Religiosidad Andina y Sincretismo

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UNIVERSIDAD ANDINA DEL CUSCO FILIAL SICUANI

ANTROPOLOGIA, HOMBRE, CULTURA Y SOCIEDAD

RELIGIOSIDAD ANDINA Y SINCRETISMO

El sincretismo

Sincretismo se refiere a la fusión y mezcla de elementos religiosos. Es una noción teológica, que no sólo
se usa para hablar de los ritos y las religiones, sino también en otros contextos, cuando se unen dos
partes distintas. Algunos consideran que al hablar del sincretismo no se trata de la mezcla de elementos
religiosos, sino de una nueva religión que surge cuando se obtienen diferentes elementos de una o
varias religiones preeminentes.

Según Esch y Jakob (1994) él sincretismo es una forma combinada de distintas formas religiosas que
interactúan sin que ninguna de ellas domine a la otra; es decir, que existe una relación de equilibrio y no
de superioridad entre ellas. Según Droogers y Greenfield (2001), el significado del sincretismo como una
noción ha experimentado muchos cambios históricos.

Esta noción se consideró como despectiva y etnocéntrica cuando se trató de las tradiciones religiosas.
Estas tradiciones fueron consideradas como impuras y no auténticas por el hecho de estar impregnadas
de prácticas e ideas locales. Shaw y Stewart (1994) se refieren a Vander Veer en la siguiente forma: “Es
impresionante cómo los defensores de la fe verdadera usan la noción de una forma degradante. Se lo
interpreta como la pérdida de identidad, como una contaminación, como un signo de decadencia
religiosa se interpreta el sincretismo como la corrupción de la Verdad”.

De otro lado, el sincretismo en otros contextos, es el resultado de una combinación religiosa que puede
tener significaciones positivas, como, por ejemplo; una forma de establecer la identidad nacional en una
sociedad multicultural, un tipo de resistencia al dominio cultural o un tipo de enlace de la historia
perdida. Según Shaw y Stewart (ibid.:1), los procesos sincréticos hoy en día son más intensos y
numerosos.

Shaw y Stewart (ibid.:2,3) consideran que el problema con el término de sincretismo se halla en la
palabra misma y en su aplicación histórica. Los autores mencionan que el descontento con la noción
puede deberse a que éste término provoca la incidencia de imitación y pureza, al contraste de si éste
término significa contaminación. Según Droogers y Greenfield, durante los siglos XVII y XVIII, la noción
de sincretismo obtuvo una significación negativa, de sentido perverso como expresión de la mezcla
religiosa.

Shaw y Stewart (2001) proponen que el sincretismo puede también ser una forma de resistencia;
porque nunca se incorporan las tradiciones poderosas a gran escala a través de un proceso de
transformación pasiva, sincretismo que surge al contacto entre las sociedades que tienen distintas
tradiciones culturales; es decir, una aculturación. Lo que ocurre es la integración de las tradiciones
poderosas acompañadas de un tipo de desintegración, un tipo de transformación y una reestructuración
que transforma éstas tradiciones en los propios planes y significaciones de la población. Cuando se habla
de sincretismo, es necesario tener en cuenta el antisincretismo.

La última noción que se ha mencionado, según Shaw y Stewart (1994), significa resistencia a la
combinación religiosa. El sincretismo es una forma de mezcla religiosa que surge cuando se produce una
reinterpretación de valores y normas asimiladas. Se valora y se ve lo recibido de otra cultura a través de
su propia cultura. También se interpreta lo recibido de una forma diferente para ajustarlo a otros tipos
de funciones y significaciones. Hay que mencionar que el sincretismo conlleva una fusión e integración
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de elementos ajenos y propios que vienen a situarse en algo diferente y nuevo (Esch y Jakob, 1994, p. 8).
En opinión de Manuel Marzal citado por Concepción Bravo (1992) indica que durante el siglo XVII
cuando tuvo lugar el verdadero proceso de transformación religiosa de las comunidades indígenas
andinas, en la cual cabe hablar de «dos círculos de los sistemas religiosos en contacto, el católico y el
andino, superpuestos, pero que dejan dos pequeñas medias lunas que representan aspectos del sistema
católico que nunca llegaron a cristianizarse (por ejemplo, el culto a la Pachamama).

