Mujer Pentecostal - Un Liderazgo Revolucionario (Pedro López Castillo)
Mujer Pentecostal - Un Liderazgo Revolucionario (Pedro López Castillo)
Mujer Pentecostal - Un Liderazgo Revolucionario (Pedro López Castillo)
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Tercera parte. Empiezan los cambios: Las epístolas post y deuteropaulinas y los
Padres
Capítulo 7. Razones del cambio y el papel de las epístolas
Capítulo 8. La institucionalización de la Iglesia y el papel de los Padres Apostólicos
Capítulo 9. La influencia de los Padres de la Iglesia
Anexo
Acerca del autor
Introducción
Estas desventajas también fueron sufridas por ellas aún en el ámbito religioso y
filosófico. Desde los orígenes de la religión, fueron los varones los únicos autorizados
para mediar entre Dios y los seres humanos, lo cual fue ―simbólicamente expresado en
la existencia de un clero formado exclusivamente por hombres‖. De esta manera, las
mujeres fueron apartadas de la participación activa en el servicio al templo, ―se les
negó un acceso igualitario a la enseñanza religiosa y al sacerdocio, y con ello se les
denegó la capacidad de interpretar \ modificar el sistema de creencias religioso‖4. Las
sociedades empezarían a proyectar a la divinidad imaginarios de género de corte
patriarcal, volviéndose masculina toda concepción de Dios. Las historias sagradas de
los pueblos, que luego se convirtieron en sus textos sagrados, empezaron a ser
concebidas a través de metáforas patriarcales que a la larga llegaron a normar las
relaciones entre hombres y mujeres y entre ellos y Dios. Una falsa realidad fue
forjándose encima de esta desigualdad genérica: la del Dios patriarcal. Esta falsa
realidad legalizó la violencia de género religiosa por parte de los varones dañando así
en las mujeres la imagen del Dios de la vida, su Creador y Liberador. Esta falsa
realidad convirtió también a la religión en ―asunto de varones‖ y confinó a la mujer ―a
la casa‖, despojándola de toda posibilidad de ejercer liderazgos religiosos, políticos o
científicos, y todo ―en nombre y con la autorización de Dios‖.
En el mundo de la filosofía, las mujeres sufrieron de una conceptualización
denigrante desde el mismo momento en que empezó a ser forjada. Los célebres Platón
y Aristóteles, considerados los padres de la filosofía occidental por haber perfilado con
sus ideas el pensamiento de Occidente por más de dos milenios, le dieron a la mujer
una imagen inferior y peyorativa cada vez que pudieron. Para Platón, las mujeres se
mueven en los límites de lo civilizado y lo salvaje, de lo humano y lo bestia y para
Aristóteles, el coraje de un hombre se demuestra cuando gobierna, el de la mujer cuan-
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3 Lerner: pp. 311, 317. Op. Cit.
4. Ibid; p. 949.
do obedece. Y aunque existieron mujeres filósofas notables, como Hipatia de
Alejandría (360- 415), ellas tuvieron que vivir lidiando con el fuerte machismo y la
mentalidad patriarcal que dominaban sus contextos. La gran influencia de hombres
como Aristóteles en la historia del pensamiento occidental se ve reflejada en el hecho
de que nuestra civilización en su ciencia, su filosofía y su doctrina de los géneros ha
utilizado durante siglos la ciencia política de Aristóteles, aquella que institucionalizó y
racionalizó como principio de la democracia la exclusión femenina de la ciudadanía
política5.
No cabe duda que Jesús proclamó que en el Reino de Dios no habría más injusticia y
desigualdad. Hombres y mujeres, pobres y ricos, libres y esclavos, judíos y gentiles
vivirían en este Reino en condiciones de igualdad nunca antes vistas en el mundo.
«Jesús ignoró esa actitud general contraria a la mujer y dio inicio a una era de total
participación femenina» (William L. Coleman). En esta participación plena, ellas
sobresaldrán más que en otro espacio religioso o social de la época, pues en Jesús
encontrarían un mentor, alguien a quien seguir, una luz para sus vidas apagadas por
―obra y gracia‖ de los varones y a alguien a quien servir ya no desde el anonimato sino
desde el protagonismo público. Así. Jesús va por los pueblos sanando el corazón
quebrantado de las mujeres, pregonando libertad a las que habían sido cautivas por
tanto tiempo, devolviéndoles la visión y liberándolas de la opresión patriarcal que
destruía sus personas6.
Una de aquellas mujeres que disfrutó este paso ―de las tinieblas de la exclusión a la
luz de la igualdad‖ fue María de Magdala. Esta mujer —discípula plena del
nazareno— será quizás la más importante de entre su grupo de seguidores y
discípulos. No cabe duda que ella fue su discípula: al verlo resucitado, ella lo llama
―mi Maestro‖ y Él le responde confiriéndole autoridad apostólica (Jn 20:16, 17). Al
parecer, la autoridad de los primitivos predicadores cristianos radicaba en su encuentro
personal con el Resucitado. Al ser esto así, María habría disfrutado de una envidiable
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5. Ibid; p. 306.
6. Dice Silvia Geruza: ―La misión del Hijo de Dios provocaba liberación y no sometimiento
subordinado a los hombres por parte de las mujeres. Así, el relacionamiento de Jesús con las mujeres
les liberaba un poder que les daba sentido en una sociedad que les negaba cualquier sentido de sí
mismas, o de relacionamiento, excepto si servían a los propósitos de los señores. En esa liberación
ellas reciben permiso para percibir la misión de Jesús y vivirla‖. Um outro género de Igreja. As
mulheres e sua ordenacao sacerdotal (Sao Paulo: Fonte Editorial 2011). p. 18.
autoridad en las primeras comunidades debido a que no solo tuvo un encuentro con
Jesús después de su resurrección, sino que fue la primera en verlo y la primera en
anunciarlo (¡nada menos que a los discípulos varones!). Esta autoridad,
evidentemente, incomodaría e irritaría a algunos líderes varones7.
Los primeros seguidores de Jesús, quizás sin entender en su totalidad la práctica
liberadora observada en su Maestro, reprodujeron lo aprendido en las comunidades
que fueron fundando en todo lugar al que llegaban. Es así que, en ellas, las mujeres
empezaron a tener un papel trascendental en el desarrollo y propagación del
movimiento sirviendo como apóstolas, predicadoras, maestras, profetas, diaconisas y
presidentas de comunidades caseras. Pablo, el apóstol de los gentiles, fiel a esta
tradición heredada, le abrió las puertas del ministerio a aquellas mujeres que se iban
añadiendo al movimiento cristiano y que sentían el llamado a ocupar puestos claves de
dirección en las iglesias por él fundadas. Este punto lo veremos con más detalle en la
segunda parte.
El recuerdo del Jesús liberador de las mujeres fue tan poderoso en el cristianismo
primitivo que casi doscientos años después de la ascensión, tradiciones cristianas
heterodoxas representarían a Jesús disputando con sus discípulos varones en favor del
liderazgo protagónico de sus seguidoras, en especial María Magdalena. En el Pistis
Sophia8 por ejemplo, Jesús afirmará que quien quiera que esté inspirado por el Espíritu
está ordenado divinamente para hablar, ya sea hombre o mujer. Otro papel de
importancia que cobró la imagen de la mujer en el cristianismo primitivo fue el de
servir como modelos de identidad cristiana. Ellas, gracias a la labor de los
evangelistas, fueron colocadas como modelos para todos aquellos que decidían
identificarse como cristianos. Aquellas mujeres de los comienzos, las mismas que
interactuaron con Jesús, fueron hechas prototipos de quien quiera seguir a Jesús de
Nazaret, ellas ―son recordadas como modelo de discipulado tanto para varones como
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7. Dice el teólogo pentecostal mexicano Daniel Chiquete: ―Si el surgimiento del cristianismo a
partir del aparentemente fracasado movimiento de Jesús se basa en la fe de que Dios lo resucitó de
entre los muertos [...], entonces los testigos primeros de este evento extraordinario seguramente
serian revestidos de una autoridad y un aura de poder también extraordinarios‖. Escritos fuera de
tiempo (Concepción: CEEP Ediciones. 2008), p. 132.
8. El Pistis Sophia es un texto del siglo 111, abiertamente "pro Maria Magdalena" En el
encontramos la disputa entre Pedro y Maria, una rivalidad que llega hasta la agresión verbal.
También hallamos la competición entre discípulos varones y mujeres por el derecho y la oportunidad
de hablar y de interpretar las palabras de Jesús. Textos como estos y otros, de procedencia gnóstica,
evidenciarían que el liderazgo y la actividad profética de las mujeres en los primeros siglos
representaban un verdadero desafío a los líderes representantes de la ortodoxia.
para mujeres‖9. De esta manera, los evangelistas las convierten en ejemplos y heroínas
de la primera hora y en referentes de lo que significa el seguimiento y la fe en Jesús.
Mujeres silenciadas
A mediados del siglo III, el obispo Firmiliano de Cesárea de Capadocia envía una
carta al obispo Cipriano de Cartago. En la misiva le informa admirado sobre la
existencia de una mujer profeta que ―engaña‖ a las iglesias oficiando como
sacerdotisa. Firmiliano se ve obligado a admitir que esta mujer celebra la eucaristía
con las palabras acostumbradas y el bautizo con la forma usual. Lo interesante de su
carta es que el capadocio no especifica de qué manera esta mujer engañaba a los
demás cristianos, solo menciona que lo hace. Su actitud reflejaría entonces, el clima
tenso en el que se halla la Iglesia en esos días debido a la nueva posición patriarcal que
sus líderes estaban adoptando:
Ahora bien, aquella mujer que antes practicaba muchas maravillas con sus
fantasmagorías y embustes para engañar a los fieles, entre otros recursos con
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11. Figueiredo, Antonio. La vida de la Iglesia primitiva (Bogotá: CELAM, 1991), p. 243.
que había seducido a muchos, se atrevió repetidas veces a fingir que, con su
invocación eficaz, consagraba el pan y realizaba la eucaristía, y ofrecía al Señor
el sacrificio con el rito de las palabras acostumbradas y bautizaba a muchos con
la fórmula usual y auténtica de la interrogación, de modo que, al parecer, no
discrepaba de la norma de la Iglesia12.
En el Sínodo de Laodicea (363-364), que fuera un sínodo regional y por lo tanto sus
cánones solo fueron vinculantes para las iglesias o regiones que participaron en él, se
prohibieron las ordenaciones de mujeres al presbiterado y o a la presidencia de las
iglesias: ―No se debe ordenar en la Iglesia a las así denominadas ‗presbytides‘
(ancianas) o a mujeres que presiden‖ (canon 11)13. Cuando en el siglo X, Atto, obispo
de Vercelli, le envía una carta a un sacerdote llamado Ambrosio le hace un interesante
comentario sobre este canon explicándole el significado de la palabra ―presbytides‖,
así como las funciones de las diaconisas:
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12. Mentxaka. Rosa. ―Mínimas consideraciones históricas sobre las funciones ministeriales
desarrolladas por las mujeres en el cristianismo primitivo‖, en Murillo, Alfonso; Calzada, Aránzazu
y Castán Santiago [Coord.]. Homenaje al profesor Armando Torrent (Madrid: Dykinson, 2016). pp.
565-567.
13. Madigan, Kevin; Osiek, Carolyn. Mujeres ordenadas en la Iglesia primitiva (Estella: Verbo
Divino, 2006), pp. 240, 241.
que ya no es conveniente14.
Para el siglo V, aún existían mujeres que luchaban por mantenerse fieles a la práxis
de Jesús y por ello continuaban al frente de algunas iglesias. Este hecho al ser
conocido por el Papa Gelasio I, le causó rechazo y escribiéndole a los obispos del sur
de Italia en el 494 (carta 14) les dice:
Hemos oído, para nuestra consternación, que el desprecio de las cosas divinas
ha llegado hasta tal punto que las mujeres son animadas a servir en los sagrados
altares y desarrollar todas las demás labores que son asignadas sólo al servicio
de los hombres, y para las que ellas no son apropiadas15.
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14. Ibid., pp. 284, 285.
15. Ibid., pp. 274 - 278.
16. Ibid., pp. 282,284.
17. Dice Elsa Tamez: ―La constante repetición de las prohibiciones indica que las mujeres se
resistieron a callarse en la congregación y a ser eliminadas del liderazgo. Ellas siguieron actuando de
acuerdo con su percepción del evangelio y, como las mujeres del movimiento de Jesús en Palestina,
lucharon por sus derechos alcanzados en Cristo‖. Las mujeres en el movimiento de Jesús, el Cristo
(Bogotá: SBU, 2012), p. 106.
cionitas, los que continuarán siendo liderados por personas inspiradas, entre las cuales
no se hacía distinción del sexo a tal punto que hubo entre ellos profetizas, doctoras,
diaconisas, sacerdotisas y obispas18. La jerarquía de la Iglesia se opuso radicalmente a
estos movimientos y no pudiendo acusarlos de poseer una liturgia herética buscó
descalificarlos acusando a sus líderes, sobre todo a sus profetisas a las que se les culpó
de haber abandonado a sus maridos, de suicidio, de desobediencia a la autoridad
eclesiástica, de amor al dinero, de vida licenciosa y de toda clase de atrocidades. La
continuación de la actividad profética de las mujeres en estos movimientos
heterodoxos debería llevarnos a que nos preguntemos si este hecho responde a una
―infidelidad‖ a la tradición apostólica o significa un intento por mantenerse en sintonía
con las prácticas liberadoras de Jesús y sus primeros discípulos.
A partir de este momento las mujeres aparecerán más en la historia como aquellas
que de entre la Iglesia sobresaldrán por su servicio a los pobres. ―Ellas son, como dice
Gregorio Magno, 'el sustento de los pobres y la hospitalidad para los extranjeros'.
Gregorio de Niza, hijo de una rica familia de Capadocia, cita a su hermana Macrina
como alguien que trabaja con sus manos para ayudar a los pobres‖19. Tertuliano, en su
libro dedicado a su esposa (Ad uxorem), describirá algunas de las actividades que para
su tiempo realizaban las mujeres casadas con paganos. Entre otras cosas, Tertuliano
menciona las visitas a las casas de los hermanos necesitados, la salida a las reuniones
nocturnas y la posibilidad de pasar la noche fuera de la casa en la celebración de la
vigilia pascual. Su contemporáneo, Clemente de Alejandría (150-215), afirmará que
las actividades de las mujeres casadas es el ocuparse de las viudas, los ancianos, los
huérfanos y atender a los hermanos itinerantes. Ambos testimonios evidencian que
para este tiempo, al menos en el norte de África, ya las mujeres no tenían puestos de
autoridad en las comunidades y se dedicaban a labores asistencialistas.
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18. Figuereido: p. 253. Op. Cit. Dice Rafael Aguirre: ―Marción permitía a las mujeres administrar
el bautismo y realizar funciones oficiales. Montano promueve un movimiento espiritual y profético
acompañado de dos mujeres, Maximila y Priscila, en el que otras mujeres desempeñaron un papel
eminente. Ambos movimientos basaron sus prácticas en la teología de Pablo. También entre los
gnósticos tuvieron un gran papel las mujeres: Marcos, de la escuela de Valentín, tiene especialmente
mujeres entre sus seguidores y les permitía celebrar la Eucaristía‖. Del movimiento de Jesús a la
Iglesia cristiana (Estella: verbo Divino, 2008), pp. 237, 238. Acerca de esta misma situación, Elisa
Estévez dice: ―Los profetas, hombres y mujeres, gozaban de una gran autoridad en las comunidades
hasta el siglo II, en que los obispos monárquicos ocuparán su lugar como fuente de autoridad
indiscutible. Con respecto a las figuras proféticas femeninas, estas quedaron paulatinamente
relegadas a los movimientos heréticos, y circunscritas a los círculos martiriales‖. Qué se sabe de las
mujeres en los orígenes del cristianismo (Estella: Verbo Divino, 2012), p. 248.
19. Figuereido: p. 242. Op. Cit.
Teología cristiana: Teología patriarcal
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20. Tamayo, Juan. Presente y futuro de la teología de la liberación (Madrid: San Pablo, 1994), p.
99.
21. Gebara: p. 111. Op. Cit.
22. Ibid., p. 126. Sobre el pensamiento de Agustín acerca de las mujeres hablaremos en la tercera
parte del libro. Sobre Tomás de Aquino y su concepción de la mujer, en su Suma Teológica él mismo
escribe: ―Este es el sometimiento con el que la mujer, por naturaleza, fue puesta bajo el marido;
porque la misma naturaleza dio al hombre más discernimiento‖. Suma Teológica, Cuestión 92:
―Sobre el origen de la mujer‖.
La revolución de la mujer pentecostal
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23. Desde su origen en el siglo XVII con George Fox, los cuáqueros (también llamados ―los
Amigos‖) han sostenido que en cuanto cristianos, mujeres y hombres, pueden y deben participar del
ministerio debido a que todos son iguales ante Dios. Por ello, su esposa Margaret Fell (1614-1702),
quien también fue una de las fundadoras del movimiento cuáquero, fue conocida como una de sus
principales misioneras y predicadoras. Estando en prisión, escribió gran parte de su trabajo más
famoso: ―Women's Speaking Justified‖, un argumento a favor del ministerio de las mujeres y uno de
los textos más importantes en el liderazgo religioso de las mujeres del siglo XVII. Debido a la
libertad con que contaban las mujeres en el cuaquerismo, muchas sobresalieron como ministras y
predicadoras: Elizabeth Hooton (1600-1672), una cuáquera anterior a Margaret, es considerada ―el
segundo predicador después de Fox‖. Lucrecia Mott (1793-1880), reconocida oficialmente como
ministra (predicadora) de su iglesia a los 28 años de edad. Fue muy activa en la lucha contra la
esclavitud viajando extensamente, dando conferencias y escribiendo intensamente en contra de este
flagelo. Escandalizó a los clérigos por predicar en público y desde plataformas a audiencias mixtas.
Otra mujer, Elizabeth Gurney Fry (1780-1848), fue una ministra y dirigente humanitaria que
promovió las reformas de las prisiones en Gran Bretaña. Comenzó a predicar muy joven poseyendo
una capacidad tal como predicadora que a través de sus mensajes conmovía a muchas de las
prisioneras, consideradas criminales empedernidas. Los primeros cuáqueros que llegaron a América
en 1656 fueron dos mujeres Mary Fisher (1623- 1698) y Anne Austin (?-1665), ambas consideradas
las primeras ministras cuáqueras viajeras. El siglo XVIII se llegaría a caracterizar por el predominio
de las mujeres sobre los hombres en el ejercicio del ministerio cuáquero.
dad. A través de Ozman, las mujeres silenciadas por tanto tiempo hicieron oír su voz,
aquellas que fueron marginadas y excluidas del ministerio empezaron a encontrar su
lugar en la Iglesia, el lugar que su Señor desde siempre les había concedido. Las
primeras mujeres pentecostales —tal como las profetisas antiguas— empezarían a ser
rescatadas de las sombras y el silencio y junto con sus hermanos varones comenzarían
a forjar nuevas relaciones basadas en la justicia y en la solidaridad. Por esta razón,
Mario Escobar afirmará que
generalmente, a las mujeres se les asignan los roles de apoyo y servicio, tales como la
responsabilidad de mantener el ornato del templo. Esto significa hacer la limpieza y
adornar el local principal del culto. Además, las mujeres participan en la liturgia
mayormente en la preparación anímica para que la congregación escuche el mensaje
predicado por varones [...], se le asignan roles como extensión de su maternidad y su
papel en el hogar, de allí que las encontraremos como maestras de niños en la escuela
dominical y como consejeras de jóvenes y adolescentes. Cuando llegan a tener un
papel en la dirigencia de las iglesias, su rol dirigente se encuentra bajo control varonil,
ya que, además, los hombres ocupan la mayor parte de los puestos de decisión.
Aunque las mujeres realizan una serie de actividades en la iglesia, su trabajo se limita
a funciones típicamente 'femeninas' o 'domésticas', similares a las que realizan en el
hogar. En lugar de ofrecer a la mujer nuevas posibilidades como miembros del Cuerpo
de Cristo, se refuerzan en la iglesia los conceptos tradicionales sobre el papel de la
mujer en una sociedad jerarquizada y patriarcal30.
Acerca de este ingreso dañino del pensamiento y sistema patriarcales al movimiento
hablaremos en la sexta parte, señalando cómo se expresan en diferentes países
latinoamericanos.
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30. Sánchez, Ana; Ponce, Osmundo. ―La mujer en la Iglesia pentecostal: Un acercamiento inicial a
la práctica religiosa‖, en: Gutiérrez, Benjamín [Ed.], En la Fuerza da Espíritu. Los pentecostales en
América Latina: un desafío a las iglesias históricas (México D.F.: AIPRAL, 1995), pp. 231, 243.
Desde Estados Unidos, Melissa Archer, de la Iglesia Cuadrangular, expresa su lamento al constatar
que ―las mujeres pentecostales que tienen un llamado al ministerio o al liderazgo denominacional se
encuentran mirando con anhelo otras denominaciones que han abierto sus puertas, pulpitos y
posiciones de liderazgo denominacional a las mujeres. Personalmente, conozco a las mujeres
pentecostales que se han unido a estas denominaciones para cumplir con su llamado al ministerio,
pero mi corazón se lamenta por nuestras denominaciones pentecostales que les han negado
posiciones de liderazgo debido a su género‖. ―Women in Ministry: A Pentecostal Reading of New
Testament Texts‖, en de Alminana, Margaret; Olena, Lois [Eds.], Women Pentecostal and
Charismatic Ministry: Informing a Dialogue on Gender, Church, and Ministry (Brill, 2017), p. 36.
Acabaremos este libro reflexionando sobre la importancia de la educación teológica,
no sólo en las iglesias pentecostales sino en el cristianismo en general, a fin de crear
una toma de conciencia a favor del rol más activo de las mujeres en el ministerio. Se
hace necesario en el Cuerpo de Cristo una revisión de los postulados y principios que
han condicionado la teología predominante, aquella que les ha negado la voz y la
presencia a las mujeres por tanto tiempo31 pero que en el último siglo ha sido
desafiada valientemente por la vida y experiencias de miles de mujeres pentecostales
alrededor del mundo, quienes han demostrado que ellas son tan idóneas para las
funciones de enseñanza y gobierno como los hombres. Es el propósito de este libro
provocar la discusión en torno del protagonismo femenino en nuestras iglesias
pentecostales, así como el alentar a las mujeres —pentecostales y no pentecostales— a
dejarse guiar por el Espíritu hacia donde Él desee llevarlas pues Él, más que sus
propias denominaciones, conoce lo que es mejor para ellas.
Creemos que quienes reclaman una modificación sustancial de la situación de la
mujer en la Iglesia tienen buenos argumentos en la historia de los orígenes cristianos,
como lo señala Rafael Aguirre32. Por ello, aunque este no sea un libro de historia
eclesiástica, deseamos poder brindar a través de él algunos de estos argumentos
históricos y así ayudar a quienes lo lean a recordar y revalorar los cuantiosos aportes
que las mujeres han brindado en los orígenes del cristianismo, así como en los del
pentecostalismo. Creemos que ocultar de la historia los logros de las mujeres —así
como sus liderazgos— sería una gran pérdida para la obra de Dios pues en esta obra
ellas también han sido protagonistas. Reconocerlas como iguales en el obrar de Dios y,
por lo tanto, participantes activas de sus propósitos en la tierra sería actuar con justicia
hacia un sector de la Iglesia que desde el inicio siempre fue mayoría. Con estos
objetivos en mente, es que invitamos al lector a que se nos una a dar una mirada a esta
―peligrosa‖, pero divina Revolución en el liderazgo de la mujer pentecostal.
En la Iglesia Católica
―En la Iglesia existe el ministerio del diaconado permanente, pero sólo está abierto a
varones casados y no-casados ¿Qué impide que la Iglesia incluya mujeres como
diaconisas permanentes, como sucedía en la iglesia antigua? ¿Por qué no se crea una
comisión oficial que estudie la cuestión?‖1. Estas fueron algunas de las preguntas que
le hicieron al papa Francisco en la audiencia que la asamblea de la Unión
Internacional de Superioras Generales tuvo con él, en mayo de 2016. La respuesta de
Francisco fue crear, tres meses después, la Comisión de Estudio sobre el Diaconado
Femenino, la cual estuvo presidida por el entonces secretario de la Congregación para
la Doctrina de la Fe, Mons. Luis Francisco Ladaria Ferrer2. En mayo de 2019, en una
rueda de prensa, el Papa dio a conocer algunos resultados de la comisión:
En su Carta, Juan Pablo II señaló que ni aún María, la madre de Jesús, recibió ―la
misión propia de los apóstoles, ni la ordenación sacerdotal‖, demostrándose con ese
hecho que el sacerdocio estaba reservado únicamente para los varones (pto. 3). Juan
Pablo II concluyó su Carta deseando poner fin a toda discusión futura sobre este tema:
[...] con el fin de alejar toda duda sobre una cuestión de gran importancia, que
atañe a la misma constitución divina de la Iglesia, en virtud de mi ministerio de
confirmar en la fe a los hermanos (cf. Lc 22, 32), declaro que la Iglesia no tiene
en modo alguno la facultad de conferir la ordenación sacerdotal a las mujeres, y
que este dictamen debe ser considerado como definitivo por todos los fieles de
la Iglesia (pto. 4).
Trece años más tarde, en el 2007, el papa Benedicto XVI tipificó el delictum de
―intento de ordenación de mujeres‖ al nivel de latae sententiae, es decir, como un
delito muy grave cuya pena amerita la excomunión mayor, complicando aún más el
asunto de la ordenación femenina5. Pero, ¿cuáles son las razones que tiene la Iglesia
para no ordenar mujeres al ministerio eclesiástico? Las razones son:
Quizás debamos añadir una cuarta razón a esta lista: el tema de la ―semejanza
natural‖, es decir, puesto que en su muerte Cristo fue tanto sacerdote (varón) como
víctima, se necesita que quien presida el sacrificio de la eucaristía sea también un
sacerdote varón pues quien la preside se convierte en signo de Cristo. Ante esto, la
mujer queda imposibilitada para ser signo adecuado de Cristo sacerdote y víctima pues
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5. Conde. Héctor. ―Mujeres Ministras: Una mirada ecuménica en torno a la ordenación de
mujeres‖ (Tesis de Maestría en Teología y Mundo Contemporáneo, Universidad Iberoamericana,
2016).
no es varón y por eso, no puede ejercer el sacerdocio6.
Esta postura de la Iglesia impide entonces que las mujeres lleguen algún día a
consagrar la eucaristía, proclamar una homilía, administrar cualquier sacramento y
aspirar a posiciones de gobierno (episcopado, papado). Ahora bien, que la mujer
católica no tenga acceso a la ordenación sacerdotal, es decir, que no pueda llegar a ser
diaconisa, presbítera y obispa no quiere decir que ella esté ociosa en la Iglesia o que
no disfrute de espacios de autoridad pues la misma Iglesia reconoce que todos los
bautizados son, en virtud de su bautismo, sacerdotes ante Dios. A esto se le conoce
como ―el sacerdocio común de los fieles‖7.
Este sacerdocio «que confiere una cierta participación en el sacerdocio de Cristo»
(Josemaría Escrivá) es reforzado en el sacramento de la confirmación y ―capacita para
tomar parte en el culto de la Iglesia, y para ayudar a los hombres en su camino hacia
Dios‖8, llevando a cabo, de modos diversos, la misión confiada por Cristo a los suyos.
En el caso de los laicos, la misión específica en la que ejercen el sacerdocio común
―consiste precisamente en santificar de manera inmediata y directa las realidades
seculares, el orden temporal, el mundo‖9. En el caso de las mujeres, su participación
en la vida de la Iglesia, aunque no estén llamadas a recibir el sacerdocio ministerial, no
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6. En la teología católica se enfatiza el hecho de que Cristo haya sido varón. Puesto que Dios
decidió que su Hijo se encarnara y fuera de sexo masculino, se espera que quienes lo representen en
la tierra también sean de sexo masculino. Además, se necesita que estos representantes terrenales
sean varones pues la Iglesia es representada, en el Nuevo Testamento, como una esposa y por eso,
quien represente al ―Esposo‖ debe ser varón. En lo cotidiano, son muchos los católicos que afirman
que no se sentirían bien teniendo a un sacerdote mujer como su pastor (pastora, en este caso). El
hecho de que Cristo haya sido varón, hace que muchos busquen una representación masculina en sus
ministros a fin de sentirse mejor. Son muchos también (mujeres incluidas) quienes se resisten a
recibir la eucaristía de manos de una mujer, incluso de una religiosa, demostrando así el prejuicio
que aún predomina en la mentalidad de los católicos en contra del servicio litúrgico de las mujeres.
7. La Iglesia Católica sostiene la existencia de dos tipos de sacerdocio: El sacerdocio común de
todos los fieles, el mismo que reciben todos los bautizados y el sacerdocio ministerial, que sólo es
recibido por aquellos que son ordenados con la imposición de manos del obispo y la invocación al
Espíritu Santo para ejercer el ministerio eclesiástico. Esta enseñanza católica es semejante a la
enseñanza luterana sobre el sacerdocio universal del creyente, salvo la excepción que en el
luteranismo no se le da la misma importancia a la ordenación sacramental como en el catolicismo:
En el luteranismo los ordenados para el ministerio no ejercen un sacerdocio distinto al de los demás
(los no ordenados), puesto que —se sostiene— en la Escritura no existe otro tipo de sacerdocio que
el de todos los creyentes.
