Bravo Bernardino (2009) - El Juez Entre El Derecho y La Ley-Pp. 600-609-1

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 10

600 BERNARDINO BRAVO LIRA

PRIMACIA DE LOS ABOGADOS:


ESTADO MODERNIZADOR Y CODIFICACIÓN

Estado modernizador

Los comienzos de los estudios de derecho en Chile, a mediados


del siglo XVIII coinciden con el despegue del Estado modernizador.
Por entonces el país se hallaba consolidado y entraba en una era
de grandes transformaciones, promovidas desde arriba por el Esta-
do. Bajo el signo de la Ilustración, se implantaba una nueva forma
de gobernar que, en términos generales, persistió hasta la década del
1970. Se entendió que era tarea del poder hacer la felicidad del
pueblo. Con este fin, se montó una red de oficinas, como los minis-
terios y otras reparticiones estatales menores. Nadie se halló más a
sus anchas en este aparato estatal que los abogados.
Expresión del nuevo modo de gobernar fue la codificación del
derecho. De ahí que el letrado se convirtiera en un hombre clave.
Este protagonismo es una constante a lo largo de toda la vida del
Estado modernizador, desde la hora de sentar sus bases, bajo la
monarquía ilustrada (1760-1810); hasta la de reorganizarlo, tras la
independencia, bajo la forma de una república ilustrada (1810-1860)
y finalmente en sus ulteriores transformaciones, la república libe-
ral-parlamentaria (1860-1924) y la república intervencionista-pre-
sidencial (1924-1973), que cierra el ciclo de este Estado moderni-
zador48.
Sus notas distintivas son bien conocidas. Desde temprano se
diferencia del Estado jurisdiccional de los siglos XVI y XVII. No se
contenta con mantener a los gobernados en paz y en justicia. Eso le
parece poco. Se propone mejorar sus condiciones de vida, en el len-
guaje de la época, promover su felicidad. En consecuencia, inaugura

48 Ver nota 1.
ESTUDIOS DE DERECHO Y CULTURA DE ABOGADOS EN CHILE 1758-1998 601

un nuevo modo de gobernar, por ministerios, en lugar del gobierno


por consejo, propio del Estado judicial.
Nada refleja mejor la continuidad de este gobierno por ministe-
rios desde el siglo XVIII hasta el XX, que el crecimiento de las
instituciones estatales y la codificación del derecho vigente49. La
multiplicación de los ministerios, oficinas instituciones estatales, a
las que en su fase final (1924-1974) se añaden otras fatales, es una
constante. También lo es la codificación del derecho, desde las
ordenanzas del siglo XVIII –militares, de comercio, minería,
intendentes, etc.– hasta los códigos y constituciones escritas de los
siglos XIX y XX.

Edad de oro de la abogacía en Chile

El letrado hizo suyo el ideal del Estado modernizador. Se iden-


tificó con su empeño por promover la felicidad pública por la acción
del poder. Por eso mismo se convirtió en el más calificado represen-
tante del gobierno por ministerio.
Se comprende, pues, que hasta principios del siglo XX la Facul-
tad de Derecho ocupara un lugar prominente dentro de la Univer-
sidad. Fue junto con la de Teología, uno de los pilares de la Univer-
sidad de San Felipe. Las tres Facultades restantes. Filosofía. Medi-
cina y Matemáticas, tuvieron un papel claramente menor o insigni-
ficante. Basta ver el número de estudiantes y de graduados. Esta
diferencia se explica porque –como se dijo– los grados de derecho
habilitaban para optar a los oficios letrados y los de teología a los
eclesiásticos50.

