06 - ArtículoLibre - Los Monstruos de Hogwarts
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Resumen
Este trabajo explora el modo en que se trabaja la figura del monstruo en las obras de
J. K. Rowling ubicadas dentro de la continuidad ficcional del Wizarding World. Se recurre
a relevamiento de las formas discursivas empleadas en estas narraciones para nombrar a
diferentes grupos de seres; a partir de esos resultados cuantitativos se realiza un análisis
cualitativo que pone en consideración diferentes aspectos de estas historias: construcción de
personajes y mundo, aspectos políticos y éticos. El análisis muestra que en estos relatos la
monstruosidad se desplaza de las criaturas no humanas a la representación de personajes
humanos, por lo cual la narración discute la construcción de la alteridad y los derechos
dentro del mundo ficcional.
Palabras clave
Monstruo; alteridad; ciudadanía; literatura fantástica; J. K. Rowling.
Abstract
This article explores the way in which monsters are depicted in J. K. Rowling’s
stories from Wizarding World. We make use of a survey regarding lexical forms which
were used in these narrations to name different beings. With those quantitative results in
mind, we set for a qualitative analysis that takes into consideration factors such as:
worldbuilding, character construction, ethical and political aspects. Our study shows that
these stories displace monstrosity as a feature from non-human creatures to human
characters. The narrative discusses the construction of otherness and rights within the
fictional world.
Keywords
Monster; otherness; citizenship; fantastic literature; J. K. Rowling.
Los monstruos de Hogwarts: ciudadanía y frontera en los relatos del Wizarding
World, de J. K. Rowling
1. Introducción
En las ficciones de corte fantástico, solemos identificar rápidamente como
monstruos a personajes que no son humanos. Dentro de los relatos organizados en torno a
tópicos como la inmersión o el cruce a otros mundos (Mendlesohn, 2008), la presencia de
seres de ese tipo se encuentra a la orden del día. Sin embargo, la alteridad no
necesariamente se construye a partir de lo que los lectores identificamos como seres
anómalos por su apariencia esterotipada o habilidades. En estos textos, los parámetros de
normalidad y cotidianeidad se (re)configuran bajo códigos propios del mundo ficcional. Por
este motivo, examinar la presencia de los monstruos desde una mirada tematológica
requiere considerar las relaciones configuradas dentro del propio mundo ficcional; es decir,
cuáles son las reglas y las axiologías que proponen los textos literarios específicos.
Según Farah Mendlesohn (2008) la construcción discursiva los relatos de tipo
“portal-quest” –aquellos que implican el cruce a mundos o realidades alternativas– suelen
alinearse con formas discursivas e ideología colonialista. Esto se debería a que dichas
ficciones presentan al mundo alternativo y sus integrantes como “descubrimientos” para el
protagonista y la voz narrativa (es decir, configuran la alteridad de un modo muy
específico). No obstante, Mendlesohn también afirma que este tipo de relatos es capaz de
contrapesar esa ideología con otros discursos. Ninguna forma es portadora de un mensaje
unívoco y en el caso de la literatura fantástica, la falta de ataduras a las exigencias del
realismo propicia mayores alternativas.
Tal es el caso de las obras de J. K. Rowling ubicadas dentro del universo ficcional
del Wizarding World (o “Mundo Mágico”). Ante la aparición de las acromántulas,
dragones, fantasmas, dementores y otros seres con los cuales interactúan los magos, la
identificación de lo monstruoso parecería estar saldada de inmediato. Sin embargo, el
estudio de estos relatos cuestiona esa lógica y permite recalibrar lo que se entiende por
monstruo o monstruosidad. Un recorrido por esta narrativa transmedia (Scolari, 2013) nos
permitirá observar el modo en que las historias del Wizarding World se apartan
gradualmente de las impresiones iniciales (“los monstruos son seres no humanos”) hacia
una construcción de lo monstruoso en relación con personajes humanos.
