SL441-2023 Los Otrosíes, Que Restan Incidencia Salarial A Un Pago, No Exime Al Empleador de Hacerse Acreedor Del Pago de La Indemnización Moratoria

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MARTÍN EMILIO BELTRÁN QUINTERO

Magistrado ponente

SL441-2023
Radicación n.° 88170
Acta 7

Bogotá, D.C., siete (7) de marzo de dos mil veintitrés


(2023).

Decide la Sala el recurso de casación interpuesto por


SALUD TOTAL EPS-S S.A. contra la sentencia proferida
el 15 de octubre de 2019 por la Sala Laboral del Tribunal
Superior del Distrito Judicial de Ibagué, en el proceso
ordinario laboral que SANDRA LILIANA GÓMEZ
promueve contra la sociedad recurrente.

I. ANTECEDENTES

Sandra Liliana Gómez demandó a Salud Total EPS-S


S.A, con el fin de que se declare que entre las partes
existió un contrato de trabajo, el cual se desarrolló del 1
de junio de 2000 al 12 de diciembre de 2013; y que se
condene al reconocimiento y pago de las prestaciones
sociales y vacaciones, teniendo en cuenta «la liquidación

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correcta del salario devengado»; la sanción moratoria


establecida en el artículo 99 de la Ley 50 de 1990;
indemnización moratoria; la indexación; lo que resulte
probado ultra o extra petita; y las costas del proceso.

Fundamentó sus pretensiones en que el 1 de junio de


2000 suscribió con la demandada un contrato de trabajo a
término indefinido, para desempeñar el cargo de auxiliar
de operaciones; que su salario inicial correspondió a la
suma de $260.100 y que a partir del año 2007 recibió una
«asignación económica mensual» por valor de $433.700,
más $299.545, por concepto de un «plan de beneficios»,
los cuales en decir de su empleador no eran constitutivos
de salario; no obstante estos valores fueron cancelados
continuamente desde el 2007 hasta el 2010.

Narró que el 1 de abril de 2011 suscribió un otrosí


con la accionada, en el que se dispuso el incremento de
los beneficios no constitutivos de salario, situación que se
presentó en el año siguiente; y que el nexo laboral finalizó
el 12 de diciembre de 2013, momento para el cual fungía
como supervisora de cartera y percibía $700.565 por
salario y $467.043 por plan de beneficios, el cual para la
accionada «no constituía salario».

Salud Total EPS-S S.A. al dar respuesta a la


demanda, se opuso a las pretensiones. Frente a los
hechos, aceptó la existencia del nexo laboral, los
extremos temporales y el cargo desempeñado. En cuanto
a la contraprestación percibida, manifestó que existían

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unos beneficios que no eran constitutivos de salario, tal


como lo acordaron las partes. Respecto de los demás
supuestos fácticos dijo que no eran ciertos o simplemente
no le constaban.

En su defensa, arguyó que, en virtud de la autonomía


de la voluntad, las partes establecieron pactos de
desalarización y planes de beneficios con el fin de
incentivar el desarrollo de la labor, los cuales no
desconocen los derechos del trabajador y, por el
contrario, corresponden a unos acuerdos con «clausulas
verdaderamente eficaces»; lo que torna improcedente la
reliquidación pretendida.

Propuso como excepciones de fondo las que


denominó: «cobro de lo no debido, imposibilidad de
inaplicar los acuerdos de beneficios por no existir
desmejoramiento laboral» y extinción de las obligaciones
por pago.

II. SENTENCIA DE PRIMERA INSTANCIA

El Juzgado Segundo Laboral del Circuito de Ibagué,


con sentencia proferida el 27 de julio de 2017, resolvió:

PRIMERO: DECLARAR que entre la señora SANDRA LILIANA


GÓMEZ como trabajadora y SALUD TOTAL EPS como
empleador, existió un contrato de trabajo a término indefinido
desde el 1 de junio de 2000 hasta el 12 de diciembre de 2013.

SEGUNDO: Como consecuencia de lo anterior declaración,


CONDENAR a la (sic) SALUD TOTAL EPS a pagar a favor de la
señora SANDRA LILIANA GÓMEZ, las siguientes condenas
dinerarias que se deben pagar indexadas al momento que se

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haga desde el 13 de diciembre de 2013 por las razones que


se dejaron esbozadas.

- La suma de $1.548.746.00 por concepto de reliquidación de


las cesantías;

- La suma de $7.194.00 por concepto de reliquidación de los


intereses a las cesantías, y $7.194.00 por concepto de
sanción por no pago oportuno de los intereses a las cesantías;

- La suma de $63.101.00 por concepto de reliquidación de la


prima de servicios;

- La suma de $31.551.00 por concepto de reliquidación de


vacaciones;

- La suma de $58.660.420.00 por concepto de indemnización


por no consignación de cesantías;

- La suma de $28.022.592.00 por concepto de indemnización


moratoria, y a partir del 13 de diciembre de 2015, en adelante
deberá el empleador pagar intereses moratorios a la tasa
máxima de créditos de libre destinación que certifique la
Superintendencia Bancaria, hasta que se verifique el pago.

TERCERO: NEGAR las demás pretensiones de la demanda.

CUARTO: DECLARAR probada parcialmente la excepción de


prescripción y no probada las demás propuestas.

QUINTO: CONDENAR en costas a la demandada […]

Para arribar a su decisión condenatoria, el a quo


estimó que los beneficios denominados: «aportes
voluntarios a convenio fondo de pensiones voluntarias
Protección, beneficio ahorro empleados convenio y
beneficio ahorro cooperativa convenio», en realidad eran
constitutivos de salario, en tanto se cancelaban de forma
periódica y retribuían directamente el servicio, sin que
fuera dable, al amparo del artículo 128 del CST, pactar
que un estipendio que tiene naturaleza salarial deje de
serlo. Por tal motivo, condenó a la reliquidación solicitada,
la que estimó procedente a partir del 26 de julio de 2013,

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en razón a la prescripción, medio exceptivo que no cobijó


al auxilio de cesantía y su correspondiente sanción por la
no consignación completa.

III. SENTENCIA DE SEGUNDA INSTANCIA

Al resolver el recurso de apelación interpuesto por la


demandada, con sentencia del 15 de octubre de 2019, la
Sala Laboral del Tribunal Superior del Distrito Judicial de
Ibagué confirmó el fallo de primer grado y condenó en
costas en la alzada a la accionada.

El juez colegiado expuso que el problema jurídico a


resolver consistía en determinar si las sumas que percibió
la demandante a partir de septiembre 2007, bajo la
denominación «beneficios», eran o no constitutivos de
salario. En caso afirmativo, establecer la procedencia de
la reliquidación de las prestaciones sociales, la sanción
por no consignación completa y oportuna del auxilio de
cesantía, junto con la indemnización moratoria.

Puso de presente que la sociedad demandada, en su


recurso de apelación, manifestó que entre las partes
existió un acuerdo libre y voluntario respecto a que esos
beneficios no eran salario, los cuales, en su decir, no
remuneraban el servicio, al punto que se cancelaban en
vacaciones e incapacidades y, además, porque se
pagaron por mera liberalidad y su finalidad era estimular
el ahorro y la permanencia de la trabajadora en la
empresa. Así mismo, señaló que en caso de estimarse que

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tienen connotación salarial, debían tenerse en cuenta los


pagos que se efectuaron a la AFP Protección S.A. «bajo el
concepto 941» por cesantía; de ahí que no había lugar a
imponer la sanción del artículo 99 de la Ley 50 de 1990,
sino que lo procedente era condenar a «intereses»; que
además se debía declarar la excepción de compensación,
dado que la sociedad siempre actuó de buena fe.

Previo a resolver los problemas jurídicos definidos, el


juez plural resaltó que, en la alzada no existía discusión
respecto a que entre las partes existió un contrato de
trabajo desde junio de 2000 hasta diciembre de 2013, así
como que las obligaciones causadas con anterioridad al
26 de julio del 2013, salvo el auxilio de cesantía, se
hallaban extinguidas por la prescripción, pues así fue
declarado por el a quo y no fue motivo de apelación.

Al descender al asunto, indicó que debían


examinarse los medios de prueba incorporados al
plenario. Inicialmente, expresó que en el contrato de
trabajo celebrado por las partes, en la cláusula cuarta, se
pactó una remuneración equivalente a un SMLMV y se
estipuló que en el evento en que se reconociera y pagara
a la demandante por cualquier motivo bonificaciones,
comisiones o incentivos extralegales ocasionales o no, se
daría cumplimiento a lo previsto en los artículos 15 y 16
de la Ley 50 de 1990, es decir, no se tendrían en cuenta
en la base de liquidación para prestaciones,
indemnizaciones, vacaciones o cualquier otra erogación
laboral a cargo del empleador.

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Adujo que en el otrosí del «1 de septiembre de 2007»


se estipuló que desde esa data, además del salario
mínimo mensual, la demandante recibiría unos beneficios
de carácter prestacional, no constitutivos de salario, en
cuantía mensual inicial de $299.545, que serían
distribuidos en el fondo voluntario de pensiones y que el
empleador, de forma adicional, otorgaría otros beneficios
no constitutivos de salario, como póliza de vida, invalidez
e incapacidades, y aportes a la cuenta del empleador en
el fondo voluntario de pensiones en Protección S.A.; y que
durante el período de vacaciones, incapacidades
transitorias y licencias de maternidad se continuarían
concediendo tales prerrogativas.

Especificó que el otrosí del 2 de febrero de 2009


contenía cláusulas similares, precisando que la
demandante renunciaba al incremento salarial
determinado en el pacto colectivo, pero se le otorgaba un
aumento salarial vía beneficios, en un porcentaje
equivalente al 1,5% de su remuneración total.

Aludió a que en el contenido del otrosí signado el 1


de abril de 2011, se fijó que el salario era por la suma
mensual de $536.600, además que percibía unos
beneficios por valor de $266.724 no constitutivos de
salario que se distribuía así: $26.700 para ahorro de
empleados convenio y $239.944 por el beneficio aporte
voluntario en convenio.

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Dijo que en el otrosí del 1 abril de 2012 se pactó


como retribución la suma de $566.700, más $239.630 no
constitutivo de salario.

Se remitió al otrosí del 2 de mayo de 2012, en el cual


se estipuló que la trabajadora desempeñaría las funciones
de supervisora de cartera con un sueldo mensual de
$1.133.600, que se comenzaría a cancelar trascurridos
tres meses; y que las sumas adicionales por comisiones e
incentivos no se tendrían en cuenta para la liquidación de
prestaciones sociales, vacaciones e indemnizaciones.

Mencionó el contenido del otrosí de 2 de agosto de


2012, destacando que allí se acordó que el empleador
abriría una cuenta en una administradora de pensiones
voluntaria como plan institucional, donde se consignarán
sus aportes; y el otrosí firmado en marzo de 2013 en el
mismo sentido.

Señaló que al plenario también se allegó el plan de


pensiones institucional voluntario suscrito entre la
demandada y Protección S.A.; así mismo los
comprobantes de nómina de la actora los cuales
contenían las sumas percibidas en el desarrollo de la
relación laboral y daban cuenta que los beneficios
acordados los percibía la promotora del proceso en
vacaciones y cuando estuvo incapacitada.

