Serani - El Estatuto Antropológico y Ético Del Embrión Humano
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Serani - El Estatuto Antropológico y Ético Del Embrión Humano
1063-1073
Individualidad no es indivisibilidad
Existe una segunda corriente de pensamiento cuyos fundamentos filosóficos rara vez se explicitan, que sostiene
que el producto de la fecundación humana o 'conceptus' humano, no sería persona humana hasta la nidación o
hasta el momento en el cual ya no sea posible que en condiciones naturales se genere uno o más gemelos
verdaderos. Los que defienden esta última posición sostienen que la posibilidad de generación de gemelos sería
una prueba de la no individualidad del conceptus, y, por lo tanto, de su no-personalidad.
Examinemos de cerca el valor de esta proposición. ¿Por qué el hecho de la gemelaridad potencial plantea una
interrogante acerca del estatuto antropológico del conceptus? Y, en segundo lugar, si aceptásemos que el
conceptus no es persona: ¿Qué es?
Veamos primeramente el problema de la individualidad. Se objeta que el conceptos sea un individuo humano
porque es posible hacer surgir de él uno o más individuos humanos. Ahora bien: ¿qué es ser individuo?
Ser un individuo, en el sentido fuerte del término, significa ser una realidad ontológicamente una, y ser 'uno' para
un ente supone el no estar internamente dividido. Ahora bien, en principio, los individuos pueden ser simples o
compuestos. Si son simples son indivisibles, y, si son compuestos es que pueden ser de algún modo
descompuestos o divididos. Todos los entes naturales son, hasta donde los conocemos, individuos divisibles. En
el mundo inorgánico la mayor parte de los individuos discernibles pertenecientes a una especie atómica o
molecular determinada, tienden a perder su especificidad al ser divididos, es decir, los productos resultantes de la
división ya no pertenecen a la misma especie del individuo que les dio origen. Sólo los cristales parecieran ser
con respecto a esto una excepción, y sólo hasta un cierto punto del proceso de división.
En los seres vivos, sin embargo, no toda división es corruptora, es decir, existen incontables ejemplos en el
mundo viviente, en los cuales los productos que se originan de una división conservan la especie que posee el
individuo a partir del cual se originaron. La reproducción de los unicelulares y la reproducción asexuada en los
organismos pluricelulares son sendos ejemplos de divisiones que, lejos de ser destructivas, son generativas y
conservadoras. En el caso de los unicelulares lo que se conserva claramente es la especie de los individuos
resultantes, sin quedar claro si lo que resulta son dos individuos completamente originales o si uno de ellos es el
individuo originario que se conservó. En el caso de la reproducción asexuada de los pluricelulares es patente la
conservación del progenitor y el surgimiento de nuevos individuos.
Existen numerosos ejemplos de divisiones en las plantas y en los animales superiores en los cuales por vía
natural o experimental es posible obtener nuevos individuos a partir de un organismo completamente
individuado. Por ejemplo: la clonación de células del floema de la raíz de zanahoria o de la planta del tabaco, la
reproducción de árboles por medio de estacas, la partenogénesis en anfibios o la clonación por medio de la
extracción de núcleos de células intestinales de renacuajos en Xenopus laevii. Nadie ha puesto nunca en duda
que los individuos a partir de los cuáles se segrega una porción para constituir un nuevo individuo no fuesen
anteriormente individuados, por el sólo hecho de que puedan ser divisibles. La misma reproducción sexuada
constituye una forma de generar nuevos individuos a partir de los progenitores, los cuales no por eso pierden su
individualidad o carecen de ella. Por último, si en un futuro próximo se pudiese clonar un ser humano a partir de
sus células adultas, lo que por el momento es imposible, ¿significaría esto que a partir de ese momento
tendríamos que comenzar a reconsiderar que un ser humano adulto es verdaderamente un individuo?
En síntesis, no somos capaces de percibir la fuerza del argumento que sostiene que el conceptus no puede ser
considerado un individuo humano en su fase de zigoto, mórula o blastocisto, por el sólo hecho de que en
cualquiera de esas fases es aún posible que se generen a partir de él uno o varios nuevos individuos. Por lo
demás, para el caso de los gemelos unizigóticos naturalmente generados, nadie sabe en la actualidad cuál es el
momento en el que opera el determinante que lleva a la división. No podemos descartar a priori que la
gemelación no se encuentre predeterminada desde el momento mismo de la fecundación; al menos para el caso
de la gemelación no inducida experimentalmente.