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DESIGUALDAD DE INGRESOS
Hace mil años el mundo era plano, desde un punto de vista económico. Había diferencias
entre regiones del mundo, pero, tal como puede ver en la figura 1.1a, las diferencias eran
pequeñas, en comparación con lo que ocurriría después. Hoy nadie cree que el mundo sea
plano desde el punto de vista de los ingresos.
La figura 1.2 muestra la distribución de los ingresos entre los países y dentro de estos. Los
países están ordenados de acuerdo con su PIB per cápita, desde el más pobre en el
extremo izquierdo del diagrama (Liberia), hasta el más rico en el extremo de la derecha
(Singapur). El ancho de las barras de cada país representa su población.
Para cada país hay diez barras que representan los diez deciles de ingresos de su
población. La altura de cada barra representa el ingreso promedio en dólares del año 2005
de cada 10% de la población, empezando por el 10% más pobre en la parte delantera del
diagrama, y terminando con el 10% más rico al fondo. Cabe anotar que no nos referimos al
«10% más rico de las personas que obtienen ingresos», sino al 10% más rico de todas las
personas, asumiendo que a cada persona que forma parte de un hogar, incluyendo los
niños, le corresponde igual proporción de los ingresos de ese hogar.
Los rascacielos (las barras más altas) en la parte trasera y derecha de la figura, representan
los ingresos del 10% más rico de los países más ricos. El rascacielos más alto de todos
corresponde al 10% más rico de Singapur. En el año 2014, este exclusivo grupo tenía unos
ingresos per cápita de más de 67 000 dólares. Noruega, el segundo país con PIB per cápita
más elevado del mundo, no tiene ningún rascacielos particularmente alto (se encuentra
oculto tras los rascacielos de Singapur y del tercer país más rico, Estados Unidos) porque el
ingreso se encuentra distribuido de forma más homogénea en Noruega que en otros países
ricos.
El análisis de la figura 1.2 nos muestra cómo ha ido cambiando la distribución de los
ingresos desde el año 1980 en adelante.
La distribución de los ingresos ha empeorado en muchos de los países más ricos; es decir,
han aparecido algunos rascacielos muy altos. Entre los países de ingresos medios, se ha
producido asimismo un gran salto en la parte posterior de la figura: los ingresos del 10%
más rico ahora son altos en relación con resto de la población.
Hay dos observaciones que se desprenden con toda claridad de la distribución de 2014. En
primer lugar, en todos los países, los ricos tienen mucho más que los pobres. Podemos
utilizar la relación entre las alturas de las barras delanteras y traseras como una medida de
la desigualdad en un país. Lo llamaremos ratio ricos/pobres, por razones obvias. Incluso en
un país relativamente igualitario como Noruega, la relación ricos/pobres es de 5,4; en
Estados Unidos es de 16 y en Botsuana, en el sur de África, es de 145. La desigualdad
dentro de los países más pobres es difícil de ver en el gráfico, pero definitivamente está ahí:
la relación ricos/pobres es de 22 en Nigeria, y de 20 en India.
El segundo aspecto que llama la atención en la figura 1.2 es la enorme diferencia de
ingresos entre países. El promedio de ingresos en Noruega es 19 veces el promedio de
Nigeria. Más aún, el 10% más pobre de Noruega obtiene el doble de ingresos que el 10%
más rico de Nigeria.
Imagine los viajes de Ibn Battuta recorriendo las diferentes regiones del mundo en el siglo
XIV y piense cómo podría haber representado él sus observaciones en un diagrama como
el de la figura 1.2. Por supuesto, habría notado que, donde quiera que viajase, había
diferencias entre los grupos más ricos y más pobres de la población. Además, a su regreso
también habría reportado que las diferencias de ingresos entre los países del mundo eran
relativamente menores..
Podemos comenzar a entender el origen de las enormes diferencias de ingresos entre
países en el mundo contemporáneo volviendo a la figura 1.1a. Los países que despegaron
económicamente antes del año 1900 –el Reino Unido, Japón e Italia– hoy son ricos. Estos
países (y otros similares) están en la sección de los rascacielos de la figura 1.2. Los países
que han despegado recientemente, o que no lo han hecho, en cambio, se encuentran en la
planicie en lo que a crecimiento de ingresos respecta.
Si el nivel del PIB per cápita en el año 2000 es de 21 046 dólares, como lo era para Reino
Unido en la figura 1.1a, y 21 567 dólares en el año 2001, entonces podemos calcular la tasa
de crecimiento así:
La decisión de comparar niveles o tasas de crecimiento depende de las preguntas que nos
estemos haciendo. La figura 1.1a hace más fácil comparar niveles de PIB per cápita entre
países y en distintos momentos históricos. La figura 1.1.b utiliza una escala semilogarítmica
que hace posible comparar las tasas de crecimiento entre países y entre distintos periodos
de tiempo. Cuando usamos una escala semilogarítmica, una serie que crece a tasa
constante se ve como una línea recta. Esto ocurre porque el porcentaje (o la tasa de
crecimiento proporcional) es constante. Una línea de mayor pendiente en el gráfico de
escala semilogarítmica significa una tasa de crecimiento más rápida.
Para ver lo anterior, pensemos en una tasa de crecimiento del 100%: esto significa que el
nivel se duplica. En la figura 1.1b, con la escala semilogarítmica, podemos comprobar que,
si el PIB per cápita se duplicó en un periodo de cien años, pasando de un nivel de 500
dólares a 1000 dólares, la línea tendrá la misma pendiente que si se hubiera pasado de
2000 dólares a 4000 dólares, o de 16 000 dólares a 32 000 dólares en cien años. Si en vez
de duplicarse el nivel, se hubiera cuadruplicado (digamos, de 500 dólares a 2000 dólares en
cien años), la línea tendría una pendiente dos veces mayor, reflejando una tasa de
crecimiento dos veces más alta.