Luego de examinados estos medios de prueba, el


juez de segundo grado recordó que el artículo 127 del

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CST, respecto a qué es salario, señala que corresponde a


«todo lo que recibe el trabajador en dinero o en especie
como contraprestación directa del servicio, sin
consideración a la forma o nombre» que se le dé. También
aludió a las disposiciones 128 ibidem, 1 del Convenio 95
de la OIT aprobado por la Ley 54 de 1962; y consideró que
para establecer si un pago realizado al trabajador dentro
de la ejecución de un contrato de trabajo era constitutivo
de salario, debía analizarse si reunía los elementos que le
dan ese carácter, esto es, si «está retribuyendo
directamente el servicio, su periodicidad, la finalidad y la
forma como fueron establecidos»; criterios que, en su
decir, se encuentran en armonía con lo expuesto en las
sentencias CSJ SL7820-2014, CSJ SL12220-2017 y CSJ
SL2852-2018.

Reprodujo un pasaje de la decisión CSJ SL, 27 may.


2009, rad. 32657, reiterada en el fallo CSJ SL7820-2014,
en la cual se especificó qué se entiende por
«remuneración directa del servicio».

En ese orden, consideró que del haz probatorio se


desprendía que los beneficios recibidos por la actora,
desde el año 2007, denominados: «aportes voluntario a
convenio fondo de pensiones voluntarias Protección,
beneficio ahorro empleados convenio y beneficio ahorro
cooperativa convenio», sí tenían carácter salarial acorde a
los artículos 127 y 128 del CST, por cuanto «si remuneran
directamente el servicio de la demandante y se
encontraban ligados a las labores ejecutadas», al punto

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de que «no de otra forma se explica y justifica el hecho


que la demandante, entre los años 2002 y agosto de 2007
hubiera devengado un salario superior al salario mínimo,
y a partir de septiembre de 2007, por ese pacto se le
redujere al salario mínimo», y en forma automática se
incrementara el valor del beneficio por aporte voluntario.

Añadió que tal situación también se desprendía del


otrosí del 2 de febrero de 2009, en el cual la actora
renunció al aumento del pacto colectivo y, en su lugar,
aceptó que la empresa le otorgara un incremento salarial
«vía beneficios»; circunstancia que pone en evidencia que
tales beneficios no provenían de la liberalidad del
empleador con el propósito de fomentar el ahorro de su
trabajadora, sino que en definitiva tenían el fin de
enriquecer su patrimonio, pues pese a que eran girados al
fondo de pensiones y cesantías, podían ser retirados de
manera periódica.

Expresó que el hecho de que esos beneficios se


pagaran inclusive cuando la demandante se encontraba
incapacitada, en vacaciones o en licencia de maternidad,
conforme se desprendía de los comprobantes de nómina;
no era una razón suficiente para desvirtuar la condición
salarial de estos pagos, pues se trataba de eventos
excepcionales, aunado a que «su participación en el valor
no es importante» y, adicionalmente, conforme a las
reglas de la sana crítica, se podría entender que era «para
eludir o evadir tanto las normas de trabajo, las de
seguridad social y las tributarias».

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Adicional a ello, manifestó que «lo ocurrido en 2007


y 2009 se repitió en enero y febrero de 2013», es decir,
que se produjo una disminución de la remuneración
básica, pero un aumento de las bonificaciones no
salariales, dado que para ese último año el salario de
$1.133.600 pasó a $700.565 y el valor de los beneficios
de $34.008 se incrementó a $467.043.

En esas condiciones, estimó el Tribunal que los


otrosíes analizados carecían de eficacia en los términos de
los artículos 43 y 128 del CST, puesto que su objeto fue
desconocer la naturaleza salarial de estos pagos, sin que
sea dable a las partes cambiarla, tal como expuso en
sentencias CSJ SL, 13 jun. 2012, rad. 39435, reiteradas en
las decisiones CSJ SL9544-2014 y CSJ SL1437-2018.

Respecto a la indemnización moratoria consagrada


en el artículo 65 del CST, el juez de segundo grado explicó
que frente a su sentido y alcance se ha pronunciado la
Sala de Casación Laboral, entre otras, en las sentencias
CSJ SL7581-2016 y CSJ SL649-2019, para lo cual ha
establecido que para su procedencia deben analizarse dos
aspectos, uno objetivo y otro subjetivo: el primero,
referente a la existencia de un crédito pendiente de pago
y el segundo consiste en que ese impago lo explique y
justifique un actuar de buena fe, esto es, que la conducta
morosa del empleador se encuentre justificada con
argumentos que, pese a no resultar viables, si pueden
considerarse como atendibles, en la medida que

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razonablemente hubiesen llevado al empleador al


convencimiento de que nada adeudaba.

Partiendo de lo anterior, infirió que en el plenario


estaba demostrado que a la terminación de la relación
laboral, existía un crédito pendiente de pago por
reliquidación de las prestaciones generadas en vigencia el
contrato de trabajo, es decir, el componente objetivo; y
frente al aspecto subjetivo, razonó que la demandada no
actuó de buena fe al convertir «parte del salario en no
salario», realizando «maniobras elusivas y evasivas del
cumplimiento de las normas que protegen el trabajo
humano», en apoyo a esa inferencia, se remitió a lo
consignado en la sentencia CSJ SL403-2013, y expresó
que la llamada a juicio actuó sin ninguna razón justificable
y de forma contraria a lo dispuesto en los artículos 127 y
128 del CST. Por tanto, dijo que confirmaría la condena
impuesta por el a quo conforme el artículo 65 del CST,
que por demás en su liquidación fue correcta.

En lo atinente a la sanción por la no consignación


completa del valor de las cesantías, expresó que su
imposición tampoco era automática; y reflexionó que en
el sub lite el empleador no depositó en el Fondo
correspondiente, pues omitió incluir en el valor de la
liquidación el salario denominado beneficio, de modo que
estaba acreditado el componente objetivo; frente al
subjetivo, resultaba extensible los argumentos anteriores,
en tanto no se advertía buena fe, cuando se procura
eludir o evadir, entre otras, las normas de trabajo.

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Puntualizó que conforme a lo dicho en sentencias CSJ


SL403-2013, CSJ SL8216-2016 y CSJ SL1451-2018, la
sanción establecida en el numeral 3 del artículo 99 de la
Ley 50 de 1990 se causa, tanto por la falta de
consignación completa del valor del auxilio de cesantía,
como por su aporte deficitario o parcial

Finalmente, consideró que frente a la «temporalidad


en la que fue liquidada» la trabajadora, para la sociedad
apelante solo debía efectuarse el ajuste por los periodos
no cubiertos por la prescripción, y al respecto el Tribunal
razonó de que ello no era admisible, toda vez que la
excepción de prescripción no fue propuesta por la llamada
a juicio. Igualmente, dijo que no «resultaba atendible la
compensación» sobre las condenas impuestas, dado que
dicho medio exceptivo no fue formulado por la parte
demandada, además que no podía declararse de oficio.

IV. RECURSO DE CASACIÓN

Interpuesto por la demandada, concedido por el


Tribunal y admitido por la Corte, se procede a resolver.

V. ALCANCE DE LA IMPUGNACIÓN

Pretende la sociedad recurrente que esta


corporación case totalmente la sentencia proferida por el
Tribunal, para que, en sede de instancia, revoque en su

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integridad el fallo del juzgado y, en su lugar, absuelva a la


demandada de las pretensiones propuestas en su contra.

En subsidio, pide la casación parcial de la decisión,


en cuanto confirmó las condenas por «sanción moratoria
e intereses previstos en los artículos 65 del CST y 99 de la
ley 50 de 1990», a efectos de que en instancia sean
revocadas.

Con tal propósito., formula dos cargos que no son


replicados, los cuales se resolverán en forma conjunta,
pues a pesar de estar orientados por diferentes vías, lo
cierto es que, denuncian similar conjunto normativo, se
complementan en la sustentación y persiguen igual
finalidad.

VI. CARGO PRIMERO

Acusa la sentencia impugnada de ser violatoria de la


ley sustancial por la vía directa, en la modalidad de
interpretación errónea, de los siguientes artículos:

[…] 14 y 15 de la ley 50 de 1990 (arts. 127, 128 CST); por


aplicación indebida de los artículos 55, 65 (subrogado por el
artículo 29 de la Ley 789 de 2002), 186, 189 (subrogado por
el artículo 27 de la Ley 789 de 2002), 249 y 306 del Código
Sustantivo del Trabajo; los artículos 98 y 99 de la Ley 50 de
1990; art. 1º de la ley 52 de 1975; por infracción directa el
artículo 83 de la Constitución.

En la sustentación, el recurrente aduce que, si bien


es cierto que para que un pago laboral no tenga la

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condición de salario se requiere, además de la decisión


espontánea del empleador, que sea ocasional y no
habitual; también lo es que la aludida regularidad es solo
una de las dos condiciones que prevé el artículo 15 de la
Ley 50 de 1990, modificatorio del artículo 128 del CST, ya
que «para que un pago se tenga con efecto salarial»,
también es necesario «que no se genere en la mera
liberalidad del empleador», elemento al que no se hizo
mención.

Expresa que lo que hicieron las partes, «fue lo que


dijo el Tribunal que estaba legitimado por la
jurisprudencia de esa H. Sala, es decir, es viable excluir
unos pagos de la base de cómputo para liquidar las
prestaciones sociales», lo que efectuaron con la plena
convicción de estar obrando al amparo del artículo 15 de
la Ley 50 de 1990.

Reitera que la habitualidad de un pago no es un


elemento que resulte suficiente para considerar que aquel
ostenta una condición salarial y tampoco el carácter
retributivo les da a tales conceptos la incidencia salarial.

Sobre este último aspecto, asevera que, para


considerar una remuneración constitutiva de salario,
además de ser una contraprestación del servicio
desarrollado se requiere que sea «directa», tal como lo
dispuso el artículo 14 de la Ley 50 de 1990, que subrogó
el artículo 127 del CST; aspecto que no fue tenido en
cuenta por el juez plural.

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Al respecto menciona que:

[…] de todos los pagos que nacían como contraprestación del


servicio, solamente podían considerarse salario aquellos cuyo
nexo con tal servicio, fuera necesariamente directo. Luego, la
condición de "directa" exigida por la ley a la contraprestación
del servicio, debe quedar establecida, demostrada, para que
el juez pueda admitir que un determinado pago o
remuneración debatido en su naturaleza en el curso de un
proceso, se pueda tener como salario.

Afirma que la anterior exigencia no fue tenida en


cuenta por el juez colegiado, para quien fue suficiente
considerar como salario cualquier pago que remunera los
servicios, dejando de lado que se requiere que se
efectúen como una «contraprestación DIRECTA del
servicio», de allí que los «pagos que surgen de la
prestación de un servicio y como tal lo remuneran, pero
no en forma directa, pueden ser aclarados por las partes»
como no constitutivos de salario, con independencia de
que sean habituales, que fue lo que ocurrió en el sub lite.

