Mujer Pentecostal - Un Liderazgo Revolucionario (Pedro López Castillo)

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© 2020 Pedro López Castillo

© 2020 Publicaciones Kerigma


Mujer pentecostal, un liderazgo revolucionario: El silencio femenino en lo historia de
la Iglesia y el desarrollo de su liderazgo

© 2020 Publicaciones Kerigma


Salem Oregón, Estados Unidos
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2020 Publicaciones Kerigma


Salem Oregón

Pedidos: 971 304-173S

www.publicacioneskerigma.org

ISBN: 978 1-948578-52-3

Impreso en los Estados Unidos


Printed in the United States
Contenido
Introducción

Primera parte. Situación de la mujer en el cristianismo actual


Capítulo 1. La mujer en las iglesias Católica y Ortodoxa
Capítulo 2. La mujer en las iglesias de la Reforma
Capítulo 3. La mujer en las iglesias evangélicas

Segunda parte. Una mirada a los orígenes: Jesús y Pablo


Capítulo 4. Jesús y las mujeres
Capítulo 5. Las mujeres en las primeras comunidades
Capítulo 6. Mujeres líderes en el ministerio de Pablo

Tercera parte. Empiezan los cambios: Las epístolas post y deuteropaulinas y los
Padres
Capítulo 7. Razones del cambio y el papel de las epístolas
Capítulo 8. La institucionalización de la Iglesia y el papel de los Padres Apostólicos
Capítulo 9. La influencia de los Padres de la Iglesia

Cuarta parte. La Reforma y las mujeres


Capítulo 10. Las mujeres en el pensamiento de Lutero y Calvino
Capítulo 11. Las mujeres en el anabaptismo
Capítulo 12. Mujeres que sobresalieron en la Reforma

Quinta parte. La rebelión de la mujer pentecostal


Capítulo 13. Antecedentes metodistas y de santidad
Capítulo 14. Lideresas pentecostales en el inicio del movimiento
Capítulo 15. Las mujeres en los orígenes del pentecostalismo latinoamericano

Sexta parte. Sombras, frutos y tareas pendientes


Capítulo 16. Sombras en el movimiento: Patriarcalismo pentecostal
Capítulo 17. Frutos en el ministerio de la mujer pentecostal
Capítulo 18. Desafíos y propuestas

Anexo
Acerca del autor
Introducción

El tema de la presencia, roles y liderazgo de la mujer en la Iglesia y en la sociedad


viene siendo tema de debate desde hace ya varios años, y cada vez con mayor
intensidad, en diferentes ambientes (académicos, políticos, religiosos, etc.). En
muchos países últimamente, se ha hecho evidente un marcado interés literario por los
temas de la historia y el pensamiento de las mujeres debido a la preocupante —y a la
vez vergonzosa— escasez de estos en los siglos que nos han precedido. Esta realidad
ha sido perjudicial para la humanidad, en especial para las mujeres, pues debido a esta
falta de conocimiento de su propio pasado a ellas se les ha despojado de heroínas que
pudieran modelar sus conductas hoy y sumar a sus experiencias contemporáneas de
liberación. Como dijera la historiadora austríaca Gerda Lerner: ―La falta de
conocimientos que tenemos de nuestra propia historia de luchas y logros ha sido una
de las principales maneras de mantenemos subordinadas‖1.

La mujer en los comienzos de la historia

«Durante toda la historia de la humanidad, la participación de las mujeres ha sido


invisible y olvidada y en los mejores casos interpretada por varones» (Amparo Lerín).
Desde un principio, las mujeres han estado en una posición de desventaja en
comparación de los varones. Primeramente, debido a la caída la imagen de las
mujeres, así como su sexualidad, se convirtieron en símbolos de debilidad humana y
en el origen de todo lo malo. Ellas empezaron a representar un peligro para los
varones por ―su voracidad sexual‖, a su vez lo femenino ―fue considerado como
oscuro, inferior, menos dotado, o como lo más cercano a la materia. Lo masculino, en
cambio, como superior, claro y al mismo tiempo más cercano al espíritu. En resumen:
más apto para representar a Dios‖2.
Las mujeres, en lo social y familiar, por mucho tiempo vivieron desprotegidas y
abandonadas a una eterna inseguridad. Gerda Lerner señala que ellas

eran intercambiadas o compradas en matrimonios en provecho de sus familias,


más tarde se las conquistaría o compraría como esclavas, con lo que las presta-
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1 Lerner, Gerda. La creación del patriarcado (Barcelona: Editorial Crítica. 1990), p. 327.
2 Gebara, Ivone. ―Introducción a un significado histórico del género‖, en Rompendo o silencio,
Uma fenomenología feminista do mal (Petrópolis: Editorial Vozes. 2000). p 124
ciones sexuales entrarían a formar parte de su trabajo y sus hijos serian
propiedad de sus amos [...]. Las hijas de los pobres eran vendidas en matrimonio
para prostituirlas a fin de aumentar las posibilidades económicas de la familia
[...]. Si un marido o un padre no podían devolver una deuda, podían dejar en
fianza a su esposa e hijos que se convertían en esclavos por deudas del acreedor
[...]. En la familia patriarcal, la subordinación de las hijas es para toda la vida.
Las hijas únicamente podrán escapar a ella si se convierten en esposas bajo el
dominio y la protección de otro hombre.3

Estas desventajas también fueron sufridas por ellas aún en el ámbito religioso y
filosófico. Desde los orígenes de la religión, fueron los varones los únicos autorizados
para mediar entre Dios y los seres humanos, lo cual fue ―simbólicamente expresado en
la existencia de un clero formado exclusivamente por hombres‖. De esta manera, las
mujeres fueron apartadas de la participación activa en el servicio al templo, ―se les
negó un acceso igualitario a la enseñanza religiosa y al sacerdocio, y con ello se les
denegó la capacidad de interpretar \ modificar el sistema de creencias religioso‖4. Las
sociedades empezarían a proyectar a la divinidad imaginarios de género de corte
patriarcal, volviéndose masculina toda concepción de Dios. Las historias sagradas de
los pueblos, que luego se convirtieron en sus textos sagrados, empezaron a ser
concebidas a través de metáforas patriarcales que a la larga llegaron a normar las
relaciones entre hombres y mujeres y entre ellos y Dios. Una falsa realidad fue
forjándose encima de esta desigualdad genérica: la del Dios patriarcal. Esta falsa
realidad legalizó la violencia de género religiosa por parte de los varones dañando así
en las mujeres la imagen del Dios de la vida, su Creador y Liberador. Esta falsa
realidad convirtió también a la religión en ―asunto de varones‖ y confinó a la mujer ―a
la casa‖, despojándola de toda posibilidad de ejercer liderazgos religiosos, políticos o
científicos, y todo ―en nombre y con la autorización de Dios‖.
En el mundo de la filosofía, las mujeres sufrieron de una conceptualización
denigrante desde el mismo momento en que empezó a ser forjada. Los célebres Platón
y Aristóteles, considerados los padres de la filosofía occidental por haber perfilado con
sus ideas el pensamiento de Occidente por más de dos milenios, le dieron a la mujer
una imagen inferior y peyorativa cada vez que pudieron. Para Platón, las mujeres se
mueven en los límites de lo civilizado y lo salvaje, de lo humano y lo bestia y para
Aristóteles, el coraje de un hombre se demuestra cuando gobierna, el de la mujer cuan-

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3 Lerner: pp. 311, 317. Op. Cit.
4. Ibid; p. 949.
do obedece. Y aunque existieron mujeres filósofas notables, como Hipatia de
Alejandría (360- 415), ellas tuvieron que vivir lidiando con el fuerte machismo y la
mentalidad patriarcal que dominaban sus contextos. La gran influencia de hombres
como Aristóteles en la historia del pensamiento occidental se ve reflejada en el hecho
de que nuestra civilización en su ciencia, su filosofía y su doctrina de los géneros ha
utilizado durante siglos la ciencia política de Aristóteles, aquella que institucionalizó y
racionalizó como principio de la democracia la exclusión femenina de la ciudadanía
política5.

Jesús y el anuncio del Reino igualitario

No cabe duda que Jesús proclamó que en el Reino de Dios no habría más injusticia y
desigualdad. Hombres y mujeres, pobres y ricos, libres y esclavos, judíos y gentiles
vivirían en este Reino en condiciones de igualdad nunca antes vistas en el mundo.
«Jesús ignoró esa actitud general contraria a la mujer y dio inicio a una era de total
participación femenina» (William L. Coleman). En esta participación plena, ellas
sobresaldrán más que en otro espacio religioso o social de la época, pues en Jesús
encontrarían un mentor, alguien a quien seguir, una luz para sus vidas apagadas por
―obra y gracia‖ de los varones y a alguien a quien servir ya no desde el anonimato sino
desde el protagonismo público. Así. Jesús va por los pueblos sanando el corazón
quebrantado de las mujeres, pregonando libertad a las que habían sido cautivas por
tanto tiempo, devolviéndoles la visión y liberándolas de la opresión patriarcal que
destruía sus personas6.
Una de aquellas mujeres que disfrutó este paso ―de las tinieblas de la exclusión a la
luz de la igualdad‖ fue María de Magdala. Esta mujer —discípula plena del
nazareno— será quizás la más importante de entre su grupo de seguidores y
discípulos. No cabe duda que ella fue su discípula: al verlo resucitado, ella lo llama
―mi Maestro‖ y Él le responde confiriéndole autoridad apostólica (Jn 20:16, 17). Al
parecer, la autoridad de los primitivos predicadores cristianos radicaba en su encuentro
personal con el Resucitado. Al ser esto así, María habría disfrutado de una envidiable
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5. Ibid; p. 306.
6. Dice Silvia Geruza: ―La misión del Hijo de Dios provocaba liberación y no sometimiento
subordinado a los hombres por parte de las mujeres. Así, el relacionamiento de Jesús con las mujeres
les liberaba un poder que les daba sentido en una sociedad que les negaba cualquier sentido de sí
mismas, o de relacionamiento, excepto si servían a los propósitos de los señores. En esa liberación
ellas reciben permiso para percibir la misión de Jesús y vivirla‖. Um outro género de Igreja. As
mulheres e sua ordenacao sacerdotal (Sao Paulo: Fonte Editorial 2011). p. 18.
autoridad en las primeras comunidades debido a que no solo tuvo un encuentro con
Jesús después de su resurrección, sino que fue la primera en verlo y la primera en
anunciarlo (¡nada menos que a los discípulos varones!). Esta autoridad,
evidentemente, incomodaría e irritaría a algunos líderes varones7.
Los primeros seguidores de Jesús, quizás sin entender en su totalidad la práctica
liberadora observada en su Maestro, reprodujeron lo aprendido en las comunidades
que fueron fundando en todo lugar al que llegaban. Es así que, en ellas, las mujeres
empezaron a tener un papel trascendental en el desarrollo y propagación del
movimiento sirviendo como apóstolas, predicadoras, maestras, profetas, diaconisas y
presidentas de comunidades caseras. Pablo, el apóstol de los gentiles, fiel a esta
tradición heredada, le abrió las puertas del ministerio a aquellas mujeres que se iban
añadiendo al movimiento cristiano y que sentían el llamado a ocupar puestos claves de
dirección en las iglesias por él fundadas. Este punto lo veremos con más detalle en la
segunda parte.
El recuerdo del Jesús liberador de las mujeres fue tan poderoso en el cristianismo
primitivo que casi doscientos años después de la ascensión, tradiciones cristianas
heterodoxas representarían a Jesús disputando con sus discípulos varones en favor del
liderazgo protagónico de sus seguidoras, en especial María Magdalena. En el Pistis
Sophia8 por ejemplo, Jesús afirmará que quien quiera que esté inspirado por el Espíritu
está ordenado divinamente para hablar, ya sea hombre o mujer. Otro papel de
importancia que cobró la imagen de la mujer en el cristianismo primitivo fue el de
servir como modelos de identidad cristiana. Ellas, gracias a la labor de los
evangelistas, fueron colocadas como modelos para todos aquellos que decidían
identificarse como cristianos. Aquellas mujeres de los comienzos, las mismas que
interactuaron con Jesús, fueron hechas prototipos de quien quiera seguir a Jesús de
Nazaret, ellas ―son recordadas como modelo de discipulado tanto para varones como

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7. Dice el teólogo pentecostal mexicano Daniel Chiquete: ―Si el surgimiento del cristianismo a
partir del aparentemente fracasado movimiento de Jesús se basa en la fe de que Dios lo resucitó de
entre los muertos [...], entonces los testigos primeros de este evento extraordinario seguramente
serian revestidos de una autoridad y un aura de poder también extraordinarios‖. Escritos fuera de
tiempo (Concepción: CEEP Ediciones. 2008), p. 132.
8. El Pistis Sophia es un texto del siglo 111, abiertamente "pro Maria Magdalena" En el
encontramos la disputa entre Pedro y Maria, una rivalidad que llega hasta la agresión verbal.
También hallamos la competición entre discípulos varones y mujeres por el derecho y la oportunidad
de hablar y de interpretar las palabras de Jesús. Textos como estos y otros, de procedencia gnóstica,
evidenciarían que el liderazgo y la actividad profética de las mujeres en los primeros siglos
representaban un verdadero desafío a los líderes representantes de la ortodoxia.
para mujeres‖9. De esta manera, los evangelistas las convierten en ejemplos y heroínas
de la primera hora y en referentes de lo que significa el seguimiento y la fe en Jesús.

Mujeres silenciadas

Como lo detallaremos en la tercera parte, al finalizar el primer siglo las cosas


empezaron a cambiar en el movimiento de Jesús. Las epístolas post y deuteropaulinas,
así como la labor de los Padres Apostólicos echaron los cimientos del patriarcalismo
dentro de la Iglesia convirtiéndola en una institución que poco a poco se alejaría de
aquella visión liberadora e igualitaria anunciada por Jesús. A partir de ese momento, la
lectura extralocal de la primera carta a Timoteo, el inicio del uso comparativo del
sacerdocio del Antiguo Testamento con el ministerio cristiano (Clemente, Epifanio), el
olvido de la praxis de Jesús y la influencia del pensamiento grecorromano en los
Padres de la Iglesia —quienes con sus escritos perfilaron la doctrina y teología
cristianas— dieron como resultado fuertes tensiones entre el liderazgo masculino y el
femenino que terminaron eclipsando y anulando el papel protagónico de las mujeres
en la Iglesia de los primeros siglos. Comienza así el silencio femenino en la historia de
la Iglesia. Las mujeres fueron arrinconadas y puestas lejos de los lugares de poder que
antes disfrutaban. Se comenzó a olvidar que sobre ellas también fue derramado el
Espíritu de Dios, quien las facultaba y autorizaba para hablar y anunciar, gobernar y
presidir. Se les negó el sacerdocio común de todos los creyentes cuando se empezó a
restringir la palabra ―sacerdocio‖ a una élite reducida compuesta únicamente por
varones encargados del culto divino. Las presbíteras y diaconisas, que entre los siglos
II y VII aún luchaban por mantenerse en pie sirviendo en los llamados que el Señor les
había hecho y que sus iglesias locales reconocían, terminaron por desaparecer10. Se les
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9. Bernabé, Carmen [Ed.]. Con ellas tras Jesús Mujeres modelos de identidad cristiana (Estella:
Verbo Divino, 2010), p. 18.
10 Kevin Madigan y Carolyn Osiek han ofrecido una valiosa y completa recopilación de fuentes
epigráficas, literarias y canónicas de diaconisas, presbíteras y obispas en las iglesias griegas y latinas
desde el primer siglo hasta el séptimo. Mujeres ordenadas en la Iglesia primitiva (Estella: Verbo
Divino, 2006). Otros importantes libros al respecto son. Mujeres en el Altar, de Lavinia Byrne, ex
religiosa del Instituto de la Virgen María; Cuando las mujeres eran sacerdotes, de Karen Jo
Torjesen, catedrática de Estudios sobre la Mujer y la Religión en Claremont Graduate School y las
investigaciones del profesor Giorgio Otranto, director del Instituto de Estudios Clásicos y Cristianos
de la Universidad de Bari. En estas investigaciones los autores buscan demostrar, mediante
inscripciones en tumbas y mosaicos, cartas pontificias y otros textos, que en los primeros trece siglos
del cristianismo existieron mujeres presbíteras (pastoras).
ordenó el silencio de una manera cruel a aquellas que fueron las primeras
proclamadoras de las buenas noticias de la resurrección.
En estos siglos, la Iglesia, amoldándose al mundo, retrocede a los tiempos en los
que la mujer vivía cautiva y oprimida por el poder patriarcal. Su imagen y concepto en
la Iglesia ya no serían los mismos que Jesús le había dado, sino que se impondrá el
concepto que desde tiempos antiguos las sociedades controladas por los varones
habían puesto sobre ella. Por su parte, los Padres de la Iglesia caracterizarán a la mujer
―como naturalmente débil, sensual, inconstante e incapaz de ejercer funciones
públicas‖11. De diferentes lados empezaron a dictarse órdenes en contra de las voces
de las mujeres, órdenes que les prohibían ejercer cargos de enseñanza, liderazgo y
dirección en las iglesias, reclamando nada menos que autoridad apostólica:

No conviene y no es necesario que las mujeres enseñen, sobre todo lo referente


al nombre de Cristo y de la redención por medio de la Pasión. Porque vosotras
no fuisteis establecidas para esto; vosotras mujeres — especialmente las
viudas— no fuisteis establecidas para enseñar, sino para rezar y suplicar al
Señor Dios. En verdad el Señor Dios, Jesucristo nuestro Maestro, nos envió a
nosotros los Doce para que instruyéramos al pueblo y a las naciones; sé que
había mujeres discípulos, María Magdalena, María madre de Santiago y la otra
María; pero sé que Jesús no las envió para instruir al pueblo. Si fuese necesario
que las mujeres enseñasen, sé que nuestro Maestro, El mismo les habría
ordenado que enseñasen (Didaskalia Apostolorum II, 25).

A mediados del siglo III, el obispo Firmiliano de Cesárea de Capadocia envía una
carta al obispo Cipriano de Cartago. En la misiva le informa admirado sobre la
existencia de una mujer profeta que ―engaña‖ a las iglesias oficiando como
sacerdotisa. Firmiliano se ve obligado a admitir que esta mujer celebra la eucaristía
con las palabras acostumbradas y el bautizo con la forma usual. Lo interesante de su
carta es que el capadocio no especifica de qué manera esta mujer engañaba a los
demás cristianos, solo menciona que lo hace. Su actitud reflejaría entonces, el clima
tenso en el que se halla la Iglesia en esos días debido a la nueva posición patriarcal que
sus líderes estaban adoptando:

Ahora bien, aquella mujer que antes practicaba muchas maravillas con sus
fantasmagorías y embustes para engañar a los fieles, entre otros recursos con

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11. Figueiredo, Antonio. La vida de la Iglesia primitiva (Bogotá: CELAM, 1991), p. 243.
que había seducido a muchos, se atrevió repetidas veces a fingir que, con su
invocación eficaz, consagraba el pan y realizaba la eucaristía, y ofrecía al Señor
el sacrificio con el rito de las palabras acostumbradas y bautizaba a muchos con
la fórmula usual y auténtica de la interrogación, de modo que, al parecer, no
discrepaba de la norma de la Iglesia12.

En el Sínodo de Laodicea (363-364), que fuera un sínodo regional y por lo tanto sus
cánones solo fueron vinculantes para las iglesias o regiones que participaron en él, se
prohibieron las ordenaciones de mujeres al presbiterado y o a la presidencia de las
iglesias: ―No se debe ordenar en la Iglesia a las así denominadas ‗presbytides‘
(ancianas) o a mujeres que presiden‖ (canon 11)13. Cuando en el siglo X, Atto, obispo
de Vercelli, le envía una carta a un sacerdote llamado Ambrosio le hace un interesante
comentario sobre este canon explicándole el significado de la palabra ―presbytides‖,
así como las funciones de las diaconisas:

Las mujeres religiosas solían también ser ordenadas como cuidadoras en la


santa Iglesia, como san Pablo muestra en la carta a los Romanos [cita Ro 16:1;
Febe]. De aquí se entiende que no sólo los hombres, sino también las mujeres,
presidian en las iglesias por su gran utilidad. Pues a las mujeres, acostumbradas
desde hacía mucho a los ritos de los paganos e instruidas también en las
enseñanzas filosóficas, por esta razón, se les convertía más fácilmente y se les
enseñaba más libremente en el culto de la religión. El canon 11 del Concilio de
Laodicea prohíbe esto cuando dice que no es apropiado que esas mujeres, a las
que se les llama mujeres presbíteros o presidentes, sean ordenadas en las
Iglesias. Creemos realmente que las mujeres diáconos han sido ministros de esas
cosas [ ...]. Creemos que se les encargaba a las mujeres el oficio del bautismo
para que trataran los cuerpos de otras mujeres sin ningún profundo sentimiento
de vergüenza [...] al igual que aquellas a las que se llamaba mujeres presbíteros
asumían el oficio de predicar, liderar y enseñar, de igual manera las mujeres
diáconos habían asumido el oficio del ministerio y del bautismo, una costumbre

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12. Mentxaka. Rosa. ―Mínimas consideraciones históricas sobre las funciones ministeriales
desarrolladas por las mujeres en el cristianismo primitivo‖, en Murillo, Alfonso; Calzada, Aránzazu
y Castán Santiago [Coord.]. Homenaje al profesor Armando Torrent (Madrid: Dykinson, 2016). pp.
565-567.
13. Madigan, Kevin; Osiek, Carolyn. Mujeres ordenadas en la Iglesia primitiva (Estella: Verbo
Divino, 2006), pp. 240, 241.
que ya no es conveniente14.

Para el siglo V, aún existían mujeres que luchaban por mantenerse fieles a la práxis
de Jesús y por ello continuaban al frente de algunas iglesias. Este hecho al ser
conocido por el Papa Gelasio I, le causó rechazo y escribiéndole a los obispos del sur
de Italia en el 494 (carta 14) les dice:

Hemos oído, para nuestra consternación, que el desprecio de las cosas divinas
ha llegado hasta tal punto que las mujeres son animadas a servir en los sagrados
altares y desarrollar todas las demás labores que son asignadas sólo al servicio
de los hombres, y para las que ellas no son apropiadas15.

Por esos mismos años, un sacerdote llamado Genadio, de la ciudad de Marsella,


reunió cánones, parte de sínodos africanos y parte de testimonios orientales, y luego
los publicó. ―Aunque los cánones tratan de asuntos relacionados con las herejías,
abordan además una gran variedad de cuestiones, en especial sobre la conducta del
clero varón. Unos diez tratan sobre las mujeres y el oficio consagrado. Los cánones 37
y 41 tratan asuntos de los oficios de las mujeres: 'Una mujer, aunque sea docta y santa,
no deberá atreverse a enseñar en una reunión de hombres‘ (37). 'Una mujer no ha de
atreverse a bautizar' (41)‖16. Estos pocos testimonios evidencian la rigidez con la que
la Iglesia trató ―la cuestión femenina‖ en los primeros siglos17. Ahora, sin carismas
proféticos, sin participación plena de los fíeles en la liturgia, sin liderazgo femenino y
alejada de aquella comunidad de iguales empezada por Jesús y continuada por sus
seguidores, la Iglesia no sería más aquella expresión del Reino dejada por Él en la
tierra.
La autoridad carismática que poseían los primeros líderes —hombres y mujeres por
igual— fue reemplazada por la autoridad jerárquica de los obispos varones. Serían los
movimientos heterodoxos, con énfasis milenaristas, como los montanistas y los mar-

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14. Ibid., pp. 284, 285.
15. Ibid., pp. 274 - 278.
16. Ibid., pp. 282,284.
17. Dice Elsa Tamez: ―La constante repetición de las prohibiciones indica que las mujeres se
resistieron a callarse en la congregación y a ser eliminadas del liderazgo. Ellas siguieron actuando de
acuerdo con su percepción del evangelio y, como las mujeres del movimiento de Jesús en Palestina,
lucharon por sus derechos alcanzados en Cristo‖. Las mujeres en el movimiento de Jesús, el Cristo
(Bogotá: SBU, 2012), p. 106.
cionitas, los que continuarán siendo liderados por personas inspiradas, entre las cuales
no se hacía distinción del sexo a tal punto que hubo entre ellos profetizas, doctoras,
diaconisas, sacerdotisas y obispas18. La jerarquía de la Iglesia se opuso radicalmente a
estos movimientos y no pudiendo acusarlos de poseer una liturgia herética buscó
descalificarlos acusando a sus líderes, sobre todo a sus profetisas a las que se les culpó
de haber abandonado a sus maridos, de suicidio, de desobediencia a la autoridad
eclesiástica, de amor al dinero, de vida licenciosa y de toda clase de atrocidades. La
continuación de la actividad profética de las mujeres en estos movimientos
heterodoxos debería llevarnos a que nos preguntemos si este hecho responde a una
―infidelidad‖ a la tradición apostólica o significa un intento por mantenerse en sintonía
con las prácticas liberadoras de Jesús y sus primeros discípulos.
A partir de este momento las mujeres aparecerán más en la historia como aquellas
que de entre la Iglesia sobresaldrán por su servicio a los pobres. ―Ellas son, como dice
Gregorio Magno, 'el sustento de los pobres y la hospitalidad para los extranjeros'.
Gregorio de Niza, hijo de una rica familia de Capadocia, cita a su hermana Macrina
como alguien que trabaja con sus manos para ayudar a los pobres‖19. Tertuliano, en su
libro dedicado a su esposa (Ad uxorem), describirá algunas de las actividades que para
su tiempo realizaban las mujeres casadas con paganos. Entre otras cosas, Tertuliano
menciona las visitas a las casas de los hermanos necesitados, la salida a las reuniones
nocturnas y la posibilidad de pasar la noche fuera de la casa en la celebración de la
vigilia pascual. Su contemporáneo, Clemente de Alejandría (150-215), afirmará que
las actividades de las mujeres casadas es el ocuparse de las viudas, los ancianos, los
huérfanos y atender a los hermanos itinerantes. Ambos testimonios evidencian que
para este tiempo, al menos en el norte de África, ya las mujeres no tenían puestos de
autoridad en las comunidades y se dedicaban a labores asistencialistas.
___________________________
18. Figuereido: p. 253. Op. Cit. Dice Rafael Aguirre: ―Marción permitía a las mujeres administrar
el bautismo y realizar funciones oficiales. Montano promueve un movimiento espiritual y profético
acompañado de dos mujeres, Maximila y Priscila, en el que otras mujeres desempeñaron un papel
eminente. Ambos movimientos basaron sus prácticas en la teología de Pablo. También entre los
gnósticos tuvieron un gran papel las mujeres: Marcos, de la escuela de Valentín, tiene especialmente
mujeres entre sus seguidores y les permitía celebrar la Eucaristía‖. Del movimiento de Jesús a la
Iglesia cristiana (Estella: verbo Divino, 2008), pp. 237, 238. Acerca de esta misma situación, Elisa
Estévez dice: ―Los profetas, hombres y mujeres, gozaban de una gran autoridad en las comunidades
hasta el siglo II, en que los obispos monárquicos ocuparán su lugar como fuente de autoridad
indiscutible. Con respecto a las figuras proféticas femeninas, estas quedaron paulatinamente
relegadas a los movimientos heréticos, y circunscritas a los círculos martiriales‖. Qué se sabe de las
mujeres en los orígenes del cristianismo (Estella: Verbo Divino, 2012), p. 248.
19. Figuereido: p. 242. Op. Cit.
Teología cristiana: Teología patriarcal

Si la patriarcalización de la Iglesia precedió a los inicios de su reflexión teológica,


entonces la teología surgida en su seno a partir de los siglos II y III será una teología
con una alta dosis de patriarcalismo y exclusión femenina. Con toda razón, el teólogo
español Juan José Tamayo afirma que la teología tuvo siempre género masculino. Este
hecho respondería a que las mujeres, ―mayoría silenciosa y silenciada‖, tuvieron desde
fines del primer siglo ―vedado el acceso al árbol de la ciencia del bien y del mal pues
los varones se encargaban de hacerles ver que carecían de capacidad para la reflexión
y para la abstracción que requiere toda disciplina‖20. Excluyendo a las mujeres de la
primera reflexión teológica cristiana, se produjo una teología ―que a pesar de mantener
un discurso de igualdad de principio y de igualdad teórica, fue cómplice de una visión
que mantuvo y acentuó la inferioridad de las mujeres‖21.
Si el pensamiento de Occidente está influenciado por la filosofía de Platón y
Aristóteles, la teología occidental está permeada y condicionada por la reflexión de
Agustín y Tomás de Aquino, sus dos máximos exponentes y quienes constituyeron sus
teologías ―sobre la base de una visión que considera al ser humano femenino como
menos perfecto, más apto para la decadencia‖. El discurso teológico de ambos justifica
―el papel del poder ejercido por los hombres, no solamente en la sociedad civil, sino
también en la sociedad eclesiástica‖22. Es esta teología patriarcal la que más adelante
absorberán los Reformadores del siglo XVI y que, en cuanto al tema de las mujeres,
no le dieron muchas mejoras. Los Reformadores, tanto Lutero como Calvino, se
preocuparon más por los asuntos doctrinales de la Iglesia que por los asuntos
concernientes a las mujeres. En ese sentido, no supieron aportar lo suficiente para la
liberación femenina y su reingreso a los espacios de poder en la Iglesia. Las mujeres
reformadas continuaron estando silenciadas y sin ocasión de convertirse en pastoras,
ancianas o predicadoras, salvo las anabaptistas. Este punto lo veremos con un poco
más de detalle en la cuarta parte.

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20. Tamayo, Juan. Presente y futuro de la teología de la liberación (Madrid: San Pablo, 1994), p.
99.
21. Gebara: p. 111. Op. Cit.
22. Ibid., p. 126. Sobre el pensamiento de Agustín acerca de las mujeres hablaremos en la tercera
parte del libro. Sobre Tomás de Aquino y su concepción de la mujer, en su Suma Teológica él mismo
escribe: ―Este es el sometimiento con el que la mujer, por naturaleza, fue puesta bajo el marido;
porque la misma naturaleza dio al hombre más discernimiento‖. Suma Teológica, Cuestión 92:
―Sobre el origen de la mujer‖.
La revolución de la mujer pentecostal

Dos siglos después del surgimiento de la Reforma, el movimiento metodista hace su


aparición en la Inglaterra del siglo XVIII. Fue Juan Wesley quien proveyera las
condiciones necesarias para que las mujeres fuesen consideradas ―aptas‖ para la
predicación evangélica de manera oficial. Wesley, convencido de que tanto hombres
como mujeres estaban en el deber de testificar acerca de su experiencia de conversión
a quienes los rodeaban, comisionó a los creyentes, hombres y mujeres, para esta labor.
Aunque antes de Wesley, los hermanos cuáqueros habían promovido la predicación
femenina con notable celo23, el metodismo, debido a su rápido crecimiento
internacional, así como a su impacto en la sociedad de la época, significó un ―giro
eclesiástico‖ en cuanto a la mujer frente al liderazgo. Al surgir el pentecostalismo en
ambientes wesleyanos y de santidad, a inicios del siglo XX, las mujeres ya estaban
predispuestas y condicionadas para ocupar lugares de autoridad tales como el
pastorado, el evangelismo y el profetismo.
Cuando la joven Agnes Ozman alzó su voz aquel primer día de 1901 y habló en
lenguas el silencio impuesto por los varones sobre las mujeres por tantos siglos se
rompió. El Espíritu empezó a traer libertad allí donde la carne había impuesto cautivi-

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23. Desde su origen en el siglo XVII con George Fox, los cuáqueros (también llamados ―los
Amigos‖) han sostenido que en cuanto cristianos, mujeres y hombres, pueden y deben participar del
ministerio debido a que todos son iguales ante Dios. Por ello, su esposa Margaret Fell (1614-1702),
quien también fue una de las fundadoras del movimiento cuáquero, fue conocida como una de sus
principales misioneras y predicadoras. Estando en prisión, escribió gran parte de su trabajo más
famoso: ―Women's Speaking Justified‖, un argumento a favor del ministerio de las mujeres y uno de
los textos más importantes en el liderazgo religioso de las mujeres del siglo XVII. Debido a la
libertad con que contaban las mujeres en el cuaquerismo, muchas sobresalieron como ministras y
predicadoras: Elizabeth Hooton (1600-1672), una cuáquera anterior a Margaret, es considerada ―el
segundo predicador después de Fox‖. Lucrecia Mott (1793-1880), reconocida oficialmente como
ministra (predicadora) de su iglesia a los 28 años de edad. Fue muy activa en la lucha contra la
esclavitud viajando extensamente, dando conferencias y escribiendo intensamente en contra de este
flagelo. Escandalizó a los clérigos por predicar en público y desde plataformas a audiencias mixtas.
Otra mujer, Elizabeth Gurney Fry (1780-1848), fue una ministra y dirigente humanitaria que
promovió las reformas de las prisiones en Gran Bretaña. Comenzó a predicar muy joven poseyendo
una capacidad tal como predicadora que a través de sus mensajes conmovía a muchas de las
prisioneras, consideradas criminales empedernidas. Los primeros cuáqueros que llegaron a América
en 1656 fueron dos mujeres Mary Fisher (1623- 1698) y Anne Austin (?-1665), ambas consideradas
las primeras ministras cuáqueras viajeras. El siglo XVIII se llegaría a caracterizar por el predominio
de las mujeres sobre los hombres en el ejercicio del ministerio cuáquero.
dad. A través de Ozman, las mujeres silenciadas por tanto tiempo hicieron oír su voz,
aquellas que fueron marginadas y excluidas del ministerio empezaron a encontrar su
lugar en la Iglesia, el lugar que su Señor desde siempre les había concedido. Las
primeras mujeres pentecostales —tal como las profetisas antiguas— empezarían a ser
rescatadas de las sombras y el silencio y junto con sus hermanos varones comenzarían
a forjar nuevas relaciones basadas en la justicia y en la solidaridad. Por esta razón,
Mario Escobar afirmará que

el pentecostalismo fue uno de los pioneros en la ordenación de las mujeres


como pastoras y predicadoras. El papel de las mujeres en la historia del
pentecostalismo ha sido fundamental. Desde la primera iglesia en la calle
Azusa, mujeres predicadoras, evangelistas, maestras, misioneras y fundadoras
de denominaciones han protagonizado la extensión del mensaje pentecostal24.

Los primeros pentecostales entendieron desde el principio que las promesas


halladas en Joel 2:28-29 también incluían a las mujeres, entendieron que Dios no hacía
excepción de personas y fortalecieron esa posición con 1 Corintios 12:11 enfatizando
que los dones del Espíritu son dados a todos los miembros del Cuerpo de Cristo y no
solo a los hombres, incluyendo los dones vocales y los de presidencia. Esta era la
poderosa razón para que las mujeres no debieran estar silenciadas en las iglesias.
Charles Parham, basado en esta verdad, entrenó mujeres para el ministerio y las
comisionó para fundar iglesias y servir en el pastorado, desde 1900. Por otro lado,
cuando William Seymour formó su Iglesia en Azusa ésta contó con un equipo de
liderazgo central que estaba completamente integrado con hombres y mujeres siendo
estas últimas más de la mitad del equipo, ganándose el ridículo público por violar la
enseñanza de Pablo en 1 de Corintios 14:34 respecto al silencio de la mujer. En
Europa, John Ongman (1845-1931), uno de los líderes del pentecostalismo sueco,
consciente de esta importante participación de la mujer en el movimiento escribiría un
pequeño libro intitulado ―El derecho de la mujer de predicar el Evangelio‖25.
Allan Anderson hablando de este protagonismo femenino, cita a Cheryl Johns,
teóloga pentecostal estadounidense, quien afirma que ―la historia pentecostal incluye
la historia de la concienciación de las mujeres‖, pues para ella, ―en los comienzos del
pentecostalismo el bautismo en el Espíritu trajo una nueva dimensión de libertad, en
___________________________
24. Escobar, Mario. Protestantes: La historia de la Reforma en quinientos años (Madrid: s/e,
2017), p. 260.
25. Anderson, Alian. El Pentecostalismo: El cristianismo carismático mundial (Madrid Ediciones
Akal, 2007), p. 56.
virtud de la cual las mujeres predicaban, hablaban en lenguas, daban interpretaciones,
imponían manos sobre los enfermos para sanidad, se hacían misioneras y dirigían
iglesias e incluso movimientos enteros‖26. El paralelismo con el cristianismo
primitivo, en donde las mujeres tomadas por el Espíritu ejercían funciones claves en la
extensión del movimiento de Jesús de manera libre y autorizada, llama notoriamente la
atención.
En Latinoamérica, las mujeres pentecostales han sabido desarrollar fuertes
ministerios y han estado siempre activas en la obra pentecostal. Según las Memorias
del primer y segundo Encuentro Latinoamericano de Mujeres Pentecostales,
celebrados en Costa Rica (1992) y Lima (1995), en esos años casi el 70% del
movimiento eran mujeres, un cuarto de siglo después la población femenina bien ha
podido alcanzar el 80%. Darío López, teólogo pentecostal peruano, escribiendo sobre
la participación de las mujeres en el pentecostalismo latinoamericano nos dice que,
―en las congregaciones pentecostales, cualquier observador atento podrá notar que las
mujeres representan, por un lado, la mayor población y el sector que más se
incrementa día a día, y, por otro, el grupo más activo en muchos campos dentro y
fuera de la iglesia local‖27. Sobre esta participación femenina en el movimiento
pentecostal internacional y latinoamericano, así como los frutos que el liderazgo
femenino viene produciendo para beneficio del movimiento nos ocuparemos en la
quinta parte y en el primer capítulo de la parte seis. Pero a pesar de que las mujeres
han jugado un papel muy importante en el crecimiento y desarrollo de muchas
denominaciones pentecostales, especialmente en el ámbito de la misión mundial, en
palabras de Cecil Robeck, historiador pentecostal norteamericano, ―los grupos
pentecostales difieren en el papel que las mujeres deberían desempeñar‖ 28. Esta
diferencia en opiniones contemporáneas en cuanto al rol femenino en las iglesias
pentecostales se debe nada menos que al ingreso del patriarcalismo a su seno. Tal co-
___________________________
26. Ibid., p. 321.
27. López, Darío. El Nuevo Rostro del Pentecostalismo Latinoamericano (Lima: Puma, 2002), p.
133.
28. Robeck, Cecil M. "Women in the Pentecostal Movement‖, en Fuller Studio, acceso el 20 de
abril de 2020, https://fullerstudio.fuller.edu/women-in-the-pentecostal-movement/
29. Según la observación del Paul Otremba, Responsable de la Obra Cuadrangular en
Latinoamérica. Otremba explica que en todos los países en donde hay una Iglesia Cuadrangular las
mujeres pueden ser elegidas para la presidencia de la denominación. De hecho, en EE.UU., en las
últimas elecciones, hubo una mujer en la terna para presidente. Se terminó por elegir a un hombre,
pero las opciones para los candidatos eran iguales. En la actualidad, la denominación cuenta con
pastoras al frente de congregaciones, aunque no en un porcentaje grande. Conversación con el autor,
el 23 de marzo de 2020.
mo ocurriera al inicio del cristianismo, la ideología patriarcal ha logrado ingresar al
movimiento dañando importantes sectores de este en los ámbitos ministerial,
educativos y de gobierno. Incluso, en denominaciones fundadas por mujeres, como la
Iglesia del Evangelio Cuadrangular, este liderazgo femenino se ha venido
promoviendo ―aunque no siempre como en teoría se cree y se desea‖29. Este hecho,
negativo para el movimiento, se ve reflejado en la práctica de muchas iglesias
pentecostales en los que se asfixia el rol protagónico de las mujeres. En estas iglesias

generalmente, a las mujeres se les asignan los roles de apoyo y servicio, tales como la
responsabilidad de mantener el ornato del templo. Esto significa hacer la limpieza y
adornar el local principal del culto. Además, las mujeres participan en la liturgia
mayormente en la preparación anímica para que la congregación escuche el mensaje
predicado por varones [...], se le asignan roles como extensión de su maternidad y su
papel en el hogar, de allí que las encontraremos como maestras de niños en la escuela
dominical y como consejeras de jóvenes y adolescentes. Cuando llegan a tener un
papel en la dirigencia de las iglesias, su rol dirigente se encuentra bajo control varonil,
ya que, además, los hombres ocupan la mayor parte de los puestos de decisión.
Aunque las mujeres realizan una serie de actividades en la iglesia, su trabajo se limita
a funciones típicamente 'femeninas' o 'domésticas', similares a las que realizan en el
hogar. En lugar de ofrecer a la mujer nuevas posibilidades como miembros del Cuerpo
de Cristo, se refuerzan en la iglesia los conceptos tradicionales sobre el papel de la
mujer en una sociedad jerarquizada y patriarcal30.
Acerca de este ingreso dañino del pensamiento y sistema patriarcales al movimiento
hablaremos en la sexta parte, señalando cómo se expresan en diferentes países
latinoamericanos.
___________________________
30. Sánchez, Ana; Ponce, Osmundo. ―La mujer en la Iglesia pentecostal: Un acercamiento inicial a
la práctica religiosa‖, en: Gutiérrez, Benjamín [Ed.], En la Fuerza da Espíritu. Los pentecostales en
América Latina: un desafío a las iglesias históricas (México D.F.: AIPRAL, 1995), pp. 231, 243.
Desde Estados Unidos, Melissa Archer, de la Iglesia Cuadrangular, expresa su lamento al constatar
que ―las mujeres pentecostales que tienen un llamado al ministerio o al liderazgo denominacional se
encuentran mirando con anhelo otras denominaciones que han abierto sus puertas, pulpitos y
posiciones de liderazgo denominacional a las mujeres. Personalmente, conozco a las mujeres
pentecostales que se han unido a estas denominaciones para cumplir con su llamado al ministerio,
pero mi corazón se lamenta por nuestras denominaciones pentecostales que les han negado
posiciones de liderazgo debido a su género‖. ―Women in Ministry: A Pentecostal Reading of New
Testament Texts‖, en de Alminana, Margaret; Olena, Lois [Eds.], Women Pentecostal and
Charismatic Ministry: Informing a Dialogue on Gender, Church, and Ministry (Brill, 2017), p. 36.
Acabaremos este libro reflexionando sobre la importancia de la educación teológica,
no sólo en las iglesias pentecostales sino en el cristianismo en general, a fin de crear
una toma de conciencia a favor del rol más activo de las mujeres en el ministerio. Se
hace necesario en el Cuerpo de Cristo una revisión de los postulados y principios que
han condicionado la teología predominante, aquella que les ha negado la voz y la
presencia a las mujeres por tanto tiempo31 pero que en el último siglo ha sido
desafiada valientemente por la vida y experiencias de miles de mujeres pentecostales
alrededor del mundo, quienes han demostrado que ellas son tan idóneas para las
funciones de enseñanza y gobierno como los hombres. Es el propósito de este libro
provocar la discusión en torno del protagonismo femenino en nuestras iglesias
pentecostales, así como el alentar a las mujeres —pentecostales y no pentecostales— a
dejarse guiar por el Espíritu hacia donde Él desee llevarlas pues Él, más que sus
propias denominaciones, conoce lo que es mejor para ellas.
Creemos que quienes reclaman una modificación sustancial de la situación de la
mujer en la Iglesia tienen buenos argumentos en la historia de los orígenes cristianos,
como lo señala Rafael Aguirre32. Por ello, aunque este no sea un libro de historia
eclesiástica, deseamos poder brindar a través de él algunos de estos argumentos
históricos y así ayudar a quienes lo lean a recordar y revalorar los cuantiosos aportes
que las mujeres han brindado en los orígenes del cristianismo, así como en los del
pentecostalismo. Creemos que ocultar de la historia los logros de las mujeres —así
como sus liderazgos— sería una gran pérdida para la obra de Dios pues en esta obra
ellas también han sido protagonistas. Reconocerlas como iguales en el obrar de Dios y,
por lo tanto, participantes activas de sus propósitos en la tierra sería actuar con justicia
hacia un sector de la Iglesia que desde el inicio siempre fue mayoría. Con estos
objetivos en mente, es que invitamos al lector a que se nos una a dar una mirada a esta
―peligrosa‖, pero divina Revolución en el liderazgo de la mujer pentecostal.

Pedro López Castillo.


Lima, 23 de abril de 2020
___________________________
31. Estos postulados y principios que, desde casi el origen del cristianismo, se han instalado en
cada generación de cristianos a lo largo de estos dos mil años, hoy por hoy son tenidos como
―'tradición intocable‖ en muchas iglesias alrededor del mundo y como principales razones para la no-
ordenación de mujeres al ministerio. El Consejo Mundial de Iglesias así lo señalaba en 1982, en el
Documento de Lima (Declaración sobre el Bautismo, Eucaristía y Ministerio) cuando resaltaba que
―las Iglesias que no practican la ordenación de mujeres consideran que la fuerza de diecinueve siglos
de tradición en contra, no puede dejarse de lado. Creen que no se puede renunciar a esta tradición
como si la misma fuese una falta de respeto hacia el papel de la mujer en la Iglesia‖.
32. Aguirre: p. 238. Op. Cit.
Primera parte
Situación de la mujer en el
cristianismo actual
Capítulo 1
La mujer en las iglesias
Católica y Ortodoxa

El papel de la mujer cristiana últimamente viene siendo tema de estudios y de


importantes debates pues, debido a los movimientos —tanto eclesiales, como
seculares— que promueven mayores libertades para las mujeres, las iglesias se han
visto obligadas a repensar sus posiciones y actitudes en relación con las mujeres.
Conscientes de ello, deseamos comenzar este libro dando a conocer el estado actual de
la ―cuestión femenina‖ en las principales corrientes del cristianismo contemporáneo.

En la Iglesia Católica

―En la Iglesia existe el ministerio del diaconado permanente, pero sólo está abierto a
varones casados y no-casados ¿Qué impide que la Iglesia incluya mujeres como
diaconisas permanentes, como sucedía en la iglesia antigua? ¿Por qué no se crea una
comisión oficial que estudie la cuestión?‖1. Estas fueron algunas de las preguntas que
le hicieron al papa Francisco en la audiencia que la asamblea de la Unión
Internacional de Superioras Generales tuvo con él, en mayo de 2016. La respuesta de
Francisco fue crear, tres meses después, la Comisión de Estudio sobre el Diaconado
Femenino, la cual estuvo presidida por el entonces secretario de la Congregación para
la Doctrina de la Fe, Mons. Luis Francisco Ladaria Ferrer2. En mayo de 2019, en una
rueda de prensa, el Papa dio a conocer algunos resultados de la comisión:

Sobre el diaconado femenino, hay un modo de concebirlo no con la misma vi-


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1. Otarola. Gabriel. ―El valor carismático de la mujer", en Religión Digital (setiembre, 2019),
acceso el 26 de marzo de 2020, https://www.religiondigital.org/punto_de_encuentro/valor-
carismatico-mujer_7_2158654120.html
2. También participaron en la comisión varias mujeres, algunas de ellas fueron: Sor Nuria
Calduch-Benages, miembro de la Pontificia Comisión Bíblica; Francesca Cocchini, docente en la
Universidad ―La Sapienza‖ y en el Instituto Patrístico ―Augustinianum‖ de Roma; sor Mary Melone,
rectora magnifica de la Pontificia Universidad ―Antónianunf de Roma; Maríanne Schlosser, docente
de Teología espiritual en la Universidad de Viena y miembro de la Comisión Teológica
Internacional; Michelina Tenace, docente de Teología fundamental en la Pontificia Universidad
Gregoriana de Roma; y Phyllis Zagano, docente en la ―Hofstra University‖ en Hempstead, Nueva
York (Estados Unidos).
sión del diaconado masculino. Por ejemplo, las fórmulas de ordenación diaconal
encontradas hasta ahora según la comisión no son las mismas para la ordenación
del diácono masculino y se parecen más a la que hoy sería la bendición abacial
de una abadesa3.

Francisco reconoció que en la misma comisión hay diversos puntos de vista.


Algunos creen que las fórmulas de ordenación diaconal femeninas encontradas son de
ordenación sacramental, otros creen que se trata de bendiciones especiales que
designaban a algunas mujeres para ejercer servicios específicos en la Iglesia4. Por ello,
Francisco expresaría también: ―Había diaconisas al inicio, ¿pero era ordenación
sacramental o no? Y eso se discute y no se ve claro‖. Debido a que no hubo consenso
y claridad unánime entre los expertos de la comisión. Francisco tuvo que reconocer
que, el tema de la ordenación femenina, ―hasta este momento, no va‖. De esta manera,
el Sumo Pontífice hacía eco a lo dictaminado por el papa Juan Pablo II, cuando en
1994, queriendo dejar zanjado el tema de la ordenación femenina, publicó su Carta
Apostólica ―Ordinatio Sacerdotalis‖, en la que expresó:

La ordenación sacerdotal, mediante la cual se transmite la función confiada por


Cristo a sus Apóstoles, de enseñar, santificar y regir a los fieles, desde el princi-
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1. Otarola. Gabriel. ―El valor carismático de la mujer", en Religión Digital (setiembre, 2019),
acceso el 26 de marzo de 2020, https://www.religiondigital.org/punto_de_encuentro/valor-
carismatico-mujer_7_2158654120.html
2. También participaron en la comisión varias mujeres, algunas de ellas fueron: Sor Nuria
Calduch-Benages, miembro de la Pontificia Comisión Bíblica; Francesca Cocchini, docente en la
Universidad ―La Sapienza‖ y en el Instituto Patrístico ―Augustinianum‖ de Roma; sor Mary Melone,
rectora magnifica de la Pontificia Universidad ―Antónianunf de Roma; Maríanne Schlosser, docente
de Teología espiritual en la Universidad de Viena y miembro de la Comisión Teológica
Internacional; Michelina Tenace, docente de Teología fundamental en la Pontificia Universidad
Gregoriana de Roma; y Phyllis Zagano, docente en la ―Hofstra University‖ en Hempstead, Nueva
York (Estados Unidos).
3. Sánchez, Walter. ―El Papa responde en qué quedó comisión que estudió ordenación de
diaconisas‖, en Aciprensa (mayo, 2019), acceso el 26 de marzo de 2020,
https://www.aciprensa.com/noticias/el-papa-responde-en-que-quedo-comision-que-estudio-
ordenacion -de-diaconisas-70170
4. En la Iglesia Católica las ordenaciones son sacramentales. Esto quiere decir que es algo
instituido por el mismo Cristo. La ordenación en el catolicismo puede ser para el diaconado, el
presbiterado o el episcopado, servicios que comprenden ―el ministerio sacerdotal‖ y que, como
veremos, solo está destinado a los varones.
pio ha sido reservada siempre en la Iglesia Católica exclusivamente a los
hombres. Esta tradición se ha mantenido también fielmente en las Iglesias
Orientales (pto. 1).

