SMED
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1. Introducción
Para empresas que quieren incrementar su flexibilidad y al mismo tiempo disminuir sus niveles
de stock resulta crítico reducir al mínimo los tiempos tanto para los cambios de herramientas
como para las preparaciones.
Esta necesidad viene a su vez insertada dentro de la filosofía de reducción de tiempo o máxima
velocidad, que hoy todo lo invade, desde la capacidad de rápida atención, a la reducción de
tiempos de respuesta, menores plazos desde la investigación y diseño hasta el inicio de la
producción y puesta del producto en el mercado, y la reducción en los plazos de elaboración. El
tiempo vale oro, y cada día ello toma mayor importancia tanto desde el punto de vista de la
satisfacción del cliente, como desde los costos y de la capacidad competitiva de la empresa.
Eliminar el concepto de lote de fabricación reduciendo al máximo el tiempo de preparación de
máquinas y de materiales, esta es en esencia la filosofía SMED. Hoy se apuesta no sólo a
reducir al mínimo los tiempos de preparación, sino también los tiempos de reparación y
mantenimiento.
A fines de la década de los ’60 Toyota tardaba más de cuatro horas en cambiar de modelo en
una prensa de estampación de 800 toneladas, cuando su equivalente en Volkswagen requería
de tan sólo dos horas. El ingeniero Shigeo Shingo ante una actividad de investigación asignada
por el directivo de Toyota, Sr. Ohno, (destinado a afianzar y hacer factible el Sistema de
Producción Just in Time, con el claro y preciso objetivo de reducir los tiempos de espera y los
niveles de inventarios tanto de productos en proceso, como de productos terminados -
encontrándose ambos catalogados entre las siete mudas clásicas), procede a desarrollar un
sistema que permitió reducir el tiempo antes indicado a tan sólo tres minutos.
Se había dado inicio a la implantación del SMED, superando de tal forma uno de los mayores
obstáculos que en aquel momento tenía Toyota para implantar la producción “justo a tiempo”,
sistema que se haría famoso en el mundo entero como Sistema de Producción Toyota (TPS).
Cuando una empresa ha trabajado en la reducción del tiempo de preparación de una máquina
concreta durante varios años, comprueba que es posible reducir radicalmente el tiempo de
cambio de varias decenas de horas, a menos de diez. Más tarde y para la misma máquina, se
pueden lograr tiempos de decenas de minutos. Un poco más adelante se puede hablar de
tiempos de cambio de menos de diez minutos. Algunas empresas incluso han conseguido el
objetivo final: cambios al primer toque, donde el tiempo es casi igual a cero. Ninguna empresa
puede permitirse el lujo de dejar de trabajar en reducir los tiempos de cambio hasta llegar a
este objetivo. No se trata de analizar si es o no posible, sino de ver lo que hay que hacer y
cuánto se va a tardar en conseguirlo.
No sólo Toyota sirve de ejemplo, también podemos mencionar a la empresa Kodak (USA)
quien en materia de prensa de inyección de plástico logró en 1984 reducir el tiempo de cambio
de aproximadamente dos horas a treinta minutos; unos meses más tarde, se volvió a reducir
hasta llegar a seis minutos.
Aunque existen un gran número de técnicas destinadas al incremento o mejora de la
productividad, la reducción en los tiempos de preparación merece especial consideración y es
importante por tres motivos:
1. Cuando el tiempo de cambio es alto, los lotes de producción son grandes y, por tanto,
la inversión en inventario es elevada. Cuando el tiempo de cambio es insignificante se
puede producir diariamente la cantidad necesaria, eliminando casi totalmente la
necesidad de invertir en inventarios.
2. Los métodos rápidos y simples de cambio eliminan la posibilidad de errores en los
ajustes de herramientas y útiles. Los nuevos métodos de cambio reducen
sustancialmente los defectos y suprimen la necesidad de inspecciones.
3. Con cambios rápidos se puede aumentar la capacidad de la máquina. Si las máquinas
funcionan siete días a la semana, 24 horas al día, una opción para tener más
capacidad, sin comprar máquinas nuevas, es reducir su tiempo de cambio y
preparación.
Una de las ventajas más importantes de reducir los tiempos de preparación a cifras de un sólo
dígito, es que la empresa puede pasar de trabajar contra almacén a fabricar bajo pedido. Dado
que para algunas fábricas la inversión en el inventario de producto acabado es el mayor activo,
su conversión en efectivo puede servir para financiar otras inversiones o reducir deudas.
El SMED es sin lugar a dudas un concepto de alta innovación generado por los japoneses
dentro del ámbito de la ingeniería industrial. Cabe consignar que en las empresas japonesas, la
reducción de tiempos de preparación no sólo recae en el personal de ingeniería, sino también
en los Círculos de Control de Calidad (CCC).
Cabe mencionar que actualmente tal filosofía de trabajo ya no sólo se aplica en los cambios de
herramientas y preparación de máquinas y equipos, sino también en la preparación y puesta a
punto de quirófanos, preparación de embarques aéreos, atención de automóviles Fórmula Uno
y de otras actividades vinculadas a los servicios.
4. Técnicas de aplicación
Se utilizan en el SMED seis técnicas destinadas a dar aplicación a los cuatro conceptos
anteriormente expuestos.
