Secretos Matrimonio

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FICHA TÉCNICA

Secretos de un matrimonio
Película

Título original: Scener ur ett äktenskap


Dirección: Ingmar Bergman
Guión: Ingmar Bergman
Producción: Lars-Owe Carlberg
Fotografía: Sven Nykvist
País: Suecia
Año: 1973
Duración: 168 minutos
Interpretación: Liv Ullmann, Erland Josephson, Bibi Andersson, Jan Malmsjö, Gunnel
Lindblom, Anita Wall, Barbro Hiort af Ornäs, Lena Bergman.

Premios:
1975: Premios BAFTA: Nominada a Mejor actriz (Liv Ullman)
1974: Premios David di Donatello: Mejor actriz extranjera (Liv Ullman)
1974: Globo de Oro: Mejor película extranjera. Nominada a Mejor actriz (Liv Ullman)
1974: Círculo de críticos de Nueva York: Actriz (Liv Ullman), Guión

Sinopsis:
El matrimonio formado por Johan, profesor de psicología, y Marianne, abogada, recibe una
noche en su casa la visita de sus amigos Peter y Katerina. Al poco tiempo, los invitados
empiezan una fuerte discusión en la que los anfitriones intentan mediar sin éxito alguno.
Cuando se quedan solos, Johan y Marianne empiezan a hablar de su matrimonio y de sus
problemas. En el filme Ingmar Bergman hace un análisis en profundidad de las relaciones
humanas. Reflexiona sobre el amor y el desamor, el sexo, la convivencia, la soledad, los
vínculos, el cariño, la violencia física, psicológica y un largo etcétera. Una historia dividida en
seis partes diferenciadas que marcan cada uno de los pasos que la pareja da hacia una nueva
forma de ver la vida y su propia relación.

1
Federación Internacional de Mujeres Universitarias
Federación Mexicana de Universitarias
Universidad Nacional Autónoma de México
Museo de la Mujer
Bolivia 17 Centro Histórico, Ciudad de México.
Cine-Club de Género, 30 de agosto de 2016

Secretos de un matrimonio

Mtra. Delia Selene de Dios Vallejo ♣♥

La película Secretos de un matrimonio pertenece al


selecto grupo de obras imprescindibles de su
director: Ingmar Bergman. La película destaca
principalmente por todo lo que es capaz de abarcar a
la hora de radiografiar la “Sagrada Institución del
Matrimonio”, y no solo eso sino por ser capaz de ir
más allá para hacer un análisis en profundidad de
las relaciones humanas. De la (in)capacidad a la
hora de comunicar, de vivir y de amar. De dos
personas condenadas a no entenderse y a pesar de ello, estar siempre juntas.

La cinta nos presenta la historia de Johan y Marianne, un matrimonio que entra en una
profunda crisis después de presenciar una discusión entre una pareja amiga suya durante una
cena. Este es el motor de arranque de la historia que hará que ambos se planteen su relación
y todo su universo personal empiece a desmoronarse. Una historia dividida en seis partes
diferenciadas que marcan cada uno de los pasos que la pareja da hacia una nueva forma de
ver la vida y su propia relación.

En Secretos de un matrimonio Bergman va más allá del drama romántico entre sus dos
protagonistas para elaborar un auténtico ensayo psicológico de los problemas que golpean a
una pareja en todos y cada uno de los aspectos de su vida conyugal. Una cinta en la que el
sueco aprovecha para reflexionar sobre el amor y el desamor, el sexo, la convivencia, la
soledad, los vínculos, el cariño, la violencia física y psicológica… y un largo etcétera, todo
enmarcado en este universo conyugal. Por supuesto, la visión de Bergman es profundamente
pesimista y desesperada, nadie quisiera verse envuelto en una relación tan tortuosa como la
protagonizada por Ullmann y Josephson, aunque por otra parte sea inevitable sentir que


Catedrática de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales-UNAM
*Secretaria General de la Unión Nacional de Mujeres Mexicanas Asociación Civil.

Se agradece el apoyo de las licenciadas: Eva Calderón, Eurídice Román de Dios, Adriana Romo Sotres, Pamela Jiménez
Romo y Rosalinda Cuéllar Celis.

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conocemos algunos de estos sentimientos o situaciones porque forman parte de nuestra
condición de ser y de vivir en compañía de otras personas. En esa necesidad casi tan
primitiva como el comer o el dormir, y es también ese uno de los temas que se plantea la
película: hasta qué punto tenemos la necesidad de estar con alguien.