En dicho sentido la recurrente expone que:

Lo anterior significa que, entre los pagos remuneratorios o


retributivos del servicio, unos son contraprestación directa del
servicio y como tales son salario y otros no tienen el nexo
directo indicado y, por tanto, no son salario. El Tribunal solo
destaca que los pagos por beneficios pactados como no
constitutivos de salario, fueron habituales y retributivos, y de
allí concluye, con mucha ligereza, que constituyeron salario.
Pero no repara en que, vertebralmente porque así lo exige el
artículo 14 de la ley 50 de 1990, debía encontrar la condición
de DIRECTA de la contraprestación del servicio de esos pagos
por beneficios, para poder tenerlos como constitutivos de
salario, pero se olvidó de tal exigencia y por ello erró en el
entendimiento correcto de los artículos 14 y 15 de la ley 50 de
1990. Nótese que el propio Tribunal acepta que el plan de
beneficios se pagaba aunque no se prestara el servicio (por

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vacaciones o incapacidades) lo que significa que no tenía tal


pago nexo alguno con el servicio y mucho menos, de carácter
directo.

Finalmente, arguye que el ad quem se equivocó al


imponer el pago de las «sanciones moratorias», pues
supuso la existencia de una conducta de mala fe de la
empleadora, sin previamente declarar desvirtuada la
presunción de buena fe consagrada en el artículo 83 de la
CP, que cobijaba las actuaciones de la llamada a juicio; lo
que conduce a dejar sin sustento dicha condena.

VII. CARGO SEGUNDO

Acusa la sentencia de ser violatoria de la ley por la


vía indirecta, bajo la modalidad de aplicación indebida, de
los siguientes artículos:

[…] 13, 14, 23, 27, 55, 65 (29 ley 789 de 1990), 127 (14 ley
50/90), 128 (15 ley 50 de 1990), 186, 189 (27 de la Ley 789
de 2002); 249 y 306 del Código Sustantivo del Trabajo; los
artículos 98 y 99 de la Ley 50 de 1990, 1° de la ley 52 de
1975; 1° del convenio 98 de la OIT; e igualmente los artículos
53 y 83 de la Constitución Política. Como violación medio,
pero también por aplicación indebida, el artículo 60 del CPT y
SS.
Indica que el Tribunal incurrió en los yerros fácticos
que a continuación se detallan:

1. Afirmar sin soporte probatorio alguno, que la remuneración


por "beneficios" convenida por las partes, constituye salario.

2. No dar por demostrado, siendo evidente, que la


demandante firmó sin reparo o constancia alguna, tanto el
contrato de trabajo como todos los otrosí que se convinieron
en el curso de la relación laboral.

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3. Dar por sentado, sin estarlo, que los pagos por beneficios
hechos por la demandada a la actora tuvieron la condición de
contraprestación directa del servicio.

4. No dar por demostrado estándolo, que durante toda la


relación laboral que ligó a las partes, en los comprobantes de
pago sin reparo de la actora, se diferenció el pago del salario
del pago por “Ben aporte voluntario convenio".

5. No tener por demostrado, estándolo, que en desarrollo del


plan de beneficios implementado por la empleadora, se
incluyeron en favor de la trabajadora pagos para vivienda,
fondo de pensiones, fondo de empleados y "Ben. ahorro
cooperativa convenio", sin que se tuvieran como salario.

6. Concluir, sin fundamento, que la demandada incurrió en un


ardid para eludir normas del trabajo, la seguridad social y
tributarias.

7. No dar por probado, estándolo, que la demandada dio y


probó razones serias y atendibles sobre la distribución de las
remuneraciones de la actora entre las de nexo directo con el
servicio que se tuvieron como salario y las que no tenían ese
nexo y por ello no tenían la condición de salario.

8. No dar por demostrado, estándolo, que la conducta de la


demandada ha estado revestida de buena fe.

Asegura que tales yerros se producen por la errada


apreciación del contrato de trabajo (f.° 2 a 6); los otrosíes
signados el 1 de septiembre de 2006, 1 de septiembre de
2007, 1 de julio de 2008, 2 de febrero de 2009, 1 de abril
de 2011, 1 de abril y 2 de mayo de 2012 y 1 de marzo de
2013 (f.° 7 a 10 y 106 a 126); así como de los
comprobantes de liquidación de nómina (f.° 13 a 25); la
liquidación del contrato de trabajo (f. ° 288); y el
testimonio de Carmen Milena Ferreira.

Y por la falta de valoración del contrato de prestación


de servicios con PACC Beneficios Ltda. (f.° 90 a 92) y la
modificación al plan institucional celebrado entre la
accionada y Protección S.A. (f.° 93 a 100).

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Radicación n.° 88170

En la demostración del ataque, la sociedad


recurrente afirma que las pruebas recaudadas a lo largo
del litigio acreditan lo siguiente:

i) Que las partes desde el inicio del contrato de


trabajo establecieron que podían darse pagos adicionales,
los cuales no tenían la condición de salario; ii) que en el
desarrollo del vínculo laboral se modificó y aclaró el
contrato inicial, estableciéndose de manera expresa que
esos beneficios adicionales no eran constitutivos de
salario; iii) que en los comprobantes de pago se distinguió
el salario y los otros conceptos percibidos; iv) que no está
demostrada la relación directa entre los beneficios
cancelados y los servicios prestados por la accionante, al
punto que se le sufragaban en vacaciones, licencias e
incapacidades; v) que la trabajadora no efectuó reproche
alguno a lo acordado; vi) que los pagos se hicieron de
manera puntual; y vii) que no existe algún medio de
convicción que dé cuenta que la empleadora pretendió
eludir algún tipo de normativa.

Expresa que el juez plural para darle la connotación


salarial a los pagos denominados como «beneficios», le
era imperativo tener por acreditado que estos rubros son
«retributivos en forma DIRECTA del servicio», pues en
caso contrario, no podrían tener incidencia salarial.

Aduce que en el proceso no existe probanza que


acredite que los beneficios cancelados obedecían a una

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Radicación n.° 88170

contraprestación directa del servicio, al punto que el


mismo juez plural reconoció que se pagaban aun cuando
la trabajadora disfrutaba de vacaciones, licencias e
incapacidades; de ahí que, con tal razonamiento no podía
dársele la incidencia salarial a estos pagos y, mucho
menos, acceder a la reliquidación pretendida.

Argumenta que, partiendo de la anterior situación,


emerge que a la demandada «no le correspondería carga
probatoria alguna» respecto a demostrar que los pagos
objeto de discusión no eran retributivos del trabajo; los
cuales, si bien eran habituales, tal hecho no los convertía
automáticamente en salario, pues en lo fundamental esos
beneficios, como lo acordaron las partes no pretendían
«desfigurar la esencia salarial de ellos, sino de ratificar su
origen voluntario y liberal y, por tanto, no constitutivo de
salario».

Resalta que algunos de los pagos efectuados por la


empleadora «tenían destino prestacional (pensión)», dado
que eran girados al fondo de pensiones, circunstancia que
reafirmaba que tales sumas no constituyen salario.

De otro lado, manifiesta que las partes acordaron


que los pagos adicionales no tenían connotación salarial y
con esa convicción actuaron a lo largo de la relación
laboral, sin que hubiera reclamo por parte de la
trabajadora, es por ello que se tenía la creencia de actuar
conforme a la ley; por ende, mal podía el juez plural
imponer el pago de la sanción por la no consignación de la

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Radicación n.° 88170

cesantía en un fondo privado, ni la indemnización


moratoria, además que el ad quem acudió a un
razonamiento sin respaldo demostrativo y a una
suposición. En dicho sentido la censura puntualiza:

La primera la plasma diciendo que los pagos por beneficios


constituyeron un ardid para eludir normas del trabajo, de la
seguridad social y tributarias. Cabe preguntar ahora, ¿cómo
hizo el Tribunal para entrar en la mente de la demandada o
de alguno de sus representantes, para conocer un elemento
intencional de la demandada sin que nunca hubiera existido
una expresión de esa supuesta intención? Una intención es
algo íntimo que se ubica en la mente de su titular y en tanto
él no la exteriorice, es absolutamente imposible tenerla por
demostrada. Si la coligen es por medios indirectos y
deductivos, pero no como hecho real o cierto.

Además, agrega el Ad quem que a los beneficios recibidos por


la demandante tuvieron las condiciones de habituales o
repetitivos y remuneratorios del servicio, pero por ninguna
parte dice que fueran "directamente" retributivos del trabajo,
lo que muestra que al final de cuentas no tuvo por probado el
elemento esencial de un pago salarial que es, como ya se ha
dicho, que sea retributivo en forma DIRECTA. Esto es, funda
sus condenas moratorias, también, en una suposición que es
lo contrario a un hecho lo que significa que el Tribunal no tuvo
prueba alguna de la supuesta mala fe de la demandada que
pudiera cimentar las condenas por sanción moratoria.

Menciona que los artículos 65 del CST y el 99 de la


Ley 50 de 1990 no consagran una presunción de mala fe,
antes, por el contrario, se presume la buena fe, de modo
que el Tribunal debía fundar su decisión en algún medio
de convicción que le permitiera desvirtuarla, lo que no
ocurrió y deja sin fundamento tales condenas.

Esgrime que existen probanzas a favor de la postura


de la demandada, como son el contrato de trabajo, los
otrosíes, la relación de «pagos de beneficios» y el
contrato signado con PACC; los cuales evidencian que la

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Radicación n.° 88170

empleadora tenía plena convicción de que los pagos


realizados no tenían el carácter de salario, lo que significa
que la convocada a juicio acreditó su actuar de buena fe y
en dicho marco, fue que canceló las obligaciones
laborales a la accionante.

Por último, en relación a la prueba testimonial


denunciada sostiene que:

El Tribunal también se apoyó en la prueba testimonial que


relaciona en su fallo (un testimonio), del cual afirmó que la
firma de los otrosíes era obligatoria, pero en contra de tal
expresión está la firma de la propia demandante en un
número importante de documentos en los que aclara que
firma esos otrosíes en forma libre y voluntaria, por lo que la
inclusión de la prueba testimonial en este cargo tiene más un
sentido formal dirigido a cumplir con la obligación de
relacionar la totalidad de las pruebas reseñadas en el fallo
materia de la demanda extraordinaria

VIII. CONSIDERACIONES

Observa la Corte que teniendo en cuenta la


inconformidad planteada por la censura en los cargos, la
controversia a dilucidar en sede de casación consiste en
definir si el Tribunal se equivocó al colegir que los
beneficios que se le reconoció a la actora tenían
incidencia salarial y, en consecuencia, ordenar el pago de
la reliquidación de prestaciones sociales e imponer la
condena por la sanción moratoria del artículo 99 de la Ley
50 de 1990 y la indemnización moratoria prevista en el
artículo 65 del CST.

Para abordar dicha controversia, por razones de


método, la Corte estudiará inicialmente los reproches

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Radicación n.° 88170

jurídicos, que abarcan los siguientes puntos: i) definir si el


juez colegiado interpretó equivocadamente los artículos
127 y 128 del CST, al no advertir que el carácter salarial
de un estipendio surge solo cuando se remuneran de
forma directa los servicios personales del trabajador, con
independencia de la habitualidad y el carácter retributivo
de su pago; y ii) determinar si existe una presunción legal
de buena fe, que, por consiguiente, debe ser desvirtuada
a efectos de imponer algún tipo de condenas por sanción
e indemnización moratoria.

