Documento Sin Título

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 34

TEMA 1

DESIGUALDAD DE INGRESOS

Hace mil años el mundo era plano, desde un punto de vista económico. Había diferencias
entre regiones del mundo, pero, tal como puede ver en la figura 1.1a, las diferencias eran
pequeñas, en comparación con lo que ocurriría después. Hoy nadie cree que el mundo sea
plano desde el punto de vista de los ingresos.

La figura 1.2 muestra la distribución de los ingresos entre los países y dentro de estos. Los
países están ordenados de acuerdo con su PIB per cápita, desde el más pobre en el
extremo izquierdo del diagrama (Liberia), hasta el más rico en el extremo de la derecha
(Singapur). El ancho de las barras de cada país representa su población.

Para cada país hay diez barras que representan los diez deciles de ingresos de su
población. La altura de cada barra representa el ingreso promedio en dólares del año 2005
de cada 10% de la población, empezando por el 10% más pobre en la parte delantera del
diagrama, y terminando con el 10% más rico al fondo. Cabe anotar que no nos referimos al
«10% más rico de las personas que obtienen ingresos», sino al 10% más rico de todas las
personas, asumiendo que a cada persona que forma parte de un hogar, incluyendo los
niños, le corresponde igual proporción de los ingresos de ese hogar.

Los rascacielos (las barras más altas) en la parte trasera y derecha de la figura, representan
los ingresos del 10% más rico de los países más ricos. El rascacielos más alto de todos
corresponde al 10% más rico de Singapur. En el año 2014, este exclusivo grupo tenía unos
ingresos per cápita de más de 67 000 dólares. Noruega, el segundo país con PIB per cápita
más elevado del mundo, no tiene ningún rascacielos particularmente alto (se encuentra
oculto tras los rascacielos de Singapur y del tercer país más rico, Estados Unidos) porque el
ingreso se encuentra distribuido de forma más homogénea en Noruega que en otros países
ricos.

El análisis de la figura 1.2 nos muestra cómo ha ido cambiando la distribución de los
ingresos desde el año 1980 en adelante.

La distribución de los ingresos ha empeorado en muchos de los países más ricos; es decir,
han aparecido algunos rascacielos muy altos. Entre los países de ingresos medios, se ha
producido asimismo un gran salto en la parte posterior de la figura: los ingresos del 10%
más rico ahora son altos en relación con resto de la población.
Hay dos observaciones que se desprenden con toda claridad de la distribución de 2014. En
primer lugar, en todos los países, los ricos tienen mucho más que los pobres. Podemos
utilizar la relación entre las alturas de las barras delanteras y traseras como una medida de
la desigualdad en un país. Lo llamaremos ratio ricos/pobres, por razones obvias. Incluso en
un país relativamente igualitario como Noruega, la relación ricos/pobres es de 5,4; en
Estados Unidos es de 16 y en Botsuana, en el sur de África, es de 145. La desigualdad
dentro de los países más pobres es difícil de ver en el gráfico, pero definitivamente está ahí:
la relación ricos/pobres es de 22 en Nigeria, y de 20 en India.
El segundo aspecto que llama la atención en la figura 1.2 es la enorme diferencia de
ingresos entre países. El promedio de ingresos en Noruega es 19 veces el promedio de
Nigeria. Más aún, el 10% más pobre de Noruega obtiene el doble de ingresos que el 10%
más rico de Nigeria.
Imagine los viajes de Ibn Battuta recorriendo las diferentes regiones del mundo en el siglo
XIV y piense cómo podría haber representado él sus observaciones en un diagrama como
el de la figura 1.2. Por supuesto, habría notado que, donde quiera que viajase, había
diferencias entre los grupos más ricos y más pobres de la población. Además, a su regreso
también habría reportado que las diferencias de ingresos entre los países del mundo eran
relativamente menores..
Podemos comenzar a entender el origen de las enormes diferencias de ingresos entre
países en el mundo contemporáneo volviendo a la figura 1.1a. Los países que despegaron
económicamente antes del año 1900 –el Reino Unido, Japón e Italia– hoy son ricos. Estos
países (y otros similares) están en la sección de los rascacielos de la figura 1.2. Los países
que han despegado recientemente, o que no lo han hecho, en cambio, se encuentran en la
planicie en lo que a crecimiento de ingresos respecta.

MEDIR INGRESOS Y NIVELES DE VIDA


La estimación del nivel de vida que hemos usado en la figura 1.1a (PIB per cápita) es una
medida del total de bienes y servicios producidos en un país (llamado Producto Interno
Bruto⁠, PIB⁠) que luego dividimos entre la población total del país.
El PIB mide el valor de mercado de la producción de bienes y servicios finales de la
economía en un período determinado. Diane Coyle, economista, dice que este indicador
«agrega todo, desde clavos hasta cepillos de dientes, tractores, zapatos, cortes de pelo,
consultorías de gestión, limpieza de las calles, clases de yoga, vajillas, vendajes, libros y los
millones de otros servicios y productos que se generan en la economía».
Sumar estos millones de servicios y productos implica encontrar una medida que permita
comparar el valor de una clase de yoga con el valor de un cepillo de dientes. Los
economistas deben decidir, en primer lugar, qué servicios y productos incluir en la medición;
pero también deben establecer cómo asignar valor a cada cosa. En la práctica, la forma
más fácil de hacer esto es usando sus precios. Cuando aplicamos ese criterio, el valor del
PIB corresponde a los ingresos totales de toda la población de un país.
Al dividir entre la población tenemos una medida del PIB per cápita, es decir, el promedio de
ingresos de las personas que habitan en un país. Pero, usted se podrá preguntar: ¿Es esta
la mejor forma de medir el nivel de vida de las personas o su bienestar?
Ingresos disponibles
El PIB per cápita no es lo mismo que los ingresos disponibles⁠de una persona.
Los ingresos disponibles de una persona es el total de salarios, ganancias, rentas o
alquileres, intereses y transferencias del gobierno (por ejemplo, prestaciones por desempleo
o discapacidad) o de otras personas (por ejemplo, regalos) durante un periodo determinado,
por ejemplo, un año, menos cualquier transferencia hecha por la persona a otras
(incluyendo los impuestos pagados al gobierno). Se considera que los ingresos disponibles
son una buena medida para evaluar los niveles de vida porque representan el monto
máximo de comida, vivienda, vestuario y otros bienes y servicios que una persona puede
comprar sin tener que pedir prestado, es decir, sin tener que endeudarse o vender sus
posesiones.
¿Son los ingresos disponibles una buena medida de nuestro bienestar?
Los ingresos tienen un efecto muy relevante sobre nuestro bienestar porque nos permiten
comprar los bienes y servicios que necesitamos o disfrutamos. No obstante, este concepto
es insuficiente porque muchos aspectos de nuestro bienestar no están relacionados con lo
que podemos comprar.
Por ejemplo, los ingresos disponibles no consideran:
• La calidad de nuestro entorno social y físico, que incluye nociones como las amistades o
el aire limpio.
• El tiempo libre del que disponemos para relajarnos o estar con amigos y familiares.
• Bienes y servicios que no compramos, como la salud y la educación, en caso de que el
gobierno nos los proporcione.
• Bienes y servicios que se producen dentro del hogar, como las comidas o el cuidado de
los niños (proporcionados principalmente por las mujeres).
Ingresos medios disponibles y bienestar medio
¿Son los ingresos medios disponibles una buena medida del bienestar de un grupo de
personas al cual podamos pertenecer (por ejemplo, una nación o un grupo étnico)?
Consideremos un grupo de personas en el que inicialmente cada una tiene unos ingresos
disponibles de 5000 dólares al mes, e imaginemos que, sin ningún cambio en los precios,
esos ingresos aumentan para cada individuo del grupo. En ese caso, diríamos que el
bienestar medio o típico ha aumentado.
Pero pensemos ahora en una comparación diferente. En un segundo grupo, los ingresos
mensuales disponibles de la mitad de las personas son de 10 000 dólares. La otra mitad
dispone tan solo de 500 dólares por persona para gastar mensualmente. Los ingresos
medios en este segundo grupo (5250 dólares) es mayor que en el primero (en el que era de
5000 dólares antes de que aumentaran los ingresos) pero, ¿podemos decir que el bienestar
del segundo grupo es mayor que el bienestar del primer grupo, en el que todos tienen 5000
dólares al mes? Es poco probable que un aumento de los ingresos para la totalidad del
segundo grupo sea significativo para las personas ricas, pero las personas pobres
probablemente sientan que su pobreza es una privación grave.
Los ingresos en términos absolutos son importantes para el bienestar, pero existen estudios
que demuestran que a las personas también les importa su posición relativa en la
distribución de los ingresos. Los estudios también evidencian un menor bienestar cuando
las personas perciben que sus ingresos son inferiores a los de otros dentro de su grupo.
Dado que la distribución de los ingresos afecta al bienestar y que los mismos ingresos
medios pueden ser resultado de distintas distribuciones de ingresos entre ricos y pobres
dentro de un grupo, los ingresos medios pueden ser insuficientes para medir y reflejar hasta
qué punto es mejor la situación de un grupo de personas en comparación con otro.
Valorizar los bienes y servicios del gobierno
El PIB incluye los bienes y servicios producidos por el gobierno, como la educación, la
defensa nacional y la garantía del cumplimiento de la ley. Estos contribuyen al bienestar,
pero no están incluidos en los ingresos disponibles. En este sentido, el PIB per cápita es
una mejor medida de los niveles de vida que los ingresos disponibles.
Pero los servicios del gobierno son difíciles de valorizar, resulta incluso más complejo que
dar un valor a servicios como cortes de pelo y clases de yoga. Para los bienes y servicios
comprados por las personas se toma el precio como medida aproximada de su valor (si se
diera el caso de que usted valore el corte de pelo menos que su precio, simplemente dejaría
que su pelo creciera). Pero los bienes y servicios producidos por el gobierno generalmente
no están a la venta, y la única medida que tenemos de su valor es el costo de su
producción.
La brecha entre aquello a lo que nos referimos como bienestar y lo que medimos con el PIB
debería hacernos más cautelosos frente al uso literal del PIB per cápita para medir hasta
qué punto están las personas en una posición acomodada.
Sin embargo, cuando los cambios a través del tiempo o las diferencias entre países con
respecto a este indicador son tan grandes como las presentadas en la figura 1.1a (y en las
figuras 1.1b, 1.9 y 1.10 que se usarán más adelante en este capítulo), el PIB per cápita está
indudablemente diciéndonos algo significativo sobre las diferencias en la disponibilidad de
bienes y servicios.
En el Einstein que hay al final de esta sección, analizamos con más detalle la forma de
calcular el PIB, de manera que pueda ser comparado a lo largo del tiempo y entre países
(muchos capítulos tienen secciones Einstein que le mostrarán cómo calcular la mayoría de
las estadísticas que utilizamos). Con estos métodos, podemos utilizar el PIB per cápita para
comunicar claramente ideas como «hoy las personas en Japón son, en promedio, mucho
más ricas que doscientos años atrás y mucho más ricas que las personas que viven en la
India actualmente»
PALO DE HOCKEY
Otra manera de leer los datos de la figura 1.1a es usando una escala que muestre que el
PIB se duplica a medida que se asciende por el eje vertical (empieza en 250 dólares per
cápita, luego pasa a 500 dólares, posteriormente pasa a 1000 dólares, y así
sucesivamente). Este tipo de escalas se conoce como escala semilogarítmica y se muestra
en la figura 1.1b. La escala semilogarítmica es útil para comparar tasas de crecimiento.
Cuando decimos tasa de crecimiento del PIB, o de cualquier otra medida como la población,
nos referimos a la tasa de cambio:

Si el nivel del PIB per cápita en el año 2000 es de 21 046 dólares, como lo era para Reino
Unido en la figura 1.1a, y 21 567 dólares en el año 2001, entonces podemos calcular la tasa
de crecimiento así:

La decisión de comparar niveles o tasas de crecimiento depende de las preguntas que nos
estemos haciendo. La figura 1.1a hace más fácil comparar niveles de PIB per cápita entre
países y en distintos momentos históricos. La figura 1.1.b utiliza una escala semilogarítmica
que hace posible comparar las tasas de crecimiento entre países y entre distintos periodos
de tiempo. Cuando usamos una escala semilogarítmica, una serie que crece a tasa
constante se ve como una línea recta. Esto ocurre porque el porcentaje (o la tasa de
crecimiento proporcional) es constante. Una línea de mayor pendiente en el gráfico de
escala semilogarítmica significa una tasa de crecimiento más rápida.
Para ver lo anterior, pensemos en una tasa de crecimiento del 100%: esto significa que el
nivel se duplica. En la figura 1.1b, con la escala semilogarítmica, podemos comprobar que,
si el PIB per cápita se duplicó en un periodo de cien años, pasando de un nivel de 500
dólares a 1000 dólares, la línea tendrá la misma pendiente que si se hubiera pasado de
2000 dólares a 4000 dólares, o de 16 000 dólares a 32 000 dólares en cien años. Si en vez
de duplicarse el nivel, se hubiera cuadruplicado (digamos, de 500 dólares a 2000 dólares en
cien años), la línea tendría una pendiente dos veces mayor, reflejando una tasa de
crecimiento dos veces más alta.
En algunas economías no hubo mejoras sustanciales en el nivel de vida de las personas
hasta que lograron independizarse de los regímenes coloniales o librarse de la interferencia
de parte de las naciones europeas:
• India: según Angus Deaton, un economista especializado en el análisis de la pobreza,
en 1947, al terminar los 300 años de dominio británico en la India, «es posible que la
privación durante la infancia… fuera tan severa en el caso de los indios como la de
cualquier otro gran grupo a lo largo de la historia». En los últimos años del dominio británico,
un niño nacido en la India podía esperar vivir 27 años. Cincuenta años después, la
expectativa de vida en la India había aumentado a 65 años.
• China: en su momento fue más rica que el Reino Unido, pero a mediados del siglo XX,
el PIB per cápita de China era una catorceava parte del de Reino Unido.
• América Latina: ni durante el dominio español de América Latina ni en el periodo
posterior a la independencia de la mayor parte de las naciones latinoamericanas a principios
del siglo XIX, se produjo un cambio en el nivel de vida, similar a la curva con forma de palo
de hockey que han experimentado los países de las figuras 1.1a y 1.1b.
Podemos aprender dos cosas de las figuras 1.1a y 1.1b:
• Durante mucho tiempo, los niveles de vida no crecieron de manera sostenible.
• Cuando empezó a producirse un crecimiento sostenido, este tuvo lugar en distintos
periodos para diferentes países, lo que generó grandes diferencias en los niveles de vida
observables alrededor del mundo.

