Eco Argentina - PPT Módulo 3
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Concepto central:
La economía del peronismo
Política económica del peronismo
Introducción
La relación de Perón con los sindicatos se inició unos meses después de la revolución del 4 de junio (de 1943)
que derrocó al presidente Ramón Castillo. Por ese entonces, la Confederación General del Trabajo (CGT) estaba
dividida en dos grupos: la CGT Nª 1 agrupaba gremios menos politizados que la CGT Nª 2, dominada por
socialistas y comunistas.
La revolución generó la toma del Gobierno por parte de los militares y llevó a una sucesión de varios
presidentes: primero tomó el poder Arturo Rawson, luego lo sucedió el general Ramírez y, finalmente, el general
Farrell.
Las medidas aplicadas por el Gobierno provocaron que, en pocos meses, el apoyo que los sindicatos le daban a
Perón hubiera desaparecido. La CGT Nª 2 fue disuelta en julio y en el mismo mes se promulgó un decreto de
Asociaciones Profesionales que imponían restricciones al movimiento obrero.
Política económica del peronismo
Introducción
Sin embargo, en la resistida intervención a La Fraternidad y a la Unión Ferroviaria estaba el germen de lo que
sería la más decisiva participación sindical en la historia argentina ya que el coronel Domingo Mercante, amigo
de Perón, fue designado al frente de esos gremios…
La nueva estrategia se veía facilitada por la creación de la Secretaría de Trabajo y Previsión, a fines de 1943,
encabezada por Perón. Los trabajadores, nucleados en la Unión Ferroviaria, fueron los primeros beneficiarios
del cambio de rumbo en las políticas laborales. Se aumentaron sus salarios, se otorgaron subsidios para
prestaciones sociales y se actuó en su favor en antiguas disputas contra las compañías de trenes.
Perón basó su poder en la relación con los gremios; por eso potenciaba a las organizaciones que apoyaban su
política laboral y debilitaba a las que mostraban mayor independencia. Los dirigentes sindicales a los cuales
Perón ayudaba con sus ambiciones políticas elaboraron una propuesta para que éste presentara su candidatura
a partir de constituir un Partido Laborista.
Política económica del peronismo
Introducción
Perón era, a esta altura, la figura más importante del país, y las fuerzas políticas se definían en relación con él.
[Por esto] la oposición democrática se organizó para combatir sus aspiraciones… [Las acciones realizadas
llevaron a que] el 9 de octubre, Perón debió renunciar a sus múltiples cargos… Perón pudo despedirse con un
acto en la Secretaría de Trabajo y un mensaje radial transmitido en cadena, en el que resaltó las medidas
sociales que había propiciado, antes de ser detenido y enviado a Martín García. La noticia de la renuncia y
arresto de Perón hizo reaccionar a los gremios. Se sucedieron las reuniones y desde distintos puntos del país se
reclamó su libertad. El 17 de octubre una movilización popular, en parte organizada por los sindicatos, pero
también alimentada por trabajadores que espontáneamente marcharon a Plaza de Mayo, volcó la crisis a favor
de Perón y forzó su restitución al gobierno.
Se llamó a elecciones y, en febrero de 1946, resultó electa la fórmula Perón-Quijano. El apoyo de los sindicatos,
la Iglesia y los militares había decidido el triunfo peronista. El Congreso funcionaba de acuerdo con las
previsiones formales de la Constitución, pero estaba dominado por diputados oficialistas.
Política económica del peronismo
Introducción
Política económica del peronismo
Introducción
Política económica del peronismo
Introducción
Política económica del peronismo
Introducción
Perón gano con el 52,4% de los votos
sin fraude
Buenos Aires obtuvo el voto de casi toda la clase obrera: tanto los
trabajadores “nuevos” como el proletariado “viejo”.
Obtuvieron el 70% bancas en diputados y 28 de las 30 senadurías y todas
las gobernaciones con excepción de Corrientes.
Durante la Segunda Guerra Mundial, Perón había sido encomendado a Italia durante el apogeo de Mussolini. Allí
observó cómo funcionaba el sistema corporativo y esta visión se mantendría inalterable a lo largo de toda su
carrera. Los trabajadores sindicalizados siempre recibieron mayor atención que los no afiliados a gremios y, de
todos los sindicatos, los más beneficiados fueron los que estaban asociados a la CGT.
Siguiendo dicha visión, Perón se esforzó por diferenciarse del pensamiento de izquierda y opuso al concepto de
lucha de clases el de armonía de clases. La colaboración entre el capital y el trabajo, antes que su
enfrentamiento, era el camino para el progreso social. Para ganar el apoyo del sector empresarial, Perón evitaba
cualquier relación con el marxismo.
La propaganda oficial difundía las bondades de esta visión conciliatoria y la presentaba como una verdadera
doctrina que pronto se llamó justicialista… La idea de función social de la propiedad, allí presente, era rescatada
por el peronismo como una alternativa distante al mismo tiempo del liberalismo ortodoxo y del colectivismo.
Política económica del peronismo
Introducción
A su vez, esta idea se vio reflejada en la política internacional, donde comenzó a hablarse de la tercera posición.
La frase oficial expresaba una actitud de independencia ante el conflicto suscitada por la Guerra Fría entre
Estados Unidos y la Unión Soviética, luego de finalizada la Segunda Guerra Mundial. Esto se sumaba a la
creencia de que habría una Tercera Guerra Mundial, por lo que las medidas tenían su base en mantener la
autarquía, evitando generar alianzas tanto con Norteamérica como con la Unión Soviética. El trato con los
norteamericanos era de mutua desconfianza. Por eso, cuando, a principios de 1948, se anunció el Plan Marshall,
un sistema de créditos para que los países europeos devastados por la guerra tuvieran acceso a importaciones
cruciales, Argentina fue excluida como proveedor de alimentos.
En términos económicos, el otro evento diplomático importante que debió resolver el gobierno de Perón fueron
las “libras bloqueadas” en el Reino Unido. Esto implicaba que solo podían ser utilizadas para comerciar en la
Commonwealth.
Política económica del peronismo
Introducción
Política económica del peronismo
Introducción
Entre 1940 y 1945, el balance de Argentina con el conjunto del imperio británico arrojó un saldo favorable de
1.500 millones de pesos. Hacia fines de la guerra, el Reino Unido le debía al Estado argentino 112 millones de
libras esterlinas… El conflicto comenzó a resolverse en las negociaciones que acabarían con la firma del tratado
Eady-Miranda en septiembre de 1946.
Si bien el acuerdo inicial no tardó en romperse, finalmente se estipuló que la mayor parte del saldo argentino en
el Banco de Inglaterra sería destinada a la compra de los ferrocarriles, monto que fue completado con un
crédito británico a pagar con los futuros superávits comerciales.
Política económica del peronismo
Introducción
Política económica del peronismo
Instrumentos de la política económica peronista
El peronismo se propuso llevar a cabo políticas para alcanzar los siguientes objetivos:
2) La industrialización, con un fuerte apoyo e intervención del Estado, aplicando medidas proteccionistas ante la
competencia externa.
3) Una mejora de la remuneración real de los asalariados, tanto urbanos como rurales.
Política económica del peronismo
Instrumentos de la política económica peronista
Esas políticas conformaron una de las coaliciones más exitosas y prolongadas que se hayan conocido, pero,
como veremos más adelante, generaron uno de los conflictos más largos y difíciles de resolver. Las medidas
aplicadas fueron:
1) Control de cambios. El Banco Central de la República Argentina (BCRA) era el encargado de controlar la
asignación de divisas en el país.
Se aplicaba un régimen de tipo de cambio múltiple por el cual había un orden de prioridades en el uso de las
divisas. Esta medida castigaba a los exportadores y protegía a la industria nacional. Además, se aplicaban
restricciones cuantitativas y se requería un permiso previo.
Política económica del peronismo
Instrumentos de la política económica peronista
Política económica del peronismo
Instrumentos de la política económica peronista
2) Creación del Instituto Argentino de Promoción del Intercambio (IAPI). Era un organismo estatal que tenía el
monopolio de la venta al exterior de los cereales y oleaginosas. El IAPI compraba a los productores a precios
bajos y luego cambiaba las divisas al mayor valor, lo cual generaba diferencias financieras. Era una política
discriminatoria hacia el sector rural, que se aplicó por dos razones:
En primer lugar, las ganancias del IAPI sirvieron para sostener el aumento en el gasto público. Este fenómeno se
reflejó en las estimaciones sobre la participación de las actividades agropecuarias en el producto bruto total
argentino, que es mucho menor cuando se la valúa en relación con los precios internos que cuando se calcula
tomando los precios internacionales.
De no haberse esterilizado el aumento internacional de los precios de los alimentos, una de dos cosas habría
ocurrido: o bien los salarios reales habrían disminuido por el encarecimiento de algunos productos básicos de la
canasta familiar, o bien, en el caso de compensar ese aumento con nuevos incrementos en los salarios
nominales, se habría visto afectada la rentabilidad industrial.
