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SANCIÓN PENAL VS SANCIÓN ADMINISTRATIVA:

DOCENTE:

JUAN MANUEL LLANOS CRUZADO

CURSO:

DERECHO ADMINISTRATIVO

INTEGRANTES:

Gianella Lizeth Huamán Coba


Maricielo Sheccid Quiroz Adrianzén
Erica Yhoana Salazar Goicochea
Melissa Natalie Vásquez Cruz
Dayana Marisol Vázquez Julcamoro
Jhon Edgar Maluquish Rojas

Cajamarca, Perú
2024

Cajamarca- Perú
2024
ÍNDICE

INTRODUCCIÓN ..................................................................................................................... 2
I. SANCIÓN PENAL ............................................................................................................. 3
1.1. DERECHO PENAL ........................................................................................................ 3
1.2. SANCIÓN PENAL.......................................................................................................... 4
1.3. LA PENA ........................................................................................................................ 5
1.3.1. Clases de Pena: ......................................................................................................... 6
1.4. CARACTERÍSTICAS DE LA SANCIÓN PENAL ....................................................... 9
a) Finalidad: .................................................................................................................... 9
b) El presupuesto de la sanción penal:.......................................................................... 10
c) Proporcionalidad: ..................................................................................................... 10
d) Legalidad: ................................................................................................................. 10
e) Principio de intervención mínima: ........................................................................... 10
II. SANCIÓN ADMINISTRATIVA ........................................................................................ 12
2.1. POTESTAD SANCIONADORA: ................................................................................. 12
2.1.1. La potestad sancionadora en el ordenamiento jurídico peruano: ............................ 12
2.1.2. Los Principios de la Potestad Sancionadora: .......................................................... 13
2.1.5. Sujetos del Procedimiento Administrativo: ............................................................ 19
2.2. EL PROCEDIMIENTO ADMINISTRATIVO SANCIONADOR: .............................. 20
2.2.1. Caracteres y garantías del procedimiento administrativo sancionador: .................. 21
2.2.2. El trámite del procedimiento sancionador .............................................................. 24
III. DIFERENCIAS ENTRE SANCIONES PENALES Y SANCIONES
ADMINISTRATIVAS ............................................................................................................. 26
IV. CONCLUSIONES ............................................................................................................. 28
V. REFERENCIAS ................................................................................................................. 29

1
INTRODUCCIÓN

El ámbito del Derecho Penal es fundamental para el ordenamiento jurídico de cualquier


sociedad, ya que establece las normas que regulan conductas consideradas delictivas y
las sanciones correspondientes para quienes las infringen. En este contexto, la sanción
penal se presenta como un instrumento clave del Estado para preservar el orden social
y garantizar la justicia. Esta sanción, entendida como el acto coactivo que el Estado
impone sobre quienes cometen un delito, se clasifica en penas y medidas de seguridad.
En este documento, exploraremos las distintas dimensiones de la sanción penal,
incluyendo su definición, clasificación, características y objetivos. También
analizaremos cómo se diferencia de otras formas de sanción, como las administrativas.
El propósito es comprender cómo estas sanciones buscan equilibrar la justicia, la
protección de la sociedad y los derechos del infractor, todo dentro de un marco legal
que aspire a ser justo y equitativo. Por otro lado, la potestad sancionadora del Estado
representa una manifestación crucial de la autoridad, permitiendo la imposición de
sanciones ante conductas ilícitas tanto en el ámbito del Derecho Penal como en el
Derecho Administrativo Sancionador. En el contexto peruano, la Administración
Pública ejerce esta potestad de manera legítima y fundamentada, abarcando diversas
áreas de la vida social mientras respeta los derechos fundamentales y los principios
constitucionales. El procedimiento administrativo sancionador, estructurado en varias
etapas, garantiza el respeto a los derechos de los administrados. Facilita su defensa y
establece mecanismos claros para la notificación de cargos y la separación de funciones
entre las autoridades encargadas de investigar y las que imponen sanciones. En
resumen, este marco normativo busca asegurar que la potestad sancionadora del Estado
se ejerza en un contexto de legalidad y justicia, evitando arbitrariedades y protegiendo
los derechos de los ciudadanos. A lo largo de esta monografía, profundizaremos en la
potestad sancionadora del Estado, analizando cómo se manifiesta en el ámbito del
Derecho Penal y el Derecho Administrativo Sancionador. Se abordarán los principios
que rigen esta potestad, como la legalidad, tipicidad y culpabilidad, así como los
procedimientos administrativos que garantizan los derechos de los administrados y
previenen abusos. Este análisis busca ofrecer una comprensión integral del
funcionamiento y la importancia de la potestad sancionadora en el contexto peruano,
además de resaltar las diferencias entre ambas formas de sanción.

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I. SANCIÓN PENAL

1.1. DERECHO PENAL

Según la RAE el derecho penal es “Rama del derecho que estudia las normas penales,
las conductas que las infringen y la imposición de penas o sanciones aplicables a los
autores de delitos y faltas”

A la vez, para Marcia Rosas:

El derecho penal es el creador del poder penal del Estado, un poder que, aún sometido
a ciertos límites, modernamente representa la más poderosa autorización coactiva
contra los individuos que posee la organización política. La característica formal del
Derecho consiste en que puede ser impuesto de modo inexorable a todos los sujetos, a
cualquier precio, con, sin o en contra de la voluntad de estos, venciendo en tal caso su
resistencia por medio de la fuerza. La pena es una manifestación de la imposibilidad
inexorable del derecho.

El derecho penal es la rama del derecho público que regula la potestad punitiva, es decir
que regula la actividad criminal dentro de un Estado. El derecho penal se asocia a la
realización de determinadas conductas, llamadas delitos, penas y medidas de seguridad
como consecuencias jurídicas. Es también una agrupación de normas que regulan los
tres pilares del debido proceso, con la finalidad principal de la aplicación de las leyes
de fondo, o derecho sustancial. (Corcoba Abogados, 2015)

Además, se entiende por derecho penal la parte del ordenamiento jurídico formada por
disposiciones legales asociadas a delitos y estados varios de peligrosidad criminal. Estas
disposiciones contemplan penas y medidas de seguridad de distinto calibre para
responder en proporción a la gravedad del delito, que son aplicadas por el jurado durante
un juicio penal y ratificadas por el juez correspondiente. (Garanley Abogados, 2021)

Por lo antes mencionado, se deduce por derecho penal a la rama del Derecho que se
encarga de normar y concebir las capacidades punitivas, es decir, de castigo, que se
reserva el Estado para aquellos que violentan las normas de conducta, siempre a partir
de un principio de proporcionalidad y de imparcialidad.

