CSJ Tipicidad SP2021-2024 (61800)
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SP2021-2024
Segunda instancia No. 61800
Acta 178
Bogotá, D.C., treinta y uno (31) de julio de dos mil veinticuatro (2024).
I. VISTOS
1. 0001 de 2006: con Magnolia Palacios de Angulo. Objeto: prestar servicios como
secretaria ejecutiva del Gobernador, por valor de $29.112.000.
2. 0002 de 2006: con Luis Armando Aguilar Guerrero. Objeto: prestar servicios como
técnico, en monto de $21.600.000.
3. 0003 de 2006: con Jenny Alcira Mena Murillo. Objeto: prestar sus servicios como
profesional universitario dependiente de la Secretaría de Gestión Administrativa y Talento
Humano, que ascendió a $19.876.633.
Frente a estas, el ente acusador menciona el artículo 25 del Decreto 679 de 1994, de
acuerdo con el cual se entiende por formalidades plenas la "elaboración de un documento
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escrito, firmado por las partes en el que además de establecer los elementos esenciales
del contrato, se incluyen las demás cláusulas a que haya lugar, y el cual es publicado en
la forma prevista en el parágrafo 3° del artículo 41 de la ley 80". En el escrito se indica
que, de estos requisitos, no se cumplió con la publicación del contrato.
Sobre el particular, menciona tres requisitos que se deben cumplir para celebrar esta
clase de contratos: i) Que el objeto sea desarrollar actividades relacionadas con el
funcionamiento de la entidad; ii) Que estas no puedan ser asumidas por personal de
planta o que necesiten saberes concretos; iii) Que se anexe certificación expedida por el
jefe de la dependencia, acerca de la inexistencia de personal de planta que pueda cumplir
con el objeto, conforme lo exigen los Decretos 2209 de 1998 y 2170 de 2002.
Vale destacar que la Fiscalía advierte que de sus labores investigativas no logró
encontrar evidencia que demostrara el cumplimiento del último de los requerimientos
mencionados.
Asimismo, señala que a pesar de que las ordenanzas No. 019 del 15 de diciembre
de2005 y 023 del 26 de diciembre de 2005 le concedían la facultad para definir la planta
de personal y sus funciones, el acusado no incluyó estos cargos dentro de la misma,
como se evidencia del texto del decreto 0693 del 30 de diciembre de 2005 en el que el
acusado concretó esa potestad. JULIO IBARGÜEN MOSQUERA prefirió en cambio,
suscribir los contratos de prestación de servicios para vincular personas ajenas a la planta
de la administración.
[…]
Ahora bien, respecto del peculado por apropiación, argumenta la delegada que los
contratos cuestionados anteriormente fueron el medio utilizado para apoderarse de esos
dineros públicos.
2
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3. El 12 de agosto de 2014, se dispuso la apertura de instrucción, la vinculación
mediante indagatoria y se ordenó la práctica de pruebas.
10. La carpeta fue enviada a esta Sala el 8 de junio de 2022, lo que motiva su
conocimiento.
3
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En primer lugar, estableció que la cifra que se debe tener en cuenta en el ejercicio
de adecuación típica es aquella que refleja el presupuesto asignado para la
Administración Central del Departamento del Chocó para el año 2006, el cual
correspondió a ciento setenta mil trescientos treinta y tres millones cuatrocientos trece mil
setecientos treinta y nueve pesos ($170.333'413.739), al tenor de lo dispuesto en la
ordenanza 024 del 26 de diciembre 2005, lo que equivale a 417.483, 85 salarios mínimos
legales mensuales vigentes al año 20061.
No obstante, los contratos cuestionados (0001, 0002 y 0003 de 2006) tenían, cada
uno, cuantía superior a los 30 salarios mínimos legales mensuales 2, con lo que tenía que
seguirse lo dispuesto el artículo 25 del Decreto 679 de 1994 y, por consiguiente, debían
haberse publicado.
Por el contrario, “se logró establecer que los contratos aquí cuestionados fueron
adjudicados por contratación directa sin formalidades plenas, por encima de la menor
cuantía establecido [sic] en la ley 80 de 1993”4.
