REVISIÓN BIBLIOGRAFICA Hongos

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PAPEL FUNCIONAL DE LOS HONGOS ACUÁTICOS TRANSITORIOS

Diversidad taxonómica y ecológica de los hongos acuáticos

Los hongos son un grupo de organismos megadiverso y desconocido, pero hoy día se sabe que
juegan un papel fundamental en los ecosistemas, y además tienen una gran influencia en las
actividades humanas. Su peculiaridad está determinada por un lado, en su tipo de nutrición, ya
que son heterótrofos osmótrofos (liberan al medio enzimas y absorben la materia orgánica
resultante), y por otro lado, en su simplicidad morfológica, y esto les ha llevado a desarrollar una
gran variedad de estrategias tróficas y a establecer múltiples alianzas con otros organismos.

Como Katherine Willis (2018) señala, es cierto que cuanto más conocemos sobre los hongos,
más nos damos cuenta de cómo este desconocido grupo de organismos sustenta toda la vida en la
Tierra. No sólo es imprescindible su función como descomponedores, como mutualistas o
patógenos de plantas y animales; sino que determinan el ciclo del carbono en los suelos y ayudan
a la supervivencia de otros organismos del mismo. Además, proporcionan beneficios directos a
los humanos, desde setas comestibles a levaduras para producción de pan, cerveza y antibióticos,
entre otros.

Aunque algunos hongos son unicelulares como las levaduras,la mayoría presenta un talo
(cuerpo del hongo) multicelular,por lo cual, todo el hongo se encuentra formado por una red de
filamentos, llamados hifas, que a su vez forman una masa entretejida y algodonosa conocida
como micelio.Las hifas son las encargadas de expandirse y el micelio de absorber los nutrientes y
enviarlo hasta la punta de cada hifa, estas pueden llegar a cubrir kilómetros.
Las hifas presentan paredes celulares tubulares que rodea la membrana plasmática y al
citoplasma de las células,estas pueden ser:
● Tabicadas: como su nombre indica presentan tabiques o septos, que separan cada uno
de los núcleos.
● No tabicadas: no presentan septos y cuentan con muchos núcleos.
Por otro lado, es necesario mencionar que la parte que vemos de los hongos en los jardines o
en el bosque, llamadas setas, orejas de mono o palo, corales, estrellas de tierra,etc., son sólo una
pequeña porción de un enorme hongo(micelio) que va creciendo desapercibidamente debajo dela
tierra.Las estructuras son llamadas cuerpo fructífero, donde ocurre la reproducción sexual, luego
de la dispersión de esporas,los cuerpos fructíferos se pudren o son comidos por los insectos,
constituyendo una fase temprana del ciclo devida del hongo. Es así, que si comparamos un árbol
y sus frutos el árbol sería el hongo y los frutos las setas. Por tanto,cuando recogemos setas
estamos recogiendo los frutos del hongo.

El cuerpo fructífero de un hongo que ha alcanzado su máximo desarrollo, está compuesto por
tres partes fundamentales:
● Sombrero: llamado también píleo, es la parte más carnosa del hongo, tiene diversas
formas y sostiene al himenio.
● Himenio: generalmente se encuentra en la parte inferior del sombrero, y es una de las
partes más importante,donde se producen las esporas que permiten la propagación de
una especie.Puede presentar distintas formas como láminas, poros,dientes, algunas veces
puede tener una superficie lisa y otras algo arrugadas.
● Pie: conocido también, como estípite o tallo, es el que sostiene al sombrero. El sombrero
y el pie pueden contar con elementos accesorios como ser:
● Volva: es un tejido membranoso, en forma de saco,envolviendo la base del pie, o frágil en
forma de verrugas, sobre el sombrero.
● Anillo: es una membrana cuyo rol es proteger el himenio, se encuentra en la zona media
del pie.Turner et al. (2013) consideran que el rendimiento de una planta es en gran medida
una función del microbioma edáco de la misma, y por extensión se puede decir que una
alta diversidad microbiana del ecosistema, y en particular del bosque, determina la
estructura, función y servicios del mismo, y por ende la productividad del ecosistema. Los
hongos aumentan la capacidad de absorción efectiva de la planta, suministrando
nutrientes y agua a cambio de fotosintetizadores; y por ello, la mayoría de las plantas
(92%) han establecido asociaciones mutualistas con muchos hongos, formando las
micorrizas (Brundre & Tedersoo, 2018).

