Un Lider Enfrenta La Oposición Con La Ayuda de Dios - Nehemías 4
Un Lider Enfrenta La Oposición Con La Ayuda de Dios - Nehemías 4
Un Lider Enfrenta La Oposición Con La Ayuda de Dios - Nehemías 4
PASAJE: NEHEMÍAS 4.
PALABRAS CLAVE: Oposición, Defensa, Palabra (Escrituras), Verdad, Obra
Espiritual.
INTRODUCCIÓN: Es una bendición para mí poder compartir la Palabra de Dios con
ustedes hermanos. En esta ocasión continuamos con nuestra serie de estudios basados en
el libro de Nehemías. El día de hoy examinaremos qué podemos aprender acerca de la
oposición que enfrentó Nehemías en el capítulo 4. Pero antes quiero preguntar ¿quiénes
de ustedes han visto la serie Super Libro? Ok, alguno de los presentes.
Lo pregunto porque vamos acompañando a Nehemías, tal como si estuviéramos en
el Super Libro. Ya vimos el inicio de su ministerio, su pasión en la oración, cómo planteó su
intención ante el rey de Persia, además como realizó el viaje a Jerusalén y conoció y sintió
las necesidades, como organizó los preparativos para la obra en la distribución de las
familias y, finalmente dio inició el trabajo de reconstrucción. Pero… llegó la oposición.
Algo que debemos recordar es que toda obra espiritual, que nace del corazón de
Dios enfrentará oposición. Qué es la oposición: todo actuar que va en contra de la
voluntad de Dios. El problema del creyente es que no sabe a qué se enfrenta y como
enfrentarlo. El problema es que no sabemos enfrentar la oposición. ¿Cómo lo haremos?
I. Esperar oposición (Vv. 1-3).
Quiero leer nuevamente los versículos 1-3 del capítulo 4, en la versión La Palabra
de Dios para Todos:
“Cuando Sambalat oyó que estábamos reconstruyendo la muralla de Jerusalén, se
enfureció y comenzó a burlarse de los judíos. 2 Él habló delante de sus amigos y del ejército
de Samaria diciendo: «¿Qué es lo que están haciendo estos judíos miserables? ¿Es que creen
que los vamos a dejar que reconstruyan la muralla y que vuelvan a ofrecer sacrificios? A lo
mejor piensan que van a poder terminar la muralla en un día y que podrán sacar piedras
nuevas de ese montón de polvo y ruinas quemadas.” 3 Tobías el amonita, que estaba a su
lado, dijo: «¿Qué creen ellos que están haciendo? Hasta una zorra puede tumbar esos
muros con tan sólo pararse encima».
Ya dijimos que la oposición es todo actuar que va en contra de la voluntad de Dios.
A lo largo de las Escrituras la oposición es un tema constante, se manifestará en algunas
ocasiones de manera sutil, y otras de manera abierta e intencional. Por ejemplo, desde
que Dios llevó a cabo su plan de creación y sabiduría, encontramos a la serpiente, un
personaje que lo que único que se nos dice de ella es que era más astuta, pero
oponiéndose a la voluntad de Dios.
El evento de oposición por antonomasia es el éxodo del pueblo de Israel: donde
faraón, el rey de Egipto se opuso aferradamente a que Israel fuera a adorar a Dios. En
respuesta a eso, encontramos una demostración del poder de Dios por medio de las
plagas y la muerte de los primogénitos, pero al final, Egipto no prevaleció, fueron
derrotados los dioses en los que confiaban, el poder y la fuerza militar en la cual se
enorgullecían y fueron juzgados con la muerte de sus propios hijos.
Pero no es el único momento, también el libro de Esther, nos cuenta
pormenorizadamente, lo que una reina de origen judío y su tío Mardoqueo sufrieron
burlas e incluso una sentencia de muerte, no solo de ellos sino de todo el pueblo, y ya casí
en el último momento, como si estuviéramos al borde la banca o de la silla, leemos que
todos aquellos que se opusieron recibieron el castigo que ellos mismos habían maquinado
contra el pueblo de Israel.