La relación de Johan y Marianne es, en ciertos aspectos, extraordinaria por la fuerza de sus
dos caracteres a la hora de hablar de todo, de intentar rasgar en lo más profundo de ellos
para comprender por lo que están pasando y llegar al entendimiento mutuo. Tarea que se
antoja en muchos momentos imposible e insufrible porque quizás en su amor también existe
mucho rencor, muchas cosas que no se dijeron y que siempre se pensaron, cosas que
salieron en el peor momento con la voluntad de hacerse daño.

Liv Ullmann y Erland Josephson ofrecen con seguridad dos de las mejores interpretaciones de
sus respectivas carreras. Los primeros y primerísimos planos a los que Bergman les somete,
exprimen lo mejor de ellos en los momentos más álgidos de la cinta y permiten que nos
creamos en todo momento lo que la pareja está pasando, sin que nos cuestionemos en
ningún instante su dolor y su amor. Es como si Bergman se limitara a espiar las
conversaciones más íntimas de un matrimonio cualquiera en una situación tan límite.
Elogiable es cómo el sueco aguanta el pulso y mantiene la tensión emocional de cada escena
durante los 168 minutos que dura la cinta, consiguiendo que la implicación del espectador
vaya in crescendo, que le remueve por dentro y le hace plantearse y cuestionarse muchas
cosas. Un grado de implicación que consigue también con la ausencia total de música. Al no
existir un elemento externo que nos manipule no hay más juicio que el de nuestro propio
corazón. No importa en qué etapa de la vida se encuentre uno cuando esté viendo esta
película, por su condición humana inevitablemente encontrará muchos puntos de conexión y
aprehensión con lo que está viviendo la pareja.

Secretos de un matrimonio es la historia de dos personas incapaces de encontrar la felicidad


propia y también compartida en sus vidas, y que viven en una permanente confusión y
angustia acerca de lo que sienten, quieren y el modo en que ven la vida. Bergman disecciona
y deconstruye a la pareja, pasa de una situación ordinaria, como puede ser un conflicto
conyugal, a algo extraordinario.

Es bien sabido que nunca un cineasta ha explorado de forma tan profunda y apropiada los
grandes conflictos, condiciones e inquietudes del ser humano como Ingmar Bergman, pero en
esta ocasión en particular lo hace acerca de un tema tan complicado como el de las
relaciones sentimentales. Y lo hace con éxito evidente.1

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http://www.lacabecita.com/2014/06/secretos-de-un-matrimonio-mas-alla/

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Los analistas cinematográficos suelen coincidir en que Secretos de un matrimonio (1973)
supone un giro en la temática de Bergman, centrada hasta entonces en el pensamiento
existencialista y sus permanentes cuestiones sobre la soledad, la muerte, la fe o la ausencia
de Dios.
Pero si bien es cierto que el cineasta
desplaza su foco hacia comportamientos
más íntimos de la naturaleza humana,
nunca abandona su inclinación hacia la
exploración aguda y lúcida del vacío y la
angustia de la existencia. Lo que ahora se
propone este gran observador del alma del
hombre es acercar al espectador el
complejo mundo de la vida conyugal y sus
relaciones sentimentales, con el fin de
poner de manifiesto sus contradicciones y
sacar a la luz sus zonas más oscuras.
Secretos de un matrimonio fue en principio una exitosa serie televisiva de seis capítulos con la
correspondiente versión cinematográfica de 195 minutos de duración, merecedora de un
Globo de Oro entre otros muchos trofeos, a pesar de su duración y su carácter anticomercial.
Cada una de las partes se adentra en un momento del estado de las relaciones entre
Marianne y Johan, donde se exploran sin compasión los actos y conductas de los personajes,
sometidos a la implacable mirada del director sueco.
Los eternos interrogantes respecto al amor se transfieren a unos diálogos dramáticos,
influencia reconocida de Strindberg e Ibsen, que sustentan el contenido del filme e impulsan la
reflexión sobre toda una gama de emociones y comportamientos, desde la pasión y el odio a
la vulnerabilidad y el arrepentimiento derivado de la conciencia de la culpa. Podríamos afirmar
que esta película constituye un testimonio y manifiesto sobre la insatisfacción, el vacío y la
soledad de la relación de pareja, y su afán por ocultar sus miserias y huir para no enfrentarse
a ellas ni a sus causas.
El filme es casi un tratado sobre la forma en que las personas fingen vivir una representación
de sus vidas, una falsificación acorde con las convenciones sociales y los sueños personales,
antes de reconocer el engaño con que disfrazan las apariencias como si fueran auténticas
realidades.
Así, la fragilidad del matrimonio entre Marianne y Johan se despliega a lo largo de los seis
capítulos y se desmonta poco a poco, desplomándose como un juego de naipes, que arrastra
consigo a los dos personajes hacia nuevos territorios psicológicos de inevitables cambios e
ilusorias sensaciones de autoconocimiento y progreso personal. Con la elegancia formal y la
contención emotiva propia de Ingmar Bergman, la guerra de sexos, sometida a minucioso
análisis, muestra el modo en que toda una escala de emociones latentes, como los celos y la
insatisfacción personal, crecen soterradamente para desembocar en el aislamiento de los

