9 Perrotta La Internacionalización de La Universidad

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 12

Daniela Perrotta

La internacionalización
de la universidad
Debates globales, acciones regionales
Perrotta, Daniela
La internacionalización de la universidad : debates globales, acciones regionales / Daniela
Perrotta. - 1a ed . - Los Polvorines : Universidad Nacional de General Sarmiento ; Ciudad
Autónoma de Buenos Aires : Instituto de Estudios y Capacitación-IEC-CONADU, 2016.
120 p. ; 21 x 15 cm. - (Educación. universidad)

ISBN 978-987-630-230-2

1. Educación Superior. 2. Globalización. 3. Regionalización. I. Título.


CDD 306.43

© Instituto de Estudios y Capacitación


Federación Nacional de Docentes Universitarios, 2016

© Universidad Nacional de General Sarmiento, 2016


J.M. Gutiérrez 1150, Los Polvorines (B1613GSX)
Prov. de Buenos Aires, Argentina
Tel.: (54 11) 4469-7507
[email protected]
www.ungs.edu.ar/ediciones
Colección: Educación
Serie: Universidad
Comité Editorial:
Directores: Pedro Sanllorenti, Eduardo Rinesi, Mónica Marquina y Yamile Socolovsky
Coordinación editorial: Heber Ostroviesky y Darío Stukalsky
Diseño gráfico de colección: Andrés Espinosa / Departamento de Publicaciones - UNGS
Ilustración de tapa: Daniel Paz
Corrección: Edit Marinozzi
Hecho el depósito que marca la Ley 11723
Prohibida su reproducción total o parcial
Derechos reservados
Impreso en BMPress
Av. San Martín 4408, Ciudad de Buenos Aires, Argentina,,
en el mes de abril de 2016.
Tirada: 1000 ejemplares.
Índice

Introducción................................................................................................9

La sociología y la economía política de la internacionalización


de la educación superior.............................................................................17

Introducción....................................................................................17

El mercado de la internacionalización en números...........................19

La regulación del mercado académico y de otros servicios asociados


a la educación superior. Del Acuerdo General de Comercio y
Servicios (agcs) de la Organización Mundial de Comercio (omc)
a los Tratados de Libre Comercio (tlc)............................................36

La internacionalización fenicia y la internacionalización solidaria:


una contribución analítica para problematizar este fenómeno
complejo..........................................................................................51

7
El regionalismo y la internacionalización de la universidad
en América del Sur.....................................................................................57

Introducción....................................................................................57

El regionalismo sudamericano del siglo xxi......................................60

Políticas para la educación superior e implicancias para


la internacionalización de la universidad..........................................71

Análisis del regionalismo y la educación superior.............................91

Reflexiones finales............................................................................98

Conclusiones y continuaciones...................................................................98

Bibliografía...............................................................................................103

Anexo ......................................................................................................111

8
Introducción

La regionalización constituye una forma de procesar la globalización


en términos de cambios y transformación en los patrones normativos
y de la vida social y económica de los países. Las universidades ya
no pueden optar por cooperar, crear interdependencias y configura-
ciones. Existen determinaciones estructurales que las obligan a ello
(Krotsch, 1997: 21).

En la actualidad, la internacionalización ocupa un lugar central en los discursos


sobre la universidad, en las políticas científicas y tecnológicas, así como en las
políticas universitarias y en las prácticas de las instituciones y de los actores de
la educación superior. Incluso, algunos autores postulan que es posible consi-
derar a la internacionalización como una función nueva que se adiciona a las
tradicionales misiones de formación, investigación y extensión.
En lo que refiere a los discursos, diversos organismos internacionales e ins-
tituciones regionales producen documentos con recomendaciones de política y
diseminan ideas en torno a los supuestos beneficios de la internacionalización
de la educación superior. Asimismo, la prensa internacional especializada en
educación superior (como el suplemento del periódico The Times del Reino
Unido o el portal Inside Higher Ed de Estados Unidos) replica y naturaliza este

