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UNIVERSIDAD MICHOACANA DE

SAN NICOLÁS DE HIDALGO

FACULTAD DE DERECHO
Y CIENCIAS SOCIALES

CURSO DE ESPECIALIZACIÓN COMO MODALIDAD DE TITULACIÓN


EN MATERIA DE DERECHOS HUMANOS

ENSAYO

Embarazo irresponsable

PARA OBTENER EL TITULO DE LICENCIADA EN DERECHO

PRESENTA
MORENO RIVERA BELEN JOCELYNE
@umich.mx

ASESOR
LIC……….
[email protected]

Morelia Michoacán. Noviembre de 2024

AGRADECIMIENTOS
A mis padres, les debo una deuda de gratitud eterna. Su amor y sacrificios han sido el
pilar de mi vida. Gracias por creer en mí y por darme la libertad de perseguir mis
pasiones.

Índice
1. *Introducción*
- Definición de derechos humanos

2. *Marco Teórico*
- La evolución

3. Qué entiendes por usos y costumbres del matrimonio forzado

4.- Datos cuantitativos y geográficos

5 * Los matrimonios forzados en las comunidades indígenas de México: ¿tradición


cultural o violencia de género?

9. *Perspectivas Futuras*
- Consecuencias en la vida, la salud y los derechos de las niñas y adolescentes
- Derechos Humanos de niñas, niños y adolescentes que desalientan la práctica de los
matrimonios infantiles

10 Instrumentos internacionales o regionales de derechos humanos y la legislación en


México

11. *Conclusiones*
- Resumen de hallazgos
- Reflexiones finales sobre derechos

11. *Bibliografía*
- Fuentes consultadas
- Lecturas recomendadas
1. *Introducción

Las sociedades globalizadas y el fenómeno migratorio han generado una interacción entre diversas
culturas que ha permitido visibilizar tradiciones y costumbres que, en el marco de la intimidad de la
colectividad en la que se realizan, constituyen violaciones a los derechos humanos, principalmente a los
de las mujeres. Estas tradiciones han sido denominadas por Naciones Unidas como “prácticas culturales
o tradicionales perjudiciales”. Entre ellas, se encuentran los matrimonios forzados y los matrimonios
infantiles.

Históricamente el matrimonio ha sido la institución en la que mayor desigualdad ha existido entre


hombres y mujeres. Una desigualdad legitimada y muchas veces legalizada por el Estado, en la que se
expone a la mujer a condiciones de vulnerabilidad y diversos tipos de violencia. Y es precisamente en el
estudio de las relaciones dentro del matrimonio y del matrimonio como figura jurídica que se iniciaron
los trabajos contra la violencia de género.
Proceso que tuvo como resultado el derecho a elegir libremente contraer matrimonio, a elegir la pareja
y el número de hijos que se desea tener, y así quedo estipulado en el artículo 16 de la Declaración
Universal de los Derechos Humanos y en el artículo 4 de nuestra Constitución. Aunado a lo anterior, se
reconoció el derecho al divorcio, fundamentado precisamente en el derecho a elegir libremente.
Asimismo, se penalizó la violencia doméstica y las violaciones sexuales dentro del matrimonio.

Sin embargo, esta realidad que parece haber transformado las relaciones entre hombres y mujeres
dentro del matrimonio –al menos en Occidente-, parece no alcanzar a todas las mujeres.
Existen muchas de ellas que no tienen el derecho a elegir con quién formar una familia y con quién
compartir su proyecto de vida, y mucho menos cuándo.
En Europa Occidental este fenómeno ha cobrado relevancia a partir de la convergencia cultural, por lo
que se ha asumido como un problema migratorio o como un problema que debe abordarse desde el
multiculturalismo; sin embargo, son cada vez más voces las que exigen mirar los matrimonios forzados
como una violación a los derechos humanos de las mujeres y de las niñas, y verlo como un problema de
violencia de género. Esta visibilidad de la problemática ha permitido mirar hacia otros países en los que
los matrimonios forzados se realizan al amparo cultural, o bien, que son ignorados por el Estado, como
ocurre con el caso mexicano.
Son diversas las formas en que puede darse el matrimonio forzado, sin embargo, resulta de más
interesante el que se da en el marco de las tradiciones y costumbres indígenas, pues al amparo de la
protección cultural, esta realidad no ha cobrado suficiente relevancia y no se ha abordado como un
problema de violencia contra las mujeres. Además, muchos de estos se realizan con mujeres que aún
son niñas, por lo que se juntan dos problemáticas, el matrimonio forzado y el matrimonio infantil. Por
otro lado, hacer un análisis de los matrimonios forzados en las comunidades indígenas permite dar
cuenta de las transversalidades que atraviesan esta problemática, dificultando su diagnóstico y haciendo
más compleja su comprensión.
Los matrimonios forzados son para la Comunidad Internacional una forma contemporánea de
esclavitud. Son una violación a los derechos humanos de las mujeres y de las niñas, y son una forma de
violencia de género.
Por ello, resulta fundamental que el Estado mexicano realice acciones enfáticas que protejan a una
comunidad tan altamente vulnerable como lo son las mujeres indígenas mexicanas, puesto que:

