Celibato de Sacerdotes Ok

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¿Enseña la Biblia el celibato

de los sacerdotes?
Esta es una pregunta interesante para responder, ya que la Biblia ni siquiera enseña que haya
"sacerdotes" en el Nuevo Pacto establecido por Cristo. Lea nuestros artículos sobre el “ sacerdocio de
los creyentes ” y la “ confesión de los pecados a un sacerdote ” para obtener más información. La Biblia
habla del celibato de los líderes de la iglesia, pero no del celibato de los sacerdotes.

Con respecto al celibato de los líderes de la iglesia, en 1 Corintios capítulo 7, el apóstol Pablo enseña:
“Quisiera, pues, que estuvieseis sin congoja. El soltero tiene cuidado de las cosas del Señor, de cómo
agradar al Señor; pero el casado tiene cuidado de las cosas del mundo, de cómo agradar a su mujer. Hay
asimismo diferencia entre la casada y la doncella. La doncella tiene cuidado de las cosas del Señor, para
ser santa así en cuerpo como en espíritu; pero la casada tiene cuidado de las cosas del mundo, de cómo
agradar a su marido.” ( 1 Corintios 7:32-34).). En algunos casos, el celibato tiene un impacto positivo en el
ministerio. Si un líder de la iglesia está libre de responsabilidades conyugales y familiares, puede
concentrarse mejor en ministrar a los demás. Jesús menciona que algunos se hicieron “eunucos” para el
reino de Dios ( Mateo 19:12 ). El celibato definitivamente está permitido para los líderes de la iglesia
y, hasta cierto punto, se alienta. Sin embargo, la Escritura en ninguna parte requiere el celibato para
aquellos que sirven en posiciones de liderazgo en la iglesia.

En 1 Timoteo 3:1-13 y Tito 1:6-9 , el apóstol Pablo parece asumir que los ancianos, obispos, supervisores y
diáconos se casarán. Note las frases “ marido de una sola mujer ” ( 1 Timoteo 3:2 , 12 ; Tito 1:6), “debe
administrar bien a su propia familia” ( 1 Timoteo 3:4 , 12 ), y “sus hijos le obedecen con el debido
respeto” ( 1 Timoteo 3:4 ; Tito 1:6 ). En un tema relacionado, lea nuestro artículo sobre si estas Escrituras
significan que un líder de la iglesia debe estar casado y tener hijos . Si bien estas Escrituras no son un
requisito para que los líderes de la iglesia se casen, definitivamente presentan una concesión para que los
líderes de la iglesia se casen. Por lo tanto, es anti-bíblico que cualquier iglesia requiera el celibato de
sus líderes.

¿Por qué, entonces, la Iglesia Católica Romana (y algunas otras denominaciones cristianas) requieren el
celibato de los sacerdotes/líderes de la iglesia? El celibato de los sacerdotes tiene una historia
interesante. Las primeras declaraciones oficiales de la iglesia que requerían el celibato aparecieron
en los Concilios de Elvira (306 d. C.) y Cartago (390 d. C.), aunque el celibato clerical, en menor grado,
definitivamente precedió a estos concilios. Sin embargo, en última instancia, el celibato se convirtió en
el requisito oficial de la Iglesia Católica Romana debido a la práctica del nepotismo (“Desmedida
preferencia que algunos dan a sus parientes para las concesiones o empleos públicos”).. Los líderes de la
iglesia estaban dando a sus hijos puestos en la iglesia, a pesar de la falta de calificaciones o
capacitación. Además, los líderes de la iglesia estaban dando propiedad de la iglesia a sus
descendientes. Como resultado, la Iglesia Católica Romana ordenó el celibato para evitar que sus
sacerdotes tuvieran lazos familiares que hacían atractivo el nepotismo.