Existen diferentes tipos de micorrizas, clasificadas en base a las características


morfo-anatómicas que resultan de la asociación hongo-raíz, así como del grupo de hongos y las
plantas implicadas. Las endomicorrizas, también llamadas micorrizas arbusculares (AM), son las
más extendidas en el mundo vegetal, ya que el 72% de las plantas terrestres presentan este tipo de
asociación; sin embargo, son unas grandes desconocidas, ya que los hongos implicados en esta
asociación pertenecen a la división Glomeromycota, cuyas estructuras tanto vegetativas (hifas)
como reproductoras (esporas) son microscópicas y todo su ciclo de vida pasa oculto en el suelo.
Este tipo de micorrizas es dominante en la mayoría de los ecosistemas; sin embargo, los
miembros de las familias Betulaceae, Fagaceae, Pinaceae y Salicaceae, formadoras de
comunidades boscosas en las regiones templadas, forman ectomicorrizas (EcM).

Los hongos implicados en la formación de EcM son diversos y pertenecen en su mayoría a


diferentes linajes de los Agaricomycetes, también a varios grupos de Pezizomycetes dentro de los
Ascomycota y sólo a 4 géneros de Endogonomycetes y un género mitospórico (Cenococcum).
Estas micorrizas históricamente fueron las primeras en ser reconocidas ya que como resultado de
la asociación hongo-raíz se desarrollan puntas de raíces hipertrofiadas de morfología y
características definidas (Fig.1). Además, los hongos implicados en la formación de EcM son
conocidos, como por ejemplo los géneros Amanita, Boletus, Cantharellus, Lactarius (Fig.2),
Russula, Scleroderma y Tuber entre otros, porque además de su fase vegetativa (micelio) que se
desarrolla hipó neamente, en la fase sexual de su ciclo forman cuerpos fructíferos más o menos
visibles, y éstos mayormente son epígeos. Por otro lado, muchas de estas especies tienen una gran
importancia a nivel gastronómico, y por lo tanto muy conocidas y apreciadas en algunas regiones,
como por ejemplo el País Vasco.

Las muestras de los especímenes, y los datos de campo que las acompañan, acreditan la
existencia de un hongo en un determinado territorio, al mismo tiempo que permiten verificar su
correcta identificación, o realizar estudios de índole ecológico o filogenéticos posteriores (Wu et
al., 2004). Estas colecciones de muestras se conservan en los Herbarios, sin embargo, en la
actualidad no se considera una actividad prioritaria y carecen de personal y subvención para su
mantenimiento. No obstante, nuevas investigaciones demandan una variedad de especímenes que
representan las diferentes fases de desarrollo de un taxón, su rango de distribución geográfico,
entre otras cosas, y estos datos son accesibles en las colecciones depositadas en los Herbarios. La
diversidad morfológica y funcional de los hongos determina que las muestras que pueden
representar y justificar la presencia del mismo en un territorio sea diferente y por lo tanto también
el método de recolección. Hemos mencionado que muchos hongos en su ciclo de vida forman
estructuras reproductivas (cuerpos fructíferos) visibles, por ello llamados macromicetos; mientras
que otros hongos son imperceptibles por no desarrollar estructuras macroscópicas, etiquetados
como micromicetos. Así, en los macromicetos, los cuerpos fructíferos o el talo liquénico son las
estructuras idóneas para preservarlas en las colecciones. Son dos las razones, reflejan bien las
diferencias entre especies y son relativamente fáciles de conservar en seco. Para los
micromicetos, el muestreo de campo se basa en técnicas edafológicas, y una vez obtenidos los
cultivos aislados, por crecimiento en placa por ejemplo, se pueden mantener las muestras
liolizadas o congeladas.

En el País Vasco hay varios Herbarios, en los que hay colecciones fúngicas, como son el
Herbario de la UPV/EHU (BIO-Fungi) y otros vinculados a Sociedades Micológicas, de entre
ellas destacar como más importantes, por número de especímenes y actividad, el Herbario de la
Sociedad de Ciencias Naturales Aranzadi (AN-Fungi) y el Herbario de la Sociedad de Micología
de Portugalete (PORTU).