Política económica del peronismo
Instrumentos de la política económica peronista
Política económica del peronismo
Instrumentos de la política económica peronista
A su vez, había otras razones con las que se defendía la política del IAPI. El comercio de posguerra era bilateral
en todo el mundo ya que los países europeos se estaban reconstruyendo de la guerra y sus Gobiernos habían
creado organismos únicos de compra. Por eso, no había, en realidad, un precio internacional al que atenerse en
las ventas al exterior, sino que se negociaba entre compradores y vendedores. Además, la situación de
posguerra obligaba a vender a crédito, y el IAPI, al ser un organismo del Estado, podía soportar mayores riesgos
y plazos.
Es claro que estas consideraciones eran poco convincentes para los propietarios rurales, sobre todo cuando se
sumaban otras medidas, como el Estatuto del Peón Rural, el cual había extendido algunos beneficios sociales a
los trabajadores del campo, lo que también impactaba sobre la rentabilidad rural. La agricultura, más golpeada
que la ganadería por el encarecimiento de la mano de obra, sufrió especialmente con el cambio en las reglas de
propiedad rural. Se dio al arrendatario el derecho a renovar su contrato a los mismos valores que en el período
anterior, lo que perjudicaba al dueño de la tierra, debido a la erosión inflacionaria. El terrateniente perdió el
incentivo para arrendar sus campos y este tipo de contrato disminuyó sensiblemente a partir de la posguerra.
Política económica del peronismo
Instrumentos de la política económica peronista
Política económica del peronismo
Instrumentos de la política económica peronista
El IAPI no financió operaciones principalmente con recursos propios, sino que lo hizo en gran medida con
créditos obtenidos de la banca oficial y redescontados por el Banco Central.
Ésta fue una fuente de recursos de enorme importancia que le permitió al Gobierno un amplio margen de
discrecionalidad ya que esos recursos no estaban sometidos al control del Congreso.
Con ellos el Gobierno financió la nacionalización de varios servicios públicos, la compra de bienes de capital para
el Estado y algunos provinciales, de las empresas del Estado, los gastos corrientes del sector público, subsidios a
las industrias y subsidios a la producción agrícola ganadera.
Política económica del peronismo
Instrumentos de la política económica peronista
Política económica del peronismo
Instrumentos de la política económica peronista
Compras de la producción agrícola nacional por parte del
IAPI como porcentaje de la producción total
Política económica del peronismo
Instrumentos de la política económica peronista
Participación del IAPI en el total de las exportaciones (%)
Política económica del peronismo
Instrumentos de la política económica peronista
3) Política arancelaria. Se aplicaron restricciones y aranceles a las importaciones con el objetivo de generar un
proteccionismo hacia la industria nacional emergente.
Estas medidas también fueron acompañadas por la política cambiaria explicada anteriormente y políticas
crediticias.
La industrialización era vista como una política de desarrollo de largo plazo que permitía mantener un alto nivel
de empleo y consumo.
Por otra parte, se crearon escuelas técnicas para lograr contar con trabajadores especializados en el sector
industrial.
Política económica del peronismo
Instrumentos de la política económica peronista
Política económica del peronismo
Instrumentos de la política económica peronista
4) Cuentas externas. Cuando Perón asumió su mandato, se vio favorecido por los términos del intercambio más
altos hasta ese momento. Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, el país tenía superávit comercial
principalmente como consecuencia de la reducción de importaciones que la coyuntura internacional había
provocado.
Los primeros años de la posguerra trajeron novedades al comercio exterior argentino, el precio promedio de las
exportaciones creció un 208% entre 1945 y 1948, mientras las compras al exterior se normalizaban después del
período bélico, además de aumentar su precio alrededor del 30%. Pero las variaciones en los precios no podían
esconder un hecho decepcionante: el volumen exportado en 1946 era menor al de 1935, que a su vez había sido
inferior al de los mejores años de la década de los 20.
Las razones de esta baja performance se debían a las medidas aplicadas, las cuales no estimularon la producción
rural, pero sí favorecieron el consumo. El hecho de que el crecimiento del ingreso per cápita provocara
aumentos en el consumo de bienes industriales hacía inevitable que los países productores de alimentos
sufrieran una caída de sus términos de intercambio externos, lo que provocó que la balanza comercial argentina
tuviera, entre 1945 y 1948, un signo positivo.
Política económica del peronismo
Instrumentos de la política económica peronista
Por otra parte, en el caso de aparecer un déficit de comercio, éste no podía ser compensado con entrada de
capitales, las cuales estaban desalentadas por las políticas peronistas y limitadas por las circunstancias
internacionales.
El déficit de balanza comercial que se produjo en 1949 coincidió con la aparición de otro de los grandes
problemas que comenzaría a enfrentar el país en las décadas siguientes: la inflación.
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Instrumentos de la política económica peronista
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Instrumentos de la política económica peronista
5) Regulaciones y política salarial. Mediante el congelamiento de alquileres y arrendamientos, se empezaron a
realizar controles de precios, fundamentalmente de los bienes que conformaban la canasta básica, e
incrementos de los salarios nominales.
A pesar de las buenas relaciones entre el Gobierno y los gremios durante el período anterior a la presidencia de
Perón, los salarios reales apenas habían aumentado entre 1945 y 1946. Pero, a partir de ese momento y hasta
1949, los salarios reales crecieron a tasa récord: aumentaron un 62 %. Esa mejora fue más acentuada que la de
la productividad y en 1949 el costo laboral por unidad de producto era un 23 % más alto que en 1945.
El incremento de los salarios reales llevó a una distribución del ingreso nacional más equitativa. Se ha calculado
que los componentes salariales del ingreso nacional superaron, por primera vez en su historia, la retribución
obtenida en concepto de ganancias, intereses y rentas. En 1948, aquel ascendía al 43 %, contra el 47 % de este,
lo que se comparaba favorablemente con la situación imperante solo un lustro atrás, cuando los trabajadores
percibían el 44 % y los empresarios capitalistas recibían 55,6 %. Hay que tener en cuenta que estas medidas
tenían una intención política y fue así que en 1947 quedó fundado el Partido Peronista. A su vez, estas medidas
eran un instrumento para fomentar la demanda agregada y lograr el pleno empleo.
Política económica del peronismo
Instrumentos de la política económica peronista
El incremento del bienestar derivó en que el peronismo obtuviera más de dos tercios de los votos en la elección
de constituyentes de 1949.
El control de los alquileres y el congelamiento de algunos precios de bienes básicos se sumaron a la generosa
política salarial para difundir el bienestar a los sectores de más bajos ingresos. También crecieron las compras
de electrodomésticos, como la heladera eléctrica y la cocina a gas.
La política salarial de Perón, con su doble objetivo de garantizar el pleno empleo y redistribuir el ingreso hacia
los sectores populares, fue uno de los elementos centrales de su política económica hasta 1949.
Política económica del peronismo
Instrumentos de la política económica peronista
Política económica del peronismo
Instrumentos de la política económica peronista
6) Aumento del gasto público. Se destinaba principalmente a gastos de tipo social, como salud, educación,
vivienda, servicios sociales, etcétera.
En Argentina la cifra del gasto público reflejaba el crecimiento estatal, tendencia que se inició antes del gobierno
peronista.
El aumento del gasto en inversión fue determinante para el incremento global de las erogaciones estatales.
Además de la nacionalización de servicios, hubo inversiones en comunicaciones, energía, ferrocarriles y
construcción de caminos.
En los años 1946 y 1947, el principal motor de la inversión pública fue la defensa exterior, que llegó a
representar el 60% de los gastos públicos de capital. El aumento del empleo público en general, aun sin
considerar las empresas estatizadas, puede verse como otra manera de asegurar lealtades y extenderlas a la
clase media.
Política económica del peronismo
Instrumentos de la política económica peronista
Año Gasto/PBI
1946 24,82 %
1947 30,66 %
1948 42,07 %
1949 29,37 %
1950 29,41 %
1951 28,84 %
1952 29,95 %
Política económica del peronismo
Instrumentos de la política económica peronista
El impuesto al ingreso, creado al comenzar la década de 1930, se rediseñó varias veces de manera más
progresiva. También se creó un gravamen a los beneficios de las empresas, lo que contribuyó a mejorar la
distribución de los ingresos.
El sistema previsional se consolidó cuando Perón se hizo cargo de la Secretaría de Trabajo y Previsión en 1943 y,
así, durante los primeros años de su presidencia, logró tener un enorme superávit del régimen jubilatorio.
En cada uno de los años finales de la década del 40, el Gobierno obtenía alrededor de un 4% del producto bruto
del flamante sistema de seguridad social, fracción que fue decayendo con el correr de los años, a medida que
aumentaba el número de beneficiarios.
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Instrumentos de la política económica peronista
Política económica del peronismo
Instrumentos de la política económica peronista
7) Nacionalización del BCRA y centralización de los depósitos. Los bancos comerciales recibían depósitos a
cuenta y orden del BCRA que estaban garantizados por la máxima autoridad monetaria.
Estas medidas generaron que los redescuentos superaran notablemente a los depósitos, lo que incidió en una
gran creación de dinero. Entre 1946 y 1948 la principal fuente de creación de dinero fueron los redescuentos y
otros préstamos a bancos que subieron en el mismo período un 127 %, de los cuales entre un 58 % y un 59 %
fueron al Estado (y, de ellos, un 60% al IAPI).
