Hall, S. (1984) "Notas Sobre La Deconstrucción de Lo Popular", en Samuels, R. Ed. Historia Popular y Teoría Socialista, Crítica, Barcelona, 1984.
Hall, S. (1984) "Notas Sobre La Deconstrucción de Lo Popular", en Samuels, R. Ed. Historia Popular y Teoría Socialista, Crítica, Barcelona, 1984.
Hall, S. (1984) "Notas Sobre La Deconstrucción de Lo Popular", en Samuels, R. Ed. Historia Popular y Teoría Socialista, Crítica, Barcelona, 1984.
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s
' DESCONSTRUCCIÓN DE «LO POPULAR» 95
( tradiciones y los estilos de vida de las clases populates. El capital
/«reeducación» del pueblo. En sentido «puro», la cultura popular no
tenfa interés en la cultura de las clases populares orque Ía consti- consiste en las tradiciones populares de resistencia a estos proce-
tución de todo un orden social nuevo lla: An] capital requería sos; ni cn las formas que sc les sobreponen. Es el terreno sobre
un proceso más o menos continuo, pero intermitente,
e ción en el sentido más amplio de la palabra. Y en la tradición
de recduca- elque se elaboran las transformaciones, :
popu- En el estudio de la cultura popular deberíamos empezar sienpre
dar estaba uno de los principales focos de resistencia
a las formas por porӇqui: con el doble ruego de la cultura popuellar,
medio de las cuales se pretendía llevar a término doble movE
esta «reforma- miento de contención y resistencia, que sieestá
mpr inevitablem
ción» del pueblo. De ahí que durante tanto tiempo la cultura een-
popu- ES de Ella
lar haya ido vinculada a cuestiones de tradición, de formas tradicio
- estudio de la cultura popular ha tendido a oscilar desordena-
nales de vida y de ahí que su «tradicionalismo» se haya interpretado
damente entre los dos polos alternativos de esa dialéctica: conten-
ción/ resistencia. Hemos experimentado algunas inversiones notables
y maravillosas. Pensemos en la revolución verdaderamente impor-
tante de la comprensión histórica que ha venido después de que la.
historia de la «buena sociedad» y la aristocracia wbig de la Ingla-
. activa de
algo nuevo//«Cambio cultural»Jes un eufemismo cortés que disimula terra del siglo Xv1I5 quedara trastornada al añadírsele la historia del
pueblo turbulento e ingobernable. Con Frecuencia, las tradiciones
el proceso algunas formas y prácticas culturales populares de los pobres trabajadores, las clases populares y los
son despl to de la vida popular, marginadas acti. «elementos disolutos y desordenados» del siglo xvi parecen ahora
formaciones virtualmente independientes: toleradas en un estado
de equilibrio permanentemente inestables en tiempos relativamen-
te pacíficos y prósperos; sujetas a excursiones y expediciones arbi-
trarias en tiempos de pánico y crisis. Sin embargo, aunque formal-
mente éstas eran las culturas de la gente «fuera de las murallas»,
más allá de la sociedad política y del triángulo del poder, de hecho
nunca estuvieron fuera del campo, más amplio, de las fuerzas socia-
tes y las relaciones culturales. No sólo presionaban constantemente
el objeto a la «sociedad»; estaban vinculadas y relacionadas con ella por me-
de la «rcforma»;: a menudo por su propio bien, desde luego, «en
beneficio suyo». Hoy en día la lucha y la resistencia las entend dio de multitud de tradiciones y prácticas. Líneas de «alianza» ade-
emos más de líneas de división. Desde estas bases culturales, a menudo
bastante mejor que la reforma y la transformación. Pese a ello,
hay muy alejadas de las disposiciones de la ley, el poder y la autoridad,
«transformaciones» en el corazón del estudio de la cultura popular
. «el pueblo» amenazaba constantemente con entrar en erupción; y
Me refiero al trabajo activo en tradiciones actividades existentes,
la reelaboración activa de las mismas, de manera que salgan cuando así era irrumpía en el escenario del patronazgo y del poder
de un con un estruendo y un clamor amenazadores —<con plfano y tambor,
modo distinto: parecen «persistir», pero, de un período a Otro, pa- escarapela y efigie, proclama y ritual— y, a menudo, con una nota-
san a ocupar una_relación diferente con las formas de
