Poblacion
Poblacion
Poblacion
Desde el punto de vista cultural, América se puede desglosar en dos grandes territorios. Por un lado, América
Anglosajona conformada por los países que antes de su constitución fueron territorios colonizados por Inglaterra, por
otro lado, América Latina, integrada por los países que antes de su inde pendencia fueron colonias de España,
Portugal o Francia.
En la mayor parte del continente, entre los siglos xv y xvi, las coronas europeas impusieron un orden tanto desde el
punto de vista económico como político, militar, religiosa y artístico. Durante la etapa de conformación de los Esta
dos nacionales, la inmigración tuvo un valor positivo ya que, según las elites, permitiría poblar los territorios,
conformar las identidades nacionales e insertar a los países en el mercado mundial. Durante esos siglos, en América
se impuso la cosmovisión de los colonizadores, pero se mezcló con la de los pueblos indígenas y la de los esclavos, lo
que dio lugar a culturas muy diversas. La diversidad se amplió con los aportes de las migraciones masivas de los siglos
xix y xx.
Si bien en la actualidad las sociedades de todo el mundo participan de la cultura global, estas dos Américas tienen en
común la diversidad de culturas, observable en distintas experiencias de sincretismo cultural. Por ejemplo, ideas
religiosas que combinan elementos del catolicismo traído de Europa y de las creencias de los pueblos originarios o de
los pueblos africanos que trajeron los esclavos. Algunos casos son la veneración de la Pachamama y de la virgen de la
Candelaria en los territorios coincidentes con el dominio inca, o de la virgen de Guadalupe y el culto a los muertos en
México. De la cultura afroamericana proviene una amplia gama de religiones, como la santería (en Cuba y
Venezuela), el vudú (en Haiti), el candomblé, el batuque y el xangó (en el Brasil) y la umbanda (en el Brasil, la
Argentina y el Uruguay). Una de las deidades más veneradas del Brasil es lemanjá, diosa asociada a la creación, al
agua y a la maternidad y figura análoga de la Virgen María.
Por otro lado, existen fluidas relaciones entre las poblaciones de ambas regiones. En las últimas décadas se multiplica
ron los flujos migratorios desde los países de América Latina hacia América Anglosajona, lo que genera nuevos
intercambios culturales, pero también nuevas problemáticas. Además, cada región presenta diferencias demográficas
y de condiciones de vida, incluso en el interior de los países, producto de los procesos históricos y geográficos que les
dieron forma.
El poblamiento de América.
El poblamiento de América es uno de los acontecimientos que más debates ha provocado entre los investigadores
dedicados al tema. Hasta hace unos años, la teoría con mayor aceptación era la del poblamiento tardío, que se
apoyaba en los hallazgos realizados en la década de 1930 cerca de la localidad de Clovis, en el sudoeste de los
Estados Unidos. Las herramientas y los restos de animales registrados, datados entre 11.000 y 13.000 años AP,
permitieron postular un ori gen común de los americanos. Según esta teoría, los primeros pobladores llegaron a
América procedentes del continente asiático hace unos 15.000 años, durante la última glaciación. Las bajas
temperaturas medias en la Tierra provocaron el congelamiento de grandes masas de agua y el descenso del nivel de
los océanos y los mares. Así, algunas zonas de la superficie terrestre que hasta entonces habían estado sumergidas
quedaron al descubierto. Eso fue lo que ocurrió en el área del estrecho de Bering, que separa los extremos noroeste
de América y noreste de Asia, donde se formó un puente terrestre que conectaba ambos continentes. Por él
ingresaron bandas de cazadores y recolectores asiáticos que perseguían a sus presas Mucho tiempo después, cuando
las temperaturas en el planeta aumentaron y gran parte de los hielos se derritieron, el nivel de las aguas volvió a
subir y el puente quedó nuevamente sumergido. Desde allí, los grupos de cazadores se fueron expandiendo hacia el
interior del continente Algunos de los hallazgos arqueológicos más recientes dieron lugar a la formulación de nuevas
teorías, tanto acerca de la procedencia de los primeros pobladores como del momento en que llegaron, Una de esas
hipótesis postula un poblamiento temprano. Esta teoría se apoya en los hallazgos registrados en yacimientos
arqueológicos ubicados en diferentes puntos de América del Sur, en especial Pedra Furada (en el noreste del Brasil) y
Monte Verde (en el sur de Chile). En el primero se registró evidencia humana de 32.000 años AP, y en el segundo, de
entre 14.000 y 18.000 AÑOS AP, es decir, anterior a la registrada en Clovis. Aportes aún más recientes ampliaron la
complejidad del tema. Por un lado, se registraron en el Uruguay fósiles de animales con marcas de herramientas
humanas datados en 30.000 años AP. Por otro lado, los sitios argentinos Piedra Museo (Santa Cruz) y Cacao 1A
(Catamarca) presentan evidencia de 11.000 y 40.000 años Ap, respectivamente.
En cuanto a la procedencia de los primeros pobladores, algunos científicos postulan que llegaron desde Oceanía
navegando a través del Pacífico, y otros, que arribaron desde el sudoeste de Europa mediante el Atlántico.