49 HESPANHA, António, As Vísperas do Leviathan, 2 vols., Lisboa 1986, trad. caste-


llana, con notas incompletas, Madrid 1989. TAU ANZOÁTEGUI, Víctor, Casuismo y siste-
ma, Buenos Aires 1992. BRAVO LIRA, nota 42.
50 Para esto y lo que sigue, BRAVO LIRA, nota 16.
602 BERNARDINO BRAVO LIRA

En otro trabajo nos hemos referido a los letrados salidos de la


Real Universidad. Constituyen la plana mayor del Chile de la pri-
mera mitad del siglo XIX, gobernantes, eclesiásticos, magistrados
y hombres públicos en general, desde Juan Egaña y el obispo Ro-
dríguez de Zorrilla hasta el canonista Justo Donoso y el Presidente
Manuel Montt51.
El predominio de los abogados se reforzó en la Universidad de
Chile, denominación que se dio oficialmente a la de San Felipe a
partir de 1839. Aunque mantuvo sus mismas cinco Facultades, que
son las que figuran hasta ahora en su sello, la de Derecho pasó a ser,
sin disputa, la primera. No sólo porque a ella pertenecía la mayoría
de los estudiantes, sino a causa de la fama y figuración de sus cate-
dráticos, muchos de los cuales ocupaban los primeros puestos en la
vida pública52.
Dos textos clásicos tuvieron vigencia continental, los Principios
de Derecho internacional de Andrés BELLO (1781-1865)53 y las
Instituciones de Derecho canónico americano de Justo DONOSO
(1800-1868)54. El renombre de la Facultad lo asentaron catedráti-
cos de la talla de un Rafael Fernández Concha (1833-1912), cano-
nista y filósofo del derecho, el constitucionalista Jorge Huneeus
Zegers (1835-1889), los procesalistas José Bernardo Lira (1835-
1886) y Manuel Egidio Ballesteros (1844-1914) y, no en último
lugar, el civilista Luis Claro Solar (1917-1943), ya mencionado.
Chile se convirtió entonces en uno de los focos de esa cultura de
abogados, que predomina en Hispanoamérica por lo menos hasta

51 BRAVO LIRA, “La Universidad de Chile...”, nota 8


52 Íd.

53 BELLO, Andrés, Principios de derecho de gentes, Santiago 1832, sucesivas edi-

ciones bajo el título indicado en el texto, Valparaíso 1844, Caracas 1847, Madrid 1883,
Buenos Aires 1976.
54 DONOSO, Justo, Instituciones de derecho canónico americano, Valparaíso 1848-

1869, sucesivas ediciones, París 1854, Santiago 1861-1862, Friburgo Brisgovia 1909.
ESTUDIOS DE DERECHO Y CULTURA DE ABOGADOS EN CHILE 1758-1998 603

mediar el siglo XX. El letrado formado en las Facultades de dere-


cho, pasó a ser el mejor capacitado para entender y manejar los
asuntos de gobierno. Casi podría decirse, que, como hombre públi-
co, relegó de hecho a los demás, a los legos en derecho, a la condi-
ción de ciudadanos de segunda clase55.
En otras palabras, la época del Estado modernizador fue la edad
de oro de los estudios de derecho y de la abogacía en Chile. Su
prestigio y su peso en la vida nacional no tuvieron comparación.
Más allá de las fronteras esta cultura de abonados era común a toda
Hispanoamérica. Por encima de su multiplicidad el derecho mani-
festaba la unidad entre estos Estados, no menos que la lengua y la
mentalidad, testimoniaban la de los pueblos mismos.

Nuevas Facultades de Derecho (1865-1953)

El auge de la abogacía llega a su punto culminante en el últi-


mo cuarto del siglo XIX. Entonces se fundan nuevos cursos, es-
cuelas y Facultades de derecho en Santiago y fuera de la capital.
A la de la Universidad de Chile se añadieron, cursos de leyes en
el Liceo de Concepción (1865) y dos en Valparaíso –antecedentes
de dos Facultades actuales: de las universidades Católica de Val-
paraíso y de Valparaíso– y una segunda Facultad en la capital, la
de la Universidad Católica de Chile, cuyos cursos se iniciaron en
1889.
Largo sería reseñar la consolidación y peso en la vida nacional
de estas cuatro nuevas Facultades hasta que les fue reconocida su
plena autonomía en 1953.
En Concepción, inauguró los estudios en 1865, con una lección
de derecho romano, Antonio Soto, primer y, por un tiempo, único
catedrático. Sucesores suyos en dicha cátedra fueron Francisco de