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cónyuges, poniendo de manifiesto su inmadurez y sus enfermizas relaciones de
codependencia.
La crisis del matrimonio entra en el laboratorio para ser sometida a una detallada y cruel
disección. Sus componentes serán aislados y analizados, por separado y conjuntamente, en
la imaginaria dialéctica del creador de este artificio cinematográfico, algunos de cuyos detalles
y matices expondremos a continuación.
I. Inocencia y pánico: la mujer tutelada
El primer episodio presenta a los dos personajes en un plano medio frontal, con la cámara fija,
que registra sus gestos en una pose artificial, correspondiente con la actitud requerida por la
periodista sentada enfrente. Las preguntas giran alrededor de sus respectivos roles en el
matrimonio y de la complementación de sus personalidades en el medio en que viven.
Los elementos que configuran el plano general del interior del salón sugieren estabilidad y
orden: el sofá tapizado de verde, la mesita de centro, los cuadros de enormes y recargados
marcos, sin que falte la foto familiar de “papá, mamá y las dos niñas”. Todo remite a la solidez,
permanencia y duración de las relaciones matrimoniales.
La ironía impregna el autorretrato de Johan, que con cierto sarcasmo se define a sí mismo
como el marido y hombre perfecto, eje de una vida familiar modélica. Frente a este perfil,
Marianne se muestra tímida e insegura, destacando su papel de ama de casa y madre por
encima de su trabajo en un despacho de Derecho de familia. El bloqueo de Marianne, ante la
periodista de la revista del corazón, y su inquieto silencio contrastan con la intervención de
Johan.
La implícita ironía de su frase “Diles que tienes buen tipo” sugiere ya desde este momento la
distancia que existe entre los cónyuges y el escepticismo de Johan ante la supuesta
perfección de sus vidas. Que la realidad no se corresponde con las apariencias tiene su
confirmación en la habitación sucia y desordenada, oculta tras las cortinas, que descubre la
reportera al quedarse sola un momento.
La metáfora del espacio subconsciente
al que se arroja todo aquello que,
aunque nos pertenezca no queremos
mostrar, funciona como indicio del
malestar latente entre la pareja, y no
tardará en emerger en el futuro. El
germen del conflicto está creciendo de
forma desigual en el interior de
Marianne y Johan. Mientras la primera
muestra cierta inconsciente ingenuidad
en la percepción del estado de su
matrimonio, el segundo exhibe su
incertidumbre ante el futuro y sus dudas