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1.2. SANCIÓN PENAL

La norma jurídica determina que algunos actos humanos dan lugar a una coacción,
impuesta por el Estado, aplicable al autor de una conducta ilícita. Al acto coactivo se le
llama “sanción". Consiguientemente, se la puede definir diciendo que es el acto
coactivo, dispuesto y ejecutado por específicos organismos del Estado, dirigido contra
el autor de una conducta señalada por la norma legal como condicionante de tal apremio.
La mayoría de los autores distinguen dos clases de sanciones: las civiles y las penales.
Las primeras tienen el objetivo básico de ordenar una reparación por el hecho
antijurídico. Las segundas, además de imponer esta reparación, aplica al autor del acto
una medida suplementaria, contemplada en la ley, aspirando a que el acto antijurídico
no se repita. (Altmann, 1996)

La Sanción Penal es siempre la consecuencia jurídica específica del delito y constituye


el medio con el que el cuerpo social, representado por el Estado, pretende defenderse
de los fenómenos delictivos. Las sanciones penales son de dos tipos: a). -Las Penas; y
b). -Las medidas de Seguridad. Sin embargo, Manuel López distingue tres tipos: 1). -
Las penas; 2). -Las medidas de seguridad; y 3). -Las medidas penales. Esta clasificación
es propia del distinguido penalista, quien ha creado un tercer tipo denominado "medidas
penales", que se refieren a las sanciones aplicables a las personas jurídicas. (Rosas,
2013)

La sanción penal es un elemento central del sistema penal, donde este encuentra su
expresión más palpable. Consiste en una respuesta de carácter aflictivo impuesta por el
Estado a un individuo como medio de lucha contra el delito. Las sanciones penales son
consecuencias jurídicas derivadas del delito, impuestas por el juez o tribunal
sentenciador en el seno de un proceso penal.

Dado lo anterior, las sanciones penales tienen una razón de ser, han sido creadas para
cumplir ciertos fines, los mismos que muchas veces son dejados de lado a la hora de
tipificar y sancionar las conductas delictivas. La función de la pena más allá de su
conceptualización cumple función de prevención general, pues tiene que ver con regular
la convivencia en la sociedad, el funcionamiento social, la norma que lo permite.
Adicionalmente, ésta, forma parte de los principios mismos del derecho, pues no hay
ordenamiento jurídico completo que no abarque la posibilidad de una sanción. Las leyes

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con que una sociedad se regula a sí misma son formales y deben ser obligatorias, o de
otro modo la gente podría elegir cuándo cumplirlas y cuándo no.

1.3. LA PENA

Según la RAE la pena es “Castigo impuesto por la autoridad competente, frec. un juez
o un tribunal, a quien ha cometido una falta o un delito”

Así mismo la pena para Bramont-Arias:

La pena es un castigo que implica quitarle algo estimable a una persona, como
libertad, bienes y algunos de sus derechos, y está definida por la ley. Este castigo es
impuesto por un juez o tribunal que tiene la autoridad para hacerlo, cuando alguien
comete un delito. Además, la pena sirve como una herramienta para que el Estado se
reconozca a sí mismo y reafirme su autoridad demostrando que existe y el poder que
tiene para hacerse cumplir.

Para tener un concepto más claro de la pena citaremos los siguientes autores:

Para Beccaria (2020),

Las penas, son castigos aplicables a las personas que rompen la ley. Esos castigos
están diseñados para afectar emocionalmente a quien comete la infracción, buscando
que sientan el peso de su acción y, de esta forma, aprender de su error. En resumen,
las penas buscan hacer que los infractores reflexionen sobre lo que hicieron mal.

La pena siempre es una respuesta a cuando alguien rompe una regla o norma. Según
Jakobs (1991), es una manera de reaccionar ante esa falta. Por otro lado, según Roxin
(1994), la pena también es una forma en que el Estado interviene de manera forzada y
representa una carga o un peso para la persona que ha sido condenada. En resumen, la
pena es una reacción del Estado a las malas acciones y puede ser vista como una carga
para quienes las cometen.es un castigo que busca proteger a la sociedad de quienes
cometen actos dañinos. En resumen, los dos destacan que la pena es una respuesta
estatal a comportamientos indebidos.

La pena se establece y se adapta de acuerdo con cada país. Por ejemplo, en Perú, el
Congreso determina las penas correspondientes. Sin embargo, en todos los casos, la
pena se considera un “castigo” por alguna falta o incumplimiento de la ley, y su objetivo
principal es proteger a la sociedad.

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1.3.1. Clases de Pena:

De acuerdo con el artículo 28, las penas que se pueden aplicar según el Código
Penal Peruano son las siguientes:

· Privativa de libertad

· Restrictivas de libertad

· Limitativas de derechos

· Multa

A continuación, se detallan cada una de estas categorías:

a) Pena privativa de libertad:

La pena privativa de libertad obliga al condenado a permanecer recluido en


un centro penitenciario. Durante este tiempo, la persona pierde su libertad
de movimiento, y la duración de esta restricción puede variar.

Según el artículo 29 del C.P “La pena privativa de libertad puede ser
temporal o de cadena perpetua. En el primer caso, tendrá una duración
mínima de dos días y una máxima de treinta y cinco años”

Así mismo en el artículo 29-A nos menciona que hay otra forma de pena
privativa de libertad siendo está el cumplimiento de la pena de vigilancia
electrónica personal.

La pena de vigilancia electrónica se cumple de la siguiente manera:

- El condenado debe cumplir la pena en su casa o en el lugar que elija, con


un límite en su movilidad que debe ser aprobado por el juez.
- La persona estará bajo vigilancia electrónica y el juez establecerá las
reglas de conducta necesarias para un control adecuado.
- Se contabiliza un día de prisión por cada día de vigilancia electrónica.
- No se puede aplicar esta pena a quienes ya hayan sido condenados por
delitos graves y sean considerados reincidentes.
- Para decidir sobre esta pena, el juez evaluará las circunstancias
personales, laborales y sociales del condenado, especialmente si:

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a) Tienen más de 65 años.

b) Sufren una enfermedad grave.

c) Tienen una discapacidad que dificulta su movilidad.

d) Las mujeres embarazadas en su tercer trimestre, o durante el año


después del nacimiento.

e) Las madres jefas de familia con hijos menores o con


hijos/cónyuges con discapacidad permanente, y en casos
similares, los padres también tendrán las mismas
consideraciones.

En resumen, la pena privativa de libertad conlleva el encarcelamiento del


condenado por un período variable, que puede ser temporal o de cadena
perpetua. El artículo 29-A ofrece la alternativa de la vigilancia electrónica
personal, permitiendo al condenado cumplir su pena en casa bajo
supervisión judicial. Esta opción se evalúa según las circunstancias
personales del condenado, priorizando a quienes enfrentan situaciones
como la edad avanzada, enfermedades graves o responsabilidades
familiares, lo que promueve un enfoque más flexible y humano en el sistema
penal.

b) Pena restrictiva de la libertad:

La pena restrictiva de libertad es la de expulsión del país y se aplica a


extranjeros después de cumplida la pena privativa de libertad o la concesión
de un beneficio penitenciario, quedando prohibido su reingreso.

En el caso de expulsión por concesión de beneficios penitenciarios, el Perú


mantiene jurisdicción exclusiva sobre la condena impuesta.