Actualmente hay descritas alrededor de 99.000 especies de hongos, y a pesar de la dificultad


de aislar y manipular algunos grupos y por lo tanto estar subestimados, se puede decir que los
Ascomycota con 64.163 especies y los Basidiomycota con 31.515 especies son los grupos que
comprenden la gran mayoría de la diversidad fúngica (Blackwell, 2011). Sin embargo, se
considera un grupo desconocido debido a que según estimaciones conservativas como la de
Hawksworth (1991), la hipótesis de 1,5 millones de especies podría ser razonable. Aunque para
muchos micólogos este valor es considerado, hoy día, muy bajo porque hay numerosos hábitats
potenciales no prospectados y muchos territorios no estudiados (Hawksworth, 2001).
Además, el uso de herramientas moleculares se ha convertido en un instrumento poderoso para
el descubrimiento de especies. Así, el análisis de muestras de ADN ambiental de una comunidad
del suelo reveló tan alta tasa de acumulación de nuevas especies en una localidad, que estos datos
animaron a O’Brien y colaboradores (2005) a estimar la diversidad fúngica entre 3,5 y 5,1
millones de especies.Los parámetros de diversidad, todavía un tema central en ecología, son
buenos indicadores del correcto funcionamiento de los ecosistemas, su medición es ampliamente
utilizada en la supervisión ambiental, a la hora de caracterizar y evaluar el estado de un
ecosistema, ya que los efectos adversos de la contaminación y la alteración se reflejan en la
reducción de la biodiversidad o en un cambio en la distribución de las especies (Magurran, 1988).
Las medidas de diversidad consideran dos factores: riqueza de especies (o número de
especies), y uniformidad (o equitatividad), es decir en qué medida las especies son abundantes
por igual (Magurran, 1988). Pero para ello, hay que realizar estudios concretos y sistemáticos.
Sin embargo, en la nca de Artikutza, LIC perteneciente a la red Natura 2000 con código
ES2200010 y declarada Zona Especial de Conservación (ZEC) en diciembre de 2015 por su
singularidad, no existe ningún trabajo específico focalizado en recoger la riqueza fúngica de la
zona y tampoco existen publicaciones concretas con datos de la zona. Aunque, en trabajos con
objetivos más amplios sí se ha muestreado algunas zonas de Artikutza con especial interés.
Los primeros registros de hongos asociados a manglar corresponden a trabajos realizados en
las costas de países como la India, estudiando su presencia en sedimentos marinos y lodo, a partir
de los cuales se realizaron cientos de aislamientos de cepas de deuteromycetes (especialmente del
género Aspergillus), zigomycetes, ascomycetes, así como de oomycetes (reino Stramenopila)
(Rai et al., 1969; Rai y Chowdhery, 1978).
Revisiones recientes en bosques de manglar han listado un total de 278 ascomycetes, 277
deuteromycetes, 30 basidiomycetes y 14 oomycetes, destacando que al menos 150 especies han
sido registradas en los manglares de la India, los cuales constituyen el 7 % del total mundial
(Manoharachary et al., 2005). La diversidad de hongos asociados a bosques de manglar también
ha sido estudiada en regiones subtropicales como las islas Bahamas y, aunque en un inicio se
había registrado baja riqueza de especies, Jones (2000) obtuvo un número importante de registros
nuevos aumentando la intensidad de muestreo; en la actualidad la riqueza encontrada en estas
islas se considera comparable con la de manglares tropicales en regiones como Hong Kong,
Borneo, India, Malasia y Belice.

Otros manglares subtropicales presentes en las costas africanas también han sido explorados
en busca de biodiversidad fúngica. Steinke (2000) realizó un inventario de hongos presentes en
las raíces adventicias muertas de Rhizophora mucronata (Lam.) en tres localidades diferentes de
Sudáfrica. En el inventario se encontraron 38 especies de hongos, incluyendo 30 ascomycetes, un
basidiomycete y siete deuteromycetes. Aunque la diversidad de especies fue menor que la
registrada en la mayoría de inventarios realizados en manglares tropicales de Asia, el porcentaje
de colonización y la frecuencia de ocurrencia de los hongos sobre la madera se consideraron un
indicio de su importancia ecológica en los ecosistemas de manglar evaluados.