Hacia fines del siglo xv, con la llegada de Cristóbal Colón a las islas del Caribe, comenzó el proceso de conquista del
territorio y de colonización de los pueblos que habitaban el continente americano La mayoría de los historiadores
coinciden en que en el momento de la conquista vivían en América unos 100 millones de personas y, apenas un siglo
después, la población se había reducido a menos de 15 millones, lo que representa la desaparición de casi el 80% de
la población total del continente. Las causas de ese fenómeno se encuentran en las condiciones de trabajo a las que
fueron sometidos los pueblos originarios, en los asesinatos cometidos por los conquistadores y, también, en la
difusión de enfermedades desconocidas, como la viruela, que provocó la muerte de millones de personas
Por otro lado, la colonización implicó la llegada al continente de continentes de población que provenían tanto de
Europa como de África En este último caso, se trataba de personas que eran traídas por la fuerza para trabajar bajo
esclavitud
La corona española conquistó la mayor parte del continente americano. En América del Norte, el Virreinato de Nueva
España administró durante trescientos años el territorio que coincide con los actuales esta- dos de la Florida
(descubierta por Juan Ponce de León, en 1513), Luisiana, California, Colorado, Nevada, Utah, Nuevo México, Arizona,
Texas, Dakota del Norte y del Sur, Montana y Oklahoma. Asimismo, España controló el territorio continental de
América Central y numerosas islas del Caribe, y la mayor parte de América del Sur, donde también Portugal organizó
su colonia en el territorio que ahora es el Brasil.
A partir del siglo XVI, Gran Bretaña, Holanda y Francia impulsaron a colonización tanto de los territorios actuales de
Canadá y de los Estados Unidos (desde la costa atlántica hacia el oeste) como de gran parte de los territorios
insulares del Caribe
La colonización francesa en América del Norte tuvo, en sus inicios, un carácter religioso, ya que los primeros
asentamientos cobijaron a los perseguidos y exiliados de las Guerras de religión de Francia que huyeron hacia
América del Norte en 1998. Los colonos franceses que poblaron Canadá provenían principalmente de las antiguas
provincias de Francia, como Bretaña, NormandÍa, Poitou y la Isla de Francia.
A comienzos del siglo xvii, el geógrafo, cartógrafo y navegante francés Samuel de Champlain (1574-1635) llegó a las
costas de la actual Canadá y exploró la desembocadura del río San Lorenzo. En 1605, estableció la primera colonia en
nombre de Francia y la bautizó Acadia; en 1608 fundó la primera ciudad francesa en América, Quebec, y así inició la
colonización francesa en estas tierras, a las que llamó Nueva Francia. A partir de entonces, se sumaron las
fundaciones de las ciudades de Trois-Rivières, en 1634 de Montreal, en 1642, y de Detroit, en 1701.
El asentamiento de los franceses en Canadá estuvo modelado bajo las prerrogativas del comercio de pieles. Los
cazadores y los comerciantes fueron la espina dorsal del sistema de colonización y comercio, ya que progresivamente
se adentraban en los territorios en busca de nuevos lugares para cazar y luego comerciar. La rivalidad arate Gran
Bretaña y Francia mantuvo siempre al comercio como objeto de litigio.
Una característica de la demografía de América es que la población tiene una distribución desigual en el territorio En
América Anglosajona, los Estados Unidos de América poseen cerca de 320 millones de habitantes. Canadá, algo más
de 37 millones de habitantes.
En América Latina y el Caribe habitan alrededor de 646 millones de personas. El país más poblado de esta región es
el Brasil, que tiene más de 211 millones de habitantes, seguido por México con aproximadamente 130 millones, y por
Colombia, que tiene casi 50 millones de habitantes. En el cuarto lugar se ubica la Argentina, con más de millones de
habitantes.
En la región del Caribe se encuentran los países menos poblados, es decir, con menos de 100 mil habitantes, como
Anguila, Islas Vírgenes Británicas, Dominica, San Cristóbal y Nieves Montserrat. En estos países, el ritmo de
crecimiento demográfico está en continuo aumento.
Según las proyecciones que publicó en 2017 la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal,
organismo que depende de la Organización de las Naciones Unidas), la población latinoamericana ascenderá a casi
826 millones de habitantes en el año 2050, lo que significa que casi duplicará el número de habitantes constatado en
el año 2000.
Casi el 50,5% de los habitantes latinoamericanos son mujeres y el 49.5%, varones. Según la composición por edad de
la población de esta región, aproximadamente el 25% tiene entre o y 14 años, el 67% entre 15 y 64 años y el restante
8% 165 años y más. En 1960, la población de entre o y 14 años de edad conformaba el 42% del total demográfico de
América Latina y el Caribe, por lo que se observa una reducción muy notoria de este grupo en el último medio siglo.
América Latina y el Caribe posee casi el mismo porcentaje de niños de entre o y 14 años que el promedio mundial,
que ronda el 26% La población del extremo etario opuesto, es decir, aquellos que tienen 65 años y más, ha crecido en
porcentajes del 496 al 89% entre 1960 y 2016, sin embargo, y a pesar de que crecen al mismo ntmo que el promedio
mundial, en estos países, la proporción de ancianos respecto de la población total está muy lejos de la proporción
que tienen las áreas más desarrolladas, como los países de la Unión Europea (19%) y América del Norte (solo los
Estados Unidos y Canadá: 15%) Por último, el 81% de la población latinoamericana se distribuye en áreas urbanas y
el 19%, en áreas rurales
En cuanto a la distribución de la población, alrededor del 80% de los americanos viven en ciudades. Se trata de un
porcentaje elevado, similar al registrado en Europa y mucho mayor que los valores de Asia y África, que son cercanos
al 40%. Por otra parte, la diferencia entre América Latina (80%) y América Anglosajona (82%) no es muy significativa
En general, la mayor parte de la población se concentra en las costas, donde se encuentran las grandes ciudades.
Si bien en la década de 1970 la cantidad de población de América Latina y Anglosajona era similar, en las décadas
siguientes se registró un crecimiento poblacional notable en América Latina, mientras que en la otra región el
aumento fue mucho menor. En la actualidad, la diferencia es de casi el doble.