9
Daniela Perrotta

tipo de argumentos. Una de las acciones más contundentes, y que genera una
opinión pública global a favor de la internacionalización, es la publicación de
los rankings universitarios que establecen jerarquías mundiales basadas en el
prestigio de las universidades.
A nivel de las políticas públicas, casi todos los países han encaminado estra-
tegias para fortalecer las iniciativas de cooperación internacional y desarrollar
nuevas acciones en materia de internacionalización de la universidad. Al mismo
tiempo, la gran mayoría de los regionalismos cuentan hoy con una agenda de
políticas regionales para la educación superior y la producción de conocimien-
to científico y tecnológico conjunto. En efecto, las políticas y tendencias de
política de acción gestadas en la escala internacional, regional y nacional están
configurando un complejo entramado de regulaciones que afectan la gobernanza
de la educación superior.
Lo anterior impacta en las prácticas de las universidades y de los actores
universitarios, porque se generan políticas institucionales que conducen a pro-
mover diferentes propuestas de internacionalización como componentes de los
mecanismos de evaluación de las instituciones, de sus programas académicos y
de la trayectoria de los investigadores y profesores. Los indicadores de internacio-
nalización concentran una parte notable de la puntuación de las universidades
en diferentes rankings y procesos de evaluación domésticos. Ello ha derivado
en la creación de estructuras de gestión para encaminar la internacionalización:
hasta hace unos veinte años atrás –en Argentina– las universidades no contaban
con oficinas dedicadas exclusivamente a la cooperación internacional-relaciones
internacionales o, si se encontraban, no ocupaban un rol relevante. Hoy en día,
todas las universidades argentinas cuentan con estructuras de este tipo, desde
las más grandes a las más pequeñas; desde las más antiguas a las más nóveles.
Esto también se puede observar en las estructuras de gobierno (Ministerios) y
en las organizaciones gremiales de docentes y estudiantes. Para los actores, la
evaluación de su carrera académica con criterios de performance de la interna-
cionalización ha redundado en cambios en las culturas académicas (Naidorf,
2009) como parte de las actuales condiciones de producción intelectual (Nai-
dorf, 2012; Perrotta, 2012a).
Consecuentemente, a modo de aclaración inicial, partimos del reconocimiento
del proceso contemporáneo de internacionalización como un fenómeno novedoso
y diferenciado de experiencias anteriores de relacionamiento internacional de la
universidad. Recordando las palabras de Pedro Krotsch –en uno de los más lúcidos
y pioneros análisis en Argentina sobre la universidad, la integración regional y la
internacionalización–: las universidades ya no pueden optar por cooperar, sino que

10
La internacionalización de la universidad

están obligadas a seguir esa senda en cuanto hay condiciones estructurales que las
llevan por ese camino. Por lo tanto, si la tradicional acción de cooperación interu-
niversitaria ha sido de tipo electiva e impulsada por cierta voluntad cooperativa o
integracionista de las casas de estudio y de sus actores, el actual escenario exige la
creación de sinergias sobre la base de la complementariedad y la interdependencia
entre las instituciones. La cooperación e integración universitaria vigente reviste,
así, un carácter propio de este momento histórico, debido a que cuestiona las iden-
tidades de las instituciones, a causa de las presiones que ejerce la regionalización y
la globalización (Krotsch, 1997).
La cooperación internacional en educación superior –principalmente, la
universitaria– es un proceso que se ha intensificado a partir de la década del
noventa al calor del estímulo a la internacionalización de la universidad y el
conocimiento. Entre los factores que han contribuido al incremento de estas
acciones, podemos destacar el auge del Estado neoliberal, una economía basada
en el conocimiento, el crecimiento del capitalismo transnacional (Cantwell y
Kauppinen, 2014; Rhoads y Torres, 2006; Slaughter y Rhoades, 2004; Torres
y Schugurensky, 2001), la utilización del inglés como lengua franca, y la apari-
ción de nuevas tecnologías de la información y comunicación (Altbach, 2002,
2006, 2009; García Guadilla, 2010), entre otras. La cooperación internacional
universitaria, y en especial una de sus expresiones más intensas –la movilidad
académica–, no es un fenómeno nuevo: se conoce que la universidad desde su
creación en la Edad Media tiene un componente internacional –mejor dicho,
cosmopolita– que le es intrínseco, vinculado a su pretensión universalista –de
ahí universidad, universitas–. Entre los que afirman que la universidad ha sido
siempre internacional, se encuentra Emile Durkheim, quien –a principios del
siglo xx– consideraba que la universidad medieval era una institución de todo
el mundo cristiano, en el que los grados eran reconocidos como válidos entre
regiones, y este hecho era una consecuencia del cosmopolitismo característico
de la vida social de la Edad Media. En esta línea, se argumenta que las uni-
versidades siempre han mantenido el espíritu de convertirse en un núcleo de
civilización internacional, a saber: “… si la universidad empezó, pues, siendo
esencialmente un órgano internacional de vida intelectual y escolar hay que
creer que no puede, ni siquiera actualmente, adoptar un carácter estrictamente
nacional sin desmentir su naturaleza” (Durkheim, 1982: 126).
No obstante, si bien la pretensión universalista-cosmopolita está presente,
esto no significa que tenga un carácter internacional inherente a su origen. Al
contrario, en esa época aún no había surgido la figura del Estado-nación y, por
lo tanto, la movilización de estudiantes y profesores respondía más a un carácter