1
En el caso de las reciente producciones Fantastic Beasts and Where to Find Them y Fantastic Beasts: The
Crimes of Grindelwald nos basamos en los guiones firmados por J. K. Rowling y publicados por sellos
editoriales. Existen ciertas discrepancias entre los guiones y las películas en términos de coherencia interna
del mundo ficcional (Autor, 2020); esto último autoriza a pensar como “texto canónico” del Wizarding World
a los guiones antes que a las películas.
las claves que los propios textos brindan (es decir, siguiendo la lógica de construcción del
mundo ficcional propuesta por las fuentes mismas). Deseamos enfatizar la idea de que el
registro cuantitativo de formas no arroja resultados incontrovertibles con correspondencias
unívocas; el mismo plantea indicadores de tendencias que pueden sustentarse mutuamente
con un análisis cualitativo. Por otro lado, además de contabilizar el total de casos de cada
forma, en el análisis cualitativo deslindamos aquellas atribuidas a la voz narrativa y a los
personajes, dado que esto nos permite comprender las motivaciones detrás de los usos.
Tabla 1
Relevamiento de formas léxicas
Monster, Beast, Creature Being
monstruos, beast-like
monstrosity
Harry Potter and the Philosopher’s Stone (1997) 3 5 4 1
Harry Potter and the Chamber of Secrets (1998) 29 2 14 0
Harry Potter and the Prisonerof Azkaban (1999) 4 6 13 0
Harry Potter and the Goblet of Fire (2000) 12 1 33 1
Fantastic Beasts and Where to Find Them (2001a) 9 65 45 21
Quidditch Through the Ages (2001b) 0 0 1 0
Harry Potter and the Order of the Phoenix (2003) 6 8 39 0
Harry Potter and the Half-Blood Prince (2005) 8 3 15 0
Harry Potter and the Deathly Hallows (2007) 11 9 29 0
The Tales of Beedle the Bard (2008) 4 2 5 1
Fantastic Beasts and Where to Find Them: Original 1 8 53 1
Screenplay (2016)
Fantastic Beasts: The Crimes of Grindelwald: 3 3 12 0
Original Screenplay (2018)
4 2 9 0
Total de formas 94 114 272 25
Fuente: Elaboración propia.
2
Scamander solo utiliza monster para referirse a criaturas indómitas como la acromántula o el basilisco.
fountain we destroyed tonight told a lie.3 We wizards have mistreated and abused our
fellows for too long, and we are now reaping our reward” (Rowling, 2003, p. 834). Lo que
el monumento en verdad atestigua es el modo en que los magos se sirvieron de otros seres
en función de sus aportes a la comunidad: el económico-financiero y la alquimia (goblins),
la sabiduría astrológica (los centauros) y la mano de obra cotidiana (los elfos domésticos).
Aunque se los considere seres y no bestias, las tres especies no humanas mostradas en la
fuente distan de participar con su voz en la comunidad mágica. Por el contrario, sobre ellos
recaen prejuicios y temores propios de su situación en las “fronteras de la sociedad”
(Cohen, 1996).
Los centauros mantienen sus diferencias con los humanos al punto de que prefieren
ser clasificados como bestias para no ser dichos por las categorías de aquellos (Rowling,
2001a). Se consideran superiores a los magos y guardan con recelo sus conocimientos, ese
capital simbólico que ellos representan a los ojos de los portadores de varitas. El Ministerio
los ha confinado a vivir en unas reservas en los bosques del Reino Unido, lo cual ha dado
pie a una disputa telúrica que se vuelve cada vez más cruda.
Por su parte, los goblins y su historia hacen sospechar que en ellos se cifra la
historia de un pueblo oprimido, un pueblo que ha devenido en cuidador de las finanzas
mágicas como única opción de mantenerse a salvo o lograr la pervivencia de su cultura. De
otro modo ¿por qué seres con la capacidad de fabricar poderosas armas alquímicas como la
espada de Gryffindor se conformarían con ser los banqueros de los magos luego de
discordias que llevan siglos? Griphook, uno de los pocos goblins que aparecen en la saga,
denuncia el modo en que los magos (incluidos los protagonistas) ven la guerra civil contra
Voldemort: “But it is about precisely that! As the Dark Lord becomes ever more powerful,
your race is set still more firmly above mine! Gringotts falls under wizarding rule, house-
elves are slaughtered, and who amongst the wand-carriers protests?” (Rowling, 2007, p.
