Significado Bíblico de La Palabra Carne
Significado Bíblico de La Palabra Carne
Significado Bíblico de La Palabra Carne
EL PROBLEMA: LA CARNE
Esta segunda parte del curso de madurez cris ana se dedica a detectar las causas que provocan los
problemas personales. Una de estas fuerzas es el mundo, es decir el ambiente hos l al Reino de
Dios. Los cris anos reciben del mundo: valores, ideas y formas de relacionarse, que son contrarias
al plan de Dios para la vida humana. La influencia del mundo produce confusión entre los
cris anos y agrava los problemas personales, tales como la soledad, el miedo, las rivalidades y la
depresión. Para contrarrestar la influencia del mundo, los cris anos deben unirse a una Comunidad
Cris ana.
Satanás y los espíritus malignos también pueden causar problemas en la persona. Los hombres en
general han estado inconscientes de las influencias nega vas en sus ac tudes y maneras de actuar.
Esta ignorancia hace que los hombres estén indefensos e incapaces para comba r esta influencia
del mundo y del diablo. O sea que tanto el ambiente natural, como el ambiente espiritual,
contribuyen a crear problemas al hombre sin que éste lo note.
Pero en cuanto el hombre se prepara para la lucha contra el mundo y contra el maligno, se da
cuenta de que algo no funciona. Hay otra fuerza contraria dentro del mismo hombre. Cuando
intenta organizar sus energías para el combate, descubre al enemigo dentro de sí mismo, Es su
mismo yo rebelde, testarudo e independiente; lo que la Biblia llama: “La Carne”.
¿QUE ES LA CARNE?
San Pablo nos advierte: “No sa sfagan los deseos de la carne” (Ga. 5, 16), ¿Qué es la carne? Esta
palabra usada tanto en el An guo como en el Nuevo Testamento, sugiere vividas imágenes a la
mente moderna, pero con frecuencia se ha perdido su significado bíblico. La palabra “carne” en su
sen do bíblico no se refiere ni al cuerpo, ni a las emociones, ni a los deseos sexuales, En sí mismo,
el cuerpo puede ser
bueno o malo, depende de cómo y para qué lo u liza el hombre. En cambio, la carne siempre es
mala. La carne no se refiere tampoco a las emociones, ya que Dios mismo dio al hombre las
emociones para que estén sujetas y sirvan al hombre; p. ej.: La compasión ayuda al amor; el temor
ayuda a la prudencia; la ira ayuda a la fortaleza y ala determinación. La palabra “carne” no se
refiere a los deseos sexuales como piensa la mayoría de los hombres de hoy. En la Biblia, carne
significa algo diferente. El cuerpo, las emociones y los deseos sexuales en sí mismos no son la
carne, aunque sí pueden expresar las desordenadas tendencias de “la carne”.
La carne o sea la naturaleza humana frágil, corrompida por el pecado y acostumbrada a actuar
independientemente de Dios, en sí misma es una fuerza que daña y causa toda clase de problemas
en la vida de los cris anos.
En los capítulos siete y ocho de la carta a los Romanos, San Pablo habla de los dos métodos que el
hombre puede usar para ordenar sus deseos y su conducta para agradara Dios. Lo que se nos dice
en estos capítulos nos revela mucho acerca de la influencia de la carne.
El primer método del que habla San Pablo es el método de la ley. La persona que sigue el método
de la ley, oye la Palabra de Dios e intenta comprender cuál es la voluntad de Dios para la conducta
humana y decide obedecer la ley de Dios y pone todo su esfuerzo y empeño en cumplirla, Este,
según San Pablo, es el método del An guo Testamento entre Dios y los judíos. En todos los
empos y lugares los hombres que han querido ordenar sus vidas, lo han hecho recurriendo al
método de la ley. En todas partes y en todas las épocas, el hombre orgulloso de su independencia
se ve atraído por la idea de agradar a Dios obedeciendo la ley por su propio esfuerzo y
determinación.
Pero seguir el método de la ley no funciona, generalmente nos lleva a la frustración. San Pablo
escribe en Romanos acerca de la imposibilidad de obtener la jus ficación (llegar a estar en la
debida relación con Dios) por medio de los esfuerzos humanos, Dice: “Todos sabemos que la ley es
espiritual, pero yo soy carnal, estoy vendido como esclavo al pecado. No en endo mi manera de
actuar, porque no hago lo que quiero, sino lo que aborrezco. (7, 14-15) ¿Qué es lo que pasa? San
Pablo lo explica así: “Yo sé que nada bueno hay en mí, es decir en mi carne” (18) o sea en mi
naturaleza humana corrompida, “la carne” hace que mis buenos propósitos queden frustrados. El
hombre no ene la fuerza para cumplir la ley, Por sí mismo, el hombre no puede jus ficarse, o sea,
no puede ponerse en la debida relación con Dios. Así como el gato por más esfuerzos que haga no
puede conver rse en perro. Dice San Pablo: “Yo tengo el deseo de llevar una vida recta y pura de
acuerdo con la ley de Dios, pero no puedo hacerlo”, Es necesario que nuestra naturaleza
humana sea transformada. Esta transformación está fuera del alcance del poder humano.