Una vez más, la Biblia alienta, pero no exige el celibato de los sacerdotes/líderes de la iglesia. De hecho,
Pablo reconoce que la mayoría de los líderes de la iglesia estarán casados. El requisito católico romano
del celibato es un triste ejemplo de que la Iglesia toma algo que la Biblia alienta y lo transforma en un
requisito para proteger sus propios intereses. Más triste aún es el daño que se ha hecho como resultado
del requisito anti-bíblico de la Iglesia Católica Romana. A los hombres a quienes Dios no ha dotado o
llamado a ser célibes ( 1 Corintios 7:6-9: “Mas esto digo por vía de concesión, no por mandamiento.
Quisiera más bien que todos los hombres fuesen como yo; pero cada uno tiene su propio don de Dios,
uno a la verdad de un modo, y otro de otro. Digo, pues, a los solteros y a las viudas, que bueno les fuera
quedarse como yo; pero si no tienen don de continencia, cásense, pues mejor es casarse que estarse
quemando.”) se les exige que sean célibes, y el resultado son tremendos fracasos en las áreas de
adulterio, fornicación y abuso sexual de niños.
¿Es obligatorio el celibato para los ministros
cristianos?
Por todo el mundo hay religiones que exigen el celibato a sus líderes y clérigos, como la Iglesia Católica
Romana, las iglesias ortodoxas y el budismo, entre otras. Pero, por otro lado, mucha gente cree que esta
práctica está muy relacionada con la reciente ola de escándalos sexuales en los que están implicados
ministros de diversas religiones.

De modo que es razonable preguntarse si el celibato es un requisito bíblico para los ministros cristianos.
A fin de hallar una respuesta, analicemos el origen y la evolución del celibato y lo que Dios piensa de esta
práctica.

El celibato en la historia de la religión

Según la Enciclopedia Británica, el celibato es “el estado de no ser casado y, en consecuencia, de


abstinencia sexual, que por lo general se asocia a un ministro religioso o a un discípulo”. En el año 2006,
en un discurso a la curia romana, el papa Benedicto XVI relacionó el celibato obligatorio con “una tradición
que se remonta a una época cercana a la de los Apóstoles”.

Sin embargo, el celibato no era una práctica religiosa de los primeros cristianos. De hecho, el apóstol
Pablo, que vivió en el siglo primero, advirtió a los creyentes de que vendrían hombres con “expresiones
inspiradas” que confundirían a la gente. Él dijo: “Prohibirán casarse” (1 Timoteo 4:1-3).
Fue durante el siglo segundo cuando el celibato empezó a introducirse en las iglesias “cristianas”
que más adelante formarían la Iglesia Católica Romana.

Durante los siguientes siglos, tanto los concilios eclesiásticos como los llamados Padres de la Iglesia
promovieron el celibato sacerdotal. Creían que las relaciones sexuales corrompían a las personas y
que eran incompatibles con los deberes clericales. Aun así, como indica la Enciclopedia Británica, “en el
siglo diez todavía había muchos sacerdotes, e incluso algunos obispos, que tenían esposa”.

La Iglesia Católica hizo obligatorio el celibato sacerdotal en los Concilios de Letrán de 1123 y 1139,
celebrados en Roma, y esa sigue siendo su postura oficial hasta el día de hoy. Con esta medida, la Iglesia
conservó el poder y los ingresos que de otro modo habría perdido, ya que los clérigos casados
legaban propiedades de la Iglesia a sus hijos.

Lo que piensa Dios

La postura de Dios con respecto al celibato está expresada muy claramente en su Palabra, la Biblia. En ella
leemos lo que Jesús dijo acerca de quienes permanecían solteros como él “por causa del reino de los
cielos” (Mateo 19:12). En esa misma línea, el apóstol Pablo habló de los cristianos que, siguiendo su
ejemplo, escogían la soltería “por causa de las buenas nuevas” (1 Corintios 7:37, 38; 9:23).

Ahora bien, ni Jesús ni Pablo estaban imponiendo el celibato a los ministros cristianos. Jesús aclaró que la
soltería era un “don” que no todos sus seguidores tenían. Y Pablo, cuando escribió sobre quienes no se
habían casado, dijo: “Respecto a vírgenes no tengo mandamiento del Señor, pero doy mi opinión” (Mateo
19:11; 1 Corintios 7:25).
Además, en la Biblia se muestra que muchos de los primeros ministros cristianos estaban casados, entre
ellos el apóstol Pedro (Mateo 8:14; Marcos 1:29-31; 1 Corintios 9:5). De hecho, como en el primer siglo las
prácticas sexuales inmorales estaban muy extendidas en el mundo romano, Pablo escribió que si un
superintendente cristiano estaba casado, debía ser “esposo de una sola mujer” y tener a sus “hijos en
sujeción” (1 Timoteo 3:2, 4).

No se trataba de matrimonios célibes, pues la Biblia expresa sin tapujos: “Que el esposo dé a su esposa lo
que le es debido”. También dice respecto a las relaciones íntimas en el matrimonio: “No se priven de ello
el uno al otro” (1 Corintios 7:3-5). Es evidente que el celibato no es algo que Dios requiera de sus siervos
ni es obligatorio para los ministros cristianos.