Entre las similitudes poblacionales, podemos identificar la importancia de los flujos migratorios. Tanto en América
Latina como en América Anglosajona, las poblaciones son muy cosmopolitas
Una de las diferencias poblacionales entre las subregiones americanas se vincula con los rasgos culturales. Mientras
que en América Anglosajona predomina el idioma inglés y la religión protestante, en América Latina se observa el
predominio del español y de la religión católica, ambos casos vinculados a sus pasados coloniales. Por otro lado, la
presencia de comunidades indígenas es mucho más notoria en las sociedades "latinas", e incluso existen costumbres
muy arraigadas que se mantienen vigentes, como, por ejemplo, la celebración de la Pachamama (Madre Tierra, un
ritual muy antiguo de los pueblos precolombinos de origen andino).
Sin embargo, las diferencias más notables entre las regiones se vinculan con las condiciones de vida de la población.
Tanto la esperanza de vida como la pobreza, la indigencia y la desigualdad presentan indicadores mucho más
preocupantes en América Latina. Esto se vincula, entre otras cosas, con las estructuras productivas de estos países
(una mayoría de población empleada en el sector primario de la economía) y con las condiciones de trabajo (niveles
salariales menores, precarización y flexibilización laboral).
Las migraciones han tenido un peso fundamental en el poblamiento de América y en la configuración de los países
del continente tal como los conocemos en la actualidad
A partir de los siglos xv y xvi, cuando las coronas europeas llevaron adelante sus empresas de colonización en
América, millones de personas provenientes de España, Portugal, Inglaterra y Francia comenzaron a migrar hacia este
continente. La economía colonial hizo que millones de africanos llegaran a vivir a América a causa del comercio de
esclavos.
Por su pasado en común, las sociedades actuales de los países América nos comparten varias características, por
ejemplo, en la mayor parte de los países, el idioma oficial es heredado de la potencia colonizadora, como el español
en la mayoría de los países de América Latina, o el inglés en los Estados Unidos y en varios países del Caribe.
La colonización en los Estados Unidos se dio en el sentido este-oeste. es decir, los primeros colonizadores llegaron a
la costa este y, con el tiempo, se fueron expandiendo hacia el oeste. Los colonos, llamados padres peregrinos o
puritanos, arribaron desde Inglaterra en 1620 en un barco llamado Mayflower y se instalaron en la costa de
Massachusetts, donde formaron la primera colonia, Plymouth, a la que luego le seguiría la fundación de doce
colonias más.
Las tierras fértiles del centro de los Estados Unidos fueron arrebatadas a los pueblos originarios (los anasazis, los
indios de las llanuras y de los bosques, los esquimales o inuits, los iroqueses, entre otros) Luego, para estimular un
rápido crecimiento demográfico, se promovió la colonización por poblamiento, es decir que se ofrecían tierras del
interior a los colonos inmigrantes que quisieran asentarse.
Posteriormente, también se incentivó la compra de territorios a otros países. Por ejemplo, la compra de Luisiana a
Napoleón Bonaparte, en 1803. y de los territorios del sudoeste a México, en 1848, significó la expansión
estadounidense hacia el oeste, hasta llegar a su actual configuración territorial. Asimismo, Alaska fue propiedad rusa
hasta 1967, cuando la entonces, Unión Soviética le vendió ese territorio a los Estados Unidos por 12,2 millones de
dólares, una suma muy baja en relación con las riquezas que luego se descubrieron.
Los países de América Anglosajona tienen muchos rasgos en común Desde el punto de vista económico, son dos de
los países más ricos y poderosos del planeta. Sin embargo, también registran marcadas diferencias, entre ellas, la
manera en que organizaron su territorio, sus formas de gobierno y las lenguas habladas por su población.
América Anglosajona tiene una gran diversidad lingüística. En los Estados Unidos, el inglés es la lengua oficial en 28
estados y es el idioma más hablado, seguido por el español, el francés y el hawaiano, que son re conocidos
oficialmente en varios estados. Por su parte, Canadá reconoce el inglés y el francés como sus dos idiomas oficiales
Esta combinación de pueblos, idiomas y culturas constituye un rasgo característico de la región.
La inmigración europea hacia América comenzó desde fines del siglo xv la llegada de los españoles y los portugueses.
La fundación de ciudades. construcción de caminos y las actividades productivas vinculadas la explotación minera y
agrícola atrajeron a una numerosa cantidad de europeos que migraron a este continente. No obstante, las oleadas
inmigratorias masivas recién se desarrollaron a partir de mediados del siglo xix y hasta mediados del siglo xx Las crisis
de hambrunas, las enfermedades y las guerras que se vivían en Europa, sumadas a las oportunidades de mejora
social y económica que ofrecían los países de América fueron las causas principales de esos desplazamientos.
Durante las primeras décadas del siglo xix, la emigración europea, en su mayoría inglesa, se dirigió a América del
Norte, especialmente a los Estados Unidos, lo que contribuyó a consolidar el origen anglosajón de esta parte del
continente. A partir de la segunda mitad del siglo xix, los emigrantes franceses arribaron a Canadá, y los provenientes
de España, Portugal e Italia, a hacia América Latina.
Entre 1873 y 1890 se produjo en Europa una grave crisis económica conocida como la Gran Depresión o Depresión de
los Precios. Gran Bretaña fue uno de los países más afectados, ya que perdió la posición de liderazgo que tenía en
materia industrial. Durante la Gran Depresión, la enorme competencia entre las potencias europeas y los Estados
Unidos llevó a la baja de los precios de los bienes incluso a niveles inferiores que los de los costos de producción, y
eso produjo un altísimo desempleo y elevados niveles de pobreza. En busca de mejores alternativas de trabajo,
numerosas cantidades de personas abandonaron sus países de origen rumbo a América.
