Postrimerías
MESOPOTAMIA
MITOLOGÍA LODOSA
jaculatoria
Diosa IPET, la Grande.
Hipopótama nuestra.
Peluca de cabuya.
Garras palmípedas.
Tetas colgantes.
Ombligo humeante.
Cola de cocodrilo
Guarda y protege a los
que vagamos de noche.
Espantando, ahuyentando
con la horrible presencia
que te preservó Virgen,
los malos espíritus.
PROBLEMA QUAESTIO DUBIUS INCERTUS
T O D O ES MATERIA PARA LA POESÍA
—excepto los problemas.
La oscuridad la luz las cucarachas
la privación de la ternura el hambre
(como en Vallejo), hasta la simple
duración de una vulgar jornada rural
fue sustancia para su «ODE» en Wordsworth.
No los problemas. Son estériles. Sin ser
humanos absorben al hombre. Le chupan su médula.
Ni siquiera sabes decirlos, trasmitirlos.
Nada tienen que ver con el lenguaje vivo.
Bloquean las funciones del espíritu.
Inmóvil giras, aislado en el centro
de un torbellino de cerrojos. Cortado,
no sólo del prójimo sino de ti mismo.
Nunca es más el hombre el Hombre Caído
sin ser hombre que el hombre con problemas.
Porque los problemas no son humanos, son mecánicos.
Un ardid, treta, industrias del Príncipe
de este Mundo para morirte a solas. Para
hacerte morir por nada para nada con nadie.
Todo es materia para el Poema —excepto
ese Enemigo: los Problemas.
EN NADIE QUE FUI ME VI PASAR
Alguien de mi generación, compañero
de mis años párvulos,
que, como yo, no sé por qué no ha muerto,
cruzó hoy la calle
conduciendo un viejo Chrysler.
Aunque no había vuelto a verlo desde entonces,
reconocí el perfil de casta familiar.
El perfil desfigurado por la agresión del tiempo.
Derruido por la constante agresión del tiempo.
Sin embargo, gracias al pasar fugaz
de esa deteriorada fisonomía,
recordé ¿por un segundo sería? en mi memoria
(la memoria que guarda todo intacto), recordé
recobrándola la faz de mi infancia.
De su paso quedó un fulgor, un haz de rayos.
Un halo pálido de prímulas
sin despuntar, en inicial pudor de abrirse.
En un día cualquiera, un don inefable.
Siempre algo así puede pasar un día cualquiera.
DARWIN
1809-1882
A Tribute
A veces tengo sueños de hombre.
A veces tengo sueños de mono.
En estos segundos sueños no
existe Dios. No hay Dios. Y son
los más —los únicos— felices.
VERSIFICAR
Verificar Fijar Comunicar.
Verificar:
Hacer y hacer ver lo verdadero.
Fijar:
Dar la Imagen. La exactitud del hecho.
Comunicar: trato directo.
Del dicho al hecho sin trecho.
FUNCIÓN DEL VERSO.
RETROSPECCIÓN
1940-1980
El trampolín Las tuercas
del zuncho sarrosas La tabla podrida
El nivel de lama en la piscina seca
Mi vida perdida.
SI N O MAYOR PORQUE NINGUNA
AL MENOS ÚLTIMA LLAMA
Elegía
No sea que comiencen a decir: —A ver,
lo que fuera reclamo en razón de amor,
prenda de permanencia ¿dónde? Letras
perseguidas en ascensión. Puras burbujas—
No. Es el paso de nuestras vidas. Ese
su arrastrar deslucido, sin destino.
Sin sienes luminosas, sin acento.
Horror, horror ¡cuánta pérdida evoca
tanta esperanza! Las Ninfas
ataron sus valijas y partieron.
Desalojaron el Motel. Desiertas
quedaron las veneradas fuentes de Hylas.
POSTRIMERÍAS
Cuando uno de los últimos tronchado tarro
lata de cerveza caiga
chocando
de saliente
en saliente
a rocoso abstracto vacuo.
sin perspectiva de ningunos labios ávidos
de la rancia bebida fermentada
yo seguiré tan superficial como me juzgaste
y eliminaste
destruido por mi propia facultad lamentable
de captar:
tu fruncido de ojos en tornillo sin fin
tu frivola disolvente visión interior
de todo
tu atributo
de emitir los jamás superados indicios
sobre la vida inmediata
con un tris
familiar pero nunca5 mío de las yemas
de tus dedos sin huellas dactilares
aquel golpe de ala traquilísimo de tu brazo
llamando
siempre a tiempo para ordenar otra ronda.
HORNO
El horno de mi cocina, una cocina nueva
de fábrica cubana, es un intrigante lugar.
No es el horno arcaico de ladrillos. Oscuro,
hondo como laberinto, de los tiempos —digamos-
de aquella recia Reina de Castilla, Doña Urraca,
que guerreó contra su esposo y su propio hijo.
No. Yo me refiero a un horno vulgar, aún sin usar.
Sin haber sido aprovechado ni siquiera para
hornear un pollo o hacer un pudin con pasas.
Pero
su frío vacío de metal, cuando alguna vez,
por jugar con ella, la hago asomarse dentro
un instante, —su hálito helado pasma a mi gata,
la espanta.
Los gatos padecen una aversión cerval atávica
Contra el vacío frío del metal. Y escapan,
huyen de ahí como del mismo horno del Infierno.
MARISQUERÍA AURORA BOREAL
Mar Cantábrico/ Santander/ España/ 1969
Dedos enrojecidos sin uñas mordisqueados por
migratorios bancos de arenque
los exprimían hacia mí: los pechos.