En su Carta, Juan Pablo II señaló que ni aún María, la madre de Jesús, recibió ―la
misión propia de los apóstoles, ni la ordenación sacerdotal‖, demostrándose con ese
hecho que el sacerdocio estaba reservado únicamente para los varones (pto. 3). Juan
Pablo II concluyó su Carta deseando poner fin a toda discusión futura sobre este tema:

[...] con el fin de alejar toda duda sobre una cuestión de gran importancia, que
atañe a la misma constitución divina de la Iglesia, en virtud de mi ministerio de
confirmar en la fe a los hermanos (cf. Lc 22, 32), declaro que la Iglesia no tiene
en modo alguno la facultad de conferir la ordenación sacerdotal a las mujeres, y
que este dictamen debe ser considerado como definitivo por todos los fieles de
la Iglesia (pto. 4).

Trece años más tarde, en el 2007, el papa Benedicto XVI tipificó el delictum de
―intento de ordenación de mujeres‖ al nivel de latae sententiae, es decir, como un
delito muy grave cuya pena amerita la excomunión mayor, complicando aún más el
asunto de la ordenación femenina5. Pero, ¿cuáles son las razones que tiene la Iglesia
para no ordenar mujeres al ministerio eclesiástico? Las razones son:

1. El hecho de que Cristo escogiera solo varones para el apostolado.


2. La práctica constante de la Iglesia, que ha imitado a Cristo, escogiendo sólo
varones.
3. El Magisterio, que ha establecido que la exclusión de las mujeres del sacerdocio
está en armonía con el plan de Dios para su Iglesia

Quizás debamos añadir una cuarta razón a esta lista: el tema de la ―semejanza
natural‖, es decir, puesto que en su muerte Cristo fue tanto sacerdote (varón) como
víctima, se necesita que quien presida el sacrificio de la eucaristía sea también un
sacerdote varón pues quien la preside se convierte en signo de Cristo. Ante esto, la
mujer queda imposibilitada para ser signo adecuado de Cristo sacerdote y víctima pues

___________________________
5. Conde. Héctor. ―Mujeres Ministras: Una mirada ecuménica en torno a la ordenación de
mujeres‖ (Tesis de Maestría en Teología y Mundo Contemporáneo, Universidad Iberoamericana,
2016).
no es varón y por eso, no puede ejercer el sacerdocio6.
Esta postura de la Iglesia impide entonces que las mujeres lleguen algún día a
consagrar la eucaristía, proclamar una homilía, administrar cualquier sacramento y
aspirar a posiciones de gobierno (episcopado, papado). Ahora bien, que la mujer
católica no tenga acceso a la ordenación sacerdotal, es decir, que no pueda llegar a ser
diaconisa, presbítera y obispa no quiere decir que ella esté ociosa en la Iglesia o que
no disfrute de espacios de autoridad pues la misma Iglesia reconoce que todos los
bautizados son, en virtud de su bautismo, sacerdotes ante Dios. A esto se le conoce
como ―el sacerdocio común de los fieles‖7.
Este sacerdocio «que confiere una cierta participación en el sacerdocio de Cristo»
(Josemaría Escrivá) es reforzado en el sacramento de la confirmación y ―capacita para
tomar parte en el culto de la Iglesia, y para ayudar a los hombres en su camino hacia
Dios‖8, llevando a cabo, de modos diversos, la misión confiada por Cristo a los suyos.
En el caso de los laicos, la misión específica en la que ejercen el sacerdocio común
―consiste precisamente en santificar de manera inmediata y directa las realidades
seculares, el orden temporal, el mundo‖9. En el caso de las mujeres, su participación
en la vida de la Iglesia, aunque no estén llamadas a recibir el sacerdocio ministerial, no
___________________________
6. En la teología católica se enfatiza el hecho de que Cristo haya sido varón. Puesto que Dios
decidió que su Hijo se encarnara y fuera de sexo masculino, se espera que quienes lo representen en
la tierra también sean de sexo masculino. Además, se necesita que estos representantes terrenales
sean varones pues la Iglesia es representada, en el Nuevo Testamento, como una esposa y por eso,
quien represente al ―Esposo‖ debe ser varón. En lo cotidiano, son muchos los católicos que afirman
que no se sentirían bien teniendo a un sacerdote mujer como su pastor (pastora, en este caso). El
hecho de que Cristo haya sido varón, hace que muchos busquen una representación masculina en sus
ministros a fin de sentirse mejor. Son muchos también (mujeres incluidas) quienes se resisten a
recibir la eucaristía de manos de una mujer, incluso de una religiosa, demostrando así el prejuicio
que aún predomina en la mentalidad de los católicos en contra del servicio litúrgico de las mujeres.
7. La Iglesia Católica sostiene la existencia de dos tipos de sacerdocio: El sacerdocio común de
todos los fieles, el mismo que reciben todos los bautizados y el sacerdocio ministerial, que sólo es
recibido por aquellos que son ordenados con la imposición de manos del obispo y la invocación al
Espíritu Santo para ejercer el ministerio eclesiástico. Esta enseñanza católica es semejante a la
enseñanza luterana sobre el sacerdocio universal del creyente, salvo la excepción que en el
luteranismo no se le da la misma importancia a la ordenación sacramental como en el catolicismo:
En el luteranismo los ordenados para el ministerio no ejercen un sacerdocio distinto al de los demás
(los no ordenados), puesto que —se sostiene— en la Escritura no existe otro tipo de sacerdocio que
el de todos los creyentes.
8. Escrivá, Josemaría. Es Cristo que pasa (Madrid: Edibesa, 1996), p. 120.
9. Escrivá, Josemaría. Conversaciones con Monseñor Escrivá de Balaguer (México D.F.: Editora
de Revistas, 2000), p. 59.
es vista como cosa inferior. Su sacerdocio común les concede participar activamente
en la liturgia de la Iglesia (como lectoras, animadoras, coristas, etc.), de acuerdo a las
prescripciones de la Iglesia, así como en la evangelización del mundo.
Por tal razón, vemos a mujeres católicas siendo importantes misioneras
internacionales (Madre Teresa de Calcuta), fundadoras de órdenes y conventos
(Beatriz de Silva, Santa Teresa de Jesús), evangelizadoras (Marilynn Kramar, María
Vadia), maestras (Kim Collins, Nancy Kellar), líderes de movimientos internacionales
(Chiara Lubich. Patti Gallagher), pastoras en diversos movimientos eclesiales (como
las que se ven en los grupos de la RCC), teólogas (Mary Healy) y como presidentas de
instituciones (Marcelina Vélez de Santiago10). Sin mencionar a las grandes Doctoras
de la Iglesia (Hildegarda de Bingen, Catalina de Siena, Teresa de Jesús y Teresita de
Lisieux), quienes, por sus obras trascendentales, que enriquecieron la doctrina católica
y afirmaron en la fe a miles, recibieron este solemne reconocimiento honorífico por
parte de la Iglesia.
Pero, a pesar de estos diversos campos de servicio que las mujeres tienen dentro del
catolicismo, en la actualidad son miles las que en todo el mundo exigen a la Iglesia
Católica que les conceda mayor participación no sólo en la vida eclesial ordinaria, sino
en ministerios jerárquicos, con posibilidad de ser ordenadas en el sacerdocio
ministerial puesto que el problema para ellas no es el ejercer servicios como los
mencionados líneas arriba, sino el que no se les permita acceso al ministerio y a
espacios de gobierno eclesiales. En pocas palabras, ellas también desean ser ministras
ordenadas. Pero Francisco sabe del peligro real que una decisión favorable a las
ordenaciones femeninas conlleva: nada menos que un cisma. Por ello, el Magisterio
católico seguirá limitándose a exaltar la presencia y rol de las mujeres, en la vida de la
Iglesia11, aunque a la vez les niegue la posibilidad de servir a Cristo como ministras
___________________________
10. Marcelina Vélez de Santiago fue presidenta de la Pontificia Universidad Católica de Puerto
Rico entre los años 2006-2010.
11. El papa Francisco refiriéndose a las mujeres, en la conferencia de prensa durante su regreso a
Roma de la XXVIII Jomada Mundial de la Juventud en Brasil (julio, 2013), expresó: ―Una iglesia sin
las mujeres es como el Colegio Apostólico sin María. El papel de la mujer en la Iglesia no es sólo la
maternidad, sino que es más fuerte: Es como el icono de la Virgen, Nuestra Señora; ¡aquella que
ayuda a crecer a la Iglesia! ¡Piensen que Nuestra Señora es más importante que los Apóstoles! ¡Es
más importante! La Iglesia es femenina: Es Iglesia, es esposa, es madre. No se puede entender una
Iglesia sin las mujeres, pero mujeres que estén activas en la Iglesia [...]. No se las puede limitar al
hecho de que hagan de monaguillo, o sean la presidenta de Caritas, las catequistas... ¡No! Tiene que
haber algo más, más profundamente, incluso más a nivel místico [...]. La mujer, en la Iglesia, es más
importante que los obispos y los presbíteros. ¿Cómo? Es lo que debemos tratar de explicar mejor,
porque creo que falta una explicación teológica de esto‖.
sacerdotales. Hasta que llegue el día en que ellas logren ser ordenadas al ministerio
eclesiástico12, seguirán siendo la población católica que más participe en las
celebraciones eucarísticas, en las catequesis, en las diversas áreas de la pastoral social,
las que más se acerquen al sacramento de la penitencia, las que más promuevan la
oración y la devoción católica.

En la Iglesia Ortodoxa

Los cristianos ortodoxos cuentan con una comunidad de aproximadamente 300


millones de fieles en todo el mundo y aunque están constituidos por catorce (algunos
dicen quince) Iglesias autocéfalas, todas mantienen entre sí comunión doctrinal y
sacramental. La Iglesia Ortodoxa se considera a sí misma como la heredera de todas
las comunidades cristianas de la mitad oriental del Mediterráneo y, por lo tanto,
fundamentan sus prácticas y creencias en la vida de las primeras comunidades
cristianas. Debido a esta creencia, poco se ha podido avanzar en cuanto a mayores
libertades para las mujeres ortodoxas en la actualidad, pues la Iglesia se mantiene
anclada firmemente a sus antiguas tradiciones patriarcales.
En la Iglesia Ortodoxa rusa, por ejemplo, el Patriarca Kirill, en abril de 2013,
declaró que las mujeres ―han de ser las guardianas del hogar, el centro de vida
familiar‖, limitando así el hábitat natural de las mujeres a sus propias casas y a la
familia. Además, el Patriarca ruso calificó al feminismo cómo ―muy peligroso‖, pues
―proclama una pseudo libertad para las mujeres para que sean puestas por encima del

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12. Aunque desde el 2002 existe un movimiento denominado ―Asociación de Presbíteras Católicas
Romanas‖ (ARCWP, por sus siglas en inglés) conformado por 124 presbíteras y 10 obispas
ordenadas en sucesión apostólica. La misión de ARCWP es preparar espiritualmente, ordenar y
apoyar mujeres teológicamente cualificadas, que se comprometen a un modelo de Iglesia inclusivo,
no jerárquico, comprometidas a un ministerio sacerdotal renovado, y que han sido llamadas al
ministerio dentro de la Iglesia Católica Romana por el Espíritu Santo y sus comunidades (de
diferentes tipos y compuestas de cualquier número de personas). El movimiento se inició con la
ordenación de siete mujeres en el río Danubio (Alemania) por un obispo católico romano en
comunión con Roma y hoy se encuentran en diferentes países de Europa, Estados Unidos, Canadá y
Latinoamérica. Uno de los objetivos de ARCWP es buscar la igualdad de las mujeres en la Iglesia
incluyendo la toma de decisiones y la ordenación. Sus miembros (hombres y mujeres) son
conscientes que están contraviniendo la norma N° 1024 del Derecho Canónico que dice: ―Sólo el
varón bautizado recibe válidamente la sagrada ordenación‘‘. Aun así, ellas desean ser la voz del
cambio y la renovación dentro de la Iglesia Católica Romana y mantenerse fieles a ella buscando un
diálogo respetuoso con sus autoridades, a pesar de que Roma ha excomulgado a los miembros de la
Asociación.
matrimonio y la familia‖13. De esta manera, se aprecia en la ortodoxia rusa una actitud
contraria hacia aquellos movimientos emancipadores de la mujer que tienen actividad
en el país. En otra ocasión, esta vez a inicios de 2020, la Iglesia rusa a través del jefe
de la Comisión Patriarcal para la Familia, arcipreste Dimitri Smirnov, declaró que las
mujeres que contraen matrimonio civil son ―prostitutas gratis‖, invalidando así los
matrimonios civiles afirmando que ―no significan nada‖ e instando a las mujeres
ortodoxas a no casarse con creyentes de religiones ajenas a la cristiana14. Llama la
atención que estas declaraciones solo están dirigidas contra las mujeres, lo que nos
lleva a preguntar: ¿Y los varones? ¿A ellos no se les dice nada? Si se ataca el
feminismo, ¿se atacará también al machismo? Si se les llama ―prostitutas gratis‖ a las
mujeres que se casan por civil, ¿cómo llamarán a sus esposos, aquellos que las guían a
tal matrimonio?
Con este panorama de fondo podemos entender por qué en la Iglesia Ortodoxa rusa
―no se replantea ningún 'estatus' particular para la mujer en la Iglesia, ni se constata la
insuficiencia de sus derechos u oportunidades, ni mucho menos se reivindica su
función en la práctica litúrgica, más allá de la que ya tiene durante los servicios
litúrgicos en el canto y las lecturas‖15. Según Elena Zhosul, directora de la Cátedra de
Periodismo y Relaciones Públicas de la Universidad Ortodoxa Rusa de Moscú, la
llamada ―cuestión femenina‖ no forma parte del debate público eclesial y social en
Rusia, ―simplemente porque no hay necesidad de plantearla‖16. De esta manera, las
mujeres ortodoxas rusas llevan sus vidas ajenas a cualquier tipo de aspiración
ministerial dentro del clero ortodoxo. Como lo explica Zhosul:

A nadie se le ocurre reivindicar derechos particulares como el libre acceso de


las mujeres al ministerio sacerdotal; la del sacerdocio femenino para nosotros es
una
___________________________
13. Europa Press. ―El Patriarca de la Iglesia Ortodoxa Rusa: 'El feminismo es muy peligroso'‖, en
El Correo (abril, 2013), acceso el 28 de marzo de 2020,
https://www.elcorreo.com/vizcaya/20130411/mas-actualidad/mundo/patriarca-iglesia-ortodoxa-rusa-
201304101840.html?ref=https:%2F%2Fwww.google.com%2F
14. Magariños, Elena. ―La Iglesia Ortodoxa rusa califica de 'prostitutas gratis' a mujeres que se
casan por lo civil‖, en Vida Nueva Digital (febrero, 2020), acceso el 28 de marzo de 2020,
https://www.vidanuevadigital.com/2020/02/l7/1a-iglesia-ortodoxa-rusa-califica-de-prostitutas-gratis-
a-las-mujeres-que-se-casan-por-lo-civil/
15. Zhosul, Elena. ―El papel de la mujer no nos divide‖, en La Estampa (septiembre, 2013), acceso
el 04 de abril de 2020, https://www.lastampa.it/vatican- insider/es/2013/09/23/news/el-papel-de-la-
mujer-no-nos-divide-1.35982153
16. Ibid
categoría completamente impensable. Y, para apoyar esta postura, podríamos
aducir muchísimos argumentos teológicos.

Para Zhosul no existe ninguna necesidad, entre la ortodoxia rusa, de elevar la


condición de las mujeres, ―puesto que [ya] se encuentra muy elevada‖. Pero en otras
ramas de la ortodoxia se vislumbra un panorama distinto: Teodoro II, Patriarca de
Alejandría y de toda África se ha mostrado abierto a la ordenación de mujeres al
diaconado y por ello, en febrero de 2017 nombró a seis monjas para ser subdiaconisas
en la Iglesia. Esta acción fue bien recibida por muchos teólogos ortodoxos quienes no
dudaron en afirmar que ―la restitución del diaconado femenino no constituye una
innovación, como algunos quisieran hacemos creer, sino la revitalización de un
ministerio que, alguna vez fue funcional, vibrante y efectivo‖ 17. Pareciera entonces,
existir un distanciamiento teológico entre ortodoxos rusos y africanos en relación al
tema de las ordenaciones femeninas, aunque ya en 1988 una Consulta Pan-Ortodoxa
efectuada en Rodas, Grecia, había producido un documento titulado ―El lugar de la
mujer en la Iglesia Ortodoxa‖, en el que se afirmaba que ―la orden apostólica de
diaconisas debería revivirse‖18.
Dentro de la ortodoxia se vive entonces una tensión entre quedarse ―anclado‖ en la
tradición (aquella que por siglos sentó a las mujeres en las bancas de la Iglesia) y el
abrirse a una moderna toma de conciencia del papel de la mujer en la vida de la
Iglesia19. El hecho de que las iglesias ortodoxas posean autonomía local, es decir, no
respondan a un Papa o a un Patriarca-Jefe universal, favorecerá en gran manera a que
más iglesias locales (como la de Antioquía) sigan abriéndole las puertas del ministerio
eclesiástico a más mujeres, siempre y cuando sus jefes vean que esta decisión valiente
no les causará significativos conflictos internos20, pues muchos temen que el ingreso
de las mujeres al diaconado desemboque en el sacerdocio femenino, cosa no aceptada
aún por los ortodoxos.
___________________________
17. Dearie, James. ―Orthodox move for women deacons is 'revitalization' not 'innovation'‘, en
National Catholic Report (noviembre, 2017), acceso el 05 de abril de 2020,
https://www.ncronline.org/news/theology/orthodox-move-women-deacons-called-revitalization-not-
innovation
18. Ibid
19. Existen en la actualidad movimientos dentro de la ortodoxia que abogan por las ordenaciones
femeninas, como el Centro Phoebe para Diaconisas, que promueve el diaconado femenino y brinda
educación en cuanto al tema; Visión de Santa Catalina, una organización dedicada a la promoción y
ordenación de las mujeres y Diáconos Ortodoxos desde los Estados Unidos.
20. Existe resistencia dentro de la ortodoxia para la ordenación femenina. Quienes se resisten a
ella son los que consideran la participación de la mujer en el liderazgo de la iglesia como un ―acto
feminista‖. El movimiento feminista no es del agrado para la mayoría de ortodoxos y lo desaprueban
totalmente. Por eso, el que las mujeres empiecen a ocupar puestos de autoridad en sus iglesias es
considerado como una ―innovación feminista‖ y todo intento de búsqueda de una mayor
participación de la mujer en la vida de la Iglesia es visto como ―deslealtad a la tradición‖. A pesar de
esta actitud mayoritaria, las mujeres ortodoxas, en la vida civil, disfrutan de los mismos derechos que
los varones y se mueven en la sociedad teniendo las puertas abiertas para su pleno desarrollo.
Capítulo 2
La mujer en las iglesias de
la Reforma

Bemard Coster1 ha señalado que la Reforma del siglo XVI nunca fue un movimiento
unido, pues ―desde el inicio, consistió en una serie de movimientos que se separaron
de la iglesia romana‖, por tal motivo nunca fue ―un movimiento unido que
posteriormente se dividió‖. Este origen plural del protestantismo hace que tanto su
teología como su espiritualidad, así como su posterior desarrollo y sus posiciones
eclesiales sean también plurales. Es por ello que en el protestantismo (en sus
numerosas denominaciones) encontraremos variadas posturas en cuanto al tema del
liderazgo femenino. Sus principales denominaciones no poseen hasta ahora una sola
palabra que defina adecuadamente la presencia y el rol de la mujer dentro de sus
iglesias. En este capítulo le daremos una mirada a la situación actual de la mujer en las
principales iglesias de la Reforma: las iglesias luterana, presbiteriana/reformada y
anglicana. Al conocer sus diversas posturas sobre la mujer en el ministerio nos
daremos cuenta de lo diverso que es el protestantismo en este punto y conoceremos
también los desafíos que aún tienen algunas de sus iglesias para llegar a ser
comunidades igualitarias en donde se ejerza en su plenitud el sacerdocio de todos los
creyentes.

En la Iglesia Luterana

Entre los luteranos podemos ver dos tendencias: una, practicada por las iglesias
pertenecientes a la Federación Luterana Mundial (FLM) y otra practicada por las
iglesias afiliadas al Concilio Luterano Internacional (CLI)2. La FLM está compuesta
por iglesias que han decidido caminar en consonancia con los actuales cambios socia-
___________________________
1. Coster, Benard. Unidad y diversidad en la Historia de la Iglesia (Barcelona: Andamio, 2009),
pp. 174, 176.
2. La FLM es una comunión de iglesias de confesión luterana con sede en Ginebra, Suiza. Fue
fundada en 1947 y hoy en día agrupa a 144 iglesias de 79 países, lo que representa a un 70.3 millones
de cristianos alrededor del mundo. Las iglesias que pertenecen a la FLM se identifican con el
ecumenismo, con las teologías de liberación, con los movimientos de emancipación femenina y con
otras posturas consideradas modernistas. Por su parte el CLI fue constituido en 1993 y en la
actualidad cuenta con 3,450 millones de miembros en todo el mundo. Sus iglesias afiliadas son
conservadoras, rechazan el ecumenismo y la ordenación femenina.
les, por tal motivo son conocidas como modernistas. Esta postura se ve reflejada en el
hecho de que las mujeres disfrutan de los mismos derechos que los hombres: ellas
pueden ser ordenadas como pastoras, obispas y presidentas de sus iglesias, incluyendo
el ejercicio de cargos dentro de la Federación. Es muy común entonces, ver a pastoras
dirigiendo congregaciones locales en diferentes partes del mundo, así como obispas.
Recordemos que el papa Francisco en su viaje a Suecia, en 2016, fue recibido por la
obispa luterana Eva Brunne, la cual expresó que el Papa representaba ―un soplo de aire
fresco para la Iglesia‖. Alemania, Canadá, EE.UU., Nicaragua. Chile y Perú 3 son
algunos de los países que también cuentan con obispas luteranas.
La Iglesia Luterana del Perú (IL-P), una iglesia perteneciente a la FLM, es en todo
sentido una iglesia de mujeres. Su existencia se remonta al año de 1968 y desde esa
fecha han contado con mayoría femenina. Hoy la denominación cuenta con un 70% de
mujeres en su membrecía. Cuando en 1999 se efectuaron las primeras ordenaciones,
tres mujeres y dos hombres fueron consagrados al pastorado y hasta hoy sigue
habiendo más pastoras que pastores. Como iglesia representante de la FLM en el Perú,
la IL-P se alinea a las posturas inclusivas de la Federación y por ello, considera que el
acceso pleno de las mujeres al ministerio eclesiástico es producto directo de la
doctrina del sacerdocio universal del creyente, así como del significado pleno de
Gálatas 3:28 y de lo expresado en I Timoteo 3:1, en donde se anima a los creyentes al
episcopado4.
Por otro lado, los luteranos afiliados al CLI no ordenan mujeres para el pastorado,
restringiéndolo únicamente a los varones. El Concilio ha establecido que las mujeres
pueden servir en las iglesias como diaconisas, entendiendo el diaconado como una
función de servicio, tanto eclesial como social5. Aunque como luteranos sostienen el
sacerdocio universal del creyente, ellos distinguen este sacerdocio del sacerdocio mi-
___________________________
3. Coster, En Perú se usa la palabra ―presidente‖ para designar al obispo/obispa, aunque los líderes
de la iglesia en este país afirman que podría empezar a usarse la palabra ―obispo‖ dentro de poco
tiempo.
4. Los luteranos modernistas leen este pasaje obviando el hecho de que su autor limita el
episcopado solo a varones (v. 2, 4), afirmando que esta limitación se debe a razones culturales
momentáneas y por ello, sus iglesias le brindan el acceso a las mujeres para todo cargo que se pueda
tener en la denominación. El pastor Pedro Bullón, actual vicepresidente de la IL-P, comparte que,
aunque hay algunos miembros en la denominación que se oponen al pastorado femenino, ellos se
mantienen firmes en su convicción de que las iglesias no deben hacerse de oídos sordos ante los
desafíos que los movimientos feministas representan a los seguidores de Jesús. Como denominación,
la IL-P se identifica también con aquellos movimientos sociales que luchan contra la violencia hacia
las mujeres, como por ejemplo ―Ninguna menos‖, participan de ellos y unen fuerzas en
manifestaciones públicas. Entrevista a Pedro Bullón, vicepresidente de la IL-P, el 7 de abril de 2020.
nisterial, al cual solo acceden varones. Afirman que Lutero no promovió en ningún
momento el pastorado femenino y por ello, ningún luterano debería promoverlo. Una
iglesia fraterna del CLI es la Iglesia Evangélica Luterana-Perú (IEL-P), quienes se
identifican en parte con la posición del Concilio. Félix Quispe6, pastor de esta
denominación, explica así la posición de su iglesia en cuanto al papel del liderazgo
femenino:

La IEL-P en sus inicios sostenía que la responsabilidad del pulpito era de todos
(es decir, era una iglesia congregacionalista). Nuestra interpretación del
sacerdocio universal del creyente nos llevó a aceptar que la responsabilidad de
la iglesia debe recaer sobre todos sus miembros. Cuando en agosto de 1995, la
Iglesia se nacionaliza, se empieza a forjar una visión propia acerca del rol de la
mujer dentro de la Iglesia. Lamentablemente, esta visión aún está en
construcción. Por el momento, la responsabilidad de la Iglesia recae sobre sus
pastores únicamente. A la mujer se le concede predicar y enseñar en el pulpito
siempre y cuando tenga la autorización del pastor. Algunos pastores lo
permiten, otros no.

La IEL-P se encuentra en un tiempo de estudio a fin de determinar cuál será el papel


de la mujer en la denominación7. Al parecer, afirma el pastor Quispe, se mantendrá la
posición ―varones al mando‖ con la posibilidad de que las mujeres con los dones
necesarios puedan dirigir la palabra desde el pulpito. Las razones para esta decisión
son el entendimiento de que ―el varón es cabeza de la mujer y del hogar‖ y que la
Iglesia debe regirse bajo este orden. A la mujer le correspondería entonces, ayudar al
hombre a llevar exitosamente sus responsabilidades. Por tal motivo, las mujeres no
pueden ocupar cargos de gobierno, mucho menos la presidencia de la denominación,
___________________________
5. Los diáconos y diaconisas en el CLI son hermanos designados para ayudar a sus pastores en
diversas tareas que ellos les encomienden. El Consejo de la iglesia local también les puede asignar
ciertas responsabilidades. Para ser designado diácono, se debe tener un proceso formativo previo y
aceptar ceñirse al Manual de Instrucciones para el Diaconado. Entre las responsabilidades sociales
del diaconado se encuentran el llevar ayuda material y humanitaria a la población en la cual se
encuentra la congregación, no importando si participan o no en la iglesia.
6. Entrevista al pastor Félix Quispe, el 7 de abril del 2020.
7. En la actualidad, existe una comisión dedicada a examinar el tema de la mujer en la ILL-P, la
componen solo pastores-teólogos hombres y en ella hay quienes abogan por el pastorado femenino,
pero son la minoría. Aunque las mujeres no son parte de esta comisión, a ellas se les hace llegar los
documentos que la comisión produce a fin de que los estudien y den su opinión y recomendaciones.
aunque existen teólogas, diaconas y, misioneras que ejercen sus ministerios de manera
loable y digna de imitar.

En la Iglesia Presbiteriana

En el caso de los presbiterianos, la mayoría de ellos están agrupados en la Comunión


Mundial de Iglesias Reformadas (CMIR), organización fundada en 2010 y cuya
membrecía está compuesta por iglesias que poseen una teología ―liberal‖. Por ello,
aceptan la ordenación de mujeres al pastorado. Chris Ferguson, secretario general de
la CMIR, afirma que es violencia contra las mujeres el no incluirlas en el ministerio de
la Iglesia:

Nuestra comunidad de fe cree que existe un imperativo especial para no permitir


que nuestra teología y nuestras prácticas eclesiales contengan cualquier tipo de
violencia, incluida la violencia de exclusión o supremacía que afirma que los
hombres son más importantes que las mujeres. [...] Nosotros estamos luchando
mucho en torno a los problemas de la plena inclusión de las mujeres en el
ministerio, puesto que no permitir la ordenación de las mujeres es también una
forma de violencia8.

El ―brazo‖ latinoamericano de la CMIR es la Alianza de Iglesias Presbiterianas y


reformadas de América latina (AIPRAL) y en ella, el liderazgo femenino es una
realidad que atraviesa de diferentes maneras a las veinte iglesias que la conforman. Su
postura progresista hace que AIPRAL incentive la participación plena de las mujeres
en el liderazgo y en el gobierno eclesial. En 2018 por ejemplo, una de las iglesias de la
Alianza en Brasil ordenó a seis mujeres para el ministerio de la Palabra y los
Sacramentos. La Iglesia Presbiteriana Independiente de Londrinas (Brasil) consideró
este acontecimiento ―como un hecho que iba a quedar marcado en nuestra historia‖,
pues fue recibido como toda una conquista. Esta iglesia ya había empezado a ordenar a
mujeres presbíteros en 1999 y en 2007 efectuaría la ordenación de sus dos primeras
pastoras9.
La primera ordenación de una mujer presbiteriana se remonta a 1889, año en que ―el
___________________________
8. ―Rev. Chris Fcrguson: 'Wake up to how this world is'‖, en World Council of Churches
(setiembre, 2019), acceso el 10 de abril de 2020, https://www.oikoumene.org/en/press-centre/news/
rev-chris-ferguson-wake-un-to-how-this-world-is?
9. ―La Iglesia celebró la conquista‖, en AIPRAL (marzo, 2020), acceso el 10 de abril de 2020.
https://aipral.net/genero/2020-la-iglesia-celebro-la-conquista?
Presbiterio de Nolin, en Kentucky, EE.UU., ordena a Louisa Woosley como
predicadora, convirtiéndose así en la primera ministra mujer en las iglesias
presbiterianas. Sin embargo, el Sínodo de Converland, del cual dependía el Presbiterio
de Nolin, invalidaría su ordenación‖10. Veinte años después, el ministerio de Woosley
sería reconocido por el Presbiterio y dos años luego, la Asamblea General de su
denominación le reconoció su ministerio como evangelista11. Aún hoy, existen iglesias
presbiterianas que no ven con agrado las ordenaciones femeninas y que por ello
deciden no ser parte de organismos como la CMIR y AIPRAL12. En el Perú, por
ejemplo, las dos denominaciones presbiterianas más importantes en el país poseen una
postura contraria a la ordenación de mujeres. Tanto la Iglesia Evangélica Presbiteriana
y Reformada del Perú (IEPRP) como la Iglesia Evangélica Presbiteriana del Perú
(IEPP) se niegan a concederle a las mujeres el acceso al ministerio ordenado. La
primera denominación afirma que bíblicamente las mujeres sólo pueden llegar a ser
diaconisas, mas no pastoras ni ancianas13. La segunda afirma que las mujeres no
pueden ser pastoras ni diaconisas, sólo presbíteros. El que se enseñe que una mujer
pueda ser pastora es considerado ―una herejía", no porque la mujer valga menos que el
hombre sino por haber sido ella creada ―después de él‖14.

___________________________
10. Conde: p. 43. Op Cit.
11. La Iglesia Presbiteriana de Estados Unidos de América (PCUSA. por sus siglas en inglés
votaría en 1923 a favor de la ordenación de diáconos. Siete años después aceptará la ordenación de
ancianas y en 1955 acepta oficialmente el ministerio femenino ordenado. De esta manera, un año
después, se ordenaría a la primera mujer presbiteriana de manera oficial.
12. Entre estas iglesias se encuentra la Iglesia Nacional Presbiteriana de México (INPM). Amparo
Lerín Cruz, miembro de esta iglesia y parte del Presbiterio Juan Calvino en un interesante artículo
escrito en el contexto de la conmemoración de los 500 años del nacimiento del Reformador francés,
desafía a su denominación a abrir el camino al pastorado a las mujeres y así ser fieles a la herencia
reformada: ―Si nuestra I.N.P.M. acepta la doctrina del Sacerdocio Universal de todas y todos los
creyentes y la doctrina calvinista de la Soberanía de Dios ¿Cómo pueden los hombres de nuestra
I.N.P.M. decirnos a las mujeres miembros de la misma, miembros del Cuerpo de Cristo, que no
podemos, ni debemos aspirar a los distintos ministerios ordenados? ¿Cómo pueden ellos callar un
llamado que sólo hace Dios a través del Espíritu Santo? ¿Cómo pueden ellos interponerse a la
voluntad de Dios sobre sus siervas? [...]. La gran mayoría de iglesias reformadas en el mundo
ordenan mujeres al ministerio pastoral, ancianato y diaconado, en Europa, América del Norte, Centro
y Sur América, el Caribe, Australia, etc. ¿Por qué la I.N.P.M. continua sin permitir la ordenación a
las mujeres?‖. ―Las mujeres en la Reforma Protestante del siglo XVI y su importancia para la Iglesia
del día de hoy‖, en Scribd (setiembre, 2009), acceso el 10 de abril de 2020.
https://es.scribd.com/document/2824089l4/Las-Mujeres-en-La-Refonna-Protestante.
13. Conversación con Pablo Gutiérrez, miembro de la IEPRP, el 13 de junio de 2013.
14. Entrevista a Walter López, pastor en la IEPP, el día 15 de diciembre de 2019.
En la Iglesia Anglicana

Entre los anglicanos existe el compromiso de asegurar que sus iglesias sean testigos
vivos de su creencia en que las mujeres y hombres son igualmente creados a imagen
de Dios15. Por esta razón, las mujeres disfrutan de total libertad para servir en los
mismos ministerios y posiciones que los hombres, siendo respaldadas y animadas por
el mismo arzobispo de Canterbury. Pero no siempre existió este panorama tan
favorable para las mujeres anglicanas. En 1944, cuando el obispo R. O. Hall de Hong
Kong ordenó al sacerdocio a Florence Li Tim-Oi en Zhaoqing, China, debido a la
escasez de sacerdotes, recibió el rechazo de los arzobispos de York y Canterbury,
quienes repudiaron tal ordenación. Para evitar controversias, Florence renunció a su
licencia, mas no a sus órdenes sacerdotales. En 1966, las Comisiones de Arzobispos
de Canterbury y York elaboraron el documento Women and holy orders y en él se
llegó a la conclusión de que no existían evidencias bíblicas para la exclusión de la
mujer del sacerdocio y se rechazó todo argumento de que la mujer sea inferior al
hombre y por lo tanto indigna del sacerdocio. Como consecuencia de este documento,
las puertas al ministerio ordenado le fueron abiertas a las mujeres anglicanas de
muchas provincias alrededor del mundo16.
Será el Sínodo de Hong Kong y Macao el que se convierta en la primera provincia
anglicana en permitir oficialmente la ordenación de mujeres al sacerdocio. Gilbert
Baker, obispo de Hong Kong y Macao ordenó en diciembre de 1971 a Jane Hwang y a
Joyce M. Bennett, al mismo tiempo Florence Li Tim-Oi fue oficialmente reconocida
nuevamente como sacerdote. Tres años después, en la rama norteamericana del
anglicanismo, la Iglesia Episcopal, son ordenadas once mujeres al sacerdocio y al año
siguiente otras cuatro son ordenadas, pero de manera irregular debido a que no se
habían realizado con la autorización de la Convención General de la Iglesia. En 1976
la Convención aprueba medidas para prever la ordenación de mujeres al sacerdocio y
al episcopado produciendo la primera ordenación femenina de manera oficial al año
siguiente con la ordenación al sacerdocio de Jacqueline Means, en la iglesia Episcopal
de Todos los Santos, Indianápolis. En 1989 se producirá la primera ordenación de una
___________________________
15. ―Gender Justice‖, en Anglican Communion (Sitio oficial de la Comunión Anglicana), acceso el
16 de abril de 2020, http://www.anglicancommunion.org/mission/gender-justice.aspx
16. Cabe señalar que cada provincia anglicana alrededor del mundo es libre para decidir qué
ordenaciones pueden otorgar a las mujeres. Algunas provincias ordenan mujeres a las tres órdenes
sagradas (obispo, sacerdote, diácono), otras sólo ordenan a las mujeres como diáconos y sacerdotes,
pero no como obispos; otras provincias todavía como obispos solamente. La diócesis de Sydney,
Australia, por ejemplo, hasta ahora sólo ordena mujeres para el diaconado.
mujer a un episcopado anglicano con la consagración de Barbara Harris como obispa
sufragánea de Massachusetts.
En la provincia de América del Sur, los anglicanos han sido más conservadores y
han dado pasos lentos hacia las ordenaciones femeninas. Hasta hace poco no habían
aprobado estas ordenaciones, pero en 2015, Bolivia se convirtió en la primera diócesis
de la provincia en ordenar mujeres como sacerdotes. Ese mismo año, Uruguay haría lo
mismo ordenando a tres mujeres. La Iglesia en Chile, recientemente hecha provincia
(2018), es una de las pocas iglesias que sigue sosteniendo una postura teológica en la
que se considera que la autoridad para dirigir la Iglesia ha sido entregada al varón.
Esta postura, según el obispo Héctor Zavala, no va en desmedro del ministerio de la
mujer puesto que ―en la iglesia chilena la mujer tiene una participación muy activa en
la vida de la iglesia. La mujer en nuestro contexto puede predicar en un oficio
dominical puede dirigir servicios públicos y grupos, puede ejercer cierto liderazgo
dentro de la Iglesia, pero todo en un trabajo en equipo‖17

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17. Palabras de Héctor Zabala, obispo de la Iglesia Anglicana de Chile en una entrevista realizada
por CNN Chile (2015), acceso el 16 de abril de 2020,
https://www.youtube.com/watch?v=K23bGalfK64
Capítulo 3
La mujer en las iglesias
evangélicas

El evangelicalismo, heredero de la Reforma Protestante del siglo XVI, al no consistir


en un solo cuerpo denominacional y de esta manera reunir a diferentes movimientos
teológicos (fundamentalistas, conservadores, moderados, liberales) también presenta
diversas posturas en torno al papel de la mujer en sus iglesias. Con la aparición, en
estos últimos tiempos, de nuevos movimientos en el seno de las iglesias evangélicas
como el neopentecostal y el apostólico-profético el liderazgo femenino ha adquirido
un protagonismo considerable. Claro está que este protagonismo no es del agrado y
aceptación de un gran sector de evangélicos que, influenciados por las posturas
doctrinales de maestros y predicadores influyentes, rechazan rotundamente el hecho de
que una mujer pueda pastorear, liderar y gobernar una congregación. Uno de los
maestros más influyentes que, a través de sus libros y programas radiales, viene
modelando el pensamiento teológico de buena parte del pueblo evangélico es el
norteamericano John MacArthur. En la introducción de su libro ―Doce mujeres
extraordinarias‖ él afirma que ―la Escritura establece el correcto orden en la familia y
en la iglesia, asignando los deberes de jefatura y protección en la casa a los maridos
(Efesios 5:23) y señala a los varones en la iglesia como aptos para enseñar y ejercer
funciones de liderazgo (1 Timoteo 2:11-15)1‖. En una reunión de su Iglesia, en el
2019, enseñó:

Las mujeres pastoras y mujeres predicadoras son la evidencia más obvia de que
las iglesias se rebelan contra la Biblia [...]. Las mujeres que pastorean y las
mujeres que predican en la iglesia son una desgracia y reflejan abiertamente la
oposición al claro mandato de la Palabra de Dios. Esta es una desobediencia
flagrante [...]. Las mujeres necesitan controlarse y darse cuenta de que no deben
hablar en una iglesia2.

Por otro lado, Ministerios RBC, un conocido ministerio evangélico dedicado a la di-
___________________________
1. MacArthur, John, Doce mujeres extraordinarias (Tennessee: Grupo Nelson. 2006)
2. ―John MacArthur sobre mujeres predicadoras: 'Empoderar a las mujeres hace a los hombres
débiles'‖, en La Verdad Ahora, acceso el 04 de abril de 2020. https://laverdadahora.com/john-
macarthur-sobre-mujeres-predicadoras-empoderar-a-las-mujeres-hace-a-los-hombres-debiles
fusión de temas bíblicos a través de la literatura, la radio y televisión, en su serie
―Tiempo de buscar‖ tiene un librito-estudio titulado ―¿Qué dice la Biblia de la mujer
en el ministerio?‖3, en el cual se sostiene que si bien hombres y mujeres son iguales
ante Dios en lo espiritual (tenemos la misma necesidad de salvación, el mismo acceso
a Dios y la misma herencia en Cristo) y tienen el llamado a ayudarse mutuamente con
cualquier don que tengan que ofrecer, ―sólo en roles de supervisión general existe una
diferencia bien definida. Los hombres calificados deben aceptar la responsabilidad de
las posiciones equivalentes a anciano en el gobierno de la iglesia‖. Esta
responsabilidad recae sobre el varón debido a que solo él es cabeza (líder) dentro del
matrimonio y en la iglesia debe replicarse el modelo que se tiene en el hogar. Por ello,
se sostiene, Pablo en 1 Timoteo 3:1-7 y Tito 1:5-9 estaría preocupado ―en proteger el
principio del orden del liderazgo en las relaciones hombre-mujer‖, liderazgo en el que
el hombre es quien ejerce la autoridad por sobre la mujer. De esta manera, ―tener a una
mujer como pastora o anciana confundiría la relación esposo-esposa dentro de la
iglesia‖.
Estas posiciones parecerían representar al pensamiento evangélico conservador en
cuanto al rol de la mujer en la Iglesia. Por ello, iglesias evangélicas clásicas como
algunas bautistas4, la Alianza Cristiana y Misionera y la Iglesia Evangélica Peruana,
___________________________
3. Ministerios RBC Serie Tiempo de Buscar: ―¿Qué dice la Biblia de la mujer en el ministerio?‖
(Grand Rapids: RBC Ministries, 2004). pp. 16-27.
4. Aunque hay diversidad de bautistas, la rama más importante y la más grande es la Convención
Bautista del Sur (CBS). Esta denominación norteamericana no ordena mujeres al pastorado pues sus
líderes creen que ellas no pueden tener posiciones de autoridad sobre los hombres y eso significa que
no pueden predicar, enseñar a los hombres o servir como pastoras. Un hecho que conmocionó a la
comunidad bautista en 2019 fue lo ocurrido con una de sus miembros más famosas, la maestra,
oradora y escritora Beth Moore. Cuando compartió al mundo, a través de un tweet, que estaba
predicando en una iglesia por el día de la madre, los líderes (varones) de su denominación
reaccionaron fuertemente contra esa acción. Owen Strachan, profesor de teología cristiana en el
Seminario Teológico Bautista del Medio Oeste en Kansas City, Missouri, escribió: ―Que una mujer
enseñe y predique a hombres adultos es desafiar la Palabra y el diseño de Dios‖; R. Albert Mohler
Jr., presidente del Seminario Teológico Bautista del Sur en Louisville, Kentucky, dijo en un podcast:
―Hay algo sobre el orden de la creación que significa que Dios tiene la intención de que la voz de la
predicación sea masculina‖ y Josh Buice, un pastor del sur de Georgia, fue aún más explícito. En su
blog encabezó un artículo con la siguiente frase: ―Por qué la CBS debería decirle 'No más' a Beth
Moore‖. A pesar de la controversia sobre la predicación de las mujeres algunas iglesias bautistas del
sur han optado por ordenar mujeres. En 1964 y en 1971 dos iglesias ordenaron mujeres, pero en 1979
el sector fundamentalista, viendo estos hechos como la evidencia del ingreso del liberalismo
teológico en su denominación, propusieron debatir el asunto. En 1984, la CBS aprobó una resolución
esta última una iglesia nacional de corte presbiteriano, enfatizan la distribución de
roles ministeriales según los sexos como parte de su vida eclesial. Otras iglesias
evangélicas como el Ejército de Salvación, la Iglesia del Nazareno y algunas
wesleyanas sí aceptan la ordenación de mujeres concediéndoles a ellas el mismo nivel
de participación y los mismos derechos con los que cuentan los varones en estas
denominaciones. En este capítulo daremos un vistazo a cuatro iglesias de las
mencionadas a fin de conocer mejor sus puntos de vista referentes a la mujer en el
ministerio.

En la Iglesia Evangélica Peruana (IEP)

La IEP, una de las primeras denominaciones fundadas en el Perú (1893), está


integrada por congregaciones locales que son gobernadas por el consistorio,
conformado por un grupo de ancianos elegidos cada dos años. Los representantes
elegidos de estos consistorios conforman el presbiterio. Varios presbiterios conforman
un sínodo. En la actualidad la IEP cuenta con quince sínodos a nivel nacional. Aunque
oficialmente la denominación no concede autoridad-gobierno a las mujeres, ni
concede ser ancianas, solamente les permite el diaconado, pues sostienen que ir más
allá seria ―no bíblico‖, en la práctica han existido mujeres a cargo de congregaciones
fungiendo como pastoras. Tales son los casos de Irene Gozin, ―eminente diaconisa‖ en
la iglesia de Huacho y ―una gran siena en el pastoreo de la congregación‖ y Eloiza
Huete de Chamorro, natural de Huánuco, quien se destacó como exponente de la
Palabra de Dios ganándose el título de ―La anunciadora de la Región de Dos de
Mayo‖5.
A pesar de la negativa denominacional de contar con pastoras al frente de
congregaciones y con ancianas en los consistorios, existen congregaciones de la IEP
que cuentan con mujeres en estos cargos. Eso quiere decir que hay mujeres que
administran los sacramentos (santa cena y bautismo), predican en sus iglesias los
domingos, presiden y toman decisiones. Algunas hasta presiden consistorios. Lo único
que las avala es el respaldo de sus iglesias locales. Este hecho evidenciaría la tensión
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en la que excluían a las mujeres del liderazgo pastoral afirmando que ―el hombre fue el primero en
ser creado y la mujer fue la primera en la caída Edénica‖. La CBS también modificó su Declaración
Confesional en el 2000 para limitar el servicio en la Iglesia solamente a los hombres, aunque se
admite que ―tanto los hombres como las mujeres están dotados para este servicio‖.
5. Barrera, Saúl. Orígenes y desarrollo de la Iglesia Evangélica Peruana (Lima: IEP, 1993), p.
225, 226. En esta obra, su autor reconoce la existencia en la denominación de notables evangelistas y
maestras: Candelaria Camargo, Elodia Zacarías de Chaupín, Fanny Villar de Ruiz, Teodomira
Caldas de Espinoza. Eda Huete de Godoy, entre otras.
interna que vive la denominación en cuanto a este tema. Mientras sectores
conservadores se resisten a dar paso a reformas que promuevan que las mujeres tengan
mayores espacios de autoridad y protagonismo, los sectores más progresistas se ven
favorables a estas reformas. Un hecho que puede ilustramos la seriedad de esta tensión
en el seno de la IEP fue lo ocurrido en octubre de 1994, en el Sínodo Cuzco, cuando
los presbiterios decidieron ordenar al ministerio pastoral a cinco mujeres (en ese
momento, se tenía sólo el pastorado como ministerio ordenado), pero al enterarse la
Asamblea General sobre lo acontecido, ésta decidió no reconocer dichas ordenaciones.
Lo sucedido en Cuzco quedaría en la historia de la IEP como un hecho vergonzoso
que delató la división interna de sus líderes y sus opiniones diversas acerca del
ministerio de la mujer6.

