Tema 7 Inteligencia y Pensamiento

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TEMA 7: INTELIGENCIA Y

PENSAMIENTO

PSICOLOGÍA. BACHILLERATO
1. CONCEPTOS DE INTELIGENCIA

Todo el mundo tiene una idea aproximada de lo que queremos expresar cuando
utilizamos el vocablo inteligente, pero no resulta fácil definido en términos científicos.
Los teóricos que lo han intentado no han conseguido ponerse de acuerdo sobre una
serie de aspectos básicos. Han ofrecido respuestas contradictorias a preguntas del
tipo siguiente: ¿existe una inteligencia general o más bien son aptitudes diferenciadas
las que la constituyen?, ¿Viene la inteligencia determinada mayoritariamente por fac-
tores hereditarios o ambientales?, ¿Se puede hablar de inteligencia animal?

Existen tantas y tan variadas definiciones que resulta tremendamente difícil


seleccionar alguna que pudiese alcanzar un amplio grado de aceptación. Así, por
ejemplo, Köhler la define como “la capacidad especial para adquirir conocimientos
nuevos”. Stern, el introductor del Cociente de Inteligencia, considera que es “la
capacidad de adaptar el pensamiento a las necesidades del momento presente”. Wenzl
llama inteligencia a “la capacidad de comprender y establecer significaciones/
relaciones y conexiones de sentido”.

Frente a la diversidad de significados que reflejan las anteriores sentencias, algunos


psicólogos, antes que definida, prefieren destacar ciertos rasgos descriptivos de lo que
tradicionalmente suele considerarse como inteligencia. Veamos algunos de ellos:

a) Algunas teorías consideran la inteligencia como la diferente capacidad de


adaptación que poseen los individuos, sobre todo en lo que se refiere a
situaciones nuevas. Se destacan así la versatilidad y la adaptabilidad como
rasgos esenciales de la inteligencia.

b) Otras opciones consideran que ser inteligente es saber resolver problemas de


la manera más satisfactoria posible para el organismo. Lo anterior exige una
capacidad de pensar y decidir estrategias para la resolución del problema. De

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esa manera, se resaltan la originalidad y el pensamiento creativo en la
constitución de la inteligencia.

c) Ciertas teorías cognitivas insisten más en otro aspecto de la inteligencia: la


capacidad de procesar racionalmente la información. Se destacan así las
funciones del razonamiento y el pensamiento lógico como las más definitorias
de la conducta inteligente.

En este sentido, la inteligencia sería una cualidad fundamental en todo el reino animal
(inteligencia animal), si bien sólo las especies superiores serán capaces de desarrollar y
aplicar capacidades referidas en b) y c).

En suma, podemos decir que el concepto de inteligencia engloba un conjunto de


aptitudes (aprendizaje, memoria, almacenamiento de información, percepción
selectiva, lenguaje, razonamiento, habilidades sociales, etc.) que permite al
organismo adaptarse al mundo que le rodea y solucionar sus problemas con eficacia.

2. TEORÍAS SOBRE LA INTELIGENCIA

2.1. LAS PRIMERAS INVESTIGACIONES.

Durante muchos siglos, el estudio de la inteligencia estuvo reservado a la Filosofía.


Pero a finales del siglo XIX, con el nacimiento de la Psicología como saber autónomo,
aparecen ya las primeras investigaciones científicas sobre la inteligencia. Como no

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podía ser de otra manera, esos primeros intentos se vieron influidos notablemente
por el darwinismo.

Darwin había demostrado la vigencia de la selección natural en las especies animales,


destacando que aquellos seres más capacitados para la adaptación al medio ambiente
sobrevivían, mientras que los poco aptos desaparecían. Pronto surgieron teóricos que
aplicaron estas teorías biológicas al desarrollo y evolución de las sociedades humanas
(darwinismo social). Así, decían, la inteligencia era la capacidad de adaptación del ser
humano a su medio. Los más aptos, es decir, los más inteligentes, alcanzaban mejor
adaptación que los poco inteligentes. De esa manera, se explicaban las diferencias
intelectuales entre las personas. A la vez, se justificaba el orden social imperante,
argumentado que la existencia de ricos y poderosos no obedecía a razones económicas
de explotación de una clase sobre otra, sino a que sus niveles de inteligencia eran
claramente superiores a los de las clases pobres. El mismo argumento servía para
justificar el dominio de la raza blanca sobre las demás o el de unos países sobre los
otros.