Luego, la Corte analizará, desde la órbita de lo


fáctico, si las probanzas denunciadas demuestran que los
«beneficios» cancelados a la trabajadora eran
efectivamente salario y, en caso afirmativo, establecerá si
existen elementos probatorios que den lugar a la
imposición de la respectivas sanción e indemnización
moratoria, conforme lo definió el ad quem.

Ahora bien, pese a que uno de los cargos se dirige


por la senda fáctica, no hay discusión respecto de los
siguientes hechos: i) la existencia de una relación laboral
entre las partes desde el 1 de junio de 2000 hasta el 12
de diciembre de 2013; ii) que la demandada le reconoció
los siguientes beneficios: «aportes voluntario a convenio
fondo de pensiones voluntarias Protección, beneficio
ahorro empleados convenio y beneficio ahorro
cooperativa convenio»; y iii) que el empleador
demandado no incluyó estos pagos al liquidar las
acreencias laborales de la demandante.

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Radicación n.° 88170

1. Cuestionamiento jurídico.

1.1. Carácter salarial de un pago.

Pues bien, para iniciar el estudio de los reproches


jurídicos planteados, es oportuno recordar que los
artículos 127 y 128 del CST, subrogados en su orden por
los artículos 14 y 15 de la Ley 50 de 1990, que se acusan
y que regulan, el primero de ellos, los elementos
integrantes del salario y, el segundo, los pagos que no
constituyen salario, son del siguiente tenor literal:

Artículo 127. ELEMENTOS INTEGRANTES. Constituye salario no


sólo la remuneración ordinaria, fija o variable, sino todo lo que
recibe el trabajador en dinero o en especie como
contraprestación directa del servicio, sea cualquiera la forma
o denominación que se adopte, como primas, sobresueldos,
bonificaciones habituales, valor del trabajo suplementario o
de las horas extras, valor del trabajo en días de descanso
obligatorio, porcentajes sobre ventas y comisiones.

ARTICULO 128. PAGOS QUE NO CONSTITUYEN SALARIO. No


constituyen salario las sumas que ocasionalmente y por mera
liberalidad recibe el trabajador del empleador, como primas,
bonificaciones o gratificaciones ocasionales, participación de
utilidades, excedentes de las empresas de economía solidaria
y lo que recibe en dinero o en especie no para su beneficio, ni
para enriquecer su patrimonio, sino para desempeñar a
cabalidad sus funciones, como gastos de representación,
medios de transporte, elementos de trabajo y otros
semejantes. Tampoco las prestaciones sociales de que tratan
los títulos VIII y IX, ni los beneficios o auxilios habituales u
ocasionales acordados convencional o contractualmente u
otorgados en forma extralegal por el empleador, cuando las
partes hayan dispuesto expresamente que no constituyen
salario en dinero o en especie, tales como la alimentación,
habitación o vestuario, las primas extralegales, de
vacaciones, de servicios o de navidad.

Acorde con el citado artículo 127 del CST, se

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Radicación n.° 88170

entiende como salario «todo lo que recibe el trabajador


en dinero o en especie como contraprestación directa del
servicio, sea cualquiera la forma o denominación que se
adopte», de lo que sigue que, in
dependientemente de la forma, denominación o
instrumento jurídico que se utilice, si un pago se dirige a
retribuir de forma directa el servicio prestado, deberá
dársele el carácter salarial.

Partiendo de lo anterior y frente al artículo 128


ibidem, que permite restarle naturaleza salarial a algunos
beneficios o pagos, es oportuno advertir que la existencia
de un acuerdo de exclusión salarial, no implica, desde el
punto de vista jurídico, que lo recibido por el trabajador
por concepto de auxilios o beneficios, ya sea en dinero o
en especie, inexorablemente no constituyen factor
salarial; ya que, si tal beneficio, en razón a su estructura,
causa y finalidad, efectivamente retribuye directamente el
servicio subordinado, será salario. En efecto, en sentencia
CSJ SL403-2013, se expuso:

Al margen de que el cargo fue enfocado por la vía indirecta,


no está demás reiterar en esta oportunidad, la posición que,
de vieja data, viene sosteniendo la jurisprudencia laboral
frente a la definición de salario conforme a los artículos 127 y
128 del CST. Conviene traerla a colación en razón a que
todavía persisten, por parte de algunos empleadores,
prácticas laborales consistentes en que, so pretexto de la
facultad otorgada por el citado artículo 128 modificado por el
15 de la Ley 50 de 1990, celebran pactos salariales con los
trabajadores con el propósito de restarle el carácter salarial a
pagos que por esencia lo son, no obstante que son ineficaces,
como sucedió en el sublite.

En sentencia del 12 de febrero de 1993 (radicación 5481), al


referirse a la interpretación de los arts. 127 y 128 del Código

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Radicación n.° 88170

Sustantivo del Trabajo, en vigencia de la ley 50 de 1990, esta


Sala expuso lo siguiente:

“Determinar cuáles de los pagos que el trabajador recibe del


empleador constituyen salario y cuáles no, es tema de
innegable relevancia para las relaciones obrero-patronales,
tanto individuales como colectivas, por lo cual se hace
necesario distinguir el ‘salario’ propiamente dicho de otras
remuneraciones y beneficios que también recibe el trabajador
por razón de su trabajo o con ocasión del mismo, cuales son las
‘prestaciones sociales’, las indemnizaciones y los ‘descansos,
según clasificación empleada hace ya tiempo por nuestra
legislación positiva y de usanza predominante en el lenguaje
ordinario de la vida laboral. […]

a).- El pago del salario, desde el punto de vista jurídico, es la


principal obligación de quien se beneficia del trabajo
subordinado ajeno, como que constituye ordinariamente la
contraprestación primordial y más importante de la actividad
desplegada por el trabajador. El salario aparece así como la
remuneración más inmediata o directa que el trabajador recibe
por la transmisión que hace de su fuerza de trabajo para
ponerla a disposición del empleador, por lo cual se considera
uno de los elementos esenciales de toda relación de trabajo, sin
que importe la forma jurídica --contrato de trabajo o relación
legal y reglamentaria-- que regule la prestación personal
subordinada de servicios.

[…]

3.- La clasificación de los beneficios laborales que se ha dejado


expuesta, de conformidad con nuestras normas positivas
reguladoras de las relaciones entre trabajadores y empleadores
del sector privado, permite resolver fácilmente el asunto bajo
examen, pues aplicando los anteriores conceptos al caso
litigado se impone concluir que no interpretó erróneamente el
Tribunal el artículo 127 del Código Sustantivo del Trabajo ni
tampoco dejó de aplicar el 128 del mismo ordenamiento. Estas
normas, en lo esencial, siguen diciendo lo mismo bajo la nueva
redacción de los artículos 14 y 15 de la Ley 50 de 1.990, puesto
que dichos preceptos no disponen, como pareciera darlo a
entender una lectura superficial de sus textos, que un pago que
realmente remunera el servicio, y por tanto constituye salario,
ya no lo sea en virtud de disposición unilateral del empleador o
por convenio individual o colectivo con sus trabajadores”.
(subraya la Sala).

De lo transcrito se desprende que el acuerdo de


voluntades que le resta naturaleza salarial a un rubro o
beneficio que en verdad es salario resulta insuficiente

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Radicación n.° 88170

para desvirtuar su condición remuneratoria directa del


servicio, pues tal determinación no está sujeta al arbitrio
de las partes, sino a lo que en realidad se demuestre. Por
tanto, si un pago cumple las condiciones previstas en la
ley para ser salario, seguirá predicándose tal condición
«aun cuando exista estipulación en contrario, ya que se
impone la realidad sobre las formalidades. De esta
manera lo entendió la Corporación en sentencia CSJ
SL5481, 12 feb. 1993 al referirse a la hermenéutica de los
artículos 127 y 128 del estatuto laboral, según la
modificación introducida en la Ley 50 de 1990» (CSJ
SL3272-2018).

Ahora bien, de la lectura armónica de esas


disposiciones y en correspondencia con la línea
jurisprudencial trazada por la Corte, el criterio conclusivo
o de cierre para definir si un pago es o no salario, consiste
en determinar si se ha recibido como contraprestación o
retribución del trabajo; así se expuso en la sentencia CSJ
SL5159-2018, en la que se indicó lo siguiente:

3. 2. CRITERIOS PARA DELIMITAR EL SALARIO

Atrás se explicó que es salario toda ventaja patrimonial que


recibe el trabajador como consecuencia del servicio prestado
u ofrecido. Es decir, todo lo que retribuya su trabajo. Por
tanto, no son salario las sumas que entrega el empleador por
causa distinta a la puesta a disposición de la capacidad de
trabajo. De esta forma, no son tal, (i) las sumas recibidas por
el trabajador en dinero o en especie, no para su beneficio
personal o enriquecer su patrimonio sino para desempeñar a
cabalidad sus funciones, tales como gastos de representación,
medios de transporte, elementos de trabajo y otros
semejantes; (ii) las prestaciones sociales; (iii) el subsidio
familiar, las indemnizaciones, los viáticos accidentales y
permanentes, estos últimos en la parte destinada al
transporte y representación; (iv) las sumas ocasionales y

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Radicación n.° 88170

entregadas por mera liberalidad del empleador que, desde


luego, no oculten o disimulen un propósito retributivo del
trabajo.

Aunque esta Corporación en algunas oportunidades se ha


apoyado en criterios auxiliares tales como la habitualidad del
pago (CSJ SL1798-2018) o la proporcionalidad respecto al
total de los ingresos (CSJ SL, 27 nov. 2012, rad. 42277), debe
entenderse que estas referencias son contingentes y, en
últimas, han sido utilizadas para descifrar la naturaleza
retributiva de un emolumento. Quiere decir lo anterior, que el
criterio conclusivo o de cierre de si un pago es o no salario,
consiste en determinar si su entrega tiene como causa el
trabajo prestado u ofrecido. De otra forma: si esa ventaja
patrimonial se ha recibido como contraprestación o
retribución del trabajo.

De acuerdo con lo anterior, podrían existir créditos


ocasionales salariales, si, en efecto, retribuyen el servicio;
también dineros que en función del total de los ingresos
representen un porcentaje minúsculo y, sin embargo, sean
salario. Por ello, en esta oportunidad, vale la pena insistir en
que el salario se define por su destino: la retribución de la
actividad laboral contratada.

Ello significa que, si bien la habitualidad es un


criterio contingente para definir la naturaleza salarial de
un estipendio que reciba un trabajador, lo cierto es que,
cuando el pago ostenta una naturaleza remuneratoria de
la tarea ejecutada por el trabajador, es que deberá
otorgársele la condición salarial.

Adicionalmente, cabe anotar que, si la


parte demandante también acredita que el
pago era habitual, periódico y permanente,
al empleador le correspondía demostrar la
finalidad para la cual se creó el beneficio,
diferente a remunerar directamente el

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Radicación n.° 88170

servicio, aunque los contendientes le


hubieran restado incidencia salarial mediante
una cláusula de desalarización, tal como se
dejó sentado en la sentencia CSJ SL986-
2021, rad. 70473, en que se puntualizó:

En ese orden de ideas, si el demandante acreditó que el pago


era habitual, periódico y permanente, al empleador le
correspondía demostrar que su finalidad era contribuir en la
prestación eficiente del servicio, más no su remuneración, y
no dar por descontado y en forma automática con la simple
mención de la empleadora, que se debía partir del hecho de
que «tales dineros eran consignados para solventar gastos
propios de la operación del vehículo, incluido manutención y
hospedaje, que tiene relación directa con la operación de
transporte de buses intermunicipales bajo el rubro de gastos
de viaje, cuyo monto era variable en la medida que atendían
el recorrido efectuado de las rutas programadas», y que la
prueba en contrario, recaía nuevamente en el trabajador.