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6. Luego de este ―no-reconocimiento‖ por parte de la Asamblea General las cinco mujeres
tuvieron que esperar más de diez años para ocupar algún cargo ministerial oficial. En 2006, con la
revisión y actualización del Reglamento Eclesiástico se llegó a establecer cuatro ministerios:
Pastoral, misionero, evangelista y el de maestro, además se logra normar la ordenación de mujeres a
estos ministerios, sin embargo, el acceso a las labores administrativas (es decir, puestos directivos de
alguna instancia o cargo, sea a nivel de Presbiterio, Sínodo o Asamblea Nacional) aún lo tienen
prohibido. Aunque se concedió la ordenación de pastoras, estas deben ejercer su pastorado sometidas
a pastores ―principales‖. Es decir, ellas no pueden gobernar-dirigir una congregación local, tienen
prohibido ser ―pastoras principales‖. Debido al establecimiento de estos ministerios, las cinco
mujeres mencionadas fueron reconocidas como maestras (2), misioneras (1) y pastoras (2). En 2019
los miembros del Departamento de Educación Teológica debatieron el asunto del gobierno femenino
en la denominación y la mayoría votó en contra. En enero de 2020, la Asamblea Nacional reunida en
la ciudad de Huánuco, iba a debatir el tema del acceso de las mujeres a los consistorios, pero se
decidió finalmente a abordar otros temas, dejando este para una próxima Asamblea (2022).
Eduardo Arboccó Gallardo, pastor de la IEP, expresa así la realidad que se vive en su
denominación: ―Hay un sector fuerte en la IEP que es ―anti mujeres con autoridad‖, principalmente
al sur de Perú (Cusco, Arequipa, Puno), el resto está dividido: Hay presbiterios que están a favor y
cuentan con ministras y ancianas, como hay los que se oponen rotundamente. Esto acontece debido a
que en la IEP cada presbiterio puede tener cierta autonomía. La reglamentación no estipula la
existencia de ancianas, pero varios presbiterios y consistorios las admiten. Hay un gran número que
están en contra, pero el pequeño grupo que está a favor tiene más inteligencia para avalar el apoyo.
Actualmente, la IEP tiene diez ministras aproximadamente, pero ellas son aún muy temerosas y no
reclaman sus derechos para ciertas labores. Por lo cual se han limitado a aceptar el ministerio sólo en
el campo Educativo o Misionero. He llegado a la conclusión de que, si las mismas mujeres no luchan
por sus derechos, pocos cambios se podrán lograr. Por el tipo de sociedad sumisa que tenemos en el
Perú, esos cambios son bastante lentos. Sólo nos queda seguir formando y actuando con paciencia‖.
Conversación con el autor, el 06 de mayo de 2020.
En el Ejército de Salvación7

Por otro lado, los salvacionistas han otorgado igualdad total entre hombres y mujeres
desde su fundación en 1869, ―mucho antes de que las mujeres tuvieran derecho al voto
en muchos países‖8. Todos, hombres y mujeres, tienen las mismas facultades y
ninguno es considerado mayor o menor que otro. A pesar de tener la estructura de un
ejército, entre los salvacionistas existe una constante práctica de igualdad entre los
suyos a tal punto que hasta la fecha han ocupado el cargo de Generala, el máximo
cargo internacional en la denominación, tres mujeres. El Ejército de Salvación se
organiza a través de ―Cuerpos‖, que vendrían a ser congregaciones locales lideradas
por oficiales, el equivalente salvacionista de ministros o pastores. Estos ―Cuerpos‖
pueden ser liderados por mujeres, lo que significa que ellas pueden ser oficiales
(tenientes, capitanas, etc.). El camino que una mujer recorre desde el momento que
llega al Ejército de Salvación como una ―recluta" es el mismo que recorre un hombre:
la misma preparación para llegar a ser soldado y la misma Escuela para prepararse a
fin de llegar a ser teniente, si cuenta con los dones necesarios.
La razón fundamental de esta apertura plena del ministerio para las mujeres, la cual
poseen los salvacionistas desde sus orígenes, es el texto de Joel 2:28,29: ―Después de
esto derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y profetizarán vuestros hijos y vuestras
hijas [...]. Y también sobre los siervos y sobre las siervas derramaré mi Espíritu en
aquellos días‖. Ellos creen que el Espíritu derramado sobre toda carne, hombres y
mujeres por igual, los faculta y comisiona para ser portavoces del mensaje de
Jesucristo hasta lo último de la tierra. Esta función profética no está limitada a los
varones o a algunas cuantas mujeres excepcionales, sino que está al alcance de toda
persona que se abra a la presencia y poder del Espíritu divino. Para los salvacionistas,
Dios no distingue entre hombre y mujer a la hora de derramar su Espíritu, por ello ―no
deberíamos hacerlo tampoco nosotros‖.

En la Iglesia del Nazareno

Otra Iglesia que aboga por la mujer en el ministerio ordenado es la del Nazareno. Esta
iglesia, fiel a su identidad wesleyana, siempre ha motivado a las mujeres de todo el
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7. Ha sido muy valiosa para el autor la información brindada por el Capitán Teófilo Zapata, oficial
a cargo de la obra del Ejército de Salvación en la ciudad de Tarapoto, en la selva peruana. Entrevista
realizada el 10 de abril de 2020.
8. O'Brien, Joanne; Palmer, Martin. Atlas del estado de las religiones (Ediciones Akal: Madrid,
2000), p. 122.
mundo a que respondan al llamado de Dios al ministerio. Hace aproximadamente
veinticinco años, sólo el 5% de ministros nazarenos eran mujeres, hoy el panorama es
otro: ellas conforman un tercio de los ministros ordenados. En el Manual de la Iglesia
del Nazareno (2013-2017) se puede leer la siguiente declaración9:

La Iglesia del Nazareno apoya el derecho de las mujeres de utilizar sus dones
espirituales dados por Dios en la Iglesia y afirma el derecho histórico de las
mujeres a ser elegidas y asignadas a lugares de liderazgo dentro de la Iglesia del
Nazareno, incluyendo los oficios de presbítero y diácono.
El propósito de la obra redentora de Cristo es libertar la creación de Dios de
la maldición de la caída. Los que están ―en Cristo‖ son nuevas criaturas (2
Corintios 5:17). En esta comunidad redentora, ningún ser humano debe ser
considerado como inferior sobre la base de la condición social, raza o género
(Gálatas 3:26-28). Reconociendo la aparente paradoja creada por la instrucción
de Pablo a Timoteo (1 Timoteo 2:11-12) y a la iglesia en Corinto (1 Corintios
14:33-34), creemos que interpretar estos pasajes como limitante del papel de la
mujer en el ministerio, presenta serios conflictos con pasajes específicos de la
Escritura que ordenan la participación femenina en papeles del liderazgo
espiritual (Joel 2:28-29; Hechos 2:17-18; 21:8- 9, Romanos 16:1, 3, 7,
Filipenses 4:2-3), y viola el espíritu y la práctica de la tradición wesleyana de
santidad. Por último, es incompatible con el carácter de Dios presentado en toda
la Escritura, especialmente como se revela en la persona de Jesucristo.

Basados en esta alentadora declaración, es que la denominación cuenta en la


actualidad con una mujer en la Superintendencia General, convirtiéndose así en una de
las pocas denominaciones en el mundo en permitirle a las mujeres el acceso a los más
altos niveles de gobierno internacional. En junio de 2017, la Dra. Carla D. Sunberg fue
elegida como la 43a Superintendente General de los nazarenos en su 29a Asamblea
General realizada en Indianápolis, EE.UU., siendo la segunda mujer en ocupar este
cargo10. Cuando fue elegida, la Dra. Sunbeu era presidenta del Nazarene Theological
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9. ―Teología del Ministerio de la Mujer", en Church of the Nazarene (Sitio oficial de la Iglesia del
Nazareno), acceso el 20 de abril de 2020, http://prod.nazarene.org/es/geed/teolog%C3%ADa-del-
ministerio-de-la-mujer
10. La primera mujer en ser elegida Superintendente General de la denominación fue la Dra. Nina
G. Gunter. Fue elegida en la 26a Asamblea General en Indianápolis, Indiana, en junio de 2005. Nina
es predicadora, maestra y autora. En junio de 2009, la 27a Asamblea General en Orlando, Florida, le
otorgó el honor de Superintendente General emérita.
Seminary, donde había fungido desde el 2014. Con una larga trayectoria de servicio en
la denominación, la Dra. Sunberg es apasionada en el trabajo de entrenar a nuevos
líderes para el ministerio, actividad que sabe llevar a la par de sus continuas
conferencias internacionales a las que es invitada. Es una defensora de los derechos de
las mujeres y de la lucha contra la violencia de género Ella afirma que ―nuestra
teología de santidad se afirma cuando vemos derramado el Espíritu Santo, y nuestros
hijos e hijas predican‖, pues ―existe una gran sinergia cuando las mujeres y hombres
se unen para trabajar para el Reino‖.
Aunque hay una gran diversidad de iglesias evangélicas en el panorama eclesial,
creemos haber dado a conocer, en líneas generales, el estado actual de la mujer en
algunas de las iglesias más importantes y de mayor alcance en el mundo. Siempre
existirá en el pueblo evangélico la ―posición a favor‖ y la ―posición en contra", y
ambas posiciones reclamarán base teológica y bíblica para su existencia11 Mirando un
poco más allá, hacia las nuevas comunidades cristianas, aquellas agrupaciones de
raíces evangélicas que optan por no identificarse con ninguna denominación y teología
históricas, nos percataremos que en ellas también existen diferentes opiniones en
cuanto a este tema: Algunas son más libres y le permiten el acceso a la mujer al
ministerio ordenado, otras son más conservadoras y manejan sus congregaciones de
forma patriarcal. Aún en el moderno movimiento de ―iglesias en casas‖, el
protagonismo recae sobre los varones, aunque se afirme —teóricamente— la igualdad
de todos los creyentes.

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11. En cuanto a las iglesias que han decidido ordenar mujeres al ministerio, el Consejo Mundial de
Iglesias declaraba en 1982 que ellas lo hacen ―en razón de su comprensión del Evangelio y del
ministerio. Esto se Fundamenta para ellas en su profunda convicción teológica de que al ministerio
ordenado de la Iglesia le falta plenitud si queda limitado a un solo sexo. Esta convicción teológica se
ha visto reforzada por su experiencia a lo largo de los años en que han visto incluidas mujeres en sus
ministerios ordenados. Estas iglesias han descubierto que los dones de las mujeres son tan amplios y
variados como los de los hombre Ninguna de estas Iglesias ha tenido motivos de volver atrás en su
decisión al respecto‖ Documento de Lima (UEM).
Segunda parte
Una mirada a los orígenes:
Jesús y Pablo
Capítulo 4
Jesús y las mujeres

Desde los días del ministerio de Jesús en Galilea, las mujeres han estado presentes en
su movimiento, el mismo que años después sería llamado cristianismo. De esta
manera, el cristianismo surge en el mundo con una importante presencia femenina que
empieza con María, la madre de Jesús (Mt 1:18), y que avanza en la historia con
muchas otras mujeres que con su participación y liderazgo supieron poner de cabeza el
orden social de la época.
Si deseamos hablar del rol que la mujer desempeñó en el cristianismo antiguo, es
nuestro deber empezar prestando atención a la presencia de ellas en el movimiento
iniciado por Jesús en la Galilea del siglo I. Lucas dejó registrado que ―algunas
mujeres‖ y luego ―muchas más‖, hacían lo mismo que el grupo de los Doce:
acompañaban a Jesús (8:1-3). Al parecer, el evangelista no hace ninguna distinción
entre la actividad de las mujeres y la de los Doce. Ambos grupos (que en realidad es
uno solo) siguen a Jesús y lo acompañan en sus viajes. Este hecho da pie a que, como
hace Monique Dumais, estas acompañantes del Mesías puedan ser consideradas
verdaderas discípulas: ―No existe la menor dificultad para reconocer como discípulas a
las mujeres que acompañaron a Jesús muy de cerca‖1.
No cabe duda de que Jesús permitió mujeres en su movimiento y que las hizo
receptoras de su enseñanza. Esto marcó una revolución para las costumbres sociales de
la época pues ellas no sólo estaban excluidas del culto judío, sino de la posibilidad de
acceder a Dios por sus méritos, ya que ellas solamente tenían ―posición‖ ante Dios por
medio de los méritos de sus maridos. En los días de Jesús, las mujeres no estaban
obligadas a estudiar la Torá porque se las consideraba incapaces de comprender la
enseñanza religiosa, solamente en sus casas y bajo el liderazgo del marido ellas podían
ser instruidas en lo religioso. Aun en el Templo de la época de Jesús (―el de
Herodes‖), el atrio de las mujeres estaba separado del atrio de Israel, lo que colocaba a

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1. Dumais, Monique. Las mujeres en la Biblia (Madrid: Paulinas, 1987), p. 67. Esta autora añade:
―Sucede con frecuencia que las mujeres seguidoras de Jesús han sido curadas física o
espiritualmente. Una vez recuperada la salud, se mantienen en las proximidades de Jesús y le colman
de atenciones. Cuando los evangelistas se refieren a este punto, suelen indicar que ellas le asisten con
sus bienes (Lc 8:3) o que están a su servicio (Mt 27:55; Mc 15:41). Sin duda, expresan de esa manera
su reconocimiento por la curación obtenida‖.
la mujer fuera del espacio reservado a los varones2. En las sinagogas, lugar para el
estudio de la Tora, el espacio reservado para ellas estaba rodeado de barreras y rejas
de separación, y en uno de sus rincones se almacenaba la leña carcomida para los
sacrificios3. A este espacio ellas entraban por una puerta diferente a la de los hombres
y una vez ―dentro‖, ellas no tenían derecho a leer la Toraá públicamente: ―La mujer no
lee la Tora en voz alta por causa del honor de la congregación‖ (Baraithá)4.
Como vemos, el camino de las mujeres hacia Dios había sido obstaculizado por los
varones, reducido al ámbito privado de la casa y dependía exclusivamente del padre de
familia o el marido. Por lo general, no existía una buena opinión masculina hacia ellas,
el hecho de que en el siglo II se estableciera entre los judíos la recitación diaria de las
siguientes tres bendiciones: ―Bendito seas, por no haberme hecho perro (pagano);
bendito seas por no haberme hecho mujer, bendito seas por no haberme hecho un
esclavo‖, nos podría dar una imagen del pensamiento que se tenía de la mujer en los
tiempos de Jesús. En el Talmud, una especie de compilación de las tradiciones de la
ley oral de los judíos, ellos consideran que Dios en Génesis 3:16 pronunció diez
maldiciones sobre Eva, e indirectamente a las mujeres en general. Algunas de estas
―leyes orales‖, más tarde incluidas en el Talmud, son las siguientes5:

Es preferible tener el rollo de la Ley quemado que enseñárselo a una mujer


(Rabino Eleazer).
Es vergonzoso para una mujer tener su voz oída entre los hombres (Megilla).
El testimonio de cien mujeres no se iguala al de un solo hombre.
La voz de una mujer es una voz inmunda (Taanith).

Jesús al incluir a las mujeres en su movimiento y al tratarlas igual que a los varones
estaba empezando algo nuevo. Estaba empezando a quebrar el pesado yugo que los
varones, por miles de años, habían puesto sobre ellas en nombre de Dios. Al permitir
tenerlas como discípulas, como seres humanos dignas de Dios y de su Reino y al
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2. Antonio Piñero señala: ―Esta separación de sexos se hizo efectiva en la reconstrucción del
santuario por parte de Herodes —no antes— no en todo su recinto, sino a medida que los lugares se
iban acercando al 'santo de los santos' [...], tal separación a partir del 'patio de las mujeres' en
adelante, hacia el altar, tenia [el propósito de] frenar el posible acercamiento de mujeres
potencialmente impuras por el inicio inadvertido de la menstruación al lugar estricto de los
sacrificios‖. Jesús y las mujeres (Madrid: Aguilar, 2008), pp. 124,125.
3. Bautista, Esperanza. La mujer en la Iglesia primitiva (Estella: Verbo Divino, 1993), pp. 3233.
4. Gonzáles, Joaquín. Arqueología y evangelios (Estella: Verbo Divino, 1994), p. 53.
5. Geruza, Silvia. Um outro género de Igreja... p. 32.
revelarles verdades intimas de su pasión, muerte y resurrección también a ellas, Jesús
las eleva al mismo nivel que cualquier otro discípulo varón, incluidos los Doce 6. Jesús
hace lo que ningún Rabí judío haría: Incluir en su grupo de alumnos a mujeres7, no
para enseñarles la Torá (lo más sublime en la tierra para un judío), sino para revelarles
al mismo Dios (como a la mujer samaritana, de Jn 4)8. Jesús las saca de la esfera
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6. No hay razón para pensar que las mujeres en el movimiento de Jesús hayan sido ―seguidoras de
segunda categoría‖. En casa de Marta y María, esta última ―sentada a los pies del Señor, escuchaba
lo que él decía‖ (Lc 10:39). Esta actitud de escucha humilde frente a un Rabí, es la misma que Saulo
de Tarso (Pablo) tuvo con su Rabí Gamaliel, según Hechos 22:3: ―Yo de cierto soy judío... instruido
a los pies de Gamaliel‖. A través de estos dos pasajes, Lucas presenta a dos personas de diferente
sexo con la misma actitud de aprendizaje y sumisión ante un maestro, lo que nos lleva a afirmar que
María y los demás discípulos varones disfrutaban de la misma posición ante Jesús, para quien el
Reino de Dios era una realidad inclusiva y de naturaleza reivindicadora a favor de los menos
favorecidos. Otro relato, esta vez en Lucas 24:6-8: ―Recuerden lo que les habló cuando estaba en
Galilea, diciendo: Es necesario que el Hijo del Hombre sea entregado en manos de hombres
pecadores, y que sea crucificado, y resucite al tercer día. Entonces ellas se acordaron de sus
palabras‖, evidencia que las mujeres en el movimiento de Jesús tenían acceso a ―información
privada‖ por parte de su Maestro, información que sólo discípulos debían manejar. Lo sabemos
cuando examinamos los únicos pasajes lucanos en los que Jesús, estando en Galilea, les anunció a
sus discípulos acerca de su pasión, muerte y resurrección (Lc 9:18-27; 43-45). En estos pasajes se
puede apreciar que a la hora de hacer su anuncio ―estaban con él los discípulos‖ (9:18) y que es en
ese momento cuando hace su llamado ―a todos‖ a un seguimiento más radical: ―Si alguno quiere
venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame‖ (9:23). En el v. 43 se dice
que Jesús ―les dijo a sus discípulos‖ acerca de que sería entregado ―en manos de hombres‖. Estos
pasajes, a la luz de Lucas 24:6-8, muestran que Jesús consideraba a las mujeres como discípulas
plenas y sin ninguna distinción frente a los varones. Para Él, ellas son sus discípulas, sus alumnas,
sus seguidoras, merecedoras de sus enseñanzas y exigencias, parte de un mismo grupo de seguidores,
en que estaban también los Doce. Estos pasajes también nos muestran que los evangelios cuando
usan las expresiones ―los/sus discípulos‖, ―dirigiéndose a sus discípulos‖, entre otras no solo se están
refiriendo a seguidores varones, sino también a mujeres, lo que nos demanda una nueva lectura más
cuidadosa e inclusiva de los textos bíblicos.
7. El hecho de que mujeres se hiciesen discípulas de un Rabí no habría sido algo bien visto en
aquellos tiempos ya que según las costumbres judías y grecorromanas la mujer no podía hacer lo que
le correspondía a los varones, ni acceder a enseñanza religiosa.
8. La historia de la mujer samaritana es una muestra valiosa del comportamiento revolucionario de
Jesús hacia las mujeres. En una época en la que las mujeres tenían prohibido hablar en público con
un hombre que no fuese su marido (y viceversa, no se veía bien a un hombre hablando en público
con una mujer), en la que existía el dicho: ―No te detengas a hablar largo rato con una mujer‖ (José
ben Yohanan), pues ―con eso acabas en adulterio‖ (No darim 20 a Baraithá), en la que se aconsejaba
a los varones a no dejarse atender por una mujer, ni ofrecerle el saludo pues ―la familiaridad con
ellas es propia del lujuriento (Rabi Shemuel) y en la que se creía que enseñarle la Torá a una mujer
era ―enseñarle insensatez‖ (Sotá 3,4) dado que se les consideraba incapaces de entenderla, Jesús le
privada (la casa y la familia) y las ―des-somete‖ del dominio masculino al cual estaban
destinadas de por vida para convertirlas en verdaderas ciudadanas libres no solo del
Israel físico, sino también del celestial. Vemos entonces que

en ningún momento Jesús se dejó marcar ni influir por aquel contexto cultural
que desvalorizaba a las mujeres. Por el contrario, las trata como seres humanos,
sin establecer alguna jerarquía entre los hombres y las mujeres. Jesús tiene muy
claro que tanto los hombres como las mujeres son seres humanos que deben
recibir la salvación, sin distinción de sexo. Sus apóstoles y discípulos
masculinos se sorprenderán frecuentemente por esta actitud liberadora de Jesús.
El Maestro da muestras de su libertad interior; no se deja esclavizar por normas
sociales. Él mismo erige la norma en que los seres humanos redimidos son
reconocidos, con toda justicia y amor, como hijos de Dios. El comportamiento
de Jesús es innovador al respecto9.

Las cenas del reino: un espacio para todos

El Reino de Dios anunciado por Jesús tiene como expresión máxima la ―mesa en
común‖, la cena, a la cual toda la humanidad está invitada. Antonio Piñero señala que
hay un relativo consenso en pensar que esta mesa en común era para Jesús un signo
del Reino de Dios que iba a venir pronto, cuyo símbolo más perfecto era el banquete y
la alegría que significaba10. Así lo demostró Jesús en su movimiento al buscar
compartir la mesa con pecadores, con discípulos, con autoridades del pueblo, etc.11. En
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dirige la palabra a una mujer de dudosa reputación (exponiéndose a ser mal visto), a plena luz del día
y en un lugar público y sostiene con ella un diálogo nada menos que teológico, un dialogo como el
que hubiese sostenido con cualquier doctor de la Ley. Sobresale el hecho de que a esta mujer
samaritana Jesús se le revela como el Mesías (algo que Él evitaba hacer con los líderes varones de su
pueblo), lo que ocasiona que ella fuera de prisa a su ciudad a contar su experiencia con el judío Jesús
y gracias a su testimonio ―muchos samaritanos de aquella ciudad creyeron en Él por las palabras de
la mujer‖ (4:39). Sin darse cuenta, esta mujer despreciada por su nacionalidad, sexo, estilo de vida y
religión fue convertida por Jesús en la primen misionera evangelista que se pueda registrar en el
movimiento de Cristo.
9. Dumais: pp. 69, 70. Op. Cit.
10. Piñero: p. 114. Op. Cit.
11. Debemos recordar que en ese tiempo sólo se compartía la mesa con los amigos y familiares.
Comer con alguien significaba intimidad, amistad, cercanía, aceptación. En cada cena, Jesús
manifestaba su total aceptación a aquellos con quienes comía. Dice James D. Duna: ―En el Oriente
Medio, reunirse en torno a la mesa para comer tenía un carácter casi sagrado. Se trataba de un acto
religioso: No sólo era expresión de obligaciones religiosas, sino que además estaba reforzado por la
estas cenas, Jesús compartía más que la comida: Él compartía su vida, su persona y su
enseñanza. Cada una de las cenas que Jesús tenía con la gente eran signos que
apuntaban a la gran cena, aquella con que inauguraría el Reino de su Padre en la tierra
y que Él mismo encabezaría. La última cena, aquella que celebró con sus discípulos la
noche en que fue arrestado, cumple esta función. Es imposible entonces pensar que, en
estas cenas del Reino, que manifestaban la apertura de Dios al ser humano (sea
hombre o mujer, santo o pecador), así como su cercanía a la humanidad y su deseo de
intimar con ella, a las mujeres se les haya prohibido su participado, plena12. Dice
Piñero:

Sí podría suponerse también que en ocasiones esas mujeres u otras participaban


en la comunidad de mesa de Jesús con sus discípulos de la que no habría razón
para excluirlas. Las investigaciones más recientes sobre los documentos del Mar
Muerto sugieren que incluso en ese grupo de rigoristas religiosos las mujeres
intervenían también en las comidas comunales, que tenían un marcado tinte
religioso. Por tanto, en nada puede extrañar que Jesús hiciera lo mismo.
Veremos que las comidas en común era en Jesús símbolo del Reino que viene13.

Si Jesús incluía a las mujeres en las cenas en las que participaba, pues haciéndolo
buscaba trasmitirles la aceptación y la cercanía de Dios, es más que probable que en la
última cena ellas también hayan podido estar presentes junto con los demás discípulos.
Que en Hechos se lea que las mujeres participaran libremente en el partimiento del
pan (así como en las oraciones, la comunión unos con otros y en las enseñanzas de los
apóstoles), que no es otra cosa que la repetición comunitaria de la última cena, nos da
pie para sostener que Jesús también partiera el pan con ellas en la noche de su pasión.
Si ellas no hubieran estado presentes aquella noche, es muy probable que en las
iglesias fundadas por los apóstoles a ellas se les hubiese pedido abstenerse o retirarse
al momento del partimiento del pan.

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amenaza de sanciones igualmente religiosas. Esto hacía del hecho de compartir la comida, del acto
de hospitalidad, algo a su vez sagrado. Era —y lo sigue siendo en la actualidad— un signo de
aceptación y de amistad. Cuando el anfitrión bendice el pan y lo parte, lo distribuye a quienes están
sentados con él a la mesa de modo que también a ellos les alcance la bendición pronunciada sobre el
pan‖. La llamada de Jesús al seguimiento (Maliaño: Sal Terrae. 2001), pp. 117,118.
12. En el Israel de la época los banquetes eran públicos, las casas estaban normalmente abiertas,
por lo que era normal que alguien que no fuese invitado entrara al ambiente en donde se estaba
desarrollando la comida.
13. Piñero: p. 112. Op. Cit.
María de Magdala

Al referimos a las mujeres discípulas de Jesús no podemos dejar de mencionar a una


en especial: María de Magdala. No cabe duda que Jesús tuvo una actitud especial
hacia esta discípula que decidió seguirle en muestra de agradecimiento por la
liberación recibida. Conociendo las historias de los endemoniados que curó Jesús,
seguramente su vida era muy triste, su cuerpo muy golpeado y probablemente era
marginada en extremo por la gente de su alrededor. La experiencia de ser sanada por
Jesús debió ser tan importante en su vida que decidió seguirlo y andar de itinerante por
todos los pueblos y aldeas donde circulaba el movimiento de Jesús14. De ella se ha
escrito mucho (aún en los evangelios no canónicos)15 y equivocadamente se le ha
asociado con la prostitución16. Antonio Piñero observa que María Magdalena es la
única que aparece siempre en todas las listas de mujeres seguidoras de Jesús, aunque
estas sean divergentes17 y Elisa Estévez señala que ella es la primera que aparece en
todas esas listas18, lo que indica que ella ocupaba un lugar importante entre las
seguidoras de Jesús19.
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14. Tamez, Elsa Las mujeres en el movimiento de Jesús. el Cristo (Bogotá: SBU, 2012). p.83.
15. Como en el Evangelio de Felipe, el Evangelio de Tomás y el Evangelio de María
(Magdalena). En estos evangelios, María Magdalena ocupa un lugar muy importante. En el
Evangelio de Tomás está presente el antagonismo entre el apóstol Pedro y María Magdalena. En una
ocasión, el apóstol expresa: ―¡Que se aleje María de nosotros, pues las mujeres no merecen la vida!‖
(114). En el de María, el discípulo Leví le dice a Pedro que Jesús ―la ama más que a nosotros‖ (18).
16. Fue el papa Gregorio I, llamado Gregorio Magno quien en una homilía de septiembre de 591
declaró que María Magdalena, María de Bctania (hermana de Marta y de Lázaro) y la mujer anónima
que aparece en Lucas 7:36-50 son una misma persona. De esta manera, el papa Gregorio quería
acabar con las largas discusiones que ya en aquellos siglos divagaban sobre la verdadera identidad de
María Magdalena. Debido a que el método de exégesis preferido por Gregorio Magno se basaba en
el sentido moral, él sostuvo que los siete demonios que Jesús sacó de Magdalena indicarían
moralmente los siete pecados capitales. Los siete eran, por tanto, la manifestación exterior de su vida
pecadora y sus pecados eran necesariamente de naturaleza sexual. Gregorio llegó a calificar a María
Magdalena de ―prostituta‖ y ―fornicaria‖.
17. Piñero: p. 110. Op. Cit.
18. Estévez, Elisa. Que se sabe de las mujeres en los orígenes del cristianismo (Estella: Verbo
Divino, 2012), p. 83.
19. Esta importancia se ve reforzada en Juan 19:25 en donde María Magdalena aparece entre las
únicas discípulos que están junto con Jesús al pie de la cruz. En ese momento quienes están con ella
son María, la madre Jesús y ―la hermana de su madre‖ quien podría ser la mujer que se menciona a
continuación: ―María mujer de Cleofás‖ (aunque hay quienes ven en ―la hermana de su madre‖ y ―la
mujer de Cleofás‖ a dos mujeres distintas). Es notable observar que María Magdalena se encontraba
no sólo en compañía de otras discípulas (para Juan, María la madre de Jesús también era parte de las
Debido quizás a la importancia que María Magdalena tuvo en el movimiento de
Jesús (¿habrá sido algo así como ―la líder de las mujeres‖?)20 es que a ella se le
concede el honor, después de haber, enfrentado al riesgo político que significaba
visitar la tumba de un crucificado, de ser el primer testigo de la resurrección del Señor,
la primera en ver la tumba vacía y la primera en escuchar la verdad de su resurrección.
Y por ser testigo ocular del Resucitado fue también la primera en testificar delante de
los apóstoles que su Señor se encontraba vivo. En palabras del arzobispo Arthur
Roche, secretario de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los
Sacramentos: ―De este modo se convierte en evangelista, es decir, en mensajera que
anuncia la buena nueva de la resurrección del Señor o como decían Rabano Mauro y
Santo Tomás de Aquino, en 'apóstola de los apóstoles', porque anunció a los apóstoles
aquello que, a su vez, ellos anunciarán a todo el mundo‖21.
Aunque a partir de Hechos de los Apóstoles en adelante el nombre de María
Magdalena desaparece22, y a pesar de que Lucas cierra el número de apóstoles a doce
(Hch 1:15-26) no se puede negar que esta mujer reúne todos los requisitos necesarios
para ser considerada una verdadera apóstol: haber estado con Jesús desde el inicio de
su ministerio, haberlo visto resucitado y ascendido, así como haber recibido de Él la
instrucción de ir y anunciar la buena nueva. Todas estas características calzan en
___________________________
discípulas de Jesús) sino también en medio del círculo familiar más íntimo del Señor.
20. Elsa Tamez le reconoce este liderazgo femenino: ―María Magdalena era una mujer muy
valiente y líder de otras de las que casi siempre estaba rodeada. Cuando crucificaron a Jesús ella y
otras mujeres se atrevieron a salir del escondite donde se encontraban junto a los demás discípulos y
fueron a ver qué hacían con Jesús [...]. Las mujeres lideradas por María Magdalena no sólo fueron
las primeras testigos de la resurrección, sino que recibieron la tarea de comunicar la buena nueva a
los demás discípulos y discípulas de que Jesús iba a Galilea y que allá los vería de nuevo‖. Tamez:
pp. 84, 85. Op. Cit.
21. Palabras del arzobispo Arthur Roche en la explicación brindada acerca del significado del
decreto ―Apostolorum Apostóla‖ que la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los
Sacramentos publicó el 3 de junio de 2016 por expreso deseo del papa Francisco, con el que se
estableció que la celebración de Santa María Magdalena se elevara en el Calendario Romano General
al grado de fiesta, grado dado solamente a la celebración de los apóstoles destacando así ―la especial
misión de esta mujer, que es ejemplo y modelo de toda mujer en la Iglesia‖.
22. Aunque es más que seguro que entre ―las mujeres‖ presentes en el momento de la elección de
Matías (Hch 1: 14) también se encontrara María Magdalena, aunque el autor no la mencionara por su
nombre. Llama notablemente la atención la actitud de Pablo al no incluir su nombre, ni de alguna
otra mujer, en la lista de testigos oculares de la resurrección de Jesús, a pesar de haber sido ellas
testigos privilegiados de este acontecimiento. 1 Co 15:5-8 presenta a los testigos de acuerdo con un
orden jerárquico: Pedro y luego los Doce, quinientos hermanos a la misma vez, después a Santiago y
a todos los apóstoles, finalmente a Pablo.
María de Magdala, por lo que existen razones para otorgarle el titulo (como ya lo ha
hecho la Iglesia Católica) de apóstol y más específicamente ―apóstola de los
apóstoles‖23.
Concediéndole entonces, voz a la mujer (¡y voz sobre los hombres!) y participación
en su misión de anunciar y enseñar sobre el Reino de Dios24. Jesús reacciona
verdaderamente contra todas las desigualdades que violentaban a la mujer y, sin hacer
concesiones a la mentalidad de su medio, sin admitir ninguno de los prejuicios que
servían de apoyo a los privilegios masculinos, manifiesta claramente su voluntad de
restablecer la igualdad de la mujer cada vez que se encuentra ante una situación
desfavorable a ella, modificando de forma notoria no sólo el papel de la mujer en la
sociedad de su tiempo, sino también la forma de ver o de percibir a la mujer25.

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23. Bautista: p. 132 Op. Cit.
24. Sería inaceptable afirmar que en los momentos en que Jesús envía a la misión a sus seguidores
no estaba enviando también a las mujeres, siguiendo la costumbre de que las mujeres no tenían
permiso para predicar en público. Si creemos que Jesús no se dirigió a ellas también tan sólo porque
no aparecen en los relatos de envíos, se tendría que aceptar que las mujeres no tienen la
responsabilidad de enseñar, hacer discípulos, predicar el evangelio (evangelizar) o participar en
asuntos relacionados a la extensión del evangelio en el mundo. Pero sabemos que las mujeres, al
igual que los hombres, están llamadas a la misión, a ser parte de ella, pues el Reino que se anuncia es
un reino abierto tanto a varones como a mujeres, en el que no se hace distinciones y en donde todos
participan de los mismos derechos y oportunidades.
25. Bautista: pp. 40, 51. Op. Cit.
Capítulo 5
Las mujeres en las primeras
comunidades

¿Cómo recibieron los miembros de las primeras comunidades cristianas esta nueva
visión y percepción de la mujer establecida por Jesús? ¿Fueron fieles a ella? ¿Cuál fue
el papel que las mujeres desempeñaron en las comunidades del primer siglo? Como
hemos mencionado, Jesús había empezado algo nuevo, había empezado la era del
Reino de Dios. En esta era, las mujeres disfrutarían plenamente de las promesas y
bendiciones de Dios a través suyo. En tal sentido, ellas empiezan a ser consideradas
como seres humanos y por ello, merecedoras del amor y la ternura de Dios. Por esta
razón, los discípulos ven a su Maestro teniendo una atención especial con ellas: sus
virtudes son puestas como ejemplo y enseñanza para todos los que se abren al Reino
(las parábolas referentes a las mujeres)1, ellas son beneficiarías de milagros y
curaciones2, son además protagonistas en los milagros de resurrección 3 y tienen acceso
a la revelación de Dios por medio de Jesús4. Pero por sobre todo, Jesús les concede la
autoridad para ser maestras proclamadoras de las buenas noticias, incluso ante los
varones (la mujer samaritana y las mujeres testigos de su resurrección).

Mujeres líderes en Hechos

Habiendo aprendido de su Señor toda esta actitud renovada hacia las mujeres, los
discípulos, ahora apóstoles, empiezan su misión y por su mensaje ―aumentaba la
multitud de hombres y mujeres que se adherían al Señor‖ (Hch 5:14; 8:3; 9:2).
Comenzarán a aparecer entonces mujeres sobresalientes y poseedoras de autoridad
entre los nuevos discípulos. En Jope se convertiría Tabita, quien se distingue en la
iglesia por ser una mujer ―rica en obras y en limosnas que hacía‖ (Hch 9:36) y en
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1. Como por ejemplo: La parábola de la levadura (Mt 13:33), de la dracma perdida (Lc 15:8-9), de
las doncellas en el día de la boda (Mt 25:1-13) y de la viuda y el juez injusto (Lc 18:1-5).
2. En los evangelios vemos a Jesús curando a la mujer encorvada, a la que llama ―hija de
Abraham‖ (Lc 13:10-16), a la suegra de Simón Pedro (Mc 1:29-31) y a la hemorroísa (Mc 5:25-34).
3. Es significativo el papel protagonista de la mujer en los milagros de resurrección: Jesús resucita
a la hija de Jairo (Mc 5:41; Lc 8:54), al hijo de la viuda de Naín (Lc 7:14) y a Lázaro, jugando un
papel muy importante sus hermanas Marta y María (Jn 12:1-44).
4. Recordemos a María, hermana de María y Lázaro quien se sentaba a sus pies para oír al Maestro
enseñar la novedad del Reino de Dios (Lc 10:39) y a la mujer samaritana de Jn 4.
Jerusalén María, madre de Juan Marcos, abría su casa para las reuniones de la Iglesia,
lo que le concedía algún reconocimiento, alguna relevancia y alguna función de
dirigencia entre el grupo según el sistema de creencias y valores del Mediterráneo
antiguo (Hch 12:12-17)5. Otras mujeres que sobresaldrán por su autoridad y sus
funciones de liderazgo son:

Lidia (Hch 16:11-15). Se trata de nada menos que la primera europea convertida al
evangelio y primer miembro de la iglesia en Filipos, aquella que Pablo amaba tanto
por su generosidad incomparable. Mujer comerciante y autónoma, quizás viuda, se
convirtió y guio a toda su casa a la nueva fe. En su casa acogió a la iglesia (v. 40) que
probablemente estuvo compuesta en su mayoría por mujeres y estuvo al frente de ella
puesto que era la dueña de casa, lo que la llevaría a menudo a dirigir las reuniones,
administrar su buen funcionamiento y ayudar económicamente a los necesitados6.
Como dueña de casa y líder de la iglesia, Lidia se sentía en el deber de brindar
hospitalidad y protección política a los misioneros que llegaban a ella, Aunque no se le
atribuye ningún título ministerial (maestra, apóstol, profeta), y mucho menos se habla
de ella como diácono o ―anciana‖, no se puede negar que Lidia ejerció un importante
liderazgo en los primeros años de la iglesia de los filipenses.
Priscila (Hch 18:1-3). Priscila (o Prisca) junto con Aquila, su esposo, conocieron a
Pablo en Corinto. En esta ciudad, en Éfeso (1 Co 16:19) y en Roma (Ro 16:3-5)
abrieron sus casas a la iglesia ejerciendo autoridad como maestros y formadores. Es
evidente que Priscila tuvo mayor autoridad en la iglesia que su esposo, esto se deduce
viendo la forma en que sus nombres aparecen escritos en la Biblia: Cuando Lucas
habla de la pareja en cuestiones de ocupación, menciona primero a Aquila (Hch 18:2),
lo mismo hace Pablo cuando transmite los saludos de ambos en su primera carta a los
corintios (16:19). Pero cuando se describe la acción misionera de la pareja, Lucas
menciona primero a Priscila (Hch 18:18) y cuando menciona que ambos instruyeron
con más exactitud el camino del Señor a Apolos, Lucas vuelve a mencionar primero a
Priscila (v. 26)7. Pablo hace lo mismo cuando en su carta a los romanos, les pide que
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5. Hablando de María, la madre de Juan Marcos, Elisa Estévez dice que ―es fácil que se tratase de
una viuda que administra su casa, y por consiguiente, presidiera las actividades sociales que se dan
en ella, siempre que no estuvieran los apóstoles fundadores‖ Estévez: p. 152. Op. Cit.
6. Tamez: p. 97. Op. Cit.
7. En este episodio se puede observar también la disposición y la normalidad con la que líderes de
la talla de Apolos acepta dejarse enseñar por una pareja, en donde la mujer tiene mayor importancia.
―Esto muestra dos cosas, la autoridad y capacidad de Priscila y Aquila con respecto al conocimiento
del mensaje, y la disponibilidad de líderes varones elocuentes, que dentro del movimiento de Jesús
saluden de su parte a ―Priscila y a Aquila, mis colaboradores en Cristo Jesús, que
expusieron su vida por mi‖ (16:3, 4), nuevamente vemos que Priscila es mencionada
primero al hablarse acerca del trabajo ministerial. Otra ocasión en que Pablo saluda
primero a Priscila y luego a Aquila es en 2 Tim 4:198. En la cultura grecorromana, que
aparezca primero el nombre de Priscila significaría que ella posee cierta
preponderancia con respecto a su esposo, por lo que podemos afirmar que esta mujer
ejercía en la iglesia un liderazgo notable que giraba alrededor de la enseñanza de la
Palabra y el ministerio evangelístico.

Las cuatro hijas de Felipe el evangelista (Hch 21:8, 9). En la ciudad de Cesárea
vivía uno de los siete que atendían a las viudas de Jerusalén. Felipe el evangelista,
quien tenía cuatro hijas vírgenes que profetizaban. Aunque no se les da el título de
―profetas‖ (título reservado para Agabo en el mismo capítulo) y aunque no se describa
alguna actividad profética por parte de ellas, las cuatro eran conocidas como
―doncellas que profetizaban‖. Es decir, el Espíritu profético descansaba sobre ellas y
las impulsaba a hablar en nombre de Dios. Con la experiencia del bautismo en el
Espíritu producido en Pentecostés (Hch 2:1-13) que aperturó la era mesiánica, tanto
hombres como mujeres empezaron a tener acceso al don de profecía, sin ninguna
distinción, tal como lo anunciara Joel (Jl 2:28-32).
El pueblo de Israel había contado con mujeres profetas (profetisas) en su historia:
Miriam, hermana de Moisés (Ex 15:20, 21), Débora (Jue 4:4-8), Hulda (2 Re 22:11-
23), la esposa del profeta Isaías (Is 8:3) y Ana (Lc 2:36-38), por lo que no era extraño
que existieran en él mujeres que profetizaran. En las primeras comunidades cristianas
quienes contaban con dones proféticos eran tenidos en alta estima pues era el tiempo
en el que se ponía en primer plano la inspiración divina debido a que inicialmente el
cristianismo fue un movimiento carismático con autoridades carismáticas9. Podemos
deducir entonces, que las cuatro hijas de Felipe ejercían su ministerio profético y
disfrutaban de cierto reconocimiento en las iglesias de Cesárea. Es el mismo Pablo
___________________________
reconocen la capacidad de las mujeres y la igualdad entra los sexos, y no se dejan llevar por los
valores discriminatorios de su sociedad patriarcal‖. Ibid, p. 100.
8. Elisa Estévez, señala que el hecho de que el nombre de Priscila aparezca antes que el de su
esposo se debe ―al éxito que esta líder femenina ha tenido como agente de evangelización en las
iglesias domésticas y en la misión itinerante‖. Señala además que Pablo en ningún momento se
refiere a ella como esposa (al contrario que en Hechos), sino que subraya el pleno compromiso de
esta mujer en la tarea misionera en plano de igualdad e interdependencia con el varón‖. Estévez:
pp. 181, 182. Op. Cit.
9. Estrada, Juan. ―Las primeras comunidades cristianas‖, en Fernández, José; Sotomayor, Manuel
[Coord.], Historia del Cristianismo-EI mundo antiguo (Madrid: Trotta, 2003), p. 148.
quien da realce e importancia a quienes poseen este don: ―Mayor es el que profetiza‖
afirmaría (1 Co 14:5), pues quien profetiza ―edifica a la iglesia‖ (v. 4), por lo cual
estas cuatro profetisas tenían una actividad específica y ―mayor‖ en las reuniones de
culto cristiano: profetizaban una por una, de pie y frente a la asamblea. Tenían el
ministerio de la Palabra, eran maestras/predicadoras, ministerio público que consistía
en nada menos que ―hablar a los hombres para edificarlos, exhortarlos y consolarlos‖
(v. 3), algo de mucha importancia para la vida de las primeras comunidades (v. 1).
Como vemos hasta aquí, en las comunidades que se describen en el libro de Hechos
hallamos presente el protagonismo y el liderazgo de mujeres creyentes abiertas a la
acción del Espíritu. Sus ministerios van desde el presidir las reuniones que se efectúan
en sus casas (María, madre de Juan Marcos y Lidia)10, ser maestras de la Palabra
(Priscila), hasta ejercer el oficio profético mediante la acción del Espíritu Santo (las
hijas de Felipe). Todas ejercieron un evidente ministerio de la Palabra en las iglesias
caseras, poseyendo la autoridad respectiva sobre los demás hermanos. A comparación
de la realidad en muchas iglesias hoy, a estas mujeres nunca las vemos restringidas a
un ministerio dirigido solo a otras mujeres o a niños, sino que las vemos al lado de los
apóstoles y bien relacionadas con otros líderes hombres, ejerciendo ministerios que las
facultaba para no estar silenciadas u ocultas en las iglesias, sino que por el contrario
___________________________
10. Por ser las dueñas de las casas en donde se reúne la iglesia, ambas las presiden. La presidencia
es uno de los dones del Espíritu que Pablo menciona en Romanos 12 y que, por cierto, no los agrupa
entre ―dones masculinos‖ y ―dones femeninos‖, limitando así el don de presidir sólo a los varones.
Ahora bien, podemos conocer un poco sobre este trabajo de presidir una comunidad gracias a un
texto de Tertuliano (150 d.C.), en el que se detalla las actividades de los presidentes de las primeras
comunidades: ―Cuando el lector termina, el que preside nos exhorta con su palabra y nos invita a
imitar aquellos ejemplos. Después nos levantamos todos a una, y elevamos nuestras oraciones. Al
terminarlas, se ofrece el pan y el vino con agua como ya dijimos, y el que preside también eleva sus
preces (súplicas) con todas sus fuerzas y acciones de gracias, y todo el pueblo exclama: Amén.
Entonces viene la distribución y participación de los alimentos consagrados por la acción de gracias
y su envío a los ausentes por medio de los diáconos. Los que tienen bienes y quieren dar, dan
libremente lo que cada uno quiere y lo que se recoge, se deposita en manos del que preside, y él
socorre a los huérfanos y a las viudas y a aquellos que. por enfermedad o por otro motivo, se hallan
necesitados, como también a los que se encuentran en las cárceles y a los huéspedes que vienen de
lejos; en una palabra, toma el cuidado de todos los indigentes‖ (Primera Apología, 67). Notemos las
funciones de los presidentes: predicación y exhortación, dirección de las oraciones públicas y
consagratorias, recepción del dinero recogido a fin de administrarlo a favor de los pobres de la
comunidad siendo su cuidador. Nada nos hace dudar que estas mismas funciones también las
realizaban las mujeres que presidian las comunidades que se reunían en sus casas.
las catapultaban a la visibilidad, a la dirigencia y a la proclamación11.

