Restauracion Del Ecosistema Bofedal
Restauracion Del Ecosistema Bofedal
Restauracion Del Ecosistema Bofedal
Lima, 2023
ÍNDICE GENERAL
1.INTRODUCCION.................................................................................................................3
2.ANTECEDENTES................................................................................................................3
3.OBJETIVOS..........................................................................................................................6
3.1. Objetivo general.........................................................................................................................6
3.2. Objetivo especifico.....................................................................................................................6
4.JUSTIFICACIÓN.................................................................................................................6
5.MARCO TEÓRICO.............................................................................................................6
5.1. Marco conceptual.......................................................................................................................6
6.METODOLOGÍA...............................................................................................................15
7.RESULTADOS....................................................................................................................21
8.CONCLUSIONES...............................................................................................................24
9.REFERENCIAS..................................................................................................................25
10.ANEXO..............................................................................................................................26
1.INTRODUCCION
2.ANTECEDENTES
Ponce Vega (2015) en su artículo “Puquios, qanats y manantiales: gestión del agua en el Perú
antiguo”. Tuvo por objetivo examinar cómo las sociedades agrarias de la cultura Nazca
enfrentaron estos desafíos en uno de los desiertos más áridos del mundo y en otros lugares,
conocer específicamente, como se gestione el agua y la importancia que tuvo el agua
subterránea y la de manantiales y saber el potencial del Perú en cuanto a aguas subterráneas.
Los resultados muestran dada la sequedad del ambiente y la morfología de los suelos de
Nazca, los puquios resultaron soluciones eficientes, sustentables y con costos accesibles, las
principales fuentes para los diferentes casos de siembra y cosecha de agua implementados en
las cuencas del Perú se abastecen de aguas subterráneas o manantiales. En conclusión, los
manantiales son trascendentales para la gestión y manejo de las cuencas, uso eficiente de
técnicas de siembra y cosecha de agua en los andes del Perú, es de mucha importancia
realizar investigaciones sobre estas aguas, cuyos resultados ayudara a desarrollar los sistemas
tradicionales, en el contexto de una gestión integrada de cuencas.
Vigo, Juáres, & Oliva (2019) en su artículo de investigación “Cosecha de agua de lluvia
como tecnología de conservación de los manantiales amenazados” menciona la afectación a
los cuerpos de agua producto de las diferentes actividades humanas es un problema de índole
mundial al que el Perú no es ajeno. En ese contexto, la investigación tuvo como objetivo
evaluar la eficiencia de la cosecha de agua de lluvia como una tecnología de conservación de
los manantiales que vienen siendo amenazados en el anexo Pomacochas, distrito de
Leimebamba, Chachapoyas. La metodología fue desarrollada mediante el uso de la encuesta
y se aplicó a 14 pobladores del anexo, posteriormente se registraron las dimensiones del
techo de sus viviendas. A través de la información recolectada se promedió el porcentaje de
familias que estaban de acuerdo en implementar el sistema de cosecha de agua de lluvia. los
resultados mostraron que el 50% de la población estaría de acuerdo a realizar, y a esta
cantidad se sumarían siempre en cuando las personas recibieran información de esta
tecnología. La mayoría de los techos son de calamina, que es el material más apropiado por
razones de salubridad y duración. Teniendo como conclusión la gran importancia de
implementar esta tecnología, de esa forma disminuiría la presión sobre el recurso hídrico,
generalmente producto de las actividades domésticas.
Choy & Anaya (2018) en su artículo de investigación denominado “Hidroquímica y su
variabilidad espacio temporal en un bofedal altoandino de la Reserva Paisajística Nor Yauyos
Cochas, Perú”, tuvo como objetivo caracterizar la química del agua depositada en el bofedal
del sector Moyobamba, mediante proceso hidroquímica y su variabilidad espacio temporal.