Esas teorías, hoy consideradas erróneas influyeron en


Galton, primo de Darwin, al que puede considerarse
como el primer investigador moderno de la
inteligencia. Creía que ésta se asentaba sobre una base
genética, siendo prácticamente nula la influencia de los
aprendizajes y la educación en la capacidad intelectual
de las personas.

Supuso que la inteligencia estaba directamente relacionada con la rapidez mostrada


por un individuo en la ejecución de ciertas tareas. Para comprobar esa hipótesis
experimentalmente, ideó pruebas, sin embargo, sin los frutos apetecidos, ya que fue
incapaz de demostrar esa correlación.

A principios del siglo XX, cambió la línea de investigación sobre la inteligencia. El tema
central siguió siendo la explicación de las diferencias individuales, pero abordado
ahora desde una nueva perspectiva: la creación de técnicas y pruebas que pudieran
dar cuenta de tales diferencias. Aparecen así, con Binet y Simon, los que entonces se
denominaron test mentales. La aceptación que obtuvieron, sobre todo en la

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predicción del éxito educativo o laboral, provocó que la investigación se decantara
totalmente por el perfeccionamiento de los test, abandonando el estudio de los
procesos mentales.

2.2. TEORÍAS FACTORIALES.

El auge de la Psicometría (medición de


capacidades psíquicas mediante tests) propició
la aparición de numerosas teorías que
intentaban analizar los componentes
implicados en la actividad intelectual. Pronto se
extendió el uso de un nuevo método, llamado
análisis factorial, a través del cual se pretendía
determinar el número y la naturaleza de los
factores actuantes en el rendimiento
intelectual de las personas. En 1927 Spearman
dio a conocer su famosa teoría sobre la inte-
ligencia, a la que pronto se bautizó como teoría
de los dos factores, o teoría bifactorial. Según
ella, existe una inteligencia general,
denominada g, que se caracteriza por estar
presente en todos los procesos intelectuales
llevados a cabo por los seres humanos.
Además de la inteligencia general, existe otro
factor específico, el denominado factor s,
responsable de la habilidad necesaria para la
realización de una tarea concreta. Este último
posee una función puramente complementaria,
siendo el factor g el más importante.

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En la actualidad, la mayor parte de los especialistas se decanta por teorías
multifactoriales, es decir, la inteligencia se compone de numerosas aptitudes lo
suficientemente diferenciadas y relativamente independientes entre sí. El primero en
proponer un modelo semejante fue Thurstone, quien, a partir de estudios sobre datos
obtenidos con numerosas variables, aisló los siguientes factores de la inteligencia:

 La aptitud espacial.

 La capacidad de comprender significados lingüísticos.

 La fluidez verbal.

 La rapidez en la percepción visual.

 Las capacidades de inducción y deducción.

Tras él, numerosos psicólogos (Guilford, Vernon, Burt...) propusieron modelos


multifactoriales de la inteligencia. Sin embargo, la obsesión de este tipo de teorías por
las técnicas psicométricas hizo que el esfuerzo dedicado a desvelar los procesos
mentales de la inteligencia fuese escaso. Al amparo de las corrientes cognitivas,
algunos psicólogos emprendieron un nuevo camino.

2.3. TEORÍAS COGNITIVAS.

Inspirándose en los estudios de Piaget sobre el desarrollo de las estructuras


cognitivas del cerebro y en las investigaciones sobre procesamiento de la
información (lenguajes lógicos, planificación de los ordenadores, sistemas de
almacenamiento de la memoria humana, etc.), los enfoques cognitivos han propuesto
nuevos modelos de la inteligencia. Proponen una nueva perspectiva para explicar los
mecanismos funcionales de la inteligencia: según ellos, ser inteligente significa ser
capaz de comprender. En contraposición a las teorías factoriales, los enfoques
cognitivos no se preocupan por idear técnicas que midan capacidades, ya que para
ellos la inteligencia participa en otras áreas no directamente relacionadas con las
puras habilidades académicas.