LA REVOLUCIÓN TECNOLÓGICA PERMANENTE


La acción de la serie de ciencia ficción Star Trek se desarrolla en el año 2264, imaginando
un futuro en el que los seres humanos viajan por la galaxia en compañía de alienígenas
amigos con la ayuda de computadoras con inteligencia artificial, a velocidades superiores a
la de la luz y ayudados por replicadores que generan comida y medicinas cuando se
requieran. Ya sea que esta serie nos parezca tonta o inspiradora, la mayoría de nosotros,
en momentos de optimismo, puede al menos considerar la idea de que el desarrollo
tecnológico transformará el futuro en términos éticos, sociales y materiales.
No había ningún futuro tipo Star Trek para los nietos de un campesino del año 1250. Los
siguientes 500 años pasarían sin grandes cambios en el nivel de vida del típico miembro de
la clase trabajadora. El género literario de la ciencia ficción surgió en el siglo XVII (uno de
los primeros libros clasificados como tal fue La nueva Atlántida de Francis Bacon, publicado
en 1627); sin embargo, solo fue hasta el siglo XVIII cuando empezó a considerarse normal
la idea de que cada generación podía aspirar a una vida muy diferente a la de la anterior,
gracias al cambio tecnológico.
Una enorme cantidad de avances científicos y tecnológicos ocurrieron casi simultáneamente
alrededor de la época en que se produjo el quiebre ascendente en el palo de hockey para el
Reino Unido, es decir, hacia mediados del siglo XVIII.
Ese fue el momento en que se introdujeron importantes nuevas tecnologías en las industrias
de textiles, de energía y de transporte. El carácter acumulativo de este proceso hizo que
acabara por conocerse como la Revolución Industrial⁠. Las técnicas tradicionales del trabajo
artesanal basadas en habilidades heredadas que pasaban de una generación a la siguiente
se seguían utilizando en la mayoría de los procesos productivos, incluso en fechas tan
tardías como 1800. La nueva era trajo consigo nuevas ideas, nuevos descubrimientos,
nuevos métodos y nuevas máquinas, haciendo que las ideas y herramientas antiguas
quedaran obsoletas. Estas nuevas formas quedaron a su vez obsoletas frente a otras aún
más nuevas que las sucedieron.
Por lo general, cuando hablamos de «tecnología», nos solemos referir a maquinaria,
equipamientos y dispositivos vinculados al desarrollo científico. En términos económicos, la
tecnología⁠es un proceso que usa un conjunto de materiales e insumos –incluyendo el
trabajo de las personas y la maquinaria– para crear un producto. Por ejemplo, una
tecnología para producir un pastel puede describirse por medio de la receta que especifica
la combinación de insumos (ingredientes como la harina, y actividades laborales como
revolver) necesarias para crear el producto (el pastel). Otra tecnología para hacer pasteles
puede utilizar maquinaria a gran escala, ingredientes y fuerza de trabajo (operarios de
maquinaria).
Antes de la Revolución Industrial, la tecnología de la economía, y también las habilidades
necesarias para seguir las recetas, se actualizaban lentamente y pasaban de generación en
generación. A medida que el progreso tecnológico⁠revolucionó la producción, el tiempo
necesario para producir un par de zapatos se redujo a la mitad en solo unas pocas décadas.
Lo mismo puede decirse del hilado y el tejido, y de la producción industrial de pasteles. Esto
marcó el inicio de una revolución tecnológica permanente, ya que la cantidad de tiempo
necesario para producir la mayoría de los productos se fue reduciendo, de una generación a
la otra.
El cambio tecnológico en el campo de la iluminación
Para hacernos una idea de la velocidad sin precedentes del cambio tecnológico,
consideremos la manera en la que producimos luz. La mayor parte de la historia de la
humanidad muestra un progreso tecnológico lento en materia de iluminación. Nuestros
ancestros lejanos no solían contar con nada más luminoso que la fogata que encendían por
las noches. De haber existido la receta para producir luz, habría dicho algo así: reúna un
montón de leña, consiga una antorcha de algún otro lugar donde se mantenga vivo un
fuego, y encienda y mantenga la llama.
El primer gran avance tecnológico en alumbrado se produjo hace 40 000 años cuando
empezaron a usarse lámparas que quemaban aceite animal o vegetal. Medimos el progreso
tecnológico en iluminación en términos del número de unidades de brillo, denominadas
lúmenes, que pueden generarse con una hora de trabajo. Un lumen es aproximadamente el
brillo que hay en un metro cuadrado de luz de luna. Un lumen-hora (lm/h) representa esa
cantidad de brillo durante una hora. Por ejemplo, generar luz con una fogata requiere cerca
de una hora de trabajo para producir 17 lm/h, pero las lámparas de grasa animal producían
20 lm/h por la misma cantidad de trabajo. En tiempos de la antigua Babilonia (1750 a.C.) se
inventó una lámpara mejor a base a aceite de sésamo, con la que se consiguió que una
hora de trabajo produjera 24 lm/h. El progreso tecnológico era lento: esta modesta mejora
tardó 7000 años en producirse.
Tres milenios más tarde, a principios del siglo xix, las formas más eficientes de iluminación
(utilizando velas de sebo) proporcionaban cerca de nueve veces más luz por hora de trabajo
que las lámparas de grasa animal del pasado. Desde entonces, la iluminación se ha vuelto
cada vez más eficiente con el desarrollo de lámparas de gas en las ciudades, lámparas de
keroseno, bombillas de filamento incandescente, tubos fluorescentes y otras formas de
iluminación. Los tubos fluorescentes compactos introducidos en 1992 son cerca 45 mil
veces más eficientes, en términos de tiempo de trabajo, que la iluminación de hace 200
años. Hoy en día, la productividad del trabajo necesario para producir iluminación es cerca
de un millón de veces mayor que la que alcanzaran nuestros ancestros alrededor de una
fogata.
La figura 1.3 ilustra este notable crecimiento en la eficiencia en la iluminación, utilizando la
escala semilogarítmica que introdujimos en la figura 1.1b. Esta gráfica también parece un
palo de hockey.

El proceso de innovación no terminó con la Revolución Industrial, tal y como nos muestra el
caso de la productividad del trabajo en la generación de iluminación. La innovación ha
continuado con la aplicación de nuevas tecnologías en muchos sectores, como la máquina
de vapor, la electricidad, el transporte (canales, trenes, automóviles) y, más recientemente,
la revolución en el procesamiento de la información y las comunicaciones. Estas
innovaciones tecnológicas de amplia aplicabilidad le proporcionan un impulso
particularmente fuerte al crecimiento en niveles de vida, pues cambian aspectos cruciales
del funcionamiento de la economía.
Al reducir la cantidad de tiempo de trabajo necesario para producir las cosas que
necesitamos, los cambios tecnológicos permitieron incrementos significativos en los niveles
de vida. El historiador económico David Landes escribió que la Revolución Industrial fue
«una sucesión interrelacionada de cambios tecnológicos» que transformaron las sociedades
en las cuales tuvieron lugar esos cambios.
Un mundo conectado
En julio de 2012 tuvo lugar el lanzamiento del hit coreano Gangnam Style. A finales del
mismo año, ese tema se había convertido en la canción más vendida en 33 países,
incluyendo Australia, Rusia, Canadá, Francia, España y Reino Unido. A mediados de 2014,
Gangam Style se convirtió además en el video más visto en YouTube con 2000 millones de
visitas. La revolución tecnológica permanente ha producido un mundo conectado.
Todos somos parte de él. Los materiales que forman este curso de introducción a la
economía fueron escritos por equipos de economistas, diseñadores, programadores y
editores que han trabajado juntos –a veces, de manera simultánea– desde computadores
ubicados en Reino Unido, la India, Estados Unidos, Rusia, Colombia, Sudáfrica, Chile,
Turquía, Francia y muchos otros países. Estando conectados a internet, parte de la
transmisión de información ocurre a la velocidad de la luz. La mayoría de los bienes con los
que se comercia por todo el globo siguen moviéndose a la velocidad de un buque de carga,
que es alrededor de 33 km por hora, mientras que las transacciones financieras
internacionales se llevan a cabo en menos tiempo del que le llevó leer esta oración.
La velocidad a la que viaja la información hace que resulte evidente lo novedoso de la
permanente revolución tecnológica a la que asistimos. Comparando la fecha de un evento
histórico con la fecha en la que se tuvo conocimiento de ese evento en otros lugares (a
través de diarios, revistas o periódicos), podemos determinar la velocidad a la cual viajan
las noticias. Por ejemplo, cuando Abraham Lincoln fue elegido Presidente de Estados
Unidos en 1860, el mensaje que informaba de su elección se envió por telégrafo de
Washington a Fort Kearny, que era el punto más occidental de la línea telegráfica en aquel
momento. Desde allí, un relevo de jinetes llevó las noticias a caballo –el servicio postal
conocido como el Pony Express– cubriendo 2030 km hasta Fort Churchill, en Nevada,
desde donde el mensaje fue transmitido a California por telégrafo. El proceso tomó siete
días y 17 horas en total. En el tramo del Pony Express de la ruta, las noticias viajaron a 7
millas (11 km) por hora. Transportar una carta de 14 gramos por esta ruta costaba 5 dólares,
el equivalente a cinco días de salario.
Realizando cálculos similares, podemos saber que las noticias viajaban a 1 milla (1,6 km)
por hora entre la antigua Roma y Egipto, y que, 1500 años después, el trayecto entre
Venecia y otras ciudades del Mediterráneo era, en todo caso, ligeramente más lento. Sin
embargo, unos pocos siglos después, tal como muestra la figura 1.4, el ritmo empezó a
acelerarse. La noticia de un motín en las tropas indias en contra del régimen británico en
1857 tardó «solo» 46 días en llegar a Londres, y los lectores del periódico The Times de
Londres supieron del asesinato de Lincoln apenas 13 días después de que tuviera lugar el
hecho. Un año después de la muerte de Lincoln, un cable transatlántico redujo el tiempo de
transmisión de noticias entre Nueva York y Londres a cuestión de minutos.

LA ECONOMÍA Y EL MEDIOAMBIENTE
Los seres humanos siempre han dependido del medioambiente para obtener los recursos
que necesitan para vivir y ganarse la vida. El medioambiente físico y la biosfera, que es el
conjunto de todas las formas de vida sobre la faz de la tierra, ofrecen los elementos
esenciales para la vida, como son el aire, el agua y los alimentos. El medioambiente
también nos provee las materias primas –como la madera, los metales y el petróleo– que
usamos, a su vez, para producir otros bienes.
La figura 1.5 muestra una forma en la que podemos concebir la economía: como parte de
un sistema mucho mayor que, a su vez, es parte de la biosfera. Las personas interactúan
entre sí, pero también con la naturaleza durante el proceso de ganarse el sustento

A lo largo de gran parte de la historia, los seres humanos han creído que los recursos
naturales son ilimitados y se puede disponer de ellos libremente (excepto por los costos de
extracción). No obstante, a medida que se ha disparado la producción (ver figuras 1.1a y
1.1b), también se han disparado el uso de los recursos naturales y la degradación del
medioambiente. Elementos del sistema ecológico como el aire, el agua, el suelo y el clima
han sido alterados por los humanos de forma más radical de lo que nunca antes había
ocurrido en otras épocas de la historia de la humanidad.
Un ejemplo dramático de esto es el cambio climático. Las figuras 1.6a y 1.6b presentan
evidencia de que nuestro uso de los combustibles fósiles –carbón, petróleo y gas– han
afectado profundamente al medioambiente. Después de haber permanecido relativamente
constantes durante muchos siglos, los niveles de dióxido de carbono (CO2) en la atmósfera
han aumentado debido al incremento de las emisiones de CO2 durante el siglo XX (figura
1.6a). Asimismo, las emisiones de CO2 han causado incrementos perceptibles en las
temperaturas medias del hemisferio norte (figura 1.6b). La figura 1.6a también muestra que
las emisiones de CO2 debidas al consumo de combustibles fósiles han aumentado de forma
dramática desde 1800 en adelante.
La figura 1.6b nos muestra que la temperatura media de la Tierra fluctúa de década en
década. Existen muchos factores que causan estas fluctuaciones, incluyendo los eventos
volcánicos como la erupción del monte Tambora en Indonesia, en 1815. El monte Tambora
expulsó tanta ceniza que la temperatura de la Tierra se redujo, y 1816 fue llamado «el año
sin verano».
.
Desde 1900, las temperaturas promedio han aumentado en respuesta a niveles crecientes
de concentración de gases de efecto invernadero. Estos niveles son el resultado de las
emisiones de CO2 asociadas a la quema de combustibles fósiles.
La realidad del fenómeno del cambio climático y sus causas de origen humano ya no tienen
discusión en la comunidad científica. El alcance de las consecuencias probables del
calentamiento global es muy amplio: derretimiento de los casquetes polares, aumento del
nivel del mar que podría sumergir amplias zonas costeras y posibles cambios en los
patrones del clima y la lluvia que podrían destruir grandes áreas de cultivo de alimentos por
todo el mundo. Las consecuencias físicas y económicas a largo plazo de estos cambios y
las políticas apropiadas que deben adoptar los países para hacerles frente se tratan en un
capítulo posterior de este libro, titulado La economía del medioambiente..
El cambio climático es un fenómeno global; sin embargo, muchos de los impactos
ambientales por la quema de combustibles fósiles son locales como, por ejemplo, cuando
los residentes de las ciudades sufren enfermedades respiratorias o de otro tipo, debido a
elevados niveles de emisiones procedentes de centrales eléctricas, vehículos y otras
fuentes. Las comunidades rurales se ven asimismo impactadas por la deforestación (otra
causa del cambio climático) y por el agotamiento de las fuentes de agua potable y las
poblaciones de peces.
Todos estos efectos –desde el cambio climático al agotamiento de los recursos naturales–
son resultado de la expansión de la economía (ilustrada por el crecimiento del producto
total) y de la forma en que la economía está organizada (por ejemplo, qué cosas se valoran
y se conservan). La relación entre la economía y el medioambiente que se muestra en la
figura 1.5 es bidireccional: usamos los recursos naturales para producir, lo que a su vez
puede afectar el medioambiente en el que vivimos y su capacidad para sostener la
producción futura.
Sin embargo, la revolución tecnológica permanente –que trajo, entre otras cosas, nuestra
dependencia de los combustibles fósiles– puede ser también parte de la solución a nuestros
problemas ambientales actuales.
Observe de nuevo la figura 1.3 que muestra la productividad del trabajo en la producción de
iluminación. Los enormes incrementos que se ven a lo largo de la historia, y en particular
desde mediados del siglo XIX, han ocurrido principalmente porque la cantidad de luz
producida por unidad de calor (por ejemplo, de una fogata, una vela o un foco) ha
aumentado de manera sustancial.
Con respecto a la iluminación, la revolución tecnológica permanente nos ha proporcionado
más luz con menos calor, lo que ayuda a conservar los recursos naturales –desde la leña
hasta los combustibles fósiles– utilizados para generar calor. Los avances tecnológicos que
se están produciendo hoy pueden posibilitar que dependamos más del viento, el sol y otras
fuentes de energía renovables.

