Manual Ciencias Penales y Criminológicas Módulo 2

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MÓDULO
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Ciencias Penales y
Criminológicas

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Semana I. Modulo N° 2: “LAS CIENCIAS PENALES CRIMINOLÓGICAS”

INTRODUCCION A LA CRIMINOLOGIA.

La criminología es una ciencia empírica e interdisciplinaria que tiene como


objeto el estudio del delincuente, el lugar de los hechos, el delito, las conductas
desviadas, el control social, con relación al delito mismo, sin dejar de lado del
todo a la víctima, la cual será en todo caso objeto total de estudio de
la victimología, con el objetivo de entender al criminal y las distintas
motivaciones que lo llevaron a cometer determinados crímenes.
Su objeto es el estudio de la conducta desviada que implica
el delito o criminalidad, así como el proceso de definición y sanción de la
conducta desviada. Además, también se centra en la prevención y el
tratamiento de estas conductas.
Basa sus fundamentos en conocimientos diversos de disciplinas y ciencias
tales como lo son la sociología, psicología, medicina, antropología, matemática,
física y química, apoyándose de manera indirecta del derecho penal y de otras
ciencias de carácter penal o forense. Las áreas de investigación criminológicas
incluyen el iter criminis, la incidencia y las formas o mecanismos de los
crímenes, así como sus causas y algunas consecuencias.
Hoy en día podemos afirmar que la criminología constituye una de las
clasificaciones de las Ciencias Penales, ya que el estudio de los principios
empíricos que se desprenden de la misma, nutren y a su vez nutre a las demás
clases que comprenden de aquella ciencia.

EVOLUCION HISTORICA DE LA CRIMINOLOGIA.

A lo largo de la historia, en distintas épocas, diferentes hombres de ciencia han


tratado de descubrir el origen de la criminología, sin estos poder demostrar su
origen. La lucha contra el delito y el estudio de los delincuentes y del castigo
data desde la antigüedad. Filósofos como Sócrates, Platón o Aristóteles ya
hablaron sobre este tema, atribuyendo los delitos a deficiencias físicas o
mentales e incluso a la herencia. Platón su obra titulada "Las Leyes"

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consideraba el crimen como un síntoma de enfermedad del alma, el cual tiene
tres fuentes:
• Las pasiones (ambición, avaricia, cólera, lujuria, envidia, celos, etc.
• La búsqueda del placer
• La ignorancia
Igualmente, otros hombres de ciencia muy pocos conocidos como Van Kan,
Havelock Ellis y G. Antonini, se dedicaron a investigar el origen de la
criminología, dejándonos un legado sobre los enfoques especiales y
sistemáticos del estudio del problema de las causas de la delincuencia y de la
conducta anormal del delincuente.
A mediados del siglo XIII, Tomás de Aquino intentó también sentar las bases
de la filosofía del derecho penal en su obra Escolástica, y en la Edad Media se
realizaron algunos estudios médicos para investigar crímenes aislados.
En el siglo XVIII, el jurista italiano Cesare Beccaria resume en su obra Trattato
dei delitti e delle pene (De los delitos y las penas) las leyes existentes, tratando
de encontrar la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley y evitar
una interpretación desviada por conceptos morales de los jueces.
Enrico Ferri, considerado entre los precursores de la criminología, y de
la Escuela Clásica, con la cual se eliminaron las injusticias derivadas de la
aplicación del derecho penal, generalizando el respeto a la ley, y
reconociendo garantías individuales al limitar el poder del Estado. Sus bases
fueron sentadas en 1839 por Antonio Rosini con su obra Filosofía del Diritto.
En el siglo XIX, se empiezan a aplicar los métodos de observación científica al
crimen, con el fin de determinar las causas de la criminalidad. En este
momento es cuando la Escuela Italiana entre cuyos miembros se
menciona Lombroso, Rafael Garófalo, Enrico Ferri, intenta encontrar la causa
profunda de la delincuencia en las anomalías corporales y mentales de los
individuos y, la Escuela Francobelga en la cual se mencionan Durkheim,
Guerry, Lacassagne, Quételet, Gabriel Tarde, considera la influencia del medio
social como el verdadero «caldo de cultivo de la criminalidad».
En el siglo XX, los criminólogos se esfuerzan en hacer una síntesis de los
descubrimientos precedentes. En diferentes países comienzan a manifestarse
tendencias que aumentan el campo de la actividad criminológica en diferentes
ramas como la criminalística en Alemania; otros, la penología; y otros como