La metodología se basó en el registro de las propiedades fisicoquímicas (temperatura, pH y
CE) de 34 pozos distribuidos estratégicamente y el análisis de constituyentes mayoritarios
correspondiente a una muestra de 10 pozos (aniones: HCO3 -, SO4 2- , Cl- , CO3 -2 y
cationes: Na+ , K+ ; Ca+2; Mg+2), su medición se realizó en dos temporadas, temporada
seca (mayo, julio y octubre del 2017), temporada húmeda (febrero del 2018). Análisis de
datos a partir del diagrama de Piper (% meq/l) y pruebas estadísticas específicas
(Descriptivos, ANOVA y correlación). Se obtuvo como resultado el 95% de pozos dominio
bicarbonatada cálcica (HCO3 - - Ca+2) y el 5% restante dominio bicarbonatada magnésica
3.OBJETIVOS
3.1. Objetivo general
Desarrollar el estudio del estado ecológico y valor económico actual de los bofedales.
3.2. Objetivo especifico
Determinar los factores climatológicos y diversidad biológica de los bofedales.
Determinar los factores fisicoquímicos del suelo de los bofedales.
Proponer estrategias de conservación del recurso hídrico de bofedales.
4.JUSTIFICACIÓN
5.MARCO TEÓRICO
5.1. Marco conceptual
Ecosistema bofedal El bofedal es un ecosistema andino hidromórfico con vegetación
herbácea de tipo hidrófila, que se presenta en los Andes sobre suelos planos, en depresiones o
ligeramente inclinados, permanentemente inundados o saturados de agua corriente; los suelos
orgánicos pueden ser profundos (turba). Su vegetación es densa y compacta siempre verde,
de porte almohadillado o en cojín; la fisonomía de la vegetación corresponde a herbazales de
0.1 a 0.5 metros. Este tipo de ecosistema es considerado un humedal andino (MINAM, 2018).
Otras definiciones reconocen como bofedales también a zonas inundadas estacionalmente, y a
áreas en las que no hay dominancia de vegetación de cojín (Maldonado, 2015; Fuentealba y
Mejía, 2016). En muchas partes del país estos ecosistemas son conocidos como “oconales”,
que en quechua significa “zona húmeda” (Maldonado, 2015). Los bofedales se pueden
diferenciar a partir de los siguientes procesos ecológicos:
a) Hidroperiodo Diferencia bofedales estacionales de permanentes. Se espera que los
bofedales estacionales tengan menor profundidad de turba y que en la mayoría de casos no
llegarían a ser turberas. Por ello, tendrían menor capacidad de almacén de agua y de carbono.
Estos bofedales estacionales también pueden presentar dominancia de vegetación de cojín u
otras comunidades vegetales típicas de bofedal (son llamados en inglés wet meadow). Los
bofedales permanentes, en su mayoría, serían turberas.
b) Posición topográfica Diferencia bofedales de ladera de aquellos que están en áreas planas,
que son fondo de valle o planicies. Los bofedales de ladera tendrían mayor probabilidad de
ser estacionales, y desarrollar turba superficial. Aunque en algunos casos, se pueden
desarrollar turberas en laderas de pendiente ligera, por la presencia de una capa profunda
impermeable en el suelo, pero en general son las áreas planas o de baja pendiente, receptoras
del agua que escurre en las laderas cercanas, donde se desarrollan bofedales permanentes y
profundos.
Abarca una superficie aproximada de 0.42% (548,174.41 ha) del territorio nacional,
distribuido en los departamentos de Cajamarca, Piura, La Libertad, Ancash, Lima, Junín,
Pasco, Huancavelica, Ayacucho, Apurímac, Arequipa, Cusco, Puno, Moquegua y Tacna.
Bofedal (Bo)
El bofedal llamados también “oconal” o “turbera” (del quechua oqo que significa mojado),
constituye un ecosistema hidromórfico distribuido en la región altoandina, a partir de los
3800 m. s. n. m., principalmente en las zonas sur y central del país. Ocupa una superficie de
544 562 ha que representa el 0,42 % del total nacional.
Este humedal altoandino se encuentra ubicado en los fondos de valle fluvio-glacial, conos
volcánicos, planicies lacustres, piedemonte y terrazas fluviales. Se alimentan del agua
proveniente del deshielo de los glaciares, del afloramiento de agua subterránea (puquial) y de
la precipitación pluvial. Los suelos permanecen inundados permanentemente con ligeras
oscilaciones durante el periodo seco y se han formado a partir de materiales parentales de
origen fluvio-glacial, glacial, aluvial y coluvioaluvial localizados en las depresiones de las
superficies planas y ligeramente inclinadas. La poca disponibilidad de oxígeno debido al
drenaje pobre favorece la acumulación de un grueso colchón orgánico proveniente de raíces
muertas de las plantas y la materia orgánica en el sueño, provoca un escaso drenaje del
mismo ayudando así al mantenimiento de humedad.