CAPITALISMO: PROPIEDAD PRIVADA...


Revisando las figuras 1.1a a 1.6, vemos que el giro ascendente en las curvas que hace que
se asemejen a la gráfica del palo de hockey se repite para:
• El Producto Interno Bruto per cápita
• La productividad del trabajo (iluminación por hora de trabajo)
• La conectividad entre diversas partes del mundo (la velocidad a la cual viajan las
noticias)
• El impacto de la economía en el medioambiente global (emisiones de carbono, CO2
atmosférico y cambio climático)
¿Cómo podemos explicar el cambio en el cual hemos pasado de un mundo en el que las
condiciones de vida fluctuaban poco, a menos que hubiera una epidemia o una guerra, a
una situación en la que la situación de cada generación es notable y previsiblemente mejor
que la de la anterior?
Una parte muy significativa de la respuesta es que eso se debe a lo que llamamos la
revolución capitalista: la aparición en el siglo XVIII y la eventual difusión global de una forma
de organizar la economía que hoy denominamos capitalismo. De hecho, el término
«capitalismo» –que definiremos a continuación– no se usaba mucho en tiempos tan
recientes como hace un siglo; sin embargo, y como se observa en la figura 1.7, su uso se
ha disparado desde entonces. La gráfica muestra la fracción de todos los artículos
aparecidos en el New York Times (excluyendo la sección de Deportes) que incluyen el
término «capitalismo».
El capitalismo⁠es un sistema económico⁠caracterizado por una combinación específica de
instituciones⁠. Un sistema económico es una forma de organizar la producción y distribución
de bienes y servicios en el conjunto de una economía. Y, cuando hablamos de instituciones,
nos referimos a los distintos conjuntos de leyes y costumbres sociales que regulan las
diferentes formas de producción y distribución en familias, negocios privados y organismos
gubernamentales.
En algunas economías del pasado, las instituciones económicas clave eran la propiedad
privada⁠(personas que son dueñas de cosas), los mercados (donde esas cosas podían
comprarse y venderse) y las familias, ya que la producción tenía lugar por lo general en el
seno de las familias y no en las empresaEn otras sociedades, el gobierno ha sido la
institución que ha controlado la producción y ha decidido sobre cómo y a quién se
distribuían los bienes producidos. Esto se denomina sistema económico de planificación
central. Por ejemplo, este sistema existió en la Unión Soviética, en Alemania Oriental y en
otros países de Europa Oriental hasta el fin de los gobiernos comunistas a principios de la
década de 1990.
i bien tanto los gobiernos como las familias son partes esenciales del funcionamiento de
cualquier economía, hoy en día, la mayoría de las economías son capitalistas. Dado que la
mayoría de nosotros vive en economías capitalistas, es fácil olvidar la importancia de las
instituciones, que son fundamentales para que el capitalismo funcione bien: nos resultan tan
familiares que difícilmente reparamos en ellas. Antes de estudiar cómo la propiedad privada,
los mercados y las empresas se combinan enS el sistema económico capitalista,
necesitamos definir estos conceptos.
A lo largo de la historia de la humanidad, el alcance de la propiedad privada ha ido variando.
En algunas sociedades, como la de los cazadores y recolectores, que son nuestros
ancestros lejanos, casi nada, excepto los adornos personales y la ropa, eran realmente
propiedad de los individuos. En otras, los cultivos y los animales eran propiedad privada,
pero no la tierra. El derecho a usar la tierra se otorgaba a las familias, gracias al consenso
entre los miembros de un grupo, o siguiendo el dictado de un líder, y las familias no podían
vender sus terrenos.
En otros sistemas económicos, algunas personas –los esclavos– eran propiedad privada.
En una economía capitalista, un importante tipo de propiedad privada consiste en los
equipamientos, los edificios, las materias primas, así como otros insumos duraderos
utilizados en la producción de bienes y servicios. Todos estos, en su conjunto, se
denominan bienes de capital o bienes de equipo⁠.
La propiedad privada puede estar asociada a un individuo, una familia, una empresa o
alguna otra entidad diferente del gobierno. Por otro lado, algunas cosas que más valoramos
no son propiedad privada: por ejemplo, el aire que respiramos y la mayor parte de los
conocimientos que usamos no pueden ser propiedad privada ni pueden ser comprados ni
vendidos.
Los mercados son una forma de transferencia de bienes y servicios de una persona a otra.
Existen otras formas, como el robo, un regalo o una orden gubernamental. Los mercados
difieren de estas y otras formas en las cuales pueden transferirse bienes y servicios de una
persona a otra en tres aspectos:
• Son recíprocos: en un mercado, a diferencia de lo que ocurre con los regalos y el robo,
la transferencia de un bien o servicio de una persona a otra se corresponde de manera
recíproca, ya sea con otro bien o servicio como parte de un trueque, o con dinero, o con la
promesa de una transferencia posterior de fondos, como cuando se compra con crédito.
• Son voluntarios: ambas transferencias –la del comprador y la del vendedor– son
voluntarias, dado que los artículos intercambiados son propiedad privada. Por ende, el
intercambio, para que se produzca, debe ser beneficioso para ambas partes. En este
sentido, los mercados se diferencian del robo, y también de las transferencias de bienes y
servicios en una economía de planificación central.
• En la mayoría de los mercados hay competencia. Un vendedor que cobre muy caro, por
ejemplo, encontrará que sus compradores van a preferir comprar a otros vendedores que
compiten con él.
Ahora bien, la propiedad privada y los mercados por sí solos no definen al capitalismo. En
muchos lugares, ambas instituciones fueron importantes mucho antes de que se instaurara
el capitalismo. El más reciente de los tres componentes que forman la economía capitalista
es la empresa.
Los tipos de empresas que forman una economía capitalista incluyen restaurantes, bancos,
grandes granjas que pagan a otras personas para que trabajen en ellas, establecimientos
industriales, supermercados, proveedores de servicios de internet y muchos más. Otras
organizaciones productivas que no son empresas y que desempeñan un papel menor en
una economía capitalista incluyen negocios familiares, en los que la mayoría o todos los
trabajadores son familiares; organizaciones sin ánimo de lucro; cooperativas cuyos dueños
son los trabajadores y entidades que son propiedad del gobierno (como ocurre en algunos
países con las líneas ferroviarias y las compañías de energía o agua). Estas no son
empresas, ya sea porque no generan ganancias o porque los propietarios no son individuos
que ostentan la propiedad de los activos de la empresa y emplean a otros para trabajar en
ella. Nótese que una empresa paga salarios o remuneraciones a los empleados, pero si
emplea estudiantes en prácticas no remuneradas, sigue siendo una empresa o firma⁠.
Las empresas ya existían, desempeñando un papel menor en otros sistemas económicos,
mucho antes de que se volvieran las organizaciones predominantes para la producción de
bienes y servicios, como lo son hoy en una economía capitalista. El avance de la empresa
provocó un auge en otro tipo de mercado que había desempeñado un papel limitado en los
sistemas económicos anteriores: el mercado del trabajo⁠(o mercado laboral). Los
propietarios de las empresas (o sus administradores) –en tanto que empleadores– ofrecen
trabajos a cambio de remuneraciones o salarios que sean lo suficientemente altos como
para atraer a personas que estén buscando trabajo.
En el lenguaje económico, los empleadores son el lado de la demanda⁠(se usa el anglicismo
demand side) en el mercado laboral («demandan» empleados) mientras que los
trabajadores son el lado de la oferta⁠, (se usa el anglicismo supply side), pues se ofrecen
para trabajar bajo la dirección de los propietarios y administradores que los contratan.
Una característica llamativa de las empresas, que las distingue de las familias y los
gobiernos, es lo rápido que pueden nacer, expandirse, contraerse y morir. En unos pocos
años, una empresa de éxito puede crecer, pasando de unos pocos empleados a convertirse
en una compañía global con cientos de miles de clientes y que emplea a miles de personas.
Las empresas pueden crecer así porque son capaces de contratar más empleados en el
mercado del trabajo y pueden captar los fondos que necesitan para financiar la compra de
bienes de capital con los que expandir la producción.
Las empresas también pueden morir en pocos años. Esto se debe a que una empresa que
no genere ganancias no tendrá dinero suficiente (y no será capaz de conseguir financiación)
para continuar generando empleo y produciendo. La empresa mengua y algunas de las
personas que trabajan en ella pierden sus puestos de trabajo.
Contrastemos esta situación con una granja familiar exitosa. Puede ser que la familia se
encuentre en mejor situación que sus vecinos, pero, a menos que convierta la granja en una
empresa y emplee a otras personas para trabajar en esta, su expansión será limitada. Si, en
cambio, la familia no se desempeña bien en la granja, solo se encontrará en peor situación
que sus vecinos. El jefe del hogar no puede sencillamente despedir a sus hijos. Mientras la
familia sea capaz de alimentarse por sí misma, no existe un mecanismo equivalente al
fracaso de una empresa que la deje automáticamente sin negocio.
Los organismos gubernamentales tienden a enfrentarse a más limitaciones a la hora de
expandirse, si tienen éxito y, por lo general, están protegidos del fracaso si obtienen malos
resultados.
Definir el capitalismo con precisión
En el lenguaje coloquial, la palabra «capitalismo» se usa de diferentes formas. Esto se debe
en parte a que la gente tiene opiniones contundentes sobre este sistema económico. Dentro
de la economía, en cambio, tratamos de usar el término de forma precisa para facilitar
nuestra comunicación: definimos al capitalismo como un sistema económico que combina
tres instituciones, lo que requiere, a su vez, definiciones de cada una de ellas.
Esto implica que el «capitalismo», en realidad, no es un solo sistema económico, sino una
clase de sistemas que tienen en común el contener estas características. La forma en que
las tres instituciones del capitalismo –propiedad privada, mercados y empresas– se
combinan entre sí y con familias, gobiernos y otras instituciones, varía mucho de unos
países a otros. Del mismo modo que el hielo y el vapor son «agua» (definida químicamente
como una molécula que combina dos átomos de hidrógeno y uno de oxígeno), tanto
Estados Unidos como China son economías capitalistas. Ahora bien, difieren en la medida
en que el gobierno influye en los asuntos económicos y en muchos otros aspectos. Como
se puede ver, muchas veces las definiciones que proponemos en las ciencias sociales no
pueden ser tan precisas como las de las ciencias naturales.
Hay quien podría afirmar que «el hielo no es realmente agua» y objetar que la definición no
refleja el «verdadero significado» de la palabra. En cualquier caso, a veces los debates
sobre el «verdadero significado» de algo (especialmente cuando se refiere a ideas
complejas y abstractas como capitalismo o democracia) olvidan cuál es el valor de las
definiciones. Piense en la definición del agua, o del capitalismo, no como algo que captura
el significado verdadero de lo definido, sino como un mecanismo que tiene valor porque
sirve para facilitar la comunicación.
En las ciencias sociales, las definiciones no suelen ser tan precisas como lo son en las
ciencias naturales. A diferencia del agua, no podemos identificar una economía capitalista
con medidas físicas fáciles del medir.

1.7 El capitalismo como sistema económico


La figura 1.8 nos muestra que las tres partes de la definición de un sistema económico
capitalista son conceptos estrechamente vinculados entre sí. El círculo del lado izquierdo
describe a una economía de familias aisladas que son propietarias de los bienes de capital
y los bienes que producen, pero tienen poco o nada de intercambio con otros.

En un sistema capitalista, la producción corre principalmente a cargo de las empresas. Los


mercados y la propiedad privada son elementos esenciales para el funcionamiento de las
empresas por dos razones:
• Los insumos y los productos son propiedad privada: los edificios de la empresa, los
equipos, patentes y otros insumos utilizados en la producción, así como los productos
resultantes, son propiedad de los dueños de la empresa.
• Las empresas usan los mercados para vender sus productos: las ganancias de los
dueños dependen de mercados en los que los clientes pueden voluntariamente comprar los
productos a precios que, además de cubrir los costos de producción, dejen un excedente.