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En la comprensión, entendida como resultado global de la inteligencia, influyen
factores cognitivos no cuantificables, tales como esquemas, estructuras mentales,
expectativas, motivaciones. Veamos brevemente algunos de estos factores:

a) componencial, cuya función consiste en establecer relaciones con el mundo


interno del sujeto. Gracias a ellos, nuestro cerebro puede operar con todos los
sistemas disponibles. Almacenar la información, codificarla, transferirla a
situaciones nuevas que deben ser comprendidas, almacenar experiencias
pasadas, construir razonamientos lógicos a través de combinaciones
conceptuales, etc., son operaciones o procesos cognitivos que permiten al
individuo la elaboración de estrategias en la resolución de problemas.

b) experiencial, es decir, las experiencias vitales del sujeto. Si éstas han sido
interiorizadas y almacenadas convenientemente, contribuyen a una mejor
resolución de los conflictos novedosos que puedan aparecer.

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c) práctico o social; tiene que ver con los procesos de socialización del sujeto,
permitiendo su adaptación al medio humano en el que se desenvuelve.
Sternberg insiste, además, en la importancia capital de la motivación. No todo
son procesos cognitivos o sociales, sino que para ser inteligente se necesitan
voluntad de conocer y desinhibición a la hora de ensayar respuestas, aunque a
veces éstas nos conduzcan al error.

3. ES LA INTELIGENCIA INNATA O SE DESARROLLA

La polémica sobre las influencias genéticas o socioambientales en la conducta


inteligente se remonta hasta el origen de las primeras investigaciones científicas sobre
la inteligencia.

¿Se puede enseñar a alguien a ser inteligente? Para los genetistas, no; para los
ambientalistas, sólo en ciertas circunstancias. La mayoría de la gente suele creer que
una persona muy inteligente es aquélla que sabe mucho. En realidad, confunden
adquisición de conocimientos con inteligencia. Alguien puede saber mucho y estar
dotado de una inteligencia normal: sus conocimientos han sido adquiridos con mucho
esfuerzo y continuo trabajo. Sin embargo, un individuo inteligente puede atesorar
pocos conocimientos porque no ha tenido la oportunidad de aprenderlos. Pero si
tuviera la oportunidad y la motivación adecuada, los aprendería rápidamente.

A) TESIS AMBIENTALISTAS.

En general, todas parten de un razonamiento previo: cuando nace el niño todavía


no están desarrolladas sus capacidades mentales superiores. Para que se produzca
tal hecho es necesaria una interacción con el medio ambiente. Por tanto, si la
evolución de la inteligencia depende de las estimulaciones primeras que recibe un
niño, es posible planificar su inteligencia futura. Como es obvio, las teorías
conductistas y los enfoques cognitivos apoyan mayoritariamente estas tesis. Según
ellos, es necesaria la existencia de un medio social adecuado para que el sujeto
llegue a desarrollar una inteligencia competente. La relación del individuo con el

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medio le proporciona actitudes, motivaciones, destrezas cognitivas, estrategias de
adaptación, etc., gracias a las cuales es capaz de llevar a cabo conductas inteligentes. Si
el medio en el que se halla inserto es deficiente en estimulaciones apropiadas, el
sujeto sufrirá mermas en su capacidad futura.

La conclusión de esta tesis resulta evidente: la inteligencia puede ser modificada.


¿Cómo? Pues a través de programas educativos que incorporen aprendizajes
adecuados.

B) TESIS INNATISTAS

Los defensores del innatismo consideran que la inteligencia es básicamente una


capacidad psíquica del individuo, relacionada con su facilidad para resolver
problemas de toda índole. Afirman que las influencias sociales afectan a la habilidad
intelectual, pero de forma poco considerable, ya que no se pueden modificar sustan-
cialmente las capacidades genéticas de un individuo. Como es lógico, niegan que la
inteligencia pueda aumentarse mediante programas de intervención, sean aplicados
en la infancia o en periodos posteriores. Para ellos, los test miden realmente las
aptitudes y destrezas, sin que las influencias culturales o sociales afecten signi-
ficativamente a sus resultados.