En un trabajo posterior realizado por Abdel-Wahab (2005) en manglares localizados a lo largo


de la costa del mar Rojo en Egipto, se colectaron trozos de madera en descomposición de
Avicennia marina y Rhizophora mucronata ubicada en la franja intermareal. La diversidad de
hongos encontrada en esta región se consideró comparable con la de otros manglares
subtropicales de Australia, Bermudas, Hong Kong y Macau, aunque menor a la registrada para
manglares tropicales de India, Belice, Borneo, Malasia, Mauritius y Seychelles. De acuerdo con
el autor, estos resultados confirman que los hongos de manglares muestran una variación
latitudinal y que en particular los hongos de manglares tropicales y subtropicales, son diferentes
en número y frecuencia. De hecho, se ha sugerido que la menor diversidad de hongos encontrada
en manglares subtropicales puede deberse a la baja diversidad de especies de manglar que se
encuentra en los subtrópicos y a la ocurrencia de bajas temperaturas en invierno.

La diversidad fúngica encontrada en los bosques de manglar tropicales ha sido relacionada con
factores como: edad del manglar, diversidad de la flora de especies de mangle, diversidad de la
flora de árboles terrestres cercanos y con los diferentes microhábitats del manglar determinados
por diferencias de salinidad, ámbito de mareas, tipos de sustratos de crecimiento, entre otros
(Hyde, 1989; Hyde y Lee, 1995). Con respecto a la edad del manglar, se ha cuantificado, por
ejemplo, la microflora asociada con bosques de manglar de menos de 50 años de establecimiento,
encontrando baja cantidad de especies de hongos, atribuyendo esta situación al reciente
establecimiento del manglar y a la falta de troncos y raíces muertas que acompañen a los
manglares jóvenes. En contraste, cuando los manglares son más antiguos, se encuentran números
mayores de especies de hongos de manglar debido a la presencia de una flora de árboles terrestres
más diversificada, la cual proporciona una fuente abundante de madera flotante para el desarrollo
de estos hongos (revisado por Hyde y Lee, 1995).

Ciclo de vida y reproducción de los hongos acuáticos:


Ciclo biológico de los hongos
La reproducción en los hongos puede ser asexual o sexual y, en ambos casos, las esporas son
las estructuras, responsables de dispersar la progenie para colonizar nuevas localizaciones. La
forma simple de la reproducción asexual es la producción de esporas vegetativas. La
reproducción vegetativa. Son los artroconidios, y los clamidoconidios. Los artroconidios son
producidos por las hifas que se separan y fragmentan. Estos pueden también ser denominados
talosporas. Los clamidoconidios son usualmente mayores que los artroconidios, son redondeados
y están inflados con alimentos de reserva.

