CIDHNº17 Comision FIRMENICH Plazo Preventiva

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RESOLUCION Nº17/89

INFORME
CASO 10.037
ARGENTINA
13 de abril de 1989

ANTECEDENTES:

1. El caso 10.037 se concreta a la presunta violación del derecho a la libertad


personal estipulado en el artículo 7º de la Convención Americana sobre
Derechos Humanos (en adelante la Convención) y, en particular, a la
garantía dispuesta en el inciso 5 de dicha disposición. Según la queja, al
ciudadano argentino Mario Eduardo Firmenich, sometido a dos procesos ante
tribunales ordinarios argentinos actualmente recluido en un establecimiento
carcelario, se le ha denegado el beneficio de excarcelación solicitado en
aplicación del artículo 379º (título 18), inciso 6, del Código de
Procedimientos en Materia Penal de la República Argentina, que resulta, en
lo substancial, correspondiente con la garantía del artículo 7º, inciso 5, de la
Convención.
2. La reclamación de 21 de julio de 1987, reúne los requisitos formales de
admisibilidad dispuestos en el artículo 46º, d de la Convención y el artículo
32º del Reglamento de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos
(en adelante la Comisión).
3. La reclamación ha sido presentada dentro del plazo previsto en el artículo
46º, c de la Convención, es decir dentro del plazo de seis meses desde la
fecha de las decisiones o resoluciones denegatorias de los magistrados o
jueces de las causas que se siguen contra el encartado señor Firmenich
(artículo 38º, del Reglamento de la Comisión) y de los recursos de apelación
interpuestos contra tales resoluciones denegatorias, incluido el elevado a la
Corte Suprema de Justicia de la Nación.
4. La reclamación no se encuentra pendiente de otro procedimiento de arre glo
internacional y, por tanto, supera el requisito del artículo 46º, c de la
Convención (artículo 39º del Reglamento de la Comisión).
5. La reclamación no es la reproducción de petición anterior ya examinada por
la Comisión y, por tanto, supera también el requisito del artículo 47º, d de la
Convención (artículo 39º, c del Reglamento de la Comisión).
6. Como se verá en el resumen de la queja y por lo que respecta al requisito
del artículo 46º, 1 a de la Convención (artículo 37º del Reglamento de la
Comisión), de que para la admisibilidad de una queja o denuncia se requiere
que se hayan interpuesto y agotado los recursos de jurisdicción interna del
Estado aludido, conforme a los principios del Derecho Internacional
generalmente reconocidos, corresponde observar que siendo el problema de
la excarcelación del procesado una incidencia dentro de los propios procesos
incoados contra Firmenich, el agotamiento de los recursos internos se
cumplió con la interposición de los petitorios respectivos de excarcelación y
las resoluciones denegatorias. Además el reclamante, conforme al Código de
Procedimientos en Materia Penal, interpuso las apelaciones a que se refiere
el artículo 397º de este Código ante la Corte Suprema de Justicia de la
Nación, las cuales fueron también rechazadas. Con estas providencias, a
juicio de la Comisión, quedaron agotadas las acciones que en el orden
interno podía tomar el reclamante para hacer efectiva la garantía del artículo
7º, inciso 5 de la Convención, quedando así superado el requisito de l artículo
46º, 1 a de la Convención sobre agotamiento de los recursos internos
(artículo 37º del Reglamento de la Comisión), sin perjuicio del seguimiento
de los procesos en que estos incidentes han tenido lugar.
7. La reclamación de 21 de julio de 1987, manifiesta en resumen lo siguiente:
a. Que el 2 de octubre de 1986, se solicitó ante los jueces de las causas
contra Firmenich la excarcelación de éste, lo cual fue denegado.
b. Que contra estas denegaciones se interpusieron los correspondientes
recursos de apelación (artículo 397º del Código de Procedimientos
Penales) ante la Corte Suprema de Justicia los cuales fueron
rechazados.
c. Que con estas denegatorias se había desconocido lo previsto en el
artículo 1º de la Convención, que establece la obligac ión de los
Estados Partes... " de respetar los derechos y libertades reconocidos
en ella y garantizar su libre y pleno ejercicio a toda persona que esté
sujeta a su jurisdicción sin discriminación alguna"..., así como la
garantía del artículo 7º, inciso 5 que dispone la posibilidad de la
excarcelación en plazo razonable "sin perjuicio de que continúe el
proceso".
d. Que las anteriores garantías no provenían de "concesiones graciosas
que los Estados o los jueces pueden instrumentar conforme a los
intereses políticos imperantes o a los criterios particulares del juez
que deba aplicar la ley", ni son tampoco expresiones abstractas, sino
que deben ser instrumentadas por el derecho interno de los Estados,
de manera que se pueda llegar a la siguiente conclusión: o la
instrumentación del artículo 7º, b de la Convención que existe en el
derecho argentino en virtud del artículo 379º, 6 del Código de
Procedimientos Penales o no existe; en el primer supuesto el plazo
razonable de juzgamiento dependerá del plazo establecido en la
citada norma y no "del particular criterio de uno u otro juez que
aplique la norma"....
e. Que el hecho de que el artículo 379º del Código de Procedimientos
Penales rece que "podrá concederse la excarcelación"... etc., da lugar
a la curiosa interpretación conforme a la cual la autoridad judicial que
resuelve puede o no conceder el beneficio excarcelatorio o no, de
acuerdo a su particular criterio, por lo cual en el derecho argentino la
garantía de libertad durante el proceso penal ha quedado sometida a
los designios políticos, particularísimos criterios del juez y aplicación
indiscriminada de la reserva existente en el artículo 380º del citado
Código que dice:

No obstante lo dispuesto en el artículo anterior, podrá


denegarse la excarcelación cuando la objetiva valoración de
las características del hecho y de las condiciones personales
del imputado permitieran presumir, fundamentalmente, que el
mismo intentará eludir la acción de la justicia. Lo dispuesto en
este artículo no obstará a la aplicación de los incs. 2, 3, 4 y 5
del artículo anterior.

f. Que de esta manera se "condiciona la excarcelación de Mario Eduardo


Firmenich a extremos subjetivos que dependen del particular criterio
de los juzgados, contrario en este caso particular a las circunst ancias
específicas de la situación del procesado". Estos condicionamientos
harían inaplicable el inciso 6 del artículo 379º, porque bastaría con
considerar que el hecho es grave para impedir la liberación del
procesado.
g. Que por otra parte esta interpretación de la ley ignora sus
antecedentes legislativos, que se inician con la propia opinión del
Poder Ejecutivo que expresaba lo que sigue:
Por otra parte se introduce una reforma tendiente a dar eficacia a lo
dispuesto en el Código de Procedimientos en Materia Penal para la
Justicia Federal en relación con la duración máxima de los procesos,
norma que ha permanecido como letra muerta para vergüenza de un
país jurídicamente civilizado.

h. Que en la citada presentación no se mencionó ninguna salvedad con


respecto a procesos más o menos graves o procesados más o menos
relevantes. En este punto el reclamante transcribe el concepto del
Diputado Juan L. Cartese que a la letra dice:

Con relación al inc. 6 se introduce en el proyecto remit ido por el


Poder Ejecutivo un nuevo supuesto excarcelatorio que satisface
plenamente la reparación de una realidad de injusticia vigente hasta
nuestros días. La norma del artículo 701º establece dos años como
tope para la sustanciación de los procesos penales. Cuando ese tope
era superado en la tramitación, hasta hoy el imputado debía soportar
esa irregularidad y mantenía su condición de detenido. Con la
incorporación, la morosidad judicial ya no caerá sobre las espaldas de
aquellos individuos que tienen la desgracia de estar sometidos a un
proceso judicial y, en ese supuesto, será procedente también su
excarcelación mucho más allá de las consideraciones que hacen a los
otros previstos por la ley.