Critican a los ambientalistas por no entender correctamente lo que significa el


innatismo. Así, afirmar que un individuo está determinado genéticamente a poseer
mayor o menor inteligencia no quiere decir necesariamente que, suceda lo que suceda
en su historia personal, alcanzará, el desarrollo íntegro de sus potencias intelectuales.
Por ejemplo, si un niño determinado genéticamente a una inteligencia superior padece
falta de estimulación apropiada o alimentación deficitaria en sus primeros años, no

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podrá desarrollar en toda su integridad las capacidades hereditarias de las que es
portador. Por lo tanto, las influencias ambientales también cuentan, aunque en
mucha menor medida que las hereditarias. Así se explicaría que potenciales niños
inteligentes nacidos en clases cultural y económicamente débiles vieran frustradas
parte de sus capacidades.

4. LA MEDICION DE LA INTELIGENCIA: EL COCIENTE INTELECTUAL

Alfred Binet (1857-1911) fue el primer psicólogo en plantearse la cuestión de la


medición de la inteligencia.
Partiendo del hecho de que la inteligencia aumenta con la edad dio por sentado que
la inteligencia de un niño de seis años es menor en términos absolutos que otro de
quince. De esta forma sometió a los alumnos de diversos colegios a una serie de
pruebas y calculó cuántas resolvían como promedio los de cada edad. La inteligencia o
edad mental de cada individuo se medía teniendo en cuenta la relación del número
de respuestas acertadas con el promedio que le correspondía por su edad. De aquí
surgió el concepto de cociente intelectual como resultado de la división de la edad
mental por la edad cronológica multiplicado por cien: CI=EM/EC.100.

EDAD MENTAL
CI = X 100

EDAD CRONOLÓGICA

DEFICIENTES: NORMALES SUPERIORES

Idiocia = 0 a 24 Normal-mediocre = 80 a 89 Superior = 120 a 129


Imbecilidad = 25 a 49 Normal-medio = 90 a 109 Muy superior = 130 a 140
Debilidad permanente = 50 a 69 Normal-superior = 110 a 119 Superdotado = 140 y más
Casos Límite o Borderlines = 70 a
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SUPERDOTACIÓN Y TALENTO. A partir de un CI superior a 140 se puede plantear la
posibilidad de que estemos ante un caso de talento y/o de superdotación. Estos
conceptos no son sinónimos. Superdotado: se dice que una persona es superdotada
cuando presenta un nivel de rendimiento intelectual superior en una gama amplia de
aptitudes, capacidades, etc., y aprende con facilidad en cualquier área. Talentoso: las
personas con talento tienen habilidades específicas en área muy concretas. Así, se
puede identificar talento matemático, talento académico, talento artístico, talento
musical, talento motriz, talento creativo, etc. La superdotación se relaciona con la
competencia general, en oposición con el talento, que sea asocia con capacidades
específicas.

Actualmente se acepta que el CI no siempre define a una persona con talento o


superdotada. Hay que considerar la existencia de otros factores, la existencia de una
creatividad elevada y un alto grado de motivación y dedicación a las tareas.

Asímismo, términos como “deficiente”, “normal” y “superiores” ya no se aceptan.

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5. LA TEORIA DE LAS INTELIGENCIAS MÚLTIPLES

Según Howard Gardner todos los seres humanos somos capaces de conocer el
mundo de siete modos diferentes. Desde su perspectiva todos somos capaces de
conocer el mundo a través del lenguaje, del análisis lógico-matemático, de la
representación espacial, del pensamiento musical, del uso del cuerpo para resolver
problemas o hacer cosas, de una comprensión de los demás individuos y de una
comprensión de nosotros mismos. Donde los individuos se diferencian es en la
intensidad de estas inteligencias y en las formas en que recurren a esas mismas
inteligencias y las combinan para llevar a cabo diferentes labores, para solucionar
problemas diversos y progresar en distintos ámbitos.