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los Estados Unidos, ponderaron el estudio en su conjunto de la ciencia del
crimen y de la ciencia de la reacción social suscitada por él. En este siglo, la
criminología tuvo notable influencia en la evolución del derecho penal.
A partir de mediados del siglo XX, se presenta un cambio de paradigma en la
ciencia criminológica fijando su atención en el estudio de tres aspectos:
los procesos criminales, el ambiente social, y la víctima.
Los Verdaderos Precursores de la Criminología
Según Américo Herasme Medina, un reducido grupo de hombres de ciencia,
que durante gran parte de la Edad Media, la Edad Moderna y los albores de la
Edad Contemporánea se les considera como precursores de la Criminología.
Entre estos hombres se destacan los
franceses Montesquieu, Rousseau y Voltaire quienes forman parte de los
filósofos enciclopedistas; el italiano Cesar Bonesana; el Marques de Beccaria, y
los ingleses Jeremías Benthan y John Howard,
Estos personajes realizaron trabajos investigativos e hicieron planteamientos
científicos de corte criminológicos, los que más bien de estar relacionados con
la criminalidad, estaban vinculados con problemas sociológicos y con
la medicina legal.
Los Verdaderos Fundadores de la Criminología.
La nominación de los verdaderos fundadores de la criminología, parte de las
concepciones clásicas, las cuales fueron sustentadas sobre el delito y el
delincuente, por todos los juristas que siguieron las concepciones del marqués
de Beccaria, que dio origen a una escuela jurídica llamada "Escuela Clásica",
la cual fundamentaba la responsabilidad penal del delincuente en su libre
albedrio. Además, en Italia hicieron aparición otras dos escuelas denominadas
positivistas, una llamada "Escuela Antropológica" y la otra "Escuela
Sociológica" cuyos fundadores fueron Cesar Lombroso, Enrico Ferri y Rafael
Garofalo.
La Escuela Positivista se presenta como la superación
del liberalismo individualista, en demanda de una defensa de la sociedad.
Fundamenta el derecho a castigar en la necesidad de la conservación social y
no en la mera utilidad, anteponiendo los derechos de los hombres honrados a
los derechos de los delincuentes.

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También surgió la Escuela Cartográfica, cuyos precursores fueron Lambert
Adolphe Jacques Quetelet y Andre Michael Guerry. Para esta Escuela, el delito
es un fenómeno colectivo y hecho social, regido por leyes naturales, como
cualquier otro suceso y requerido de un análisis cuantitativo. No es un
acontecimiento individual.
El delito es una magnitud regular y constante. Tiene periodicidad producto de
leyes sociales que el investigador debe descubrir y formular. No interesa
averiguar las causas del delito, sino observar su frecuencia. El delito es un
fenómeno normal, inevitable, constante, regular y necesario. El
único método adecuado para la investigación del crimen como fenómeno social
y magnitud es el Método Estadístico.
Nociones Generales sobre Criminología
Etimológicamente la palabra Criminología proviene del latín criminos que
significa crimen y delito, y la palabra logos de origen griego, que significa
tratado o discurso.
La Criminología es la ciencia que estudia la delincuencia, para investigar sus
causas, su génesis, su proceso y sus consecuencias.
Rafael Garófalo a fines de 1885, se refiere a la Criminología como la ciencia del
delito y edita un primer libro llamado precisamente Criminología. Definió la
Criminología como la ciencia general de la criminalidad y de las penas.
Vont Lizt y Mezger la definen como la ciencia que tiene por objeto de
indagación la etiología criminal.
Quintanilla Saldaña en el año 1929, define la Criminología como la ciencia del
crimen o estudio científico de la criminalidad, sus causas y medios para
combatirla.
Es una ciencia que tiene un objeto claro: el crimen, el delincuente, la víctima y
el control social.
Actualmente, la Criminología es considerada como una ciencia empírica e
interdisciplinaria, que se ocupa del estudio del crimen, de la personalidad del
infractor, de la víctima y el control social del comportamiento delictivo.
A la Criminología se le ha denominado con los siguientes nombres:
• Criminógena, que es la ciencia que estudia el origen del crimen o delito,
y es considerada como una rama de la medicina legal.