SINCRETISMO IBEROAMERICANO

Manuel Marzal (1985) en su libro “Sincretismo Iberoamericano” hace un estudio comparativo sobre los
quechuas del Cusco (Perú), los mayas de Chiapas (México), y los africanos de Bahía (Brasil). Los tres
grupos fueron bautizados en la iglesia católica en las primeras décadas del proceso colonial español y
portugués, pero han conservado, junto a ritos y prácticas cristianas, una serie de elementos de sus
religiones originales conformando sistemas sincréticos de diferente grado (p. 13). El sincretismo puede
definirse como la formación, a partir de dos sistemas religiosos que se ponen en contacto, de un nuevo
sistema, que es producto de la interacción dialéctica de los elementos de los dos sistemas originales (sus
creencias, ritos, formas de organización y normas éticas), que hace que dichos elementos persistan en el
nuevo sistema, desaparezcan por completo, se sinteticen con los similares del otro sistema o se
reinterpreten por un cambio de significados (Marzal, 1985, p. 179).

De estos procesos (persistencia, perdida, síntesis, reinterpretación), el último ha merecido mayor


atención de parte de los antropólogos. Marzal (1985) indica que hay reinterpretación de un rito no solo
cuando se le cambia el significado original, sino también, cuando se le añaden nuevos significados, y en
consecuencia opina que hay tres tipos de reinterpretación .

1. Se acepta el rito cristiano y se le da un significado indígena. Cuando llegaron los misioneros


católicos, llevaban una nueva ceremonia del recuerdo en honor de los difuntos, conocida como
“responso” (por el salmo responsorial que se repetía durante el rezo o el canto de dicha
plegaria) y cuya finalidad era orar a Dios para librar a los muertos de las penas de sus pecados.
Por imposición de los misioneros y porque el “responso” que rezaba o contaba el sacerdote,
resultaba mucho más fácil y económico que la “ndoñaja”, no tardaron los otomíes en aceptar el
nuevo rito cristiano, pero cambiándole el significado cristiano de “liberar a los muertos de sus
castigos”, sino con el significado otomí de “liberarse de los castigos de los muertos” (Marzal,
1985, p. 176).
2. Se conserva el rito indígena y se le da un significado cristiano. Como es el caso de los
campesinos quechuas del Cusco que siguen celebrando el pago a la “Pachamama” a principios
del mes de agosto, para agradecer los frutos de la tierra y para asegurar su fertilidad en el
futuro. Aunque, para la mayoría de tales campesinos la Pachamama es una vieja divinidad que
se ha conservado en el panteón andino, que es fundamentalmente católico, para algunos la
Pachamama ha perdido su personalidad original para convertirse en un simple símbolo de la
providencia del Dios único o, en palabras de un campesino quechua puneño “ es una Virgen
Santa, que dice a Dios: “yo voy a alimentar a tus hijos” ( una realidad sagrada que alimenta a los
hombres de parte de Dios) en este caso se ha conservado el rito andino y se le ha dado un
significado cristiano (Marzal, 1985, p. 177).
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3. Se acepta el rito cristiano, pero a su significado original se le añaden nuevos significados. Por
ejemplo, entre los indios Tzotziles de Zinacantan la fiesta patronal se introdujo por los
misioneros como un “ momento fuerte” que permitiera la renovación religiosa periódica de los
indios y así su finalidad era únicamente religiosa, pero, por tratarse de una fiesta patronal,
enseguida la fiesta comenzó a cumplir otras funciones, además de la religiosa, y ese proceso se
acentuó cuando, por la menor atención religiosa por parte de los sacerdotes, la fiesta llegó a
desempeñar todas las funciones sociales y económicas. Así el zinacanteco ha reinterpretado la
fiesta religiosa, añadiéndole otros significados diferentes (Marzal, 1985, p. 177).

Si pasamos al mundo afrobahiano, parece que la reinterpretación del santo cristiano por la
mayoría de los negros es más compleja y significa, en realidad, una deformación de la
perspectiva católica, como ya se vio anteriormente, ya no se trata de recortar o añadir ciertos
rasgos a la visión cristiana del santo, sino de convertirlo en una simple máscara de la divinidad
africana y, en consecuencia, mientras que para los quechuas y mayas los santos católicos van a
ser mediadores verdaderos, junto a los mediadores persistentes del panteón indígena, para la
mayoría de los afrobahianos los santos son únicamente nuevos símbolos y nuevos nombres de
los viejos mediadores africanos (Marzal, 1985, p.181).

CATOLICISMO POPULAR
Manuel Marzal en su libro “Tierra Encantada” al respecto indica: “Es la formación de un
catolicismo diferente con raíces americanas. En el que se produjo un catolicismo popular. Es
decir, trasplante de lo ibérico revestido de forma americana. Esto se debe al esfuerzo
inculturador de las misiones para adaptar su mensaje a la cultura indígena y el esfuerzo
sincrético de los indígenas como la otra cara de la inculturación para mantener su religión o para
dar formas indígenas al catolicismo” (Marzal, 2002, p.108).