En resumen, la pena restrictiva de libertad es la expulsión de extranjeros del


país tras cumplir su pena de prisión o recibir beneficios penitenciarios, y se
les prohíbe volver a ingresar. Si la expulsión es por beneficios, Perú
mantiene control sobre la condena impuesta.

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c) Penas limitativas de derechos:

Los artículos 31 al 40 del Código Penal establecen penas limitativas de


derechos que restringen ciertos derechos económicos, políticos y civiles, así
como el disfrute del tiempo libre. Estas sanciones incluyen la prestación de
servicios a la comunidad, limitación de días libres e inhabilitación. Las
penas se aplican de forma autónoma para delitos específicos o como
sustitutos de la pena privativa de libertad, siempre que esta no exceda los
cuatro años. La duración de la prestación de servicios y la limitación de días
libres varía entre diez y ciento cincuenta y seis jornadas, dependiendo de la
decisión del juez.

La pena de inhabilitación puede ser principal o accesoria, y su duración


oscila entre seis meses y diez años, con extensiones de hasta veinte años
para ciertos delitos graves. La inhabilitación puede incluir la pérdida de
derechos como el ejercicio de funciones públicas, la tenencia de armas o la
actividad docente, especialmente en casos de delitos graves como
terrorismo o explotación sexual. Esta pena también puede aplicarse en
delitos culposos de tránsito y se regula mediante procedimientos
establecidos por la ley.

En conclusión, los artículos 31 al 40 del Código Penal establecen penas


limitativas de derechos que restringen ciertos derechos y el tiempo libre.
Estas incluyen la prestación de servicios a la comunidad, limitación de días
libres e inhabilitación, aplicándose de forma autónoma o como sustitutos de
la pena privativa de libertad, todo de acuerdo con el delito cometido y para
mayor detalle podemos revisar los artículos 31 al 40 del Código Penal.

d) Pena de Multa.

Según el artículo 41 del C.P, la pena de multa requiere que el condenado


pague al Estado una cantidad de dinero establecida en días-multa. El valor
de un día-multa se basa en el ingreso promedio diario del condenado y se
calcula considerando su patrimonio, ingresos, salarios, nivel de gastos y
otros indicadores de riqueza.

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La pena de multa varía de un mínimo de diez días-multa a un máximo de
trescientos sesenta y cinco días-multa, a menos que la ley indique lo
contrario. (Artículo 42)

El importe del día multa de acuerdo con el artículo 43 es que el valor de un


día-multa debe estar entre el veinticinco y el cincuenta por ciento del ingreso
diario del condenado, siempre que éste dependa únicamente de su trabajo.
Por último, conforme con el artículo 44 del C.P, la multa debe pagarse
dentro de los diez días posteriores a la sentencia. El juez puede permitir, a
solicitud del condenado y según las circunstancias, que el pago se realice en
cuotas mensuales. Si es necesario, el cobro puede hacerse mediante el
descuento de la remuneración del condenado, ya sea de manera aislada o
junto a otras penas, siempre que se respeten los límites establecidos. Este
descuento no debe afectar los recursos esenciales para el sustento del
condenado y su familia.

En síntesis, la pena de multa exige que el condenado pague al Estado una


cantidad en días-multa, basada en su ingreso diario y que varía de diez a
trescientos sesenta y cinco días. El importe diario debe ser del veinticinco
al cincuenta por ciento de su ingreso. El pago debe hacerse dentro de diez
días tras la sentencia, con opción a cuotas mensuales. Además, el cobro
puede realizarse mediante descuento de la remuneración, asegurando que
no afecte el sustento del condenado y su familia.

1.4. CARACTERÍSTICAS DE LA SANCIÓN PENAL

A continuación, explicaremos las principales características que definen las


sanciones penales en los sistemas de justicia.

a) Finalidad:

La finalidad principal de las sanciones es preventiva, tanto en su sentido general


como especial, y cada una de estas formas de prevención tiene tanto una
dimensión positiva como negativa que dependerá del tipo de sanción y de las
decisiones tomadas en la fase de imposición o ejecución de la pena. La
prevención especial, ya sea en su aspecto incapacitador o rehabilitador, es más
relevante en las medidas de seguridad y, en su versión positiva o reeducadora,
en las medidas aplicadas a menores. Además, existe una finalidad reparadora,

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que ajusta la idea de prevención general positiva, basada en la restauración de
las relaciones sociales, y la prevención especial positiva, que se centra en la
reinserción social a través de la responsabilización y la reintegración reparadora.
(Tamarit Sumalla, 2013)

b) El presupuesto de la sanción penal:


Es la comisión de un delito, por lo que no deben aplicarse medidas predelictivas,
ya que estas son incompatibles con un derecho penal democrático, centrado en
el hecho delictivo y no en las características del autor. En los sistemas jurídicos,
coexisten el derecho penal basado en la culpabilidad (fundamento de las penas)
y el derecho penal basado en la peligrosidad (que se aplica en medidas de
seguridad). Estos dos enfoques regulan de forma distinta la individualización y
ejecución de las sanciones. (Tamarit Sumalla, 2013)

c) Proporcionalidad:
Este principio es una consecuencia del carácter retributivo de la pena,
entendiéndose la retribución en un sentido amplio como la respuesta que da el
ordenamiento jurídico penal debido a la comisión de un delito, por lo que, la
pena que se imponga debe tener un correlato lógico con el delito que se ha
cometido. La correcta aplicación del Principio de Proporcionalidad de las Penas,
dentro de nuestro ordenamiento jurídico, debe tener en cuenta los arts. 45, 46 y
46 A del Código Penal. (Bramont-Arias, 2002)

d) Legalidad:
La pena debe ser conocida antes de su aplicación, reflejando el Principio de
Legalidad. El artículo II del Título Preliminar del Código Penal establece que
nadie será sancionado por un acto no previsto como delito o falta por la ley
vigente al momento de su comisión, ni se le impondrá una pena o medida de
seguridad no establecida en ella. Complementariamente, el artículo VI del
mismo Título indica que la ejecución de la pena debe seguir las formas prescritas
por la ley y reglamentos, con intervención judicial. (Bramont-Arias, 2002)

e) Principio de intervención mínima:


También conocido como ultima ratio, establece que el derecho penal debe
emplearse sólo cuando sea absolutamente necesario, es decir, cuando no exista
una alternativa de protección menos invasiva. Además, implica que las

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sanciones penales deben reservarse para las infracciones más graves. Este
principio según Vidal Rodríguez (2023) tiene dos aspectos claves:
- Las sanciones penales deben restringirse a lo estrictamente necesario. Se deben
aplicar sanciones menos severas o en algunos casos, tolerar las faltas menores.
- El derecho penal debe ser el último recurso, sólo cuando no haya otros medios
menos dañinos, dado que la pena es vista como una solución imperfecta y
permanente que sólo debe emplearse cuando no haya otra opción.

Estas sanciones son fundamentales para mantener el orden social y


garantizar la justicia. Para lograr este equilibrio, es de suma importancia que las
sanciones no solo sean proporcionales al delito cometido, sino también que
respeten los derechos fundamentales del infractor, asegurando un proceso justo
y garantizando que las penas no caigan en el abuso.