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• Criminalística, cuyo objeto es hacer usos de los medios científicos para
comprobar los hechos delictuosos o infracciones, hacer el
descubrimiento de los infractores y proceder a su encarcelamiento.
• Biología Criminal, considerada como una rama de la Criminología, la
cual se ocupa exclusivamente del estudio del cuerpo humano del
delincuente.
• Psicología Criminal, estudia exclusivamente la personalidad síquica del
delincuente, o bien el carácter, o sean los rasgos distintivos que
caracterizan sicológicamente a una persona física.
• Sociología Criminal, es una rama de la Criminología que investiga la
correspondencia existente entre la criminalidad y la estructura de la
sociedad, que incluye su sistema político, su ordenamiento económico,
las diversas agrupaciones humanas, factores físicos y climatológicos.
Objeto de la Criminología.
El objeto de estudio de la Criminología es el delito y el delito presenta dos
aspectos claramente identificables: Concepto Penal o Normativo y el
Criminológico o Real. Al primero, pertenecen los valores y el deber ser y, al
segundo, todo lo físico y psíquico.
El objeto de la Criminología se circunscribe al aspecto real o criminológico.
Desde el nacimiento de la Criminología se ha polemizado sobre cual es
el concepto del delito del que esta ciencia debe partir: si del mismo que ofrece
el ordenamiento jurídico-penal o si puede darse un concepto distinto, propio de
la Criminología.
Garófalo se propone encontrar un "delito natural" hasta los ensayos de los
criminólogos norteamericanos que tratan de hallar un concepto sociológico.
El criminólogo estudia la descripción del hecho criminal
(fenomenología criminal), los factores que lo producen (Etiología Criminal), la
personalidad de su autor (el delincuente) y la víctima del delito, tanto en su
personalidad como en su posible condición de factor o estímulo del hecho
criminal.
Derecho Penal y Criminología.
El Derecho Penal es el origen de muchas ciencias y entiende que la
Criminología estudia el delito como parte de la problemática interna de la
sociedad y no tiende a lo normativo.

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La criminología es una ciencia empírica, interdisciplinaria, que estudia el delito
no desde la norma, sino, como fenómeno colectivo, atendiendo además a la
personalidad del delincuente. Además, estudia la aplicación práctica y eficaz de
la pena.
El delito es el objeto central de ambos, pero, lo estudian desde prismas
diferentes. La Criminología lo hace desde el punto de vista del delincuente, y el
Derecho Penal para aplicar la norma. Ambas ciencias son complementarias.
Las dos parten del hecho de que en la sociedad existe la delincuencia o
conductas desviadas.
El Derecho Penal nace para proteger a la sociedad con normas imperativas a
las que añade una consecuencia jurídica (la pena) con expectativas de
prevención general y especial.
Derecho Penitenciario y Criminología.
El Derecho Penitenciario es el conjunto de normas jurídicas que regulan la
ejecución de las penas y medidas de seguridad. Es decir, actúa con
posterioridad al delito y a su sanción.
Biología Criminal y Criminología.
Se centra en la vertiente hereditaria de la delincuencia pues los factores
genéticos empujan al delincuente a cometer actos antisociales. Además,
existen peculiaridades biológicas (anatómicas, bioquímicas) en la persona del
delincuente. La Criminología, como ciencia multidisciplinaria, incorpora la
Biología Criminal, que le indica el influjo de la herencia en el comportamiento
desviado.
Psicología Criminal y Criminología.
La Psicología Criminal estudia la inteligencia, el carácter y las aptitudes
sociales y morales del delincuente, todo ello desde el punto de vista objetivo de
la Psicología Experimental. Con el Psicoanálisis se estudia la vida profunda del
delincuente: relación entre Motivos Inconscientes e inmediatas. Actualmente la
Psicología Criminal se ha extendido a la delincuencia de masas.
Sociología Criminal y Criminología.
Ferri, en los comienzos de la Criminología, hizo prevalecer su punto de vista
sociológico, en el que señaló el gran número de factores exógenos al
delincuente que generan la conducta antisocial y que son en ocasiones

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prevalentes a la propia psicología del delincuente. La Sociología Criminal es la
única ciencia de la que la Criminología no puede prescindir.
La Demografía y Etnografía:
Estas dos ciencias permiten conocer los medios que sirven para el estudio de
los pueblos y también de las razas en sus conductas delincuentes.
La Estadística.
Esta ciencia permite conocer, mediante tablas y cuadros especiales, las cifras
numéricas sobre la calidad y cantidad de las infracciones, como son los
crímenes, delitos y contravenciones que tienen lugar en cada pueblo o
comunidad, en diferentes fechas, según su sexo, edad, raza, clase social,
profesión, etc., del individuo.