Al contacto prolongado, se fundó una nueva religión llamada catolicismo popular, en el que los
incas le dieron formas indígenas al catolicismo, de esta manera retuvieron parte de su identidad
y asimilaron otras. Pero lo más importante es que el hombre andino se muestra tal como es, es
fiel a sus costumbres, de alguna manera se explica el sincretismo como una manera de
adaptarse a la imposición violenta y de sufrimiento, pero si abandonara por completo sus
costumbres estarían traicionando sus ideales, obligándose a vivir reprimido. Esta parte la
estudiamos, porque el catolicismo popular es una manera de caracterizar en forma precisa el
sincretismo religioso.

EVANGELIZACIÓN Y SINCRETISMO EN LOS ANDES


En el proceso de eclesialización del extenso virreinato del Perú, las jerarquías eclesiásticas, con
el apoyo del poder civil, consiguieron atajar el movimiento de rebelión indígena y abrir un
proceso que en la historia de la evangelización se denominan “visita de extirpación de
idolatrías”. Como consecuencia de ellas, amplios sectores de esas comunidades indígenas
siguieron manteniendo actitudes de abierta rebeldía o de silenciosa resistencia, más que a la
aceptación de las nuevas creencias, al abandono de sus propias tradiciones. Porque en su largo
pasado cultural no habían encontrado ningún inconveniente en ir asimilando dioses y rituales
foráneos con un espíritu sincrético que había permitido la coexistencia de las estructuras
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religiosas regionales o incluso locales, con los cultos estatales impuestos por los incas. De
manera consciente o inconsciente, los indígenas andinos asumieron por una parte la actitud de
aceptar, aunque lo hicieron con intención de enmascarar las unas con las otras, las nuevas
creencias, para pasar de un sincretismo ideológico a otro ritual. Estas mantenidas especialmente
en celebraciones de las festividades cristianas coincidentes con los ciclos agrícolas (Bravo, 1993,
p.16)

Más difíciles de mantener, por lo que fueron practicados en la clandestinidad, fueron los rituales
funerarios y la veneración a los cuerpos momificados de los antepasados, objetivo fundamental
de las “campañas” de los extirpadores. Pero, aun así, en ocasiones fueron capaces también de
enmascararlos en los cementerios cristianos, porque sin duda esos rituales, al igual que los de
carácter agrario, de fuerte significación social y económica eran considerados absolutamente
imprescindibles para asegurarse la continuidad de la cohesión de los grupos ante el proceso
inevitable de una diferenciación de status económico y social entre sus miembros (Bravo,1993).

Finalmente, Bravo (1993) plantea en este debate, más a propósito de las concentraciones
indígenas en los ámbitos urbanos. En el medio rural, parece evidente que las comunidades
subsistentes necesitan mantener ciertas prácticas ancestrales como medio de controlar las
fuerzas que, ellos siguen creyendo, actúan sobre la tierra, los rebaños, y la propia comunidad.
No pueden desaparecer porque el antiguo modo de producción sobrevive y la subsistencia de
las comunidades depende de él; y los elementos ideológicos siguen siendo necesarios, aunque
los adapten. El esquema y el simbolismo de los rituales perviven con formas nuevas. El hombre
andino ha sido capaz de articular, en un proceso de yuxtaposición o sustitución, tanto las
creencias como las prácticas religiosas, con una ambigüedad de fines e intenciones que buscan
ante todo la eficacia y el difícil equilibrio que se ve amenazado por su situación de dependencia,
en una cultura dominante foránea (p.18).
Indica, además, que, en todo caso, un tema de debate no totalmente resuelto es en si la
transformación de las religiones andinas hacia un cristianismo indígena que supone la
supervivencia de categorías mentales propias, y la vigencia de sistemas simbólicos mediante los
cuales el cristianismo se expresa en manifestaciones no acordes con un verdadero sistema
católico.