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II. SANCIÓN ADMINISTRATIVA

2.1. POTESTAD SANCIONADORA:


(Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, 2017)
La doctrina ha sostenido la afirmación de “la unidad de la potestad sancionadora estatal”
considerando que se constituye un poder único que se expresa a través del Derecho Penal
y el Derecho Administrativo Sancionador. En sintonía con ello, la jurisprudencia
constitucional señala que la legalidad, culpabilidad, tipicidad, entre otros, constituyen
principios básicos del derecho sancionador que no solo deben aplicarse en el ámbito del
Derecho Penal sino también en materia de Derecho Administrativo Sancionador. Uno de
los principios del sistema constitucional involucra la encomienda exclusiva del ejercicio
de la potestad punitiva a los órganos jurisdiccionales, un rápido examen del ordenamiento
jurídico nacional y extranjero permite evidenciar que la Administración Pública cuenta
con potestades represivas expresas dirigidas a contrarrestar conductas ilícitas que se
encuentran excluidas del ámbito de competencia de los órganos jurisdiccionales penales.
En ese sentido, la potestad sancionadora atribuida a la Administración Pública encuentra
sustento en la autotutela administrativa (obligatoriedad de los actos administrativos sin la
intervención de voluntades ajenas a la Administración Pública) y a la vez, en un
imperativo de coerción asignado por ley para garantizar el cumplimiento de obligaciones
que integran el ordenamiento jurídico administrativo y castigar su contravención, si es el
caso.

2.1.1. La potestad sancionadora en el ordenamiento jurídico peruano:

2.1.1.1 Fundamentos de la actuación sancionadora de la administración pública:

En nuestro ordenamiento se ha venido aceptando pacíficamente la facultad de


las entidades administrativas para determinar infracciones y aplicar sanciones
en casi todos los sectores de la vida social que son regulados por el Derecho
Administrativo. La jurisprudencia comparada ha identificado una serie de
razones de índole práctico que justifican la actuación sancionadora de la
Administración. Estas son las siguientes:

- No recargar en exceso a la administración de justicia con la atención de


ilícitos de menor gravedad.
- Dotar de mayor eficacia al aparato represivo respecto de los ilícitos
menores.

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- Promover mayor inmediación de la autoridad sancionadora respecto de
los administrados sancionados.

Si bien la facultad de las entidades administrativas para aplicar una sanción


administrativa no se encuentra expresamente reconocida en la norma
constitucional, el Tribunal Constitucional ha afirmado que esta constituye una
manifestación del ejercicio de la potestad sancionatoria de la Administración y,
como toda potestad en el contexto de un Estado de Derecho, se encuentra
condicionada, en cuanto a su propia validez, al respeto de la Constitución, de los
principios constitucionales y, en particular, a la observancia de los derechos
fundamentales.

Al respecto, también se ha afirmado que la potestad sancionadora atribuida a la


Administración Pública se traduce en un auténtico poder derivado del
ordenamiento jurídico y encaminado al mejor gobierno de los diversos sectores
de la vida social. Desde esta perspectiva, dicha potestad tiene como principal
característica su carácter represivo, el cual se acciona ante cualquier perturbación
o contravención del orden jurídico.

Se aprecia, que la potestad sancionadora constituye un poder natural o corolario


de las competencias otorgadas a la Administración Pública en ciertas materias,
principalmente en las referidas a la ordenación y regulación de las actividades en
la sociedad.

2.1.2. Los Principios de la Potestad Sancionadora:


El artículo 246 del TUO de la Ley N° 27444 establece 11 principios que guían el
ejercicio de la potestad sancionadora de las entidades públicas. Además, estos
principios se aplican junto a los principios generales mencionados en el artículo
IV del Título Preliminar del mismo TUO.

a) El Principio de Legalidad:
El principio de legalidad tiene su base normativa en la Constitución Política del
Perú. El literal d) del inciso 24 del artículo 2 establece que nadie puede ser
condenado o sancionado con una pena que no esté previamente estipulada en las
leyes. Aunque esta disposición se centra en el ámbito del Derecho Penal, también
actúa como una garantía para el ejercicio de la potestad sancionadora en el
derecho administrativo, dado que forma parte de la unidad del derecho

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sancionador estatal. Además, el artículo 49 de la Constitución busca asegurar la
legalidad de la función administrativa. No obstante, este artículo requiere un
análisis más profundo, ya que incluye un régimen de control revisor que algunos
doctrinarios denominan mixto. Este control no solo se enfoca en verificar la
legalidad de la actuación administrativa, ya sea activa o inactiva, sino que también
protege los derechos subjetivos e intereses legítimos de los ciudadanos,
salvaguardando tanto al individuo como a la legalidad. El procedimiento
administrativo sancionador se convierte en una verdadera protección para el
ciudadano, previniendo abusos y sanciones que solo busquen exhibir el poder
estatal. Entre las manifestaciones de este principio se encuentran la tipicidad, que
se refiere a un plano material.
En resumen, el principio de legalidad exige tres condiciones específicas:
primero, debe existir una ley (ley escrita); segundo, esta ley debe ser anterior a la
conducta que se reprocha (ley previa); y, tercero, debe contener normas con un
grado suficiente de claridad (lex certa) para que se pueda prever la responsabilidad
y la posible sanción aplicable a un caso concreto.

b) El Principio del Debido Procedimiento:


El principio del debido procedimiento se origina en el principio del debido
proceso, ampliamente desarrollado en la jurisprudencia del Tribunal
Constitucional. Este principio está relacionado con la prohibición de indefensión
de los administrados y abarca garantías que van más allá del derecho a presentar
pretensiones. Incluye el derecho a ofrecer y producir pruebas y a recibir una
decisión fundamentada que analice las cuestiones planteadas. El artículo 2 del
Decreto Legislativo N° 1272, que modifica la Ley N° 27444, introduce una
separación entre las fases instructora y sancionadora del procedimiento,
asignando a diferentes autoridades cada una. Esta separación garantiza la
imparcialidad en la toma de decisiones sobre sanciones y permite que la autoridad
instructora desarrolle la expertise necesaria para investigar los hechos. Es
importante aclarar que esta diferenciación no implica crear dos procedimientos
distintos, sino que se trata de un solo procedimiento dividido en dos fases. No es
obligatorio tener un órgano específico para cada fase, sino que cada fase debe
estar a cargo de diferentes autoridades. Esta separación, también reflejada en el
artículo 246 del TUO de la Ley N° 27444, no afecta las competencias otorgadas
por leyes especiales, ya que la Ley del Procedimiento Administrativo General

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establece principios y garantías mínimas para los procedimientos sancionadores
sin otorgar potestades sancionadoras en sí.