En algunas economías no hubo mejoras sustanciales en el nivel de vida de las personas
hasta que lograron independizarse de los regímenes coloniales o librarse de la interferencia
de parte de las naciones europeas:
• India: según Angus Deaton, un economista especializado en el análisis de la pobreza,
en 1947, al terminar los 300 años de dominio británico en la India, «es posible que la
privación durante la infancia… fuera tan severa en el caso de los indios como la de
cualquier otro gran grupo a lo largo de la historia». En los últimos años del dominio británico,
un niño nacido en la India podía esperar vivir 27 años. Cincuenta años después, la
expectativa de vida en la India había aumentado a 65 años.
• China: en su momento fue más rica que el Reino Unido, pero a mediados del siglo XX,
el PIB per cápita de China era una catorceava parte del de Reino Unido.
• América Latina: ni durante el dominio español de América Latina ni en el periodo
posterior a la independencia de la mayor parte de las naciones latinoamericanas a principios
del siglo XIX, se produjo un cambio en el nivel de vida, similar a la curva con forma de palo
de hockey que han experimentado los países de las figuras 1.1a y 1.1b.
Podemos aprender dos cosas de las figuras 1.1a y 1.1b:
• Durante mucho tiempo, los niveles de vida no crecieron de manera sostenible.
• Cuando empezó a producirse un crecimiento sostenido, este tuvo lugar en distintos
periodos para diferentes países, lo que generó grandes diferencias en los niveles de vida
observables alrededor del mundo.
El proceso de innovación no terminó con la Revolución Industrial, tal y como nos muestra el
caso de la productividad del trabajo en la generación de iluminación. La innovación ha
continuado con la aplicación de nuevas tecnologías en muchos sectores, como la máquina
de vapor, la electricidad, el transporte (canales, trenes, automóviles) y, más recientemente,
la revolución en el procesamiento de la información y las comunicaciones. Estas
innovaciones tecnológicas de amplia aplicabilidad le proporcionan un impulso
particularmente fuerte al crecimiento en niveles de vida, pues cambian aspectos cruciales
del funcionamiento de la economía.
Al reducir la cantidad de tiempo de trabajo necesario para producir las cosas que
necesitamos, los cambios tecnológicos permitieron incrementos significativos en los niveles
de vida. El historiador económico David Landes escribió que la Revolución Industrial fue
«una sucesión interrelacionada de cambios tecnológicos» que transformaron las sociedades
en las cuales tuvieron lugar esos cambios.
Un mundo conectado
En julio de 2012 tuvo lugar el lanzamiento del hit coreano Gangnam Style. A finales del
mismo año, ese tema se había convertido en la canción más vendida en 33 países,
incluyendo Australia, Rusia, Canadá, Francia, España y Reino Unido. A mediados de 2014,
Gangam Style se convirtió además en el video más visto en YouTube con 2000 millones de
visitas. La revolución tecnológica permanente ha producido un mundo conectado.
Todos somos parte de él. Los materiales que forman este curso de introducción a la
economía fueron escritos por equipos de economistas, diseñadores, programadores y
editores que han trabajado juntos –a veces, de manera simultánea– desde computadores
ubicados en Reino Unido, la India, Estados Unidos, Rusia, Colombia, Sudáfrica, Chile,
Turquía, Francia y muchos otros países. Estando conectados a internet, parte de la
transmisión de información ocurre a la velocidad de la luz. La mayoría de los bienes con los
que se comercia por todo el globo siguen moviéndose a la velocidad de un buque de carga,
que es alrededor de 33 km por hora, mientras que las transacciones financieras
internacionales se llevan a cabo en menos tiempo del que le llevó leer esta oración.
La velocidad a la que viaja la información hace que resulte evidente lo novedoso de la
permanente revolución tecnológica a la que asistimos. Comparando la fecha de un evento
histórico con la fecha en la que se tuvo conocimiento de ese evento en otros lugares (a
través de diarios, revistas o periódicos), podemos determinar la velocidad a la cual viajan
las noticias. Por ejemplo, cuando Abraham Lincoln fue elegido Presidente de Estados
Unidos en 1860, el mensaje que informaba de su elección se envió por telégrafo de
Washington a Fort Kearny, que era el punto más occidental de la línea telegráfica en aquel
momento. Desde allí, un relevo de jinetes llevó las noticias a caballo –el servicio postal
conocido como el Pony Express– cubriendo 2030 km hasta Fort Churchill, en Nevada,
desde donde el mensaje fue transmitido a California por telégrafo. El proceso tomó siete
días y 17 horas en total. En el tramo del Pony Express de la ruta, las noticias viajaron a 7
millas (11 km) por hora. Transportar una carta de 14 gramos por esta ruta costaba 5 dólares,
el equivalente a cinco días de salario.
Realizando cálculos similares, podemos saber que las noticias viajaban a 1 milla (1,6 km)
por hora entre la antigua Roma y Egipto, y que, 1500 años después, el trayecto entre
Venecia y otras ciudades del Mediterráneo era, en todo caso, ligeramente más lento. Sin
embargo, unos pocos siglos después, tal como muestra la figura 1.4, el ritmo empezó a
acelerarse. La noticia de un motín en las tropas indias en contra del régimen británico en
1857 tardó «solo» 46 días en llegar a Londres, y los lectores del periódico The Times de
Londres supieron del asesinato de Lincoln apenas 13 días después de que tuviera lugar el
hecho. Un año después de la muerte de Lincoln, un cable transatlántico redujo el tiempo de
transmisión de noticias entre Nueva York y Londres a cuestión de minutos.