La vegetación herbácea hidrófila es siempre verde, compacta y de porte almohadillado o en
cojín, representadas de manera general por las siguientes especies: Distichia muscoides
(“champa”) de la familia Juncaceae, Plantago rigida (“champa estrella”) de la familia
Plantaginaceae, Alchemilla pinnatafamilia Rosaceae, Werneria caespitosa - familia
Asteraceae, Hypochoeris sp. - familia Asteraceae, Hypochaeris sp. - familia Asteraceae,
Eleocharis sp. (familia Cyperaceae), Poa ovatum (familia Poaceae), Rorippa nasturtium
(familia Cruciferae), Luzula peruviana (familia Juncaceae), Gentiana sedifolia (familia
Gentianaceae), Calamagrostis rigescens (familia Poaceae), Calamagrostis jamesoni (familia
Poaceae), Scirpus rigidus (familia Cyperaceae), Agrostis sp. (familia Poaceae), Genciana
prostrata (familia Gencianaceae), entre otras, etc.
En los bofedales de la vertiente oriental, están representados por las especies: Oreobolus
obtusangulus, Gentianella perscuarrosa, Oritrophium limnophilum, Muhlenbergia fastigiata,
Hypochaeris taraxacoides y Carex sp. Mientras que en bofedales más secos de la vertiente
occidental, figuran las especies Phylloscirpus acaulis, Lachemilla diplophylla, Zameioscirpus
muticus, Gentiana sedifolia, Werneria pygmaea y Eleocharis sp. Asimismo, en bofedales de
gran altitud, se encuentran especies como Poa aequigluma, Distichia muscoides, Arenaria
gigyna, Poa humillina, Aciachne pulvinata y Lucilia kunthiana (Valencia et al., 2013).
El PRODERN (2012a y 2012b) en Ayacucho, identifica las siguientes asociaciones:
DistichiaCalamagrostis, quien en la época seca registró las siguientes familias: Asteraceae,
Poaceae, Rosaceae, Juncaceae, Plantaginaceae, Cyperaceae, Gentianaceae, Umbelliferae,
Apiaceae y Ranunculaceae, siendo abundantes las especies Distichia muscoides,
Calamagrostis curvula, Plantago tubulosa y Festuca rigescens. Cabe indicar que existe
variación en la composición florística en los periodos húmedos y secos del año, registrándose
mayores valores así como de la biomasa durante el periodo húmedo.
Asimismo, en un estudio de bofedales realizado por el MINAM (2012) en Huancavelica, se
obtuvo también como especie dominante a la juncácea Distichia muscoides y como
subdominante a la rosácea Alchemilla diplophylla pero la tercera especie en importancia, es
decir la sub subdominante variaba entre sitios, así como también variaba la diversidad lo que
sugiere que la estructura y probablemente el funcionamiento de los bofedales estudiados es
diferente.
La importancia ecológica de los bofedales se encuentra en la capacidad que tiene como
almacén natural de agua, así como verdaderos filtros naturales que mejoran la calidad del
agua y son además una importante fuente de forraje permanente para la actividad pecuaria
altoandina basada principalmente en camélidos sudamericanos y ovinos.
Este ecosistema frágil viene siendo afectado por las actividades antrópicas como son: el
sobrepastoreo (pérdida de la calidad del forraje), obras de drenaje para el desarrollo de
actividades productivas, construcción de reservorios de agua, construcción de presas,
extracción para leña, y otras.
Debe ser andino: El humedal debe estar ubicado en la cordillera de los Andes, es
decir, deben estar a más de 3000 msnm.
Presenta vegetación hidrófila, los cuales son vegetales que viven arraigados en áreas
de agua estancada cuya agua es dulce o salobre —término medio entre la proporción
de sal presente en mares y agua dulce como ríos— y de poca profundidad como el
manglar.
Suelos inundados o saturados de agua
Vegetación de porte almohadillado o forma de cojín, por ejemplo, Distichia
muscoides —conocida como “champa”—, Oxychloe andina, Werneria pygmaea,
Plantago tubulosa, Juncus stipulatus, Puccinellia oresigena, Calamagrostis curvula y
Distichlis humilis, entre otras especies.