POSITIVISMO CRIMINOLÓGICO

El Positivismo Criminológico nace a finales del siglo XIX, como fruto de una
nueva era científica, en contraposición a la anterior etapa, la etapa pre-
científica o más conocida como la Escuela “Clásica” de la Criminología. Esta
escuela estaba conformada por teorías con cierto rigor y conocimientos bien
fundados, pero que al final quedaban en meros conceptos aislados y
experiencias derivadas del saber, concibiendo el crimen como un hecho
individual y aislado, sin dar importancia al entorno social. Esta concepción
iusnaturalista, incapaz de ofrecer soluciones a la hora de diseñar políticas de
prevención criminal y lucha contra el delito y que optaba por postulados
metafísicos y filosóficos dio paso a una nueva era, el Positivismo Criminológico.
Esta etapa se funda con la Escuela Positiva Italiana, cuyos mayores
exponentes son Garofalo, Lombroso y Ferri. Su mayor diferencia y a la vez
crítica hacia la anterior escuela, la Escuela Clásica, eran el hecho de basar sus
paradigmas y sus métodos en lo científico, enfrentando el método abstracto y
deductivo, el cual logra inferir algo observado a partir de una ley general, frente
a su método empírico e inductivo, el cual extrae conclusiones generales a partir
de premisas particulares, basándose en la observación de los hechos
registrados. Es por ello, por lo que los positivistas negaron ese carácter
científico a las disciplinas filosóficas propiamente dichas.

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El positivismo criminológico está estrechamente ligado a la búsqueda metódica
sustentada en lo experimental, rechazando nociones religiosas, morales,
apriorísticas o conceptos abstractos, universales o absolutos, Lo que no fuese
demostrable materialmente, por vía de experimentación reproducible, no podía
ser científico. El positivismo se expandió exitosamente, como un pensamiento
progresista, revolucionario, capaz de sacar al mundo del atraso y del
oscurantismo religioso o supersticioso de los siglos precedentes.
El hombre y la ciencia serían artífices de todas las explicaciones y los
descubrimientos, capaces de superar todas las enfermedades, los obstáculos
sociales y hasta la propia naturaleza (C. Elbert, 1998).
La Escuela Positiva Italiana se caracterizó por presentar dos direcciones bien
diferenciadas, por un lado, la vertiente antropológica de Lombroso, la cual
explicaba el delito como un producto de la predisposición biológica del individuo
y por otro lado la sociológica de Ferri, la cual asumía la existencia de factores
sociológicos subyacentes, pero con un objetivo común, como es la robustez del
método científico y la inevitabilidad del progreso científico.
Dos conceptos muy ligados a la creación del Positivismo fueron el Utilitarismo y
el Racionalismo. Para el primero, la moralidad de cualquier acción o ley está
definida por su utilidad para los seres en su conjunto más amplio. Así, desde
una vertiente económica se puede entender como la satisfacción de las
preferencias, mientras que por otro lado, en una vertiente moral podría tratarse
de la felicidad del individuo. Para el segundo, cuyo origen trata de las primeras
etapas de la filosofía occidental, y cuyo máximo representante fue René
Descartes, daban una vital importancia al papel de la razón en la adquisición
del conocimiento. Se establece así una subordinación de los fenómenos
sociales a las leyes de la naturaleza, así como el uso permanente y el
sometimiento de la imaginación a la observación; la naturaleza relativa del
espíritu positivo y la previsión racional, como destino de las leyes positivas.
(Comte, A.,)
A diferencia de la Escuela Clásica, cuyas leyes tienen su origen en
razonamientos metafísicos, el Positivismo Criminológico centró sus bases en
las leyes naturales, en la naturaleza física, basando sus conocimientos en la
objetividad de la realidad observada y dando sentido a los datos obtenidos
mediante esa observación empírica mediante la interrelación de éstos.