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ante los riesgos de una felicidad tan perfecta. El contraste entre las dos valoraciones de la
situación genera desde el comienzo una tensión potencial que evidenciará más adelante la
inestabilidad de las relaciones matrimoniales.
Según Marianne, la felicidad es sobre todo confianza y una vida sin cambios donde la bondad,
la ternura, el humor, la moderación, la tolerancia y el respeto, hacen innecesaria la pasión de
los comienzos. La fidelidad ha de ser natural, no impuesta y el amor es algo indefinible debido
a su naturaleza emocional. Los niños, la casa y el trabajo colman sus anhelos, pues se es feliz
en la medida en que no se desean imposibles.
Por lo contrario, el discurso de Johan evidencia tanto su egoísmo individualista como su
lucidez ante la irrealidad de tan idílica situación. Expresa sin disimulo su desconfianza ante el
futuro de una pareja cuyos fundamentos parecen ser de barro, tanto por sus inicios, basados
en la búsqueda del consuelo por el fracaso de anteriores relaciones, como en la necesidad de
mitigar el dolor de la soledad. Su declaración sin ambages de que “hay que practicar mucho
para no inquietarse por las cosas” acredita una actitud mucho más fría y distante que la de su
mujer. Su sentido crítico no exento de sutileza demuestra su interés por ir más allá de las
apariencias. El rechazo de la periodista respecto a la imposibilidad de que las opiniones de
Johan figuren en el reportaje por “ser demasiado profundas” confirma asimismo que Johan ve
algo que no percibe su mujer.
Una cena reveladora
Esta desigualdad en los planos de apreciación de su escenario emocional y del entorno en
que se desenvuelven sus vidas es la simiente de la incomunicación futura y de la crisis que se
avecina. La secuencia se inicia con una panorámica vertical que permite apreciar la calidad y
el brillo de la lámpara de cristal, suspendida sobre una mesa dispuesta para la cena, con los
detalles y la exquisitez propios del ambiente burgués y elegante del comedor y los
comensales.
La ironía de Johan se transforma en claro sarcasmo durante la velada con sus amigos
Katerine (Bibi Andersson) y Peter (Jan Malmsjö). Su lectura del artículo publicado en la revista
roza la parodia y anticipa la crueldad venidera, anticipada por la rudeza presente con que se
tratan sus amigos, clara muestra de pareja en crisis permanente. Sus invitados escenifican
ante Johan y Marianne sus desavenencias, y muestran sin pudor alguno su odio con una
fiereza que roza el sadismo.
La tensión creciente que exhiben Peter y Katerine, ante la actitud conmiserativa de sus
anfitriones, pone de manifiesto la angustia existencial y el dolor por la soledad de unas vidas
condenadas a compartir su espacio vital solamente por intereses materiales y económicos. Su
constante tendencia a la disputa sin restricciones, liberada por el alcohol que desinhibe las
emociones contenidas por las convenciones sociales, confiere a esta secuencia una violencia
excesiva, multiplicada por la dureza con que los contendientes se zahieren, con un afán
impregnado de cinismo y ansias de autodestrucción.

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El existencialismo subyacente en el personaje de Peter se confirma en la cita de August
Strindberg: “¿Existe algo más terrible que un hombre y una mujer que se odien?”.
Nada queda fuera del microscopio con que Bergman observa el interior de sus criaturas: el
matrimonio como negocio, la falsedad, el engaño y la infidelidad, el sexo y la impotencia, el
deseo y el odio, la conciencia de vacío, la soledad y el miedo. Todo para concluir con la
insatisfacción que genera la falta de ternura y cariño en los hombres y mujeres que, como los
niños, sólo quieren que les quieran.
Esta secuencia es casi un tratado sobre las crisis matrimoniales y sus causas, sobre los
comportamientos compulsivos que se repiten una y otra vez: desde el odio y la acusación
hasta el arrepentimiento culpable y el perdón. Unas conductas que se suceden hasta el
infinito en un círculo reiterativo e infernal.
Mirar para otro lado
La reacción de Johan y Marianne ante el conflicto de sus amigos muestra de nuevo sus
divergencias. Aunque ella es muy dada a la construcción de teorías que expliquen los
embrollos de pareja y él es más pragmático que sentimental, ninguno de los dos se enfrenta a
la verdad.
Cuando Marianne aborta a pesar de que ha mostrado veladamente su disconformidad, se
observa en sus palabras un atisbo de sagacidad al mencionar a Johan que el problema no es
el niño sino ellos mismos. Su conciencia parece comenzar a despertarse ante la frivolidad de
su marido, empeñado en conversaciones sobre asuntos domésticos y triviales.
Su malestar se acrecienta ante la insistencia de su esposo en que descanse y duerma, todo
un símbolo del empeño a desplazar los problemas al terreno obscuro del inconsciente. El
sueño como modo de evitar enfrentarse a la comodidad de la mentira vivida de acuerdo con la
imagen que se espera de Marianne, es para Johan la garantía de que las cosas
permanecerán como están, sin molestos ni perturbadores cambios.
De este modo se hace patente el distanciamiento entre ambos, encarnado en la desolación
que expresa el rostro de Marianne. El último plano de su cuerpo bajo la sábana, y sus manos
aferrándose desesperadas a ella, cierran este episodio, pero abren el paso a la confusión y a
los problemas venideros.
II. El arte de esconder el polvo bajo los muebles
Este capítulo, al contrario del anterior, se desarrolla en varios espacios: la casa, el coche, los
respectivos despachos de Marianne y Johan, y el restaurante donde se reúnen para comer
juntos. En todos los ámbitos parece asomar el malestar latente y la opresión que el tedio y los
convencionalismos ejercen sobre los personajes.
En la casa queda probada la falta de libertad de la pareja para vivir sus vidas al margen de las
exigencias sociales de las familias de ambos. De nuevo sus reacciones son divergentes.
Mientras Johan se expresa con su habitual ironía, reflejo de su escéptico pesimismo,
Marianne acepta con abnegada naturalidad el malestar impuesto por las conveniencias.