El BCRA fue el instrumento para generar inmensos recursos monetarios. Durante un tiempo, el público,
acostumbrado a medio siglo de estabilidad monetaria, siguió confiando en el valor del peso, pero, cuando los
depositantes comenzaron a advertir que los precios subían más que las tasas de interés, se perdió la ilusión
monetaria y la gente empezó a retirar sus depósitos.
Por otra parte, al nacionalizar los depósitos y redirigir el crédito a los bancos y sectores privilegiados (con tasas
que resultaron negativas), se produjo una enorme transferencia de ingresos de los ahorristas a los deudores.
Política económica del peronismo
Instrumentos de la política económica peronista
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Instrumentos de la política económica peronista
Como parte de las reformas monetarias y bancarias de 1946, también se decidió modificar la operatoria del
Banco Hipotecario.
Las cédulas hipotecarias consistían en un título que el banco le entregaba al deudor, que hipotecaba su vivienda
rural o urbana por una parte (50 %) de su valuación –usualmente, al 6 % de interés– y llevaba a la bolsa para
cotizar y buscar un inversor que lo comprara.
En 1946 el Gobierno decidió rescatar las cédulas hipotecarias reemplazándolas por un bono hipotecario emitido
por el BCRA que se colocaría en el público. Sin embargo, la suscripción del bono no tuvo éxito.
Para el rescate se emitieron más de mil millones de pesos, mientras que de los bonos se tomaron solo 384
millones, por lo que el rescate se financió mayormente con redescuentos del BCRA.
Política económica del peronismo
Instrumentos de la política económica peronista
Política económica del peronismo
Instrumentos de la política económica peronista
8) Nacionalización de empresas públicas. El Estado nacionalizó los ferrocarriles y las empresas de energía.
La compra de los ferrocarriles británicos por parte del Estado argentino debe considerarse en un doble aspecto
de nacionalización y estatización… se trataba de limitar la participación de los capitales extranjeros [y] era un
síntoma del crecimiento del Estado como productor de bienes y servicios.
A esto le siguió la nacionalización de los teléfonos, así como la empresa de energía, y se completó con la
estatización del gas.
Política económica del peronismo
Instrumentos de la política económica peronista
Política económica del peronismo
Instrumentos de la política económica peronista
Política económica del peronismo
Resultado de las medidas aplicadas
A partir de 1949 comenzaron a observarse los dos grandes problemas que se generaron a partir de la
implementación de las medidas: el déficit de la balanza comercial y la elevada inflación.
A su vez, desde 1949 hasta 1952, continuaron disminuyendo las reservas, excepto en 1950, cuando aumentaron.
Esto mostraba que el BCRA no tuvo el manejo de la cantidad real de dinero que fue determinada por la
demanda.
PRIMER GOBIERNO DE PERÓN 1946-1952
1 Plan Quinquenal
(planificación) DEBILIDAD
objetivos ESTRUCTURAL
promover el bienestar
de la población
SECTOR AGRÍCOLA
SOSTIENE IMPORTACIONES
incentivar desarrollo industrial crear su propia
(con distribución de la riqueza) demanda
SECTOR INDUSTRIAL
NO EXPORTA
política activa de
NO ES COMPETITIVO
promoción industrial
precios máximos a
productos de 1 necesidad Se crean empresas
(regula al mercado) obras de
públicas
infraestructura
nacionalización
de empresas gas del estado,
I.A.P.I.: OBJETIVO: transferencia de recursos del campo a la ciudad (industria). agua y energía, etc.
Comprar la totalidad de las cosechas a precio fijo, menor que los internacionales
y las vendia al exterior a un precio mas alto (ganancia, son créditos para las
industrias) Ej: ferrocarriles y
teléfonos
El surgimiento del peronismo: causas
• La Revolución Militar de 1943.
• La actuación de Perón en la Secretaría de Trabajo y
Previsión Social.
• El apoyo conseguido por Perón por parte de los sectores
obreros.
• Las políticas de Perón en apoyo de los sectores obreros.
Política pro-obrera.
• El movimiento popular del 17 de octubre de 1945.
El peronismo y su relación con las distintas clases y grupos
institucionales: Primer Gobierno (1)
• Clases sociales:
• Los sectores populares marginales
apoyaron masivamente al gobierno gracias
a la política asistencialista llevada adelante
por Eva Perón.
La política agraria e industrialista del gobierno (1)
gobierno
apoyo Redistribución del ingreso
• El país había experimentado situaciones de escasez de productos industriales debido a sucesos industriales
https://www.youtube.com/watch?v=t96MqZB2geI
¿Cuáles fueron las políticas implementadas por el Peronismo?
https://www.youtube.com/watch?v=8ThWqgBnjkE
Concepto central:
El cuello de botella externo: stop and go
El cuello de botella externo. La inflación. Los cambios en la política económica
Juan Domingo Perón asumió su primer mandato en 1946 y, durante los siguientes 3 años,
aplicó medidas destinadas principalmente a mejorar la distribución del ingreso a favor de los
asalariados y fomentar el desarrollo del sector industrial.
Por esto a partir de 1949 se revirtieron algunas de las medidas, cuyos cambios se
profundizaron con la asunción de su segunda presidencia en 1952.
El cuello de botella externo. La inflación. Los cambios en la política económica
Surgimiento de la inflación
La economía argentina empezó a mostrar síntomas inflacionarios a partir de la Segunda
Guerra Mundial, pero se consideraba que era un problema coyuntural que se solucionaría
cuando volviera la paz. Sin embargo, durante la época de posguerra, Argentina mantuvo una
inflación consistentemente más alta que la de los países más avanzados.
En 1935 se creó el Banco Central de la República Argentina (BCRA) como una sociedad mixta
entre el sector privado y el Gobierno para reemplazar a la Caja de Conversión. En 1946 se
decidió su nacionalización en conjunto con la nacionalización de todo el sistema bancario ya
que así el Estado pasaba a tener el monopolio de la emisión monetaria porque no habría
una creación secundaria de dinero.
Esta decisión tenía como objetivo que la política monetaria sirviera para alcanzar y
mantener el pleno empleo.
El cuello de botella externo. La inflación. Los cambios en la política económica
Surgimiento de la inflación
A través de los bancos comerciales, el BCRA desplegó una política de créditos que le
permitió a la industria financiar sus inversiones y pagar los elevados salarios. Una parte de
los créditos volvía al sistema bancario en forma de depósitos que, medidos como porcentaje
del producto bruto, aumentaron en los primeros años de Perón. Sin embargo, el aumento
en los créditos siempre fue mayor al aumento de los depósitos, lo que expandía la cantidad
de dinero en circulación y generaba inflación.
A dicha expansión crediticia le seguía la que recibía el Estado nacional para cubrir su
creciente déficit presupuestario. Durante los primeros años del peronismo ese
financiamiento no fue tan grande porque el Gobierno tuvo otras maneras de cubrir sus
gastos.
El cuello de botella externo. La inflación. Los cambios en la política económica
Surgimiento de la inflación
Hubo en esos primeros tiempos dos fuentes extraordinarias de recursos: las ganancias del
IAPI (Instituto Argentino de Promoción del Intercambio) y el superávit del nuevo sistema de
seguridad social. Con el paso del tiempo, esas fuentes se agotaron y la emisión monetaria
comenzó a derivar en mayor inflación.
La teoría económica indica que, cuanto más alta sea la inflación, los individuos más perderán
el poder de compra y se desprenderán rápidamente de los billetes. Sin embargo, durante el
primer trienio peronista, ocurrió al revés: la gente no sentía la necesidad de desprenderse
de las crecientes cantidades de dinero que recibía porque no sentía que ese dinero estuviera
perdiendo valor.
El cuello de botella externo. La inflación. Los cambios en la política económica
El cuello de botella externo
Los problemas de balanza comercial tuvieron varias causas; la reducción del nivel de
exportaciones se debía a aspectos externos y otros de índole interna. Los temas
internacionales que afectaron a Argentina fueron:
1) Los términos del intercambio disminuyeron un 11 % con respecto a los años anteriores.
3) El supuesto con el cual especulaba el equipo económico de una nueva guerra mundial que
sostuviera la demanda de productos agropecuarios no se produjo.
El cuello de botella externo. La inflación. Los cambios en la política económica
El cuello de botella externo
Sin embargo, los problemas más importantes fueron internos:
1) La política agropecuaria discriminatoria que aplicó el IAPI derivó en una reducción de la
superficie sembrada.
2) La sequía que azotó al campo durante los años 1951/52.
La Argentina exportó en 1949 por un valor de 933 millones de dólares, contra 1600 del año
anterior. Esa drástica reducción en las divisas disponibles, combinada con el aumento de los
precios de los artículos que el país obtenía del exterior, obligó a comprimir aún más las
importaciones, ya bastante restringidas.
Para reducir el nivel de importaciones se intensificaron los controles a la industria que tenía
dificultades para importar materias primas y maquinarias. A esto se sumaba una contracción
de la política crediticia.
¿Qué significa el estrangulamiento externo o el fenómeno stop and go?