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11. El hecho de que las reuniones cristianas se desarrollaran en casas propició que estas mujeres
‗‗pudieran desempeñar funciones públicas sin desafiar abiertamente la estructura social, sustentada
en la división según el género de los espacios públicos y privados. Este modo de organización
contribuyó a reforzar el protagonismo de las mujeres cuyas tareas de dirigencia podían verse como
una extensión de sus actividades en el ámbito de la casa‖. Estévez: p. 143. Op. Cit.
Capítulo 6
Mujeres líderes en el
ministerio de Pablo

Para Pablo, la nueva realidad que trajo Cristo significa que ahora ―ya no hay judío ni
griego; ni esclavo ni libre; ni hombre ni mujer, ya que todos son uno en Cristo Jesús‖
(Gal 3:27,28), lo que significa que en la comunidad cristiana ya no hay diferencias ni
de raza, ni de clase social, ni de género, pues todos somos uno. Esta nueva realidad
chocaba frontalmente con los valores dominantes de la sociedad helenista, de los
cuales Pablo había participado también. Existía un tópico retórico sobre ―los tres
motivos de gratitud‖, que se atribuían a Tales o a Platón, que decía: ―Porque he nacido
ser humano y no bestia, hombre y no mujer, griego y no bárbaro‖. Después de su
conversión y al aprender sobre Jesús y su movimiento, toda la equivocada concepción
humana que poseía el apóstol fue transformada: ahora se veía siendo uno con un grupo
humano al que antes despreciaba, las mujeres.
Esta nueva realidad existencial permitió a Pablo promover y elogiar el liderazgo
femenino en sus comunidades y una de las formas en que lo hizo fue haciendo espacio
en ellas para que se oyera la voz de la mujer a través de la profecía (1 Co 11:5). A
través de sus cartas podemos conocer a algunas mujeres que no estaban silenciadas en
las congregaciones y mucho menos inactivas bajo la sombra de los varones. Al
contrario, estas mujeres son elogiadas por su esfuerzo, liderazgo y fruto obtenido por
sus labores de servicio. Ya hemos mencionado a Lidia y a Priscila, esta última
denominada por el apóstol como ―su colaboradora‖ en Romanos 16:3 (título que Pablo
también le concede a Timoteo en 2 Tim 4:21). En este apartado mencionaremos a
alguna cuantas más que trabajaron al lado de Pablo y que, por lo tanto, ejercieron el
liderazgo de manera tan admirable que al apóstol no le quedó más que reconocer su
loable labor y colocarlas como ejemplo ante todas las comunidades cristianas.
Febe (Ro 16:1, 2). Mujer influyente en la iglesia de Céncrea (Corinto), es llamada
por Pablo ―hermana‖, ―diákonos” y ―bienhechora‖. Al llamarla ―hermana‖, Pablo está
reforzando su autoridad como líder local, reafirmando su contribución en el anuncio
del evangelio y su papel de dirigencia (Flp 4:21), así como señalando su función en la
animación comunitaria y su labor para reforzar los lazos de lealtad internos1. Con el
título de ―diákonos‖ Pablo la está reconociendo como servidora, ―ministra‖, de la
iglesia en Cencreas tal como lo hiciera con Timoteo (Flp 1:1), Apolos (1 Co 3:5),
Epafras (Col 1:7), con él mismo (1 Co 3:5; Ef 3:7; Flp 1:1) y con Jesús (Ro 15:8). Este
título dado por Pablo a Febe, suele definir, en general, una función eclesial importante
y reconocida: Este título es empleado por Pablo, siguiendo un uso profano, para
definir el rol de la autoridad civil puesta al servicio de Dios (Ro 14:4-6). Si Febe es
llamada diaconisa de la Iglesia de Céncreas, significa que en esa comunidad ella
realizaba y cumplía con un rol influyente y reconocido, característico de los
responsables locales2.
No debemos confundir la labor de diaconía de Febe con la labor diaconal que surge
en la Iglesia del siglo III (Orden de las diaconisas). mucho menos con la labor que
existe hoy en muchas iglesias cristianas bajo la designación de ―diaconado‖, pues
sencillamente no son lo mismo. Habíamos visto que en el primer siglo Pablo, Apolos,
Timoteo y aún Cristo son llamados “diákonos”, es decir servidores de Dios puesto
que en ese tiempo ―diákonos‖ es una palabra que designa un servicio general en la
Iglesia, en el caso de Febe este servicio habría consistido en predicar/enseñar y velar
por las iglesias, según Elisabeth Shüssler Fiorenza3, responsabilidades que no están
ligadas al diaconado actual4.
Por último, se le da el título de ―bienhechora‖, ―benefactora‖, ―protectora‖ (gr.
prostatis)5. Febe, como protectora, habría acogido a Pablo y a otros misioneros en su
casa de Céncreas, y probablemente también les facilitaría el acceso a personas
influyentes de su ciudad o de otros lugares. Esto es lo que habrían hecho otras mujeres
o varones considerados patrones o benefactores. Las funciones desempeñadas por
estos bienhechores, varones y mujeres, habría sido muy útil para la extensión y
consolidación del movimiento cristiano. Y nos habla de la ayuda que habría podido
___________________________
1. Ibid. pp. 176, 177.
2. Bautista: pp. 100, 101. Op. Cit.
3. ―La labor exacta de un diácono en esta época no está clara, pero podría haber incluido no sólo
servicios ministeriales locales sino también una especie de representación oficial de la comunidad.
Este parece ser el caso aquí, ya que Febe está a punto de emprender un viaje, siendo este el motivo
que impulsa a Pablo a escribir la carta. Febe podría haber viajado por motivos personales o por
asuntos de las iglesias de Céncreas y Corinto‖. Madigan, Kevin; Osiek Carolyn. Mujeres ordenadas
en la Iglesia primitiva... p. 34.
4. Rafael Aguirre, hablando sobre este punto, afirma: ―Cuando [Pablo] llama a Febe diácono no es
correcto entenderlo como si de una función eclesial subordinada se tratase, por ejemplo, de atender a
los pobres, a los enfermos y ayudar a vestir y desvestir a las mujeres en su bautismo. Así será en los
siglos posteriores el papel de las diaconisas. Pero en el sentido paulino, el diácono es responsable de
toda la iglesia e implica el oficio eclesial de ministrar y enseñar. Del movimiento de Jesús a la
Iglesia cristiana (Estella: verbo Divino, 2008), p. 225.
5. Elsa Tamez refiriéndose a “prostatis” dice: ―Este era un título de honor y autoridad en la
antigüedad, y se refería a personas a las cuales otros se subordinaban. Pablo reconocía su estado de
subordinado de Febe‖. Tamez: p. 104. Op. Cit.
prestar a nivel económico, social y jurídico. Es decir, Febe ha podido desempeñar
tareas de patronazgo y contar con cierta influencia, que puso al servicio de quienes
llegaban a su casa. Si bien el patronazgo que esta mujer pudo ejercer no tiene que
entenderse necesariamente como ―presidente‖ de una asamblea litúrgica, lo que sí está
claro es que habría recibido honor, prestigio y autoridad, por los actos con los que ha
beneficiado a la comunidad6. Su prestigio en la comunidad de Céncreas la hacía digna
de un recibimiento especial por parte de los cristianos de Roma.
María, Trifena, Trifosa y la amada Pérsida (Ro 16:6, 12). En la misma carta a los
romanos, Pablo envía saludos a una tal María, ―que se ha afanado mucho por ustedes‖.
―Afanarse‖ o ―trabajar‖ (como lo traducen algunas versiones) es una traducción del
verbo griego ―kopiao”, empleado por Pablo para designar el trabajo misionero o
pastoral dentro de una comunidad7. María y las otras tres mujeres saludadas por el
apóstol son mujeres que, de una u otra forma, han aportado una contribución
importante a la obra de evangclización, y el apóstol Pablo lo reconoce abiertamente en
su carta a los romanos8. Estas mujeres, aunque pasan desapercibidas hoy en día,
disfrutaban de un reconocimiento especial en las primeras comunidades, eran
conocidas en varias ciudades y mantenían siempre una actitud de entrega y trabajo
(hasta el cansancio) a favor de la obra misionera y de los predicadores itinerantes
como Pablo. Es interesante notar que Pablo en 1 Tes 5:12, 13 ordena a la iglesia que se
someta a los que trabajan (se afanan) entre ellos presidiéndolos y amonestándolos
(instruyéndolos), es decir ―haciendo uso de la palabra autoritativa‖. Podemos afirmar
entonces que estas mujeres presiden, dirigen, cuidan y educan a sus comunidades
mediante la enseñanza/predicación y cuentan con el sometimiento de sus respectivas
comunidades (con el respaldo y aprobación del mismo apóstol).
Junia (Ro 16:7). La duda acerca de si este personaje es varón o mujer y si fue o no
apóstol es moderna. Tanto las tradiciones antiguas (Vulgata. Sahídico, copta y las
versiones siriacas) como los comentadores patrísticos han sido unánimes en leer el
nombre de Junia como femenino, un dato que concuerda con el hecho de que Junia es
un nombre común romano de mujeres de una familia aristocrática, o de esclavas
___________________________
6. Estevez: p. 153. Op. Cit. ―A Febe también se le llama prostatis, benefactor o patrón de Pablo y
de muchos otros. Esto le sitúa en el sistema social del patronazgo como un personaje de un estatus
relativamente elevado, con quien Pablo está en deuda por la ayuda económica prestada. Es decir, es
relativamente adinerada y probablemente tenga un rango social más elevado que Pablo‖. Madigan;
Osiek: p. 34. Op. Cit.
7. Llama la atención que Pablo usa el verbo “kopiao” (trabajar, fatigarse) para describir también
su propio trabajo misionero (1 Co 15:10; Gal 4:11; Flp 2:16; Col. 1:24), así como para designar el
trabajo apostólico de los que tienen autoridad en la comunidad (1 Co 16:16; la 1 Tes 5:12).
8. Bautista: p. 102. Op. Cit.
liberadas de la misma9. Ahora bien, esta mujer ¿fue apóstol? Sabemos que aparte de
los doce apóstoles existieron otros líderes a los que también se les concedió este título:
Bernabé (Hch 14:4-14), Silas y Timoteo (1 Tes 1:1; 2:6), y Apolos (1 Co 4:6-9). Los
que rechazan el otorgarle el título de apóstol a Junia (y a Andrónico) interpretan el
verso como si se dijera que ambos ―fueron estimados o conocidos entre (por) los
apóstoles‖. En cambio, los que ven a ambos personajes como apóstoles interpretan el
texto como si Pablo estuviera reconociendo que ambos ―son estimados o notables
entre los apóstoles‖.
Para resolver este ―complejo‖ caso y ponerle fin a la duda de si Junia era o no una
apóstol leamos lo que tiene que decir un Padre de la Iglesia como Juan Crisóstomo
(347-407), considerado el mejor orador de la Iglesia patrística y uno de los cuatro
doctores de la Iglesia oriental. Su cercanía a Junia en tiempo y su conocimiento más
perfecto del idioma en que se escribió en N.T. lo convierten en una voz confiable en
cuanto a este asunto. Comentando acerca de Junia no duda de que esta mujer es no
sólo apóstol, sino además ―prominente entre ellos‖: ―Cuán grande es la devoción de
esta mujer, que ha sido encontrada digna del título de apóstol‖10. Para Crisóstomo, ella
es digna de un gran honor porque ha sufrido prisión como el apóstol Pablo, en ella y
en Andrónico se ven las marcas del verdadero apostolado, que no son otra cosa que los
riesgos y peligros que la misión conlleva. Por el hecho de haber sido compañeros de
cárcel con Pablo, compartiendo con él muchos peligros, son llamados ―apóstoles‖. La
reflexión de Crisóstomo nos sitúa, por consiguiente, ante una mujer apóstol,
probablemente casada, y que contribuyó con su enseñanza y su vida cristiana a la
extensión y consolidación del Evangelio11.
Aparte de estas mujeres, Pablo tuvo como colaboradoras a otras muchas más. Los
nombres de algunas de ellas han quedado registrados en sus epístolas, aunque de
manera rápida y con muy pocas descripciones de sus funciones. Algunas de estas
mujeres son Cloe (1 Co 1:11): mujer rica que toma la iniciativa de enviar emisarios
(que serían sus esclavos) a Pablo a fin de informarle la [mala] situación de la iglesia.
El hecho de que Pablo la mencione en su carta pone de manifiesto que ella habría
tenido una función importante en la iglesia de Corinto y el apóstol da crédito a sus
palabras, e incluso se apoya en ellas para responder a esta comunidad12. Ninfas, quien
___________________________
9. Estévez: p. 185. Op. Cit.
10. Chaparro, Jhonatan. Ejercicio del ministerio de la mujer en lo Iglesia. Perspéctiva Bíblica
(Lima: JHAS, 2011), p. 100.
11. Bernabé, Carmen (Ed.). Mujeres con autoridad en el cristianismo antiguo (Estella: Verbo
Divino, 2007), pp. 81, 82.
12. Ibid., 71.
es mencionada por Pablo en Col 4:15, siendo ella una mujer que acoge en su casa a la
iglesia de Laodicea y por lo que hemos venido mencionando ella, por acoger a la
iglesia, habría sido también una líder con autoridad pues quienes ofrecían sus casas
como lugar de referencia para las comunidades cristianas eran considerados maestros
y se les reconocía su autoridad y su función de dirigencia. Ninfas, como dirigente de la
comunidad que se reúne en su propia casa, habría velado también por asegurar la
solidaridad intragrupal y la lealtad del grupo13.
En su carta a los filipenses (4:2), Pablo exhorta a dos mujeres, Evodia y Síntique,
colaboradoras suyas en el ministerio, a que unifiquen sus criterios, es decir, a que
tengan ―el mismo sentir que hubo en Cristo Jesús‖ (2:5). Ambas son mujeres con un
liderazgo indiscutible en la comunidad de Filipos y, en general, en el movimiento
cristiano. Ambas lucharon juntamente con el apóstol a favor del evangelio, y son
dirigentes en su comunidad. De ahí que el apóstol estuviera preocupado por sus
desavenencias, ya que su conflicto no es indiferente para la vida comunitaria ni para el
testimonio hacia fuera14. Pablo las invita a que se pongan de acuerdo y mantengan la
unidad del equipo de colaboradores (en el cual también estaría Clemente) y por
consecuencia, de toda la iglesia. Otras mujeres con autoridad vinculadas al ministerio
de Pablo son Apia (Flm 1:2), Claudia (2 Tim 4:21), la madre de Rufo, Julia y la
hermana de Nereo (Ro 16:13, 15).
Concluyendo esta segunda parte, hemos observado la actitud abierta y novedosa
hacia las mujeres que tanto Jesús como Pablo tuvieron en sus ministerios. La apertura
del Maestro de Galilea hacia las ellas fue una de las revoluciones que él inició a través
de su movimiento mesiánico y que Pablo, fiel a esa tradición, continuó
admirablemente. De esta manera, se puede decir que en ningún momento de su
ministerio Pablo resultó misógino, sino que, al contrario, proclamó la igualdad ante
Dios de hombres y mujeres y, por lo tanto, su igual responsabilidad para responderle y
servirle. Por ello, toda expresión cristiana actual que no contenga estas características
liberadoras hacia la mujer, cae bajo la sospecha de no estar siguiendo fielmente con la
praxis de Jesús.

___________________________
13. Ibid., 69.
14. Ibid., 77.
Tercera parte
Empiezan los cambios:
Las epístolas post y
deuteropaulinas y los
Padres
Capítulo 7
Razones del cambio y el
papel de las epístolas

Las cartas de Pablo nos muestran su total apertura al liderazgo que las mujeres
ejercían en las primeras comunidades. Escribiéndole a los cristianos de Corinto les
dice que las mujeres ―oren y profeticen con la cabeza cubierta‖ (1 Co 11:5), a pesar de
los inconvenientes que las mujeres estaban ocasionando por orar y profetizar sin velo.
Él no les prohíbe profetizar en público, sino que regula la práctica ordenando que se
respeten las convenciones sociales y culturales de la ciudad (el uso del velo y/o el uso
del cabello largo). Su postura a favor de que las mujeres presidan, enseñen y ejerzan
autoridad en las iglesias hace que lo escrito en 1 Co 14:33b-35 (―que las mujeres
guarden silencio en las iglesias...‖) aparentemente contradiga esta actitud. Pero nada
más alejado de esto, hoy son muchos los biblistas que consideran estas palabras como
una interpolación1 posterior pues van en contra de lo que las mismas cartas de Pablo
manifiestan acerca de su actitud hacia las mujeres.
Aproximadamente en el año 66 d.C. muere Pablo decapitado en Roma, según la
tradición, y de acuerdo a los mejores exégetas dejando escritas siete cartas: 1
Tesalonicenses, 1-2 Corintios, Gálatas, Filemón, Romanos y Filipenses2. Después de
él, las iglesias fundadas por el apóstol, así como las que se identificaban con su
teología, poco a poco se fueron alejando de sus enseñanzas. Por ejemplo, la iglesia de
los corintios, aproximadamente para el 96 d.C., continuaba con sus problemas de
división y aun los habían empeorado pues un grupo importante de jóvenes laicos se
habían sublevado contra sus ancianos (presbíteros), destituyéndolos de sus funciones,
ocasionando el debilitamiento del testimonio de esta iglesia ante las demás y
ganándose una dura reprensión por parte de Clemente, obispo de la iglesia de Roma3.
___________________________
1. Autores como G. Fee, Elsa Tamez y Rubén Aguirre sostienen esta posición. Jhonatan Chaparro
explica que con interpolación ―estamos hablando de un añadido (gr. glosa) al texto que
originalmente no estaba. Generalmente esto se da cuando un copista añadía una frase aclaratoria en
uno de los márgenes de la copia. Con el tiempo, otros copistas incluían ese comentario como parte
integral del texto bíblico. Esto no es nuevo, ya se han descubierto varias interpolaciones, muy bien
documentadas, sobre textos del N.T. como son: Mc 16:9-20; Jn 5:3b, 4; l Jn 5:7, 8‖. Chaparro: p.
118, 119. Op. Cit.
2. Quesnel, Michel. Pablo de Tarso (Buenos Aires: Ciudad Nueva, 2009). pp. 12, 13.
3. La carta de Clemente a los corintios, en palabras de Johannes Quasten ―es uno de los más
importantes documentos del periodo que sigue inmediatamente a la época de los apóstoles, la
Por esa misma época, las iglesias de Éfeso y Laodicea4, iglesias evidentemente
paulinas, serían reprendidas también, esta vez por Juan, por haber dejado de amar a su
Señor y por haber abrazado la tibieza espiritual (Ap 2:4, 15, 16).
En cuanto al liderazgo femenino en las iglesias fundadas e influenciadas por Pablo,
fue algo que empezó a restringirse poco a poco después de la muerte del apóstol. Las
iglesias gentiles, que en su mayoría eran paulinas, fueron alejándose de aquella
comunidad de iguales anunciada por Jesús y predicada por Pablo 5. En este capítulo
describiremos cómo se fue dando este proceso de alejamiento mencionando las
razones por las que se dio y las consecuencias funestas para todo el movimiento
iniciado por Jesús. Las razones de este cambio perjudicial para la Iglesia, y más para
las mujeres, fueron: la presión externa sociocultural, en la que jugarán un importante
papel las cartas postpaulinas (Efesios. Colosenscs y 1 Pedro)6; las luchas internas por
el poder, aquí entran en escena las cartas deuteropaulinas (las Pastorales) y la
institucionalización de la Iglesia, en donde influirá grandemente el pensamiento y
enseñanza de los Padres Apostólicos y de los Padres de la Iglesia. Esta última razón la
estudiaremos en los próximos capítulos.

Presión externa sociocultural

En la sociedad de la época, las comunidades cristianas eran mal vistas y criticadas por
minar los cimientos de la sociedad grecorromana, proclamar la desobediencia al
paterfamilias y echar abajo la estructura de la casa. Al darle liderazgo, protagonismo y
hasta una cierta independencia a la mujer, el cristianismo le devolvió su voz tanto en
la esfera privada como en la pública. Por lo tanto, la figura de la mujer en estas
comunidades era especial objeto de atención para los paganos. Uno de ellos, el
filósofo Celso (s. II), se quejaba de que las mujeres cristianas alteraban lo establecido
___________________________
primera pieza de la literatura cristiana, fuera del Nuevo Testamento, de la que constan históricamente
el nombre, la situación y la época del autor‖. Patrología I. Hasta el concilio de Nicea (Madrid: BAC,
1968), s/p. Escrita a finales del siglo I. es una exhortación a los corintios al arrepentimiento por su
mala acción de sublevarse contra sus dirigentes. Clemente califica este hecho de ―cosa abominable y
sacrílega‖ (1:1, 2), ―extraño y ajeno a los elegidos de Dios‖ (1:1), ―detestable sedición no santa‖
(1:1), un ―grave peligro" (14:2). Lo sucedido en la iglesia de esta ciudad evidencia que el esfuerzo
epistolar de Pablo, años atrás, no causó mucho efecto entre sus receptores.
4. La influencia paulina sobre la iglesia de Laodicea puede verse en Colosenses 4:16.
5. Bautista, Esperanza. La mujer en la Iglesia primitiva... p. 168.
6. Según las últimas investigaciones, estas cartas no pertenecen al apóstol Pablo, pero si a su
círculo. En ellas se encuentran los famosos ―códigos domésticos‖, códigos de la época que legitiman
la estructura patriarcal de la casa y el puesto del paterfamilias como señor, padre y amo.
por la sociedad. Por esta razón, el cristianismo estaba siendo visto como subversivo y
peligroso para el orden social pues desestabilizaba a las familias e incitaba a las
mujeres a comportarse ―anti-socialmente‖7. Por ejemplo, en una época en que el
matrimonio y la procreación eran fundamentales para la sociedad patriarcal, el
cristianismo invitaba a las mujeres a mantener su virginidad o a permanecer sin
casarse después de haber enviudado o de haberse separado (1 Co 7). El emperador
Augusto, a principios del primer siglo, había promulgado una ley que obligaba a las
mujeres a seguir los patrones de la casa patriarcal, casarse y tener hijos8. La mujer
debía estar sometida al esposo, subordinado a él y sin opacar su autoridad. Se creía
que la sociedad era la proyección de la casa: ―Tal como va la casa, va la sociedad‖ y si
las mujeres causaban desorden en las casas, la sociedad podría colapsar muy pronto.
El cristianismo le había dado un trato igualitario a la mujer y eso era mal visto por
todos. Los códigos domésticos, códigos cuyo origen se remontan a Aristóteles (384-
322 a.C.), regulaban la administración de la casa (patriarcal) y en ellos estaba
estipulado que el dueño de la casa es el esposo, padre y amo, al cual todos (incluida la
mujer) están obligados a someterse. Estos códigos afirmaban la superioridad y
autoridad del varón, así como la sumisión de la mujer, hijos y esclavos. Por eso, la
casa patriarcal era el ideal de la ideología de la sociedad patriarcal masculina e
imperial o gobernante9. Sólo el varón tenia autoridad, nadie más; era impensable que
una mujer pudiera tener autoridad sobre el varón, siendo este último punto uno de los
temas también proclamado por el cristianismo10.
La fuerte presión exterior de la cultura grecorromana, que veía en las casas-iglesia
una célula subversiva que desafiaba el orden patriarcal y los valores de la sociedad
romana, hizo que los líderes de las primeras comunidades opten por incorporar estos
___________________________
7. Dice Margaret MacDonald: ―El cristianismo primitivo pudo ser visto a menudo como una
amenaza contra la imagen de la mujer ideal, que incluía la virtud de la castidad, la preocupación
cuidadosa por el marido y los hijos y la administración ejemplar de la hacienda‖. Las mujeres en el
cristianismo primitivo y la opinión pagana (Estella: Verbo Divino, 2004), p. 285.
8. Tamez, Elsa. Luchas de poder en los orígenes del cristianismo (San Jóse: DEI, 2004), p. 65.
9. Ibid., 66, 68.
10. Además, las mujeres al participar en las reuniones cristianas se ausentaban de sus casas. Esto
representaba un verdadero mal en aquella época, en la cual ―mujer y casa‖ son casi sinónimos. Su
ausencia, así como el abandono de los deberes del hogar eran vistos como ―sospechoso‖, pues se le
relacionaba con el adulterio. Dice MacDonald: ―Nuestra lectura de las críticas paganas del siglo II
d.C. ha llamado la atención sobre la tendencia que existía de ver el cristianismo primitivo como un
movimiento que violaba el ideal cultural de ‗las mujeres en casa‘. Las mujeres que rechazaban a los
dioses de su esposo para dedicarse al servicio de un Dios llamado ‗el Único‘ eran especialmente
susceptibles de recibir una batería de críticas estereotipadas, desde llamarlas locas charlatanas hasta
presentarlas como adulteras o prostitutas‖ MacDonald: p. 285. Op. Cit.
valores a la vida de la Iglesia. Ellos temían que, si continuaban con una posición
contraria a 1a sociedad, las comunidades cristianas desapareciesen por completo 11. Se
necesitaba edificar una imagen pública que no fuera ―tan subversiva‖, que aceptara el
orden social establecido y que poseyera un lenguaje que el mundo exterior pudiera
entender. En este contexto es que se escriben, desde círculos paulinos posteriores al
apóstol, las cartas a los Efesios, a los Colosenses y 1 Pedro. En estas cartas, sus
autores exhortarán a las iglesias a adoptar los valores de la época, valores que tendrían
consecuencias desafortunadas para las mujeres12.
En la carta a los Efesios (5:21-6:9), escrita aproximadamente entre los años 70-90
d.C., el autor desarrolla la relación entre marido y mujer, padres-hijos y amos-esclavos
usando los códigos domésticos de la época. Usa además referencias teológicas de
forma abrumadora para inculcar la docilidad de la parte sometida13, así como para
suavizar la autoridad del varón (el marido representa a Cristo y la mujer a la Iglesia.
Así como la Iglesia se somete a Cristo, la mujer debe someterse al marido). A los hijos
les corresponde obedecer a sus padres como lo ordena la Ley y los esclavos deben
obedecer a sus amos como si fueran Cristo.
En la carta a los Colosenses (Col 3:18-4:1), escrita aproximadamente en el año 80
d.C., su autor exhorta a la sumisión patriarcal afirmando que ello es ―conveniente en el
Señor‖ (a las mujeres), agradable al Señor (a los hijos) y una actitud respetuosa para
con el Señor (a los esclavos). De esta manera refuerza el orden social de la época,
manteniendo y perpetuando la división social que Pablo veía ya superada gracias a
Cristo (Gal 3:27,28).
En 1 Pedro (2:13-3:7; 5:1-5), escrita aproximadamente a la mitad de la década de los
90 d.C., su autor exhorta a un estilo de vida que respete las principales instituciones
del mundo antiguo: el oikos y la polis, la casa y la ciudad. Todo el documento respira
la preocupación por que los cristianos muestren obediencia y respeto a estas
instituciones y a sus representantes14. Esta preocupación radicaba en el hecho de que
los matrimonios cristianos y la conducta de los esclavos cristianos se encontraban bajo
sospecha. Por esta razón se les exhorta a los creyentes a tener una buena conducta
entre los incrédulos a fin de que esa conducta ―respondiera a las expectativas más
exigentes sobre aquello que es socialmente apropiado‖15. En otras palabras, que se

___________________________
11. Tamez, Elsa. Las mujeres en el movimiento de Jesús... p. 106.
12. MacDonald: p. 278. Op. Cit.
13. Aguirre: p. 233. Op. Cit.
14. Estévez: pp. 166, 167. Op. Cit.
15. MacDonald: p. 234. Op. Cit.
comporten según los códigos domésticos de la época16.

Luchas internas por el poder

En 1 Timoteo 2:11-14, documento perteneciente a las ―cartas pastorales‖


(deuteropaulinas) y datado para fines del primer siglo, se puede ver bastante avanzado
el proceso de patriarcalización. En esta carta, así como en las otras pastorales, el
modelo de la casa patriarcal sirve para configurar la vida y las relaciones internas de la
comunidad cristiana17. El autor toma una posición contraria a las mujeres a fin de
cuidar a toda la comunidad de Éfeso del peligro de las falsas enseñanzas que se están
introduciendo a través de las mujeres ricas, quienes ejercerían una fuerte influencia y
liderazgo sobre el resto de hermanos18. Aquí, el problema en sí no son las mujeres
cristianas en general, sino estas mujeres de posición acomodada que habrían estado a
cargo de la enseñanza pero que habían empezado a prestar oídos y a enseñar
―doctrinas falsas‖, ―leyendas y genealogías interminables‖ (1:3.4). El autor entonces,
busca quitarles poder e influencia a estas mujeres. Dice Elsa Tamez19:

La prohibición implica que estas mujeres están enseñando en la iglesia, hecho


común en las comunidades cristianas primitivas; por alguna razón, el mandato
quiere detener esta práctica, o sea, el autor no quiere que continúen enseñando.
Los motivos pueden estar ligados al problema de lo que el autor considera
enseñanzas extrañas al evangelio, lo cual supondría que estas mujeres las ven
con agrado, y tal vez las comparten con otras mujeres [...]. Pero nos parece que,
sobre todo, la prohibición del v. 12 se debe a la fuerte imposición de estas
___________________________
15. MacDonald: p. 234. Op. Cit.
16. Dice MacDonald: ―Al instruir a las mujeres cristianas casadas con maridos no creyentes para
que vivan de un modo modesto, tranquilo y en sumisión a sus maridos, el autor de 1 Pedro está
reconociendo claramente las estructuras de autoridad que definen las relaciones en la casa. Una
proximidad tan grande al mundo no creyente significa que, para las esposas, lo prudente es
comportarse de un modo tranquilo [...]. El autor refuerza directamente la autoridad de los maridos no
creyentes al pedir a las mujeres cristianas que acepten la autoridad de sus maridos. Obviamente, la
primitiva enseñanza cristiana se enfrenta en este caso a las normas culturales‖. Ibid., p. 235.
17. Aguirre: p. 234. Op. Cit.
18. Estas enseñanzas difieren de las sanas palabras de Jesucristo y de la piedad (6:3), provocan que
quienes las esparcen se envanezcan y se dediquen a discusiones inútiles, lo que resulta en envidia,
discordia, difamación y suposiciones perversas (6:4), hacen que los maestros piensen que la piedad
es un negocio (6:5) y que estar soltero/soltera era mejor que casarse (5:14).
19. Tamez, Elsa. Luchas de poder... p. 38.
mujeres, que, por su poder y riqueza, ejercen una influencia y presión en toda la
comunidad. Se trataría de algunas mujeres de posición acomodada que por el
sistema de patronazgo [...], están por encima de los varones; su ―honorabilidad‖,
de acuerdo con los parámetros de la sociedad grecorromana, es mayor que la de
los hombres y mujeres de menores recursos.

El autor teologiza el segundo relato de la creación (Gn 2) añadiéndole los códigos


domésticos de la ideología patriarcal y con ello trata de resolver el problema. De esta
manera ―se acomoda a los valores de la sociedad patriarcal grecorromana, excluyendo
a las mujeres de la enseñanza, sometiéndolas a que guarden silencio y aprendan‖20.
Ellas, a partir de ese momento, quedan prohibidas de enseñar y ejercer autoridad sobre
los varones pues, ―así como Eva fue engañada‖, ellas pueden ser engañadas y
seducidas por enseñanzas falsas y los hombres al oírlas caerían en transgresión, como
cayó Adán cuando escuchó a Eva. La nueva posición de las mujeres efesias será
entonces, aprender en silencio, dedicarse a su hogar y asumir su papel de madres
(2:15). Serán los buenos paterfamilias21 los únicos que podrán asumir la ―episkope” y,
los únicos encargados de transmitir la enseñanza y gobernar la Iglesia de Dios (3:1-7).
Estamos quizás, ante el primer escrito canónico en el que los varones le prohíben
completamente el liderazgo eclesial a la mujer, colocándola en una posición inferior y
de silencio por el simple hecho de ser mujer22.

___________________________
20. Ibid., p. 83.
21. Lo que buscaba también el autor era trasladar (como solución) el modelo de la casa greco-
romana a la Iglesia, imponiendo de esta manera la estructura patriarcal de ese entonces. El hecho de
que se le pida al candidato al episcopado ―que sepa gobernar bien su casa‖ (3:4) significará un
cambio en el ―rumbo de la original organización democrática de la „ekklesia‟. Afectará no solo a las
mujeres y esclavos, sino toda la visión liberadora de los principios del Reino de Dios proclamados
por Jesucristo‖, Ibid., p. 174. E. Arens nos dice que en esta estructura el paterfamilias era la
autoridad máxima y todos los miembros de la casa ocupaban su lugar en relación con él. La virtud
por excelencia en el ámbito doméstico era la sumisión, la obediencia absoluta a los miembros
superiores de la familia. Arens, Eduardo, Asia Menor en tiempos de Pablo, Lucas y Juan. Aspectos
sociales para la comprensión del Nuevo Testamento (Córdova: El Almendro, 1995), pp. 84, 85.
22. En una sociedad patriarcal como aquella, eran los hombres quienes dictaminaban la conducta
que las mujeres deberían tener, se sobreentendía que su radio de acción era la casa y que debía estar
ocupada en los quehaceres domésticos, al servicio de los varones de la familia o de la casa, si no
recluida en su telar‖. Ibid.
Capítulo 8
La institucionalización de la
Iglesia y el papel de los
Padres Apostólicos

Lo que estaba ocurriendo en la ciudad de Éfeso, la preocupación por que las mujeres
no enseñen más, era en realidad un asunto social: para fines del siglo primero, la
sociedad romana en general buscaba excluir y silenciar a las mujeres. En esa época,
era tema de discusión la participación de la mujer en eventos públicos. Esto ocurría
debido a que en el primer siglo

la condición de la mujer en el mundo grecorromano había alcanzado un grado


importante de evolución con respecto a los tiempos clásicos. Los ideales de
igualdad proclamados por las escuelas filosóficas griegas también se habían
difundido en Roma, teniendo una mayor incidencia positiva respecto de la
mujer, proporcionándole una mayor libertad social y familiar1.

A pesar de esta evolución, no se puede hablar aún de una plena emancipación de la


mujer en el Imperio Romano, pero si de una desaparición del poder ilimitado del
paterfamilias, lo que preocupaba a muchos pensadores y líderes conservadores del
Imperio. Un ejemplo del primer siglo ilustra muy bien esta preocupación: El
historiador Tito Livio, emitiendo un discurso en el Foro Romano, critica a las mujeres
que se habían presentado allí. Entre otras cosas les dice: ―¿... qué clase de conducta es
esta? ¡... hablar con los maridos de otras mujeres!... ¿No podíais hacer las mismas
preguntas a vuestros maridos en casa?‖2. Esta tensión logró entrar en la Iglesia y,
corno vimos en el capítulo anterior, movilizó a los líderes varones a ―reorganizarla‖
según los valores patriarcales de la sociedad. Este trabajo de reorganización
desembocaría en la institucionalización de la Iglesia y los escritos de los Padres
Apostólicos tendrán un importante papel para su consolidación.
En sus primeros años, el cristianismo era carismático, el Espíritu derramado sobre
hombres y mujeres (según la profecía de Joel 2) los impulsaba a anunciar, enseñar y a
___________________________
1. Bautista: p. 132, Op. Cit.
2. Foulkes, Irene. “Conflictos en Corinto. Las mujeres en la Iglesia primitiva‖ en Revista de
Interpretación Bíblica Latinoamericana (RIBLA) N° 15 (1993), p. 107.
realizar diversos prodigios en el nombre del Señor. Este ambiente carismático no
conocía estructuras, todos eran libres para entregarse al servicio cristiano presidiendo
comunidades, sirviendo como diáconos o ministrando la Palabra (de forma inspirada)
local o itinerantemente. La Didajé, documento cristiano de finales del siglo I o
principios del siglo II, le da un importante lugar a los profetas itinerantes
reconociéndolos como ―sumos sacerdotes‖ resaltando sus funciones eclesiales,
litúrgicas y asistenciales (Did. 10-11). En todo el segundo siglo la presencia de los
profetas en la Iglesia no desaparecerá: Justino (100-165) escribe que para su tiempo
―los dones proféticos permanecen con nosotros‖3. lreneo de Lyon (120-202)
reconociendo la presencia de los dones proféticos en su tiempo, advertía que estos
dones eran conferidos solo ―a aquellos a quienes Dios envía su gracia desde arriba‖,
sólo ellos ―poseen el poder divino de profetizar; y entonces hablan donde y cuando
Dios quiere‖4. También daría testimonio de que

oímos a muchos hermanos en la Iglesia, que poseen dones proféticos, y que por
medio del Espíritu hablan toda clase de lenguas, y sacan a la luz para el
beneficio general las cosas ocultas de los hombres, y declaran los misterios de
Dios, que también el apóstol denomina ―espirituales‖, siendo espirituales porque
participan del Espíritu5.

Simultáneamente a esta corriente carismática-profética, en la cual participaban


también las mujeres, iban levantándose lentamente estructuras que terminarían por
desaparecer por completo las actividades proféticas entre los líderes cristianos del
tercer y cuarto siglo. Como afirma Juan Antonio Estrada6, ―la fase carismática del
cristianismo primitivo fue seguida por un proceso creciente de institucionalización‖,
proceso que logrará apagar los carismas en la vida de los fieles, restringir a unos
cuantos el sacerdocio de todos los creyentes y que combatirá contra todo vestigio de
liderazgo femenino. Con estas acciones, la Iglesia se iba condicionando para ser la
ideología del Imperio. Por ello, para Rafael Aguirre, la patriarcalización y la
institucionalización de la Iglesia fueron en realidad un mismo proceso7. Carisma e
institución se enfrentarían entonces por el ―control‖ de la Iglesia, saliendo vencedora
___________________________
3. Justino. Diálogo con Tryfo, Capitulo 82.
4. Ireneo. Contra las herejías. Libro 1, Capítulo 13.
5. Ibid., Libro 5, Capítulo 6, Sección I.
6. Estrada: p. 152. Op. Cit. Estrada, Juan.
7. Aguirre: p. 233. Op. Cit.
en este enfrentamiento la postura institucionalista.
El cambio producido en la Iglesia fue notorio. Un documento escrito en el siglo IV.
Ambrosiaster, reconoce en un comentario a Efesios 4:11, 12, ―que, al principio, todos
enseñaban y bautizaban, pero que, más tarde se instituyó un orden diferente para
gobernar a la Iglesia, porque parecía irracional, vulgar y vil el que todos pudieran
hacer de todo‖8. Este documento bien podría estar describiendo la actitud de los
líderes ―posteriores‖, aquellos que, influenciados por la ideología patriarcal,
empezaron a ver como una vulgaridad el hecho de que las mujeres tuvieran la
autoridad para hacer lo mismo que los hombres hacían. El cambio entonces, según
Ambrosiaster, ya había sido consolidado para el siglo IV. El carisma, que no conoce
de género, era ejercido notoriamente por las mujeres (ya hemos mencionado a las hijas
de Felipe y a las profetizas de Corinto), quienes ―ejercían todos los derechos que
estaban reservados a los carismáticos: enseñaban, distribuían la eucaristía e incluso
perdonaban los pecados‖ y por ello, ―las mujeres profetas gozaron de un estatus de
igualdad en la Iglesia‖.9
Pero a medida que los movimientos pro-institucionalización de la Iglesia ganaban
más fuerza y terreno, se iba perdiendo el protagonista del profetismo en la Iglesia. Las
Cartas Pastorales sirvieron para sustentar teológicamente la necesidad de una
autoridad institucionalizada que salvaguardara la unidad de la Iglesia. Los
movimientos pro-institucionalización empezaron a limitar el don profético a esta
nueva autoridad, quien llegó a ser el obispo (que para esta época aún no era
monárquico), y luego, cuando empezaron a escasear los profetas (hombres y mujeres)
los obispos fueron sus sustitutos. Algo que favoreció la restricción del profetismo y el
fortalecimiento del futuro episcopado monárquico fue la aparición y proliferación de
profetas pertenecientes a movimientos sospechosos de herejías (montanistas y
marcionitas), pero a pesar de estas restricciones aún se oían voces que llamaban a los
cristianos a ―no expulsar la auténtica profecía por miedo a la falsa‖10.
En todo este proceso de institucionalización jugaron un papel protagónico los
Padres Apostólicos. Reciben esta designación aquellos hombres que fueron
considerados por la Iglesia como discípulos de los apóstoles y que vivieron hasta la
mitad del siglo II. La Iglesia revistió de autoridad los escritos de estos hombres pues
su cercanía a los apóstoles los privilegiaba y los hacía confiables. Son seis los
considerados por la Iglesia como Padres Apostólicos: Clemente de Roma. Ignacio de
Antioquía, Policarpo de Esmirna. Bernabé (probablemente de Alejandría), Hermas de
___________________________
8. Bautista: p. 150. Op. Cit.
9. Ibid., pp. 153, 154.
10. Ireneo. Contra las herejías, Libro 3, Capitulo 9, Sección 9.
Roma y Papías de Hierápolis en Frigia11. A través de sus cartas, ellos ayudaron al
fortalecimiento de las estructuras patriarcales, centradas en el obispo, así como al
sometimiento de los creyentes a los códigos domésticos. Por ejemplo, Ignacio es el
primero en dar los pasos hacia la configuración del episcopado monárquico. Para él
―la jerarquía de la Iglesia es, ella misma, la proclamación del misterio de Dios y signo,
en la comunidad de los hermanos, de la verdad y de la unidad de Dios‖12. Ignacio ve
en el obispo a la ―imagen de Dios Padre‖, al maestro de la fe y el único que puede
presidir la eucaristía13. Está claro que Ignacio relaciona al obispo con el paterfamilias
y, por lo tanto, no concibe un episcopado femenino. Hermas, en su Pastor (escrito en
138), llega a captar la organización y jerarquización de las iglesias, el proceso de
colaboración, primero, y de sometimiento luego, de los profetas (itinerantes) a los
ministros (locales) y el paso de una Iglesia carismática a otra institucional14. En la
Iglesia carismática, todos los cristianos eran sacerdotes y ninguno de sus guías o
ministros (ancianos-diáconos) recibían atribuciones litúrgicas o cultuales. Esto
cambiaría en la Iglesia institucional: con el surgimiento de la triada ―obispo,
presbíteros y diáconos‖, el primero empezaría a ser considerado sacerdote, pero
concediéndole a los tres atribuciones litúrgicas y cultuales, ocasionando la perjudicial
división ―clero-laicado‖. Será Clemente de Roma el primero en comparar a los
ministros cristianos con los del Antiguo Testamento (1 Clem 40:1-5; 4:1-4; 44:4-6),
contraponiéndolos a los laicos. ―El paralelismo con el sacerdocio judío llevó a una
sacerdotalización progresiva de los ministros, perdiendo influencia el sacerdocio laico
y comunitario en favor del cargo‖15. La vinculación de la eucaristía con un ―sacrificio‖
(Didajé, 14) hizo que se empezara a ver a los presidentes de las comunidades
(obispos-ancianos) como los sacerdotes que ―ofrecen tal sacrificio‖ y como en el
antiguo culto judío no existía la figura de sacerdotisas, se le negó a la mujer el derecho
de presidir (posición defendida por Epifanio).
Como consecuencia de la influencia de Clemente y la Didajé, pocos años después
Tertuliano utilizará de manera constante (y será el primero en hacerlo) los términos
sacerdotales para describir funciones y señalar a los ministros de la Iglesia. Para
inicios del siglo III ya será algo normal que al obispo se le designe con el nombre de
sacerdote y pontífice, con las funciones de presidir la eucaristía, bautizar, perdonar los
pecados y ordenar a los ministros. Tales funciones las desempeñará junto con el
___________________________
11. Boyer. Harry, Historia de la Iglesia Primitiva (Bogotá: Unilit, 2001), p. 51.
12. Figuereido, Antonio. La vida de la Iglesia primitiva, p. 43.
13. Ibid., pp, 44, 45.
14. Estrada: p. 159, Op. Cit.
15. Ibid., p. 171.
ministerio de la predicación y de la enseñanza, de guía y de conciencia de la
comunidad. Por esos mismos años, los presbíteros también recibirán el título de
sacerdotes, con el añadido de ―secundi ordinis‖, por cuanto su acción apostólica era
tenida como una prolongación de la del obispo16. Ya por el siglo IV, la Iglesia se
encontraba gobernada por obispos, presbíteros y diáconos, todos varones.
En cuanto al uso de los códigos domésticos por parte de los Padre Apostólicos, con
el fin de regular la vida de los cristianos y afianzar la autoridad del varón sobre la
mujer. Clemente de Roma elogia a los varones por haber mandado en el pasado a sus
mujeres a ―que cumplieran todos sus deberes en conciencia intachable, reverente y
pura, amando del modo debido a sus maridos‖, y por enseñarles ―a trabajar
religiosamente, fieles a la regla de la sumisión, en todo lo que atañe a su casa,
guardando toda templanza‖17. Elisa Estévez comentando este pasaje dice: ―Estas
mujeres han contribuido a mantener la paz y han evitado las divisiones, al estar
calladas y sometidas a sus maridos, que les enseñaban adecuadamente. La
subordinación de las mujeres se presenta como un ideal a alcanzar en la sociedad y en
la Iglesia‖18. Clemente también exhortará a los hombros a que ―enderecemos al bien a
nuestras mujeres. Muestren estas la amable costumbre de su castidad [...], hagan
patente, por medio del silencio, la moderación de su lengua‖19. Por su parte, Policarpo
escribiéndole a los filipenses (117-138) exhorta a los varones a ―tratad de adoctrinar a
vuestras mujeres en la fe que les ha sido dada, así como en la caridad y la castidad:
que muestren su cariño con toda verdad a sus propios maridos‖20, finalmente, Ignacio,
quien vive en el tiempo en que las funciones ministeriales de la Iglesia empezaban a
desarrollarse conforme al modelo de la casa grecorromana, escribiéndole a Policarpo
le pide que recomiende a las mujeres a que amen al Señor y a ―que se contenten con
sus maridos, en la carne y en el espíritu‖21.
Sin duda alguna, los Padres Apostólicos jugaron un papel determinante a la hora de
consolidar el pensamiento patriarcal en la Iglesia del primer y segundo siglo. Sus
cartas, que muchos cristianos consideraban inspiradas tal como las de Pablo,
circulaban ampliamente por muchas iglesias y eran leídas con total devoción. Al
aplicar los consejos que ellos transmitían a través de sus escritos, se fue configurando
___________________________
16. Figueiredo: p. 51. Op. Cit. Por esos mismos años. Cipriano de Cártago (200-258), logrará abrir
más la puerta para resucitar la economía del Antiguo Testamento, lo que ayudó a la organización de
la Iglesia según el culto judío, con sacerdotes, templos y altares.
17. Clemente. Carta a los Corintios 1:3.
18. Estévez: p. 168, Op. Cit.
19. Clemente. Carta a los Corintios 21:6-8.
20. Policarpo. Carta a los filipenses 4:2.
21. Ignacio. Carta a Policarpo 5:1.
un nuevo rostro en las iglesias del Imperio: un rostro masculino, jerárquico y
excluyente, un rostro ajeno al que Jesús forjó.
Capítulo 9
La influencia de los Padres
de la Iglesia

Se conoce como ―Padres de la Iglesia‖ a los primeros filósofos y teólogos del


cristianismo que sentaron las bases doctrinales de la Iglesia. Según el idioma en que
ellos escribieron, se los clasifica en ―Padres de rito latino‖ y ―Padres de rito griego‖.
En sus escritos (denominados, en su conjunto, literatura patrística), ellos se
fundamentaron en los escritos de los Padres Apostólicos, en las máximas eclesiásticas
y en las decisiones de los Concilios. Las iglesias más antiguas poseen una gran estima
por los Padres de la Iglesia, se identifican con ellos, siguen su magisterio y los
reconocen como los ‗arquitectos‘ del rostro que en los primeros siglos adquirió la
Iglesia Universal. Con toda razón el papa Juan Pablo II escribió en la Carta Apostólica
Patres Ecclesiae (27-1- 1980) que ―'Padres de la Iglesia' se llaman con toda razón a
aquellos santos que, con la fuerza de la fe, con la profundidad y riqueza de sus
enseñanzas la engendraron y formaron [a la Iglesia] en el transcurso de los primeros
siglos‖1.
Las iglesias más antiguas sustentan lo que creen en la interpretación que los Padres
han tenido de las Escrituras y por ello, «todo lo que todos o muchos [Padres de la
Iglesia] afirmaron manifiesta, frecuente o perseverantemente en uno y el mismo
sentido, téngase por indudable, cierto y confirmado» (San Vicente de Lérins). Por esta
razón, el Concilio de Trento (s. XVI) sancionó que a nadie le es lícito interpretar la
Escritura contra el consenso de los Padres‖ (Dz 786)2. La influencia de los Padres fue,
y sigue siendo, inmensa en el pensamiento de casi todas las iglesias cristianas; tanto su
magisterio como sus posturas personales (incluyendo las que se refieren a las mujeres)
han modelado el pensamiento cristiano en estos últimos dos mil años, saliendo
perjudicadas las mujeres quienes se han visto excluidas de los espacios de servicio y
liderazgo en innumerables iglesias que, basándose en los Padres, afirman que ellas
―nunca han estado en posiciones de autoridad en la Iglesia de Cristo‖3.

___________________________
1. La Carta completa puede leerse en: http://www.vatican.va/content/john-paul-
ii/es/apost_letters/1980/documents/hf_ip-ii_apl_02011980_patres-ecclesiae.html
2. Orlandis, José. Historia de la Iglesia (Lima; Infobrax. 2006), p. 55
3. Ibid
Orígenes (185-254), ―el espíritu más universal de su tiempo‖4 y considerado Padre
sólo por la Iglesia de Oriente, tenía una visión pesimista de la mujer: las veía como
seres inferiores por naturaleza. El gran teólogo norafricano y contemporáneo suyo,
Tertuliano (160-220), alguien ―contrario a conferir a la mujer el derecho a enseñar en
la Iglesia y administrar los sacramentos‖5, confiesa el odio que profesa a la mujer con
estas palabras: ―¡Eres tú la primera que ha tocado el árbol, traicionando la ley de Dios!
¡Eres tú quien ha persuadido a Adán, poique el diablo no se atrevía a atacarlo de
frente! También dirá:

¿Y no sabes tú que eres una Eva? La sentencia de Dios sobre este sexo tuyo vive
en esta era: la culpa debe necesariamente vivir también. Tú eres la puerta del
demonio; eres la que quebró el sello de aquel árbol prohibido; eres la primera
desertora de la ley divina; eres la que convenció a aquél a quien el diablo no fue
suficientemente valiente para atacar. Así de fácil destruiste la imagen de Dios, el
hombre. A causa de tu deserción, incluso el Hijo de Dios tuvo que morir6.

Jerónimo (347-420), aquél santo que consagró toda su vida a la traducción de la


Biblia al latín, tuvo expresiones muy despectivas hacia la mujer a tal punto de
presentarla como ―la puerta del diablo‖. Su contemporáneo, Epifanio (315-403), fue
el primero que argumentaría en contra de las ―mujeres sacerdotes‖ en forma explícita,
rechazando la ordenación de mujeres al sacerdocio con los siguientes argumentos 7:

1. En el Antiguo Testamento las mujeres nunca sirvieron como sacerdotes.


2. Aún María no ejerció el oficio sacerdotal.
3. Nunca se ha nombrado a una mujer entre obispos y sacerdotes en la Iglesia.

En la mente de Epifanio las mujeres son débiles, poco fiables y no son inteligentes:
―A la verdad, las mujeres son una raza débil, poco fiable y de inteligencia mediocre.
Una vez más ventos como el diablo sabe cómo hacer que las mujeres den a luz
enseñanzas ridiculas‖8.
___________________________
4. Campenhausen, Hans. Los padres de la Iglesia I. Los Padres Griegos (Madrid: Ediciones
Cristiandad, 1974), p. 54.
5. Figueiredo: pp. 236, 237. Op. Cit.
6. Tertuliano, “De Culta Feminarum”, 1.1.
I idea, aunque errónea, ya se encontraba en el siglo IV en la enseñanza de Epifanio.
7. Esta idea, aunque errónea, ya se encontraba en el siglo IV en la enseñanza de Epifanio.
8. Epifanio, Panarion 79§ 1, 2, 3.
El célebre Agustín (354-430), ―el hijo más distinguido de la iglesia antigua‖9,
enseñaba que por la ―ley natural‖ las mujeres deben servir a los hombres,
argumentando que ellas solamente serán imagen de Dios a través de sus maridos10.
Hablando de Eva afirma que ella es ―la tentadora, de quien debemos cuidamos en toda
mujer‖. El obispo de Hipona confesaba que no alcanzaba a ver qué utilidad podía tener
la mujer para el hombre, si se le excluye la función de concebir niños. Para él, ―las
mujeres no deben ser iluminadas ni educadas en forma alguna. De hecho, deberían ser
segregadas‖. Evidentemente, Agustín, quien nació en el tiempo de la iglesia
institucionalizada y patriarcal, siguió los clásicos principios que regulaban la vida en
la cultura romana (los códigos domésticos) y apoyándose en ellos lanzó sus
equivocadas afirmaciones.
Juan Crisóstomo (347-407), apodado ―Boca de oro‖ por ser uno de los mejores
oradores que haya tenido la Iglesia griega, no es más cariñoso con las mujeres:
―Soberana peste es la mujer, dardo del demonio. ¡Por medio de la mujer el diablo ha
triunfado de Adán y le hizo perder el Paraíso!‖. En sus tiempos de joven clérigo
escribió su tratado De Sacerdotio, en el cual afirma:

Porque todas aquellas cosas que he mencionado [las que se refieren al


sacerdocio] pueden ser fácilmente cumplidas por muchos aun aquellos que están
bajo autoridad, mujeres, así como hombres; pero cuando a uno se le requiera
que presida sobre la Iglesia y se le confía el cuidado de tantas almas, todo el
sexo femenino se debe retirar ante la magnitud de la tarea, y también la mayoría
de los hombres.