“La discriminación por sexo es compartida con el resto de las mujeres del país y coinciden
con los efectos de la discriminación tanto en la sociedad como en algunas comunidades:
la discriminación ha generado las condiciones propicias para la violencia y se refleja en el
desigual acceso de las mujeres indígenas al ejercicio de sus derechos humanos, tales como: el
derecho a la alimentación, la salid, la educación, el trabajo, el acceso a la justicia o la falta de
representatividad y participación política. La particularidad de las mujeres indígenas radica en
tener una mayor desventaja frente a las instituciones del Estado producida por la
discriminación múltiple: por su origen étnico, por ser mujer, por el uso de su lengua, su
situación socioeconómica, entre otras”2.

La complejidad del fenómeno de los matrimonios forzados presenta una serie de retos para el
diagnóstico de la problemática y la elaboración de posibles respuestas para su erradicación. El
objeto de este ensayo es presentar una exposición general que permita dar las claves para una
mejor comprensión del problema en aras de una posible solución.
Por último, es necesario señalar que, a efectos del presente, se utilizará de forma indistinta los
conceptos “violencia de género” y “violencia contra las mujeres”; de igual forma, precisar que
el
término “mujeres” incluye todas las personas del sexo femenino de cualquier edad (niñas,
adolescentes y adultas).

Los matrimonios forzados como una forma de violencia de género. Una evolución histórica del
Derecho internacional de los derechos humanos en la protección y defensa de los derechos de
las mujeres.
El matrimonio como institución ha suscitado recelos por parte de los diversos feminismos al
considerarlo un espacio idóneo para la discriminación, desigualdad y violencia contra la mujer.

De hecho, una de las primeras reivindicaciones feministas contra la violencia de género se dio
en torno a la violencia dentro del matrimonio; puesto que, por una parte, las leyes reforzaban
las
costumbres sociales que asimilaban el matrimonio como “un modelo estructurado sobre dos
ejes
interconectados: un discurso que ensalzaba el papel de la mujer como esposa y madre era
sostenido por el sistema legal que aseguraba la permanencia de la mujer en el espacio
doméstico”3
.
Por otra parte, el que esta violencia y desigualdad ocurriese dentro del espacio doméstico, es
decir, en la intimidad y privacidad de la vida familiar, dificultaba su visibilización y generaba un
contexto de impunidad. “Lo privado es público” sería años más tarde el lema de las feministas
radicales sobre la violencia ocurrida dentro el espacio privado, o sea, dentro del matrimonio.
Marco Teórico*
Y es precisamente por las reivindicaciones que a lo largo de la historia las mujeres han realizado
sobre su papel dentro del matrimonio, que Naciones Unidas ha resuelto una serie de
instrumentos internaciones en aras de salvaguardar los derechos de estas en la institución
matrimonial. Los primeros antecedentes se remiten a la Declaración Universal de los Derechos
Humanos que define el derecho al matrimonio en su artículo 16 de la siguiente forma:

(1) “Los hombres y las mujeres, a partir de edad núbil, tienen derecho, sin restricción
alguna por motivos de raza, nacionalidad o religión, a casarse y fundar una familia, y
disfrutarán de iguales derechos en cuanto al matrimonio, durante el matrimonio y en
caso de disolución de matrimonio. (2) Solo mediante libre y pleno consentimiento de los
futuros esposos podrá contraerse el matrimonio”.