LA ECONOMÍA Y EL MEDIOAMBIENTE
Los seres humanos siempre han dependido del medioambiente para obtener los recursos
que necesitan para vivir y ganarse la vida. El medioambiente físico y la biosfera, que es el
conjunto de todas las formas de vida sobre la faz de la tierra, ofrecen los elementos
esenciales para la vida, como son el aire, el agua y los alimentos. El medioambiente
también nos provee las materias primas –como la madera, los metales y el petróleo– que
usamos, a su vez, para producir otros bienes.
La figura 1.5 muestra una forma en la que podemos concebir la economía: como parte de
un sistema mucho mayor que, a su vez, es parte de la biosfera. Las personas interactúan
entre sí, pero también con la naturaleza durante el proceso de ganarse el sustento
A lo largo de gran parte de la historia, los seres humanos han creído que los recursos
naturales son ilimitados y se puede disponer de ellos libremente (excepto por los costos de
extracción). No obstante, a medida que se ha disparado la producción (ver figuras 1.1a y
1.1b), también se han disparado el uso de los recursos naturales y la degradación del
medioambiente. Elementos del sistema ecológico como el aire, el agua, el suelo y el clima
han sido alterados por los humanos de forma más radical de lo que nunca antes había
ocurrido en otras épocas de la historia de la humanidad.
Un ejemplo dramático de esto es el cambio climático. Las figuras 1.6a y 1.6b presentan
evidencia de que nuestro uso de los combustibles fósiles –carbón, petróleo y gas– han
afectado profundamente al medioambiente. Después de haber permanecido relativamente
constantes durante muchos siglos, los niveles de dióxido de carbono (CO2) en la atmósfera
han aumentado debido al incremento de las emisiones de CO2 durante el siglo XX (figura
1.6a). Asimismo, las emisiones de CO2 han causado incrementos perceptibles en las
temperaturas medias del hemisferio norte (figura 1.6b). La figura 1.6a también muestra que
las emisiones de CO2 debidas al consumo de combustibles fósiles han aumentado de forma
dramática desde 1800 en adelante.
La figura 1.6b nos muestra que la temperatura media de la Tierra fluctúa de década en
década. Existen muchos factores que causan estas fluctuaciones, incluyendo los eventos
volcánicos como la erupción del monte Tambora en Indonesia, en 1815. El monte Tambora
expulsó tanta ceniza que la temperatura de la Tierra se redujo, y 1816 fue llamado «el año
sin verano».
.
Desde 1900, las temperaturas promedio han aumentado en respuesta a niveles crecientes
de concentración de gases de efecto invernadero. Estos niveles son el resultado de las
emisiones de CO2 asociadas a la quema de combustibles fósiles.
La realidad del fenómeno del cambio climático y sus causas de origen humano ya no tienen
discusión en la comunidad científica. El alcance de las consecuencias probables del
calentamiento global es muy amplio: derretimiento de los casquetes polares, aumento del
nivel del mar que podría sumergir amplias zonas costeras y posibles cambios en los
patrones del clima y la lluvia que podrían destruir grandes áreas de cultivo de alimentos por
todo el mundo. Las consecuencias físicas y económicas a largo plazo de estos cambios y
las políticas apropiadas que deben adoptar los países para hacerles frente se tratan en un
capítulo posterior de este libro, titulado La economía del medioambiente..
El cambio climático es un fenómeno global; sin embargo, muchos de los impactos
ambientales por la quema de combustibles fósiles son locales como, por ejemplo, cuando
los residentes de las ciudades sufren enfermedades respiratorias o de otro tipo, debido a
elevados niveles de emisiones procedentes de centrales eléctricas, vehículos y otras
fuentes. Las comunidades rurales se ven asimismo impactadas por la deforestación (otra
causa del cambio climático) y por el agotamiento de las fuentes de agua potable y las
poblaciones de peces.
Todos estos efectos –desde el cambio climático al agotamiento de los recursos naturales–
son resultado de la expansión de la economía (ilustrada por el crecimiento del producto
total) y de la forma en que la economía está organizada (por ejemplo, qué cosas se valoran
y se conservan). La relación entre la economía y el medioambiente que se muestra en la
figura 1.5 es bidireccional: usamos los recursos naturales para producir, lo que a su vez
puede afectar el medioambiente en el que vivimos y su capacidad para sostener la
producción futura.
Sin embargo, la revolución tecnológica permanente –que trajo, entre otras cosas, nuestra
dependencia de los combustibles fósiles– puede ser también parte de la solución a nuestros
problemas ambientales actuales.
Observe de nuevo la figura 1.3 que muestra la productividad del trabajo en la producción de
iluminación. Los enormes incrementos que se ven a lo largo de la historia, y en particular
desde mediados del siglo XIX, han ocurrido principalmente porque la cantidad de luz
producida por unidad de calor (por ejemplo, de una fogata, una vela o un foco) ha
aumentado de manera sustancial.
Con respecto a la iluminación, la revolución tecnológica permanente nos ha proporcionado
más luz con menos calor, lo que ayuda a conservar los recursos naturales –desde la leña
hasta los combustibles fósiles– utilizados para generar calor. Los avances tecnológicos que
se están produciendo hoy pueden posibilitar que dependamos más del viento, el sol y otras
fuentes de energía renovables.
A lo largo de la historia, han existido economías como la del círculo izquierdo de la gráfica,
pero han sido mucho menos importantes que los sistemas que combinan mercados y
propiedad privada (el círculo del medio). La propiedad privada es una condición esencial
para que los mercados puedan operar: los compradores no pagarán por los bienes, a
menos que estén seguros de que podrán detentar la propiedad de estos, una vez pagados.
En el círculo del centro, la mayor parte de la producción la realizan individuos (zapateros o
herreros, por ejemplo) o familias (en nuestro ejemplo, esto es lo que sucedía en una granja).
Antes de 1600, una gran cantidad de las economías del mundo eran así.