c) El Principio de Razonabilidad:
El principio de razonabilidad implica el cumplimiento de tres dimensiones: el
subprincipio de adecuación, el subprincipio de necesidad y el subprincipio de
proporcionalidad. El subprincipio de adecuación establece que la sanción debe ser
efectiva para lograr el objetivo que el legislador persigue. Por su parte, el
subprincipio de necesidad indica que la sanción debe ser imprescindible, causando
el menor daño posible, y debe aplicarse de manera moderada, respetando el
derecho de los administrados a que las medidas que les afecten sean las menos
gravosas (art. 55.10).
Finalmente, el subprincipio de proporcionalidad exige que la sanción esté en
una relación razonable con el objetivo a alcanzar, de modo que la penalización no
sea tan leve que incentive al infractor a seguir cometiendo la infracción, ya que
esto haría que el aspecto represivo de la norma pierda su sentido.

d) El Principio de Tipicidad:
El principio de tipicidad se refiere a la necesidad de que la Administración defina
con claridad los comportamientos sancionables, evitando interpretaciones
extensivas o analógicas. Esto significa que solo se puede castigar una conducta
que esté claramente especificada y cuya penalidad esté definida. Aunque este
principio no está sujeto a una reserva de ley absoluta, en ciertos casos puede ser
complementado por reglamentos. El Tribunal Constitucional considera la
tipicidad como una manifestación del principio de legalidad, estableciendo límites
para el legislador penal o administrativo. Las prohibiciones deben estar redactadas
con suficiente claridad para que cualquier ciudadano comprenda fácilmente qué
conductas están sancionadas. Sin embargo, en situaciones complejas, puede ser
necesaria una tipificación más detallada, siempre que se mantenga una definición
concreta de la infracción y su sanción. El inciso 4 del artículo 246 del TUO de la
Ley N° 27444 establece que solo las infracciones previstas en normas de rango
legal son sancionables, sin permitir interpretaciones extensivas. Sin embargo,
admite que los reglamentos pueden especificar o graduar las disposiciones para
identificar infracciones o sanciones, siempre que no creen nuevas infracciones.
Además, se permite que la ley o un decreto legislativo habiliten la tipificación de

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infracciones mediante normas reglamentarias, pero no se pueden imponer
obligaciones no previstas en la ley.
En resumen, el principio de tipicidad exige claridad en la definición de
infracciones, limitando las interpretaciones amplias y permitiendo la
especificación mediante reglamentos, sin crear nuevas conductas sancionables.
Esto asegura que las conductas sean comprendidas y evita la duplicación de
sanciones por la misma infracción.

e) El Principio de Irretroactividad:
El principio de irretroactividad, derivado del principio de legalidad, establece que
solo son aplicables las disposiciones sancionadoras vigentes en el momento en
que el administrado incurre en la conducta sancionable, a menos que se trate de
normas posteriores que sean más favorables. Según el artículo (230.5), las normas
sancionadoras deben haber entrado en vigor antes de la comisión del ilícito y
deben seguir vigentes al momento de imponer la sanción. Esto implica que las
entidades no pueden sancionar por normas que sean desfavorables y que hayan
sido promulgadas después de los hechos, ya que esto sería una aplicación
retroactiva de la norma. La exigencia de que las normas sancionadoras existan
previamente tiene dos consecuencias: primero, se rechaza la sanción por
comportamientos que no estaban tipificados en el momento de su comisión; y
segundo, para que se impongan sanciones, las conductas típicas deben estar
contempladas en la ley vigente tanto al momento de su comisión como al
momento en que se evalúe su aplicación por parte del órgano competente.
En resumen, la ilicitud y la sanción administrativa deben existir tanto antes
del ilícito como en el momento en que se busca aplicar la norma. Por lo tanto, no
se puede imponer una sanción si, en el momento de la decisión, la conducta ya no
es considerada ilícita o si la posible sanción ha sido derogada.

f) El Principio de Concurso de Infracciones:


En el ámbito del derecho administrativo sancionador, es posible que una misma
conducta califique como más de una infracción administrativa. En estos casos, se
pueden aplicar diferentes enfoques teóricos para determinar la sanción adecuada.
Si se descarta la acumulación material (que implicaría sumar las penas de todas
las infracciones cometidas), quedan principalmente dos opciones:
- Absorción de la pena: Consiste en seleccionar la pena más grave entre
las infracciones aplicables.

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- Exasperación (o aspiración) de la pena: En este caso, se elige la pena
más grave y se eleva su contenido, sin llegar a sumar todas las penas.

Estas opciones buscan un enfoque equilibrado en la imposición de sanciones


cuando se presenta una multiplicidad de infracciones por una misma acción.

g) El Principio de Continuación de Infracciones:


En este principio para imponer sanciones por infracciones continuas, es necesario
que hayan pasado al menos 30 días desde la última sanción impuesta y que se
haya solicitado al administrado que demuestre que ha cesado la infracción durante
ese plazo. Este principio se aplica a conductas ilícitas que no son actos aislados,
sino actividades constantes y reiteradas. Es decir, se trata de un comportamiento
sostenido por una voluntad duradera, sin que exista una situación de concurso,
sino una serie de actos repetidos que infringen el mismo precepto, ejecutados con
un plan preconcebido o en circunstancias similares. Para considerar que hay
unidad de hecho, es necesario que las acciones se repitan de forma sucesiva en un
corto período, guiadas por un mismo propósito. Por lo tanto, el requisito de un
intervalo de tiempo estipulado en la norma implica que, si hay un distanciamiento
significativo entre las acciones, esto puede dificultar o incluso impedir su
consolidación en una sola infracción que justifique un único castigo. El principio
de continuación de infracciones se encuentra enunciado en el inciso 7 del artículo
246 del TUO de la Ley N° 27444.

h) El Principio de Causalidad:
El principio de causalidad establece que la sanción debe aplicarse al administrado
que lleva a cabo la conducta, ya sea activa u omisiva, que constituye una
infracción sancionable (art. 230.8). Esto implica que la responsabilidad es
personal; es decir, sólo quien cometió el acto prohibido por la ley puede ser
sancionado. No se puede responsabilizar a alguien por acciones de otros, como
por los actos de un subordinado o por decisiones colectivas en las que no participó.
Para que se imponga una sanción, es esencial que la conducta del administrado
esté directamente relacionada con el resultado sancionable, lo que implica que
simplemente encajar los hechos en los tipos legales no es suficiente. Este principio
se relaciona estrechamente con la culpabilidad del infractor, que, aunque no esté
siempre regulada por norma, ha sido reconocida por el Tribunal Constitucional
como un requisito para ejercer la potestad sancionadora. El Tribunal ha señalado

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que es legítimo cuestionar si en un Estado de derecho se puede sancionar a una
persona por un acto ilícito que se le imputa a un tercero.

i) El Principio de Presunción de Licitud:


El principio de presunción de licitud, también conocido como presunción de
inocencia, establece que las entidades deben suponer que los administrados actúan
conforme a la ley, a menos que se presente evidencia en contrario (art. 230.9).
Esta presunción protege al imputado durante el procedimiento sancionador, y su
validez puede cambiar a medida que se recopilan pruebas. La presunción se
mantiene hasta que se demuestra, mediante un acto administrativo firme, que los
hechos han ocurrido como se alegan. Solo se podrá desestimar esta presunción si
la entidad logra reunir suficiente evidencia que confirme la comisión de la
infracción, asegurando que todos los elementos del tipo sancionador están
presentes y justificando su conclusión con un razonamiento lógico que forme
convicción.