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Esta es la verdadera esencia de la corriente positivista, la forma de llevar la
investigación o el método. Este método, como hemos dicho anteriormente se
trata de un tipo inductivo-experimental y válido para fenómenos naturales y
sociales.
Francisco Javier Comte (1798 -1875) fue el padre creador de la corriente
positivista, la cual afirmaba que la verdadera fuente del saber son los hechos,
la experiencia y la observación detallada, objetiva y causal de esos fenómenos
experimentales, mediante la aplicación de los pasos del método científico. Este
método se trata de un saber sistemático, lógico, objetivo y autocrítico, dando
lugar a una reflexión metódica sobre la creación del conocimiento científico. A
su vez, sigue unas pautas muy concretas para alcanzar todo el rigor que se le
exige, que son la circunscripción a un tema escogido, dentro de un marco
teórico determinado, la realización de una hipótesis como planteamiento o
enunciado a una solución posible y por último, la recolección de datos y su
posterior sometimiento al contraste y a su conclusión. Para Comte, este tipo de
filosofía era una respuesta al pensamiento que centraba su importancia en Dios
y cuya intención principal consistía en liberar al hombre de la idea falsa del mito
y la tradición. El positivismo fue también un intento para conseguir lidiar los
conflictos sociales de esa época tan convulsionada. Se trataba por lo tanto,
más de una necesidad para lograr la reforma de una nueva organización del
saber y una nueva epistemología, que llevase al hombre al conocimiento
guiado por el único sentido que es la razón.
De esta manera, Comte consideraba necesaria la desaparición de una visión
cósmica tradicional, de corte teológico, en beneficio de la racionalización de
todos los procesos relacionados con la vida del hombre.
Otra diferencia entre la Escuela Clásica y la Escuela Positiva es que para la
primera el delito, entendido como la conducta típica, antisocial, culpable y
punible, es entendida como un ente jurídico abstracto, que no se haya
conectado de manera alguna al delincuente y demás características asociadas
a éste. Este argumento fue defendido por E. Ferri a la hora de destacar la
importancia del Positivismo, ya que las concepciones clásicas para la
disminución de la criminalidad habían fracasado, y el aumento de la
delincuencia era evidente. Y es que para Ferri (1887) “la escuela positiva
consiste en lo siguiente: estudiar al delito, primero en su génesis natural, y

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después en sus efectos jurídicos, para adaptar jurídicamente diversos remedios
a las varias causas que lo producen los que en consecuencia, serán eficaces.”
A raíz de estas críticas, E. Ferri desarrolló su ley de la saturación, de la cual se
extraía la idea de que cada año el nivel de criminalidad estará determinado por
variables físicas y sociales en relación con factores endógenos y exógenos del
individuo.
Esta idea dio fuerza al concepto natural del delito, el cual no se limita sólo a la
definición legal del delito, incluyendo al delincuente no como sujeto activo de la
acción, sino como el núcleo de todo el fenómeno, con unas características
biológicas, psicológicas y sociales determinadas, dando lugar a la idea de que
“no existe el delito sino el delincuente”. A partir de esta base, se entiende que
el delito, entendido como acción antisocial es una consecuencia de la
peligrosidad del criminal.
Una de las mayores aportaciones de la Escuela Positiva Italiana fue la del
enriquecimiento conceptual y de conocimientos a la hora de diseñar los tipos
criminales y sus posteriores clasificaciones. Una de las mayores y más
conocidas clasificaciones pertenece a Cesare Garofalo, considerado el padre
del positivismo biológico, el cual desarrolló su teoría del hombre criminal, por el
cual atribuía al hombre criminal un estado atávico y de regresión a estados
evolutivos anteriores.
Mientras que, en la Escuela Clásica sus autores mantenían la idea de que no
existían diferencias entre el hombre no delincuente y el delincuente,
manteniendo así la idea de igualdad del género humano, para la Escuela
Positiva sí que se consideraba el delincuente como un ser distinto al hombre no
delincuente.
Esta era la razón por la cual no había de castigarse el hecho en sí mismo, sino
más bien al autor del delito. Es por lo tanto esencial, que para poder castigar a
los sujetos se tenga en cuenta algún criterio de medida a la hora de aplicar
dicho castigo, por lo que se crea el concepto de peligrosidad o “temibilidad del
autor”. Este concepto guiaba el tratamiento necesario para que el delincuente
lograra la reinserción completa y superase su necesidad delictiva, basándose
en penas indeterminadas, pero a su vez imponía también una
individualización de la pena, convirtiéndose en conceptos actuales en nuestros
códigos penales. Así, en la Ley se justifica que las medidas de seguridad se

