Transcripción de la Séptima Sesión Terapéutica Psicoanalítica
Fecha: 6 de noviembre de 2024
Evaluador: Ángela Jiménez Rodríguez
Paciente: G. V. Q., 12 años y 9 meses
Inicio de la Sesión
Terapeuta (T): Buenos días, G. ¿Cómo te sientes hoy?
Paciente (P): (Se encoge de hombros) Bien, supongo.
T: Veo que te encoges de hombros. ¿Cómo es ese "bien, supongo"?
P: (Suspira) Es solo que... no sé. Me cuesta decir lo que pienso a veces.
T: Te entiendo. Puede ser difícil hablar de lo que llevamos dentro, especialmente si es algo
doloroso. ¿Podemos intentar juntos entender eso un poco mejor hoy?
P: (Asiente) Supongo que sí.
T: La última vez que hablamos, mencionaste cómo te sentías en casa, especialmente con lo
que pasó con tu papá. ¿Cómo han estado las cosas desde entonces?
P: (Mira al suelo) No han cambiado mucho. Mi mamá trata de hablar conmigo, pero me
siento... como que no puedo confiar en ella todavía. Es raro.
T: Cuando dices que no puedes confiar en ella, ¿crees que tiene que ver con lo que ocurrió
con tu papá?
P: (Se estremece ligeramente) Sí... mi papá. A veces, sigue bebiendo. Cuando lo hace, se
vuelve... diferente. Me da miedo.
T: El miedo es una respuesta muy natural en una situación así, G. ¿Puedes contarme un poco
más sobre cómo es él cuando bebe?
P: (Se encoje) Grita mucho. Todo se vuelve un caos en la casa. Una vez, lanzó un vaso y se
rompió. Mi mamá no dijo nada, solo... nos quedamos en silencio.
T: Eso debe haber sido aterrador. Pareces recordar esos momentos con mucha claridad.
¿Cómo te sientes cuando piensas en ellos ahora?
P: (Se le llenan los ojos de lágrimas) Me siento... atrapada. Como si no hubiera escapatoria.
Siento que mi mamá debería haber hecho algo, pero nunca lo hizo.
T: Esa sensación de traición hacia tu mamá suena muy intensa. Sientes que no te protegió en
momentos en que necesitabas ayuda.
P: (Asiente) Sí, y eso duele. Porque sé que ella también tenía miedo, pero... ¿qué hay de mí?
T: Es completamente comprensible que te sientas así. Cuando un niño está en peligro o se
siente amenazado, espera que los adultos lo protejan. ¿Cómo manejas esos recuerdos
ahora?
P: Trato de no pensar en ellos. Me encierro en mi cuarto y pongo música. Es más fácil que
hablar de lo que pasó.
T: Evitar los recuerdos puede ayudarte a corto plazo, pero a veces esos sentimientos siguen
ahí, escondidos. ¿Sientes que esa estrategia sigue funcionando?
P: (Se encoje de hombros) No lo sé. Todavía me despierto con miedo algunas noches, como
si algo malo fuera a pasar.
T: Las pesadillas y el miedo nocturno son señales de que tu cuerpo y tu mente todavía están
procesando lo que viviste. ¿Te gustaría trabajar en eso?
P: Supongo... pero me da miedo hablar más.
T: El miedo es válido, pero aquí estás segura. Podemos avanzar a tu propio ritmo, sin
presiones. ¿Hay algo específico que te gustaría trabajar o expresar?
P: (Reflexiona) A veces, quisiera poder gritarle a mi papá. Decirle cuánto daño ha hecho.
Pero no puedo.
T: Gritar, aunque sea simbólicamente, puede ser liberador. Podemos encontrar formas de
expresar ese enojo de manera segura. ¿Te gustaría escribirle una carta que no tengas que
enviar?
P: (Lo piensa) Tal vez eso ayudaría. Pero... ¿y si se entera?
T: Aquí en terapia, todo lo que hacemos es privado. Nadie sabrá lo que escribas a menos que
tú quieras compartirlo. Es una manera de sacar lo que llevas dentro, sin consecuencias.
P: (Se muestra más relajada) Entonces, sí, podría intentarlo. Hay tantas cosas que nunca
dije.
