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● Después de los conquistadores.
Sabemos que tras la llegada de los conquistadores a nuestro
territorio desde el siglo XV, se dieron formas teatrales como las realizadas por los misioneros y los mestizos: estas manifestaciones, si bien participaban en ellas grupos humanos de diversas clases sociales, no se pueden llamar precisamente populares o comunitarias, pues no tenían las características que hemos identificado para ellas. Luego hacia el siglo XVIII, hicieron su aparición las representaciones propias del teatro español, y progresivamente otras formas europeas, como ocurrió en el resto del continente, quedando con poco registro, apenas regional, los vestigios del teatro precolombino que mencionamos anteriormente.
Los distintos géneros llegados desde el exterior eran vistos en su
mayoría por la “élite” criolla, con mínima participación de la servidumbre esclava. Luego siguieron la construcción de los primeros escenarios hacia finales del siglo, y la aparición de las compañías teatrales en los inicios del XIX. (Lamus, 2012)
Las producciones teatrales repetían cada vez con más frecuencia
los modelos importados de Europa, que seguían siendo vistas por los selectos grupos de la naciente “sociedad capitalina”. Las vetas del teatro popular y comunitario, estaban en el festín callejero y los ritos de carnaval que se daban en calles y plazas con motivo de las celebraciones patronales religiosas o de ocasión. Elementos mágico- religiosos estaban presentes en eventos que fueron adquiriendo carácter escénico: el teatro no podía ser exclusivo de los espacios cerrados El teatrista colombiano Críspulo Torres nos recuerda: “En Colombia, las experiencias del teatro en la calle no son nuevas, desde antes de la Conquista ya existían eventos sagrados y teatrales en la plaza pública”. (Torres, 2009) ● El Nuevo Teatro colombiano.
La documentación aportada por historiadores del teatro en
Colombia como Lamus y Reyes, apunta, que es solo hasta la aparición del movimiento denominado Nuevo Teatro, a mediados del siglo XX, donde toman cuerpo las formas comunitarias.
Recordemos de manera breve este itinerario. Tras la segunda
Guerra Mundial, con la utopía de la recuperación de valores democráticos, la lucha por los derechos humanos y el crecimiento de las industrias culturales –como el Cine por ejemplo–, en muchos países europeos se dio el fenómeno de la democratización cultural, con la finalidad de hacer llegar al máximo de personas las producciones culturales.
Para el teatro se diseñaron diversas estrategias de difusión, de las
que se consideraban las grandes obras del patrimonio teatral universal: itinerarios, representaciones al aire libre, adaptación de clásicos y abaratamiento de precios, fueron algunos de los medios para hacer más popular el teatro.
Por su parte, en los movimientos de educación popular, se
afianzaron las ideas de la actividad artística como instrumento de formación del individuo y la del teatro como espacio de expresión y de democracia. El teatro tomó espacios en la institución escolar, y con las ideas de la Escuela Nueva, se buscaron nuevos caminos para la acción sociocultural. En el contexto colombiano surgieron diversos grupos de teatro que tenían un vínculo muy orgánico con los sectores populares más dinámicos de la época: movimientos estudiantiles, de educadores, de obreros o campesinos, y otros gremios reivindicadores de los derechos sociales. Este movimiento se llamó a sí mismo Nuevo Teatro, con grandes pioneros como Santiago García, fundador del teatro La Candelaria y Enrique Buenaventura con su Teatro Experimental de Cali (TEC). El Nuevo Teatro llegó a tener una importante influencia en la vida cultural nacional y latinoamericana. Ariza nos recuerda el espíritu de este momento:
Las organizaciones sociales se vincularon al movimiento (Nuevo
teatro) y reclamaban ver representados sus conflictos en escena. La Universidad, en particular la Nacional, era el referente del debate que promovía el movimiento en torno al pensamiento independiente. Y los foros sobre las obras eran verdaderas audiencias públicas. Podría decirse que el país se puso en escena. 1
En los años que siguen al mayo del 68 Francés, algunas corrientes
del teatro popular dan lugar a la intervención teatral: Augusto Boal proponía, “todo el mundo puede hacer teatro, incluso los actores, se puede hacer teatro en todas partes, incluso en los teatros.” 4 Las universidades albergaron grupos amateurs, los movimientos políticos y sociales permearon el teatro colombiano y estrategias como el Agitprop2, también fueron aplicadas mediante el teatro contra la urgencia de los acontecimientos.
2 Agitprop (propaganda de agitación o agitación y propaganda) es una estrategia
política, difundida a través del arte, de la literatura y de otros medios, usando como métodos la agitación y la propaganda para influir sobre la opinión pública y de este modo obtener réditos políticos. Y es en esta coyuntura donde ubicamos la nueva dinámica del TC - siempre imbricada con la acción popular, donde muchos actores y directores en formación y profesión, retornando a sus comunidades de origen con el ímpetu de la transformación social, asumen el rol de animadores, interviniendo en múltiples espacios comunitarios: barrios, fábricas, centros culturales, hospitales, cárceles, escuelas. Se trata de que la comunidad haga su propio teatro.