Esta disposición fue reiterada en el artículo 23.2 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y
Políticos de 1966 y en el artículo 10.1 del Pacto Internacional de Derechos Sociales y Culturales
de 1996. Asimismo, Naciones Unidas en la Resolución 843 (IX) emitida por la Asamblea General
en 1954, que estableció que ciertas costumbres, antiguas leyes y prácticas referentes al
matrimonio y a la familia eran incompatibles con los principios enunciados en la Carta de las
Naciones Unidas y en la Declaración de los Derechos Humanos. Cabe precisar que esta
resolución es uno de los fundamentos actuales en contra de los matrimonios forzados.
Naciones Unidas consideró los matrimonios forzados como una forma de esclavitud, urgiendo a
los Estados a eliminar todas las instituciones y prácticas a las que les sea aplicable la definición
de esclavitud dada en el artículo 1 del Convenio sobre esclavitud de 1926. Y señala en el artículo
I-c) de la Convención suplementaria a la esclavitud de 1956, que:

“toda institución o práctica en virtud de la cual: i) una mujer sin que le asiste el derecho
a oponerse, es prometida o dada en matrimonio a cambio de una contrapartida en dinero o en
especia entregada a sus padres, a su tutor, a su familia o a cualquier otra persona o grupos de
personas Posteriormente, en el año de 1957, se creó la Convención sobre la nacionalidad de la
mujer casada, en la que se reconoce y protege el derecho a la nacionalidad de la mujer sin
importar las modificaciones de su estado civil o los cambios de nacionalidad de su marido. Es
necesario señalar que esta Convención fue previamente aprobada por la Organización de
Estados
Americanos (OEA) en 1933. En el año de 1962, Naciones Unidas creó la Convención sobre el
consentimiento para el matrimonio, la edad mínima para contraerlo y el registro de los
matrimonios, en la que se reconoce la libertad y la edad mínima para contraer matrimonio.
Esto fue ratificado en el artículo 16 de la Convención sobre la eliminación de todas las formas
de
discriminación contra la mujer, adoptada por Naciones Unidas en 1979.
4 Várcacel Amelia, La memoria colectiva y los retos del feminismo, CEPAL-SERIE Mujer y Desarrollo, número 31, Santiago de Chile, 2001, p.13 .
Disponible en: http://repositorio.cepal.org/bitstream/handle/11362/5877/S01030209_es.pdf;jsessionid=66EFB38B8465E4DDBFF887B
61B40C306?sequence=1
5 Íbidem
Qué entiendes por usos y costumbres del matrimonio forzado

Los matrimonios infantiles vulneran los derechos humanos de las niñas, los niños y las/os
adolescentes, especialmente de las niñas y adolescentes, que se ven despojadas de su edad y
expuestas a mayores riesgos de violencia, embarazo precoz, abandono escolar y pobreza. Sus
expectativas económicas y de salud son menores que las de las niñas y adolescentes que no se
casan, lo que a la larga se transmite a sus propias/os hijas/os y socava aún más la capacidad de
un país para proporcionar servicios de salud y educativos de calidad.

Frecuentemente, el matrimonio infantil es el resultado de una arraigada desigualdad de género,


lo cual afecta a las niñas y adolescentes de manera desproporcionada. A escala mundial, la tasa
del matrimonio infantil de los niños varones equivale a tan solo una quinta parte de la de las
niñas.

Las causas y razones

Los matrimonios infantiles en México son más frecuentes en las comunidades indígenas y
rurales, que se rigen por usos y costumbres, donde se practican por motivos culturales,
económicos o religiosos, lo que los hace un fenómeno normalizado. Esto es así por diversas
razones, entre las que se encuentran [1]:

La amplia brecha de desigualdad social. Sin trabajo ni educación, las menores optan por el
matrimonio como vía para lograr cierta estabilidad económica.
La pobreza que lleva a familias a casar o vender a sus hijas para obtener un ingreso, reducir la
carga económica de su sostenimiento o saldar deudas.
La desigualdad de género: el machismo impone roles y expectativas diferentes para las niñas y
los niños.
Las normas sociales y culturales que establecen que las niñas deben casarse a temprana edad
para asegurar su futuro, preservar su honor o cumplir con las tradiciones de su comunidad.
La falta de educación, que limita las oportunidades y los derechos de las niñas y adolescentes y
las hace más vulnerables al matrimonio infantil.
Los conflictos armados y las acciones del crimen organizado, que generan situaciones de
desplazamiento, inseguridad y violencia que pueden empujar a las niñas y adolescentes a
buscar o aceptar protección en el matrimonio.
Es importante hacer mención de que en las comunidades indígenas, en muchas ocasiones, son
desconocidos los derechos humanos que tiene cada persona por la falta de difusión y
comunicación por parte de las instituciones y por la lejanía de las comunidades, lo que genera
que no sea suficiente el reconocimiento judicial de los derechos humanos.