Términos asociados a los espacios donde hay bofedales: turba y turbera
Turba: Es el suelo compuesto de materia orgánica, con un mínimo aproximado del
30% de materia orgánica. Cabe resaltar que uno de los componentes del suelo
orgánico es el carbono.
Turbera: Es un tipo de humedal que acumula turba de 30–40cm aproximadamente de
profundidad en el perfil del suelo. La turbera es un espacio donde se acumula la turba
por lo que son importantes reservorios de carbono.
Entonces, ¿qué es un bofedal?
La palabra bofedal u oconal son términos coloquiales, cuyo origen proviene de los
pobladores aledaños de la zona andina. Al respecto, el Instituto Nacional de
Investigación en Glaciares y Ecosistemas de Montaña (INAIGEM) busca crear una
definición técnica oficial sobre este tipo de humedal —conocido como bofedal para la
población andina— con el fin de facilitar su reconocimiento.
En general, la importancia de un bofedal consiste en (INAIGEM, 2020):
De provisión: Suelo, combustible, forraje, plantas medicinales.
De regulación: purificación y regulación del agua, almacenamiento de carbono,
regulación climática y protección del suelo.
Mantenimiento: formación de turba, biodiversidad, ciclo de nutrientes
Culturales: recreación, belleza, turismo.
FLORA Y VEGETATION
La composición botánica y la diversidad de bofedales exhiben una variación considerable en
función de la ubicación, altitud, topografía, humedad, exposición, latitud, influencia del
ganado, etc. Además, la mayoría de los bofedales son complejos de diferentes comunidades
de plantas (Ruthsatz 2012). Weberbauer (1945) describe cuatro comunidades de plantas
hidrófilas que pueden asociarse con humedales (denominados bofedales por la población
local en diferentes partes del país, Figura 2): turberas de Distichia, turberas con musgos y
arbustos, praderas turbosas y césped de arroyo.
Prados turbosos
Los prados turbosos se caracterizan por la presencia de muchas especies de la familia
Poaceae y la ausencia de Sphagnum. Se presentan en parajes interandinos y vertientes
occidentales en todo el Perú (Weberbauer 1945). Las plantas vasculares dominantes típicas
son Cyperaceae (especies de los géneros Carex, Eleocharis, Phylloscirpus y Scirpus),
Juncaceae (especies de Juncus y Luzula) o gramíneas altas, generalmente especies de los
géneros Festuca y Calamagrostis. En este último caso, a esta comunidad de plantas se le
puede denominar como pastizales inundados. La abundancia de Cyperaceae y Juncaceae
generalmente ofrece un buen alimento para el pastoreo, aunque la calidad del forraje varía
con la composición específica de la vegetación en cada sitio.
Césped de arroyo
El césped de arroyo se caracteriza por la presencia de plantas muy pequeñas que forman una
alfombra. Por lo general, se encuentra en las riberas de los ríos (Weberbauer 1945) y
alrededor de otras fuentes de agua, o en áreas con alta humedad. Al igual que los prados
turbosos, el césped de arroyo no se registra Sphagnum y se presenta en parajes interandinos y
vertientes occidentales en todo el país (Weberbauer 1945). Entre las especies características
están: Plantago tubulosa Decne. (Figura 3b) y Werneria pygmaea Gillies ex Hook. Y Arn.,
junto con otras varias especies de Asteraceae, Cyperaceae y Juncaceae. Plantago tubulosa es
una especie indeseable para alpacas, llamas y ovejas (Maldonado Fonkén 2010), por lo que
cuando P. tubulosa es dominante, el valor para el ganado de esta comunidad de plantas es
menor que el de otros tipos de bofedal. Es importante mencionar que las comunidades
vegetales generalmente se presentan en asociaciones mixtas. Así por ejemplo, las áreas
cubiertas por las comunidades de turberas a menudo están rodeadas por césped de arroyo o
prados turbosos. Esto podría ser el resultado de una combinación de factores tales como:
variaciones en la disponibilidad de agua, la sucesión o la presión del ganado. También se
presentan otras comunidades vegetales consideradas como bofedales, pero son mucho menos
comunes que las enumeradas por Weberbauer (1945), cuya clasificación sigue siendo la más
útil a nivel nacional. Por ejemplo, Tovar (1973) y Smith (1988) describen bofedales de
Distichia muscoides y Plantago rigida Kunth, donde esta última especie también forma
cojines. Aunque es raro, las turberas de este tipo, incluyendo algunas dominadas sólo por P.