El primer gran aluvión inmigratorio se produjo en los años posteriores a la llamada Segunda Revolución Industrial,
después de la crisis de 1873. Los habitantes de las zonas rurales de los países afectados comenzaron a emigrar
debido a que los pequeños talleres rurales no podían competir con las grandes máquinas de las fábricas instaladas en
las ciudades. Al quedarse sin trabajo, la población rural se iba a las ciudades que ofrecían más oportunidades de
empleo en las fábricas, pero los puestos de trabajo no eran suficientes para todos. Por eso, muchos decidieron migrar
hacia América
Avanzado el siglo xx, se produjeron otras dos grandes oleadas inmigratorias como consecuencia de las guerras
mundiales que se iniciaron en 1914 y en 1939. La población abandonaba sus países para huir de la guerra y de las
persecuciones políticas, y cruzaba el océano Atlántico en busca de paz y de trabajo.
Durante todo el siglo xx, millones de personas emigraron desde Europa hacia América. Esas experiencias tuvieron un
impacto demográfico muy notorio en la población americana. En la Argentina, por ejemplo, en 1904 se registraron
125.567 ingresos de inmigrantes, dos años después ya eran más de 252.000 y en 1913 llegaron 302.047 inmigrantes.
En 1947, por ejemplo, la mitad de la población que vivía en la Ciudad de Buenos Aires era inmigrante, principalmente
italiana y española.
La inmigración africana
Durante el período colonial, los europeos trajeron entre 50 millones y 100 millones de africanos en condiciones
forzadas de esclavitud
Los primeros asentamientos de africanos en América Latina se establecieron en la región del Caribe y en el nordeste
del actual territorio del Brasil, donde la plantación fue la organización productiva predominante También en México,
Venezuela, las Guayanas, Colombia, Ecuador, el Perú y el Uruguay. En América Anglosajona, en el sur de los Estados
Unidos
En la actualidad, la mayoría de las personas que emigran de sus países en África lo hacen por motivos económicos,
para superar las condiciones de pobreza en las que viven o como refugiados políticos que huyen de dictaduras o de
guerras. En muchos casos, eligen los países de América Latina porque aquí las comunidades de afrodescendientes
mantienen el contacto con los países africanos desde donde llegaron sus antepasados y posibilitan, así, la integración
cultural y el apoyo económico a los nuevos migrantes. Aproximadamente el 30% de la población de América Latina es
afroamericana (unos 150 millones de personas). En países como Haití o la República Dominicana, la población
afroamericana es muy numerosa. En los Estados Unidos, representa casi el 15% de la población, es decir, más de so
millones de personas.
La inmigración asiática
En América Latina, hay registros de población china desde el año 1540 También se piensa que, en los siglos
posteriores, fueron cientos de miles los asiáticos que llegaron a casi todos los países de América Latina, en especial al
Perú y el Brasil.
Durante los siglos xix y xx, muchos asiáticos dejaron sus países para es- capar de la pobreza extrema o en busca de
mejoras laborales. Muchos emigraron de China y de Corea del Norte huyendo de los sistemas políticos que rigen en
esos países. Algunos de los países americanos que recibieron esas poblaciones fueron Cuba y los Estados Unidos. En
el caso del Perú y de Bolivia, la mayor parte de la inmigración asiática provino de Japón. En cambio, la migración de
origen asiático que arribó a la Argentina, Chile y el Brasil fue predominantemente siria y libanesa.
Cocina de fusión
La cocina peruana es una de las más reconocidas del mundo. Esto se debe a la fusión de la tradición culinaria de
origen inca con la española a partir de la conquista, la de los esclavos africanos y los sabores provenientes del Japón,
la China e Italia, desde el siglo xix. De esta manera, los aportes gastronómicos de los grupos migratorios en el país
conformaron una cultura culinaria completamente particular que aprovecha los recursos del lugar, como los pescados
y mariscos, así como también las frutas, las carnes y los condimentos. Algunos de los platos más emblemáticos son el
ceviche, el arroz chaufa (típico de la cocina chifa, como se denomina a la fusión de la gastronomía peruana y la china)
y la pachamanca.
La pachamanca es un plato de diversas carnes y papas, choclos y habas, que se cocina con piedras precalentadas. Su
nombre proviene del quechua, y su significado es "ola de tierra”.
En las últimas décadas, los flujos migratorios desde otras regiones del mundo hacia América han disminuido
notablemente. En cambio, los flujos que tomaron más relevancia son los que se desarrollan en el interior del
continente. En particular, las migraciones desde los países de América Latina hacia los Estados Unidos constituyen
uno de los flujos más importantes Se calcula que de los 325 millones de personas que viven en los Estados Unidos,
alrededor del 18%, es decir, 59 millones, son latinos. Se trata de un número que supera la población total de la
Argentina, Los intentos de grandes contingentes de población latina por entrar a ese país aumentan cada día. Desde
su asunción, el actual presidente estadounidense, Donald Trump, ha reforzado el control de la frontera que separa a
los Estados Unidos con México, fortaleciendo el muro divisorio que busca impedir el ingreso de personas por el sur.