La amplia variedad de habilidades inteligentes que poseen los seres humanos se


puede agrupar en siete categorías:

a- Inteligencia lingüística: es la capacidad para usar palabras de manera efectiva, sea


en forma oral o de manera escrita. Esta inteligencia incluye la habilidad para
manipular la sintaxis o significados del lenguaje o usos prácticos del lenguaje. Algunos
usos incluyen la retórica (usar el lenguaje para convencer a otros de tomar un
determinado curso de acción) y la mnemónica (usar el lenguaje para recordar
información), y la explicación (usar el lenguaje para informar).

b- Inteligencia lógico-matemática: es la capacidad para


usar los números de manera efectiva y razonar
adecuadamente. Esta inteligencia incluye la sensibilidad a
los esquemas y relaciones lógicas, las afirmaciones y las
proposiciones (si-entonces, causa-efecto), las funciones y
las abstracciones.
Los tipos de procesos que se usan al servicio de esta inteligencia incluyen: la
categorización, la clasificación, la inferencia, la generalización, el cálculo y la
demostración de la hipótesis.

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c- La inteligencia corporal-kinética: es la capacidad para usar todo el cuerpo para
expresar ideas y sentimientos (por ejemplo, un actor, un mimo, un atleta, un bailarín)
y la facilidad en el uso de las propias manos para producir o transformar cosas (por
ejemplo, un artesano, escultor, mecánico, cirujano). Esta inteligencia incluye
habilidades físicas como la coordinación, el equilibrio, la destreza, la fuerza, la
flexibilidad y la y la velocidad.

d- La inteligencia espacial: es la habilidad para percibir de manera exacta el mundo


visual-espacial (por ejemplo, un cazador, explorador, guía) y de ejecutar
transformaciones sobre esas percepciones (por ejemplo, un decorador de interiores,
arquitecto, artista, inventor). Esta inteligencia incluye la sensibilidad al color, la línea, la
forma, el espacio y las relaciones que existen entre estos elementos. Incluye la
capacidad de visualizar, de representar de manera gráfica ideas visuales o espaciales.

e- La inteligencia musical: es la capacidad de percibir (por ejemplo, un aficionado a la


música), discriminar (por ejemplo, como un crítico musical), transformar (por ejemplo,
un compositor) y expresar (por ejemplo, una persona que toca un instrumento) las
formas musicales. Esta inteligencia incluye la sensibilidad al ritmo, el tono, la melodía,
el timbre o el color tonal de una pieza musical.

f- La inteligencia interpersonal: es la capacidad de percibir y establecer distinciones


en los estados de ánimo, las intenciones, las motivaciones, y los sentimientos de
otras personas. Esto puede incluir la sensibilidad a las expresiones faciales, la voz y los
gestos, la capacidad para discriminar entre diferentes clases de señales interpersonales
y la habilidad para responder de manera efectiva a estas señales en la práctica (por
ejemplo, inducir a un grupo de personas a seguir una cierta línea de acción).

g- La inteligencia intrapersonal: consiste en el conocimiento de sí mismo y la


habilidad para adaptar las propias maneras de actuar a partir de ese conocimiento.
Esta inteligencia incluye tener una imagen precisa de uno mismo (los propios poderes
y limitaciones), tener conciencia de los estados de ánimo, las intenciones, las

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motivaciones, los deseos, y la capacidad para la autodisciplina, la autocomprensión y la
autoestima.

6. LA INTELIGENCIA EMOCIONAL

El término "inteligencia emocional" fue utilizado por primera vez en 1990 por los
psicólogos Peter Salovey de la Universidad de Harvard y John Mayer de la
Universidad de New Hampshire. Un antecedente de esta teoría lo encontramos en la
obra de Howard Gardner, quien en 1983 propuso su teoría de "inteligencias múltiples"
en la que diferencia siete tipos de inteligencia: verbal, lógico-matemática, espacial,
musical, cenestésica, interpersonal e intrapersonal.

El término se empleó para describir las cualidades emocionales que parecen tener
importancia para el éxito, como: la empatía, la expresión y la comprensión de los
sentimientos, el control de nuestro genio, la independencia, la capacidad de resolver
los problemas interpersonales, la tenacidad, etc. Tener un alto cociente emocional es
tan importante como tener un cociente intelectual elevado. Numerosos estudios

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muestran que las personas con buena inteligencia emocional son más felices, y tienen
mejores resultados en los estudios y el trabajo.