A lo largo de la historia, han existido economías como la del círculo izquierdo de la gráfica,
pero han sido mucho menos importantes que los sistemas que combinan mercados y
propiedad privada (el círculo del medio). La propiedad privada es una condición esencial
para que los mercados puedan operar: los compradores no pagarán por los bienes, a
menos que estén seguros de que podrán detentar la propiedad de estos, una vez pagados.
En el círculo del centro, la mayor parte de la producción la realizan individuos (zapateros o
herreros, por ejemplo) o familias (en nuestro ejemplo, esto es lo que sucedía en una granja).
Antes de 1600, una gran cantidad de las economías del mundo eran así.
Un aspecto distintivo de la definición del capitalismo como sistema económico es que en él
la mayor parte de la producción tiene lugar utilizando bienes de capital⁠de propiedad privada⁠
que son operados por trabajadores a los que se les paga un salario. Esto contrasta con la
propiedad estatal de los bienes de capital en una economía centralmente planificada, donde
las empresas privadas y los mercados son relativamente poco importantes.
Otro contraste es con un sistema económico definido como una economía esclavista, donde
la mayor parte del trabajo es realizado por personas que no son contratadas a cambio de un
salario sino que, al igual que la tierra en la que trabajan, son propiedad de otra persona.
Más allá de estas definiciones, los sistemas económicos capitalistas también incluyen el
trabajo realizado por funcionarios del gobierno y el trabajo no remunerado en el hogar e,
históricamente, por esclavos.
El capitalismo es un sistema económico que combina la descentralización con la
centralización. Por un lado, concentra el poder en las manos de los propietarios y
administradores de empresas, de modo que estos puedan garantizar la cooperación de
grandes cantidades de empleados en el proceso productivo. Pero, por otro lado, limita el
poder de los empresarios y otros individuos al exponerlos a la competencia cuando venden
y compran en el mercado.
Cuando la dueña o el dueño de una empresa interactúa con un empleado, su papel es el de
«jefe». Pero cuando esa misma persona interactúa con un potencial cliente, es simplemente
una persona más que trata de cerrar una venta en competencia con otras empresas. Es
esta particular combinación de competencia entre empresas, y concentración de poder con
cooperación dentro de ellas la que explica buena parte del éxito del capitalismo como
sistema económico.
¿Cómo pudo el capitalismo generar un cambio en el nivel de vida?
Dos grandes cambios acompañaron el surgimiento del capitalismo. Ambos incrementaron
significativamente la productividad del trabajo y los trabajadores.
La tecnología
Como ya hemos visto, la revolución tecnológica permanente coincidió con la transición
hacia un contexto en el que las empresas se convirtieron en el sistema predominante de
organización de la producción. Esto no significa que las empresas necesariamente fueron
las causantes de ese cambio tecnológico, pero sí es cierto que eran muchos los incentivos
que alentaban a las empresas que competían entre sí en los mercados a adoptar y
desarrollar nuevas tecnologías que aumentaran su productividad y, por ende, a invertir en
bienes de capital que habrían resultado inaccesibles para una empresa familiar de pequeña
escala.
La especialización
El crecimiento de las empresas que empleaban gran cantidad de trabajadores –y la
expansión de los mercados que conectaron al mundo entero a un mismo proceso de
intercambio– permitieron niveles de especialización productiva y laboral sin precedentes en
la historia de la humanidad. En la siguiente sección, veremos cómo esta especialización
puede elevar la productividad del trabajo y, a su vez, los niveles de vida.

1.8 Las ganancias resultantes de la especialización


Capitalismo y especialización
Mire a su alrededor y fíjese en los objetos que hay en su lugar de trabajo. ¿Conoce a las
personas que los fabricaron? ¿Y su ropa? ¿Y qué dice de todos los objetos que puede ver
desde donde está sentado o sentada?
Ahora imagine que es 1776, el año en que Adam Smith escribió La riqueza de las naciones.
Esas mismas preguntas, planteadas en cualquier lugar del mundo, habrían recibido otra
respuesta.
En esos tiempos, las familias producían una amplia variedad de productos para su propio
consumo, incluyendo diversos cultivos, carne, ropa e incluso herramientas. Muchas de las
cosas que habría visto por ahí en tiempos de Adam Smith habrían sido elaboradas por
algún miembro de su familia o alguien de su pueblo. Algunas las habría fabricado usted
mismo, otras habrían sido elaboradas localmente y las habría comprado en el mercado de
su pueblo.
Uno de los cambios que estaban ocurriendo en tiempos de Adam Smith, y que desde
entonces se ha acelerado enormemente, es la especialización en la producción de bienes y
servicios. Tal y como explica el propio Smith, nos hacemos mejores en la producción de
bienes cuando cada uno de nosotros se concentra en un rango limitado de actividades. Esto
es cierto por tres razones:
• Aprender haciendo: adquirimos destrezas y habilidades cuando producimos cosas y así
practicamos nuestras habilidades (se suele usar para esto el anglicismo learning by doing).
• Diferencias en el nivel de habilidad: debido a diferencias en las capacidades innatas o a
ventajas medioambientales, como la calidad del suelo, algunas personas se desempeñan
mejor que otras en ciertas cosas.
• Economías de escala⁠: muchas veces, producir un número grande de unidades de un
producto es más barato que producir pocas. Esto lo investigamos con más detalle en el
capítulo 7.
Estas son las ventajas de trabajar en un número limitado de tareas o productos. Las
personas normalmente no producen el rango completo de bienes y servicios que ellos
mismos consumen en su vida diaria. En vez de eso nos especializamos: unos producen un
bien, otros producen otros, algunos trabajan como soldadores, otros como profesores o
agricultores.
Ahora bien, las personas no se especializarán a menos que sepan que existe una forma de
adquirir los demás bienes y servicios que necesitan.
Es por esto que la especialización –la división del trabajo– plantea un problema social:
¿Cómo deben distribuirse los bienes y servicios entre productor y usuario final? A lo largo
de la historia, esto ha ocurrido de diferentes modos, desde la requisición y redistribución
directa realizada por el gobierno, como ocurrió en Estados Unidos y otros países durante la
Segunda Guerra Mundial, hasta los regalos y mecanismos para compartir voluntariamente,
como pasa en las familias hoy en día, y que se pusieron en práctica en algunos periodos y
lugares entre individuos que no estaban emparentados, como es el caso de las
comunidades de cazadores y recolectores. El capitalismo aumentó la posibilidad de
especialización al expandir la importancia económica de los mercados y las empresas.
La especialización existe dentro de los gobiernos y también en las familias, donde las tareas
del hogar muchas veces están asociadas a determinada edad y género. Aquí vamos a
analizar la división del trabajo que se produce en empresas y mercados.
La división del trabajo en las empresas
Adam Smith comienza La riqueza de las naciones con la siguiente frase:
«El mayor progreso de la capacidad productiva del trabajo, y la mayor parte de la habilidad,
destreza y juicio con que ha sido dirigido o aplicado, parecen haber sido los efectos de la
división del trabajo.»9
Luego procede a describir una fábrica de alfileres en la que la especialización en
determinadas tareas entre los trabajadores permitía un nivel de productividad –alfileres
producidos por día– que le parecía extraordinario. Las empresas pueden llegar a emplear a
miles o incluso cientos de miles de personas, la mayor parte de ellos trabajando en tareas
especializadas bajo la dirección de los dueños o los gerentes de la compañía.
Esa descripción de la empresa usualmente enfatiza su naturaleza jerárquica de arriba a
abajo. Ahora bien, también puede pensar en la empresa como un mecanismo para que un
gran número de personas, cada una con diferentes habilidades y competencias, contribuya
a la consecución de un objetivo común, el producto. Así es como la empresa facilita un tipo
de cooperación entre productores especializados que aumenta la productividad.
En el capítulo 6 volveremos al planteamiento de quién hace qué dentro de la empresa y por
qué.
Mercados, especialización y ventaja comparativa
En el capítulo 3 de La riqueza de las naciones titulado «La división del trabajo está limitada
por la extensión del mercado», Smith explica:
«Cuando el mercado es muy pequeño, ninguna persona puede tener el incentivo para
dedicarse completamente a un único trabajo, por falta de capacidad para intercambiar todo
el excedente del producto de su propio trabajo, lo que le sobra tras realizar su propio
consumo, por los excedentes correspondientes al trabajo de otros cuando se dé la
ocasión».
Cuando oye la palabra «mercado», ¿qué otra palabra se le viene a la mente? Seguramente
lo que pensó fue «competencia». Y efectivamente tiene razón al asociar ambas palabras.
Pero también se le podría haber ocurrido la palabra «cooperación». ¿Por qué? Porque los
mercados permiten que cada uno de nosotros, mientras satisfacemos nuestros intereses
individuales, trabajemos juntos produciendo y distribuyendo bienes y servicios en un modo
que, si bien está lejos de ser perfecto, es en muchos casos mejor que las alternativas.
Los mercados generan un resultado extraordinario: cooperación involuntaria a nivel global.
Las personas que produjeron el teléfono que tiene encima de la mesa no lo conocen ni les
importa. Lo produjeron ellos en vez de hacerlo usted porque producen teléfonos mejor que
usted, y el aparato ha acabado en sus manos porque les pagó por él, lo que les permitió, a
su vez, comprar los bienes y servicios que ellos necesitan y que han producido unos
individuos que ellos tampoco conocen.
Hay un ejemplo sencillo que ilustra cómo los mercados permiten la especialización cuando
las personas tienen distintas habilidades para producir diferentes bienes. Es un ejemplo que
nos muestra algo sorprendente: todos los productores pueden beneficiarse de la
especialización y el intercambio de bienes, incluso cuando esto implique que un productor
se especialice en un bien que otro podría confeccionar a un costo menor.
Imagine un mundo donde solo hay dos individuos (Greta y Carlos) que solamente necesitan
dos bienes para vivir: manzanas y trigo. Difieren, eso sí, en sus niveles de productividad a la
hora de producir manzanas y trigo. Si Greta dedicara todo su tiempo disponible, digamos
2000 horas al año, a la producción de manzanas, produciría 1250. En cambio, si se
dedicara al trigo, produciría 50 T al año. Supongamos que Carlos tiene una tierra menos
fértil que la de Greta para la producción de cualquier tipo de cultivo: si dedica todas sus
horas disponibles (supongamos que son las mismas que Greta) al cultivo de manzanas,
produciría 1000 al año, y si se dedicara solamente al trigo, produciría 20 T. Puede
consultarse un resumen en la figura 1.9a.

Producción si el 100% del tiempo se dedica a producir un bien


Greta 1250 manzanas o 50 toneladas de trigo
Carlos 1000 manzanas o 20 toneladas de trigo

Aunque la tierra de Carlos sea peor para la producción de cualquiera de los dos cultivos, su
desventaja es menor, cuando se le compara con Greta, en el caso de las manzanas. Greta
puede producir 2 veces y media más trigo que Carlos, pero solamente un 25% más de
manzanas.
Los economistas distinguen quién es mejor produciendo conforme a dos criterios: la ventaja
absoluta y la ventaja comparativa.
Greta tiene una ventaja absoluta⁠en ambos cultivos. Carlos tiene una desventaja absoluta.
Ella puede producir más que él de cualquiera de los dos cultivos.
Greta tiene una ventaja comparativa en la producción de trigo; Carlos tiene una ventaja
comparativa⁠en la producción de manzanas. Aunque ella es mejor, Carlos tiene menos
desventaja en la producción de manzanas. Greta tiene una ventaja comparativa a la hora de
producir trigo.
En un primer momento, vamos a suponer que Carlos y Greta no pueden comerciar entre sí.
Esto implica que, para sobrevivir, ambos deben ser autosuficientes, o sea, consumir
exactamente lo que producen, de modo que los dos producirán ambos bienes para
sobrevivir. A este régimen de producción se le suele llamar autarquía.
Greta escoge usar el 40% de su tiempo en la producción de manzanas y dedicar el resto al
trigo. La primera columna de la figura 1.9b muestra que ella produce y consume 500
manzanas y 30 T de trigo. También se muestra el consumo de Carlos, que dedica el 30% de
su tiempo a producir manzanas y el otro 70% al trigo.
Ahora supongamos que existen mercados donde pueden venderse y comprarse manzanas
y trigo, y que en ellos se pueden comprar 40 manzanas por el precio de 1 T de trigo. Si
Greta se especializa y solamente produce trigo, producirá 50 T de trigo y ninguna manzana,
y mientras tanto Carlos se puede especializar en manzanas y producir 1000: la producción
total de ambos cultivos será mayor que lo era cuando había autarquía (columna dos de la
gráfica). Luego ellos pueden acudir al mercado, vender una parte de lo que produjeron y
comprar la cantidad que necesiten del otro bien.
Por ejemplo, si Greta vende 15 T de trigo (columna tres) para comprar 600 manzanas,
podrá consumir más manzanas y más trigo que antes (columna cuatro). La tabla muestra
que comprar las 15 T de trigo producidas por Greta a cambio de 600 manzanas, también le
permite a Carlos consumir más de los dos productos de lo que le resultaba posible cuando
no había especialización e intercambio.
Autosuficiencia Especialización completa e intercambio
Producción Comercio Consumo
1 2 3 4
Greta Manzanas 500 0 600
Trigo 30 50 = 15 + 35
Carlos Manzanas 300 1000 = 600 + 400
Trigo 14 0 15
Total Manzanas 800 1000 600 1000
Trigo 44 50 15 50
Figura 1.9b Comparar autosuficiencia y especialización. En un sistema de autosuficiencia,
ambos consumen exactamente lo que producen. Si hay especialización completa, Greta
produce solo trigo y Carlos produce solo manzanas, y los dos comercian con el excedente
de su producción más allá de lo que consumen.
Al crear este ejemplo asumimos precios de mercado tales que 1 T de trigo podía
intercambiarse por 40 manzanas. Más adelante volveremos al tema del funcionamiento de
los mercados, en los capítulos 7 y 12 de este libro, pero el ejercicio 1.10 muestra que este
supuesto no es crítico. Hay otros precios a los que el intercambio puede resultar beneficioso
para Carlos y Greta.
La oportunidad de comerciar –es decir, la existencia de un mercado de manzanas y otro de
trigo– ha beneficiado tanto a Greta como a Carlos, y esto fue posible porque la
especialización en la producción de un solo bien aumentó el producto total disponible de
cada uno de ellos, de 800 manzanas a 1000 y de 44 T de trigo a 50 T. El elemento
sorprendente que mencionamos más arriba es que Greta terminó comprándole 600
manzanas a Carlos, a pesar de que ella podría haber producido esas manzanas a menor
costo (valorado en unidades de tiempo). Esta especialización era una mejor forma de usar
su tiempo porque, si bien Greta tenía una ventaja absoluta en la producción de ambos
bienes, Carlos tenía una ventaja comparativa en la producción de manzanas.
Los mercados contribuyen al aumento en la productividad del trabajo –y pueden, por tanto,
ayudar a explicar el palo de hockey histórico– al permitir que las personas se especialicen
en aquellos productos en los que tienen ventaja comparativa, ¡Es decir, aquello que –en
términos relativos– se les da menos mal!