Uno de los principales problemas que enfrentan los inmigrantes latinos en los Estados Unidos es que muchas veces
permanecen en el país en condición irregular. Esto se debe a que obtener una visa permanente es extremadamente
difícil, y no logran conseguir la documentación necesaria que exige el Estado para permitirles la residencia. De todos
modos, como las condiciones de vida en sus países de origen son muy malas, los migran- tes se exponen a esas
situaciones de irregularidad, tanto en el ingreso como en la permanencia, con el objetivo de mejorar su calidad de
vida y con la esperanza de progresar en el lugar de destino.
Por esta razón, en los Estados Unidos estas poblaciones tienden redes con otros migrantes que les facilitan la
búsqueda de vivienda y trabajo Con frecuencia, se forman barrios dentro de las grandes ciudades asocia dos a las
costumbres de determinados grupos poblacionales. Incluso es habitual encontrar carteles en español en las ciudades
estadounidenses.
Sin embargo, las condiciones de vida de los latinos en los Estados Unidos no siempre son las que anhelaban antes de
emprender el viaje. Además de las dificultades que implica la entrada al país, una vez dentro son perseguidos por la
policía migratoria y amenazados con ser deportados a sus países de origen. Por otro lado, muchas veces quienes los
emplean se aprovechan de su falta de documentos y les imponen condiciones de trabajo y de salario mucho peores
que a los ciudadanos estadounidenses
Un día sin mexicanos
Un día sin mexicanos (2004): un día los in- migrantes latinos del estado de California, en el suroeste de los Estados
Unidos, desaparecieron sin dejar rastros. Ni el gobernador ni los científicos logran explicar semejante enigma,
Rápidamente el caos se apodera de la ciudad, no hay quien realice los trabajos que habitualmente ocupan estas
personas: presentadores de televisión, músicos, trabajadores
Otro de los flujos migratorios que tomó mucha fuerza en las últimas décadas es el que se produce entre países de
América Latina. Según cálculos de la OEA, la migración intrarregional involucra a unos 4 millones de personas y crece
a un ritmo de 17% anual. Estos flujos parten desde los países más pobres de la región hacia los principales centros
económicos, sobre todo en la Argentina, Chile y el Brasil.
► Paraguayos, bolivianos y peruanos hacia la Argentina: la mayor parte de estos inmigrantes se concentra en la
región metropolitana de Buenos Aires y se ampara en los sencillos trámites de residencia. Las radicaciones legales
superan las 200 mil personas por año. Según un estudio de la Cepal, los bolivianos en la Argentina suelen trabajar en
verdulerías y en el sector textil, en pésimas condiciones de trabajo y, muchas veces, son estafados.
► Colombianos en Ecuador: sobre todo debido a los conflictos armados que aquejaron a Colombia en los últimos
años, gran cantidad de la población se vio obligada a irse del país.
► Peruanos en Chile: en este caso, los flujos migratorios se concentran sobre todo en las regiones fronterizas, Los
peruanos constituyen el colectivo migrante más numeroso de Chile.
► Centroamericanos hacia Costa Rica: en este país, cerca del 10% de la población es inmigrante. Los colectivos más
numerosos son de Nicaragua y, en segundo lugar, de Colombia.
► Latinoamericanos en México: México constituye uno de los países que más emigrantes genera, pero al mismo
tiempo se trata de uno de los que más inmigrantes recibe. Este fenómeno se liga con que México limita con los
Estados Unidos. De esta manera, miles de migrantes ingresan cada año con el objetivo de alcanzar el país del norte.
Los inmigrantes que llegan a México son principalmente guatemaltecos, hondureños y salvadoreños. En las
sociedades de destino, la vida de los migrantes suele ser muy dura. A las pésimas condiciones de vida y de trabajo se
suman los tratos desiguales por parte de las instituciones de educación, salud y seguridad.
La mayor parte de los 1.000 millones de habitantes del continente americano reside en áreas urbanas, debido a que
es en las ciudades donde se registra la mayor demanda de trabajo y donde se concentra la mayor oferta de servicios
educativos y de salud Estos tres factores explican la distribución desigual de la población en la región.
En América Anglosajona, cerca del 82% vive en áreas urbanas En-2017, se relevó que en América Latina y el Caribe
casi el 80% de la población (es decir, 8 de cada 10 personas) habitaba en áreas urbanas, mientras que el 20%
restante, en zonas rurales. Las cifras sobre distribución de la población varían mucho entre los países de América
Latina y el Caribe, Por ejemplo, el 92% de la población de la Argentina reside en áreas urbanas; en Bolivia, el 69%; en
Jamaica, el 55% y en Trinidad y Tobago, menos del 9%.
El continente americano tiene algunas de las ciudades más enormes y populosas del planeta, con más de 10 millones
de habitantes en su área metropolitana. Por ejemplo, las ciudades de México (22.577.698 habitantes, en 2016),
Nueva York (22.085.649 habitantes, en 2016), Gran Buenos Aires (14.988.171 habitantes, en 2010) y San Pablo
(12.106.920 habitantes, en 2017). En el otro extremo, hay áreas urbanas con menos de 10 mil habitantes. Asimismo,
la mayoría de los americanos se asienta en las áreas costeras.
La densidad demográfica es la relación que existe entre el número de habitantes y la superficie de un lugar
determinado (generalmente, se expresa en cantidad de habitantes por kilómetro cuadrado ha/km²).
En América Latina y el Caribe, la densidad demográfica promedio es de 32 habitantes por kilómetro cuadrado; en
América Anglosajona (los Estados Unidos y Canadá), es de 20 habitantes por kilómetro cuadrado.