El psicólogo Daniel Goleman ha sido el principal popularizador de la teoría con su


libro Inteligencia Emocional. Utiliza el término emoción para referirse a un
sentimiento y a sus pensamientos característicos, a las condiciones psicológicas y
biológicas que lo caracterizan, así como a una serie de inclinaciones a la actuación. En
su obra afirma que:

 Todas las emociones son esencialmente impulsos a la acción; cada una de


ellas predispone a un cierto tipo de conducta. En los animales y en los niños
pequeños hay una total continuidad entre sentimiento y acción; en los adultos se
da una separación: la acción no sigue inevitablemente al sentimiento.

 Cada emoción tiene su valor y su significado; incluso las que pudieran parecer
negativas, como son el sufrimiento o la cólera. Pero para que cada una cumpla su
función ha de ser apropiada. Por eso, aunque a veces todos los sentimientos en
sí sean positivos, a veces conducen a acciones apropiadas y a veces a acciones
inapropiadas.

 Las emociones facilitan las decisiones y guían nuestra conducta, pero al


mismo tiempo necesitan ser guiadas.

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 Existen dos tipos de conocimiento: racional y emocional, conectados entre sí.
La mente racional domina en la coherencia y en la reflexión. La mente
emocional está presente cuando se sabe que algo es verdad, aunque no
medien razones. En la mayor parte de las veces, los dos actúan armónicamente,
pero puede suceder que la emocional domine a la racional o viceversa.

 No existe una contraposición esencial entre conocimiento y sentimiento. Es


más, las emociones contienen aspectos cognoscitivos. Las emociones pueden
obstaculizar o potenciar las capacidades cognoscitivas: pensar, hacer proyectos,
resolver problemas, perseverar en la búsqueda de objetivos a largo plazo.

 Los mecanismos de las emociones, incluso aquellas más arraigadas en la


esfera biológica, pueden ser conducidos al bien o al mal. El temperamento es
modificable por la experiencia. Ser conscientes de las propias emociones es el
primer paso para no dejarse arrastrar por ellas.

 La inteligencia emocional incluye cuatro grupos de habilidades: la toma de


conciencia y expresión de las propias emociones, la autorregulación, la
motivación y la empatía.

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Anatómica y fisiológicamente la inteligencia intelectual y la inteligencia emocional
desarrollan la actividad de regiones diferentes del sistema nervioso: el intelecto
fundamenta su actividad en el neocórtex cerebral, el estrato evolutivamente más
reciente, que recubre la superficie cerebral a modo de capa o manto replegado,
mientras que los centros o núcleos emocionales ocupan un lugar inferior al nivel
cortical, siendo filogenéticamente más antiguos. No obstante, la Inteligencia
Emocional es el producto del funcionamiento armónico entre los centros
emocionales y las áreas intelectuales.

7. EL PENSAMIENTO

El pensamiento es la capacidad de procesar la información y construir


conocimientos, que nos permitan dominar nuestro entorno adaptándolo a nuestras
limitaciones y necesidades, y guiar nuestras acciones, estableciendo unos objetivos y
los medios para alcanzarlos.

Se organiza a partir de ciertas capacidades relacionadas entre sí:

1. La formación de conceptos

Los CONCEPTOS son representaciones mentales, universales y abstractas de la


realidad. No son representaciones directas de realidades concretas, pues esto son las
percepciones (“este árbol de ahí”), sino representaciones generales hechas a partir de
muchas percepciones. Así, por ejemplo, de una multitud de imágenes concretas
“árboles”, eliminando las características particulares de cada una (color, tamaño,
situación, fruto…) y quedándome sólo con las comunes (la forma general: “un tronco
con ramas y hojas”) formo el concepto abstracto “árbol”. Este concepto hace
referencia universal a cualquier objeto que posea esas características generales.

Nos damos cuenta entonces de la utilidad de los conceptos, pues nos permiten
clasificar todas las cosas en categorías definidas (“árbol”, “animal”, “mamífero”,
“escalera” …).