j) El Principio de Culpabilidad:
En aplicación del principio de culpabilidad la responsabilidad administrativa es
fundamentalmente de carácter subjetivo, salvo en aquellos casos donde la ley o
un decreto legislativo establezcan la responsabilidad administrativa objetiva. Esto
significa que la entidad pública con poder sancionador debe demostrar la
responsabilidad subjetiva (dolo o culpa) como un requisito esencial para imputar
una infracción administrativa. La doctrina sostiene que la exigencia de
culpabilidad implica la presencia de dolo o, al menos, culpa para poder sancionar
una conducta ilícita, excluyendo sanciones de carácter objetivo. La culpabilidad
se entiende como el reproche hacia una persona por no haber actuado de manera
diferente, lo cual solo es válido si tuvo la posibilidad de hacerlo. Es importante
destacar que la verificación de la responsabilidad subjetiva debe llevarse a cabo
una vez que la autoridad administrativa determine que el agente ha cometido un
hecho calificado como infracción, siguiendo el principio de causalidad. Esto
implica dos niveles de análisis: la causalidad se refiere a la relación objetiva de
causa y efecto, mientras que la culpabilidad evalúa subjetivamente la conducta.
Si se identifica un factor que interrumpa el nexo causal entre el sujeto y la
infracción, no se puede establecer la causalidad, lo que elimina la necesidad de
analizar la culpabilidad. Aunque en la responsabilidad administrativa objetiva no
se requiere evaluar los elementos subjetivos como dolo o culpa, sí es necesario

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verificar la existencia del nexo causal entre el sujeto y la conducta infractora, ya
que en este tipo de responsabilidad el único criterio relevante es el hecho
constitutivo de la infracción sancionable.

k) El Principio Non bis in Idem:


El principio non bis in idem se entiende en nuestro ordenamiento jurídico como
la prohibición de recibir un doble castigo por una misma acción considerada
antijurídica. El Tribunal Constitucional peruano ha indicado que este principio
está implícito en el derecho al debido proceso, como se establece en el inciso 3
del artículo 139 de la Constitución Política del Perú. Además, el derecho a no ser
juzgado o sancionado dos veces por los mismos hechos también está contemplado
en el artículo 14.7 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, así
como en el artículo 8.4 de la Convención Americana de Derechos Humanos. En
primer lugar, el principio non bis in idem se considera una regla de carácter
sustantivo, ya que se refiere principalmente a las sanciones que pueden imponerse,
no al procedimiento y sus garantías formales. Sin embargo, también tiene
implicaciones procedimentales, dado que, en su origen, implica la prohibición de
enfrentar múltiples procesos por el mismo hecho, incluso si esos juicios no
resultan en varios castigos. Este principio general del Derecho establece la
prohibición de ser condenado dos veces por el mismo hecho, y está recogido en
el artículo 42 de la Constitución Política. Una infracción a una norma
administrativa puede ser objeto de sanción administrativa, sin afectar la
responsabilidad penal correspondiente, siempre que ambas sean compatibles.
Según la jurisprudencia de nuestra Sala Constitucional, el principio non bis in
idem no se aplica cuando se trata de diferentes ámbitos de responsabilidad, como
el administrativo y el penal, debido a la independencia del Derecho
Administrativo en materia sancionadora.

2.1.5. Sujetos del Procedimiento Administrativo:


(Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, 2017)

a) La autoridad administrativa a quien se le atribuye potestad sancionadora:


Nuestro ordenamiento jurídico contempla la existencia de autoridades
administrativas que cuentan con potestades represivas o de sanción. No obstante,
el ejercicio de dichas potestades no es arbitrario, por el contrario, se rige por la
idea fundamental que debe ser reglado en atención a su carácter represivo. En este

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orden de ideas, el ejercicio de la potestad sancionadora de toda autoridad
administrativa debe de realizarse dentro del marco de los parámetros jurídicos que
rigen el ordenamiento jurídico administrativo. El principio de una potestad
sancionadora reglada constituye también una protección para la esfera de
derechos del administrado, conforme a lo señalado por el propio Tribunal
Constitucional, el cual ha establecido que cualquiera que sea la actuación de los
órganos estatales o particulares dentro de un proceso o procedimiento (sea
jurisdiccional, administrativo sancionatorio, corporativo o parlamentario) se debe
respetar el derecho al debido proceso. Igualmente, dicho Tribunal ha precisado
que los principios de culpabilidad, legalidad, tipicidad, entre otros, constituyen
principios básicos del Derecho Sancionador que no solo deben ser exigibles en el
ámbito del Derecho Penal, sino que también deben ser cumplidos en el del
Derecho Administrativo Sancionador.

b) El particular a quien se le atribuye la infracción:


El particular goza de una serie de garantías derivadas del principio del debido
procedimiento y de la naturaleza del procedimiento sancionador. El Tribunal
Constitucional ha recordado que las garantías constitucionales consagradas en el
artículo 139 de la Constitución Política del Perú se aplican a los procedimientos
administrativos sancionadores. Dichas garantías son:
- El derecho a la defensa, que proscribe cualquier estado o situación de
indefensión.
- El derecho a conocer los cargos que se formulan contra el sometido a
procedimiento administrativo sancionador.
- El derecho a no declarar contra sí mismo; el derecho a la asistencia de
letrado o a la autodefensa.
- El derecho a utilizar los medios de prueba adecuados para la defensa; el
derecho a la última palabra.

2.2. EL PROCEDIMIENTO ADMINISTRATIVO SANCIONADOR:

El procedimiento administrativo sancionador incluye una serie de pasos y reglas


que la Administración debe seguir para ejercer su poder sancionador y asegurar que
las personas acusadas de cometer una infracción administrativa reciban garantías.
Este proceso tiene características propias y busca evitar cualquier tipo de
arbitrariedad.