Técnica Nº 1: Estandarizar las actividades de preparación externa. Las operaciones de
preparación de los moldes, herramientas y materiales deben convertirse en procedimientos
habituales y estandarizados. Tales operaciones estandarizadas deben recogerse por escrito y
fijarse en la pared para que los operarios las puedan visualizar. Después, los trabajadores
deben recibir al correspondiente adiestramiento para dominarlas.
Técnica Nº 2: Estandarizar solamente las partes necesarias de la máquina. Si el tamaño y la
forma de todos los troqueles se estandarizan completamente, el tiempo de preparación se
reducirá considerablemente. Pero dado que ello resulta de un costo elevado, se aconseja
estandarizar solamente la parte de la función necesaria para las preparaciones.
Técnica Nº 3: Utilizar un elemento de fijación rápido. Si bien el elemento de sujeción más
difundido es el perno, dado que el mismo sujeta en la última vuelta de la tuerca y puede
aflojarse a la primera vuelta, se han ideado diversos elementos que permiten una más eficaz y
eficiente sujeción. Entre tales elementos se cuenta con la utilización del orificio en forma de
pera, la arandela en forma de U y la tuerca y el perno acanalado.
Técnica Nº 4: Utilizar una herramienta complementaria. Se tarda mucho en unir un troquel o
unas mordazas directamente a la prensa de troquelar o al plato de un torno. Por consiguiente,
el troquel o las mordazas deben unirse a una herramienta complementaria en la fase de
preparación externa, y luego en la fase de preparación interna esta herramienta puede fijarse
en la máquina casi instantáneamente. Para hacer ello factible es necesario proceder a la
estandarización de las herramientas complementarias. Puede hacerse mención, como ejemplo
de ésta técnica, la mesa móvil giratoria.
Técnica Nº 5: Hacer uso de operaciones en paralelo. Una prensa de troquelar grande o una
máquina grande de colada a presión tendrán muchas posiciones de fijación en sus cuatro
costados. Las operaciones de preparación de tales máquinas ocuparán mucho tiempo al
operario. Pero, si se procede a aplicar a tales máquinas operaciones en paralelo por dos
personas, pueden eliminarse movimientos inútiles y reducirse así el tiempo de preparación.
Técnica Nº 6: Utilización de un sistema de preparación mecánica. Al poner el troquel, podría
hacerse uso de sistemas hidráulicos o neumáticos para la fijación simultánea de varias
posiciones en cuestión de segundos. Por otra parte, las alturas de los troqueles de una prensa
de troquelar podrían ajustarse mediante un mecanismo electrónico.
8. Conclusiones
Los tiempos invertidos en preparación y cambio de útiles y herramientas son uno de los
factores claves para un fabricante de clase mundial. La reducción de los tiempos de cambio de
útiles permite la reducción en el tamaño de los lotes, haciendo posible con ello la reducción de
los inventarios en proceso. La reducción de los lotes hace a su vez factible reducir los tiempos
de ciclo; la reducción de éste último permite dar a la empresa una respuesta más rápida a los
clientes, reduciendo o eliminando la necesidad de mantener inventarios de productos
terminados.
Una fábrica típica dispondrá de numerosos procesos de cambios de herramientas, y una parte
importante de la mejora continua tendrá relación directa con la reducción gradual y sistemática
de dichos tiempos de cambio.
El Sistema de Producción Just in Time (Justo a Tiempo) no es factible si son voluminosos los
tamaños de lotes, y dichos lotes pueden reducirse solamente si se reducen los tiempos para los
cambio de útiles y preparación de los equipos.
En el pasado, no se daba mucha trascendencia a la necesidad de acelerar los cambios de
útiles, pero la amplia aceptación del Just in Time ha constituido este tema en el centro de
atención de muchas plantas fabriles.
Muchas empresas han verificado que pueden reducirse significativamente los tiempos de
cambio de herramientas (del orden del 50 al 75%) con el mero estudio del problema y la
posterior mejora en la organización de las actividades. Pueden lograrse reducciones
adicionales mediante modificaciones relativamente pequeñas en las máquinas, herramientas,
útiles o producto. Solamente después de haber puesto en práctica esta clase de mejoras
sencillas es menester o necesario incurrir en inversiones de capital de cierto nivel.
El coste actual de obtener importantes mejoras en materia de tiempos es factible meramente
con el tiempo destinado en primer lugar a la capacitación de los operarios y en segundo lugar a
la atención que estos diariamente presten a las máquinas, y el de los técnicos e ingenieros
necesarios para las actividades de asesoramiento y soporte.
Como hay relativamente pocas fábricas sin costes de cambio, la mayoría tienen la oportunidad
de reducirlos, y reducir la inversión en inventario asociada. Los costes de preparación no se
limitan a los talleres mecánicos convencionales, afectan también a las industrias de proceso y a
las de montaje, como farmacéuticas, papeleras, alimenticias, químicas, y electrónicas entre
muchas otras.
El punto importante es que las operaciones de preparación de máquinas y cambio de útiles,
herramientas, plantillas y accesorios son uno de los despilfarros más sustanciales de la
fabricación. Sólo basta considerar que si en una fábrica se reducen a un mínimo todas las
operaciones vinculadas a los cambios de herramientas y tiempos de preparación (tiempos de
reutillaje), normalmente pueden reducir los costes de fabricación en un 20% o más.