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Cuanto más se aleja Johan de su papel de marido ideal, más se muestra Marianne de
acuerdo con su rol de mujer comprensiva que se sacrifica sin perder la serenidad ni la
sonrisa.
La aceptación de la mentira es también el fingimiento de una felicidad simulada. Ante la
frustración constante, Johan se esconde y Marianne intenta sin éxito proponer cambios, viajes
y otros artificios que les permitan seguir adelante en pos de una quimera cada vez más lejana.
El levísimo destello existencialista contenido en la pregunta de Marianne sobre la búsqueda
de su auténtica esencia tiene su correlato en la frustración de Johan por la crítica a sus
mediocres poemas.
Quizá la respuesta a la cuestión planteada por Marianne esté en su despacho y en la
entrevista a la señora Jacobi, una respetable mujer de 60 años que desea divorciarse. Su
argumento principal es la ausencia del amor y el deseo de enfrentarse al vacío progresivo de
una vida sin disfraces ni engaños.
Este personaje funciona como espejo de la propia Marianne y anticipa la previsible crisis de la
pareja. El personaje de la señora Jacobi es redondo y significativo en cuanto a la coherencia
de su desesperado discurso. Su nihilismo radical se justifica en la certeza de que cualquier
fingimiento conduce a la anulación y la muerte. La fuerza y claridad con que este personaje
percibe la desintegración física del cuerpo, la pérdida de las facultades sensoriales y la
cercanía del vacío y de la nada conmueven profundamente a Marianne. Su miedo se refleja
en el primer plano de sus ojos, colmados de bondad y comprensión hacia la anciana. Pero
aunque Marianne cree comprender, no actúa.
Mientras tanto, Johan da salida a sus demonios buscando la causa de su tedio y del
cansancio existencial que ha propiciado la pérdida de la pasión. Su invectiva sobre la mujer
por su condición de mártir oprimida está plagada de acusaciones y rabia por la vida que ha
llevado hasta ahora. La llamada crisis de los cuarenta parece haber anidado en un Johan
frustrado por la mediocridad y vulgaridad de su matrimonio y de su vida. Pero, como su
esposa, no se enfrenta a su verdad y prefiere irse a dormir.
De nuevo el sueño se ofrece como espacio de evasión ante las contradicciones personales,
pues así se retrasa el tiempo del dolor y se ocultan los más profundos conflictos. El violento
sarcasmo de Johan no hace reaccionar a Marianne, que amablemente pone el despertador
para el día siguiente. Un gesto muy doméstico cuando algo está a punto de estallarle en sus
propias narices. Y ella ni se entera.
III. Paula: la tercera en discordia
Este episodio en el que Johan confiesa su infidelidad y su apasionada relación con Paula, una
joven de veintitrés años, es uno de los más logrados del filme y donde la sutileza del director
se muestra con más talento. La frialdad y pragmatismo de Johan, cuando comunica a su
mujer su separación como un hecho consumado fruto de una decisión inapelable, se debilitan
ante la pasión con que reivindica su derecho a vivir intensamente.