La densidad demográfica también se calcula por país y por ciudades. Así, por ejemplo, la Argentina tiene 16
habitantes por kilómetro cuadrado; el Uruguay, 20; Venezuela, 36; San Cristóbal y Nieves, 211; Bolivia, 10; Puerto
Rico, 271, México, 66, el Perú, 25 y Haití, 394. En América Anglosajona, los Estados Unidos tienen 35 habitantes por
kilómetro cuadrado y Canadá apenas 4.
En cuanto a la densidad de población de las ciudades principales de los países, Caracas tiene 15.774 habitantes por
kilómetro cuadrado; la Ciudad de Buenos Aires, 14.216; Nueva York, 10.756, Quito, 9276, San Pablo, 7959, Santiago
de Chile, 7308; el Distrito Federal de México, 5966, Río de Janeiro, 5377; Bogotá, 4531; La Paz, 4247, La Habana,
2913, Los Ángeles, 800, Manaos, 158.
Indicadores demográficos
Para conocer a su población y poder gestionar políticas que mejoren la calidad de vida de los habitantes, los Estados
disponen de organismos públicos que se encargan de recabar información estadística, generalmente a través de
censos y de encuestas permanentes.
Mediante los censos, los países recopilan datos sobre todos sus habitantes. En cambio, las encuestas son estudios
parciales en los que se releva información de una muestra, es decir, de una pequeña parte de la población y, a partir
de ese muestreo, se elaboran conclusiones generales. Con la información estadística se producen indicadores
sociales relacionados con aspectos básicos como la salud, la educación, el trabajo y la vivienda. En la Argentina, la
dependencia encargada del relevamiento de datos es el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec).
Natalidad y fecundidad
La tasa de natalidad es la relación entre la cantidad de niños nacidos vivos cada mil personas en un tiempo y un lugar
determinados; se calcula dividiendo la cantidad de niños nacidos vivos y la población total y se multiplica esa relación
por mil. De acuerdo con datos de la Cepal, la tasa de natalidad de América Latina y el Caribe correspondiente al
período 2015-2020 es de 16,4%, esto quiere decir que durante este período cada 1000 personas hay 16,4 nuevos
nacimientos (el decimal tiene que ver con que es un promedio) en la región. Según el Banco Mundial, la tasa de
natalidad de América Latina y el Caribe bajó de 41% a 176% entre 1960 y 2016. Esta reducción suele estar vinculada
con los avances en educación sexual y de la tecnología anticonceptiva, con el acceso de las mujeres a los estudios de
nivel superior y con el ingreso al mercado de trabajo, entre otros factores que retrasan la edad de la maternidad.
La tasa de fecundidad estima la relación entre los niños nacidos vivos cada mil mujeres en edad fértil, es decir, entre
15 y 49 años, y se multiplica esa relación por 1000. Si bien esta tasa está muy vinculada a la tasa de natalidad, aporta
mayor precisión porque no toma la población total.
También, se calcula la tasa global o total de fecundidad, que relaciona la cantidad de hijos por mujer. En promedio,
América Latina y el Caribe tienen una tasa global de fecundidad de 2,1 hijos por mujer (2 para el periodo 2015-2020).
Algunos países poseen tasas superiores a 2 hijos por mujer, como Bolivia (2,8), Haití (2,8), Guatemala (2,6), Guyana
(25) y la Argentina (2,2), y otros por debajo de esa cifra, como Santa Lucía (14), Puerto Rico (1,5). Trinidad y Tobago
(17), Chile (1.7). el Brasil (1,8) y Colombia (1,8).
Tasa de mortalidad
La tasa de mortalidad es la relación entre la cantidad de defunciones o muertes cada 1000 habitantes en un tiempo y
lugar determinados. Se calcula dividiendo la cantidad de muertes por el número de población total y se multiplica el
resultado por 1000. Según la Cepal, la tasa de mortalidad de América Latina y el Caribe del período 2015-2020 es del
6%, esto quiere decir que durante ese período cada 1000 personas hay seis defunciones en esta región. Según el
Banco Mundial, la tasa de mortalidad de América Latina y el Caribe bajó entre 1960 y 2016 del 13% al 6%. Esta
reducción suele estar vinculada a factores alimentarios y sanitarios (como la creación y difusión de vacunas y
medicamentos, una mejor higiene personal y urbana, los avances técnicos en la medicina, por ejemplo, en el área de
las cirugías).
Por su parte, la tasa de mortalidad infantil es un indicador bastante preciso del estado sanitario de una población
Estima la muerte de niños menores de un año en relación con la cantidad de niños nacidos vivos en un período y
lugar determinados. Según la Cepal, la tasa de mortalidad infantil de América Latina y el Caribe es del 16,1% para el
período 2015- 2020. Los valores más extremos de esta tasa en los países de esta región corresponden a Bolivia (38,1)
y Haití (39,0), por un lado, y a Cuba (5.3), Puerto Rico (5,4) y Chile (6,7), por el otro.
Otros indicadores relacionados con el aspecto sanita- rio son las tasas de incidencia y de morbilidad. La tasa de
incidencia estima la cantidad de enfermedades nuevas en un período y lugar determinados en relación con su
población total. La tasa de morbilidad calcula la cantidad de defunciones relacionadas con esa enfermedad. La
información que brindan estas tasas es fundamental para determinar las principales carencias sanitarias de una
población e intentar modificarlas para mejorar la calidad de vida. En México, por ejemplo, en las primeras décadas
del siglo xx, las tasas de morbilidad más altas eran las de la neumonía, la influenza, las diarreas, la fiebre palúdica, la
tos ferina y la viruela, mientras que en las primeras décadas del siglo xxi son las de la diabetes, las enfermedades del
corazón, los tumores malignos y las enfermedades vinculadas con el hígado, como la cirrosis
El índice de femineidad indica la cantidad de mujeres por cada 100 varones en una población dada. De la misma
manera, el índice de masculinidad indica la cantidad de varones por cada 100 mujeres en una población dada
El Índice de femineidad se calcula dividiendo la cantidad de mujeres por la cantidad de varones y multiplicando esa
relación por 100. El índice de masculinidad se estima de modo inverso, es decir, dividiendo la cantidad de varones por
la cantidad de mujeres y multiplicando esa relación por 100. El índice de femineidad en América Latina y el Caribe es
del 102,4%, mientras que el de masculinidad es 97.7%, lo que implica que hay más mujeres que varones en la región.