Tal aserción condujo al Tribunal al siguiente error jurídico,


consistente en que las partes son enteramente libres y
autónomas para desregularizar o excluir como factor salarial
cualquier suma que sea entregada, ya que como se explicó, el
límite de ese tipo de acuerdos radica en la esencia del pago,
pues si aquél tiene como propósito retribuir el servicio, las
partes no pueden restarle incidencia salarial, simplemente, en
virtud del aspecto negocial que les asiste a las partes, y como
se explicó en la sentencia SL5159-2018, traída a mención en
la SL5146-2020, los contratantes se pueden anticipar a
precisar que un pago que por naturaleza no es retributivo del
servicio, en definitiva no es salario por así disponerlo ellos
mismos, y con ello, precaver una posterior discusión sobre
tales conceptos, como podrían ser los auxilios extralegales de
alimentación, habitación o vestuario, las primas de
vacaciones o de navidad.

Partiendo de lo anterior, desde el punto de vista


meramente jurídico, no emerge una equivocada
intelección de los artículos 127 y 128 del CST por parte
del Tribunal en este asunto, pues en esencia, atendió lo
dispuesto en estas normativas para efectos de definir

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Radicación n.° 88170

cuando un pago era salario; y si bien reconoció en este


asunto la existencia de un pacto de desalarización,
encontró que no se ajustaba a los lineamientos legales,
porque se le estaba restando carácter salarial a un
concepto que en su decir sí lo era, por tratarse de una
retribución directa del servicio ejecutado, que además se
cancelaba habitualmente; por ende, la interpretación
dada a ese instrumento jurídico fue correcta.

En dicho sentido, es de destacar que los


razonamientos que le sirvieron de soporte al juez
colegiado y, contrario a lo argüido por la parte recurrente,
conforme quedó plasmado en la síntesis de su decisión,
evidencian que la alzada sí tuvo en cuenta la relación
directa entre los pagos y la contraprestación del servicio,
como criterio o condición definitoria del asunto, al punto
que cuando se refirió al contenido del artículo 127 del CST
expresó que de esa disposición se desprendía que era
salario «todo lo que recibe el trabajador en dinero o en
especie como contraprestación directa del servicio»,
postura que mantuvo a lo largo de su providencia; al
punto que de forma explícita, y con la finalidad de
significar qué se entiende por remuneración «directa» del
trabajo realizado, citó un pasaje de la sentencia CSJ SL, 27
may. 2009, rad. 32657, en la que la Corte explicó:

[…] Sea lo primero observar que el artículo 14 de la Ley 50 de


1990 introdujo el calificativo de directa aplicado a la
remuneración, como determinante en la definición de los
pagos que constituyen salario, que no traía la prístina
redacción del artículo 127 del Código Sustantivo del Trabajo.

Pues bien. Remuneración directa del servicio es aquella que

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tiene su fuente próxima o inmediata en el servicio personal


prestado por el trabajador, esto es, la que encuentra venero
en el trabajo realizado por el empleado.

De tal suerte que la labor ejecutada por el trabajador es la


que origina derechamente, sin rodeos, la contraprestación
económica de parte del empleador.

Para expresarlo con otro giro: la retribución directa del


servicio es la que tiene su causa próxima o inmediata en lo
que haga o deje de hacer el trabajador, en virtud del contrato
de trabajo o de la relación legal y reglamentaria. Esto es, la
actividad desarrollada por el trabajador es la razón de ser de
la contraprestación económica, ya en dinero ora en especie.

A no dudarlo, el carácter de retribución directa pasa a ocupar


un sitial elevado a la hora de definir la naturaleza salarial de
un determinado pago o beneficio, en dinero o en especie, que
recibe el trabajador.

Ese carácter de retribución directa que se erige en nota


distintiva del salario, en cuanto traduce la remuneración
próxima o inmediata, por oposición a la lejana o mediata, que
recibe el trabajador por el servicio prestado, es una
consecuencia natural y lógica de los rasgos de bilateralidad u
onerosidad, que acompañan al contrato de trabajo o a la
relación legal y reglamentaria, en cuya virtud éstas generan
naturalmente obligaciones recíprocas a cargo de cada una de
las partes, y en ellos está presente, por lo general, el ánimo
especulativo o lucrativo de ambas partes.

Se sigue de lo dicho que pagos, reconocimientos, beneficios o


ventajas que tengan un propósito distinto al de retribuir,
directa, inmediata o derechamente, la actividad, tarea o labor
del trabajador, no constituyen salario, así se reciban por
causa o con ocasión de la relación subordinada de trabajo.

De modo que si bien, en algún momento de su


decisión la colegiatura aludió a la habitualidad en los
pagos de los beneficios para darles la noción salarial, lo
cierto fue que tomó como criterio de cierre que los
aludidos beneficios cancelados a la trabajadora en
realidad «remuneran directamente el servicio», como
condición necesaria para mantener o confirmar el carácter

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salarial que les estableció el a quo y que para la Corte no


le merece reproche alguno.

Aquí, es importante destacar que el ad quem


interpretó acertadamente el contenido del artículo 128 del
CST, pues dicha disposición consagra que cuando se trata
de un pago por mera liberalidad por parte del empleador
o de una gratificación ocasional, no podrá dársele
incidencia salarial; mandato que fue atendido por el
fallador de alzada, pues en su análisis coligió que los
beneficios objeto de debate no eran entregados por
liberalidad de la empresa demandada ni tampoco
correspondían a gratificaciones ocasionales; sino que eran
otorgados habitualmente para retribuir directamente el
servicio y, por ende, tal circunstancia conducía a
catalogarlos como salario; razonamiento que se insiste,
desde la óptica jurídica, es correcto.

Por lo expuesto, la Sala no evidencia yerro jurídico


del Tribunal, en la inteligencia impartida a los artículos
127 y 128 del CST, pues actuó conforme al criterio
reiterado de esta corporación, a efectos de verificar qué
pagos ostentan naturaleza salarial.

1.2. Sanción e indemnización moratoria - carga


probatoria.

En relación con esta temática, es importante


comenzar por recordar que esta corporación ha señalado
de manera inveterada que frente a la sanción y la

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Radicación n.° 88170

indemnización moratoria previstas en los artículos 99 de


la Ley 50 de 1990 y 65 del CST, respectivamente, no
opera una respuesta judicial automática frente al hecho
objetivo de que el empleador, al finiquitar el contrato de
trabajo deje de cancelar al trabajador los salarios y
prestaciones sociales adeudados, o como sucede en este
asunto, que haya existido un pago deficitario, al no incluir
conceptos que sí tenían incidencia salarial; pues hay lugar
a esta sanción e indemnización moratorias cuando en el
marco del proceso el trabajador demuestra el
incumplimiento y el actuar omisivo de su empleador, al
igual que cuando este último no brinda o suministra
razones serias y atendibles que justifiquen su proceder,
que razonablemente lo hubiere llevado al convencimiento
de que nada adeudaba al demandante por salarios o
derechos sociales reclamados judicialmente, así haya
lugar a los mismos.

En esa dirección, se ha precisado por la Corte que el


juez del trabajo debe adelantar un examen riguroso del
comportamiento asumido por el empleador en su
condición de deudor moroso, así como un análisis
conjunto de las pruebas y circunstancias que rodearon el
marco de la relación de trabajo, en aras de establecer si
los argumentos expuestos por la defensa son razonables y
aceptables (Sentencia CSJ SL3936-2018, reiterada en la
CSJ SL4311-2022).

Conforme a lo anterior, al descender al caso


concreto, encuentra la Sala que la promotora del proceso

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Radicación n.° 88170

cumplió con la carga que le correspondía, esto es,


demostrar probatoriamente el desacato de su empleador
en el pago de las obligaciones laborales a la terminación
del contrato y, en tal sentido, se trasladaba la
responsabilidad a la demandada de acreditar que existían
argumentos atendibles de su conducta; por tanto, mal
puede afirmar la censura que a la actora, además de lo
anterior, también le incumbía demostrar la mala fe de la
demandada, para que de esta manera fuera «desvirtuada
la mencionada presunción general de buena fe» que en su
decir cobijaba a la llamada a juicio, pues insiste la Corte,
con fundamento en lo previamente expuesto, que una vez
acreditado el incumplimiento en las obligaciones
laborales, sobre la empleadora recaía la carga de probar
que en este asunto existían razones contundentes y
atendibles para estimar que los aludidos beneficios que le
canceló a su trabajadora y que para el ad quem retribuían
directamente el servicio, no ostentaban un carácter
salarial, y, que fue por ello que se sustrajo de cotejarlos
frente a la consignación del auxilio de cesantía y del pago
de las prestaciones sociales al momento de la finalización
del nexo; no obstante, como quiera que ello no sucedió,
no le era posible al juzgador sustraerse de la imposición
de las aludidas sanciones.

En este punto, se reitera que esta corporación ha


sostenido que es el empleador quien debe asumir la carga
de probar que obró sin intención fraudulenta, a efectos de
librarse de la condena por sanción e indemnización
moratorias, porque de las normas que regulan las

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Radicación n.° 88170

señaladas súplicas no era dable extraer una presunción


concebida por la ley en esta específica materia; lo que
descarta un yerro jurídico del juez plural. Así se explicó en
sentencia CSJ SL2258-2022, en la que se dijo:

Adviértase en este punto, que es el empleador quien debe


asumir la carga de demostrar que actuó sin intención
fraudulenta, situación delimitada por esta Corporación en la
sentencia CSJ SL3288-2021, donde se expuso:

[…] cabe anotar que si bien es cierto en algún momento del


desarrollo de su jurisprudencia esta Sala de la Corte consideró
que, de cara a la imposición de la sanción por mora en el
empleador incumplido existía una presunción de mala fe, ese
discernimiento no es el que en la actualidad orienta sus
decisiones, porque, pese a que mantiene su inveterado y
pacífico criterio sobre la carga del empleador para exonerarse
de la sanción por mora, de probar que su conducta omisiva en
el pago de salarios y prestaciones sociales al terminar el
contrato estuvo asistida de buena fe, considera que ello en
modo alguno supone la existencia de una presunción de mala
fe, porque de las normas que regulan la señalada sanción
moratoria no es dable extraer una presunción concebida en
tales términos, postura que, ha dicho, se acompasa con el
artículo 83 de la Carta Política.

Lo anterior se traduce en que no es cierto que se


hubiera tratado de una condena impuesta de forma
automática y aislada a cualquier tipo de análisis sobre la
conducta del empleador, en la medida que el juez de
segundo grado infirió de la valoración de los medios de
convicción que el comportamiento de la sociedad
demandada, al buscar restarle carácter salarial a unos
pagos que remuneraban de forma directa el servicio, no
se acompasaba con un actuar de buena fe.

Ahora bien, con el anterior marco conceptual, el cual


descarta la comisión de errores jurídicos por parte del juez

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Radicación n.° 88170

plural, pasa la Sala a estudiar los reproches elevados


respecto a la valoración probatoria.