Para él, el sacerdocio le queda muy grande a la mujer como para que ella pretenda
portarlo y la excluye del servicio ministerial ofrecido a Dios y a la Iglesia. En su
estudio11 sobre 1 Timoteo 2:11-15 llega a las siguientes conclusiones en cuanto a la
mujer en la Iglesia:

Pablo ordena a las mujeres mantener silencio en la Iglesia porque están sujetas a los
hombres.
Las mujeres están sujetas porque son seres más débiles y de mente variable.
Las mujeres que hablan en público también son ofensa contra la razón común y las
costumbres recibidas.
Las mujeres deben mantener silencio porque están sujetas al hombre.
Las mujeres muestran su sumisión mediante el silencio.
En toda forma los hombres son más prominentes que las mujeres.
La mujer fue sujeta por Dios porque trabajó nuestra ruina en el paraíso.
En Eva todas las mujeres pecaron y todas las mujeres fueron castigadas con la
sujeción.
La esperanza de una mujer para la salvación está en tener hijos.
Toda la raza femenina pecó con Eva, pero se redimen al criar hijos.

Otro Padre, Buenaventura (1221-1274), el piadoso e ilustre franciscano italiano,


opinaba que la mujer es semejante a un escorpión, dispuesta a picar, ella es nada
menos que la ―lanza de Satanás‖. Todos estos pensamientos, salidos de la pluma de los
más sobresalientes pensadores del cristianismo antiguo, fueron los que gobernaron la
mentalidad eclesial desde casi sus orígenes y a pesar de que en todas las épocas
exigieron mujeres sobresalientes, ordenadas al ministerio y con personalidades muy
influyentes la imagen, presencia, liderazgo y poder masculino fue lo que prevaleció,
ocultándolas y borrándolaa de la historia ―oficial‖.

Entendiendo sus trasfondos12

Cuando leemos las afirmaciones anteriores nos quedamos asombrados y dudamos que
algo así pueda haber salido de aquellos a los que consideramos los pilares de la fe
cristiana. Pareciera que los Padres se hubiesen olvidado de la praxis liberadora de
Jesús, su acercamiento a las mujeres, el encargo de anunciarles a sus discípulos que Él
había resucitado y la presencia de estas como lideresas en las primeras comunidades
cristianas. En ellos podemos apreciar la victoria de la cultura patriarcal sobre los
principios y el espíritu del evangelio. Casi todos los Padres las ven como débiles tanto
en el cuerpo como en el intelecto, con tendencia al pecado y a la herejía, sexualmente
provocadoras y un peligro en potencia a los devotos hombres cristianos 13.
___________________________
8. Epifanio, Panarion 79§ 1, 2, 3.
9. Ibid.
10. Boyer: p. 2016. Op. Cit.
11. Geruza, Silvia, Um outro gênero de Igreja... p. 25.
12. Wijngaards, John. ―Las mujeres fueron consideradas criaturas inferiores‖ en Wijngaards
Institute for Catholic Research, acceso el 10 de marzo de 2015,
http://www.womenpriests.org/sp/traditio/inferior.asp
13. Los Padres pertenecieron a una cultura en donde la mujer vivía al margen del ejercicio
filosófico, médico o literario. En esta cultura, ella vivía reservada a las gestiones de la casa, o al
cuidado de los niños. Entre los griegos, la mujer era degradada a tal punto que los hombres decían
que las mujeres eran la encarnación del mal. No tenía derecho a recibir educación, era comprada y
vendida como cualquier otro objeto material, no tenía derecho a heredar y era considerada de poca
En la opinión general de los Padres las mujeres no podían ser consideradas para la
ordenación y el ejercicio de cargos púbicos por: 1. Ser criaturas inferiores ―por
naturaleza y por ley‖. 2. El pensamiento de que el castigo por el pecado de Eva las
mantenía en sujeción para siempre, y 3. Ser vistas como seres ritualmente sucios;
debido a sus períodos de menstruación14.
Pero este pensamiento y conducta contrarios a las mujeres, sabemos, no forman
parte ni de la praxis ni del mensaje de Jesús, por lo cual no podemos llamarlos
cristianos. Los Padres fueron influenciados grandemente por los filósofos griegos de la
antigüedad, ellos absorbieron de su pensamiento como buenos ciudadanos del Imperio
y miembros de la cultura grecorromana en la cual se movieron15. Las posturas de estos
filósofos, no olvidemos, fueron las que dieron origen v consolidaron los códigos
domésticos que también los Padres conocieron y que para sus épocas ya estaban
firmemente arraigados en la Iglesia. Códigos que, cristianizados (teologizados)
llegaron a ser un peso enorme para la mujer16. A continuación, echaremos una mirada
al pensamiento filosófico griego que llegó a ejercer notable influencia en los Padres de
la Iglesia.
___________________________
importancia y sin derecho a realizar ningún tipo de transacción comercial. Esta situación cotidiana de
la mujer en la sociedad, llevó a los pesadores griegos a decir que el nombre de una mujer debía ser
encerrada en su casa tal como su cuerpo. Los grandes pensadores griegos, de los cuales la
civilización occidental se considera heredera intelectual, se expresaron duramente hacia ella.
Lamentablemente, los Padres a través de su teología, siguieron los pasos de estos pensadores.
Esperanza Bautista señala que ―Los Padres no se ven libres de la influencia de estos planteamientos
culturales y, respecto del problema femenino, presentan una antropología de corte dualista y dos
niveles de igualdad diferentes entre el varón y la mujer‖. Esta autora no llega a afirmar con
rotundidad que los Padres tuviesen una consideración negativa, global y exclusiva, de la mujer, ―sino
que es preciso matizarla situándola también en el contexto de esa concepción pesimista de la
sexualidad y del matrimonio [presente en el pensamiento pagano antiguo]. Bautista: pp. 166, 167.
Op. Cit.
14. Geruza: p. 21. Op. Cit.
15. ―Los Padres consideran al varón como paradigma del ser humano y a la virilidad como
símbolo de lo divino, mientras que lo femenino es visto como símbolo de la realidad terrena,
corpórea y camal [...]. En sus planteamientos filosóficos y teológicos suele presuponerse la
inferioridad natural de la mujer; su forma de resolver el dilema entre este presupuesto y la doctrina
evangélica de la igualdad entre los sexos suele consistir en presentar a la mujer cristiana en 'progreso'
hacia el 'varón perfecto', que es la madurez de la plenitud de Cristo (Ef 4:13)‖. Bautista: p.148. Op.
Cit.
16. Los Padres siguen la novedosa línea que el cristianismo ya había empezado cuando aceptó las
antiguas ideas sobre la mujer, ideas alejadas de la exigencia evangélica de la igualdad de los sexos.
Dice Esperanza Bautista: ―Al hacerlo, caen inevitablemente en contradicciones pues intentan
conciliar la asunción de estas ideas sobre la mujer con su defensa frente a la inmoralidad y los abusos
Aristóteles (384-322 a.C.) en su Política escribió:

Una vez más, el varón es por naturaleza superior y la hembra inferior. Uno
dirige y la otra es dirigida [...]. Los de clase baja son por naturaleza esclavos, y
es mejor para ellos, como para todos los inferiores, estar bajo el mando de un
amo17.

Pitágoras (580-495 a. C):

Existe un principio bueno que creó el orden, la luz y el hombre, y un principio


malo que creó el caos, la oscuridad y la mujer18.

Platón (427-347 a. C.) en su Timeo:

De aquellos que nacieron como hombres, todos los que fueron cobardes y se
pasaron la vida haciendo maldades fueron transformados, en su segundo
nacimiento, en mujeres [...]. Tal es el origen de las mujeres y de todo lo que es
femenino19.

Estas ideas eran en realidad, el pensamiento de toda la cultura griega y los Padres,
como buenos hijos de su época, se movían en él20. Otra gran influencia que dominaba
el pensamiento de los Padres fue la mentalidad romana. En la antigüedad, el
pensamiento romano estaba expresado en las Leyes del Derecho Romano, y en él, la
mujer era considerada incapaz, totalmente excluida del mundo y de la sociedad. Esta
___________________________
de que era víctima. Esto hizo que el pensamiento tradicional de la mujer (así como del matrimonio)
estuviese muy influenciado por los datos culturales paganos, hasta el punto de llegar a incorporarse
como verdades cristianas, aunque en realidad eran paganas‖. Ibid., p. 138.
17. Geruza: pp. 75, 76. Aristóteles también llega a afirmar que las mujeres no son seres humanos
completos, y que la naturaleza de la mujer no es la de una persona humana completa. Como
resultado, la mujer es naturalmente deficiente, no se le puede tener confianza y se le mira de una
manera inferior.
18. Serven, Carmen; Bados, Concepción; Noguera, Dolores; Sotomayor, M.ª Victoria [Eds.], La
mujer en los textos literarios (Madrid: Ediciones Akal, 2007), p. 36.
19. ―Los derechos de las mujeres a lo largo de los siglos‖, en Amnistía Internacional, acceso el 28
de marzo de 2020, http: www.amnistiacatalunya.org/edu/es/historia/inf-mujeres-citas1.html
20. Se dice que Orígenes fue un discípulo de Platón y Aristóteles, y que no escondía, como hemos
visto, su interpretación de la mujer como un ser inferior. Por otro lado, vemos en Agustín un abierto
neoplatonismo en sus escritos.
exclusión se debía a una incapacidad de hacer que su descendencia alcanzara la
ciudadanía. La mujer tenía sus leyes dictadas siempre a partir del sexo masculino. En
el matrimonio, el hombre se convertía jurídicamente en un padre: un jefe de familia, el
señor de la casa, a cuyo poder la mujer y sus propios hijos se someten 21.
Será esta influencia grecorromana la que fortalecería la jerarquía eclesial centrada
en el varón y la que se impondría como enseñanza divina para los cristianos. Las
mujeres seguirían experimentando la penosa marginación respaldada por los
―representantes‖ de Cristo y sometidas a una estructura opresora y dominante que
aseguraba el poder a los hombres, alejada de los principios promovidos por el
movimiento de Jesús, pero por todos aceptada debido a su cristianización por parte de
los mejores pensadores de la Iglesia22.

___________________________
21. Geruza: pp. 81, 82. Op. Cit.
22. La filosofía griega llegó a ser adoptada por la iglesia gracias a la labor ―pedagógica‖ los Padres
y con ello se reforzó la inferioridad de la mujer, además la Ley Romana se convirtió en la base para
las leyes de la Iglesia, concediéndole a la mujer un estatus social bajo.
Cuarta parte
La Reforma y las mujeres
Capítulo 10
Las mujeres en el
pensamiento de
Lutero y Calvino

Debido al alejamiento de los principios de igualdad transmitidos por Cristo y seguidos


por las primeras generaciones de cristianos, las mujeres tuvieron que transitar un
camino de sombras, anonimato, exclusión y tensión por más de mil años. Aunque
entre los siglos II y IV sobresaldrán muchas mujeres diáconos, presbíteras, ascetas y
vírgenes, sus vidas estarán marcadas por la lucha masculina por el control de sus
cuerpos y voluntades, lucha que muchas mujeres con autoridad en nuestro tiempo aún
siguen experimentando cada día.
Tal vez la Reforma del siglo XVI le dio a la mujer un aire de libertad como nunca
otro movimiento dentro de la Iglesia se lo había dado desde el siglo V. Los
Reformadores le abrieron las puertas a las mujeres para que puedan servir a Dios de
acuerdo a su vocación y talentos. Con la Reforma, algunas de las primeras protestantes
pudieron independizarse del control religioso, político y hasta familiar y decidir seguir
el camino que ellas sentían en su interior. Pero la Reforma no fue un movimiento que
promocionara la ordenación o el acceso de las mujeres al pulpito o la predicación
femenina, aunque sí se sentaron importantísimas bases teológicas para el posterior
protagonismo femenino en la Iglesia y en la sociedad. En este capítulo conoceremos
mejor qué creían acerca de la mujer y el ministerio femenino los dos grandes de la
Reforma: Martín Lutero y Juan Calvino.

Martín Lutero

El famoso monje agustino alemán (1483-1546), aquel que iniciara todo un


movimiento de reforma dentro del catolicismo que luego dio origen al luteranismo, fue
quien proclamó a viva voz el sacerdocio universal de todos los creyentes. Con este
principio, el cual es uno de los cinco que sostuvo la Reforma Protestante, ―se borra
pues la diferencia radical entre sacerdotes y laicos, entre los ordenados y los que no lo
son, y se vuelve al principio neotestamentario del sacerdocio general, como este se
expresa en 1 Pedro 2:9‖1.
___________________________
1. Stockell, Foster. Qué es el protestantismo (Buenos Aires: Ed. Columbia. 1954), s/p.
Cuando Lutero le escribe a Spalatin sobre este sacerdocio universal, el 18 de
diciembre de 1519, le dice:

Me ha impresionado fuertemente lo que escribe Pedro (1 Pe 1:9) cuando dice


que todos somos sacerdotes; lo mismo que Juan en el Apocalipsis (5:10). Al
parecer el sacerdocio que usted y yo tenemos, no se diferencia en nada de la
posición que tienen los laicos, fuera del ministerio que tenemos en presentar la
Palabra y el sacramento2.

Lutero, movido por su convicción de que tanto hombres como mujeres son iguales
ante Dios (iguales en culpa e iguales en cuanto a los beneficios/responsabilidades de la
salvación) promovió una cierta ―liberación‖ e ―inclusión‖ de la mujer en los campos
académicos y religiosos. Pero, a pesar de estas innovaciones, pareciera que la imagen
que el posee de la mujer es ambigua: por un lado, alaba sus virtudes y defiende sus
derechos cristianos y sociales y por otro, la acusa e insulta por el simple hecho de ser
mujer.
En una época en que la educación formal estaba limitada exclusivamente a los niños
varones, y pocas niñas tenían la oportunidad de estudiar Lutero afirmaba que las niñas
también debían ser instruidas, tanto dentro de la Iglesia como en las escuelas, insistió
en que se les enseñara el latín y que se les ofreciera la misma formación que los
varones recibían. Él deseaba que también las mujeres se formaran como maestras pues
con pocas excepciones sólo los varones servían como maestros en las escuelas3. Pero,
como buen hijo de su época, Lutero creía que las niñas después de clases debían
―atender debidamente los quehaceres del hogar‖, mientras que los muchachos debían
―trabajar en la casa, aprender un oficio, o lo que se quiera‖. A pesar de esta
diferenciación doméstica, en la Iglesia, ambos (hombres y mujeres), podían llegar a
ser ―maestros y maestras, predicadores u otros funcionarios eclesiásticos‖. A las niñas
que sobresalieran en los estudios, ordenó Lutero que se les permita estudiar ―más
intensamente y por más tiempo o que se dediquen por completo al estudio, como
leemos de los santos mártires que educaron a Santa Inés, Ágata, Lucía y otros‖4.
___________________________
2. Wisløff, Carl. El Ministerio Eclesiástico y el Sacerdocio Universal (Sucre: SETELA, 2008), p.
57.
3. Brondos, David. ―La educación liberadora‖, en Martin Lulero y la Reforma de la Iglesia-
Presentación de La Unidad VI (Ciudad de México: SEMLA, s/a), p. 4.
4. Lutero, Martín. ―La necesidad de crear y mantener escuelas cristianas: Exhortación a las
autoridades municipales de Alemania‖, en Obras de Martin Lutero, Tomo VII (Buenos Aires:
Publicaciones El Escudo: 1977). pp. 21-41.
Hablando de la comunidad cristiana, el Reformador enseña que esta ―no debe ni
puede estar sin la Palabra de Dios‖ y por ello, ―debe disponer de maestros y
predicadores que la promuevan‖. Para él, los cristianos (tanto hombres como mujeres)
están en la misma posición ante Dios y, por lo tanto, ―no se puede negar que cada
cristiano tiene la Palabra de Dios, ha sido enseñado y ungido por Dios para ser
sacerdote, como dice Cristo en Juan 6...‖ Así, las mujeres cristianas tienen también
una función sacerdotal en el movimiento protestante, función que les acarrea
importantes responsabilidades: ―Si tienen la Palabra de Dios y han sido ungidos por él,
también están obligados a confesarla, enseñarla y difundirla‖, esta obligación es ―so
pena de perder su alma y la gracia de Dios‖. En su sermón sobre el Nuevo Testamento
en 1520, enseñó que las mujeres son sacerdotisas ante Dios por su fe en él:

La fe es la que hace la diferencia. Solamente la fe es el ministerio eclesiástico


verdadero. Por lo tanto, son sacerdotes todos los hombres cristianos; y
sacerdotisas, todas las mujeres, ya sean ancianos o jóvenes, padres de familia o
siervos, amas de casa o empleadas, educados o laicos5.

Hablando de 1 Corintios 14:30, 31 Lutero dice Pablo concede a todo cristiano el poder
de ensenar entro los cristianos en caso necesario‖, él veta este pasaje como el
―fundamento seguro que concede a la comunidad cristiana más que suficiente
autoridad de predicar hacer predicar y llamar‖6. En el pensamiento de Lutero la
comunidad es quien elige a su presidente, a sus maestros/predicadores y a quienes
promoverán la Palabra de Dios entre ellos, sean hombres o mujeres.
Lamentablemente, en su época no hubo mujeres pastoras que dirigieran o gobernaran
las comunidades luteranas, pues no se dieron más pasos para su establecimiento.
___________________________
5. Wisløff, p. 57. Op. Cit. Lutero no concebía otro sacerdocio que no fuera el de todos los
creyentes. Para él, el sacerdocio eclesiástico carecía de fundamentos bíblicos. Por ello, hablando de
la capacidad que tienen todos los creyentes para ministrar como sacerdotes ante Dios, él dirá que ―los
que han sido bautizados, pueden gloriarse de estar ya consagrados a ser sacerdotes, obispos y papas‖.
Ahora bien, aunque negaba que sólo unos cuantos fuesen llamados sacerdotes, si afirmaba que sólo
eran unos cuantos los que ejercían el ministerio eclesiástico. Este ministerio no es otra cosa que la
responsabilidad y llamado otorgados por Dios a toda la comunidad cristiana de anunciar la Palabra y
celebrar los sacramentos, la cual llama a algunos hermanos de entre ellos mismos a fin de que se los
administre pues, ―en la Iglesia se necesita a personas que sirvan a Dios con la Palabra y los
sacramentos, sencillamente porque la Palabra necesita que algunos la prediquen y otros que
administren los sacramentos‖, p. 120.
6. Lutero, Martin. ―Derechos de una comunidad cristiana‖, en Obras de Martín Lutero. Tomo VII
(Buenos Aires: Publicaciones El Escudo: 1977), pp. 99-107.
A la vez que transmite esta actitud positiva hacia las mujeres, el Reformador se
expresará muchas veces de forma despectiva hacia ellas:

Las niñas empiezan a hablar y tenerse en pie antes que los chicos porque los
hierbajos siempre crecen más deprisa que los buenos cultivos.
Dios creo a Adán dueño y señor de todas las criaturas, pero Eva lo estropeó
todo7.

Es conocido también que el Reformador no le concedía a la mujer la misma


importancia que al hombre. Esto se observa muy bien en su comentario: ―La
vestimenta que le queda pésimo a la mujer, es la toga del sabio‖. En 1524, en uno de
sus sermones, Lutero llamó a las mujeres ―un medio niño‖ y ―un animal loco‖,
considerándolas útiles solo ―para dar a luz‖. Por otro lado, a él le desagradaba que su
esposa Catalina emitiera algún comentario en sus famosas charlas de sobremesa.
Cuando ella daba su opinión, Lutero la hacía callar con correcciones en público8.

Juan Calvino

El Reformador francés (1509-1964), de quien surge el movimiento reformado-


presbiteriano, al igual que Lutero, también manifestó una actitud despectiva hacia la
mujer y sus funciones ministeriales en la Iglesia. Basta con dar una ojeada a uno de
sus sermones sobre la resurrección para darnos cuenta lo despreciativo de su
pensamiento cuando enseña que, al resucitar, ―Jesús quiso castigar a sus discípulos,
enviándoles mujeres para instruirlos, ya que la instrucción que ellos habían recibido de
sus labios, llegado el momento de la prueba no les había aprovechado‖. Así como los
discípulos, nosotros debemos dejamos enseñar ―aun cuando las personas que hablan
sean de poca importancia o carentes de crédito‖9. En su Comentario de Génesis, él se
refiere a la mujer como ―un añadido al hombre‖, no negando que ―También la mujer,
___________________________
7. Lutero, Martín. Conversaciones de sobremesa.
8. Aunque Lutero se mostró tosco hacia la mujer y no promovió mayores espacios de participación
en la Iglesia para ella, se debe reconocer que la Reforma aportó aspectos importantes para la
emancipación de la mujer, pues ayudó a concretizar lo que el movimiento renacentista y humanista
había proyectado en la sociedad. Además, aportó elementos importantes para la igualdad de género,
como el sacerdocio universal y la libertad cristiana, que fueron y son un gran potencial para el
desarrollo de emancipación de la mujer.
9. Calvino. ―La resurrección de Jesús, sermón pronunciado el día de Pascua, en el cual se celebra
la Santa Cena de nuestro Señor‖, en iglesiareformada.com, acceso el 10 de abril de
2020,http://www.iglesiareformada.org/Calvino_Resurreccion.html
aunque en menor grado, fue creada a la imagen de Dios‖.
Calvino creía en la inferioridad natural de la mujer, lo cual la imposibilitaba para
servir a Dios como los varones. Comentando 1 Timoteo 2:11-15 se refiere así sobre el
versículo 12: ―No es que les prohíba enseñar a su familia, sino que únicamente las
excluye de la misión de enseñar, la cual Dios ha encargado únicamente a los hombre
agrega:

Sobre este tema ya hemos dado nuestro punto de vista en la exposición de la


Primera Epístola a los Corintios- (La cual sería conveniente estudiar también).
Si alguno, a manera de objeción, presentase a Débora (Jue 4:4) y a otras de la
misma clase, de quienes leemos que en una ocasión fueron designadas por
mandato de Dios para gobernar al pueblo, la respuesta es fácil. Los actos
extraordinarios ejecutados por Dios no echan abajo las normas ordinarias de
gobierno, por las cuales Él ha decidido sujetarnos. Por consiguiente, si las
mujeres en una ocasión actuaron como profetisas y maestras, y cuando también
en forma sobrenatural fueron escogidas para ello por el Espíritu de Dios. Aquel
que está por encima de toda ley pudo hacer esto; más siendo un caso peculiar,
(―porque es un caso peculiar y extraordinario‖), no se opone al constante y
ordinario sistema de gobierno. Pablo añade —lo cual está íntimamente ligado al
oficio de enseñar—: ―Ni ejercer dominio sobre el hombre‖, pues la verdadera
razón de por qué se les prohíbe enseñar, es que no les está permitido por su
condición. Ellas están sujetas, y enseñar implica una posición de autoridad y
poder. Sin embargo, podrá pensarse que este argumento no tiene mucha fuerza;
porque aun los profetas y los maestros están sujetos a los reyes y a otros
gobernantes. Yo respondo que no es absurdo que la misma persona mande y
obedezca al propio tiempo, cuando se le observa en diferentes relaciones. Mas
esto no se aplica al caso de la mujer, quien por naturaleza (es decir, por la ley
ordinaria de Dios) ha sido formada para obedecer; porque la ―gunaikokratia” (el
gobierno de las mujeres) ha sido siempre considerada por todas las personas
cuerdas como algo anormal; y, entonces, por decirlo así, habrá un revoltijo de
cielos y tierra, si las mujeres usurpan el derecho de enseñar. Por consiguiente,
Pablo ordena que se estén ―quietas‖, es decir, que se mantengan dentro de su
propio oficio. (―Él ordena, pues, que se mantengan en silencio; es decir, que se
guarden dentro de los límites de su condición y de su sexo‖)10.

___________________________
10. Calvino, Juan. Comentario de 1 Timoteo.
Para Calvino, la condición de mujer les quita a ellas el oficio de enseñar11 y el
ejercer autoridad y poder en la Iglesia. Es por su naturaleza que ella debe obedecer,
por lo tanto, el enseñar sería en ellas, una usurpación. Para el reformador, existen unas
―normas ordinarias de gobierno‖ impuestas por Dios para su Iglesia y para la sociedad
en general. Estas normas son en sí masculinas: Colocan al varón en puestos de
autoridad (le dan la palabra) y a la mujer la colocan en un lugar de sujeción, quietud y
silencio. En Calvino podemos ver entonces, la misma línea de pensamiento griego
presente en los Padres y la tradicional interpretación de 1 Timoteo que ellos le dieron,
interpretación que hasta hoy está presente en muchas iglesias identificadas con este
Reformador.
Debido a estas actitudes y puntos de vista, los movimientos originados con Lutero y
Calvino empezaron su caminar en el mundo excluyendo a las mujeres de las tareas de
enseñanza en la Iglesia, a pesar que se proclamaba a voz en cuello el sacerdocio de
todos los creyentes12. Aunque se reformaron muchas áreas importantes de la vida de la
iglesia, no se logró reformar el papel de la mujer en el ministerio y en el gobierno
eclesial, permanecieron obstáculos que restringieron la asociación de hombres y
mujeres en todas las expresiones del ministerio ordenado. Con mucha razón Ana
Sánchez y Osmundo Ponce13 afirman que

Las consideraciones teológicas, políticas y sociales sobre la mujer se


mantuvieron intactas. De allí que, a pesar de los planteamientos doctrinales de la
reforma protestante sobre el sacerdocio universal de los creyentes y que el
―cristiano es señor de todas las cosas y no está sujeto a nadie‖, la mujer sigue
sujeta al varón y sus funciones continúan como ama de casa, madre, educadora
de la familia y se mantiene su exclusión del liderazgo eclesial. Es decir, hubo un
cambio en la doctrina, pero no en la vida cotidiana de la mujer.

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11. A pesar de concederle espacios de enseñanza en la Iglesia, Calvino si promovió que las
mujeres ejercieran la docencia infantil y femenina dentro de las comunidades reformadas.
12. Amparo Bonilla afirma que, aunque en las iglesias se proclama la igualdad en Cristo y el
sacerdocio de todos los creyentes, muchas son las mujeres que encuentran problemas y obstáculos
para alcanzar posiciones de liderazgo similares a las de los varones, pues en la práctica ellas tienen
un acceso limitado a la estructura de oportunidades dentro de la Iglesia. Esto demuestra que en
realidad las mujeres no son iguales a los varones en Cristo y que para ellas no existe un sacerdocio
de todos los creyentes. ―Los roles de género‖, en Fernández, Juan [Ed.]. Género y sociedad, (España:
Pirámide, 1998), p. 152.
13. Sánchez, Ana; Ponce, Osmundo. ―La mujer en la Iglesia pentecostal: un acercamiento inicial a
la práctica religiosa‖, en Gutiérrez, Benjamín [Ed.]. En la Fuerza del Espíritu. pp. 225, 226.
Si los Reformadores hubiesen llevado a su plenitud el significado de este sacerdocio
universal de los creyentes, hubiesen erigido un movimiento en el cual hombres y
mujeres se encontrarían trabajando lado a lado en diferentes funciones y ministerios,
dotados con los dones que distribuye el Espíritu Santo según su voluntad soberana.
Lamentablemente, no fue así. «La Reforma Protestante no ayudó en la práctica a
reivindicar el papel de sumisión que tenía la mujer, limitándola al marco doméstico sin
poder acceder al marco eclesiástico en el reconocimiento de sus ministerios o la
ordenación de los mismos» (Susana Sánchez).
Capítulo 11
Las mujeres en el
anabapismo

En el siglo XVI surgieron en Suiza, Austria, Alemania y Países Bajos los anabaptistas,
un movimiento paralelo al movimiento protestante, aunque identificado con sus
principales doctrinas1. El punto principal que los distanciaba del pensamiento luterano
y calvinista fue el rebautizo de los creyentes (de allí su nombre). Sus principales
gestores fueron Nicolás Storch. Thomas Dreschel y Marcos Stübner, a ellos se les
uniría Thomas Müntzer quien llegaría a ser su ferviente defensor. Müntzer (1489-
1525) había sido un predicador luterano, pero al desencantarse de Lutero se alejó de su
pensamiento. Los anabaptistas dieron gran énfasis en la necesidad del bautismo en
adultos, por lo cual rechazaban el bautismo católico y luterano (de infantes) y por ello
se ganaron su oposición y crueles persecuciones2.
Los anabaptistas sostuvieron tres puntos principales: una visión del cristianismo
como discipulado, el concepto de Iglesia como comunidad (fraternidad) y una ética y
moralidad basada en el Sermón del Monte. Por eso, insistían en la importancia de la
comunidad de fe para la oración, la mutua corrección fraterna, mutua ayuda material,
ser una comunidad establecida voluntariamente y en la necesidad del Cuerpo de Cristo
que se celebra y recibe en la eucaristía. Su postura milenarista y la apertura a las
manifestaciones del Espíritu los caracterizaba: ―Los anabaptistas anunciaban la
cercanía del juicio y el reino milenial. Tenían visiones y practicaban el don de
profecía‖, nos dice Bernardo Campos teólogo pentecostal peruano3.
___________________________
1. Comparten con los otros protestantes la creencia de que la Biblia, Palabra de Dios inspirada por
el Espíritu Santo, es la autoridad final del creyente para la fe y la vida diaria; creen en Jesucristo
como único mediador; sostienen la doctrina del sacerdocio universal de todos los creyentes, se
oponen a la doctrina de la transubstanciación y afirman la presencia del Espíritu Santo y sus dones en
todos los cristianos.
2. Para los anabaptistas, o la Reforma Radical como se les denomina también, la Reforma de
Lulero y Calvino era solo una ―Reforma Magisterial‖, un movimiento conservador que desde su
formalismo litúrgico hasta su vínculo con el poder mostraba cuán atado estaba al pasado. Por otra
parte, Lutero y Calvino criticaban a los ―radicales‖ por subordinar las Escrituras: Si el catolicismo
subordinaba la Biblia a la tradición o al capricho papal, los anabaptistas la subordinaban a la
experiencia de quienes, según Lutero, creían ―haberse tragado al Espíritu Santo con plumas y todo‖.
3. Campos, Bernardo. De la Reforma Protestante a la Pentecostalidad de la Iglesia (Quito CLAI,
1997). p. 15.
Ahora bien, en la gestación y el crecimiento del anabaptismo las mujeres tuvieron
un rol esencial. Ellas disfrutaron de una participación muy amplia en el movimiento,
mayor que en las otras Reformas del siglo XVI.
En las distintas expresiones del movimiento anabaptista, sus líderes dieron especial
importancia a la obra del Espíritu Santo en la vida de los creyentes, hombres y mujeres
por igual. Debido a esto, se apropiaron con fe absoluta de la enseñanza de que el
Espíritu se derramaba traspasando barreras de clase, educativas, generacionales y de
sexo. Las mujeres, desde el entendimiento que los anabaptistas tenían de la Biblia,
eran también sujetos del accionar del Espíritu Santo y parte activa en las comunidades
de creyentes. Vinculadas más a los sectores populares, las mujeres anabaptistas al
experimentar la conversión, el bautismo y la vida fraterna en comunidad se empezaron
a ver facultadas para ejercer voluntariamente sus creencias y no las impuestas por la
simbiosis Estado-Iglesia oficial y/o por el clan familiar. Estas mujeres anabaptistas

como integrantes de un movimiento gestado desde abajo de la sociedad,


padecieron una triple marginación. La primera por ser mayoritariamente pobres.
La segunda por ser mujeres en una sociedad dominada por el patriarcado. La
tercera por haber elegido identificarse con una ―secta perniciosa‖, demonizada
por las autoridades religiosas y políticas4.

Aunque, debido a la situación de la época, aún no se vislumbraba un pastorado


femenino, las mujeres anabaptistas tuvieron un rol protagónico en el desenvolvimiento
del movimiento y lograron ser ―las primeras en recibir un estatus de igualdad frente a
los hombres. Muchas de ellas ejercieron de maestras y predicadoras, como Elizabeth
Dirks, que fue acusada por la Inquisición en 1549‖5. Lo que hoy podemos saber de
ellas proviene mayormente de las actas de los juicios que debieron enfrentar. Las
mujeres, al igual que los predicadores y pastores varones, sufrieron la persecución
religiosa. Las actas de estos juicios revelan el carácter, las creencias y redes
relaciónales de esas mujeres. Pero también denotan las estigmatizaciones, el
reduccionismo y las burlas de quienes las juzgaron y sentenciaron al exilio, pagar
multas o a la muerte. Ellas raramente dejaron escritos sus propios testimonios, ya que
la mayoría no sabía expresarse por escrito o lo hacía de manera muy rudimentaria.

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4. Martínez, Carlos. ―Las mujeres en el movimiento anabautista del siglo XVI‖, en Protestante
Digital acceso el 10 de marzo de 2015.
https://protestantedigital.com/magacin/39372/las_mujeres_en_el_movimiento_anabautista_i
5. Escobar, Mario. Protestantes… p. 257.
Debido a que los anabaptistas enfatizaron el libre obrar del Espíritu Santo a través
de los dones carismáticos, en especial la profecía, y lo identificaron como el agente
central en la interpretación de la Biblia, cualquier creyente lleno del Espíritu, ya fuese
letrado o analfabeto, varón o mujer, podía convertirse en un exégeta verdadero frente a
un docto teólogo pero carente del Espíritu. Como era de esperarse, este hecho
escandalizó a los circuitos del establishment político y religioso, donde consideraron
una afrenta el hecho de que sencillos varones y mujeres, pero sobre todo mujeres,
tuviesen el atrevimiento de encarar a bien preparados eruditos y poderosos señores.
Además,

las mujeres anabaptistas ejercitaron la memoria para aprenderse versículos,


muchos versículos, de la Biblia. En las actas de sus enjuiciadores quedaron
plasmadas sus respuestas cuando eran cuestionadas sobre por qué rechazaban el
bautismo de infantes, cómo es que en reuniones caseras practicaban la Cena del
Señor en dos especies, pan y vino, qué afirmaban al pedirles cuentas acerca de
su desobediencia a las autoridades y sus ordenanzas. Ellas simplemente citaban,
sobre todo, secciones del Nuevo Testamento, para afirmar que su obediencia se
la debían a Jesús y sus enseñanzas6.

Que en esta época, las mujeres anabaptistas carecieran, más que los hombres, de
capacidades lecto/escritoras, no las imposibilitaba para llegar a ser eficaces
transmisoras orales del núcleo de creencias que caracterizaron a su movimiento.
Muchas de ellas potenciaron sus capacidades cuando se convirtieron y adquirieron un
poder ejercido por un reducido sector (conformado mayoritariamente por varones) de
la población en el siglo XVI. El poder de la lectura. Adquiriendo esta habilidad, las
anabaptistas acrecentaron su independencia de los centros que normaban y
administraban las creencias de la población en un territorio dado. A través de la Biblia
ellas se hicieron fuertes, no solo espiritualmente, sino también socialmente y
produjeron un crecimiento en el índice de lectura entre las mujeres allí donde se
encontraban Las mujeres anabaptistas sobresalieron de las otras mujeres protestantes
(luteranas y calvinistas) pues, al pertenecer a una sociedad dominantemente
corporativa y al verse llamadas a ejercer una fe consciente y a desarrollar un
discipulado personal, estaban en el deber de responder personalmente a estas
exigencias y no su padre, esposo o guardián por ellas. Al elegir por ellas mismas una
comunidad de fe, estaban rechazando el principio eclesiológico, y político reinante en
el siglo XVI: que según la religión del rey es la religión del pueblo (cuius regio, eius
___________________________
6. Martínez, Carlos. ―Las mujeres en el movimiento anabautista del siglo XVI‖
religio). Ellas no llevaron la misma suerte de otras mujeres protestantes cuyos reyes y
gobernantes abrazaron el protestantismo y permitieron la nueva fe en sus territorios.
Ellas, al rebelarse tanto a sus familias (maridos) y a sus autoridades civiles, tuvieron
que pagar un alto precio, sus propias vidas.
Producto de la persecución contra los anabaptistas en la Europa occidental del siglo
XVI, se estima que unos ―2000-3000 fueron ejecutados, miles más torturados,
encarcelados u obligados a huir de sus hogares y confiscadas sus propiedades‖7. La
mayoría de estas persecuciones y ejecuciones se llevaron a cabo en países católicos
Carlos Martínez dice que los datos muestran que, en el siglo XVI, ―del total de
anabaptistas martirizados por lo menos un tercio fueron mujeres. En regiones de
Europa donde la persecución fue más cruenta, y en determinados periodos de tiempo
las mujeres anabaptistas ejecutadas representaron el 40%‖8. Estas mujeres, entregadas
por completo a su Señor y fortalecidas en su fe, prefirieron la tortura y/o la muerte,
cuando ante ellas también estuvo la posibilidad de retractarse en los juicios y evadir
así la pena capital. De esta manera, se convirtieron en ejemplos de valentía, coraje y
perseverancia para las nuevas generaciones de anabaptistas que se fueron añadiendo al
movimiento a pesar de las crueles persecuciones. Uno de los miles de testimonios que
se encuentran escritos en el Martyrs Mirror9 es el de María, una anabaptista alemana
que fue ahogada en un río por negarse, a retractarse ante sus verdugos:

En las calles angostas de Monschau se oyó la voz clara de una mujer cantando.
Muchas personas oyeron el sonido de su voz y vinieron corriendo. Una multitud
de monjes y oficiales estaba pasando por la calle hacia el río. En medio de ellos
iba la mujer que cantaba, con la cara igual de brillante y clara como la voz.
Aunque era prisionera, parecía que María era la única en la multitud que tenía la
cara alegre.
Uno de los presentes por casualidad la oyó decir: ―Esta es mi segunda boda.
Una vez fui novia de un hombre. Hoy espero ser la novia de Cristo. Hoy espero
heredar su reino con Él‖. Hacía mucho tiempo María había esperado este día.
Hacia un año ya que el magistrado la había arrestado porque era cristiana y
___________________________
7. La sanación de las memorias: Reconciliación por medio de Cristo. Informe de la Comisión
Internacional de Estudio Luterana-Menonita, 2010, p. III.
8. Martínez, Carlos. ―Las mujeres en el movimiento anabautista del siglo XVI‖.
9. El Martyrs Mirror (―El espejo de los mártires‖) es un gran libro (de 2 kilos y medio) que consta
de historias de anabaptistas mártires. Empezó con el primer libro de mártires de los anabaptistas
holandeses llamado Het Offer des Heeren (El sacrificio del Señor). Este libro se imprimió en 1562,
siendo un libro que cabía en el bolsillo, pero con el aumento de las persecuciones y de los mártires
anabaptistas el libro fue creciendo con cada nueva edición.
había sido bautizada como muestra de su fe. El magistrado la había amenazado
y aun había tratado de sobornarla. Él quiso que María asistiera a la Iglesia del
Estado. Puesto que ella se rehusó, fue condenada a ser ahogada. Esta fue una
forma clemente de ejecución que usaban principalmente para mujeres.
Llevaron a María a la orilla del agua, pero no la echaron. Por dos horas y
media la tentaron a dejar su fe: ―María, María, irá mal contigo. Mira el agua‖,
susurró uno. Un muchacho pequeño cogió una piedra y la tiró. Cayó en el rio, y
las ruedas formadas en el agua se hicieron más y más grandes extendiéndose
sobre la superficie. El agua brillaba débilmente y parecía tan fría.
María casi pudo sentir el susto de estar sumergida en el agua. Un escalofrío la
cogió, pero entonces ella habló: ―Yo me adhiero a mi Dios. Lo que Dios
comenzó en mí hace muchos años será completado hoy‖. María se quitó los
zapatos y se preparó para ser echada al agua. La ataron firmemente para que no
pudiera nadar. Ella dijo: ―Oh. Padre celestial, en tus manos encomiendo mi
espíritu‖. Así fue ahogada María, pero su espíritu se fue a Dios, de quien ella
recibió la corona de los mártires. Los creyentes estaban grandemente
conmovidos por su ejemplo10.

La historia anabaptista está llena de casos como el de María, está llena de historias
de mujeres valientes, de fe auténtica, amantes de Dios y entregadas a la causa de su
Reino y de su justicia, llena de mujeres que ―menospreciaron sus vidas hasta la
muerte‖ y fueron capaces de entregarlas por su fidelidad a Dios. Mujeres como María,
que no le temieron a la hoguera, al morir ahogadas o estranguladas por su fe, llegaron
a ser una valiosa fuente pedagógica y sirvieron de incalculable motivación para la vida
de miles de anabaptistas después de ellas.

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10. Lowry, James. En el vientre de la ballena (Farmington: Lámpara y Luz, 1999), pp. 71, 72.
Capítulo 12
Mujeres que sobresalieron
en la Reforma

La Reforma Protestante no permitió ni promovió el liderazgo femenino dentro de sus


iglesias. Aunque fue un movimiento que proveyó cierta emancipación a las mujeres, el
que ellas ocuparan puestos como ancianas o pastoras de congregaciones locales era un
asunto inimaginable para aquella época. Aun así, en la Reforma estuvieron implicadas
un buen número de mujeres, en diversos ámbitos, a diferentes niveles y en varios
países como Alemania, Italia, Francia, Inglaterra y España. Muchas de ellas tuvieron
actividad política y pudieron influir para que se promulgaran leyes a favor del
movimiento. Mujeres, tanto de familias nobles como del pueblo, jóvenes y adultas
mayores, lucharon por igual a favor de la nueva fe.

Las mujeres en el siglo XVI

En este tiempo las mujeres vivían sometidas a valores y normas masculinas. Ellas no
eran personas en el sentido jurídico, pues no teman derechos ni a juicio, pues en todo
tendría que ser representada por el hombre. El catolicismo, la fuerza más influyente en
aquella época, reforzaba la inferioridad femenina utilizando, tanto argumentos bíblico-
teológicos (la caída del hombre por ―culpa‖ de la mujer), como el Pensamiento de los
Padres de la Iglesia (Agustín y Tomás de Aquino). El patriarcalismo, que para ese
tiempo era normal en la Iglesia y en la sociedad, también estuvo presente en la
teología protestante y por ello, el movimiento no ayudó en la práctica a reivindicar
estos pápeles de inferioridad y sumisión femeninas, pero si sentó las bases doctrínales
que sercirían más adelante para que muchas iglesias dejaran a un lado la tradición
patriarcal opositora del reconocimiento y ordenación de la mujer.

Madres de la Iglesia Protestante

Han sido los estudios históricos y sociales de género los que han contribuido a la
salida del anonimato de mujeres que tuvieron participación y relevancia en la
Reforma. Estas mujeres fueron «sobresalientes y ejemplares matriarcas de la Reforma,
quienes, cada una a su manera, respondieron a las enseñanzas protestantes, ejercieron
liderazgo religioso, vivieron de acuerdo con sus convicciones religiosas y tuvieron un
efecto significativo sobre los individuos y comunidades alrededor de ellas» (Kirsi
Stjerna). A continuación, mencionaremos algunas mujeres que sobresalieron por
liderar procesos de cambio al lado de los Reformadores y por exponer sus vidas y
posiciones a fin de sacar adelante el proyecto en el que creyeron completamente y en
el cual descubrieron nuevos espacios liberadores de servicio a Dios.
Katharina Von Bora (1499-1552), llamada también ―Doctora Katharina‖ o
―Doctora Lutero‖. Fue esposa del Reformador alemán. Por su entrega a la causa de su
esposo, la cual ella abrazó con plena convicción, dejó un legado admirable en la
historia de toda una nación y en la historia de la Iglesia. A los dieciséis años fue
consagrada monja cisterciense, haciendo votos de castidad, pobreza y obediencia.
Debido a su educación1 y al entorno en que vivía. Katharina tuvo acceso a lecturas
sobre temas teológicos, que incluían los escritos de Lutero. Ella y otras monjas se
convirtieron entonces, no solo en partidarias, sino en fieles devotas de los ideales de la
Reforma. Ocho años después de haber ingresado al convento y con el apoyo de Lutero
se fugaría de este, junto con otras monjas en barriles de basura. En 1525 se casaría con
el líder de la Reforma alemana, a sugerencia de ella misma y aunque al principio este
hecho no fue bien visto por la sociedad ni por personas cercanas a Lutero por tratarse
de un matrimonio entre un ex monje y una ex monja, con el tiempo demostraron ser un
buen matrimonio.
Katharina se dio a conocer como persona muy emprendedora e inquieta, fue una
mujer de reflexión teológica y espiritual potente y una tertuliana envidiable, además de
madre de seis hijos y compañera de Lutero en su visión y misión. Éste llegaría a decir
que, sin ella, estaría totalmente perdido, ya que era capaz de manejar las escasas
finanzas familiares y una casa enorme, cultivar el huerto, cuidar a los niños, a los
huérfanos adoptados y a las personas que se alojaban en su casa (entre ellos a ex
monjes y ex monjas). Se dice de ella que animó incansablemente a su marido en sus
combates contra la depresión, leyendo la Biblia con él. No fue una teóloga, pero la
importancia de su persona radica en haber formado parte de la primera generación de
mujeres casadas con pastores protestantes y junto con ellos lucharon por la fe. No tuvo
miedo del gran riesgo que representaba ser esposa de Lutero, al contrario, estuvo
inmersa en la vida intelectual de su época y era participante de las tertulias teológicas
que se celebraban en su casa con otros reformadores. Fue ella quien estuvo detrás de la
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1. Katharina recibió educación formal, algo que una joven común de aquella época jamás habría
soñado recibir. Aprendió a leer y a escribir, tanto en alemán y en latín, también recibió instrucción
acerca del cultivo de plantas y técnicas de jardinería, entre otras cosas. Todo esto, en una época en la
que la lectura y la escritura era privilegio de los hombres de la élite europea (clero, nobles,
burócratas y ricos).
impresión de buena parte de las obras de Lutero.
Marie Dentière (1495-1561), una mujer que, a pesar de su contexto, comprendió el
espíritu del movimiento de Jesús y por lo tanto se opuso vehementemente a los roles
que se le daba a la mujer en la Reforma, roles basados en el papel de esposa sumisa.
Fue una ex monja agustina que se adhirió a la Reforma gracias a una predicación de
Lutero y llegó a ser una participante activa. Se involucró en la vida política y religiosa
de la ciudad de Ginebra y valientemente predicó en contra del celibato, participando
en el cierre de conventos femeninos. Defendió la libre interpretación de la Biblia por
parte de hombres y mujeres y el derecho que ambos tenían de meditar sobre ella
reflexionándola sin necesidad de intermediarios. Habiendo tomado en serio la doctrina
luterana del sacerdocio universal del creyente, abogaba por que las mujeres ―no
escondieran bajo tierra aquello que el Señor les revelaba en Su Palabra‖, por lo tanto,
defendía el ministerio eclesiástico femenino y llamaba a las mujeres a ejercer un papel
activo en las nuevas iglesias2. Estas ideas totalmente revolucionarias indignaron a
protestantes y católicos. Por tal razón, sus textos y cartas, considerados hoy día como
una defensa de la perspectiva feminista, fueron prohibidos y destruidos.
Aunque tuvo al principio gran cercanía con los Reformadores, luego, por su
personalidad radical. Dentière fue considerada por Calvino, y algunos otros, como una
mujer que ejercía mala influencia sobre su marido. Los Reformadores no llegaron a
aceptar jamás el pensamiento de esta valiente mujer que en todo momento sabia
manejar con gran habilidad sus argumentos teológicos3. El Reformador francés se
opondría a los esfuerzos de Dentière para que la voz de las mujeres fuera escuchada4.
Los propios Reformadores en Ginebra prohibieron la publicación de todo texto escrito
por una mujer durante el siglo XVI, así la Reformadora más importante de su época
tuvo que refugiarse en los pseudónimos para que sus escritos pudieran circular sin
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2. Marie no compañía la idea de su época y de los reformadores como Calvino, de ser una buena
esposa sumisa y abnegada, buena ama de casa, receptora y pasiva de la doctrina. Se quejaba que, al
casarse, a las mujeres se les arrebataba el derecho al tiempo y al espacio, se les impedía el acceso al
―ágora‖.
3. Mare Dentière fue una de las primeras teólogas reformadas que tuvo el movimiento.
4. En La Epistre, carta suya escrita a Margarita de Navarra, hermana del Rey de Francia, defendió
el hecho de que las mujeres hayan empezado a enseñarle la Biblia a otras: ―…los calumniadores y
enemigos de la verdad no tienen el derecho de acusarnos de excesiva arrogancia, ni puede un
verdadero creyente decir que las mujeres están traspasando sus derechos cuando hablamos a otra
acerca de la Sagrada Escritura‖.
ningún tipo de problemas5.
Katarina Zell (1497-1562), la mujer anabaptista que se consideró a sí misma
―madre de la Iglesia‖6. Katharina fue de las pocas mujeres que en la Reforma
Protestante desarrollaron un papel fuera de lo común. Predicaba junto a su esposo y
fue muy activa en favor de las mujeres de quienes reivindicó sobre todo el rol público
y para las que también reclamaba el diaconado. Muchos de sus escritos fueron
publicados bajo el nombre de su marido, Matthäus Zell, a fin de evitar la censura.
Durante la Guerra de los Campesinos (1524-1525) organizó un servicio de acogida
para los desplazados por el conflicto y atendió a cientos de víctimas. Después de la
muerte de sus dos hijos se dedicó a predicar y a apoyar la fe anabaptista.
Argula von Grumbach (1492-1553), proveniente de una familia de la nobleza
bávara. fue la primera mujer que publicó una carta a favor de la Reforma, ante el
desconcierto de los inquisidores. En 1523 escribió al cuerpo académico de la
Universidad de Ingoldsadt defendiendo a Alsacius Seehofer, joven de dieciocho años
arrestado por ser luterano. En su carta, Argula exigía un debate público en alemán y
aunque no obtuvo respuesta, ésta se reimprimió en Núremberg, Basilea, Augsburgo,
Erfurt, Estrasburgo, Stuttgart y Leipzig. Su acción, sin embargo, le causó problemas
con su familia y fue maltratada por su marido porque su defensa de las ideas
protestantes llevó a que lo destituyeran de la prefectura local.
Argula era una mujer muy valiente, se atrevía a desafiar a sus autoridades
eclesiásticas y civiles como el Duque de Basaría al cual le mandó decir en una carta
que ella ―no era ni débil ni estúpida‖. Escribió varios libros entre ellos una sátira
dirigida a un teólogo católico llamado Schatzgeyer. ―Argula afirmaba que los
inquisidores habían sustituido a Cristo por Aristóteles, además de manifestar su
desacuerdo con San Pablo por imponer sobre las mujeres el silencio en la iglesia. Esta
mujer se convirtió en un símbolo de la 'confusión, perplejidad e inquietud' femenina
que se suscitó en toda Europa a través de los textos de Lutero. Los procesos femeninos
de la Inquisición revelan que esta inquietud ya era importante, debido a las lecturas de
Erasmo y de Savonarola‖7.