Las verdaderas esporas asexuales de los hongos difieren de las esporas vegetativas en que son
formadas en estructuras especializadas llamadas esporóforos. Los hongos inferiores producen
esporas en esporangios que están formados típicamente en los extremos de hifas ordinarias o en
hifas especializadas denominadas esporangióforos, aunque pueden ser formados a lo largo de la
estructura hifal. Las esporas asexuales pueden ser producidas bien exógenamente en los extremos
o lados de las hifas, o endógenamente en estructuras especializadas semejantes a sacos llamadas
esporangios.
Las esporas producidas exógenamente están formadas muchas veces en hifas especializadas, y
son denominadas conidiosporas o simplemente conidias. Las conidias varían en forma, color y
complejidad y pueden ser grandes o pequeñas. Estas están unidas en estructuras llamadas
conidióforos.
Tipos de conidios, conidióforos y cuerpos fructíferos que producen y hongos inferiores los
ascomicetes, Agrios 2005.
Los hongos son clasificados de acuerdo a su método de reproducción sexual, pero hay un
grupo de hongos en el que la reproducción sexual no ha sido observada y existen sólo en el
estado anamórfico. Estos hongos son agrupados juntos en un grupo conocido los Hongos
Imperfectos o Deuteromycetes La reproducción sexual de los hongos se produce un estado
diploide, en el que los cromosomas están pareados, y la fusión celular es seguida por una meiosis
del núcleo del cigoto Los órganos sexuales de los hongos se denominan gametangios, estos son
diferenciados desde las hifas vegetativas.
Reproducción sexual en los Ficomicetos:
La reproducción sexual es producir esporas que germinan bajo condiciones favorables para
producir el estado reproductivo asexual directamente, o poco después de la germinación. Los
Ficomicetos acuáticos generalmente forman gametos móviles llamados zoosporas.
Las estructuras masculinas son llamadas anteridios, y las estructuras femeninas son oogonias.
El zigoto que es producido por un anteridio y una oogonia es llamado oospora. En los ficomicetos
más avanzados, los gametangios son hifas modificadas, morfológicamente. Estas fusiones
terminan con la producción de paredes gruesas, estructuras resistentes llamadas zigosporas u
oosporas.
Los hongos son clasificados de acuerdo a su método de reproducción sexual, pero hay un
grupo de hongos en el que la reproducción sexual no ha sido observada y existen sólo en el
estado anamórfico. Estos hongos son agrupados juntos en un grupo conocido los Hongos
Imperfectos o Deuteromycetes La reproducción sexual de los hongos se produce un estado
diploide, en el que los cromosomas están pareados, y la fusión celular es seguida por una meiosis
del núcleo del cigoto Los órganos sexuales de los hongos se denominan gametangios, estos son
diferenciados desde las hifas vegetativas.
Reproducción sexual en los Ficomicetos:
La reproducción sexual es producir esporas que germinan bajo condiciones favorables para
producir el estado reproductivo asexual directamente, o poco después de la germinación. Los
Ficomicetos acuáticos generalmente forman gametos móviles llamados zoosporas.
Las estructuras masculinas son llamadas anteridios, y las estructuras femeninas son oogonias.
El zigoto que es producido por un anteridio y una oogonia es llamado oospora. En los ficomicetos
más avanzados, los gametangios son hifas modificadas, morfológicamente. Estas fusiones
terminan con la producción de paredes gruesas, estructuras resistentes llamadas zigosporas u
oosporas.

Reproducción sexual en los Acomicetos:


La reproducción sexual en los Ascomicetos termina en la producción de ascosporas sexuales
haploides en una estructura parecida a un saco llamada asca. La forma de las ascosporas y ascas
varía con la especie particular de hongo. Típicamente hay 8 ascosporas en cada asca.
Cuerpos fructíferos, ascas y ascosporas de los principales grupos y géneros de ascomicetos
fitopatógenos, Agrios, 2005.

El gametangio macho es llamado anteridio, y la hembra es ascogonio. La célula zigoto


resultante favorece al asca en la cual sucede la meiosis para producir las ascosporas. Los
Ascomicetos superiores producen sus ascas en una estructura fructífera o ascocarpo (Ascoma).
Hay tres tipos generales de ascocarpos, llamados:
El cleistotecio tiene completamente cerrada su estructura donde encierra las ascas que dispone
aleatoriamente dentro; las ascosporas pueden ser sólo liberadas por ruptura o desintegración de la
pared.

El peritecio tiene un estrato de ascas organizadas en sus paredes interiores, y un ostiolo a través
del cual las ascosporas son liberadas. En muchas de Ascomicetos que producen peritecios, cada
asca asciende al interior del ostiolo en sucesión, y allí descarga enérgicamente cada una de sus
ascosporas.

Un apotecio es una estructura abierta con ascas ordenadas en un estrato bien definido en su
superficie superior. Cleistotecio y peritecio son producidos en cultivos, y son muchas veces
visibles a simple vista.
Reproducción sexual en los Basidiomycetes:
La célula sexual característica en este grupo de hongos es el basidio. El basidio soporta las
células sexuales haploides o basidiosporas, usualmente cuatro, externamente en estructuras
llamadas esterigmas.
En los Basidiomicetos inferiores el basidio está separado y produce desde una hifa o una pared
engrosada la última espora llamada teliospora.
En los Basidiomicetos superiores los basidios son unicelulares y con forma de porra y son
producidos generalmente en estructuras fructíferas conspicuas llamadas basidiocarpos.

En los Basidiomicetos la estructura de los basidiocarpos muchas veces están organizadas en


capas bien definidas llamadas himenio.