Adicionalmente, advirtió que, para poder contratar los servicios de una persona
para desarrollar actividades que no pueden ser asumidas por el personal de planta de la
entidad, era imprescindible contar con la certificación del jefe del organismo que diera
cuenta de la inexistencia en la planta de personal suficiente para cumplir tales cometidos.
Sin mencionar que el propio exgobernador manifestó con claridad que para
ninguno de los tres contratos aquí cuestionados elaboró los correspondientes estudios de
conveniencia y necesidad.
1
El salario mínimo legal mensual para ese año era de $408.000 pesos.
2
Los 30 salarios mínimos legales mensuales a los que hace referencia la norma equivaldrían a $12'440.000
pesos, pero las cuantías fueron de $29.112.000, $21.600.000 y $19.876.633, respectivamente, para un total
de $64.701.633.
3
Página 41 del fallo apelado. Folio 351 del cuaderno de primera instancia.
4
Página 42 del fallo apelado. Folio 352 del cuaderno de primera instancia.
5
Página 47 del fallo apelado. Folio 357 del cuaderno de primera instancia.
4
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ajustaban a lo dispuesto en el ordenamiento, decidió utilizar mecanismos que ignoraban
las regulaciones normativas, para, finalmente, transgredir el ordenamiento jurídico”6.
Con respecto al dolo, indicó, por una parte, que se cumple el elemento cognitivo,
pues:
“La vida profesional del acusado y las actividades propias del cumplimiento de sus
deberes nos permiten concluir válidamente que conocía de las reglas que regían el
ejercicio de la función pública y el estatuto de contratación. Su trabajo desarrollado en
años anteriores como concejal de Itsmina y Quibdó, diputado a la Asamblea
Departamental del Chocó, Representante a la Cámara y Gobernador, son indicativos de
que estaba al tanto del funcionamiento de la administración, por lo que no resulta
predicable su desconocimiento de la ley en asuntos contractuales”8.
Frente al elemento volitivo, señaló que está probado debidamente, en razón a que
“fue el mismo acusado el que manifestó clara y expresamente que la decisión de
contratar a Magnolia Palacios de Angulo, Luis Armando Aguilar Guerrero y Jenny Alcira
Mena Murillo fue tomada por él personalmente y bajo su entera responsabilidad”9.
Inició aclarando que, a pesar de que se logre la demostración suficiente del delito
consagrado en el artículo 410 sustantivo penal, al desconocerse requisitos esenciales del
contrato de prestación de servicios, tales trasgresiones le son propias a las esferas
objetiva y subjetiva del delito de contrato sin cumplimiento de requisitos legales, figura
punible que comporta características, naturaleza y presupuestos diferentes a los que
conforman el delito de peculado por apropiación, a pesar de que puedan en algunos
casos guardar una relación de medio a fin.
Con esto, consideró que, aunque el contrato no siguió los requisitos requeridos, no
se probó que hubiese un detrimento patrimonial, pues:
“[N]o se aportó elemento de convicción que pusiera en evidencia que los servicios
contratados no fueron prestados y, por el contrario, se cuenta con medios de prueba que
6
Página 48 del fallo apelado. Folio 358 del cuaderno de primera instancia.
7
Página 58 del fallo apelado. Folio 368 del cuaderno de primera instancia.
8
Página 60 del fallo apelado. Folio 370 del cuaderno de primera instancia.
9
Página 63 del fallo apelado. Folio 373 del cuaderno de primera instancia.
10
Página 69 del fallo apelado. Folio 379 del cuaderno de primera instancia.
11
Página 79 del fallo apelado. Folio 389 del cuaderno de primera instancia.
5
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avalan que los contratistas dieron cabal cumplimiento a las obligaciones adquiridas en los
convenios estatales, conjugando de esa forma el adecuado uso del patrimonio público”12.
Incluso, evidenció que “existían circunstancias que mostraban que cuando menos
resultaban útiles los servicios prestados por Magnolia Palacios de Angulo, Luis Armando
Aguilar Guerrero y Jenny Alcira Mena Murillo, a pesar de las falencias que se
evidenciaron en su proceso de contratación”13.