El crecimiento demográfico
La cantidad de habitantes de un país se modifica constantemente. Todos los días hay personas que nacen y personas
que mueren, pero también, día a día, hay personas que deciden migrar hacia otro país, por ejemplo, en busca de
trabajo. Por eso, las variaciones en la cantidad y la estructura de la población de un lugar dependen de los siguientes
factores.
► La emigración o cantidad de personas que, en un año, se van del país Para estudiar los cambios en la estructura de
la población de un país, se elaboran índices a partir de la información que estas variables proveen. Uno de esos
índices es el de crecimiento vegetativo o natural de una población, que se obtiene restando el número de muertes al
número de nacimientos.
Otro índice es el de saldo migratorio, que se obtiene restando el número de emigrantes (personas que se van a vivir a
otro país) al total de inmigrantes (número de personas que arriban a un país).
La suma del crecimiento vegetativo y del saldo migratorio da como resultado lo que se conoce como crecimiento
demográfico, es decir, el aumento o la disminución (en caso de que el número sea negativo) de la población total de
un país, una provincia, una ciudad, en un año.
Casi todos los territorios de América tienen crecimiento demográfico positivo, eso significa que todos los años la
población total de esos territorios aumenta, principalmente por un crecimiento vegetativo positivo, pero también por
el saldo migratorio. En algunos países ese crecimiento es lento (cercano al cero), como en Jamaica, el Uruguay y
Trinidad y Tobago, en otros es más acelerado, como en Panamá, Ecuador y Bolivia. Puerto Rico tiene una tasa de
crecimiento apenas negativa, es decir que pierde población.
En los últimos años, las características del crecimiento poblacional latinoamericano han cambiado. Hasta mediados
del siglo xx el ritmo de crecimiento era acelerado porque había una alta tasa de natalidad y se había reducido la tasa
de mortalidad como producto de la mejora en las Condiciones sanitarias. Pero a partir de la década de 1960, el ritmo
de crecimiento de la población americana se desaceleró. Por otra parte, el saldo migratorio de la región, en
promedio, es negativo, es decir que emigran más personas de las que inmigran; en el período estimado de 2015-
2020, dicho saldo es del -0,5%
A partir de los datos que brinda el crecimiento demográfico de un país, los Estados pueden planificar sus políticas
públicas; por ejemplo, pueden saber cuántas escuelas y hospitales será necesario tener y en qué lugares, para
satisfacer la demanda de la población.
La esperanza de vida
La esperanza de vida al nacer es un indicador demográfico que se usa para evaluar la calidad de vida de la población
de un lugar, de una provincia o de un país. Este dato estima cuántos años es esperable que viva, en promedio, una
persona de acuerdo con la tendencia de mortalidad observada en el lugar y en el momento de su nacimiento.
Cuanto mejores sean las condiciones de vida de un país, más elevada será la esperanza de vida de sus habitantes.
Según datos de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y del Banco Mundial, en América Latina, el promedio
de la esperanza de vida en 1900 era de 29 años, en 1960, de 54 años, y en 2016 llegó a los 76 años, es decir, creció 47
años en poco más de un siglo. Sin embargo, todavía hay diferencias sustanciales entre los distintos países
latinoamericanos. En Chile, por ejemplo, según la Cepal, en el período 2015-2020, la esperanza de vida al nacer es de
79,7 años, mientras que en Bolivia es de 70,4 años, es decir, casi 10 años menos. Y mientras en algunos países este
indicador alcanza o supera los 80 años, como sucede en Costa Rica y Puerto Rico, en otros no llega a los 70 años, tal
es el caso de Haití y de Guyana.
El envejecimiento demográfico
A medida que las poblaciones bajan sus tasas de natalidad y de mortalidad, asciende la esperanza de vida y comienza
un proceso de envejecimiento de la población. Se define como envejecimiento demográfico al aumento de la
proporción de población mayor de 65 años (o de 60 años) en relación con la población total. Algunos estudios toman
en cuenta el índice de envejecimiento que refleja la cantidad de mayores de 65 0 de 60 años cada 100 menores de 15
años. Cuando dicho índice es 100 significa que hay la misma cantidad o proporción de población mayor que de niños.
El envejecimiento demográfico está más consolidado en las áreas desarrolladas del planeta, como los países de
Europa Occidental y del Norte, el Japón, Australia, Canadá y los Esta- dos Unidos. En América Latina y el Caribe es un
proceso que comenzó a mediados del siglo xx y que continúa
La Cepal estima que el índice de envejecimiento (toman- do en cuenta los mayores de 60 años) para América Latina y
el Caribe es de 44,7. Esto significa que cada 100 menores de 15 años hay 44.7 personas de 60 años y más De acuerdo
con este índice, son países envejecidos Cuba (132,3), el Uruguay (94,7), Chile (81,4), Costa Rica (67,0) y la Argentina
(63.9). entre otros. En el otro extremo se encuentran el Paraguay (33.4), Honduras (22,4) y Guatemala (18,7) que,
entre otros, cuentan con escasa proporción de personas mayores de 60 años en relación con los menores de 15 años.