i. Que esta opinión (compartida por otros parlamentarios) está lejos de


la "arbitraria e ilegal aplicación que han hecho los jueces
intervinientes en la resolución del beneficio impetrado".
j. Que el artículo 701º del Código de Procedimientos Penales dispone
que "toda causa debe terminarse completamente en el término de
dos años; no computándose las demoras causadas por articulaciones
de las partes; diligenciamiento de oficios o exhortos; realización de
peritaciones u otros trámites necesarios, cuya duración no dependa
de la actividad del juzgado".
k. Que podría existir confusión con respecto al alcance del artículo 379º
del Código de Procedimiento Penal en relación con el artículo 701º del
propio Código en el sentido de si el inciso 6 del artículo 379º
abarcaría a todo el texto del artículo 701º (tal como pretende n las
resoluciones denegatorias de excarcelación para Firmenich de los
jueces de las causas), cuando la interpretación lógica sería que el
inciso 6 del artículo 379º sólo se refiere al plazo de dos años
dispuesto en la primera parte del artículo 701º, sin que pueda
entenderse que este plazo sea sin perjuicio de las demás
circunstancias enumeradas en el susodicho artículo 379º. En
conclusión que el plazo máximo que dispone la ley (artículo 701º) es
de 2 años, ya que de otra manera el "derecho consagrado se t orna
ilusorio"...
l. Que los jueces de las causas en "su afán persecutorio por razones
ajenas a lo jurídico, pretenden encontrar un resquicio en lo
establecido en el artículo 380º del Código de Procedimiento Penal que
otorga al juzgador discrecionalidad para denegar la excarcelación en
las condiciones explicitadas en ese texto", lo que en su aplicación
literal "torna sencilla y directamente abstracta no sólo la letra de la
Convención Americana sobre Derechos Humanos sino el propio
Código de Procedimientos en Materia Penal".
m. Que el principio universal de inocencia a favor del procesado no
existe para Mario Eduardo Firmenich (artículo 3º, 2 de la Convención
y 18 de la Constitución argentina).
n. Que el señor Firmenich "nunca fue detenido ni procesado, jamás
compareció ante los tribunales argentinos, y cuando debió
presentarse lo hizo"; que tal como se expresa en el escrito de
excarcelación el sindicado "supo con 48 horas de anticipación que
sería detenido en la ciudad de Río de Janeiro y allí permaneció",
presumiblemente ahora que eludirá la acción de la justicia,
presumiendo, además, que "resultará condenado por los delitos que
presumiblemente habría cometido", con violación de la letra de la
Convención y de la Constitución Nacional.
o. Que lamentablemente debía concluirse que para Mario Firmenich "la
ley no existe de acuerdo al particular criterio de los tribunales
argentinos" ya que "desde el día 13 de febrero de 1984 han pasado
tres años y medio desde el momento en que se produjera la
detención de Mario Eduardo FIRMENICH, sin que se avizore la
culminación de los procesos que se le siguen. Existe únicamente en
una de las causas en trámite sentencia de primera instancia, lo cual
no obsta a la aplicación del principio de inocencia a favor del
procesado, garantía esta que reiteramos, es de orden constitucional y
receptada por el Pacto. Ello tomando en cuenta además las
particulares características que rodearon y rodean los procesos a
Mario Eduardo FIRMENICH en los cuales tiene esencial relevancia el
aspecto político más que cuestiones de orden jurídico".
p. Que están aún pendientes los recursos de apelación durante los
cuales también se puede producir prueba, lo cual demandaría un
trámite bastante prolongado de forma que, sin tenerse certeza de
cuándo se dic tará sentencia definitiva en la causa, no existiría la
menor posibilidad de que Mario Firmenich recupere su libertad,
conforme lo dispone la Convención y el derecho interno argentino,
pudiéndose estimar la duración del proceso en seis años de los cuales
han transcurrido ya tres debiendo estar detenido todo este tiempo.
q. Que la complejidad de la causa o la pretensión de que el plazo del
inciso 6 del artículo 379º del Código de Procedimiento Penal no
refleja la norma de la Convención Americana en su artículo 7º, párr.
5, serían excusas carentes de toda justificación jurídica. Sería el caso
de suponer que si el inciso 6 del artículo 379º no se refiere a la
garantía del artículo 7º de la Convención, entonces la situación sería
más grave aún pues resultaría "la orfandad legislativa respecto al
principio del Pacto de San José, de referencia, de todo lo cual puede
sostenerse que "la complejidad de la causa no justifica que se
mantenga la detención de una persona más de tres años, cuando la
ley especifica que en ningún caso deberán superarse los dos años".
r. Que la vinculación del caso particular de Firmenich con la garantía
prevista en la Convención es obvia, pues los plazos mínimos
razonables y legales han sido excedidos; de lo contrario habría que
concluir que la letra del Pacto sería muerta y dependería de la
voluntad del juzgador o de los intereses políticos en juego la libertad
de una persona. En este sentido el fallo denegatorio de la
excarcelación de Firmenich, emitido por la Cámara de Apelaciones en
lo Federal de la Capital Federal, expresó en una de sus resoluciones
lo que sigue:

No modifica cuanto se viene diciendo la invocación al Art. 7,


inc. 5 del Pacto de San José de Costa Rica, ley 23054, pues
deja librado a normas de derecho interno la razonabilidad del
encierro preventivo.
NO SE TRATA, PARA LA LEY ARGENTINA DE UN DERECHO,
SINO DE UNA POTESTAD DEL JUZGADOR Y HEMOS VISTO,
POR OTRA PARTE, QUE EL ARMONICO JUEGO DE LAS
DISPOSICIONES DE DERECHO INTERNO Y EL PACTO
IMPONEN LA EXCARCELACION DE MARIO EDUARDO
FIRMENICH. Parecería que de acuerdo al particular criterio de
los tribunales intervinientes el Art. 380 del Código de
Procedimientos en Materia Penal, que es una ley procesal, con
vigencia limitada a la Capital Federal y al fuero federal o a la
voluntad subjetiva del juzgador, pueden contradecir el texto
de otra, que reviste el carácter de ley suprema.

s. Que al tenor de lo dicho por la Cámara, no se trataría para la ley


argentina de un derecho, sino de una potestad del juzgador pues
"parecería que de acuerdo al particular criterio de los tribunales
intervinientes el artículo 380º del Código de Procedimiento Penal, que
es una ley procesal, con vigencia limitada a la Capital Federal, al
fuero federal o a la voluntad subjetiva del juzgador, pueden
contradecir el texto de otra, que reviste el carácter de ley suprema".
Dentro de este punto de vista, a modo de ejemplo, es de destacar
que en la Provincia de Buenos Aires y a través de la Ley 10.358 de
18 de noviembre de 1985, se precisa el alcance de la norma prevista
en el artículo 7º, inciso 5 de la Convención, al disponer (artículo
449º) que "la prisión preventiva terminará a los dos años de la
detención. Si para la fecha no se ha dictado sentencia definitiva, que
cause ejecutoria, el imputado será excarcelado bajo la caución que el
magistrado fije cualquiera fuere el delito imputado". Según esta
disposición Firmenich habría sido excarcelado "como corresponde a la
letra y al espíritu de la Convención". Asimismo, estaría resaltándose,
al tenor de este texto, la contradicción existente entre textos legales
del mismo país sobre cuestiones similares. La única diferencia está
en que los artículos 379º y 300º del Código de Procedimiento Penal
son de aplicación federal mientras que el artículo 449º sólo se aplica
a la Provincia de Buenos Aires.
t. Que, además, debe advertirse que el inciso 6 del artículo 379º del
Código de Procedimiento Penal fue promulgado mediante la Ley
23.050 de 14 de febrero de 1984 (B.O. de 16 de febrero 1984)
mientras la Convención Americana fue sancionada como Ley 23054 el
1 de marzo de 1984, de donde resulta la simultaneidad en el
tratamiento de ambas normas en los cuerpos legislativos los que, en
cierto modo, puede reflejar el espíritu que inspiró a los legisladores
ya que no podría "pensarse en la instrumentación futura del principio
sentado en el inciso 5 del artículo 7º del Pacto de San José de Costa
Rica cuando ambas normas han sido tratadas simultáneamente en el
Hon. Congreso de la Nación".
u. Que, por último, se solicita a la CIDH que le dé al caso el tratamiento
de grave y urgente (artículo 48º, 2 de la Convención), ya que cada
día que pasa Mario Firmenich en prisión ... una nueva violación de los
derechos humanos del reclamante, habiendo pasado ya más de año y
medio desde la fecha en la cual le hubiera correspondido recuperar
su libertad.

TRAMITE:

8. La Comisión, en nota de 22 de julio de 1987, transmitió al Gobierno de la


República argentina el texto de la reclamación de conformidad con su
Reglamento (artículo 34º, incisos 3 y 5). Copia de esta nota fue transmitida
a la Misión ante la OEA en la propia fecha y se informó también al
reclamante de este trámite en carta de 22 de julio de 1987.
9. El reclamante, en escrito recibido en la Comisión el 17 de diciembre de
1987, amplió los términos de su queja acompañando anexos
complementarios de la queja, de carácter público, relativos a opiniones
políticas emitidas por el llamado Movimiento Montoneros del cual forma
parte el señor Firmenich. Entre estos anexos figura una adhesión a la
denuncia suscrita por personas y entidades argentinas y de otras partes del
mundo cuyos nombres y generales se indican en cada caso.
10. La Comisión, en nota de 28 de diciembre de 1987, transmitió al Gobierno
argentino esta información adicional.
11. El Gobierno argentino, con nota de febrero 25 de 1988 (Vs. 13), dio
respuesta. Seguidamente se hace un resumen de la misma:
a. Que el Gobierno comparte el criterio del reclamante en el sentido de
que el artículo 1º de la Convención implica una obligación de hacer
para el Estado interesado en cuanto que le obliga a respetar en forma
general los derechos enunciados en la Convención;
b. Que lo mismo ocurre en cuanto al artículo 2º ya que existe una
obligación general de hacer si es que la legislación interna del Est ado
interesado no tuviese disposiciones que hagan efectivos los derechos
y garantías previstos en la Convención en cuyo caso contrario debería
el Estado adoptar estas disposiciones. En cuanto al Estado argentino
esto no importa una obligación de hacer ya que los derechos y
libertades que se dicen violados están debidamente garantizados en
el orden interno;
c. Que la queja se contrae a tres clases de violaciones, a saber: i). el
derecho a la libertad personal y, en especial, el artículo 7º, inciso 5
de la Convención; ii). el principio de inocencia del artículo 8º, inciso 2
de la Convención; y, iii). el principio de igualdad ante la ley (artículo
24º de la Convención), contrayéndose el análisis del peticionante a la
violación de la libertad personal (artículo 7º, 5);
d. Que por lo que respecta a la cuestión del artículo 7º, 5 (libertad
personal) la situación es la siguiente:
e. Para el peticionante -al tenor del artículo 379º, inciso 6 del Código de
Procedimientos en Materia Penal- (en lo adelante el Código), que
corresponde a la garantía del artículo 7º, inciso 5 de la Convención,
en relación con el artículo 701º del propio Código, deben computarse
dos años desde la fecha de la detención del señor Mario Firmenich
transcurridos los cuales, automáticamente debería hacer lugar a la
excarcelación del indicado;
f. Que la interpretación, -fundada en criterios aritméticos- no se
compadece con lo que el derecho vigente en el país (incluyendo el
derecho internacional) ha establecido como la hermeneútica vigente
ya que deben tenerse en cuenta, además, otros criterios como son el
arbitrio del juez en la apreciación de la causa y el concepto de plazo
razonable en la Convención, con lo cual será necesario hacer un
examen previo de estos dos conceptos o criterios;
g. Que, fácticamente resulta que el concepto de la presunta violación
del derecho a la libertad personal radicaría en que, transcurridos dos
años a partir del 13 de febrero de 1984 (fecha en que Firmenich fue
detenido en Río de Janeiro, Brasil), la autoridad judicial competente
debería haber hecho lugar a la solicitud de excarcelación, apreciación
que reduciría el derecho aplicable a un mero cálculo con
prescindencia de la consideración de las situaciones involucradas y de
las circunstancias propias de cada caso;
h. Que los tipos penales describen determinadas conductas con sus
agravantes o atenuantes de la responsabilidad criminal, que deben
ser tenidos en cuenta para la adecuada consideración de cada caso,
circunstancia que el "peticionante pretende ignorar cuando sostiene
que la denegación de la excarcelación en los términos del artículo
380º del Código, traduce la arbitrariedad del juez o la voluntad
subjetiva del juzgador", cuando el artículo mencionado no puede
interpretarse fragmentariamente sino como continuación natural del
articulo 379º del Código que en efecto, consagra la facultad del juez
de la causa de otorgar la excarcelación si se reúnen los extremos
legales requeridos en dicho texto, apelando así el legislador a la
"sana crítica" del juez. Esta facultad -no obligación- del juez de
conceder la excarcelación resulta expresamente acotada o limitada
por el artículo 380º del Código de Procedimientos en Materia Penal;
i. Que lo anterior quiere decir que el artículo 380º del Código "confirma
el carácter facultativo del otorgamiento de la excarcelación que surge
de la letra del artículo 379º";
j. Que es absolutamente irrazonable pensar que lo dispuesto en el
artículo 379º, inciso 6 del Código aplica en forma automática, es
decir, por el solo vencimiento de los años, ya que si ello fuera así
"bastaría con que en todo proceso difícil la defensa planteara diversas
cuestiones que el derecho le permite y lograra de esa forma exceder
el plazo temporal, sin permitirle a la justicia un veredicto sobre el
caso";
k. Que aún admitiendo -en gracia de discusión- que la remisión del
artículo 379º, inciso 6 del artículo 701º del Código "sólo se refiere al
plazo previsto en este último (artículo)", queda claro que el obstáculo
a la excarcelación de Firmenich no se encuentra en el cómputo del
tiempo de detención sino en ciertas circunstancias obstativas,
valoradas en el artículo 380º del Código;
l. Que por otro lado parece indiscutible y así se desprende de la
referencia parlamentaria sobre el alcance del artículo 379º en
coordinación con el 701 del Código, citadas por el reclamante, que la
aclaración efectuada a estas disposiciones por el Senado de la Nación
(que en ningún caso deberá ser superior a dos años) persiguió sentar
el verdadero sentido de la remisión al artículo 701º, olvidando el
peticionario que esa aclaración abrió también juicio sobre otro
aspecto a considerar "en el análisis global de una solicitud de
excarcelación esto es la existencia de aquellas circunstancias que
permitieran presumir, fundadamente, que el procesado intentará
eludir la acción de la justicia de ser liberado";
m. Que la aplicabilidad del artículo 380º a la hipótesis planteada en el
inciso 6 del artículo 379º surge con toda claridad del propio texto del
artículo 380º que en un segundo párrafo expresa "...Lo dispuesto en
este artículo no obstará a la aplicación de los incisos 2, 3, 4 y 5 del
artículo anterior", es decir, que sí puede obstar a la aplicación de los
incisos 1 y 6 del artículo 379º;
n. Que pretender que el otorgamiento de una facultad de tal categoría
al juez de la causa constituye una arbitrariedad "equivale a tachar
con los mismos términos a toda la legislación penal de los Estados
modernos... pues en todos ellos se deposita en el juez, y sólo en el
juez, la obligación y potestad de administrar justicia". Sostener lo
contrario, esto es que la excarcelación debe ser concedida
automáticamente "comporta la negación de la figura del juez
desnaturalizando la acción de la justicia que, por esta vía, tendría
más oportunidades de ser injusticia";
o. Que sobre el papel del juez en el sistema de derechos humanos se ha
explayado la CIDH en varias oportunidades. En este punto el
Gobierno reproduce lo expresado en el Séptimo Informe sobre la
Situación de los Derechos Humanos en Cuba (OEA/Ser.L/V/II. 61,
doc. 29, Rev. 1, de 4 de octubre de 1983, pp. 67-68), concluyendo
que, al tenor de dicho informe, quedaría al prudente arbitrio del juez
la evaluación de la "factibilidad y legitimidad de la excarcelación
dentro de los parámetros señalados por el derecho vigente en el
país";
p. Que un segundo aspecto de particular relevancia envuelto en este
caso se refiere al concepto de "plazo razonable", previsto en artículo
7º, inciso 5 de la Convención, ya que ni el Pacto de San José ni la
Convención Europea para la Protección de los Derechos Humanos y
Libertades Fundamentales (Roma, 1950), cuya relación con el Pacto
es, indudablemente, explícita en este concepto; de lo cual resulta que
para esclarecerlo correspondería aplicar otros criterios fundados en la
regla general de interpretación de tratados que, enunciada en el
artículo 31º de la Convención de Viena sobre Derecho de los
Tratados, recoge una "práctica generalmente aceptada como
derecho", una norma ... internacional, de suerte que "un tratado
deberá interpretarse de buena fe conforme al sentido corriente que
haya de atribuirse a los términos del tratado en el contexto de éstos
y teniendo en cuenta su objeto y fin," como dispone la mencionada
norma;
q. Que en este orden de ideas el artículo 7º, 5 de la Convención, que se
refiere a "un plazo razonable", sólo opera en los casos de personas
"detenidas o retenidas", imponiendo al Estado Parte la obligación de
diligencia en el procedimiento a fin de que no se prolongue más allá
de lo razonable;
r. Que la práctica en el Sistema Interamericano (con base en el Pacto
de San José) no resulta prolífica en este asunto pues la Corte
Interamericana no ha incursionado aún en el tratamiento del artículo
7º, 5 de la Convención, y la CIDH sólo lo ha hecho en lo referente a
la Declaración Americana y en contextos distintos del que presenta
este caso, lo cual hace necesario recabar conceptos en el Sistema
Europeo (artículo 5º, 3 de la Convención de Roma), tales como los
siguientes:
i. Hasta que recaiga sentencia condenatoria, el acusado debe
ser considerado inocente y la finalidad del precepto que se
analiza es fundamentalmente que se conceda la libertad
provisional desde que la continuación de la detención deja de
ser razonable.
ii. En el propio sentido se expresó la Corte Europea en el Caso
Stogmuller, en su sentencia de 10 de noviembre de 1969.
s. Que lo anterior obliga a precisar el concepto de "plazo razonable" con
respecto a lo cual debe tenerse en cuenta la adecuada proporción de
medios a fines que el juez debe observar. Por tanto, la "razonabilidad
de una medida o de un plazo debe apreciarse en su contexto propio y
específico, es decir, que no existen criterios generales de validez
universal y que se trata de lo que jurídicamente se denomina una
cuestión de hecho". Así también el Estado Parte no está obligado a
fijar un plazo válido para todos los casos con independencia de las
circunstancias, en razón de que cada proceso es un "microcosmos"
con sus propios tiempos, circunstancias objetivas, conducta del
inculpado y la de sus abogados, etc. Este ha sido el criterio adoptado
por la Corte Europea de Derechos Humanos al expresar que ..."se
reconoce para todos la imposibilidad de traducir este concepto en un
número fijo de días, de semanas, de meses o de años o en variar la
duración según la gravedad de la infracción" (Caso STOGMULLER), ya
citado, pp. 155-156).
t. Que en este temperamento debe entenderse que el derecho
argentino ha consagrado la pauta de dos años (artículo 379º, 6 en
relación con el artículo 380º del Código de Procedimientos en Materia
Penal) como una de las bases del "plazo razonable"; por tanto, los
dos años podría ser un plazo razonable vencido el cual el juez puede
considerar la solicitud de excarcelación pero, de modo alguno se le
impondrá al juez con prescindencia de su objetiva valoración de las
características del hecho y de las condiciones personales del
imputado, la obligatoriedad de acceder a la excarcelación si mediare
alguna duda de si puede evadir la ac ción judicial.
12. A partir de este punto la respuesta del Gobierno argentino se divide en el
análisis de dos cuestiones, a saber: la libertad personal del reclamante y la
presunta violación del derecho de igualdad ante la ley.

En cuanto a la primera cuestión, el Gobierno sostiene, --conforme con la


doctrina de la CIDH--, que siendo el "plazo razonable" un concepto abstracto
debe considerarse a la luz de ciertos criterios, factores o elementos del caso
concreto en examen tales como los siguientes:

- El primer criterio consiste en la efectiva duración de la detención: el


reclamante pretende que su detención debe computarse (a los efectos del
plazo de 2 años que invoca) desde la fecha en que fue aprehendido por las
autoridades competentes en Río de Janeiro el 13 de febrero de 1984.

Sobre este punto se observa que la entrega a las autoridades argentinas


"sólo se produce el 20 de octubre del mismo año", por tanto, se entiende
que es desde la última fecha que debe tenerse en cuenta para lo dispuesto
en el artículo 7º, 5 de la Convención en base a los siguientes argumentos:

- El tiempo que insume una extradición no se encuentra directamente


supeditado a la actividad judicial del Estado requiriente, sino que depende
de la decisión de extraditar de las autoridades requeridas.

- El segundo factor es la duración de la prisión preventiva en relación con la


naturaleza de la infracción causa del proceso.

El reclamante fue solicitado por dos jueces por delitos distintos y, por tanto,
se le siguen dos procesos diferent es: uno por homicidio doblemente
agravado y tentativa de homicidio doblemente agravado y hay pedido de
reclusión perpetua. Este expediente se tramita ante la justicia federal, en
Buenos Aires, y, el otro, de doble homicidio calificado y secuestro extorsivo
y existe petición de reclusión perpetua con accesoria de reclusión por tiempo
indeterminado. Este proceso se sigue ante el Juzgado Federal de San Martín.
En consecuencia se entiende que "en atención a las penas que podrían
corresponder el tiempo de encarc elamiento procesal no desvirtúa su
naturaleza cautelar".

- El tercer elemento es el efecto material, moral o de otra clase que la


detención produce cuando se sobrepasan las consecuencias normales.

El Gobierno argentino estima que las consecuencias son las mismas que se
dan en otros no excarcelados. El reclamante está recluido en un medio apto,
es decir, recibe visitas, practica deportes, lee, estudia y rinde exámenes
conforme a la curricula de la carrera elegida por éste. En cuanto a la
proscripción política de su precandidatura para una banca en el Congreso, se
aclara "que el artículo 3 del Código Electoral Nacional excluye esta
posibilidad"... No se trata de una proscripción política sino de la estricta
observancia de la letra de la ley.