Datos cuantitativos y geográficos


Según el Censo 2020 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), 27.8 mil indígenas
adolescente de entre 12 y 17 años se encontraban casadas o unidas en ese año, lo que
representaba el 7.5% de las adolescentes indígenas en el país[2].

De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas, México se posiciona como el octavo
país con mayor índice de matrimonio infantil en el mundo.

Los estados con mayor prevalencia de matrimonios infantiles entre mujeres indígenas son:
Sinaloa, Baja California Sur y Tamaulipas.

Los estados con mayor número absoluto de mujeres indígenas casadas o unidas antes de los 18
años son: Chiapas, Oaxaca y Guerrero.

Algunos de los pueblos y comunidades indígenas en nuestro país en los que se ha documentado
el matrimonio infantil son [3]:

Los tzotziles y tzeltales de Chiapas, que intercambian o venden a sus hijas por dinero, ganado o
terrenos.
Los mixtecos o tlapanecos de Guerrero, que entregan a sus hijas a cambio de una dote o para
resolver conflictos familiares o comunitarios.
Los huicholes de Jalisco, que casan a sus hijas con hombres mayores que las eligen durante las
fiestas rituales.
Los mazahuas del Estado de México, que pactan el matrimonio de sus hijas desde la infancia o
la adolescencia con hombres de su misma comunidad o de otras cercanas.
Los nahuas de Puebla, que acuerdan el matrimonio de sus hijas con base en la afinidad entre las
familias o el interés económico.

Los matrimonios forzados en las comunidades indígenas de México: ¿tradición cultural o


violencia de género?

“Por parte de la familia empieza a hacer trato, sin preguntar a la mujer si se quiere casar con el
hombre o no, para asegurar que la mujer no se escape de la casa la familia la deja encerrada,
entonces la familia de la mujer empieza a pedir la cantidad de 40 0 50 mil pesos, y escoge el
buey más gordo para que alcance para todas las familias reunidas, aparte las bebidas, tienen
que ser 100 cartones de cervezas, 80 de refrescos, 25 litros de aguardiente y unos 20 litros de
presidente, 54 litros de maíz para hacer tortillas. La fiesta dura 4 días; empieza el día viernes en
la noche, termina el día martes en la noche; el día lunes en la noche le hace jurar a la mujer que
tiene que obedecer y hacer lo que el hombre les mantenga, al hombre igual pero los hombres
no cumplen la parte que les toca, la que siempre tiene que cumplir es la mujer para que la
mujer sea llevada a la casa de su suegro […] Una vez que terminan las fiestas después de
llevarla en su casa la primera noche, él la toma por la fuerza, aunque ella no quiera el hombre
desde esa noche siente que tiene todo el derecho sobre ella, porque ella ya fue comprada por
él. Después de un mes o menos empieza el celo por parte del hombre hacia la mujer. Que la
mujer ya anduvo con quién sabe con cuántos hombres, que ya no es virgen, que no es la que él
quería, que después de probarla ya no le sirve, en su cara de la mujer le dice que él puede
andar con una y con otra mujer la que él quiera porque ella ya no le sirve, que es una inútil, las
amenazan, las golpea, las maltrata, les grita, la pisotea, la ven como un animal, la toma cuando
quiera, no la deja salir a la calle, porque la puede ver su familia y le puede reclamar o si sale de
vez en cuando la tiene que acompañar él para que la vigile de que no hable con nadie, el
problema entre la pareja empieza desde el casamiento y hasta que empieza a tener hijos, hijas,
la mujer tiene que seguir así porque siente que su vida está en manos de él y que tiene que
arriesgar por sus hijos, por ello es que no puede separarse de sus esposos.”

Consecuencias en la vida, la salud y los derechos de las niñas y adolescentes

Existen tradiciones y costumbres que en el marco de la intimidad de las colectividades en que


se realizan, como en el caso de los pueblos y comunidades indígenas, constituyen violaciones a
los derechos humanos, principalmente de las personas en situación de mayor vulnerabilidad,
como es el caso de las mujeres, niñas y adolescentes. Estas tradiciones han sido denominadas
por la Organización de las Naciones Unidas como “prácticas culturales o tradiciones
perjudiciales”. Entre ellos se encuentran los matrimonios forzados y los matrimonios infantiles.

Los cambios ocurridos en el matrimonio en las últimas décadas en Occidente parecen no


alcanzar y beneficiar a todas las mujeres. Muchas de ellas aún no disfrutan del derecho a elegir
con quién formar una familia y con quién y cuándo compartir su proyecto de vida.