“POR CAUSA DE LAS BUENAS NUEVAS”

Entonces, si el celibato no es obligatorio, ¿por qué recomendaron Jesús y Pablo la soltería? Porque
la soltería le permite a la persona tener más oportunidades de predicar las buenas nuevas. Los
solteros pueden hacer más en el servicio a Dios al no tener las preocupaciones de los casados
(1 Corintios 7:32-35).

¿Dónde se originó?
Algunas personas creen que el celibato tiene su origen en Jesucristo o sus apóstoles. De modo que se
sorprenden al leer declaraciones como las del anterior papa Juan XXIII, que dijo:

“El celibato eclesiástico no es un dogma. Las Escrituras no lo imponen. Hasta es fácil efectuar un cambio.
Tomo una pluma, firmo un decreto y, al día siguiente, los sacerdotes que lo deseen pueden casarse. Pero
no puedo.”

¿Por qué no? Una de varias razones es que es una tradición muy arraigada de la Iglesia. El primer concilio
eclesiástico que prohibió el matrimonio para el clero superior se celebró en Elvira, España, en el siglo
cuarto. A través de los siglos, otros decretos reforzaron esto. Luego, durante el período de la Reforma
protestante del siglo dieciséis, el Concilio de Trento promulgó legislación que puso en vigor el celibato.
Ha permanecido casi igual hasta la actualidad.

En consecuencia, el celibato se ha adquirido por tradición. Como dijo el ex-teólogo católico de alto rango
Charles Davis:

“El tabú no fue de origen cristiano; es muy antiguo en la historia de la religión. Su introducción en el
cristianismo fue parte del desvío general hacia el paganismo . . .
“La insistencia en el celibato se reforzó en la edad media por el interés de impedir que la propiedad de la
Iglesia pasara a control seglar.”
No, ni Jesús ni sus apóstoles exigieron el celibato entre los siervos de Dios. Aunque mostraron que una
persona soltera tendría más libertad para servir a Dios, no dictaron una ley de celibato. —Mat.
19:11, 12; 1 Corintios 7:32-38.

La propia Palabra de Dios, la Biblia, según la versión católica Torres Amat dice: “Es preciso que un obispo
sea irreprensible, que no se haya casado sino con una sola mujer . . . que sepa gobernar bien su casa,
teniendo los hijos a raya con toda decencia.” También dice: “Los diáconos sean esposos de una sola mujer,
que gobiernen bien sus hijos y sus familias.” (1 Tim. 3:2-4, 12) De modo que la doctrina del celibato
sacerdotal no tiene su origen en Dios, porque su propia Palabra muestra claramente que sus ministros
pueden casarse.

¿De dónde, entonces, se han originado esas doctrinas que se oponen a la voluntad de Dios? La propia
Palabra de Dios contesta: “Sin embargo, el Espíritu dice claramente que en posteriores tiempos habrá
quienes apostatarán de la fe, prestando oídos a espíritus de engaño y a doctrinas de demonios,
(enseñadas) por hipócritas impostores que, marcados a fuego en su propia conciencia, prohíben el
casarse.”—1 Tim. 4:1-3, Straubinger.

No sorprende, entonces, que haya tal confusión en la Iglesia Católica sobre este asunto. Y probablemente
continúe esa confusión, pues el teólogo alemán Hans Kung dijo: “No habrá descanso sobre este punto en
la Iglesia Católica hasta que se restaure de nuevo el celibato a la decisión libre del individuo como era
originalmente.”
¿Cuándo y por qué la Iglesia Católica
impuso el celibato a los sacerdotes?
El propio papa Francisco ya lo afirmó: el celibato clerical, o sea, el voto que obliga a los sacerdotes a
permanecer solteros, no es un dogma de fe, sino un reglamento de la Iglesia y, como tal, puede cambiarse.

No hay nada que indique que la Iglesia católica vaya a revisar la norma a corto plazo, pero el propio papa
Francisco ya lo afirmó: el celibato clerical, o sea, el voto que obliga a los sacerdotes a permanecer castos,
no es un dogma de fe, sino un reglamento de la Iglesia.

Dogmas son cosas que la Iglesia considera "verdades absolutas": puntos fundamentales e indiscutibles de
su fe, que por lo tanto no pueden ser modificados. Son dogmas, por ejemplo, la resurrección de Cristo y la
Santísima Trinidad.