8. Escrivá, Josemaría. Es Cristo que pasa (Madrid: Edibesa, 1996), p. 120.
9. Escrivá, Josemaría. Conversaciones con Monseñor Escrivá de Balaguer (México D.F.: Editora
de Revistas, 2000), p. 59.
es vista como cosa inferior. Su sacerdocio común les concede participar activamente
en la liturgia de la Iglesia (como lectoras, animadoras, coristas, etc.), de acuerdo a las
prescripciones de la Iglesia, así como en la evangelización del mundo.
Por tal razón, vemos a mujeres católicas siendo importantes misioneras
internacionales (Madre Teresa de Calcuta), fundadoras de órdenes y conventos
(Beatriz de Silva, Santa Teresa de Jesús), evangelizadoras (Marilynn Kramar, María
Vadia), maestras (Kim Collins, Nancy Kellar), líderes de movimientos internacionales
(Chiara Lubich. Patti Gallagher), pastoras en diversos movimientos eclesiales (como
las que se ven en los grupos de la RCC), teólogas (Mary Healy) y como presidentas de
instituciones (Marcelina Vélez de Santiago10). Sin mencionar a las grandes Doctoras
de la Iglesia (Hildegarda de Bingen, Catalina de Siena, Teresa de Jesús y Teresita de
Lisieux), quienes, por sus obras trascendentales, que enriquecieron la doctrina católica
y afirmaron en la fe a miles, recibieron este solemne reconocimiento honorífico por
parte de la Iglesia.
Pero, a pesar de estos diversos campos de servicio que las mujeres tienen dentro del
catolicismo, en la actualidad son miles las que en todo el mundo exigen a la Iglesia
Católica que les conceda mayor participación no sólo en la vida eclesial ordinaria, sino
en ministerios jerárquicos, con posibilidad de ser ordenadas en el sacerdocio
ministerial puesto que el problema para ellas no es el ejercer servicios como los
mencionados líneas arriba, sino el que no se les permita acceso al ministerio y a
espacios de gobierno eclesiales. En pocas palabras, ellas también desean ser ministras
ordenadas. Pero Francisco sabe del peligro real que una decisión favorable a las
ordenaciones femeninas conlleva: nada menos que un cisma. Por ello, el Magisterio
católico seguirá limitándose a exaltar la presencia y rol de las mujeres, en la vida de la
Iglesia11, aunque a la vez les niegue la posibilidad de servir a Cristo como ministras
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10. Marcelina Vélez de Santiago fue presidenta de la Pontificia Universidad Católica de Puerto
Rico entre los años 2006-2010.
11. El papa Francisco refiriéndose a las mujeres, en la conferencia de prensa durante su regreso a
Roma de la XXVIII Jomada Mundial de la Juventud en Brasil (julio, 2013), expresó: ―Una iglesia sin
las mujeres es como el Colegio Apostólico sin María. El papel de la mujer en la Iglesia no es sólo la
maternidad, sino que es más fuerte: Es como el icono de la Virgen, Nuestra Señora; ¡aquella que
ayuda a crecer a la Iglesia! ¡Piensen que Nuestra Señora es más importante que los Apóstoles! ¡Es
más importante! La Iglesia es femenina: Es Iglesia, es esposa, es madre. No se puede entender una
Iglesia sin las mujeres, pero mujeres que estén activas en la Iglesia [...]. No se las puede limitar al
hecho de que hagan de monaguillo, o sean la presidenta de Caritas, las catequistas... ¡No! Tiene que
haber algo más, más profundamente, incluso más a nivel místico [...]. La mujer, en la Iglesia, es más
importante que los obispos y los presbíteros. ¿Cómo? Es lo que debemos tratar de explicar mejor,
porque creo que falta una explicación teológica de esto‖.
sacerdotales. Hasta que llegue el día en que ellas logren ser ordenadas al ministerio
eclesiástico12, seguirán siendo la población católica que más participe en las
celebraciones eucarísticas, en las catequesis, en las diversas áreas de la pastoral social,
las que más se acerquen al sacramento de la penitencia, las que más promuevan la
oración y la devoción católica.
En la Iglesia Ortodoxa
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12. Aunque desde el 2002 existe un movimiento denominado ―Asociación de Presbíteras Católicas
Romanas‖ (ARCWP, por sus siglas en inglés) conformado por 124 presbíteras y 10 obispas
ordenadas en sucesión apostólica. La misión de ARCWP es preparar espiritualmente, ordenar y
apoyar mujeres teológicamente cualificadas, que se comprometen a un modelo de Iglesia inclusivo,
no jerárquico, comprometidas a un ministerio sacerdotal renovado, y que han sido llamadas al
ministerio dentro de la Iglesia Católica Romana por el Espíritu Santo y sus comunidades (de
diferentes tipos y compuestas de cualquier número de personas). El movimiento se inició con la
ordenación de siete mujeres en el río Danubio (Alemania) por un obispo católico romano en
comunión con Roma y hoy se encuentran en diferentes países de Europa, Estados Unidos, Canadá y
Latinoamérica. Uno de los objetivos de ARCWP es buscar la igualdad de las mujeres en la Iglesia
incluyendo la toma de decisiones y la ordenación. Sus miembros (hombres y mujeres) son
conscientes que están contraviniendo la norma N° 1024 del Derecho Canónico que dice: ―Sólo el
varón bautizado recibe válidamente la sagrada ordenación‘‘. Aun así, ellas desean ser la voz del
cambio y la renovación dentro de la Iglesia Católica Romana y mantenerse fieles a ella buscando un
diálogo respetuoso con sus autoridades, a pesar de que Roma ha excomulgado a los miembros de la
Asociación.
matrimonio y la familia‖13. De esta manera, se aprecia en la ortodoxia rusa una actitud
contraria hacia aquellos movimientos emancipadores de la mujer que tienen actividad
en el país. En otra ocasión, esta vez a inicios de 2020, la Iglesia rusa a través del jefe
de la Comisión Patriarcal para la Familia, arcipreste Dimitri Smirnov, declaró que las
mujeres que contraen matrimonio civil son ―prostitutas gratis‖, invalidando así los
matrimonios civiles afirmando que ―no significan nada‖ e instando a las mujeres
ortodoxas a no casarse con creyentes de religiones ajenas a la cristiana14. Llama la
atención que estas declaraciones solo están dirigidas contra las mujeres, lo que nos
lleva a preguntar: ¿Y los varones? ¿A ellos no se les dice nada? Si se ataca el
feminismo, ¿se atacará también al machismo? Si se les llama ―prostitutas gratis‖ a las
mujeres que se casan por civil, ¿cómo llamarán a sus esposos, aquellos que las guían a
tal matrimonio?
Con este panorama de fondo podemos entender por qué en la Iglesia Ortodoxa rusa
―no se replantea ningún 'estatus' particular para la mujer en la Iglesia, ni se constata la
insuficiencia de sus derechos u oportunidades, ni mucho menos se reivindica su
función en la práctica litúrgica, más allá de la que ya tiene durante los servicios
litúrgicos en el canto y las lecturas‖15. Según Elena Zhosul, directora de la Cátedra de
Periodismo y Relaciones Públicas de la Universidad Ortodoxa Rusa de Moscú, la
llamada ―cuestión femenina‖ no forma parte del debate público eclesial y social en
Rusia, ―simplemente porque no hay necesidad de plantearla‖16. De esta manera, las
mujeres ortodoxas rusas llevan sus vidas ajenas a cualquier tipo de aspiración
ministerial dentro del clero ortodoxo. Como lo explica Zhosul:
Bemard Coster1 ha señalado que la Reforma del siglo XVI nunca fue un movimiento
unido, pues ―desde el inicio, consistió en una serie de movimientos que se separaron
de la iglesia romana‖, por tal motivo nunca fue ―un movimiento unido que
posteriormente se dividió‖. Este origen plural del protestantismo hace que tanto su
teología como su espiritualidad, así como su posterior desarrollo y sus posiciones
eclesiales sean también plurales. Es por ello que en el protestantismo (en sus
numerosas denominaciones) encontraremos variadas posturas en cuanto al tema del
liderazgo femenino. Sus principales denominaciones no poseen hasta ahora una sola
palabra que defina adecuadamente la presencia y el rol de la mujer dentro de sus
iglesias. En este capítulo le daremos una mirada a la situación actual de la mujer en las
principales iglesias de la Reforma: las iglesias luterana, presbiteriana/reformada y
anglicana. Al conocer sus diversas posturas sobre la mujer en el ministerio nos
daremos cuenta de lo diverso que es el protestantismo en este punto y conoceremos
también los desafíos que aún tienen algunas de sus iglesias para llegar a ser
comunidades igualitarias en donde se ejerza en su plenitud el sacerdocio de todos los
creyentes.
En la Iglesia Luterana
Entre los luteranos podemos ver dos tendencias: una, practicada por las iglesias
pertenecientes a la Federación Luterana Mundial (FLM) y otra practicada por las
iglesias afiliadas al Concilio Luterano Internacional (CLI)2. La FLM está compuesta
por iglesias que han decidido caminar en consonancia con los actuales cambios socia-
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1. Coster, Benard. Unidad y diversidad en la Historia de la Iglesia (Barcelona: Andamio, 2009),
pp. 174, 176.
2. La FLM es una comunión de iglesias de confesión luterana con sede en Ginebra, Suiza. Fue
fundada en 1947 y hoy en día agrupa a 144 iglesias de 79 países, lo que representa a un 70.3 millones
de cristianos alrededor del mundo. Las iglesias que pertenecen a la FLM se identifican con el
ecumenismo, con las teologías de liberación, con los movimientos de emancipación femenina y con
otras posturas consideradas modernistas. Por su parte el CLI fue constituido en 1993 y en la
actualidad cuenta con 3,450 millones de miembros en todo el mundo. Sus iglesias afiliadas son
conservadoras, rechazan el ecumenismo y la ordenación femenina.
les, por tal motivo son conocidas como modernistas. Esta postura se ve reflejada en el
hecho de que las mujeres disfrutan de los mismos derechos que los hombres: ellas
pueden ser ordenadas como pastoras, obispas y presidentas de sus iglesias, incluyendo
el ejercicio de cargos dentro de la Federación. Es muy común entonces, ver a pastoras
dirigiendo congregaciones locales en diferentes partes del mundo, así como obispas.
Recordemos que el papa Francisco en su viaje a Suecia, en 2016, fue recibido por la
obispa luterana Eva Brunne, la cual expresó que el Papa representaba ―un soplo de aire
fresco para la Iglesia‖. Alemania, Canadá, EE.UU., Nicaragua. Chile y Perú 3 son
algunos de los países que también cuentan con obispas luteranas.
La Iglesia Luterana del Perú (IL-P), una iglesia perteneciente a la FLM, es en todo
sentido una iglesia de mujeres. Su existencia se remonta al año de 1968 y desde esa
fecha han contado con mayoría femenina. Hoy la denominación cuenta con un 70% de
mujeres en su membrecía. Cuando en 1999 se efectuaron las primeras ordenaciones,
tres mujeres y dos hombres fueron consagrados al pastorado y hasta hoy sigue
habiendo más pastoras que pastores. Como iglesia representante de la FLM en el Perú,
la IL-P se alinea a las posturas inclusivas de la Federación y por ello, considera que el
acceso pleno de las mujeres al ministerio eclesiástico es producto directo de la
doctrina del sacerdocio universal del creyente, así como del significado pleno de
Gálatas 3:28 y de lo expresado en I Timoteo 3:1, en donde se anima a los creyentes al
episcopado4.
Por otro lado, los luteranos afiliados al CLI no ordenan mujeres para el pastorado,
restringiéndolo únicamente a los varones. El Concilio ha establecido que las mujeres
pueden servir en las iglesias como diaconisas, entendiendo el diaconado como una
función de servicio, tanto eclesial como social5. Aunque como luteranos sostienen el
sacerdocio universal del creyente, ellos distinguen este sacerdocio del sacerdocio mi-
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3. Coster, En Perú se usa la palabra ―presidente‖ para designar al obispo/obispa, aunque los líderes
de la iglesia en este país afirman que podría empezar a usarse la palabra ―obispo‖ dentro de poco
tiempo.
4. Los luteranos modernistas leen este pasaje obviando el hecho de que su autor limita el
episcopado solo a varones (v. 2, 4), afirmando que esta limitación se debe a razones culturales
momentáneas y por ello, sus iglesias le brindan el acceso a las mujeres para todo cargo que se pueda
tener en la denominación. El pastor Pedro Bullón, actual vicepresidente de la IL-P, comparte que,
aunque hay algunos miembros en la denominación que se oponen al pastorado femenino, ellos se
mantienen firmes en su convicción de que las iglesias no deben hacerse de oídos sordos ante los
desafíos que los movimientos feministas representan a los seguidores de Jesús. Como denominación,
la IL-P se identifica también con aquellos movimientos sociales que luchan contra la violencia hacia
las mujeres, como por ejemplo ―Ninguna menos‖, participan de ellos y unen fuerzas en
manifestaciones públicas. Entrevista a Pedro Bullón, vicepresidente de la IL-P, el 7 de abril de 2020.
nisterial, al cual solo acceden varones. Afirman que Lutero no promovió en ningún
momento el pastorado femenino y por ello, ningún luterano debería promoverlo. Una
iglesia fraterna del CLI es la Iglesia Evangélica Luterana-Perú (IEL-P), quienes se
identifican en parte con la posición del Concilio. Félix Quispe6, pastor de esta
denominación, explica así la posición de su iglesia en cuanto al papel del liderazgo
femenino:
La IEL-P en sus inicios sostenía que la responsabilidad del pulpito era de todos
(es decir, era una iglesia congregacionalista). Nuestra interpretación del
sacerdocio universal del creyente nos llevó a aceptar que la responsabilidad de
la iglesia debe recaer sobre todos sus miembros. Cuando en agosto de 1995, la
Iglesia se nacionaliza, se empieza a forjar una visión propia acerca del rol de la
mujer dentro de la Iglesia. Lamentablemente, esta visión aún está en
construcción. Por el momento, la responsabilidad de la Iglesia recae sobre sus
pastores únicamente. A la mujer se le concede predicar y enseñar en el pulpito
siempre y cuando tenga la autorización del pastor. Algunos pastores lo
permiten, otros no.
En la Iglesia Presbiteriana
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10. Conde: p. 43. Op Cit.
11. La Iglesia Presbiteriana de Estados Unidos de América (PCUSA. por sus siglas en inglés
votaría en 1923 a favor de la ordenación de diáconos. Siete años después aceptará la ordenación de
ancianas y en 1955 acepta oficialmente el ministerio femenino ordenado. De esta manera, un año
después, se ordenaría a la primera mujer presbiteriana de manera oficial.
12. Entre estas iglesias se encuentra la Iglesia Nacional Presbiteriana de México (INPM). Amparo
Lerín Cruz, miembro de esta iglesia y parte del Presbiterio Juan Calvino en un interesante artículo
escrito en el contexto de la conmemoración de los 500 años del nacimiento del Reformador francés,
desafía a su denominación a abrir el camino al pastorado a las mujeres y así ser fieles a la herencia
reformada: ―Si nuestra I.N.P.M. acepta la doctrina del Sacerdocio Universal de todas y todos los
creyentes y la doctrina calvinista de la Soberanía de Dios ¿Cómo pueden los hombres de nuestra
I.N.P.M. decirnos a las mujeres miembros de la misma, miembros del Cuerpo de Cristo, que no
podemos, ni debemos aspirar a los distintos ministerios ordenados? ¿Cómo pueden ellos callar un
llamado que sólo hace Dios a través del Espíritu Santo? ¿Cómo pueden ellos interponerse a la
voluntad de Dios sobre sus siervas? [...]. La gran mayoría de iglesias reformadas en el mundo
ordenan mujeres al ministerio pastoral, ancianato y diaconado, en Europa, América del Norte, Centro
y Sur América, el Caribe, Australia, etc. ¿Por qué la I.N.P.M. continua sin permitir la ordenación a
las mujeres?‖. ―Las mujeres en la Reforma Protestante del siglo XVI y su importancia para la Iglesia
del día de hoy‖, en Scribd (setiembre, 2009), acceso el 10 de abril de 2020.
https://es.scribd.com/document/2824089l4/Las-Mujeres-en-La-Refonna-Protestante.
13. Conversación con Pablo Gutiérrez, miembro de la IEPRP, el 13 de junio de 2013.
14. Entrevista a Walter López, pastor en la IEPP, el día 15 de diciembre de 2019.
En la Iglesia Anglicana
Entre los anglicanos existe el compromiso de asegurar que sus iglesias sean testigos
vivos de su creencia en que las mujeres y hombres son igualmente creados a imagen
de Dios15. Por esta razón, las mujeres disfrutan de total libertad para servir en los
mismos ministerios y posiciones que los hombres, siendo respaldadas y animadas por
el mismo arzobispo de Canterbury. Pero no siempre existió este panorama tan
favorable para las mujeres anglicanas. En 1944, cuando el obispo R. O. Hall de Hong
Kong ordenó al sacerdocio a Florence Li Tim-Oi en Zhaoqing, China, debido a la
escasez de sacerdotes, recibió el rechazo de los arzobispos de York y Canterbury,
quienes repudiaron tal ordenación. Para evitar controversias, Florence renunció a su
licencia, mas no a sus órdenes sacerdotales. En 1966, las Comisiones de Arzobispos
de Canterbury y York elaboraron el documento Women and holy orders y en él se
llegó a la conclusión de que no existían evidencias bíblicas para la exclusión de la
mujer del sacerdocio y se rechazó todo argumento de que la mujer sea inferior al
hombre y por lo tanto indigna del sacerdocio. Como consecuencia de este documento,
las puertas al ministerio ordenado le fueron abiertas a las mujeres anglicanas de
muchas provincias alrededor del mundo16.
Será el Sínodo de Hong Kong y Macao el que se convierta en la primera provincia
anglicana en permitir oficialmente la ordenación de mujeres al sacerdocio. Gilbert
Baker, obispo de Hong Kong y Macao ordenó en diciembre de 1971 a Jane Hwang y a
Joyce M. Bennett, al mismo tiempo Florence Li Tim-Oi fue oficialmente reconocida
nuevamente como sacerdote. Tres años después, en la rama norteamericana del
anglicanismo, la Iglesia Episcopal, son ordenadas once mujeres al sacerdocio y al año
siguiente otras cuatro son ordenadas, pero de manera irregular debido a que no se
habían realizado con la autorización de la Convención General de la Iglesia. En 1976
la Convención aprueba medidas para prever la ordenación de mujeres al sacerdocio y
al episcopado produciendo la primera ordenación femenina de manera oficial al año
siguiente con la ordenación al sacerdocio de Jacqueline Means, en la iglesia Episcopal
de Todos los Santos, Indianápolis. En 1989 se producirá la primera ordenación de una
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15. ―Gender Justice‖, en Anglican Communion (Sitio oficial de la Comunión Anglicana), acceso el
16 de abril de 2020, http://www.anglicancommunion.org/mission/gender-justice.aspx
16. Cabe señalar que cada provincia anglicana alrededor del mundo es libre para decidir qué
ordenaciones pueden otorgar a las mujeres. Algunas provincias ordenan mujeres a las tres órdenes
sagradas (obispo, sacerdote, diácono), otras sólo ordenan a las mujeres como diáconos y sacerdotes,
pero no como obispos; otras provincias todavía como obispos solamente. La diócesis de Sydney,
Australia, por ejemplo, hasta ahora sólo ordena mujeres para el diaconado.
mujer a un episcopado anglicano con la consagración de Barbara Harris como obispa
sufragánea de Massachusetts.
En la provincia de América del Sur, los anglicanos han sido más conservadores y
han dado pasos lentos hacia las ordenaciones femeninas. Hasta hace poco no habían
aprobado estas ordenaciones, pero en 2015, Bolivia se convirtió en la primera diócesis
de la provincia en ordenar mujeres como sacerdotes. Ese mismo año, Uruguay haría lo
mismo ordenando a tres mujeres. La Iglesia en Chile, recientemente hecha provincia
(2018), es una de las pocas iglesias que sigue sosteniendo una postura teológica en la
que se considera que la autoridad para dirigir la Iglesia ha sido entregada al varón.
Esta postura, según el obispo Héctor Zavala, no va en desmedro del ministerio de la
mujer puesto que ―en la iglesia chilena la mujer tiene una participación muy activa en
la vida de la iglesia. La mujer en nuestro contexto puede predicar en un oficio
dominical puede dirigir servicios públicos y grupos, puede ejercer cierto liderazgo
dentro de la Iglesia, pero todo en un trabajo en equipo‖17
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17. Palabras de Héctor Zabala, obispo de la Iglesia Anglicana de Chile en una entrevista realizada
por CNN Chile (2015), acceso el 16 de abril de 2020,
https://www.youtube.com/watch?v=K23bGalfK64
Capítulo 3
La mujer en las iglesias
evangélicas
Las mujeres pastoras y mujeres predicadoras son la evidencia más obvia de que
las iglesias se rebelan contra la Biblia [...]. Las mujeres que pastorean y las
mujeres que predican en la iglesia son una desgracia y reflejan abiertamente la
oposición al claro mandato de la Palabra de Dios. Esta es una desobediencia
flagrante [...]. Las mujeres necesitan controlarse y darse cuenta de que no deben
hablar en una iglesia2.
Por otro lado, Ministerios RBC, un conocido ministerio evangélico dedicado a la di-
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1. MacArthur, John, Doce mujeres extraordinarias (Tennessee: Grupo Nelson. 2006)
2. ―John MacArthur sobre mujeres predicadoras: 'Empoderar a las mujeres hace a los hombres
débiles'‖, en La Verdad Ahora, acceso el 04 de abril de 2020. https://laverdadahora.com/john-
macarthur-sobre-mujeres-predicadoras-empoderar-a-las-mujeres-hace-a-los-hombres-debiles
fusión de temas bíblicos a través de la literatura, la radio y televisión, en su serie
―Tiempo de buscar‖ tiene un librito-estudio titulado ―¿Qué dice la Biblia de la mujer
en el ministerio?‖3, en el cual se sostiene que si bien hombres y mujeres son iguales
ante Dios en lo espiritual (tenemos la misma necesidad de salvación, el mismo acceso
a Dios y la misma herencia en Cristo) y tienen el llamado a ayudarse mutuamente con
cualquier don que tengan que ofrecer, ―sólo en roles de supervisión general existe una
diferencia bien definida. Los hombres calificados deben aceptar la responsabilidad de
las posiciones equivalentes a anciano en el gobierno de la iglesia‖. Esta
responsabilidad recae sobre el varón debido a que solo él es cabeza (líder) dentro del
matrimonio y en la iglesia debe replicarse el modelo que se tiene en el hogar. Por ello,
se sostiene, Pablo en 1 Timoteo 3:1-7 y Tito 1:5-9 estaría preocupado ―en proteger el
principio del orden del liderazgo en las relaciones hombre-mujer‖, liderazgo en el que
el hombre es quien ejerce la autoridad por sobre la mujer. De esta manera, ―tener a una
mujer como pastora o anciana confundiría la relación esposo-esposa dentro de la
iglesia‖.
Estas posiciones parecerían representar al pensamiento evangélico conservador en
cuanto al rol de la mujer en la Iglesia. Por ello, iglesias evangélicas clásicas como
algunas bautistas4, la Alianza Cristiana y Misionera y la Iglesia Evangélica Peruana,
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3. Ministerios RBC Serie Tiempo de Buscar: ―¿Qué dice la Biblia de la mujer en el ministerio?‖
(Grand Rapids: RBC Ministries, 2004). pp. 16-27.
4. Aunque hay diversidad de bautistas, la rama más importante y la más grande es la Convención
Bautista del Sur (CBS). Esta denominación norteamericana no ordena mujeres al pastorado pues sus
líderes creen que ellas no pueden tener posiciones de autoridad sobre los hombres y eso significa que
no pueden predicar, enseñar a los hombres o servir como pastoras. Un hecho que conmocionó a la
comunidad bautista en 2019 fue lo ocurrido con una de sus miembros más famosas, la maestra,
oradora y escritora Beth Moore. Cuando compartió al mundo, a través de un tweet, que estaba
predicando en una iglesia por el día de la madre, los líderes (varones) de su denominación
reaccionaron fuertemente contra esa acción. Owen Strachan, profesor de teología cristiana en el
Seminario Teológico Bautista del Medio Oeste en Kansas City, Missouri, escribió: ―Que una mujer
enseñe y predique a hombres adultos es desafiar la Palabra y el diseño de Dios‖; R. Albert Mohler
Jr., presidente del Seminario Teológico Bautista del Sur en Louisville, Kentucky, dijo en un podcast:
―Hay algo sobre el orden de la creación que significa que Dios tiene la intención de que la voz de la
predicación sea masculina‖ y Josh Buice, un pastor del sur de Georgia, fue aún más explícito. En su
blog encabezó un artículo con la siguiente frase: ―Por qué la CBS debería decirle 'No más' a Beth
Moore‖. A pesar de la controversia sobre la predicación de las mujeres algunas iglesias bautistas del
sur han optado por ordenar mujeres. En 1964 y en 1971 dos iglesias ordenaron mujeres, pero en 1979
el sector fundamentalista, viendo estos hechos como la evidencia del ingreso del liberalismo
teológico en su denominación, propusieron debatir el asunto. En 1984, la CBS aprobó una resolución
esta última una iglesia nacional de corte presbiteriano, enfatizan la distribución de
roles ministeriales según los sexos como parte de su vida eclesial. Otras iglesias
evangélicas como el Ejército de Salvación, la Iglesia del Nazareno y algunas
wesleyanas sí aceptan la ordenación de mujeres concediéndoles a ellas el mismo nivel
de participación y los mismos derechos con los que cuentan los varones en estas
denominaciones. En este capítulo daremos un vistazo a cuatro iglesias de las
mencionadas a fin de conocer mejor sus puntos de vista referentes a la mujer en el
ministerio.
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6. Luego de este ―no-reconocimiento‖ por parte de la Asamblea General las cinco mujeres
tuvieron que esperar más de diez años para ocupar algún cargo ministerial oficial. En 2006, con la
revisión y actualización del Reglamento Eclesiástico se llegó a establecer cuatro ministerios:
Pastoral, misionero, evangelista y el de maestro, además se logra normar la ordenación de mujeres a
estos ministerios, sin embargo, el acceso a las labores administrativas (es decir, puestos directivos de
alguna instancia o cargo, sea a nivel de Presbiterio, Sínodo o Asamblea Nacional) aún lo tienen
prohibido. Aunque se concedió la ordenación de pastoras, estas deben ejercer su pastorado sometidas
a pastores ―principales‖. Es decir, ellas no pueden gobernar-dirigir una congregación local, tienen
prohibido ser ―pastoras principales‖. Debido al establecimiento de estos ministerios, las cinco
mujeres mencionadas fueron reconocidas como maestras (2), misioneras (1) y pastoras (2). En 2019
los miembros del Departamento de Educación Teológica debatieron el asunto del gobierno femenino
en la denominación y la mayoría votó en contra. En enero de 2020, la Asamblea Nacional reunida en
la ciudad de Huánuco, iba a debatir el tema del acceso de las mujeres a los consistorios, pero se
decidió finalmente a abordar otros temas, dejando este para una próxima Asamblea (2022).
Eduardo Arboccó Gallardo, pastor de la IEP, expresa así la realidad que se vive en su
denominación: ―Hay un sector fuerte en la IEP que es ―anti mujeres con autoridad‖, principalmente
al sur de Perú (Cusco, Arequipa, Puno), el resto está dividido: Hay presbiterios que están a favor y
cuentan con ministras y ancianas, como hay los que se oponen rotundamente. Esto acontece debido a
que en la IEP cada presbiterio puede tener cierta autonomía. La reglamentación no estipula la
existencia de ancianas, pero varios presbiterios y consistorios las admiten. Hay un gran número que
están en contra, pero el pequeño grupo que está a favor tiene más inteligencia para avalar el apoyo.
Actualmente, la IEP tiene diez ministras aproximadamente, pero ellas son aún muy temerosas y no
reclaman sus derechos para ciertas labores. Por lo cual se han limitado a aceptar el ministerio sólo en
el campo Educativo o Misionero. He llegado a la conclusión de que, si las mismas mujeres no luchan
por sus derechos, pocos cambios se podrán lograr. Por el tipo de sociedad sumisa que tenemos en el
Perú, esos cambios son bastante lentos. Sólo nos queda seguir formando y actuando con paciencia‖.
Conversación con el autor, el 06 de mayo de 2020.