También el libro de Daniel profetizó que el pueblo de Israel enfrentaría oposición al
hablar de la abominación desoladora. Por lo tanto, como pueblo de Dios debemos esperar
oposición tarde o temprano. En Su soberanía el Señor permite de acuerdo a Su
providencia que haya oposición con distintos propósitos.
Si regresamos a los versículos 1-3, vemos que la oposición aparece en forma de
burlas y descalificaciones por medio de Sambalat y Tobías. ¿Quiénes eran? Ambos eran de
orígenes amonitas, lo cual nos permite entender que ellos no pertenecían al pueblo de
Dios. En el libro de Josué cuando Israel entro a la tierra prometida, estos pueblos fueron
expulsados y derrotados por el pueblo de Israel y sus tierras y herencias fueron tomadas
por Israel. De la misma manera vemos en 2 Samuel que David había derrotado a los
amonitas y que estos se reusaron en reconocerle como rey. Por lo tanto, es muy posible
que estos hombres albergaran rencor contra Israel y tomaran esta oportunidad como
motivo de venganza por lo que había pasado mucho antes.
Ahora veamos que las declaraciones que hizo Sambalat, llamó judíos miserables;
por su parte Tobías declaró que un animal como una zorra podía derrumbar los muros que
el pueblo edificaba. Es decir, estas burlas fueron en contra de quién era el pueblo y qué
hacía. Estas declaraciones describen la clase de personas que eran y lo que había en sus
corazones.
De manera general la oposición tiene un origen y trasfondo espiritual. En Efesios
6:12 NBLA encontramos que: “Porque nuestra lucha no es contra sangre y carne, sino
contra principados, contra potestades, contra los poderes de este mundo de tinieblas,
contra las fuerzas espirituales de maldad en las regiones celestes.”
II. Buscar a Dios en medio de la oposición. (Vv. 4-12)
Vemos que Nehemías reconoció que el trasfondo de esta oposición era maligna y
diabólica, e inmediatamente después de estas declaraciones lo que hizo fue buscar a Dios
por medio de la oración (Vv. 4-5). No dejó que estas burlas y descalificaciones afectaran su
menta y la del pueblo, no permitió que se quedarán en sus corazones. Supo actuar, no
respondiendo y cayendo en su juego de Sambalat y Tobías, sino orando a Dios.
Vemos como la oración predomina no solo en este capítulo sino también en todo
el ministerio de Nehemías. Casi casi fue una reacción instintiva de Nehemías frente a estas
palabras. Hermano, hermana ¿qué hace usted cuando es descalificado o recibe este tipo
de burlas? Si usted respondió que contestar, debemos evaluar nuestra vida de oración. ¿Y
cómo se siente uno después de orar? Nuestro ser descansa, estamos más tranquilos y el
Señor nos da fuerzas. Eso fue lo que experimentó el pueblo de Israel. En el versículo 6 se
menciona que continuaron la edificación de la muralla hasta la mitad.
No pasó mucho tiempo antes de que nuevamente apareciera la oposición. En el
versículo 7 nos dice que al enterarse Sambalat y Tobías, se enojaron mucho. Y esta
ocasión buscarían algo más que simplemente evitar la edificación de los muros.
Revisemos la estrategia de la oposición: primero con la burla buscaban
desmoralizar al pueblo. Pero no se detuvo ahí, sino que ahora querían dañar la integridad
física del pueblo.
Por segunda ocasión encontramos otra oración. La primera fue individual, es decir,
fue iniciativa de Nehemías, pero en el versículo 9 vemos que esta oración fue colectiva. El
pueblo se unió a Nehemías cuando se dieron cuenta que esto era de verdad, que sus vidas
corrían peligro y que las amenazas de Sambalat y Tobías iban en serio. Cuando las burlas,
calumnias, descalificaciones de parte del enemigo suban de tono, nosotros subamos la
intensidad de nuestras oraciones y busquemos a Dios. Ya dijimos que la oración fue el
distintivo de Nehemías, pero también vemos a otros hombres y mujeres que Dios usó
viviendo en oración constante. Por ejemplo, Daniel.