- Otro cuarto c riterio a observar sería la conducta del inculpado, o sea, la no


cooperación con el curso del proceso, estimándose que en ambos procesos
tanto el reclamante como sus apoderados han contribuido al alargamiento
de los plazos procesales.

- El quinto factor quedaría al criterio sobre las dificultades de la instrucción


del caso que, por las características de los delitos imputados en ambos
procesos, se han llevado a cabo extensas instrucciones en cada uno de ellos,
tanto para la prueba testifical y documental, en Argentina como fuera del
país. En el primer (Causa ante Justicia Federal - San Martín) proceso se
dictó (mayo de 1987) sentencia de primera instancia, apelada por la
defensa, cuyo trámite está aún pendiente. En el segundo proceso se
encuentra en trámite hallándose en el período de prueba ofrecida por la
defensa.

- Debe también tenerse en cuenta la forma como se ha tramitado la


instrucción: las causas se han llevado conforme al Código de Procedimientos
en Materia Penal de la Nación, esto es, la misma legislación aplicable para
cualquier enjuiciado en la jurisdicción nacional, cuyas normas son
preexistentes a los hechos y han sido aplicadas por los jueces competentes
con absoluta observancia del derecho de defensa; es decir que ha habido
debido proceso legal con sus etapas inquisitiva, contradictoria, de prueba
con el método de prueba legal ajustándose éste a las pruebas taxadas;
dándole a estas pruebas el valor (probativo) otorgado por la ley y, por tanto,
no dejando margen a la apreciación o arbitrio del juez para exponer sus
convicciones personales.

- Finalmente como séptimo factor se contempla la actuación de las


autoridades judiciales las cuales "desplegaron una incesante e intensa
actividad investigativa que permitió tener lista la acusación a los doc e meses
de la entrega del peticionante a las autoridades argentinas."

La evaluación conjunta de los siete criterios elaborados por la CIDH en este


caso conduce, agrega la nota del Gobierno argentino, a sostener que el
tiempo de detención del peticionante no ha superado los límites del "plazo
razonable" del artículo 7º, 5 de la Convención.

Sin embargo existen otros aspectos que deben también tenerse en cuenta
en el examen del caso 10.037, tomando como base opiniones de la CIDH
sobre el concepto de "plazo razonable" dispuesto en el artículo 5º, 3 de la
Convención Europea que ha opinado que para resolver sobre este punto
deben tenerse presentes las opiniones de las autoridades judiciales a cargo
de la causa en sus resoluciones sobre las peticiones de libertad condicional y
los hechos no controvertidos indicados por el demandante en sus recursos.

En este sentido el peticionante ha invocado las normas procesales de


derecho interno (artículo 379º, inciso 6 del Código de Procedimientos en
Materia Penal).

La Resolución de 3/10/86 del Juez Federal de San Martín denegando la


excarcelación dice:
Aun cuando acuerdo con los peticionarios que el acusado lleva en detención
más de dos años, en este particular caso esa sola circunstancia no basta por
sí sola para que deba proceder a excarcelarlo... la aplicación del inc. 6º. del
Art. 379 del Código de Procedimientos en lo Criminal no es automática sino
que debe conjugarse armónicamente con la excepción inmediatamente
prevista por el art. 380.

En este sentido, la ley procesal prescribe que, dado el supuesto de


procedencia del precitado Art. 379 inc. 6º, el Juez debe verificar si las
características del hecho y las condiciones personales del imputado,
valoradas objetivamente, permiten presumir, fundadamente, que el
procesado intentará burlar la acción de la justicia.

Es a partir de esa valoración, pienso, que se revela absolutamente


improcedente el otorgamiento de la libertad.

Ello desde que, sin perjuicio de la objetiva gravedad de las imputaciones que
pesan sobre Firmenich a la luz de su tipicidad (recuérdese que ha sido
acusado de los delitos de doble homicidio calificado y secuestro extorsivo),
las otras que deben ser tenidas en consideración tampoco coadyuvan a un
favorable pronóstico. En efecto, del análisis conjunto de estas últimas y de
la personalidad del imputado, no puedo menos que concluir augurando que
aquel peligro de que se frustre la indagación de la verdad y el c umplimiento
de la pena que eventualmente pudiere corresponderle, no puede ser
conjurado sino manteniendo en prisión preventiva al reo.

A los fines apuntados el juez consideró la solicitud fiscal de reclusión


perpetua; la conducta procesal del indiciado de permanente obstrucción, su
falta de arrepentimiento y su peligrosidad.

La resolución denegatoria fue confirmada por la segunda instancia el 11 de


noviembre de 1986 y contra dicho acto de la Sala Penal de la Cámara de
Apelaciones de La Plata se interpuso recurso extraordinario ante la Corte
Suprema de Justicia de la Nación que lo declaró improcedente el 27 de
enero de 1987.

En el mismo orden se califica la resolución de 3/10/86 del Juzgado Nacional


de Primera Instancia en lo Criminal Federal No. 5 de la Capital Federal que
se expedita en uno de sus apartes en los siguientes términos: "Debe el
suscripto discrepar también con la interpretación efectuada por los
peticionarios en punto de la aplicación del Art. 380 del C.P.C. Ello es así,
toda vez que la hipótesis en virtud de la cual se afirma que Firmenich, de
haberlo querido, pudo eludir la acción de la justicia argentina, cuando se
hallaba en territorio brasileño, no resulta verificable. Es más, la plena y total
substanciación del expediente de extradición, si bien resulta un derecho del
extraditado, también evidencia su no total conformidad con el sometimiento
a juicio", agregando lo que sigue: "Que la interpretación razonable del Art. 7
inc. 5º. de la Convención Americana sobre Derechos Humanos conduce a
establecer que el juicio sobre la prolongación de la privación de la libertad
cautelar debe estar relacionado con las circunstancias del caso. Esta
conclusión surge claramente de la jurisprudencia del Tribunal Europeo de
Derechos Humanos respecto de la Convención que rige en este continente,
cuyo Art. 5, inciso 3. está redactado en términos casi idénticos a la
disposición americana".
Dicha Resolución fue confirmada por la Cámara de Apelaciones Federal, Sala
I; recurrida esta decisión ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación fue
desestimado el recurso el 28 de julio de 1987.

Por lo que hace a la alegada violación del derecho de igualdad ante la ley el
Gobierno argentino niega esta situación expresando que las decisiones
denegatorias de libertad condicional se han fundado en las mismas bases
aplicadas a otros casos resueltos desde la entrada en vigor del artículo 379º,
6º del Código de Procedimiento Penal, no siendo, además, cierto que si se
aplicara el artículo 449º del Código de Procedimiento Penal de la Provincia
de Buenos Aires ya el enjuiciado se hallaría libre, puesto que se ha
modificado el mencionado artículo "a fin de excluir cualquier posible
interpretación de aplicación automática del Art. 449".

13. La Comisión, con carta de 16 de marzo de 1988, transmitió al reclamante el


texto de la nota de 25 de febrero de 1988, solicitando las observaciones o
comentarios que se consideraren oportunos.
14. El representante legal del reclamante en escrito de 5 de mayo de 1988,
formuló sus comentarios. A continuación se hace un resumen de los
mismos:
a. Que en este caso se ha verificado el agotamiento de los recursos
internos.
b. Que según la contestación del Gobierno argentino "ha quedado
expresamente reconocido que el plazo de 2 años establecido en el
inciso 6 del artículo 379º del Código de Procedimientos Penales
significa la instrumentación legal del 'plazo razonable' a que hace
mención el artículo 7:5 del Pacto de San José de Costa Rica".
c. Que a pesar de ese reconocimiento se pretende condicionar el mismo
a lo dispuesto en el artículo 380º del Código, conforme al cual
corresponde al juez conceder el beneficio de acuerdo a su particular
criterio, lo cual ya fue debidamente examinado en el escrito de
denuncia.
d. Que las circunstancias o factores alegados por el Gobierno como
elementos para evaluar si corresponde o no otorgar la excarcelación
del reclamante, se fundan básicamente en la posibilidad de que el
enjuiciado pueda eludir la acción de la justicia, lo cual en el caso de
Firmenich debería evaluarse favorablemente habida cuenta que éste
ha ofrecido todas las garantías necesarias para asegurar esa
comparecencia incluida la posibilidad de detención domiciliaria bajo
las condiciones que la justicia determinara.
e. Que en cuanto a los factores que configuraron el llamado "plazo
razonable" habría que tener en cuenta los siguientes: la detención
debería computarse desde el 13/2/84 y no desde octubre del mismo
año, pues fue entonces cuando se inició el proceso de extradición del
detenido, por lo cual estaría detenido desde hace 4 años sin
sentencia definitiva.
f. Que la pena que podría corresponder según los delitos imputados,
como factor en la apreciación la procedencia de la excarcelación,
cabe señalar el Caso Stogmuller (1969) ante la Corte Europea en el
cual al referirse al artículo 5:3 de la Convención expresa que "... el
artículo 5:3 se presenta como un precepto independiente que
produce sus propios efectos, cualesquiera que hayan sido los hechos
que han motivado el arresto o las circunstancias que han causado la
duración de la instrucción...".
g. Que no es verdad que el procesado o sus abogados hayan utilizado
tácticas dilatorias o abstencionistas, no siendo tampoco este punto
materia de mayor consideración al tenor de la jurisprudencia que se
desprende de la Corte Europea en el Caso Neumeister (1968).
h. Que cree necesario poner en conocimiento de la Comisión lo que
sigue:

Con relación al inc. 6 se introduce en el proyecto remitido por el


Poder Ejecutivo un nuevo supuesto excarcelatorio que satisfa ce
plenamente la reparación de una realidad de injusticia vigente hasta
nuestros días. La norma del artículo 701º establece dos años como
tope para la sustanciación de los procesos penales. Cuando ese tope
era superado en la tramitación, hasta hoy el imput ado debía soportar
esa irregularidad y mantenía su condición de detenido. Con la
incorporación, la morosidad judicial ya no caerá sobre las espaldas de
aquellos individuos que tienen la desgracia de estar sometidos a un
proceso judicial y, en ese supuesto, será procedente también su
excarcelación mucho más allá de las consideraciones que hacen a los
otros previstos por la ley.