La estadística oficial no solo ocultó gastos, sino que una parte muy significativa del déficit de
las empresas del Estado, entes descentralizados y gastos del Gobierno se financió con
créditos que nunca se recuperaron.
En este caso están los créditos del IAPI, que no fueron recuperados y que debían ser
agregados al déficit de cada uno de esos años; el hecho de que esto último no sucediera hizo
que se incrementara la deuda del Gobierno.
Los principales gastos fuera del presupuesto se habían realizado para cubrir con adelantos o
subvenciones al IAPI, al Banco Hipotecario y a Ferrocarriles del Estado.
El cuello de botella externo. La inflación. Los cambios en la política económica
Las cuentas fiscales
En el año 1946, el 61 % del financiamiento estuvo destinado al Banco Hipotecario Nacional.
En cambio, entre 1947 y 1949, el IAPI fue el principal destinatario, lo que coincidió con el
período más intenso de nacionalización de servicios públicos. Entre 1950 y 1952, el Banco
Hipotecario Nacional fue el principal destinatario. A partir de 1953, el IAPI volvió a ser el
principal destinatario de los fondos. En 1945 los ingresos del sistema de previsión
representaban un 19,9 % de los gastos y, en 1955, un 29 %, pero más relevante que ello fue
que el superávit neto del sistema previsional en 1945 representó un 7,6 % y, en 1955, un 10
% de los ingresos.
Los ingresos y gastos subieron fuertemente todo el período y más o menos al mismo ritmo,
algo más de un 8 % por año en términos reales. Sin embargo, desde el principio los gastos
fueron mayores que los ingresos: 17,5 % por arriba en 1946 y 16,7 % en 1955. En esa
circunstancia el déficit fue permanente, tanto el primario como el total.
El cuello de botella externo. La inflación. Los cambios en la política económica
Las cuentas fiscales
El Gobierno estableció varios impuestos nuevos (coparticipables): beneficios
extraordinarios, ganancias eventuales y el sustitutivo a la transmisión gratuita de bienes,
aumentó las tasas en el impuesto a las ventas, que pasó del 1,25 % al 8 %.
Aunque el Gobierno sostenía que la política del gasto tenía como objetivo promover las
obras de infraestructura previstas en el Primer Plan Quinquenal (entre otras, la construcción
del oleoducto Comodoro Rivadavia-Buenos Aires), se sostuvo que una parte muy
importante, incluyendo a los diputados como gastos en obra pública, fueron gastos de
funcionamiento que en parte importante pagaron el aumento de una enorme burocracia.
El cuello de botella externo. La inflación. Los cambios en la política económica
La productividad
Perón sabía que para mantener una economía dinámica que permitiera un aumento
progresivo del ingreso salarial era necesario incentivar la producción y la inversión,
garantizando las ganancias de los empresarios. Aumentar la cantidad de bienes para
repartir, ahí estaba la clave del nuevo enfoque de la política económica del peronismo.
Se elevaban los aranceles para las importaciones de los productos que competían con esas
industrias, se reforzaban los permisos previos para la obtención de cambio y se establecía un
sistema de preferencias para la importación de materias primas y bienes de capital.
El cuello de botella externo. La inflación. Los cambios en la política económica
La productividad
Tan decisiva como la protección a través de barreras arancelarias y cambiarias fue la política
de crédito industrial, que se canalizó a través de dos bancos oficiales. El Banco Industrial,
fundado en 1944, inició sus actividades con una capacidad de préstamos equivalente a seis
veces el volumen negociado en la bolsa de Buenos Aires. El Banco Central, por su parte, fue
nacionalizado en 1946 junto al sistema bancario, lo que le permitió al Gobierno manejar el
crédito a voluntad. Así es como, entre 1946 y 1948, la industria se encontró con fondos
abundantes a su disposición, redimibles en plazos largos y con tasas de interés muy
favorables.
De hecho, muchas veces las tasas de interés reales fueron negativas ya que la tasa de
inflación superó a las exiguas tasas nominales. Se estima que los créditos tomados por el
sector industrial pasaron de un 2,6 % del producto bruto en 1944 a 4,4 % en 1948, y
continuaron su ascenso en los años siguientes, luego de una pausa en 1949.
El cuello de botella externo. La inflación. Los cambios en la política económica
La industria bajo el peronismo
Del período 1945-1958, que abarca apenas tres años más que el peronismo, se ha escrito
que la performance industrial argentina fue peor que la de Brasil, pero que se compara
favorablemente con Chile y México.
En los episodios de restricción crediticia solo se les aconsejaba contraer los créditos a las
industrias productoras de bienes “no esenciales”.
El alto nivel salarial seguiría siendo una característica del mercado de trabajo argentino,
mientras que el empleo industrial avanzaría menos que en otros países.
El cuello de botella externo. La inflación. Los cambios en la política económica
La evolución de la economía
El crédito total hacia la industria cayó en 1949 y asumió un nuevo equipo económico,
encabezado por Alfredo Gómez Morales.
El Gobierno por fin parecía reaccionar ante las presiones inflacionarias, que de todos modos
llegarían al récord de 31 % de aumentos anual de precio al consumidor en 1949, el mayor
desde la crisis de 1880.
En 1951 la inflación superó la tasa de aumento salarial. Por última vez desde que Perón
estaba en el poder, el modelo de superávit comercial de 1950 se trasformaba en un
cuantioso déficit en 1951. La restricción del crédito estaba golpeando sobre algunos sectores
industriales.
El mayor conflicto fue el de los ferrocarriles, con una huelga que duró nueve meses e incluyó
entre sus avatares la recorrida de Eva Perón por las estaciones arengando a los ferroviarios
para que volvieran al trabajo.
El cuello de botella externo. La inflación. Los cambios en la política económica
El plan económico de 1952
El estancamiento económico ya venía prolongándose durante tres largos años y la escasez
de energía eléctrica obligó a reglamentar su consumo, lo que también impactó sobre la
industria. El plan de estabilización económica de 1952 compartía el objetivo de detener la
inflación.
La inversión pública se redujo bastante a partir de 1952. El gasto del Gobierno bajó entre
1950 y 1953 un 23 % y el déficit fiscal disminuyó considerablemente. La tasa de crecimiento
de la cantidad de dinero descendió abruptamente a partir de 1952 y la inflación había
pasado a ser una preocupación gubernamental de primer orden. Se intentó combatir la
inflación con el retraso deliberado de las tarifas públicas y el aumento de los subsidios a los
bienes básicos. Eso tuvo un costo fiscal de un 20 % a un 30 % del gasto público total entre
1952 y 1955.
El cuello de botella externo. La inflación. Los cambios en la política económica
El plan económico de 1952
Se creó una comisión nacional de precios y salarios y se instauró un sistema de
negociaciones salariales bianuales. Los productores agropecuarios comenzaron a recibir
precios más favorables, superiores incluso a los vigentes en el exterior.
La expansiva política salarial dejó paso a un sistema de negociaciones bianuales que empezó
con una drástica caída de los salarios reales, la liberal política de crédito para la industria fue
moderada en nombre de la estabilidad monetaria y el virtual impuesto a las exportaciones
agropecuarias, que estaba implícito en la política del IAPI hasta 1948, fue remplazado por
una deliberada política de aliento al sector rural. El plan debe considerarse exitoso porque la
inflación bajó hasta tocar un mínimo de 3,1 % en 1954. Después de descender en 1951 y
1952, los salarios reales comenzaron una firme recuperación.
El cuello de botella externo. La inflación. Los cambios en la política económica
El plan económico de 1952
En 1955 reapareció el déficit comercial ya que las importaciones comenzaron a recuperarse
de su deprimido nivel de 1953 y 1954.
Argentina exportó en el primer lustro de los años 50 apenas la mitad de lo que había
exportado entre 1920 y 1924.
El cuello de botella externo. La inflación. Los cambios en la política económica
El plan económico de 1952
Los controles cambiaron y los préstamos exteriores (como el de Eximbank norteamericano
en 1950) eran solo una solución temporaria al problema externo argentino.
Los dos o tres años posteriores a la guerra constituyeron una época de oportunidades
perdidas ya que podría haberse encarado con decisión la capitalización del país en ciertas
industrias básicas.
Por otro lado, no era fácil imaginar en 1945 los problemas que se manifestaban con claridad
recién ocho o diez años después.
Cuando este efecto se hizo patente, el peronismo esbozó algunas respuestas, aunque
siempre vacilantes y poco efectivas.
El cuello de botella externo. La inflación. Los cambios en la política económica
El Segundo Plan Quinquenal
El Segundo Plan Quinquenal, aplicado a partir de 1953, fue de mediano y largo plazo y
complementaba al plan de estabilización de 1952.
La distribución de la inversión pública entre 1952 y 1955 fue bastante distinta a la del
quinquenio anterior, con aumentos en el porcentaje correspondiente a transportes, energía
y comunicaciones.
El Segundo Plan Quinquenal puede entenderse como una corrección que fue, de todos
modos, insuficiente.
El equipo económico reconocía tanto el trato inicial desfavorable al agro como la nueva
tendencia de la política hacia el sector rural, que se consolidó con el cambio de década.
