Reflexión
Reflexión
Reflexión
Una comunidad que tiene su centro en Cristo, no puede tener todas estas cosas…
Todo lo que hagamos debe ser con Fe en Jesucristo, mirando con Esperanza de llegar con Él
al cielo, y obrando con Amor por los que nos rodean. Debe tener puesta la mirada “más
allá”, no quedarse en las cosas sin importancia de esta vida…
Y nosotros… como grupo de Apóstoles, ¿Escuchamos y aprendemos de la Palabra de
Dios? ¿Nos encontramos en la misa, en las adoraciones? ¿Rezamos por todos? ¿Salimos con
alegría a anunciar lo que “hemos visto y oído”?
La comunidad está formada por personas, como vos, como yo. Quizás no podamos
cambiar por completo a los demás, o no sea fácil convencerlos de seguir a Cristo. Pero ser
comunidad significa compartir, “poner en comunión” todos nuestros intereses, nuestros
deseos. Tenemos que interesarnos por las personas que nos rodean. Que nuestro deseo sea
cumplir lo que Dios nos pide: “amar al prójimo como a mi mismo”.
¡No nos reservemos el amor de Dios para nosotros! Nosotros podemos con nuestras
acciones ser como “mensajeros” del amor. Podemos mostrarles a otros que hay alguien que
los ama, que quiere lo mejor para ellos sin esperar nada a cambio.
Entonces te pregunto… ¿Qué podés hacer vos para llevar ese Amor a tus
comunidades? ¿Que podes hacer vos para llevar a Dios a los que te rodean? Proponete
acciones concretas (lavar los platos, ayudar a un compañero con una materia que le cuesta,
pasar tiempo con alguien que lo necesita) y empezá a poner tu granito de arena para que
Dios pueda estar presente en todas nuestras amistades y relaciones.