vivir de la ble disciplina ritual-y popular. Pero sin llegar nunca a trastotnar
gchte trabajadora y sus formas de definir sus relaciones
mutuas, sus del todo los delicados lazos de paternalismo, deferencia y terror que
relaciones con alos demás» y con sus condiciones de vida,
A
zar los reformadores (era una distinción tan cultural como moral y nada que, a pesar de sus complejas formaciones y diferenciaciones
a económica: y se dictaron muchas leyes y ordenanzas basadas directa- interjores, mantuviera una relación muy especial con una importante
mente en ella), algunos campos conservaron durante largos períodos reestructuración del capital; la cual mantuviera a su vez una rela-
nla condición de enclave virtualmente impenetrable, Tuvo que trans- ción. peculíar con el resto del mundo; un pueblo atado por los
[ cursir casi todo el siglo para que los representantes de «la ley y el lazos más complejos a una serie cambiante de relaciones y condicio-
orden» —la nueva polícia-— pudieran adquirir una semblanza de nes materiales; que de algún modo se las arreglase para construir |
asidero regular y acostumbrado en ellas. Sin embargo, al mismo «una cultura» en la que no influyese la más poderosa ideología do- |
tiempo la penetración de las culturas de las masas trabajadoras y de minante: el imperialismo popular? Especialmente cuando esa ideo-
q los pobres urbanos era más profunda, más continua —y más con- logía —contradiciendo su nombre— fuera tan dirigida a ellos como
- tinuamente «educativa» y relormatoria—- en aquel período que en a la cambiante posición de Inglaterra en una expansión capitalista
/ 188
/ j O cua Iquier otro posterior. mundial. ES
Una de las principales dificultades que se interponen a una pe- Pensemos, en relación con el asunto del imperialismo popular,
riodización apropiada de la cultura popular es la profunda transfor- en la historia y Jas relaciones entre el pueblo y uno de los principa-
NS
mación que la cultura de las clases populares sufre entre los dece-
les medios de expresión cultural: Era Veiat al desplaza”
nios de 1880 y 1920. Sobre este período quedan aún por escribir
miento y a la superposición, podemos VET laremente cómo la prensa
historias completas. Pero, aunque probablemente hay muchos as- j i j del siglo
pectos de detalle que no están bien, creo que el artículo de Gareth
Stedman Jones sobre la ereformación de la clase obrera inglesa» en sobre el lomo de la destrucción activa y la marginalización de la
dicho perfodo nos ha llamado la atención sobre algo fundamental y prensa radical y obrera indígena, Pero, encima de este proceso, tie-
cualitativamente distinto e importante en él. Fue un período de ne lugar, hacia las postrimerías del siglo x1xprincipios
y del XX, algo.
hondo cambio estructural. Cuanto más lo examinamos, más nos con- cualitatí vo en este campo: la inserción activa y en masa
e_un público obrero desarrollado y maduro en un nuevo tipo_
ya
ES
vencemos de que en alguna parte de este período se halla la matriz
U de los factores y problemas de donde nacen muesira historia y nues- de prensa comercial y popular. Esto ha tenido hondas consecuencia
2) tros dilemas peculiares. Todo cambia y no se trata sencillamente de culturales: aunque no es, en sentido estricto, una cuestión exclusiva-
un cambio de las relaciones entre las fuerzas, sino de una reconstl- mente «cultural». Hizo necesaria la reorganización completa de la
hn tución del terreno de la lucha política. No es pura casualidad que base y la estructura capitalistas de la industria cultural; el aprove-
A
tantas de las formas características de lo que ahora consideramos chamiento de nuevas formas de tecnología y procedimientos de tra-
como cultura popular «tradicional» aparezcan, cuando menos en su bajo; la instauración de nuevos tipos de distribución que funciona-
A
distintiva forma moderna, durante dicho período. Lo que ya se ha sen a través de los nuévos mercados culturales de masas. Pero, de
hecho para los decenios de 1790 y 1840 y se está haciendo para el hecho, uno de sus efectos fue la reconstitución de las relaciones po-