15. La Comisión, con nota de 18 de mayo de 1988, transmitió al Gobierno


argentino las observaciones del reclamante.
16. El Gobierno argentino, con nota de 6 de julio de 1988, formuló sus
consideraciones a las observaciones del reclamante, manifestando que, en
cuanto al agotamiento de los recursos internos, se encuentra plenamente
reconocido que en el caso de autos se ha verificado el agotamiento de los
recursos internos, cuestión respecto de la cual ya se había manifestado
coincidencia entre este Gobierno y el peticionario en lo que respecta al
presente incidente de excarcelación.

En cuanto a lo establecido por el artículo 1º de la Convención, que un


aspecto esencial del derecho de los derechos humanos, es el que señala que
tales derechos no son absolutos sino que están sujetos a reglamentación; a
una reglamentación razonable y necesaria en una sociedad democrática en
interés de la seguridad nacional, de la seguridad o del orden público, o para
proteger la salud o la moral públicas o los derechos y libertades de los
demás. , que un aspecto esencial del derecho de los derechos humanos, es
el que señala que tales derechos no son absolutos sino que están sujetos a
reglamentación; a una reglamentación razonable y necesaria en una
sociedad democrática en interés de la seguridad nacional, de la seguridad o
del orden público, o para proteger la salud o la moral públicas o los derechos
y libertades de los demás.

En lo que se refiere a la cuestión del plazo razonable, que dado que en el


derecho vigente en la Argentina, el plazo razonable a los fines de la solicitud
de excarcelación surge del artículo 379º inciso 6º en conjunción con el
artículo 380º, la decisión de la norma individual -esto es, la aplicable al caso
de especie- siempre depende del criterio del juez. Más de ello no puede
inferirse -como parece hacerlo el presentanteque el juez hace lo que quiere.
Muy por el contrario, la norma señala los carriles que debe recorrer el
criterio del juez, a saber: la objetiva valoración de las características del
hecho, las condiciones personales del imputado. Se agrega además:

Es, pues, conveniente reiterar aquí lo expresado en el item 4.7 de la primera


respuesta argentina, en el sentido de que:

pretender que el otorgamiento de una facultad como ésta al juez de


la causa constituye una arbitrariedad jurídicamente consagrada
equivale a tachar con los mismos términos a toda la legislación penal
de los Estados modernos -sea cual fuere el sistema jurídico al que
pertenezcan-, pues en todos ellos se deposita en el juez, y sólo en el
juez, la obligación y potestad de administrar justicia".

En lo que a la razonabilidad del plazo atañe, se dice que la correcta


interpretación de la situación aquí referida señala que dado el plazo
de dos años, el juez podrá denegar la excarcelación en mérito a lo
preceptuado en el artículo 380. Ello no conduce, como parece
pretender el abogado BEATTI, a la calificación del plazo como
"irrazonable" sino que, por el contrario, es la concurrencia de los
extremos señalados en el artículo 380 lo que torna irrazonable
conceder la excarcelación y torna razonable su prolongación por un
plazo mayor. Además, se dice:

En este orden de ideas, la Corte Europea de Derechos Humanos, en


relación con el artículo 5.3 de la Convención de Roma, tiene dicho
que:

"El Tribunal opina igualmente que para apreciar si, en un


determinado caso, la detención de un acusado no sobrepasa el límite
razonable, corresponde a las autoridades judiciales nacionales
investigar todas las circunstancias que, por su naturaleza, lleven a
admitir o a rechazar que existe una verdadera exigencia de interés
público que justifique la derogación de la regla del respeto a la
libertad individual" (Caso NEUMEISTER, sentencia de 27 de junio de
1968, TEDH-5.p.83. Fundamentos de Derecho #5).

Como puede apreciarse, el criterio del derecho vigente en el país


coincide con lo expuesto por la Corte de Estrasburgo.

En cuanto al principio de inocencia, la celebración de un proceso


judicial con todas las garantías previstas en el derecho vigente en el
país -y ello incluye, obviamente, la Convención Americana- y los
incidentes a que éste dé lugar, no pueden ser interpretados como un
desconocimiento o cercenamiento de la efectividad del principio de
inocencia. Consecuentemente, cabe afirmar que el principio de
inocencia resultaría violado si el plazo fuese irrazonable, extremo que
no se verifica en la especie.

Refiriéndose al principio de igualdad, se señala que, como se ha


expresado previamente en la respuesta argentina, el Gobierno
considera que no ha sido violado, recordando que no debe
entendérselo en términos aritméticos sino que, por el contrario,
comparta el deber de otorgar igual tratamiento y, por ende, igual
protección legal a quienes se encuentran en iguales circunstancias y
que esta interpretación es la que consagra todo el derecho vigente en
el país, incluida la Convención Americana.

Refiriéndose gravedad y urgencia del caso, se señala que, en el


contexto del Sistema Interamericano de Protección con base en la
Convención existen "casos graves y urgentes" y "caso de extrema
gravedad y urgencia".

Una primera conclusión sobre el particular conduce a este Gobierno a


sostener que indudablemente el presente no es uno de los casos de
"extrema gravedad y urgencia" por las razones que son público y
notorio. Tampoco se trata de un caso grave y urgente pues la
Comisión -que es, en definitiva, el órgano llamado a apreciar tal
característica- no ha actuado en la forma prevista en la Convención
para casos de tal índole.

Luego, bajo el titular los "Siete Criterios", entre otros conceptos, se expresa
lo siguiente:

Lo que el Gobierno ha puesto de manifiesto es la directa relación que


existe entre las nociones de plazo razonable y desidia judicial; esto
es que, acreditándose la última, la continuación de la detención se
torna irrazonable.

En este orden de ideas, este Gobierno ha sostenido que el período de


tiempo comprendido entre la aprehensión de FIRMENICH en Río de
Janeiro el 13 de febrero de 1984 y su entrega a las autoridades
argentinas el 20 de octubre del mismo año no puede ser considerado
a los fines de la actividad judicial por los obvios motivos de la
incomparecencia del procesado. Por lo tanto, si en dicho período no
hubo actividad en el expediente en lo que hace a las distintas etapas
del proceso es porque ello requiere del cumplimiento de trámites y
diligencias en las que debe asegurarse el derecho de defensa del
inculpado. Consecuentemente, las autoridades judiciales argentinas
sólo pueden impulsar el proceso una vez que el inculpado se
encuentra bajo su jurisdicción.

Siendo ello así, es a partir del 20 de octubre de 1984 que las


autoridades judiciales nacionales comienzan a actuar. Empero, ello
no implica que -como ha sido dicho- a los fines del cómputo de la
pena se considere la fecha del 13 de febrero de 1984. De lo
contrario, reiterando lo dicho, en procesos de extradición de gran
complejidad, se llegaría al absurdo de tener que excarcelar antes de
comenzar el proceso.

En punto a la calidad de procesado de Mario Eduardo FIRMENICH,


necesario resulta señalar que desde mayo de 1987 tiene condena en
primera instancia en una de las dos causas que se le siguen y que
dicha sentencia ha sido apelada por la defensa.

En la causa radicada ante la Justicia Federal con asiento en la Capital


Federal se ha dictado sentencia en el mes de junio de 1988. En
ambos casos la decisión judicial de reclusión perpetua ha sido
limitada a treinta años en razón de los compromisos asumidos con la
República del Brasil.

Con referencia a la "duración de la prisión preventiva en relación con


la naturaleza de la infracción", el párrafo de la sentencia
STOGMULLER que cita el presentante es el mismo que se menciona
en el párrafo 4.12 de la respuesta argentina y como se señalara allí
la cuestión radica en conceptuar el plazo razonable.

La razonabilidad del plazo no es susceptible de traducción en un


número fijo de días, meses o años (c.f. caso STOGMULLER, citado,
p.p. 155-156), ella depende de otros elementos que el Juez debe
considerar. Es a los fines de acotar el margen de prudente arbitrio del
Juez y de impedir que se configure la "desidia judicial" que el orden
jurídico brinda al Juez ciertos criterios de apreciac ión. En el caso que
nos ocupa, tales criterios surgen del art. 380 del Código de
Procedimientos en Materia Penal, que es la pauta interpretativa del
art. 379 inc. 6.

Al considerar el criterio relativo a las "dificultades de la instrucción


del caso", las observaciones reproducen dichos del Juez CREMONA
que este Gobierno comparte.

En efecto, "la longitud justificada de una investigación no es


necesariamente (y como a veces parece suponerse)
automáticamente extensible a la justificada duración de la detención
preventiva". Sin embargo la complejidad acreditada de una
investigación puede dar lugar razonablemente a la prolongación de la
detención preventiva. Al respecto, en la sentencia de 27 de junio de
1968 en el caso WEMHOFF, el Tribunal Europeo ha dicho:

"No se puede perder de vista que si un acusado detenido tiene


derecho a que su caso sea tratado prioritariamente con una especial
celeridad, éste no debe olvidar los esfuerzos hechos por los
Magistrados a fin de hacer plenamente la luz sobre los hechos
denunciados, ofrecer a la defensa y a la acusación todas las
facilidades para demostrar sus pruebas y para presentar sus
explicaciones y no pronunciarse sino después de conseguir
reflexionar sobre la existencia de las infracciones y sobre la pena" (p.
59, Fundamentos de Derecho, #17).

En relación con una supuesta parálisis del expediente de Capital


Federal entre el 30 de diciembre de 1985 y el 15 de agosto de 1986,
cabe señalar que en dicho período no sólo se cumplieron diligencias
de mero trámite sino también concretas medidas judiciales:

- el 30 de diciembre de 1985 se pide documentación al Juzgado


Federal nro. 6 Secretaría nro. 16.

- enero de 1986: mes de feria judicial.

- febrero/marzo 1986: diligencias de mero trámite (se agrega


documentación, se solicitan y expiden fotocopias, etc.).

- el 7 de abril de 1986: se agregan diligencias practicadas en el


exterior (diarios italianos).

- el 23 de abril de 1986: se recibe testimonial del Comisario ALVAREZ


de INTERPOL.

- el 5 de mayo de 1986: la Fiscalía agrega documentación.

