El Imperio Colonial. América

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EL IMPERIO COLONIAL: AMÉRICA.

La exploración y conquista de América y el Pacífico.

A partir de 1499 la conquista de América la realizaron conquistadores


independientes (hidalgos, soldados) que reclutaban sus propias tropas,
financiaban la expedición y colonizaban las tierras bajo soberanía de los reyes
españoles. Los reyes firmaban capitulaciones con los conquistadores por las
cuales les compensaban con honores, tierras y una parte del botín. La
conquista de América (XV-XVII) tiene tres etapas: Antillas, continentales,
interiores:
Antillas 1502-1519 (en tiempos de los RRCC): la Española, Puerto
Rico, Cuba y resto de islas del Caribe. Desaparece la población indígena
(enfermedades, trabajos forzados); se obtienen oro y perlas. Se fundanlas
primeras ciudades y se pasa al continente. En 1513 Vasco Núñez de Balboa
atraviesa el istmo de Panamá y descubre el Pacífico, desde donde se realizará
la conquista de Perú y Chile.
Imperio azteca e inca (Carlos V). México es conquistado por Hernán
Cortés 1519-21 con ayuda de indios sometidos por los aztecas. Apresa a
Moctezuma y toma la ciudad de Tenochtitlán. Al tiempo Magallanes y Elcano
dan la primera vuelta al mundo 1519-22: demuestran la esfericidad de la
tierra. Francisco Pizarro conquista el Imperio inca; apresa a Atahualpa y entra
en Cuzco (1531-35); funda Lima. La civilización maya ya había desaparecido.
La conquista es posible, pese a ser pocos en número, por el factor sorpresa,
armas de fuego, caballos, perros de presa, barcos, ayuda de la propia
población sometida, las profecías indias, el valor y la capacidad de sufrimiento
de los conquistadores, en su mayor parte castellanos.
Expediciones interiores: se realizan muchas desde 1550 hasta el
siglo XVII: se conquista Nuevo México, Florida, Texas, California (Nuñez
Cabeza de Vaca); la cuenca del Orinoco y del Amazonas (Lope de Aguirre y
Orellana), el interior de Argentina. Pedro Valdivia conquista Chile y atraviesa
los Andes. Se explora la costa del Pacífico. Desde Acapulco, México.
El Pacífico: Las rutas entre América e India preocupaban a López de
Villalobos que, partiendo de Méjico dio a España en 1542 su gran plataforma
asiática: Filipinas. Legazpi conquistaría Filipinas. Después se abriría la ruta
entre Filipinas y China (plata a cambio de sedas, porcelanas, productos de
lujo) y Méjico (Galeón de Manila).
En definitiva, con el descubrimiento y la conquista de América aparece en
la escena mundial un nuevo territorio que será clave para la conversión de
España (aunque sería mejor decir Castilla) en un imperio y que cambió por
completo el rumbo histórico de la vieja Europa.