siglo xvi es radicalmente necesario hacerlo ahora para el perfodo líticas y culturales entre las clases dominante y dominada: un cambio
de la que podríamos denominar la crisis «social imperialista», Intimamente relacionado con esa contención de la democracia popu-
La observación general que hemos hecho antes es aplicable, sio lar sobre la que parece estar firmemente basada «nuestra democrá-
reserva alguna, a este perfodo, en Jo que se refiere a la cultura popu- tica forma de vida» actual, Sus resultados siguen palpablemente
lar, No existe ningún estrato independiente, autónomo, «auténtico» entre nosotros: una prensa popular, más estridente y virulenta a
de cultura de la clase obrera, Gran parte de las formas más inme- . medida que va gradualmente encogiéndose; organizada por el capi-
¡diates de esparcimiento popular, por ejemplo, están saturadas de tal «para» las clases obreras; a pesar de ello, con raíces profundas
imperialismo popa ¿Cabía esperar otra cosa? ¿Cómo podríamos e influyentes en la cultura y el lenguaje de «nosotros», de los «de
explicar, y qué haríamos con la idea, la cultura de una clase domi- abajo»; con la facultad de representar la clase ante sí misma en su
7 SAMA,
22
y Y
98 HISTORIA POPULAR Y TEORÍA SOCIALISTA PESCONSTRUCCIÓN DE «LO POPULAR» 99
forma más tradicionalista. Se trata de una parte de la historia de la ruptura, especialmente en la cultura popular del período depos
acultura popular» que bien merece que se la estudie. OómaAUEO se ata inteamente de un cambio en Jas relaciones.
Huelga decir que uno no podría empezar a hacerlo sin hablar de colono ent ds, ne de ant o en la relación entre el
muchas cosas que normalmente no figuran en absoluto en la consi- “pueblo y la concentración y expansión de los nuevos aparatos culw-
cts
deración de la «cultura», Son cosas relacionadas con la reconstruc- * ero, ¿es posible proponerse ahora seriamente escribir
la his"
ción del capital y la ascensión de los colectivismos y Ja formación de Sora de Ta cultura popular sin tener en cuenta la monopolización
de
un nuevo tipo de estado «educativo» en la misma medida en que las Industrias culturales, sobre la espalda de una profunda revolución—
están relacionadas con el esparcimiento, el baile y la canción popular. tecnológica (no hace falta decir que ninguna aptofunda revolución
Como campo para una labor histórica seria, el estudio de la cultura lá es jamás co ningún sentido «puramente» técnica)? Es
| popular es como el estudio de la historia del movimiento obrero y cribir una Bistonia de la cultura de Jas clases populares eclisivamen:
| sus instituciones. Declarar que se tiene un interés en ello es corregir tedesde dentro de esas clases, sin commprendet cómo aparecen cons-
un desequilibrio importante, señalar una omisión significativa. Pero, tantemente en relación con las instituciones de la producción cultu-
| a la postre, cuando más rinde es cuando la vemos en relación con o a e ela o da O
una historia más general, más amplia, en lo que hace al siglo xx, Creo que también queda claro en lo te-
Escojo este período —el comprendido entre los decenios de 1880 Terente a los siglos XIX y XVIIL
| y 1920— potque es punto de referencia del resurgimiento del inte- Dejemos ya el asunto de «algunos problemas de la periodiza-
rés por la cultura popular, Sin el menor propósito de difamar la im. ción»,
portante labor histórica que sc ha hecho y que sigue por hacer en
relación con períodos anteriores, creo de veras que muchas de las A continuación quisiera decir algo sobre el adjetivoc%
cápopulary
dificultades reales (así teóricas como emplricas) no las afrontaremos Este término puede tener vañios significados difereñtes; NO todos O DI
hasta que empecemos a examinar atentamente la cultura popular en ellos son útiles, Tomemos elsignificado más racional: las cosas que ? |” A
un perlodo que empleza a parecerse al nuestro, que plantea el mis- se califican de populares porque masas de tsonas las escuchan, las”
mo tipo de problemas de interpretación que el nuestro y al que infor- Compran, las leen, las consumen y parecen disfrutarlas al mimo.