En los Basidiomicetos la estructura de los basidiocarpos muchas veces están organizadas en


capas bien definidas llamadas himenio.
Ejemplos: Presencia de los cuerpos fructíferos de los diferentes grupos de hongos que
ocasionan daños en los cultivos de importancia económica.
Esporangios.
Basidiosporas
Conidióforos
Ascosporas
Peritecios
Interacciones ecológicas de los hongos acuáticos:
En un bosque o en un simple jardín es posible observar hongos macroscópicos en forma de
sombrero o repisa, en cambio en los ríos, arroyos y demás ambientes acuáticos, existen otros que
son microscópicos. Los hongos acuáticos que habitan los ríos son claves en la descomposición de
las hojas y otros materiales orgánicos en suspensión. Una de las peculiaridades de estos
organismos es que generan unas estructuras hidrodinámicas de reproducción denominadas
esporas que les sirven para dispersarse. Las mismas pueden ser transparentes o amarronadas y
tienen formas particulares tales como de estrella o de filamento, entre otras, y un tamaño
aproximado de entre 15 a 300 micras.
Interacciones entre la comunidad vegetal y la comunidad de hongos formadores de micorrizas
arbusculares Diversos trabajos han puesto de manifiesto que los HMA juegan un papel
fundamental en la estructura, diversidad y funcionamiento de las comunidades vegetales, (Allen y
Allen 1984; van der Heijden et al. 1998a; Hartnett y Wilson 1999; Hart et al. 2003), mostrando
experimentalmente que la presencia y abundancia de HMA puede en algunos casos aumentar la
riqueza de especies vegetales (Grime et al. 1987; Gange et al. 1993; van der Heijden et al. 1998b)
mientras que en otros puede disminuirla (Hartnett y Wilson 1999; Klironomos et al. 2000;
O'Connor et al. 2002). En este sentido, Bever (1999) estableció un modelo basado en la dinámica
generada entre la comunidad vegetal y la de HMA. Partiendo del supuesto de que las plantas que
componen la comunidad vegetal son dependientes de las micorrizas y de que la respuesta tanto de
la plantas como de los hongos a la simbiosis varía en función de las especies que interaccionan,
se establecen retroalimentaciones positivas o negativas entre las comunidades de HMA y de
plantas.

En la retroalimentación positiva existe una relación simétrica en el beneficio que reciben tanto
la planta como el hongo. Cuando el beneficio es máximo entre una determinada combinación de
planta y HMA, la abundancia de ambos aumenta y desplazan al resto de las especies vegetales y
de HMA. Se producirá, por tanto, una pérdida de diversidad en el ecosistema.

Por el contrario, en la retroalimentación negativa la relación de beneficio entre el hongo y la


planta es asimétrica. Puede haber un HMA que aporte el máximo beneficio a una especie vegetal
A pero que se desarrolle mejor cuando establece simbiosis con otra especie distinta B. Tan pronto
como aumenta la abundancia de la especie A debido a la interacción con un HMA que le aporta
el máximo beneficio, empieza a aumentar la abundancia de una segunda especie de HMA que, a
su vez, se ve favorecido por la especie vegetal B. Este segundo HMA aportará el máximo
beneficio a una segunda especie vegetal A, incentivando su crecimiento y así se producirá un
ciclo que mantendrá la diversidad del ecosistema. En esta situación, la riqueza de especies tanto
de la comunidad de HMA como de la comunidad vegetal se mantiene constante.
Retroalimentación positiva y negativa. A) Retroalimentación positiva; Cuando la especie de
hojas verdes se asocia a los HMA de esporas rojas, ambas especies obtienen el máximo beneficio
y desplazan a las otras especies vegetales y de HMA. Lo mismo sucede cuando la especie de
hojas naranjas se asocia a los HMA de esporas azules. B) Retroalimentación negativa; La
abundancia inicial de especies de hoja verde provoca un incremento de los HMA de esporas
rojas. Sin embargo, en este caso, las especies de hojas naranjas se desarrollan mucho mejor
cuando se asocian a los HMA de esporas rojas, por lo que aumenta su presencia en la comunidad.
A su vez, la especie de hojas naranjas incentiva el crecimiento de los HMA de esporas azules por
lo que varía la comunidad de hongos, aumentando la abundancia de HMA de esporas azules que
a su vez, provocan que vuelva a incrementar la presencia de las plantas verdes. En esta situación
la diversidad de especies se mantiene constante (modificado de Bever et al. 2002).

