Estado de La Cuestion Nómadas Digitales y Turismo

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Estado de la cuestión

Antecedentes

El teletrabajo es una modalidad de trabajo que consiste en realizar las actividades

laborales fuera de las instalaciones de la empresa, utilizando las tecnologías de la

información y la comunicación para mantener el contacto y la coordinación con los

superiores, los compañeros y los clientes. El teletrabajo tiene una larga historia

que se remonta a los años 70 del siglo pasado, cuando surgió como una

respuesta a la crisis del petróleo y a la necesidad de reducir el consumo de

combustible y los desplazamientos. El término “teletrabajo” fue acuñado por el

físico estadounidense Jack Nilles en 1973, quien trabajaba de forma remota para

la NASA (Correa Prieto, 2015).

Sin embargo, el teletrabajo no se popularizó hasta la década de los 90, con el

desarrollo de internet y de los ordenadores personales, que facilitaron la conexión

y la transmisión de datos entre los trabajadores y las empresas. El teletrabajo se

presentó entonces como una opción flexible, innovadora y beneficiosa tanto para

los empleados como para las organizaciones, ya que permitía mejorar la

conciliación, la productividad, el ahorro de costes y la reducción del impacto

ambiental. Algunos países, como Estados Unidos, Canadá o Finlandia, fueron

pioneros en adoptar el teletrabajo y en regularlo legalmente (Nash et al., 2021).

En definitiva el teletrabajo se puede definir como la forma de trabajo que se realiza

en una ubicación alejada de una oficina central o instalaciones de producción,

utilizando las redes de telecomunicación para comunicarse y coordinarse con la


organización(Martínez Sánchez, 2012). El concepto de teletrabajo no se consolidó

como una práctica habitual hasta los años noventa, gracias al desarrollo

tecnológico y de los sistemas de telecomunicación que facilitaron el acceso a

Internet, el correo electrónico, la videoconferencia y otras herramientas digitales

(Correa Prieto, 2015).

Durante los años noventa, el teletrabajo se empezó a reconocer como una

herramienta de flexibilidad en la distribución de tareas y en la gestión del tiempo,

que permitía adaptarse a las necesidades y preferencias de los trabajadores y las

organizaciones. El teletrabajo también ofrecía ventajas como la reducción de

costes, el aumento de la productividad, la mejora de la conciliación laboral y

personal, la ampliación del mercado laboral y la inclusión de colectivos con

dificultades de movilidad o integración (Beňo, 2021). No obstante, el teletrabajo

también presentaba desafíos como la falta de regulación legal, la resistencia al

cambio cultural, la pérdida de contacto social, la dificultad para supervisar y

evaluar el desempeño, la necesidad de formación y capacitación específica y la

seguridad de la información (Lim & Teo, 2000).

En conclusión, el teletrabajo se originó como una respuesta a una crisis

económica y ambiental, pero se desarrolló como una oportunidad para mejorar las

condiciones laborales y organizativas en un contexto de transformación

tecnológica y social. El teletrabajo supuso un cambio en el paradigma del trabajo

presencial y jerárquico por uno más flexible y autónomo, que implicaba nuevos

retos y beneficios tanto para los trabajadores como para las organizaciones (Hall

et al., 2019).
En España, el teletrabajo tuvo una evolución más lenta y discreta, debido a

factores culturales, organizativos y normativos que dificultaron su implantación. La

primera vez que se contempló el trabajo a distancia en la legislación española fue

en 2012, con la reforma laboral que introdujo el artículo 13 del Estatuto de los

Trabajadores (Martín García, 2022). Sin embargo, esta norma era muy vaga y no

definía claramente el concepto ni los derechos y obligaciones de los

teletrabajadores. Según el Eurostat, en 2019 solo el 4,8% de los trabajadores

españoles teletrabajaba de forma habitual, frente al 11% de la media europea

(Eurostat, 2020).

La situación cambió radicalmente en 2020, con la irrupción de la pandemia del

COVID-19, que obligó a muchas empresas a recurrir al teletrabajo como medida

de prevención y continuidad ante el confinamiento y las restricciones sanitarias

(De Almeida et al., 2022). El teletrabajo se convirtió así en una necesidad y en un

reto para adaptarse a las nuevas circunstancias. Según el INE, en el segundo

trimestre de 2020 el 16,2% de los ocupados realizó teletrabajo desde su domicilio

más de la mitad de los días (Instituto Nacional de Estadística, 2020). Para regular

esta situación excepcional, se aprobó el Real Decreto-ley 28/2020, de 22 de

septiembre, de trabajo a distancia, que estableció un marco jurídico específico

para el teletrabajo voluntario y acordado entre las partes (España, 2020).