ANIMISMO
Es en términos generales, aquella doctrina que cree que un principio vital o algún tipo de alma
producen el fenómeno de cuerpos vivientes organizados, pero que existe separado de esos
cuerpos. Tylor (1871) definió al animismo como la creencia en seres espirituales y base de todas
las religiones. El politeísmo caracterizó la multiplicidad de tales espíritus y precedió a la
progresión desde la creencia en muchos espíritus a la idea de un gran Dios o monoteísmo. Los
animistas creen que un espíritu humano puede abandonar su cuerpo, una idea que se originó
entre los primeros humanos a través, entre otras, de la experiencia de los sueños donde
aparecían otras imágenes personificadas desconectadas de toda materia.
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CATOLICISMO
Catolicismo (del griego kata-holu, “en total”) hace referencia a la fe procesada por los fieles de
la iglesia católica apostólica romana Rodríguez (2004). Según la doctrina católica, Jesús fundó
una comunidad cristiana jerárquicamente organizada, que comenzó con los apóstoles, el
primero de los cuales fue san Pedro. En esta jerarquía, encontrará ubicación la autoridad del
Obispo de Roma, una función que actualmente desempeña el Papa. El catolicismo, establece los
pilares de su iglesia en el apostolado, los dogmas de fe, creencias del credo católico, liturgia y
sacramentos. Comprende también un orden simbólico y ritual relacionado a un calendario
litúrgico y santoral institucionalizado. La cultura barroca hispana, variante artística en la
expansión del cristianismo en el viejo mundo, fue fundamental para la reinvención del
catolicismo, tanto para la tradición española, como para la difusión del catolicismo americano
dentro del denominado nuevo mundo (Calvo, 2013).

CRISTIANISMO
La fe cristiana solicita al individuo, pero no para sí mismo, sino para el todo; por eso la palabra
“para”. Es la auténtica ley fundamental de lo anterior. Por eso los sacramentos fundamentales
del cristianismo, centro del culto cristiano, ilustran la existencia de Jesucristo como existencia,
para muchos, para vosotros, como existencia abierta que posibilita y crea, mediante la
comunión con él, la comunión con los demás. Por eso, como hemos visto, la existencia de Cristo
culmina y se realiza como existencia ejemplar en su apertura en la cruz. Por eso, Cristo, al
anunciar su muerte y explicarla, dice: Me voy y vuelvo por vosotros (Jn 14,28).

Porque me voy, caerá la pared que limita mi existencia; esto será mí venida real en la que realizo
lo que soy: el que introduce a todos en la unidad de su nuevo ser que no es límite, sino unidad.

MONOTEÍSMO
Algunas religiones declaran la existencia de un solo Dios y que otros seres espirituales, no son,
sino producto de la imaginación humana o que, de existir, se trata de entidades deiformes
caídas. Las tres religiones llamadas semíticas, judaísmo, cristianismo e islam, son monoteístas.
Sin embargo, la creencia en Satán ser poseedor solo de atributos negativos dañinos para los
mortales, puede conferir a la religión una teodicea dualista, según a la cual a la omnipotencia y
benevolencia de Dios se oponen los poderes satánicos del mal. El judaísmo preprofético fue el
que más se aproximó a una posición monista reduciendo el significado del mal a una fuerza
opuesta a Dios. El cristianismo rechazó esta idea y desarrolló una teodicea semidualista
intermedia según la cual, una vez establecidas la unidad y bondad de Dios, se asignan a Satán
numerosas oportunidades de ejercer el mal. El islam fundamentalista propugna negar la
creencia en Satán y su poder y manifestaciones, mientras que numerosas formas locales del
islam acomodan creencias preislámicas en una gran variedad de demonios o espíritus dañinos,
aceptando así un dualismo moderado (Barfield,2001).

POLITEÍSMO
Adoración o reconocimiento de muchos dioses o espíritus en un universo religioso. El siglo XIX
fue testigo del auge de dos ideas evolutivas principales amparadas en el politeísmo. En primer
lugar, se presuponía que los pueblos prehistóricos llegaron en su momento a distinguir entre el
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cuerpo material y el alma o espíritu, favoreciendo así la creencia en una pluralidad de espíritus.
No solo a las personas, sino también a los animales, plantas y aun objetos inanimados, podían
serles atribuidos almas.
En segundo lugar, el culto a las almas de los antepasados fue propuesto como antecedente u
origen de la religión, con la creencia adicional de que estos espíritus ancestrales se
manifestaban a veces en un tótem. Para Durkheim (1915), el totemismo, que englobaba a una
plétora de espíritus totémicos colectivos e individuales o personales, fue el origen de todas las
religiones. Diferían las opiniones en lo tocante a si el politeísmo precedió el monoteísmo,
opinión mayoritariamente sustentada por los evolucionistas Tylor y Spencer. Surge la cuestión
de si todas las religiones son siempre en realidad, en mayor o menor grado, politeístas. Dos son
al efecto las respuestas aportadas. Primero, aunque un Dios superior o deidad principal puede
caracterizar a una religión, que en consecuencia cabe definir como monoteísta, también puede
albergarse la creencia en la coexistencia de demonios, de Satán, y de manifestaciones tanto
impersonales como personificadas del mal.
Está claro que esas entidades no son benignas en el sentido normal vehiculado por el término
“Dios”, pero si son claramente seres espirituales y, por tanto, en la definición de Tylor, parte
integrante de la base de la fe religiosa. Segundo, es frecuente que un Dios superior presida una
jerarquía de deidades menores (Barfield,2001).