Muchos hongos verdaderos toman su alimento de otros organismos vivos a través de simbiosis
mutualistas, en las que ambos componentes obtienen beneficios. Se conocen simbiosis
mutualistas de hongos con animales, fundamentalmente insectos como es el caso de especies de
hormigas tropicales americanas. También mantienen simbiosis con las plantas, desde las algas
verdes o cianobacterias (llamadas líquenes), hasta las hepáticas, musgos, helechos, y
espermatofitos (micorrizas). Especialmente éstas últimas fueron imprescindibles en el salto de la
vida vegetal del agua a la tierra. Actualmente las micorrizas juegan un papel importantísimo en
los ecosistemas forestales, ya que favorecen la nutrición y protegen las raíces de las plantas
vasculares frente al frío, calor y sequía de prácticamente todas las especies de interés forestal.

Finalmente, algunos hongos son parásitos, alimentándose de otros organismos a los que no
dan ningún beneficio a cambio. En ciertos casos pueden convertirse en patógenos, provocando
enfermedades en animales y plantas. Como ejemplos de infecciones fúngicas en animales, el
síndrome de nariz blanca ha matado ya a más de 6 millones de murciélagos en Norteamérica
desde 2006, y la quitridiomicosis ha atacado ya a más de 1000 especies de anfibios en todo el
planeta, acelerando el declive de al menos 500 de ellas. Respecto a las enfermedades fúngicas en
árboles forestales, algunas son especialmente graves en nuestro territorio, como la seca de la
encina, la grafiosis del olmo, el chancro del castaño o la roya del pino.

En algunos casos de infecciones en plantas, los hongos parásitos forman apresorios, que son
hinchamientos en los extremos de las hifas que ayudan al hongo a penetrar dentro de las células
parasitadas, y haustorios, que son bolas o ramificaciones que se forman dentro de las células
parasitadas y que facilitan la absorción de sustancias del citoplasma. Sin embargo, no todos los
hongos forman apresorios o haustorios. Algunos infectan la superficie de las plantas, sin penetrar
en las células; otros penetran directamente en las células después de disolver su pared celular;
otros son sistémicos: infectan la planta a través de sus raíces y se propagan a través del sistema
vascular; y por último algunos producen toxinas que matan a las células vegetales.
Interacciones hongos suelo:
Debido a su enorme capacidad de sintetizar enzimas y a su prevalencia en el suelo, los hongos
están muy involucrados en los cambios biológicos y químicos de los componentes del suelo y de
los materiales geológicos, sobre todo en suelos minerales y en los horizontes superficiales de
suelos bien formados, donde se desarrollan las raíces de las plantas. Respecto a las propiedades
químicas de los suelos, los hongos juegan un importante papel en las transformaciones de
compuestos orgánicos e inorgánicos y en el ciclo de nutrientes, como se ha comentado antes. Son
además capaces de incorporar elementos inorgánicos simples en moléculas más grandes. En
simbiosis con las algas o cianobacterias (líquenes), colonizan las rocas desnudas, favoreciendo su
disolución, la transformación de compuestos minerales, y la movilización de metales, y
provocando así cambios en el pH, en la concentración de oxígeno y en el potencial redox del
sustrato.
Los hongos también influyen en las propiedades físicas de los suelos, contribuyendo por
ejemplo a la meteorización de las rocas e influyendo en su erosión y descomposición. Son
además capaces de modificar la textura y estructura del suelo a través de diversos mecanismos.
Uno de ellos es la síntesis de polisacáridos y compuestos hidrofóbicos que afectan a la retención
de agua por parte del suelo; la fijación de las partículas mediante el crecimiento del micelio que
ayuda a estabilizar el suelo y a protegerlo frente a la erosión; y el aumento de la agregación de las
partículas del suelo provocado por el consumo de la materia orgánica.
Las hifas de algunos glomeromycetes, componentes de un tipo de micorrizas denominadas
endomicorrizas, sintetizan glicoproteínas, como la glomalina, que estabilizan los agregados del
suelo y favorecen las comunidades bacterianas del suelo, como las fijadoras de nitrógeno
atmosférico.