rigida, se han encontrado en diferentes partes de las regiones de Ancash y Ayacucho
(Maldonado Fonkén & Maldonado 2010, Maldonado Fonkén 2010). En otras comunidades
vegetales de bofedal que se presentan al sur de Perú (Moquegua), la especie dominante es
Oxychloe andina Phil. (Juncaceae).
FAUNA
Los bofedales son un recurso importante para los animales silvestres, ya que les proporcionan
agua, alimentos, refugio y sitios de anidamiento (Maldonado Fonkén & Maldonado 2010). En
estos hábitats se pueden observar alimentándose o bebiendo agua a la “vicuña” Vicugna
vicugna y al “guanaco” Lama guanicoe (camélidos silvestres). Lo mismo ocurre con el
“venado cola blanca” Odocoileus virginianus y la “taruca” Hippocamelus antisensis, siendo
esta última la única especie de venado cuyo rango se extiende hasta la línea de nieve.
Roedores tales como “vizcacha” Lagidium peruanum (Figura 4a) y varios ratones (Akodon
boliviensis, Auliscomys pictus, Calomys lepidus, Necromys amoenus, Phyllotis osilae,
Phyllotis xanthopygus, etc.) también se alimentan en estos hábitats. De otro lago, atraídos por
la presencia de herbívoros, así como por el agua, los carnívoros como el “puma” Puma
concolor, el “zorro andino” Lycalopex culpaeus y el gato del pajonal” Leopardus colocolo
también pueden visitar bofedales. De acuerdo con Tellería et al. (2006), los bofedales operan
como hotspots locales para aves, manteniendo a las especies que están primariamente
asociadas con una variedad de otros habitas como río y lagos (i.e. patos, incluyendo Anas
flavirostris y Anas specularoides; Figura 4b), praderas húmedas (Avefria andina Vanellus
resplendens, huallata Chloephaga melanoptera; Figura 4c; Churrete de ala barrada Cinclodes
fuscus, Negrito andino Lessonia oreas, etc.) y estepas de gramíneas (palomita dorada
Metriopelia aymara, agachona mediana Thinocorus orbignyianus, etc.). La riqueza de la
fauna de aves se correlaciona positivamente con el tamaño del bofedal y la proximidad a los
cuerpos de agua abiertos permanentemente. Maldonado Fonkén & Maldonado (2010)
enumeran otras aves registradas en bofedales en la región de Ancash. Y al sur de los Andes
peruanos, el “suri” Rhea pennata, es otra especie característica que también se ha observado
en bofedales de la puna xerofítica (Moquegua). Los bofedales también son importantes para
los animales que viven en praderas húmedas y estanques, como los anfibios (Tellería et al.
2006). Estos incluyen el sapo Rhinella spinulosa (Figura 4c) y las ranas Gastrotheca
marsupiata, Pleurodema marmorata y Telmatobius jelskii. Las tres primeras de estas especies
se reproducen en arroyos de flujo lento (Angulo et al. 2004, 2010; Cortez et al. 2010).