El cuello de botella externo. La inflación. Los cambios en la política económica
El Segundo Plan Quinquenal
La política de estímulo a las exportaciones agropecuarias descansó solamente en los
subsidios del IAPI y no en una devaluación. El tipo de cambio se mantuvo a niveles
considerados francamente bajos. Se lograban “precios remunerativos” para el campo sin
que los precios internos aumentaran tanto como lo hubieran hecho con una devaluación,
que también encarece las importaciones.
El nuevo trato del gobierno de Perón al sector rural no se agotó en las políticas de crédito y
subsidios, aunque éstas fueron las más importantes. La importación de tractores fue casi el
doble en el quinquenio 1950-1954 que en el anterior. La industrialización empezaba a
mostrarse problemática.
El cuello de botella externo. La inflación. Los cambios en la política económica
El Segundo Plan Quinquenal
Los dos instrumentos clave de esa orientación fueron la política y la protección a través de
mecanismos cambiarios y comerciales. Además, las tasas de interés reales pagadas por los
prestatarios resultaron negativas hasta principios de los años 50. Las dificultades que el
importador encontraba para obtener divisas se acentuaron entre 1948 y 1949, cuando se
limitó la concesión de permisos para importar.
Imágenes del golpe de Estado que mató a mas de 300 personas El final de la revolución y el llamado a elecciones
https://www.youtube.com/watch?v=1tPeoLpDGRY https://www.youtube.com/watch?v=P20muSibeF8
La Revolución Libertadora: los instrumentos de política económica
Tras la caída de Perón y el breve gobierno del general Lonardi (septiembre a noviembre de 1955), el
Gobierno del general Aramburu (noviembre 1955 a abril 1958) debió enfrentar muchos problemas.
Uno de los más urgentes fue el de reconstruir el sistema de energía y transporte y renovar bienes de
capital obsoletos, lo cual conseguiría aumentando la inversión y las importaciones de maquinaria y
equipos restringidos en la época anterior. También tenía que desarmar el aparato regulatorio e
intervencionista, que había alcanzado extremos sin precedentes. Todos los Gobiernos, desde la caída
de Perón, se vieron en la necesidad de restaurar cierto equilibrio fiscal, monetario y de las cuentas
externas para salir de los ciclos de inflación, devaluación y recesión, haciendo posible un contexto
macroeconómico estable, lo cual es una condición necesaria para lograr un crecimiento sostenido.
A pesar que el Estado no tenía ideas definidas en materia económica y de que coexistieron enfoques
distintos, existía la generalizada coincidencia de resolver los urgentes problemas de infraestructura
poniendo orden en las cuentas externas y en las finanzas públicas, evitando despilfarros, abusos y
privilegios.
Obtener fuentes de capital para realizar las inversiones necesarias para poner en marcha al país,
estabilizar la moneda, estimular la producción agropecuaria, las exportaciones y superar el
estrangulamiento externo o desregular la economía limitando la intervención estatal fueron algunos de
los objetivos en el orden económico de la que se autodenominó Revolución Libertadora.
Las reformas económicas del Gobierno de la revolución
El Estado se enfrentaba con una multitud de problemas. Uno de los más urgentes y serios fue la crisis
de energía y transporte. Hasta la Segunda Guerra Mundial, la energía estaba provista por el carbón y el
coque, que se importaban de Gran Bretaña. Luego de los descubrimientos de los yacimientos
petrolíferos en Comodoro Rivadavia, Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF) tuvo el monopolio de la
explotación del petróleo, pero su producción no alcanzaba para abastecer las necesidades domésticas.
Cuando el petróleo reemplazó al carbón, las necesidades de importar combustibles aumentaron.
Como el Estado subsidió los precios para evitar su incidencia en el costo de vida, su consumo subió aún
más. La importación de petróleo se hacía al tipo de cambio oficial para mantener los precios bajos. Esto
fue negativo sobre la explotación de YPF. A fines del Gobierno peronista, las importaciones de
combustible alcanzaban un cuarto del total, lo cual forzó a Perón a negociar con la Standard Oil de
California un contrato de exploración y explotación que fue frustrado por la dura resistencia de la
mayor parte de los sectores de opinión que estaban convencidos de reservar la explotación estatal. Ello
constituyó un factor importante en la generalización del clima opositor que culminó con el golpe de
Estado del año 1955.
Las reformas económicas del Gobierno de la revolución
El racionamiento de energía limitaba el desarrollo de las industrias y el comercio.
Los apagones de Buenos Aires, al final de la década peronista, hicieron que la ciudad pareciera la de un
país en guerra. Pero el problema no se limitaba a la energía: la crisis del transporte era muy seria. No
solo se había reemplazado el material ferroviario, sino que había una creciente dificultad para obtener
divisas para importar camiones. Los cuellos de botella que generaba la falta de transporte creaban
problemas graves en la distribución de mercaderías. La estructura vial y de obras de infraestructuras
quedó deteriorada por la falta de mantenimiento y de inversión.
El país había hecho un gran esfuerzo de capitalización hasta los años treinta, pero, debido a la crisis y a
las restricciones de oferta de bienes de capital, no se había renovado la infraestructura y, en gran
medida, los bienes de capital de la industria.
Las reformas económicas del Gobierno de la revolución
La restricción venía del lado de las importaciones, que debieron limitarse en la medida en que no
crecieron las exportaciones. Ello fue el resultado de las políticas que castigaron con un tipo de cambio
bajo las exportaciones tradicionales, mientras que la producción industrial, con una fuerte protección,
tuvo un mercado interno cautivo y nunca llegó a competir en los internacionales. Por otro lado, porque
la acumulación de cuantiosas reservas se debió a la caída en las importaciones y el Estado actuó como
si eso fuese un regalo inesperado que permitía gastar sin limitaciones.
Los abultados excedentes comerciales ocultaban una falencia: la imposibilidad de importar durante la
guerra y la descapitalización que se había producido. Por ello, debía esperarse que, concluida ésta y
vuelto el comercio a la normalidad, las demandas de las importaciones superaran los niveles corrientes
de exportación. Pero, como el Estado compró los excedentes comerciales (reservas) y los gastos, a
partir de 1949 se debieron racionar las importaciones. El mismo Perón se vio obligado a cambiar su
política con las medidas más favorables a las exportaciones. Pero los intereses que se habían creado
serían muy poderosos y lograrían, en el curso de los años, mantener la situación que producía
ineficiencias y limitaciones.
Las reformas económicas del Gobierno de la revolución
El Estado había financiado una parte sustancial de sus gastos con la creación de dinero.
Otra fue cubierta con la captación de ahorros de los depositantes en el sistema bancario y con los
fondos del sistema de seguridad social.
Los redescuentos fueron mayores que los depósitos, lo cual produjo una fuente de creación de dinero y
la generación de un proceso inflacionario cada vez mayor. Concluido el Gobierno peronista, se
trasparentó la deuda del Estado financiada por el BCRA al colocarse el 2 de diciembre de 1957 el bono
de saneamiento por m$n (peso moneda nacional) 27,6 mil millones, que representaban el 10 % del PBI
(producto bruto interno) y el 45 % de la base monetaria.
Las reformas económicas del Gobierno de la revolución
Por otro lado, el Estado no solo había mantenido las tortuosas regulaciones que existían en los
mercados desde la guerra y los controles de precios a los movimientos de capitales y a los cambios,
sino que había monopolizado el comercio exterior, nacionalizado los depósitos bancarios, los servicios
públicos y extendiendo sus actividades a empresas productivas en sectores considerados estratégicos.
Uno de sus objetivos fue mantener elevado el salario real. Si esto no era el resultado de una mayor
productividad, se podía lograr controlando los factores que incidían en el costo de vida: los precios de
los alimentos, servicios públicos y alquileres. Por ello, se mantuvo bajo el cambio de las exportaciones
de alimentos y, cuando eso no fue posible, se subsidiaron las tarifas de los servicios públicos y se
congelaron los alquileres por un largo período.
Toda política que implicara un franqueamiento de los precios llevaría a un reacondicionamiento con
aumento para algunos –especialmente, alimentos y servicios–, lo que afectaría el nivel de ingreso real
de los sectores populares. Para evitar caer en la impopularidad, los retrasos se extendían en el tiempo
y se profundizaban hasta llegar al inevitable reajuste, que provocaba resistencias en los sectores que lo
soportaban.
Las reformas económicas del Gobierno de la revolución
Poco después de asumir, las autoridades del Gobierno militar encargaron a un antiguo gerente general
del Banco Central, Raúl Prebisch, un informe de la situación de la economía con recomendaciones
sobre las políticas que se debían implementar.
En lo que se conoció como Plan Prebisch, completado con un trabajo titulado “Moneda sana o inflación
incontenible. Plan de restablecimiento económico”, el asesor presidencial hacía notar el estado de
estancamiento de la economía argentina que, en una década, solo había crecido un 3,5 %. Las
recomendaciones de Prebisch buscaron recuperar la capacidad importadora para lograr el
abastecimiento imprescindible de bienes de capital y cerrar la brecha externa. Para mejorar el
intercambio interno para la agricultura, propuso una devaluación que no fuera seguida por aumento de
salarios, la eliminación del monopolio estatal del comercio a través del IAPI y del financiamiento
inflacionario.