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2.2.1. Caracteres y garantías del procedimiento administrativo sancionador:

El procedimiento administrativo sancionador es una herramienta clave para


que la Administración Pública determine la comisión de una infracción.
Además, es fundamental como conjunto de normas previamente establecidas,
que permiten al administrado conocer cómo se determinan los hechos
imputados y las consecuencias jurídicas, así como los principios y derechos
que lo protegen frente a la potestad sancionadora del Estado.
Los derechos de los administrados sólo pueden ser protegidos mediante una
adecuada estructuración de actos que limiten las acciones de la
Administración Pública, garantizando que estas se realicen dentro del marco
constitucional y legal. Según Santamaría Pastor, el procedimiento
sancionador impacta dos aspectos fundamentales: permite a la autoridad
administrativa determinar la responsabilidad administrativa y garantiza que
el administrado conozca las infracciones que se le imputan, junto con los
derechos y principios aplicables.
El procedimiento sancionador tiene características esenciales para el ejercicio
adecuado de la potestad sancionadora, las cuales están previstas en el artículo
252 del TUO de la Ley N° 27444.

a) Diferenciación entre la autoridad que conduce la fase instructora y


la que decide la aplicación de la sanción: En el Derecho Procesal
Penal, es crucial separar a las autoridades que investigan los hechos de
las que dictan sentencia, para asegurar la imparcialidad y evitar
prejuicios. La Corte Interamericana de Derechos Humanos destaca la
importancia de ser juzgado por un juez imparcial, como parte del
debido proceso.
Hoy en día, es fundamental asegurar esta imparcialidad en los
procedimientos sancionadores, para que las sanciones no se basen en
prejuicios previos. Además, se busca que quienes investigan los hechos
sean altamente especializados para garantizar una investigación justa y
objetiva.

b) Vinculación respecto de los hechos probados por resoluciones


judiciales firmes: El legislador establece que los hechos probados por

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una resolución judicial firme deben ser acatados por la autoridad
administrativa sancionadora en sus procedimientos. Esto asegura la
coherencia entre la justicia judicial y la administrativa, reconociendo la
superioridad de la vía judicial. Así, las autoridades administrativas
deben basar sus decisiones en los hechos probados en fallos judiciales
firmes, sin contradecir lo decidido por la judicatura.

c) Notificación de cargos: Un aspecto clave del procedimiento


administrativo sancionador es la notificación de cargos, que asegura
que los administrados conozcan a tiempo los hechos imputados, las
infracciones cometidas y las sanciones propuestas, permitiéndoles
ejercer adecuadamente su derecho a la defensa. Al respecto, el inciso
3 del párrafo 252.1 del artículo 252 del TUO de la Ley Nº 27444
dispone que se les debe notificar a los administrados los hechos que se
le imputen a título de cargo, la calificación de las infracciones que tales
hechos pueden constituir y la expresión de las sanciones que, en su
caso, se le pudiera imponer, así como la autoridad competente para
imponer la sanción y la norma que atribuya tal competencia. La
notificación de cargos debe cumplir ciertos requisitos para ser legal y
permitir la defensa del administrado:
- Precisión: Debe especificar los hechos imputados, las infracciones,
las posibles sanciones, la autoridad competente y la norma que
otorga la potestad sancionadora.
- Claridad: Debe evitar ambigüedades y explicar claramente los
hechos y las infracciones imputadas, para que el administrado los
entienda completamente.
- Inmutabilidad: Los cargos notificados no pueden ser modificados
por la autoridad.
- Suficiencia: Debe incluir toda la información y documentación que
sustente los cargos, permitiendo al administrado ejercer su derecho
de defensa plenamente.
El incumplimiento de estos requisitos configura una contravención a la
regla de la notificación de cargos en los siguientes supuestos:

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- Cuando la Administración omite totalmente la previa formulación de
los cargos, ya sea de los hechos imputados o de la calificación legal
de los mismos.
- Cuando la Administración formula cargos, pero con información
incompleta, imprecisa o poco clara.
- Cuando la Administración formula cargos, pero otorga un plazo
reducido al administrado para ejercer adecuadamente su derecho de
defensa.
- Cuando la Administración, en primera instancia, formula cargos
sustentados en determinadas razones; sin embargo, basa su decisión
definitiva en hechos distintos o en una nueva calificación legal de los
hechos
La notificación es crucial en un procedimiento regular. Si no se cumplen
sus requisitos, el acto administrativo no tendrá efectos legales. Además,
al no ser conocido por el administrado, este queda en indefensión,
vulnerando sus derechos.

d) Plazo razonable para formular alegaciones: El Texto Único Ordenado


de la Ley N° 27444 establece como una de las características del
procedimiento administrativo sancionador, que el administrado debe
contar con un plazo adecuado para ejercer su derecho de defensa, lo cual
incluye la presentación de alegatos y otros medios permitidos por la
normativa. Así, el inciso 4 del párrafo 252.1 del artículo 252 del TUO de
la Ley Nº 27444 dispone otorgar al administrado un plazo de cinco días
para formular sus alegaciones y utilizar los medios de defensa admitidos
por el ordenamiento jurídico conforme al numeral 171.2 del artículo 171,
sin que la abstención del ejercicio de este derecho pueda considerarse
elemento de juicio en contrario a su situación. La regla mencionada se
basa en la prohibición de indefensión en el ámbito administrativo,
asegurando que los administrados tengan un tiempo razonable y los
medios necesarios para presentar su versión de los hechos y las pruebas
pertinentes. Este plazo puede variar según la complejidad del caso, pero
nunca debe ser menor al establecido por la norma. Si el administrado no
presenta sus descargos a tiempo, no significa que acepte los hechos
imputados o se quede indefenso; al contrario, la autoridad debe investigar

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más a fondo aplicando el principio de presunción de inocencia hasta que
se demuestre lo contrario. Con el Decreto Legislativo N° 1272, se agregó
el párrafo 252.2 al artículo 252, estableciendo que las entidades públicas
deben revisar de oficio las resoluciones administrativas basadas en
hechos contradictorios con resoluciones judiciales firmes. Esto busca
asegurar que las resoluciones administrativas sean coherentes con los
hechos probados judicialmente, reconociendo la prevalencia de las
decisiones judiciales.

2.2.2. El trámite del procedimiento sancionador


El artículo 253 del TUO de la Ley Nº 27444 especifica las disposiciones, reglas y
etapas del procedimiento administrativo sancionador. A continuación, se
detallarán estos elementos.

a) Actuaciones previas de investigación, averiguación e inspección: El inciso


2 del artículo 253 del TUO de la Ley N° 27444 aborda las acciones
preliminares antes del inicio formal del procedimiento sancionador. Establece
las directrices para estas etapas iniciales. Las autoridades encargadas de
investigar y determinar infracciones administrativas también pueden iniciar
una fase de "investigación previa" antes del procedimiento formal. Esta fase
tiene como objetivo recopilar evidencia sobre los hechos imputados e
identificar a los involucrados y las circunstancias relevantes para decidir si
procede iniciar el procedimiento sancionador. Si no se encuentra materia
investigable, la autoridad debe comunicar esta circunstancia motivadamente a
quien solicitó la apertura del procedimiento. En denuncias donde el
denunciante no es parte del procedimiento, el artículo 114 del TUO de la Ley
N° 27444 establece que el rechazo de la denuncia debe ser motivado y
comunicado al denunciante. En procedimientos donde los denunciantes son
parte, si la investigación preliminar no justifica el inicio del procedimiento
sancionador, esta decisión debe notificarse al denunciante para que pueda
recurrir administrativamente, conforme al artículo 215 del TUO de la Ley N°
27444. Las actuaciones previas no forman parte del procedimiento
sancionador; son opcionales y buscan determinar si procede su inicio. Estas
actuaciones se realizan como parte de la actividad administrativa de
fiscalización, que incluye actos de investigación, supervisión, control e

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inspección para asegurar el cumplimiento normativo y proteger los bienes
jurídicos.