11
Daniela Perrotta

interterritorial en vez de internacional (Knight y De Witt, 1995; Neave, 2001;


Scott, 2003). Este argumento, siguiendo a García Guadilla (2004), se eviden-
cia asumiendo una perspectiva histórica: en el siglo xv empieza a descender la
circulación interterritorial de estudiantes; a la par que se proclama el derecho
de los gobiernos locales para establecer (nuevas) universidades. En el siglo xvii,
se comienza en Europa a imponer requisitos para el ingreso de estudiantes a
las carreras de administración pública, reservándoselo a los nacidos en el te-
rritorio en cuestión. A partir de la conformación del moderno Estado-nación,
las dinámicas interterritoriales disminuyen, y las universidades son llamadas
a responder a problemas nacionales. Durante este período, los procesos inter-
nacionales referían a la difusión (“exportación”) de las universidades europeas
al resto del mundo. La primera mitad del siglo xx presenció el movimiento
de profesores de Europa a los Estados Unidos, como consecuencia de las dos
guerras mundiales; por su parte, la segunda mitad del siglo evidencia el surgi-
miento de acuerdos institucionales de cooperación, en especial, desde los países
centrales hacia los periféricos (cooperación gubernamental). Así, los Estados
reconocen la importancia de ejercer “poder blando” (Nye, 2005) a partir de la
profundización de las relaciones culturales y la promoción de intereses políti-
cos, económicos, y sociales (Trilokekar, 2010), como son los casos de Estados
Unidos, Francia, Inglaterra, Alemania, Japón y Canadá. Finalmente, desde
mediados de los años ochenta, las dinámicas de integración de carácter regional
y subregional comienzan a incorporar agendas para la educación superior; y
las propias instituciones inician la búsqueda de acuerdos y compromisos para
promover su cooperación internacional (Sebastián, 2004).
Precisamente en esa década comienza a utilizarse el término “internaciona-
lización” para las universidades, sin mucha precisión en torno a su definición,
en tanto los autores varían su foco de atención en las políticas, los programas
y los diferentes niveles (nacional, regional, institucional). No obstante, la di-
ferenciación entre el componente internacionalista inherente a la institución
universidad desde su creación, y lo que hoy identificamos de manera separada
como internacionalización, debe ser comprendida en cada contexto. Es menester
reconocer el carácter polisémico del concepto de internacionalización, que alude
a diferentes procesos y aspectos de la universidad: la internacionalización del
currículo, la internacionalización de la investigación, la apertura de filiales de
universidades en diferentes partes del globo, el auge de la educación a distancia,
la movilidad académica creciente, etcétera.
Pese a la multiplicidad de definiciones, la más aceptada y utilizada es la
esbozada por Jane Knight, quien considera que la internacionalización “en el