El segundo método de agradar a Dios es dejar que el Espíritu Santo realice esta transformación en
nuestra naturaleza humana. Este es el método del Nuevo Testamento o Nueva Alianza en Cristo
Jesús.
Puesto que nosotros no podíamos cumplir con la ley, Dios envió a su Hijo, que se hizo hombre para
salvarnos; y al entregarse en sacrificio para pagar por nuestros pecados nos libró del dominio del
pecado. Por eso, si dejamos que el Espíritu Santo nos guíe y nos transforme, podemos vivir de
acuerdo con la voluntad de Dios. (Rom. 8, 3-4).
Más que una serie de mandatos o de reglas para vivir, el hombre necesita una transformación en
su naturaleza, necesita nacer de nuevo y ser sostenido por el poder de Dios. Dios nos ha dado su
poder al enviarnos a su Hijo y al Espíritu Santo.
LA SOLUCION: DEJAR ACTUAR AL ESPIRITU SANTO EN NOSOTROS.
El hombre es incapaz de cambiar por sí mismo. Los deseos de la carne aprisionan al hombre en
ac tudes de pecado e incredulidad, Entonces por su gran bondad, Dios envió a su Hijo al mundo
para realizar el cambio que el hombre necesita. A través de su muerte y resurrección y el envío del
Espíritu Santo, los hombres pueden llegar a par cipar de la naturaleza de Dios, (2 Ped. 1, 4). Ahora
el cris ano ya no está derrotado y vencido por la carne, que es ese enemigo que lleva dentro de sí
mismo, porque Dios mismo ha puesto su morada en el cris ano, (Jn. 14, 23). Ahora el cris ano ya
no depende sólo de su propio esfuerzo para seguir la ley de Dios, porque el poder de Dios habita
en el cris ano para ayudarlo en el camino de la obediencia, Al confiarse a Dios, el cris ano puede
romper las ataduras de la carne y ser libre.
¿Cómo puede una persona abrirse a la acción del Espíritu Santo?, El primer paso y el más
importante es decidir que Jesús sea el Señor o Dueño de cada área de tu vida. Esta decisión de
reconocer a Jesús como Señor y entregarle absolutamente todos los aspectos de la vida es la
esencia de la fe cris ana. El cris ano que le entrega a Cristo todas las áreas de su vida, le permite a
Dios transformar su vida por completo. Conforme Dios avanza cambiando cada área, ya sea el
manejo del dinero, o los hábitos de alimentación, o el matrimonio, o cualquier otra cosa, el
cris ano coopera y permite que el Espíritu Santo realice los cambios necesarios.
FE
Al cambiar con Jesús, sujetos a Él, reconociéndolo como Señor, necesitamos tener fe de que la
transformación va a suceder. Necesitamos fe expectante para abrirnos cada vez más al Espíritu
Santo. Debemos tener la convicción de que Dios cambiará los problemas que ahora parecen
insuperables. Muchas veces es di cil creer que Dios cambiará nuestra vida personal, generalmente
es más fácil creer en cualquier otra cosa. Después de luchar por años con ciertos problemas
personales, los cris anos fácilmente se resignan y dejan de esperar la liberación y se dicen:
Supongo que tengo que aprender a vivir con mi angus a crónica, o con mi irritabilidad, o con mi
autodesprecio. Tal ac tud bloquea al Espíritu Santo para que Él pueda realizar los cambios
necesarios, A veces toma empo y constancia el crecer en fe. El cambio requiere dura lucha, pero
el esfuerzo y la lucha valen la pena,
REGOCIJARSE EN TODAS LAS CIRCUNSTANCIAS
En su lucha para superar la carne por el poder del Espíritu Santo, los cris anos deben mantener
una ac tud de gra tud y alabanza en medio de sus problemas personales.