55 STEGER, “Die Bedeutung...”, nota 7. BRAVO LIRA, “Universidad de Chile...”, nota 8


604 BERNARDINO BRAVO LIRA

Paula Salas (1878-1894), Víctor Manuel Rioseco, Pablo Vergara


Soto Glen y Luis Herrera Reyes (1938-1976). Primer titular de De-
recho Canónico fue Absalón Cifuentes (1877-1884). Le siguieron
Anselmo Blait (1887-1900) e Ismael Méndez (1900-1907). Su su-
cesor, Pedro Nolasco Cruz, fue el primero de Historia del Derecho.
Renovó a docencia, al oponer al método exegético en boga otro que
fuera más allá de los códigos. En esta cátedra la gran figura fue, sin
duda, Luis David Cruz Ocampo. Entre sus sucesores se destaca
Alfonso Urrejola Arrau y Telmo García Durán (1952 adelante)56.
No deja de ser significativo el hecho de que la primera Facultad
de la Universidad Católica fuera la de Derecho. Por tener su sede en
la capital, pudo contar entre sus profesores a los mejores juriscon-
sultos de la época y mantener estrechos vínculos con la Universidad
de Chile. Así se vio desde el principio. El primer decano, José Cle-
mente Fabres (1826-1908), acababa de dejar el mismo cargo en
dicha casa de estudios. No pocos catedráticos enseñaron en ambas
Facultades. Tal fue el caso, en Derecho Romano de Cosme Campillo
y de Rafael Raveau, y en Historia del Derecho, de Carlos Silva
Cotapos y Jaime Eyzaguirre57.
Los dos cursos, luego Facultades, de Valparaíso mostraron rara
vitalidad. En el más antiguo (1898-1901 y 1903 adelante), que ter-
minó por incorporarse en 1947 a la Universidad Católica. Los pri-
meros catedráticos de Derecho Romano fueron Bernardo Solar
Arana y Manuel Merino. El segundo egresado de esta Escuela que
recibió el título de abogado, Rafael Raveau Soulés, ya nombrado,

56 El Curso de Leyes de Concepción, Concepción 1915. Debo su conocimiento a

gentileza del profesor de Historia Constitucional, don Sergio Carrasco Delgado. BAEZA
MARAMBIO, nota 4. FUENZALIDA PEREYRA, Jorge, Un siglo de estudios jurídicos en Con-
cepción 1865-1965, Concepción 1965.
57 Por todos, Universidad Católica de Chile, Bodas de oro 1888-1938, Santiago

1938. KREBS WILCKENS, Ricardo y otros, Historia de la Universidad Católica de Chile,


1888-1998, 2 vols., Santiago, 1994.
ESTUDIOS DE DERECHO Y CULTURA DE ABOGADOS EN CHILE 1758-1998 605

llegó a ser el más destacado romanista de su tiempo en Chile. Au-


tor de un texto de gran acogida, dictó cursos, en su Facultad de ori-
gen y en las dos de Santiago. Catedrático de Derecho Canónico e
Historia del Derecho fueron sucesivamente Calmes, Rafael Gandol-
fo Baron, Osvaldo Lira Pérez y más tarde Enrique Molina López58.
El otro curso se abrió definitivamente en 1911 (1896-1901) y
desde 1981 pasó a formar parte de la Universidad de Valparaíso.
Tuvo como catedrático de Derecho Romano, por más de tres déca-
das, a Exequiel Camus Valdés. Paralelamente, los primeros profe-
sores de Historia del Derecho fueron el alemán Carlos Rudolph
(1852-19?), Ruperto Bahamonde Rivera (1862-1926) y Osvaldo
Bordalí. Algunos catedráticos publicaron textos de sus cursos que
tuvieron amplia acogida, por ejemplo los manuales de Derecho
Civil de Victorio Pescio Vargas y de Ramón Meza Barros, los tra-
tados de Derecho Penal de Gustavo Labatut Glena y de Derecho
Procesal de Carlos Anabalón59.