| ma nuestro proplo sentido de las cuestiones contemporáneas. Me Ema EsTe definición ade mercado». comercial del ésas $5 Es
] inspira recelo cl tipo de interés por la «cultura popular» que se de- El clón que pone malos a los socialistas. Se la asocia acertada- j
tiene súbita e inesperadamente más o menos en el mismo punto que “mente-con la manipulación y el envilecimiento de la cultura del pue-
l la decadencia del cartismo. No es casualidad que seamos muy pocos blo, En un sentido, es lo contrario a la forma en que he utilizado
Jos que trabajamos en la cultura popular del decenio de 1930. Sos- la palabra antes, No obstante, tengo dos resetvas quenme impiden
pecho que hay algo especialmente embarazoso, sobre todo para los pides completo de este significado, por insatisfactorio que
socialistas, en el hecho de que no apareciese una cultura obrera madu-
ra, radical y militante en los años treinta cuando —si quieren que
les diga la verdad-— la mayoría de nosotros hubiera esperado que
apareciese. Desde el punto de vista de una cultura popular pura- oral entonces se desprende que entre el público
mente «heroica» o «autónoma», el decenio de 1930 es un período que consume tales productos hay un número considerable de pu
muy estéril, Esta esterilidad —al igual que la riqueza y la diversidad ros. Ahora bien,si relaciones
inesperadas de antes— no puede explicarse solamente desde dentro ticipación en. esta clase de «cultura» suministrada omercialrente, 23
de la cultura popular. son puramente manipulatoras y envilecidas, entonces las A
Ahora hemos de empezar a hablar no sólo de discontinuidades que tas consumen y disfru vilecidas
debiera muy scría, una profunda <stas actividades o viven en un estado permanente de «falsa pr id
1
como Estas definiciones no tienen la facultad de ocupar nuestra mente; no
O fuerza PuUñámente Piiva es una funcionan en nosotros como
perspectiva profundamente no so: si fuéramos pantallas en blanco. Pero sí
ciaJist ocupan y adaptan las co, iccj interjores del sentimiento y la
segundo lugar, a despejan un espa-
sin ában onar la inevj € y necesaria atención al aspecto manipula- clo de reconocimiento en aquellas personas que responadan ellas.
dor de una gran e de la cultura popular comercial? Hay varias La dominación cultural surte efectos reales, aunque éstos no sean
acerio, adoptadas por los criticos radicales “y Tos 0 vos; yeramos que estas fuerzas Lo:
teónicos de la cultura popular, estrategias que a mi puestas no tienen influencia alguna, ello equivaldría a decir que la
modo de ver, son
symamente dudosas. Una consiste en contraponer cultura del pueblo puede existir como enclave independiente, fuera
a esta cultura
otra cultura «alternativa», la autén E de la distribución del poder cultural y las relaciones de fuerza cultu- ,
Ue
Hit_que la clase obrera «real» (signifique esto lo sal. Yo no creo que sca así, Antes bien, pienso que hay una lucha":
que
se_deja engañar por los sucedáneos comerciales, Ésta signifique) no continua y necesariamente irregular y desigual, por part
es una alterna- de laecul.
tiva heroica, pero no muy convincente, sicamente, lo que tiene túra dominante, cuyo propósito es desorganizar y reorganizar cons-
de malo es que descuida las relaciones absolutament tantemente la cultura popular; encerrar y confinar sus definiciones
e esenciales del
poder cultural —de dominación y subordinación—, y jormas dentro de una gama más completa de formas dominantes. Ñ
que es un ras- Y
go intrínseco de las relaciones culturales. Quiero afirmar Hay puntos de resistencia, hay también momentos de inhibición. 16)
que, por el (P)
contrario,no hay ninguna «cultura popular» autónoma, Éste ta útates
auténtica y aléctica de Ja lucha cultural En nuestro tiempo esta |
.
comple ta_
estéque
fuera del campo de fuerza de las telacionerds a se libra continuamente, en las complejas Tíncas de resistencia 5
cul dominación. En do lugar, subestima en pran
-) S
qÓz e —
ida el poder de la implantación cultural, Esta es una
ción delicada, pues en el momento mismo de hacerla obsemva.