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fundamentan en la peligrosidad criminal del sujeto al que se impongan,
exteriorizada en la comisión de un hecho previsto como delito. Además, estas
medidas de seguridad no podrán resultar ni más gravosas ni de mayor duración
que la pena abstractamente aplicable al hecho cometido, ni exceder el límite
necesario para prevenir la peligrosidad del autor.
Esta peligrosidad venía dada por una serie de procesos físicos y sociales
complejos, y que se fundamentaba en una filosofía determinista, negando la
libertad en virtud de la convivencia social. En este sentido, Thomas Hobbes
(1651) defendía que la sociedad es la que impone las reglas para equilibrar los
intereses y deseos individuales, ya que, en caso de no existir esa delimitación,
el hombre entraría en un estado de libertad completa, lo que le llevaría a
implementarse acciones caóticas.
El determinismo también sienta sus bases en los factores biológicos, como son
aquellos que marcan el comportamiento del individuo en base a su condición
genética y cómo influye ésta en los sistemas sociales a través de proceso
evolutivo. Otro determinismo importante es el ambiental o educacional, donde
se afirma que la educación es la causante de todas nuestras conductas,
eliminando de forma casi total el factor genético que pueda influir en estas. Uno
de los grandes defensores de esta disciplina fue B. F. Skinner, cuya obra más
importante y que sentaría los pilares del conductismo fue The Behavior of
Organisms: An Experimental Analysis, en 1938.
Este determinismo, característico de la Escuela Positiva, era la idea contraria
que defendía la Escuela Clásica con su libre albedrío, el cual trataba a todos
los hombres por igual, dejándolos elegir a su voluntad entre el bien y el mal, sin
que existan causas ajenas e impuestas a su voluntad.
Respecto a la prevención, el Positivismo aboga por una prevención especial,
centrando su eficacia en que el delincuente no vuelva a reincidir, a partir de un
tratamiento orientado a las necesidades propias y específicas de cada
delincuente. Es por ello por lo que dan gran importancia a los exámenes
periciales de médicos, sociólogos y psicólogos, los cuales destacan como
imprescindibles a la hora de poder evaluar correctamente al delincuente y
establecer el nivel de peligrosidad que alcanza. Este examen daría respuesta
real a las necesidades criminógenas del individuo y, por lo tanto, las pautas
correctas para su posterior tratamiento. Esto conduce a la idea central de que

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serán más útiles siempre las políticas centradas en la dinámica del delito, que
la aplicación de leyes o penas que se implanten en el sistema judicial. Para
ello, Ferri idea los sustitutivos penales, que son medios de prevención social
centrados en factores económicos, políticos, educativos y familiares. Este
concepto llevó a la idea de que se debían reemplazar las cárceles, por ser una
causa de criminalidad y no de remedio, ya que es en las cárceles donde se
forman individuos resentidos hacia la sociedad y al salir de las cárceles
cometen delitos más atroces como una venganza a la sociedad que los
condenó.
Uno de los autores más influyentes en el nacimiento del pensamiento
positivista dentro de la Escuela Italiana fue Lombroso.
Cesare Lombroso fue médico, psiquiatra, antropólogo y político, y fue el mayor
impulsor de la ideología de la antropología aplicada, tal y como dejó patente
con su obra “Tratado antropológico experimental del hombre delincuente”
publicado en 1876, donde sentó las bases de la Criminología moderna.
Lombroso hizo una teoría del delincuente basado en datos antropométricos,
formulada a partir de sus análisis durante largos años a través de autopsias,
informes médicos y observaciones en distintas cárceles europeas.
A su vez, estableció una tipología para dividir a los delincuentes en seis tipos
distintos:
a) El delincuente atávico. Se trataría de una subespecie de humano,
degenerado y atávico. Esta regresión como organismo humano nació a raíz de
unas investigaciones al examinar cráneos de distintos delincuentes. Para
Lombroso, estos estigmas se transmitirían por herencia.
b) El loco moral. Este tipo se trataría de una especie de idiota moral, que no
puede elevarse a comprender el sentimiento moral y que tuvo una educación
muy deficiente durante la infancia. Se consideran ciegos morales, porque su
retina psíquica es o se transforma en anestésica. Y como falta en ellos la
facultad de utilizar nociones de moral, los instintos latentes en el fondo de cada
hombre toman en él ventaja.
c) El delincuente loco, que a su vez desemboca en distintos tipos como el
delincuente alienado, alcohólico, histórico y mattoide. La diferencia conceptual
entre el delincuente loco y el loco moral consiste en que el delincuente loco
moral ha cometido un delito con plena responsabilidad y enloquece después en