T: Ese es un buen primer paso. Podemos empezar con eso y también explorar técnicas para
manejar el miedo y la ansiedad, como ejercicios de respiración o visualización.
P: ¿De verdad crees que funcionará?
T: Creo que cada pequeño paso cuenta. Y tú ya has dado muchos al venir aquí y abrirte. No
estás sola en esto.
Fin de la Sesión
T: Me alegra que estemos avanzando, G. Gracias por ser tan valiente hoy. ¿Tienes alguna
pregunta o algo más que quieras decir antes de que terminemos?
P: (Mueve la cabeza) No, creo que no. Pero... gracias por escucharme.
T: Siempre estaré aquí para escucharte. Nos vemos la próxima semana, y recuerda que está
bien sentirse como te sientes.
P: (Se pone de pie) Gracias. Nos vemos.
Observaciones Finales
G. mostró mayor disposición para explorar sus emociones en esta sesión, aunque persisten
signos de ansiedad. Hubo un progreso significativo en su capacidad para hablar sobre el
episodio traumático con su padre, quien presenta problemas de alcoholismo y
comportamientos violentos. La desconfianza hacia su madre sigue siendo un tema clave. Se
recomienda continuar con ejercicios de expresión emocional y preparar actividades para
fortalecer la relación familiar, especialmente en sesiones de terapia familiar.
Continuación de la Sesión
T: Me alegro de que estés considerando escribir esa carta. A veces, incluso el simple acto de
escribir lo que sentimos puede ser liberador. ¿Te gustaría empezar a pensar en las cosas
que podrías escribir?
P: (Se queda en silencio, pensativa) Sí. Creo que le diría que no entiendo por qué nunca
pudo dejar de beber. Que me arruinó muchas cosas.
T: Eso suena muy importante. Expresar tu confusión y el daño que sientes es un paso hacia
la sanación. ¿Te sientes cómoda explorando ese sentimiento más?
P: (Respira hondo) Sí, pero... también me siento culpable. Como si no debería sentirme así.
T: La culpa es común en situaciones donde hay violencia familiar. A menudo, los niños
sienten que deberían haber hecho algo diferente o que es incorrecto sentir lo que sienten.
Pero quiero que sepas que tus emociones son completamente válidas. No hay correcto o
incorrecto aquí.
P: (Empieza a llorar) Me culpo porque sé que mi mamá también sufre. Pero ella... parece que
no ve lo que nos hizo mi papá. O lo quiere ignorar.
T: Eso debe ser muy confuso para ti, ver cómo tu madre lo maneja de una manera diferente.
Parece que su manera de afrontar la situación es distinta, y eso te hace sentir que tus
emociones no son validadas.
P: (Limpia sus lágrimas) Sí. Ella actúa como si todo estuviera bien. Pero yo sé que no lo está.
A veces, incluso creo que ella todavía lo ama, y eso me enoja.
T: El amor y el enojo pueden coexistir, y eso puede ser muy confuso. Tu madre puede tener
sentimientos complejos hacia tu padre, pero eso no significa que tú tengas que sentir lo
mismo. Tienes derecho a sentirte herida y enojada.
P: (Asiente) Me gustaría entender por qué ella sigue con él. Pero me da miedo preguntarle.
T: Es muy valiente de tu parte reconocer ese miedo. ¿Crees que hay algo que podríamos
hacer aquí para ayudarte a sentirte más preparada para hablar con ella algún día?
P: Tal vez... no sé. Podríamos practicar lo que diría, ¿verdad?
T: Sí, eso es una idea excelente. Podemos hacer ejercicios de role-play donde imaginas cómo
podría ser esa conversación. No tiene que ser perfecto; es solo una forma de explorar tus
emociones y prepararte.
P: (Se muestra más interesada) Eso podría ayudar. A veces, solo pensar en hablar con ella
me pone nerviosa.
T: Lo entiendo. La ansiedad es otra cosa que podemos trabajar juntas. ¿Hay algo específico
que te gustaría aprender para manejarla mejor?
P: Me gustaría poder dejar de temblar cuando estoy asustada. Me pasa en la escuela
también.
T: Podemos practicar técnicas de relajación, como la respiración profunda o la visualización,
para ayudarte a calmarte cuando sientas ansiedad. ¿Quieres que intentemos una ahora?
P: Sí, por favor.