uno se expone elimitivas, pero donde siempre hay posk-
a que le acusen de suscribir la tesis de la incorporació ciones estratégicas que se conquistan y se pierden,
n cultural.“El B
tudio de la cultura j entre estos dos Esta primera definición, pues, no es uni para nuestros propó-
polos del todo inaceptables: «autonomía» pura o sitos; pero podría obligarnos a pensar más profundamente en la
encapsulamiento
total. complejidad de das relaciones culturales, en la realidad del poder
En realidad, no creo que sea necesario ni correct cultural y en la naturaleza de la implantación cultural. Si las for-
o suscrib
ir una
u otra de estas alternativas, Como quiera que no mas de cultura popular comercial que nos proporcionan no son pu-
son culturalmente
tontas, las personas corrientes son perfectamente ramente manipulatorias, entonces es porque, junto con los atracti-
de reco- capaces ¡>
nocer la manera en que las realidades de la vida de vos falsos, los escorzos, la trivialización y los cortocircuitos, bay
la clase obrera *
se reorganizan,recongtruyen'y reconfiguran segúa la forma "también elementos de reconocimiento e identibcación, algo que se
se representen (esto es, re-presenten) en, ponga
en que ed
mos por caso, la
y 2.H
Omoinia <MEA= Luz 0 UR Y WM 4
rmuns de Ut osrema (IPeL)
t
Won = Uta A Us hOLA yiruao GUN o PRPauOL-
Us UP eE Ut
y
y
102 HISTORIA POPULAR Y TEORÍA SOCIALISTA DESCONSTRUCCIÓN DE «LO POPULAR» 103 1
mos a pensat en las formas culturales como com o €s; O esta oposición la que constantemente estructura -el dominio de la
bienlen totalmente
totalmente corrompidas oy totalmente
totalmente auténticas,
auténticas Cuando por cultura en la «popular» y la «no popular». Pero no puedes cons-
el contrario, son profundamente E se aprovechan de truir estas oposiciones de una manera puramente descriptiva. Por-
gue, de período en período, cambia el contenido de cada categoría.
de lo «populat», El lenguaje del Dar Mirror no es ni puro invento Las formas populares mejoran en valor cultural, ascienden por la
deE eneolenguajes orwelliano por parte de Fleet Street, ni es el Jen- escalera cultural, y se encuentran en el lado opuesto. Otras cosas
guaje que hablan realmente sus lectores de la clase obrera, Es una dejan de tener un elevado valor cultural y lo popular se apropia
especie complejísima de ventriloguia lingúística en la que cl brutalis. de ellas, que sufren una transformación durante el proceso. El prin-
mo envilecido del periodismo popular se combina y enreda hábilmen- cipio estruciurador no consiste en el contenido de cada categoría,
te con algunos clementos de la franqueza y la vívida particularidad tontenido que, insisto, sofreatreracionesde Un período a otro. Más
del lenguaje de la clase obrera. No puede componérselas sin conser- bie
tasreleciones-que-sostienem
consiste en Tas toerzas y la distin-
var algún elemento de, mus raíces en tna Lengua vemácula real, en ctón,
aproxtmadamente;
la dilerencia: enredo que, en un momento
alo popular», No iría muy lejos a menos que fuese capaz de reconfi- dado, cuenta como attividad cultural o forma de ¿lite y lo que no
.gurar elementos populares y convertirlos en una especia de popu- cuenta como tal, Estas categorías permanecen, aunque los inventa-
lismo demótico enlatado y neutralizado. tios cambien. Lo que es más, se necesita toda una serie de instj-
ma Con la segunda definición de apopular» fácil vi € tuciones y O ooterperesorenereedrami de ellas
O, trata de Ta definición descriptiva, La cultura popular son todas aque- ypara señalar continuamente la diferencia entre ellas. La escuela y
E 2ada A el sistema de educación constituyen una de tales instituciones, dis-
definición «antropol8gica» del término: la cultura, la movilidad, las tinguiendo la parte valorada de la cultura, el patrimonio cultural, .
costumbres y las tradiciones del «pueblo». Lo que define «su estilo. la historia que debe transmitirse, de Ja parte «sin valor». El apa- "E
distintivo de vivir». Con es
esta definición también tengo dos dificul- rato literario y erudito es otra y distingue ciertas clases de conoci- '
tades. miento valorado de otras. Lo importante mero in-
A primera es que sospecho de ella precisamente por ser dema- ventario descriptivo —que puede surtit el efecto negativo de con-
pa.