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la prisión, mientras que el loco delincuente son enfermos mentales que
delinquen sin la necesaria capacidad de entender y querer.
d) El epiléptico. En este caso se trata de individuos violentos y agresivos. No
padecen ninguna enfermedad mental declarada, ni el clásico estado alcohólico.
Cometen delitos gravísimos sin experimentar después, remordimientos,
coincidiendo al referirse a determinadas sensaciones (vértigos, temblores,
pérdida del control, etc.) durante el acceso comicial. Algunas características
peculiares de estos delincuentes son: la destructividad, precocidad sexual y
alcohólica, obscenidad, sonambulismo y estados crepusculares, rapidez de
cicatrización de las heridas, tendencia a la holgazanería, canibalismo, vanidad,
cambios de humor, amnesias frecuentes o propensión al tatuaje.
e) El delincuente ocasional, que a su vez pueden ser pseudo criminales,
criminaloides y habituales. Este tipo de delincuente es uno de los tipos donde
menos se profundizó y por lo tanto menos poder conceptual tiene.
f) El delincuente pasional. Estos delincuentes tienen hace un uso de la
violencia como forma de pasión, ya sea sentimental, ideológica, religiosa o de
cualquier otro tipo.
Esta tipología la fue mejorando durante años, introduciendo nuevas
características, y posteriormente añadiendo nuevos tipos, como fueron la
criminalidad femenina y el delito político. Respecto a la delincuencia femenina,
Lombroso publicó “La donna delinquente, la prostituta e la donna nórmale”,
donde consideraba la prostitución como un fenómeno atávico de la mujer y
alternativo de la criminalidad. Este tipo de actividad era una forma natural de
regresión, por lo que la mujer no se le consideraba criminal, sino impura, por lo
que el delincuente nato femenino abundaba más entre mujeres prostitutas que
entre las mujeres delincuentes. Respecto a la delincuencia política, se trababa
de un delincuente peculiar, donde no existía un tipo unitario y homogéneo de
delincuente político.
Todas estas teorías no estuvieron carentes de críticas desde varios puntos de
vista. Por un lado, es difícil extrapolar el comportamiento de otros organismos
como puedan ser los animales a los comportamientos de los humanos. Por otro
lado, una de las críticas más duras contra su teoría fue la de que no existía
correlación entre los estigmas atávicos y el ser un delincuente, ya que muchos

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individuos presentan anomalías y no por ello comienzan una carrera criminal e
igualmente a la inversa.
Algo más tarde llegaría la corriente sociológica de la mano de Ferri.E. Ferri
político, sociólogo y criminólogo, además de ser estudiante de Lombroso.
A diferencia de su profesor, Ferri se enfocó más que en las diferencias de corte
biológico, en las influencias sociales y económicas del criminal.
Sus investigaciones sirvieron para desarrollar métodos de prevención del
crimen, en lugar de enfocar los esfuerzos del poder.
Fundó la revista “Scuola Positiva” y se le considera padre de la Sociología
Criminal.
Ferri estudió en profundidad el método científico, desarrollando su teoría de la
criminalidad y posterior tipología criminal. Para Ferri, el delito no era un
fenómeno que surgía a partir de una determinada patología individual, sino que
se trataba de un hecho que estaba influido por características individuales,
físicas y sociales. Esta idea se puede observar en su obra “El crimen, causas y
remedios”, donde en ella se trataban tanto las causas sociales del delito como
las individuales y en ella se abandonaba el punto de vista pesimista de que no
existe remedio para el delito. Se entiende por tanto, que la criminalidad era un
fenómeno social más, como otros muchos que puedan darse en la naturaleza,
pero que estaba determinada por una dinámica propia.
Otro concepto que acuño Ferri fue el de los sustitutivos penales, capaces de
desarrollar programas político criminales de lucha y prevención del delito, sin
necesidad de entrar en juego el Derecho Penal. Por lo tanto, esta lucha debería
llevarse a cabo a través de acciones reales y científicas que anticipen la
barrera de los poderes públicos, incidiendo sobre los distintos factores sociales
criminógenos con el fin de neutralizarlos. Estos podían ser desde factores
económicos, religiosos y educativos hasta políticos, legislativos o familiares.
Toda esta idea hizo que Ferri defendiera la Sociología Criminal por encima del
Derecho Penal, como instrumento de lucha contra el delito. Esta Sociología
Criminal estaría conformada por la Psicología Positiva, la Antropología Criminal
y la Estadística Social.
Respecto a las tipologías referidas a los delincuentes, Ferri añadió otra más, en
este caso el delincuente involuntario.