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La apatía de su mujer y su preocupación por cuestiones cotidianas provocan un fulminante
estallido verbal en el que Johan vuelca su insatisfacción sexual a la par que justifica su
rebelión contra la presión familiar. Atribuye su fracaso vital a la frialdad de su esposa y a las
exigencias de su entorno, de modo que otra vez se engaña a sí mismo, confundiendo su
petición de una oportunidad de vivir verdadera e intensamente con la necesidad de satisfacer
sus deseos sexuales. Por eso, ante el dilema, huye con la jovencita que le augura placeres
inconmensurables y una nueva juventud, a la vez que, involuntariamente, miente a Marianne
al dejar constancia de su dolor por la situación creada.
Marianne, bloqueada por el estupor que esconde la gravedad del momento y una sensación
de irrealidad que le lleva a solicitar que le mientan si ello le da esperanza, siente la humillación
del abandono definitivo sin que la contención de su gesto le impida percibir la inevitable
soledad de su vida. Como hizo en el fin del primer episodio, se tapa con el edredón, y esta vez
llora.
Esta parte se ha desarrollado en dos dependencias de la casa: la cocina y el dormitorio. La
intensidad de las pasiones que se desatan y la fuerza de los diálogos dramáticos confieren al
filme cierto tono teatral y literario acordes con las filiaciones culturales del director.
Que un tema tan común y aparentemente vulgar alcance cotas altísimas de interés y emoción
son sin duda mérito de la calidad de la interpretación de dos actores carismáticos, que ofrecen
lo mejor de sí mismos. Una combinación de talento, ingenio y belleza en una película que ha
hecho, merecidamente, historia.
IV. Un valle de lágrimas: el fin del espejismo
Todo este episodio se desarrollará en el salón de la antigua vivienda común. Una Marianne
bella, satisfecha y distante se reúne con un Johan abatido y harto de su aventura amorosa y
de su trayectoria profesional. Las tornas han cambiado: Marianne es feliz con su
independencia, su amante y su profesión, mientras que la vida de Johan hace aguas. Sus
quejas se combinan con la añoranza del hogar perdido y la conciencia del vacío de su
existencia. Los intentos de Johan por acercarse a su todavía mujer chocan con el rechazo y la
frialdad de ésta. Pero los viejos roles se mantienen pues él habla y ella escucha. Cuando
Marianne lee en su diario el análisis de sus fracasos y de sus engaños como persona, él se
duerme.
Sin embargo, el contenido de esta lectura es uno de los más interesantes de la película, pues
Marianne revisa la inconsistencia de los principios que sustentaron su vida desde su infancia.
Define su educación como un veneno, un aprendizaje para el fingimiento y la falsificación, de
modo que denuncia el hecho de haber vivido la vida que los demás esperaban de ella sin
atreverse a ser ella misma.
La ironía que le lleva a confesar su vocación teatral siendo su vida “tan poco dramática” se
completa con la conciencia de haber sido dependiente de los deseos ajenos, incluido su
marido. La frase “Qué es lo que él quiere que yo quiera”, eje de su existencia, confirma esta
dialéctica entre lo auténtico y lo fingido presente en toda la historia.

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V. Los analfabetos: el gran estallido
Este episodio se desarrolla en su totalidad en el despacho de Johan, un lugar austero y triste
acorde con el estado de ánimo del protagonista. La conversación con Marianne pasa de tratar
detalles sobre aspectos materiales del divorcio a temas más trascendente, que tienen que ver
con la evolución de sus respectivas personalidades. En estos momentos las tornas parecen
haber cambiado. Marianne se muestra como una mujer fuerte, libre y satisfecha con su vida
personal y profesional, en tanto que Johan ofrece su lado más vulnerable, exponiendo el
fracaso de su relación con Paula y su cansancio y desencanto como funcionario marginado
por el gobierno.
El descarado optimismo de Marianne, respecto a la que ella considera excelente gestión de su
vida, contrasta también con la percepción de Johan sobre la situación vital de ambos. La frase
“Somos analfabetos funcionales. No sabemos nada de nosotros mismos” constituye la clave
de la lucidez de un personaje cuya única certeza es que la felicidad no existe y que las teorías
que sustentan los sueños son sólo ilusiones aptas para ingenuos y crédulos analfabetos. Su
clarividencia le deja desnudo e impotente ante la presunción de Marianne y la ostentación que
ella hace de su momento de gloria.
Mientras Marianne expone la crónica de su liberación como catarsis de su antigua y enfermiza
dependencia mediante un discurso analítico y emocional, Johan simplemente se deja ir hacia
el terreno de los sentimientos. Si él, rendido, suplica una nueva oportunidad, ella le lanza
reiteradamente el rechazo como un arma defensiva, con cierto cariz de venganza. La apatía
masculina y su aparente reconocimiento de culpabilidad no hallan otra respuesta que la
demanda femenina de igualdad y sinceridad. La propuesta de Marianne de aceptación mutua
sin representar papeles choca con el sutil pesimismo de Johan: “No es posible, la mascarada
continúa”.
La tensión acumulada por los silencios y las frustraciones de una vida desdichada estallan
violentamente en una disputa física y verbal que emerge cuando las palabras no sirven. La
violencia física como recurso ante la inoperancia de los argumentos. El odio contenido se
resume en la última frase de Johan: “Sólo quiero matarte ¿no lo entiendes, idiota? Podría
matarte”.
La respuesta de Marianne refleja lo difícil que es cambiar los roles y las cosas: “La culpa es
mía. No es nada”.
VI. A plena noche, en una casa oscura, en algún lugar del mundo
El título de esta última parte refleja la universalidad de la conclusión de este estudio sobre los
laberintos matrimoniales. Con una introducción sobre las diferencias generacionales y las
conquistas de las mujeres, encarnadas en Marianne y su madre viuda, el episodio se centra
en los encuentros furtivos de los dos protagonistas a espaldas de sus respectivas parejas.
Ahora que han pasado diez años más, han dejado de defenderse y aceptan sus limitaciones.
Aunque Marianne sigue con sus teorías sobre la felicidad, su seguridad se ve compensada