— sindo CESGIpUVE- Y digo esto por us desit algo peor. ER realidad, gear la cultura popular en algún molde descriptivo inremporzi=-,
se basa en un inventario en infinita expansión. Virtualmente cual- Jason ln alclanasde pade cosita l
gufer cosa que «el pueblo» haya hecho alguna vez tiene cabida en y div ltura cn sus categorías preferidas y 2%
la lista, Criar palomas y coleccionar sellos, sombras chinescas en la residuales.
pared y poner _ghomos de yeso en el jardín. El problema estriba en sÍ que me quedo con una t ición d un- |
cómo disti quees bastante insegura. En un ado, esta ción con- A
templa aquellas formasy actiy estén en las con-
Da N k
desctiptiva, de lo que no es la cultura popular.
lo a segunda dificultad €s más importante y está relacionada diciones sociales y materieles de
con una observación que hice antes. Sencillamente no podemos re-
A
coger en una sola categoría todas las cosas que hace «cl pueblo»,
sin observar que la verdadera distinción analitica nosutgede 14
2) e
sino de
Eptaa—— e ss Sut Salegoria Jncne desata y seiivicades—,
la oposición clave: el pueblo/no del pueblo. Es decir, e
cultura popular son las relaciones que definen a e
lan» en tensión Í
«cultura popu-.
nismo con la
pfincipio estructurador dele ««lo pogulare en este sentido son Tas ten- o concepto de la cultura
sióñes y las oposiciones entre lo que pertenece al dominio central dominio de las formas
ide la cultura de élite o dominante y la cultura de la «periferia». Es
25 E
)
104 HISTORIA POPULAR Y TEORÍA SOCIALISTA
DESCONSTRUCCIÓN DB «LO POPULAR» 105
te. Luego examina las relaciones que de modo constante
estructuran mismo Jenguaje. Á resultas de ello, acentos de orientación distinta
te campo en formaciones dominantes y subordinadas. Examin
a el se cruzan co cada signo ideológico. El signo se convierte en ruedo
Pzoceso mediante el cual se articulan estas relaciones de
Jominación de la lucha de clases ... En general, es gracias a este cruzamiento
su nación. Las trata como proceso: el proceso por medio de acentos que un signo mantiene su vitalidad, su dinamismo y su
a cual alfunas cosas se prefieren activamente con el fin capacidad para seguir desarrollándose. Un signo que hayamos reti-
de poder
destronar otras. Tiene en su centro las cambiantes y desigua rado de la presión de le lucha social —que atraviese, por decislo así,
les re-
laciones de fuerza que definen el campo de la cultura; esto los límites de la lucha social— inevitablemente pierde fuerza, de-
es, la
cuestión de la lucha cultural y sus múltiples formas._Sn genera en una alegoría y se convierte en el objeto 10 de viva inteli-
foco prin:
cipal de atención Í € cultura y cuestiones gibilidad social, sino de comprensión filosófica ... La clase gober-
d hcge- nante se esfuerza pot impartir un carácter eterno, supraclasista,al
monía, ó SS signo ideológico, para extingúir o empujar hacia adentro fa lucha
la cuestión de la « entre los juicios de valor social que se libra en su intetior, para
j j e quitarle el acento. En realidad, cada signo ideológico viva tiene
rapopular. De hecho, reconoce que casi todas las formas
culturales dos caras, al igual que Jano. Cualquiera de las palabrotas en uso
serán contradictorias en este sentido, compuestas por elementos
tagónic
an: puede transformarse en palabra de elogio, cualquiera de las verda:
os € Inestal signiiicado de una forma cultural y su lu- des en uso inevitablemente parecerá la mayor de las mentiras a mu-
gar o posición en el campo cultural 10 se inscribe dentro chas personas, Esta cualidad interna de dialecticidad que posee el
de su
formo. Ni su posición es siempre la misma. El simbolo signo sale plenamente al exterior sólo en épocas de crisis social o
o consigna
radical de este año quedará neutralizado dentro de la moda cambio revolucionario.
