Resumen Hipertension Arterial Sistemica

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RESUMEN: HIPERTENSIÓN ARTERIAL SISTEMICA.

1RO A CB OTOÑO 2024 ESCOLARIZADA

ESPECIALIDAD: CIRUGÍA BUCAL.


MODALIDAD: ESCOLARIZADA.
PRIMER SEMESTRE.

CATEDRÁTICO: DRA. ISABEL CRISTINA VELAZQUEZ PALACIOS.


MEDICINA BUCAL.

CARLOS LENNIN SÁNCHEZ QUINTERO.


[email protected]
HIPERTENSIÓN ARTERIAL SISTÉMICA

Se define como hipertensión arterial sistémica al aumento sostenido de la presión arterial por arriba de 140 mmHg
en la presión sistólica y superior a 90 mmHg para la diastólica. La hipertensión arterial (HTA) es la enfermedad
sistémica más frecuente en la población adulta, es el principal motivo de visita al médico y afecta a la cuarta parte
de ese grupo etario; se calcula que la padece 1 billón de personas en el mundo y cada año produce la muerte de
más de 7 millones de individuos.

En años recientes la HTA ha tenido un incremento en su prevalencia debido al envejecimiento de la población; en


su forma temprana es una enfermedad asintomática, pero conforme evoluciona genera daño en todos los tejidos
del organismo para dar lugar a manifestaciones clínicas que son el factor de riesgo más importante para el
desarrollo de enfermedades coronarias, infarto del miocardio, muerte súbita, arritmia, insuficiencia cardiaca y
enfermedad renal terminal. Resulta un hecho controvertido el que, si bien para el diagnóstico de HTA se requieren
de tres o más lecturas superiores a 140/90 mm Hg, se ha advertido que, con cifras de pre-hipertensión y aún
menores, el riesgo de complicaciones existe. La Organización Mundial de la Salud advierte que la presión
subóptima sistólica es responsable del 62% de los casos de accidentes cerebro-vasculares y del 49% de los infartos
al miocardio. En las personas hipertensas, un incremento de 20 mmHg en la presión sistólica o de 10 mmHg en la
diastólica genera el doble de riesgo de muerte por enfermedad cardiaca isquémica o accidente cerebrovascular.

ETIOLOGÍA Y PATOGENIA

Como en todas las enfermedades genéticas de herencia poligénica, entre más genes se hereden mayor posibilidad
existe de padecer HTA. Sin embargo, cabe destacar que el ambiente, a través de la obesidad, dieta, sedentarismo,
el consumo de sal y tabaquismo, impacta de manera determinante sobre el desarrollo de la enfermedad.

La presión arterial (PA) es el resultado del gasto cardiaco multiplicado por la resistencia vascular periférica; a su
vez, éste es determinado por el volumen circulatorio, por un lado, y por el otro, tanto por la fuerza contráctil de
la musculatura del ventrículo izquierdo como por la frecuencia cardiaca. Estos elementos (volumen, frecuencia
cardiaca, fuerza contráctil, resistencia vascular periférica) son regulados por diversos factores. Por ejemplo, la
liberación de atriopeptina, la activación del sistema renina-angiotensina- aldosterona y la retención de sodio
incrementan la presión arterial al contribuir a aumentar el volumen circulatorio y, por ende, del gasto cardiaco.
En lo que se refiere a la resistencia vascular periférica, representada por la fuerza con que las arteriolas se oponen
a que la sangre circule, influye sobre la PA por la capacidad vascular de contraerse o dilatarse.

De cualquier forma, un incremento de la presión sistólica arriba de 140 mmHg es considerado un factor de riesgo
muy importante para el desarrollo de enfermedad CV y cerebrovascular. Hasta antes de los 50 años la hipertensión
es más frecuente en hombres y se sugiere un efecto protector de los estrógenos para el caso de las mujeres control
farmacológico tendrá que ser individualizado. Ante incrementos súbitos de la PA, el organismo cuenta con un
mecanismo protector de los tejidos que consiste en una vasoconstricción refleja. Este mecanismo de
autorregulación puede dar lugar a una sobrecarga al corazón, que se acompaña de un menor gasto cardiaco y
menor perfusión tisular. De manera inicial tiene un carácter protector, pero con el tiempo puede ser nocivo para
el organismo al mantener de manera crónica una vasoconstricción periférica sostenida que participa en la
patogenia de HTA.