La conformación de grupos con espacios y dramaturgias propias, y
las demás modalidades de la profesión, han seguido por intensos caminos a pesar de las políticas oficiales o nutriéndose de ellas. De igual manera lo ha hecho el TC, que como veremos más adelante, también ha ligado esfuerzos con las nuevas estrategias de los movimientos en red, que han venido avanzando a nivel continental desde las décadas más recientes.
El método de Creación Colectiva.
Queremos destacar que para la vida del TC en Colombia ha sido
muy importante el desarrollo teórico en cuanto a las formas de afrontar los procesos creativos y de cohesión de las agrupaciones. Es incalculable la influencia que métodos como el de Creación Colectiva, enunciado por el equipo de creadores del TEC, con la orientación del maestro Enrique Buenaventura, han tenido en la dramaturgia de los grupos comunitarios.
Esbozaremos algunos de los lineamientos que el TC ha tomado de
este método, advirtiendo que, en la natural complejidad de estos procesos, no es posible registrar todo lo acontecido en un movimiento que cada vez abarca más tópicos tanto estructurales y organizativos, como del mismo quehacer creativo y estético. Una clave fundamental para entender este método es el criterio de Buenaventura sobre la función social del teatro: la obra teatral debe servir como modo de confrontar al público para que se despierte de su indiferencia y tome parte en la lucha revolucionaria. Para llevar a cabo este propósito, el maestro colombiano, adopta como base las propuestas del alemán Bertolt Brecht, ajustándolas a la realidad local y a sus propios presupuestos teóricos, que para la época giraban alrededor de tres asuntos fundamentales:
- El problema de la dependencia cultural o colonialismo cultural.
- La obra teatral como montaje, más que literatura. - La radicalización de las relaciones actor-director-dramaturgo, que culmina en sus escritos sobre la Creación Colectiva.
Con relación a la Creación Colectiva, Buenaventura afirmaba que a
través de las celebraciones báquicas, la creación colectiva era conocida como teatro al improvisto (Jaramillo, 1992) que nutría la realidad del momento, permitiendo la expresión de otra realidad cultural.
Asumir el método de Creación Colectiva, implica entonces:
Un sistema de trabajo inherente al hecho mismo del proceso de
creación, proceso cuyo objetivo es unir varias voces para mostrar una inquietud común en forma de montaje. El proceso de creación se establece en tres momentos: uno es el cognoscitivo, el cual determina la relación entre arte y ciencia como maneras complementarias en el proceso de apropiación, el segundo momento ideológico que se presenta a través de las concepciones determinando las apreciaciones que tiene el artista del mundo y su realidad, y un tercer momento es el estético el cual presenta la obra y su forma de mostrar la realidad. Iniciar con la investigación o trabajo de mesa, después sigue la conformación de grupos de trabajo que responden a los intereses particulares; los grupos trabajan coordinados por el director que asesora y estimula la creación y la investigación. Una vez estudiado el tema y seleccionados los conflictos, se entra en la etapa de improvisaciones, éstas nacen de las asociaciones que hacen del tema los actores, quienes son los creadores del discurso al crear imágenes que se acercan al tema. De las improvisaciones se obtienen los núcleos temáticos que dan inicio al montaje de la obra. Se empiezan a crear las líneas temáticas y el argumento. Escribir el texto a partir de las situaciones creadas por los actores buscando coherencia en la trama y cumplir con el objetivo de transformar la realidad mediante la búsqueda de la estética. Trabajar la dramaturgia del actor: los actores son intérpretes de situaciones, de acciones, de personajes; investigan la verdad histórica para afirmar su identidad, los estudiantes inician su investigación y el análisis de la realidad actual: “la actuación es el discurso elaborado por el actor sobre el estado del mundo” (Jaramillo, 1992, pg. 96) Hacer del teatro una verdad donde la investigación es el punto neural, el punto de salida y el punto de llegada. Trabajar un tema, soportar cada personaje en la indagación, llevarlo a la creación y recreación donde se expone el problema. Un contacto directo con la comunidad, a la cual se entrevista para recoger vivencias, anécdotas y puntos de vista. También se consultan libros de historia y documentos sobre el tema. Una vez finalizado el trabajo investigativo se pasa al trabajo de selección y creación artística teniendo siempre presente que el objetivo de la creación colectiva es la transformación y el cambio. Establecer grupos de trabajo que responden por la escenografía, el vestuario, la redacción del texto y la actuación. Un teatro de actores que van realizando la obra durante el proceso de creación, el cual depende del aporte colectivo.
En suma, con el trabajo de la puesta en escena los participantes
encuentran sus propias fortalezas y debilidades; se apropian de conocimientos gracias a que los comprenden desde el relato; aprenden a trabajar en grupo y experimentan sus ventajas; aprenden los oficios propios del teatro, como actuación, vestuario, escenografía, dramaturgia, técnica vocal, creación de personaje e improvisación; superan los miedos de presentarse en público; encuentran una forma divertida y comprometida de aprender, y encuentran en la puesta en escena desde la creación colectiva un camino hacia el aprendizaje del teatro y de la vida.
Relaciones Creativas y Conflictivas Entre El Teatro y La Politica La Institucionalidad de Las Artes Escenicas en Uruguay en La Comision de Teatros Municipales