Un aspecto distintivo de la definición del capitalismo como sistema económico es que en él
la mayor parte de la producción tiene lugar utilizando bienes de capitalde propiedad privada
que son operados por trabajadores a los que se les paga un salario. Esto contrasta con la
propiedad estatal de los bienes de capital en una economía centralmente planificada, donde
las empresas privadas y los mercados son relativamente poco importantes.
Otro contraste es con un sistema económico definido como una economía esclavista, donde
la mayor parte del trabajo es realizado por personas que no son contratadas a cambio de un
salario sino que, al igual que la tierra en la que trabajan, son propiedad de otra persona.
Más allá de estas definiciones, los sistemas económicos capitalistas también incluyen el
trabajo realizado por funcionarios del gobierno y el trabajo no remunerado en el hogar e,
históricamente, por esclavos.
El capitalismo es un sistema económico que combina la descentralización con la
centralización. Por un lado, concentra el poder en las manos de los propietarios y
administradores de empresas, de modo que estos puedan garantizar la cooperación de
grandes cantidades de empleados en el proceso productivo. Pero, por otro lado, limita el
poder de los empresarios y otros individuos al exponerlos a la competencia cuando venden
y compran en el mercado.
Cuando la dueña o el dueño de una empresa interactúa con un empleado, su papel es el de
«jefe». Pero cuando esa misma persona interactúa con un potencial cliente, es simplemente
una persona más que trata de cerrar una venta en competencia con otras empresas. Es
esta particular combinación de competencia entre empresas, y concentración de poder con
cooperación dentro de ellas la que explica buena parte del éxito del capitalismo como
sistema económico.
¿Cómo pudo el capitalismo generar un cambio en el nivel de vida?
Dos grandes cambios acompañaron el surgimiento del capitalismo. Ambos incrementaron
significativamente la productividad del trabajo y los trabajadores.
La tecnología
Como ya hemos visto, la revolución tecnológica permanente coincidió con la transición
hacia un contexto en el que las empresas se convirtieron en el sistema predominante de
organización de la producción. Esto no significa que las empresas necesariamente fueron
las causantes de ese cambio tecnológico, pero sí es cierto que eran muchos los incentivos
que alentaban a las empresas que competían entre sí en los mercados a adoptar y
desarrollar nuevas tecnologías que aumentaran su productividad y, por ende, a invertir en
bienes de capital que habrían resultado inaccesibles para una empresa familiar de pequeña
escala.
La especialización
El crecimiento de las empresas que empleaban gran cantidad de trabajadores –y la
expansión de los mercados que conectaron al mundo entero a un mismo proceso de
intercambio– permitieron niveles de especialización productiva y laboral sin precedentes en
la historia de la humanidad. En la siguiente sección, veremos cómo esta especialización
puede elevar la productividad del trabajo y, a su vez, los niveles de vida.
Aunque la tierra de Carlos sea peor para la producción de cualquiera de los dos cultivos, su
desventaja es menor, cuando se le compara con Greta, en el caso de las manzanas. Greta
puede producir 2 veces y media más trigo que Carlos, pero solamente un 25% más de
manzanas.
Los economistas distinguen quién es mejor produciendo conforme a dos criterios: la ventaja
absoluta y la ventaja comparativa.
Greta tiene una ventaja absolutaen ambos cultivos. Carlos tiene una desventaja absoluta.
Ella puede producir más que él de cualquiera de los dos cultivos.
Greta tiene una ventaja comparativa en la producción de trigo; Carlos tiene una ventaja
comparativaen la producción de manzanas. Aunque ella es mejor, Carlos tiene menos
desventaja en la producción de manzanas. Greta tiene una ventaja comparativa a la hora de
producir trigo.
En un primer momento, vamos a suponer que Carlos y Greta no pueden comerciar entre sí.
Esto implica que, para sobrevivir, ambos deben ser autosuficientes, o sea, consumir
exactamente lo que producen, de modo que los dos producirán ambos bienes para
sobrevivir. A este régimen de producción se le suele llamar autarquía.
Greta escoge usar el 40% de su tiempo en la producción de manzanas y dedicar el resto al
trigo. La primera columna de la figura 1.9b muestra que ella produce y consume 500
manzanas y 30 T de trigo. También se muestra el consumo de Carlos, que dedica el 30% de
su tiempo a producir manzanas y el otro 70% al trigo.
Ahora supongamos que existen mercados donde pueden venderse y comprarse manzanas
y trigo, y que en ellos se pueden comprar 40 manzanas por el precio de 1 T de trigo. Si
Greta se especializa y solamente produce trigo, producirá 50 T de trigo y ninguna manzana,
y mientras tanto Carlos se puede especializar en manzanas y producir 1000: la producción
total de ambos cultivos será mayor que lo era cuando había autarquía (columna dos de la
gráfica). Luego ellos pueden acudir al mercado, vender una parte de lo que produjeron y
comprar la cantidad que necesiten del otro bien.
Por ejemplo, si Greta vende 15 T de trigo (columna tres) para comprar 600 manzanas,
podrá consumir más manzanas y más trigo que antes (columna cuatro). La tabla muestra
que comprar las 15 T de trigo producidas por Greta a cambio de 600 manzanas, también le
permite a Carlos consumir más de los dos productos de lo que le resultaba posible cuando
no había especialización e intercambio.
Autosuficiencia Especialización completa e intercambio
Producción Comercio Consumo
1 2 3 4
Greta Manzanas 500 0 600
Trigo 30 50 = 15 + 35
Carlos Manzanas 300 1000 = 600 + 400
Trigo 14 0 15
Total Manzanas 800 1000 600 1000
Trigo 44 50 15 50
Figura 1.9b Comparar autosuficiencia y especialización. En un sistema de autosuficiencia,
ambos consumen exactamente lo que producen. Si hay especialización completa, Greta
produce solo trigo y Carlos produce solo manzanas, y los dos comercian con el excedente
de su producción más allá de lo que consumen.