En el Ejército de Salvación7
Por otro lado, los salvacionistas han otorgado igualdad total entre hombres y mujeres
desde su fundación en 1869, ―mucho antes de que las mujeres tuvieran derecho al voto
en muchos países‖8. Todos, hombres y mujeres, tienen las mismas facultades y
ninguno es considerado mayor o menor que otro. A pesar de tener la estructura de un
ejército, entre los salvacionistas existe una constante práctica de igualdad entre los
suyos a tal punto que hasta la fecha han ocupado el cargo de Generala, el máximo
cargo internacional en la denominación, tres mujeres. El Ejército de Salvación se
organiza a través de ―Cuerpos‖, que vendrían a ser congregaciones locales lideradas
por oficiales, el equivalente salvacionista de ministros o pastores. Estos ―Cuerpos‖
pueden ser liderados por mujeres, lo que significa que ellas pueden ser oficiales
(tenientes, capitanas, etc.). El camino que una mujer recorre desde el momento que
llega al Ejército de Salvación como una ―recluta" es el mismo que recorre un hombre:
la misma preparación para llegar a ser soldado y la misma Escuela para prepararse a
fin de llegar a ser teniente, si cuenta con los dones necesarios.
La razón fundamental de esta apertura plena del ministerio para las mujeres, la cual
poseen los salvacionistas desde sus orígenes, es el texto de Joel 2:28,29: ―Después de
esto derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y profetizarán vuestros hijos y vuestras
hijas [...]. Y también sobre los siervos y sobre las siervas derramaré mi Espíritu en
aquellos días‖. Ellos creen que el Espíritu derramado sobre toda carne, hombres y
mujeres por igual, los faculta y comisiona para ser portavoces del mensaje de
Jesucristo hasta lo último de la tierra. Esta función profética no está limitada a los
varones o a algunas cuantas mujeres excepcionales, sino que está al alcance de toda
persona que se abra a la presencia y poder del Espíritu divino. Para los salvacionistas,
Dios no distingue entre hombre y mujer a la hora de derramar su Espíritu, por ello ―no
deberíamos hacerlo tampoco nosotros‖.
Otra Iglesia que aboga por la mujer en el ministerio ordenado es la del Nazareno. Esta
iglesia, fiel a su identidad wesleyana, siempre ha motivado a las mujeres de todo el
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7. Ha sido muy valiosa para el autor la información brindada por el Capitán Teófilo Zapata, oficial
a cargo de la obra del Ejército de Salvación en la ciudad de Tarapoto, en la selva peruana. Entrevista
realizada el 10 de abril de 2020.
8. O'Brien, Joanne; Palmer, Martin. Atlas del estado de las religiones (Ediciones Akal: Madrid,
2000), p. 122.
mundo a que respondan al llamado de Dios al ministerio. Hace aproximadamente
veinticinco años, sólo el 5% de ministros nazarenos eran mujeres, hoy el panorama es
otro: ellas conforman un tercio de los ministros ordenados. En el Manual de la Iglesia
del Nazareno (2013-2017) se puede leer la siguiente declaración9:
La Iglesia del Nazareno apoya el derecho de las mujeres de utilizar sus dones
espirituales dados por Dios en la Iglesia y afirma el derecho histórico de las
mujeres a ser elegidas y asignadas a lugares de liderazgo dentro de la Iglesia del
Nazareno, incluyendo los oficios de presbítero y diácono.
El propósito de la obra redentora de Cristo es libertar la creación de Dios de
la maldición de la caída. Los que están ―en Cristo‖ son nuevas criaturas (2
Corintios 5:17). En esta comunidad redentora, ningún ser humano debe ser
considerado como inferior sobre la base de la condición social, raza o género
(Gálatas 3:26-28). Reconociendo la aparente paradoja creada por la instrucción
de Pablo a Timoteo (1 Timoteo 2:11-12) y a la iglesia en Corinto (1 Corintios
14:33-34), creemos que interpretar estos pasajes como limitante del papel de la
mujer en el ministerio, presenta serios conflictos con pasajes específicos de la
Escritura que ordenan la participación femenina en papeles del liderazgo
espiritual (Joel 2:28-29; Hechos 2:17-18; 21:8- 9, Romanos 16:1, 3, 7,
Filipenses 4:2-3), y viola el espíritu y la práctica de la tradición wesleyana de
santidad. Por último, es incompatible con el carácter de Dios presentado en toda
la Escritura, especialmente como se revela en la persona de Jesucristo.
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11. En cuanto a las iglesias que han decidido ordenar mujeres al ministerio, el Consejo Mundial de
Iglesias declaraba en 1982 que ellas lo hacen ―en razón de su comprensión del Evangelio y del
ministerio. Esto se Fundamenta para ellas en su profunda convicción teológica de que al ministerio
ordenado de la Iglesia le falta plenitud si queda limitado a un solo sexo. Esta convicción teológica se
ha visto reforzada por su experiencia a lo largo de los años en que han visto incluidas mujeres en sus
ministerios ordenados. Estas iglesias han descubierto que los dones de las mujeres son tan amplios y
variados como los de los hombre Ninguna de estas Iglesias ha tenido motivos de volver atrás en su
decisión al respecto‖ Documento de Lima (UEM).
Segunda parte
Una mirada a los orígenes:
Jesús y Pablo
Capítulo 4
Jesús y las mujeres
Desde los días del ministerio de Jesús en Galilea, las mujeres han estado presentes en
su movimiento, el mismo que años después sería llamado cristianismo. De esta
manera, el cristianismo surge en el mundo con una importante presencia femenina que
empieza con María, la madre de Jesús (Mt 1:18), y que avanza en la historia con
muchas otras mujeres que con su participación y liderazgo supieron poner de cabeza el
orden social de la época.
Si deseamos hablar del rol que la mujer desempeñó en el cristianismo antiguo, es
nuestro deber empezar prestando atención a la presencia de ellas en el movimiento
iniciado por Jesús en la Galilea del siglo I. Lucas dejó registrado que ―algunas
mujeres‖ y luego ―muchas más‖, hacían lo mismo que el grupo de los Doce:
acompañaban a Jesús (8:1-3). Al parecer, el evangelista no hace ninguna distinción
entre la actividad de las mujeres y la de los Doce. Ambos grupos (que en realidad es
uno solo) siguen a Jesús y lo acompañan en sus viajes. Este hecho da pie a que, como
hace Monique Dumais, estas acompañantes del Mesías puedan ser consideradas
verdaderas discípulas: ―No existe la menor dificultad para reconocer como discípulas a
las mujeres que acompañaron a Jesús muy de cerca‖1.
No cabe duda de que Jesús permitió mujeres en su movimiento y que las hizo
receptoras de su enseñanza. Esto marcó una revolución para las costumbres sociales de
la época pues ellas no sólo estaban excluidas del culto judío, sino de la posibilidad de
acceder a Dios por sus méritos, ya que ellas solamente tenían ―posición‖ ante Dios por
medio de los méritos de sus maridos. En los días de Jesús, las mujeres no estaban
obligadas a estudiar la Torá porque se las consideraba incapaces de comprender la
enseñanza religiosa, solamente en sus casas y bajo el liderazgo del marido ellas podían
ser instruidas en lo religioso. Aun en el Templo de la época de Jesús (―el de
Herodes‖), el atrio de las mujeres estaba separado del atrio de Israel, lo que colocaba a
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1. Dumais, Monique. Las mujeres en la Biblia (Madrid: Paulinas, 1987), p. 67. Esta autora añade:
―Sucede con frecuencia que las mujeres seguidoras de Jesús han sido curadas física o
espiritualmente. Una vez recuperada la salud, se mantienen en las proximidades de Jesús y le colman
de atenciones. Cuando los evangelistas se refieren a este punto, suelen indicar que ellas le asisten con
sus bienes (Lc 8:3) o que están a su servicio (Mt 27:55; Mc 15:41). Sin duda, expresan de esa manera
su reconocimiento por la curación obtenida‖.
la mujer fuera del espacio reservado a los varones2. En las sinagogas, lugar para el
estudio de la Tora, el espacio reservado para ellas estaba rodeado de barreras y rejas
de separación, y en uno de sus rincones se almacenaba la leña carcomida para los
sacrificios3. A este espacio ellas entraban por una puerta diferente a la de los hombres
y una vez ―dentro‖, ellas no tenían derecho a leer la Toraá públicamente: ―La mujer no
lee la Tora en voz alta por causa del honor de la congregación‖ (Baraithá)4.
Como vemos, el camino de las mujeres hacia Dios había sido obstaculizado por los
varones, reducido al ámbito privado de la casa y dependía exclusivamente del padre de
familia o el marido. Por lo general, no existía una buena opinión masculina hacia ellas,
el hecho de que en el siglo II se estableciera entre los judíos la recitación diaria de las
siguientes tres bendiciones: ―Bendito seas, por no haberme hecho perro (pagano);
bendito seas por no haberme hecho mujer, bendito seas por no haberme hecho un
esclavo‖, nos podría dar una imagen del pensamiento que se tenía de la mujer en los
tiempos de Jesús. En el Talmud, una especie de compilación de las tradiciones de la
ley oral de los judíos, ellos consideran que Dios en Génesis 3:16 pronunció diez
maldiciones sobre Eva, e indirectamente a las mujeres en general. Algunas de estas
―leyes orales‖, más tarde incluidas en el Talmud, son las siguientes5:
Jesús al incluir a las mujeres en su movimiento y al tratarlas igual que a los varones
estaba empezando algo nuevo. Estaba empezando a quebrar el pesado yugo que los
varones, por miles de años, habían puesto sobre ellas en nombre de Dios. Al permitir
tenerlas como discípulas, como seres humanos dignas de Dios y de su Reino y al
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2. Antonio Piñero señala: ―Esta separación de sexos se hizo efectiva en la reconstrucción del
santuario por parte de Herodes —no antes— no en todo su recinto, sino a medida que los lugares se
iban acercando al 'santo de los santos' [...], tal separación a partir del 'patio de las mujeres' en
adelante, hacia el altar, tenia [el propósito de] frenar el posible acercamiento de mujeres
potencialmente impuras por el inicio inadvertido de la menstruación al lugar estricto de los
sacrificios‖. Jesús y las mujeres (Madrid: Aguilar, 2008), pp. 124,125.
3. Bautista, Esperanza. La mujer en la Iglesia primitiva (Estella: Verbo Divino, 1993), pp. 3233.
4. Gonzáles, Joaquín. Arqueología y evangelios (Estella: Verbo Divino, 1994), p. 53.
5. Geruza, Silvia. Um outro género de Igreja... p. 32.
revelarles verdades intimas de su pasión, muerte y resurrección también a ellas, Jesús
las eleva al mismo nivel que cualquier otro discípulo varón, incluidos los Doce 6. Jesús
hace lo que ningún Rabí judío haría: Incluir en su grupo de alumnos a mujeres7, no
para enseñarles la Torá (lo más sublime en la tierra para un judío), sino para revelarles
al mismo Dios (como a la mujer samaritana, de Jn 4)8. Jesús las saca de la esfera
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6. No hay razón para pensar que las mujeres en el movimiento de Jesús hayan sido ―seguidoras de
segunda categoría‖. En casa de Marta y María, esta última ―sentada a los pies del Señor, escuchaba
lo que él decía‖ (Lc 10:39). Esta actitud de escucha humilde frente a un Rabí, es la misma que Saulo
de Tarso (Pablo) tuvo con su Rabí Gamaliel, según Hechos 22:3: ―Yo de cierto soy judío... instruido
a los pies de Gamaliel‖. A través de estos dos pasajes, Lucas presenta a dos personas de diferente
sexo con la misma actitud de aprendizaje y sumisión ante un maestro, lo que nos lleva a afirmar que
María y los demás discípulos varones disfrutaban de la misma posición ante Jesús, para quien el
Reino de Dios era una realidad inclusiva y de naturaleza reivindicadora a favor de los menos
favorecidos. Otro relato, esta vez en Lucas 24:6-8: ―Recuerden lo que les habló cuando estaba en
Galilea, diciendo: Es necesario que el Hijo del Hombre sea entregado en manos de hombres
pecadores, y que sea crucificado, y resucite al tercer día. Entonces ellas se acordaron de sus
palabras‖, evidencia que las mujeres en el movimiento de Jesús tenían acceso a ―información
privada‖ por parte de su Maestro, información que sólo discípulos debían manejar. Lo sabemos
cuando examinamos los únicos pasajes lucanos en los que Jesús, estando en Galilea, les anunció a
sus discípulos acerca de su pasión, muerte y resurrección (Lc 9:18-27; 43-45). En estos pasajes se
puede apreciar que a la hora de hacer su anuncio ―estaban con él los discípulos‖ (9:18) y que es en
ese momento cuando hace su llamado ―a todos‖ a un seguimiento más radical: ―Si alguno quiere
venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame‖ (9:23). En el v. 43 se dice
que Jesús ―les dijo a sus discípulos‖ acerca de que sería entregado ―en manos de hombres‖. Estos
pasajes, a la luz de Lucas 24:6-8, muestran que Jesús consideraba a las mujeres como discípulas
plenas y sin ninguna distinción frente a los varones. Para Él, ellas son sus discípulas, sus alumnas,
sus seguidoras, merecedoras de sus enseñanzas y exigencias, parte de un mismo grupo de seguidores,
en que estaban también los Doce. Estos pasajes también nos muestran que los evangelios cuando
usan las expresiones ―los/sus discípulos‖, ―dirigiéndose a sus discípulos‖, entre otras no solo se están
refiriendo a seguidores varones, sino también a mujeres, lo que nos demanda una nueva lectura más
cuidadosa e inclusiva de los textos bíblicos.
7. El hecho de que mujeres se hiciesen discípulas de un Rabí no habría sido algo bien visto en
aquellos tiempos ya que según las costumbres judías y grecorromanas la mujer no podía hacer lo que
le correspondía a los varones, ni acceder a enseñanza religiosa.
8. La historia de la mujer samaritana es una muestra valiosa del comportamiento revolucionario de
Jesús hacia las mujeres. En una época en la que las mujeres tenían prohibido hablar en público con
un hombre que no fuese su marido (y viceversa, no se veía bien a un hombre hablando en público
con una mujer), en la que existía el dicho: ―No te detengas a hablar largo rato con una mujer‖ (José
ben Yohanan), pues ―con eso acabas en adulterio‖ (No darim 20 a Baraithá), en la que se aconsejaba
a los varones a no dejarse atender por una mujer, ni ofrecerle el saludo pues ―la familiaridad con
ellas es propia del lujuriento (Rabi Shemuel) y en la que se creía que enseñarle la Torá a una mujer
era ―enseñarle insensatez‖ (Sotá 3,4) dado que se les consideraba incapaces de entenderla, Jesús le
privada (la casa y la familia) y las ―des-somete‖ del dominio masculino al cual estaban
destinadas de por vida para convertirlas en verdaderas ciudadanas libres no solo del
Israel físico, sino también del celestial. Vemos entonces que
en ningún momento Jesús se dejó marcar ni influir por aquel contexto cultural
que desvalorizaba a las mujeres. Por el contrario, las trata como seres humanos,
sin establecer alguna jerarquía entre los hombres y las mujeres. Jesús tiene muy
claro que tanto los hombres como las mujeres son seres humanos que deben
recibir la salvación, sin distinción de sexo. Sus apóstoles y discípulos
masculinos se sorprenderán frecuentemente por esta actitud liberadora de Jesús.
El Maestro da muestras de su libertad interior; no se deja esclavizar por normas
sociales. Él mismo erige la norma en que los seres humanos redimidos son
reconocidos, con toda justicia y amor, como hijos de Dios. El comportamiento
de Jesús es innovador al respecto9.
El Reino de Dios anunciado por Jesús tiene como expresión máxima la ―mesa en
común‖, la cena, a la cual toda la humanidad está invitada. Antonio Piñero señala que
hay un relativo consenso en pensar que esta mesa en común era para Jesús un signo
del Reino de Dios que iba a venir pronto, cuyo símbolo más perfecto era el banquete y
la alegría que significaba10. Así lo demostró Jesús en su movimiento al buscar
compartir la mesa con pecadores, con discípulos, con autoridades del pueblo, etc.11. En
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dirige la palabra a una mujer de dudosa reputación (exponiéndose a ser mal visto), a plena luz del día
y en un lugar público y sostiene con ella un diálogo nada menos que teológico, un dialogo como el
que hubiese sostenido con cualquier doctor de la Ley. Sobresale el hecho de que a esta mujer
samaritana Jesús se le revela como el Mesías (algo que Él evitaba hacer con los líderes varones de su
pueblo), lo que ocasiona que ella fuera de prisa a su ciudad a contar su experiencia con el judío Jesús
y gracias a su testimonio ―muchos samaritanos de aquella ciudad creyeron en Él por las palabras de
la mujer‖ (4:39). Sin darse cuenta, esta mujer despreciada por su nacionalidad, sexo, estilo de vida y
religión fue convertida por Jesús en la primen misionera evangelista que se pueda registrar en el
movimiento de Cristo.
9. Dumais: pp. 69, 70. Op. Cit.
10. Piñero: p. 114. Op. Cit.
11. Debemos recordar que en ese tiempo sólo se compartía la mesa con los amigos y familiares.
Comer con alguien significaba intimidad, amistad, cercanía, aceptación. En cada cena, Jesús
manifestaba su total aceptación a aquellos con quienes comía. Dice James D. Duna: ―En el Oriente
Medio, reunirse en torno a la mesa para comer tenía un carácter casi sagrado. Se trataba de un acto
religioso: No sólo era expresión de obligaciones religiosas, sino que además estaba reforzado por la
estas cenas, Jesús compartía más que la comida: Él compartía su vida, su persona y su
enseñanza. Cada una de las cenas que Jesús tenía con la gente eran signos que
apuntaban a la gran cena, aquella con que inauguraría el Reino de su Padre en la tierra
y que Él mismo encabezaría. La última cena, aquella que celebró con sus discípulos la
noche en que fue arrestado, cumple esta función. Es imposible entonces pensar que, en
estas cenas del Reino, que manifestaban la apertura de Dios al ser humano (sea
hombre o mujer, santo o pecador), así como su cercanía a la humanidad y su deseo de
intimar con ella, a las mujeres se les haya prohibido su participado, plena12. Dice
Piñero:
Si Jesús incluía a las mujeres en las cenas en las que participaba, pues haciéndolo
buscaba trasmitirles la aceptación y la cercanía de Dios, es más que probable que en la
última cena ellas también hayan podido estar presentes junto con los demás discípulos.
Que en Hechos se lea que las mujeres participaran libremente en el partimiento del
pan (así como en las oraciones, la comunión unos con otros y en las enseñanzas de los
apóstoles), que no es otra cosa que la repetición comunitaria de la última cena, nos da
pie para sostener que Jesús también partiera el pan con ellas en la noche de su pasión.
Si ellas no hubieran estado presentes aquella noche, es muy probable que en las
iglesias fundadas por los apóstoles a ellas se les hubiese pedido abstenerse o retirarse
al momento del partimiento del pan.
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amenaza de sanciones igualmente religiosas. Esto hacía del hecho de compartir la comida, del acto
de hospitalidad, algo a su vez sagrado. Era —y lo sigue siendo en la actualidad— un signo de
aceptación y de amistad. Cuando el anfitrión bendice el pan y lo parte, lo distribuye a quienes están
sentados con él a la mesa de modo que también a ellos les alcance la bendición pronunciada sobre el
pan‖. La llamada de Jesús al seguimiento (Maliaño: Sal Terrae. 2001), pp. 117,118.
12. En el Israel de la época los banquetes eran públicos, las casas estaban normalmente abiertas,
por lo que era normal que alguien que no fuese invitado entrara al ambiente en donde se estaba
desarrollando la comida.
13. Piñero: p. 112. Op. Cit.
María de Magdala
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23. Bautista: p. 132 Op. Cit.
24. Sería inaceptable afirmar que en los momentos en que Jesús envía a la misión a sus seguidores
no estaba enviando también a las mujeres, siguiendo la costumbre de que las mujeres no tenían
permiso para predicar en público. Si creemos que Jesús no se dirigió a ellas también tan sólo porque
no aparecen en los relatos de envíos, se tendría que aceptar que las mujeres no tienen la
responsabilidad de enseñar, hacer discípulos, predicar el evangelio (evangelizar) o participar en
asuntos relacionados a la extensión del evangelio en el mundo. Pero sabemos que las mujeres, al
igual que los hombres, están llamadas a la misión, a ser parte de ella, pues el Reino que se anuncia es
un reino abierto tanto a varones como a mujeres, en el que no se hace distinciones y en donde todos
participan de los mismos derechos y oportunidades.
25. Bautista: pp. 40, 51. Op. Cit.
Capítulo 5
Las mujeres en las primeras
comunidades
¿Cómo recibieron los miembros de las primeras comunidades cristianas esta nueva
visión y percepción de la mujer establecida por Jesús? ¿Fueron fieles a ella? ¿Cuál fue
el papel que las mujeres desempeñaron en las comunidades del primer siglo? Como
hemos mencionado, Jesús había empezado algo nuevo, había empezado la era del
Reino de Dios. En esta era, las mujeres disfrutarían plenamente de las promesas y
bendiciones de Dios a través suyo. En tal sentido, ellas empiezan a ser consideradas
como seres humanos y por ello, merecedoras del amor y la ternura de Dios. Por esta
razón, los discípulos ven a su Maestro teniendo una atención especial con ellas: sus
virtudes son puestas como ejemplo y enseñanza para todos los que se abren al Reino
(las parábolas referentes a las mujeres)1, ellas son beneficiarías de milagros y
curaciones2, son además protagonistas en los milagros de resurrección 3 y tienen acceso
a la revelación de Dios por medio de Jesús4. Pero por sobre todo, Jesús les concede la
autoridad para ser maestras proclamadoras de las buenas noticias, incluso ante los
varones (la mujer samaritana y las mujeres testigos de su resurrección).
Habiendo aprendido de su Señor toda esta actitud renovada hacia las mujeres, los
discípulos, ahora apóstoles, empiezan su misión y por su mensaje ―aumentaba la
multitud de hombres y mujeres que se adherían al Señor‖ (Hch 5:14; 8:3; 9:2).
Comenzarán a aparecer entonces mujeres sobresalientes y poseedoras de autoridad
entre los nuevos discípulos. En Jope se convertiría Tabita, quien se distingue en la
iglesia por ser una mujer ―rica en obras y en limosnas que hacía‖ (Hch 9:36) y en
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1. Como por ejemplo: La parábola de la levadura (Mt 13:33), de la dracma perdida (Lc 15:8-9), de
las doncellas en el día de la boda (Mt 25:1-13) y de la viuda y el juez injusto (Lc 18:1-5).
2. En los evangelios vemos a Jesús curando a la mujer encorvada, a la que llama ―hija de
Abraham‖ (Lc 13:10-16), a la suegra de Simón Pedro (Mc 1:29-31) y a la hemorroísa (Mc 5:25-34).
3. Es significativo el papel protagonista de la mujer en los milagros de resurrección: Jesús resucita
a la hija de Jairo (Mc 5:41; Lc 8:54), al hijo de la viuda de Naín (Lc 7:14) y a Lázaro, jugando un
papel muy importante sus hermanas Marta y María (Jn 12:1-44).
4. Recordemos a María, hermana de María y Lázaro quien se sentaba a sus pies para oír al Maestro
enseñar la novedad del Reino de Dios (Lc 10:39) y a la mujer samaritana de Jn 4.
Jerusalén María, madre de Juan Marcos, abría su casa para las reuniones de la Iglesia,
lo que le concedía algún reconocimiento, alguna relevancia y alguna función de
dirigencia entre el grupo según el sistema de creencias y valores del Mediterráneo
antiguo (Hch 12:12-17)5. Otras mujeres que sobresaldrán por su autoridad y sus
funciones de liderazgo son:
Lidia (Hch 16:11-15). Se trata de nada menos que la primera europea convertida al
evangelio y primer miembro de la iglesia en Filipos, aquella que Pablo amaba tanto
por su generosidad incomparable. Mujer comerciante y autónoma, quizás viuda, se
convirtió y guio a toda su casa a la nueva fe. En su casa acogió a la iglesia (v. 40) que
probablemente estuvo compuesta en su mayoría por mujeres y estuvo al frente de ella
puesto que era la dueña de casa, lo que la llevaría a menudo a dirigir las reuniones,
administrar su buen funcionamiento y ayudar económicamente a los necesitados6.
Como dueña de casa y líder de la iglesia, Lidia se sentía en el deber de brindar
hospitalidad y protección política a los misioneros que llegaban a ella, Aunque no se le
atribuye ningún título ministerial (maestra, apóstol, profeta), y mucho menos se habla
de ella como diácono o ―anciana‖, no se puede negar que Lidia ejerció un importante
liderazgo en los primeros años de la iglesia de los filipenses.
Priscila (Hch 18:1-3). Priscila (o Prisca) junto con Aquila, su esposo, conocieron a
Pablo en Corinto. En esta ciudad, en Éfeso (1 Co 16:19) y en Roma (Ro 16:3-5)
abrieron sus casas a la iglesia ejerciendo autoridad como maestros y formadores. Es
evidente que Priscila tuvo mayor autoridad en la iglesia que su esposo, esto se deduce
viendo la forma en que sus nombres aparecen escritos en la Biblia: Cuando Lucas
habla de la pareja en cuestiones de ocupación, menciona primero a Aquila (Hch 18:2),
lo mismo hace Pablo cuando transmite los saludos de ambos en su primera carta a los
corintios (16:19). Pero cuando se describe la acción misionera de la pareja, Lucas
menciona primero a Priscila (Hch 18:18) y cuando menciona que ambos instruyeron
con más exactitud el camino del Señor a Apolos, Lucas vuelve a mencionar primero a
Priscila (v. 26)7. Pablo hace lo mismo cuando en su carta a los romanos, les pide que
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5. Hablando de María, la madre de Juan Marcos, Elisa Estévez dice que ―es fácil que se tratase de
una viuda que administra su casa, y por consiguiente, presidiera las actividades sociales que se dan
en ella, siempre que no estuvieran los apóstoles fundadores‖ Estévez: p. 152. Op. Cit.
6. Tamez: p. 97. Op. Cit.
7. En este episodio se puede observar también la disposición y la normalidad con la que líderes de
la talla de Apolos acepta dejarse enseñar por una pareja, en donde la mujer tiene mayor importancia.
―Esto muestra dos cosas, la autoridad y capacidad de Priscila y Aquila con respecto al conocimiento
del mensaje, y la disponibilidad de líderes varones elocuentes, que dentro del movimiento de Jesús
saluden de su parte a ―Priscila y a Aquila, mis colaboradores en Cristo Jesús, que
expusieron su vida por mi‖ (16:3, 4), nuevamente vemos que Priscila es mencionada
primero al hablarse acerca del trabajo ministerial. Otra ocasión en que Pablo saluda
primero a Priscila y luego a Aquila es en 2 Tim 4:198. En la cultura grecorromana, que
aparezca primero el nombre de Priscila significaría que ella posee cierta
preponderancia con respecto a su esposo, por lo que podemos afirmar que esta mujer
ejercía en la iglesia un liderazgo notable que giraba alrededor de la enseñanza de la
Palabra y el ministerio evangelístico.
Las cuatro hijas de Felipe el evangelista (Hch 21:8, 9). En la ciudad de Cesárea
vivía uno de los siete que atendían a las viudas de Jerusalén. Felipe el evangelista,
quien tenía cuatro hijas vírgenes que profetizaban. Aunque no se les da el título de
―profetas‖ (título reservado para Agabo en el mismo capítulo) y aunque no se describa
alguna actividad profética por parte de ellas, las cuatro eran conocidas como
―doncellas que profetizaban‖. Es decir, el Espíritu profético descansaba sobre ellas y
las impulsaba a hablar en nombre de Dios. Con la experiencia del bautismo en el
Espíritu producido en Pentecostés (Hch 2:1-13) que aperturó la era mesiánica, tanto
hombres como mujeres empezaron a tener acceso al don de profecía, sin ninguna
distinción, tal como lo anunciara Joel (Jl 2:28-32).
El pueblo de Israel había contado con mujeres profetas (profetisas) en su historia:
Miriam, hermana de Moisés (Ex 15:20, 21), Débora (Jue 4:4-8), Hulda (2 Re 22:11-
23), la esposa del profeta Isaías (Is 8:3) y Ana (Lc 2:36-38), por lo que no era extraño
que existieran en él mujeres que profetizaran. En las primeras comunidades cristianas
quienes contaban con dones proféticos eran tenidos en alta estima pues era el tiempo
en el que se ponía en primer plano la inspiración divina debido a que inicialmente el
cristianismo fue un movimiento carismático con autoridades carismáticas9. Podemos
deducir entonces, que las cuatro hijas de Felipe ejercían su ministerio profético y
disfrutaban de cierto reconocimiento en las iglesias de Cesárea. Es el mismo Pablo
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reconocen la capacidad de las mujeres y la igualdad entra los sexos, y no se dejan llevar por los
valores discriminatorios de su sociedad patriarcal‖. Ibid, p. 100.
8. Elisa Estévez, señala que el hecho de que el nombre de Priscila aparezca antes que el de su
esposo se debe ―al éxito que esta líder femenina ha tenido como agente de evangelización en las
iglesias domésticas y en la misión itinerante‖. Señala además que Pablo en ningún momento se
refiere a ella como esposa (al contrario que en Hechos), sino que subraya el pleno compromiso de
esta mujer en la tarea misionera en plano de igualdad e interdependencia con el varón‖. Estévez:
pp. 181, 182. Op. Cit.