La oración no solo es lo primero que debemos hacer cuando enfrentemos
oposición de parte del enemigo, sino permanecer en ella, porque la estrategia del
enemigo será incrementar su ataque. En el versículo 10 Nehemías se entera que el pueblo
se estaba cansando y que faltaba mucho por construir. También los enemigos ahora
buscaban aprovechar el cansancio para que ellos se dieran cuenta de sus circunstancias y
tuvieran miedo al punto de entrar y matarlos. El versículo 12 nos muestra el momento
crítico cuando Nehemías recibe la noticia de que los enemigos venían a atacarlos de todos
lados.
Ante este panorama desolador, y que parece que ya no hay nada más por hacer
más que aceptar el “destino”, Dios aparece en escena. Charles Spurgeon dijo la siguiente
frase: “Mi propia debilidad me hace retroceder, pero la promesa de Dios me hace
valiente”.
Es lo que hizo Nehemías buscó al Dios de las promesas. Recordemos lo que vimos
el domingo pasado en la escuela dominical, en el llamamiento de Gedeón: estaba
escondido, tenía miedo del pueblo de los madianitas. El ángel del Señor, le dice varón
esforzado y valiente, ve con esta tu fuerza y yo estaré contigo.
Y aunque Gedeón responde que Dios los había abandonado y que el pueblo de
Israel había sido entregado a los madianitas, que era mentira, también se vio asimismo
como pequeño, y con temor. Pero la promesa fue: Yo estaré contigo.
Hermanos, recordemos esto: Un líder confía más en el Dios que lo llamó que en las
circunstancias. Y a pesar de esas circunstancias Nehemías y el pueblo de Israel debían
avanzar con la obra a la cual Dios los había llamado, incluso si había oposición.
III. Defenderse ante la oposición (Vv. 13-23).
En el versículo 13, vemos ahora a Nehemías actuando. No se quedó paralizado
analizando la situación. Era momento de actuar y defender. Hermanos, como pueblo de
Dios, entendamos que cuando sea tiempo de parar, paremos. Cuando sea tiempo de
avanzar, avancemos y, cuando sea tiempo de defender, prepárese para la batalla.
Nehemías no envió a pelear a la ventura al pueblo, sino con un plan: colocó a
algunos detrás de las partes más bajas del muro y ordenó que la gente se agrupara por
familias y les proveyó de lo necesario para defenderse. En el versículo 16 se nos dice
nuevamente que la mitad de los hombres trabajaban en la obra mientras que la otra
mitad portaba: las lanzas, los escudos, los arcos y las corazas. Esto hace referencia a
armamento. Estaban armados.
En Efesios 6:13-16 NBLA, Pablo también le da la misma orden a todo creyente:
“Por tanto, tomen toda la armadura de Dios, para que puedan resistir en el día
malo, y habiéndolo hecho todo, estar firmes. Estén, pues, firmes, ceñida su cintura con la
verdad, revestidos con la coraza de la justicia, y calzados los pies con la preparación para
anunciar el evangelio de la paz. Sobre todo, tomen el escudo de la fe con el que podrán
apagar todos los dardos encendidos del maligno.”
Avanzamos al versículo 14, donde Nehemías después de inspeccionar su estrategia
y las posiciones, le recuerda al pueblo que no tenga temor. Dios está con ellos. Era natural
que experimentaran temor cuando la integridad de sus familias estaba en riesgo, en
cualquier momento aparecería el enemigo.
Nehemías le recuerda al pueblo el carácter del Señor: Grande y temible. Y
pareciera que estas palabras no tienen mayor relevancia, pero estos términos junto con la
descripción de Dios como el Dios de los Cielos que aparece en el capítulo 1, eran algo
constante en la vida de Nehemías. Necesitamos no solo recordar quién es Dios, Sus
atributos, Su carácter, sino también ser conscientes de SU PRESENCIA.
Esa fue la promesa que Dios le hizo Gedeón, yo estaré contigo. Y también el pueblo
de Israel lo debía recordar con Nehemías.