Por lo anterior, encontró que, “[s]iendo entonces el núcleo central del delito de
peculado la censura a las conductas dirigidas a menoscabar el patrimonio público, no se
encuentra acreditado en el plenario que tal haya sido el actuar de IBARGÜEN
MOSQUERA, ni esa la finalidad perseguida”14.
12
Página 82 del fallo apelado. Folio 392 del cuaderno de primera instancia.
13
Página 84 del fallo apelado. Folio 394 del cuaderno de primera instancia.
14
Página 88 del fallo apelado. Folio 398 del cuaderno de primera instancia.
15
Página 96 del fallo apelado. Folio 406 del cuaderno de primera instancia.
16
Página 100 del fallo apelado. Folio 410 del cuaderno de primera instancia.
17
Página 5 de la apelación de la Fiscalía. Folio 484 del cuaderno de primera instancia.
6
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Ello, en consecuencia, derivó en el pago de:
“[E]rogaciones del patrimonio público, pues además del pago de la nómina del
departamento, debió pagarse el valor de cada uno de los contratos de prestación de
servicios, menoscabándose el patrimonio público departamental, que conforme a lo
reportado por FIDUAGRARIA S.A., ascendió al valor de $70.588.633, suma de dinero que
les fuera cancelada a los contratistas Magnolia Palacios de Angulo, Luis Armando Aguila
[sic] Guerrero y Jenny Alcira Mena Murillo, por concepto de los servicios prestados”18.
Con esto, sostiene que existe prueba suficiente para demostrar que “el
exgobernador actuó de manera consciente y voluntaria, beneficiando a personas que
denominó "de confianza", a través de dichos contratos de prestación de servicios, con el
pago de valores superiores a los que percibirían mediante nombramientos en la planta de
funcionarios, conforme a los requisitos que ostentaban”19.
En este sentido, en su criterio, no existe prueba fehaciente sobre la cifra exacta del
presupuesto asignado para la Administración Central del departamento del Chocó para el
año 2006, lo que “resulta [en] una duda insalvable para el momento en el que se tomó la
decisión”22 acerca de si la entidad contratante tenía un presupuesto anual igual o superior
a 250.000 salarios mínimos legales mensuales vigentes e inferior a 500.000.
Ello, a su vez, supone que “no resulta claro e incontrovertible que resulte en las
anteriores condiciones aplicable el parágrafo del artículo 39 de la Ley 80 de 1993, puesto
que la cuantía de cada uno de los actos administrativos contractuales objeto de la
actuación por no saberse si su valor estaba o no dentro de los montos que contempla la
norma en cita”23.
“[N]o existen de otro lado elementos suasorios con fundamento en los cuales se pueda
afirmar, más allá de la duda, que se obviaron o pretermitieron los requisitos exigidos en
estas eventualidades para reprochar la contratación que ahora quiere atribuírsele a título
delictivo al exgobernador del Chocó JULIO IBARGUEN [sic] MOSQUERA, razón por la
cual, tal situación debe, jurídicamente, ser resuelta a su favor, ante la imposibilidad de
eliminarla”24.
18
Página 8 de la apelación de la Fiscalía. Folio 487 del cuaderno de primera instancia.
19
Ibídem.
20
Página 10 de la apelación de la Fiscalía. Folio 489 del cuaderno de primera instancia.
21
Página 12 de la apelación de la defensa. Folio 442 del cuaderno de primera instancia.
22
Página 13 de la apelación de la defensa. Folio 443 del cuaderno de primera instancia.
23
Página 14 de la apelación de la defensa. Folio 444 del cuaderno de primera instancia.
24
Página 41 de la apelación de la defensa. Folio 471 del cuaderno de primera instancia.
7
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“[L]os argumentos con los que se sustenta el recurso de apelación no tienen la suficiente
fuerza argumentativa para enervar el fallo absolutorio, en principio porque son la
reiteración de los alegatos finales y de los argumentos de la acusación, con los cuales se
atribuyó la existencia del delito de peculado por apropiación tomando como base la
comprobación del delito de contrato sin cumplimiento de requisitos legales”28.