9. Estrada, Juan. ―Las primeras comunidades cristianas‖, en Fernández, José; Sotomayor, Manuel
[Coord.], Historia del Cristianismo-EI mundo antiguo (Madrid: Trotta, 2003), p. 148.
quien da realce e importancia a quienes poseen este don: ―Mayor es el que profetiza‖
afirmaría (1 Co 14:5), pues quien profetiza ―edifica a la iglesia‖ (v. 4), por lo cual
estas cuatro profetisas tenían una actividad específica y ―mayor‖ en las reuniones de
culto cristiano: profetizaban una por una, de pie y frente a la asamblea. Tenían el
ministerio de la Palabra, eran maestras/predicadoras, ministerio público que consistía
en nada menos que ―hablar a los hombres para edificarlos, exhortarlos y consolarlos‖
(v. 3), algo de mucha importancia para la vida de las primeras comunidades (v. 1).
Como vemos hasta aquí, en las comunidades que se describen en el libro de Hechos
hallamos presente el protagonismo y el liderazgo de mujeres creyentes abiertas a la
acción del Espíritu. Sus ministerios van desde el presidir las reuniones que se efectúan
en sus casas (María, madre de Juan Marcos y Lidia)10, ser maestras de la Palabra
(Priscila), hasta ejercer el oficio profético mediante la acción del Espíritu Santo (las
hijas de Felipe). Todas ejercieron un evidente ministerio de la Palabra en las iglesias
caseras, poseyendo la autoridad respectiva sobre los demás hermanos. A comparación
de la realidad en muchas iglesias hoy, a estas mujeres nunca las vemos restringidas a
un ministerio dirigido solo a otras mujeres o a niños, sino que las vemos al lado de los
apóstoles y bien relacionadas con otros líderes hombres, ejerciendo ministerios que las
facultaba para no estar silenciadas u ocultas en las iglesias, sino que por el contrario
___________________________
10. Por ser las dueñas de las casas en donde se reúne la iglesia, ambas las presiden. La presidencia
es uno de los dones del Espíritu que Pablo menciona en Romanos 12 y que, por cierto, no los agrupa
entre ―dones masculinos‖ y ―dones femeninos‖, limitando así el don de presidir sólo a los varones.
Ahora bien, podemos conocer un poco sobre este trabajo de presidir una comunidad gracias a un
texto de Tertuliano (150 d.C.), en el que se detalla las actividades de los presidentes de las primeras
comunidades: ―Cuando el lector termina, el que preside nos exhorta con su palabra y nos invita a
imitar aquellos ejemplos. Después nos levantamos todos a una, y elevamos nuestras oraciones. Al
terminarlas, se ofrece el pan y el vino con agua como ya dijimos, y el que preside también eleva sus
preces (súplicas) con todas sus fuerzas y acciones de gracias, y todo el pueblo exclama: Amén.
Entonces viene la distribución y participación de los alimentos consagrados por la acción de gracias
y su envío a los ausentes por medio de los diáconos. Los que tienen bienes y quieren dar, dan
libremente lo que cada uno quiere y lo que se recoge, se deposita en manos del que preside, y él
socorre a los huérfanos y a las viudas y a aquellos que. por enfermedad o por otro motivo, se hallan
necesitados, como también a los que se encuentran en las cárceles y a los huéspedes que vienen de
lejos; en una palabra, toma el cuidado de todos los indigentes‖ (Primera Apología, 67). Notemos las
funciones de los presidentes: predicación y exhortación, dirección de las oraciones públicas y
consagratorias, recepción del dinero recogido a fin de administrarlo a favor de los pobres de la
comunidad siendo su cuidador. Nada nos hace dudar que estas mismas funciones también las
realizaban las mujeres que presidian las comunidades que se reunían en sus casas.
las catapultaban a la visibilidad, a la dirigencia y a la proclamación11.
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11. El hecho de que las reuniones cristianas se desarrollaran en casas propició que estas mujeres
‗‗pudieran desempeñar funciones públicas sin desafiar abiertamente la estructura social, sustentada
en la división según el género de los espacios públicos y privados. Este modo de organización
contribuyó a reforzar el protagonismo de las mujeres cuyas tareas de dirigencia podían verse como
una extensión de sus actividades en el ámbito de la casa‖. Estévez: p. 143. Op. Cit.
Capítulo 6
Mujeres líderes en el
ministerio de Pablo
Para Pablo, la nueva realidad que trajo Cristo significa que ahora ―ya no hay judío ni
griego; ni esclavo ni libre; ni hombre ni mujer, ya que todos son uno en Cristo Jesús‖
(Gal 3:27,28), lo que significa que en la comunidad cristiana ya no hay diferencias ni
de raza, ni de clase social, ni de género, pues todos somos uno. Esta nueva realidad
chocaba frontalmente con los valores dominantes de la sociedad helenista, de los
cuales Pablo había participado también. Existía un tópico retórico sobre ―los tres
motivos de gratitud‖, que se atribuían a Tales o a Platón, que decía: ―Porque he nacido
ser humano y no bestia, hombre y no mujer, griego y no bárbaro‖. Después de su
conversión y al aprender sobre Jesús y su movimiento, toda la equivocada concepción
humana que poseía el apóstol fue transformada: ahora se veía siendo uno con un grupo
humano al que antes despreciaba, las mujeres.
Esta nueva realidad existencial permitió a Pablo promover y elogiar el liderazgo
femenino en sus comunidades y una de las formas en que lo hizo fue haciendo espacio
en ellas para que se oyera la voz de la mujer a través de la profecía (1 Co 11:5). A
través de sus cartas podemos conocer a algunas mujeres que no estaban silenciadas en
las congregaciones y mucho menos inactivas bajo la sombra de los varones. Al
contrario, estas mujeres son elogiadas por su esfuerzo, liderazgo y fruto obtenido por
sus labores de servicio. Ya hemos mencionado a Lidia y a Priscila, esta última
denominada por el apóstol como ―su colaboradora‖ en Romanos 16:3 (título que Pablo
también le concede a Timoteo en 2 Tim 4:21). En este apartado mencionaremos a
alguna cuantas más que trabajaron al lado de Pablo y que, por lo tanto, ejercieron el
liderazgo de manera tan admirable que al apóstol no le quedó más que reconocer su
loable labor y colocarlas como ejemplo ante todas las comunidades cristianas.
Febe (Ro 16:1, 2). Mujer influyente en la iglesia de Céncrea (Corinto), es llamada
por Pablo ―hermana‖, ―diákonos” y ―bienhechora‖. Al llamarla ―hermana‖, Pablo está
reforzando su autoridad como líder local, reafirmando su contribución en el anuncio
del evangelio y su papel de dirigencia (Flp 4:21), así como señalando su función en la
animación comunitaria y su labor para reforzar los lazos de lealtad internos1. Con el
título de ―diákonos‖ Pablo la está reconociendo como servidora, ―ministra‖, de la
iglesia en Cencreas tal como lo hiciera con Timoteo (Flp 1:1), Apolos (1 Co 3:5),
Epafras (Col 1:7), con él mismo (1 Co 3:5; Ef 3:7; Flp 1:1) y con Jesús (Ro 15:8). Este
título dado por Pablo a Febe, suele definir, en general, una función eclesial importante
y reconocida: Este título es empleado por Pablo, siguiendo un uso profano, para
definir el rol de la autoridad civil puesta al servicio de Dios (Ro 14:4-6). Si Febe es
llamada diaconisa de la Iglesia de Céncreas, significa que en esa comunidad ella
realizaba y cumplía con un rol influyente y reconocido, característico de los
responsables locales2.
No debemos confundir la labor de diaconía de Febe con la labor diaconal que surge
en la Iglesia del siglo III (Orden de las diaconisas). mucho menos con la labor que
existe hoy en muchas iglesias cristianas bajo la designación de ―diaconado‖, pues
sencillamente no son lo mismo. Habíamos visto que en el primer siglo Pablo, Apolos,
Timoteo y aún Cristo son llamados “diákonos”, es decir servidores de Dios puesto
que en ese tiempo ―diákonos‖ es una palabra que designa un servicio general en la
Iglesia, en el caso de Febe este servicio habría consistido en predicar/enseñar y velar
por las iglesias, según Elisabeth Shüssler Fiorenza3, responsabilidades que no están
ligadas al diaconado actual4.
Por último, se le da el título de ―bienhechora‖, ―benefactora‖, ―protectora‖ (gr.
prostatis)5. Febe, como protectora, habría acogido a Pablo y a otros misioneros en su
casa de Céncreas, y probablemente también les facilitaría el acceso a personas
influyentes de su ciudad o de otros lugares. Esto es lo que habrían hecho otras mujeres
o varones considerados patrones o benefactores. Las funciones desempeñadas por
estos bienhechores, varones y mujeres, habría sido muy útil para la extensión y
consolidación del movimiento cristiano. Y nos habla de la ayuda que habría podido
___________________________
1. Ibid. pp. 176, 177.
2. Bautista: pp. 100, 101. Op. Cit.
3. ―La labor exacta de un diácono en esta época no está clara, pero podría haber incluido no sólo
servicios ministeriales locales sino también una especie de representación oficial de la comunidad.
Este parece ser el caso aquí, ya que Febe está a punto de emprender un viaje, siendo este el motivo
que impulsa a Pablo a escribir la carta. Febe podría haber viajado por motivos personales o por
asuntos de las iglesias de Céncreas y Corinto‖. Madigan, Kevin; Osiek Carolyn. Mujeres ordenadas
en la Iglesia primitiva... p. 34.
4. Rafael Aguirre, hablando sobre este punto, afirma: ―Cuando [Pablo] llama a Febe diácono no es
correcto entenderlo como si de una función eclesial subordinada se tratase, por ejemplo, de atender a
los pobres, a los enfermos y ayudar a vestir y desvestir a las mujeres en su bautismo. Así será en los
siglos posteriores el papel de las diaconisas. Pero en el sentido paulino, el diácono es responsable de
toda la iglesia e implica el oficio eclesial de ministrar y enseñar. Del movimiento de Jesús a la
Iglesia cristiana (Estella: verbo Divino, 2008), p. 225.
5. Elsa Tamez refiriéndose a “prostatis” dice: ―Este era un título de honor y autoridad en la
antigüedad, y se refería a personas a las cuales otros se subordinaban. Pablo reconocía su estado de
subordinado de Febe‖. Tamez: p. 104. Op. Cit.
prestar a nivel económico, social y jurídico. Es decir, Febe ha podido desempeñar
tareas de patronazgo y contar con cierta influencia, que puso al servicio de quienes
llegaban a su casa. Si bien el patronazgo que esta mujer pudo ejercer no tiene que
entenderse necesariamente como ―presidente‖ de una asamblea litúrgica, lo que sí está
claro es que habría recibido honor, prestigio y autoridad, por los actos con los que ha
beneficiado a la comunidad6. Su prestigio en la comunidad de Céncreas la hacía digna
de un recibimiento especial por parte de los cristianos de Roma.
María, Trifena, Trifosa y la amada Pérsida (Ro 16:6, 12). En la misma carta a los
romanos, Pablo envía saludos a una tal María, ―que se ha afanado mucho por ustedes‖.
―Afanarse‖ o ―trabajar‖ (como lo traducen algunas versiones) es una traducción del
verbo griego ―kopiao”, empleado por Pablo para designar el trabajo misionero o
pastoral dentro de una comunidad7. María y las otras tres mujeres saludadas por el
apóstol son mujeres que, de una u otra forma, han aportado una contribución
importante a la obra de evangclización, y el apóstol Pablo lo reconoce abiertamente en
su carta a los romanos8. Estas mujeres, aunque pasan desapercibidas hoy en día,
disfrutaban de un reconocimiento especial en las primeras comunidades, eran
conocidas en varias ciudades y mantenían siempre una actitud de entrega y trabajo
(hasta el cansancio) a favor de la obra misionera y de los predicadores itinerantes
como Pablo. Es interesante notar que Pablo en 1 Tes 5:12, 13 ordena a la iglesia que se
someta a los que trabajan (se afanan) entre ellos presidiéndolos y amonestándolos
(instruyéndolos), es decir ―haciendo uso de la palabra autoritativa‖. Podemos afirmar
entonces que estas mujeres presiden, dirigen, cuidan y educan a sus comunidades
mediante la enseñanza/predicación y cuentan con el sometimiento de sus respectivas
comunidades (con el respaldo y aprobación del mismo apóstol).
Junia (Ro 16:7). La duda acerca de si este personaje es varón o mujer y si fue o no
apóstol es moderna. Tanto las tradiciones antiguas (Vulgata. Sahídico, copta y las
versiones siriacas) como los comentadores patrísticos han sido unánimes en leer el
nombre de Junia como femenino, un dato que concuerda con el hecho de que Junia es
un nombre común romano de mujeres de una familia aristocrática, o de esclavas
___________________________
6. Estevez: p. 153. Op. Cit. ―A Febe también se le llama prostatis, benefactor o patrón de Pablo y
de muchos otros. Esto le sitúa en el sistema social del patronazgo como un personaje de un estatus
relativamente elevado, con quien Pablo está en deuda por la ayuda económica prestada. Es decir, es
relativamente adinerada y probablemente tenga un rango social más elevado que Pablo‖. Madigan;
Osiek: p. 34. Op. Cit.
7. Llama la atención que Pablo usa el verbo “kopiao” (trabajar, fatigarse) para describir también
su propio trabajo misionero (1 Co 15:10; Gal 4:11; Flp 2:16; Col. 1:24), así como para designar el
trabajo apostólico de los que tienen autoridad en la comunidad (1 Co 16:16; la 1 Tes 5:12).
8. Bautista: p. 102. Op. Cit.
liberadas de la misma9. Ahora bien, esta mujer ¿fue apóstol? Sabemos que aparte de
los doce apóstoles existieron otros líderes a los que también se les concedió este título:
Bernabé (Hch 14:4-14), Silas y Timoteo (1 Tes 1:1; 2:6), y Apolos (1 Co 4:6-9). Los
que rechazan el otorgarle el título de apóstol a Junia (y a Andrónico) interpretan el
verso como si se dijera que ambos ―fueron estimados o conocidos entre (por) los
apóstoles‖. En cambio, los que ven a ambos personajes como apóstoles interpretan el
texto como si Pablo estuviera reconociendo que ambos ―son estimados o notables
entre los apóstoles‖.
Para resolver este ―complejo‖ caso y ponerle fin a la duda de si Junia era o no una
apóstol leamos lo que tiene que decir un Padre de la Iglesia como Juan Crisóstomo
(347-407), considerado el mejor orador de la Iglesia patrística y uno de los cuatro
doctores de la Iglesia oriental. Su cercanía a Junia en tiempo y su conocimiento más
perfecto del idioma en que se escribió en N.T. lo convierten en una voz confiable en
cuanto a este asunto. Comentando acerca de Junia no duda de que esta mujer es no
sólo apóstol, sino además ―prominente entre ellos‖: ―Cuán grande es la devoción de
esta mujer, que ha sido encontrada digna del título de apóstol‖10. Para Crisóstomo, ella
es digna de un gran honor porque ha sufrido prisión como el apóstol Pablo, en ella y
en Andrónico se ven las marcas del verdadero apostolado, que no son otra cosa que los
riesgos y peligros que la misión conlleva. Por el hecho de haber sido compañeros de
cárcel con Pablo, compartiendo con él muchos peligros, son llamados ―apóstoles‖. La
reflexión de Crisóstomo nos sitúa, por consiguiente, ante una mujer apóstol,
probablemente casada, y que contribuyó con su enseñanza y su vida cristiana a la
extensión y consolidación del Evangelio11.
Aparte de estas mujeres, Pablo tuvo como colaboradoras a otras muchas más. Los
nombres de algunas de ellas han quedado registrados en sus epístolas, aunque de
manera rápida y con muy pocas descripciones de sus funciones. Algunas de estas
mujeres son Cloe (1 Co 1:11): mujer rica que toma la iniciativa de enviar emisarios
(que serían sus esclavos) a Pablo a fin de informarle la [mala] situación de la iglesia.
El hecho de que Pablo la mencione en su carta pone de manifiesto que ella habría
tenido una función importante en la iglesia de Corinto y el apóstol da crédito a sus
palabras, e incluso se apoya en ellas para responder a esta comunidad12. Ninfas, quien
___________________________
9. Estévez: p. 185. Op. Cit.
10. Chaparro, Jhonatan. Ejercicio del ministerio de la mujer en lo Iglesia. Perspéctiva Bíblica
(Lima: JHAS, 2011), p. 100.
11. Bernabé, Carmen (Ed.). Mujeres con autoridad en el cristianismo antiguo (Estella: Verbo
Divino, 2007), pp. 81, 82.
12. Ibid., 71.
es mencionada por Pablo en Col 4:15, siendo ella una mujer que acoge en su casa a la
iglesia de Laodicea y por lo que hemos venido mencionando ella, por acoger a la
iglesia, habría sido también una líder con autoridad pues quienes ofrecían sus casas
como lugar de referencia para las comunidades cristianas eran considerados maestros
y se les reconocía su autoridad y su función de dirigencia. Ninfas, como dirigente de la
comunidad que se reúne en su propia casa, habría velado también por asegurar la
solidaridad intragrupal y la lealtad del grupo13.
En su carta a los filipenses (4:2), Pablo exhorta a dos mujeres, Evodia y Síntique,
colaboradoras suyas en el ministerio, a que unifiquen sus criterios, es decir, a que
tengan ―el mismo sentir que hubo en Cristo Jesús‖ (2:5). Ambas son mujeres con un
liderazgo indiscutible en la comunidad de Filipos y, en general, en el movimiento
cristiano. Ambas lucharon juntamente con el apóstol a favor del evangelio, y son
dirigentes en su comunidad. De ahí que el apóstol estuviera preocupado por sus
desavenencias, ya que su conflicto no es indiferente para la vida comunitaria ni para el
testimonio hacia fuera14. Pablo las invita a que se pongan de acuerdo y mantengan la
unidad del equipo de colaboradores (en el cual también estaría Clemente) y por
consecuencia, de toda la iglesia. Otras mujeres con autoridad vinculadas al ministerio
de Pablo son Apia (Flm 1:2), Claudia (2 Tim 4:21), la madre de Rufo, Julia y la
hermana de Nereo (Ro 16:13, 15).
Concluyendo esta segunda parte, hemos observado la actitud abierta y novedosa
hacia las mujeres que tanto Jesús como Pablo tuvieron en sus ministerios. La apertura
del Maestro de Galilea hacia las ellas fue una de las revoluciones que él inició a través
de su movimiento mesiánico y que Pablo, fiel a esa tradición, continuó
admirablemente. De esta manera, se puede decir que en ningún momento de su
ministerio Pablo resultó misógino, sino que, al contrario, proclamó la igualdad ante
Dios de hombres y mujeres y, por lo tanto, su igual responsabilidad para responderle y
servirle. Por ello, toda expresión cristiana actual que no contenga estas características
liberadoras hacia la mujer, cae bajo la sospecha de no estar siguiendo fielmente con la
praxis de Jesús.
___________________________
13. Ibid., 69.
14. Ibid., 77.
Tercera parte
Empiezan los cambios:
Las epístolas post y
deuteropaulinas y los
Padres
Capítulo 7
Razones del cambio y el
papel de las epístolas
Las cartas de Pablo nos muestran su total apertura al liderazgo que las mujeres
ejercían en las primeras comunidades. Escribiéndole a los cristianos de Corinto les
dice que las mujeres ―oren y profeticen con la cabeza cubierta‖ (1 Co 11:5), a pesar de
los inconvenientes que las mujeres estaban ocasionando por orar y profetizar sin velo.
Él no les prohíbe profetizar en público, sino que regula la práctica ordenando que se
respeten las convenciones sociales y culturales de la ciudad (el uso del velo y/o el uso
del cabello largo). Su postura a favor de que las mujeres presidan, enseñen y ejerzan
autoridad en las iglesias hace que lo escrito en 1 Co 14:33b-35 (―que las mujeres
guarden silencio en las iglesias...‖) aparentemente contradiga esta actitud. Pero nada
más alejado de esto, hoy son muchos los biblistas que consideran estas palabras como
una interpolación1 posterior pues van en contra de lo que las mismas cartas de Pablo
manifiestan acerca de su actitud hacia las mujeres.
Aproximadamente en el año 66 d.C. muere Pablo decapitado en Roma, según la
tradición, y de acuerdo a los mejores exégetas dejando escritas siete cartas: 1
Tesalonicenses, 1-2 Corintios, Gálatas, Filemón, Romanos y Filipenses2. Después de
él, las iglesias fundadas por el apóstol, así como las que se identificaban con su
teología, poco a poco se fueron alejando de sus enseñanzas. Por ejemplo, la iglesia de
los corintios, aproximadamente para el 96 d.C., continuaba con sus problemas de
división y aun los habían empeorado pues un grupo importante de jóvenes laicos se
habían sublevado contra sus ancianos (presbíteros), destituyéndolos de sus funciones,
ocasionando el debilitamiento del testimonio de esta iglesia ante las demás y
ganándose una dura reprensión por parte de Clemente, obispo de la iglesia de Roma3.
___________________________
1. Autores como G. Fee, Elsa Tamez y Rubén Aguirre sostienen esta posición. Jhonatan Chaparro
explica que con interpolación ―estamos hablando de un añadido (gr. glosa) al texto que
originalmente no estaba. Generalmente esto se da cuando un copista añadía una frase aclaratoria en
uno de los márgenes de la copia. Con el tiempo, otros copistas incluían ese comentario como parte
integral del texto bíblico. Esto no es nuevo, ya se han descubierto varias interpolaciones, muy bien
documentadas, sobre textos del N.T. como son: Mc 16:9-20; Jn 5:3b, 4; l Jn 5:7, 8‖. Chaparro: p.
118, 119. Op. Cit.
2. Quesnel, Michel. Pablo de Tarso (Buenos Aires: Ciudad Nueva, 2009). pp. 12, 13.
3. La carta de Clemente a los corintios, en palabras de Johannes Quasten ―es uno de los más
importantes documentos del periodo que sigue inmediatamente a la época de los apóstoles, la
Por esa misma época, las iglesias de Éfeso y Laodicea4, iglesias evidentemente
paulinas, serían reprendidas también, esta vez por Juan, por haber dejado de amar a su
Señor y por haber abrazado la tibieza espiritual (Ap 2:4, 15, 16).
En cuanto al liderazgo femenino en las iglesias fundadas e influenciadas por Pablo,
fue algo que empezó a restringirse poco a poco después de la muerte del apóstol. Las
iglesias gentiles, que en su mayoría eran paulinas, fueron alejándose de aquella
comunidad de iguales anunciada por Jesús y predicada por Pablo 5. En este capítulo
describiremos cómo se fue dando este proceso de alejamiento mencionando las
razones por las que se dio y las consecuencias funestas para todo el movimiento
iniciado por Jesús. Las razones de este cambio perjudicial para la Iglesia, y más para
las mujeres, fueron: la presión externa sociocultural, en la que jugarán un importante
papel las cartas postpaulinas (Efesios. Colosenscs y 1 Pedro)6; las luchas internas por
el poder, aquí entran en escena las cartas deuteropaulinas (las Pastorales) y la
institucionalización de la Iglesia, en donde influirá grandemente el pensamiento y
enseñanza de los Padres Apostólicos y de los Padres de la Iglesia. Esta última razón la
estudiaremos en los próximos capítulos.
En la sociedad de la época, las comunidades cristianas eran mal vistas y criticadas por
minar los cimientos de la sociedad grecorromana, proclamar la desobediencia al
paterfamilias y echar abajo la estructura de la casa. Al darle liderazgo, protagonismo y
hasta una cierta independencia a la mujer, el cristianismo le devolvió su voz tanto en
la esfera privada como en la pública. Por lo tanto, la figura de la mujer en estas
comunidades era especial objeto de atención para los paganos. Uno de ellos, el
filósofo Celso (s. II), se quejaba de que las mujeres cristianas alteraban lo establecido
___________________________
primera pieza de la literatura cristiana, fuera del Nuevo Testamento, de la que constan históricamente
el nombre, la situación y la época del autor‖. Patrología I. Hasta el concilio de Nicea (Madrid: BAC,
1968), s/p. Escrita a finales del siglo I. es una exhortación a los corintios al arrepentimiento por su
mala acción de sublevarse contra sus dirigentes. Clemente califica este hecho de ―cosa abominable y
sacrílega‖ (1:1, 2), ―extraño y ajeno a los elegidos de Dios‖ (1:1), ―detestable sedición no santa‖
(1:1), un ―grave peligro" (14:2). Lo sucedido en la iglesia de esta ciudad evidencia que el esfuerzo
epistolar de Pablo, años atrás, no causó mucho efecto entre sus receptores.
4. La influencia paulina sobre la iglesia de Laodicea puede verse en Colosenses 4:16.
5. Bautista, Esperanza. La mujer en la Iglesia primitiva... p. 168.
6. Según las últimas investigaciones, estas cartas no pertenecen al apóstol Pablo, pero si a su
círculo. En ellas se encuentran los famosos ―códigos domésticos‖, códigos de la época que legitiman
la estructura patriarcal de la casa y el puesto del paterfamilias como señor, padre y amo.
por la sociedad. Por esta razón, el cristianismo estaba siendo visto como subversivo y
peligroso para el orden social pues desestabilizaba a las familias e incitaba a las
mujeres a comportarse ―anti-socialmente‖7. Por ejemplo, en una época en que el
matrimonio y la procreación eran fundamentales para la sociedad patriarcal, el
cristianismo invitaba a las mujeres a mantener su virginidad o a permanecer sin
casarse después de haber enviudado o de haberse separado (1 Co 7). El emperador
Augusto, a principios del primer siglo, había promulgado una ley que obligaba a las
mujeres a seguir los patrones de la casa patriarcal, casarse y tener hijos8. La mujer
debía estar sometida al esposo, subordinado a él y sin opacar su autoridad. Se creía
que la sociedad era la proyección de la casa: ―Tal como va la casa, va la sociedad‖ y si
las mujeres causaban desorden en las casas, la sociedad podría colapsar muy pronto.
El cristianismo le había dado un trato igualitario a la mujer y eso era mal visto por
todos. Los códigos domésticos, códigos cuyo origen se remontan a Aristóteles (384-
322 a.C.), regulaban la administración de la casa (patriarcal) y en ellos estaba
estipulado que el dueño de la casa es el esposo, padre y amo, al cual todos (incluida la
mujer) están obligados a someterse. Estos códigos afirmaban la superioridad y
autoridad del varón, así como la sumisión de la mujer, hijos y esclavos. Por eso, la
casa patriarcal era el ideal de la ideología de la sociedad patriarcal masculina e
imperial o gobernante9. Sólo el varón tenia autoridad, nadie más; era impensable que
una mujer pudiera tener autoridad sobre el varón, siendo este último punto uno de los
temas también proclamado por el cristianismo10.
La fuerte presión exterior de la cultura grecorromana, que veía en las casas-iglesia
una célula subversiva que desafiaba el orden patriarcal y los valores de la sociedad
romana, hizo que los líderes de las primeras comunidades opten por incorporar estos
___________________________
7. Dice Margaret MacDonald: ―El cristianismo primitivo pudo ser visto a menudo como una
amenaza contra la imagen de la mujer ideal, que incluía la virtud de la castidad, la preocupación
cuidadosa por el marido y los hijos y la administración ejemplar de la hacienda‖. Las mujeres en el
cristianismo primitivo y la opinión pagana (Estella: Verbo Divino, 2004), p. 285.
8. Tamez, Elsa. Luchas de poder en los orígenes del cristianismo (San Jóse: DEI, 2004), p. 65.
9. Ibid., 66, 68.
10. Además, las mujeres al participar en las reuniones cristianas se ausentaban de sus casas. Esto
representaba un verdadero mal en aquella época, en la cual ―mujer y casa‖ son casi sinónimos. Su
ausencia, así como el abandono de los deberes del hogar eran vistos como ―sospechoso‖, pues se le
relacionaba con el adulterio. Dice MacDonald: ―Nuestra lectura de las críticas paganas del siglo II
d.C. ha llamado la atención sobre la tendencia que existía de ver el cristianismo primitivo como un
movimiento que violaba el ideal cultural de ‗las mujeres en casa‘. Las mujeres que rechazaban a los
dioses de su esposo para dedicarse al servicio de un Dios llamado ‗el Único‘ eran especialmente
susceptibles de recibir una batería de críticas estereotipadas, desde llamarlas locas charlatanas hasta
presentarlas como adulteras o prostitutas‖ MacDonald: p. 285. Op. Cit.
valores a la vida de la Iglesia. Ellos temían que, si continuaban con una posición
contraria a 1a sociedad, las comunidades cristianas desapareciesen por completo 11. Se
necesitaba edificar una imagen pública que no fuera ―tan subversiva‖, que aceptara el
orden social establecido y que poseyera un lenguaje que el mundo exterior pudiera
entender. En este contexto es que se escriben, desde círculos paulinos posteriores al
apóstol, las cartas a los Efesios, a los Colosenses y 1 Pedro. En estas cartas, sus
autores exhortarán a las iglesias a adoptar los valores de la época, valores que tendrían
consecuencias desafortunadas para las mujeres12.