2. Cuestionamiento fáctico.

Previo a efectuar el análisis correspondiente, debe


advertir de entrada la Sala que la censura parte de un
presupuesto equivocado en su reproche probatorio,
consistente en creer que era a la accionante a quien le
correspondía acreditar que los beneficios percibidos eran
una retribución directa del servicio, en la medida que,
tratándose de pagos habituales, como aquí ocurre y no se
discute, se debe, en principio, asumir su carácter salarial,
siendo el empleador el llamado a comprobar lo contrario.
Así se dijo en sentencia CSJ SL4866-2020:

Pero tampoco hay que olvidar, que la Sala ha sostenido, que


el binomio salario-prestación personal del servicio es el objeto
principal del contrato de trabajo y, por consiguiente, los pagos
realizados por el empleador al trabajador por regla general
son retributivos, a menos que resulte claro que su entrega
obedece a una finalidad distinta; de manera que contrario a lo
que sostuvo el fallador colegiado, es el empleador quien tiene
la carga de probar que su destinación tiene una causa no
remunerativa

Y en la decisión CSJ SL986-2021 se explicó:

De manera que, al tratarse de pagos habituales y constantes,


en principio se consideran retributivos del servicio,
trasladándose la carga de la prueba al demandado, quien,
para evitar las consecuencias prestacionales, debe demostrar
que su fin era otro, y en este asunto, no existe prueba alguna
que demuestre el argumento de la pasiva (…).

SCLAJPT-10 V.00
36
Radicación n.° 88170

Ahora bien, partiendo de lo anterior, y respecto a las


pruebas denunciadas, objetivamente se observa lo
siguiente:

Contrato de trabajo y otrosíes.

i) En el contrato de trabajo suscrito por las partes (f.°


101 a 104), y en lo que interesa a la esfera casacional,
consta en la cláusula cuarta lo siguiente:

CUARTA: Por los servicios que preste EL TRABAJADOR a


SALUD TOTAL en desarrollo del presente contrato, Esta última
reconocerá y pagará un salario mensual de DOSCIENTOS
SESENTA MIL CIEN PESOS MONEDA LEGAL COLOMBIANA,
($260.100.oo) pagaderos mes vencido. Dicho monto podrá ser
modificado por la Compañía sin necesidad de nuevo contrato,
de tal manera que la(s) modificación (es) quede(n)
incorporada(s) al presente contrato. En el evento en que
SALUD TOTAL reconozca y pague por cualquier motivo
bonificaciones, comisiones o incentivos extralegales,
ocasionales o no, se dará cumplimiento a lo previsto en los
artículos 15 y 16 de Ley 50 de 1990, por lo tanto las partes
acuerdan que dichas bonificaciones, comisiones e incentivos
no se tendrán en cuenta dentro de la base de liquidación para
prestaciones, indemnizaciones, vacaciones o cualquier
erogación laboral a cargo de SALUD TOTAL y en favor del
TRABAJADOR, que de conformidad con la ley deban pagarse
con base en el salario. El pago de las bonificaciones,
comisiones e incentivos y de la liquidación prestacional final
se realizará en las fechas de corte determinados por la
empresa.

ii) Por su parte, en el otrosí del 1 de septiembre de


2007 (f.° 106), se plasmó:

[…]
CLÁUSULA SEGUNDA: De conformidad con los artículos 128 y
129 del Código Sustantivo del Trabajo, subrogados por los
artículos 15 y 16 de la Ley 50 de 1.990, han acordado que el
trabajador a partir del 1 DE SEPTIEMBRE DE 2007 recibirá
unos beneficios de carácter prestacional, todas ellos no
constitutivos de salario según el presente acuerdo, expreso y

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Radicación n.° 88170

escrito, al que han llegado las partes da una manera


totalmente voluntaria

El monto total de los beneficios será de $299.545 mensuales


repartidos así:

FONDO VOLUNTARIO DE PENSIONES EMPLEADO $299.545


[…]
PARÁGRAFO 1: La suma de salario y los beneficios anteriores
asciende a $733.245 que es el valor de la remuneración
correspondiente al cargo del trabajador.

En su texto se indica, además, que fue el trabajador


quien escogió ese beneficio de los que le fueron ofrecidos.
Aquí es de anotar que en el otrosí aparecen beneficios
como: el seguro de vida individual, ahorro fondo de
empleados, vales de mercado, beneficio social, beneficio
salud, póliza exequial, matrículas y pensiones, ahorro
para fomento a la construcción, administración, cuota
corporación, arrendamiento, póliza de hogar,
comunicaciones, vehículo, combustible y mantenimiento
primario, seguro de vehículo, plan de vacaciones y clubes
y centros recreacionales; pero, como ya se dijo, el
beneficio de $299.545 fue asignado al «FONDO
VOLUNTARIO DE PENSIONES EMPLEADO».

De igual forma, lo allí estipulado se refiere que se


otorgan otros beneficios consistentes en una póliza y
aporte a la cuenta del empleado en el fondo voluntario de
pensiones, como también que «durante el periodo de
vacaciones disfrutadas, incapacidades transitorias y
licencias de maternidad se continuarán reconociendo los
beneficios indicados en la cláusula segunda del presente
Otrosí».

SCLAJPT-10 V.00
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Radicación n.° 88170

iii) En el otrosí del 2 de febrero de 2009 (f. ° 110 a


111), se estipuló:

PRIMERA: El trabajador a partir de la firma del presente


documento, renuncia expresamente al beneficio de
incremento salarial consagrado en el artículo décimo tercero
del pacto colectivo de trabajo suscrito entre las partes.

SEGUNDA: El trabajador acepta para el año 2009, que la


EMPRESA le otorgue un incremento salarial vía beneficios, en
un porcentaje equivalente al Uno punto cincuenta (1,5), de su
remuneración total, sujeto a las políticas del plan de
remuneración con Beneficios y a la inexistencia de medida
cautelar en contra del Trabajador.
[…]

iv) También en el otrosí del 1 de abril de 2011 (f.o


112), se indicó:

[…]
CLÁUSULA SEGUNDA: De conformidad con los articulos 128 y
129 del Código Sustantivo del Trabajo, subrogados por los
artículos 15 y 16 de la Ley 50 de 1.990, han acordado que el
trabajador a partir del Abril 1 de 2011 recibirá unos beneficios
de carácter NO prestacional, todos ellos no constitutivos de
salario según el presente acuerdo, expreso y escrito, al que
han llegado las partes de una manera totalmente voluntaria

El monto total de los beneficios será de $266.724 mensuales


repartidos así

[…]
BEN. AHORRO FONDO DE EMPLEADOS CONVENIO $26.780
[…]
BEN. APORTE VOLUNTARIO CONVENIO $239.944
[…]
PARÁGRAFO 1: La suma de salario y los beneficios anteriores
asciende a $802.324 que es el valor de la remuneración
correspondiente al cargo del trabajador.

En este documento igualmente consta que la


accionante tiene otros beneficios consistentes en una
póliza y un aporte a la cuenta del empleado en el fondo
voluntario de pensiones, como también que «durante el

SCLAJPT-10 V.00
39
Radicación n.° 88170

periodo de vacaciones disfrutadas, incapacidades


transitorias y licencias de maternidad se continuarán
reconociendo los beneficios indicados en la cláusula
segunda del presente Otrosí».

Reiterándose, básicamente, lo plasmado en el otrosí


del 1 de septiembre de 2007, respecto a que el trabajador
eligió esos beneficios de la gama ofrecida, que lo fueron
entre otros, bono de alimentación y combustible, club,
comunicaciones crédito vehículo y vivienda, educación,
cuota de administración, seguros, plan vacacional, etc.

v) En el otrosí del 1 de abril de 2012 (f. ° 118 a 119),


se acordó:

CLÁUSULA ÚNICA: Las partes abajo firmantes, habiendo


revisado el contenido del artículo 43 del CST y observando
que el presente acuerdo está respetando los mínimos
establecidos en la legislación del trabajo, previo análisis que
permitió tomar unas decisiones concertadas revestidas de
libertad y voluntariedad por parte de EL TRABAJADOR y de
SALUD TOTAL, conscientes de que el presente acuerdo está
fundamentado en el artículo 128 del mismo código que fue
modificado por el artículo 15 de la ley 50 de 1990, han
acordado que para el año 2012, SALUD TOTAL, incrementará
en una suma equivalente a CUATRO MIL DOCE PESOS M/C.
($4012) los beneficios no constitutivos de salario para efecto
de la liquidación de prestaciones sociales y otros derechos
laborales, a partir del mes de Abril de 2012. Salvo en lo que
respecta al objeto de la presente clausula en punto del
incremento de los beneficios no constitutivos de salario, en lo
demás, el presente acuerdo no constituye una modificación a
los acuerdos realizados con anterioridad sobre plan de
remuneración con Beneficios, por lo cual las partes
manifiestan continuar sujetos a los acuerdos de voluntades
que se hayan llevado a cabo con anterioridad sobre dicho
plan.

PARÁGRAFO: En observancia de lo establecido en el artículo


30 de la ley 1393 de 2010, las partes acuerdan de manera
expresa e irrevocable que la distribución del total de la

SCLAJPT-10 V.00
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Radicación n.° 88170

remuneración, en adelante será la correspondiente a la suma


de $566700, constitutivo de salario y la suma de $239636, no
constitutivo de salario, respetando con esto la distribución el
60/40 de ley y en las condiciones establecidas en el plan de
remuneración por beneficios según los acuerdos de
voluntades que para el efecto se mantienen vigentes en los
términos expuestos en la presente cláusula, por lo que el
trabajador autoriza desde ya al empleador para efectuar los
ajustes que correspondan en aras de generar la distribución
pactada, sin que en ningún caso esta supere el límite
dispuesto en el presente parágrafo".

vi) Luego el 2 de mayo de 2012 se suscribe un otrosí


(f.° 115 a 117), en el cual, entre otras, se establece que la
actora desempeñará funciones de supervisor de cartera y
se modifica la cláusula cuarta del contrato de trabajo,
fijando que el salario de la demandante será de
$1.113.600, el cual se cancelará después de transcurridos
tres meses de la formalización del acuerdo. Se plasmó
igualmente que en el evento en que el empleador
cancele, por cualquier motivo, bonificaciones, comisiones
o incentivos, sean ocasionales o no, estas no se tendrían
en cuenta para la liquidación de las prestaciones,
vacaciones e indemnizaciones.

vii) En marzo de 2013 (f.° 121), las partes, de manera


similar al otrosí del 1 de abril de 2012, establecieron que
se incrementaba «una suma equivalente a VEINTISEIS MIL
SETECIENTOS NOVENTA Y DOS PESOS M/C. ($26.792) los
beneficios no constitutivos de salario para efecto de la
liquidación de prestaciones sociales y otros derechos
laborales, a partir del mes de marzo de 2013».

Partiendo de lo que muestran esas probanzas, no se


advierte una equivocación ostensible del juez colegiado al

SCLAJPT-10 V.00
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Radicación n.° 88170

estimar que los conceptos del plan de beneficios eran


salario, que conduzca al quiebre de la sentencia
impugnada, tal como a continuación se pasa a explicar.