La colonización americana.
A la par que la conquista, comienza la colonización, es decir, la fundación
de ciudades, la administración, la explotación de recursos y el comercio. De
América se trae plata, oro y perlas, productos como el cacao, maíz, patata,
tabaco. De España se llevan manufacturas, materias primas, mercurio, tejidos,
vino, aceite, armas, municiones, herramientas, cultivos como el arroz y el café,
ganado, caballos.
El descubrimiento (1492), conquista y posterior colonización de América
convirtió a la monarquía española en una gran potencia económica y colonial,
que intentó sacar el máximo beneficio de aquellas tierras. La historia ofrece
pocos ejemplos de eficacia y celeridad tan grandes en un esfuerzo de
descubrimiento y ocupación. Esta es como el relevo de la Reconquista ibérica.
A esta visión se le opone la de “las tiranías y crueldades perpetradas por los
españoles en las Indias Occidentales”, leyenda difundida por los adversarios
de España (ingleses, franceses, criollos independentistas, etc.) y que forjó la
“leyenda negra” en torno a la historia moderna de España.
En líneas generales la conquista y posterior colonización implicaron
consecuencias fatales para la población indígena entre las que caben
destacar: el fuerte descenso demográfico fruto de las enfermedades de origen
europeo y la dureza del trabajo al que fueron sometidos y la aculturación
impuesta sobre todo a través de un severo proceso evangelizador que acabó
con las formas de vida y creencias tradicionales de los indígenas. Tanto es así
que desde bien pronto desde los propios países conquistadores surgieron
voces críticas con los métodos empleados, en especial desde órdenes como la
de los dominicos, que denunciaban prácticas como el requerimiento (invitación
forzosa a aceptar la soberanía del conquistador); la encomienda (fórmula
consagrada por las Leyes de Burgos en 1512 a caballo entre la esclavitud y el
feudalismo: a un encomendero colonizador se le asignaba una partida de
encomendados indios que trabajaban la tierra y pagaban tributos a cambio de
protección y evangelización) y el reclutamiento forzoso de mano de obra,
conocido como tandas en México y mita en Perú. Bartolomé de las Casas,
Ginés de Sepúlveda y Francisco de Vitoria protagonizaron en la primera mitad
del siglo XVI un debate en torno a la legitimidad de la conquista que tuvo
como resultado la promulgación de unas Leyes Nuevas para América (1542-
43), las cuales, pese a su relativo cumplimiento, se concibieron con la
intención de evitar prácticas abusivas. Esta situación fue la que dio origen a la
“leyenda negra”.

Fray Bartolomé de las Casas encabeza las voces de protesta de la Iglesia


contra la explotación del indígena. Carlos V, conmovido por los abusos, y
enterado de la polémica entre Las Casas y Ginés de Sepúlveda, dicta las Leyes
Nuevas de 1542, que abolían las encomiendas. Muchos encomenderos, como
Pizarro, se sublevaron. Finalmente se mantuvieron las encomiendas (Real
Provisión de Malinas), con dos condiciones: que no serían perpetuas sino
temporales, y no debían ser una carga para los indios, sino que pagarían al
encomendero el tributo que debían pagar al rey (maíz, cacao, gallinas, tejidos
de algodón). Aunque los indios estaban protegidos por las leyes, las audiencias
y los Protectores de Indios, los abusos siguieron existiendo. Se inicia el
comercio con esclavos africanos para sustituir a la diezmada población nativa.
A pesar de ello hubo territorios muy extensos que no estuvieron sujetos a la
encomienda. Los misioneros jesuitas crean las reducciones: son poblados (de 3
mil a 8 mil indios) que agrupan a los indios nómadas convertidos, con casas,
iglesia, reparto de tierras, iniciación en la agricultura y artesanía, y mando
indígena. Por otro lado, los colonizadores españoles se mezclaron pronto con
los naturales, produciendo un intenso mestizaje, visible hoy, que resulta ser
caso prácticamente único en las colonizaciones europeas.

La Administración colonial: gobierno y administración.


Al descubrimiento y conquista de los nuevos territorios siguió desde
principios del siglo XVI un proceso de colonización y explotación de recursos
para el cual la metrópoli necesitó extender su aparato administrativo a las
colonias. Así, muy tempranamente la Corona de Castilla promovió dos
instituciones que se ocuparían de los asuntos americanos:
La Casa de Contratación de Sevilla, fundada en 1503, tenía como
cometido organizar y controlar todo el comercio y la navegación con América
(inspección de navíos, recaudación de impuestos, elaboración de mapas, etc.).
El Consejo de Indias, creado en 1523, que tenía jurisdicción sobre todos
los territorios y organismos americanos, incluida la Casa de Contratación y
entre cuyas funciones estaban la de nombrar cargos y fiscalizar todos los
asuntos económicos relativos a América.
Los territorios americanos fueron incorporados a la Corona de Castilla, pero
por sus peculiaridades y su enorme tamaño respecto a la metrópoli las
instituciones de su administración territorial adquirieron ciertos rasgos
propios:
Virreinatos: dirigido por el Virrey, procedente de la alta nobleza
castellana, y constituía la circunscripción de rango superior. Eran dos: el
virreinato de Nueva España (1535) que ocupaba la América mexicana y
central y el virreinato de Perú (1543) que abarcaba América del Sur. El límite
jurisdiccional entre uno y otro estaba en Panamá. Los virreyes tenían amplios
poderes en su calidad de representantes del rey.
Gobernaciones: cada virreinato incluía varias gobernaciones que eran
circunscripciones equivalentes a provincias, regidas por gobernadores
subordinados a los virreyes. Los gobernadores ejercían funciones militares y
administrativas. El número de gobernaciones aumentó a medida que
progresaba la conquista y llegó a haber una treintena. Las provincias
fronterizas, o donde la presencia militar era más necesaria, tenían el rango de
capitanías generales y estaban a cargo de un capitán general con un alto
grado de autonomía militar.
Corregimientos: eran similares a las gobernaciones en cuanto a
funciones, pero de menores dimensiones, generalmente una ciudad y su
territorio circundante. Estaban a cargo de un corregidor.
Audiencias: circunscripciones judiciales, eran tribunales superiores de
justicia. Los presidentes de las audiencias sustituían al virrey cuando este
cargo estaba vacante.