del año
próximo; al cabo de otro año, será objeto de una profun
da nostal-
gía cultural. El rebelde que boy canta canciones tradici
onales apa-
recerá mañana en la portada del suplemento en color
de The Ob-
server, El significado de un símbolo cultural la da en parte el cam- iams servicio al bosquejar
sociEm al€l que se Je incorpore las prácricas con las que 56 algunos de estos procesos, con su distinción entee momentos emer-
AEricu se le hace resonar. que importa «o son los objetos gentes, residuales e incorporados. Necesitamos amplar y desarrollár |,
É trínsecos o fijados históricamente de Ti az ura, sino el estado de ete esquema rudimentario. Lú importante cs examinarlo dinámica-
z. Y
juego entes Tehiones a mente: como proceso histórico. Las fuerzas emergentes reaparecen
bajo disfraces históricos antiguos; las fuerzas emergentes, señalan
do hacia el futuro, pierden su poder anticipatorio y quedan redu-
L j OS inventatios fijos nos traicionarán. ¿Es la novela cidas a mirar hacia atrás; Jas rupturas culturales de hoy pueden
un forma «burguesa»? La respuesta sólo puede
ser históricamente recuperarse para apoyar el sistema de valores y significados que do-
provisional: ¿cuándo? ¿qué novelas? ¿para quién? mine mañana. La lucha continúa; pero casi nunca se libra en el
¿en qué condi-
ciones? mismo lugar, en torno al mismo significado o valor
Lo que Volosinov, el gran teórico marxista del ece que el proceso cultural —el poder cultural— en nuestra so-
lenguaje, dijo
una vez sobre el signo -—el elemento clave de todas ciedad depende, en primera instancia, de este trazar la línea divi-
las prácticas
significantes— puede aplicarse a las formas culturales: soria, siempre, en cada período, en un lugar distinto, entre lo due
E
y lo que no se debe incorporar a «la gran tradición». Las
La clase no colnride con la comunidad signo, esto es, instituciones docentes y culturales, Junto con las muchas cosas por
con ... la
os totalidad de los que usan lás mismas series de signos
para la comu-
“== + micación ideológica, Así, varias clases diferentes 1. A. Volosinov, Merxism end the philosophy of language, Nueva York,
usarán un único y
1977.
AZ
A
)
e
106 . HISTORIA POPULAR Y TEORÍA SOCIALISTA O DT «LO POPULAR» * 101
sivivas que llevan a ca Esto es el terreno de la cultura nzcional-popular y la tradición como
esta frontera. ampo de batalla, op
to debería hacernos pensar otra vez en ese término espinoso Esto hos pone sobre aviso contra los enfoques encerrados en sí .
que "sé emplea en la cultura popular: gfradición»y La tradición es mismos de la culmra popular, enfoques que, valorando la «atrádic" :
un elemento vital de la cultura: pero tiene pozo que ver con la ción» por ella misma, y tratándola de una manera ahistórica, ana '
mera persistencia de formas antiguas, Tiene mucho más que ver con lizan Jas formas de la cultura popular como si llevaran en su interior
la Torma en que se han vinculado o articulado los elementos Ti8T" desde su momento de origen, algún significado o valor fijo «e inva:
otros. Estas combinacione; en una cultura nactonal: popular no iable. La relación entre posición histórica y valor estético es una
tienen una posición fija o inseríts y, ciertamente, ningún significado cuestión importante y difícil en lí cultura popular, Pero el intento
al que arrastre, por decirlo así, la corriente de la tradición históri- de crear una estética popular universal, fundamentada en el momen:
ca, sin sufrir ningún cambio. No sólo puede modificarse- la combi- to de origen de formas y prácticas culturales, es, casí con seguridad,
nación de los elementos de liTatrádición», de ta] mancra gue se profundamente equivocada. ¿Qué podría ser más ecléctico y for-
artículen con prácticas yposiciones diferentes y adquieran un signi- tuito que esa colección de símbolos muertos y chucherías, extraídos
bicado y una pertinencia_ nuevos, También es frecuente que la tucha del baúl de los disfraces del pasado, con que muchos jóvenes de
cultural se manifieste de la forma més aguda justamente cn el punto ahora han optado por adornmarse? Estos símbolos y chucherfas son
onde se encuentran, s ici isti 1a- profundamente ambiguos. Con ellos podrían evocarse mil causas cul-
tan_de despegar una lorma cultural de su implantación en una tra- turales perdidas. De vez en cuando, entre las demás chucherías, ha-
dición y de darle una nueva resonancia o acento cultural, Las tra: llamos ese signo que, más que cualquier otro, debería quedar fijo
diciones no son hijas para siempre: ciertamente no lo son en ninguna —solidificado— en su significado y connotación cultutal para sierm-
posición universal en relación con una sola clase. Las culturas, con- pre: la esvástica. Y, pese a ello, ahí cuelga, parcial —pero no total.