El informe destacaba la caída del ingreso por habitante que en 1948 había alcanzado, según él, un
máximo con 4041 pesos para bajar en 3581 pesos en 1955.
Las reformas económicas del Gobierno de la revolución
Las perspectivas del comercio exterior argentino para los años siguientes no eran favorables.
Subrayaba el lento crecimiento de la producción doméstica del petróleo, del que las industrias locales
requerían cantidades crecientes, la crisis energética y el estrangulamiento que resultaba del enorme
déficit de los transportes, que eran los principales obstáculos que había que salvar para lograr un
sostenido aumento de la producción.
La inflación, que es un factor distorsivo para la inversión, era otra de las causas del estancamiento.
En materia de vivienda, había que reducir los créditos sin respaldo en el ahorro, buscando retornar al
sistema de ofrecer hipotecas en el mercado a través del viejo método de las cédulas hipotecarias.
Las reformas económicas del Gobierno de la revolución
Prebisch advertía que a la devaluación le seguiría un alza de precios que no debería ser acompañada
por aumentos de salarios.
Como la situación de divisas no permitía la importación, habría que recurrir al crédito externo
negociando razonables empréstitos.
La devaluación de 1956-1957
El nuevo régimen cambiario dispuesto en octubre de 1956 por el Estado produjo una fuerte
devaluación. El tipo de cambio oficial subió de m$n 5 por dólar a m$n 18 por dólar y, además, se
eliminaron los tipos de cambio múltiples, que dependían de decisiones discrecionales de la autoridad
administrativa y eran fuente de corrupción. Se permitió una mayor flexibilización de las importaciones.
Eliminar el enorme atraso cambiario permitía bajar los subsidios a la producción de cereales y carne. En
cuanto a las importaciones, se eliminaron las restricciones cuantitativas, los permisos previos y se
estableció un mercado libre donde se licitarían divisas a las que podía acceder lo que quisieran
importar. Al volver al mercado libre de la reforma de 1933, se canalizaron por él las remesas de las
compañías extranjeras que antes debían hacerse por el mercado oficial, por lo cual en los últimos años
habían quedado postergadas. Por otro lado, la devaluación permitió revaluar las reservas del Banco
Central, aunque esta vez alcanzó unos m$n 5996 millones en 1957. Se decidió la eliminación del IAPI
como intercambio en la negociación de las ventas al exterior y del Instituto Movilizador de Inversiones
Inmobiliarias.
La devaluación de 1956-1957
El cambio de la política fue más difícil y la recuperación menos evidente.
Si bien la reforma cambiaria logró un incremento de las superficies cultivadas, las condiciones
climáticas fueron poco propicias y las cosechas sufrieron los efectos de la sequía.
La limitada disponibilidad exportadora tenía otra causa: la declinante tendencia de los precios de los
cereales en un período de acumulación de excedentes en Estados Unidos.
Los arreglos del Club de París
Desde la crisis de 1930, el mundo había reemplazado el sistema multilateral de pagos que funcionaba
bajo el patrón oro con acuerdos bilaterales. Tras el fin de la guerra y la creación de la Unión Europea de
Pagos, se había iniciado una vuelta a los regímenes multilaterales. Argentina, en los años de Perón,
había acentuado la tendencia al acuerdo bilateral. Con distintos países, como Alemania, Italia o los
Países Bajos, se había establecido que se harían adelantos en cuenta corriente para financiar las
compras del país que quedaba con saldos acreedores, lo que se debía saldar con exportaciones o con
dinero del acreedor o divisas convertibles. Los abultados montos de la deuda argentina para con varios
países europeos amenazaban a fines de 1955 con una práctica cesación de los pagos y la inminente
interrupción de los envíos provenientes de países europeos.
En los años finales del peronismo, Argentina había mantenido, en el intercambio con algunos países,
reiterados saldos negativos debido a la creciente necesidad de importar insumos industriales y
manufacturas, cuando sus exportaciones no crecían. Se estimó que la deuda con aquellos países era de
500 millones de dólares. El primer ensayo de una parcial vuelta al multilateralismo se hizo con once
Estados europeos.
Los arreglos del Club de París
Gracias al comercio multilateral, Argentina pudo comprar mejor y vender en Europa con preferencia
sobre Estados Unidos. Eso duró hasta fines de 1958, cuando Europa y Argentina retornaron a la plena
convertibilidad de sus monedas al dólar, el escudo portugués y el franco suizo, las monedas
convertibles de ese entonces.
Se consolidaron deudas con organismos oficiales de Gran Bretaña, Francia, Alemania, Italia y Países
Bajos por 500 millones de dólares a diez años y 3,5 % de interés anual.
El acuerdo provisional que se alcanzó con el Club de París abarcó tres aspectos:
1) Sistema multilateral.
2) La consolidación de nuestras deudas.
3) La puesta en vigor del sistema de comercio y de pagos.
Los conflictos distributivos
El Estado creó el Fondo para el Restablecimiento Económico, que financió mediante un recargo sobre
las exportaciones tradicionales (retenciones).
Presionado por los conflictos gremiales y resistencias de toda índole, en 1956 el incremento de salarios
llegó a alrededor de un 35 %.
Como este aumento superó ampliamente al de la producción y no fue absorbido por las ganancias, se
renovó una nueva fase en alza de los precios, lo que le restó a la devaluación gran parte del efecto
redistributivo buscado.
Para compensar al sector exportador, se redujeron las retenciones y se fijaron aforos más bajos.
Aunque los obreros y los empresarios industriales lograron con los aumentos equilibrar el efecto de la
devaluación, no sucedió lo mismo con los grupos de menor poder en la sociedad. Los empleados
estatales, del comercio y de los bancos y los jubilados sufrieron una fuerte caída de sus ingresos reales.
Los conflictos distributivos
Como consecuencia de la devaluación, los mayores costos de los insumos importados produjeron
fuertes presiones por parte de los empresarios que reclamaron créditos del sistema bancario ya que la
tasa de interés de los bancos era negativa. A causa de la continua baja de los precios de los cereales, las
exportaciones en 1957 no mostraron señales de recuperación, de modo que se mantuvieron por
debajo del nivel del 1954. Sin embargo, los volúmenes importados habían subido, entre 1956 y 1957,
un 6,8 %, mientras que los valores solo lo hicieron en un 3,3 %.
Parte de los incentivos que el nuevo nivel de precios había generado fue compensado por la paulatina
reducción de recargos a la exportación, hasta su eliminación total en 1957. La producción estuvo lejos
de aumentar en la medida esperada. En cuanto al sector externo, no se había logrado una coyuntura
desfavorable, sino que el déficit se agravaba. La mayoría de las importaciones correspondió a los
combustibles, entre 17 % y 24 %, y maquinarias, entre un 20,4 % y un 27,4 %.
Los conflictos distributivos
El saldo del Balance de Pagos siguió siendo desfavorable, compensado en parte por el crédito del
Fondo Monetario Internacional (FMI) en 1957. Un factor negativo fue el combustible, cuyo precio se
había encarecido por la crisis del canal de Suez, por lo que aumentó el costo del trasporte.
En cumplimento de las políticas recomendadas por el FMI, se restringió el crédito y la oferta monetaria,
pero, como ésta creció menos que el nivel general de precios se produjo una sensible liquidez.
Después de la ola inflacionaria de principios de 1957, que siguió a los aumentos de salarios dispuestos
con la renovación de convenios, el Estado decidió estabilizarlos por un período de un año. La caída del
salario real dio lugar a resistencias laborales y generó tensiones que se desataron en conflictos en los
primeros meses de 1958.
Los conflictos distributivos
Los incentivos en el sector agropecuario por medio de las devaluaciones y la eliminación de recargos se
tradujeron en un inmediato incremento de la producción que compensó la caída de los precios
internacionales.
Tampoco se tuvo mucho éxito al tratar de detener la inflación, a pesar de las medidas adoptadas.
Incluso con un congelamiento de los salarios durante el año 1957, el nivel de precios subió un 24,7 %.
Por otro lado, tras un período de aparente severidad, el Estado terminó por sucumbir a las presiones
de los diferentes sectores y permitió una política más flexible de créditos y un aumento de salarios.
Estas presiones se hicieron más fuertes al final del período, cuando los factores políticos tuvieron
mayor peso en vísperas de la renovación presidencial.
Una de las medidas del Gobierno provisional que tuvo más éxito fue el plan de reactivación de YPF. El
plan contempló la construcción de la red de oleoductos y gasoductos para transportar el petróleo
desde los lugares de producción a los mercados de consumo.
Los déficits en los balances de pagos se habían agravado, lo cual se advirtió en el deterioro de la
moneda en el llamado mercado libre de cambios, donde se llegó a cotizar $42 cada dólar.
Los bancos recibirían depósitos por su cuenta, en vez de hacer por cuenta y orden del BCRA. Seguido a
eso la Carta Orgánica del Banco Central queda armonizada con el nuevo régimen de depósito bancario
y con la nueva legislación.