Aplicaciones ambientales de los hongos acuáticos:


El 71 % de la superficie de nuestro planeta es agua y en esta, las primeras formas de vida
tuvieron su origen. Sin embargo, se conoce menos del 40% de los organismos que en ella habitan.
Muchas investigaciones definen a la microflora marina como un grupo variado y una excelente
fuente de productos naturales. A pesar de que muchos hongos son cosmopolitas y viven tanto en
el mar como en otros hábitats de suelo y agua dulce, se ha obtenido evidencia de que, bajo las
condiciones del ambiente marino, los hongos producen un perfil de metabolitos diferentes en
comparación con la situación del agua dulce. Otros investigaciones indican que estos
microorganismos, más que un grupo taxonómico, son un grupo ecológico ya que estas especies
viven en un hábitat estresante bajo condiciones de alta presión, temperatura, ausencia de luz, e
inclusive estrés mecánico. Así, su capacidad para sobrevivir en diferentes condiciones
ambientales los vuelven atractivos para el aislamiento de nuevas moléculas. En la actualidad, los
investigadores enfocan la búsqueda de la microbiota en lugares diferentes a los ambientes
terrestres, por ejemplo en las esponjas marinas, en las raíces de plantas de los manglares, en el
caparazón de artrópodos, en el intestino de peces, en moluscos bivalvos, en sedimentos marinos
por mencionar algunos.

El medio ambiente en que un hongo se desarrolla está muy relacionado con las sustancias que
produce. Así, las condiciones del entorno marino son responsables de las características únicas
que poseen dichos compuestos, ya sea en el caso de los hongos marinos que obtienen sus
nutrientes de otros organismos, a menudo sin matarlos (parásitos obligados), o de los que si los
matan para alimentarse de los desechos (parásitos facultativos). Se piensa que estos últimos
derivan de la adaptación del organismo al medio ambiente y pueden actuar como mecanismo de
defensa.
Lo anterior se puede observar en el ensayo realizado en el hongo terrestre Coriolus consors, ya
que en un medio marino se observó la producción de hirsutanoles, que son sustancias muy
relacionadas con el hongo antes mencionado. Así, cuando los investigadores cultivaron el hongo
en agua salada y otras condiciones que semejan un ambiente marino, observaron que produjo un
nuevo compuesto bautizado como hirsutanol D, demostrando así que el uso de agua de mar en los
hongos terrestres produce la síntesis de nuevas sustancias, evidenciando con ello la influencia que
ejerce el medio ambiente sobre la producción de los metabolitos de los hongos.
Un estudio realizado en Bogotá, Colombia publicado en marzo de 2020 indica que cultivar
microorganismos de origen marino de manera conjunta permitió identificar tres parejas
promisorias que producen compuestos imposibles de conseguir en cultivos separados, algunos de
los cuales incluso no habían sido reportados antes en la literatura científica.
De estos indicios partió la motivación de la investigadora Paola Andrea Martínez Buitrago,
magíster en Ciencias Química de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) para por primera
vez en su país iniciar un estudio de este tipo en el que se cultivan parejas de microorganismos
marinos para la inducción de productos naturales con actividades biológicas como la capacidad
antibiótica. Cuando los microorganismos interactúan en parejas o en grupos grandes tienden a
producir antibióticos para defenderse. Las moléculas obtenidas podrían ser potenciales
antibióticos, entonces la siguiente fase de este trabajo es evaluar la actividad de todos estos
compuestos nuevos, estos podrían pensarse a futuro para combatir enfermedades en humanos o
plagas en cultivos. Además, encontró que en la pareja conformada por el hongo Purpureocillium
sp. PNM-67 y la bacteria con ácido micólico Rhodococcus sp. RKHC-26 se generan alteraciones
en el metabolismo del hongo, algo novedoso porque en estudios anteriores solo se había
reportado la capacidad de la bacteria para inducir cambios en otras bacterias.
Conclusiones
La riqueza específica de la nca de Artikutza se puede señalar como alta, ya que a pesar de no
existir un inventario exhaustivo de la zona, se ha recopilado un número elevado de especies, y
para algunas de ellas es un territorio de gran importancia para su conservación. Por ello, se puede
decir que es una zona de alto interés ecológico, y en particular para los hongos.
En conclusión, los hongos marinos son una opción más para identificar nuevas sustancias con
potencial para ser usadas como medicamentos, o bien como productos de muy distinta índole, lo
que los convierte en un excelente tema de estudio que además permitiría sacar provecho de la
cantidad de agua salada que posee nuestro planeta tierra, donde aún hay muchos organismos sin
estudiar.
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