En suma, los monarcas españoles reprodujeron en América algunas de las


instituciones castellanas u otras nuevas ensayadas en Canarias y que fueron el
armazón que permitió la posesión efectiva de los territorios americanos
durante tres siglos.

La política económica respecto a América: la revolución de los


precios y el coste del Imperio.
A lo largo de los siglos siguientes se establecieron intensas relaciones
comerciales entre España y los colonos instalados en América. España enviaba
a América toda clase de productos (alimentos, vestidos, etc.) y América
enviaba a España oro y plata.
La Europa del siglo XVI, sobre la que inciden las consecuencias del
descubrimiento y colonización de América, presentaba ya unos ciertos
caracteres de recuperación económica, tras la grave crisis del s. XIV. Sobre
este mundo en expansión actuó el estímulo que representaba la apertura de
tres nuevas rutas de comerciales hacia África, la India y América. Esto
provocó: el aumento de las cantidades de oro y plata disponibles, una mayor
demanda de toda clase de productos y la aparición de una mayor variedad en
la oferta. Todo ello repercutió en un fuerte crecimiento del comercio
internacional y un abaratamiento del crédito, debidos a la mayor abundancia
de moneda circulante. Por otro lado, la demanda americana actuó también
como un estímulo para la producción de Europa; pero en una primera etapa
los mecanismos de producción no pudieron adaptarse a la nueva demanda. El
resultado fue una espectacular subida de los precios, que empezó en España y
se extendió por toda Europa. Este fenómeno recibe el nombre de revolución
de los precios. La forma en que estas cantidades de oro y plata (extraídas en
Zacatecas en México o Potosí en Perú) llegaron a Europa era la siguiente: la
política imperial de los reyes de España era muy cara, la corona tenía siempre
grandes deudas. Sus acreedores eran: algunos particulares españoles, pero
sobre todo grandes banqueros extranjeros, alemanes y genoveses sobre todo.
Estos acreedores cobraban los intereses o recuperaban las cantidades
prestadas cuando llegaba a manos del rey un fuerte envío de oro o plata
procedentes de América. A la larga esto permitió el enriquecimiento de Europa
(acumulación capitalista que aflorará en la Revolución Industrial) y el
empobrecimiento de Castilla.

Por otro lado, existió un fuerte impacto ecológico que fue recíproco.
Humboldt ya mostró que las mayores transformaciones en el sistema vegetal
y animal del mundo databan de la colonización española. Parece que la mayor
influencia se ejerció en el trasvase Europa-América, aunque el movimiento
inverso ejerció también enorme influencia, así se menciona las “revoluciones”
del maíz y la patata y el horizonte agrícola de Europa se transforma en el siglo
XVI con el conocimiento del nuevo mundo (caña de azúcar, tabaco, etc.).

En suma, el hecho colonial español fue agente decisivo en la


transformación económica de donde nace el mundo moderno. Este hecho creó
el primer “mercado mundial” y ofreció al desarrollo de la producción europea
una cobertura monetaria cada vez más abundante y barata. A partir de
entonces y progresivamente el eje económico mundial pasó del Mediterráneo
al Atlántico. Sin embargo, este mismo mecanismo concluyó excluyendo a
España de este desarrollo del capitalismo.

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