395). Sobre su pueblo ha recaído una historia de negativización donde el concepto de
propiedad parece haber sido clave: los goblins poseen una idea de propiedad sumamente
distinta a la de los magos y también se les ha denegado la posibilidad de usar varitas.
Ambos conflictos denotan que su estatus dentro de la sociedad. Como señala Cohen (1996,
p. 7), la diferencia cultural ha sido esgrimida como justificación para perseguir al otro,
construido por el discurso hegemónico como ser monstruoso, despiadado y peligroso.
Los elfos domésticos, por su parte, se encuentran atrapados en una falsa conciencia
(se consideran sirvientes por naturaleza y afirman estar felices de serlo). Es así que muchos
de ellos justifican ser tratados por muchos magos como criaturas sin derecho. Al igual que
con las otras especies retratadas en la fuente no se trata de bestias pero tampoco obtienen
consideración de los magos. Incluso entre los protagonistas, Ron Weasley tiene
internalizado este discurso que subalterniza a los elfos hasta el final de Harry Potter and
the Deathly Hallows (Rowling, 2007).4
Estos tres tipos de seres desafían la claridad de las categorías que impone el orden
discursivo de los magos como también lo que estos últimos entienden o nombran como
“beings”. A medida que las novelas rescatan las voces de estos personajes y sus
3
Nótese que Dumbledore utiliza un verbo dicendi para indicar que la estatua “cuenta” y en lugar de
“mostrar”. Se refuerza así la idea de que el monumento es soporte de un relato o discurso. El destacado es
nuestro.
4
Durante el sitio de la escuela Hogwarts en la última novela, Ron es el primero en pensar en la seguridad de
los elfos y proponer su evacuación para que no tengan que lamentar víctimas fatales. Esto muestra un cambio
de perspectiva en el personaje con respecto a sus anteriores posicionamientos sobre los elfos.
experiencias entendemos que sobre ellos recae también un proceso de alterización que los
construye con características propias de los monstruos a los ojos de quienes gobiernan ese
mundo secundario. Dicha situación se destaca especialmente con los centauros y goblins
que, cual los monstruos de Cohen, resisten abiertamente las categorías impuestas (Cohen,
1996, p. 6) y funcionan como depositarios de ansiedades sociales. Así centauros, goblins y
elfos domésticos no se ubican nominalmente en el mismo compartimiento que los dragones
y unicornios pero comparten una incómoda categoría junto con seres como los dementores,
los guardiacárceles espectrales de Azkaban que también son valorados por su aporte a la
sociedad mágica (son su brazo punitivo). En todo caso, el rescate de las voces de estos
personajes nos lleva a pensar que el relato se los remueve parcialmente del estatuto de
monstruos prototípicos y los sitúa en la categoría de “monstruos posmodernos”. Sobre la
misma, Moreno Serrano (2011, p. 476) considera como monstruo posmoderno a un ser que
recibe la negativización pero que también llega a conocerse con suficiente profundidad para
que el lector y espectador pueda lograr una reflexión sobre sus condiciones. En el caso de
los tres seres mencionados, accedemos a instancias en que ellos mismos presentan su
discurso y sus motivos, aunque no se resuelvan sus conflictos en la diégesis. Sus luchas
quedan abiertas como tantas otras por una mayor justicia social.
5
Incluso los hombres lobo aparecen entre las bestias que Scamander registra en su libro pero con la
aclaración de que tal consideración solo refiere al momento en que se encuentran transformados (Rowling,
2001a, p. 48).
TINA walks past the street performers working in the open, scrutinizing them. A HALF-
TROLL performs feats of strength. A few misshapen and particularly downtrodden
humanoids—UNDERBEINGS without powers but of magical ancestry—shuffle around,
taking money from the crowd. Horns hidden beneath hats, unusual eyes beneath hoods;
HALF-ELVES and HALFGOBLINS juggle and tumble (Rowling, 2018, p. 71).