MARCO NORMATIVO
• La Constitución Política del Perú reconoce en su artículo 68°, que el Estado está obligado a
promover la conservación de la diversidad biológica y de las áreas naturales protegidas. • La
Ley n.° 28611, Ley General del Ambiente, presenta diversos artículos relacionados a
ecosistemas, entre ellos los siguientes: “Artículo 20.- De los objetivos de la planificación y el
Ordenamiento Territorial (…) e) Promover la protección, recuperación y/o rehabilitación de
los ecosistemas degradados y frágiles”. “Artículo 97.- De los lineamientos para políticas
sobre diversidad biológica La política sobre diversidad biológica se rige por los siguientes
lineamientos: a. La conservación de la diversidad de ecosistemas, especies y genes, así como
el mantenimiento de los procesos ecológicos esenciales de los que depende la supervivencia
de las especies. (…) l. El fomento de la inversión pública y privada en la conservación y el
aprovechamiento sostenible de los ecosistemas frágiles”. “Artículo 98.- De la conservación
de ecosistemas La conservación de los ecosistemas se orienta a conservar los ciclos y
procesos ecológicos, a prevenir procesos de su fragmentación por actividades antrópicas y a
dictar medidas de recuperación y rehabilitación, dando prioridad a ecosistemas especiales o
frágiles”. • La Ley n.° 26839, Ley sobre la conservación y aprovechamiento sostenible de la
diversidad biológica, en su artículo 26° declara de prioridad e interés nacional la
investigación científica sobre el conocimiento de los ecosistemas y el manejo y conservación
de los mismos. • La Política Nacional del Ambiente, aprobada con Decreto Supremo n.° 012-
2009-MINAM, tiene como objetivo mejorar la calidad de vida de las personas, garantizando
la existencia de ecosistemas saludables, viables y funcionales en el largo plazo. • Mediante
Decreto Legislativo n.° 1013 se creó el Ministerio del Ambiente (MINAM), como organismo
del Poder Ejecutivo, cuyo objetivo general es la conservación del ambiente, de modo tal que
se propicie y asegure el uso sostenible, responsable, racional y ético de los recursos naturales
y del medio que los sustenta. • El Reglamento de Organización y Funciones del MINAM,
aprobado mediante Decreto Supremo n.° 002-2017-MINAM, establece:
“Artículo 50°.- Funciones de la Dirección General de Diversidad Biológica La Dirección
General de Diversidad Biológica tiene las funciones siguientes: (…) a) Conducir la
elaboración e implementación de instrumentos orientadores de carácter nacional relacionados
con la conservación, uso sostenible de la diversidad biológica, en el ámbito de su
competencia y en coordinación con las entidades competentes (…)”. “Artículo 60.-
Funciones de la Dirección General de Ordenamiento Territorial Ambiental La Dirección
General de Ordenamiento Territorial Ambiental tiene las funciones siguientes: (…) h)
Conducir el diseño e implementación del monitoreo y evaluación de los ecosistemas y la
biodiversidad, en el ámbito de su competencia, en coordinación con las entidades
correspondientes. i) Conducir el proceso de elaboración y actualización del inventario
nacional del patrimonio natural, en el ámbito de su competencia y en coordinación con las
entidades correspondientes (…)”. • La “Estrategia Nacional de Diversidad Biológica al 2021
y su Plan de Acción 2014- 2018”, aprobada mediante Decreto Supremo n.° 009-2014-
MINAM, tiene entre sus objetivos estratégicos el de “mejorar el estado de la biodiversidad y
mantener la integridad de los servicios ecosistémicos que brinda”. • El Objetivo estratégico
sectorial 2 del Plan Estratégico Sectorial Multianual (PESEM) del Sector Ambiental 2017-
2021, aprobado con Resolución Ministerial n.° 385-2016-MINAM, consiste en promover la
sostenibilidad en el uso de la diversidad biológica y de los servicios ecosistémicos como
activos de desarrollo del país. Por lo tanto, el MINAM centra su atención en la conservación
del patrimonio natural, a través de su uso sostenible, recuperación y gestión de las áreas con
ecosistemas naturales del país, aplicando los diversos instrumentos del Sector Ambiental,
como el ordenamiento territorial, los mecanismos de retribución por servicios ecosistémicos,
entre otros. • El MINAM lidera el Programa Presupuestal 144, denominado “Conservación y
Uso Sostenible de los Ecosistemas para la provisión de servicios ecosistémicos”, con el fin de
conservar los ecosistemas proveedores de servicios y restaurar aquellos que han sido
degradados.