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El tercer autor que más impacto tuvo en el Positivismo Criminológico fue


Garofalo. Fue jurista, magistrado y uno de los mayores defensores del
movimiento denominado Positivismo moderado.
Garofalo se hallaba en una posición intermedia entre Ferri y Lombroso, no
llegando a decantarse ni por la antropología ni por la sociología criminal.
Uno de los primeros conceptos introducidos por el autor fue el de “delito
natural”, donde trataba de definir el concepto que era y siempre había sido el
delito, a través del tiempo, las costumbres y los distintos pueblos. Es decir,
trataba de dar un concepto sobre lo que es delito por naturaleza.
Para llevar a cabo esta tarea, Garófalo comenzó a investigar los distintos
hechos a través de las distintas épocas y pueblos, pero con el requisito
específico de que siempre fueran considerados como delitos tales acciones.
Pero en este aspecto surge un gran inconveniente, que es la dificultad para
diferenciar los hechos considerados como delitos, ya que distintas acciones en
un determinado momento no fueron las mismas en todos los tiempos, y se da
el caso de que, hechos que hoy son delitos, no lo eran en la antigüedad.
Para evitar este fallo metodológico, Garofalo cambió el objeto de su estudio, y
en vez de investigar los hechos tal cual, comienza a investigar
qué sentimientos lesionan los delitos. Esta idea había surgido con anterioridad
al haber observado que los delitos lesionan sentimientos, por lo que podrían
existir sentimientos perdurables, cuya lesión siempre hubiese sido considerada
como ilícita; y su tarea lo lleva a la conclusión de que existen dos tipos de
sentimientos, cuya lesión la humanidad siempre consideró delito: el sentimiento
de piedad y el sentimiento de probidad. Esta definición, sin embargo no fue
bien recibida por la doctrina, ya que resulta casi imposible elaborar una lista
universal de delitos y sobretodo unido a conceptos tan ambiguos como estos
dos sentimientos.
Otro concepto introducido por Garofalo fue el de la teoría de la criminalidad, la
cual entiende que es fundamental la herencia endógena psíquica o los
llamados instintos, ya que la mayoría de los delincuentes tienen una variación
psíquica. A pesar de negar la existencia directa de un criminal de base
antropológica, reconoce que existen algunos datos morfológicos relevantes a la
hora de describir un tipo criminal. Por lo tanto, el delincuente para él se trataría

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SEMANA 1
MÓDULO 2
de un ser con una carencia vital dentro de la esfera de la moral, con una
personalidad totalmente alterada.
Por último, el concepto más importante introducido por Garofalo fue el del
fundamento del castigo. En este sentido, los derechos del individuo quedarían
subordinados al orden social. Al igual que el medio elimina a los organismos
que no son útiles o las características de una determinada especie como hace
la selección natural a la hora de desarrollar o mantener dichas características,
el Estado debe ser el encargado de inoculizar al delincuente que no sea capaz
de adaptarse al medio social en el que se encuentra viviendo. Este tipo de
pensamiento justificó en gran medida distintas penas que siguen vigentes en
pocos Códigos Penales, pero que en su día se aplicaron severamente como es
la pena de muerte o el destierro. Un aspecto importante a tener en cuenta,
antes de aplicar dichas penas, era la necesidad de estudiar las características
concretas de cada individuo respecto de la aplicación de ésta, sin que entraran
en juego la proporcionalidad de la pena o la prevención. La idea de
resocialización o reinserción se trataba de una meta imposible, al entender que
la base orgánica y psíquica del individuo impedía tal hecho.

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