Inicialmente, se tiene que el juez de alzada no


distorsionó el contenido de ninguna de estas pruebas
documentales, pues se ciñó a lo que expresamente se
estipuló, al punto que nunca desconoció que allí las partes
establecieron que los beneficios reconocidos se pactaban
como no salariales, lo que sucedió fue que estimó que los
mismos eran habituales, remuneraban directamente su
servicio y entraban al patrimonio de la trabajadora.

En segundo lugar, de estas pruebas, el ad quem


encontró acreditado que estos dineros si los recibía
directamente la trabajadora, pues, aunque puso de
presente que algunos de estos beneficios se consignaban
en un fondo de pensiones, lo cierto era que ella podía
retirarlos con determinada frecuencia; inferencia que vale
decir no es combatida por la censura y que queda
incólume en casación.

Tal razonamiento del Tribunal no merece reproche


alguno, pues al analizar la documental que contiene la
propuesta realizada por la demandada a Protección S.A. a
efectos de modificar los retiros que efectuaban los
trabajadores del fondo de pensiones voluntarias, y que la
recurrente indica que no fue apreciada por el ad quem;
corresponde a la última solicitud que obra en el plenario
con este fin fechada 30 de junio de 2004 y que milita a

SCLAJPT-10 V.00
42
Radicación n.° 88170

folio 99 a 100, en tanto las anteriores son de los años


2001 y 2002 (f. 93 a 98) y allí Salud Total pidió una
modificación a Protección S.A., a efectos de «dar mayor
agilidad a los retiros de los partícipes del Plan
Institucional»; actuación que deja en evidencia que para
ese momento el afiliado podía hacer retiros parciales del
aporte ordinario en cualquier momento y del
extraordinario dos veces al año, que cuando aquel se
desvinculaba definitivamente del plan o de la empresa le
era factible reclamar los aportes, lo cual sin duda
configura una retribución por los servicios prestados por
no cumplirse la finalidad para la cual fue creado ese
beneficio, sino que los podía utilizar la demandante para
lo que a bien tuviera.

De acuerdo con lo anterior, para la Sala, tal como lo


coligió el juez plural, los citados beneficios sí eran
constitutivos de salario, en la medida que remuneraban la
tarea ejecutada por la actora, pues aunque algunos de
estos eran consignados a través de un fondo de
pensiones, lo cierto era que no tenían la destinación de
aportar para la consolidación de un derecho pensional del
trabajador o de previsión para algún riesgo de invalidez,
vejez y muerte, sino que por el contrario, entraban
directamente a su patrimonio, dado que la demandante
podía retirarlos en cualquier momento y disponer de ellos.
De ahí que, contrario a lo planteado en el cargo, los
mismos sí eran una retribución directa de la labor
desarrollada.

SCLAJPT-10 V.00
43
Radicación n.° 88170

Es oportuno resaltar que con los documentos a que


ha hecho alusión la Corte la empleadora no logra probar
que en la realidad los beneficios objeto de discusión no
remuneraban directamente el servicio de la trabajadora
demandante; es decir, no se acredita que la entrega de
estas sumas obedeciera a una causa distinta a la
actividad desempeñada; pues ninguno de los medios de
prueba denunciados en casación presentan una
explicación circunstancial del objetivo de los mismos,
dado que no se justificó para qué se entregaban, cuál era
su verdadera finalidad o qué objetivo cumplían en relación
a las funciones asignadas a la accionante.

En otras palabras, la empleadora no acreditó el


propósito para el cual dice que se crearon tales
beneficios, pese a que debía probar que su causa no era
remunerativa; omisión que impide que lo pretendido en el
recurso extraordinario pueda prosperar (CSJ SL8216-
2016).

Antes lo que se desprende es que había una suma


fija supuestamente no constitutiva de salario, la cual se
podía distribuir libremente en una multiplicidad de
beneficios, ya fuera para ahorro, bonos, comunicaciones,
créditos, salud, movilidad, recreación o seguros, pero que
en la realidad hacían parte de la retribución por los
servicios prestados.

Para reforzar tal conclusión, conviene recordar que la


Corte, al estudiar un asunto de similares contornos, en

SCLAJPT-10 V.00
44
Radicación n.° 88170

sentencia CSJ SL5159-2018, señaló que el hecho de


consignar estos dineros en un fondo de pensiones no
destruye el carácter salarial de tales pagos, pues al no
estar probado que tales aportes tenían una destinación
pensional, según su nombre y, por el contrario, que
podían retirarse libremente; obligaban a concluir que en
realidad eran una remuneración de la tarea ejecutada. Así
se indicó en dicho pronunciamiento:

En este asunto, la Corte advierte que a pesar de que las


partes acordaron que los beneficios consistentes en $600.000
por pensión voluntaria y $1.090.000 por auxilio gastos
médicos no tenían fuerza salarial, ese pacto es ineficaz puesto
que esas prestaciones en realidad retribuían el trabajo de la
demandante.

En efecto, la Sala no encuentra que esos dineros tuvieran la


destinación anunciada por la empresa, por varias razones:

En primer lugar, tanto el auxilio de gastos médicos y la


pensión voluntaria eran entregados en dinero a la trabajadora
para que ella dispusiera inmediatamente de esos recursos.
Por esta vía, la demandante podía emplear esos dineros en la
satisfacción de las necesidades que usualmente se colman
mediante el salario, tales como vivienda, salud, educación,
alimentación, recreación, entre otros. Es decir, la supuesta
destinación específica alegada por la empresa se derrumba
con el hecho de que esos auxilios eran traducidos en dinero
para que la trabajadora dispusiera de ellos como a bien
tuviera.

En efecto, a folios 5 a 11 y 20, milita el contrato de trabajo a


término indefinido y un certificado laboral, respectivamente,
de los cuales se deduce que la trabajadora percibía un sueldo
básico por $2.956.000, más beneficios mensuales no
salariales por $1.690.000, valores que en el año 2010 fueron
incrementados a $3.051.000 y $1.745.000, respectivamente.
En el contrato laboral mencionado además se precisó que “los
pagos derivados de salarios o cualquier otro concepto
proveniente de la relación contractual podrán pagarse
personalmente al trabajador, o a través mediante
consignación en cuenta corriente, corporación de ahorro y
vivienda o en general por un medio que garantice el ingreso
del pago al patrimonio del trabajador”.

SCLAJPT-10 V.00
45
Radicación n.° 88170

En segundo lugar, la compañía tampoco corroboró que esos


recursos fuesen empleados en la construcción de una pensión
voluntaria o en gastos médicos. No hacían parte de un plan
consolidado de formación de una pensión voluntaria, sujeto a
restricciones o condiciones de retiro razonable de los
recursos, o de la financiación de un plan de salud empresarial.
Simple y llanamente eran unos dineros que se entregaban
bajo la etiqueta de «pensión voluntaria» y «auxilio gastos
médicos», sin que exista una prueba de su destinación
específica o sujeción al fin para el que fueron creados. En este
punto, debe insistir la Corte en que no basta tomar un
porcentaje de la totalidad de los ingresos y asignarle el
nombre de beneficio, auxilio, ayuda, aporte, etc. para diluir su
incidencia salarial. Su destinación debe ser real.

En definitiva, los beneficios consistentes $600.000 por


pensión voluntaria y $1.090.000 por auxilio gastos médicos,
incrementados en el año 2010 a un valor total de $1.745.000,
retribuían el trabajo de la demandante. (Subrayado por la
Corte).

Y es que en este punto la recurrente demandada


centró su ataque en sostener que en el plenario no existía
prueba de que esos pagos remuneraban directamente el
servicio, empero, se insiste, lo que realmente le
correspondía a la llamada a juicio era acreditar que los
mencionados beneficios tenían una causa distinta a
remunerar la actividad personal de la trabajadora;
presupuesto que no se demostró con las pruebas
denunciadas en casación.

Finalmente, no puede pasar por alto la Sala que en


uno de los pasajes de la acusación fáctica, la sociedad
recurrente manifiesta que la colegiatura incurrió en error
al darle el carácter salarial de los aludidos beneficios y al
estimar que eran una retribución directa del servicio; pues
para la recurrente dicha conclusión quedaba derruida, al
haberse demostrado que tales conceptos se sufragaban a

SCLAJPT-10 V.00
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Radicación n.° 88170

la trabajadora, inclusive, cuando aquella disfrutaba de


vacaciones, incapacidades o licencias, circunstancia que,
insiste la sociedad impugnante en casación, no fue tenida
en cuenta por la alzada.

Frente a ello, es oportuno indicar que tal situación no


fue desconocida por el Tribunal, pues en su decisión
aludió a ello, sin embargo, lo que sucedió fue que en su
criterio correspondía a un escenario esporádico y no
permanente, el cual no afectaba la habitualidad y la
incidencia salarial de estos conceptos, además que esto
no tenía incidencia en la condena impuesta, dado que al
analizar el contenido de los demás medios de prueba se
pudo establecer que la actuación desplegada por el
empleador a lo largo de la relación laboral, evidenciaba
que estas sumas en realidad sí retribuían la actividad
desplegada y su acuerdo de no connotación salarial lo que
buscaba era «eludir o evadir tanto las normas de trabajo,
las de seguridad social y las tributarias».

Precisamente, para corroborar tal inferencia, el juez


de alzada puso de presente que en los años 2007, 2009 y
2013 el empleador pactó con su trabajadora una
remuneración del salario básico y consecuentemente un
aumento de las aludidas bonificaciones del plan de
beneficios; actuación que dejaba en evidencia, que al
final, el total de los conceptos que entregaba la sociedad
demandada a la demandante sí eran salario, solo que la
empleadora distribuía dicho monto, entre el pago básico y
lo que sufragaba sin incidencia salarial.

SCLAJPT-10 V.00
47
Radicación n.° 88170

Tal aseveración de la alzada resulta cierta y cuenta


con respaldo probatorio, pues al examinarse los otrosí
celebrados en enero y febrero de 2013, se observa que la
demandada realizó una disminución de la remuneración
básica de la demandante y, al mismo tiempo, ordenó un
aumento de las bonificaciones del plan de beneficios;
dado que para ese último año el salario que estaba en la
suma de $1.133.600 fue reducido a $700.565 y el monto
de los beneficios que estaba inicialmente en $34.008 se
incrementó a $467.043, actuación que en definitiva
demostraba que los valores cancelados sí eran
remunerativos del trabajo prestado.

En ese orden, no puede reprochársele al fallador de


alzada un error fáctico, al no haberle restado la naturaleza
de salario a los beneficios discutidos, por el hecho de que
éstos eran cancelados inclusive en tiempo de
incapacidades, vacaciones y/o licencias; pues aunque tal
presupuesto fue cierto y quedó demostrado en el litigio,
también lo es que, existían otros medios probatorios que
ofrecieron un mayor convencimiento al juez de alzada
sobre el carácter remunerativo de estos pagos, tales
como los otrosíes de los años 2007, 2009 y 2013, que
como se explicó previamente dejaron al descubierto que
el valor pagado por las aludidas bonificaciones del plan de
beneficios correspondía a la retribución de la tarea
ejecutada por la demandante.