Así, en el marco de tradiciones y costumbres originarias y al amparo de la preservación cultural,


los matrimonios forzados no se han visibilizado suficientemente y no se han contemplado como
un problema de violencia contra las mujeres.

Los matrimonios forzados son para la comunidad internacional una forma contemporánea de
esclavitud, violando los derechos humanos de las mujeres y de las niñas y adolescentes y
constituyendo una forma de violencia de género.

En específico, el matrimonio infantil afecta negativamente a la salud de las niñas y las


adolescentes de varias maneras, entre las que se pueden mencionar:

 Aumenta el riesgo de sufrir violencia doméstica, que puede causar lesiones físicas,
psicológicas y sexuales.
 Perpetúa la violencia de género.
 Incrementa el riesgo de tener embarazos precoces, no planificados y de alto
riesgo que pueden provocar complicaciones durante el embarazo o el parto, como
hemorragias, infecciones, eclampsia y muerte materna.
 Aumenta el riesgo de tener hijas/os con bajo peso al nacer o con problemas de salud,
debido a la falta de atención prenatal y a la inmadurez física de las madres.
 Disminuye la posibilidad de continuar con la educación, lo que limita las oportunidades
de desarrollo personal y profesional de las niñas y adolescentes.
 Aísla a las niñas y adolescentes de sus familias, amigos y redes de apoyo, lo que afecta
su salud mental y su bienestar emocional.
En este sentido, la Red por los Derechos de la Infancia en México (REDIM) recuerda que la venta
de personas, entre ellas las niñas (sujetas de derechos, sin ninguna discriminación), constituye
una violación a los derechos humanos y un crimen que el Estado mexicano debe investigar y
erradicar. Asimismo, condena la prevalencia de esta práctica que, bajo el argumento de los usos
y costumbres de las comunidades indígenas, cosifica a niñas y adolescentes en diversas
entidades de nuestro país.

Derechos Humanos de niñas, niños y adolescentes que desalientan la práctica de los


matrimonios infantiles
Los matrimonios forzados e infantiles violentan los derechos humanos a la libertad, dignidad,
elección, educación, trabajo, el pleno desarrollo de la persona, entre otros.

Algunos de los instrumentos internacionales o regionales de derechos humanos y la


legislación en México que buscan proteger los derechos humanos de niñas, niños y
adolescentes, desalentando la práctica de los matrimonios infantiles son:

La Convención sobre los Derechos del Niño (CDN, 20 de noviembre de 1989), que reconoce el
derecho de los niños, niñas y adolescentes a expresar su opinión, a ser escuchados y a
participar en las decisiones que les afectan, así como el derecho a la protección contra todas las
formas de violencia, explotación y abuso. La CDN establece que el Estado debe adoptar
medidas legislativas, administrativas, sociales y educativas para garantizar el interés superior
del menor y el pleno ejercicio de sus derechos.
La Convención sobre el Consentimiento para el Matrimonio, la Edad Mínima para Contraer
Matrimonio y el Registro de los Matrimonios (Convención sobre Consentimiento, 7 de
noviembre de 1962), que establece que los Estados deben fijar una edad mínima para contraer
matrimonio que no sea inferior a 15 años y que se requiera el consentimiento libre y pleno de
ambos contrayentes. La Convención también dispone que todos los matrimonios deben
registrarse por la autoridad competente.
La Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer
(CEDAW, 18 de diciembre de 1979), que reconoce el derecho de las mujeres a decidir
libremente sobre el número y espaciamiento de sus hijos, así como a tener acceso a la
información, educación y medios para ejercerlo. La CEDAW también insta a los Estados a tomar
medidas apropiadas para eliminar la discriminación contra la mujer en todos los asuntos
relacionados con el matrimonio y las relaciones familiares.
La Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer
(Convención de Belém do Pará, 9 de junio de 1994), que define la violencia contra la mujer
como cualquier acción o conducta basada en su género que cause muerte, daño o sufrimiento
físico, sexual o psicológico. La Convención establece que los Estados deben adoptar políticas
orientadas a prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra la mujer en todas sus formas
incluyendo la violencia doméstica, sexual y familiar.
El Código Civil Federal (CCF, última reforma 11 de enero de 2021) de México, que establece los
18 años como edad mínima para contraer matrimonio sin excepciones y prohíbe las dispensas
por causas graves o justificadas. El CCF también prevé sanciones penales para quienes
promuevan o celebren matrimonios infantiles o uniones forzadas.
La Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes (LGDNNA, 4 de diciembre de
2014) de México, que reconoce el derecho de los niños, niñas y adolescentes a expresar su
opinión y ser escuchados en todos los asuntos que les afecten, así como el derecho a vivir una
vida libre de violencia. La LGDNNA también establece el Sistema Nacional de Protección Integral
de Niñas, Niños y Adolescentes (SIPINNA) como el conjunto de órganos, instancias y
mecanismos que garantizan el cumplimiento efectivo de sus derechos.
Acciones para prevenir el matrimonio infantil en México