El BCRA no logró trazar una política monetaria y crediticia adecuada ni influir en la forma efectiva y
eficaz que debiera en la gestión crediticia de los bancos. Tampoco estaba bien situado para llevar a la
práctica el adecuado control selectivo del crédito que aconsejaban las circunstancias.
Reforma de la Carta Orgánica del BCRA
Se eliminaron las disposiciones relativas a la recepción por parte de los bancos de depósitos por cuenta
y orden del BCRA. En cambio, se dio la facultad de fijar los porcentajes de efectivos mínimos y de usar
otros instrumentos para la regulación monetaria y crediticia; entre ellos: el control cualitativo y
cuantitativo de los préstamos e inversiones de los bancos, la fijación de la tasa de redescuento, la
determinación de las tasas máximas y mínimas de interés que podrían cobrar por sus créditos, la
emisión de papeles de absorción y la realización de operaciones el mercado abierto.
El banco podía tomar para su propia cartera valores públicos hasta límites fijos.
El Decreto Ley N.° 13.126 establecía un mensaje muy claro: el régimen de 1946 no respondió como se
había previsto, pero permitió usar los recursos de los depositantes y crear, además, otros recursos de
carácter inflacionario para financiar ingentes necesidades, inversiones y pérdidas del Estado.
Reforma de la Carta Orgánica del BCRA
También se refería a la necesidad de sanear la situación de los bancos oficiales que habían recibido
redescuentos del BCRA colocando en éste un bono de saneamiento que reemplazara en su cartera a
esos redescuentos de créditos que se consideraban incobrables y que, tras la eliminación de activos y
pasivos del BCRA y de los bancos oficiales, serían transferidos a una entidad estatal que trataría de
recuperar lo que fuera posible.
La deuda del IAPI rondaba los m$n 19.700 millones, los cuales quedaron consolidados en uno o más
bancos a cargo del Estado y figuraba en el activo del BCRA, lo que les permitiría a los bancos oficiales
cancelar sus créditos contra el IAPI y las correlativas obligaciones con el BCRA. Los créditos oficiales
congelados que se consolidaban representaban el 44 % de la cartera de préstamos del Banco Nación y
el 3 % de la cartera del Banco Industrial.
A partir del nuevo régimen, el Estado dejó de utilizar los redescuentos como instrumento de
financiamiento habitual. Las tasas de interés siguieron controladas y debajo de la inflación: 7,50 % y 10
% en 1956 y 1957, en relación con la inflación del 13,4 % y el 24,7 %, respectivamente.
Los efectos monetarios en las reformas de 1957
La decisión del Estado de devolver a los bancos privados sus depósitos debía resolver dos problemas:
por un lado, el saldo de las cuentas entre el BCRA y los bancos privados, los cuales, tomados en su
conjunto, habían quedado como deudores del BCRA. En 1956 tenía en su cartera redescuentos por
m$n 94.019 millones, mientras que era deudor por depósitos por un importe monto de m$n 61.528
millones. El otro problema era la política monetaria. Devueltos los depósitos a los bancos, ¿cuál sería el
instrumento de regulación monetaria del BCRA? La Carta Orgánica del BCRA de 1953 había establecido
un encanje mínimo del 8 % para los depósitos a plazo y de 16 % para los depósitos a la vista, como una
garantía de seguridad. Ocurría que, en la fase de expansión de la economía, los bancos tenían
excedentes sobre esas reservas, pero el BCRA solo podía actuar sobre la base con instrumentos de
esterilización y, respecto a los bancos, únicamente les quedó la persuasión y su influencia moral.
La reforma de 1946 que dispuso la nacionalización de los depósitos utilizó como instrumentos
monetarios los redescuentos y el racionamiento selectivo. Cuando se eliminó la centralización de los
depósitos, el problema residía en qué instrumentos se iban a utilizar para regular la creación de dinero
bancario.
Los efectos monetarios en las reformas de 1957
Desde 1957 la legislación les dejaba a los bancos la capacidad prestable, que dependía de la magnitud
de los depósitos que captara y de los efectivos mínimos que debía inmovilizar, cuya variación sería una
facultad del BCRA, tanto para evitar fuertes fluctuaciones en la cantidad de dinero como para dirigir el
crédito a sectores que se consideraban preferentes.
El mecanismo del efectivo mínimo variable fue utilizado por el BCRA en los años posteriores al
peronismo. Desde 1957 la estrategia monetaria consistió en adecuarlos para brindar al sistema
económico una cantidad de activo monetario.
Se estableció un requerimiento mínimo del 10 % para los depósitos de plazo fijo y de un 20 % para los
depósitos a la vista, pero con un 30 % sobre los incrementos marginales respecto a los saldos.
Los salarios reales crecieron débilmente a partir del 1955 hasta 1959, año en que sufrieron una fuerte
caída del 25,5 %.
¿Problemas estructurales de nuestra economía?
A fines de la década de 1950, la economía se encontraba con serios problemas. La balanza comercial
fue deficitaria en 7 de los 10 años que van desde 1949 a 1958. Solo en 1953 el superávit fue
significativo. La economía argentina estaba en un período de “estrangulamiento” porque, cada vez que
la economía del país se expandía, las importaciones aumentaban, lo cual agravaba el problema de la
balanza comercial.
El acceso al crédito externo estuvo bastante restringido, por lo que la manera de evitar una caída en las
reservas de divisas y la depreciación cambiaria era conteniendo las importaciones a través de elevados
aranceles aduaneros, controles cuantitativos y el control de cambios.
¿Problemas estructurales de nuestra economía?
El Gobierno de la Revolución Libertadora, mediante su política de devaluación, había confiado en que
un tipo de cambio más alto desalentaría las importaciones y alentaría las exportaciones. Por ello, pasó
el tipo de cambio oficial de 8 a 18 pesos moneda nacional. A pesar de ello, desde 1955 a 1958 el
comercio exterior argentino siguió siendo deficitario, en parte por el deterioro de los precios de
exportación.
En 1928 Argentina compraba al exterior casi el 50 % de su producción interna. Treinta años después
solo el 10 % de su producción interna era destinado a la importación, sobre todo durante el Gobierno
peronista, en el que se dio mayor impulso a la industria nacional a través de la industrialización por
sustitución de importaciones (ISI).
¿Problemas estructurales de nuestra economía?
El problema era que, para poder hacer funcionar esas industrias, se requerían insumos importados –
entre ellos, maquinarias y equipos– y, por lo tanto, el ahorro de divisas en la compra de bienes
importados se contrarrestó por el requerimiento de divisas para la compra de estos insumos
industriales. Las dificultades para incorporar bienes de capital importados detenían la inversión y
atentaban contra el crecimiento económico sostenido.
El Gobierno peronista, durante sus últimos años, intentó estimular la instalación de industrias básicas
para atender las necesidades de producción manufacturera nacional. Para ello, orientó su política hacia
la atracción del capital internacional y se sancionó la Ley N.° 14.222, que fomentó las inversiones
externas.
La firma en 1955 con la Standard Oil de California, petrolera norteamericana, despertó el resquemor
del justicialismo y el rechazo de la oposición. Este rechazo del Parlamento marcó el fracaso del cambio
de rumbo que intentó Perón. Luego el Gobierno militar intentó seguir con la política de atracción de
capitales externos, con el mismo resultado.
Concepto central:
La estrategia desarrollista de Frondizi
¿Cuál fue el contexto por el que se implementaron las política desarrollista?
La Revolución Libertadora que prohíbe el peronismo
Necesidad de avanzar en la industrialización hacia las industrias pesadas y de materias primas
Exceso de proteccionismo
Arturo Frondizi asumió su Gobierno democrático en 1958, con la salvedad de que se había establecido
la proscripción del partido peronista en las elecciones.
En el ámbito de la política económica, el Gobierno de Frondizi mostró una línea consistente y decidida
que prometía dar solución a dos problemas acuciantes: la estabilidad y el desarrollo.
Política desarrollista
El Gobierno se basó en la tesis del desarrollismo que trata sobre el pesimismo respecto a las
exportaciones de productos primarios, tal como sostenía la tesis de Prebisch.
Según esta óptica, desarrollarse era desarrollar las manufacturas hasta transformarse en una
economía industrializada.
En el caso de Argentina, parte del camino ya estaba recorrido, pero el carácter desbalanceado de su
estructura industrial hacía necesario un impulso que garantizara el paso de una economía
agroexportadora a una industrializada.
La clave era la expansión “vertical”, es decir, el acople de las actividades de producción de insumos y
bienes de capital a las ramas ya expandidas.
Política desarrollista
➢ En primer lugar, debía aumentar la producción de petróleo y gas, generando un ahorro de divisas
para la inversión en otros rubros. Se sugería la producción local para sustituir la importación de
petróleo. Para conseguir el capital necesario para instalar las industrias químicas y de acero, se
requería la exportación de carne y la sustitución de importaciones petroleras.
➢ En segundo lugar, fomentar la siderurgia, que requería la explotación de los depósitos de carbón y
hierro.
➢ En tercer lugar, una solución permanente para la provisión de energía eléctrica.