- el 13 de agosto de 1986: la Fiscalía pide nueva ampliación de la


indagatoria;

todo ello revela la actividad judicial llevada a cabo en ese período. Y


ello sin perjuicio de tener por reproducido aquí todo lo señalado en el
item 5.2.5.2 de la respuesta Argentina.
En relación con las prórrogas concedidas que se alega fueron de "un
total de veinticuatro días" este Gobierno pone en conocimiento de la
Comisión que la defensa de FIRMENICH tardó en presentarse desde
el 21 de octubre de 1986 (fecha del traslado de la acusación
producida el 2 del mismo mes) hasta el 16 de marzo de 1987, esto
es casi cinco meses y no veinticuatro días como se alega. Ese tiempo
correspondió a los diez días a que se tardó en solicitar la entrega de
los autos (el 31 de octubre de 1986), el trámite del pedido de
excarcelación (a cuyo fin la Cámara solicita el expediente del 10 de
noviembre de 1986), cuatro prórrogas solicitadas (una de ellas previa
al pedido de excarcelación) y el mes de feria judicial (enero de 1987,
que la defensa también lo computó como feria).

En resumen, de lo informado en el item 5.2.5.2 y de lo aquí


expuesto, la ruta del expediente es la siguiente:

- 2 de octubre de 1986-Acusación.
- 6 de octubre de 1986-Se divide la causa y se intima a unificar
domicilio.
- 16 de octubre de 1986-La defensa pide fotocopias que se autorizan
ese mismo día.
- 21 de octubre de 1986-Traslado a la defensa.
- 31 de octubre de 1986-Entrega de autos.
- 4 de noviembre de 1986-Solicita la primera prórroga.
- 10 de noviembre de 1986-La Cámara solicita la causa por el pedido
de excarcelación.
- 11 de noviembre de 1986-El Juzgado solicita la devolución de los
autos a la defensa.
- 26 de diciembre de 1986-Vuelve el expediente de la Cámara y se
corre nuevo traslado.
- enero de 1987-Feria Judicial.
- 16 de marzo de 1987-Se contesta el traslado (ya son cuatro (4) las
prórrogas).
- 25 de marzo de 1987-Apertura a prueba.
- 15 de marzo de 1987-Se agrega y se cumple con toda la prueba
fiscal.
- 29 de febrero de 1988-Se termina la prueba de la defensa.
- 29 de abril de 1988-Prórroga mediante Alega la Defensa.
- 6 de mayo de 1988-Alega el Fiscal.
- 14 de junio de 1988-Se dicta sentencia.

Como se desprende de todo lo informado, el presente caso tuvo


dificultades para su instruc ción que resultan ajenas a la actividad
personal de los magistrados intervinientes. Reconocen ellas como
origen no sólo la complejidad de las causas sino también la positiva
decisión de los abogados de FIRMENICH, que sin duda, a los efectos
de procurar una mejor defensa, requirieron diversas prórrogas cuya
legitimidad valoraron los jueces al concederlas y de las que no
pueden legítimamente prevalerse para atribuir a las autoridades
desidia judicial.

En definitiva, lo que el párrafo precedente intenta demostrar es que


este Gobierno no ha tomado en consideración los criterios señalados
por la Comisión Europea solamente sino también el criterio apuntado
por la Corte de Estrasburgo y todos ellos conducen a la misma
conclusión: el mantenimiento de la detención preventiva de Mario
Eduardo FIRMENICH no viola la Convención pues no se verifica que el
plazo sea irrazonable.

En cuanto al plazo razonable, la acusación y la sentencia, se


manifiesta que, como ha sido expuesto en su previa respuesta, que el
Gobierno elevara a la Comisión Interamericana, en la causa que
tramita ante la Justicia Federal con asiento en San Martín, existe
sentencia condenatoria desde mayo de 1987; en la causa que tramita
ante los tribunales federales de Capital Federal, la acusación se
produjo en octubre de 1986 y la sentencia ya ha sido dictada.

En síntesis, en la actualidad Mario Eduardo FIRMENICH se encuentra


procesado y condenado en primera instancia en virtud de las
sentencias pronunciadas por los Jueces Federales de la Capital
Federal y de San Martín a la pena de reclusión perpetua y accesorias,
limitada a treinta años en razón del compromiso de extradición.
Asimismo, al momento de efectuar su presentación ante la Comisión,
el 21 de julio de 1987, ya se encontraba condenado en la causa a
que diera lugar el secuestro extorsivo de los hermanos BORN y los
homicidios de Alberto BOSCH y Juan Carlos PEREZ en virtud de
sentencia dictada en mayo de 1987.

17. La Comisión, además del trámite escrito indicado, celebró una audiencia
sobre el caso en la cual participaron tanto el representante legal del
reclamante como los representantes del Gobierno argentino. Dicha audiencia
tuvo lugar el 9 de septiembre de 1988 (994a sesión), durante el 74º período
de sesiones. Durante la audiencia las partes tuvieron oportunidad de
exponer ampliamente sus respectivos puntos de vista que, en resumen,
reiteraron sus planteamientos ya presentados ante la CIDH.

CONCLUSIONES:

Del examen del caso 10.037 la Comisión ha llegado, prima facie, a las
siguientes conclusiones:

Primera. La petición reúne los requisitos formales de admisibilidad


dispuestos en el artículo 46º, 1 (b, c y d) de la Convención, ya que la misma
ha sido presentada dentro del plazo de seis meses a partir de la fecha en
que las autoridades judiciales competentes dictaron las resoluciones
denegatorias de los pedidos de excarcelación del señor Eduardo Firmenich y
éstas fueron confirmadas por la Corte Suprema de Justicia de la Nación, el
27 de enero de 1987 y el 28 de julio de 1988, en cada uno de los pedido s de
excarcelación, decisiones que constituyeron las últimas y definitivas en estos
incidentes; la materia de la reclamación no está pendiente de otro
procedimiento de arreglo internacional y, reune el requisito de nombre,
nacionalidad, profesión, domicilio y firma del reclamante y una relación de
los hechos denunciados y de la causa pretendi.

Segunda. El reclamante, según se desprende de autos, ha agotado los


recursos de la jurisdicción interna entendiendo por éstos los relacionados a
la cuestión incidental presentada a la solución de las autoridades judiciales
nacionales o sea el petitorio de libertad condicional del señor Firmenich
mientras se resolvían los procesos en su contra, sin que esto tenga
importancia sobre el fondo de dichos procesos. La Comisión entiende que al
rechazar, por la Corte Suprema de Justicia de la Nación los recursos contra
las decisiones denegatorias de los tribunales de primera y segunda instancia
que hicieron sin lugar los pedidos, quedaron agotadas las acciones que el
peticionario podía ejercer en el orden interno y, por tanto, quedó abierta la
posibilidad de acudir ante el órgano internacional.

Debe tenerse presente, además, que los pedidos de excarcelación del señor
Firmenich deben ser considerados --a los efectos de la ley nacional-- como
cuestiones incidentales en los procesos seguidos contra dicho señor, sin
perjuicio de examinar más adelante si las denegatorias de excarcelación
implican o pueden implicar condenas encubiertas en cuanto privan al
encartado de su libertad personal mientras se produce sentencia aunque
sólo sea de primera instancia. Lo anterior es importante porque en lo
referente a la CIDH la reclamación tiene como base la presunta violación de
una garantía fundamental del derecho a la libertad personal, estipulado en
los términos del artículo 7, inciso 5 de la Convención.

Tercera. En la reclamación se pueden distinguir tres puntos, a saber:

a. La ley nacional y la garantía del artículo 7º, 5 de la


Convención;
b. La competencia del juez en la apreciación de las causales del
artículo 379º del Código de Procedimiento en Materia Penal
argentino; y
c. El alcance del artículo 379º, 6, en coordinación con el artículo
701 del propio Código y el concepto de "plazo razonable"
previsto en la Convención (artículo 7º,5).

Cuarta. En lo que respecta a la primera cuestión es evidente que la República


Argentina ha cumplido con el deber de adoptar disposiciones internas para
instrumentar los derechos y garantías dispuestos en la Convención, concretamente,
del artículo 7º de la misma, al tenor de lo que previenen los títulos 17 y 18 del
Código de Procedimientos en Materia Penal (artículos 363º a 398º). En este
temperamento puede afirmarse que lo dispuesto en el artículo 7º, inciso 5, de la
Convención corresponde con el artículo 379º, 6 del mencionado Código. La
reglamentación de los derechos no implica el menoscabo de éstos.

Quinta. En cuanto a la segunda cuestión, o sea la competencia del juez de la causa


para la apreciación de las causales del artículo 380 del Código de Procedimiento en
Materia Penal, a los efectos de conceder o no la excarcelación, la Comisión entiende
que el prudente arbitrio del juez en la referida apreciación "de las características del
hecho" y de las "condiciones personales del imputado", a fin de establecer una
presunción fundada de que el imputado no "intentará eludir la acción de la justicia",
no constituye per se una violación del artículo 7º, inciso 5 de la Convención, en
cuanto que tal facultad pudiera prestarse a la aplicación de "criterios particulares
del juez que deba aplicar la ley", tal como lo indica el reclamante en su queja
original (f. 2).

En realidad esta facultad consagrada en el artículo 380º viene a ser la excepción a


lo atribuido al juzgador en los artículos 376º y siguientes del propio Código, en
particular el artículo 379º, que le dan amplia autoridad para conceder la
excarcelación de un detenido cuando se producen las causales de los incisos 1º a
6º. Diríase aquí, como señala el Gobierno argentino, que "Al consagrar esta
facultad, el legislador está apelando a la 'sana crítica' del juez". En otros términos:
que se trata de una facultad reglada, no de una obligación, siendo por tanto la
excarcelación un asunto facultativo del juzgador.
Sobre este punto la Comisión encuentra que lo expresado por el Ministerio Público
Fiscal en la Causa Nº 26.094 contra Firmenich y en relación al pedido de
excarcelación del citado, en el sentido de que "siempre existió una norma igual o
semejante a la que contiene el actual artículo 380º, como últ ima herramienta que
la ley pone en mando de los jueces para afrontar casos en los que la aplicación
rigurosa de normas rituales lleva a consagrar una flagrante injusticia y una burla a
la ley" y agregan: "En efecto no resiste el más elemental análisis lógico y jurídico,
que un individuo que se encuentra acusado de los más graves delitos y para el que
media una solicitud fiscal de reclusión perpetua con más la accesoria de reclusión
por tiempo indeterminado, a poco más de dos años de detención pueda gozar de
libertad utilizando resortes legales de sibilina combinación".