NORMATIVIDAD Y CONSERVACIÓN
Los bofedales son considerados como ecosistemas frágiles en la Ley General del Ambiente
del Perú (Ley N° 28611, Artículo 99) (Maldonado Fonkén 2010), sobre todo porque de ellos
dependen varias especies de flora y fauna amenazadas o endémicas (Birdlife International
2003, León et al. 2006, MINAG 2004, 2006). De acuerdo con el Reglamento de Zonificación
EcológicoEconómica peruana (DS Nº 087-2004-PCM, artículo 9) (PCM 2004), los bofedales
son áreas de conservación o protección. Además, de acuerdo con el Reglamento Ambiental
Peruano para Actividades de Exploración Minera (DS 20-2008-EM, Artículo 11): “ninguna
actividad de exploración o caminos pueden cruzar bofedales o humedales, o causar la
colocación de materiales, desechos o cualquier otra materia o sustancia en ellos”. Si se
pierden o afectan durante la explotación, se deben implementar medidas de compensación y
gestión para permitir la reposición (o sustitución) de sus servicios ambientales (RM N° 092-
2014-MEM / DM) (MEM 2014). No existe información específica sobre la extensión de
bofedales protegidos en Perú, probablemente porque ninguna de las Áreas Naturales
Protegidas ha sido creada específicamente para su conservación. Algunas de las
designaciones tienen en cuenta los humedales andinos asociados con lagos y estanques como
los de las Reservas Nacionales de Junín (Junín y Pasco), Titicaca (Puno) y Salinas y Aguada
Blanca (Arequipa), las tres áreas naturales protegidas incluyen bofedales. En otros casos, las
comunidades vegetales de bofedales están protegidas junto con las praderas andinas, como en
la Reserva Paisajística Nor Yauyos Conchas (Junín, Lima), el Parque Nacional Huascarán
(Ancash) y la Reserva Nacional Pampa Galeras (Ayacucho). Dentro de cada área natural
protegida, los bofedales están presentes en áreas que se usan directa o indirectamente, como
el Área de Vida Silvestre, Área Turística y Recreativa, Zona de Recuperación, Área de
Utilización Directa y Áreas de Uso Especial (Maldonado Fonkén 2010). Además, al menos
seis de los trece humedales peruanos de importancia internacional (sitios Ramsar) incluyen
bofedales, a saber: Bofedales y Lagunas de Salinas (Arequipa), Laguna del Indio - Dique de
los Españoles (Arequipa), Lago Titicaca (Puno), Humedal Lucre - Huacarpay (Cusco),
Laguna Las Arreviatadas (Cajamarca) y Reserva Nacional Junín (Junín y Pasco). La
Estrategia Nacional para la Conservación de los Humedales en Perú (INRENA 1996) no hace
referencia específica a los bofedales, sino que enfatiza los lagos y estanques de los Altos
Andes. Esta estrategia se actualizará en 2014. A nivel regional, Perú participa en la Iniciativa
Regional para la Conservación y el Uso Racional de los Humedales Altoandinos (Ramsar
2014), parte de la cual se centrará en la Estrategia Regional para la Conservación y el Uso
Sostenible de Humedales Altoandinos (2005–2015).
6.METODOLOGÍA
7.RESULTADOS
Aunque la importancia del bofedal varía según la perspectiva de un determinado grupo de
personas:
Para los pobladores de las zonas altoandinas, el bofedal sirve de forraje para alimentar
al ganado.
En algunas zonas del Perú, especialmente en las zonas central y sur, se usa el suelo de
los bofedales como combustible para cocinar.
Para el mundo académico: Almacenamiento de carbono
En Parques Nacionales de lugares como Huaraz: Incremento del turismo debido a la
belleza paisajística de los bofedales.
En general, pero no menos importante, el bofedal es sinónimo de almacén de agua
gracias a su capacidad para retener el agua producto del desglaciamiento, y para
amortiguar inundaciones o huaicos.
Sin embargo, estos ecosistemas, como muchos otros, se encuentran en un constante estado de
vulnerabilidad, bajo las amenazas de variables como el cambio climático que afecta el ciclo
del agua; por lo que ciertas zonas contemplan escasez de precipitaciones, como en la sierra
sur del Perú. También está la pérdida de agua, afectando especialmente a los pobladores de
las zonas altoandinas, por causas como la desglaciación, cambios de flujo de entrada al
bofedal para alimentar canales de riego, hidroeléctricas, minas; la construcción de carreteras
que cambia la forma en la que circula el agua dentro y hacia el bofedal, o por la creación de
canales artificiales que drenan el reservorio hídrico de los bofedales. Por otro lado, otra
amenaza es la falta de información que oculta la importancia de su existencia, como ya
citado.