En este sentido, aduce que, en efecto, para declarar la responsabilidad penal por
el delito de peculado por apropiación “se requiere demostrar la apropiación en provecho
propio o de terceros de tan siquiera uno de tales bienes”, pero el ente acusador, como
bien lo dijo el a quo, creyó que dicha apropiación se materializaba solamente con el pago
de los honorarios pactados en cada uno de los contratos objeto de censura, siendo que
“ese solo hecho no agota el delito imputado, toda vez que el mismo puede corresponder a
la contraprestación económica por el servicio efectivamente prestado”29.
2. Con relación a lo propuesto por la defensa, sostuvo que “el valor que se debe
tener en cuenta para dichos efectos es el del presupuesto general de la respectiva
entidad territorial, el que de acuerdo con el artículo 300 de la Constitución Política, es
expedido por las Asambleas Departamentales”, con lo que “no resulta aplicable la duda
como solución a los problemas que en este sentido plantea el apelante, pues como se
dijo, el presupuesto general no es susceptible de modificaciones, siendo único y
previamente definido por la Asamblea Departamental”31.
Así, adujo que la primera instancia acertó al establecer que los contratos de que
trata este proceso se guiaban por el Decreto 679 de 1994, el cual exigía una publicación,
25
Página 43 de la apelación de la defensa. Folio 473 del cuaderno de primera instancia.
26
Página 46 de la apelación de la defensa. Folio 476 del cuaderno de primera instancia.
27
Página 26 de la apelación de la defensa. Folio 456 del cuaderno de primera instancia.
28
Página 3 de la réplica de la Procuraduría. Folio 496 del cuaderno de primera instancia.
29
Ibídem.
30
Ibídem.
31
Página 6 de la réplica de la Procuraduría. Folio 499 del cuaderno de primera instancia.
8
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“la que según se determinó probatoriamente, no se hizo, circunstancia que hizo factible la
imputación por el delito de contrato sin cumplimiento de requisitos legales”32.
En efecto, es deber del recurrente exponer sus argumentos fácticos y/o jurídicos a
través de los cuales evidencie el equívoco cometido por el funcionario judicial, atacando
los argumentos en que se soportó la decisión, pues, de lo contrario, la autoridad llamada a
conocer la apelación queda imposibilitada para efectuar el estudio propuesto.
Con esto, corresponde a la Corte determinar si, contrario a lo resuelto por el a quo,
las actuaciones de JULIO IBARGÜEN MOSQUERA, siendo gobernador del departamento
del Chocó, de celebrar los contratos de prestación de servicios 0001, 0002 y 0003 de
2006, son constitutivas de los delitos de contrato sin cumplimiento de requisitos legales
(art. 410) y peculado por apropiación (art. 397), como fue formulado en la resolución de
acusación ante la Sala Especial de Primera Instancia de esta Corporación.
En este sentido, de acuerdo con las exigencias del artículo 232 de la Ley 600 de
2000, se analizará si las pruebas incorporadas y debatidas conducen a la certeza de la
conducta punible y de la responsabilidad del procesado.
32
Página 7 de la réplica de la Procuraduría. Folio 500 del cuaderno de primera instancia.
33
Página 8 de la réplica de la Procuraduría. Folio 501 del cuaderno de primera instancia.
34
Ibídem.
9
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«El servidor público que por razón del ejercicio de sus funciones tramite contrato sin
observancia de los requisitos legales esenciales o lo célebre o liquide sin verificar el
cumplimiento de los mismos, incurrirá en prisión de cuatro (4) a doce (12) años, multa de
cincuenta (50) a doscientos (200) salarios mínimos legales mensuales vigentes, e
inhabilitación para el ejercicio de derechos y funciones públicas de cinco (5) a doce (12)
años».
“[E]l delito prevé tres formas alternativas de realización: (i) inobservar los requisitos
legales sustanciales en la tramitación del contrato, lo que incluye todos los pasos
que la administración debe realizar hasta su celebración, (ii) omitir la verificación de
los presupuestos previstos en la ley de contratación estatal al momento de su
perfeccionamiento y (iii) desconocer las exigencias relacionadas con la liquidación del
contrato.