T: Muy bien. Cierra los ojos si te sientes cómoda, o simplemente mira un punto fijo en la
habitación. Vamos a inhalar lentamente contando hasta cuatro... (hace una pausa) y luego
exhalar contando hasta cuatro.
P: (Cierra los ojos y sigue las instrucciones de respiración)
T: Excelente. Vamos a hacerlo un par de veces más. Inhala... uno, dos, tres, cuatro... y exhala...
uno, dos, tres, cuatro. ¿Cómo te sientes ahora?
P: (Abre los ojos lentamente) Un poco más tranquila. Es extraño, pero funcionó.
T: Me alegra escuchar eso. Puedes usar esta técnica en cualquier momento que te sientas
ansiosa o temblorosa. Lo importante es que te tomes tu tiempo.
P: (Sonríe débilmente) Creo que intentaré hacerlo más seguido.
T: Hablando de la escuela, mencionaste antes que a veces te cuesta interactuar con otros
niños. ¿Cómo ha sido eso últimamente?
P: (Hace una mueca) No me gusta mucho estar en grupo. Tengo un par de amigos, pero no
me siento cómoda hablando con mucha gente.
T: Eso también puede estar relacionado con la ansiedad que sientes. A veces, cuando
estamos acostumbrados a situaciones difíciles en casa, puede ser difícil abrirnos a los
demás. ¿Te gustaría trabajar en sentirte más segura en esas situaciones?
P: Sí, pero no sé cómo. Me asusta que me juzguen.
T: Podemos practicar habilidades sociales aquí, como pequeños pasos para interactuar con
otros. También podemos hablar de cómo manejar el miedo al juicio. ¿Te parece?
P: (Asiente) Sí. Me gustaría no sentirme tan rara todo el tiempo.
T: No eres rara, G. Eres una persona que ha vivido cosas muy difíciles, y estás trabajando
para sentirte mejor. Eso es algo muy valiente.
T: Me alegra que podamos hablar de todo esto. Para la próxima sesión, podemos continuar
con la carta y practicar un poco más las técnicas de manejo de la ansiedad. ¿Te gustaría eso?
P: Sí, creo que eso ayudaría.
T: Muy bien. Nos vemos la próxima semana, y recuerda que estoy aquí para apoyarte en
todo este proceso.
P: (Sonríe) Gracias. Hasta la próxima.
Observaciones Finales
Durante la sesión, G. mostró una mayor disposición a explorar sus emociones y practicar
técnicas para manejar la ansiedad. La intervención incluyó ejercicios de respiración y
propuestas para fortalecer su confianza en situaciones sociales. Persisten los sentimientos
de traición y confusión hacia su madre, así como el temor hacia el padre. Se recomienda
continuar trabajando en la expresión emocional y técnicas de afrontamiento.
T: Me alegra que estés dispuesta a probar nuevas cosas. A veces, hablar de lo que sentimos y
encontrar formas de manejar el estrés puede hacer una gran diferencia. ¿Te gustaría que
hablemos un poco más sobre lo que sientes cuando estás en casa?
P: (Mira al suelo) Bueno... es como si siempre estuviera esperando que algo malo pase.
Incluso cuando mi papá no está bebiendo, siento que todo es frágil.
T: Ese sentimiento de estar siempre alerta, de estar esperando que algo suceda, suena muy
agotador. Es como si tu cuerpo estuviera en un estado constante de tensión. ¿Te sientes
cansada a menudo?
P: Sí, todo el tiempo. Me cuesta concentrarme en la escuela, y cuando intento dormir, no
siempre puedo.
T: El sueño puede verse muy afectado cuando vivimos en un ambiente donde sentimos
peligro o inseguridad. Podemos trabajar en técnicas que te ayuden a relajarte antes de
dormir, como ejercicios de relajación muscular o visualizaciones. ¿Te gustaría aprender una
de esas técnicas?
P: Sí, porque odio no poder dormir. Me despierto sudando algunas veces.
T: Te entiendo. Podemos probar una técnica llamada relajación muscular progresiva. Se
trata de tensar y luego relajar diferentes grupos de músculos. ¿Te gustaría probarlo ahora?
P: Claro, ¿cómo funciona?
T: Primero, cierra los ojos o mantente mirando un punto. Vamos a empezar con tus manos.