➢ Finalmente, también se incluía a las industrias del cemento, del papel y de maquinaria y equipos
industriales. La ausencia de las actividades agropecuarias en el conjunto de prioridades del Estado
se debía a que se consideraba que estos temas no podían desligarse del problema general de atraso
tecnológico de Argentina.
Política desarrollista
Una meta que se ponía en especial énfasis era la construcción de una amplia red de rutas y autopistas.
Al mismo tiempo se intentaba estimular la producción nacional de autos y camiones. Se buscaba, por
esa vía, integrar económicamente a las distintas regiones del país y descentralizar las actividades
económicas.
El Estado consideraba que el desarrollo industrial tenía que conseguirse rápidamente y en todos los
frentes, por lo cual se requería un impulso de inversión decisivo y simultáneo. Así se quebraría la
llamada “trampa de la pobreza”, que se asociaba con la baja capacidad de ahorro e inversión.
Se argumentaba que los países más pobres ahorran una proporción menor de sus ingresos que las
naciones desarrolladas. Como consecuencia, invierten poco y crecen lentamente.
Política desarrollista
Aquel intento por atraer inversiones extranjeras de los últimos años del gobierno de Perón era la base
del postulado desarrollista. Esto se contradecía con la posición que entonces tuvo Frondizi por su
pensamiento económico nacionalista, quien incluso en uno de sus libros afirmaba que YPF
(Yacimientos Petrolíferos Fiscales) podría autoabastecerse. Mediante el programa de Chascomús de
1960, cambió su posición y propuso que no se les impidiera, tanto a las empresas nacionales como a
las extranjeras, la posibilidad de promover nuestras fuentes naturales.
Este programa tuvo sus críticas, ya que no se asentaba en la teoría de las ventajas comparativas
porque se quería que el país elaborara productos que se podían conseguir a un costo menor en el
extranjero. Además, había grupos que consideraban a las inversiones extranjeras antieconómicas
debido al egreso de divisas en regalías, intereses y dividendos.
Política desarrollista
Para poder captar inversiones extranjeras, el Estado sancionó la Ley N.° 14.780. También se
especulaba con que la mejor relación diplomática entre Estados Unidos y la Unión Soviética permitiría
liberar recursos antes dedicados a la producción de armamentos. El desarrollismo veía un futuro de
paz y su estrategia se basaba en este supuesto.
En 1961, Estados Unidos, a través de la Alianza para el Progreso, un sistema de ayuda técnica y
financiera a los países de América Latina, ampliaba el clima favorable para el desarrollismo, al igual que
los organismos internacionales, como el Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento, que luego
fue el Banco Mundial.
En la época en que Frondizi asumía la presidencia, Brasil ya estaba recibiendo los primeros frutos de su
economía desarrollista. A las áreas de energía, transporte e industrias, Brasil destinaba el 93,6 % de las
inversiones previstas en su Plan de Metas. El financiamiento era mixto, con predominio estatal en los
sectores de transporte y energético, y con mayor peso privado en la siderurgia, industria automotriz,
cemento y mecánica.
Política desarrollista
El crecimiento del PBI de ese país fue del 8,2 %, más de lo que se esperaba. Excepto en la extracción de
petróleo y carbón, se cumplieron aceptablemente los objetivos de producción; sin embargo, el
aumento de la inversión pública se financió básicamente con emisión monetaria, lo cual provocó una
inflación del 22 % anual entre 1957 y 1961. En el conflicto entre desarrollo y estabilidad, Brasil optó
por el primero, pero en Argentina se resolvió de modo diferente.
El bajo nivel de reservas internacionales en el Banco Central de la República Argentina (BCRA), con
perspectivas de un nuevo déficit comercial para ese año, era uno de los problemas más urgentes que
debía encarar el Estado, pero no era posible hacerlo en esos momentos con la receta tradicional de
reducir el gasto interno, debido a los compromisos asumidos antes de las elecciones con el
justicialismo.
Política desarrollista
Probablemente en cumplimiento de los acuerdos con Perón, se revocaron los decretos anti-CGT que
había dictado el Gobierno militar y se sancionó una ley que reconocía solamente al mayor gremio de
cada rama de actividad, lo que favorecía al sindicato peronista. Además… se decretó un aumento del
60% de los salarios básicos de convenio, los cuales estaban congelados desde febrero de 1956. Esta
decisión fue acompañada de una importante expansión monetaria, que el presidente justificó:
“Para que estos aumentos salariales no dañen la actividad de las empresas, o limiten su producción, el
Estado, usando su autoridad sobre el crédito, asistirá a quienes lo necesiten”.
El incremento de los salarios y la inversión pública provocaron un déficit que rozó el 9 % del PBI y fue
financiado, en su mayoría, a través de la emisión monetaria, lo que derivó en inflación.
Política desarrollista
Una de las primeras medidas del Estado fue la intensificación de los controles sobre las importaciones.
Aun así, la balanza comercial y de pago fue deficitaria en 1958 y continuó el drenaje de reservas del
BCRA.
Hacia fines de 1958, la inflación ya había erosionado el aumento de salarios de mediados de año, el
Estado estaba preparando un serio intento de estabilización y ya había dado un primer paso en el
terreno de la política petrolera.
El plan de estabilización y el Fondo Monetario Internacional (FMI)
Fue anunciado el 29 de diciembre de 1958 y consistía en un plan integral de estabilización. Al realizar
el diagnóstico de la situación, se insistía en que el principal problema era el gran nivel de gasto público
que superaba la producción nacional; esto había llevado a que la economía tuviera déficit comercial y
un bajo nivel de inversión. El país estaba al borde de una cesación de pagos. A su vez, la administración
pública gastaba el doble de lo que percibía en concepto de tributos y otras contribuciones.
Pero, si la mala salud de la economía se debía a que el país estaba gastando por encima de sus
posibilidades, el restablecimiento requería una dolorosa contención del consumo público y privado. Se
advertía, entonces, que el nivel de vida de los argentinos debía descender porque no se puede
consumir más de lo que se produce.
El plan de estabilización y el Fondo Monetario Internacional (FMI)
Las principales medidas que conformaban el plan fueron:
➢ Política cambiaria: se estableció un mercado único de cambios y su valor se definía a través del libre
juego de oferta y demanda. Esto llevó a una maxidevaluación, pero aceleró el proceso inflacionario.
➢ Política arancelaria: se eliminaron los controles al comercio exterior, aboliéndose los controles
cuantitativos y los sistemas de permisos a las importaciones.
➢ Regulaciones: se eliminaron los controles de precios y se restablecieron los convenios salariales.
➢ Política fiscal: se pretendía la reducción del déficit fiscal mediante la limitación de los gastos y el
aumento de las tarifas de los servicios públicos y combustibles.
➢ Política monetaria: se incrementaron los encajes y el BCRA se comprometió a no financiar las
operaciones de los bancos hipotecario e industrial.
El plan de estabilización y el Fondo Monetario Internacional (FMI)
El programa contó con un importante apoyo externo, lo cual era necesario para que el Estado contara
con los recursos necesarios para financiar el déficit y poder contener cualquier incremento innecesario
en el tipo de cambio. Entre los prestamistas se encontraban el FMI, el Tesoro de los Estados Unidos y
el Eximbank, además de instituciones privadas. Pero los préstamos tenían también otro objetivo:
garantizar que el esfuerzo de estabilización y contención de gastos no condujera a comprometer los
objetivos del plan de desarrollo. En el anuncio final, se proyectó una reducción del empleo estatal que
comenzaría por el congelamiento de nuevas vacantes. Entretanto, se suspenderían algunas obras
públicas y limitaría el aumento salarial del personal del Estado.
Los sindicatos no podían aceptar que un Gobierno que había accedido al poder con sus votos les
impusiera un programa diseñado, según su óptica, por el Fondo Monetario Internacional. Este
caldeado ambiente de 1958 se agravó al año siguiente, durante el cual se acrecentaron los conflictos
laborales, especialmente del sector público. La resistencia laboral se comprende por el
comportamiento del salario real debido a la combinación de devaluación y contención de sueldos.
Resultados de las medidas implementadas
La performance macroeconómica durante la primera mitad de 1959 fue decepcionante: el dólar, que
cotizaba a m$n 65, pasó a rozar los m$n 100 al finalizar el año. Esta devaluación y los recargos a la
importación hicieron que la industria se enfrentase a costos cada vez mayores.
Las importaciones cayeron abruptamente y el PBI fue de un 6,5 % menor que el año anterior. El
deterioro del salario real debilitó el consumo y las exportaciones apenas aumentaban. La inflación
minorista triplicó su anterior récord histórico con un registro del 129,5 %.
Por un lado, el desolado cuadro macroeconómico que contribuía a aumentar el déficit: la caída en el
nivel de actividad reducía la recaudación impositiva y la inflación deterioraba el valor de los impuestos
y las tarifas públicas.
No se hacía demasiado para reducir el empleo público, a pesar de ser redundante en algunas áreas.
La situación del Estado a mediados de 1959 era desesperante y se rumoreaba un golpe de Estado que
llegó en marzo de 1962 con el derrocamiento de Frondizi, el cual fue llevado detenido y llevado a la isla
Martín García.