De acuerdo con la directora de Investigación en Ecosistemas de Montaña del INAIGEM,
Beatriz Fuentealba Durand, durante una entrevista personal, “las actividades económicas que
amenazan a los bofedales dependen de la parte del país en la que estés para saber cuál es su
amenaza principal”. En ese aspecto, destaca a la minería sobre la actividad ganadera.
También nos indicó que como los bofedales están ubicados en zonas planas, justamente el
área ideal para el asentamiento de relaves mineros, que, en sí la minería, más que una
amenaza, atenta de facto contra la existencia del bofedal, que desaparece en su totalidad.
Una de las consecuencias de esto es la degradación del ecosistema. Según un estudio del
Consorcio para el Desarrollo Sostenible para la Ecorregión Andina (Condesan), se identificó
la existencia de aproximadamente 2.637 hectáreas de bofedales degradados en la cuenca de
los ríos Chillón, Rímac, Lurín y Mantaro. Mientras que datos de la investigación de
Conservación Internacional (CI) publicada el 2018 señalan que las turberas demoran entre
100–200 años en regenerar sus turbas.
Otra de las consecuencias de la extracción es que esta actividad favorece la emisión de gases
de efecto invernadero (GEI). “La turba es un elemento que se produce en algunos tipos de
humedales. No todos los humedales tienen turba, pero una gran proporción de ellos sí la tiene
(…)” (Quijandría, 2020). Como ya se había mencionado previamente, las turbas son grandes
depósitos de materia orgánica, por lo que, los humedales en general, tienen dos funciones al
respecto, la primera, la liberación de CO2 en grandes cantidades a la atmósfera debido a la
disminución de hectáreas de suelo de humedales, lo cual contribuye a la contaminación
ambiental y a la emisión de GEI; y la segunda, la absorción y almacenamiento del carbono, lo
cual afirmativamente iría en línea como medida de mitigación ante el cambio climático.
Algunas posibles estrategias de recuperación del bofedal podrían ser construir diques para
tratar de retener el agua y así recuperar el régimen hídrico natural de bofedales, como
realizado en un trabajo piloto de la INAIGEM. Aunque en caso de una alteración hídrica muy
drástica de bofedales, lo más probable es que el bofedal se degrade definitivamente a pesar de
los esfuerzos realizados.
Después de una exhaustiva investigación, se aprecia que el mayor obstáculo de los bofedales,
y humedales en general, está en el marco legal, o mejor dicho, en los vacíos legales. A pesar
de que a nivel internacional, el Perú ha ratificado un importante instrumento jurídico, la
Convención de Ramsar de 1971, y por el cual el Estado ha definido 13 sitios RAMSAR; a
nivel nacional, por el contrario, recién en el año 2018, se promulgó la Ley Marco sobre
Cambio Climático cuyo objetivo es implementar medidas de adaptación y mitigación al
cambio climático en lineamiento con el compromiso internacional ante la Convención Marco
de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático, donde dispone en el artículo 3, el enfoque
de mitigación y adaptación basada en cuencas hidrográficas, que teóricamente abarca a los
humedales.
Aun así, no existe una normativa nacional jurídica que abarque a este ecosistema
independientemente. Por lo que, a consecuencia de las lagunas jurídicas, la participación
voluntaria de la ciudadanía se ve enormemente restringida. Sin ir muy lejos está el problema
de la extracción de vegetación, pues esta actividad no está penada por el Código Penal. Esto
quiere decir, que, si alguien fallece al intentar de parar la extracción causada por terceros,
quien o quienes sean los culpables directos de la muerte quedará impune. Y por más que los
pobladores hagan las respectivas denuncias, éstas no surtirán efecto en materia de extracción
ilegal de turba.
Pero más allá de las zonas rurales, aunque pueda parecer que no hay mucho por hacer por
parte de la población urbana no especializada en temas de biología, hidrología, ecología,
entre otros, lo que sí es posible es la difusión de conocimiento. Recordar que la venta ilegal
de vegetación de bofedales o de turba es un caso de día a día, que se puede evitar adquirir
estos productos y exigir buenas prácticas comerciales, entre muchas otras iniciativas que se
puedan originar desde cierto eje fundamental: El conocimiento.
8.CONCLUSIONES
9.REFERENCIAS
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10.ANEXO
Regulación de inundaciones
Purificación de agua
Almacenamiento de agua
Recreación y turismo