Ello guarda relación con la intención del legislador, que subyace a la tipificación delictiva,
en cuanto, busca separar el comportamiento punible desplegado por los funcionarios
encargados de impulsar el trámite de la contratación, del ejecutado por el ordenador del
gasto, en relación con las etapas de celebración y liquidación del mismo, quedando al
margen de protección la etapa de ejecución, que no comporta reproche penal”39.
35
Ley 599 de 2000, artículo 476.
36
Artículo 14.
37
Artículo 33. Circunstancias de agravación punitiva.
38
CSJ SP400, 20 sep. 2023, Rad. 60311.
39
CSJ SP1138, 6 abr. 2022, Rad.: 59738.
40
CSJ SP712, 25 ene. 2017, Rad.: 48250.
10
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3.4 Como se vio en el resumen de la actuación procesal y del problema jurídico, la
Sala Especial de Primera Instancia resolvió, en lo sustancial, que el ente acusador
acreditó que JULIO IBARGÜEN MOSQUERA, siendo el gobernador del departamento del
Chocó, inobservó –de manera consciente y voluntaria- los requisitos legales sustanciales
en la tramitación de los contratos 0001, 0002 y 0003 de 2006, pues éstos tenían, cada
uno, cuantía superior a los 30 salarios mínimos legales mensuales vigentes 41, con lo que,
entre otras, debía realizarse un estudio de necesidad y efectuarse la publicación de los
contratos.
3.5 Ahora, si bien el apelante exteriorizó una serie de argumentos con los que
pretende demostrar que la conducta desplegada por JULIO IBARGÜEN MOSQUERA no
se ajusta al delito en cuestión, no explicó realmente por qué son equivocadas las
apreciaciones que soportaron la declaratoria de responsabilidad penal, como pasa a
verse:
Solo critica, sin atacar realmente los argumentos jurídicos en que se soportó la
decisión, que, en su criterio, deberían tenerse en cuenta las “políticas encaminadas a un
mayor recaudo de por ejemplo, no solamente provenientes del Sistema de Participación,
sino de impuestos al consumo de cervezas, licores, cigarrillos y tabaco, o ingresos
provenientes al Registro, sobretasas a la gasolina o a los vehículos”42.
Con esto, no dio luces acerca de cuál sería el verdadero monto que existía para el
momento de la vinculación de aquellas personas ni explica, en concreto, la cifra que tuvo
en cuenta el acusado según la cual esas contrataciones cumplían –o cumplirían- los
requisitos legales. Tampoco aporta de manera legal, regular y oportuna documentación
que lleve a considerar montos diversos a los certificados en la multicitada ordenanza.
3.5.2 Por otro lado, el recurrente también dice que no se demostró que, admitiendo
que los contratos cuestionados no sean de menor cuantía, se hubieran desatendido sus
requisitos legales.
Ello, sin embargo, no enseña razones para derrumbar las conclusiones a las que
llegó el a quo, cuando evidenció que, en virtud del artículo 25 del Decreto 679 de 1994, se
requería la “elaboración de un documento escrito, firmado por las partes en el que
además de establecer los elementos esenciales del contrato, se incluyen las demás
cláusulas a que haya lugar, y el cual es publicado en la forma prevista en el parágrafo
3° del artículo 41 de la ley 80”, pero “no existe constancia ni elemento material alguno
que acredite que se publicaron dichos contratos en el Diario Oficial - Diario Único de
Contratación Pública, según las tarifas estipuladas en la Resolución 510 de 2005”44.
41
Los 30 salarios mínimos legales mensuales a los que hace referencia la norma equivaldrían a $12'440.000
pesos, pero las cuantías fueron de $29.112.000, $21.600.000 y $19.876.633, respectivamente, para un total
de $64.701.633.
42
Página 12 de la apelación de la defensa. Folio 442 del cuaderno de primera instancia.
43
Página 37 del fallo apelado. Folio 347 del cuaderno de primera instancia.