La estrategia de Nehemías ya la vemos claramente: continuar con la edificación
con los muros y defenderse cuando fuera necesario. En el versículo 15 vemos algo
sorprendente: Dios actuó en favor de Su pueblo. Los enemigos se retiraron. El plan que
habían pensado de llegar por sorpresa y matarlos fue frustrado por la mano del Señor.
Gloria a Dios, porque Él escuchó las oraciones del pueblo y Él también escucha el clamor
de Su pueblo y ve la condición en la que se encuentran.
Al principio de la predica mencioné que es necesario conocer a qué nos
enfrentamos y cómo enfrentarlo. Y los versículos que vienen a continuación son cruciales.
Los versículos 17 y 18 nos dicen que los constructores hacían su trabajo
sosteniendo con una mano la carga y con la otra la espada, y que esa espada la tenían
atada a un lado de su cuerpo mientras trabajaban.
Regresamos rápidamente a Efesios 6:17-18 Pablo nos dice también:
“Tomen también el casco de la salvación, y la espada del Espíritu que es la palabra
de Dios. Con toda oración y súplica oren en todo tiempo en el Espíritu, y así, velen con
toda perseverancia y súplica por todos los santos.”
Creo que no es difícil darnos cuenta del principio de la Palabra de Dios, que es la
espada del creyente. Hermanos, recordemos lo que nos dice Hebreos 4: 12:
“Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos
filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne
los pensamientos y las intenciones del corazón.”
Los hombres que estaban edificando las murallas no solamente tenían a su lado su
espada, sino que: “desde el despuntar del alba hasta que salían las estrellas” (v. 21b).
También nosotros estamos llamados a: portar la espada para defendernos, es decir, hacer
uso de la Palabra, pero también en tener destreza, saber usarla, lo cual se logrará
únicamente estando expuestos a ella día y noche.
Finalmente vemos en el pueblo una actitud de estar atentos y permanente
vigilancia. Nehemías le ordena al pueblo que, ya que estaban separados en la muralla, en
el lugar donde sonara la trompeta debían reunirse y el Señor pelearía por ellos (v. 20), y
en los versículos 22 y 23 se nos dice que debían organizarse de tal manera que de día y de
noche estarían vigilando las murallas, tanto así que cada uno estaba preparado para
presentar defensa y portaba su arma aun para hacer lo más básico, es decir, no la
descuidaban.
El contexto actual en el que el pueblo de Dios se encuentra es que la oposición que
experimentaremos consistirá en ir en contra de la verdad, un odio abierto contra la
Palabra de Dios. Todas las ideologías, movimientos sociales antibíblicos (feminismo, lgbtq,
etc), leyes que se están aprobando en contra de la vida y a favor del engaño, incluso falsos
evangelios, todos ellos son ataques en contra de la Verdad, y con el paso del tiempo se
intensificará. Pero gracias a Dios que Él no nos ha dejado desprovistos, nos manda a estar
preparados, armados y no temer. La Palabra de Dios debe ser el arma que tiene que usar
con destreza. Sature su vida y la de su familia con las Escrituras, y que sea ella la que nos
guarde del error y la mentira.
Conclusión: Al principio mencionamos como la oposición ha sido una constante
entre el pueblo escogido de Dios. Nosotros mismos experimentaremos oposición hasta la
venida del Señor.
El apóstol Pablo en 2 Tesalonicenses 2:1-4 nos lo recuerda:
“Pero con respecto a la venida de nuestro Señor Jesucristo, y nuestra reunión con
él, os rogamos, hermanos, que no os dejéis mover fácilmente de vuestro modo de pensar,
ni os conturbéis, ni por espíritu, ni por palabra, ni por carta como si fuera nuestra, en el
sentido de que el día del Señor está cerca. Nadie os engañe en ninguna manera; porque no
vendrá sin que antes venga la apostasía, y se manifieste el hombre de pecado, el hijo de
perdición, el cual se opone y se levanta contra todo lo que se llama Dios o es objeto de
culto; tanto que se sienta en el templo de Dios como Dios, haciéndose pasar por Dios.”
Cuando se manifieste la oposición, al igual que Nehemías nosotros podemos decir:
no teman, porque nuestro Dios peleará por nosotros. Oremos.