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Radicación n.° 88170

Vale recordar que la jurisprudencia de esta


corporación ha establecido que conforme al artículo 61
del CPTSS, los jueces del trabajo pueden formar
libremente su convencimiento, de ahí que al cotejar el
caudal probatorio podrán ponderar y elegir aquel medio
probatorio que le brinde mayor certeza y convicción, para
efectos de dirimir las controversias que son puestas a su
conocimiento, siempre y cuando ello esté debidamente
sustentado.

Al respecto la Sala en la sentencia CSJ SL4549-2019,


reiterada en la decisión CSJ SL3814-2021 adoctrinó:

No se desconoce por la Corte que, los jueces, en su


despliegue valorativo de las pruebas aportadas al proceso,
gozan de la facultad prevista en el artículo 61 del CPTSS, y
con base en ella puedan fundar libremente su
convencimiento, sin estar sometidos a tarifa legal alguna
sobre las pruebas. Pero ello no puede confundirse con la
omisión del deber de sopesar y ponderar todos los medios
probatorios que se aporten a la causa judicial junto con la
debida sustentación de las razones por las cuales
determinado medio de convicción ofrece más peso que otro, o
entenderse cumplida a través de un análisis ligero de los
medios de convicción sin atender las circunstancias
relevantes del pleito, como aconteció en el caso examinado.
Dicho deber se traduce en que la decisión judicial es el
producto de la valoración en conjunto de las pruebas
debidamente aportadas al plenario, conforme a los artículos
60 del CPTSS y 187 del CPC, hoy 176 del CGP.

Por otra parte, si bien la censura también denunció


los otrosíes del 1 de septiembre de 2006 (f. ° 120) y 1 de
julio de 2008 (f.° 108 a 109), éstos no tienen relación con
el tema objeto de debate, pues el primero corresponde a
unas obligaciones de la trabajadora relacionadas con
portar el carné, registrar el ingreso y salida de equipos de

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49
Radicación n.° 88170

la compañía, no permitir el ingreso de vendedores, entre


otros. Y el del 1 de julio de 2008 trata es sobre el pago de
una bonificación «constitutiva de factor prestacional» por
el cumplimiento de metas, que es un asunto ajeno al aquí
cuestionado.

En suma, las partes en los referidos otrosíes


analizados por la Corte le negaron la incidencia salarial a
un plan de beneficios, pero no expusieron los motivos por
los cuales su objeto no era la contraprestación directa del
servicio; por tanto, tales documentales respaldan la
decisión de segunda instancia y no demuestran el yerro
fáctico endilgado.

Comprobantes de pago

En lo que tiene que ver con los comprobantes de


pagos obrantes a folios 13 a 25, que corresponden a los
meses de noviembre de 2007 a enero de 2008; diciembre
de 2008, 2009, 2010 y 2011; junio y julio de 2012; y enero
a abril de 2013; se aprecia que la accionante devengaba
el sueldo y otros beneficios, tales como: «Ben. aporte
voluntario empresa semestral, Ben. aporte voluntario
convenio, Ben. seguro de vida, Ben. seguro de
incapacidad, Ben. aporte voluntario Empresa, Ben. ahorro
cooperativa convenio, Ben. ahorro fondo de empleados
convenios»; los cuales se relacionaban unos, como
devengados y otros como adicionales, estos últimos no se
contabilizaban en el ítem «total devengado en el mes»,
empero es de anotar que ningún beneficio se incluía en la

SCLAJPT-10 V.00
50
Radicación n.° 88170

suma a «pagar en cuenta nómina».

De esos medios de convicción se desprende que


existían una serie de prerrogativas que le eran
reconocidas de manera permanente, habitual y estable a
la actora, tal como en efecto lo dedujo el colegiado; sin
embargo, de estos comprobantes de nómina, no es
posible deducir que la remuneración que percibía la
trabajadora no fuera como consecuencia directa de su
actividad personal; de ahí que de estas no se deriva un
yerro fáctico que conduzca al quiebre de la decisión
fustigada.

Por otra parte, cabe anotar que, si bien la censura


aduce que el colegiado valoró con error la liquidación del
contrato de trabajo que obra a folio 288, allí lo que milita
es el comprobante de pago del periodo de septiembre de
2012, la que vale decir, de manera similar a los registros
de nómina ya estudiados, demuestra que la accionante
además de su sueldo percibía los aludidos beneficios, que,
frente a la discusión que ocupa la atención de la Sala,
tienen incidencia salarial, lo cual no fue derruido en sede
extraordinaria por la sociedad recurrente.

En todo caso, debe indicar la Sala que la liquidación


final del contrato de trabajo que alude la censura, que en
realidad está visible a folio 11 del cuaderno principal,
tampoco evidencia un error fáctico del Tribunal, pues no
se observa que en los conceptos incluidos o relacionados
en el pago final efectuado por la demandada estuvieran

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Radicación n.° 88170

las aludidas bonificaciones denominadas: «aportes


voluntarios a convenio fondo de pensiones voluntarias
Protección, beneficio ahorro empleados convenio y
beneficio ahorro cooperativa convenio»; lo que reafirma la
condena impuesta al empleador, referente a reconocer la
incidencia salarial de estos conceptos.

De ahí que tampoco prospera el ataque con estas


documentales.

Buena fe del empleador.

Como quedó visto al historiar el proceso, el juez de


segundo grado indicó que al estar plenamente acreditado
que la cancelación de los estipendios que se discuten en
este asunto se realizó de manera habitual durante el
tiempo de ejecución del nexo laboral, tal como se plasmó
en el contrato y sus otrosíes, que el pago se realizaría
mensualmente; tal presupuesto permitía derivar la mala
fe de la entidad empleadora, pues en decir de la
colegiatura no cabía la menor duda que la intención de la
llamada a juicio era quitarle el carácter salarial a un pago
que por esencia lo era, discernimiento que para esta Sala
es absolutamente razonable y que desde ya resulta
suficiente para descartar los yerros fácticos endilgados
por la recurrente en este punto, como se pasa a explicar.

De las pruebas estudiadas se desprende que entre


las partes existió un pacto de exclusión salarial, pero ese
acuerdo no impone colegir que la demandada actuó de

SCLAJPT-10 V.00
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buena fe y con ello, exonerarla de la sanción moratoria


del artículo 99 de la Ley 50 de 1990 y la indemnización
moratoria del artículo 65 del CST, pues es necesario
analizar si, además de ello, suministró en el proceso
explicaciones atendibles que puedan dar lugar a pensar
que actuó bajo un convencimiento serio y razonado; lo
cual no ocurrió en el presente asunto, ya que el hecho
que la demandante hubiera suscrito las modificaciones al
contrato mediante otrosíes no es prueba suficiente para
acreditar que lo pactado correspondía a la realidad. Sobre
el particular conviene recordar lo consignado en la
sentencia CSJ SL, 13 jun 2012, rad. 39475 que puntualizó:

Con otras palabras, la sola presencia de las comunicaciones


que obran a folios a 130, 131 y 133 del plenario, en las que la
empresa le informa al demandante el monto de los auxilios de
alimentación y transporte sin incidencia salarial, debidamente
firmados por él en señal de aceptación, sin que concurran
otras razones atendibles que justifiquen su conducta para
haberse sustraído del pago de los derechos salariales y
prestaciones adeudados y no cancelados en tiempo, no es
suficiente para tener por demostrada la convicción de la
entidad bajo los postulados de la buena fe.

Lo anterior obliga a que la Corte precise, que la existencia de


un pacto que le resta el carácter salarial a algunos de los
pagos que percibe el trabajador, no implica automáticamente
la exoneración de las condenas moratorias, así como tampoco
su automática imposición, porque en cada caso en particular
deben revisarse las especificidades de la conducta de la
empleadora, con el fin de establecer si se configuraron
razones válidas y atendibles que la exoneren de la
correspondiente sanción moratoria.

En este orden de ideas, conforme con las particularidades del


presente caso, el mero acuerdo que le restó el carácter
salarial al pago de los auxilios de alimentación y transporte,
por si solo no es demostrativo del actuar de buena fe del
empleador demandado y en este sentido, conviene traer a
colación lo adoctrinado en reciente decisión del 2 de mayo de
2012, radicado 38118. Allí dijo la Corte:

“Del texto trascrito, se observa que no podía derivarse una

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actitud revestida de buena fe del empleador, pues la sola


circunstancia de acordar con el trabajador la ‘desalarización’
de unos pagos que por su misma naturaleza son constitutivos
de salario, no conduce inexorablemente a inferir como
equivocadamente lo dedujo el Tribunal, un íntimo
convencimiento de no ser factor salarial para liquidar las
prestaciones sociales causadas tanto en vigencia de la
relación laboral, como al momento de su terminación.

En suma, para efectos de tener por demostrada la


convicción de la sociedad demandada de haber actuado
bajo los postulados de la buena fe, la existencia de un
convenio que le reste el carácter salarial a un beneficio
resulta insuficiente para extraer que la empleadora
tuviera razones serias y atendibles para desconocer la
naturaleza salarial de las sumas que percibía la actora;
por ende, el reproche fáctico planteado no puede
prosperar.

Además, cabe agregar que, la intención de la


sociedad de no causar daño a la trabajadora o no vulnerar
sus derechos mínimos, no puede erigirse en una razón
sólida para determinar la buena o mala fe del empleador,
si se tiene en cuenta que el examen de dicho parámetro
de comportamiento se da en perspectiva de si el
empleador, real y objetivamente, creyó no adeudar nada
al trabajador, para lo cual deben aportarse, en cada caso,
argumentos y pruebas racionalmente aceptables y
convincentes, lo cual, como se vio, no ocurrió en el sub
lite.

Finalmente, la determinación del trabajador para


suscribir una cláusula de exclusión salarial frente a un

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estipendio que cumple con todas las exigencias legales y


características para ser considerado como salario, no
implica que no proceda la indemnización moratoria,
habida cuenta que no debe olvidarse que el trabajador es
la parte débil de la relación y que en muchas ocasiones se
ve compelido, por la necesidad de obtener una fuente de
ingresos, a aceptar condiciones alejadas de las que en
estricto rigor se presentan. En ese orden de ideas, el
hecho de que la demandante haya prestado su
consentimiento para suscribir los otrosíes como aquí
sucedió, no exime al empleador de hacerse acreedor a
dicha sanción cuando su conducta está revestida de mala
fe.
Por todo lo expuesto, en definitiva, el Tribunal no
cometió ninguno de los yerros jurídicos y fácticos
endilgados, de ahí que los cargos formulados no
prosperan.

No hay lugar a imponer costas en el recurso


extraordinario por no haberse presentado réplica.

IX. DECISIÓN

En mérito de lo expuesto, la Corte Suprema de


Justicia, Sala de Casación Laboral, administrando justicia
en nombre de la República y por autoridad de la ley, NO
CASA la sentencia dictada el 15 de octubre de 2019 por
la Sala Laboral del Tribunal Superior del Distrito Judicial de
Ibagué, en el proceso ordinario laboral promovido por

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SANDRA LILIANA GÓMEZ contra SALUD TOTAL EPS-S


S.A.

Sin costas en el recurso extraordinario.

Notifíquese, publíquese, cúmplase y devuélvase el


expediente al tribunal de origen.

MARTÍN EMILIO BELTRÁN QUINTERO

DOLLY AMPARO CAGUASANGO VILLOTA

OLGA YINETH MERCHÁN CALDERÓN

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