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5. En noviembre de 2002, se incorporó el nombre de Marie Dentière al muro de la Reforma
Protestante en Ginebra como un gesto de reconocimiento y valoración de las mujeres que jugaron
papeles de liderazgo e influencia en los inicios de la Reforma Protestante.
6. Katharina Zell escribía de sí misma: ―Siempre, desde que tenía diez años de edad, he sido
estudiosa y una especie de madre de la Iglesia, muy dada a asistir a los sermones. He gustado y
frecuentado la compañía de hombres de saber, y he conversado mucho con ellos del Reino de Dios‖.
7. Joana Ortega. ―Reforma Protestante: ¿y las mujeres?, en Lupa Protestante, acceso el 10 de
marzo del 2005. https://www.lupaprotestante.com/index.php?option=com_contient&task
Úrsula Münstenberg (1491-1534), fue una monja de la orden de María Magdalena
de la Penitencia en Freiberg, Sajonia. Habiendo conocido las doctrinas luteranas,
encabezó un movimiento para lograr infiltrar en su convento dichas doctrinas
metiendo los libros de Lutero de contrabando. En 1529 decidió huir del convento
gracias a la lectura Mateo 28:19.
Elisabeth Cruciger (1500-1535), la primera mujer casada según los principios
protestantes. Siendo mujer, participaba en discusiones teológicas con Lutero y
Melanchton quien la consideraba una mujer inteligente. Escribió un himno. ―El hijo
único del cielo‖, lo cual causó controversia pues las mujeres no escribían himnos en
ese tiempo y normalmente se le atribuye por error a Andrew Knoepken.
Elisabeth Von Brandenburg (1485-1555), la mujer que influyera en la Reforma
Protestante de Dinamarca. En 1517 recibió por primera vez la eucaristía de manos de
un ministro luterano lo cual enfado grandemente a su marido quien la quería
encarcelar a cadena perpetua. Elisabeth huyó defendiendo la postura de que una mujer
debe decidir por sí misma su propia religión. Sufrió pobreza y soledad.
Elkabelh Dirks (?-1549), holandesa criada en un convento de monjas, sabia latín y
leía la Biblia de principio a fin. Escapando del convento se convirtió en seguidora de
Menno Simons. Es considerada una de las primeras ministras de la Reforma,
probablemente una diaconisa. A inicios de 1549 las autoridades católicas la apresaron
pensando que era la esposa de Menno y la tomaron por maestra de la ―herejía‖
anabaptista ―al hallarla en posesión de una copia de los Evangelios en latín, fue
interrogada y torturada por los inquisidores desde el 15 de enero hasta el 27 de marzo8.
Cuando sus examinadores le pidieron que informara acerca de los demás anabaptistas
para capturarlos, ella les respondió valientemente: ―No. mis señores. No me presionen
sobre este punto. Pregúntenme acerca de mi fe y les responderé con gusto‖. Después
de terribles torturas y al ver que no podrían sacarle información acerca de otros
anabaptistas, las autoridades la condenaron a morir. La ataron y ―fue metida en un
saco y ahogada según el Derecho Romano del siglo XVI, que prescribía la pena de
muerte para quien hubiese osado repetir de nuevo el bautismo‖9.
Como vemos, las mujeres con las que se nutrió la Reforma en sus orígenes no
fueron simplemente esposas de líderes protestantes a quienes acompañaron fielmente
sirviéndoles de aliento y soporte. Ellas fueron verdaderas teólogas, predicadoras y
maestras, nada menos que intelectuales pioneras que abrieron, con sus discursos,
luchas y firmeza, caminos para que la nueva fe siguiera conquistando más corazones y
___________________________
8. De Martino, Giulio; Marina, Bruzzese. Las filósofas: Las mujeres protagonistas en la historia
del pensamiento (Madrid: Ediciones Cátedra, 1994), p. 110.
9. Ibid.
consolidándose con mayor fuerza en el continente europeo. Lamentablemente la
Reforma no les supo dar espacios reconocidos de liderazgo y autoridad, el
pensamiento patriarcal que se mantuvo en el protestantismo no lo permitió. Pero a
pesar de ello, la conducta de estas y muchas otras mujeres10 marcaron un antecedente
imborrable que sirvió, mucho tiempo después, en la promoción del liderazgo femenino
dentro de las mismas iglesias protestantes.

___________________________
10. Otras mujeres que desempeñaron una función loable en los orígenes del protestantismo fueron:
Elisabeth de Brunswick (1510-1558), quien promulgara el luteranismo como religión oficial de su
ducado defendiéndolo en la Dicta de Augsburgo; Margarita de Navarra (1492-1549), interlocutora
directa de Calvino aunque tuvo fuertes desavenencias con él; Juana de Albret (1528-1572), hija y
sucesora al trono de Margarita de Navarra, rompió totalmente con el catolicismo y fue excomulgada
por el Papa, declaró su reino oficialmente protestante aun cuando permitió que continuara el
catolicismo. Renata de Ferrara (1510-1575), protectora de protestantes y del mismo Calvino, su
esposo católico la confinó a su palacio por presiones de la inquisición. Anneken Hendriks (1522-
1571), anabaptista holandesa que al ser delatada por un vecino fue apresada, interrogada y torturada
para que dijera quienes más profesaban la fe anabaptista. Fue ejecutada el 10 de noviembre de 1571,
muriendo atada a una escalera y lanzada de cara, y con la boca llena de pólvora, hacia un lecho con
carbones ardientes; María de Cazada (1487-?), una de las primeras receptoras del protestantismo en
España, quien después de leer a Lutero y a Erasmo cuestionó la validez de los sacramentos católicos.
Fue inspiración espiritual de amas de casa y profesores de la Universidad de Alcalá a quienes ofrecía
consejería pastoral y estudios bíblicos. En 134 fue detenida por la Inquisición y torturada.
Quinta parte
La rebelión de la mujer
pentecostal
Capítulo 13
Antecendentes metodistas
y de santidad

A principios del pasado siglo surge, producto de diversos avivamientos en diferentes


países1, el movimiento pentecostal. Centrado en la acción contemporánea del Espíritu,
el movimiento se nutrirá de hombres y mujeres que consideraban este derramamiento
del Espíritu como la señal inequívoca de los últimos días y, por lo tanto, llamaban a
hombres y mujeres para que tomaran su lugar en la labor evangelizadora global,
actividad que apresuraría la segunda venida de Jesucristo. Desde sus primeros años, se
apreciará en el movimiento el protagonismo del liderazgo femenino. Predicadoras que
antes pertenecían al movimiento de santidad norteamericano se convirtieron en
vigorosas predicadoras y misioneras pentecostales en diferentes partes del mundo.
Mujeres como María Woodworth Etter (1844-1924), Carrie Judd Montgomery (1848-
1946), Agnes Ozman (1870-1937). Jean Campbell Hall Mason (?- 1964), Florence
Crawfor (1872-1936), Jennie Evans Moore (1883- 1936) y Jeannine Lancaster (1958-
1934), esta última la pionera del pentecostalismo australiano, llegaron a ser muy
conocidas por los pentecostales de la primera generación, a la vez que inspiraban a
muchas otras mujeres a convertirse en piezas claves en el avivamiento en el cual
habían empezado a participar.
Observamos pues, en estas mujeres pentecostales, una ejemplar revolución en
cuanto al tema del liderazgo: ellas se levantaron en contra del silencio y la exclusión
ministerial sufridos y experimentados por casi dos mil años. En el pentecostalismo, el
Espíritu le devuelve el protagonismo, el liderazgo y la voz a aquellas a quienes la
carne silenció, produciéndose así esta rebelión femenina en contra de todo lo que
representa su marginación y desvalorización en el servicio a Dios. Esta rebelión estuvo
precedida por valientes precursoras que, por identificarse con el movimiento de
santidad wesleyano, lograron abrir caminos de liberación femenina hacia el pulpito,
caminos que fueron gustosa y ampliamente transitados luego por las mujeres
pentecostales del siglo XX.
___________________________
1. El movimiento pentecostal es en realidad plural en sus orígenes, por ello debería hablarse mejor
de ―movimientos pentecostales‖, o ―pentecostalismos‖. Casi paralelamente, en diversos países se
dieron brotes de avivamientos centrados en la persona y poder del Espíritu Santo, que dieron como
origen a iglesias pentecostales, siendo los más conocidos el de la India (1905) con Pandita Ramabai,
EE.UU. (1906) con William Seymour y Chile (1909) con Willis Hoover.
Wesley y la liberación de las mujeres

El pentecostalismo, al venir directamente del movimiento de santidad wesleyano 2,


hunde sus raíces en el metodismo fundado por Juan Wesley (1703-1791). Fue Wesley
quien introdujo en la Iglesia un aire liberador en cuanto al ejercicio de la autoridad
para las mujeres, pues en el movimiento metodista ellas encontraron la libertad y el
respaldo que hasta ese momento no les eran concedidos en las iglesias existentes. Este
hecho no debería pasar desapercibido, pues fue Wesley, con su enseñanza sobre la
importancia de dar público testimonio de la experiencia de santificación obrada por
Dios en el corazón del creyente (sea hombre o mujer), quien destruyera, repentina pero
sutilmente, la barrera de silencio levantada durante siglos para las mujeres. Sería
cuestión de poco tiempo para que, de testificar públicamente, se pasara a enseñar y
predicar publicamente3. Por su énfasis en el deber de testificar por parte de las
mujeres, Wesley finalmente llegó a aceptar que dentro de su movimiento ellas
predicaran, aunque no llegó a ordenarlas. Cuando se le cuestionó el hecho de
comisionar a mujeres como predicadoras y líderes, el respondió: ―Dios las utiliza para
la salvación de las almas, ¿y quién soy yo para oponerme a Dios‖.4
Después de casi dos milenios, un hombre le abría las puertas del ministerio a las
mujeres5. Será quizás la profunda huella e influencia que ejerció su madre en él, la que
llevó a Juan Wesley a dar estos pasos de liberación para la mujer cristiana. Susana
Annesley de Wesley (1669-1742), fue una de las mujeres más instruidas e inteligentes
de su época. Proveniente de una familia puritana y madre de diez hijos (otros nueve
habían fallecido en la infancia)6, Susana era una mujer muy metódica y disciplinada,
amaba profundamente a Dios y su obra. Ella es descrita como ―una mujer con grandes
___________________________
2. El pentecostalismo más grande en el mundo es el iniciado en los Estados Unidos en 1906.
Quienes lo originaron procedían del movimiento de santidad del siglo XIX y por ello se nutrió de
diversas doctrinas y prácticas que este movimiento defendía.
3. Hyatt, Susan. ―Mujeres llenas del Espíritu‖, en Vinson Synan [Ed.]. El siglo del Espíritu Santo:
cien años de renuevo pentecostal y carismático (Buenos Aires: Peniel, 2006), pp. 284, 285.
4. Hyatt, Susan. In the Spirit We Are Equal: The Spirit, The Bible and Women – A Revival
Perspective (Dallas: Hyatt Press, 1998), p. 140.
5. Con esta actitud. Wesley rechazaba las interpretaciones y posturas que sus predecesores (los
Padres y los Reformadores) y sus autoridades anglicanas hacían del texto de 1 Timoteo 2 y
consideraba como inválidas sus opiniones en cuanto a la imposibilidad de que las mujeres tengan
roles protagónicos y de liderazgo en las comunidades cristianas. Por tal razón, el erudito Roger
Wearmouth ha señalado que ―la emancipación de la femineidad comenzó con Juan Wesley‖.
Methodism and the Common People of the Eighteenth Century (Londres: Epworth, 1945), p. 223.
6. Tuttle, Robert. Jhon Wesley: His Life and Theology (Gran Rapids, Michigan: Francis Asbury
Press, 1978), p. 38.
dotes de liderazgo, una madre que entrenaba, educaba y disciplinaba a sus hijos. Una
mujer con espíritu independiente‖7. Siendo muy joven escribió en su diario ―Espero
que el fuego que yo encienda haga arder no sólo a Londres, sino a toda la nación y a
todo el mundo‖. Este anhelo se cumplió a través de sus hijos Juan y Carlos8.
Por ella, Juan llegaría a tener una buena impresión de la labor pedagógica de la
mujer y por eso, promovió la presencia de predicadoras y maestras de Biblia en sus
clases. Esta actitud a favor de la emancipación de las mujeres en la Iglesia hizo que a
partir de él las iglesias se organizaran teniendo en cuenta la plena participación de las
mujeres. Paul Chilcote, hablando de esta realidad dice que

el ministerio de las mujeres predicadoras floreció durante la década final de la


vida de Wesley. Las mujeres levantaron sus voces para proclamar el evangelio
desde Conwall hasta los páramos de Yorkshire, desde las ciudades industriales
del norte hasta las idílicas villas del oeste. Por la influencia de Wesley, la
conferencia metodista de Inglaterra fue llevada gradualmente a autorizar el
trabajo de estas excepcionales mujeres9.

Otro autor afirma que

desde sus comienzos, el movimiento metodista se enriqueció gracias al


liderazgo y el ministerio de las mujeres, quienes a menudo le enseñaron a la
comunidad de fe cómo vivir la vida cristiana a través de la adoración en
fidelidad, el estudio, la disciplina, el cuidado de los pobres, los enfermos, los
agonizantes y los desposeídos, así como a través de su ministerio como maestras
y testigos de la fe. Frecuentemente las mujeres también desempeñaron roles
pastorales aun cuando no estaban oficialmente ordenadas10.
___________________________
7. Bullón, Dorothy. El avivamiento que cambió un país, p. 9.
8. Algunos estudiosos consideran a Susana la verdadera fundadora del metodismo, debido a que
con notable inteligencia estableció el formato del metodismo con sus devociones familiares. Ella
creía que la acyividad del Espíritu en la vida del creyente tenía autoridad por encima de los dictados
de la iglesia institucional. Hyatt, Susan. ―Mujeres llenas del Espíritu‖ … p. 285.
9. Chilcote, Paul. Ella ofreció a Cristo. El legado de las mujeres predicadoras en el metodismo
primitivo (San José: UBL, 1993), p. 83.
10. S.T. Kimbrough, Jr. (Miembro de la Oficina de Recursos en Español de la unidad de
Comunicaciones de la Junta General de Ministerios Globales Iglesia Metodista Unida). ―Quién es el
pueblo llamado Metodista‖, en Global Ministries, The United Methodist Church. acceso el 15 de
abril de 2015. www.umcmission.org/Find-Resourecs/John-Wesley-Sermons/The-Wesleys-and-
Their-Times/Quien-es-el-Pueblo-Llamado-Metodista
El movimiento de santidad y las mujeres

Cuando se origina en los Estados Unidos el movimiento de santidad (s. XIX) fueron
las mujeres quienes tomaron el liderazgo en varias ciudades norteamericanas. El
movimiento, fiel a su herencia wesleyana, en ningún momento se opuso a la plena
participación de la mujer en el ministerio, al contrario, la promovió basándose en tres
argumentos11:

1. La igualdad bíblica de hombres y mujeres, según Gálatas 3:28.


2. La redención fue la que hizo posible esta igualdad bíblica.
3. El Espíritu fue prometido para hombres y mujeres por igual, según Joel 2:28 y
Hechos 2:17-18.

Uno de los más importantes evangelistas de santidad, William B. Godbey (1833-


1920) había escrito en su libro ―Woman Preacher‖ (1891) que ―predicar el evangelio
es un derecho dado por Dios, comprado por la sangre y deber obligatorio de la mujer,
así como del hombre‖12. De esta manera, el movimiento de santidad, con argumentos
bíblicos y neumatológicos, produjo notables líderes mujeres que no sólo anunciaban el
evangelio, sino que luchaban por la plena participación de la mujer en la vida y misión
de la Iglesia. A continuación, mencionaremos algunas de estas mujeres que, con
autoridad y poderosos ejemplos de vida, produjeron una cosecha considerable de
ministras pentecostales en todo el mundo.
Phoebe W. Palmer (1807-1874), una de las líderes más prominentes de este
movimiento. Ella, sin haber sido ordenada, llegó a ser una predicadora muy dotada. Su
esposo dejó su trabajo como médico homeópata para apoyar el ministerio de su esposa
y ser su ―maletero‖ personal. De raíces metodistas, Phoebe llegó a liderar un
avivamiento de la santidad desde 1839 hasta el momento de su muerte, en el cual
cientos de predicadores y laicos de diversas denominaciones se agolpaban en su hogar
a fin de ser santificados por medio del bautismo en el Espíritu. Viajó, junto con su
esposo, a diferentes ciudades de Estados Unidos y Canadá ejerciendo una notable
influencia sobre miles de creyentes. ―Llegó a ser la maestra bíblica más destacada de
este movimiento, y su más destacada evangelista antes de la Guerra Civil llegando a
registrar, por lo menos, 25 mil conversiones y experiencias de santificación en sus
reuniones‖13.
___________________________
11. Hyatt: pp. 287, 288. Op. Cit.
12. Ibid.
13. Ibid., pp. 288, 289.
Catherine Mumford Booth (1829-1890), esposa de William Both y «fundadora junto
con el del Ejército de Salvación. De pequeña recibió una rigurosa formación cristiana,
a los cinco años ya leía en voz alta la Biblia para su madre y antes de cumplir los doce
ya la había leído completa unas ocho veces. Miembro de la Band of Hope, una
sociedad de temperancia para niños y adolescentes de la clase obrera fundada en 1847,
se convirtió en una importante activista del Temperance Movement. Ya casada, inició
un ministerio de visitación casa por casa a familias con problemas de alcoholismo. A
pesar de que Catherine era muy tímida para hablar ante un público adulto, ella estaba
convencida de que las mujeres cristianas no solo tenían el derecho de predicar, sino
también la obligación. Por eso, cuando leyó en un periódico que las mujeres no tenían
el derecho de utilizar el pulpito se decidió a publicar en 1859, en el mismo periódico,
un artículo titulado ―Ministerio Femenino: El derecho de las mujeres a predicar el
Evangelio‖. A través de sus ideas, contribuyó fuertemente a las creencias y
reglamentos de su nueva organización, el Ejército de Salvación.
Hannah Wittal Smith (1832-1911), quien aún antes del surgimiento del
pentecostalismo ya compartía púlpito con los que serían pioneros de este movimiento.
Fue la primera Superintendente del Departamento de Evangelismo de la Unión
Femenil Cristiana de Temperancia. Hannah fue una ardiente defensora del voto
femenino en Estados Unidos, pues creía que ―las mujeres habían sido liberadas por la
obra de los principios de Cristo, que había declarado que, en Él, no hay mujer ni
hombre‖14.
Amanda Matthews-Berry Smith (1837-1915), siendo hija de esclavos logró ganar su
libertad de la esclavitud gracias a su habilidad como predicadora. Empezó a predicar a
los 33 años y en su carrera como predicadora tuvo que enfrentarse al machismo,
llegando a ser una brillante predicadora internacional. Predicó con mucho éxito en las
islas británicas, Liberia, Sierra Leona, Birmania (Myanmar) y en la India. En este
último país fue elogiada por el obispo metodista Thoburn.
Alma White (1862-1946), quien después de haber sido una popular predicadora
metodista y participante de la Asociación de la Iglesia Metropolitana, una de las tantas
asociaciones de santidad, fundo la Iglesia Pilar de Fuego. Llegó a ser la primera mujer
en ser ordenada obispo en los Estados Unidos, su ordenación la efectuó el evangelista
de santidad William Godbey. White fue una vehemente feminista que defendía la
igualdad de las mujeres protestantes blancas, aunque defendió también el racismo y el
antisemitismo.
Agnes Ozman (1870-1937), aquella humilde predicadora de Wisconsin que con
su experiencia glossolálica, según J. Roswell Flower, secretario fundador de las
___________________________
14. Ibid., p. 291.
Asambleas de Dios, inició el movimiento pentecostal del siglo XX15 y así llegó a ser
―la catalizadora del derramamiento de la lluvia tardía del Espíritu Santo, la cual estaba
a punto de cubrir toda la tierra‖16. Después de recibir el bautismo en el Espíritu, la
madrugada del 1 de enero de 1901, con la imposición de manos de Charles Parham,
Agnes vio potenciado su ministerio y se dedicó a predicar el Pentecostés hasta el
último día de su vida, presagiando así una nueva era, era en que las mujeres
ministrarían de formas nunca antes vistas en la historia del cristianismo.
Todas estas mujeres se movieron en un plano de igualdad sobresaliente. Basadas en
las Escrituras, cada una de ellas logró ocupar posiciones de liderazgo en el
movimiento de santidad y disfrutar de una autoridad e influencia más allá de lo local,
jamás antes vistas en la historia de la Iglesia. Estas mujeres fueron las precursoras
directas del movimiento pentecostal que surgiría en Estados Unidos en 1906, fueron la
inspiración y modelo de centenares de jóvenes pentecostales que se lanzaron a la
predicación, a la enseñanza y al pastorado en un contexto social opuesto a las mujeres
y a sus labores emancipadoras. Cada una de ellas, y las muchas otras no mencionadas
aquí, con su valentía, agallas y determinación dejaron un importante legado tanto a las
nuevas iglesias pentecostales que empezaban a surgir, como a las propias iglesias de
santidad ya existentes y a las iglesias cristianas en general. Sus labores proféticas,
apostólicas, evangelísticas, pastorales y educativas contribuyeron, sin ellas saberlo
quizás, a la formación de la identidad del nuevo movimiento que estaba próximo a
cubrir la tierra.

___________________________
15. Ibid., p. 297.
16. Synan, Vinson. Voces de Pentecostés (Buenos Aires: Peniel: Peniel, 2012), pp. 142, 143.
Capítulo 14
Lideresas pentecostales en el
inicio del movimiento

Habíamos visto cómo el movimiento wesleyano y el de santidad proporcionaron una


favorable plataforma de igualdad ministerial a las mujeres que participaban en ellos.
Esto propició que, al surgir el pentecostalismo, se produjera una masiva ―revolución‖
por parte de las mujeres que se adherían a él. Estas mujeres ―rebeldes al sistema‖, por
su apertura al Espíritu lograron rápidamente ocupar lugares de liderazgo: pastorales,
misioneros, educativos y de gobierno. Poco les interesaron a las primeras
pentecostales el ―mandato‖ de 1 Timoteo 2:11-15, el ―orden‖ tradicional de la Iglesia
antigua y la ―inferioridad femenina‖ que había imposibilitado a la mujer, por casi dos
milenios, a ejercer autoridad sobre el varón. A los primeros pentecostales (hombres y
mujeres) más les interesó poner en práctica el sacerdocio de todos los creyentes y usar
efectivamente los dones y ministerios dados por el Espíritu. Por ello, Susan Hyatt
escribe que ―el avivamiento de la calle Azusa puso en primer plano el ministerio de las
mujeres‖1.

Protagonistas en el avivamiento

Quien quiera que revise los detalles del origen del movimiento pentecostal
estadounidense, del cual proviene casi la totalidad de las iglesias pentecostales clásicas
y al cual se remiten también los millones de carismáticos modernos de las iglesias
protestantes y católica, se dará cuenta del papel protagónico que tuvieron las mujeres
en los primeros años del movimiento, tanto en su primera etapa en 1901, como en el
avivamiento de la calle Azusa en 1906.
Primeramente, el movimiento pentecostal se inició con ellas cuando, a principios de
1901 la joven Agnes Ozman le pidió a su profesor Charles Parham que imponga sus
manos para recibir el bautismo en el Espíritu Santo. Antes de esto, Parham y sus
alumnos habían buscado este bautismo, pero sin tener éxito. No fue sino hasta que le
impusiera las manos a su alumna que el avivamiento se desato, siendo Ozman la
primera persona en recibir el bautismo en el Espíritu con la evidencia de las lenguas en
el siglo XX. Después de esta experiencia, Parham llevó el mensaje pentecostal a
muchas ciudades de los Estados Unidos y siempre llevaba a mujeres predicadores en
su equipo. Muchas de ellas llevaron el mensaje pentecostal fuera del país, como
Bernice C. Lee en la India y otras, fundaron y pastorearon nuevas iglesias, como
Marie Burgess Brown (1880-1971) en New York. Cecil M. Robeck2, hablando sobre
Parham, dice que él

entrenó a mujeres para el ministerio en su Movimiento de Fe Apostólica desde


1900 en adelante. Su cuñada, Lilian Thistlewaite, tuvo sus propias reuniones en
todo el medio oeste y apareció junto a Parham en otras reuniones. Parham
comisionó a varias mujeres para establecer iglesias y servir como pastoras.

Un hecho que muchas veces es dejado a un lado en la historiografía pentecostal es


que la segunda etapa del avivamiento también fue originada por el liderazgo femenino.
Aunque todos reconocen a William Seymour (1870-1922) como figura líder del
avivamiento de la calle Azusa, una dirigente de aquel avivamiento afirmó que «nadie
recibió el bautismo pentecostal hasta que Lucy Farrow llegó y comenzó a orar para
que lo recibieran» (Madre Cotton). Farrow había sido enviada por Parham para apoyar
a Seymour, ante la solicitud de este último (aunque él había pedido el envío de
colaboradores hombres) y a su llegada empezó el avivamiento que se dejó sentir en
todo el mundo. Al igual que Parham, Seymour también mostraría una actitud muy
favorable hacia el ministerio de la mujer. Robeck afirma que su Misión

rápidamente se hizo conocida como una congregación interracial dirigida por un


pastor afroamericano, con mujeres y hombres capaces de proporcionar liderazgo
y alcance. La Misión incluso fue ridiculizada en la portada de Los Ángeles
Evening News, 23 de julio de 1906, por violar el mandamiento de Pablo en 1
Corintios 14:34 con respecto al silencio de las mujeres3.

Además de esto, Seymour les dio amplios espacios de autoridad dentro de su


movimiento a las mujeres. ―Cuando Seymour decidió formar una junta de ancianos
que guiaran los asuntos de la Misión, eligió a siete mujeres y cuatro hombres‖4, entre
estas mujeres se encontraban Clara Lum, quien, como editora del periódico Apostolic
Faith, publicaría la noticia emocionante del avivamiento por todas partes y Florence
Crawford (1872-1936), una sobresaliente predicadora y fundadora de una de las más
importantes iglesias pentecostales que hasta ahora existe. El hecho de que Seymour
___________________________
1. Hyatt; p. 296. Op. Cit.
2. Robeck, Cecil M. ―Women in the Pentecostal Movement‖…
3. Ibid.
4. Hyatt; p. 299. Op Cit.
haya establecido un presbiterio, quizás el primero de la historia pentecostal, en el cual
la mayoría eran mujeres, nos dice bastante sobre su visión acerca del liderazgo eclesial
femenino. Este podría ser un importante precedente para el rol y la consideración de la
mujer en todo el movimiento pentecostal internacional5.

Las mujeres no están silenciadas en el pentecostalismo

Tanto el movimiento pentecostal como su vertiente moderna, el movimiento


carismático, han producido una lista interminable de pastoras, predicadoras,
misioneras y maestras de la Palabra alrededor del mundo. Con el surgimiento del
llamado movimiento apostólico-profético en la década del ochenta, muchas son las
mujeres que hoy ministran en estos dos ministerios, a pesar de la oposición y rechazo
del sector conservador del cristianismo evangélico. En el movimiento pentecostal
carismático las mujeres han desarrollado sus habilidades de liderazgo de una forma
sorprendente. Ellas, viéndose capacitadas por el Espíritu de Dios, no han temido
lanzarse al mundo con el mensaje de Jesucristo a fin de proclamarlo a hombres y
mujeres deseosos de oírlo. A continuación, mencionaremos a algunas mujeres que
ejercieron un extraordinario liderazgo, tanto dentro como fuera del pentecostalismo, a
través de sus ministerios centrados de la Palabra y en los dones del Espíritu Santo.
Florence Crawford (1872-1936), quien fuera bautizada en el Espíritu en la calle
Azusa, en 1906, hablando en chino y siendo sanada de diversos problemas físicos.
Ayudó a Seymour a editar el periódico de su movimiento y fue responsable de la
extensión de la Misión de la calle Azusa a otras ciudades norteamericanas,
sobresaliendo por ser capaz de convocar grandes cantidades de personas en sus
reuniones. Al romper relaciones con Seymour, en 1908, estableció como toda una
apóstol su propia denominación, la Iglesia de la Fe Apostólica (Portland, Oregón) con
congregaciones especialmente en los Estados Unidos, Escandinavia y África Oriental.
Jennie Moore (1883-1936), quien siendo una humilde mucama fue la primera mujer
en recibir el bautismo en el Espíritu, gracias a la imposición de manos de Lucy
Farrow, en una de las reuniones que dirigía Seymour en la calle Bonnie Brae 214,
antes de empezar las famosas reuniones de la calle Azusa. Según Synan 6, llegó a ser
una de las más tempranas evangelistas pentecostales al llevar la noticia del bautismo
en el Espíritu y la evidencia de las lenguas a varias iglesias de los Ángeles. Se
___________________________
5. William Saymour nunca tuvo problemas en permitir que las mujeres predicaran en su iglesia, a
ellas les dio credenciales ministeriales y las enviaba, al igual que a los hombres, como misioneras y
plantadoras de iglesias. Él creía que el Espíritu Santo es el mismo en la mujer que en el hombre.
6. Synan; p. 133. Op Cit.
convirtió en la ayudante de Seymour cuando este abrió las reuniones en la calle Azusa
y en 1908 se casó con él y sirvió a su lado hasta su último día de vida. Al morir
Seymour, ella se convirtió en la pastora de la Misión de la calle Azusa hasta su
muerte.
Emma Cotton (1877-1952), mujer afroamericana fundadora de al menos ocho
congregaciones pentecostales en vanas ciudades de los Estados Unidos. Su
predicación y su amistad con la famosa evangelista Aimee Semple McPherson
allanaron el camino para que muchas otras mujeres ocuparan puestos de liderazgo en
la Iglesia en la década de 1900. Ministraba sanidad divina a cientos de personas (ella
misma había sido sanada de cáncer), a la vez que pastoreaba su congregación en Los
Ángeles. Siendo pastora, junto con su esposo Henry, mantuvo relaciones ministeriales
con la Iglesia de Dios en Cristo, una de las primeras y más importantes iglesias
pentecostales de EE.UU., pero cuando esta denominación decidió no ordenar a
mujeres para el ministerio decidió mantener su iglesia como independiente.
Aimee Semple McPherson (1890-1944), quien fundara en 1923 la Iglesia
Internacional del Evangelio Cuadrangular, la primera mega-iglesia de los Estados
Unidos, sobresaliendo como maestra de la Biblia y como una excepcional pastora. Es
considerada uno de los líderes religiosos más importantes del siglo XX, sin importar
su sexo y quizá sea la mujer más importante de las ordenadas al ministerio en toda la
historia del cristianismo. Finalizando la década del veinte, la hermana McPherson ya
era una celebridad internacional, al mismo tiempo que pastora y evangelista. Gracias a
lo recaudado en sus cruzadas evangelísticas, pudo construir el Angelus Temple, el
santuario más grande de los Estados Unidos en aquella época, el cual ella misma
diseñó y dedicó. Fue la primera mujer en predicar un sermón por radio (1922) y el
primer pastor en construir una emisora de radio propiedad de una iglesia local. Fundó
un Instituto Bíblico con el fin de entrenar a hombres y mujeres para el ministerio.
Predicaba veintiuna veces por semana y llegaron a visitar sus reuniones, debido a la
atracción que transmitía, Charles Chaplin, el conocido actor Anthony Quinn y un
joven llamado Richard Milhous Nixon, futuro presidente de los EE.UU.
Kathryn Kuhlman (1907-1976), la evangelista más famosa y controvertida dentro y
fuera del movimiento pentecostal. Desde adolescente ya predicaba y en sus primeras
reuniones las multitudes llenaban los bancos y balcones para escucharla. En sus
servicios multitudinarios eran comunes los testimonios de sanidades y milagros. Fue
una evangelista notable, su ministerio marcó la vida y destino de miles de nuevos
ministros en todo el mundo, entre ellos el conocido pastor carismático de Orlando,
Benny Hinn. Se ha estimado que ministró a más de cien millones de personas en sus
cincuenta años de ministerio7 y sus enseñanzas aún ejercen un fuerte impacto en el
movimiento pentecostal/carismático. Era muy cuestionada por los evangélicos
conservadores quienes se oponían a que predicara por ser mujer, pero aun así disfrutó
de una gran influencia aún dentro del catolicismo: muchas eran las parroquias que
antes de que ella llegara a sus ciudades para realizar una cruzada, ofrecían misas para
el éxito de su reunión8.
Freda Lindsay (1914-2010), predicadora internacional junto con su esposo Gordon
Lindsay, quien al quedar viuda tomó el mando del ministerio, presidiendo el famoso
Instituto Cristo para las Naciones en Dallas, Texas, una de las organizaciones
misioneras pentecostales más grandes del mundo. Es considerada una de las mujeres
más influyentes del siglo pasado.
Pandita Ramabai (1858-1922), considerada la primera feminista de la India, fue la
mujer que encendió, con sus oraciones, el avivamiento pentecostal en la India.
Habiendo quedado huérfana a los dieciséis años, se convirtió en la primera mujer en
recibir el título de ―Pandita‖ (―erudita‘‘, en idioma sánscrito) entregado por la
Universidad de Calcuta. En 1889 fundó ―Sharada Sadan‖, un refugio para mujeres
viudas y huérfanas y pronto fundaría la Misión Mukti, en donde planto árboles
frutales, hortalizas y cavó pozos. Cuando se declaró el hambre en la India central en
1896, Pandita recorrió las zonas afectadas por la hambruna recogiendo viudas jóvenes
y niñas, trayéndolas a Mukti a fin de proveerles alimentos, ropa, educación y
capacitación en oficios y al mismo tiempo las evangelizaba. En 1905 Mukti
experimentó un avivamiento pentecostal, el cual precedió al de Azusa. Allan
Anderson, hablando de este avivamiento dice:

Éste se caracterizaba por lágrimas de arrepentimiento y confesión, emocionantes


y prolongadas reuniones de oración, poderosas demostraciones del Espíritu que
incluían sanidades, hablar en lenguas, profecía e interpretación y, sobre todo,
equipos evangelísticos de cientos de mujeres jóvenes potenciadas por el Espíritu
para testificar las aldeas circundantes. Este avivamiento convirtió a la Misión
Mukti en un importante centro pentecostal de importancia internacional9.

Mencionando las consecuencias de este avivamiento, Anderson añade que, en él,

___________________________
7. Ibid., p. 111.
8. López, Pedro. La Renovación Carismática y su Contribución a la Unidad de los Cristianos
(São Paulo; Ser e Pensar, 2011), p. 83.
9. Anderson, Allan. ―Pentecostalismo global y religión en Asia‖, en Cultura y Religión Tomo 1 Nº
1 (marzo, 2007), p. 128, acceso el 13 de marzo del 2020,
https://www.revistaculturayreligion.cl/index.php/culturayreligión/article/view/213
―las mujeres desempeñaron un papel más prominente que en el norteamericano‖, por
eso, el avivamiento pentecostal en la India ―fue, predominantemente, un avivamiento
entre mujeres jóvenes dirigido por mujeres, motivando y potenciando a aquellas que
habían sido marginadas y expulsadas por la sociedad‖. Pandita llegó a ser reconocida
como una influyente reformadora social y una notable evangelista, una mujer india
que rechazó por igual la opresión patriarcal en India y la hegemonía occidental en el
cristianismo.
Las mujeres que acabamos de mencionar son sólo unas cuantas líderes pentecostales
de la primera hora que supieron responder al llamado que Dios les hiciera y que se
situaron al frente del movimiento sirviendo en áreas tradicionalmente reservadas para
los varones, como el pastorado, la enseñanza y la dirección de denominaciones. Aparte
de las mencionadas, existieron miles de mujeres bautizadas en el Espíritu que
impactaron su generación haciendo uso de la palabra y glorificando a Dios a través de
sus dones espirituales. Estas miles de mujeres, a través de su rebeldía hacia las
normas, tradiciones y limitaciones del mundo eclesial de la época, lograron cambiarle
el rostro al cristianismo global y demostrarle que su participación en el liderazgo no es
simplemente una excepción en los planes divinos sino, el plan excepcional de Dios
para su Iglesia de todos los tiempos.
Capítulo 15
Las mujeres en los orígenes
del pentecostalismo
latinoamericano

―Las mujeres pentecostales de América Latina y del Caribe sentimos un llamado a


proclamar el Reino de Dios por todo el mundo, sentimos la unción del Espíritu Santo
[...] Tenemos capacidades de dones dados por Dios que enriquecen la vida de nuestras
congregaciones, la de las comunidades en las que estamos insertas‖1. Este es parte del
pronunciamiento que las mujeres pentecostales, reunidas en el Encuentro Pentecostal
Latinoamericano desarrollado en la Habana, Cuba (1998), bajo el lema ―Jubileo:
Fiesta del Espíritu‖, emitieron al continente deseando dejar en claro que es el Espíritu
de Dios quien las llama, empodera y comisiona para cumplir la misión de proclamar el
Reino de Dios y edificar la Iglesia. Por ello, quien quiera ir contra esta participación
de la mujer pentecostal en el ministerio, tendrá que ir contra la voluntad del mismo
Espíritu.
El movimiento pentecostal en general está en deuda con esta valiente labor de sus
mujeres. El movimiento les debe a ellas lo que ha llegado a ser hoy. Darío López2
hablando de esta participación activa de las mujeres en el pentecostalismo, dice que

la historia del movimiento pentecostal demuestra que la participación y el


compromiso de las mujeres, su capacidad de trabajo, y su entrega y disposición
para involucrarse activamente en diversas acciones misioneras han sido algunos
de los principales factores que contribuyeron para que el mensaje pentecostal se
difundiera ampliamente por casi todo el mundo.

Lo único que una mujer pentecostal ha necesitado para lanzarse al campo misionero
o a la labor pastoral ha sido nada más que sentirse llamadas. Ellas no necesitan esperar
el envío por parte del pastor o el líder para empezar a servir a Dios de manera
comprometida y activa, como Felipe en Hechos 8 ellas se dejan guiar por las
direcciones que les da el Espíritu, quien las lleva a lugares de necesidad para
___________________________
1. Garita, Lydiette. ―La participación de la mujer en el proceso de unidad y cooperación
pentecostal en América Latina‖, en Jubileo, La Fiesta del Espíritu (Quito; CLAI, 1999), p. 63.
2. López, Darío. Pentecostalismo y transformación social (Buenos Aires: KAIROS Ediciones,
2000), p. 33.
utilizarlas con poder y autoridad. En nuestro continente, las mujeres pentecostales han
sabido servir a Dios desplegando tanto sus habilidades humanas como espirituales,
buscando dar siempre un servicio completo, en excelencia y abnegado a su Señor. La
rebeldía ministerial, suscitada en ellas por el Espíritu, las ha llevado a ocupar lugares
importantes en la histona del movimiento en nuestro continente. En este capítulo
mencionaremos a mujeres que dejaron huella en los orígenes del pentecostalismo
latinoamericano y cuya memoria necesitamos recuperar Por motivo de espacio nos
referiremos solo a unas cuantas de ellas.
Nellie Laidlad, en Chile (1891-1952). Al iniciarse el avivamiento pentecostal en la
Iglesia Metodista de Valparaíso (1909), manifestaciones extraordinarias empezaron a
verse Entre ellas la recepción de un poder sobrenatural en las personas que las
capacitaba para predicar con admirables resultados. Willis Hoover3 escribiendo sobre
el asunto, diría que

cuando recientemente había caído el Espíritu Santo con poder, las personas
bautizadas, fueran niños, o niñas, hombres o mujeres, se sentían impulsados a
salir a las calles y pregonar a toda voz, a ir a sus amigos y vecinos, a hacer
viajes a otras partes, con el sólo fin de llamar al arrepentimiento a los hombres.

Las mujeres tuvieron un protagonismo especial en el inicio de este avivamiento y el


testimonio de la joven Nellie Laidlaw (de origen inglés) es prueba de ello. Tan
importante es esta mujer, que el pentecostalismo chileno remonta su fecha de origen a
los acontecimientos suscitados en torno a sus actividades en Santiago, en septiembre
de 1909 y no al inicio de las manifestaciones en la congregación pastoreada por
Hoover en Valparaíso, a inicios de ese año. Más conocida como ―Elena‖, esta joven
___________________________
3. Hoover, Willis. Historia del avivamiento pentecostal en Chile (Concepción: CEEP Ediciones,
2000), p. 41. El testimonio que brinda Hoover es valioso no solo porque viene de la pluma de uno de
los protagonistas del avivamiento chileno, sino porque refuerza lo que se ha venido diciendo: Que el
Espíritu escoge también a las mujeres para impulsarlas al mundo con el mensaje del Reino, tan igual
que a los hombres, devolviéndoles voz silenciada y colocándolas en una posición de igualdad en el
anuncio y la proclamación. Hoover añadirá que este Espíritu divino ―venia sobre las mujeres estando
trabajando solas en casa; caían al suelo y veían visiones‖ y menciona a una niña de doce años que
―había ido al paseo anual, pero nunca a la iglesia, días después, en el colegio barriendo después de
las clases, fue tomada por el Espíritu, asombrando a su compañera y a la profesora‖. Otra niña de la
misma edad, cantando un himno en su casa cayó al suelo y comenzó a hablar en lenguas. Hoover
testifica: ―estaba presente un empleado del hotel Bristol, quien entendió que [la niña] estaba
hablando en inglés e interpretó sus palabras. Decía que Dios dijo al padre de la niña que la dejara ir a
la iglesia y que se arrepintiera, o si no, sería condenado. pp. 43, 44.
veinteañera recibió el bautismo en el Espíritu Santo en 1909, en Valparaíso. Hoover
testificaría que ―con su bautismo le sobrevino un poder notable y extraño,
sobresaliendo en ella, de manera que hablaba con un poder que convencía a muchos de
pecado logrando que se convirtieran al Señor‖4. Llama la atención que Hoover
también afirme que al sobresalir en ella ―la grandeza de las manifestaciones‖, otros
que también habían sido bautizados en el Espíritu se sintieran celosos y la resistieran.
Hoover, describiendo cómo eran las manifestaciones en esta joven, dice:

Cuando el Espíritu la tomaba, con los ojos cerrados iba a cualquier parte de la
congregación, sacaba de en medio a alguna persona, la hacía hincarse, le decía
las cosas que tenía en su corazón, le llamaba al arrepentimiento, le ponía las
manos encima, oraba y bendecía. Varios conocieron la verdad y así se
convirtieron5.

Elena viajó a Santiago en septiembre de 1909 a fin de visitar a un familiar suyo.


Hoover le dio una carta de recomendación para que sea recibida por las
congregaciones metodistas de la capital. La noche del 11 de septiembre participó en
una vigilia en la casa de un miembro de la 2 o Iglesia de Santiago (iglesia que estaba
desarrollando reuniones de avivamiento) y compartió acerca de lo que se venía dando
en su ciudad. Una participante en aquella vigilia testificó que

el Padre obró con poder entre nosotros. Tuvimos mensajes para la iglesia y
mensajes personales, tan verdaderos. El Espíritu dirigió la reunión señalando la
lectura con un mensaje especial6.