En la carta a los Efesios (5:21-6:9), escrita aproximadamente entre los años 70-90
d.C., el autor desarrolla la relación entre marido y mujer, padres-hijos y amos-esclavos
usando los códigos domésticos de la época. Usa además referencias teológicas de
forma abrumadora para inculcar la docilidad de la parte sometida13, así como para
suavizar la autoridad del varón (el marido representa a Cristo y la mujer a la Iglesia.
Así como la Iglesia se somete a Cristo, la mujer debe someterse al marido). A los hijos
les corresponde obedecer a sus padres como lo ordena la Ley y los esclavos deben
obedecer a sus amos como si fueran Cristo.
En la carta a los Colosenses (Col 3:18-4:1), escrita aproximadamente en el año 80
d.C., su autor exhorta a la sumisión patriarcal afirmando que ello es ―conveniente en el
Señor‖ (a las mujeres), agradable al Señor (a los hijos) y una actitud respetuosa para
con el Señor (a los esclavos). De esta manera refuerza el orden social de la época,
manteniendo y perpetuando la división social que Pablo veía ya superada gracias a
Cristo (Gal 3:27,28).
En 1 Pedro (2:13-3:7; 5:1-5), escrita aproximadamente a la mitad de la década de los
90 d.C., su autor exhorta a un estilo de vida que respete las principales instituciones
del mundo antiguo: el oikos y la polis, la casa y la ciudad. Todo el documento respira
la preocupación por que los cristianos muestren obediencia y respeto a estas
instituciones y a sus representantes14. Esta preocupación radicaba en el hecho de que
los matrimonios cristianos y la conducta de los esclavos cristianos se encontraban bajo
sospecha. Por esta razón se les exhorta a los creyentes a tener una buena conducta
entre los incrédulos a fin de que esa conducta ―respondiera a las expectativas más
exigentes sobre aquello que es socialmente apropiado‖15. En otras palabras, que se
___________________________
11. Tamez, Elsa. Las mujeres en el movimiento de Jesús... p. 106.
12. MacDonald: p. 278. Op. Cit.
13. Aguirre: p. 233. Op. Cit.
14. Estévez: pp. 166, 167. Op. Cit.
15. MacDonald: p. 234. Op. Cit.
comporten según los códigos domésticos de la época16.
___________________________
20. Ibid., p. 83.
21. Lo que buscaba también el autor era trasladar (como solución) el modelo de la casa greco-
romana a la Iglesia, imponiendo de esta manera la estructura patriarcal de ese entonces. El hecho de
que se le pida al candidato al episcopado ―que sepa gobernar bien su casa‖ (3:4) significará un
cambio en el ―rumbo de la original organización democrática de la „ekklesia‟. Afectará no solo a las
mujeres y esclavos, sino toda la visión liberadora de los principios del Reino de Dios proclamados
por Jesucristo‖, Ibid., p. 174. E. Arens nos dice que en esta estructura el paterfamilias era la
autoridad máxima y todos los miembros de la casa ocupaban su lugar en relación con él. La virtud
por excelencia en el ámbito doméstico era la sumisión, la obediencia absoluta a los miembros
superiores de la familia. Arens, Eduardo, Asia Menor en tiempos de Pablo, Lucas y Juan. Aspectos
sociales para la comprensión del Nuevo Testamento (Córdova: El Almendro, 1995), pp. 84, 85.
22. En una sociedad patriarcal como aquella, eran los hombres quienes dictaminaban la conducta
que las mujeres deberían tener, se sobreentendía que su radio de acción era la casa y que debía estar
ocupada en los quehaceres domésticos, al servicio de los varones de la familia o de la casa, si no
recluida en su telar‖. Ibid.
Capítulo 8
La institucionalización de la
Iglesia y el papel de los
Padres Apostólicos
Lo que estaba ocurriendo en la ciudad de Éfeso, la preocupación por que las mujeres
no enseñen más, era en realidad un asunto social: para fines del siglo primero, la
sociedad romana en general buscaba excluir y silenciar a las mujeres. En esa época,
era tema de discusión la participación de la mujer en eventos públicos. Esto ocurría
debido a que en el primer siglo
oímos a muchos hermanos en la Iglesia, que poseen dones proféticos, y que por
medio del Espíritu hablan toda clase de lenguas, y sacan a la luz para el
beneficio general las cosas ocultas de los hombres, y declaran los misterios de
Dios, que también el apóstol denomina ―espirituales‖, siendo espirituales porque
participan del Espíritu5.
___________________________
1. La Carta completa puede leerse en: http://www.vatican.va/content/john-paul-
ii/es/apost_letters/1980/documents/hf_ip-ii_apl_02011980_patres-ecclesiae.html
2. Orlandis, José. Historia de la Iglesia (Lima; Infobrax. 2006), p. 55
3. Ibid
Orígenes (185-254), ―el espíritu más universal de su tiempo‖4 y considerado Padre
sólo por la Iglesia de Oriente, tenía una visión pesimista de la mujer: las veía como
seres inferiores por naturaleza. El gran teólogo norafricano y contemporáneo suyo,
Tertuliano (160-220), alguien ―contrario a conferir a la mujer el derecho a enseñar en
la Iglesia y administrar los sacramentos‖5, confiesa el odio que profesa a la mujer con
estas palabras: ―¡Eres tú la primera que ha tocado el árbol, traicionando la ley de Dios!
¡Eres tú quien ha persuadido a Adán, poique el diablo no se atrevía a atacarlo de
frente! También dirá:
¿Y no sabes tú que eres una Eva? La sentencia de Dios sobre este sexo tuyo vive
en esta era: la culpa debe necesariamente vivir también. Tú eres la puerta del
demonio; eres la que quebró el sello de aquel árbol prohibido; eres la primera
desertora de la ley divina; eres la que convenció a aquél a quien el diablo no fue
suficientemente valiente para atacar. Así de fácil destruiste la imagen de Dios, el
hombre. A causa de tu deserción, incluso el Hijo de Dios tuvo que morir6.
En la mente de Epifanio las mujeres son débiles, poco fiables y no son inteligentes:
―A la verdad, las mujeres son una raza débil, poco fiable y de inteligencia mediocre.
Una vez más ventos como el diablo sabe cómo hacer que las mujeres den a luz
enseñanzas ridiculas‖8.
___________________________
4. Campenhausen, Hans. Los padres de la Iglesia I. Los Padres Griegos (Madrid: Ediciones
Cristiandad, 1974), p. 54.
5. Figueiredo: pp. 236, 237. Op. Cit.
6. Tertuliano, “De Culta Feminarum”, 1.1.
I idea, aunque errónea, ya se encontraba en el siglo IV en la enseñanza de Epifanio.
7. Esta idea, aunque errónea, ya se encontraba en el siglo IV en la enseñanza de Epifanio.
8. Epifanio, Panarion 79§ 1, 2, 3.
El célebre Agustín (354-430), ―el hijo más distinguido de la iglesia antigua‖9,
enseñaba que por la ―ley natural‖ las mujeres deben servir a los hombres,
argumentando que ellas solamente serán imagen de Dios a través de sus maridos10.
Hablando de Eva afirma que ella es ―la tentadora, de quien debemos cuidamos en toda
mujer‖. El obispo de Hipona confesaba que no alcanzaba a ver qué utilidad podía tener
la mujer para el hombre, si se le excluye la función de concebir niños. Para él, ―las
mujeres no deben ser iluminadas ni educadas en forma alguna. De hecho, deberían ser
segregadas‖. Evidentemente, Agustín, quien nació en el tiempo de la iglesia
institucionalizada y patriarcal, siguió los clásicos principios que regulaban la vida en
la cultura romana (los códigos domésticos) y apoyándose en ellos lanzó sus
equivocadas afirmaciones.
Juan Crisóstomo (347-407), apodado ―Boca de oro‖ por ser uno de los mejores
oradores que haya tenido la Iglesia griega, no es más cariñoso con las mujeres:
―Soberana peste es la mujer, dardo del demonio. ¡Por medio de la mujer el diablo ha
triunfado de Adán y le hizo perder el Paraíso!‖. En sus tiempos de joven clérigo
escribió su tratado De Sacerdotio, en el cual afirma:
Para él, el sacerdocio le queda muy grande a la mujer como para que ella pretenda
portarlo y la excluye del servicio ministerial ofrecido a Dios y a la Iglesia. En su
estudio11 sobre 1 Timoteo 2:11-15 llega a las siguientes conclusiones en cuanto a la
mujer en la Iglesia:
Pablo ordena a las mujeres mantener silencio en la Iglesia porque están sujetas a los
hombres.
Las mujeres están sujetas porque son seres más débiles y de mente variable.
Las mujeres que hablan en público también son ofensa contra la razón común y las
costumbres recibidas.
Las mujeres deben mantener silencio porque están sujetas al hombre.
Las mujeres muestran su sumisión mediante el silencio.
En toda forma los hombres son más prominentes que las mujeres.
La mujer fue sujeta por Dios porque trabajó nuestra ruina en el paraíso.
En Eva todas las mujeres pecaron y todas las mujeres fueron castigadas con la
sujeción.
La esperanza de una mujer para la salvación está en tener hijos.
Toda la raza femenina pecó con Eva, pero se redimen al criar hijos.
Cuando leemos las afirmaciones anteriores nos quedamos asombrados y dudamos que
algo así pueda haber salido de aquellos a los que consideramos los pilares de la fe
cristiana. Pareciera que los Padres se hubiesen olvidado de la praxis liberadora de
Jesús, su acercamiento a las mujeres, el encargo de anunciarles a sus discípulos que Él
había resucitado y la presencia de estas como lideresas en las primeras comunidades
cristianas. En ellos podemos apreciar la victoria de la cultura patriarcal sobre los
principios y el espíritu del evangelio. Casi todos los Padres las ven como débiles tanto
en el cuerpo como en el intelecto, con tendencia al pecado y a la herejía, sexualmente
provocadoras y un peligro en potencia a los devotos hombres cristianos 13.
___________________________
8. Epifanio, Panarion 79§ 1, 2, 3.
9. Ibid.
10. Boyer: p. 2016. Op. Cit.
11. Geruza, Silvia, Um outro gênero de Igreja... p. 25.
12. Wijngaards, John. ―Las mujeres fueron consideradas criaturas inferiores‖ en Wijngaards
Institute for Catholic Research, acceso el 10 de marzo de 2015,
http://www.womenpriests.org/sp/traditio/inferior.asp
13. Los Padres pertenecieron a una cultura en donde la mujer vivía al margen del ejercicio
filosófico, médico o literario. En esta cultura, ella vivía reservada a las gestiones de la casa, o al
cuidado de los niños. Entre los griegos, la mujer era degradada a tal punto que los hombres decían
que las mujeres eran la encarnación del mal. No tenía derecho a recibir educación, era comprada y
vendida como cualquier otro objeto material, no tenía derecho a heredar y era considerada de poca
En la opinión general de los Padres las mujeres no podían ser consideradas para la
ordenación y el ejercicio de cargos púbicos por: 1. Ser criaturas inferiores ―por
naturaleza y por ley‖. 2. El pensamiento de que el castigo por el pecado de Eva las
mantenía en sujeción para siempre, y 3. Ser vistas como seres ritualmente sucios;
debido a sus períodos de menstruación14.
Pero este pensamiento y conducta contrarios a las mujeres, sabemos, no forman
parte ni de la praxis ni del mensaje de Jesús, por lo cual no podemos llamarlos
cristianos. Los Padres fueron influenciados grandemente por los filósofos griegos de la
antigüedad, ellos absorbieron de su pensamiento como buenos ciudadanos del Imperio
y miembros de la cultura grecorromana en la cual se movieron15. Las posturas de estos
filósofos, no olvidemos, fueron las que dieron origen v consolidaron los códigos
domésticos que también los Padres conocieron y que para sus épocas ya estaban
firmemente arraigados en la Iglesia. Códigos que, cristianizados (teologizados)
llegaron a ser un peso enorme para la mujer16. A continuación, echaremos una mirada
al pensamiento filosófico griego que llegó a ejercer notable influencia en los Padres de
la Iglesia.
___________________________
importancia y sin derecho a realizar ningún tipo de transacción comercial. Esta situación cotidiana de
la mujer en la sociedad, llevó a los pesadores griegos a decir que el nombre de una mujer debía ser
encerrada en su casa tal como su cuerpo. Los grandes pensadores griegos, de los cuales la
civilización occidental se considera heredera intelectual, se expresaron duramente hacia ella.
Lamentablemente, los Padres a través de su teología, siguieron los pasos de estos pensadores.
Esperanza Bautista señala que ―Los Padres no se ven libres de la influencia de estos planteamientos
culturales y, respecto del problema femenino, presentan una antropología de corte dualista y dos
niveles de igualdad diferentes entre el varón y la mujer‖. Esta autora no llega a afirmar con
rotundidad que los Padres tuviesen una consideración negativa, global y exclusiva, de la mujer, ―sino
que es preciso matizarla situándola también en el contexto de esa concepción pesimista de la
sexualidad y del matrimonio [presente en el pensamiento pagano antiguo]. Bautista: pp. 166, 167.
Op. Cit.
14. Geruza: p. 21. Op. Cit.
15. ―Los Padres consideran al varón como paradigma del ser humano y a la virilidad como
símbolo de lo divino, mientras que lo femenino es visto como símbolo de la realidad terrena,
corpórea y camal [...]. En sus planteamientos filosóficos y teológicos suele presuponerse la
inferioridad natural de la mujer; su forma de resolver el dilema entre este presupuesto y la doctrina
evangélica de la igualdad entre los sexos suele consistir en presentar a la mujer cristiana en 'progreso'
hacia el 'varón perfecto', que es la madurez de la plenitud de Cristo (Ef 4:13)‖. Bautista: p.148. Op.
Cit.
16. Los Padres siguen la novedosa línea que el cristianismo ya había empezado cuando aceptó las
antiguas ideas sobre la mujer, ideas alejadas de la exigencia evangélica de la igualdad de los sexos.
Dice Esperanza Bautista: ―Al hacerlo, caen inevitablemente en contradicciones pues intentan
conciliar la asunción de estas ideas sobre la mujer con su defensa frente a la inmoralidad y los abusos
Aristóteles (384-322 a.C.) en su Política escribió:
Una vez más, el varón es por naturaleza superior y la hembra inferior. Uno
dirige y la otra es dirigida [...]. Los de clase baja son por naturaleza esclavos, y
es mejor para ellos, como para todos los inferiores, estar bajo el mando de un
amo17.
De aquellos que nacieron como hombres, todos los que fueron cobardes y se
pasaron la vida haciendo maldades fueron transformados, en su segundo
nacimiento, en mujeres [...]. Tal es el origen de las mujeres y de todo lo que es
femenino19.
Estas ideas eran en realidad, el pensamiento de toda la cultura griega y los Padres,
como buenos hijos de su época, se movían en él20. Otra gran influencia que dominaba
el pensamiento de los Padres fue la mentalidad romana. En la antigüedad, el
pensamiento romano estaba expresado en las Leyes del Derecho Romano, y en él, la
mujer era considerada incapaz, totalmente excluida del mundo y de la sociedad. Esta
___________________________
de que era víctima. Esto hizo que el pensamiento tradicional de la mujer (así como del matrimonio)
estuviese muy influenciado por los datos culturales paganos, hasta el punto de llegar a incorporarse
como verdades cristianas, aunque en realidad eran paganas‖. Ibid., p. 138.
17. Geruza: pp. 75, 76. Aristóteles también llega a afirmar que las mujeres no son seres humanos
completos, y que la naturaleza de la mujer no es la de una persona humana completa. Como
resultado, la mujer es naturalmente deficiente, no se le puede tener confianza y se le mira de una
manera inferior.
18. Serven, Carmen; Bados, Concepción; Noguera, Dolores; Sotomayor, M.ª Victoria [Eds.], La
mujer en los textos literarios (Madrid: Ediciones Akal, 2007), p. 36.
19. ―Los derechos de las mujeres a lo largo de los siglos‖, en Amnistía Internacional, acceso el 28
de marzo de 2020, http: www.amnistiacatalunya.org/edu/es/historia/inf-mujeres-citas1.html
20. Se dice que Orígenes fue un discípulo de Platón y Aristóteles, y que no escondía, como hemos
visto, su interpretación de la mujer como un ser inferior. Por otro lado, vemos en Agustín un abierto
neoplatonismo en sus escritos.
exclusión se debía a una incapacidad de hacer que su descendencia alcanzara la
ciudadanía. La mujer tenía sus leyes dictadas siempre a partir del sexo masculino. En
el matrimonio, el hombre se convertía jurídicamente en un padre: un jefe de familia, el
señor de la casa, a cuyo poder la mujer y sus propios hijos se someten 21.
Será esta influencia grecorromana la que fortalecería la jerarquía eclesial centrada
en el varón y la que se impondría como enseñanza divina para los cristianos. Las
mujeres seguirían experimentando la penosa marginación respaldada por los
―representantes‖ de Cristo y sometidas a una estructura opresora y dominante que
aseguraba el poder a los hombres, alejada de los principios promovidos por el
movimiento de Jesús, pero por todos aceptada debido a su cristianización por parte de
los mejores pensadores de la Iglesia22.
___________________________
21. Geruza: pp. 81, 82. Op. Cit.
22. La filosofía griega llegó a ser adoptada por la iglesia gracias a la labor ―pedagógica‖ los Padres
y con ello se reforzó la inferioridad de la mujer, además la Ley Romana se convirtió en la base para
las leyes de la Iglesia, concediéndole a la mujer un estatus social bajo.
Cuarta parte
La Reforma y las mujeres
Capítulo 10
Las mujeres en el
pensamiento de
Lutero y Calvino
Martín Lutero
Lutero, movido por su convicción de que tanto hombres como mujeres son iguales
ante Dios (iguales en culpa e iguales en cuanto a los beneficios/responsabilidades de la
salvación) promovió una cierta ―liberación‖ e ―inclusión‖ de la mujer en los campos
académicos y religiosos. Pero, a pesar de estas innovaciones, pareciera que la imagen
que el posee de la mujer es ambigua: por un lado, alaba sus virtudes y defiende sus
derechos cristianos y sociales y por otro, la acusa e insulta por el simple hecho de ser
mujer.
En una época en que la educación formal estaba limitada exclusivamente a los niños
varones, y pocas niñas tenían la oportunidad de estudiar Lutero afirmaba que las niñas
también debían ser instruidas, tanto dentro de la Iglesia como en las escuelas, insistió
en que se les enseñara el latín y que se les ofreciera la misma formación que los
varones recibían. Él deseaba que también las mujeres se formaran como maestras pues
con pocas excepciones sólo los varones servían como maestros en las escuelas3. Pero,
como buen hijo de su época, Lutero creía que las niñas después de clases debían
―atender debidamente los quehaceres del hogar‖, mientras que los muchachos debían
―trabajar en la casa, aprender un oficio, o lo que se quiera‖. A pesar de esta
diferenciación doméstica, en la Iglesia, ambos (hombres y mujeres), podían llegar a
ser ―maestros y maestras, predicadores u otros funcionarios eclesiásticos‖. A las niñas
que sobresalieran en los estudios, ordenó Lutero que se les permita estudiar ―más
intensamente y por más tiempo o que se dediquen por completo al estudio, como
leemos de los santos mártires que educaron a Santa Inés, Ágata, Lucía y otros‖4.
___________________________
2. Wisløff, Carl. El Ministerio Eclesiástico y el Sacerdocio Universal (Sucre: SETELA, 2008), p.
57.
3. Brondos, David. ―La educación liberadora‖, en Martin Lulero y la Reforma de la Iglesia-
Presentación de La Unidad VI (Ciudad de México: SEMLA, s/a), p. 4.
4. Lutero, Martín. ―La necesidad de crear y mantener escuelas cristianas: Exhortación a las
autoridades municipales de Alemania‖, en Obras de Martin Lutero, Tomo VII (Buenos Aires:
Publicaciones El Escudo: 1977). pp. 21-41.
Hablando de la comunidad cristiana, el Reformador enseña que esta ―no debe ni
puede estar sin la Palabra de Dios‖ y por ello, ―debe disponer de maestros y
predicadores que la promuevan‖. Para él, los cristianos (tanto hombres como mujeres)
están en la misma posición ante Dios y, por lo tanto, ―no se puede negar que cada
cristiano tiene la Palabra de Dios, ha sido enseñado y ungido por Dios para ser
sacerdote, como dice Cristo en Juan 6...‖ Así, las mujeres cristianas tienen también
una función sacerdotal en el movimiento protestante, función que les acarrea
importantes responsabilidades: ―Si tienen la Palabra de Dios y han sido ungidos por él,
también están obligados a confesarla, enseñarla y difundirla‖, esta obligación es ―so
pena de perder su alma y la gracia de Dios‖. En su sermón sobre el Nuevo Testamento
en 1520, enseñó que las mujeres son sacerdotisas ante Dios por su fe en él:
Hablando de 1 Corintios 14:30, 31 Lutero dice Pablo concede a todo cristiano el poder
de ensenar entro los cristianos en caso necesario‖, él veta este pasaje como el
―fundamento seguro que concede a la comunidad cristiana más que suficiente
autoridad de predicar hacer predicar y llamar‖6. En el pensamiento de Lutero la
comunidad es quien elige a su presidente, a sus maestros/predicadores y a quienes
promoverán la Palabra de Dios entre ellos, sean hombres o mujeres.
Lamentablemente, en su época no hubo mujeres pastoras que dirigieran o gobernaran
las comunidades luteranas, pues no se dieron más pasos para su establecimiento.
___________________________
5. Wisløff, p. 57. Op. Cit. Lutero no concebía otro sacerdocio que no fuera el de todos los
creyentes. Para él, el sacerdocio eclesiástico carecía de fundamentos bíblicos. Por ello, hablando de
la capacidad que tienen todos los creyentes para ministrar como sacerdotes ante Dios, él dirá que ―los
que han sido bautizados, pueden gloriarse de estar ya consagrados a ser sacerdotes, obispos y papas‖.
Ahora bien, aunque negaba que sólo unos cuantos fuesen llamados sacerdotes, si afirmaba que sólo
eran unos cuantos los que ejercían el ministerio eclesiástico. Este ministerio no es otra cosa que la
responsabilidad y llamado otorgados por Dios a toda la comunidad cristiana de anunciar la Palabra y
celebrar los sacramentos, la cual llama a algunos hermanos de entre ellos mismos a fin de que se los
administre pues, ―en la Iglesia se necesita a personas que sirvan a Dios con la Palabra y los
sacramentos, sencillamente porque la Palabra necesita que algunos la prediquen y otros que
administren los sacramentos‖, p. 120.
6. Lutero, Martin. ―Derechos de una comunidad cristiana‖, en Obras de Martín Lutero. Tomo VII
(Buenos Aires: Publicaciones El Escudo: 1977), pp. 99-107.
A la vez que transmite esta actitud positiva hacia las mujeres, el Reformador se
expresará muchas veces de forma despectiva hacia ellas:
Las niñas empiezan a hablar y tenerse en pie antes que los chicos porque los
hierbajos siempre crecen más deprisa que los buenos cultivos.
Dios creo a Adán dueño y señor de todas las criaturas, pero Eva lo estropeó
todo7.
Juan Calvino
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10. Calvino, Juan. Comentario de 1 Timoteo.
Para Calvino, la condición de mujer les quita a ellas el oficio de enseñar11 y el
ejercer autoridad y poder en la Iglesia. Es por su naturaleza que ella debe obedecer,
por lo tanto, el enseñar sería en ellas, una usurpación. Para el reformador, existen unas
―normas ordinarias de gobierno‖ impuestas por Dios para su Iglesia y para la sociedad
en general. Estas normas son en sí masculinas: Colocan al varón en puestos de
autoridad (le dan la palabra) y a la mujer la colocan en un lugar de sujeción, quietud y
silencio. En Calvino podemos ver entonces, la misma línea de pensamiento griego
presente en los Padres y la tradicional interpretación de 1 Timoteo que ellos le dieron,
interpretación que hasta hoy está presente en muchas iglesias identificadas con este
Reformador.
Debido a estas actitudes y puntos de vista, los movimientos originados con Lutero y
Calvino empezaron su caminar en el mundo excluyendo a las mujeres de las tareas de
enseñanza en la Iglesia, a pesar que se proclamaba a voz en cuello el sacerdocio de
todos los creyentes12. Aunque se reformaron muchas áreas importantes de la vida de la
iglesia, no se logró reformar el papel de la mujer en el ministerio y en el gobierno
eclesial, permanecieron obstáculos que restringieron la asociación de hombres y
mujeres en todas las expresiones del ministerio ordenado. Con mucha razón Ana
Sánchez y Osmundo Ponce13 afirman que
___________________________
11. A pesar de concederle espacios de enseñanza en la Iglesia, Calvino si promovió que las
mujeres ejercieran la docencia infantil y femenina dentro de las comunidades reformadas.
12. Amparo Bonilla afirma que, aunque en las iglesias se proclama la igualdad en Cristo y el
sacerdocio de todos los creyentes, muchas son las mujeres que encuentran problemas y obstáculos
para alcanzar posiciones de liderazgo similares a las de los varones, pues en la práctica ellas tienen
un acceso limitado a la estructura de oportunidades dentro de la Iglesia. Esto demuestra que en
realidad las mujeres no son iguales a los varones en Cristo y que para ellas no existe un sacerdocio
de todos los creyentes. ―Los roles de género‖, en Fernández, Juan [Ed.]. Género y sociedad, (España:
Pirámide, 1998), p. 152.
13. Sánchez, Ana; Ponce, Osmundo. ―La mujer en la Iglesia pentecostal: un acercamiento inicial a
la práctica religiosa‖, en Gutiérrez, Benjamín [Ed.]. En la Fuerza del Espíritu. pp. 225, 226.
Si los Reformadores hubiesen llevado a su plenitud el significado de este sacerdocio
universal de los creyentes, hubiesen erigido un movimiento en el cual hombres y
mujeres se encontrarían trabajando lado a lado en diferentes funciones y ministerios,
dotados con los dones que distribuye el Espíritu Santo según su voluntad soberana.
Lamentablemente, no fue así. «La Reforma Protestante no ayudó en la práctica a
reivindicar el papel de sumisión que tenía la mujer, limitándola al marco doméstico sin
poder acceder al marco eclesiástico en el reconocimiento de sus ministerios o la
ordenación de los mismos» (Susana Sánchez).
Capítulo 11
Las mujeres en el
anabapismo
En el siglo XVI surgieron en Suiza, Austria, Alemania y Países Bajos los anabaptistas,
un movimiento paralelo al movimiento protestante, aunque identificado con sus
principales doctrinas1. El punto principal que los distanciaba del pensamiento luterano
y calvinista fue el rebautizo de los creyentes (de allí su nombre). Sus principales
gestores fueron Nicolás Storch. Thomas Dreschel y Marcos Stübner, a ellos se les
uniría Thomas Müntzer quien llegaría a ser su ferviente defensor. Müntzer (1489-
1525) había sido un predicador luterano, pero al desencantarse de Lutero se alejó de su
pensamiento. Los anabaptistas dieron gran énfasis en la necesidad del bautismo en
adultos, por lo cual rechazaban el bautismo católico y luterano (de infantes) y por ello
se ganaron su oposición y crueles persecuciones2.
Los anabaptistas sostuvieron tres puntos principales: una visión del cristianismo
como discipulado, el concepto de Iglesia como comunidad (fraternidad) y una ética y
moralidad basada en el Sermón del Monte. Por eso, insistían en la importancia de la
comunidad de fe para la oración, la mutua corrección fraterna, mutua ayuda material,
ser una comunidad establecida voluntariamente y en la necesidad del Cuerpo de Cristo
que se celebra y recibe en la eucaristía. Su postura milenarista y la apertura a las
manifestaciones del Espíritu los caracterizaba: ―Los anabaptistas anunciaban la
cercanía del juicio y el reino milenial. Tenían visiones y practicaban el don de
profecía‖, nos dice Bernardo Campos teólogo pentecostal peruano3.
___________________________
1. Comparten con los otros protestantes la creencia de que la Biblia, Palabra de Dios inspirada por
el Espíritu Santo, es la autoridad final del creyente para la fe y la vida diaria; creen en Jesucristo
como único mediador; sostienen la doctrina del sacerdocio universal de todos los creyentes, se
oponen a la doctrina de la transubstanciación y afirman la presencia del Espíritu Santo y sus dones en
todos los cristianos.
2. Para los anabaptistas, o la Reforma Radical como se les denomina también, la Reforma de
Lulero y Calvino era solo una ―Reforma Magisterial‖, un movimiento conservador que desde su
formalismo litúrgico hasta su vínculo con el poder mostraba cuán atado estaba al pasado. Por otra
parte, Lutero y Calvino criticaban a los ―radicales‖ por subordinar las Escrituras: Si el catolicismo
subordinaba la Biblia a la tradición o al capricho papal, los anabaptistas la subordinaban a la
experiencia de quienes, según Lutero, creían ―haberse tragado al Espíritu Santo con plumas y todo‖.
3. Campos, Bernardo. De la Reforma Protestante a la Pentecostalidad de la Iglesia (Quito CLAI,
1997). p. 15.
Ahora bien, en la gestación y el crecimiento del anabaptismo las mujeres tuvieron
un rol esencial. Ellas disfrutaron de una participación muy amplia en el movimiento,
mayor que en las otras Reformas del siglo XVI.