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por el nihilismo irónico de Johan. El humor preside ahora sus conversaciones, en un intento
de relativizar las verdades y mentiras absolutas:
—¿Quieres a tu mujer?
—Me gusta desayunar con ella…
La única seguridad que los amantes comparten es la constante e inevitable confusión en que
viven y la eficacia de la ternura como forma de paliar sus efectos. Sus charlas están
presididas por una lámpara de papel con forma de sol, que sonríe con sarcasmo como un dios
que escuchara, cruel y divertido, la cháchara de sus criaturas.
Con esta máscara que vigila otras máscaras finaliza Bergman su tratado sobre el matrimonio
con el complemento de un diálogo tan sugerente como perspicaz:
—A veces siento que te comprendo…
—A veces lamento no haber sabido querer a nadie…
—A mi manera particular e imperfecta… nos queremos…
—Todo es más sencillo. A plena noche. No hablemos de ello porque el amor se evapora.2
Director del filme
Ingmar Bergman

Nacio en Upsala, Suecia el 14 de julio de 1918 y


falleció en Fårö, Suecia el 30 de julio de 2007. Fue un
guionista y director de teatro y cine sueco. Considerado
uno de los directores de cine clave de la segunda mitad
del siglo XX, es para muchos, el cineasta más grande
de la historia del cine.

La carrera cinematográfica de Bergman comienza en


1941 trabajando como guionista. Su primer guion lo concibió en el año 1944 a partir de un
cuento suyo, Tortura, que sería finalmente un filme dirigido por Alf Sjöberg.

El éxito internacional de Tortura le permitió a Bergman iniciarse como director, un año


después, con Crisis. Durante los siguientes diez años escribió y dirigió más de una docena de
películas, que incluyen Llueve sobre nuestro amor , Prisión en 1949, Noche de circo y Un
verano con Mónica, ambas de 1953.

Curiosamente, el primer reconocimiento internacional, tanto de público como de crítica, se dio


en países periféricos de la industria cinematográfica, con la exhibición de Juegos de
verano en España y Juventud divino tesoro en Uruguay y Argentina en el Festival de Cine
de Punta del Este de 1952. El éxito obtenido en ese festival dio lugar a la exhibición de toda la
obra inicial de Bergman en Río de la Plata así como inmediatamente en Brasil, cuando obtuvo
una alta valoración tanto por el público como por la crítica, antes de su reconocimiento
internacional en Europa y América del Norte. La adhesión del público y la crítica

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http://www.encadenados.org/rdc/rashomon/124-rashomon-n-82-crisis-de-pareja/3546-secretos-de-un-matrimonio-scener-ur-
ett-aektenskap-1973-de-ingmar-bergman

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cinematográfica del Cono Sur latinoamericano persistió durante toda la obra posterior de
Bergman.

En 1966, tras pasar unos meses hospitalizado, Bergman dirigió Persona, una película que el
propio autor consideraría de las más importantes de su carrera, y que condensa de forma
magistral todo el trabajo que venía haciendo desde comienzos de los años 60.