El futuro del teletrabajo es incierto y dependerá en gran medida de la evolución de

la pandemia y de las decisiones de las empresas y los trabajadores. Algunas


tendencias que se perfilan son el aumento del teletrabajo parcial o híbrido, que

combina días presenciales y días remotos; la aparición de nuevos modelos

organizativos y formativos basados en la digitalización y la flexibilidad; y el

surgimiento de nuevos perfiles profesionales como los nómadas digitales, que

aprovechan las ventajas del teletrabajo para viajar por diferentes lugares sin

perder su empleo (Matos & Ardévol, 2021).

Marco Teórico

Los nómadas digitales:

Los podemos definir como personas que trabajan de forma remota y se desplazan

por diferentes destinos, buscando experiencias culturales, sociales y económicas.

Los nómadas digitales no tienen una residencia fija ni una oficina establecida, sino

que utilizan espacios públicos o privados con conexión a internet para realizar sus

tareas. Los nómadas digitales suelen pertenecer a sectores creativos,

tecnológicos o educativos, y ofrecen sus servicios como freelancers,

emprendedores o empleados de empresas que permiten el teletrabajo (Ortiz

Moran, 2021).

Los nómadas digitales representan una tendencia emergente que desafía los

paradigmas tradicionales del trabajo y el turismo. Por un lado, los nómadas

digitales buscan una mayor autonomía, flexibilidad y satisfacción en su trabajo, así

como un equilibrio entre la vida personal y profesional. Por otro lado, los nómadas

digitales contribuyen a la diversificación y dinamización de los destinos que visitan,


generando ingresos, demanda y oportunidades para las comunidades locales

(Orel, 2021).

Ventajas y desventajas de los nómadas digitales:

Sin embargo, el nomadismo digital también implica una serie de retos y

dificultades que hay que tener en cuenta. Algunos de ellos son la falta de

seguridad social, la precariedad laboral, la soledad, la adaptación cultural, la

gestión del tiempo o la sostenibilidad ambiental (Cook, 2020). Además, el

nomadismo digital requiere una serie de requisitos previos para poder llevarse a

cabo con éxito, como tener un pasaporte válido, un seguro de viaje, un equipaje

ligero, una buena conexión a internet o una fuente de ingresos estable (Von

Zumbusch & Lalicic, 2020).

La calidad de vida y el progreso personal de los trabajadores están asociados de

manera profunda con el trabajo que realizan y las ganancias que obtienen, y esto

es aún más relevante para los llamados "nómadas digitales". Si bien hay muchas

diferencias en las condiciones de trabajo debido a factores geopolíticos,

socioeconómicos, legales y generacionales, en general los nómadas digitales

cuentan con factores y criterios favorables para su desempeño laboral (Chevtaeva

& Denizci-Guillet, 2021).

La productividad y los requisitos de trabajo de los nómadas digitales están

impulsados por la tecnología de la información, que les permite tener una

perspectiva macro social y mundial, así como una hiperconectividad que avanza

en paralelo con los cambios ambientalistas, de sustentabilidad, de evolución social


y tecnológica que están transformando la forma en que las personas viven,

sienten, deciden y actúan (Woldoff & Litchfield, 2021).

La innovación tecnológica y las condiciones actuales brindan facilidades para

alcanzar objetivos empresariales y cumplirlos de manera más eficiente, y

fomentan una cultura laboral más abierta a los cambios y tendencias. Ahora, las

empresas tienen muchas consideraciones en avanzar con facilitadores y factores

de cambio que aporten motivación al trabajador, lo que se refleja en el auge del

teletrabajo y de los espacios de coworking (Thompson, 2021).

Covid 19 y el impulso de los nómadas digitales:

La pandemia de la COVID-19 ha sido un factor importante en la implementación

del teletrabajo, con buenos resultados en términos de productividad para las

empresas y de salud para los trabajadores. Aunque esta crisis humanitaria ha sido

desafortunada, ha generado y acelerado mejoras e innovaciones en temas

sociales, laborales, tecnológicos y de salud. Por lo tanto, se podría decir que ha

permitido áreas de fortalecimiento en dicho escenario (De Almeida et al., 2022).