Ocaso del Estado


modernizador y de la abogacía (1953-1973)

Desde mediados de siglo, los egresados de las flamantes Facul-


tades de Economía comenzaron a disputar su protagonismo en la
vida pública a los abogados. Asumieron puestos directivos en el

58 HERNÁNDEZ, Roberto, El Curso de leyes de los Sagrados Corazones de Valparaí-

so, Valparaíso 1932. BAEZA MARAMBIO, nota 5. GARCÉS GUZMÁN, Rodolfo, Crónica de
medio siglo, Valparaíso 1979. MERELLO ARECO, Ítalo y SALINAS ARANEDA, Carlos, “Cien
años del Curso de Leyes de los Sagrados Corazones”, en El Mercurio de Valparaíso, 6
de abril de 1994.
59 BAEZA MARAMBIO nota 4. GUZMÁN ESCOBAR, Óscar, La Escuela de Derecho de
Valparaíso. Semblanza histórica 1911-1961, Valparaíso 1961. PEDRALS, Antonio; NAVA-
RRO, Horacio y TOPACIO , Aldo, La Escuela de Derecho de la Universidad de Valparaíso,
Valparaíso 1982.
606 BERNARDINO BRAVO LIRA

Estado modernizador. Fueron un factor decisivo en su transforma-


ción de liberal parlamentario en intervencionista presidencial.
La era de los Presidentes letrados tocó a su fin. En los 46 años
que corren entre 1952 y 1998, hay tan sólo dos presidentes aboga-
dos, de un total de siete, los cuales cubren en total diez años: Eduar-
do Frei Montalva (1964-1970) y Patricio Aylwin (1990-1994). En
cambio, durante casi un cuarto de siglo gobiernan presidentes mi-
litares, Carlos Ibáñez (1952-1958) y Augusto Pinochet (1974-1990).
Los once años restantes se los reparten dos ingenieros, Jorge
Alessandri (1958-1964) y Eduardo Frei Ruiz-Tagle (1994 adelan-
te), y un médico, Salvador Allende (1970-1973)60.
Esta fase se caracteriza por una nueva manera de plantear la
modernización. Se divide a los países en desarrollados y no desa-
rrollados y, según esto, se equiparan entre sí modernización y desa-
rrollo, entendido como reproducción en el propio país de un modelo
ya realizado fuera por las potencias industrializadas61. El papel del
Estado se concreta en promover su implantación. De esta manera,
el Estado modernizador ingresa en la etapa intervencionista y pre-
sidencial, que es también la final. Su máxima expresión fueron las
grandes planificaciones globales de la segunda mitad de la década
de 196062.
En contraste los estudios jurídicos parecen anquilosarse. Fren-
te a los cambios de todo orden en la vida nacional e internacional,
no se atina sino a clamar y reclamar modificaciones legales para

60
Últimamente, BRAVO LIRA, Bernardino, “Presidente y gobierno en Chile. De la
monarquía a la monocracia”, en Revista Chilena de Historia y Geografía 161, Santiago
1994-1995.
61GÓNGORA DEL CAMPO, Mario, “Materialismo neocapitalista, el actual ídolo del
foro”, en Dilemas 2, Santiago 1966, ahora en el mismo, Civilización de masas y espe-
ranza, Santiago 1987.
62 GÓNGORA DEL CAMPO, Mario, Ensayo histórico sobre la noción de Estado en

Chile en los siglos XIX y XX, Santiago 1981.