44
Página 41 del fallo apelado. Folio 351 del cuaderno de primera instancia.
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Sin mencionar que, como bien lo dijo la primera instancia, el propio ex gobernador
manifestó con claridad que “no ordené ningún estudio distinto al que mi experiencia me
había dado”45 para ninguno de los tres contratos aquí cuestionados.
Con esto, acertó el a quo al concluir que se quebrantó la legalidad del contrato
sobre aspectos sustanciales, con lo son la publicidad del contrato y la economía del
mismo, anclada en la ausencia de verificación de la necesidad de las labores que
prestarían Magnolia Palacios de Angulo, Luis Armando Aguilar Guerrero y Jenny Alcira
Mena Murillo.
Así, siguiendo los postulados de la sentencia CSJ SP712, 25 ene. 2017, Rad.:
48250, el quebrantamiento citado, en sus diferentes vertientes, supone una desatención
penalmente relevante que comporta la ilicitud del proceso contractual y, asimismo, la
adecuación al tipo objetivo del artículo 410 de la Ley 599 de 2000.
Ahora, en este punto es prudente aclarar que, como se verá con posterioridad
cuando se estudie la configuración típica del delito de peculado por apropiación en favor
de terceros, si bien en la celebración de los contratos cuestionados no se llevaron a cabo
los estudios pertinentes para verificar la necesidad de los servicios pactados, ello no
supone, obligatoriamente, que, en este proceso penal, mediante otros medios de prueba,
no se pueda saber, con meridiana certeza, si eran necesarios o no.
3.5.4 Igual sucede frente al argumento en que expone que, a grandes rasgos, la
conducta desplegada, aun siendo típica, no era antijurídica porque no se probó que se
hubiera vulnerado la administración de justicia.
45
Audiencia pública de juzgamiento, 23 de agosto de 2021, reg. 1:22:43.
46
Como se vio, el a quo concluyó que “se evidencia con claridad que el acusado actuó con voluntad al
celebrar los contratos de prestación de servicios, al punto que es él mismo quien reconoce que contratar sin
contar con los estudios previos, incumpliendo los requisitos legales, obedeció a su propia voluntad”. Página 63
del fallo apelado. Folio 373 del cuaderno de primera instancia.
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Lo anterior, ya que el recurrente no hizo mención siquiera a los fundamentos de la
decisión impugnada a efecto de demostrar su desacierto, siendo que el a quo analizó
dicho aspecto al detalle y concluyó que:
“2. Por su parte, los estudios de conveniencia y necesidad, así como la certificación del
director de la entidad para la celebración de contratos de prestación de servicios, con
requisitos que persiguen la transparencia en el trámite y celebración del proceso
contractual, como por el uso adecuado de los recursos públicos.
JULIO IBARGÜEN MOSQUERA, al pasar por alto este requisito precedente a la firma del
contrato, lesionó efectivamente los objetivos buscados por la norma y abusó de las
facultades a él atribuidas para ejercer el cargo de Gobernador. El menoscabo fue de
tal entidad que, incluso, podría afirmarse que, de haber verificado este requisito, habría
notado que existían formas ajustadas a la ley de vincular a estas personas y así, los
contratos cuestionados nunca habrían nacido.
3. Por esto y todo lo anterior, para la Sala queda claro que el acusado lesionó
efectivamente el bien jurídico de la Administración Pública al no haber realizado los
estudios previos y al haber faltado a su deber de publicar el contrato”47.
3.6 Por lo anterior, no se evidencian razones para revocar la condena dictada por
el delito de contrato sin cumplimiento de requisitos legales y, en este sentido, se hace
imperioso confirmarla integralmente.
«El servidor público que se apropie en provecho suyo o de un tercero de bienes del
Estado o empresas o instituciones en que éste tenga parte o de bienes o fondos
parafiscales, o de bienes de particulares cuya administración, tenencia o custodia se le
haya confiado por razón o con ocasión de sus funciones incurrirá en prisión de seis (6) a
quince (15) años, multa equivalente al valor de lo apropiado sin que supere el equivalente
a cincuenta mil (50.000) salarios mínimos legales mensuales vigentes, e inhabilitación
para el ejercicio de derechos y funciones públicas por el mismo término.