Alégrense siempre, oren todo el empo, en todo lo que pase den gracias a Dios, porque esto es lo
que Dios quiere de ustedes como creyentes en Cristo Jesús. (1 Tes. 5:16-18). El cris ano debe dar
gracias en toda circunstancia, no porque crea ingenuamente que todo en el mundo es bello, sino
porque con a en Dios y sabe que el cris ano debe sacar bienes aún de las peores circunstancias,
Una ac tud de alabanza expresa y a la vez inspira, fe, y la te abre las puertas al poder
transformador de Dios.
Un obstáculo para alegrarse en todas las circunstancias es la misma confusión acerca de las
emociones que complican el esfuerzo del cris ano de amar a Dios, amar a los demás cris anos y
ejercitar su fe. Así como creer y amar no dependen de las emociones favorables, sino que se basan
en una decisión, así también el alegrarse y dar gracias es una acción y una ac tud que el cris ano
puede tomar a pesar de su estado emocional. Esto no quiere decir que las emociones no sean
importantes. De hecho, la emoción apropiada viene cuando se hace la decisión de tomar la ac tud
apropiada. El regocijarse sinceramente en el Señor, no siempre implica carecer de sen mientos o
el estar de un humor fes vo. Los cris anos pueden dar gracias de corazón aún en las circunstancias
más di ciles y a pesar de experimentar las emociones más turbulentas.
Supongamos que un cris ano es turbado frecuentemente por la ansiedad. Cuando la ansiedad lo
ataca en el trabajo o en su casa su estómago se oprime y empieza a sen rse de mal humor e
impacientarse con la gente que lo rodea. ¿Cómo podrá enfrentar esta ansiedad cuando se
presenta? Él debe decidir conscientemente regocijarse aun cuando la presión crezca y lo oprima.
“Te doy gracias Señor Jesús, porque yo sé que Tú has permi do esta situación, Tu eres quien me
quita la ansiedad y me haces ser un cris ano fuerte. Yo tengo fe de que tu sacarás algo bueno de
esta situación di cil”. Puede ser que aún sienta su estómago oprimido y todavía sienta el deseo de
responder ásperamente a los demás, Pero una vez que ha decidido regocijarse en medio de la
dificultad, encontrará que puede superarla con mucho más éxito.
Aun cuando haya fallado y no haya podido superar la ansiedad, él puede reflexionar sobre su
experiencia pasada y regocijarse: “Yo te doy gracias Señor Jesús por haber tenido esta dificultad
hoy, no pude controlarme perfectamente, pero con o en Tu amor y sé que Tú me ayudarás en el
futuro”. El cris ano se regocija en medio de la prueba y se regocija después de que ya pasó.
Regocijarse en el Señores una forma efec va de abrirse al poder transformante del Espíritu Santo.
LOS PROBLEMAS COMO “CRUCES”
Hay gente que ve sus problemas personales como cruces o medios que Dios usa para purificarlos,
para fortalecerlos y para formar en ellos la imagen de Cristo. Esta manera de enfocar las cosas
puede ayudar con tal de que los cris anos en endan que Dios no es autor del mal. Pero no se debe
usar el método de la Cruz para disfrazar el hecho de no querer entregar al Señor ciertos problemas
o para esconder la falta de fe en que Dios pueda actuar. Algunas veces Dios permite que los
problemas se alarguen para que se realicen
importantes obje vos. Pero su intención final es que los cris anos estén saludables en todos los
niveles, Ver un problema como una cruz no debe llevar al cris ano a verlo como algo bueno o
como algo que nunca se va a solucionar. Al contrario, ver el problema como una Cruz debe dar
fortaleza y paciencia para enfrentarlo.
EJERCER AUTORIDAD
Con frecuencia los cris anos permanecen oprimidos porque equivocadamente ellos piensan que
Dios no los quiere liberar. Los cris anos no deben aceptar pasivamente los problemas, sino que
ac vamente deben declarar la victoria de Jesús sobre la carne. Ejercitarla autoridad que Dios nos
da de una manera explícita y verbal es otra de las formas como abrimos nuestra persona a la obra
transformadora del Espíritu Santo. Cuando ejercitamos la autoridad de Dios simplemente estamos
aplicando el Evangelio a nuestras vidas. Jesús ya superó y venció las obras de la carne con su
Muerte y Resurrección: El Espíritu Santo habita en nuestros corazones y comunica a cada cris ano
el poder para vivir libre de pecado. Muchos problemas personales ceden rápidamente cuando un
cris ano, un hijo de Dios, pone en acción la autoridad de su Padre: “Yo soy una nueva creación, un
templo del Espíritu Santo. No tengo porque estar oprimido por este problema de ansiedad por más
empo; Jesús me ha dado autoridad sobre , ansiedad”. Así como el regocijarse en el Señor,
también una declaración personal de independencia con respecto al pecado, expresa e inspira fe
ya su vez un aumento de fe, trae un aumento de la obra de Dios en nuestra vida.