La mayoría de los trabajadores se vieron forzados en la práctica a aprender o

improvisar nuevas formas laborales durante la pandemia debido a la improvisación

de las alternativas laborales y la necesidad económica que dependía directamente

del trabajo. Sin embargo, también había una minoría que ya hacía teletrabajo para

empresas precursoras de esta tendencia, y que no esperaron el boom forzado que

supuso la pandemia (De Almeida et al., 2022).


Con el tiempo y la disminución del riesgo de contagio de la COVID-19, surgieron

nuevos modelos de negocios correspondientes a esta modalidad de teletrabajo,

como los espacios de coworking. En estos lugares, se puede compartir espacio

con suplementos administrativos, equipo de oficina, internet de alta calidad y, en

algunos casos, servicios de cafetería, lo que ayuda a crear una atmósfera laboral

agradable para el mejor desempeño y productividad del teletrabajador (De

Almeida et al., 2022).

Evolución del nomadismo digital:

Para ilustrar cómo ha evolucionado el fenómeno del nomadismo digital, podemos

utilizar el siguiente modelo:

Fase 1: El origen. El nomadismo digital surge como una consecuencia del

desarrollo tecnológico y la globalización, que permiten trabajar desde cualquier

lugar con una conexión a internet. Los primeros nómadas digitales son pioneros

que aprovechan esta oportunidad para viajar por el mundo y trabajar de forma

remota (Shawkat et al., 2021).

Fase 2: La expansión. El nomadismo digital se populariza gracias a las redes

sociales, los blogs y los medios de comunicación, que difunden las ventajas y los

testimonios de este estilo de vida. Cada vez más personas se interesan por el

nomadismo digital y lo adoptan como una opción viable y deseable (Von

Zumbusch & Lalicic, 2020).

Fase 3: La consolidación. El nomadismo digital se consolida como una tendencia

global que afecta a diversos sectores y ámbitos. Se crean comunidades,


plataformas y servicios específicos para los nómadas digitales. Se generan

impactos positivos y negativos en los destinos y en las sociedades. Se plantean

nuevos desafíos y oportunidades para el futuro (Hensellek & Puchala, 2021).

Teletrabajo:

En cuanto al proceso histórico del fenómeno conocido como teletrabajo se puede

decir que es una modalidad de trabajo que ha experimentado una gran evolución

desde sus orígenes hasta la actualidad. El teletrabajo ha pasado de ser una

solución puntual a una crisis energética a convertirse en un fenómeno social que

implica cambios culturales, organizativos y normativos(Matos & Ardévol, 2021). El

teletrabajo ha dado lugar al surgimiento de los nómadas digitales, que representan

un nuevo perfil de trabajador y viajero que busca libertad, flexibilidad y

experiencias(Barroso & Moreira Silva, 2020). El teletrabajo y el nomadismo digital

son realidades complejas que tienen ventajas e inconvenientes tanto para los

individuos como para las colectividades (Beňo, 2021).

Sobre los nómadas digitales, que es la etapa más reciente de la evolución del

teletrabajo, Dreher & Triandafyllidou, (2023), realizaron una investigación sobre su

origen y desarrollo que ofrece una visión crítica de lo que se sabe sobre este

fenómeno. En este trabajo argumentan que los estudiosos de la migración

deberían prestarle más atención en el futuro. El artículo también analiza las

implicaciones para los países de destino de estos trabajadores remotos y el papel

de las visas para nómadas digitales. El artículo se publicó en abril de 2023 como

parte de la serie de documentos de trabajo del Centro Metropolitano de Toronto


para la Inmigración y el Asentamiento (TMCIS) y el CERC en Migración e

Integración.

Coliving:

El coliving es un modelo de vida comunitaria que consiste en compartir una

vivienda amueblada con otras personas que tienen valores o intereses similares.

Los residentes del coliving disponen de una habitación privada y de zonas

comunes como la cocina, el salón o el baño. El coliving es una opción de

alojamiento asequible y flexible que se adapta a las necesidades de estudiantes,

trabajadores, nómadas digitales o personas que se mudan a una nueva ciudad. El

coliving también ofrece la oportunidad de formar parte de una comunidad que

fomenta el aprendizaje, el crecimiento y la conexión con los demás. El coliving es

una forma de vivir que responde a los cambios sociales, económicos y

tecnológicos del siglo XXI (Chevtaeva, 2021a).