El domingo 12 al visitar la 2° Iglesia y pedir la palabra, el pastor se la negó. Ante


esto, los congregantes (unos 170 aproximadamente) insistían que la hermana hablara,
pero el pastor no lo permitió y procuró echarla del templo. Elena logró dirigirse a los
hermanos finalizado el culto y en el patio. Ante esto, se armó un alboroto, dos
colportores fueron destituidos de sus cargos y expulsados de la Iglesia por apoyar a
Elena. En la noche, cuando Elena se dirigió a la 1o Iglesia, ya el pastor la esperaba con
policías afuera del templo. Aun así, participó en el culto y cuando pidió la palabra el
pastor le dijo que acabada la reunión ella podría hablar, pero no fue así pues cuando
ella trató de hablar el pastor ordenó llevársela presa. Los hermanos reaccionaron y se
___________________________
4. Ibid., p. 33.
5. Ibid.
6. Ibid., p. 35.
armó una lucha. Elena se entregó pacíficamente a fin de evitar todo escándalo. Ese día
los hermanos, partidarios del avivamiento de Valparaíso, ofrecieron sus casas para
continuar reuniéndose aparte de la iglesia. Al día siguiente Elena fue puesta en
libertad.
El pentecostalismo chileno celebra cada año el 12 de setiembre como el día de su
inicio oficial y aunque quizás no lo resalten, este inicio tuvo como centro el ministerio
poderoso, pero negado, de una joven y valiente mujer abierta a la dirección del
Espíritu y entregada al anuncio del arrepentimiento y el perdón de Dios. Juan
Sepúlveda afirma que ―la consecuencia directa de los incidentes del 12 de setiembre
en Santiago, fue que dos grupos, convencidos de la autenticidad del avivamiento de
Valparaíso, siguieron celebrando reuniones al margen de sus respectivas iglesias‖7.
Después de varios meses de luchas dentro del metodismo chileno los dos grupos
separados en Santiago, se constituyen, en febrero de 1910, en iglesias independientes
que posteriormente llegarían a conformar la Iglesia Metodista Pentecostal de Chile.
El tener como inicio de un avivamiento el ministerio carismático de una mujer es
muy significativo. Elena, así como la samaritana de Juan 4 quien después de
experimentar ―el agua viva‖ fue a dar testimonio del poder de Dios a su ciudad, es
prototipo de la mujer pentecostal para todos los tiempos8. Lamentablemente, muy
poco se ha escrito de ella y pocos son los que la mencionan en los orígenes de este
avivamiento (el protagonismo siempre se lo lleva el pastor Hoover), pero ya es hora de
que su persona, así como sus labores evangelísticas y profeticas9, las mismas que
___________________________
7. Sepulveda, Juan. ―Valparaíso, cuna del pentecostalismo chileno‖, en: Chiquete, Daniel;
Orellana, Luis [Eds.]. Voces del Pentecostalismo Latinoamericano III (Concepción; RELEP, 2009),
pp. 37, 38.
8. El bautismo en el Espíritu movilizó a las mujeres chilenas hacia la evangelización en sectores
urbanos y empobrecidos de la ciudad de Santiago. Luis Orellana pone de manifiesto, con testimonios
de la época, que las mujeres pentecostales se presentaban voluntariamente para salir después de la
Escuela Dominical a dar sus testimonios en público ―con el poder del Espíritu Santo‖. Estas salidas
evangelísticas produjeron conversiones callejeras que en el culto nocturno eran recibidas con gran
gozo. Orellana enfatiza ―la iniciativa de estas mujeres para compartir sus testimonios en los
conventillos [hilera de casas muy humildes], como una forma muy genuina de predicar el evangelio
en los sectores de la marginalidad urbana‖. El Fuego y la Nieve. Historia del Movimiento
Pentecostal en Chile 1909-1932 (Concepción: CEEP Ediciones, 2008), pp. 55-57.
9. La hermana ―Elena‖ tuvo un fructífero ministerio pentecostal, dentro y fuera del
pentecostalismo que se iba gestando por esos años. Comúnmente se dirigía a otras ciudades chilenas
acompañada de la hermana Natalia de Arancibia para predicar e impartir el bautismo en el Espíritu.
Sus reuniones eran verdaderos tiempos de avivamiento. En Huillinco (Isla de Chiloé), Elena ministró
el bautismo en el Espíritu y la esposa del encargado de la obra de la Alianza Cristiana y Misionera lo
recibió y habló en lenguas, dos hermanas cayeron bajo el poder del Espíritu y muchas personas que
dieron origen a una de las más importantes iglesias pentecostales en el mundo, sean
revalorizados a fin de que Elena pueda ocupar el lugar que se merece en la historia del
pentecostalismo latinoamericano10.
Frida Strandberg Vingren11, en Brasil (1891-1940). El pentecostalismo llegó a
Brasil en 1911 a través de los misioneros suecos Daniel Berg y Gunnar Vingren,
exactamente a una ciudad del norte del país llamada Belén (Estado de Pará). Seis años
después llegaría a apoyar a Vingren la joven Frida Strandberg, enviada por su iglesia
―Filadelfia‖ ubicada en la ciudad de Estocolmo. El misionero ya había fundado la
Assembleia de Deas no Brasil y años antes había conocido a Frida en Suecia, quien se
había entusiasmado cuando él 1e habló de su labor en el país sudamericano. Tres
meses después de llegar a Brasil, Frida se casa con Vingren y empieza a dedicarse a
los servicios sociales de la iglesia (cuidado de niños, de huérfanos, visitas a los
ancianos y a los enfermos)12, servicios realizados únicamente por las mujeres.
Debido a que Vingren sufría de constantes padecimientos pasaba mucho tiempo en
cama. En esos momentos, era Frida quien se hacía responsable de la obra junto con
algunos obreros de la iglesia y quien se colocaba al frente de los cultos al aire libre,
liderando a los obreros Con el tiempo, ella iría asumiendo cada vez más los deberes de
___________________________
se mostraban indiferentes a las reuniones empezaron a frecuentar las reuniones con mucho interés.
En esas reuniones, el misionero noruego Maggie Gilchrist, recibió el bautismo pentecostal por la
imposición de manos de Elena lo cual produjo en él un notable cambio en su vida y ministerio. Ver,
Periódico Chile Evangélico (11/septiembre/1909), pp. 6-15.
10. Con mucha razón, estudiosos del pentecostalismo chileno afirman que ―en los inicios del
pentecostalismo chileno (1909) encontramos a dos personajes clases Willis Hoover y Nellie Laidlaw
(más conocida como Elena) Mientras que en torno a Hoover se erigió una leyenda dorada que nada
logra opacar, pese a los relatos que ensombrecen su aura, sobre Elena se esculpió una leyenda negra
que la transformó en una auténtica antiheroína, que luego fue arrojada al olvido, tanto de las
memorias institucionales del pentecostalismo como de las investigaciones realizadas al respecto‖
Quienes han escrito de ella ―la presentan como una mujer infame, vinculada al consumo de alcohol,
la morfina y la prostitución, tachandola incluso de esquizofrénica y engañadora‖. Mansilla, Miguel;
Muñoz, Wilson y Piñones, Carlos. «Memoria de un olvido. La exclusión de mujeres de la memoria
fundacional del pentecostalismo chileno (1909-1915)». Memoria y Sociedad 22, N° 44 (2018), p.
104. https://doi.org/10.11144/Javeriana.mys22-44.moem
11. Por mucho tiempo, la vida de Frida estuvo fuera de los registros oficiales de la historia del
pentecostalismo brasileño y de la Assembleia de Deus no Brasil. Recién en los últimos años su
biografía viene siendo investigada y rescatada, tanto en Brasil como en Suecia. Ya se han escrito
algunos libros sobre ella, así como una tesis doctoral con el propósito de reivindicar su protagonismo
y liderazgo en la histona del pentecostalismo brasileño.
12. Era muy común que Frida visitara continuamente los leprosarios que recién aparecían en
Brasil por aquellos días. Estos leprosarios estaban ubicados en lugares remotos, alejados del resto de
la población.
su esposo, fortaleciéndose así su liderazgo, causándole la oposición de algunos
pastores que no veían bien el ministerio femenino. A pesar de ello, Frida, con mucho
talento empieza a traducir himnos suecos al portugués y compone algunos, dirige la
revista de la denominación ―Buena Semilla‖ y continúa en el ministerio de la
predicación. En 1924, los esposos y sus cuatro hijos, se mudan a Rio de Janeiro y allí
Frida amplía sus labores: se convierte en la primera mujer en dirigir una Escuela
Dominical (la cual fundó en una prisión) y empieza el periódico ―Som Alegre‖, a
través del cual defiende el derecho de las mujeres a predicar, enseñar y adoctrinar,
después de que la denominación, en su primera Convención Nacional (1930), le
prohibiera a las mujeres pastorear y enseñar en las iglesias locales ―salvo no existan
hombres capacitados para ello‖13.
Por su parte, Vingren apoyó el ministerio de su esposa en todo momento, pues él
respaldaba el ministerio femenino y veía en ella a una mujer muy talentosa. Aunque
Frida fue una mujer excepcional, adelantada a su época y valiente, al final de sus días
no contó con el respaldo ni de su iglesia sueca ni de la obra en Brasil. La obra que
fundó con su esposo, le dio la espalda simplemente por ser mujer. Aún así, su legado y
enseñanza queda como lo mejor que tuvo el pentecostalismo brasileño primitivo, un
pentecostalismo que veía el obrar del Espíritu de forma igualitaria tanto en hombres
como en mujeres.
Mujeres en el origen del pentecostalismo peruano. El pentecostalismo se establece
en el Perú en 1919 con la llegada de los esposos misioneros Forrest y Ethel Barker
(Asambleas de Dios de EE.UU.). Aunque es Forrest quien se lleva el protagonismo en
esta historia, Ethel merece una mención especial pues fue a ella a quien Dios le mostró
primero que debían viajar al Perú a fin de empezar la obra pentecostal. Forrest, en un
reporte suyo publicado en la revista pentecostal norteamericana The Latter Rain
Evangel, en 1926, testifica que ―Dios le dio a mi esposa un llamado definitivo a este
campo. Sudamérica es una región en la que nunca espere trabajar, pero es maravilloso
como el Señor cambia nuestros planes. Desde ese momento, ambos recibieron el deseo
de evangelizar las zonas andinas peruanas, así como la confirmación en su interior de
que era la voluntad de Dios. Se podría decir con toda seguridad que el pentecostalismo
peruano le debe su inicio a esta experiencia de Ethel con Dios, antes que a un plan
misionero diseñado por alguna denominación extranjera
Pero, así como el pentecostalismo peruano fue iniciado gracias a la obediencia de
una mujer, también éste fue encendido por el ministerio de dos mujeres
norteamericanas: Ruth Couchman (1904-1992) y Olga Pitt. (1905-1998), también de
Asambleas de Dios. Ambas eran unas jovencitas veinteañeras cuando fueron
ordenadas al ministerio, siendo usadas poderosamente por Dios en lo sobrenatural,
pues a través de ellas muchísimas personas recibían el bautismo en el Espíritu Santo y
diversos mensajes de Dios por medio de los dones de lenguas, profecía, palabras de
conocimiento y sabiduría. Al llegar al Perú (1928) se lamentaron de que solo una
persona, en nueve años de obra, había recibido el bautismo pentecostal. A los pocos
días de su llegada al país, se experimentó el primer derramamiento masivo del Espíritu
y desde ahí en adelante el bautismo en el Espíritu se convirtió en una experiencia
normal en la obra pentecostal peruana. Si no hubieran llegado ellas, tal avivamiento no
se hubiera producido.
Lo que también llama la atención en la historia pentecostal peruana es que fue una
adolescente, Angélica Caro, la primera persona quien recibiera el bautismo en el
Espíritu y hablara en otras lenguas, semanas antes de llegar las dos misioneras. Luego,
cuando llegan Couchman y Pitt al Perú y empiezan a ministrar el bautismo en el
Espíritu, también son mujeres las primeras en recibir el Espíritu en este avivamiento:
tres adolescentes y una joven profesora. El pentecostalismo peruano también le debe a
las mujeres su consolidación: el inicio de la formación biblico-teológica fue gracias a
ellas. En 1933, movidas por una dirección divina, Couchman y Pitt empezaron a
entrenar bíblicamente a los creyentes en el distrito limeño de Miraflores y en 1935,
ambas fundarían, junto con el misionero Herbert Felton, el primer Instituto Bíblico
Pentecostal del Perú. Debemos señalar que ambas misioneras sirvieron como pastoras
en diversas congregaciones del país.

Mujeres pentecostales apóstoles


Quienes inician Las Asambleas de Dios en Ica, ciudad ubicada al sur de Lima, fueron
dos norteamericanas: Alberta Daniels y su hija Elena. Ambas llegaron al Perú en 1944
y al siguiente año viajaron a Ica y alquilaron una quinta en la que acondicionaron su
vivienda y un ambiente para los cultos. A través del evangelismo en calles, plazas y
mercados, y a pesar de la oposición sufrida (en algunos casos por ser mujeres), ellas
no desistieron de su propósito y lograron abrir iglesias en Ica, Puquio, Nazca y
Chincha15.
Otras denominaciones extranjeras presentes en el Perú cuentan con mujeres como
sus fundadoras. Este es el caso de la Iglesia de Dios Pentecostal M. I. y su misionera
Seferina ―Minita‖ Casillas. Ella es enviada al Perú en 1968 siendo una joven
puertorriqueña de 23 años y soltera. ―Minita‖ se había convertido a los 15 años y a los
16 recibiría su llamado a las misiones. Es enviada primero a El Salvador y Venezuela.
En este último país ―Minita‖ pastoreó varias congregaciones ante la ausencia del
pastor responsable. A través de dos palabras de conocimiento es que ella comprende
que Dios la enviaría a Perú a establecer la obra. Estando en Perú es acogida por
pastores de Las Asambleas de Dios y de la Iglesia de Dios (Cleveland) y con su ayuda
logró abrir escuelas bíblicas para niños en varios lugares alejados de Lima e inició
gestiones para establecer un comedor para personas de bajos recursos.
Aunque su labor misionera empezó entre niños, en mayo de 1971 ―Minita‖ logró
empezar reuniones en la casa de una familia que, por haber experimentado el poder
restaurador de Dios, ofrecieron su vivienda para el desarrollo de la obra. Pocos meses
después. ―Minita‖ volvería a su país debido a complicaciones en su salud. Al irse, dejó
a una pareja misionera a fin de que continuara la labor que ella había empezado, nada
menos que la plantación de una importante denominación pentecostal puertorriqueña
en suelo peruano16.
Como vemos, el pentecostalismo en Latinoamérica tiene como protagonistas a
mujeres y negarlo sería ocultar buena parte de la historia de la Iglesia en la región.
Mención especial merecerá Alice Wood (1870-1960), aquella valiente misionera
canadiense que, con su llegada a Argentina en 1910, acompañada por otras dos
mujeres y sin ningún auspicio denominacional, comenzará la organización de la
primera iglesia pentecostal en este país y el inicio de las Asambleas de Dios 17.
Creemos que la memoria viva de estas mujeres en la actualidad le recordará al
cristianismo en general que no puede existir un genuino mover del Espíritu sin la
figura femenina presente entre sus protagonistas, pues en él las mujeres tienen un
lugar privilegiado para el liderazgo, gobierno, la dirección y la influencia. Pero, por
otro lado, debemos reconocer que el movimiento, después de su institucionalización,
no ha sabido cómo tratar con esta presencia femenina (que es mayoría en él) y por
ello, la hicieron a un lado del liderazgo privilegiando a los varones. Fuerzas extrañas
al movimiento, han podido distorsionar el papel de la mujer y lo han llevado a errores
que distan de su praxis original. Sobre este asunto trataremos en el siguiente capítulo.

___________________________
13. Alencar, Gedeón. ―Assembleias Brasileiras de Deus: Teorização, Historia e Tipología – 1911-
2011‖ (Tesis de Doctorado en Ciências da Religião, Pontificia Universidade Católica de São Paulo,
2012).
14. ―Among the Indians of Perú‖ (The Latter Ruin Evangel, noviembre/1926), pp. 9, 10.
15. LADP, Camino de Fuego (Lima: COCELADP, 2019), pp. 170, 171; Jeter, Louis. Oro Peruano
(Miami Vida, 1987), pp. 105, 106.
16. Galván, José. Historia del M.I. Perú (Lima: M.I. Perú, 2019), pp. 25-19.
17. Para conocer mejor la vida de Alice Wood y su labor pionera en Argentina, ver Griffin,
Kathleen. ―Luz en Sudamérica: Los Primeros Pentecostales en Gualeguaychú. Entre Rios, 1910-
1917‖ (Tesis de Doctorado en Teología, ISEDET, 2014).
Sexta parte
Sombras, frutos y tareas
pendientes
Capítulo 16
Sombras en el movimiento:
Patriarcalismo pentecostal

El pentecostalismo apareció en el mundo como una restauración del cristianismo


primitivo. Los primeros pentecostales se veían a sí mismos como la Iglesia antigua
restaurada, aquella en la cual la mujer disfrutaba de pleno liderazgo e igualdad
ministerial. Tal como hemos observado en capítulos anteriores, las mujeres del
cristianismo primitivo llegaron a ejercer ministerios como evangelistas, profetas,
apóstoles y maestras; el pentecostalismo siguió la misma línea: ―Una vez, establecidas
las primeras congregaciones pentecostales, el rol de las mujeres como profetisas y
predicadoras fue muy importante‖1. Lamentablemente, tal como ocurrió en el
cristianismo antiguo, la institucionalización del movimiento le abrió las puertas al
patriarcado y líderes varones con pensamiento machista empezaron a excluir y
silenciar a las mujeres pentecostales:

A medida que el naciente pentecostalismo se fue institucionalizando, el rol de


las mujeres dentro del movimiento se tornó problemático y se fueron
desarrollando estrategias para controlarlas y evitar la reaparición de liderazgos
revolucionaros [...]. En este contexto, se impulsó la sumisión del accionar
femenino bajo la figura del pastorado masculino2.

Poco a poco se fue tratando de apagar toda esa gran actividad femenina pentecostal.
Lo más común fue crear leyendas negras alrededor de aquellas mujeres pentecostales
que sobresalían en el ministerio. Así, fue conocido el juicio que recayó sobre Aimee
Semple McPherson cuando en 1926 fue secuestrada por varias semanas. Muchos
llegaron a afirmar que se había ido con un hombre. En Latinoamérica, se crearon
historias difamatorias alrededor de la hermana ―Elena‖3, de Frida Strandberg Vingren4
___________________________
1. Mansilla, Miguel; Muñoz, Wilson; Piñones, Carlos. «Memoria de un olvido. La exclusión de
mujeres de la memoria fundacional del pentecostalismo chileno (1909-1915)». Memoria y Sociedad
22, N° 44 (2018), p. 109. https://doi.org/10.11144/Javeriana.mys22-44.moem
2. Ibid., p. 111.
3. En el caso de Elena, las historias que se tejieron en su entorno hicieron que Hoover, quien una
vez le dio su respaldo, llegara a excluirla completamente del movimiento: ―Inicialmente se podría
decir que fue Hoover quien excluyó a Elena como líder y luego como feligresa, pues «a final de ese
arto (1909) Hoover finalmente repudió a Nellie», con lo cual pasó, posteriormente, al olvido, al
y de las misioneras Ruth Couchman y Olga Pitt5 a fin de ocultarlas de la historia y
privilegiar a los varones. También, se silenciaron los testimonios de las mujeres que
tuvieron otros roles protagónicos en los inicios del avivamiento (las primeras
predicadoras, pastoras y las primeras en recibir el Espíritu)6.
___________________________
tiempo que fue borrada del mito fundacional pentecostal. De igual forma, Bristol, el obispo
metodista episcopal, destaca que «Elena fue repudiada por Hoover y por los otros que la
consideraban profetisa». Sabemos que una vez que el movimiento pentecostal se difundió y alcanzó
autonomía, Hoover le quitó su respaldo a Elena. Finalmente, «después de los acontecimientos de
1909 y su gira por el sur de Chile en 1909-1910. [Elena] fue discontinuada como miembro en plena
comunión de la Iglesia Metodista Episcopal, el 30 de abril de 1910». Una vez que Hoover tomó el
liderazgo y la dirección del movimiento pentecostal, no solo excluyó a Elena del mismo, sino que
también fue reduciendo el rol de la mujer hasta su más mínima expresión, para evitar que emergieran
otras líderes que socavaran la autoridad masculina. Así, sobre cualquier mujer que quisiera seguir la
senda revolucionaria e influyente iluminada por Elena, caerían las imprecaciones que la aplacaron a
ella, así como un castigo ejemplar‖. Ibid., p. 106.
4. A Frida se le acusó de cometer adulterio con un hombre menor que ella. Esta acusación fue
hecha por los pentecostales asambleístas brasileros a los líderes suecos a fin de que retirasen del país
a la mujer que, por su excepcional liderazgo, llenaba de celos a los líderes varones. La razón por la
que se habría inventado esta leyenda seria la actitud de inconformidad y posteriores acciones de
Frida ante la decisión de la primera Convención Nacional de la denominación de prohibirle el
pastorado y la enseñanza a las mujeres. Sin lugar a dudas, las acciones de la misionera sueca (sus
publicaciones en la revista que ella dirigía) no fueron del agrado de los líderes varones, quienes
inventaron tal acusación para deshacerse de ella. Se llegó a decir que ella ―mandaba en la iglesia,
atropellaba a los hombres, no obedecía a la convención e incitaba a las mujeres en contra de los
obreros‖.
5. A ambas misioneras se les acusó de ―adquirir una ascendencia asfixiante‖ y de ejercer un
liderazgo matriarcal. Según Kessler, ―cualquiera que cuestionaba su liderazgo quedaba marginado‖.
Olga Pitt fue duramente criticada cuando se casó con un misionero separado, apenas su ex esposa
había fallecido (en 1940). Los líderes varones no soportaban la influencia de ambas misioneras a tal
punto que decidían salir del país. Kessler, Juan. Historia de la evangelización en el Perú (Lima:
Puma, 2010), p. 280. Es curioso que quienes manifestaban estas ―molestias‖ eran solamente
misioneros varones.
6. Poco se sabe, por ejemplo, de Celina Martins Albuquerque (1876-1966), la primera persona en
recibir el bautismo en el Espíritu en Brasil, en un grupo de oración dirigido por Daniel Berg y
Gunnar Vingren. Con su experiencia se produciría la expulsión del grupo de la Iglesia Bautista en
Belém, el 13 de junio de 1911, ocasionando la fundación de las Asambleas de Dios en dicho país. En
Chile, se sabe poco de la hermana Adele de Justiniano (1883-1972), la primera mujer ordenada por
Hoover al diaconado. Ella recibió todo el respaldo de Hoover en su labor como diaconisa y
evangelista en el norte del país. En Perú, los historiadores pentecostales han sido descuidados a la
hora de poner por escrito detalles de las primeras mujeres que recibieron el bautismo en el Espíritu,
así como de las primeras misioneras y pastoras, pues poco se sabe de ellas.
Espíritu vs. Ley

Que un movimiento del Espíritu sea restringido por actitudes machistas y patriarcales
atenta contra la misma naturaleza del mismo. Contra la vida en el Espíritu ―no hay
ley‖ afirmó categóricamente Pablo (Gal 5:16-23), no hay restricciones para el que se
deja guiar por él, ya que ―el Espíritu sopla de dónde quiere y hacia dónde quiere‖ (Jn
3:8). Él es libre, soberano e impetuoso... ¿quién puede ponerle limitaciones a Aquel
que se movía libre y potentemente sobre la superficie de los océanos? Cada directriz
humana, cada disposición, cada ordenanza que no se ajuste a esta vida libre en el
Espíritu no debería tener cabida en el movimiento pentecostal, pues no le pertenece,
pues son nada más que ley. Los primeros pentecostales entendían muy bien esta
verdad y buscaron alejarse de todo aquello que limitara o perjudicara la libre
participación de todos en el movimiento. Ellos sabían que es una contradicción afirmar
que se tiene la vida del Espíritu y a la vez privarle de libertad a la mayor parte de la
población pentecostal, como lo son las mujeres7, pues ―en donde está el Espíritu de
Dios allí hay libertad‖ (2 Co 3:17). Por ello, si las mujeres, en algunos sectores del
pentecostalismo, ya no disfrutan de esta libertad neumatológica... ¿será que el Espíritu
continúa presente en esos lugares?

Incoherencias en el panorama latinoamericano8


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7. Ariel Calderón Gonzáles dice: ―La bibliografía que existe sobre el pentecostalismo ha
demostrado que las mujeres son las que predominan en las iglesias pentecostales. Asimismo,
comprobó en mi trabajo de campo que son las mujeres quienes más se convierten, las que más
asisten y las que componen el grueso del tejido social de estas comunidades. Por lo tanto, el
movimiento pentecostal es un movimiento predominantemente femenino‖. ―La socialización
femenina, la desigualdad de género y la violencia contra las mujeres en tres comunidades
pentecostales de Costa Rica‖, en Revista de Ciencias Sociales de la Universidad de Costa Rica N°
161-111 (octubre. 2018), p. 1, acceso el 13 de marzo de 2020,
https://revistas.ucr.ac.cr/index.php/sociales/article/view/35046/34597
8. Aunque nos limitaremos al panorama latinoamericano, deseamos mencionar cómo el
patriarcalismo se ha hecho presente en otras regiones del mundo: En Estados Unidos, mientras que
en denominaciones como Las Asambleas de Dios y la Iglesia de Dios (Cleveland) existe una
posición a favor de la mujer en el ministerio, en la Iglesia de Dios en Cristo (otra de las más
importantes iglesias pentecostales en el país) las mujeres no pueden llegar a ser pastoras u obispas.
Por otro lado, según Jean Daniel Plüss, Director de la Asociación Europea de Investigación
Pentecostal-Carismática. ―en Europa hay iglesias aún muy conservadoras, más que todo las del sur.
Estas iglesias poseen más elementos evangélicos (fundamentalistas) que pentecostales y a muchos de
sus líderes no les gusta ver a las mujeres ejerciendo papeles de liderazgo en el ministerio más
abiertos. La Misión Pentecostal Suiza, por ejemplo, actualmente se encuentra en el proceso de
En las siguientes líneas daremos una ojeada a las distintas formas en que este
patriarcalismo pentecostal se manifiesta en diversos países de la región:
En Guatemala, Verónica Pérez, pastora en la Iglesia de Dios Evangelio Completo,
hablando del liderazgo de la mujer en su denominación comparte que al momento de
iniciarse una nueva Obra Pentecostal

la mujer es la que se moviliza a lugares donde el varón pocas veces llega. Visita
hogares, a sus vecinas, lleva víveres para cubrir las necesidades de una familia,
ora por los miembros de esa familia, bajo ese acto de solidaridad se unen las
personas, las familias, hasta constituirse en un campo blanco. De un campo
blanco pasa a constituirse en una nueva iglesia. Cuando ésta ha tomado forma y
existe la necesidad de estructurarla o conformarla como iglesia, asumen el
liderazgo y representación los varones. Aparece el supervisor, el presbítero o el
responsable de instalar un pastor formal y convierten al pequeño grupo en
iglesia formal con pastor asignado. La mujer que dio vida al campo blanco, al
pasar a ser iglesia formal con un pastor asignado, queda relegada, pasa al
anonimato, a un segundo plano o se dirige a buscar otros espacios donde hay
necesidad de abrir otro campo blanco9.

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decidir si cambiar los estatutos a fin de permitir una mayor participación femenina en el liderazgo
seria ‗legal‘. En países como Inglaterra, iglesias como Las Asambleas de Dios y Elim, tienen a
mujeres pastoras dirigiendo iglesias enteras‖. En Suecia, en la década del 90 y después de muchas
luchas, las mujeres pentecostales fueron reconocidas en el pastorado. La Comunión Internacional de
Iglesias Carismática (anteriormente llamada Fraternidad Internacional de Iglesias Pentecostales), una
gran red de iglesias alrededor del mundo, tiene en su Colegio Episcopal a mujeres obispas, entre ellas
LaDonna Osborn (hija del legendario predicador pentecostal T. L. Orsborn) y Margaret Idahosa
(viuda de Benson Idahosa, el ―padre‖ del pentecostalismo nigeriano). Gary B. McGee, historiador de
las Asambleas de Dios de los Estados Unidos, después de afirmar que ―aunque el número de mujeres
ministras en denominaciones pentecostales disminuyó sustancialmente durante el siglo XX, las
mujeres en los sectores independientes de los movimientos pentecostales y carismáticos, y
especialmente las mujeres fuera de los países del Atlántico Norte, a veces han enfrentado menos
restricciones‖, pone el ejemplo de una mujer de Kenya, África, que después de haber sido sanada de
sida, a través del ministerio de la obispo LaDonna Osborn, habia ―plantado tres iglesias por iniciativa
propia‖. ―Surprises of the Holy Spirit: How Pentecostalism Has Changed the Landscape of Modern
Mission‖, en Bonk, Jonathan [Ed.], Between Past and Future Evangelical Mission entering the
Twenty-First Century (Pasadena: EMS, 2003), p. 59.
9. Pérez, Verónica. ―Mujeres y pentecostalismo: Repensando el espacio sagrado, la Iglesia‖, en
Cultura y Religión (abril. 2009), p. 135, acceso el 13 de marzo de 2020,
https://www.revistaculturayreligion.cl/index.php/culturayreligion/article/view/174
La descripción que hace Verónica Pérez acerca del trabajo de la mujer pentecostal
en su denominación es un común denominador en varios países latinoamericanos. La
mujer es quien abre los caminos, utiliza sus dones a fin de iniciar nuevas obras y
cuando se logra ver el fruto aparecen los varones y toman el control. Ante esta
realidad, ella propone hacer alianzas con los ministerios masculinos a fin de trabajar
en comunión, sin pisotear ni ser pisoteados o pisoteadas y lograr así mayor beneficio a
la obra y un mejor desarrollo de los dones que Dios le ha dado a la mujer. Ella
reconoce que falta mucho por recorrer ―en la lucha por nuestros derechos y nuestra
presencia en la iglesia pentecostal. Es una necesidad inmediata analizar a la luz de la
Palabra, la capacidad y dones con que Dios ha dotado a la mujer [...] por medio del
Espíritu Santo‖10.
En Chile. En este país la situación es similar11. Marjoreyn Barrientos, explica que a
pesar de que las mujeres son las que dan vida a las iglesias ―quedan excluidas de los
liderazgos públicos, de la toma de decisiones políticas y estructurales, desplegando
funciones asociadas a la división sexual del trabajo, en nichos ligados a lo emocional y
subvalorados por el sistema patriarcal, por su carácter de ‗naturaleza femenina‘. Es así
como se hacen cargo de las tareas relacionadas con la prolongación de lo doméstico,
de cuidado de enfermos, de organización de los cultos (liderados por los pastores), del
apoyo en redes de autoayuda, entre otros, lo que además constituye la base emocional
invisibilizada de la iglesia pentecostal‖. Este sistema patriarcal, presente en el
pentecostalismo chileno desde la década de los treinta, ―vulnera, exilia y niega a las
mujeres los espacios de poder y por consiguiente la posibilidad de decidir sobre

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10. Pérez, Verónica. ―Educación y liderazgo de la mujer Pentecostal: Signo de esperanza para la
iglesia‖, p. 1, acceso el 13 de marzo de 2020, Scribd,
https://es.scribd.com/document/272769354/Educacion-y-Liderazgo-de-La-Mujcr-Pentecostal
11. Cecilia Castillo, describiendo el pentecostalismo chileno dice: ―Las mujeres, con el transcurso
del tiempo, han sido olvidadas en lo que se refiere al protagonismo que tuvieron en el origen del
pentecostalismo, en beneficio de tareas tradicionalmente establecidas por la sociedad [...]. A la mujer
solamente se le atribuye servicios domésticos y no existe motivación para incentivarlas a otras tareas.
De esta manera, podemos observar que en la celebración de la liturgia pentecostal es muy escasa la
participación de las mujeres, especialmente en espacios como el Servicio de la Palabra, generalmente
reservado a los hombres. La mujer puede cantar, orar, contar su testimonio, profetizar, incluso ungir,
pero no está calificada, en algunas denominaciones pentecostales, para predicar desde el púlpito. Ni
siquiera subir al altar le es permitido siendo fuertemente legitimado por el concepto de impureza
expresado a través de las interpretaciones literales del Antiguo Testamento‖. ―Imágenes y
espiritualidad de las mujeres en el pentecostalismo chileno‖, en Chiquete, Daniel; Orellana, Luis
[Eds.], Voces del Pentecostalismo Latinoamericano III (Concepción: RELEP, 2009), pp. 187-188.
aspectos fundamentales del hacer del pentecostalismo‖12. Debemos señalar que las
mayores iglesias pentecostales en este país son las que vienen del avivamiento del
1909 y es en ellas donde a las mujeres se les tiene prohibido el acceso al poder. En las
iglesias norteamericanas, que son pequeñas y de corto alcance, a ellas si se les permite
ejercer el liderazgo.
En Puerto Rico. El panorama aquí no es mejor. Agustina Luvis, teóloga pentecostal
puertorriqueña, afirma que, aunque se han hecho avances en el reconocimiento de la
imagen de Dios en las mujeres, aún hay mucho trabajo por hacer en la búsqueda de
equidad en todas las áreas de desempeño. En su país, la Iglesia de Cristo Misionera
cuenta con una mujer como obispa, siendo ella la primera mujer en ocupar este cargo
en una iglesia pentecostal. Pero aún así, en la mayoría de iglesias pentecostales ―las
posiciones donde se toman decisiones están vedadas para las mujeres‖. Teniendo la
realidad en contra, las mujeres pentecostales de este país ―están claras en que Dios las
llamó y por ello, siguen trabajando como desde los orígenes por la fuerza que les
imparte el Espíritu, pero no porque el patriarcado se haya flcxibilizado‖13.
En Ecuador. La teóloga pentecostal Laura Saá, hablando de las mujeres que han
aceptado el desafío de liderar en su país, dice que ellas ―han tenido que mostrar con
sacrificio su valía‖ y es por eso que, en la actualidad, han logrado influenciar en la
mentalidad de las iglesias y del mundo teológico. ―¡Que una mujer enseñe teología en
un Seminario! Ni pensarlo, si nos retrotraemos 20 años atrás‖ añade Saá, Es por eso,
que ella ve un nuevo panorama para las pentecostales de su país:

Hoy por hoy, las mujeres pentecostales están asumiendo nuevos liderazgos que
las llevan a reflexionar sus experiencias de fe y se sienten desafiadas a
reflexionar, concientizar e involucrarse en los procesos de la Iglesia, tanto en la
enseñanza como en la teología y misionología14.

Pero a pesar de estos cambios favorables, existe un problema aún por superar: El
problema cultural. Será la cultura latinoamericana, centrada en el patriarcalismo, lo
que las mujeres pentecostales deberán hacer frente. Saá formula como una ayuda al

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12. Barrientos, Marjoreyn. Presentación del libro ―Mujeres Pentecostales: Construcción del género
a través de la experiencia Religiosa‖, en Cultura y Religión Tomo 5 N° 1 (junio, 2011), p, 181,
acceso el 13 de marzo de 2020,
https://www.revistaculturayreligion.cl/index.php/culturayreligion/article/view/107
13. Conversación con el autor, el 2 de marzo de 2020.
14. Saá, Laura. Lo propio y lo ajeno. Reflexión sobre el papel impórtame de la mujer en el
liderazgo pentecostal. pp. 1, 2.
liderazgo femenino el ―revisar el pasado con el objetivo de recuperar las figuras
femeninas, que durante tanto tiempo han sido olvidadas, y de esta manera rescatar sus
memorias‖, pues solo así ―nuestro imaginario será enriquecido y concientizado‖.
En Costa Rica. Las investigaciones de Ariel Calderón demuestran que la
desigualdad en las relaciones hombre-mujer en las iglesias pentecostales de este país
no sólo generan exclusión femenina de los espacios de poder sino también violencia y
agresión física contra ellas. Son los pastores varones quienes propician esta violencia
doméstica en contra de sus mujeres, violencia que tiene origen en la imagen servicial
que proyectan en ellas. Dice Ariel Calderón15:

Promover a las mujeres como personas que se definen a través de su función de


servicio, las imposibilita a aspirar a relaciones más justas y equitativas con sus
parejas. Al considerar este tipo de feminidad como deseable, pensar una
sociedad equitativa se vuelve más difícil. En consecuencia, cuando no se plantea
una crítica a las desigualdades hay un terreno fértil para abusos contra las
mujeres, y aquí es donde la violencia tiene mucho peso.

Calderón afirma que en los hogares pentecostales ―la violencia es un problema


real‖. Ante esto, le toca a la mujer pentecostal cuestionar la posición servicial que el
varón le ha asignado. Si no son las mismas mujeres pentecostales quienes planteen
críticas a esta realidad que va contra la vida en el Espíritu, el liderazgo masculino
seguirá asfixiándolas y limitando su incomparable potencial, aquel que el bautismo en
el Espíritu les proporciona para su pleno desarrollo y liderazgo eclesial y social.
En Cuba. Superándose los prejuicios y pesados yugos patriarcales, en mayo del
2011 se efectuó la primera ordenación de una mujer al cargo episcopal en la Iglesia
Pentecostal de Santidad. Esta denominación consagró a Beatriz López Albuin como su
primera obispa en el mundo debido a su intachable trayectoria y testimonio y por
decisión unánime de la 35° Conferencia Nacional de esa entidad. En la ceremonia de
consagración se le hizo entrega del manto episcopal, símbolo de autoridad; el cayado,
símbolo de protección y dirección y la Biblia, simbolizando la fidelidad de la nueva
obispa a la Palabra de Dios. De esta manera, Beatriz López Albuin se constituyó en la
tercera obispa en la historia de Cuba, las otras dos son anglicanas. Este acontecimiento
demostraría una fidelidad ejemplar de un importante sector del pentecostalismo
___________________________
15. Calderón, Ariel ―La socialización femenina, la desigualdad de género y la violencia contra las
mujeres en tres comunidades pentecostales de Costa Rica‖, en Revista de Ciencias Sociales de la
Universidad de Costa Rica N° 161-III (octubre, 2018), p. 58, acceso el 13 de marzo de 2020,
https://revistas.ucr.ac.cr/index.php/sociales/article/view/35046/34597
cubano a sus orígenes históricos, así como la superación de patrones culturales y
―doctrinales‖ que tanto mal le han hecho al pentecostalismo internacional.
Profundizaremos más en el testimonio de la obispo Beatriz en el siguiente capítulo.
En Bolivia. En este país existen mujeres pastoras en el movimiento pentecostal,
pero sin acceso a cargos ejecutivos o jerárquicos dentro de sus denominaciones. La
teóloga pentecostal boliviana Yolanda Rosas comparte que ―no hay récord de mujeres
en los puestos ejecutivos o jerárquicos. Solo los hay en los Seminarios, como
docentes. Hay pocas mujeres ordenadas y no están en espacios de toma de
decisiones‖16. Según Rosas, esta realidad negativa para las mujeres pentecostales en su
país es nada menos que ―una violencia simbólica invisible y naturalizada‖. En su
opinión, los varones temen perder los espacios de poder.
En Perú. Las más importantes denominaciones pentecostales presentes aquí son Las
Asambleas de Dios, la Iglesia Evangélica Pentecostal (IEPP) y la Iglesia de Dios
(Cleveland) y en ellas existen panoramas distintos. En la primera17, recién las mujeres
han podido ser aceptadas como ―dignas‖ de ordenación pastoral en el 2018. Hasta
antes de ese año, ellas sólo podían alcanzar el grado de ―ministras licenciadas‖
permitiéndoles estar al frente de una congregación local. Aunque en sus cien años de
presencia en el país, la denominación ha tenido iglesias con pastoras al frente, estas no
eran ―ordenadas‖, sólo ―licenciadas‖. Aparte, desde el 2004 existe la figura de ―mujer
presbítero‖, algo por lo que se tuvo que luchar mucho desde dentro y aun contra
algunas mujeres que no veían bien que una mujer llegue a tal designación. La
posibilidad de llegar a ser presidentas de la denominación está abierta, pero hasta
ahora no se han propuesto mujeres para tal cargo.
En la IEPP, desde el 2010 las mujeres pueden llegar a ser ―pastoras ordenadas‖
(ministras ordenadas) con todas las facultades que poseen los pastores hombres. Hasta
antes de esa fecha, e igual que en Las Asambleas de Dios, ellas solamente podían
llegar a ser ―ministras licenciadas‖, lo que significaba que si bien podían estar al frente
de una iglesia local (desde sus orígenes la IEPP ha reconocido el ministerio pastoral de
la mujer) no estaban facultadas para realizar bautizos, santas cenas, matrimonios y
presentación de niños. Para estos actos se invitaba a un ministro licenciado hombre.
También en esta denominación las mujeres pueden llegar a la presidencia nacional,
pero hasta ese día se tendrán que vencer muchos prejuicios existentes aún en no pocos
pastores dentro de la denominación. Mientras tanto, ellas vienen ocupando cargos en
___________________________
16. Conversación con el autor, el 22 de febrero de 2020.
17. En Las Asambleas de Dios Norteamericanas, aunque la mayoría de sus campos de misión en el
mundo fueron iniciados por mujeres, recién en 1935 ellas pudieron ser aceptadas en el ministerio
pastoral de manera plena.
el Consejo Directivo Nacional y en juntas directivas regionales.
La Iglesia de Dios18 permite a las mujeres llegar a la ordenación pastoral desde sus
orígenes en el Perú, y desde hace diez años que se logró la independencia
administrativa de los EE.UU. existe la posibilidad para que las mujeres también sean
obispas. En efecto, la denominación ya cuenta con tres mujeres que han ocupado ese
cargo administrativo a nivel regional (una de ellas, soltera). Pero, aun así,
increíblemente, existe un pensamiento patriarcal en muchas de las pastoras dentro de
la denominación que las lleva a buscar imitar los modelos masculinos de pastorado y a
rehuir de mayores responsabilidades administrativas como, por ejemplo, el Obispado
nacional.
Pensando en estas sombras y contradicciones que el patriarcalismo introdujo al
pentecostalismo, empobreciendo gran parte de su testimonio en el mundo y que han
encadenado a millones de mujeres pentecostales a un compromiso a medias con su
Señor, es que Darío López reflexiona19:

¿Existen suficientes razones bíblicas, teológicas e históricas para seguir insistiendo


que las mujeres son ciudadanas de segunda o de tercera categoría en el reino de vida
de Jesús de Nazaret? Los pentecostales, cuando subordinamos a las mujeres y las
relegamos en el ministerio pastoral, docente y misionero; y ponemos las estructuras
mentales y religiosas por encima de la evidencia bíblica, sacralizando los prejuicios
sociales y culturales como si fueran revelación divina; estamos renunciando a nuestra
herencia a nuestra historia, a nuestra identidad wesleyana-pentecostal.
El pentecostalismo no es un movimiento de varones, es un movimiento que incluye
a ―todo aquel a quien Dios llamare‖ (Hch 2:39), pues la promesa del Espíritu es ―para
hijos e hijas‖ (Jl 2:28), sin distinción alguna. Que en el pentecostalismo las mujeres
tengan plena participación y liderazgo no podrá jamás ser tenido como un capricho de
alguna moda novedosa de origen secular o como algo ajeno al movimiento, sino más
bien, esta plena participación femenina constituye, sin lugar a dudas, la expresión más
fiel de la identidad pentecostal, identidad basada nada menos que en la experiencia
común y democrática del único Espíritu de Dios.

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18. En la Iglesia de Dios de los EE.UU., el liderazgo femenino ha tenido (y sigue teniendo) que
pasar por un camino no tan grato. Recién en 1992 se les permitió a las mojas por primera vez votar
en la Asamblea General Internacional, y recién en el año 2000 se les permitió servir en todos los
oficios excepto en el de obispo. Diez años después se consideró el asunto de si una mujer puede ser
obispo, pero no fue aceptado.
19. Cuenta personal de Facebook, del 10 de agosto de 2016.
Capítulo 17
Frutos en el ministerio
De la mujer pentecostal

¿Existen frutos positivos en el ejercicio ministerial de la mujer? ¿Puede resultar


beneficioso para una iglesia tener ministras ordenadas en plena igualdad con los
varones? Creemos que, si en la Iglesia primitiva existieron ministerios en los que la
mujer tuvo participación, e incluso roles de gobierno, beneficiando grandemente todo
el trabajo de expansión del cristianismo, hoy en día podría suceder lo mismo. No se
trata de que la mujer ocupe lugares de liderazgo y de gobierno en una iglesia porque
ella ―sea mejor‖ o porque dirija o enseñe ―mejor‖. Creer eso, seria caer en la
mentalidad patriarcal, pero a la inversa (matriarcalismo). Que una mujer deba acceder
a lugares de liderazgo y gobierno responde en realidad a que ella es tan imagen de
Dios como lo es el varón y, por lo tanto, las cualidades de liderazgo que se observan
en ellos también están presentes en ellas. Su capacidad de liderazgo entonces, radica
en la imagen y semejanza divinas que poseen y por eso, es insostenible el que ellas no
deban acceder al liderazgo debido a su naturaleza femenina, ya que esa naturaleza
femenina es también imagen y semejanza de Dios.
En este capítulo deseamos presentar el testimonio de tres mujeres pentecostales de
distintas partes del mundo que en la actualidad ejercen funciones de gobierno en las
iglesias a las que pertenecen, contando con el total respaldo y aceptación de las
congregaciones que dirigen y, según sea el caso, de sus directivos denominacionales.
Nos referiremos a dos obispas y a una pastora que, desde su experiencia pentecostal,
se sienten impulsadas y empoderadas para dirigir, enseñar y presidir congregaciones
enteras realizando mucho más que una Pastoral de la Mujer1. Dando a conocer el
testimonio de estas lideresas pretendemos señalar el sobresaliente trabajo que vienen
realizando, así como el fruto que su labor entregada viene produciendo en las vidas de
quienes han decidido sujetarse a ellas.

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1. Bernardo Campos, hablando de esta Pastoral, explica que es aquella pastoral ―que trabaja
específicamente con las mujeres‖ y su misión es ―reivindicar el lugar de la mujer en el ministerio
sagrado y en los cargos públicos de la sociedad. Busca potenciar sus capacidades como mujeres.
Considera además la perspectiva femenina de lectura de la Biblia o lectura con ojos de mujer‖.
Pastoral Pentecostal: Elementos de Teología Práctica (Guatemala: Seminario Bíblico Pentecostal,
2016), p. 99.
Margaret Idahosa. Nacida en Nigeria en 1943, debido a su procedencia familiar
pudo estudiar tanto dentro como fuera de su país2. Casada con Benson Idahosa, uno de
los más importantes predicadores pentecostales de África, tuvo que aprender a lidiar
con el ministerio desde muy temprano. En 1983 fue ordenada al ministerio y al morir
su esposo (en 1998), Margaret renunció a sus planes de seguir en el ministerio, pero su
iglesia, la Iglesia de Dios Misión Internacional (IDMI) —fundada y pastoreada por su
esposo desde 1962— le entregó el liderazgo, lo cual atrajo muchas críticas en su
contra. A la vez, la Comunión Internacional de Iglesias Carismáticas, organización de
la cual forma parte, decidió consagrarla al episcopado, tan solo tres semanas después
del fallecimiento de Benson. Recordando ese momento, ella comparte: ―Llore a Dios y
le explique cuán tímida era y cuán dominado por los hombres era el mundo. Pero Dios
no respondió hasta que me decidí. Me dijo: 'Margaret, no me conmueven tus lágrimas
o tus necesidades, sino la fe. Si tu fe dice que sí, yo no diré que no'‖3. Para estar
preparada y saber conducirse en el mandato divino, Margaret buscó edificar su fe a
través de la buena lectura y la oración. El hacer frente a un mundo dominado por
varones la atemorizaba, pero en las Escrituras ella encontró el coraje que necesitaba
para avanzar en lo que Dios le estaba señalando.
Margaret se convirtió así en la primera mujer pentecostal en ser ordenada como
obispa en África. Desde el momento de su ordenación ella empezó a dirigir la iglesia
de su esposo, la IDMI, siendo hoy en día una de las iglesias más grandes de aquel
continente. Bajo su administración, ha logrado contar con más de cuatro mil
sucursales en Nigeria, un auditorio con capacidad para veinte mil personas y con
presencia en diversos países de África, Europa, Asia y Estados Unidos. En noviembre
de 2009, se convirtió en arzobispo, siendo también la primera mujer en el continente
en ser ordenada en ese puesto. Como obispo presidente de la IDMI ella está al frente
de los numerosos ministerios con los que su iglesia cuenta, llegando a ser una de las
mujeres más influyentes en África4.
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2. La arzobispo Margaret nació el 29 de julio de 1943, dentro de una familia real del antiguo reino
de Benin del Estado de Edo, Nigeria. Es Diplomada en Economía Doméstica (Leeds Polytechnic,
Remo Unido), Magister en Divinidad y Licenciada en Estudios Bíblicos (Friends International
Christian University, Estados Unidos) y Magister en Educación (Universidad Oral Roberts, Estados
Unidos).
3. Obot, Merey. ―The Life Story of Archbishop Margaret Benson Idahosa‖. en Voice Your Stories
(julio, 2019), acceso el 24 de abril de 2020, https://voiceyourstories.com/the-life-story-of-
archbishop-margaret-benson-Idahosa/
4. Margaret sirve como canciller de la Universidad Benson Idahosa (clasificada como una de las
mejores en Nigeria), siendo la primera canciller femenina en una universidad africana; es presidenta
ejecutiva del Instituto All Nations for Christ, que otorga programas de grado para estudiantes locales
Margaret ha liderado cruzadas en todo el mundo en su intento de ganar a más
personas para Cristo. En su visita al palacio de Samuel Iwuno Obade II, el Enogie
(gobernante) de Ugbegun5, éste la describió como un modelo a seguir para muchos en
la predicación del evangelio. El gobernante la elogió diciendo: ―Usted ha enseñado a
sus seguidores el buen carácter porque este es un ejemplo de buen liderazgo en la
Misión de la Iglesia de Dios‖. Y expresó además, su esperanza de que la visita de
Margaret a su palacio marque el comienzo de numerosas bendiciones para la gente de
su comunidad6. Margaret es una férrea defensora del empoderamiento femenino: ―Les
dejamos saber a las mujeres que deben ser vistas y que deben ser escuchadas‖. Es
consciente también que el éxito en su ministerio es debido al trabajo en equipo:
―Puedo funcionar porque trabajo con un equipo de hombres y mujeres que creen en la
visión que Dios nos ha dado. Creo firmemente en el trabajo en equipo. Todo lo que
tenemos hoy es resultado de ello‖. Por eso, ella cree que hombres y mujeres pueden, y
deben, trabajar juntos en la misión de Dios. El hecho de que una mujer dirija una
iglesia, es parte de ese trabajar en equipo. Cuando le preguntaron si es bíblico que las
mujeres dirijan una iglesia de la misma manera que los hombres, ella respondió:

[...] según Gen 1:28,29, hombres y mujeres fueron creados por Dios. Él les dio
autoridad a ambos, no solo al hombre, para dominar y multiplicarse. [...]. Han
sido la religión y la tradición las que relegaron a la mujer. El plan de Dios es
que hombres y mujeres trabajen juntos amigablemente. Ante Dios, no hay
diferencia [...]. Dios ha llamado al hombre y a la mujer. Entonces, Dios no está
enojado con una mujer que predica como lo hace un hombre7.