1.9 Capitalismo, causalidad y el palo de hockey de la historia


Hemos visto que las instituciones asociadas con el capitalismo tienen el potencial de
mejorar los niveles de vida al proporcionar oportunidades para una mayor especialización y
la introducción de nuevas tecnologías. Hemos visto también que el inicio de la revolución
tecnológica permanente coincide con la emergencia del capitalismo. ¿Podemos entonces
concluir que el capitalismo fue el causante del quiebre ascendente del palo de hockey?
Deberíamos ser escépticos cuando alguien nos asegure que algo complejo (como el
capitalismo) «causa» otra cosa (mayores niveles de vida, mejoras tecnológicas, un mundo
conectado o desafíos ambientales).
En las ciencias, respaldamos la afirmación de que X causa Y comprendiendo la relación
entre causa (X) y efecto (Y), y además realizamos experimentos para recabar pruebas que
evidencien esa relación, midiendo X y Y.
Nuestra intención es realizar afirmaciones causales⁠en el ámbito de la Economía, para así
entender por qué ocurren algunos fenómenos, o bien para diseñar formas de cambiar las
cosas para que la economía funcione mejor. Esto implica realizar una afirmación causal de
que la política X probablemente cause un cambio Y. Por ejemplo, un economista podría
decir: «Si el banco central baja la tasa de interés, habrá más personas que compren
viviendas y automóviles».
Ahora bien, una economía está compuesta por las interacciones de millones de personas.
No podemos medir y entenderlas todas y, más aún, no siempre es posible recabar evidencia
por la vía de la realización de experimentos (aunque en el capítulo 4 mostraremos ejemplos
de experimentos en un área de la economía). Entonces, ¿cómo hacen ciencia los
economistas? El ejemplo siguiente muestra cómo las cosas que observamos en el mundo
nos pueden ayudar a investigar causas y efectos.
¿Son importantes las instituciones para el crecimiento de los ingresos?
Podemos observar que el capitalismo surgió al mismo tiempo que, o justo antes de, la
Revolución Industrial y el giro hacia arriba que experimentaron nuestros palos de hockey. A
su vez, todo esto parece ser consistente con la hipótesis de que las instituciones capitalistas
se encontraban entre las causas de la era de crecimiento continuo en la productividad. No
obstante, el surgimiento de un entorno cultural librepensador conocido como la Ilustración
también precedió o coincidió con el giro ascendente en los palos de hockey. Entonces,
¿fueron las instituciones, la cultura, ambas, o algún otro conjunto de causas las que
provocaron esta era de crecimiento continuo en la productividad? Como verá en el capítulo
2 (cuando nos preguntemos: «¿Cuáles fueron las causas de la Revolución Industrial?»), los
economistas e historiadores discrepan sobre este punto.
Los investigadores de distintas disciplinas tratan de reducir el rango de cuestiones en las
que no están de acuerdo utilizando datos. Para preguntas económicas complicadas como
«¿Son las instituciones relevantes para el funcionamiento de la economía?», los datos
pueden proporcionar suficiente información como para llegar a una conclusión.
Uno de los métodos con el que se puede responder a este tipo de pregunta se conoce como
experimento natural⁠. Se trata de una situación en la que existen diferencias en alguna
cuestión de interés –un cambio en las instituciones, por ejemplo– que no están asociadas
con diferencias en otras causas posibles.
La división de Alemania al final de la Segunda Guerra Mundial en dos sistemas económicos
separados –uno de planificación central en la parte oriental y otro capitalista en la
occidental– supone un experimento natural. Lo que el primer ministro británico Winston
Churchill llamó el “Telón de acero” o “Cortina de hierro”, dividió y separó a dos poblaciones
que compartían idioma, cultura e historia reciente como economías capitalistas
Debido a que no es posible cambiar el pasado y a lo poco factible que resulta realizar
experimentos en poblaciones enteras, los experimentos naturales nos resultan útiles. El
biólogo Jared Diamond y el politólogo James Robinson lo explican en una entrevista para
Harvard Magazine.
En 1936, antes de la Segunda Guerra Mundial, el nivel de vida en las que posteriormente se
convertirían en Alemania Oriental y Alemania Occidental era el mismo, lo que las convierte
en un escenario propicio para utilizar el método del experimento natural. Antes de la guerra,
las empresas de Sajonia y Turingia eran líderes mundiales en la producción de automóviles
y aeronaves, productos químicos, equipamiento óptico e ingeniería de precisión.
Con la introducción de la planificación central en Alemania Oriental, la propiedad privada,
los mercados y las empresas prácticamente desaparecieron. Las decisiones sobre qué
producir, cuánto y en qué plantas, oficinas, minas y granjas ya no las tomaban los individuos
a nivel privado, sino los funcionarios del gobierno. Los funcionarios estatales que
administraban estas organizaciones económicas no necesitaban seguir el principio del
capitalismo y producir bienes y servicios que los consumidores estuvieran dispuestos a
comprar a un precio que cubriera sus costos.
Tras la Reforma Monetaria de 1948, se reestableció una economía capitalista en Alemania
Occidental.
El Partido Comunista de Alemania Oriental proyectaba en 1958 que el bienestar material del
país excedería el nivel del de Alemania Occidental para 1961. El fracaso de esta predicción
fue una de las razones por las que en 1961 se construyó el Muro de Berlín, que separaba
oriente y occidente. Para cuando cayó el Muro de Berlín en 1989 y se abandonó la
planificación central en Alemania Oriental, su PIB per cápita era menos de la mitad del de la
Alemania Occidental capitalista. La figura 1.10 muestra los diferentes caminos tomados por
estas y otras dos economías desde 1950. El gráfico utiliza una escala semilogarítmica.

Figura 1.10 Las dos Alemanias: Planificación central y capitalismo (1950–1989).


Es importante anotar, como se muestra en la figura 1.10, que el punto de partida de
Alemania Oriental era menos ventajoso que el de Alemania Occidental en 1950. Sin
embargo, en 1936, antes de que empezara la guerra, ambas partes de Alemania tenían
virtualmente el mismo nivel de vida. Ambas regiones habían culminado con éxito su proceso
de industrialización. La debilidad relativa de Alemania Oriental en 1950 no se debe
principalmente a diferencias en el nivel de equipamiento de capital ni guarda relación alguna
con las habilidades disponibles per cápita, sino que es atribuible al hecho de que la
estructura industrial de Alemania Oriental se viera más afectada que la de Alemania
Occidental por la división del país tras la guerra.12
A diferencia de otras economías capitalistas que tenían unos ingresos per cápita incluso
más bajos en 1950, Alemania Oriental no alcanzó a los líderes mundiales, entre los que se
encontraba Alemania Occidental. En 1989, la economía japonesa (que también sufrió
pérdidas con la guerra), con su propia combinación particular de propiedad privada,
mercados y empresas junto con un fuerte papel coordinador del gobierno, ya había
alcanzado a Alemania Occidental, y España había cerrado parte de la brecha.
Con base en el experimento natural alemán, no podemos concluir que el capitalismo
siempre promueva el crecimiento rápido y que la planificación central sea una receta segura
para el estancamiento. Más bien, lo que podemos inferir es más limitado: durante la
segunda mitad del siglo xx, la divergencia en las instituciones económicas tuvo un impacto
significativo en los medios de vida del pueblo alemán