ESTUDIOS DE DERECHO Y CULTURA DE ABOGADOS EN CHILE 1758-1998 607

apuntalar el derecho codificado63. La cultura de abogados deja de


ser dinámica y eficiente. Un análisis de ella, al comenzar la década
de 1990, concluye que permanece anclada en la creencia en el
monopolio y omnipotencia de la ley como fuente del derecho64. El
abogado se reduce así a un perito legal, incapaz de abordar situacio-
nes nuevas. La iniciativa pasa, entonces, a otros, más dinámicos y
emprendedores: economistas, ingenieros, políticos de partido, etc.
No es extraño que la actitud frente a los letrados y la considera-
ción de que gozaban, cambiara sensiblemente. Las grandes plani-
ficaciones globales marcan el fin del multipartidismo en Chile65. Lo
que representó un golpe contra la primacía de los abogados como
hombres públicos por excelencia. Ellos componían un espectro más
amplio incluso que todos los partidos juntos. Los Presidentes en
cambio gobiernan con el o los partidos que los eligieron y sólo
consideran confiables para realizar su programa a sus afiliados. Los

63 Al respecto es ilustrativa la bibliografía sobre crisis del derecho. LIRA URQUIETA,

Pedro, “La crisis del Derecho (1934)”, en Temas Universitarios, Santiago, 1945, pp. 77-
96. El mismo, De la necesidad de refundir y modernizar nuestra legislación, Santiago,
1958. NOVOA MONREAL, Eduardo, “La crisis del sistema legal chileno”, en Mensaje 134,
Santiago 1964, y en Revista de Derecho y Jurisprudencia 62, Santiago 1965; ahora en el
mismo, Una crítica al derecho tradicional, Santiago 1993. VELASCO LETELIER, Eugenio,
El Derecho y los cambios sociales, Santiago 1968. Otro enfoque, OLGUÍN BUECHE, Adriana,
Las lagunas de la ley y el arbitrio judicial, Valparaíso, Santiago 1936. SILVA FERNÁNDEZ,
Pedro, “El arbitrio judicial ante el Código Civil”, en Revista de Derecho y Jurispruden-
cia 38, Santiago 1941. BRAVO LIRA, Bernardino, La positivización del Derecho, ibíd. 62,
Santiago 1965, con bibliografía. SALVAT MONGUILLOT, Manuel, “Necesidad de la pers-
pectiva histórica en los estudios de Derecho”, en Anales de la Facultad de Ciencias
Jurídicas y Sociales, Universidad de Chile, 7, Santiago 1967; hay separatum.
64 SQUELLA, Agustín, “La cultura jurídica chilena”, en el mismo (editor), La cultura

jurídica chilena, Santiago 1992, esp. p. 35. Cfr. “Discurso...”, nota 29.
65 VÉLIZ, Claudio “Continuidades y ruptura en la historia chilena. Otra hipótesis
sobre la crisis chilena de 1973”, en Estudios Públicos 12, Santiago 1983. BERTELSEN
REPETTO, Raúl, “La crisis del constitucionalismo chileno” en Cruz del Sur 1. Valparaíso
1975, BRAVO LIRA, Bernardino Régimen de gobierno y partidos políticos en Chile (1924-
1973), Santiago 1978.
608 BERNARDINO BRAVO LIRA

cargos públicos, desde Ministro de Estado para abajo se reparten


entre ellos. Los demás chilenos, pasan a ser espectadores ciudada-
nos de segunda categoría, que pagan impuestos y votan, pero, ex-
cluidos de hecho, de las tareas de gobierno y de los puestos estata-
les y paraestatales. De esta suerte, los hombres del o los partidos
gobernantes desplazan a los hombres de derecho en el gobierno y
las instituciones oficiales.
En los medios gobernantes, se mira a los abogados con descon-
fianza, como retardatarios, cuando no como un estorbo, a causa de
su mentalidad legalista. Dentro de las planificaciones globales, a lo
sumo se cuenta con ellos en papeles subalternos, a modo de auxi-
liares, más o menos diestros en hallar vías legales para ejecutar la
transformación que los gobernantes se sienten llamados a realizar:
una revolución en libertad o un socialismo no violento. Lo que
importa a los gobernantes no es atenerse al derecho, sino dar con
algún procedimiento legal que legitime su actuación66. Es la épo-
ca de los resquicios legales67.
El propósito de substituir la legalidad vigente por otra más con-
forme con la propia ideología, lleva a una verdadera disociación de
la legalidad. Para abrir paso a la que se pretende imponer: se echó
mano de consignas importadas del extranjero. “legalidad formal”,