12
La internacionalización de la universidad

nivel nacional/sectorial/institucional se define como el proceso de integrar una


dimensión internacional, intercultural o global en el propósito, las funciones
y las provisiones de la educación post-secundaria” (Knight, 1994: 2). Esta
definición se utiliza con frecuencia, ya que es lo bastante flexible para aludir
a diferentes fenómenos porque: primero, implica una visión procesual por la
cual la internacionalización es un fenómeno en continuo desarrollo y, por lo
tanto, en permanente cambio y transformación. Segundo, es un proceso que
se da en múltiples niveles: a la tradicional visión centrada en la institución
de educación superior (que es el lugar en donde se produce efectivamente
la internacionalización), se incorpora el nivel extrainstitucional (nacional y
sectorial) para ampliar el análisis del proceso. El nivel nacional versa sobre los
diferentes actores de gobierno y organizaciones no gubernamentales (ong) que
son activas en la promoción de la internacionalización. En el caso del sector
gubernamental, se refiere a diversas dependencias del Estado (ministerios,
secretarías, etcétera): educación, relaciones exteriores, ciencia y tecnología,
cultura, empleo y migración (en cada uno de los cuales existe mayor o menor
interés por la internacionalización). El nivel sectorial se fundamenta en el
hecho de que, en su mayoría, la internacionalización de la educación superior
solo se encuentra en la agenda de departamentos y organizaciones relacionados
con la educación: en estos casos, el sector de la educación es un actor clave. A
partir de los tres niveles se pueden aprehender las políticas, los programas, el
financiamiento y los marcos regulatorios de la internacionalización. Tercero,
la dimensión internacional alude a los vínculos entre países y/o naciones, la
intercultural refiere a los intercambios entre culturas, mientras que la global
apunta a un nivel de generalización mayor (el mundo entero). Cuarto, la inte-
gración de las dimensiones a las funciones de la educación superior implica que
la dimensión internacional se incorpora con un carácter central y no marginal.
En el propósito refiere al rol general y los objetivos de la educación superior para
un país o una región particular (la misión o el mandato de cada institución).
La provisión consiste en el suministro y connota el cambio de la tradicional
forma de enseñar, aprender, investigar y brindar un “servicio”1 en la comunidad
local, a la oferta de cursos y programas educativos bajo diferentes modalidades
(presencial/virtual) en espacios geográficos diversos (en el país o en el exterior)
y con actores nuevos (compañías multinacionales).

1
Se reconoce un intenso debate y cuestionamiento en torno a la consideración de la educación
como un servicio versus su apreciación como un derecho y las diferencias semánticas y políticas
que esta divergencia conlleva.

13
Daniela Perrotta

Con todo, si bien consideramos que la categoría de internacionalización


debe problematizarse y repensarse en términos latinoamericanos y autonómicos,
en este libro nos valemos de esta definición sencilla para asir las diferentes aristas
del proceso. La definición de Knight (1994) permite, por un lado, incorporar
las diferentes motivaciones que guían la internacionalización (y no circunscri-
bir el fenómeno a un solo tipo o proyecto político de internacionalización, el
hegemónico);2 por el otro, comprender y analizar las políticas y los programas de
internacionalización en al menos tres niveles –institucional, nacional, sectorial–.
Estos tres niveles aluden a diferentes escalas de regulación de la internaciona-
lización, que se suceden como capas, encontrándose, la mayoría de las veces,
superpuestas: la internacional o global, la regional y la nacional (Perrotta, 2013).
Sobre esta base, el libro pretende realizar una contribución a la caracteriza-
ción de la internacionalización de la universidad, en su condición de proceso
complejo y contradictorio, desde una perspectiva crítica que recoge aportes de
la sociología de la educación superior y de la economía política internacional.
Esto significa que tendremos una mirada integral para referirnos a los fenómenos
globales que inciden sobre las instituciones de educación superior, a la par que
intentaremos dilucidar cómo diferentes actores –públicos y privados– pugnan
por la definición acerca de cómo encaminar la internacionalización. Utiliza-
mos estos enfoques, entonces, porque un argumento central a desentrañar
a lo largo del libro consiste en que el sustento de la internacionalización de
carácter hegemónico y de corte fenicio o mercantil está dado por la confor-
mación de un mercado académico crecientemente competitivo y que reporta
grandes beneficios económicos a nivel global. En este mercado académico, la
competencia signa las relaciones entre instituciones, entre actores universitarios
y entre países y regiones.
Los objetivos del libro son tres, a saber: primero, introducir la internaciona-
lización de la universidad en cuanto fenómeno complejo y multidimensional,
desde una perspectiva histórica y que recoge aportes de la economía política
internacional y la sociología crítica de la educación superior. Segundo, conocer
las experiencias de internacionalización promovidas por acuerdos de integración
regional para reflexionar acerca de algunos tipos de internacionalización, entre
varios posibles. Tercero, brindar una hoja de ruta para futuras investigaciones,
así como pistas para la elaboración de políticas. De manera consecuente, este
libro apunta a contribuir a un campo de conocimiento reciente en nuestro
país –los estudios de la internacionalización de la educación superior– así

