Tarea 3. Investigación e Innovación Tecnológica - Homer Fretel Aguilar

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TAREA 3

Identifica, define y plantea el problema de su entorno con coherencia

1. Analiza Antecedentes nacionales relacionados al entorno del problema de


Investigación a través de un artículo original de forma organizada

2. Planteamiento de Problema

Ejemplo
El bullying o el acoso escolar: Ejemplos de temas de interés
social para debatir en la educación tradicional.

La violencia escolar es uno de los tipos de violencia que reflejan la descomposición de la sociedad actual.
No es posible hablar de violencia escolar de forma aislada, sin establecer nexos entre lo público y privado,
entre comportamientos colectivos e individuales, aspectos familiares y comunitarios; sin aludir a las
diferencias de género e historias de vida de quienes agreden o son víctimas, y sin considerar la cultura
patriarcal y las relaciones interpersonales. Al interrelacionarse todos esos factores hacen del tema de la
violencia un problema complejo que requiere conocer diferentes factores para poder comprenderla y
atenderla.

Palabras clave: bullying, educación, cultura, familia, delincuencia.


INTRODUCCIÓN

La violencia escolar forma parte de la realidad cotidiana de las instituciones educativas. Es un tema actual,
que ha adquirido importancia debido a la frecuencia con que se presenta y a las consecuencias personales
y sociales en que deriva. Se trata de un fenómeno cuya complejidad no puede ser analizada con una sola
perspectiva, metodología o enfoque. Desde el ámbito de la salud, se ha analizado como un problema
médico, psicológico y físico; desde la sociología, como un hecho social que afecta la convivencia en el
ámbito escolar y trasciende a los espacios familiar, comunal y social; desde el derecho, como una conducta
antisocial de los menores de edad, con poca o nula regulación, entre otros. Para su análisis, se requiere
una reflexión colectiva donde se visualicen los factores que la influyen, pero también aquellos que pueden
prevenirla. La violencia escolar es un reflejo de la descomposición de la sociedad, en el marco de un Estado
de derecho débil, una estructura socioeconómica incapaz de satisfacer las necesidades básicas de la
población y una ruptura del tejido social que desencadena la lucha por espacios alternos de sobrevivencia
y reorganización sociopolítica (Tello, 2005). No es posible hablar de violencia escolar de forma aislada, sin
establecer nexos entre lo público y lo privado, entre comportamientos colectivos e individuales, aspectos
del ambiente familiar y comunitario; sin aludir a las diferencias de género y a las historias de vida de
quienes agreden o son víctimas de agresiones; y, por supuesto, sin considerar la cultura, las relaciones
interpersonales, etcétera. El objetivo de este trabajo es mostrar algunas situaciones de violencia
sociocultural, familiar e individual que pueden ser factores de riesgo y potenciación de la violencia escolar,
dado que todo lo que pase o deje de pasar en estos contextos influye de manera directa o indirecta en el
ambiente escolar. Es por ello que, si sólo se observa la violencia escolar, únicamente se estaría mirando la
punta del iceberg de un problema mucho más amplio, en donde los tipos de violencia se influyen
mutuamente.