Al crear este ejemplo asumimos precios de mercado tales que 1 T de trigo podía
intercambiarse por 40 manzanas. Más adelante volveremos al tema del funcionamiento de
los mercados, en los capítulos 7 y 12 de este libro, pero el ejercicio 1.10 muestra que este
supuesto no es crítico. Hay otros precios a los que el intercambio puede resultar beneficioso
para Carlos y Greta.
La oportunidad de comerciar –es decir, la existencia de un mercado de manzanas y otro de
trigo– ha beneficiado tanto a Greta como a Carlos, y esto fue posible porque la
especialización en la producción de un solo bien aumentó el producto total disponible de
cada uno de ellos, de 800 manzanas a 1000 y de 44 T de trigo a 50 T. El elemento
sorprendente que mencionamos más arriba es que Greta terminó comprándole 600
manzanas a Carlos, a pesar de que ella podría haber producido esas manzanas a menor
costo (valorado en unidades de tiempo). Esta especialización era una mejor forma de usar
su tiempo porque, si bien Greta tenía una ventaja absoluta en la producción de ambos
bienes, Carlos tenía una ventaja comparativa en la producción de manzanas.
Los mercados contribuyen al aumento en la productividad del trabajo –y pueden, por tanto,
ayudar a explicar el palo de hockey histórico– al permitir que las personas se especialicen
en aquellos productos en los que tienen ventaja comparativa, ¡Es decir, aquello que –en
términos relativos– se les da menos mal!
Pantalla completa
Figura 1.12 Un modelo de la economía: hogares y empresas.
La producción de bienes y servicios también ocurre en los hogares, aunque, a diferencia de
las empresas, los hogares no suelen vender sus productos en el mercado.
Además de producir bienes y servicios, los hogares también producen personas: la
siguiente generación de la fuerza laboral. El trabajo de padres, cuidadores y otros se
combina con estructuras (por ejemplo, su casa) y equipamiento (por ejemplo, el horno de su
casa) para reproducirse y criar a la futura fuerza laboral que irá a las empresas a trabajar, y
a las personas que trabajarán y se reproducirán en los hogares del futuro.
Todo esto ocurre como parte de un sistema biológico y físico en el que tanto empresas
como hogares utilizan nuestros medios y recursos naturales, desde la energía de
combustibles fósiles hasta el aire que respiramos. En el transcurso de este proceso, los
hogares y las empresas transforman la naturaleza utilizando sus recursos, pero también
aportando insumos a la naturaleza. En la actualidad, uno de esos insumos considerado
como de los más importantes son los gases de efecto invernadero, que inciden en los
problemas causados por el cambio climático que hemos visto en la sección 1.5
TEMA 2
2.1 Economistas, historiadores y la Revolución Industrial
¿Por qué se inició la Revolución Industrial en el siglo XVIII en una isla frente a las costas de
Europa?
Las secciones siguientes de este capítulo presentan un modelo para explicar el repentino y
sustancial incremento en los niveles de vida que tuvo lugar en el siglo XVIII en Reino Unido.
Con base en argumentos proporcionados por Robert Allen, historiador económico, este
modelo otorga un papel fundamental a dos características de la economía británica de
aquellos tiempos. Según los argumentos que propone, el alto costo relativo del trabajo,
sumado al bajo costo de las fuentes de energía local, impulsaron los cambios estructurales
de la Revolución Industrial.3
Lo que llamamos Revolución Industrial es algo más que romper el ciclo maltusiano: fue una
combinación compleja e interrelacionada de cambios intelectuales, tecnológicos, sociales,
económicos y éticos. Hay desacuerdo entre los historiadores económicos sobre la
importancia relativa de cada uno de estos elementos, y se han debatido en profundidad todo
tipo de explicaciones de la supremacía de Reino Unido y Europa desde que comenzó esa
revolución. La explicación de Allen no es en absoluto la única.
• Joel Mokyr, quien ha realizado un extenso trabajo sobre la historia de la tecnología,
argumenta que las verdaderas fuentes del cambio tecnológico que se produjo se
encuentran en una revolución científica que se propagó por Europa y cuyo detonante fue la
Ilustración del siglo anterior. Según Mokyr, este periodo trajo el desarrollo de nuevas formas
de transferir y transformar el conocimiento científico avanzado en instrucciones prácticas y
herramientas para ingenieros y artesanos cualificados, que las usaron para construir las
máquinas de esa época. Mokyr argumenta que, si bien los salarios y precios de la energía
podían influir en la dirección que adoptaran las innovaciones científicas, estas son más el
«volante» que el «motor» del progreso tecnológico.
• David Landes, historiador, enfatiza las características políticas y culturales de los países
en su conjunto (Mokyr, en cambio, se enfoca en artesanos y empresarios). Landes plantea
que los países europeos se adelantaron a China debido a que el Estado chino era
demasiado poderoso y tendía a sofocar la innovación, y además porque la cultura china de
esos tiempos favorecía la estabilidad por encima del cambio.
• El historiador económico Gregory Clark también atribuye el despegue británico a la
cultura. Sin embargo, para Clark, la clave del éxito fue un conjunto de atributos culturales
como la ética del trabajo y el ahorro, que se fueron pasando de generación en generación.
El argumento de Clark sigue una larga tradición que incluye al sociólogo Max Weber, que
consideraba que los países protestantes del norte de Europa, donde comenzó la Revolución
Industrial, estaban particularmente dotados de virtudes asociadas con el «espíritu del
capitalismo».
• El historiador Kenneth Pomeranz argumenta que la superioridad del crecimiento
europeo a partir de 1800 tuvo más que ver con la abundancia de carbón en Reino Unido
que con diferencias culturales o institucionales con otros países. Pomeranz también
argumenta que el acceso británico a la producción agrícola de sus colonias del Nuevo
Mundo (especialmente al azúcar y sus derivados) impulsó la expansión de las clases de
trabajadores industriales, ayudándolas a escapar de la trampa maltusiana.