b) Iniciación e instrucción del procedimiento: El procedimiento administrativo


sancionador comienza con la resolución de imputación de cargos, que debe
incluir una exposición clara de los hechos, las infracciones, las posibles
sanciones, la autoridad competente y la norma que le otorga la competencia,
así como las medidas provisionales pertinentes. Además, debe indicar el plazo
para que el administrado presente sus descargos, que no puede ser menor a
cinco días hábiles desde la notificación. Es esencial que la notificación permita
al administrador conocer la fecha de la supuesta infracción o su cese para
determinar si las infracciones están prescritas. Tras el plazo de descargos, el
órgano instructor debe realizar diligencias para verificar las infracciones. El
artículo 2 del Decreto Legislativo N° 1272 modificó las reglas de la fase
instructora, diferenciando entre la autoridad instructora y la decisoria. La
autoridad instructora debe formular un informe final que determine la
existencia de infracción o lo contrario, y este informe es remitido a la autoridad
competente para la decisión de sanción. El informe debe ser notificado al
administrador para que pueda formular sus descargos en un plazo no menor de
cinco días hábiles, permitiendo al administrador defenderse sobre las
conclusiones. Aunque el acto de imputación de cargos sólo contiene indicios
de infracción, el informe final de instrucción incluye las conclusiones y una
propuesta de sanción, lo que permite al administrador ejercer su defensa final
ante una autoridad imparcial. La resolución final que impone una sanción o
archiva el procedimiento debe ser notificada al administrado y a quienes
formularon la solicitud o denunciaron la infracción. El procedimiento
sancionador finaliza con la notificación válida de la decisión final.

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III. DIFERENCIAS ENTRE SANCIONES PENALES Y SANCIONES
ADMINISTRATIVAS

Dentro del sistema jurídico se encuentran diversos tipos de sanciones, como las penales,
civiles, administrativas, etc. En este caso, nos enfocaremos en hablar sobre las sanciones
penales y su estrecha relación con las sanciones administrativas, dado que en la práctica
muchas veces puede ser confundida, por tal motivo, es de importancia distinguir entre
ambas sanciones y cuando se llegan a aplicar. Para ello, te presentamos las principales
diferencias que encontramos entre ambas sanciones:

- Desde el punto de vista de la ética social. Las sanciones penales tienden a tener un
mayor reproche moral, mientras que las administrativas se centran más en la regulación
del comportamiento y el cumplimiento de normas. Dicho en otro modo, Gómez Tomillo
(2023) expresa que “los delitos serían mala in se, las infracciones administrativas se
castigarían porque están prohibidas, son mala quia prohibita”.
- Algunas tesis apuntan que tanto las infracciones penales como las administrativas
comparten principios y estructuras comunes, como el principio de non bis in idem (no
se puede sancionar dos veces por los mismos hechos), sin embargo, las sanciones
administrativas están más ligadas a la gestión sectorial y la eficiencia administrativa. Al
mismo tiempo, podemos señalar según la sentencia del Tribunal Constitucional
N°1670-2003-AA/TC, que en el proceso penal lo que se busca es la imposición de una
sanción penal por la comisión de un delito, en el proceso administrativo lo que se
persigue es la calificación de la conducta del empleado o funcionario público de acuerdo
con las normas del derecho administrativo (...)”.
- Respecto a la imposición de las sanciones, las sanciones penales requieren de
intervención judicial, a diferencia de las sanciones administrativas, que pueden ser
impuestas directamente por la administración, (Gómez Tomillo, 2023), siendo una
diferencia procedimental importante en el contexto de ambas sanciones.
- Con relación a las diferencias cualitativas, Cossio Perales (2022) hace mención del
maestro James Goldschmidt, expresando que la distinción entre el derecho penal y el
administrativo sancionador se halla en el objeto de protección. Puesto que en su teoría
señala que el derecho penal se centra en la protección de bienes jurídicos, castigando
acciones que lesionan o ponen en riesgo bienes jurídicos vinculados a individuos y a su
voluntad. En cambio, el derecho administrativo sancionador busca promover el
bienestar y la prosperidad colectiva, sancionando actos definidos por el Estado con el
objetivo de generar una convicción ética en la comunidad.

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- La potestad sancionadora se refiere a la capacidad de la administración pública para
imponer sanciones administrativas por infracciones a normas administrativas, que
pueden ser multas, suspensiones o revocaciones de licencias. En cambio, la potestad
penal se refiere a la capacidad del Estado para perseguir y sancionar delitos a través del
sistema judicial, lo que puede incluir penas de prisión, trabajos comunitarios
o multas penales.

- La potestad sancionadora suele seguir procedimientos administrativos que son más


rápidos y flexibles, permitiendo una resolución más ágil de las infracciones. En cambio,
la potestad penal se rige por un procedimiento judicial más formal y complejo, con
garantías procesales que buscan proteger los derechos del acusado.

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IV. CONCLUSIONES

- En resumen, el derecho y las sanciones penales son los instrumentos con los que el
Estado controla el comportamiento delictivo. Las sanciones, que incluyen penas
privativas y restrictivas de libertad, limitación de derechos y multas, buscan prevenir y
castigar delitos bajo los principios de proporcionalidad e imparcialidad. Estas penas
tienen un doble propósito: castigar al infractor y prevenir la reincidencia. Asimismo, el
sistema penal contempla alternativas más humanizadas, como la vigilancia electrónica,
para ciertos casos específicos.
- Las sanciones penales también buscan equilibrar justicia y prevención en el sistema
penal. Su objetivo principal es la prevención general y especial, y en algunos casos, la
rehabilitación y reinserción del infractor. La proporcionalidad asegura que la pena sea
justa y acorde al delito, mientras que la legalidad exige que las sanciones estén
previamente establecidas por ley y se ejecuten conforme a las normas judiciales.
Además, el principio de intervención mínima señala que el derecho penal debe ser el
último recurso, usándose solo cuando no existan alternativas menos invasivas para
proteger el orden social. Estas características aseguran que el sistema penal cumpla con
su función represiva y respete los derechos fundamentales del infractor, promoviendo
un equilibrio entre justicia y humanidad en la aplicación de penas.
- En conclusión, la potestad sancionadora de la Administración Pública evita la
sobrecarga del sistema judicial con infracciones menores y asegura una respuesta eficaz
y directa de la autoridad. Reconocida por el Tribunal Constitucional peruano, debe
respetar principios constitucionales y derechos fundamentales. Con carácter represivo,
es esencial para regular actividades y garantizar el cumplimiento normativo en la
sociedad.
- También la potestad sancionadora en el derecho administrativo está regida por
principios como la legalidad, debido procedimiento y razonabilidad, que buscan
garantizar que las sanciones sean aplicadas de manera justa, proporcionada y conforme
a leyes preexistentes.
- Para concluir, el procedimiento administrativo sancionador es crucial para que la
Administración Pública pueda ejercer su autoridad sancionadora. Asegura que quienes
son acusados de infracciones administrativas son tratados de manera justa y conforme
a la ley. Este proceso está regulado para evitar arbitrariedades y proteger los derechos
de los administrados.

28
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