos generan un campo magnético que interfiere en la señal captada por el
micrófono. Tampoco deben acercarse a un altavoz, porque se produce acople, esto es, un
incómodo pitido que puede dañar tanto el altavoz como los oídos de los presentes.
Mantenimiento. Como cualquier otro dispositivo, el micrófono requiere de un mantenimiento
básico, que incluye una correcta limpieza y almacenamiento. Algunos micrófonos tienen espumas
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o rejillas desmontables que pueden lavarse con agua y jabón, asegurándonos de que se han
secado por completo antes de volver a colocarlos. Por último, cuando no se usa hay que guardar
el micrófono en su caja para prevenir la humedad, especialmente los de condensador, que son
muy sensibles.
Todas estas prácticas harán que tu micrófono dure más tiempo y amortizarás tu inversión, además de
asegurarte una buena calidad sonora para tu trabajo.
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