Los académicos probablemente nunca van ponerse de acuerdo sobre las causas de la
Revolución Industrial. Uno de los problemas es que este cambio ocurrió solo una vez, lo que
hace mucho más difícil que los científicos sociales logren encontrarle explicaciones.
Además, con toda probabilidad, el despegue europeo fue resultado de una combinación de
factores científicos, demográficos, políticos, geográficos y militares. Varios académicos han
argumentado que también fue resultado de las interacciones entre Europa y el resto del
mundo, y no solamente de los cambios que tuvieron lugar en el interior de Europa.
Historiadores como Pomeranz tienden a enfocarse en las particularidades de cada época y
lugar. Es más probable que estos lleguen a la conclusión de que fenómenos como la
Revolución Industrial se debieron a una combinación única de circunstancias favorables
(aunque puede que no estén de acuerdo entre sí sobre cuáles fueron dichas circunstancias
exactamente).
Economistas como Allen tienden a buscar mecanismos generales que expliquen el éxito o
fracaso económico a lo largo del tiempo y en diferentes lugares.
Los economistas tienen mucho que aprender de los historiadores, pero suele ser cierto que
los argumentos ideados por los historiadores no son lo suficientemente precisos como para
ser verificables a través de un modelo (el enfoque que usaremos en este capítulo). Por otro
lado, los historiadores podrían considerar que los modelos de los economistas son
simplistas y no tienen en cuenta hechos históricos importantes. Esta tensión creativa es la
que hace que la historia económica sea tan fascinante.
En tiempos recientes, los historiadores económicos han logrado avances significativos en la
cuantificación del crecimiento económico de muy largo plazo. Su trabajo nos ayuda a
clarificar qué fue lo que ocurrió y nos facilita la reflexión sobre las causas. Parte de su
trabajo implica la comparación de los salarios reales en diferentes países a lo largo del
tiempo y a largo plazo. Esto ha implicado recabar datos sobre salarios y precios de los
bienes consumidos por los trabajadores. Hay toda una serie de proyectos académicos aún
más ambiciosos que han calculado el PIB per cápita remontándose hasta llegar incluso a la
Edad Media.
Nosotros nos centraremos en las condiciones económicas que contribuyeron al despegue
británico, pero es importante tener presente que todas las economías que lograron dejar
atrás la trampa maltusiana lo hicieron tomando una ruta de escape distinta. Las trayectorias
nacionales de los primeros seguidores de Inglaterra estuvieron influidas en parte por el
papel predominante que llegó a tener la economía británica en la economía mundial.
Alemania, por ejemplo, no podía competir con los británicos en el sector textil pero, en
cambio, el gobierno y los grandes bancos desempeñaron un papel muy importante en la
creación del sector del acero y otras industrias pesadas. Japón logró ser competitivo en
algunos mercados textiles asiáticos, incluso en comparación con Inglaterra, gracias a
haberse beneficiado de su aislamiento y la enorme distancia geográfica (que en esos días
se contaba en semanas de viaje) que los separaba de los primeros países que adoptaron la
revolución industrial.
Japón copió tecnologías e instituciones de manera selectiva a medida que introducía el
sistema económico capitalista y, por otro lado, se esforzó por retener muchas instituciones
tradicionales japonesas, incluido su sistema imperial que perduraría hasta su derrota en la
Segunda Guerra Mundial.
La India y China presentan contrastes aún más grandes. China experimentó una revolución
capitalista liderada por el propio Partido Comunista, apartándose de la economía de
planificación central –la antítesis del capitalismo– que ese mismo partido había puesto en
práctica. La India, en cambio, es la primera gran economía de la historia que adoptó la
democracia, incluyendo el voto universal, antes de su revolución capitalista.
Como vimos en el capítulo 1, la Revolución Industrial no condujo al crecimiento económico
en todas partes. Debido a que se originó en Reino Unido y luego se propagó al resto del
mundo, pero lentamente, la implicación fue un enorme incremento de la desigualdad de
ingresos entre países. Observando las tendencias de crecimiento económico por todo el
mundo en los siglos XIX y XX, David Landes alguna vez se preguntaba: ¿por qué somos tan
ricos y ellos tan pobres?8
Con «nosotros» se refería a las sociedades ricas de Europa y Norteamérica y con «ellos»
aludía a las sociedades pobres de África, Asia y América Latina. Landes sugería, con algo
de sarcasmo, que había dos posibles respuestas a esta pregunta, en definitiva:
«Una respuesta posible sería que nosotros somos tan ricos y ellos tan pobres porque
nosotros somos muy buenos y ellos muy malos; es decir, nosotros somos trabajadores,
cultos, educados, bien gobernados, eficaces y productivos, mientras que ellos son lo
contrario. La otra posible respuesta explica que somos tan ricos y ellos tan pobres porque
nosotros somos muy malos y ellos muy buenos; es decir, somos codiciosos, despiadados,
explotadores y agresivos, mientras que ellos son débiles, inocentes, virtuosos, víctimas de
abusos y vulnerables.»
Si cree que la Revolución Industrial tuvo lugar en Europa debido a la Reforma Protestante, o
al Renacimiento, o a la Revolución Científica, o al desarrollo de un sistema superior de
propiedad privada, o debido a unas políticas gubernamentales favorables, entonces tiende a
inclinarse por la primera respuesta. Si cree que tuvo lugar gracias al colonialismo, o a la
esclavitud, o a las demandas constantes de la guerra, tiende a estar más del lado de la
segunda respuesta.