LOS RESENTIMIENTOS
También facilitamos la obra del Espíritu Santo para someter a la carne haciendo a un lado todos los
resen mientos. Las amarguras y el rechazo hacia otros es una ofensa grave contra el amor y una
fuente de problemas que producen a su vez más amargura y más resen mientos. Por ejemplo: un
hombre llega tarde a su trabajo porque a su esposa se le olvidó poner el despertador, Él está
resen do por este olvido porque no es conveniente para él llegar tarde. Durante el resto del día
este hombre ene arranques de cólera, resen miento, autocompasión «impaciencia,
aparentemente todo dirigido contra sí mismo, contra su trabajo y contra sus compañeros de
trabajo. La fuente del problema es el pecado de resen miento del esposo contra su esposa; este
pecado lo lleva a pecar contra los otros y contra sí mismo. Mucha gente vive por años, bajo un
estado de hos lidad crónica, acumulando resen mientos y can dad de relaciones tensas, e
insa sfactorias. El resen miento es un problema que provoca muchísimos otros problemas y
enfermedades.
La Biblia constantemente nos exhorta a perdonar. A mucha gente le parece que perdonar y tener
paciencia implicaría legi mar la ofensa o la injus cia, a veces es di cil hacer a un lado los
resen mientos porque hay mo vos graves para odiar o desear venganza.
Ante esto, la Sagrada Escritura nos amonesta con estas palabras: “Sean bondadosos y compasivos,
perdonándose unos a otros, así como Dios en Cristo los ha perdonado. (Ef. 4, 32). Dios tenía
grandes mo vos para tener rencor contra el hombre, sin embargo, Él envió a su Hijo a morir por
nosotros, los malvados. (Rom. 5, 6): del mismo modo el Pueblo de Dios debe abrirse al amor y no
a la venganza o a los resen mientos.
El resen miento más serio y di cil es el que va contra los familiares cercanos y contra los amigos.
Con frecuencia la gente alimenta amargura por años, consciente o inconscientemente, debido a
injurias o daños sufridos de parte de padres, hermanos, amigos o patrones. Los cris anos deben
examinar atentamente estas relaciones y hacer a un lado todos los resen mientos que encuentren.
LA COMUNIDAD CRISTIANA
Muchos de los problemas que padecen los cris anos necesitan más que la fe o la determinación
del individuo para resolverse, Necesitan el poder sanador de Dios, La Comunidad Cris ana es un
importante medio de sanación. La curación puede realizarse a través de relaciones sañas y
fraternales en una Comunidad Cris ana. Mucha de la inseguridad, temor a ser rechazado y auto
condenación que provocan muchos problemas, puede ser sanado a través del amor de los
hermanos en la fe. La sanación también puede suceder por el discernimiento de la Comunidad.
Mucha gente no alcanza a comprender sus propios problemas; Dios lo ve todo y desea revelar la
causa de los problemas de su Pueblo. Frecuentemente Él nos comunica esto a través de nuestros
hermanos cris anos. Finalmente, la sanación puede suceder a través de la oración comunitaria:
“También les digo que, si dos de ustedes se ponen de acuerdo para pedir algo en oración, mi Padre
Celes al se los dará. Porque donde se reúnen dos o tres en mi Nombre, allí estoy Yo en medio de
ellos”. (Mt. 18:19-20). Los cris anos deben reclamar esta promesa. Dios puede conceder grandes
sanaciones, tanto en lo emocional como en lo sico por medio de la oración en común, sea en
pequeños grupos o en grandes asambleas de oración. Ser miembro de una Comunidad Cris ana es
una gran ayuda para superar las obras de la carne.
PACIENCIA
Finalmente, necesitamos seguir nuestra apertura al Espíritu Santo con paciencia. Dios cambiará
algunas cosas de nuestra vida inmediatamente, pero otras, con el empo y gradualmente, porque
es el Espíritu Santo, y no el poder de la voluntad humana, lo que realiza los cambios. Es en el
empo del Señor. Dioses quien toma la inicia va y nuestra voluntad secunda su obra: “Que Dios
mismo, el Dios de la paz los san fique a ustedes plenamente y que su espíritu, alma y cuerpo sean
conservados sin mancha para la venida de nuestro Señor Jesucristo, El que los llamó es fiel y El es
el que hará todo ésto”, (1 Tes. 5:23-24).