Quiero que aprietes los puños lo más fuerte que puedas... ¿sientes la tensión? (Pausa) Ahora,
relájalos y siente cómo se libera la tensión.
P: (Sigue las instrucciones) Se siente extraño, pero relajante.
T: Ahora, hagamos lo mismo con tus hombros. Súbelos hacia tus orejas, como si quisieras
esconder tu cabeza entre ellos... y luego, déjalos caer. ¿Cómo se siente eso?
P: (Exhala) Mejor. No me había dado cuenta de lo tensos que estaban.
T: Es común que llevemos la tensión en los hombros o en otras partes del cuerpo sin
notarlo. Practicar esto antes de dormir podría ayudarte a relajarte. ¿Te gustaría hacerlo
juntos durante un par de minutos?
P: Sí, creo que eso sería bueno.
T: Cambiando de tema un poco, ¿cómo es un día típico en tu casa cuando tu papá no está
bebiendo?
P: (Suspira) Más tranquilo, supongo. Pero sigue habiendo esa sensación rara... como si todos
estuviéramos caminando en cáscaras de huevo.
T: Esa es una metáfora poderosa: caminar en cáscaras de huevo. Me imagino que sientes
que tienes que tener cuidado con todo lo que haces o dices, ¿verdad?
P: Sí, exactamente. Siempre estoy pensando en lo que podría desencadenar un problema. No
es una forma de vivir.
T: No, no lo es. Nadie debería tener que vivir en un estado constante de vigilancia. A veces,
cuando estamos en estas situaciones, podemos sentir que es nuestra responsabilidad
mantener la paz. ¿Sientes que tienes que proteger a alguien en tu familia?
P: Sí, a mi hermano menor. Solo tiene 7 años, y trato de que no escuche o vea lo que pasa
cuando mi papá está enojado. Le digo que se quede en su cuarto.
T: Eres muy protectora con tu hermano, y eso muestra cuánto te importa. Pero también es
una carga muy grande para alguien de tu edad. ¿Cómo te sientes al tener que asumir ese rol?
P: Me siento... agotada. Como si fuera demasiado, pero no puedo evitarlo.
T: Eso es completamente comprensible. Has asumido un rol de protector, y eso es un peso
muy grande para llevar sola. Aquí en terapia, podemos buscar formas de aliviar esa carga, al
menos un poco. ¿Hay algo que te ayude a sentirte más segura o a relajarte cuando estás en
casa?
P: Me gusta dibujar. Cuando dibujo, siento que puedo escapar por un rato. Pero a veces me
siento culpable por no estar pendiente de mi hermano.
T: Dibujar es una forma maravillosa de expresarte y encontrar algo de alivio. Y está bien
tomarte un tiempo para ti. No siempre puedes estar alerta. ¿Qué te gusta dibujar?
P: Animales, especialmente lobos. Me parecen fuertes y libres.
T: Los lobos son animales muy simbólicos. Representan fuerza, pero también conexión con
su manada. ¿Crees que hay algo en ellos con lo que te identificas?
P: (Piensa un momento) Sí... quiero ser fuerte como ellos, pero también quiero proteger a mi
familia. Como si fuera la líder de mi propia manada.
T: Eso es muy significativo, G. Podemos usar tus dibujos para entender mejor tus
sentimientos y explorar cómo podrías sentirte más fuerte y segura en la vida real. Quizás
podrías traer uno de tus dibujos la próxima vez, si te sientes cómoda compartiéndolo.
P: (Sonríe tímidamente) Sí, podría hacer eso.
T: Me alegra que estés dispuesta. Para nuestra próxima sesión, además de trabajar con tus
dibujos, continuaremos con ejercicios de relajación y hablaremos más sobre cómo manejar
las situaciones en casa. ¿Te parece?
P: Sí, eso suena bien. Gracias por escucharme.
Observaciones Finales
Durante esta sesión, G. mostró una mezcla de vulnerabilidad y fortaleza al explorar sus
emociones y describir las dinámicas familiares. La introducción de técnicas de relajación fue
efectiva para reducir temporalmente su ansiedad. Persisten los sentimientos de
responsabilidad hacia su hermano menor y la sensación de estar en constante alerta. Se
recomienda continuar con técnicas de afrontamiento y expresiones artísticas para facilitar
la comunicación de sus emociones.