En las distintas expresiones del movimiento anabaptista, sus líderes dieron especial
importancia a la obra del Espíritu Santo en la vida de los creyentes, hombres y mujeres
por igual. Debido a esto, se apropiaron con fe absoluta de la enseñanza de que el
Espíritu se derramaba traspasando barreras de clase, educativas, generacionales y de
sexo. Las mujeres, desde el entendimiento que los anabaptistas tenían de la Biblia,
eran también sujetos del accionar del Espíritu Santo y parte activa en las comunidades
de creyentes. Vinculadas más a los sectores populares, las mujeres anabaptistas al
experimentar la conversión, el bautismo y la vida fraterna en comunidad se empezaron
a ver facultadas para ejercer voluntariamente sus creencias y no las impuestas por la
simbiosis Estado-Iglesia oficial y/o por el clan familiar. Estas mujeres anabaptistas
___________________________
4. Martínez, Carlos. ―Las mujeres en el movimiento anabautista del siglo XVI‖, en Protestante
Digital acceso el 10 de marzo de 2015.
https://protestantedigital.com/magacin/39372/las_mujeres_en_el_movimiento_anabautista_i
5. Escobar, Mario. Protestantes… p. 257.
Debido a que los anabaptistas enfatizaron el libre obrar del Espíritu Santo a través
de los dones carismáticos, en especial la profecía, y lo identificaron como el agente
central en la interpretación de la Biblia, cualquier creyente lleno del Espíritu, ya fuese
letrado o analfabeto, varón o mujer, podía convertirse en un exégeta verdadero frente a
un docto teólogo pero carente del Espíritu. Como era de esperarse, este hecho
escandalizó a los circuitos del establishment político y religioso, donde consideraron
una afrenta el hecho de que sencillos varones y mujeres, pero sobre todo mujeres,
tuviesen el atrevimiento de encarar a bien preparados eruditos y poderosos señores.
Además,
Que en esta época, las mujeres anabaptistas carecieran, más que los hombres, de
capacidades lecto/escritoras, no las imposibilitaba para llegar a ser eficaces
transmisoras orales del núcleo de creencias que caracterizaron a su movimiento.
Muchas de ellas potenciaron sus capacidades cuando se convirtieron y adquirieron un
poder ejercido por un reducido sector (conformado mayoritariamente por varones) de
la población en el siglo XVI. El poder de la lectura. Adquiriendo esta habilidad, las
anabaptistas acrecentaron su independencia de los centros que normaban y
administraban las creencias de la población en un territorio dado. A través de la Biblia
ellas se hicieron fuertes, no solo espiritualmente, sino también socialmente y
produjeron un crecimiento en el índice de lectura entre las mujeres allí donde se
encontraban Las mujeres anabaptistas sobresalieron de las otras mujeres protestantes
(luteranas y calvinistas) pues, al pertenecer a una sociedad dominantemente
corporativa y al verse llamadas a ejercer una fe consciente y a desarrollar un
discipulado personal, estaban en el deber de responder personalmente a estas
exigencias y no su padre, esposo o guardián por ellas. Al elegir por ellas mismas una
comunidad de fe, estaban rechazando el principio eclesiológico, y político reinante en
el siglo XVI: que según la religión del rey es la religión del pueblo (cuius regio, eius
___________________________
6. Martínez, Carlos. ―Las mujeres en el movimiento anabautista del siglo XVI‖
religio). Ellas no llevaron la misma suerte de otras mujeres protestantes cuyos reyes y
gobernantes abrazaron el protestantismo y permitieron la nueva fe en sus territorios.
Ellas, al rebelarse tanto a sus familias (maridos) y a sus autoridades civiles, tuvieron
que pagar un alto precio, sus propias vidas.
Producto de la persecución contra los anabaptistas en la Europa occidental del siglo
XVI, se estima que unos ―2000-3000 fueron ejecutados, miles más torturados,
encarcelados u obligados a huir de sus hogares y confiscadas sus propiedades‖7. La
mayoría de estas persecuciones y ejecuciones se llevaron a cabo en países católicos
Carlos Martínez dice que los datos muestran que, en el siglo XVI, ―del total de
anabaptistas martirizados por lo menos un tercio fueron mujeres. En regiones de
Europa donde la persecución fue más cruenta, y en determinados periodos de tiempo
las mujeres anabaptistas ejecutadas representaron el 40%‖8. Estas mujeres, entregadas
por completo a su Señor y fortalecidas en su fe, prefirieron la tortura y/o la muerte,
cuando ante ellas también estuvo la posibilidad de retractarse en los juicios y evadir
así la pena capital. De esta manera, se convirtieron en ejemplos de valentía, coraje y
perseverancia para las nuevas generaciones de anabaptistas que se fueron añadiendo al
movimiento a pesar de las crueles persecuciones. Uno de los miles de testimonios que
se encuentran escritos en el Martyrs Mirror9 es el de María, una anabaptista alemana
que fue ahogada en un río por negarse, a retractarse ante sus verdugos:
En las calles angostas de Monschau se oyó la voz clara de una mujer cantando.
Muchas personas oyeron el sonido de su voz y vinieron corriendo. Una multitud
de monjes y oficiales estaba pasando por la calle hacia el río. En medio de ellos
iba la mujer que cantaba, con la cara igual de brillante y clara como la voz.
Aunque era prisionera, parecía que María era la única en la multitud que tenía la
cara alegre.
Uno de los presentes por casualidad la oyó decir: ―Esta es mi segunda boda.
Una vez fui novia de un hombre. Hoy espero ser la novia de Cristo. Hoy espero
heredar su reino con Él‖. Hacía mucho tiempo María había esperado este día.
Hacia un año ya que el magistrado la había arrestado porque era cristiana y
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7. La sanación de las memorias: Reconciliación por medio de Cristo. Informe de la Comisión
Internacional de Estudio Luterana-Menonita, 2010, p. III.
8. Martínez, Carlos. ―Las mujeres en el movimiento anabautista del siglo XVI‖.
9. El Martyrs Mirror (―El espejo de los mártires‖) es un gran libro (de 2 kilos y medio) que consta
de historias de anabaptistas mártires. Empezó con el primer libro de mártires de los anabaptistas
holandeses llamado Het Offer des Heeren (El sacrificio del Señor). Este libro se imprimió en 1562,
siendo un libro que cabía en el bolsillo, pero con el aumento de las persecuciones y de los mártires
anabaptistas el libro fue creciendo con cada nueva edición.
había sido bautizada como muestra de su fe. El magistrado la había amenazado
y aun había tratado de sobornarla. Él quiso que María asistiera a la Iglesia del
Estado. Puesto que ella se rehusó, fue condenada a ser ahogada. Esta fue una
forma clemente de ejecución que usaban principalmente para mujeres.
Llevaron a María a la orilla del agua, pero no la echaron. Por dos horas y
media la tentaron a dejar su fe: ―María, María, irá mal contigo. Mira el agua‖,
susurró uno. Un muchacho pequeño cogió una piedra y la tiró. Cayó en el rio, y
las ruedas formadas en el agua se hicieron más y más grandes extendiéndose
sobre la superficie. El agua brillaba débilmente y parecía tan fría.
María casi pudo sentir el susto de estar sumergida en el agua. Un escalofrío la
cogió, pero entonces ella habló: ―Yo me adhiero a mi Dios. Lo que Dios
comenzó en mí hace muchos años será completado hoy‖. María se quitó los
zapatos y se preparó para ser echada al agua. La ataron firmemente para que no
pudiera nadar. Ella dijo: ―Oh. Padre celestial, en tus manos encomiendo mi
espíritu‖. Así fue ahogada María, pero su espíritu se fue a Dios, de quien ella
recibió la corona de los mártires. Los creyentes estaban grandemente
conmovidos por su ejemplo10.
La historia anabaptista está llena de casos como el de María, está llena de historias
de mujeres valientes, de fe auténtica, amantes de Dios y entregadas a la causa de su
Reino y de su justicia, llena de mujeres que ―menospreciaron sus vidas hasta la
muerte‖ y fueron capaces de entregarlas por su fidelidad a Dios. Mujeres como María,
que no le temieron a la hoguera, al morir ahogadas o estranguladas por su fe, llegaron
a ser una valiosa fuente pedagógica y sirvieron de incalculable motivación para la vida
de miles de anabaptistas después de ellas.
___________________________
10. Lowry, James. En el vientre de la ballena (Farmington: Lámpara y Luz, 1999), pp. 71, 72.
Capítulo 12
Mujeres que sobresalieron
en la Reforma
En este tiempo las mujeres vivían sometidas a valores y normas masculinas. Ellas no
eran personas en el sentido jurídico, pues no teman derechos ni a juicio, pues en todo
tendría que ser representada por el hombre. El catolicismo, la fuerza más influyente en
aquella época, reforzaba la inferioridad femenina utilizando, tanto argumentos bíblico-
teológicos (la caída del hombre por ―culpa‖ de la mujer), como el Pensamiento de los
Padres de la Iglesia (Agustín y Tomás de Aquino). El patriarcalismo, que para ese
tiempo era normal en la Iglesia y en la sociedad, también estuvo presente en la
teología protestante y por ello, el movimiento no ayudó en la práctica a reivindicar
estos pápeles de inferioridad y sumisión femeninas, pero si sentó las bases doctrínales
que sercirían más adelante para que muchas iglesias dejaran a un lado la tradición
patriarcal opositora del reconocimiento y ordenación de la mujer.
Han sido los estudios históricos y sociales de género los que han contribuido a la
salida del anonimato de mujeres que tuvieron participación y relevancia en la
Reforma. Estas mujeres fueron «sobresalientes y ejemplares matriarcas de la Reforma,
quienes, cada una a su manera, respondieron a las enseñanzas protestantes, ejercieron
liderazgo religioso, vivieron de acuerdo con sus convicciones religiosas y tuvieron un
efecto significativo sobre los individuos y comunidades alrededor de ellas» (Kirsi
Stjerna). A continuación, mencionaremos algunas mujeres que sobresalieron por
liderar procesos de cambio al lado de los Reformadores y por exponer sus vidas y
posiciones a fin de sacar adelante el proyecto en el que creyeron completamente y en
el cual descubrieron nuevos espacios liberadores de servicio a Dios.
Katharina Von Bora (1499-1552), llamada también ―Doctora Katharina‖ o
―Doctora Lutero‖. Fue esposa del Reformador alemán. Por su entrega a la causa de su
esposo, la cual ella abrazó con plena convicción, dejó un legado admirable en la
historia de toda una nación y en la historia de la Iglesia. A los dieciséis años fue
consagrada monja cisterciense, haciendo votos de castidad, pobreza y obediencia.
Debido a su educación1 y al entorno en que vivía. Katharina tuvo acceso a lecturas
sobre temas teológicos, que incluían los escritos de Lutero. Ella y otras monjas se
convirtieron entonces, no solo en partidarias, sino en fieles devotas de los ideales de la
Reforma. Ocho años después de haber ingresado al convento y con el apoyo de Lutero
se fugaría de este, junto con otras monjas en barriles de basura. En 1525 se casaría con
el líder de la Reforma alemana, a sugerencia de ella misma y aunque al principio este
hecho no fue bien visto por la sociedad ni por personas cercanas a Lutero por tratarse
de un matrimonio entre un ex monje y una ex monja, con el tiempo demostraron ser un
buen matrimonio.
Katharina se dio a conocer como persona muy emprendedora e inquieta, fue una
mujer de reflexión teológica y espiritual potente y una tertuliana envidiable, además de
madre de seis hijos y compañera de Lutero en su visión y misión. Éste llegaría a decir
que, sin ella, estaría totalmente perdido, ya que era capaz de manejar las escasas
finanzas familiares y una casa enorme, cultivar el huerto, cuidar a los niños, a los
huérfanos adoptados y a las personas que se alojaban en su casa (entre ellos a ex
monjes y ex monjas). Se dice de ella que animó incansablemente a su marido en sus
combates contra la depresión, leyendo la Biblia con él. No fue una teóloga, pero la
importancia de su persona radica en haber formado parte de la primera generación de
mujeres casadas con pastores protestantes y junto con ellos lucharon por la fe. No tuvo
miedo del gran riesgo que representaba ser esposa de Lutero, al contrario, estuvo
inmersa en la vida intelectual de su época y era participante de las tertulias teológicas
que se celebraban en su casa con otros reformadores. Fue ella quien estuvo detrás de la
___________________________
1. Katharina recibió educación formal, algo que una joven común de aquella época jamás habría
soñado recibir. Aprendió a leer y a escribir, tanto en alemán y en latín, también recibió instrucción
acerca del cultivo de plantas y técnicas de jardinería, entre otras cosas. Todo esto, en una época en la
que la lectura y la escritura era privilegio de los hombres de la élite europea (clero, nobles,
burócratas y ricos).
impresión de buena parte de las obras de Lutero.
Marie Dentière (1495-1561), una mujer que, a pesar de su contexto, comprendió el
espíritu del movimiento de Jesús y por lo tanto se opuso vehementemente a los roles
que se le daba a la mujer en la Reforma, roles basados en el papel de esposa sumisa.
Fue una ex monja agustina que se adhirió a la Reforma gracias a una predicación de
Lutero y llegó a ser una participante activa. Se involucró en la vida política y religiosa
de la ciudad de Ginebra y valientemente predicó en contra del celibato, participando
en el cierre de conventos femeninos. Defendió la libre interpretación de la Biblia por
parte de hombres y mujeres y el derecho que ambos tenían de meditar sobre ella
reflexionándola sin necesidad de intermediarios. Habiendo tomado en serio la doctrina
luterana del sacerdocio universal del creyente, abogaba por que las mujeres ―no
escondieran bajo tierra aquello que el Señor les revelaba en Su Palabra‖, por lo tanto,
defendía el ministerio eclesiástico femenino y llamaba a las mujeres a ejercer un papel
activo en las nuevas iglesias2. Estas ideas totalmente revolucionarias indignaron a
protestantes y católicos. Por tal razón, sus textos y cartas, considerados hoy día como
una defensa de la perspectiva feminista, fueron prohibidos y destruidos.
Aunque tuvo al principio gran cercanía con los Reformadores, luego, por su
personalidad radical. Dentière fue considerada por Calvino, y algunos otros, como una
mujer que ejercía mala influencia sobre su marido. Los Reformadores no llegaron a
aceptar jamás el pensamiento de esta valiente mujer que en todo momento sabia
manejar con gran habilidad sus argumentos teológicos3. El Reformador francés se
opondría a los esfuerzos de Dentière para que la voz de las mujeres fuera escuchada4.
Los propios Reformadores en Ginebra prohibieron la publicación de todo texto escrito
por una mujer durante el siglo XVI, así la Reformadora más importante de su época
tuvo que refugiarse en los pseudónimos para que sus escritos pudieran circular sin
___________________________
2. Marie no compañía la idea de su época y de los reformadores como Calvino, de ser una buena
esposa sumisa y abnegada, buena ama de casa, receptora y pasiva de la doctrina. Se quejaba que, al
casarse, a las mujeres se les arrebataba el derecho al tiempo y al espacio, se les impedía el acceso al
―ágora‖.
3. Mare Dentière fue una de las primeras teólogas reformadas que tuvo el movimiento.
4. En La Epistre, carta suya escrita a Margarita de Navarra, hermana del Rey de Francia, defendió
el hecho de que las mujeres hayan empezado a enseñarle la Biblia a otras: ―…los calumniadores y
enemigos de la verdad no tienen el derecho de acusarnos de excesiva arrogancia, ni puede un
verdadero creyente decir que las mujeres están traspasando sus derechos cuando hablamos a otra
acerca de la Sagrada Escritura‖.
ningún tipo de problemas5.
Katarina Zell (1497-1562), la mujer anabaptista que se consideró a sí misma
―madre de la Iglesia‖6. Katharina fue de las pocas mujeres que en la Reforma
Protestante desarrollaron un papel fuera de lo común. Predicaba junto a su esposo y
fue muy activa en favor de las mujeres de quienes reivindicó sobre todo el rol público
y para las que también reclamaba el diaconado. Muchos de sus escritos fueron
publicados bajo el nombre de su marido, Matthäus Zell, a fin de evitar la censura.
Durante la Guerra de los Campesinos (1524-1525) organizó un servicio de acogida
para los desplazados por el conflicto y atendió a cientos de víctimas. Después de la
muerte de sus dos hijos se dedicó a predicar y a apoyar la fe anabaptista.
Argula von Grumbach (1492-1553), proveniente de una familia de la nobleza
bávara. fue la primera mujer que publicó una carta a favor de la Reforma, ante el
desconcierto de los inquisidores. En 1523 escribió al cuerpo académico de la
Universidad de Ingoldsadt defendiendo a Alsacius Seehofer, joven de dieciocho años
arrestado por ser luterano. En su carta, Argula exigía un debate público en alemán y
aunque no obtuvo respuesta, ésta se reimprimió en Núremberg, Basilea, Augsburgo,
Erfurt, Estrasburgo, Stuttgart y Leipzig. Su acción, sin embargo, le causó problemas
con su familia y fue maltratada por su marido porque su defensa de las ideas
protestantes llevó a que lo destituyeran de la prefectura local.
Argula era una mujer muy valiente, se atrevía a desafiar a sus autoridades
eclesiásticas y civiles como el Duque de Basaría al cual le mandó decir en una carta
que ella ―no era ni débil ni estúpida‖. Escribió varios libros entre ellos una sátira
dirigida a un teólogo católico llamado Schatzgeyer. ―Argula afirmaba que los
inquisidores habían sustituido a Cristo por Aristóteles, además de manifestar su
desacuerdo con San Pablo por imponer sobre las mujeres el silencio en la iglesia. Esta
mujer se convirtió en un símbolo de la 'confusión, perplejidad e inquietud' femenina
que se suscitó en toda Europa a través de los textos de Lutero. Los procesos femeninos
de la Inquisición revelan que esta inquietud ya era importante, debido a las lecturas de
Erasmo y de Savonarola‖7.
___________________________
5. En noviembre de 2002, se incorporó el nombre de Marie Dentière al muro de la Reforma
Protestante en Ginebra como un gesto de reconocimiento y valoración de las mujeres que jugaron
papeles de liderazgo e influencia en los inicios de la Reforma Protestante.
6. Katharina Zell escribía de sí misma: ―Siempre, desde que tenía diez años de edad, he sido
estudiosa y una especie de madre de la Iglesia, muy dada a asistir a los sermones. He gustado y
frecuentado la compañía de hombres de saber, y he conversado mucho con ellos del Reino de Dios‖.
7. Joana Ortega. ―Reforma Protestante: ¿y las mujeres?, en Lupa Protestante, acceso el 10 de
marzo del 2005. https://www.lupaprotestante.com/index.php?option=com_contient&task
Úrsula Münstenberg (1491-1534), fue una monja de la orden de María Magdalena
de la Penitencia en Freiberg, Sajonia. Habiendo conocido las doctrinas luteranas,
encabezó un movimiento para lograr infiltrar en su convento dichas doctrinas
metiendo los libros de Lutero de contrabando. En 1529 decidió huir del convento
gracias a la lectura Mateo 28:19.
Elisabeth Cruciger (1500-1535), la primera mujer casada según los principios
protestantes. Siendo mujer, participaba en discusiones teológicas con Lutero y
Melanchton quien la consideraba una mujer inteligente. Escribió un himno. ―El hijo
único del cielo‖, lo cual causó controversia pues las mujeres no escribían himnos en
ese tiempo y normalmente se le atribuye por error a Andrew Knoepken.
Elisabeth Von Brandenburg (1485-1555), la mujer que influyera en la Reforma
Protestante de Dinamarca. En 1517 recibió por primera vez la eucaristía de manos de
un ministro luterano lo cual enfado grandemente a su marido quien la quería
encarcelar a cadena perpetua. Elisabeth huyó defendiendo la postura de que una mujer
debe decidir por sí misma su propia religión. Sufrió pobreza y soledad.
Elkabelh Dirks (?-1549), holandesa criada en un convento de monjas, sabia latín y
leía la Biblia de principio a fin. Escapando del convento se convirtió en seguidora de
Menno Simons. Es considerada una de las primeras ministras de la Reforma,
probablemente una diaconisa. A inicios de 1549 las autoridades católicas la apresaron
pensando que era la esposa de Menno y la tomaron por maestra de la ―herejía‖
anabaptista ―al hallarla en posesión de una copia de los Evangelios en latín, fue
interrogada y torturada por los inquisidores desde el 15 de enero hasta el 27 de marzo8.
Cuando sus examinadores le pidieron que informara acerca de los demás anabaptistas
para capturarlos, ella les respondió valientemente: ―No. mis señores. No me presionen
sobre este punto. Pregúntenme acerca de mi fe y les responderé con gusto‖. Después
de terribles torturas y al ver que no podrían sacarle información acerca de otros
anabaptistas, las autoridades la condenaron a morir. La ataron y ―fue metida en un
saco y ahogada según el Derecho Romano del siglo XVI, que prescribía la pena de
muerte para quien hubiese osado repetir de nuevo el bautismo‖9.
Como vemos, las mujeres con las que se nutrió la Reforma en sus orígenes no
fueron simplemente esposas de líderes protestantes a quienes acompañaron fielmente
sirviéndoles de aliento y soporte. Ellas fueron verdaderas teólogas, predicadoras y
maestras, nada menos que intelectuales pioneras que abrieron, con sus discursos,
luchas y firmeza, caminos para que la nueva fe siguiera conquistando más corazones y
___________________________
8. De Martino, Giulio; Marina, Bruzzese. Las filósofas: Las mujeres protagonistas en la historia
del pensamiento (Madrid: Ediciones Cátedra, 1994), p. 110.
9. Ibid.
consolidándose con mayor fuerza en el continente europeo. Lamentablemente la
Reforma no les supo dar espacios reconocidos de liderazgo y autoridad, el
pensamiento patriarcal que se mantuvo en el protestantismo no lo permitió. Pero a
pesar de ello, la conducta de estas y muchas otras mujeres10 marcaron un antecedente
imborrable que sirvió, mucho tiempo después, en la promoción del liderazgo femenino
dentro de las mismas iglesias protestantes.
___________________________
10. Otras mujeres que desempeñaron una función loable en los orígenes del protestantismo fueron:
Elisabeth de Brunswick (1510-1558), quien promulgara el luteranismo como religión oficial de su
ducado defendiéndolo en la Dicta de Augsburgo; Margarita de Navarra (1492-1549), interlocutora
directa de Calvino aunque tuvo fuertes desavenencias con él; Juana de Albret (1528-1572), hija y
sucesora al trono de Margarita de Navarra, rompió totalmente con el catolicismo y fue excomulgada
por el Papa, declaró su reino oficialmente protestante aun cuando permitió que continuara el
catolicismo. Renata de Ferrara (1510-1575), protectora de protestantes y del mismo Calvino, su
esposo católico la confinó a su palacio por presiones de la inquisición. Anneken Hendriks (1522-
1571), anabaptista holandesa que al ser delatada por un vecino fue apresada, interrogada y torturada
para que dijera quienes más profesaban la fe anabaptista. Fue ejecutada el 10 de noviembre de 1571,
muriendo atada a una escalera y lanzada de cara, y con la boca llena de pólvora, hacia un lecho con
carbones ardientes; María de Cazada (1487-?), una de las primeras receptoras del protestantismo en
España, quien después de leer a Lutero y a Erasmo cuestionó la validez de los sacramentos católicos.
Fue inspiración espiritual de amas de casa y profesores de la Universidad de Alcalá a quienes ofrecía
consejería pastoral y estudios bíblicos. En 134 fue detenida por la Inquisición y torturada.
Quinta parte
La rebelión de la mujer
pentecostal
Capítulo 13
Antecendentes metodistas
y de santidad
Cuando se origina en los Estados Unidos el movimiento de santidad (s. XIX) fueron
las mujeres quienes tomaron el liderazgo en varias ciudades norteamericanas. El
movimiento, fiel a su herencia wesleyana, en ningún momento se opuso a la plena
participación de la mujer en el ministerio, al contrario, la promovió basándose en tres
argumentos11:
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15. Ibid., p. 297.
16. Synan, Vinson. Voces de Pentecostés (Buenos Aires: Peniel: Peniel, 2012), pp. 142, 143.
Capítulo 14
Lideresas pentecostales en el
inicio del movimiento
Protagonistas en el avivamiento
Quien quiera que revise los detalles del origen del movimiento pentecostal
estadounidense, del cual proviene casi la totalidad de las iglesias pentecostales clásicas
y al cual se remiten también los millones de carismáticos modernos de las iglesias
protestantes y católica, se dará cuenta del papel protagónico que tuvieron las mujeres
en los primeros años del movimiento, tanto en su primera etapa en 1901, como en el
avivamiento de la calle Azusa en 1906.
Primeramente, el movimiento pentecostal se inició con ellas cuando, a principios de
1901 la joven Agnes Ozman le pidió a su profesor Charles Parham que imponga sus
manos para recibir el bautismo en el Espíritu Santo. Antes de esto, Parham y sus
alumnos habían buscado este bautismo, pero sin tener éxito. No fue sino hasta que le
impusiera las manos a su alumna que el avivamiento se desato, siendo Ozman la
primera persona en recibir el bautismo en el Espíritu con la evidencia de las lenguas en
el siglo XX. Después de esta experiencia, Parham llevó el mensaje pentecostal a
muchas ciudades de los Estados Unidos y siempre llevaba a mujeres predicadores en
su equipo. Muchas de ellas llevaron el mensaje pentecostal fuera del país, como
Bernice C. Lee en la India y otras, fundaron y pastorearon nuevas iglesias, como
Marie Burgess Brown (1880-1971) en New York. Cecil M. Robeck2, hablando sobre
Parham, dice que él
___________________________
7. Ibid., p. 111.
8. López, Pedro. La Renovación Carismática y su Contribución a la Unidad de los Cristianos
(São Paulo; Ser e Pensar, 2011), p. 83.
9. Anderson, Allan. ―Pentecostalismo global y religión en Asia‖, en Cultura y Religión Tomo 1 Nº
1 (marzo, 2007), p. 128, acceso el 13 de marzo del 2020,
https://www.revistaculturayreligion.cl/index.php/culturayreligión/article/view/213
―las mujeres desempeñaron un papel más prominente que en el norteamericano‖, por
eso, el avivamiento pentecostal en la India ―fue, predominantemente, un avivamiento
entre mujeres jóvenes dirigido por mujeres, motivando y potenciando a aquellas que
habían sido marginadas y expulsadas por la sociedad‖. Pandita llegó a ser reconocida
como una influyente reformadora social y una notable evangelista, una mujer india
que rechazó por igual la opresión patriarcal en India y la hegemonía occidental en el
cristianismo.
Las mujeres que acabamos de mencionar son sólo unas cuantas líderes pentecostales
de la primera hora que supieron responder al llamado que Dios les hiciera y que se
situaron al frente del movimiento sirviendo en áreas tradicionalmente reservadas para
los varones, como el pastorado, la enseñanza y la dirección de denominaciones. Aparte
de las mencionadas, existieron miles de mujeres bautizadas en el Espíritu que
impactaron su generación haciendo uso de la palabra y glorificando a Dios a través de
sus dones espirituales. Estas miles de mujeres, a través de su rebeldía hacia las
normas, tradiciones y limitaciones del mundo eclesial de la época, lograron cambiarle
el rostro al cristianismo global y demostrarle que su participación en el liderazgo no es
simplemente una excepción en los planes divinos sino, el plan excepcional de Dios
para su Iglesia de todos los tiempos.
Capítulo 15
Las mujeres en los orígenes
del pentecostalismo
latinoamericano
Lo único que una mujer pentecostal ha necesitado para lanzarse al campo misionero
o a la labor pastoral ha sido nada más que sentirse llamadas. Ellas no necesitan esperar
el envío por parte del pastor o el líder para empezar a servir a Dios de manera
comprometida y activa, como Felipe en Hechos 8 ellas se dejan guiar por las
direcciones que les da el Espíritu, quien las lleva a lugares de necesidad para
___________________________
1. Garita, Lydiette. ―La participación de la mujer en el proceso de unidad y cooperación
pentecostal en América Latina‖, en Jubileo, La Fiesta del Espíritu (Quito; CLAI, 1999), p. 63.
2. López, Darío. Pentecostalismo y transformación social (Buenos Aires: KAIROS Ediciones,
2000), p. 33.
utilizarlas con poder y autoridad. En nuestro continente, las mujeres pentecostales han
sabido servir a Dios desplegando tanto sus habilidades humanas como espirituales,
buscando dar siempre un servicio completo, en excelencia y abnegado a su Señor. La
rebeldía ministerial, suscitada en ellas por el Espíritu, las ha llevado a ocupar lugares
importantes en la histona del movimiento en nuestro continente. En este capítulo
mencionaremos a mujeres que dejaron huella en los orígenes del pentecostalismo
latinoamericano y cuya memoria necesitamos recuperar Por motivo de espacio nos
referiremos solo a unas cuantas de ellas.