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Sin haber percibido antes una cosa, sólo comprendiendo el concepto puedo decir de
algún modo que la “conozco”: sé qué es la nieve, aunque no la haya visto ni tocado
nunca, se además está muy fría (lo que es una ventaja para cuando efectivamente
tenga la experiencia directa de poder tocarla).

A SÍ SE FO R M A N LO S CO N C E PT O S

ÁRBOL

La valiosa información que poseen los conceptos puede ser transmitida y compartida
porque los expresamos simbólicamente a través del lenguaje: las palabras, mejor, los
términos son la expresión de los conceptos (de ahí que la lectura resulte imprescindible
en nuestro proceso de aprendizaje).

2. Los razonamientos

Quizá sea esta la capacidad intelectual que mejor


nos defina como especie: la capacidad de razonar.
A partir de los conocimientos que ya poseemos
somos capaces, con el uso exclusivo de nuestra
razón, de alcanzar nuevos conocimientos sobre la
realidad.

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Al razonar, relacionamos dos o más juicios, llamados premisas, de forma lógica para
extraer un nuevo juicio llamado conclusión. Esta conclusión nos dice algo nuevo, nos
aporta nueva información.

Existen dos tipos fundamentales de razonamiento:

1. Inductivo: a partir de un suficiente número de juicios particulares puedo


inducir una conclusión general. Por ejemplo: quiero saber el compromiso
de los alumnos de un instituto con el reciclaje de papel y cartón; para ello
realizo entrevistas individuales a un buen número de alumnos, anotando los
resultados (“alumna A recicla”, “alumno B recicla”, “alumna C recicla” …).
Cuando he recopilado bastantes datos puedo inducir la conclusión general:
“los alumnos del instituto reciclan papel y cartón”. Cuantos más casos
particulares recoja (en el límite, entrevistas a todos los alumnos sin
excepción) más fiable será esa conclusión general.

2. Deductivo: en este caso partimos de dos juicios o premisas y deducimos


una conclusión. Ejemplo: “todos los españoles son europeos”, “todos los
andaluces son españoles”, luego “todos los andaluces son europeos”.

3. Resolución de problemas

Un problema surge cuando la persona tiene un objetivo, pero no sabe cómo


conseguirlo. Las fases para solucionar adecuadamente un problema son:

a. Identificación del problema (no siempre las


personas se dan cuenta de que tienen un
problema).
b. Definición y representación del problema.
c. Explorar posibles estrategias de solución
analizando ventajas e inconvenientes.
d. Seleccionar una estrategia y ponerla en práctica.
e. Análisis de resultados.

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4. Pensamiento creativo

Es la capacidad de contemplar las cosas con una nueva mirada, reconocer los
problemas que otros no ven; proporcionar soluciones originales y efectivas.

Las características de la persona con pensamiento creativo son:

a. Sensibilidad para detectar los problemas porque no tiene miedo a enfrentarse


a ellos.
b. Actitud abierta y fluidez de ideas. Ofrece más respuestas a una pregunta,
piensa en alternativas, general soluciones, sin restricciones sociales ni
psicológicas.
c. Independencia de juicio: es una cualidad indispensable para adaptarse a
nuevas formas de pensar.
d. Capacidad de análisis y síntesis: analizar es dividir una realidad en elementos
para investigarla mejor. La síntesis, la capacidad de recombinar esos elementos
en un todo.
e. Redefinición: Organizar los materiales de manera diferente, encontrar usos,
funciones y aplicaciones de los objetos diferentes a las habituales.

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5. Pensamiento crítico

Es la habilidad para evaluar las ideas y suposiciones y realizar un juicio reflexivo


sobre un tema basado en razones y datos bien fundamentados y no sobre emociones
o datos anecdóticos. Los pensadores críticos son capaces de identificar y cambiar los
prejuicios, detectar los fallos de una argumentación y rechazar las afirmaciones sin
apoyo.

También son personas creativas y hábiles para encontrar explicaciones alternativas a


los acontecimientos, buscar las implicaciones de los resultados de las investigaciones
y aplicar los conocimientos adquiridos a los problemas personales o sociales.

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