2
Más adelante describimos los proyectos hegemónicos y subordinados en internacionalización.

14
La internacionalización de la universidad

como aportar al debate público sobre la universidad en el siglo xxi en América


Latina y el Caribe.
Sobre este tercer objetivo, partimos del señalamiento de Pedro Krotsch y
Claudio Suasnábar sobre la existencia de un campo de estudios –en cuanto
campo de conocimiento– de la educación superior en América Latina; un
campo que ha comenzado en los últimos treinta años a “delinear sus bordes y
fronteras” (Krotsch y Suasnábar, 2002: 1). En su análisis señalaban que:
[…] en América Latina no existe aún el campo de la educación superior
en términos de la existencia de una disputa explícita en términos del con-
trol simbólico o real del mismo, como tampoco criterios relativamente
unificados que permitan discernir qué o quién pertenece al campo. Los
asentamientos institucionales son demasiado variados (organismos de
coordinación del sistema, ministerios, centros, programas, etc.) y pese a que
la mayoría se localizan dentro de las universidades públicas, permanecen
fragmentados. Al mismo tiempo, aunque provengan fundamentalmente
de las ciencias sociales, los orígenes disciplinarios de los investigadores
son variados y su dedicación a la problemática muchas veces puede ser
esporádica (Krotsch y Suasnábar, 2002: 12).

No obstante, en los últimos diez años se ha producido un avance notable


en el que comienzan a delinearse más claramente los criterios que delimitan su
existencia como campo de conocimiento3 –una pregunta que dejamos abierta
aquí–. Lo que sí resulta necesario señalar es que, dentro de este campo (en
construcción o ya configurado), los estudios del fenómeno que aquí aborda-
mos –la internacionalización de la universidad, el regionalismo de la educación
superior, la cooperación interuniversitaria– y otros vinculados a estos –la mo-
vilidad académica, la dimensión internacional del currículo, el rol de empresas
transnacionales de servicios educativos– son aún recientes y se encuentran poco
desarrollados. Son miradas, al momento, poco articuladas entre sí, que no se
encuadran –si bien se vinculan– con el área de estudios de la educación (inter-
nacional) comparada –que, efectivamente, ha tenido un crecimiento gravitante
en la región y en nuestro país en los últimos años– y requiere de la “entrada”
desde diferentes disciplinas y enfoques. Por lo tanto, este libro pretende ayudar
3
Bourdieu define “un campo de fuerzas como aquel dotado de una estructura, así como un
campo de luchas para conservar o transformar ese campo de fuerzas […]. Los científicos aislados
o los laboratorios, definidos por el volumen y la estructura del capital específico que poseen,
determinan la estructura [así como] el estado de las fuerzas que se ejercen sobre la producción
científica y sobre las prácticas de los científicos” (Bourdieu, 2010: 125).

15
Daniela Perrotta

a la construcción de una agenda de investigación sobre la internacionalización


de la universidad y el conocimiento que logre superar cierto nacionalismo y/o
localismo en la mirada, e incorpore diferentes escalas (regional, global, local)
de análisis e indagación.
Para encaminar estos objetivos, el libro se estructura en dos partes. La
primera se orienta a la presentación del proceso de internacionalización –sus
actores, sus finalidades y sus instrumentos de promoción– en términos de una
lectura desde la sociología y economía política; y que resulta en la elaboración
de dos categorías analíticas para comprender diferentes propuestas, proyectos
y/o políticas de internacionalización. La segunda parte se centra en el estudio
en profundidad de los regionalismos sudamericanos y las políticas para la
educación superior encaminadas. Esto se justifica en que consideramos que la
regionalización y el regionalismo son vectores que impulsan la internacionali-
zación. En este apartado concluiremos delimitando al menos tres propuestas
de internacionalización (statu quo, revisionista, rupturista) en Sudamérica. El
trabajo culmina con una sección de conclusiones y continuaciones, que presenta
una posible agenda de investigación para nutrir la aprehensión de este fenómeno.
El argumento que se encuentra presente –de manera transversal– a lo largo
de este libro sostiene que las diferentes variantes para promover la internacio-
nalización de la universidad, en especial la hegemónica que se presenta como
neutra, se relacionan con un proyecto de universidad particular. Discutir la
internacionalización de la universidad implica, pues, un posicionamiento
político sobre la universidad en el siglo xxi.

16

También podría gustarte