Habrá notado que todas estas son fuerzas no económicas que, según argumentan muchos
académicos, tienen consecuencias económicas importantes. Es probable que también vea
que la cuestión de cuál de las dos respuestas propuestas por Landes es correcta podría
tener una carga ideológica, a pesar de que, como el mismo Landes ha apuntado, «no está
claro… que una línea de argumentación domine necesariamente a la otra.»
Enn esta sección construiremos un modelo económico que nos ayude a explicar las
circunstancias en las que se eligen nuevas tecnologías, tanto en el pasado como en
economías contemporáneas. Construiremos nuestro modelo utilizando las cuatro ideas
claves del modelo económico:
• Ceteris paribusy otras simplificaciones nos ayudan a pensar con claridad. Podremos
ver más mirando menos cosas.
• Los incentivosimportan, porque afectan los beneficios y los costos de realizar una
acción, en comparación con realizar otra.
• Los precios relativosnos ayudan a comparar alternativas.
• Las renta económicason la base de cómo realizamos nuestras elecciones.
Parte del proceso de aprender Economía implica aprender un idioma nuevo. Los términos
que usaremos a continuación serán empleados frecuentemente en los capítulos sucesivos y
es importante aprender a utilizarlos con precisión y certeza.
Ceteris paribus y la simplificación
Tal como ocurre en la investigación científica, los economistas a menudo simplifican el
análisis al dejar fuera cosas que consideramos que son de menor importancia. Para ello
usan la frase «manteniéndose todo lo demás constante» o, aún más frecuentemente,
usando la expresión en latín ceteris paribus, que significa «(permaneciendo) las otras cosas
iguales». Por ejemplo, más adelante en este curso, simplificamos nuestro análisis sobre lo
que las personas eligen comprar al enfocarnos solamente en observar el efecto del cambio
en un precio, pero sin tener en cuenta los demás factores que influyen en nuestro
comportamiento, como la lealtad a una marca, o lo que otros pudiesen pensar sobre
nuestras decisiones. Nos preguntamos: qué pasaría si cambiara el precio, pero todo lo
demás que influye en la decisión se mantuviera constante. Estos supuestos ceteris paribus,
bien usados, pueden clarificar nuestro objeto de estudio sin distorsionar los datos claves.
Cuando estudiemos la forma en que el sistema económico capitalista promueve las mejoras
tecnológicas, analizaremos cómo los cambios en los salarios afectan las decisiones
tecnológicas de las empresas. Para lograr el modelo más simple posible, «mantenemos
constantes» los demás factores que afectan a la empresa. En otras palabras, asumimos
que:
• Los precios de todos los insumos son los mismos para todas las empresas.
• Todas las empresas conocen las tecnologías que usan otras empresas.
• Las actitudes ante el riesgo de los propietarios de las empresas son similareS
Los incentivos importan
¿Por qué se movía el agua en la máquina hidráulica del modelo económico de Fisher
cuando cambiaba la cantidad de «oferta» o «demanda» para uno o más bienes, de modo
que los precios ya no estuviesen en equilibrio?
• La gravedad actúa sobre el agua de manera que esta siempre tiende a encontrar el
nivel más bajo.
• Los canales permiten al agua encontrar el nivel más bajo, pero restringen la forma en
que puede fluir.
Todos los modelos económicos tienen algo equivalente a la gravedad y una descripción de
los tipos de movimientos que son posibles. El equivalente a la gravedad en los modelos
económicos es la suposición de que, a la hora de decidir sobre qué curso de acción seguir,
la gente está tratando de obtener el máximo beneficio posible (según algún estándar).
La analogía con el libre movimiento del agua en la máquina de Fisher es que la gente tiene
libertad para elegir diferentes caminos a la hora de actuar, en vez de que simplemente se
les diga cuál de todos deben tomar. Aquí es donde los incentivos económicos afectan las
decisiones que tomamos. Ahora bien, no podemos tampoco hacer todo lo que quisiéramos,
pues no todos los canales están abiertos para nosotros.
Como ocurre con muchos otros modelos económicos, el que nosotros usamos para explicar
la revolución tecnológica permanente está basado en la idea de que la gente y las
empresas responden a incentivos económicos. Como veremos en el capítulo 4, a la gente
no solo la motiva el deseo de ganancia material, sino también el amor, el odio, el sentido del
deber y el deseo de obtener la aprobación de los demás. No obstante, el bienestar material
es, sin duda, un motivo importante, y los incentivos económicos apelan a esa motivación.
Cuando los propietarios o gerentes de empresa deciden cuántos trabajadores contratar, o
cuando los vendedores deciden qué y cuánto comprar, los precios son un factor importante
en su decisión. Si los precios son mucho más baratos en un supermercado que en la tienda
de la esquina, y el supermercado tampoco está muy lejos, entonces, esta será una buena
razón para comprar en el supermercado en vez de en la tienda.
Precios relativos
Una tercera característica de muchos modelos económicos es que frecuentemente lo que
nos interesa es la proporción o razón existente entre las cosas, y no su nivel absoluto. Esto
se debe a que la economía enfoca su atención en las alternativas y las opciones entre las
que podemos escoger. Por ejemplo, cuando decidimos dónde comprar, no es el nivel de
precios en una tienda lo que importa, sino el nivel de precios en esa tienda comparado con
el supermercado y con el costo de llegar a ese supermercado. Si todos estos niveles de
precios y costos subieran un 5%, es probable que su decisión no cambie.
El precio relativo es simplemente el precio de una opción en términos relativos al de otra.
Por lo general, expresamos el precio relativo como la razón entre dos precios. Veremos que
estos son muy importantes para explicar no solo lo que los consumidores deciden comprar,
sino también por qué las empresas toman las decisiones que toman. Cuando estudiemos la
Revolución Industrial, veremos que el precio de la energía (el precio del carbón, por
ejemplo, para hacer funcionar una máquina de vapor) relativo a los salarios (el precio de
una hora del tiempo de un trabajador) desempeña un papel importante en toda esta historia.