Nellie Laidlad, en Chile (1891-1952). Al iniciarse el avivamiento pentecostal en la
Iglesia Metodista de Valparaíso (1909), manifestaciones extraordinarias empezaron a
verse Entre ellas la recepción de un poder sobrenatural en las personas que las
capacitaba para predicar con admirables resultados. Willis Hoover3 escribiendo sobre
el asunto, diría que
cuando recientemente había caído el Espíritu Santo con poder, las personas
bautizadas, fueran niños, o niñas, hombres o mujeres, se sentían impulsados a
salir a las calles y pregonar a toda voz, a ir a sus amigos y vecinos, a hacer
viajes a otras partes, con el sólo fin de llamar al arrepentimiento a los hombres.
Cuando el Espíritu la tomaba, con los ojos cerrados iba a cualquier parte de la
congregación, sacaba de en medio a alguna persona, la hacía hincarse, le decía
las cosas que tenía en su corazón, le llamaba al arrepentimiento, le ponía las
manos encima, oraba y bendecía. Varios conocieron la verdad y así se
convirtieron5.
el Padre obró con poder entre nosotros. Tuvimos mensajes para la iglesia y
mensajes personales, tan verdaderos. El Espíritu dirigió la reunión señalando la
lectura con un mensaje especial6.
___________________________
13. Alencar, Gedeón. ―Assembleias Brasileiras de Deus: Teorização, Historia e Tipología – 1911-
2011‖ (Tesis de Doctorado en Ciências da Religião, Pontificia Universidade Católica de São Paulo,
2012).
14. ―Among the Indians of Perú‖ (The Latter Ruin Evangel, noviembre/1926), pp. 9, 10.
15. LADP, Camino de Fuego (Lima: COCELADP, 2019), pp. 170, 171; Jeter, Louis. Oro Peruano
(Miami Vida, 1987), pp. 105, 106.
16. Galván, José. Historia del M.I. Perú (Lima: M.I. Perú, 2019), pp. 25-19.
17. Para conocer mejor la vida de Alice Wood y su labor pionera en Argentina, ver Griffin,
Kathleen. ―Luz en Sudamérica: Los Primeros Pentecostales en Gualeguaychú. Entre Rios, 1910-
1917‖ (Tesis de Doctorado en Teología, ISEDET, 2014).
Sexta parte
Sombras, frutos y tareas
pendientes
Capítulo 16
Sombras en el movimiento:
Patriarcalismo pentecostal
Poco a poco se fue tratando de apagar toda esa gran actividad femenina pentecostal.
Lo más común fue crear leyendas negras alrededor de aquellas mujeres pentecostales
que sobresalían en el ministerio. Así, fue conocido el juicio que recayó sobre Aimee
Semple McPherson cuando en 1926 fue secuestrada por varias semanas. Muchos
llegaron a afirmar que se había ido con un hombre. En Latinoamérica, se crearon
historias difamatorias alrededor de la hermana ―Elena‖3, de Frida Strandberg Vingren4
___________________________
1. Mansilla, Miguel; Muñoz, Wilson; Piñones, Carlos. «Memoria de un olvido. La exclusión de
mujeres de la memoria fundacional del pentecostalismo chileno (1909-1915)». Memoria y Sociedad
22, N° 44 (2018), p. 109. https://doi.org/10.11144/Javeriana.mys22-44.moem
2. Ibid., p. 111.
3. En el caso de Elena, las historias que se tejieron en su entorno hicieron que Hoover, quien una
vez le dio su respaldo, llegara a excluirla completamente del movimiento: ―Inicialmente se podría
decir que fue Hoover quien excluyó a Elena como líder y luego como feligresa, pues «a final de ese
arto (1909) Hoover finalmente repudió a Nellie», con lo cual pasó, posteriormente, al olvido, al
y de las misioneras Ruth Couchman y Olga Pitt5 a fin de ocultarlas de la historia y
privilegiar a los varones. También, se silenciaron los testimonios de las mujeres que
tuvieron otros roles protagónicos en los inicios del avivamiento (las primeras
predicadoras, pastoras y las primeras en recibir el Espíritu)6.
___________________________
tiempo que fue borrada del mito fundacional pentecostal. De igual forma, Bristol, el obispo
metodista episcopal, destaca que «Elena fue repudiada por Hoover y por los otros que la
consideraban profetisa». Sabemos que una vez que el movimiento pentecostal se difundió y alcanzó
autonomía, Hoover le quitó su respaldo a Elena. Finalmente, «después de los acontecimientos de
1909 y su gira por el sur de Chile en 1909-1910. [Elena] fue discontinuada como miembro en plena
comunión de la Iglesia Metodista Episcopal, el 30 de abril de 1910». Una vez que Hoover tomó el
liderazgo y la dirección del movimiento pentecostal, no solo excluyó a Elena del mismo, sino que
también fue reduciendo el rol de la mujer hasta su más mínima expresión, para evitar que emergieran
otras líderes que socavaran la autoridad masculina. Así, sobre cualquier mujer que quisiera seguir la
senda revolucionaria e influyente iluminada por Elena, caerían las imprecaciones que la aplacaron a
ella, así como un castigo ejemplar‖. Ibid., p. 106.
4. A Frida se le acusó de cometer adulterio con un hombre menor que ella. Esta acusación fue
hecha por los pentecostales asambleístas brasileros a los líderes suecos a fin de que retirasen del país
a la mujer que, por su excepcional liderazgo, llenaba de celos a los líderes varones. La razón por la
que se habría inventado esta leyenda seria la actitud de inconformidad y posteriores acciones de
Frida ante la decisión de la primera Convención Nacional de la denominación de prohibirle el
pastorado y la enseñanza a las mujeres. Sin lugar a dudas, las acciones de la misionera sueca (sus
publicaciones en la revista que ella dirigía) no fueron del agrado de los líderes varones, quienes
inventaron tal acusación para deshacerse de ella. Se llegó a decir que ella ―mandaba en la iglesia,
atropellaba a los hombres, no obedecía a la convención e incitaba a las mujeres en contra de los
obreros‖.
5. A ambas misioneras se les acusó de ―adquirir una ascendencia asfixiante‖ y de ejercer un
liderazgo matriarcal. Según Kessler, ―cualquiera que cuestionaba su liderazgo quedaba marginado‖.
Olga Pitt fue duramente criticada cuando se casó con un misionero separado, apenas su ex esposa
había fallecido (en 1940). Los líderes varones no soportaban la influencia de ambas misioneras a tal
punto que decidían salir del país. Kessler, Juan. Historia de la evangelización en el Perú (Lima:
Puma, 2010), p. 280. Es curioso que quienes manifestaban estas ―molestias‖ eran solamente
misioneros varones.
6. Poco se sabe, por ejemplo, de Celina Martins Albuquerque (1876-1966), la primera persona en
recibir el bautismo en el Espíritu en Brasil, en un grupo de oración dirigido por Daniel Berg y
Gunnar Vingren. Con su experiencia se produciría la expulsión del grupo de la Iglesia Bautista en
Belém, el 13 de junio de 1911, ocasionando la fundación de las Asambleas de Dios en dicho país. En
Chile, se sabe poco de la hermana Adele de Justiniano (1883-1972), la primera mujer ordenada por
Hoover al diaconado. Ella recibió todo el respaldo de Hoover en su labor como diaconisa y
evangelista en el norte del país. En Perú, los historiadores pentecostales han sido descuidados a la
hora de poner por escrito detalles de las primeras mujeres que recibieron el bautismo en el Espíritu,
así como de las primeras misioneras y pastoras, pues poco se sabe de ellas.
Espíritu vs. Ley
Que un movimiento del Espíritu sea restringido por actitudes machistas y patriarcales
atenta contra la misma naturaleza del mismo. Contra la vida en el Espíritu ―no hay
ley‖ afirmó categóricamente Pablo (Gal 5:16-23), no hay restricciones para el que se
deja guiar por él, ya que ―el Espíritu sopla de dónde quiere y hacia dónde quiere‖ (Jn
3:8). Él es libre, soberano e impetuoso... ¿quién puede ponerle limitaciones a Aquel
que se movía libre y potentemente sobre la superficie de los océanos? Cada directriz
humana, cada disposición, cada ordenanza que no se ajuste a esta vida libre en el
Espíritu no debería tener cabida en el movimiento pentecostal, pues no le pertenece,
pues son nada más que ley. Los primeros pentecostales entendían muy bien esta
verdad y buscaron alejarse de todo aquello que limitara o perjudicara la libre
participación de todos en el movimiento. Ellos sabían que es una contradicción afirmar
que se tiene la vida del Espíritu y a la vez privarle de libertad a la mayor parte de la
población pentecostal, como lo son las mujeres7, pues ―en donde está el Espíritu de
Dios allí hay libertad‖ (2 Co 3:17). Por ello, si las mujeres, en algunos sectores del
pentecostalismo, ya no disfrutan de esta libertad neumatológica... ¿será que el Espíritu
continúa presente en esos lugares?
la mujer es la que se moviliza a lugares donde el varón pocas veces llega. Visita
hogares, a sus vecinas, lleva víveres para cubrir las necesidades de una familia,
ora por los miembros de esa familia, bajo ese acto de solidaridad se unen las
personas, las familias, hasta constituirse en un campo blanco. De un campo
blanco pasa a constituirse en una nueva iglesia. Cuando ésta ha tomado forma y
existe la necesidad de estructurarla o conformarla como iglesia, asumen el
liderazgo y representación los varones. Aparece el supervisor, el presbítero o el
responsable de instalar un pastor formal y convierten al pequeño grupo en
iglesia formal con pastor asignado. La mujer que dio vida al campo blanco, al
pasar a ser iglesia formal con un pastor asignado, queda relegada, pasa al
anonimato, a un segundo plano o se dirige a buscar otros espacios donde hay
necesidad de abrir otro campo blanco9.
__________________________
decidir si cambiar los estatutos a fin de permitir una mayor participación femenina en el liderazgo
seria ‗legal‘. En países como Inglaterra, iglesias como Las Asambleas de Dios y Elim, tienen a
mujeres pastoras dirigiendo iglesias enteras‖. En Suecia, en la década del 90 y después de muchas
luchas, las mujeres pentecostales fueron reconocidas en el pastorado. La Comunión Internacional de
Iglesias Carismática (anteriormente llamada Fraternidad Internacional de Iglesias Pentecostales), una
gran red de iglesias alrededor del mundo, tiene en su Colegio Episcopal a mujeres obispas, entre ellas
LaDonna Osborn (hija del legendario predicador pentecostal T. L. Orsborn) y Margaret Idahosa
(viuda de Benson Idahosa, el ―padre‖ del pentecostalismo nigeriano). Gary B. McGee, historiador de
las Asambleas de Dios de los Estados Unidos, después de afirmar que ―aunque el número de mujeres
ministras en denominaciones pentecostales disminuyó sustancialmente durante el siglo XX, las
mujeres en los sectores independientes de los movimientos pentecostales y carismáticos, y
especialmente las mujeres fuera de los países del Atlántico Norte, a veces han enfrentado menos
restricciones‖, pone el ejemplo de una mujer de Kenya, África, que después de haber sido sanada de
sida, a través del ministerio de la obispo LaDonna Osborn, habia ―plantado tres iglesias por iniciativa
propia‖. ―Surprises of the Holy Spirit: How Pentecostalism Has Changed the Landscape of Modern
Mission‖, en Bonk, Jonathan [Ed.], Between Past and Future Evangelical Mission entering the
Twenty-First Century (Pasadena: EMS, 2003), p. 59.
9. Pérez, Verónica. ―Mujeres y pentecostalismo: Repensando el espacio sagrado, la Iglesia‖, en
Cultura y Religión (abril. 2009), p. 135, acceso el 13 de marzo de 2020,
https://www.revistaculturayreligion.cl/index.php/culturayreligion/article/view/174
La descripción que hace Verónica Pérez acerca del trabajo de la mujer pentecostal
en su denominación es un común denominador en varios países latinoamericanos. La
mujer es quien abre los caminos, utiliza sus dones a fin de iniciar nuevas obras y
cuando se logra ver el fruto aparecen los varones y toman el control. Ante esta
realidad, ella propone hacer alianzas con los ministerios masculinos a fin de trabajar
en comunión, sin pisotear ni ser pisoteados o pisoteadas y lograr así mayor beneficio a
la obra y un mejor desarrollo de los dones que Dios le ha dado a la mujer. Ella
reconoce que falta mucho por recorrer ―en la lucha por nuestros derechos y nuestra
presencia en la iglesia pentecostal. Es una necesidad inmediata analizar a la luz de la
Palabra, la capacidad y dones con que Dios ha dotado a la mujer [...] por medio del
Espíritu Santo‖10.
En Chile. En este país la situación es similar11. Marjoreyn Barrientos, explica que a
pesar de que las mujeres son las que dan vida a las iglesias ―quedan excluidas de los
liderazgos públicos, de la toma de decisiones políticas y estructurales, desplegando
funciones asociadas a la división sexual del trabajo, en nichos ligados a lo emocional y
subvalorados por el sistema patriarcal, por su carácter de ‗naturaleza femenina‘. Es así
como se hacen cargo de las tareas relacionadas con la prolongación de lo doméstico,
de cuidado de enfermos, de organización de los cultos (liderados por los pastores), del
apoyo en redes de autoayuda, entre otros, lo que además constituye la base emocional
invisibilizada de la iglesia pentecostal‖. Este sistema patriarcal, presente en el
pentecostalismo chileno desde la década de los treinta, ―vulnera, exilia y niega a las
mujeres los espacios de poder y por consiguiente la posibilidad de decidir sobre
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10. Pérez, Verónica. ―Educación y liderazgo de la mujer Pentecostal: Signo de esperanza para la
iglesia‖, p. 1, acceso el 13 de marzo de 2020, Scribd,
https://es.scribd.com/document/272769354/Educacion-y-Liderazgo-de-La-Mujcr-Pentecostal
11. Cecilia Castillo, describiendo el pentecostalismo chileno dice: ―Las mujeres, con el transcurso
del tiempo, han sido olvidadas en lo que se refiere al protagonismo que tuvieron en el origen del
pentecostalismo, en beneficio de tareas tradicionalmente establecidas por la sociedad [...]. A la mujer
solamente se le atribuye servicios domésticos y no existe motivación para incentivarlas a otras tareas.
De esta manera, podemos observar que en la celebración de la liturgia pentecostal es muy escasa la
participación de las mujeres, especialmente en espacios como el Servicio de la Palabra, generalmente
reservado a los hombres. La mujer puede cantar, orar, contar su testimonio, profetizar, incluso ungir,
pero no está calificada, en algunas denominaciones pentecostales, para predicar desde el púlpito. Ni
siquiera subir al altar le es permitido siendo fuertemente legitimado por el concepto de impureza
expresado a través de las interpretaciones literales del Antiguo Testamento‖. ―Imágenes y
espiritualidad de las mujeres en el pentecostalismo chileno‖, en Chiquete, Daniel; Orellana, Luis
[Eds.], Voces del Pentecostalismo Latinoamericano III (Concepción: RELEP, 2009), pp. 187-188.
aspectos fundamentales del hacer del pentecostalismo‖12. Debemos señalar que las
mayores iglesias pentecostales en este país son las que vienen del avivamiento del
1909 y es en ellas donde a las mujeres se les tiene prohibido el acceso al poder. En las
iglesias norteamericanas, que son pequeñas y de corto alcance, a ellas si se les permite
ejercer el liderazgo.
En Puerto Rico. El panorama aquí no es mejor. Agustina Luvis, teóloga pentecostal
puertorriqueña, afirma que, aunque se han hecho avances en el reconocimiento de la
imagen de Dios en las mujeres, aún hay mucho trabajo por hacer en la búsqueda de
equidad en todas las áreas de desempeño. En su país, la Iglesia de Cristo Misionera
cuenta con una mujer como obispa, siendo ella la primera mujer en ocupar este cargo
en una iglesia pentecostal. Pero aún así, en la mayoría de iglesias pentecostales ―las
posiciones donde se toman decisiones están vedadas para las mujeres‖. Teniendo la
realidad en contra, las mujeres pentecostales de este país ―están claras en que Dios las
llamó y por ello, siguen trabajando como desde los orígenes por la fuerza que les
imparte el Espíritu, pero no porque el patriarcado se haya flcxibilizado‖13.
En Ecuador. La teóloga pentecostal Laura Saá, hablando de las mujeres que han
aceptado el desafío de liderar en su país, dice que ellas ―han tenido que mostrar con
sacrificio su valía‖ y es por eso que, en la actualidad, han logrado influenciar en la
mentalidad de las iglesias y del mundo teológico. ―¡Que una mujer enseñe teología en
un Seminario! Ni pensarlo, si nos retrotraemos 20 años atrás‖ añade Saá, Es por eso,
que ella ve un nuevo panorama para las pentecostales de su país:
Hoy por hoy, las mujeres pentecostales están asumiendo nuevos liderazgos que
las llevan a reflexionar sus experiencias de fe y se sienten desafiadas a
reflexionar, concientizar e involucrarse en los procesos de la Iglesia, tanto en la
enseñanza como en la teología y misionología14.
Pero a pesar de estos cambios favorables, existe un problema aún por superar: El
problema cultural. Será la cultura latinoamericana, centrada en el patriarcalismo, lo
que las mujeres pentecostales deberán hacer frente. Saá formula como una ayuda al
___________________________
12. Barrientos, Marjoreyn. Presentación del libro ―Mujeres Pentecostales: Construcción del género
a través de la experiencia Religiosa‖, en Cultura y Religión Tomo 5 N° 1 (junio, 2011), p, 181,
acceso el 13 de marzo de 2020,
https://www.revistaculturayreligion.cl/index.php/culturayreligion/article/view/107
13. Conversación con el autor, el 2 de marzo de 2020.
14. Saá, Laura. Lo propio y lo ajeno. Reflexión sobre el papel impórtame de la mujer en el
liderazgo pentecostal. pp. 1, 2.
liderazgo femenino el ―revisar el pasado con el objetivo de recuperar las figuras
femeninas, que durante tanto tiempo han sido olvidadas, y de esta manera rescatar sus
memorias‖, pues solo así ―nuestro imaginario será enriquecido y concientizado‖.
En Costa Rica. Las investigaciones de Ariel Calderón demuestran que la
desigualdad en las relaciones hombre-mujer en las iglesias pentecostales de este país
no sólo generan exclusión femenina de los espacios de poder sino también violencia y
agresión física contra ellas. Son los pastores varones quienes propician esta violencia
doméstica en contra de sus mujeres, violencia que tiene origen en la imagen servicial
que proyectan en ellas. Dice Ariel Calderón15:
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18. En la Iglesia de Dios de los EE.UU., el liderazgo femenino ha tenido (y sigue teniendo) que
pasar por un camino no tan grato. Recién en 1992 se les permitió a las mojas por primera vez votar
en la Asamblea General Internacional, y recién en el año 2000 se les permitió servir en todos los
oficios excepto en el de obispo. Diez años después se consideró el asunto de si una mujer puede ser
obispo, pero no fue aceptado.
19. Cuenta personal de Facebook, del 10 de agosto de 2016.
Capítulo 17
Frutos en el ministerio
De la mujer pentecostal
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1. Bernardo Campos, hablando de esta Pastoral, explica que es aquella pastoral ―que trabaja
específicamente con las mujeres‖ y su misión es ―reivindicar el lugar de la mujer en el ministerio
sagrado y en los cargos públicos de la sociedad. Busca potenciar sus capacidades como mujeres.
Considera además la perspectiva femenina de lectura de la Biblia o lectura con ojos de mujer‖.
Pastoral Pentecostal: Elementos de Teología Práctica (Guatemala: Seminario Bíblico Pentecostal,
2016), p. 99.
Margaret Idahosa. Nacida en Nigeria en 1943, debido a su procedencia familiar
pudo estudiar tanto dentro como fuera de su país2. Casada con Benson Idahosa, uno de
los más importantes predicadores pentecostales de África, tuvo que aprender a lidiar
con el ministerio desde muy temprano. En 1983 fue ordenada al ministerio y al morir
su esposo (en 1998), Margaret renunció a sus planes de seguir en el ministerio, pero su
iglesia, la Iglesia de Dios Misión Internacional (IDMI) —fundada y pastoreada por su
esposo desde 1962— le entregó el liderazgo, lo cual atrajo muchas críticas en su
contra. A la vez, la Comunión Internacional de Iglesias Carismáticas, organización de
la cual forma parte, decidió consagrarla al episcopado, tan solo tres semanas después
del fallecimiento de Benson. Recordando ese momento, ella comparte: ―Llore a Dios y
le explique cuán tímida era y cuán dominado por los hombres era el mundo. Pero Dios
no respondió hasta que me decidí. Me dijo: 'Margaret, no me conmueven tus lágrimas
o tus necesidades, sino la fe. Si tu fe dice que sí, yo no diré que no'‖3. Para estar
preparada y saber conducirse en el mandato divino, Margaret buscó edificar su fe a
través de la buena lectura y la oración. El hacer frente a un mundo dominado por
varones la atemorizaba, pero en las Escrituras ella encontró el coraje que necesitaba
para avanzar en lo que Dios le estaba señalando.
Margaret se convirtió así en la primera mujer pentecostal en ser ordenada como
obispa en África. Desde el momento de su ordenación ella empezó a dirigir la iglesia
de su esposo, la IDMI, siendo hoy en día una de las iglesias más grandes de aquel
continente. Bajo su administración, ha logrado contar con más de cuatro mil
sucursales en Nigeria, un auditorio con capacidad para veinte mil personas y con
presencia en diversos países de África, Europa, Asia y Estados Unidos. En noviembre
de 2009, se convirtió en arzobispo, siendo también la primera mujer en el continente
en ser ordenada en ese puesto. Como obispo presidente de la IDMI ella está al frente
de los numerosos ministerios con los que su iglesia cuenta, llegando a ser una de las
mujeres más influyentes en África4.
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2. La arzobispo Margaret nació el 29 de julio de 1943, dentro de una familia real del antiguo reino
de Benin del Estado de Edo, Nigeria. Es Diplomada en Economía Doméstica (Leeds Polytechnic,
Remo Unido), Magister en Divinidad y Licenciada en Estudios Bíblicos (Friends International
Christian University, Estados Unidos) y Magister en Educación (Universidad Oral Roberts, Estados
Unidos).
3. Obot, Merey. ―The Life Story of Archbishop Margaret Benson Idahosa‖. en Voice Your Stories
(julio, 2019), acceso el 24 de abril de 2020, https://voiceyourstories.com/the-life-story-of-
archbishop-margaret-benson-Idahosa/
4. Margaret sirve como canciller de la Universidad Benson Idahosa (clasificada como una de las
mejores en Nigeria), siendo la primera canciller femenina en una universidad africana; es presidenta
ejecutiva del Instituto All Nations for Christ, que otorga programas de grado para estudiantes locales
Margaret ha liderado cruzadas en todo el mundo en su intento de ganar a más
personas para Cristo. En su visita al palacio de Samuel Iwuno Obade II, el Enogie
(gobernante) de Ugbegun5, éste la describió como un modelo a seguir para muchos en
la predicación del evangelio. El gobernante la elogió diciendo: ―Usted ha enseñado a
sus seguidores el buen carácter porque este es un ejemplo de buen liderazgo en la
Misión de la Iglesia de Dios‖. Y expresó además, su esperanza de que la visita de
Margaret a su palacio marque el comienzo de numerosas bendiciones para la gente de
su comunidad6. Margaret es una férrea defensora del empoderamiento femenino: ―Les
dejamos saber a las mujeres que deben ser vistas y que deben ser escuchadas‖. Es
consciente también que el éxito en su ministerio es debido al trabajo en equipo:
―Puedo funcionar porque trabajo con un equipo de hombres y mujeres que creen en la
visión que Dios nos ha dado. Creo firmemente en el trabajo en equipo. Todo lo que
tenemos hoy es resultado de ello‖. Por eso, ella cree que hombres y mujeres pueden, y
deben, trabajar juntos en la misión de Dios. El hecho de que una mujer dirija una
iglesia, es parte de ese trabajar en equipo. Cuando le preguntaron si es bíblico que las
mujeres dirijan una iglesia de la misma manera que los hombres, ella respondió:
[...] según Gen 1:28,29, hombres y mujeres fueron creados por Dios. Él les dio
autoridad a ambos, no solo al hombre, para dominar y multiplicarse. [...]. Han
sido la religión y la tradición las que relegaron a la mujer. El plan de Dios es
que hombres y mujeres trabajen juntos amigablemente. Ante Dios, no hay
diferencia [...]. Dios ha llamado al hombre y a la mujer. Entonces, Dios no está
enojado con una mujer que predica como lo hace un hombre7.
En una entrevista hecha a los pastores que servían bajo el liderazgo de Margaret,
___________________________
e internacionales; es fundadora de Christian Women Fellowship International (CWFI), el ministerio
femenino —no confesional— de su Iglesia; en su deseo de contribuir al desarrollo de su nación ha
constituido más de 108 escuelas en todo Nigeria y fundado un orfanato, es además ―el cerebro‖
detrás del Instituto Internacional de Recursos de Liderazgo (URL) creado para enseñar ética y
principios de liderazgo a pastores, líderes y trabajadores de la Iglesia.
5. Ugbegun es un clan en el gobierno local central de Esan del estado de Edo, Nigeria. Tiene una
ubicación estratégica y central en Esan, con un área muy grande y muchos habitantes.
6. Egbejule, Michael. ―Monarch extols Margaret Idahosa virtues‖. en The Guardian (febrero,
2018), acceso el 22 de abril de 2020, https://guaiidian.ng/news/monarch-extols-margaret-idahosas-
virtues
7. Kola, Alex; Igbinovia, Josephine. ―At 70, men still run after me – Rev Margaret Idahosa‖, en
Vanguard (junio, 2013), acceso el 24 de abril de 2020, https://www.vanguardngr.com/2013/06/at-70-
men-still-run-after-me-rev-margaret-idahosa/
todos expresaron que ella ha demostrado su valía en el liderazgo de la Iglesia. Uno de
los pastores provinciales declaró con obvia confianza: ―El éxito sobresaliente de la
mujer en el ministerio radica en su capacidad para motivar a las personas y ayudarlas a
alcanzar su potencial‖, actitudes que indudablemente hallan en Margaret. La
entrevistadora, señalando algunos rasgos de liderazgo en Margaret, afirma que ella
―tiene una visión saludable de los hombres, los ve no como competidores sino como
socios indispensables en el ministerio y está comprometida con equipar a otros, no a
controlarlos‖8.
Beatriz López Albuin. Nacida en 1962, en el seno de una familia muy pobre, se
convierte a la edad de catorce años en una pequeña iglesia cerca de su casa. Debido a
su conversión, su madre le dio a escoger entre la iglesia y el hogar. Beatriz optó por
salir de su casa siendo acogida por sus pastores. Poco tiempo después empezó a
estudiar gracias a una beca que el Seminario le otorgó, intercalando sus estudios con
prácticas misioneras en diversas iglesias de la localidad. En 1979 fundó la Escuela
Bíblica de Verano y en 1982, luego de su graduación, fue instalada oficialmente como
pastora, fundando ese mismo año el Instituto Bíblico Pentecostés, del cual sería su
directora y profesora. Desde ese momento ejerció el pastorado de manera compartida
con su esposo, hasta que este abandonó el país en 1995, estando ella esperando su
segundo hijo, lo cual la convertiría en madre soltera.
Debido a su labor ministerial, Beatriz tuvo que mudarse de domicilio en muchas
ocasiones, ministrando de un extremo a otro del país; tanto en regiones rurales,
montañosas e intrincadas de la Sierra, como en la Capital; ya sea a pie, a caballo, en
bicicleta, o en camellos. Fundó unas siete iglesias, construyó dos templos y
reconstruyó otros tantos. Estuvo al frente de importantes ministerios como Misión
Mundial, un ministerio internacional e interdenominacional desde el cual proveyó
soporte salarial para pastores cubanos de diferentes denominaciones en años de plena
crisis económica del país. En el año 2001, fue electa Superintendente-presidenta de su
denominación, la Iglesia de Santidad Pentecostal, en una Conferencia Extraordinaria
convocada a causa de la renuncia del líder de ese momento, a tenor de una crisis
multidimensional que sumía a la Obra. Esta elección no estuvo exenta de oposición
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8. Yau, Cecilia. ―Three Portraits of Woman Ministering Around the World‖, en CBE International
(Invierno, 2004), acceso el 30 de abril de 2020.
https://www.cbeinternational.org/resources/article/mutuality/three-portraits-women-ministering-
around-world
por parte de algunos líderes varones de la denominación9.
Como Superintendente de su denominación, Beatriz ha manifestado un fruto
excepcional, ganándose el respeto y reconocimiento de su labor pastoral-apostólica: el
crecimiento de la membrecía nacional a más del doble, la fundación de unas veinte
nuevas iglesias, la incorporación de casi un centenar de nuevos pastores, obreros de
misión y ministros, el crecimiento financiero, los importantes avances en la
capacitación bíblico-teológica, con graduaciones de cientos de estudiantes del Instituto
Bíblico Pentecostés y del Curso de Superación Ministerial (CURSUM), el
significativo mejoramiento en la estructura organizacional, las construcciones y
reconstrucciones de decenas de lugares de culto y del campamento nacional, el
incremento de bienes a la Conferencia, la provisión para las necesidades de los
obreros, además de la gestión de donaciones de alimentos y equipos médicos al país.