1.10 Variedades de capitalismo: las instituciones, el gobierno y la economía


No todos los países capitalistas han cumplido con la historia de éxito que ilustra la figura
1.1a primero en Reino Unido, posteriormente en Japón y los otros países que los
alcanzaron. La figura 1.11 muestra las trayectorias del PIB per cápita de una selección de
países de todo el mundo durante el siglo XX. En ella se nos muestra que, por ejemplo, en
África, el éxito de Botsuana al alcanzar un crecimiento sostenido contrasta fuertemente con
el fracaso relativo de Nigeria. Ambos son países ricos en recursos naturales (diamantes en
Botsuana, petróleo en Nigeria), pero las diferencias en la calidad de sus instituciones –el
grado de corrupción y la mala utilización de los fondos del gobierno, por ejemplo– ayudan a
explicar sus trayectorias divergentes.
Corea del Sur muestra una evolución sobresaliente en la figura 1.11. En 1950, su PIB per
cápita era el mismo que el de Nigeria; en 2013, el país era 10 veces más rico, según esa
misma medida.
El despegue de Corea del Sur se produjo en un contexto caracterizado por instituciones y
políticas públicas marcadamente diferentes de las que predominaban en el Reino Unido de
los siglos XVIII y XIX. La diferencia más importante es que el gobierno de Corea del Sur
(junto con unas cuantas grandes corporaciones) desempeñó un papel de liderazgo en la
dirección del proceso de desarrollo, promoviendo explícitamente algunas industrias,
requiriendo que las empresas compitieran en mercados extranjeros y proporcionando
asimismo una educación de alta calidad para su fuerza laboral. El término estado
desarrollista⁠se ha utilizado para caracterizar el papel de liderazgo que asumió el gobierno
de Corea del Sur en el despegue económico del país, y en la actualidad se refiere a
cualquier gobierno que desempeñe ese papel en la economía. Japón y China son otros
ejemplos de estados desarrollistas.13
0500010000150002000025000300003500040000192819401950196019701980199020002
0102020AñoNivelesdevida(PIBpercápita,2011$)CoreadelSurArgentinaFederaciónRusaAntig
uaUniónSoviéticaBrasilBotsuanaNigeria
Pantalla completa
Figura 1.11 Divergencias en el PIB per cápita entre países que han llegado rezagados a la
revolución capitalista (1928–2015).
Ver gráfico interactivoVer gráfico estático
Jutta Bolt y Jan Juiten van Zanden. 2013. ‘The First Update of the Maddison Project
Re-Estimating Growth Before 1820’. Maddison-Project Working Paper WP-4 (Enero).
En la figura 1.11 podemos ver también que, en 1928, cuando se introdujo el primer plan
económico quinquenal en la Unión Soviética, su PIB per cápita era un décimo del de
Argentina, similar al de Brasil y considerablemente más alto que el de Corea del Sur. La
planificación central en la Unión Soviética produjo un crecimiento sostenido, pero poco
espectacular durante cerca de 50 años. El PIB per cápita de la Unión Soviética superó al de
Brasil por un amplio margen e incluso sobrepasó al de Argentina durante un corto tiempo,
justo antes de que el régimen del Partido Comunista terminara en 1990.
Algunos investigadores cuestionan la validez de estimaciones históricas del PIB fuera de
Europa debido a que las economías de estos países eran radicalmente diferentes en cuanto
a su estructura.
El contraste entre Alemania Occidental y Alemania Oriental demuestra que una de las
razones por las que se abandonó la planificación central como sistema económico fue su
fracaso en el último cuarto del siglo XX a la hora de lograr las mejoras en los niveles de vida
que sí alcanzaron algunas economías capitalistas. Sin embargo, las variedades de
capitalismo que han remplazado a la planificación central en los países que en otro tiempo
conformaron la Unión Soviética tampoco han funcionado tan bien. Esto es evidente si
consideramos la pronunciada caída en el PIB per cápita de la antigua Unión Soviética
después de 1990, como se muestra en la figura 1.11. La economista Lisa Cook, de la
Universidad Estatal de Michigan, se pregunta por qué la transición al capitalismo en Rusia
en la década de 1990 no provocó una ola de innovación. Ella documenta las invenciones de
finales del siglo XIX aportadas por inventores afroamericanos, como las máscaras de gas,
los semáforos y la tecnología de lámparas incandescentes y cómo esta explosión de
innovaciones fue interrumpida por una ola de ataques y violencia contra la población negra.
Sus reflexiones sobre las condiciones políticas y económicas en las que florece la
innovación son relevantes para comprender las enormes diferencias que existen hoy en día
en el mundo en cuanto al alcance de la innovación.
¿Cuándo es dinámico el capitalismo?
El ritmo rezagado de evolución de algunas economías capitalistas que muestra la figura
1.11, en las que el crecimiento fue lento o dispar, muestra cómo la existencia de
instituciones capitalistas no es suficiente, por sí sola, para crear una economía dinámica, o
sea, una economía que genere un crecimiento sostenido del nivel de vida de su población.
Hay dos conjuntos de condiciones que contribuyen al dinamismo del sistema económico
capitalista. Unas son económicas, las otras son políticas y tienen que ver con el gobierno y
la forma en que este funciona.
Condiciones económicas
Cuando el capitalismo es menos dinámico, es posible que:
• La propiedad privada no esté garantizada: hay un estado de derecho frágil, inseguridad
contractual o probabilidades de expropiación, ya sea por parte de organizaciones criminales
o de órganos del gobierno.
• Los mercados no sean competitivos: no logran ofrecer ni los palos ni las zanahorias
necesarios para llenar de dinamismo a una economía capitalista.
• Las empresas sean propiedad y estén dirigidas por gente que sobrevive gracias a sus
conexiones con el gobierno o sus privilegios de cuna: no se convirtieron en propietarios o en
gerentes porque eran buenos para producir bienes y servicios de alta calidad a un precio
competitivo. Las dos fallas anteriores harían más probable que se diera esta tercera.
Distintas combinaciones de fallas en las tres instituciones básicas del capitalismo pueden
conducir a la posibilidad de que ciertos individuos o grupos puedan ganar más al ocupar su
tiempo y recursos en ejercer presión a través del cabildeo (lobbying), en actividades
delictivas y en otras acciones que les permitan cambiar la distribución de los ingresos a su
favor, en vez de ocupar su tiempo y recursos en la creación de valor.
El capitalismo es el primer sistema económico en la historia de la humanidad en el que la
pertenencia a la élite con frecuencia depende de los logros económicos. Como empresario,
si falla, ya no es parte del club. Nadie lo echa porque no es necesario: simplemente se va a
la quiebra. Un aspecto importante de la disciplina del mercado –producir productos buenos
de manera rentable o fracasar– es que, donde funciona bien, es automática porque tener
amigos poderosos no garantiza que vaya a poder sostener su negocio. La misma disciplina
es aplicable a las empresas y a los individuos dentro de las empresas: los perdedores
pierden. La competencia de mercado proporciona un mecanismo para depurar o eliminar a
los que se desenvuelven peor.
Piense en lo diferente que es este sistema económico de otros. Un señor feudal que
gestionaba mal su feudo era, simplemente, un señor feudal pobre. Pero, en cambio, el
dueño de una empresa que no logra producir bienes que la gente quiera comprar a precios
que cubran los costos y dejen un excedente, se va a la quiebra, y un empresario en la
quiebra es un exempresario.
Obviamente, si en un primer momento disponían de mucha riqueza o contactos políticos, los
empresarios y gerentes de las empresas capitalistas pueden sobrevivir e incluso esas
empresas pueden sostenerse a pesar de sus fallos, algunas veces durante largos periodos
o incluso generaciones. En ocasiones, los perdedores sobreviven. Pero no hay garantías:
para estar a la cabeza en términos de competencia, hay que innovar constantemente.
Condiciones políticas
El gobierno también importa. Hemos visto que, en algunas economías –por ejemplo, Corea
del Sur– los gobiernos han desempeñado un papel clave en la revolución capitalista. En
casi todas las economías capitalistas modernas vemos que los gobiernos son una parte
significativa de la economía, en algunos casos más de la mitad del PIB. Pero incluso donde
el papel del gobierno es más limitado, como ocurría en el Reino Unido en los tiempos de su
despegue, siguen siendo los gobiernos los que establecen, hacen valer y cambian leyes y
regulaciones que influyen de modo decisivo en cómo funciona la economía. Tanto los
mercados, como la propiedad privada y las empresas están regulados por leyes y políticas.
Para que los innovadores estén dispuestos a correr el riesgo de introducir un nuevo
producto o proceso productivo, debe existir un sistema legal que funcione adecuadamente y
proteja su propiedad sobre los beneficios resultantes de un potencial robo o una eventual
expropiación. Para que los mercados funcionen, los gobiernos deben dirimir y resolver
disputas sobre cuestiones de propiedad y hacer valer los derechos de propiedad.
Tal como advirtió Adam Smith que ocurriría, al crear o permitir monopolios⁠como la
Compañía de Indias Orientales, los gobiernos pueden estar «desafilando» los dientes de la
competencia. Si una gran empresa logra establecer un monopolio por la vía de excluir a
todos sus competidores del mercado, o un grupo de empresas se pone de acuerdo para
mantener el precio alto, los incentivos para la innovación y la disciplina ante el posible
fracaso se verán opacados. Esto sigue siendo cierto en las economías modernas cuando
existen bancos u otro tipo de empresas que son consideradas demasiado grandes para
dejarlas quebrar⁠(se usa el anglicismo too big to fail) y, por ende, son rescatadas
financieramente por los gobiernos cuando quizás debiesen haber quebrado.
Más allá de su labor de apoyo a las instituciones del sistema económico capitalista, el
gobierno provee además bienes y servicios esenciales como la infraestructura física, la
educación y la defensa nacional. En capítulos posteriores investigaremos por qué puede ser
buena idea en el sentido económico que se pongan en práctica políticas gubernamentales
en áreas como el mantenimiento de la competencia, los impuestos y las subvenciones
medioambientales, que a su vez tienen un efecto sobre la distribución de los ingresos, la
creación de riqueza y los niveles de empleo e inflación.
En resumen, el capitalismo puede ser un sistema económico dinámico cuando combina:
• Incentivos privados para fomentar innovaciones que reduzcan costos: estos se derivan
de la competencia en los mercados y la protección de la propiedad privada.
• Empresas dirigidas por aquellos con capacidad demostrada para producir bienes a bajo
costo.
• Políticas públicas que apoyan estas condiciones: también políticas públicas que
ofrezcan bienes y servicios esenciales que no serían suministrados por la empresa privada.
• Una sociedad, un entorno biofísico y una base de recursos estables: tal como se ilustra
en las figuras 1.5 y 1.12.
Estas son las condiciones que en conjunto constituyen lo que hemos denominado la
revolución capitalista⁠que, primero en el Reino Unido y luego en otras economías,
transformó la forma en que las personas interactúan entre sí y con la naturaleza a la hora de
ganarse la vida.
Sistemas políticos
Una de las razones de porqué el capitalismo adopta tantas formas diferentes es que, a lo
largo de la historia y también hoy, las economías capitalistas han coexistido con muchos
sistemas políticos. Un sistema político⁠, como la democracia⁠o la dictadura, determina cómo
se escogen los gobiernos y cómo esos gobiernos tomarán decisiones y aplicarán las
políticas resultantes, que a su vez afectarán a la población del país.
El capitalismo surgió en el Reino Unido, los Países Bajos y la mayoría de los países que
hoy poseen ingresos altos, mucho antes que la democracia. Hasta el siglo XIX, no había
ningún país en el que la mayoría de los adultos tuvieran derecho al voto (Nueva Zelanda fue
el primero). Incluso en el pasado reciente, el capitalismo ha convivido con regímenes no
democráticos, como en Chile de 1973 a 1990, en Brasil desde 1964 hasta 1985 y en Japón
hasta 1945. La China contemporánea tiene una variante del sistema económico capitalista,
pero su sistema de gobierno no es una democracia según nuestra definición. En la mayoría
de los países actuales, sin embargo, capitalismo y democracia van de la mano, y cada uno
de esos dos sistemas influye en el funcionamiento del otro.
Tal como ocurre con el capitalismo, la democracia puede adoptar muchas variantes. En
algunas, el jefe de Estado es elegido de manera directa por los votantes. En otras, es un
órgano electo, por ejemplo, un parlamento, el que elige al jefe de Estado. En algunas
democracias existen límites estrictos sobre las maneras en que los individuos pueden influir
sobre las elecciones o en políticas públicas con sus contribuciones financieras. En otras, el
dinero privado ejerce una gran influencia a través de las contribuciones a las campañas
electorales, el cabildeo o incluso las contribuciones ilícitas, como pueden ser los sobornos.
Estas diferencias, incluso entre democracias, son parte de la explicación de porqué la
preponderancia del gobierno en la economía capitalista difiere tanto de unas naciones a
otras. En Japón y Corea del Sur, por ejemplo, los gobiernos desempeñan un papel
importante a la hora de establecer la dirección que seguirán sus economías. Pero, por otro
lado, el total de impuestos recaudados por esos gobiernos (tanto a nivel nacional como
local) es relativamente bajo si se compara con países del norte de Europa donde supone
casi la mitad del PIB. En el capítulo 19 veremos que, en Suecia y Dinamarca, la desigualdad
en términos de ingresos disponibles (una de las medidas de desigualdad más comunes) se
reduce aproximadamente a la mitad tras tomar en cuenta el pago de impuestos y cobro de
subsidios. En Japón y Corea del Sur, los impuestos y transferencias del gobierno también
reducen la desigualdad en los ingresos disponibles, pero en un grado mucho menor.
1.11 Las ciencias económicas y la economía
Las ciencias económicas⁠o la Economía con mayúscula consisten en el estudio de la forma
en que las personas interactúan entre sí y con el entorno para ganarse la vida, y cómo esto
va cambiando a lo largo del tiempo. Por tanto se trata de:
• Cómo llegamos a adquirir las cosas que forman nuestros medios de subsistencia: tales
como comida, vestimenta, abrigo, tiempo libre.
• Cómo interactuamos con los demás: ya sea como compradores y vendedores,
empleados o empleadores, ciudadanos y servidores públicos, padres, hijos y otros
miembros de una familia.
• Cómo interactuamos con nuestro entorno: desde respirar hasta extraer materias primas
de la tierra.
• Cómo todo lo anterior cambia a lo largo del tiempo.
En la figura 1.5 mostramos que la economía es parte de la sociedad, que a su vez es parte
de la biosfera. La figura 1.12 muestra la posición de las empresas y las familias en la
economía y los flujos que se producen dentro de la economía y entre la economía y la
biosfera. Las empresas combinan trabajo con estructuras y equipamiento para producir
bienes y servicios que a su vez usan los hogares y otras empresas.

Pantalla completa
Figura 1.12 Un modelo de la economía: hogares y empresas.
La producción de bienes y servicios también ocurre en los hogares, aunque, a diferencia de
las empresas, los hogares no suelen vender sus productos en el mercado.
Además de producir bienes y servicios, los hogares también producen personas: la
siguiente generación de la fuerza laboral. El trabajo de padres, cuidadores y otros se
combina con estructuras (por ejemplo, su casa) y equipamiento (por ejemplo, el horno de su
casa) para reproducirse y criar a la futura fuerza laboral que irá a las empresas a trabajar, y
a las personas que trabajarán y se reproducirán en los hogares del futuro.
Todo esto ocurre como parte de un sistema biológico y físico en el que tanto empresas
como hogares utilizan nuestros medios y recursos naturales, desde la energía de
combustibles fósiles hasta el aire que respiramos. En el transcurso de este proceso, los
hogares y las empresas transforman la naturaleza utilizando sus recursos, pero también
aportando insumos a la naturaleza. En la actualidad, uno de esos insumos considerado
como de los más importantes son los gases de efecto invernadero, que inciden en los
problemas causados por el cambio climático que hemos visto en la sección 1.5

TEMA 2
2.1 Economistas, historiadores y la Revolución Industrial
¿Por qué se inició la Revolución Industrial en el siglo XVIII en una isla frente a las costas de
Europa?
Las secciones siguientes de este capítulo presentan un modelo para explicar el repentino y
sustancial incremento en los niveles de vida que tuvo lugar en el siglo XVIII en Reino Unido.
Con base en argumentos proporcionados por Robert Allen, historiador económico, este
modelo otorga un papel fundamental a dos características de la economía británica de
aquellos tiempos. Según los argumentos que propone, el alto costo relativo del trabajo,
sumado al bajo costo de las fuentes de energía local, impulsaron los cambios estructurales
de la Revolución Industrial.3
Lo que llamamos Revolución Industrial es algo más que romper el ciclo maltusiano: fue una
combinación compleja e interrelacionada de cambios intelectuales, tecnológicos, sociales,
económicos y éticos. Hay desacuerdo entre los historiadores económicos sobre la
importancia relativa de cada uno de estos elementos, y se han debatido en profundidad todo
tipo de explicaciones de la supremacía de Reino Unido y Europa desde que comenzó esa
revolución. La explicación de Allen no es en absoluto la única.
• Joel Mokyr, quien ha realizado un extenso trabajo sobre la historia de la tecnología,
argumenta que las verdaderas fuentes del cambio tecnológico que se produjo se
encuentran en una revolución científica que se propagó por Europa y cuyo detonante fue la
Ilustración del siglo anterior. Según Mokyr, este periodo trajo el desarrollo de nuevas formas
de transferir y transformar el conocimiento científico avanzado en instrucciones prácticas y
herramientas para ingenieros y artesanos cualificados, que las usaron para construir las
máquinas de esa época. Mokyr argumenta que, si bien los salarios y precios de la energía
podían influir en la dirección que adoptaran las innovaciones científicas, estas son más el
«volante» que el «motor» del progreso tecnológico.
• David Landes, historiador, enfatiza las características políticas y culturales de los países
en su conjunto (Mokyr, en cambio, se enfoca en artesanos y empresarios). Landes plantea
que los países europeos se adelantaron a China debido a que el Estado chino era
demasiado poderoso y tendía a sofocar la innovación, y además porque la cultura china de
esos tiempos favorecía la estabilidad por encima del cambio.
• El historiador económico Gregory Clark también atribuye el despegue británico a la
cultura. Sin embargo, para Clark, la clave del éxito fue un conjunto de atributos culturales
como la ética del trabajo y el ahorro, que se fueron pasando de generación en generación.
El argumento de Clark sigue una larga tradición que incluye al sociólogo Max Weber, que
consideraba que los países protestantes del norte de Europa, donde comenzó la Revolución
Industrial, estaban particularmente dotados de virtudes asociadas con el «espíritu del
capitalismo».
• El historiador Kenneth Pomeranz argumenta que la superioridad del crecimiento
europeo a partir de 1800 tuvo más que ver con la abundancia de carbón en Reino Unido
que con diferencias culturales o institucionales con otros países. Pomeranz también
argumenta que el acceso británico a la producción agrícola de sus colonias del Nuevo
Mundo (especialmente al azúcar y sus derivados) impulsó la expansión de las clases de
trabajadores industriales, ayudándolas a escapar de la trampa maltusiana.