66 BRAVO LIRA, nota 42.


67 NOVOA MONREAL, nota 63. El mismo, “Vías legales para avanzar al socialismo”,

en Revista de Derecho Económico 33-34, Santiago 1971. El mismo, “El difícil camino
de la legalidad”, en Revista de la Universidad Técnica del Estado 7, Santiago 1972,
ahora estos dos trabajos en el mismo, Los resquicios legales, Santiago 1992, apéndices I
y II. RODRÍGUEZ ELIZONDO, José, “La violencia institucional”, en Revista de la Universi-
dad Técnica del Estado 4, Santiago 1970. El mismo, “Chile, la Revolución y la ley”, en
Principios 43, Santiago 1972. Un análisis de los planteamientos anteriores y de sus
aplicaciones de hecho, ARRIAGADA, Genaro, De la vía chilena a la vía insurreccional,
Santiago 1974. GARAY VERA, Cristián, “Vía chilena hacia el socialismo. Innovaciones en
el leninismo”, en Revista de Derecho Público 41-42, Santiago 1987. SOTO KLOSS, Eduardo
y ARÓSTICA MALDONADO, Iván, La destrucción del Estado de derecho, 1970-1973, ibíd.
53-54, 1993.
ESTUDIOS DE DERECHO Y CULTURA DE ABOGADOS EN CHILE 1758-1998 609

“legalidad sobrepasada”, o incluso, “violencia institucionalizada”


(a través de la legalidad) o “inmanente al sistema” (legal)68. Como
remedio para tales situaciones propuso las mencionadas “revolu-
ción en libertad” o “vía legal hacia el socialismo”. Tal vez nadie
expresó mejor que el Presidente Allende esta disociación de la
legalidad. En su primer mensaje al Congreso Pleno en 1971 no
vaciló en advertir: “Del realismo del Congreso depende en gran
medida que a la legalidad capitalista suceda la legalidad socialis-
ta, conforme a las transformaciones socioeconómicas que estamos
implantando, sin que una ruptura violenta de la juridicidad abra las
puertas a arbitrariedades y excesos que responsablemente quere-
mos evitar”69.

LOS ABOGADOS ANTE


EL DESAFÍO DE LA DESCODIFICACIÓN

Estado subsidiario novísimas


Facultades de Derecho (1981 adelante)

Con estas planificaciones globales, llega a su fin en la década de


1970 el Estado modernizador. Más que nada se trata del ocaso de un
ideal. Se abandona, no sin pena, el sueño del Estado promotor de la
felicidad de la población y, que, por ende, regula y controla de sus
actividades. Por la acción combinada de economistas y gobernan-

68 La tesis de la violencia institucionalizada fue lanzada por Franois Houtart en


Lovaina por los años 50. BRAVO LIRA, “Nueva institucionalidad. Medio siglo de trayec-
toria institucional en Chile 1924-1973”, en Portada 43, Santiago 1973, ahora en el mis-
mo, De Portales a Pinochet, Gobierno y Régimen de gobierno en Chile, Santiago 1985,
el mismo, nota 65, esp. p. 159 y p. 311, nota 249.
69 ALLENDE GOSSENS, Salvador, Primer Mensaje del Presidente al Congreso Pleno,

21 de mayo de 1971, Santiago 1971. Sobre la disociación de legalidad, BRAVO LIRA,


notas 65 y 42.

También podría gustarte