A todos esos personajes híbridos, reunidos cual rarezas circenses, se suma Nagini
como una maledictus que es víctima de una maldición sanguínea y acabará convertida en
sirviente de Voldemort. El jefe del circo la presenta como uno de esos infraseres:
SKENDER: Once trapped in the jungles of Indonesia, she is the carrier of a blood curse.
Such Underbeings are destined, through the course of their lives, to turn permanently into
beasts (Rowling, 2018, p. 75).
His features were not those Harry had seen emerge from the great stone cauldron almost
two years before; they were not as snakelike, the eyes were not yet scarlet, the fase not yet
masklike, and yet he was no longer handsome Tom Riddle. It was as though his features
had been burned and blurred; they were waxy and oddly distorted, and the whites of the
eyes now had a permanently bloody look, though the pupils were not yet the slits that
Harry knew they would become (Rowling, 2005, p. 413).
NEWT
You didn’t mean to do it, Leta. So it wasn’t your fault.
LETA
Oh, Newt. You never met a monster you couldn’t love.
(Rowling, 2018, p. 179).
Leta pronuncia lo que nadie más en la saga pone en palabras: el monstruo puede ser
uno de nosotros y gracias a sus acciones, no a su linaje.
8. A modo de conclusión
Del análisis anterior se desprenden varias conclusiones.
En primer lugar, la tendencia a abandonar las formas léxicas monster o monstruous
con el correr de las páginas no es fortuita. Las elecciones léxicas de los textos que
componen el Wizarding World van en paralelo con el desarrollo del mundo ficcional en las
novelas y la mirada de los personajes que se adentran en esa cultura (como es el caso de
Harry).
Por otro lado, lo monstruoso como propiedad de algunos seres dentro del mundo
ficcional emerge paulatinamente. A la vez que el narrador y los personajes comienzan a
utilizar con mayor frecuencia términos (como beast o creature) para designar seres no
humanos, comienza a advertirse lo monstruoso dentro del sus congéneres humanos. Ya sea
por la forma en que son alternizados y señalados (caso de los infraseres, hombres lobo,
nacidos de muggles, etc.) o por sus acciones que pasan desapercibidas por un buen tiempo
(Grindelwald, Voldemort, incluso Leta) la monstruosidad se asocia con los personajes
humanos, haya o no una elección léxica explícita. La relativa escasez de formas como
monster/monstruous ligados a la designación de los personajes humanos es síntoma de una
dinámica que proponen estos textos: no siempre hay un indicador explícito y visible para
identificar al monstruo. Si las formas léxicas son designaciones claras, los casos de
Grindelwald, Voldemort y Leta muestran el modo en que los disfraces y apariencias de
respetabilidad en el juego social han escondido su condición al ojo de sus comunidades por
un buen tiempo.
Así, por un lado, los infraseres u hombres lobo son señalados como la alteridad que
representa la deformidad o el peligro. Dice Cohen que esta dinámica “erects a self-
validating, Hegelian master/slave dialectic that naturalizes the subjugation of one cultural
body by another by writing the body excluded from personhood and agency as in every
way different, monstrous (Cohen, 1996, p. 11). Frente a eso, los personajes más peligrosos
para la comunidad mágica, como Voldemort o Grindelwald, han sorteado la vista del otro
sin ser descubiertos a tiempo. Mientras que a unos se les niega el ejercicio pleno de la
ciudadanía (como también ocurre con seres no humanos dentro del mundo ficcional), a los
otros se les ha permitido actuar sin trabajas por mucho tiempo.
Las fronteras en que se sitúan algunos personajes dentro de este mundo ficcional se
revelan como construcciones arbitrarias, cuando no, cambiantes. El tratamiento del tópico
en estos textos, entonces, problematiza el rol la palabra y de la mirada acerca de los otros.
Esto se hace para señalar el sesgo de prejuicios históricos que des-agentivizan a algunos
sujetos o para advertir la falta de atención a otros ciudadanos que representan un auténtico
peligro.
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