Posiciones de reserva e ingresos
Suponga que ha descubierto una nueva forma de reproducir sonido de alta calidad. Su
invención es mucho más barata que las alternativas existentes. Sus competidores no
pueden copiarse porque no han descubierto cómo hacerlo o porque ha patentado el
proceso (y, por tanto, sería ilegal que lo copiaran, incluso si pudiesen). Suponga que ellos
continúan ofreciendo sus servicios a un precio mucho más alto que sus costos.
Si iguala sus precios o los rebaja solo un poco, venderá todo lo que sea capaz de producir,
con lo cual puede cobrar el mismo precio y obtener beneficios mucho mayores que los de
sus competidores. En este caso, decimos que está obteniendo rentas de innovación. Las
rentas de innovación son una forma de renta económica. Las rentas económicas ocurren en
toda la economía y son una de las razones por las que el capitalismo puede ser un sistema
tan dinámico.
Usaremos el concepto de rentas de innovación para explicar algunos de los factores que
contribuyeron a la Revolución Industrial. Ahora bien, la renta económica, por su parte, es un
concepto general que ayuda a explicar otros aspectos de la economía capitalista.
Si realizar alguna acción (que llamaremos acción A) le reporta un beneficio mayor que si
hubiese elegido la segunda mejor alternativa, entonces podemos decir que ha recibido una
renta económica.
En algunos países el término se puede confundir fácilmente con el uso más habitual de la
palabra «renta» para designar el cobro de una cantidad en concepto de alquiler a cambio
del uso temporal de un apartamento o un terreno. Para evitar esta confusión, cuando
hablemos de renta económica, haremos énfasis en la palabra «económica». Recuerde: una
renta económica es algo que le gustaría conseguir, no algo que tiene que pagar.
La acción alternativa (acción B), la que tiene el siguiente beneficio neto más grande, es
comúnmente conocida como la «siguiente mejor alternativa», su «posición de reserva» o el
término que usaremos: la opción de reserva. Usted está «en reserva» en caso de que no
elija A. O si está disfrutando de A, pero luego alguien le prohíbe seguir haciéndolo; su
opción de reserva es su plan B. Esta es la razón por la que también se conoce como
«opción colchón o de último recurso».
La renta económica nos proporciona una regla de decisión simple:
• Si la acción A genera una renta económica (y nadie sufre en el proceso): ¡Hágalo!
• Si ya está haciendo la acción A y le proporciona una renta económica: ¡Continúe
haciéndolo!
Esta regla de decisión es la que subyace a nuestra explicación de porqué una empresa
puede decidir innovar cambiando de una tecnología a otra. Comenzamos la siguiente
sección comparando tecnologías.
Suponga que el salario es de 10 libras esterlinas y que el precio del carbón es de 20 libras
esterlinas por tonelada. En la tabla de la figura 2.5 hemos calculado el costo de producir 100
metros de paño empleando dos trabajadores y 3 T de carbón, lo que cuesta 80 libras
esterlinas. Este costo corresponde a la combinación P1 en el diagrama. Si la empresa
decidiera emplear más trabajadores –por ejemplo seis–, pero reducir el uso de carbón a 1 T
(punto P2), esa opción también costaría 80 libras esterlinas. Siga los pasos de la figura 2.5
para ver cómo construimos las líneas de isocostopara comparar los costos de todas las
combinaciones posibles de insumos.
Pantalla completa
Tecnología Número de trabajadores Carbón requerido (toneladas)Costo (GBP)
B 4 2 80
A 1 6 130
E 10 1 120
Salario 10 libras esterlinas, costo del carbón por tonelada 20 libras esterlinas
Figura 2.6 El costo de usar diferentes tecnologías para producir 100 metros de paño: bajo
costo relativo del trabajo.
Podemos ver en la figura 2.6 que B es la tecnología menos costosa cuando w = 10 y p = 20.
Las otras tecnologías disponibles no serán escogidas a esos precios para los insumos.
Fíjese en que lo que importa es el precio relativo y no los precios absolutos: si ambos
precios se duplicaran, el diagrama tendría un aspecto casi igual: la línea de isocosto que
pasa por B tendría la misma pendiente, aunque el costo sería de 160 libras esterlinas.
Ahora podemos representar las líneas de isocosto para cualquier salario w y cualquier
precio p por medio de una ecuación. Para hacer esto, escribimos la fórmula de c, el costo
de producción:
𝑐=(𝑤×𝐿)+(𝑝×𝑅)c=(w×L)+(p×R)
Esto es:
𝑐=𝑤𝐿+𝑝𝑅c=wL+pR
Esta es una forma de escribir la ecuación de la línea de isocosto para cualquier valor de c.
Para dibujar la línea de isocosto, puede resultar útil expresarla de la siguiente forma:
𝑦=𝑎+𝑏𝑥y=a+bx
donde a, que es una constante, representa la intersección con el eje vertical, y b, la
pendiente de la línea. En nuestro modelo, las toneladas de carbón, R, están sobre el eje
vertical; el número de trabajadores, L, está sobre el eje horizontal. Podemos ver que la
pendiente de la línea es el salario relativo al precio del carbón, −(w/p). La línea de isocosto
tiene una inclinación descendiente, es decir, la pendiente de la ecuación −(w/p) es negativa.
La ecuación:
𝑐=𝑤𝐿+𝑝𝑅c=wL+pR
puede expresarse como:
𝑝𝑅=𝑐−𝑤𝐿pR=c−wL
y reordenada como:
𝑅=𝑐𝑝−𝑤𝑝𝐿R=cp−wpL
Por tanto, cuando w = 10 y p = 20, la línea de isocosto para c = 80 corta al eje vertical en
80/20 = 4 y tiene una pendiente negativa de –(w/p) = –1/2. Esta pendiente es el precio
relativo del trabajo.