"El celibato no es un dogma de fe, es una regla de vida que yo aprecio mucho y creo que es un don para la
Iglesia. No siendo un dogma de fe, siempre tenemos la puerta abierta para cambiarlo", reconoció
recientemente el Papa en una conversación con periodistas.

Pero, ¿qué es el celibato clerical y por qué es tan importante para la Iglesia católica?

¿Y qué dice el Vaticano a los argumentos que acabar con esta regla podría ayudar a reducir los abusos
sexuales perpetrados por sacerdotes?

- Aclarando conceptos -

El celibato, en su sentido genérico, es la condición de quien por opción no contrae matrimonio, dice el
sociólogo Francisco Borba Ribeiro Neto, coordinador del Núcleo Fe y Cultura de la universidad brasileña
PUC-SP.
El celibato sacerdotal es cuando esta elección se hace a cambio de una dedicación total a los servicios
religiosos, por medio de la ordenación presbiteral.
Según Ribeiro Neto, hay cinco conceptos relacionados que se suelen confundir: la castidad, la virginidad, la
vocación virginal, el celibato y el celibato sacerdotal.
"El celibato sacerdotal es una dedicación total de la persona al servicio de Dios y de la comunidad. Se vincula
a la vocación virginal, pero no es exactamente lo mismo. Religiosos que no ejercen la función sacerdotal
también pueden mantener la vocación virginal. Las personas casadas, que por lo tanto no pueden ser célibes,
pueden asumir en un cierto momento de la vida un voto virginal, manteniéndose unidos pero sin tener más
relaciones sexuales", explica.
La virginidad es la condición de aquel que nunca tuvo relaciones sexuales, pero la vocación virginal es la
renuncia de la vida sexual activa -o sea, no hay que ser virgen para escogerla.
"La persona renuncia a una vida sexual activa para canalizar toda su energía y toda su persona en su relación
con Dios", teoriza el experto.

Ribeiro Neto también explica que esta idea no es una invención del cristianismo. "Los monjes budistas y las
vírgenes vestales- sacerdotisas de la diosa Vesta de la Roma Antigua- mantienen el mismo ideal de vocación
como condición para una entrega mayor a Dios".

Por su parte, de acuerdo con el Catecismo de la Iglesia católica, para los casados la castidad se ejerce
manteniendo relaciones sexuales y siendo fieles el uno al otro, para el soltero, absteniéndose de prácticas
sexuales propias de los casados.

- Historia -

Originalmente, los primeros sacerdotes católicos no necesitaban ser célibes.


"Eso fue siendo reconocido como un valor importante a medida que pasaron los siglos", afirma Ribeiro
Neto. "Así, entre los católicos de rito oriental (los ortodoxos), hoy en día existen sacerdotes casados".
Alrededor de los siglos III y IV, sin embargo, ya existían movimientos dentro del catolicismo proponiendo
que los religiosos practicasen el celibato.

Y la Iglesia tuvo varias idas y venidas en cuanto al tema, e incluso regiones diferentes adoptaron prácticas
diferentes, ya que era una época de comunicación precaria.

La preocupación con el celibato empezó a cobrar fuerza a partir del siglo XI. Papas como León IX y Gregorio
VII temían por la "degradación moral" del clero.
De modo que el celibato acabaría instituido en los dos concilios de Letrán - el primero, en 1123, el segundo
en 1139.
A partir de los concilios, quedó decretado que clérigos no podrían casarse o relacionarse con concubinas.

El celibato también fue defendido en otro concilio de Letrán (en 1215), y en el Concilio de Trento (entre
1545 y 1563).
"Muchos dicen que a partir del siglo X la Iglesia se enriquece con el celibato, ya que no tiene compartir los
feudos con los hijos de los sacerdotes. Esto es en parte verdad. Pero el objetivo más grande es que haya un
misionero que esté siempre libre para asumir misiones y cargos", dice el filósofo y teólogo Fernando
Altemeyer Júnior.
➢ W.B. toma esta escritura hebreos 13:4: “Honroso sea en todos el matrimonio, y el lecho sin mancilla;
pero a los fornicarios y a los adúlteros los juzgará Dios.” y 1 Corintios 7:2: “pero a causa de las
fornicaciones, cada uno tenga su propia mujer, y cada una tenga su propio marido.”

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