Violencia escolar, la punta del iceberg

Uno de los mayores problemas que ha enfrentado la investigación en violencia escolar, ha sido la propia
definición del problema; incluso al interior del mundo disciplinar, no se ha podido acordar qué se entiende
por violencia escolar y cuáles son sus manifestaciones más características (OPS, 2002). La definición no
puede tener exactitud científica, puesto que existen distintos tipos de violencia, y lo que para una persona
puede ser violento, para otra puede no serlo; la noción de lo que son comportamientos aceptables e
inaceptables, o de lo que constituye un daño, está influida
por la cultura y sometida a una continua revisión, a medida que evolucionan los valores y las normas
sociales (OPS, 2002). Al margen del debate conceptual, el análisis y comprensión de la violencia escolar
han sido dirigidos desde diferentes enfoques: de las víctimas, del agresor y de los testigos; desde
interacción y problemas entre iguales; el contexto familiar y cultural; desde la dinámica de las
instituciones; las consecuencias y efectos sobre las personas, entre otros. La violencia se ha clasificado
según las formas en que se manifiesta; las más comunes son: violencia física y verbal, directa e indirecta,
activa o pasiva (cuando no se presta la ayuda necesaria o se omiten acciones a sabiendas del daño que
puede causarse). Pero existen manifestaciones a las que, por sus características, se da una denominación
particular: mobbing, violencia de género, acoso sexual, violencia doméstica, bullying, acoso psicológico,
violencia escolar, etcétera. Y también se presentan algunas formas de violencia que están más extendidas
entre la juventud (edad en la que se es estudiante), como son el tráfico de drogas y sus derivados,
asesinatos o lesiones por ajustes de cuentas, robos, asociaciones para delinquir, entre otras (Gómez et al.,
2007). La mayoría de las investigaciones sobre violencia escolar se centran, fundamentalmente, en el
estudio del fenómeno conocido como bullying, traducido como “acoso escolar entre iguales”. Sin
embargo, es sólo uno de los tipos de violencia interpersonal que acontecen en los centros educativos, y
aunque se le ha puesto mayor atención, también existen otros que por definición no entrarían en el
bullying, pero que pueden tener consecuencias igualmente graves, como la violencia interpersonal en los
centros educativos o la violencia de género (entre géneros e intergéneros). Por ello puede afirmarse que
la violencia escolar no es exclusivamente el bullying, sino otros tipos de violencia esporádica, violencia del
alumnado a los docentes, entre docentes, y entre personas inmersas en el ambiente escolar; así como la
violencia interpersonal en el ámbito de la convivencia escolar, que trasciende el hecho aislado y esporádico
para convertirse en un problema escolar relevante porque afecta las estructuras sociales sobre las cuales
debe producirse la actividad educativa: la enseñanza y el aprendizaje (Ortega y Mora, 1997). El aula escolar
se considera un espacio de construcción de identidades, sin embargo, lo que sucede en éstas es un reflejo
de lo que sucede afuera, ya sea en las relaciones familiares, en las calles, en la comunidad, en el país. Por
lo tanto, las interrelaciones que se dan entre el alumnado se producen y reproducen a partir de las
experiencias previas de cada uno(as) en relación con el mundo externo, pero también con lo subjetivo del
grupo. Es lamentable que mientras más se vive en y con violencia, se aprende a tolerarla más e incluso se
ve como algo natural. Tello (2005) advierte que cuando la violencia se convierte en parte del medio
ambiente, la posibilidad de reconocerla disminuye y, por lo tanto, es introyectada por quienes la viven
como algo natural; para advertirla, es necesario que aumente, sólo se reconoce en su nueva expresión
porque el resto ya es parte de lo dado y, por lo dado, nadie se asombra. No sorprende que todos los días
los noticiarios reporten casos de violencia en diferentes partes del país; no sorprende que, según la OCDE,
México ocupe el primer lugar (entre los países que la integran) con mayor índice de bullying en alumnos
de secundaria; tampoco asombra que México, con 95.6 muertes por cada 100 mil adolescentes de 15 a 19
años de edad, sea el país de América Latina con la tasa más alta de mortalidad infantil y adolescente, de
acuerdo con un reciente análisis estadístico de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Excelsior).
El Índice de Paz Global 2015, del Instituto para la Economía y Paz, ubica a México en el lugar 144 de 162
países medidos a nivel mundial; y en el sitio 12, el último lugar, de Centroamérica y el Caribe (El
Economista); además de ser el sexto país del mundo con más homicidios de periodistas, según el más
reciente informe de la organización Reporteros sin Fronteras (CNN. México). Y así pueden mostrarse otras
estadísticas y estudios que demuestran cómo se vive la violencia en todas partes, y que la violencia escolar
es reflejo de la violencia que se vive en general, haciendo de ella un puente entre el poder y la humillación.
Factores que pueden facilitar la frecuencia de la violencia escolar

La violencia escolar se presenta con mayor frecuencia entre alumnado-alumnado y profesorado alumnado,
aunque también puede darse entre alumnado-profesorado y profesorado-profesorado. Para analizar la
problemática desde un enfoque más amplio, puede utilizarse la perspectiva ecológica, que trata las
condiciones de riesgo y protección en los complejos niveles de la interacción individuo-ambiente, a partir
de la cual se pueda diseñar la prevención con actividades para optimizar tanto el ambiente como la
representación de éste, y las posibilidades que tiene el alumnado, incluyendo los escenarios en donde
transcurre su vida (escolar, familiar, de ocio, etcétera), las conexiones entre dichos escenarios, los medios
de comunicación, y el conjunto de creencias y estructuras de la sociedad. Existen distintos niveles en donde
la violencia es parte de la vida cotidiana, tanto de las relaciones sociales en contextos micro sociales como
macrosociales.

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