47
Página 66 del fallo apelado. Folio 376 del cuaderno de primera instancia.
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provecho suyo o de un tercero, a causa del cual deviene el correlativo detrimento
injustificado del patrimonio estatal48.
4.3 Para el a quo, el ente acusador no acreditó en debida forma que JULIO
IBARGÜEN MOSQUERA, por razón o con ocasión de las funciones que desempeñaba
como gobernador del departamento del Chocó, llevara a cabo el acto de apoderamiento
del patrimonio estatal en provecho de terceros, mediante los contratos cuestionados
(0001, 0002 y 0003 de 2006).
Ello, en lo sustancial, porque, si bien demostró que los contratos se celebraron sin
el lleno de requisitos legales, como su publicación y los estudios de necesidad
pertinentes, las funciones que desarrollaron Magnolia Palacios de Angulo, Luis Armando
Aguilar Guerrero y Jenny Alcira Mena Murillo eran necesarias y fueron prestadas
debidamente.
La Fiscalía, sin embargo, no atacó ese aspecto. De hecho, solo dijo, rápidamente,
que “al quedar probada la ausencia de estudios de necesidad y conveniencia previos a
las contrataciones cuestionadas” ello supone la “inexistencia de una real necesidad de
contratar los servicios por fuera de la planta de personal del nivel central”52.
48
CSJ SP082, 15 mar. 2023. Rad.: 59994.
49
CSJ SP, 25 ene 2017. rad. 43044, CSJ AP, 21 feb. 2018, rad. 52124 y CSJ AP, 4 abr. 2018, rad. 52423.
50
CSJ AP, 18 abr. 2012, rad. 38188
51
CSJ SP, 6 mar. 2003, rad. 18021
52
Página 5 de la apelación de la defensa. Folio 484 del cuaderno de primera instancia.
14
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Así, aunque es indiscutible que se requiere la demostración del elemento subjetivo
diferente al dolo para la configuración del tipo penal en cuestión, el debate se circunscribe
a algo diferente totalmente.
“Para el caso que nos ocupa, vale destacar inicialmente que, como lo demuestra la
testimonial de la Jefe de Personal Nelly Margoth Ríos Martínez y lo ratifican las
declaraciones de las abogadas Maricel del Carmen Quesada Mena, Maritza Blandón
Moreno y Carmen Mercedes Córdoba Córdoba, la vinculación a la Gobernación del
Chocó de personal por contrato de prestación de servicios era para efectos de apoyar la
gestión, ante lo reducido de la planta de personal.
Lo mismo ocurrió con la secretaria privada que, conforme lo depone la testigo Ríos
Martínez, Jefe de Personal, hacía parte la planta que ellos siempre manejan y que
nombraba cada Gobernador a su llegada, como cargo de libre nombramiento y
remoción, por la confianza que sobre esta persona debía tener el respectivo mandatario,
lo cual es ratificado por el acusado, quien agrega que de esa misma manera procedieron
los Gobernadores que lo antecedieron y los que lo sucedieron, contando como factor
fundamental para dicha vinculación contractual la confidencialidad dentro de la que se
enmarca la labor a desempeñar, lo que usualmente impedía designar para dicho cargo a
personal de planta.
Con esto, resulta innecesario analizar si, efectivamente, el ente acusador aportó
prueba suficiente del ánimo subjetivo, es decir, del fenómeno eminentemente interno, así
fuera mediante la valoración de los actos externos referidos en el recurso.
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Página 66 del fallo apelado. Folio 376 del cuaderno de primera instancia.
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CUI: 11001020400020170097702
Número Interno.: 61800
Segunda instancia – Ley 600 de 2000
4.4 En consecuencia, los argumentos de la Fiscalía tampoco lograron desvirtuar
los fundamentos de la decisión absolutoria de instancia y se hace imperioso confirmarla,
tal como lo solicitó el Ministerio Público.
RESUELVE
COMUNÍQUESE y CÚMPLASE
CARLOS ROBERTO SOLÓRZANO GARAVITO
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