Con base en esos sustentos legales internacionales y nacionales, así como en el reconocimiento
que se ha alcanzado de las luchas de las mujeres por sus derechos y libertades fundamentales y
en el interés superior de la infancia como centro de los derechos de las niñeces, para prevenir
el matrimonio infantil en México se están realizando diversas acciones, entre las que se pueden
mencionar[5]:

La armonización legislativa, que consiste en establecer los 18 años como edad mínima para
casarse sin excepciones y sancionar a quienes promuevan o realicen matrimonios infantiles. En
nuestro país, el matrimonio infantil está prohibido por ley desde 2019, cuando se reformó el
artículo 148 del Código Civil Federal, adicionalmente, la Suprema Corte de Justicia de la Nación,
mediante la resolución de la acción de inconstitucionalidad 22/2016, estableció un
posicionamiento en contra de la realización de matrimonios infantiles
La sensibilización social, que busca cambiar las normas y actitudes que favorecen el matrimonio
infantil y promover la igualdad de género y los derechos de las niñas y adolescentes. Para ello
se realizan campañas de comunicación, educación y movilización comunitaria que involucran a
diversos actores, como líderes religiosos, autoridades locales, padres, madres y jóvenes.
Campañas como #NoalMatrimoinioInfantil del UNICEF.
El empoderamiento de las niñas y adolescentes, que implica brindarles oportunidades de
educación, salud, participación y desarrollo personal. Para ello, se ofrecen becas, mentorías,
espacios seguros, servicios de salud sexual y reproductiva y programas de habilidades para la
vida que les permitan tomar decisiones informadas sobre su futuro.
La protección social, que consiste en brindar apoyo económico y social a las familias y las niñas
y adolescentes en situación de vulnerabilidad para reducir los factores que favorecen el
matrimonio infantil. Para ello se implementan programas de transferencias monetarias
condicionadas, subsidios escolares, asistencia legal y psicológica y refugios para víctimas de
violencia.

REFERENCIAS:
[1] María Luisa Santilán. “De niñas a esposas. La problemática del matrimonio
infantil”. Divulgación de la Ciencia UNAM. de noviembre de 2024. Disponible
en https://ciencia.unam.mx/leer/1195/de-ninas-a-esposas-la-problematica-del-
matrimonio-infantil.
[2] Matrimonio y Unión Temprana en niñas y adolescentes indígenas en México”.
Blog de datos e incidencia política de REDIM. 3 de mayo de 2022. Disponible
en: https://blog.derechosinfancia.org.mx/2022/05/03/matrimonio-y-union-
temprana-en-ninas-y-adolescentes-indigenas-de-mexico/.
[3] Luis Arturo Domínguez Riquelme y Gabriela Alvarado León. Aplicación del
matrimonio forzado en comunidades indígenas en México (2015-2019). DIKE
Revista de Investigación en Derecho y Criminología del Instituto de Ciencias
Jurídicas de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. Núm. 26, 2019.
Disponible
en: http://www.apps.buap.mx/ojs3/index.php/dike/article/view/1251/1795.
[4] Norma Carolina Ortega González. La mirada distraída. Los matrimonios
forzados en las comunidades indígenas en México: ¿tradición cultural o violencia
de género? Disponible en: https://www.scjn.gob.mx/sites/default/files/igualdad-
genero/2017-05/2dolugarEnsayo2016.pdf
[5] Prevención y respuesta al matrimonio infantil en contextos humanitarios:
enfoque del programa mundial. Fondo de Población de las Naciones Unidas
(UNFPA) y del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), en
colaboración con Child Frontiers. Noviembre de 2024. Disponible
en: https://www.unicef.org/media/126631/file/Child-marriage-humanitarian-
settings-Spanish-2022.pdf, y Matrimonio infantil. UNICEF. Noviembre de 2024.
Disponible en: https://www.unicef.org/es/proteccion/matrimonio-infantil

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