La Comisión estima que, precisamente el prudente arbitrio del juez en la


apreciación de las condiciones señaladas por la ley, que pueden servir de pautas
para la denegación o concesión de una excarcelación, es muestra de la
independencia del poder judicial a la cual la Comisión se ha referido positivamente
en varias oportunidades como requisito indispensable para una buena
administración de justicia. Además, en este caso, las condiciones citadas en el
numeral 1º del artículo 379º son adversas al detenido, pues las penas que podrían
corresponderle y por las cuales se decretó su detención, serían superiores a los
ocho años de pena privativa de la libertad y no correspondería --como en efecto no
corresponde-- condena de ejecución condicional, por lo cual la excarcelación no
resultaría procedente.

La Comisión también comparte (para mayor abundamiento en este punto) el


criterio interpretativo del tratadista argentino Ledesma, mencionado anteriorment e,
de que "las condiciones personales del imputado" y las "características del hecho"
(punible), han de ser valoradas conjuntamente, tal y como se desprende del texto
del artículo 380º del Código de Procedimiento en Materia Penal, ya que sólo así se
puede alcanzar la objetividad que permite decidir si una excarcelación es
procedente. Igualmente comparte la Comisión el criterio interpretativo de Ledesma
en cuanto a que, para una valoración adecuada de las condiciones señaladas en el
artículo 380º, el juez debe también tener presente "los móviles, la conducta
anterior y posterior al suceso, la actividad procesal del imputado en la causa que
por aquél se le sigue y cualesquiera otras circunstancias directa o indirectamente
relacionadas con el hecho o hechos imputados".

No se escapa al criterio de la Comisión que el reclamante fue acusado de los delitos


más graves con calificación a su vez agravante como la supuesta ejecución de
personas en cuadrilla o participación de dos o más autores materiales, en la
categoría de alegados secuestros con extorsión conexa, cuya presunta violación de
los derechos humanos de las víctimas resultaría superfluo destacar; sin entrar al
examen de los supuestos propósitos o móviles de tales hechos delictivos contra la
vida y bienes de las víctimas, todo lo cual --como se expresa atrás--, influye
negativamente en la valoración de la situación del imputado y, consecuentemente,
en las denegatorias de excarcelación que se vienen de analizar.

Sexta. No resulta admisible el planteamiento del reclamante de que la no


excarcelación del detenido constituye un modo o forma de proscripción política o
una manera indirecta de negar o constreñir los derechos políticos del mismo,
teniendo en cuenta la posibilidad de su elección a un cargo parlamentario .

Esta causal no está, --resulta obvio pero necesario decirlo--, entre las
contempladas en la ley, o sea, el Código de Procedimiento en Materia Penal
(artículos 379º y 380º) que es la ley aplicable al caso; tampoco la contempla la
Convención.
Pero en este orden de ideas cabe señalar que este tipo de causales, no tipificadas
en la ley, no son admisibles, de igual modo que otras del propio tenor. Así por
ejemplo, no sería admisible alegar que, como consecuencia de una pena privativa
de la libertad o de una detención preventiva impuesta legalmente, se viola el
derecho de residencia y tránsito del encartado o el derecho a fundar familia, etc.
Semejante argumento haría posible que muchos o casi todos los reclusos en las
cárceles y otros lugares consiguieran su libertad en uso de pretextos o causales que
van más allá de lo dispuesto en las leyes correspondientes. Esta parte del petitorio
no tiene, en verdad, asidero o base jurídica y, por tanto, se desestima sin más
comentario.

Séptima. El examen de la tercera cuestión (punto 3, iii), relativa al alcance del


artículo 379º, 6 del Código de Procedimiento en Materia Penal, en coordinación con
el artículo 701 del mismo Código y el concepto de "plazo razonable" del artículo 7º,
5 de la Convención, constituye la part e esencial de la reclamación. Si hubiere
existido "desidia judicial" en los procesos contra Firmenich se estaría violando la
garantía convencional de la disposición arriba citada, por haberse excedido el
mencionado plazo.

En síntesis el peticionario afirma que, habiendo transcurrido más de tres años y


medio desde el momento en que se produjera la detención de Mario Eduardo
Firmenich, se ha superado con largueza lo dispuesto en el artículo 379º, 6 del
Código de Procedimiento en Materia Penal y el plazo del artículo 701º del propio
Código que, a su juicio, consagran en el derecho interno el "plazo razonable"
previsto en la Convención, dentro del cual una persona tiene derecho a ser juzgada
o "a ser puesta en libertad, sin perjuicio de que continúe el proceso". En este tenor,
señala el reclamante, el artículo 379º, 6 es la instrumentación ("incorporación") del
artículo 7º, inciso 5 de la Convención en el ordenamiento jurídico argentino, pues
de no ser así estaría entonces ocurriendo una ausencia de ley interna para hacer
efectiva la garantía que el artículo 7º, inciso 5 dispone y, por tanto, se estaría
asimismo, violando la Convención por parte del Estado argentino visto lo dispuesto
en los artículos 1º y 2º de la misma.

El Gobierno argentino, también en síntesis, rechaza el criterio del reclamante


observando que "debe entenderse que el derecho argentino ha consagrado la pauta
de los dos años, prevista en el artículo 379º inciso 6 en relación con el artículo
380º, como una de las bases del "plazo razonable" y que, "por tanto, los dos años
podrán ser un plazo razonable, vencido el cual el juez puede considerar la solicitud
de excarcelación pero, en modo alguno se le impondrán al juez con prescindencia
de su objetiva valoración de las características del hecho y de las condiciones
personales del imputado, ni tampoco deberán computarse como plazos de días
corridos soslayándose la conducta de las partes y su incidencia en la mayor o
menor celeridad del trámite procesal".

Como se indicó al examinar la primera cuestión la Comisión entiende que en este


supuesto no existe en la legislación argentina problema de ausencia de ley o de
"laguna" jurídica en este caso y que el artículo 379º, inciso 6 del Código de
Procedimientos en Materia Penal constituye garantía correspondie nte con el artículo
7º, inciso 5 de la Convención.

La Comisión estima que el inciso 6º del artículo 379º está complementado y


"moderado" por el artículo 380º del propio Código, de suerte que la determinación
del "plazo razonable" en el derecho interno argentino surge en cada caso
de la consideración armoniosa de estas dos disposiciones , quedando librada
esa consideración al criterio del juez que debe decidir en base a los parámetros
que la ley le marca taxativamente para que los valore en forma conjunta. Como lo
expresa el Gobierno argentino: "... la norma señala los carriles que debe recorrer el
criterio del juez, a saber: la objetiva valoración de las características del hecho y de
las condiciones personales del imputado". El juez cumple con una función natural
de su competencia: administrar justicia con los medios que la ley expresamente le
otorga.

De lo anterior se desprenden dos conceptos importantes en lo referente al


problema del "plazo razonable": primero, que no es posible establecer un criterio
in abstracto de este plazo, sino que éste se fijará en cada caso vistas y valoradas
las circunstancias del artículo 380. En este alcance la Comisión acoge el punto de
vista de que el Estado Parte aludido "no está obligado (por la Convención) a fijar un
plazo válido para todos los casos con independencia de las circunstancias". Este
punto de vista es también el de la Corte Europea; segundo, la excarcelación de los
detenidos en las condiciones como las que se encuentra Mario Eduardo Firmenich
no puede ser concedida sobre el plano de una simple consideración cronológica de
años, meses y días. Así se ha explicitado también la Corte Europea en el caso
citado infra, quedando el concepto de "plazo razonable" sujeto a la apreciación de
"la gravedad de la infracción", en cuanto a los efectos de establecer si la detención
ha dejado de ser razonable.

El pronunciamiento de la Corte Europea es coincidente en este caso con lo


expresado por la Cámara de San Martín, en la evacuación del recurso de los
apoderados de Firmenich, al consignar lo que sigue:

Dicha norma sólo reclama que la persona detenida sea juzgada en un tiempo
razonable y que, caso contrario, sea puesta en libertad provisoria. Esa "cantidad"
razonable de tiempo no tiene por qué ser fijada en dos años , como se pretende sin
mayor fundamento, desde que si ese tiempo puede serlo para una causa sencilla o
de fácil investigación, es posible que no lo sea en otra, como la presente, cuya
complejidad, extensión y arduo trámite impongan un plazo mayor para su
expiración. Esto último es lo que ha tenido en cuenta la legislación en el propio art.
701 del ordenamiento ritual, cuando hace la salvedad de que una causa pueda
finalizar más allá de los dos años cuando existan, como en este caso, demoras no
imputables a la actividad del Juez.

En estas condiciones cabe concluir que la razonabilidad del plazo se encuentra


fijada por los extremos del artículo 380º del Código de Procedimiento en
Materia Penal de la Argentina, junto con la apreciación que de ellos hace el
juez de la causa. Esta conclusión coincide con lo manifestado por la Corte Europea
cuando dice:

El Tribunal opina igualmente que para apreciar si, en un determinado caso, la


detención de un acusado no sobrepasa el límite razonable, corresponde a las
autoridades judiciales nacionales investigar todas las circunstancias que, por su
naturaleza, lleven a admitir o a rechazar que existe una verdadera exigencia de
interés público que justifique la derogación de la regla del respeto a la libertad
individual (Caso NEUMEISTER, sentencia de 27 de junio de 1968, TEDH-5.p.83,
Fundamentos de Derecho #5).