Coworking:

El coworking es un modelo de trabajo que consiste en compartir un espacio de

oficina con otras personas que son autónomas o trabajan para diferentes

empleadores, con el fin de compartir equipamiento, ideas y conocimiento. El

coworking es una opción de trabajo flexible y colaborativa que se adapta a las

necesidades de profesionales independientes, emprendedores, startups o

trabajadores remotos. El coworking también ofrece la oportunidad de formar parte

de una red profesional que fomenta el aprendizaje, la innovación y la conexión con

los demás (Putra & Agirachman, 2016).


La relación del sector turismo con los nómadas digitales:

El sector turístico ha sido durante mucho tiempo un pilar fundamental para la

economía mundial y una de las industrias de mayor crecimiento en todo el planeta.

El desarrollo de la tecnología digital y la información tiene un gran papel en el

desarrollo del turismo mundial. La tecnología de comunicación digital a través de

internet se aplica comúnmente para el desarrollo del turismo, especialmente para

el marketing turístico que incluye la promoción y la transacción de negocios

turísticos (Bhaskara & Sugiarti, 2019)..

El desarrollo de la tecnología digital no solo ha sido aprovechado por la industria

turística para facilitar y agilizar los servicios para los turistas y aumentar la

responsabilidad de la empresa que presta el servicio, sino que también los turistas

pueden usar la tecnología digital para aumentar su efectividad y productividad

laboral mientras disfrutan del destino turístico. Una situación que encaja muy bien

con la nueva categoría emergente de trabajadores digitales que hemos definido

como nómadas digitales.

En su investigación, Dreher & Triandafyllidou (2023) abordan, entre otros aspectos

del fenómeno de los nómadas digitales, la relación entre los nómadas estos y el

turismo, y cómo estos afectan a las ciudades receptoras. Ambos fenómenos

tienen impactos positivos y negativos en las ciudades, como la generación de

ingresos, la diversificación de la oferta cultural, la presión sobre los recursos, la

gentrificación o la segregación espacial. El texto propone una serie de


recomendaciones para que las ciudades puedan aprovechar las oportunidades y

mitigar los riesgos que suponen los nómadas digitales y el turismo.

Productos turísticos para nómadas digitales:

Partiendo de la definición de nómada digital como una persona que utiliza Internet

para desempeñar su ocupación o para vender sus conocimientos a otras personas

o empresas, lo que le permite trabajar de forma remota y viajar por el

mundo(Shawkat et al., 2021). Es posible definir y delimitar la concepción del

producto turístico para nómadas digitales como aquel que ofrece las condiciones

adecuadas para que estos profesionales puedan desarrollar su actividad y

disfrutar de su estancia en un destino (Chevtaeva, 2021).

Algunas de las características que debe tener un producto turístico para nómadas

digitales son:

Conectividad: es imprescindible que el alojamiento y el destino cuenten con una

buena conexión a Internet, tanto por cable como por wifi, así como con espacios

habilitados para trabajar, como escritorios, sillas ergonómicas, enchufes, etc

(Chevtaeva & Denizci-Guillet, 2021) y (Gómez Granda, 2019).

Flexibilidad: los nómadas digitales suelen tener horarios flexibles y adaptados a

sus necesidades y preferencias, por lo que el producto turístico debe ofrecer

facilidades para el check-in y el check-out, la cancelación o la modificación de la

reserva, así como opciones de estancias cortas o largas (Chevtaeva, 2021)


Comunidad: los nómadas digitales valoran la posibilidad de interactuar con otros

profesionales y viajeros que comparten su estilo de vida, por lo que el producto

turístico debe fomentar la creación de redes y el intercambio de experiencias,

mediante eventos, actividades, coworking spaces, etc (Marugg, 2022).

Experiencia: los nómadas digitales buscan vivir experiencias auténticas y

enriquecedoras en los destinos que visitan, por lo que el producto turístico debe

ofrecer información y servicios que les permitan conocer la cultura, la gastronomía,

la naturaleza y las actividades locales (Barroso & Moreira Silva, 2020).

Algunos ejemplos de países que han lanzado productos turísticos específicos para

nómadas digitales son Emiratos Árabes Unidos, Estonia o Canarias, entre otros

(Putra & Agirachman, 2016).