En 1967, Bergman rodó una de sus obras más crípticas y polémicas: La hora del lobo, un
trabajo tan adorado como criticado por su público debido a su compleja narración y
simbolismo. Ya en 1968 se despidió del blanco y negro (volvería a él en 1980) con la cruda
película bélica: La vergüenza y el film para la televisión sueca El rito. «En el origen de La
vergüenza hay un horror personal: vi un reportaje sobre Vietnam, antes de la gran escalada,
basado en los sufrimientos de civiles; los personajes principales son dos músicos, y él pierde
el equilibrio en una invasión bélica.»

En 1971 se estrenó La carcoma, primera película rodada íntegramente en inglés y producto


puramente pensado para el mercado hollywoodense, del que el propio director renegaría años
después y que supuso uno de sus mayores fracasos de crítica. Fracaso que se subsanaría
con el estreno de Gritos y susurros un año después. Obra preciosista y atormentada, de
intachable fotografía y escaso diálogo, que se encumbraría entre las más aplaudidas del
director, con tres nominaciones a los Oscar y premios en Cannes, y que suponía un regreso
más oscuro y onírico a temas tratados en películas anteriores como El silencio.

En estas fechas Bergman trabajó para la televisión sueca. Dos de los trabajos más
memorables son Secretos de un matrimonio y La flauta mágica. La excelente Secretos de un
matrimonio tendría su estreno cinematográfico en versión acortada y sería recordada como
uno de los mejores ahondamientos en las relaciones de pareja llevados a la pantalla. La flauta
mágica, en sueco, dio una síntesis teatral sencilla y sabia de Mozart.

En 1982 Bergman estrenó su última película para cine Fanny y Alexander que ganaría el
Óscar, el Globo de Oro y el César a la mejor película extranjera, además de otras
nominaciones. Esta película supondría la despedida del director del celuloide y sería
considerada por muchos el broche de oro a una carrera llena de obras maestras.

A partir de entonces Bergman se dedicó al teatro y a rodar películas para televisión: tiene
especial interés Saraband (2003), la última rodada por el director y en la que retoma los
personajes de su obra Secretos de un matrimonio, para situarlos en la ancianidad. La concibe
como un homenaje a Ingrid, recién desaparecida.3

Filmografia del director

Año Película
2005 SARABAND
2000 INFIDELIDADES
1984 DESPUES DEL ENSAYO
3
https://es.wikipedia.org/wiki/Ingmar_Bergman

12
1983 FANNY Y ALEXANDER
1980 LA VIDA DE LAS MARIONETAS
1978 SONATA OTOÑAL
1978 EL HUEVO DE LA SERPIENTE
1976 CARA A CARA
1974 LA FLAUTA MAGICA
1973 ESCENAS DE LA VIDA CONYUGAL
1972 GRITOS Y SUSURROS
1971 EL TOQUE
1968 LA HORA DEL LOBO
1968 VERGUENZA
1966 PERSONA
1964 NI HABLAR DE ESAS MUJERES
1963 EL SILENCIO
1962 DETRAS DE UN VIDRIO OSCURO
1962 LUZ DE INVERNO
1960 EL OJO DEL DIABLO
1959 LA FUENTE DE LA DONCELLA
1958 EL MAGO
1957 LA FUENTE DE LA DONCELLA /
FRESAS SALVAJES
1957 CUANDO HUYE EL DIA
1957 EL SEPTIMO SELLO
1956 NINA
1955 SONRISAS DE UNA NOCHE DE
VERANO
1954 UNA LECCION DE AMOR
1953 NOCHE DE CIRCO
1952 SECRETOS DE MUJERES
1952 UN VERANO CON MONIKA
1950 JUVENTUD DIVINO TESORO
1949 LA SED
1949 HACIA LA FELICIDAD 4

Fuentes de consulta

http://www.filmaffinity.com/mx/film889645.html
http://www.lacabecita.com/2014/06/secretos-de-un-matrimonio-mas-alla/
http://www.encadenados.org/rdc/rashomon/124-rashomon-n-82-crisis-de-pareja/3546-
secretos-de-un-matrimonio-scener-ur-ett-aektenskap-1973-de-ingmar-bergman
https://es.wikipedia.org/wiki/Ingmar_Bergman
http://www.videomaniaticos.com/comprar/ficha_actores.asp?id_personaje=1461

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http://www.videomaniaticos.com/comprar/ficha_actores.asp?id_personaje=1461

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