Albos pechos marcados con cifras
impresas a aguja feroz en tinta
azul Pelícano sangre de la ballena blanca.
Pálidas boyas de hule agredido por la galerna
remecidas al rocío marino.
Pómulos de ojos mongoles acostumbrados
al arpón A la curva trazada por el arpón.
Dilatadas "pupilas perdidas en Groenlandia.
Calafateo estopa brea en las junturas quilla
encallada delta valvas de Virginia Quintana.
HAI-KU
En el rincón un hormiguero
devora un alacrán muerto
¡mis padres, mi niñez!
A QUIENES N O PERDIERON
NADA PORQUE NUNCA TUVIERON
Escribir sobre el Hambre,
no poesía de protesta sino de experiencia,
es difícil si no se pasa hambre.
«Escribir en tiniebla es un mester pesado»,
para Berceo.
Escribir sobre el hambre es ardua tarea.
No para César Vallejo
que alguna vez rara sería puso dice
«sobre su mesa un pan tremendo».
Vallejo ve tremendo ese pan porque comérselo
—para Gorgette su mujer y para él— era
quedarse otra vez sin pan: en
impotencia de pan hambre en potencia.
Claro, con una buena cámara, con una Leica,
puedes fotografiar el hambre.
Se puede dar un testimonio gráfico del hambre.
Niños de la India o de África,
que son sólo huesitos y panza.
Las panzas llenas de hambre de que hablaba
Leonel Rugama.
—«¡Qué triste es nuestra Rusia!»— le decía,
con lágrimas en sus mejillas atezadas,
Alexander Pushkin a Nikolai Gogol
cuando éste le leía en 1836
su manuscrito de «El inspector».
Un hombre con un mendrugo de pan seco
en Erythrea bajo los bombardeos.
Una niña atendida de emergencia en cirugía
de guerra, anestesiada, no dormida,
con sondas de hule en su naricita.
En Haití, durante el hambre
de 1975, un niño como tallado
en madera de tan escuálido;
y aquella niña de Vietnam,
la que huye desnuda y quemada
por la carretera de asfalto.
Sin quehacer, sin domicilio, una abuela sin nietos
durmiendo en la abolida New York-Pennsylvania Station.
Gusanos intestinales —como las rosas
en el soneto de Elizabeth Barrett— colman el año:
uncinariasis oncocercosis salmonella kálazar...
Parásitos que cantan sólo para ciertas razas.
Y una pareja, marido y mujer, decrépitos,
fotografiados por la Agencia SIPA-PRESS,
«Gótico Tercer Mundo», con un fondo de desechos:
él, sin dientes; ella el ceño fruncido, adusto,
Pero tan unidos en su dignidad e infortunio
que hasta le da envidia a uno.
A lo que me refiero
cuando le puse título
a este escrito: A QUIENES N O PERDIERON
NADA PORQUE NUNCA TUVIERON.
EL AUTO-HAMLET
un anti-guión
«Insomnio. No poder dormir, y, sin embargo,
soñar. Ser la auto-pieza
de disección espiritual, el auto-Hamlet».
R. D., Nocturno
Primero círculo
Bien la viviríamos viviendo sin personajes.
Pero vivimos el día infestados por dentro
como de ratas por Myshkins Raskolníkov Karamázovs.
No nos bastó la pesadilla sórdida de nuestras
vidas: temor y temblor. Necesitábamos de esos
esperpentos anti-héroes para reconocernos.
Durante el día.
Porque la noche es toda inevitable Hamlet.
Diríase más adecuado Macbeth, por aquello
de: «No podrás dormir, porque has asesinado al sueño».
Pero tiene que ser Hamlet. Ese
darling de la megalomanía macabra.
El sueño Paramount de actores. Su desiderátum.
Desde Sir Laurence Olivier pasando por Monty Clift
James Dean hasta Henry Rivas, ¡protagonizar Hamlet!
Segundo círculo
El Guión. Rodando. Escena: un corredor. El niño
de diez años, sentado junto al padre. Este
leyéndole el «Peregrinaje de Childe Harold».
La Tía Leopoldina entrando por el foro,
sarmentosa, sibilina, el brazo extendido
señalando como una de Las Parcas: —«Get thee
to a nunnery! ¡Ofelia, vete a un convento!»—.
Corte.
80
Tercero círculo
Desvarios éstos de una noche de insomnio,
cuando en delirio; ya a punto de incurrir en Hamlet.
Y uno con sus propios espectros en su propio Krónborg
de Elsinor. Hijos lejos, desatados del tobillo,
infernando en desarrimo de Padre, acarrean
(¡TODO NIÑO DE CUATRO AÑOS PAGA PASAJE!)
andas rodantes en los luciérnagos aeropuertos
de galaxias ya juzgadas y condenadas. Niños
(¡NO RESPONDEMOS DE MENORES EXTRAVIADOS!)
todavía con la leche en los labios, responsables.
Superintendentes de los Catafalcos del Hielo
en Morgues cocinas amoníacas, llorosientos,
apilan platos hasta altas bóvedas llovedizas.
EL DEFORME NARCISO
Salmo
¡Sal si puedes salterio, salta. Salta tú mismo salmista, tú la sal
misma. Narciso narcisista narcínico! Aquí están
todos: Don
Francisco de Quevedo Swift el Deán:
—«Yo empezaré a morirme como ese árbol, por la copa»—. Al igual que Malcolm
Lowry.
¡Bob
Burns, wow! Byron Villon Tasso el desechado
huésped del mundo Heine Leopardi ¡Mister Pope! Con
y entre todos ellos
y otros,
entre los torturados y los cojos
está tu puesto. A, .
Aleluya.
Carlos Martínez Rivas