El sistema renina-angiotensina-aldosterona suele participar de manera muy importante en la patogenia de la HTA.


Este mecanismo fundamental en la conservación de la vida en personas que sufren hemorragia o pérdida de
volumen circulatorio no es benéfico para la persona con HTA, sino todo lo contrario. Ante situaciones de estrés,
cuando existe poca perfusión renal, se libera renina, sustancia que actúa sobre un sustrato (el angiotensinógeno)
y lo transforma en angiotensina I. La enzima convertidora de angiotensina (ECA) transforma a su vez a esta
sustancia en angiotensina II, elemento que tiene una acción vasoconstrictora potente; más tarde se transforma
en angiotensina III, estimulante de la corteza suprarrenal para la liberación de aldosterona, hormona que favorece
la retención de sodio y agua, además de incrementar el volumen sanguíneo.

MANEJO MÉDICO DE LA HIPERTENSIÓN ARTERIAL

Con la finalidad de evitar el daño que produce la hipertensión no controlada en los tejidos y en consecuencia sus
complicaciones, el objetivo terapéutico que se plantea el médico es llevar al paciente hipertenso a cifras ≤ 130/80,
en especial en aquellos con alto riesgo de diabetes o enfermedad renal. Los antihipertensivos incluyen una gama
muy amplia de más de 100 fármacos cuya eficacia es muy similar; existen estas variaciones por las respuestas
individuales a los medicamentos incluso, las diferencias raciales inciden en la efectividad de los medicamentos
antihipertensivos y sus efectos secundarios.
MANEJO ODONTOLÓGICO. RECOMENDACIONES Y ADECUACIONES DURANTE LA CONSULTA.

Dado el hecho de que la HTA es una de las enfermedades más frecuentes en los adultos que solicitan tratamiento
bucal, y que además es un factor de riesgo mayor para muerte súbita y otras complicaciones en potencia mortales,
es de gran importancia que el equipo odontológico esté entrenado en el diagnóstico temprano de la enfermedad.
La lectura de la PA es el único medio con el que se cuenta para el diagnóstico temprano, por lo que tomar la
presión arterial por lo menos una vez al año a toda persona adulta es una práctica de enorme valor preventivo.
Debe tomarse la PA en cada consulta si es que el paciente es identificado como hipertenso, diabético, tiene
enfermedad renal establecida o coronaria, pues la atención dental dependerá de los valores que permitan brindar
seguridad en el manejo. Debe tomarse la PA en la primera cita para tener un referente y tomar decisiones en
situaciones de urgencia médica; por otro lado, la toma de PA en cada cita, antes de iniciar cualquier tratamiento,
permitirá al clínico decidir si se brinda atención o no al paciente ese día. El resultado ayudará a decidir sobre la
duración de la cita y la resistencia del paciente hipertenso ante el estrés que los procedimientos dentales pudieran
ejercer sobre la persona. Toda persona no diagnosticada como hipertensa, que tenga cifras de PA mayores a
140/90 mm Hg deberá remitirse al médico para confirmar el diagnóstico y proporcionar en su caso tratamiento.

Aquellos pacientes clasificados como pre-hipertensos también


deberán remitirse con el especialista, con la finalidad de que el
médico brinde medidas preventivas para control del síndrome
metabólico y se compensen o eviten los factores de riesgo de
HTA y enfermedad cardiovascular. Quienes muestren signos de
la repercusión orgánica de la HTA, como disnea, dificultad para
subir escaleras, o bien manifiesten la necesidad de dormir con
más de dos almohadas, deben referirse también a la consulta del
cardiólogo, ya que podrían haber desarrollado insuficiencia
cardiaca secundaria debida a HTA. Manifestaciones de
insuficiencia renal son, entre otras, edema facial matutino o de
miembros inferiores, sintomatología que también puede ser
producida por la HTA no controlada.