El fruto de su labor también ha tenido una notable repercusión en todo el país, así
como en el extranjero10.
Durante la 35° Conferencia General de su denominación (febrero de 2011), Beatriz
fue reelecta Superintendente para otro cuatrienio, y posteriormente, a propuesta
unánime de la Junta de Gobierno, debido a su excepcional labor dentro de la
denominación, se acuerda por unanimidad de los delegados, su ascensión al Obispado;
status de honor de carácter vitalicio que constituye el máximo grado que confiere su
Conferencia y que por primera vez en la historia de la Iglesia Santidad Pentecostal
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9. Recordando el momento de la elección, su hijo, Abdiel Expósito López, recuerda: ―Cuando ella
fue elegida presidenta la primera vez, los hombres ancianos de la iglesia no querían que eso
sucediera Y estaban preparándose para degradarla reseñándose los motivos pues no tenían ninguno
tangible. En el culto antes de las elecciones la presencia de Dios cayó y todos los que estaban
preparándose para ir en contra de ella cayeron bajo la presencia de Dios. Y Dios los usó a ellos
mismos para ungirla y bendecirla‖. Conversación con el autor, el 10 de mayo de 2020.
10. Beatriz ha estado a cargo del Comité de Emergencia y Ayuda Humanitaria del Consejo de
Iglesias de Cuba; teniendo como principal resultado, el haber contribuido a la rehabilitación de la
iglesia cubana y del pueblo de Cuba en general, tras el azote de la temporada ciclónica 2008, la más
devastadora de los últimos 50 años. Lo cual le avala una importante intervención social a nivel del
país. Por otro lado, ha realizado numerosas giras de ministración por iglesias de diversos países:
Canadá, Estados Unidos, Puerto Rico, México, Costa Rica, Nicaragua, San Salvador, Venezuela,
Argentina, Tanzania. Suiza, entre otros Es de destacar sus predicaciones en diversas Conferencias
Mundiales de Misiones de la denominación en Costa Rica y en Canadá, así como en la Conferencia
General de la Iglesia Pentecostal de Santidad Internacional del 2009 en EE.UU. Ha participado en el
quehacer de organizaciones eclesiales de escala internacional, de tan variada índole como lo pudieran
ser el Consejo Latinoamericano de Iglesias, la Alianza ACT, el Ministerio Suizo Ágape Internacional
y la Iglesia Pentecostal de Santidad Internacional, entre otras.
Internacional es conferido a una mujer11. Para la ordenación, efectuada el 24 de mayo
del mismo año, estuvo presente desde EE.UU. el Rev. Doug Beacham, representando
al Superintendente General de la denominación y Daniel Clowers, director de
Misiones para América Latina y el Caribe.
A lo largo de su vida, Beatriz ha tenido que batallar con la oposición por parte de
líderes varones que no aceptaban su liderazgo, pero aun así ella ha seguido adelante
sabiendo que fue Dios quien la ha ido colocando en los lugares que él ha querido.
Cuando entregó la presidencia (2015), Beatriz comenzó un nuevo ministerio
denominado ―Puertas Abiertas‖ que, aunque no depende de la Conferencia de la
Iglesia Pentecostal de Cuba, forma parte de la Conferencia de la Florida (EE.UU.).
Quienes conocen y trabajan con Beatriz testifican que con ella han aprendido el real
significado del servicio, pues para ella ―liderar‖ y ―ministrar‖ significa servir a los
demás, antes de estar por encima de ellos.
Martha Delgadillo Sandoval12. Nacida en Rio Azul, un hermoso pueblo
perteneciente al distrito de Aucayacu, provincia de Leoncio Prado, departamento de
Huánuco, Perú, en 1962. Sus padres fueron pastores con un gran ministerio con
énfasis en lo sobrenatural13. Cuando tenía doce años decide entregarle su vida a Dios y
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11. La denominación en Cuba soto ha tenido a dos líderes nacionales con este grado. Aunque a sus
superintendentes comúnmente también se les llama obispos, este título no es comparable con el que
recibiera Beatriz. La primera vez que se concedió el ―Obispado de Honor‖ en calidad honorifica de
carácter permanente fue en 1998, al obispo Ezequiel Castillo, debido a sus cuantiosos años de
notables frutos como presidente de la denominación y en los marcos de una intensa, variada y
fecunda trayectoria ministerial. La única instancia facultada en Cuba para otorgar este grado es la
Conferencia General de la denominación, previa aprobación de la Junta de Gobierno Nacional. En
esta ocasión, la Junta había reconocido la honorable trayectoria de Beatriz y proponiéndole a la
Conferencia su ascensión, esta última asintió por unanimidad ―y prosiguió poniéndose en pie con
aplausos; quedando oficialmente concedido el grado de Obispa de Honor‘‘ (Según la carta dirigida al
Superintendente General de la Iglesia Pentecostal de Santidad Internacional, por la Dirección
Nacional de la Iglesia Santidad Pentecostal de Cuba, pidiendo la consagración de la Rev. Beatriz).
12. Entrevista a la pastora Martha Delgadillo Sandoval, el 13 de abril de 2020.
13. Antes de que naciera, sus padres —que vivían en la capital (Lima)—, fueron llamados por
Dios a levantar un ministerio en la selva y por ello, tuvieron que trasladarse a Huánuco. Allí
erigieron un ministerio en el cual las sanidades, milagros, liberaciones y bautismos en el Espíritu era
lo cotidiano. Martha nació en medio de este avivamiento nunca antes visto en aquella región y creció
siendo testigo del fructífero ministerio de sanidad de sus padres. Ella recuerda que muchos enfermos
entraban a su casa desahuciados por la medicina o postrados en lechos y salían sanados. Cuando sus
padres dejaron Huánuco, 25 años después, dejaron establecido un Instituto Bíblico, más de sesenta
iglesias con sus respectivos pastores en tres departamentos del país (Huanuco, San Martín y Ucayali)
y tres regiones eclesiásticas formadas.
a los trece empieza a ministrar a los niños de su iglesia, a través de la Escuela Bíblica
de Vacaciones. Su actitud de servicio hacia sus compañeras de estudios y su fiel
entrega a los diversos ministerios de su iglesia hicieron que empiece a interesarse por
servir a Dios en el ministerio14. Por ello, cuando estaba por acabar el colegio, la duda
de no saber si seguir una carrera universitaria o entrar al Seminario llenaba su mente.
Esto la llevó a pasar meses orando y pidiéndole a Dios ―una señal‖. Después de varias
señales, la noticia de que su hermano regresaría a Perú desde el extranjero con la
intención de prepararse para servir a Dios fue la señal que llegó a convencerla15.
En 1982 Martha y su hermano entran al Seminario de las Asambleas de Dios del
Perú apoyando paralelamente a varias congregaciones de la capital. En 1987 empiezan
una pequeña iglesia en el distrito limeño de San Martin de Porres y cuando en 1989
decidieron afiliarla a la denominación les indicaron que él debía ser el pastor. Martha
empezaría así a experimentar el prejuicio de los líderes de la denominación por el
hecho de ser mujer. Un año después, Martha se queda sola con su iglesia cuando su
hermano decide regresar al extranjero, en esta situación varios pastores le increparían
el hecho de estar pastoreando sola, siendo mujer. Ante esto, decide entregar la iglesia
y dedicarse a apoyar ministerialmente a otras congregaciones. En esos días un profesor
suyo le dará una palabra que cambiaría el rumbo de su vida: ―Martha —le dijo— el
hombre no te puso en el ministerio, tampoco la denominación, fue Dios. Así que él se
encargará de colocar a tu lado el equipo que necesitas‖. Desde ese momento, ella supo
que Dios levantaría gente a su lado que la apoyaría en la obra que estaba dirigiendo.
Un par de días después, una pareja de la iglesia se le acercaría expresándole su
disposición para servir en la iglesia.
Desde ese momento, Martha viene sirviendo a Dios segura de que es Él quien la ha
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14. Lo que también ayudó a fortalecer este interés fueron dos sueños que ella había tenido: En
ambos sueños ella se veía al frente de mucha gente, ministrando e imponiendo las manos a fin de que
reciban sanidad. Muchos estaban llorando quebrantados por la presencia de Dios.
15. Martha necesitaba estar segura si era el Señor quien estaba poniendo el deseo de servirle. Por
ello, le pidió que le diera una señal. La primera señal —y que a Martha no la convenció del todo—
fue la palabra de una pastora quien, el día de su clausura escolar, la abraza y le dice: ―Prepárate
porque el Señor me dice que le vas a servir‖. Algunos meses más adelante, estando ella en una
reunión de oración escucha que una hermana repite dos veces la frase ―desde el vientre de tu madre
yo te escogí‖. Al terminar el tiempo de oración. Martha quedó en duda de si esa palabra era para ella
o para alguien más. Ante la incertidumbre de no saber qué decisión tomar para su futuro, le pidió a
Dios una señal más clara: ―Le pedí a Dios que alguien se me acerque expresándome su intención de
ir a Lima y prepararse pan servir a Dios de forma completa‖, recuerda Martha. Dos semanas después
de esta petición, su hermano, quien vivía en el exterior, le envió una carta a su padre expresándole su
deseo de prepararse para servir a Dios en Lima.
colocado en el ministerio y que él proveerá todo lo que necesite. Ha logrado levantar
una iglesia de aproximadamente 200 miembros, con seis anexos en Lima y provincias,
así como una red de pastores que están a cargo de estos anexos. Su ministerio se
caracteriza por la manifestación de los dones de sanidades y milagros, así como por las
continuas liberaciones y bautismos en el Espíritu que acontecen en él. En su iglesia se
trabaja con niños, adolescentes, jóvenes y matrimonios y para cada uno de esos grupos
cuenta con líderes capacitados. La visión que Dios le ha dado consiste en ―levantar
una iglesia fuerte y poderosa donde se vea la manifestación del Espíritu Santo,
haciendo de cada miembro un líder productivo‖. Por ello, Martha se empeña en
entrenar y capacitar a su equipo, guiándolos a confiar en Dios para lo sobrenatural
ejerciendo una fe expectante.
Martha reconoce que su camino ministerial no ha sido fácil, pues continuamente ha
tenido que lidiar con pastores que —en sentido de broma— le decían que ella no
continuaría al frente de la obra, debido a que un varón, de los tantos en la
denominación, bien podría hacerse a cargo de ella. Aunque Martha confía en el poder
y compañía de Dios para su ministerio y cree que ante Dios varones y mujeres somos
iguales, es consciente de sus limitaciones. Sabe que ser pastora y soltera conlleva
algunos comportamientos y cuidados imprescindibles: sabe que, al momento de
ministrar a varones, no debe hacerlo sola y que cuando necesita imponer las manos o
visitar a hermanos varones tiene ciertas restricciones. Por eso, ella cuenta con un
equipo pastoral en su congregación compuesto por su hermano, su esposa y un pastor.
Ellos son su soporte en aquellas áreas del ministerio en las que sabe que necesita
ayuda. Para ella, el contar con un equipo representa el respaldo de Dios para todo el
ministerio que Él ha confiado en sus manos.
Capítulo 18
Desafíos y propuestas
Llegamos a nuestro último capítulo deseando haber resumido con claridad el camino
que la mujer ha transitado en la historia de la Iglesia y la forma de cómo ella, en el
movimiento pentecostal, recupera lo que en ese camino fue perdiendo (o que le fueron
quitando) a fin de cumplir con el llamado que Dios le hace en Cristo. A pesar de que
en algunos sectores del pentecostalismo observamos incoherencias que dañan el
testimonio real del movimiento, creemos que el verdadero ADN pentecostal nos
impulsa a seguir abriendo espacios en las iglesias a fin de que las mujeres continúen
ocupando sus lugares correspondientes, aquellos que supieron ocupar a inicios del
movimiento. En este capítulo queremos reflexionar sobre la tarea que nos queda por
delante, una tarea más que todo pedagógica y que nos atañe a todos y todas.
Silvia Geruza1, pastora y teóloga pentecostal brasileña, nos advierte que la sociedad
como un todo necesita de un cambio de paradigmas donde ocurra la conciencia de la
igualdad entre hombres y mujeres y para eso, los educadores, los pastores, los que
tienen incidencia en la sociedad, los dirigentes populares, los que están en puestos de
poder y cada uno de los que han conocido el evangelio liberador de Cristo, deberán
aceptar el desafío de comenzar a ejercer una función pedagógica tal que pueda generar
este nuevo tipo de conciencia. Paradigmas nuevos —producto de una educación
renovada— son los que se necesitan en las iglesias a fin de que se originen en ellas
cambios de mentalidades que se traduzcan en nuevas formas de ver al hombre y a la
mujer, pues ―para modificar las condiciones de producción de las relaciones de
dominación es necesario todo un proceso colectivo de educación‖2.
Esta educación teológica liberada es la base sobre la cual se podrán construir estos
nuevos paradigmas, urgentes y necesarios en las iglesias. Ella tendrá que cuestionar de
forma crítica y respetuosa los postulados que los antiguos Padres3 y Reformadores nos
___________________________
1. Geruza, Silvia, Un outro gênero de Igreja... p. 36.
2. Gebara, Ivone. El rostro oculto del mal. Una teología desde la experiencia de las mujeres
(Madrid: Trotta, 2002). p.97.
3. Refiriéndose a los Padres de la Iglesia, Geruza Fernandes se hace las siguientes preguntas:
―¿Podemos continuar aceptando las interpretaciones tradicionales divulgadas en los periodos
patrísticos, la filosofía de los Padres de la Iglesia, surgidas a partir del siglo II que recurren
han heredado y debido a que la teología cristiana ha estado impregnada (y dominada),
desde el principio, por el patriarcalismo excluyente tendrá que deconstruir este tipo de
teología y elaborar una nueva, pues ―la teología, en todas sus facetas, se vuelve
también lugar privilegiado de acción con vistas a una revolución de lo simbólico‖4.
Para Senia Pilco, teóloga pentecostal ecuatoriana, esta tarea educativa es primordial
pues está dirigida a guiar a las mujeres a que entiendan y aprecien su valor como seres
humanos creados a la imagen de Dios. Ella plantea que ―a las mujeres se les debe
enseñar que la Biblia ofrece una visión de liberación no solamente para ellas, sino para
toda la humanidad‖5.
Teniendo esto en mente, a continuación, deseamos proponer tres ejes sobre los
cuales deberá girar esta nueva teología, la cual tiene el propósito de liberar a aquellas
mujeres que aún hoy se encuentran atrapadas en una posición de subordinación y
silencio. Estos ejes tienen su fundamento en la praxis de las mujeres pentecostales ―de
antaño‖, mujeres que, guiadas por el Espíritu, pudieron elevarse en medio de una
sociedad que las silenciaba a fin de hacer oír su voz llena de autoridad tanto a hombres
como a mujeres. Proponemos estos ejes sabiendo que representarán un verdadero
desafío para las iglesias, pentecostales y no pentecostales, pues aludirá un tema que,
en muchos casos, sigue estando bajo la decisión exclusiva de los varones. Nos
referimos a la distribución desigual al acceso al poder6.
___________________________
inicialmente a la filosofía platónica que no escondía su interpretación de la mujer como un ser
inferior, causante del impedimento del filósofo de alcanzar el puro estado de la filosofía [...]? o
¿somos libres para buscar una nueva comprensión y aplicación para nuestra época? Geruza: p. 54.
Op. Cit.
4. Gebara: p. 119. Op. Cit.
5. Pilco, Senia. ―Testimonio de la mujer pentecostal en Ecuador‖, En la Fuerza del Espíritu… pp.
244, 245.
6. En las iglesias existe una distribución desigual del acceso al poder manifestado en el hecho de
que son ―ellos‖ quienes tienen una mayor cuota de participación en la toma de decisiones y de
control sobre diversas situaciones que atañen a la Iglesia, en comparación de ―ellas‖. Se hace
necesaria entonces, una teología que disuelva este ―orden común‖ orden sobre el cual la Iglesia
patriarcal fue erigida y por el cual las mujeres son relegadas a ejercer únicamente las funciones de
maestras de Escuela Dominical, diaconisas, evangelistas, intercesoras, líderes musicales, lectoras de
la Palabra y contribuyentes financieras de la obra. Este proceso de deconstrucción traerá, sin duda,
un sentimiento de peligro al grupo y hará que entren en acción las diversas fuerzas existentes dentro
de éste: Por un lado, los que están a favor del orden tradicional y niegan cualquier existencia de
violencia de género dentro de sus comunidades y por el otro, los que abogan por el cambio pues han
identificado las contradicciones existentes entre su praxis grupal y lo enseñado por Jesús de Nazaret.
La experiencia igualitaria del Espíritu
Este pasaje [Hechos 2:17-18] provee las bases bíblicas iniciales para la posición
pastoral de la Iglesia Cuadrangular en cuanto a la razón de por qué y cómo se
establece la igualdad de la mujer en el ministerio de liderazgo. Estos versículos
indican claramente que el asunto de género fue removido cuando los protocolos
celestiales reemplazaron a las tradiciones humanas, para que una libertad
máxima del ministerio pueda ser llevada a cabo por su pueblo. Por lo que,
nuestra posición al conferir autoridad y libertad a la mujer no es una respuesta a
políticas, coerciones de programas humanos de liberación, o tendencias
presentes. Más bien, nuestra posición está basada en la revelación de la Palabra
de Dios y su verdad eterna.
Cuando el Espíritu Santo fue derramado en el día de Pentecostés, las personas
que fueron enviadas al mundo, salieron sin distinciones sectarias o sexistas. Con
base en este ejemplo, la Iglesia Cuadrangular está comprometida a no imponer
ninguna de estas diferencias. Nuestro espíritu busca estar a tono con el de Dios,
y donde está el Espíritu de Dios, allí hay libertad; el Espíritu que recobra lo que
la humanidad perdió en orden de dar un lugar superior a lo que la redención
provee para cada persona9.
Es frecuente en la historia poner por escrito las proezas de los líderes, olvidando que
detrás de ellos (o a su lado) siempre hubo mujeres, por ello, leer la historia sin percibir
el fuerte androcentrismo contenido en ella, es propio de la enseñanza patriarcal. Al
darle una mirada a la historia oficial de los pueblos, de las religiones, de las
conquistas, de la ciencia, etc. nos damos cuenta que esta es siempre masculina, ―pero
sus consecuencias nefastas con frecuencia recaen sobre los hombros femeninos‖11.
Esto se debe a que, hasta hace poco tiempo, los historiadores han sido varones y lo
único que a ellos les interesó registrar fue lo que ellos mismos hicieron,
experimentaron y consideraron importante. Dejaron fuera de sus escritos todo aquello
que las mujeres realizaron y experimentaron pues lo consideraron innecesario y de
poca importancia histórica. Como resultado, la humanidad ha tenido un registro
parcial de su historia. Pero necesitamos tener en cuenta que
al igual que los hombres, las mujeres son y siempre han sido actores y agentes
en la historia. Puesto que las mujeres representan la mitad de la humanidad, y a
veces más de la mitad, han compartido con los hombres el mundo y el trabajo de
la misma manera. Las mujeres no están ni han estado al margen, sino en el
mismo centro de la formación de la sociedad y en la construcción de la
civilización12.
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10. Ibid., p. 38.
11. Gebara, Ivone. Teología ecofeminista Ensaio para repensar o Conhecimento e a Religiáo
(Montevideo: Doble Clic Soluciones Editoriales, 1998), pp. 46, 47.
12. Lerner, Gerda. La creación del patriarcado, p. 5.
Las mujeres siempre han estado allí pues es imposible que la mayor parte de la
humanidad haya estado ausente en los grandes momentos de la historia, han sido los
varones quienes no siempre han estado para registrar sus historias. El acto de
ignorarlas de los acontecimientos que han dado forma a nuestro mundo y a nuestras
iglesias debe ser corregido cuanto antes si es que se desea un mundo y una Iglesia más
justos para todos. Por ello, las iglesias están llamadas a emprender la tarea de releer
los textos sagrados, la historia eclesiástica y la historia en general desde nuevos
enfoques y perspectivas13. Esta nueva lectura deberá tener como actividad primera el
desenterrar la presencia, el significado y las contribuciones de las mujeres en el
proceso configurador del cristianismo (y de los movimientos específicos a los que se
pertenece14) a fin de beneficiarnos a nosotros mismos con una historia más integra,
más fiel y más exacta a los acontecimientos. Este acto repercutirá inevitablemente en
la reivindicación de la mujer y en su emancipación15.
Empoderamiento
Un último eje que consideramos importante en esta educación teológica más justa y
renovada, aquella que hará justicia a las mujeres de nuestras iglesias —tanto a las de
nuestro tiempo, como a las del pasado—, es sin duda el empoderamiento de las
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13. En palabras de Laura Saá, se debe ―redescubrir la fe, el ministerio y la dedicación de las
mujeres del pasado ayudaría a muchas mujeres que no se consideran dignas de un ejercicio
ministerial visible. La historia, sobre todo de los primeros siglos, ayudaría a entender qué pasó con
las mujeres y por qué el conflicto de género. El desconocimiento con frecuencia lleva a repetir
hechos‖. Conversación con el autor, el 28 de abril de 2020.
14. Refiriéndose al pentecostalismo, Mansilla, Muñoz y Piñones respondiendo a la pregunta ―¿Por
qué tanto las investigaciones como las denominaciones pentecostales han excluido, difamado,
negado o ignorado el rol de las mujeres dentro de la memoria fundacional del movimiento?‖, ofrecen
la siguiente respuesta: ―En primer lugar, sostenemos que parte de esta problemática se debe a la
existencia de un prejuicio metodológico que ha desembocado en un reduccionismo epistémico-
teórico. En general, las investigaciones realizadas sobre esta temática se han construido a partir de
las fuentes oficiales de las denominaciones, dejando de lado fuentes previas a la institucionalización
del pentecostalismo‖ Mansilla, Miguel; Muñoz, Wilson y Piñones, Carlos. «Memoria de un olvido.
La exclusión de mujeres de la memoria fundacional del pentecostalismo chileno (1909-1915)»... pp.
104, 105. Es decir, el pentecostalismo deberá remitirse más allá de sus documentos
denominacionales e institucionales si desea redescubrir el verdadero papel y protagonismo de las
mujeres en los orígenes del movimiento y sacudirse de una vez por todas del olvido de las mujeres de
su memoria fundacional
15. Como lo indica Gerda Lerner ―La Historia de las mujeres es indispensable y básica para lograr
la emancipación de la mujer‖. Lerner: p. 4. Op. Cit.
mujeres. Si la teología que proclamamos no produce un movimiento, acciones
concretas de liderazgo y servicio en las mujeres de nuestras iglesias, tal teología no
sirve. Hablando sobre los electos de este empoderamiento, Mireya Baltodano nos dice:
―A nivel grupal e institucional, un camino hacia la equidad de género es el
empoderamiento de las personas marginadas dentro de las iglesias, particularmente las
mujeres‖16. Siguiendo este pensamiento, lo que nuestras iglesias necesitan para el
restablecimiento de relaciones más justas y equitativas es que las partes afectadas —en
este caso, las mujeres— sean empoderadas. Con empoderar a las mujeres a través de
la educación teológica nos referimos a que nuestro discurso sobre Dios deberá apuntar
a que se le devuelva el poder sustraído en nuestras iglesias a cada una de ellas, a fin de
que se conviertan en agentes activos en cada una de sus situaciones concretas. Esto
significa
Ahora bien, este empoderamiento cuyas consecuencias son positivas tanto para las
mujeres como para los hombres18, transformará completamente nuestras iglesias
volviéndolas más semejantes al modelo dejado por Jesús de Nazaret y replicado por
sus primeros seguidores. Este empoderamiento ha de empezar cuando las iglesias sean
capaces de discernir entre el orden divino para la mujer en el hogar y el orden divino
de la mujer en la Iglesia, cuando Dios la llama a la tarea de liderazgo. Dos tratos
diferentes, que muchas iglesias confunden y por ello, caen en el error de trasladar el
modelo ―varón-cabeza‖ a la Iglesia, sin darse cuenta que haciendo esto limitan e
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16. Baltodano, Mireya. ―Violencia de Género en las Iglesias‖, en Vida y Pensamiento 22, N° 1
(2002). p. 164.
17. Ibid.
18. Aunque los varones no se den cuenta, la violencia de género, el machismo y el patriarcalismo
también les hace daño a ellos. Estas actitudes los empobrece, mientras que la emancipación
femenina, aparte de liberar a las mujeres, redimensiona a los varones. Pero no solo los afecta a ellos,
sino a toda la sociedad en general. Como lo expone Marcela Lagarde ―Muchos hombres ni siquiera
se percatan que su manera de relacionarse con las mujeres y entre ellos mismos, así como la forma
en que se enseñorean en el mundo y ocupan espacios y jerarquías, produce daño a las mujeres y daño
social en la convivencia. Pocos hombres asumen que la exclusión y la subordinación sexistas de las
mujeres, atentan contra la democracia y el desarrollo, y son muestras de insolidaridad e impiden
nuevas maneras de convivencias‖. ―Claves feministas y nuevos horizontes‖, en Tamez, Elsa [Ed.],
La sociedad que las mujeres soñamos (San José: DEI, 2001), p. 93.
intimidan a las mujeres. En palabras de Laura Saá:
No cabe duda que el proceso de empoderar a las mujeres desafiará las estructuras
patriarcales y discriminatorias de género existentes en nuestras iglesias. Aun así, tanto
hombres como mujeres estamos llamados a aceptar el desafío y sacar adelante juntos
el proyecto liberador de Dios que no es otro que convertir también a las mujeres en
protagonistas de lo que él viene haciendo en el mundo, a través del ejercicio de sus
dones y ministerios20. En este proceso, ellas tienen mayor responsabilidad pues el
sistema patriarcal sólo puede funcionar gracias a su cooperación21. Es tiempo entonces
de continuar con la rebelión empezada a principios del siglo pasado, cuando el
Espíritu se derramó y miles de mujeres comenzaron a ministrar en el mundo entero
bajo la unción de Dios. Es tiempo ya de seguir escribiendo esa historia, la cual
trastornará definitivamente tanto a la Iglesia como al mundo, pero sabiendo que a
partir de ahora deberán ser ellas las que conduzcan el bolígrafo.
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19. Laura Saá, en conversación con el autor, el 28 de abril de 2020.
20. Las iglesias necesitan reconocer el ministerio y los dones que ejercen las mujeres y
reconocerlos como parte vital de su desarrollo y crecimiento. Consideramos que el Señor les ha
confiado estas ―manifestaciones del Espíritu‖ a fin de equiparlas para la extensión de su Reino aquí
en la tierra. El liderazgo eclesial está llamado a valorar y elevar esta labor de las mujeres llenas del
Espíritu, al igual que lo hace con las labores ejercidas por los varones. Al respecto, en una de las
primeras reuniones de la Comisión Evangélica Pentecostal Latinoamericana (CEPLA) en Chile,
1990, se afirmó que ―las hermanas ejercen diversos ministerios, pero un desafío que se presenta en el
movimiento pentecostal es estimar su trabajo como discípulos de Jesucristo y reconocer los rasgos
particulares del Ministerio Pastoral Femenino, que le permitan trabajar en igualdad con los varones
en el ministerio pastoral‖. En este mismo espíritu, Lydiette Garita, Coordinadora del Programa de
Mujeres de CEPLA, declaraba en el Encuentro Pentecostal Latinoamericano celebrado en Cuba, en
1998: ―Sentimos la necesidad de estimular la autoestima y la participación a través del
reconocimiento de los dones y la valorización de los aportes de la mujer, impulsar alternativas de
capacitación teológica y pastoral que atiendan los necesidades educativas; y generar un proceso de
reflexión bíblica y teológica de aquellos pasajes bíblicos que tradicionalmente han sido utilizados en
contra de la mujer‖. ―La participación de la mujer en el proceso de unidad y cooperación pentecostal
en América latina‖… pp. 63-65. Hoy, más de veinte años después, estos llamados de las mujeres
pentecostales siguen estando vigentes.
21. Lerner: p. 317, Op. Cit.
Anexo
6. Adán no fue engañado, sino la mujer y por ello entró el pecado al mundo.
El apóstol Pablo, a comparación del autor de 1 Timoteo, responsabiliza al varón del
ingreso del pecado al mundo (Ro. 5:12-21), lo que significa que el apóstol nunca
concibió la idea de que las mujeres fueran las responsables de este ingreso y, por lo
tanto, no aptas para el ejercicio de la autoridad en la Iglesia. Sabiendo esto, es que se
comprende porque Pablo le concede autoridad a las mujeres para que enseñen a través
del don de profecía en las iglesias (1 Co 11:5). Para él, aunque la mujer tuvo parte en
el primer pecado, ese hecho no las convertía en ―no aptas‖ para el ejercicio de la
autoridad. Si tuviéramos que seguir la línea del autor de 1 Timoteo y responsabilizar a
alguien ―por haber sido engañado‖ y, por lo tanto, no tener autoridad de enseñarle a
los del sexo opuesto, sería al varón. Su falta de firmeza y obediencia en el Edén, así
como la facilidad con la que fue ―convencido‖ por su mujer, lo hacen peligroso y poco
confiable para ejercer puestos de liderazgo y gobierno en la Iglesia.