Los académicos probablemente nunca van ponerse de acuerdo sobre las causas de la
Revolución Industrial. Uno de los problemas es que este cambio ocurrió solo una vez, lo que
hace mucho más difícil que los científicos sociales logren encontrarle explicaciones.
Además, con toda probabilidad, el despegue europeo fue resultado de una combinación de
factores científicos, demográficos, políticos, geográficos y militares. Varios académicos han
argumentado que también fue resultado de las interacciones entre Europa y el resto del
mundo, y no solamente de los cambios que tuvieron lugar en el interior de Europa.
Historiadores como Pomeranz tienden a enfocarse en las particularidades de cada época y
lugar. Es más probable que estos lleguen a la conclusión de que fenómenos como la
Revolución Industrial se debieron a una combinación única de circunstancias favorables
(aunque puede que no estén de acuerdo entre sí sobre cuáles fueron dichas circunstancias
exactamente).
Economistas como Allen tienden a buscar mecanismos generales que expliquen el éxito o
fracaso económico a lo largo del tiempo y en diferentes lugares.
Los economistas tienen mucho que aprender de los historiadores, pero suele ser cierto que
los argumentos ideados por los historiadores no son lo suficientemente precisos como para
ser verificables a través de un modelo (el enfoque que usaremos en este capítulo). Por otro
lado, los historiadores podrían considerar que los modelos de los economistas son
simplistas y no tienen en cuenta hechos históricos importantes. Esta tensión creativa es la
que hace que la historia económica sea tan fascinante.
En tiempos recientes, los historiadores económicos han logrado avances significativos en la
cuantificación del crecimiento económico de muy largo plazo. Su trabajo nos ayuda a
clarificar qué fue lo que ocurrió y nos facilita la reflexión sobre las causas. Parte de su
trabajo implica la comparación de los salarios reales en diferentes países a lo largo del
tiempo y a largo plazo. Esto ha implicado recabar datos sobre salarios y precios de los
bienes consumidos por los trabajadores. Hay toda una serie de proyectos académicos aún
más ambiciosos que han calculado el PIB per cápita remontándose hasta llegar incluso a la
Edad Media.
Nosotros nos centraremos en las condiciones económicas que contribuyeron al despegue
británico, pero es importante tener presente que todas las economías que lograron dejar
atrás la trampa maltusiana lo hicieron tomando una ruta de escape distinta. Las trayectorias
nacionales de los primeros seguidores de Inglaterra estuvieron influidas en parte por el
papel predominante que llegó a tener la economía británica en la economía mundial.
Alemania, por ejemplo, no podía competir con los británicos en el sector textil pero, en
cambio, el gobierno y los grandes bancos desempeñaron un papel muy importante en la
creación del sector del acero y otras industrias pesadas. Japón logró ser competitivo en
algunos mercados textiles asiáticos, incluso en comparación con Inglaterra, gracias a
haberse beneficiado de su aislamiento y la enorme distancia geográfica (que en esos días
se contaba en semanas de viaje) que los separaba de los primeros países que adoptaron la
revolución industrial.
Japón copió tecnologías e instituciones de manera selectiva a medida que introducía el
sistema económico capitalista y, por otro lado, se esforzó por retener muchas instituciones
tradicionales japonesas, incluido su sistema imperial que perduraría hasta su derrota en la
Segunda Guerra Mundial.
La India y China presentan contrastes aún más grandes. China experimentó una revolución
capitalista liderada por el propio Partido Comunista, apartándose de la economía de
planificación central –la antítesis del capitalismo– que ese mismo partido había puesto en
práctica. La India, en cambio, es la primera gran economía de la historia que adoptó la
democracia, incluyendo el voto universal, antes de su revolución capitalista.
Como vimos en el capítulo 1, la Revolución Industrial no condujo al crecimiento económico
en todas partes. Debido a que se originó en Reino Unido y luego se propagó al resto del
mundo, pero lentamente, la implicación fue un enorme incremento de la desigualdad de
ingresos entre países. Observando las tendencias de crecimiento económico por todo el
mundo en los siglos XIX y XX, David Landes alguna vez se preguntaba: ¿por qué somos tan
ricos y ellos tan pobres?8
Con «nosotros» se refería a las sociedades ricas de Europa y Norteamérica y con «ellos»
aludía a las sociedades pobres de África, Asia y América Latina. Landes sugería, con algo
de sarcasmo, que había dos posibles respuestas a esta pregunta, en definitiva:
«Una respuesta posible sería que nosotros somos tan ricos y ellos tan pobres porque
nosotros somos muy buenos y ellos muy malos; es decir, nosotros somos trabajadores,
cultos, educados, bien gobernados, eficaces y productivos, mientras que ellos son lo
contrario. La otra posible respuesta explica que somos tan ricos y ellos tan pobres porque
nosotros somos muy malos y ellos muy buenos; es decir, somos codiciosos, despiadados,
explotadores y agresivos, mientras que ellos son débiles, inocentes, virtuosos, víctimas de
abusos y vulnerables.»
Si cree que la Revolución Industrial tuvo lugar en Europa debido a la Reforma Protestante, o
al Renacimiento, o a la Revolución Científica, o al desarrollo de un sistema superior de
propiedad privada, o debido a unas políticas gubernamentales favorables, entonces tiende a
inclinarse por la primera respuesta. Si cree que tuvo lugar gracias al colonialismo, o a la
esclavitud, o a las demandas constantes de la guerra, tiende a estar más del lado de la
segunda respuesta.
Habrá notado que todas estas son fuerzas no económicas que, según argumentan muchos
académicos, tienen consecuencias económicas importantes. Es probable que también vea
que la cuestión de cuál de las dos respuestas propuestas por Landes es correcta podría
tener una carga ideológica, a pesar de que, como el mismo Landes ha apuntado, «no está
claro… que una línea de argumentación domine necesariamente a la otra.»

2.2 Modelos económicos: cómo ver más mirando menos


Lo que sucede en la economía depende de la actividad de millones de personas, y de los
efectos que sus decisiones tengan sobre el comportamiento de los demás. Sería imposible
entender la economía describiendo hasta el último detalle de lo que hacen y cómo
interactúan todos los individuos. Necesitamos ser capaces de tomar distancia para tener
una visión general. Para eso usamos modelos.
Para crear un modelo eficaz es necesario distinguir entre las características esenciales de la
economía que son relevantes a la pregunta que queremos responder, y que, por tanto,
deberían ser incorporadas en el modelo, y los detalles sin importancia que pueden dejarse
de lado
Los modelos pueden adoptar muchas formas; ya hemos visto tres de ellos en las figuras
1.5, 1.8 y 1.12 en el primer capítulo. Por ejemplo, la figura 1.12 ilustra cómo las
interacciones de la economía implican flujos⁠de bienes (por ejemplo, cuando compra una
lavadora), de servicios (cuando paga por cortes de pelo o viajes en bus), y también de
personas (como cuando pasa un día trabajando para un empleador).
La figura 1.12 es un modelo esquemático que ilustra los flujos que se producen dentro de la
economía y entre la economía y la biosfera. El modelo no es «realista» –la economía y la
biosfera no son para nada como se representan–, pero ilustra las relaciones entre ellas. El
hecho de que el modelo omita muchos detalles –siendo en este sentido poco realista– es
una característica de este, no una falla.
La explicación de Malthus sobre por qué las mejoras tecnológicas no podrían incrementar
los niveles de vida, también se basaba en un modelo: una descripción simple de la relación
entre ingresos y población.
Algunos economistas han usado modelos físicos para ilustrar y explorar cómo funciona la
economía. Para su tesis doctoral en la Universidad de Yale, en 1891, Irving Fisher diseñó un
aparato hidráulico (figura 2.2) para representar los flujos en la economía. El modelo
consistía en una serie de palancas interconectadas y cisternas flotantes de agua que
ilustraban cómo los precios de los bienes dependen de la cantidad de cada bien que se
oferte, de los ingresos de los consumidores y de cómo valoren estos cada bien. Todo el
montaje se detenía cuando el agua de las cisternas estaba al mismo nivel que la del tanque
que las rodeaba. Cuando se alcanzaba el equilibrio, la posición de un tabique en cada una
de las cisternas se correspondía con el precio de cada bien. Durante los siguientes 25 años,
Fisher usaría este aparato para enseñar a sus alumnos cómo funcionaban los mercados.

Cómo se usan los modelos en la Economía


El estudio que hace Fisher de la economía ilustra cómo se usan los modelos:
1. Primero construyó un modelo para mostrar los elementos de la economía que pensaba
que importaban a la hora de determinar los precios.
2. Luego, utilizó el modelo para mostrar cómo las interacciones entre esos elementos
podían generar un conjunto de precios que no cambiarían.
3. Finalmente, realizó experimentos con el modelo para descubrir los efectos de los
cambios en las condiciones de la economía. Por ejemplo, si la oferta de uno de los bienes
se incrementaba, ¿qué ocurriría con su precio? ¿Qué sucedería con los precios de todos los
otros bienes?
No crea que Irving Fisher era una especie de inventor loco, solo porque su disertación
doctoral representaba la economía en un gran tanque de agua. Todo lo contrario, su
máquina fue descrita por el mismísimo Paul Samuelson, uno de los economistas más
importantes del siglo XX, como «la mejor tesis doctoral de economía jamás escrita». Fisher
llegó a convertirse en uno de los economistas más respetados del siglo XX, y sus
contribuciones sentaron las bases de las teorías modernas sobre endeudamiento y
préstamos, que describiremos en el capítulo 10.
La máquina de Fisher ilustra un importante concepto económico. El equilibrio⁠es una
situación que se perpetúa a sí misma, es decir, algo que no cambia hasta que se introduce
una fuerza externa de cambio desde afuera que altera la descripción que hace el modelo de
la situación. El aparato hidráulico de Fisher representaba un equilibrio en su modelo
económico al igualar los niveles de agua, que representaban precios constantes.
Usaremos el concepto de equilibrio para explicar los precios en los siguientes capítulos,
pero también lo aplicaremos al modelo maltusiano. Un nivel salarial de subsistencia⁠
constituye un equilibrio porque, tal como ocurre con las diferencias en los niveles de agua
de las distintas cisternas del aparato de Fisher, los movimientos que desvían los salarios del
nivel de subsistencia se autocorrigen: vuelven automáticamente al nivel de subsistencia a
medida que crece la población.
Cabe resaltar que encontrarse en un punto de equilibrio significa que una o más cosas del
modelo son constantes, pero no implica necesariamente que nada cambie. Por ejemplo, un
equilibrio en el que el PIB o el nivel de precios estén aumentando, pero a una tasa
constante.
Aunque es poco probable que ninguno de ustedes construya un modelo hidráulico, sí es
probable que en algún momento trabaje con muchos de los modelos existentes, ya sea en
papel o en una pantalla, y a veces creará sus propios modelos económicos.
Cuando creamos un modelo, el proceso sigue los siguientes pasos:
1. Construimos una descripción simplificada de las condiciones bajo las cuales la gente
actúa.
2. Luego describimos en términos simples qué determina las acciones de la gente.
3. Determinamos cómo cada una de estas acciones afectan a los demás.
4. Determinamos el resultado de estas acciones. A veces es un equilibrio (algo es
constante).
5. Finalmente tratamos de entender un poco más lo que ocurre estudiando el
comportamiento de algunas variables cuando las condiciones cambian.
Modelos económicos
Un buen modelo tiene cuatro características:
• Es claro: nos ayuda a entender mejor algo importante.
• Predice con precisión: sus predicciones son coherentes con la evidencia.
• Mejora la comunicación: nos ayuda a entender mejor en qué estamos de acuerdo (o en
desacuerdo).
• Es útil: podemos usarlo para encontrar formas de mejorar el funcionamiento de la
economía.
Con frecuencia, los modelos económicos usan ecuaciones matemáticas y gráficos, además
de palabras y diagramas.
Las matemáticas son parte del lenguaje de la Economía y pueden ayudarnos a hacer que
nuestras aseveraciones sean precisas y fáciles de entender para los demás. No obstante,
gran parte del conocimiento de la economía no puede expresarse pura y simplemente en
términos matemáticos, sino que se requieren también descripciones claras, usando
definiciones estándar de los conceptos.
Nosotros utilizaremos las matemáticas y las palabras para describir los modelos, por lo
general en forma de gráficos. Si quiere, también podrá estudiar algunas de las ecuaciones
que hay detrás de los gráficos: no tiene más que buscar en las notas al margen del texto las
referencias a nuestros «suplementos de Leibniz».
Presentamos los Leibnizes
Un modelo empieza con algunos supuestos o hipótesis acerca de cómo se comporta la
gente y, por lo general, proporciona predicciones acerca de lo que observamos en la
economía. Reunir datos de la economía y compararlos con lo que el modelo predice nos
ayuda a decidir si los supuestos que establecimos cuando construimos el modelo –lo que
incluimos y lo que hemos dejado fuera– se justifican.
Gobiernos, bancos centrales, corporaciones, sindicatos y cualquiera que desarrolle políticas
o realice predicciones sobre el futuro usan algún tipo de modelo simplificado.
Los modelos malos a veces terminan en políticas desastrosas, como veremos más
adelante. Para tener confianza en los modelos, necesitamos comprobar si son consistentes
con la evidencia.
Veremos que nuestros modelos económicos sobre el círculo vicioso de los niveles de vida
de subsistencia que propugnaba Malthus y los que hemos confeccionado sobre la
revolución tecnológica permanente pasan esta prueba, incluso a pesar de que dejen
muchas preguntas sin respuesta.
2.3 Conceptos básicos: precios, costos y rentas de la innovació