Es importante contactar con el médico del paciente, quien puede


informar al odontólogo sobre el tipo de HTA, la evolución de la
enfermedad, el tratamiento recibido, las complicaciones que
pudieran haberse presentado y el estado de salud actual del
paciente. Es importante tomar en consideración que no por el
hecho de que el individuo acuda al médico o tome sus
medicamentos deba ser considerado como bien controlado,
pues en muchos casos las cifras podrían mantenerse elevadas a
pesar de los esfuerzos del facultativo y del paciente. La HTA será
considerada bajo control cuando las cifras de presión arterial
sean menores a 140/90 y de manera ideal ≤ 130/80 mmHg.
CONSIDERACIONES FARMACOLÓGICAS Y ESTUDIOS COMPLEMENTARIOS.

Existe una serie de interacciones potenciales entre los fármacos que


recibe el paciente hipertenso como parte de su tratamiento y los que
pudiera prescribir el odontólogo, así como también podrían presentarse
reacciones secundarias que obliguen a implementar modificaciones en el
plan de tratamiento odontológico.

Diversos fármacos antihipertensivos y diuréticos tienen entre sus


reacciones secundarias importantes el generar hiposalivación, condición
que incrementa el riesgo de desarrollar caries y enfermedad periodontal.
La hiposalivación debe ser valorada en su justa dimensión para
determinar la extensión del plan de tratamiento y junto con el paciente
definir las acciones que deban tomarse para evitar el fracaso de las
restauraciones o de la rehabilitación protésica.

El clínico debe implementar medidas de prevención que incluyan un


control estricto de placa dentobacteriana, el empleo de enjuagues
bucales como podrían ser aquellos que contienen clorhexidina, el uso
terapéutico de goma de mascar con xilitol o recaldent y, en casos
extremos, el empleo de sustitutos de saliva. Debe, además, diseñarse un
programa de citas de mantenimiento más frecuente, para la
identificación y tratamiento temprano de lesiones cariosas o
periodontales.

Aun cuando es recomendado el uso de anestésicos locales con


vasoconstrictores adrenérgicos en pacientes hipertensos controlados,
existen una serie de contraindicaciones en su empleo, como son:

1. En pacientes hipertensos no controlados.


2. Cuando el paciente usualmente controlado presenta cifras de PA
mayores a 179/109 mm Hg.
3. En pacientes con enfermedades cardiovasculares no
diagnosticadas.
4. En pacientes que reciban β-bloqueadores adrenérgicos no cardioselectivos, como atenolol, propranolol,
timolol.
5. En pacientes con arritmia no tratada o refractaria al tratamiento.
6. Pacientes con historia de infarto del miocardio reciente en los que no han transcurrido aún seis meses. El
mismo periodo debe respetarse en pacientes a quienes se les haya realizado la colocación de puentes o
desviaciones coronarias, ya que en el siguiente semestre posterior al procedimiento existe inestabilidad
eléctrica miocárdica.
7. Angina de pecho inestable.
8. Pacientes que reciben antidepresores tricíclicos, como imipramina, amitriptilina o maprotilina.
9. Individuos que consumen cocaína.
CONCLUSIONES

La HTA no genera lesiones bucales específicas. Tal vez las únicas que pudieran observarse, sin ser patognomónicas,
son las de tipo hemorrágico generadas por la elevación súbita de la PA y ruptura de vasos sanguíneos de pequeño
calibre; sin embargo, los fármacos antihipertensivos pudieran producir reacciones secundarias de manifestación
no homogénea; es decir, que no se presentan en todos los pacientes y, en ocasiones representan todo un reto
para el diagnóstico. Dentro las consideraciones importantes sobre el manejo y medicamentosas son:

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