RELIGIÓN
Durkheim define la religión de la siguiente manera: una religión es un sistema solidario de
creencias y de prácticas relativas a las cosas sagradas, es decir, separadas, interdictas, creencias
a todos aquellos que unen en una misma comunidad moral, llamada iglesia, a todos que
adhieren a ellas (Ibid :31). De esta definición, Durkheim señala tres elementos esenciales de la
religión. Las creencias, los ritos y la organización. Marzal da su propia definición, que según
manifiesta, se apoya en Durkheim y en Geertz.
La religión es un sistema, porque hay interrelación entre las cinco dimensiones del hecho
religioso. Por ejemplo, entre creencias y ritos, pudiendo decirse que los ritos dependen de las
creencias, pero también lo contrario, que las creencias dependen de los ritos, en efecto se dice
que nadie reza sino cree, lo cual parece lógico porque nadie trata de comunicarse con un ser
superior, sino acepta de algún modo su existencia, pero también se dice que nadie cree sino
reza, porque el rito sirve para mantener la creencia, como se vio en Geertz. Existe también
interrelación entre creencias y normas éticas, pues si una persona no tiene el comportamiento
ético exigido por sus creencias, poco a poco deja de creer en estas y acaba aceptando como
válidas las creencias que corresponde a su comportamiento ético (Marzal, 2002, p. 28). De estas
definiciones José Canal (2013) concluye que “la religión como sistema se estructura en
creencias, ritos, formas de organización, normas éticas y sentimientos peculiares” (p. 487).

RELIGIÓN ANDINA
La religiosidad andina contemporánea tiene como eje los espíritus de los cerros o Apus. Cada
región e incluso cada comunidad está bajo la protección de la elevación más cercana. En el
Cusco, por ejemplo, el cerro Ausangate es considerado como la deidad más importante de todo
el valle y localidades vecinas. Los curanderos se consideran intermediarios entre el poder de los
Apus (munayniyoq, de munay- poder o desear) que ellos conocen y pueden aplicar a la solución
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de los males del paciente: De ahí que los especialistas se llamen así mismo yachaq (el que sabe),
concepto que está registrado en documentos coloniales (Tomoeda,1992, p. 196).

RITUAL
Estrictamente se refiere a los actos formales y prescritos que tienen lugar en contexto con el
culto religioso ―una misa cristiana, por ejemplo― o con el sacrificio a los espíritus de los
antepasados. En este sentido, celebrado por muchos de los primeros antropólogos, ritual se
opone a teología como práctica a teoría. Más comúnmente, no obstante, los antropólogos usan
“ritual” para denotar cualquier actividad con un alto grado de formalidad y un propósito no
utilitario, uso que no solo comprende las actividades claramente religiosas, sino también
eventos como festivales, desfiles, iniciaciones, juegos y salutaciones. En su sentido más amplio,
“ritual” puede referirse no a alguna clase de evento en particular, sino al aspecto expresivo de
toda actividad humana. En la medida en que vehicula mensajes a acerca de la posición social y
cultural de los individuos, cualquier acción humana tiene una dimensión ritual. En ese sentido,
incluso actos tan mundanos como plantar un campo y elaborar alimentos comparten un aspecto
ritual con el sacrificio y la misa (Barfield, 2001, p. 545).

SINCRETISMO RELIGIOSO
De acuerdo a Aguirre Beltrán (1992), el sincretismo se da a partir de la colisión de dos sistemas
ideológicos que se contemplan diversas y, opuestamente con lo sobrenatural. Los españoles se
comportaron de forma intolerante frente a la supervivencia del culto a los dioses prehispánicos.
Se suscitó entonces una devastación violenta de templos y dioses, se calificaron como falsas y
supersticiosas las creencias indias y se exigió a los nativos acoger los signos y símbolos propios
de la religión occidental y desconocidos para ellos. Manuel Marzal citado por Bravo Guerreria
(1992) indica que son dos círculos de los sistemas religiosos en contacto, el católico y el andino,
superpuestos pero que dejan dos pequeñas medias lunas que representan aspectos del sistema
católico que nunca llegaron a cristianizarse (por ejemplo, el culto a la Pachamama).

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