En una entrevista hecha a los pastores que servían bajo el liderazgo de Margaret,
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e internacionales; es fundadora de Christian Women Fellowship International (CWFI), el ministerio
femenino —no confesional— de su Iglesia; en su deseo de contribuir al desarrollo de su nación ha
constituido más de 108 escuelas en todo Nigeria y fundado un orfanato, es además ―el cerebro‖
detrás del Instituto Internacional de Recursos de Liderazgo (URL) creado para enseñar ética y
principios de liderazgo a pastores, líderes y trabajadores de la Iglesia.
5. Ugbegun es un clan en el gobierno local central de Esan del estado de Edo, Nigeria. Tiene una
ubicación estratégica y central en Esan, con un área muy grande y muchos habitantes.
6. Egbejule, Michael. ―Monarch extols Margaret Idahosa virtues‖. en The Guardian (febrero,
2018), acceso el 22 de abril de 2020, https://guaiidian.ng/news/monarch-extols-margaret-idahosas-
virtues
7. Kola, Alex; Igbinovia, Josephine. ―At 70, men still run after me – Rev Margaret Idahosa‖, en
Vanguard (junio, 2013), acceso el 24 de abril de 2020, https://www.vanguardngr.com/2013/06/at-70-
men-still-run-after-me-rev-margaret-idahosa/
todos expresaron que ella ha demostrado su valía en el liderazgo de la Iglesia. Uno de
los pastores provinciales declaró con obvia confianza: ―El éxito sobresaliente de la
mujer en el ministerio radica en su capacidad para motivar a las personas y ayudarlas a
alcanzar su potencial‖, actitudes que indudablemente hallan en Margaret. La
entrevistadora, señalando algunos rasgos de liderazgo en Margaret, afirma que ella
―tiene una visión saludable de los hombres, los ve no como competidores sino como
socios indispensables en el ministerio y está comprometida con equipar a otros, no a
controlarlos‖8.
Beatriz López Albuin. Nacida en 1962, en el seno de una familia muy pobre, se
convierte a la edad de catorce años en una pequeña iglesia cerca de su casa. Debido a
su conversión, su madre le dio a escoger entre la iglesia y el hogar. Beatriz optó por
salir de su casa siendo acogida por sus pastores. Poco tiempo después empezó a
estudiar gracias a una beca que el Seminario le otorgó, intercalando sus estudios con
prácticas misioneras en diversas iglesias de la localidad. En 1979 fundó la Escuela
Bíblica de Verano y en 1982, luego de su graduación, fue instalada oficialmente como
pastora, fundando ese mismo año el Instituto Bíblico Pentecostés, del cual sería su
directora y profesora. Desde ese momento ejerció el pastorado de manera compartida
con su esposo, hasta que este abandonó el país en 1995, estando ella esperando su
segundo hijo, lo cual la convertiría en madre soltera.
Debido a su labor ministerial, Beatriz tuvo que mudarse de domicilio en muchas
ocasiones, ministrando de un extremo a otro del país; tanto en regiones rurales,
montañosas e intrincadas de la Sierra, como en la Capital; ya sea a pie, a caballo, en
bicicleta, o en camellos. Fundó unas siete iglesias, construyó dos templos y
reconstruyó otros tantos. Estuvo al frente de importantes ministerios como Misión
Mundial, un ministerio internacional e interdenominacional desde el cual proveyó
soporte salarial para pastores cubanos de diferentes denominaciones en años de plena
crisis económica del país. En el año 2001, fue electa Superintendente-presidenta de su
denominación, la Iglesia de Santidad Pentecostal, en una Conferencia Extraordinaria
convocada a causa de la renuncia del líder de ese momento, a tenor de una crisis
multidimensional que sumía a la Obra. Esta elección no estuvo exenta de oposición

___________________________
8. Yau, Cecilia. ―Three Portraits of Woman Ministering Around the World‖, en CBE International
(Invierno, 2004), acceso el 30 de abril de 2020.
https://www.cbeinternational.org/resources/article/mutuality/three-portraits-women-ministering-
around-world
por parte de algunos líderes varones de la denominación9.
Como Superintendente de su denominación, Beatriz ha manifestado un fruto
excepcional, ganándose el respeto y reconocimiento de su labor pastoral-apostólica: el
crecimiento de la membrecía nacional a más del doble, la fundación de unas veinte
nuevas iglesias, la incorporación de casi un centenar de nuevos pastores, obreros de
misión y ministros, el crecimiento financiero, los importantes avances en la
capacitación bíblico-teológica, con graduaciones de cientos de estudiantes del Instituto
Bíblico Pentecostés y del Curso de Superación Ministerial (CURSUM), el
significativo mejoramiento en la estructura organizacional, las construcciones y
reconstrucciones de decenas de lugares de culto y del campamento nacional, el
incremento de bienes a la Conferencia, la provisión para las necesidades de los
obreros, además de la gestión de donaciones de alimentos y equipos médicos al país.
El fruto de su labor también ha tenido una notable repercusión en todo el país, así
como en el extranjero10.
Durante la 35° Conferencia General de su denominación (febrero de 2011), Beatriz
fue reelecta Superintendente para otro cuatrienio, y posteriormente, a propuesta
unánime de la Junta de Gobierno, debido a su excepcional labor dentro de la
denominación, se acuerda por unanimidad de los delegados, su ascensión al Obispado;
status de honor de carácter vitalicio que constituye el máximo grado que confiere su
Conferencia y que por primera vez en la historia de la Iglesia Santidad Pentecostal

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9. Recordando el momento de la elección, su hijo, Abdiel Expósito López, recuerda: ―Cuando ella
fue elegida presidenta la primera vez, los hombres ancianos de la iglesia no querían que eso
sucediera Y estaban preparándose para degradarla reseñándose los motivos pues no tenían ninguno
tangible. En el culto antes de las elecciones la presencia de Dios cayó y todos los que estaban
preparándose para ir en contra de ella cayeron bajo la presencia de Dios. Y Dios los usó a ellos
mismos para ungirla y bendecirla‖. Conversación con el autor, el 10 de mayo de 2020.
10. Beatriz ha estado a cargo del Comité de Emergencia y Ayuda Humanitaria del Consejo de
Iglesias de Cuba; teniendo como principal resultado, el haber contribuido a la rehabilitación de la
iglesia cubana y del pueblo de Cuba en general, tras el azote de la temporada ciclónica 2008, la más
devastadora de los últimos 50 años. Lo cual le avala una importante intervención social a nivel del
país. Por otro lado, ha realizado numerosas giras de ministración por iglesias de diversos países:
Canadá, Estados Unidos, Puerto Rico, México, Costa Rica, Nicaragua, San Salvador, Venezuela,
Argentina, Tanzania. Suiza, entre otros Es de destacar sus predicaciones en diversas Conferencias
Mundiales de Misiones de la denominación en Costa Rica y en Canadá, así como en la Conferencia
General de la Iglesia Pentecostal de Santidad Internacional del 2009 en EE.UU. Ha participado en el
quehacer de organizaciones eclesiales de escala internacional, de tan variada índole como lo pudieran
ser el Consejo Latinoamericano de Iglesias, la Alianza ACT, el Ministerio Suizo Ágape Internacional
y la Iglesia Pentecostal de Santidad Internacional, entre otras.
Internacional es conferido a una mujer11. Para la ordenación, efectuada el 24 de mayo
del mismo año, estuvo presente desde EE.UU. el Rev. Doug Beacham, representando
al Superintendente General de la denominación y Daniel Clowers, director de
Misiones para América Latina y el Caribe.
A lo largo de su vida, Beatriz ha tenido que batallar con la oposición por parte de
líderes varones que no aceptaban su liderazgo, pero aun así ella ha seguido adelante
sabiendo que fue Dios quien la ha ido colocando en los lugares que él ha querido.
Cuando entregó la presidencia (2015), Beatriz comenzó un nuevo ministerio
denominado ―Puertas Abiertas‖ que, aunque no depende de la Conferencia de la
Iglesia Pentecostal de Cuba, forma parte de la Conferencia de la Florida (EE.UU.).
Quienes conocen y trabajan con Beatriz testifican que con ella han aprendido el real
significado del servicio, pues para ella ―liderar‖ y ―ministrar‖ significa servir a los
demás, antes de estar por encima de ellos.
Martha Delgadillo Sandoval12. Nacida en Rio Azul, un hermoso pueblo
perteneciente al distrito de Aucayacu, provincia de Leoncio Prado, departamento de
Huánuco, Perú, en 1962. Sus padres fueron pastores con un gran ministerio con
énfasis en lo sobrenatural13. Cuando tenía doce años decide entregarle su vida a Dios y
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11. La denominación en Cuba soto ha tenido a dos líderes nacionales con este grado. Aunque a sus
superintendentes comúnmente también se les llama obispos, este título no es comparable con el que
recibiera Beatriz. La primera vez que se concedió el ―Obispado de Honor‖ en calidad honorifica de
carácter permanente fue en 1998, al obispo Ezequiel Castillo, debido a sus cuantiosos años de
notables frutos como presidente de la denominación y en los marcos de una intensa, variada y
fecunda trayectoria ministerial. La única instancia facultada en Cuba para otorgar este grado es la
Conferencia General de la denominación, previa aprobación de la Junta de Gobierno Nacional. En
esta ocasión, la Junta había reconocido la honorable trayectoria de Beatriz y proponiéndole a la
Conferencia su ascensión, esta última asintió por unanimidad ―y prosiguió poniéndose en pie con
aplausos; quedando oficialmente concedido el grado de Obispa de Honor‘‘ (Según la carta dirigida al
Superintendente General de la Iglesia Pentecostal de Santidad Internacional, por la Dirección
Nacional de la Iglesia Santidad Pentecostal de Cuba, pidiendo la consagración de la Rev. Beatriz).
12. Entrevista a la pastora Martha Delgadillo Sandoval, el 13 de abril de 2020.
13. Antes de que naciera, sus padres —que vivían en la capital (Lima)—, fueron llamados por
Dios a levantar un ministerio en la selva y por ello, tuvieron que trasladarse a Huánuco. Allí
erigieron un ministerio en el cual las sanidades, milagros, liberaciones y bautismos en el Espíritu era
lo cotidiano. Martha nació en medio de este avivamiento nunca antes visto en aquella región y creció
siendo testigo del fructífero ministerio de sanidad de sus padres. Ella recuerda que muchos enfermos
entraban a su casa desahuciados por la medicina o postrados en lechos y salían sanados. Cuando sus
padres dejaron Huánuco, 25 años después, dejaron establecido un Instituto Bíblico, más de sesenta
iglesias con sus respectivos pastores en tres departamentos del país (Huanuco, San Martín y Ucayali)
y tres regiones eclesiásticas formadas.
a los trece empieza a ministrar a los niños de su iglesia, a través de la Escuela Bíblica
de Vacaciones. Su actitud de servicio hacia sus compañeras de estudios y su fiel
entrega a los diversos ministerios de su iglesia hicieron que empiece a interesarse por
servir a Dios en el ministerio14. Por ello, cuando estaba por acabar el colegio, la duda
de no saber si seguir una carrera universitaria o entrar al Seminario llenaba su mente.
Esto la llevó a pasar meses orando y pidiéndole a Dios ―una señal‖. Después de varias
señales, la noticia de que su hermano regresaría a Perú desde el extranjero con la
intención de prepararse para servir a Dios fue la señal que llegó a convencerla15.
En 1982 Martha y su hermano entran al Seminario de las Asambleas de Dios del
Perú apoyando paralelamente a varias congregaciones de la capital. En 1987 empiezan
una pequeña iglesia en el distrito limeño de San Martin de Porres y cuando en 1989
decidieron afiliarla a la denominación les indicaron que él debía ser el pastor. Martha
empezaría así a experimentar el prejuicio de los líderes de la denominación por el
hecho de ser mujer. Un año después, Martha se queda sola con su iglesia cuando su
hermano decide regresar al extranjero, en esta situación varios pastores le increparían
el hecho de estar pastoreando sola, siendo mujer. Ante esto, decide entregar la iglesia
y dedicarse a apoyar ministerialmente a otras congregaciones. En esos días un profesor
suyo le dará una palabra que cambiaría el rumbo de su vida: ―Martha —le dijo— el
hombre no te puso en el ministerio, tampoco la denominación, fue Dios. Así que él se
encargará de colocar a tu lado el equipo que necesitas‖. Desde ese momento, ella supo
que Dios levantaría gente a su lado que la apoyaría en la obra que estaba dirigiendo.
Un par de días después, una pareja de la iglesia se le acercaría expresándole su
disposición para servir en la iglesia.
Desde ese momento, Martha viene sirviendo a Dios segura de que es Él quien la ha
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14. Lo que también ayudó a fortalecer este interés fueron dos sueños que ella había tenido: En
ambos sueños ella se veía al frente de mucha gente, ministrando e imponiendo las manos a fin de que
reciban sanidad. Muchos estaban llorando quebrantados por la presencia de Dios.
15. Martha necesitaba estar segura si era el Señor quien estaba poniendo el deseo de servirle. Por
ello, le pidió que le diera una señal. La primera señal —y que a Martha no la convenció del todo—
fue la palabra de una pastora quien, el día de su clausura escolar, la abraza y le dice: ―Prepárate
porque el Señor me dice que le vas a servir‖. Algunos meses más adelante, estando ella en una
reunión de oración escucha que una hermana repite dos veces la frase ―desde el vientre de tu madre
yo te escogí‖. Al terminar el tiempo de oración. Martha quedó en duda de si esa palabra era para ella
o para alguien más. Ante la incertidumbre de no saber qué decisión tomar para su futuro, le pidió a
Dios una señal más clara: ―Le pedí a Dios que alguien se me acerque expresándome su intención de
ir a Lima y prepararse pan servir a Dios de forma completa‖, recuerda Martha. Dos semanas después
de esta petición, su hermano, quien vivía en el exterior, le envió una carta a su padre expresándole su
deseo de prepararse para servir a Dios en Lima.
colocado en el ministerio y que él proveerá todo lo que necesite. Ha logrado levantar
una iglesia de aproximadamente 200 miembros, con seis anexos en Lima y provincias,
así como una red de pastores que están a cargo de estos anexos. Su ministerio se
caracteriza por la manifestación de los dones de sanidades y milagros, así como por las
continuas liberaciones y bautismos en el Espíritu que acontecen en él. En su iglesia se
trabaja con niños, adolescentes, jóvenes y matrimonios y para cada uno de esos grupos
cuenta con líderes capacitados. La visión que Dios le ha dado consiste en ―levantar
una iglesia fuerte y poderosa donde se vea la manifestación del Espíritu Santo,
haciendo de cada miembro un líder productivo‖. Por ello, Martha se empeña en
entrenar y capacitar a su equipo, guiándolos a confiar en Dios para lo sobrenatural
ejerciendo una fe expectante.
Martha reconoce que su camino ministerial no ha sido fácil, pues continuamente ha
tenido que lidiar con pastores que —en sentido de broma— le decían que ella no
continuaría al frente de la obra, debido a que un varón, de los tantos en la
denominación, bien podría hacerse a cargo de ella. Aunque Martha confía en el poder
y compañía de Dios para su ministerio y cree que ante Dios varones y mujeres somos
iguales, es consciente de sus limitaciones. Sabe que ser pastora y soltera conlleva
algunos comportamientos y cuidados imprescindibles: sabe que, al momento de
ministrar a varones, no debe hacerlo sola y que cuando necesita imponer las manos o
visitar a hermanos varones tiene ciertas restricciones. Por eso, ella cuenta con un
equipo pastoral en su congregación compuesto por su hermano, su esposa y un pastor.
Ellos son su soporte en aquellas áreas del ministerio en las que sabe que necesita
ayuda. Para ella, el contar con un equipo representa el respaldo de Dios para todo el
ministerio que Él ha confiado en sus manos.
Capítulo 18
Desafíos y propuestas

Llegamos a nuestro último capítulo deseando haber resumido con claridad el camino
que la mujer ha transitado en la historia de la Iglesia y la forma de cómo ella, en el
movimiento pentecostal, recupera lo que en ese camino fue perdiendo (o que le fueron
quitando) a fin de cumplir con el llamado que Dios le hace en Cristo. A pesar de que
en algunos sectores del pentecostalismo observamos incoherencias que dañan el
testimonio real del movimiento, creemos que el verdadero ADN pentecostal nos
impulsa a seguir abriendo espacios en las iglesias a fin de que las mujeres continúen
ocupando sus lugares correspondientes, aquellos que supieron ocupar a inicios del
movimiento. En este capítulo queremos reflexionar sobre la tarea que nos queda por
delante, una tarea más que todo pedagógica y que nos atañe a todos y todas.

Cambios de paradigmas en la educación teológica

Silvia Geruza1, pastora y teóloga pentecostal brasileña, nos advierte que la sociedad
como un todo necesita de un cambio de paradigmas donde ocurra la conciencia de la
igualdad entre hombres y mujeres y para eso, los educadores, los pastores, los que
tienen incidencia en la sociedad, los dirigentes populares, los que están en puestos de
poder y cada uno de los que han conocido el evangelio liberador de Cristo, deberán
aceptar el desafío de comenzar a ejercer una función pedagógica tal que pueda generar
este nuevo tipo de conciencia. Paradigmas nuevos —producto de una educación
renovada— son los que se necesitan en las iglesias a fin de que se originen en ellas
cambios de mentalidades que se traduzcan en nuevas formas de ver al hombre y a la
mujer, pues ―para modificar las condiciones de producción de las relaciones de
dominación es necesario todo un proceso colectivo de educación‖2.
Esta educación teológica liberada es la base sobre la cual se podrán construir estos
nuevos paradigmas, urgentes y necesarios en las iglesias. Ella tendrá que cuestionar de
forma crítica y respetuosa los postulados que los antiguos Padres3 y Reformadores nos
___________________________
1. Geruza, Silvia, Un outro gênero de Igreja... p. 36.
2. Gebara, Ivone. El rostro oculto del mal. Una teología desde la experiencia de las mujeres
(Madrid: Trotta, 2002). p.97.
3. Refiriéndose a los Padres de la Iglesia, Geruza Fernandes se hace las siguientes preguntas:
―¿Podemos continuar aceptando las interpretaciones tradicionales divulgadas en los periodos
patrísticos, la filosofía de los Padres de la Iglesia, surgidas a partir del siglo II que recurren
han heredado y debido a que la teología cristiana ha estado impregnada (y dominada),
desde el principio, por el patriarcalismo excluyente tendrá que deconstruir este tipo de
teología y elaborar una nueva, pues ―la teología, en todas sus facetas, se vuelve
también lugar privilegiado de acción con vistas a una revolución de lo simbólico‖4.
Para Senia Pilco, teóloga pentecostal ecuatoriana, esta tarea educativa es primordial
pues está dirigida a guiar a las mujeres a que entiendan y aprecien su valor como seres
humanos creados a la imagen de Dios. Ella plantea que ―a las mujeres se les debe
enseñar que la Biblia ofrece una visión de liberación no solamente para ellas, sino para
toda la humanidad‖5.
Teniendo esto en mente, a continuación, deseamos proponer tres ejes sobre los
cuales deberá girar esta nueva teología, la cual tiene el propósito de liberar a aquellas
mujeres que aún hoy se encuentran atrapadas en una posición de subordinación y
silencio. Estos ejes tienen su fundamento en la praxis de las mujeres pentecostales ―de
antaño‖, mujeres que, guiadas por el Espíritu, pudieron elevarse en medio de una
sociedad que las silenciaba a fin de hacer oír su voz llena de autoridad tanto a hombres
como a mujeres. Proponemos estos ejes sabiendo que representarán un verdadero
desafío para las iglesias, pentecostales y no pentecostales, pues aludirá un tema que,
en muchos casos, sigue estando bajo la decisión exclusiva de los varones. Nos
referimos a la distribución desigual al acceso al poder6.

___________________________
inicialmente a la filosofía platónica que no escondía su interpretación de la mujer como un ser
inferior, causante del impedimento del filósofo de alcanzar el puro estado de la filosofía [...]? o
¿somos libres para buscar una nueva comprensión y aplicación para nuestra época? Geruza: p. 54.
Op. Cit.
4. Gebara: p. 119. Op. Cit.
5. Pilco, Senia. ―Testimonio de la mujer pentecostal en Ecuador‖, En la Fuerza del Espíritu… pp.
244, 245.
6. En las iglesias existe una distribución desigual del acceso al poder manifestado en el hecho de
que son ―ellos‖ quienes tienen una mayor cuota de participación en la toma de decisiones y de
control sobre diversas situaciones que atañen a la Iglesia, en comparación de ―ellas‖. Se hace
necesaria entonces, una teología que disuelva este ―orden común‖ orden sobre el cual la Iglesia
patriarcal fue erigida y por el cual las mujeres son relegadas a ejercer únicamente las funciones de
maestras de Escuela Dominical, diaconisas, evangelistas, intercesoras, líderes musicales, lectoras de
la Palabra y contribuyentes financieras de la obra. Este proceso de deconstrucción traerá, sin duda,
un sentimiento de peligro al grupo y hará que entren en acción las diversas fuerzas existentes dentro
de éste: Por un lado, los que están a favor del orden tradicional y niegan cualquier existencia de
violencia de género dentro de sus comunidades y por el otro, los que abogan por el cambio pues han
identificado las contradicciones existentes entre su praxis grupal y lo enseñado por Jesús de Nazaret.
La experiencia igualitaria del Espíritu

Un estudio ha revelado que, a diferencia de los varones, las mujeres manifiestan en


mayor porcentaje carismas como el don de sanidad, de lenguas, de evangelismo y
profecía, además de sueños y revelaciones7. Esto significa, indudablemente, una
mayor manifestación del Espíritu a través de las mujeres a comparación de los
hombres, hecho que nos dice mucho sobre el trato que Dios ha decidido darles a ellas
en esta ‗era del Espíritu‘. Históricamente, las mujeres han desplegado más
abundantemente los dones de profecía (tanto en la Iglesia ―oficial‖ como en los
movimientos heterodoxos), sobresaliendo como lideresas debido a la autoridad que en
el pasado se le concedía a estos dones8. Este poder del Espíritu prometido en Joel 2:28,
29 y recibido por hombres y mujeres en Pentecostés (Hch 2), les otorgó de manera
igualitaria una autoridad profética que las capacitaba para ejercer diversos ministerios
que apuntaban a su plena edificación, incluyendo los de presidencia y dirección.
El movimiento pentecostal entendió desde sus orígenes que el cumplimiento
contemporáneo de la profecía de Joel justificaba el hecho de que hombres y mujeres
pudiesen proclamar juntos el Evangelio y fortalecieron su entendimiento apelando a 1
Corintios 12:11 y a Gálatas 3:28, versículos que hablan sobre la distribución
individual de los dones del Espíritu y la igualdad de género en la Iglesia. Jamás
consideraron lo escrito en 1 Corintios 14:34 como una directriz universal, sino que lo
entendieron dentro de un contexto histórico y cultural específico. Prevalecía la
convicción de que la presencia del Espíritu en hombres y mujeres, así como su obra en
ambos, eran la razón suficiente para que fuesen compañeros —con iguales derechos—
___________________________
7. Espinar, Ángel. ―Prácticas y representaciones de la identidad femenina pentecostal‖, en Marzal,
Manuel; Romero, Catalina; Sánchez José [Eds.], Para entender la religión en el Perú 2003 (Lima:
PUCP. 2004), p. 334.
8. El don de profecía disfrutaba una amplia presencia en las iglesias paulinas. Este don aparece en
1 Tesalonicenses 5:20; 1 Corintios 11:4-5; 12:10-14:40; Romanos 12:6; Efesios 2:20; 3:5; 4:11; 1
Timoteo 1:18; 4:14 y quizás con las expresiones ―por medio del Espíritu‖ en 2 Tesalonicenses 2:2 y
―según una revelación‖ en Gálatas 2:2 Pablo también se esté refiriendo a él. Explicando la función
del profeta en estas iglesias. Gordon Fee explica que el profeta le hablaba al pueblo de Dios palabras
inspiradas por el Espíritu, palabras que consistían en mensajes espontáneos y comprensibles,
―expresados oralmente a la congregación reunida para su edificación o ánimo‖. Estas palabras
proféticas producían ánimo y edificación en los creyentes, y arrepentimiento en los incrédulos.
Pablo, el Espíritu y el Pueblo de Dios (Florida Vida, 2007), pp. 182, 183. Hablando de la autoridad
que recaía sobre las mujeres profetas en virtud del mismo don. Esperanza Bautista explica que ellas
―ejercían todos los derechos que estaban reservados a los carismáticos: enseñaban, bautizaban,
distribuían la eucaristía e incluso perdonaban los pecados. Las mujeres son dirigentes proféticos de
las comunidades paulinas‖. Bautista, Esperanza. La mujer en la Iglesia primitiva... pp. 153, 154.
en el ministerio. Por ello, la comprensión de esta verdad es un eje importante y
paradigmático en aquella educación teológica que busca reivindicar a las mujeres en
sus posiciones ―originales‖.
Un notable ejemplo de igualdad de género basada en la experiencia común del
Espíritu lo podemos encontrar en la Iglesia Internacional del Evangelio Cuadrangular,
aquella fundada por la evangelista pentecostal Aimee Semple McPherson en 1923.
Esta denominación norteamericana, basándose en la experiencia pentecostal descrita
en Joel y en Hechos, busca hasta hoy ser fiel al modelo heredado de su fundadora
permitiendo la plena participación femenina en el ministerio ordenado:

Este pasaje [Hechos 2:17-18] provee las bases bíblicas iniciales para la posición
pastoral de la Iglesia Cuadrangular en cuanto a la razón de por qué y cómo se
establece la igualdad de la mujer en el ministerio de liderazgo. Estos versículos
indican claramente que el asunto de género fue removido cuando los protocolos
celestiales reemplazaron a las tradiciones humanas, para que una libertad
máxima del ministerio pueda ser llevada a cabo por su pueblo. Por lo que,
nuestra posición al conferir autoridad y libertad a la mujer no es una respuesta a
políticas, coerciones de programas humanos de liberación, o tendencias
presentes. Más bien, nuestra posición está basada en la revelación de la Palabra
de Dios y su verdad eterna.
Cuando el Espíritu Santo fue derramado en el día de Pentecostés, las personas
que fueron enviadas al mundo, salieron sin distinciones sectarias o sexistas. Con
base en este ejemplo, la Iglesia Cuadrangular está comprometida a no imponer
ninguna de estas diferencias. Nuestro espíritu busca estar a tono con el de Dios,
y donde está el Espíritu de Dios, allí hay libertad; el Espíritu que recobra lo que
la humanidad perdió en orden de dar un lugar superior a lo que la redención
provee para cada persona9.

En su declaración, la Iglesia Cuadrangular sostiene que la inclusión de la mujer en


el ministerio ordenado no responde a ―tendencias presentes‖, haciendo alusión directa
a los actuales movimientos feministas (seculares y religiosos) que reclaman mayores
espacios de poder e influencia para las mujeres. Ellos simplemente basan su posición
en la creencia de que los dones proféticos, anunciados por Joel, serían dados tanto a
hombres como a mujeres, lo cual implica que sean expresados ―para que otros puedan
___________________________
9. Schell, Steve [Ed.]. Mujeres en el Ministerio de Liderazgo. Un resumen de la posición bíblica
de la Iglesia Cuadrangular tocante a la gracia de Dios y el potencial de la mujer bajo su soberanía
y llamado (Foursquare Media: Los Ángeles, 2007), pp. 18, 24.
escucharlos y obedecerlos‖. De esta manera, el poder y la autoridad para hablarle a
hombres y mujeres es concedido por el Espíritu a ―los hijos e hijas‖ por igual, a través
de la unción pcntccostal10. Tenemos aquí una base sencilla y a la vez poderosa —cuya
raíz es la experiencia común del Espíritu— que propicia el acceso de las mujeres al
ministerio y al gobierno eclesial.
Una educación teológica que tenga el acontecimiento de Pentecostés como eje sobre
el cual pueda girar toda la praxis femenina en las iglesias, impulsará a que miles de
hombres y mujeres empiecen a abrir nuevos caminos que contribuyan a la
construcción de una nueva mentalidad y actitudes generadoras de genuinas relaciones
de igualdad, de justicia y de libertad, en el poder del Espíritu.

Una visión renovada de la historia

Es frecuente en la historia poner por escrito las proezas de los líderes, olvidando que
detrás de ellos (o a su lado) siempre hubo mujeres, por ello, leer la historia sin percibir
el fuerte androcentrismo contenido en ella, es propio de la enseñanza patriarcal. Al
darle una mirada a la historia oficial de los pueblos, de las religiones, de las
conquistas, de la ciencia, etc. nos damos cuenta que esta es siempre masculina, ―pero
sus consecuencias nefastas con frecuencia recaen sobre los hombros femeninos‖11.
Esto se debe a que, hasta hace poco tiempo, los historiadores han sido varones y lo
único que a ellos les interesó registrar fue lo que ellos mismos hicieron,
experimentaron y consideraron importante. Dejaron fuera de sus escritos todo aquello
que las mujeres realizaron y experimentaron pues lo consideraron innecesario y de
poca importancia histórica. Como resultado, la humanidad ha tenido un registro
parcial de su historia. Pero necesitamos tener en cuenta que

al igual que los hombres, las mujeres son y siempre han sido actores y agentes
en la historia. Puesto que las mujeres representan la mitad de la humanidad, y a
veces más de la mitad, han compartido con los hombres el mundo y el trabajo de
la misma manera. Las mujeres no están ni han estado al margen, sino en el
mismo centro de la formación de la sociedad y en la construcción de la
civilización12.
___________________________
10. Ibid., p. 38.
11. Gebara, Ivone. Teología ecofeminista Ensaio para repensar o Conhecimento e a Religiáo
(Montevideo: Doble Clic Soluciones Editoriales, 1998), pp. 46, 47.
12. Lerner, Gerda. La creación del patriarcado, p. 5.
Las mujeres siempre han estado allí pues es imposible que la mayor parte de la
humanidad haya estado ausente en los grandes momentos de la historia, han sido los
varones quienes no siempre han estado para registrar sus historias. El acto de
ignorarlas de los acontecimientos que han dado forma a nuestro mundo y a nuestras
iglesias debe ser corregido cuanto antes si es que se desea un mundo y una Iglesia más
justos para todos. Por ello, las iglesias están llamadas a emprender la tarea de releer
los textos sagrados, la historia eclesiástica y la historia en general desde nuevos
enfoques y perspectivas13. Esta nueva lectura deberá tener como actividad primera el
desenterrar la presencia, el significado y las contribuciones de las mujeres en el
proceso configurador del cristianismo (y de los movimientos específicos a los que se
pertenece14) a fin de beneficiarnos a nosotros mismos con una historia más integra,
más fiel y más exacta a los acontecimientos. Este acto repercutirá inevitablemente en
la reivindicación de la mujer y en su emancipación15.

Empoderamiento

Un último eje que consideramos importante en esta educación teológica más justa y
renovada, aquella que hará justicia a las mujeres de nuestras iglesias —tanto a las de
nuestro tiempo, como a las del pasado—, es sin duda el empoderamiento de las
___________________________
13. En palabras de Laura Saá, se debe ―redescubrir la fe, el ministerio y la dedicación de las
mujeres del pasado ayudaría a muchas mujeres que no se consideran dignas de un ejercicio
ministerial visible. La historia, sobre todo de los primeros siglos, ayudaría a entender qué pasó con
las mujeres y por qué el conflicto de género. El desconocimiento con frecuencia lleva a repetir
hechos‖. Conversación con el autor, el 28 de abril de 2020.
14. Refiriéndose al pentecostalismo, Mansilla, Muñoz y Piñones respondiendo a la pregunta ―¿Por
qué tanto las investigaciones como las denominaciones pentecostales han excluido, difamado,
negado o ignorado el rol de las mujeres dentro de la memoria fundacional del movimiento?‖, ofrecen
la siguiente respuesta: ―En primer lugar, sostenemos que parte de esta problemática se debe a la
existencia de un prejuicio metodológico que ha desembocado en un reduccionismo epistémico-
teórico. En general, las investigaciones realizadas sobre esta temática se han construido a partir de
las fuentes oficiales de las denominaciones, dejando de lado fuentes previas a la institucionalización
del pentecostalismo‖ Mansilla, Miguel; Muñoz, Wilson y Piñones, Carlos. «Memoria de un olvido.
La exclusión de mujeres de la memoria fundacional del pentecostalismo chileno (1909-1915)»... pp.
104, 105. Es decir, el pentecostalismo deberá remitirse más allá de sus documentos
denominacionales e institucionales si desea redescubrir el verdadero papel y protagonismo de las
mujeres en los orígenes del movimiento y sacudirse de una vez por todas del olvido de las mujeres de
su memoria fundacional
15. Como lo indica Gerda Lerner ―La Historia de las mujeres es indispensable y básica para lograr
la emancipación de la mujer‖. Lerner: p. 4. Op. Cit.
mujeres. Si la teología que proclamamos no produce un movimiento, acciones
concretas de liderazgo y servicio en las mujeres de nuestras iglesias, tal teología no
sirve. Hablando sobre los electos de este empoderamiento, Mireya Baltodano nos dice:
―A nivel grupal e institucional, un camino hacia la equidad de género es el
empoderamiento de las personas marginadas dentro de las iglesias, particularmente las
mujeres‖16. Siguiendo este pensamiento, lo que nuestras iglesias necesitan para el
restablecimiento de relaciones más justas y equitativas es que las partes afectadas —en
este caso, las mujeres— sean empoderadas. Con empoderar a las mujeres a través de
la educación teológica nos referimos a que nuestro discurso sobre Dios deberá apuntar
a que se le devuelva el poder sustraído en nuestras iglesias a cada una de ellas, a fin de
que se conviertan en agentes activos en cada una de sus situaciones concretas. Esto
significa

un proceso emancipatorio para ellas, la superación de su situación de


subordinación con respecto a los roles desempeñados por los hombres y la
reorganización de las relaciones de poder entre hombres y mujeres17.

Ahora bien, este empoderamiento cuyas consecuencias son positivas tanto para las
mujeres como para los hombres18, transformará completamente nuestras iglesias
volviéndolas más semejantes al modelo dejado por Jesús de Nazaret y replicado por
sus primeros seguidores. Este empoderamiento ha de empezar cuando las iglesias sean
capaces de discernir entre el orden divino para la mujer en el hogar y el orden divino
de la mujer en la Iglesia, cuando Dios la llama a la tarea de liderazgo. Dos tratos
diferentes, que muchas iglesias confunden y por ello, caen en el error de trasladar el
modelo ―varón-cabeza‖ a la Iglesia, sin darse cuenta que haciendo esto limitan e
___________________________
16. Baltodano, Mireya. ―Violencia de Género en las Iglesias‖, en Vida y Pensamiento 22, N° 1
(2002). p. 164.
17. Ibid.
18. Aunque los varones no se den cuenta, la violencia de género, el machismo y el patriarcalismo
también les hace daño a ellos. Estas actitudes los empobrece, mientras que la emancipación
femenina, aparte de liberar a las mujeres, redimensiona a los varones. Pero no solo los afecta a ellos,
sino a toda la sociedad en general. Como lo expone Marcela Lagarde ―Muchos hombres ni siquiera
se percatan que su manera de relacionarse con las mujeres y entre ellos mismos, así como la forma
en que se enseñorean en el mundo y ocupan espacios y jerarquías, produce daño a las mujeres y daño
social en la convivencia. Pocos hombres asumen que la exclusión y la subordinación sexistas de las
mujeres, atentan contra la democracia y el desarrollo, y son muestras de insolidaridad e impiden
nuevas maneras de convivencias‖. ―Claves feministas y nuevos horizontes‖, en Tamez, Elsa [Ed.],
La sociedad que las mujeres soñamos (San José: DEI, 2001), p. 93.
intimidan a las mujeres. En palabras de Laura Saá:

Muchas hermanas piensan que no pueden incursionar en el ministerio porque


los varones ―son la cabeza del hogar‖ y este modelo lo trasladan a la iglesia,
creen que no tendrían autoridad espiritual para dirigir. [Esto es reforzado] por el
machismo de muchas congregaciones y la interpretación literalista de textos
como 1 Co y 1 Tim. Da tristeza decirlo, pero esto es una realidad que aún en el
siglo XXI se vive en las iglesias19.

No cabe duda que el proceso de empoderar a las mujeres desafiará las estructuras
patriarcales y discriminatorias de género existentes en nuestras iglesias. Aun así, tanto
hombres como mujeres estamos llamados a aceptar el desafío y sacar adelante juntos
el proyecto liberador de Dios que no es otro que convertir también a las mujeres en
protagonistas de lo que él viene haciendo en el mundo, a través del ejercicio de sus
dones y ministerios20. En este proceso, ellas tienen mayor responsabilidad pues el
sistema patriarcal sólo puede funcionar gracias a su cooperación21. Es tiempo entonces
de continuar con la rebelión empezada a principios del siglo pasado, cuando el
Espíritu se derramó y miles de mujeres comenzaron a ministrar en el mundo entero
bajo la unción de Dios. Es tiempo ya de seguir escribiendo esa historia, la cual
trastornará definitivamente tanto a la Iglesia como al mundo, pero sabiendo que a
partir de ahora deberán ser ellas las que conduzcan el bolígrafo.
___________________________
19. Laura Saá, en conversación con el autor, el 28 de abril de 2020.
20. Las iglesias necesitan reconocer el ministerio y los dones que ejercen las mujeres y
reconocerlos como parte vital de su desarrollo y crecimiento. Consideramos que el Señor les ha
confiado estas ―manifestaciones del Espíritu‖ a fin de equiparlas para la extensión de su Reino aquí
en la tierra. El liderazgo eclesial está llamado a valorar y elevar esta labor de las mujeres llenas del
Espíritu, al igual que lo hace con las labores ejercidas por los varones. Al respecto, en una de las
primeras reuniones de la Comisión Evangélica Pentecostal Latinoamericana (CEPLA) en Chile,
1990, se afirmó que ―las hermanas ejercen diversos ministerios, pero un desafío que se presenta en el
movimiento pentecostal es estimar su trabajo como discípulos de Jesucristo y reconocer los rasgos
particulares del Ministerio Pastoral Femenino, que le permitan trabajar en igualdad con los varones
en el ministerio pastoral‖. En este mismo espíritu, Lydiette Garita, Coordinadora del Programa de
Mujeres de CEPLA, declaraba en el Encuentro Pentecostal Latinoamericano celebrado en Cuba, en
1998: ―Sentimos la necesidad de estimular la autoestima y la participación a través del
reconocimiento de los dones y la valorización de los aportes de la mujer, impulsar alternativas de
capacitación teológica y pastoral que atiendan los necesidades educativas; y generar un proceso de
reflexión bíblica y teológica de aquellos pasajes bíblicos que tradicionalmente han sido utilizados en
contra de la mujer‖. ―La participación de la mujer en el proceso de unidad y cooperación pentecostal
en América latina‖… pp. 63-65. Hoy, más de veinte años después, estos llamados de las mujeres
pentecostales siguen estando vigentes.
21. Lerner: p. 317, Op. Cit.
Anexo

En esta sección deseamos ofrecer algunos argumentos bíblicos a favor de la


ordenación de las mujeres. Consideramos que cada uno de ellos ayudará a los lectores
en su deseo que comprender y ―profundizar‖ más en este tema. Estos argumentos son
formulados y defendidos por un buen sector del movimiento pentecostal global, así
como por aquellas iglesias no pentecostales que están a favor del liderazgo femenino.
Los presentaremos como respuesta a una premisa anti-ordenación femenina previa, a
fin de que se puedan comprender mejor.

1. Ante la “superioridad del sexo masculino”


Según Génesis 1:26, 27, Dios creó al ser humano de manera equitativa: le concedió su
imagen y semejanza al hombre y a la mujer por igual y, por lo tanto, no colocó a uno
encima del otro, ni sujetó a la mujer al varón. Esta sujeción vendrá después como
consecuencia del pecado, siendo esta una ―situación pecaminosa‖, antes que ―voluntad
de Dios‖ para su creación (3:16). Vemos entonces, que en el plan original de Dios no
existía ningún tipo de inferioridad debido al sexo pues tanto hombre como mujer
fueron hechos a imagen y semejanza suya. Es esta igualdad con la divinidad la que
impide que uno se enseñoreé sobre el otro y la que permite que ambos reciban la orden
de enseñorearse solamente sobre sobre los animales y la naturaleza.

2. “Sólo el varón posee, desde el momento de la creación, la autoridad de


gobernar y de ejercer autoridad”
El hecho de que el hombre y la mujer fueran creados a imagen y semejanza de Dios
los hizo merecedores, por igual, de recibir autoridad para gobernar la creación (Gn
1:26). El texto es claro cuando muestra a Dios dándoles dicha autoridad a ambos y al
indicar que esta autoridad la reciben por causa de su semejanza con el Creador. La
autoridad entonces, en los planes originales de Dios, no la recibió alguien por ser de
sexo masculino, sino la recibieron ambos por ser portadores de la semejanza divina.
Este principio debería llevar a las iglesias a reflexionar acerca de la razón por la cual
entregan autoridad a algunos de sus miembros: ¿Se la confieren a los varones por el
simple hecho de ser varones? o ¿se la confieren a aquellos/aquellas que en sus vidas
han llegado a irradiar la imagen y semejanza divinas?

3. Ante el hecho de que en el sacerdocio aarónico no hubo hombres


Aunque en el Antiguo Testamento Dios designó a varones para servir en el templo (Ex
40:12-15), las mujeres no estuvieron totalmente alejadas de las funciones culticas:
Había mujeres participando en las comidas sacrificiales (Nm 18:8-19; Dt 12:12;
14:22-29; 15:19-23), físicamente estaban presentes en los sacrificios (1 S 2:19),
participaban de las reuniones religiosas (Neh 8:2, 13; 12:43), ministraban a la entrada
del tabernáculo de reunión (Ex 38:8; 1S 2:22) y posteriormente participaban como
cantoras en el templo (Neh 7:67; Esd 2:65; Sal 68:24, 25). Pero en la ejecución de los
sacrificios, las mujeres estaban totalmente excluidas. Ahora bien, la Biblia no da
razones para esta exclusión, pero la tradición hebrea brinda algunas pistas para
entender este hecho: Dado que la mujer, desde el principio, está asociada con el dar
vida (Gn 3:20) ella debía ser eximida de los actos sacrificiales que significaran muerte.
Es decir, por causa de su naturaleza fisiológica, como abastecedora de vida, la mujer
no se podía involucrar en los actos culticos de quitar la vida implicados en el ritual del
sacrificio. Los judíos fueron muy cuidadosos al separar la pureza de la vida y sus
símbolos de la contaminación e impureza que representaba cualquier tipo de muerte.
Esta sería la razón fundamental para la no participación de las mujeres en los
sacrificios del Antiguo Testamento.
Por otro lado, comparar el ministerio cristiano con el sacerdocio levítico es algo que
el Nuevo Testamento no hace. Los autores de las epístolas jamás llamaron a los
pastores o ancianos con el título de ―sacerdotes‖, jamás compararon a la eucaristía con
el sacrificio del templo y jamás intentaron introducir el sistema sacerdotal judío al
Cuerpo de Cristo. Por ello, afirmar que las mujeres no tienen acceso al ministerio de la
Iglesia porque ellas no lo tuvieron en el sacerdocio judío, es cometer un anacronismo
perjudicial y negar el sacerdocio de todos los creyentes defendido por los primeros
cristianos (1 Pe 2:3).

4. Jesús escogió sólo a hombres para el liderazgo.


Aunque en el Nuevo Testamento vemos a Jesús designando sólo a varones para el
liderazgo (constituyéndolos apóstoles), al entender el concepto de liderazgo-autoridad
que poseía Jesús, podemos comprender que este no excluye a mujeres. Jesús les
mostró a sus seguidores el tipo de liderazgo que Él representaba y el que esperaba de
ellos: un liderazgo basado en el servicio (Lc 22:24-27). Ahora bien, si Jesús quiso que
en el cristianismo el liderazgo se entendiera como servicio, debemos preguntamos:
¿Cuál es la población que más sirve en nuestras iglesias? Acaso, ¿no son las mujeres?
¿No merecerán entonces, que se les reconozca su liderazgo delegándoles autoridad?
Según Jesús, la autoridad para liderar la obtiene el creyente no por su sexo, sino por su
vida de servicio semejante a la de Él.
5. Las mujeres son débiles y poco fiables.
En el momento del arresto, juicio y crucifixión de Jesús, mientras los discípulos
varones estuvieron escondidos por el temor a ser apresados (Mc 14:51,52; Jn 20:19),
las discípulas demostraron fortaleza y valentía pues no temieron ser apresadas y
crucificadas por estar al pie de la cruz. En aquella época, era común que los soldados
también crucificaran a aquellos que se lamentaban mucho por la víctima al pie de su
cruz ya que se les consideraba sus cómplices. Esta valentía y fidelidad radical
desplegada por las discípulas, a comparación del temor y la cobardía de los hombres,
así como el hecho de que fueron ellas las únicas, entre todo el grupo de seguidores de
Jesús, quienes en verdad ―tomaron su cruz‖ y estuvieron dispuestas a morir con la
misma muerte de su Señor tan sólo por permanecer con él hasta el final, ¿no nos
hablan acaso de una ―superioridad‖ femenina en cuanto a la fidelidad y calidad de
discipulado que ellas siempre tuvieron?

6. Adán no fue engañado, sino la mujer y por ello entró el pecado al mundo.
El apóstol Pablo, a comparación del autor de 1 Timoteo, responsabiliza al varón del
ingreso del pecado al mundo (Ro. 5:12-21), lo que significa que el apóstol nunca
concibió la idea de que las mujeres fueran las responsables de este ingreso y, por lo
tanto, no aptas para el ejercicio de la autoridad en la Iglesia. Sabiendo esto, es que se
comprende porque Pablo le concede autoridad a las mujeres para que enseñen a través
del don de profecía en las iglesias (1 Co 11:5). Para él, aunque la mujer tuvo parte en
el primer pecado, ese hecho no las convertía en ―no aptas‖ para el ejercicio de la
autoridad. Si tuviéramos que seguir la línea del autor de 1 Timoteo y responsabilizar a
alguien ―por haber sido engañado‖ y, por lo tanto, no tener autoridad de enseñarle a
los del sexo opuesto, sería al varón. Su falta de firmeza y obediencia en el Edén, así
como la facilidad con la que fue ―convencido‖ por su mujer, lo hacen peligroso y poco
confiable para ejercer puestos de liderazgo y gobierno en la Iglesia.

7. En el Nuevo Testamento “no hay pastoras”.


Es verdad que en el Nuevo Testamento no aparecen nombres de mujeres ejerciendo las
funciones de pastorado o presbiterado. Pero, ¿aparecen nombres de pastores varones?
¿Aparece el nombre de algún anciano ordenado? Sencillamente, no. Aparte, si en el
Nuevo Testamento se identifican a apóstolas (Junia), profetisas (las hijas de Felipe),
maestras (Priscila), evangelistas (los/las que fueron esparcidos/esparcidas ―e iban por
todas partes anunciando el evangelio‖, según Hch. 8:4) ¿por qué no aceptar que
también hubo pastoras en aquel tiempo? Es probable que los primeros autores
cristianos, al referirse a los pastores/ancianos (como en He 13:17 y 1 Pe 5:1), hayan
incluido en aquel término tanto a hombres como a mujeres debido a que en su tiempo
no existía el moderno lenguaje inclusivo.

8. Ignorando los contextos.


Quienes usan 1 Ti 2:11-14 para enseñar que la mujer no puede ocupar un papel
pedagógico en las iglesias a fin de no ejercer autoridad sobre los varones, ¿también
enseñan que bíblicamente los peinados ostentosos y los vestidos caros de las mujeres
están prohibidos? (v. 9), ¿enseñan también que las mujeres se salvarán ―engendrando
hijos‖? (v. 15?). Si le damos un vistazo a nuestra realidad eclesial actual, nos daremos
cuenta que estas prohibiciones no son preocupación de los predicadores ―anti-
ordenación femenina‖. Ellos sólo se ocupan de los versículos 11-14, violando así la
integridad del texto bíblico e ignorando su mensaje real.

9. Los dones del Espíritu “tienen sexo”.


El pensar que Dios distribuye sus dones haciendo distinción entre hombres y mujeres,
es algo que no se aprecia en las Escrituras. No existen carismas masculinos y carismas
femeninos. Mas bien, es el Espíritu quien los distribuye como Él quiere (1 Co 12:11).
Pensar, por ejemplo, que el don de servicio (Ro 11:7) está destinado a las mujeres,
pero el don de enseñanza, hallado en el mismo versículo, está destinado sólo a los
hombres es ir más allá del texto bíblico. Pensar que el don de hacer misericordia (v. 8)
está dirigido a las mujeres, pero el don de presidir, que también se halla en el mismo
versículo, es sólo para los varones es intentar limitar y controlar la obra soberana del
Espíritu. Vemos pues, que en las Escrituras los dones no tienen sexo, ellos son dados
libremente para cubrir necesidades específicas dentro del Cuerpo de Cristo.

10. Dios se guía por la apariencia física.


Aunque esta frase no se oirá en los labios de quienes se oponen a la ordenación
femenina, en la práctica demuestran que simpatizan con ella, pues no concederles
reconocimiento y autoridad a las mujeres en la Iglesia es simplemente un acto de
discriminación sexista. Al actuar así, no nos damos cuenta que estamos trasladando a
sus mentes una imagen distorsionada de Dios, una en la que Él las desaprueba por el
simple hecho de ser mujer. Pero la Biblia nos muestra otra realidad: Dios no mira el
físico, pues Él no mira lo que el ser humano mira. Mientras el ser humano se enfoca en
lo que está delante de sus ojos. Dios mira el corazón (1 S 16:7). Y es corazón lo que se
necesita realmente para el ministerio. La historia de la Iglesia nos demuestra que hubo
miles de mujeres con un corazón entregado a Dios, servicial y semejante al de Jesús.
Siendo estos rasgos internos, y no alguna apariencia externa, los que hacen a alguien
apto para cualquier ministerio dentro del pueblo de Dios.
Acerca del autor

Pedro López Castillo nació en Valencia, estado Carabobo-Venezuela el 29 de enero de


1985. Es Bachiller en Ciencias Teológicas por la Facultad de Teología y Religión
AETE y Licenciado en Teología Pastoral por el Seminario Bíblico Gamaliel. Tiene un
Diplomado en Biblia e Interculturalidad en AETE y en Tradición Luterana en el
Seminario Luterano de Augsburgo. Dirige la Red Peruana de Investigación
Carismática-Pentecostal y sus intereses giran en torno a los aspectos históricos de los
movimientos pentecostales/carismáticos de manera global. Colabora con la revista
virtual Pensamiento Pentecostal y ha servido como Referente para el Perú del Foro
Pentecostal Latinoamericano y Caribello (2013-2018), un espacio de acercamiento y
diálogo para el movimiento pentecostal de la región.
Es autor de La Renovación Carismática y su Contribución a la Unidad de los
Cristianos (2011) y de diversos artículos concernientes al pentecostalismo, la
renovación carismática y a la unidad de la Iglesia. De manera frecuente es invitado a
representar al pentecostalismo en diversas instancias eclesiales dentro y fuera del país.
Para comunicarse con el autor puede escribirle a su mail personal:
[email protected]

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