Enn esta sección construiremos un modelo económico que nos ayude a explicar las
circunstancias en las que se eligen nuevas tecnologías, tanto en el pasado como en
economías contemporáneas. Construiremos nuestro modelo utilizando las cuatro ideas
claves del modelo económico:
• Ceteris paribus⁠y otras simplificaciones nos ayudan a pensar con claridad. Podremos
ver más mirando menos cosas.
• Los incentivos⁠importan, porque afectan los beneficios y los costos de realizar una
acción, en comparación con realizar otra.
• Los precios relativos⁠nos ayudan a comparar alternativas.
• Las renta económica⁠son la base de cómo realizamos nuestras elecciones.
Parte del proceso de aprender Economía implica aprender un idioma nuevo. Los términos
que usaremos a continuación serán empleados frecuentemente en los capítulos sucesivos y
es importante aprender a utilizarlos con precisión y certeza.
Ceteris paribus y la simplificación
Tal como ocurre en la investigación científica, los economistas a menudo simplifican el
análisis al dejar fuera cosas que consideramos que son de menor importancia. Para ello
usan la frase «manteniéndose todo lo demás constante» o, aún más frecuentemente,
usando la expresión en latín ceteris paribus, que significa «(permaneciendo) las otras cosas
iguales». Por ejemplo, más adelante en este curso, simplificamos nuestro análisis sobre lo
que las personas eligen comprar al enfocarnos solamente en observar el efecto del cambio
en un precio, pero sin tener en cuenta los demás factores que influyen en nuestro
comportamiento, como la lealtad a una marca, o lo que otros pudiesen pensar sobre
nuestras decisiones. Nos preguntamos: qué pasaría si cambiara el precio, pero todo lo
demás que influye en la decisión se mantuviera constante. Estos supuestos ceteris paribus,
bien usados, pueden clarificar nuestro objeto de estudio sin distorsionar los datos claves.
Cuando estudiemos la forma en que el sistema económico capitalista promueve las mejoras
tecnológicas, analizaremos cómo los cambios en los salarios afectan las decisiones
tecnológicas de las empresas. Para lograr el modelo más simple posible, «mantenemos
constantes» los demás factores que afectan a la empresa. En otras palabras, asumimos
que:
• Los precios de todos los insumos son los mismos para todas las empresas.
• Todas las empresas conocen las tecnologías que usan otras empresas.
• Las actitudes ante el riesgo de los propietarios de las empresas son similareS
Los incentivos importan
¿Por qué se movía el agua en la máquina hidráulica del modelo económico de Fisher
cuando cambiaba la cantidad de «oferta» o «demanda» para uno o más bienes, de modo
que los precios ya no estuviesen en equilibrio?
• La gravedad actúa sobre el agua de manera que esta siempre tiende a encontrar el
nivel más bajo.
• Los canales permiten al agua encontrar el nivel más bajo, pero restringen la forma en
que puede fluir.
Todos los modelos económicos tienen algo equivalente a la gravedad y una descripción de
los tipos de movimientos que son posibles. El equivalente a la gravedad en los modelos
económicos es la suposición de que, a la hora de decidir sobre qué curso de acción seguir,
la gente está tratando de obtener el máximo beneficio posible (según algún estándar).
La analogía con el libre movimiento del agua en la máquina de Fisher es que la gente tiene
libertad para elegir diferentes caminos a la hora de actuar, en vez de que simplemente se
les diga cuál de todos deben tomar. Aquí es donde los incentivos económicos afectan las
decisiones que tomamos. Ahora bien, no podemos tampoco hacer todo lo que quisiéramos,
pues no todos los canales están abiertos para nosotros.
Como ocurre con muchos otros modelos económicos, el que nosotros usamos para explicar
la revolución tecnológica permanente está basado en la idea de que la gente y las
empresas responden a incentivos económicos. Como veremos en el capítulo 4, a la gente
no solo la motiva el deseo de ganancia material, sino también el amor, el odio, el sentido del
deber y el deseo de obtener la aprobación de los demás. No obstante, el bienestar material
es, sin duda, un motivo importante, y los incentivos económicos apelan a esa motivación.
Cuando los propietarios o gerentes de empresa deciden cuántos trabajadores contratar, o
cuando los vendedores deciden qué y cuánto comprar, los precios son un factor importante
en su decisión. Si los precios son mucho más baratos en un supermercado que en la tienda
de la esquina, y el supermercado tampoco está muy lejos, entonces, esta será una buena
razón para comprar en el supermercado en vez de en la tienda.
Precios relativos
Una tercera característica de muchos modelos económicos es que frecuentemente lo que
nos interesa es la proporción o razón existente entre las cosas, y no su nivel absoluto. Esto
se debe a que la economía enfoca su atención en las alternativas y las opciones entre las
que podemos escoger. Por ejemplo, cuando decidimos dónde comprar, no es el nivel de
precios en una tienda lo que importa, sino el nivel de precios en esa tienda comparado con
el supermercado y con el costo de llegar a ese supermercado. Si todos estos niveles de
precios y costos subieran un 5%, es probable que su decisión no cambie.
El precio relativo es simplemente el precio de una opción en términos relativos al de otra.
Por lo general, expresamos el precio relativo como la razón entre dos precios. Veremos que
estos son muy importantes para explicar no solo lo que los consumidores deciden comprar,
sino también por qué las empresas toman las decisiones que toman. Cuando estudiemos la
Revolución Industrial, veremos que el precio de la energía (el precio del carbón, por
ejemplo, para hacer funcionar una máquina de vapor) relativo a los salarios (el precio de
una hora del tiempo de un trabajador) desempeña un papel importante en toda esta historia.
Posiciones de reserva e ingresos
Suponga que ha descubierto una nueva forma de reproducir sonido de alta calidad. Su
invención es mucho más barata que las alternativas existentes. Sus competidores no
pueden copiarse porque no han descubierto cómo hacerlo o porque ha patentado el
proceso (y, por tanto, sería ilegal que lo copiaran, incluso si pudiesen). Suponga que ellos
continúan ofreciendo sus servicios a un precio mucho más alto que sus costos.
Si iguala sus precios o los rebaja solo un poco, venderá todo lo que sea capaz de producir,
con lo cual puede cobrar el mismo precio y obtener beneficios mucho mayores que los de
sus competidores. En este caso, decimos que está obteniendo rentas de innovación. Las
rentas de innovación son una forma de renta económica. Las rentas económicas ocurren en
toda la economía y son una de las razones por las que el capitalismo puede ser un sistema
tan dinámico.
Usaremos el concepto de rentas de innovación para explicar algunos de los factores que
contribuyeron a la Revolución Industrial. Ahora bien, la renta económica⁠, por su parte, es un
concepto general que ayuda a explicar otros aspectos de la economía capitalista.
Si realizar alguna acción (que llamaremos acción A) le reporta un beneficio mayor que si
hubiese elegido la segunda mejor alternativa, entonces podemos decir que ha recibido una
renta económica.

Renta económica=beneficio de la opción escogida−beneficio de la segunda mejor


opción

En algunos países el término se puede confundir fácilmente con el uso más habitual de la
palabra «renta» para designar el cobro de una cantidad en concepto de alquiler a cambio
del uso temporal de un apartamento o un terreno. Para evitar esta confusión, cuando
hablemos de renta económica, haremos énfasis en la palabra «económica». Recuerde: una
renta económica es algo que le gustaría conseguir, no algo que tiene que pagar.
La acción alternativa (acción B), la que tiene el siguiente beneficio neto más grande, es
comúnmente conocida como la «siguiente mejor alternativa», su «posición de reserva» o el
término que usaremos: la opción de reserva⁠. Usted está «en reserva» en caso de que no
elija A. O si está disfrutando de A, pero luego alguien le prohíbe seguir haciéndolo; su
opción de reserva es su plan B. Esta es la razón por la que también se conoce como
«opción colchón o de último recurso».
La renta económica nos proporciona una regla de decisión simple:
• Si la acción A genera una renta económica (y nadie sufre en el proceso): ¡Hágalo!
• Si ya está haciendo la acción A y le proporciona una renta económica: ¡Continúe
haciéndolo!
Esta regla de decisión es la que subyace a nuestra explicación de porqué una empresa
puede decidir innovar cambiando de una tecnología a otra. Comenzamos la siguiente
sección comparando tecnologías.

• 2.4 Crear un modelo para una economía dinámica: tecnología y costos


¿Qué es una tecnología?
Supongamos que le pedimos a un ingeniero que indique las tecnologías disponibles para
producir 100 metros de paño, siendo los insumos el trabajo (número de trabajadores,
asumiendo que cada trabajador emplea un día laboral estándar, digamos ocho horas) y la
energía (toneladas de carbón). Su respuesta puede representarse en el diagrama y tabla de
la figura 2.3. Los cinco puntos (A-E) que aparecen en la tabla representan cinco tecnologías
diferentes. Por ejemplo, la tecnología E utiliza diez trabajadores y una tonelada de carbón
para producir 100 metros de paño.

Tecnología Número de trabajadores Carbón requerido (toneladas)


A 1 6
B 4 2
C 3 7
D 5 5
E 10 1

Tecnología E: Intensiva en trabajoFinalmente, la tecnología E emplea 10 trabajadores y 1


tonelada de carbón. Esta es la más intensiva en trabajo de las cinco tecnologías
Describimos la tecnología E como intensiva en trabajo y la tecnología A como intensiva en
energía. Si una economía que usaba la tecnología E se cambia a la tecnología A o B,
diríamos que ha adoptado una tecnología que ahorra trabajo, porque la cantidad de trabajo
que se usa para producir cien metros de paño con esas dos tecnologías es menor que la
utilizada con la tecnología E. Esto fue lo que ocurrió durante la Revolución Industrial.
¿Qué tecnología elegirá la empresa? El primer paso es descartar las tecnologías que son
obviamente inferiores. Empezamos en la figura 2.4 con la tecnología A y buscamos aquellas
alternativas tecnológicas que utilicen al menos la misma cantidad de trabajo y carbón. La
tecnología C es inferior a la A: para producir 100 metros de paño emplea más trabajadores
(tres en vez de uno) y más carbón (siete toneladas en vez de seis). Así pues, decimos que
la tecnología C está dominada⁠por la tecnología A: si asumimos que todos los insumos
deben ser pagados, ninguna empresa utilizará la tecnología C estando disponible la
tecnología A. Los pasos de la figura 2.4 le muestran cómo se puede verificar qué
tecnologías están dominadas y cuáles son dominantes
E no domina
La tecnología A domina a C; la tecnología B domina a D. La tecnología E no domina a
ninguna de las otras tecnologías disponibles. Sabemos esto porque ninguna de las otras
cuatro tecnologías está en el área por encima y a la derecha de E.
Usando solamente la información de ingeniería sobre los insumos, hemos reducido la
elección: nunca se escogerían las tecnologías C o D. Pero, ¿cómo elegirá la empresa entre
A, B y E? Esto requiere adoptar un determinado supuesto sobre qué es lo que la empresa
está tratando de hacer. Asumimos que su objetivo es obtener la mayor cantidad de beneficio
posible, lo que significa producir tela al menor costo posible.
Para tomar una decisión acerca de la tecnología, también se requiere información
económica sobre los precios relativos: el costo de contratar a un trabajador y de la compra
de una tonelada de carbón. Por intuición, ya se ve que la tecnología intensiva en trabajo E
sería la elegida si el trabajo fuese muy barato en relación con el costo de carbón; la
tecnología A, intensiva en energía, sería preferible en caso de que el carbón fuera
relativamente barato. Un modelo económico nos ayuda a ser más precisos.
¿Cómo evalúa una empresa el costo de producción que implica el uso de diferentes
tecnologías?
La empresa puede calcular el costo de cualquier combinación de insumos que decida usar
multiplicando el número de trabajadores por el salario y las toneladas de carbón por el
precio del carbón. Usamos el símbolo w para el salario, L para el número de trabajadores, p
para el precio del carbón y R para las toneladas de carbón:

costo=(salario×trabajadores)+(precio tonelada de carbón×número de


toneladas)=(𝑤×𝐿)+(𝑝×𝑅)costo=(salario×trabajadores)+(precio tonelada de carbón×número
de toneladas)=(w×L)+(p×R)

Suponga que el salario es de 10 libras esterlinas y que el precio del carbón es de 20 libras
esterlinas por tonelada. En la tabla de la figura 2.5 hemos calculado el costo de producir 100
metros de paño empleando dos trabajadores y 3 T de carbón, lo que cuesta 80 libras
esterlinas. Este costo corresponde a la combinación P1 en el diagrama. Si la empresa
decidiera emplear más trabajadores –por ejemplo seis–, pero reducir el uso de carbón a 1 T
(punto P2), esa opción también costaría 80 libras esterlinas. Siga los pasos de la figura 2.5
para ver cómo construimos las líneas de isocosto⁠para comparar los costos de todas las
combinaciones posibles de insumos.

Los puntos por encima de una línea de isocosto cuestan más


Si consideramos una línea de isocosto –la de 80 libras esterlinas–, podemos ver que todos
los puntos que quedan por encima de la línea cuestan más de 80 libras esterlinas, y todos
los puntos por debajo cuestan menos.
Las líneas de isocosto conectan todas las combinaciones de trabajadores y carbón que
cuestan la misma cantidad de dinero. Las podemos usar para comparar los costos de las
tres tecnologías que aún son relevantes para la decisión (esto es, que no son dominadas):
A, B y E.
La tabla de la figura 2.6 muestra el costo de producir 100 m de paño con cada una de esas
tres tecnologías si el salario es de 10 libras esterlinas y el precio del carbón es de 20 libras
esterlinas. Claramente, la tecnología B permite a la empresa producir tela a un costo más
bajo.
En el diagrama hemos dibujado la línea de isocosto que pasa por el punto que representa a
la tecnología B. Esto nos muestra de inmediato que, con esos precios para los insumos
(recuerde que el salario es el «precio» del trabajo), las otras dos tecnologías son más
costosas.

Pantalla completa
Tecnología Número de trabajadores Carbón requerido (toneladas)Costo (GBP)
B 4 2 80
A 1 6 130
E 10 1 120
Salario 10 libras esterlinas, costo del carbón por tonelada 20 libras esterlinas
Figura 2.6 El costo de usar diferentes tecnologías para producir 100 metros de paño: bajo
costo relativo del trabajo.
Podemos ver en la figura 2.6 que B es la tecnología menos costosa cuando w = 10 y p = 20.
Las otras tecnologías disponibles no serán escogidas a esos precios para los insumos.
Fíjese en que lo que importa es el precio relativo y no los precios absolutos: si ambos
precios se duplicaran, el diagrama tendría un aspecto casi igual: la línea de isocosto que
pasa por B tendría la misma pendiente, aunque el costo sería de 160 libras esterlinas.
Ahora podemos representar las líneas de isocosto para cualquier salario w y cualquier
precio p por medio de una ecuación. Para hacer esto, escribimos la fórmula de c, el costo
de producción:
𝑐=(𝑤×𝐿)+(𝑝×𝑅)c=(w×L)+(p×R)
Esto es:
𝑐=𝑤𝐿+𝑝𝑅c=wL+pR
Esta es una forma de escribir la ecuación de la línea de isocosto para cualquier valor de c.
Para dibujar la línea de isocosto, puede resultar útil expresarla de la siguiente forma:
𝑦=𝑎+𝑏𝑥y=a+bx
donde a, que es una constante, representa la intersección con el eje vertical, y b, la
pendiente de la línea. En nuestro modelo, las toneladas de carbón, R, están sobre el eje
vertical; el número de trabajadores, L, está sobre el eje horizontal. Podemos ver que la
pendiente de la línea es el salario relativo al precio del carbón, −(w/p). La línea de isocosto
tiene una inclinación descendiente, es decir, la pendiente de la ecuación −(w/p) es negativa.
La ecuación:
𝑐=𝑤𝐿+𝑝𝑅c=wL+pR
puede expresarse como:
𝑝𝑅=𝑐−𝑤𝐿pR=c−wL
y reordenada como:
𝑅=𝑐𝑝−𝑤𝑝𝐿R=cp−wpL
Por tanto, cuando w = 10 y p = 20, la línea de isocosto para c = 80 corta al eje vertical en
80/20 = 4 y tiene una pendiente negativa de –(w/p) = –1/2. Esta pendiente es el precio
relativo del trabajo.

También podría gustarte