ecbidas no como «formas de vida» separadas, sino como «formas mente— separada de su profunda referencia cultural en la historia
de lucha», se cruzan constantemente: las luchas culturales pertinen- del siglo xx. ¿Qué significa? ¿Qué está significando? Su significa-
tes surgen en los puntos de cruzamiento. Recuérdese cómo en el ción es rica y muy ambigua: ciertamente inestable, Este signo ate-
siglo xvit1 cierto lenguaje de legalidad, de constitucionalismo y de rrador puede delimitar varios significados, pero no lleva ninguna
«derechos» se transforma en campo de batalla, en el punto de cru- garantía de un solo significado dentro de sí mismo, Las calles están
zamiento entre dos tradiciones divergentes: entre la «tradición» de llenas de chiquillos que no son afascistaso por el hecho de llevar
amajestad y terror» aristocráticos y las tradiciones de la justicia una envástica en una cadena. Por otro lado, podrían serlo... Lo que
popular, Canes dando una respuesta tentativa a su propia pre- signifique este signo dependerá en última instancia, en la “polfilca
gunta sobre dómo surge una nueva «voluntad colectiva» y cómo se a cultura juvenil, m el simbolismo cultural intrínseco del
transforma una cultura nacional-popular, comentó lo siguiente:
caso, el National Front y la Aniú-Nazi League, entre White Rock
Lo Que importa es la crítica a que someten semejante complejo y el Two Tone Sound. E
ideológico los primeros representantes de la nueva fase histórica. No sólo no"ha arantía intrín: j Y
Esta crítica hace posible un proceso de diferenciación y cambio en Itural_ mismo. T
el peso relativo que posetan los elementos de antiguas ideologías.
tuvo vinculada a una lucha pertinente
Lo que antes era secundario y subordinado, incluso incidental, ahorá
se considera primario, pasa a ser el núcleo de un nuevo complejo de una clase: de mudo que cada vez que lo saquemos a tomar el,
ideológico y teórico. La antigua voluntad colectiva se deshace en are «hablará el I |lenguaje del socialismo». Sí las expresiones cultura;
sus elementos contradictorios dado que los elementos subordinados ' les, expresan socialismo, es porque se las ha vinculado como las,
se desarrollan socialmente. prácticas, las formas y la organización de una lucha viva que ha!
A
ponde y lo que no corresponde— es, por definición, no otra clase cha; ruedo del consentitmj í j en e el
nl
«entera», sino esa otra alianza de clases, estratos y fuerzas sociales ¿ltio donde la dpscispís surge y se alianza. No es una esfera donde
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que constituye lo que no es «el pueblo» y tampoco las «clases po- el socialismo, una cultura socialista —ya del todo formada— pu”
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pulares»; la cultura del bloque de poder, diera ser sencillamente «expresada». Pero es uno de los lugares
. El
pueblo contra el bloque de poder: ésta, en vez de la «clase donde podia constituirse el socialismo. Por esto tiene importancia
contra clase», es linea
la central de contradicción alrededor de ÍA” la «cultura popular». De otra manera, si he de decirles la verdad, la
Xx cual se polariza el terreno de la cultura. La cultura popular, espe-
pr
cultura popular me importa un pito.
cialmente, está organizada cn torno a la Contradicción: las fuerzas
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Y populares conua el bloqueo de poder, Esto da al terreno de la lu-
* cha cultural su propio tipo de especificidad, Pero el término apo-
- pular», y aún más, el tema colectivo al que debe referirse —48h-
aro ES
. pueblo»— es sumamente problemático. Lo hace problemático, pon—
á: gamos por casó,la habilidad de la señora Thatcher para pronunciar
¡¿nma “frase como «Tenemos que limitar el poder de los sindicatos
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