Octava. No parece necesario, en vía de una mayor brevedad, entrar en detallado


análisis sobre los criterios o factores que la Comisión Europea de Derechos
Humanos examinó en relación al problema del "plazo razonable", a fin de precisar
un concepto antiguo y vago en el derecho internacional. El reclamante como el
Gobierno interesado se han manifestado ampliamente sobre estos criterios o
factores.
Sin embargo hay tres factores o aspec tos a los que la Comisión desea referirse, a
saber:

a. La efectiva duración de la detención; b. la naturaleza de las


infracciones que han dado lugar a los procesos contra Firmenich; y c.
las dificultades o problemas judiciales para la instrucción de las
causas.

a. La duración de la detención

El reclamante alega que el plazo del artículo 379º, 6, en coordinación con el artículo
701º del Código de Procedimiento en Materia Penal, debe contarse desde la fecha
del 13 de febrero de 1984 en que fue detenido en Río de Janeiro (Brasil).

El Gobierno alega que el enjuiciado sólo fue entregado a las autoridades argentinas
el 20 de octubre de 1984 y que, por tanto, es a partir de esta fecha que puede
empezar a contarse el "plazo razonable" del artículo 7º, inciso 5 de la Convención,
..."sin perjuicio de que el período comprendido entre ambas fechas deba ser
computado a los fines de la pena".

La Comisión no considera atendible el punto de vista del reclamante, pues entre la


fecha de la detención en Río y la entrega a las autoridades argentinas, se tramitó
un procedimiento de extradición cuyos trámites y decisión dependen o están
supeditados (salvo el hecho de la presentación de la solicitud del Estado requirente)
a las autoridades jurisdiccionales del Estado requerido de conformidad con su
legislación interna y los términos del tratado vigente en los dos Estados, si lo
hubiere, o en su defecto la práctica internacional.

Tampoco es atendible el punto de vista del reclamante en el sentido de que la


responsabilidad procesal del inculpado no puede tenerse en cuenta durante el curso
del procedimiento de extradición pues éste se lleva a cabo sin la intervención del
afectado. La extradición de Firmenich se rigió por lo establecido en el tratado
vigente entre Argentina y Brasil (1961), en cuyo artículo V se dispone otorgar al
individuo cuya extradición se solicita "el uso de todos los recursos e instancias
permitidos por la legislación del Est ado requerido", recursos e instancias que fueron
efectivamente usados por el señor Firmenich para impedir o dilatar la extradición.

Lo anterior hace concluir que el "plazo razonable" (artículo 7º, 5 de la Convención)


debe contarse en este caso a partir de la fecha del 20 de octubre de 1984, por ser
ésta la que corresponde a la entrega del extraditado a las autoridades nacionales
argentinas por las del Brasil.

b. La naturaleza de las infracciones

a. El reclamante fue extraditado para ser sometido a dos juicios por


delitos diferentes (non bis in idem): uno por la justicia Federal (en
Buenos Aires), por homicidio doblemente agravado en concurso con
tentativa de homicidio, también doblemente agravado y c on pedido
de reclusión perpetua; el otro (Juzgado Federal de San Martín), por
doble homicidio calificado y secuestro extorsivo con pedido de
reclusión perpetua con accesoria de reclusión.
b. En conclusión y a la luz de los términos del artículo 380º del Código
de Procedimiento en Materia Penal de la República Argentina, la
Comisión estima que las características de los hechos (punibles) que
forman la cabeza de esos procesos y las penas que podrían
corresponder al acusado hacen presunción fundada de que es
necesario cautelar que la justicia no sea evadida siendo, por tanto, la
excarcelación improcedente.

c. Las dificultades de las causas

En las dos causas contra el reclamante y según se desprende de autos se ha


producido una intensa actividad investigat iva con activa participación de la defensa,
en resumen:

i. Causa con asiento en San Martín (Provincia de Buenos Aires),


en la cual se formuló acusación en noviembre de 1985 con
petición de la defensa de varias prórrogas para contestar la
acusación. Ocurrieron actuaciones frecuentes de
desistimientos de testimonios, ofrecimientos extemporáneos
de otros, introducción de "hechos nuevos" y exhortos
internacionales para diligenciar prueba testimonial,
habiéndose declarado por el juez negligencia de la defensa e n
la producción de la prueba o en parte de ella. La instrucción
sumarial tomó un año, iniciándose el juicio en noviembre de
1986, aproximadamente, según se puede deducir de los
elementos sometidos a la Comisión. En el proceso declararon
cerca de 50 testigos y un número indeterminado de
imputados, no procesados, vinculados de una u otra manera a
la causa. Cabe señalar que, según los autos, algunos
testimonios fueron obtenidos después de difíciles
tramitaciones y exhortos internacionales pedidos por la
defensa. El plenario se concluyó en 1987 habiéndose dictado
sentencia de primera instancia en mayo de ese año, la cual ha
sido apelada por la defensa, recurso que aún está pendiente.
Cabe señalar que este sentencia es anterior a la presentación
del caso ante la CIDH. (Provincia de Buenos Aires), en la cual
se formuló acusación en noviembre de 1985 con petición de la
defensa de varias prórrogas para contestar la acusación.
Ocurrieron actuaciones frecuentes de desistimientos de
testimonios, ofrecimientos extemporáneos de otros,
introducción de "hechos nuevos" y exhortos internacionales
para diligenciar prueba testimonial, habiéndose declarado por
el juez negligencia de la defensa en la producción de la prueba
o en parte de ella. La instrucción sumarial tomó un año,
iniciándose el juicio en noviembre de 1986, aproximadamente,
según se puede deducir de los elementos sometidos a la
Comisión. En el proceso declararon cerca de 50 testigos y un
número indeterminado de imputados, no procesados,
vinculados de una u otra manera a la causa. Cabe señalar
que, según los autos, algunos testimonios fueron obtenidos
después de difíciles tramitaciones y exhortos internacionales
pedidos por la defensa. El plenario se concluyó en 1987
habiéndose dictado sentencia de primera instancia en mayo
de ese año, la cual ha sido apelada por la defensa, recurso
que aún está pendiente. Cabe señalar que este sentencia es
anterior a la presentación del caso ante la CIDH.
ii. La causa ante la justicia federal (Capital Federal): La
investigación estuvo suspendida desde febrero de 1982 hasta
febrero de 1984, según los autos. El 2 de octubre de 1986 se
dictó auto de acusación. Durante la instrucción se recibieron
90 testigos, 3 pruebas balísticas, 2 pruebas sobre explosivos,
2 pericias scopamétoricas, 2 pericias caligráficas, 1 pericia
mecánica y otra sobre máquinas de escribir. Se libraron 30
oficios muchos de ellos vía Interpol y otros vía Ministerio de
Relaciones Exteriores para producir prueba informativa. Se
dictaron varios sobreseimientos y varias prisiones preventivas.
El 2 de octubre de 1986 se produjo la acusación pero la
defensa sólo se presentó el 16 de marzo de 1987 en razón de
un trámite de excarcelación producido por ella y de 3
prórrogas pedidas a las cuales el juez hizo lugar. El 15 de
mayo de 1987 se propuso por la defensa varios testimonios
fuera del país, una pericia mecánica y 40 oficios, a todo lo
cual se hizo lugar, habiéndose además otorgado un plazo de
90 días (extraordinario) para producir la prueba, que hubo de
ser ampliado dos vec es. El 14 de junio de 1988 se dictó
sentencia de primera instancia. (Capital Federal): La
investigación estuvo suspendida desde febrero de 1982 hasta
febrero de 1984, según los autos. El 2 de octubre de 1986 se
dictó auto de acusación. Durante la instrucción se recibieron
90 testigos, 3 pruebas balísticas, 2 pruebas sobre explosivos,
2 pericias scopamétoricas, 2 pericias caligráficas, 1 pericia
mecánica y otra sobre máquinas de escribir. Se libraron 30
oficios muchos de ellos vía Interpol y otros vía Minist erio de
Relaciones Exteriores para producir prueba informativa. Se
dictaron varios sobreseimientos y varias prisiones preventivas.
El 2 de octubre de 1986 se produjo la acusación pero la
defensa sólo se presentó el 16 de marzo de 1987 en razón de
un trámite de excarcelación producido por ella y de 3
prórrogas pedidas a las cuales el juez hizo lugar. El 15 de
mayo de 1987 se propuso por la defensa varios testimonios
fuera del país, una pericia mecánica y 40 oficios, a todo lo
cual se hizo lugar, habiéndose además otorgado un plazo de
90 días (extraordinario) para producir la prueba, que hubo de
ser ampliado dos veces. El 14 de junio de 1988 se dictó
sentencia de primera instancia.

De lo anterior se concluye que si bien cuatro años no sería un plazo


razonable, en el presente caso, por las características propias del
mismo y por la complejidad de las causas envueltas en su desarrollo,
ello no constituiría un retardo injustificado en la administración de justicia.

Novena. Por lo que respecta a la alegación del reclamante de que, en el


curso de estos procesos y al serle denegada la excarcelación, se estaría
violando la garantía del principio de inocencia (artículo 8º, inciso 2 de la
Convención), la Comisión considera este alegato inadmisible , ya que de los
autos no se desprende que los procesos hayan sido conducidos en
forma contraria a derecho, ni la denegación de la excarcelación
podría considerarse como derogatoria de las normas del proceso
debido: las causas se han instruido de acuerdo al Código de Procedimiento
en Materia Penal que es preexistente a los hechos denunciados y que se
aplica a todos los argentinos acusados de los delitos tipificados en el mismo;
las normas fueron aplicadas por los jueces competentes o "naturales"
llamados a conocer de éstas y los trámites de cada causa se ajustaron a las
normas dispuestas por el propio Código.

Décima. Tampoco considera la Comisión atendible el alegato de la parte


reclamante en el sentido de que este caso sería un caso "grave y urgente"
(artículo 48º, 2 de la Convención) pues de los autos se desprende que el
encausado no está siendo sometido a tratos crueles, inhumanos o
degradantes, goza de la defensa de letrados y de las garantías
judiciales necesarias para su defensa en juicio y, por tanto, no amerita
el caso esta clase de tratamiento.

Undécima. Teniendo en cuenta las conclusiones anteriores la Comisión


decide declarar que en el caso 10.037, materia de este informe, no ha
habido una violación a la Convención Americana sobre Derechos Humanos,
debiéndose comunicar esta decisión a la parte reclamante y al Gobierno de
la República Argentina.

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