Tipologías de productos turísticos para nómadas digitales:

Los productos turísticos para nómadas digitales son aquellos que ofrecen las

condiciones adecuadas para que estos profesionales puedan desarrollar su

actividad y disfrutar de su estancia en un destino. Los nómadas digitales son

personas que utilizan Internet para desempeñar su ocupación y/o para vender sus

conocimientos a otras personas o empresas, lo que les permite trabajar de forma

remota y viajar por el mundo (Escuela Nómada Digital, 2021). Según De Carlo

(2021), los nómadas digitales buscan principalmente precios asequibles,

conectividad, flexibilidad, comunidad y experiencias locales en los destinos que

visitan.
A partir de estas características, se pueden identificar diferentes tipologías o

categorías de productos turísticos para nómadas digitales, según el tipo de

alojamiento, el tipo de servicio o el tipo de destino que ofrecen. Algunas de estas

tipologías son:

Coliving: se trata de espacios compartidos donde los nómadas digitales pueden

alojarse y trabajar junto con otros profesionales, fomentando la colaboración, el

intercambio y el sentido de comunidad. Suelen ofrecer habitaciones privadas o

compartidas, zonas comunes, cocina equipada, wifi de alta velocidad y espacios

de coworking (Marugg, 2022)

Hoteles: se trata de establecimientos hoteleros que ofrecen servicios adaptados a

las necesidades de los nómadas digitales, como tarifas especiales por estancias

largas, habitaciones con escritorio y silla ergonómica, wifi gratuito e ilimitado,

acceso a salas de reuniones o eventos y actividades para conocer el destino y a

otros viajeros (Barroso & Moreira Silva, 2020).

Apartamentos: se trata de viviendas independientes que ofrecen a los nómadas

digitales la posibilidad de alquilarlas por periodos cortos o largos, con todas las

comodidades y facilidades para trabajar y vivir en el destino. Suelen contar con

cocina equipada, lavadora, wifi, televisión y otros servicios adicionales como

limpieza o mantenimiento (Armas et al., 2014) y (Guttentag, 2019).

Visas: se trata de permisos especiales que ofrecen algunos países para atraer a

los nómadas digitales, facilitando su entrada y estancia legal en el territorio por

periodos determinados. Suelen exigir ciertos requisitos como tener un ingreso


mínimo mensual, contratar un seguro médico o pagar una tasa (BBC News

Mundo, 2021).

Los espacios maker: que son lugares donde los nómadas digitales pueden

acceder a herramientas y recursos para crear sus propios productos o prototipos,

como impresoras 3D, cortadoras láser, máquinas de coser, etc. Estos espacios

fomentan la creatividad, la innovación y el aprendizaje colaborativo (Martínez

Torán, 2016).

Los retiros y viajes de coworking: son experiencias temporales y organizadas en

las que los nómadas digitales viajan juntos a un destino y combinan el trabajo con

el ocio, las actividades culturales y el desarrollo personal. Estos retiros y viajes les

permiten conocer nuevos lugares, ampliar su red profesional y disfrutar de una

vida equilibrada (Vergel Costa, 2022).

Además, el sector turismo también ha aprovechado la tecnología digital para

facilitar la reserva y planificación de los viajes de los nómadas digitales. Los

nómadas digitales utilizan sitios web de reservas y aplicaciones móviles para

encontrar las mejores opciones de alojamiento, transporte y actividades en cada

destino. También utilizan plataformas digitales para acceder a información

relevante sobre el clima, la seguridad, la conectividad y las oportunidades

laborales en cada lugar (Orel, 2021).

Algunas plataformas digitales se han enfocado en el segmento de los nómadas

digitales, como Nomad List o Remote Year. Otra forma en que el sector turismo se

ha beneficiado de la tecnología digital es mejorando la seguridad y la gestión de


riesgos para los nómadas digitales. Las empresas de turismo utilizan tecnología

de seguimiento de datos y análisis de riesgos para prevenir posibles amenazas y

mitigar el impacto de los riesgos en la experiencia del cliente. Los sensores IoT

también están siendo utilizados para monitorear la salud y el bienestar de los

nómadas digitales, así como para alertar sobre posibles emergencias o incidentes.

Algunas soluciones tecnológicas que se han desarrollado para este fin son

SafetyWing o World Nomads (Nash et al., 2018).


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