Cuando los organismos oficiales divulgan datos estadísticos estos suelen estar representados mediante gráficos que
ayudan a las personas a visualizarlos e interpretarlos de manera rápida y sencilla. Las pirámides de población son un
tipo de representación gráfica que sirve para ilustrar las estadísticas demográficas según el sexo y la edad de una
población. También resultan útiles para analizar si la población tiene alta o baja tasa de natalidad o de esperanza de
vida, y cómo se distribuyen estas entre los varones y las mujeres.
Para construir una pirámide es necesario contar con los datos de población por sexo y edad que, en general, aportan
los censos nacionales de todos los países. Esta información se estructura gráficamente de acuerdo con los ejes
cartesianos en el eje vertical se representan los grupos de edades en intervalos de 5 0 10 años y en el eje horizontal,
la cantidad de población, según sean varones o mujeres. De esta manera, se dibujan en el eje horizontal el porcentaje
de población por cada grupo de edad.
En la base de las pirámides se ubican los grupos de menor edad, es decir, los recién nacidos y niños de hasta cuatro
años de edad. En el vértice o cúspide de la pirámide se ubican los adultos mayores, el grupo de edad más avanzada,
que se cuenta a partir de los 65 años y más. La estructura de una población está determinada por los nacimientos y
las defunciones, así como por las inmigraciones y las emigraciones:
Hay tres modelos de pirámides de población. La pirámide estable corresponde a una población donde la natalidad y
la mortalidad son constantes en un determinado período de tiempo. La pirámide progresiva, expansiva o joven, de
base muy ancha y vértice muy angosto, muestra una población con elevada natalidad y mortalidad y con baja
esperanza de vida. Eso significa que nacen muchos niños, pero a causa de un sistema de salud ineficiente, malas
condiciones itarias o altos niveles de pobreza, muchas personas mueren jóvenes y no llegan a estar representadas en
la parte superior de la pirámide. Por último, la pirámide regresiva, que muestra una base angosta y una parte
superior ancha, es decir, indica que la natalidad es baja, la mortalidad también, y la esperanza de vida es muy alta. En
este caso, cuando la proporción de personas de 65 años y más es superior a la de niños y jóvenes, como se mencionó
anteriormente, se dice que la población está envejecida. También hay otros tipos de pirámides. Las poblaciones
modificadas por las migraciones pueden mostrar desproporciones en lo que respecta a la composición por sexo y por
edad, por ejemplo, cuando las migraciones son temporarias y exclusivamente laborales puede haber mayor
proporción de adultos varones que de mujeres.
La resistencia negra existió siempre desde el período de esclavización. Con múltiples mecanismos, los negros
resistieron el control y la explotación colonial y los intentos de suprimirlos cultural y socialmente. Aquí, podemos
incluir desde los reclamos por su libertad hasta las prácticas religiosas en secreto, la desobediencia a sus esclavistas,
la compra de su libertad, las fugas, entre otras…
El movimiento negro en América Latina también ha recibido una gran influencia del movimiento negro de los Estados
Unidos el interior de los países han sido reivindicados por el movimiento negro. [-] De hecho, el auge de los
movimientos negros en la década de 1970 en América Latina tuvo gran influencia del movimiento de liberación
afronorteamericano de las décadas de 1960 y 1970, Los años que siguieron a 1980 fueron de fuerte conciencia y
activismo político afro en la región y, a partir de la década de 1990 y los primeros años del 2000, de variadas
conquistas de derechos constitucionales.
dos y la descolonización africana. Lideres afroamericanos como Martin Luther King o Malcolm X son reconocidos
como las figuras icono de resistencia negra, al igual que líderes cimarrones con destacadas luchas en Fuente:
Secretaría de Derechos Humanos: Argentina, raíces afro. Visibilidad, reconocimiento y derechos, Ministerio de
Justicia y Derechos Humanos, Buenos Aires, 2014, pp. 18 y 19 (adaptación).
1. Demografía y población de América
América se divide en América Anglosajona (colonizada por Inglaterra) y América Latina (colonias de España,
Portugal y Francia).
En los siglos XV y XVI, los colonizadores europeos influyeron en la cultura americana, mezclando elementos
europeos con tradiciones indígenas y africanas.
2. El poblamiento de América
Existen teorías sobre el origen de los primeros pobladores de América. Una teoría sugiere que vinieron desde
Asia por el estrecho de Bering hace unos 15,000 años, mientras que otros estudios hablan de un
poblamiento anterior en América del Sur, hace unos 32,000 años.
Tras la llegada de Colón en el siglo XV, los colonizadores europeos iniciaron la conquista y colonización,
reduciendo drásticamente la población indígena. También llegaron poblaciones de Europa y África.
América tiene una población diversa y distribuida de manera desigual. América Latina y el Caribe concentran
aproximadamente 646 millones de personas.
Actualmente, existen importantes flujos migratorios dentro de América Latina y hacia los Estados Unidos.
La población se concentra en áreas urbanas y costeras. América Latina tiene una densidad promedio de 32
habitantes por km² y América Anglosajona de 20 habitantes por km².
8. Indicadores demográficos
Los indicadores como la tasa de natalidad, mortalidad y esperanza de vida ayudan a entender la estructura y
calidad de vida de la población en América.
9. Crecimiento demográfico
La población de América ha crecido en las últimas décadas, aunque a un ritmo menor en América Latina
debido a factores como la migración y la disminución de la natalidad.
Las pirámides de población representan la estructura por edades y sexos. Hay tres tipos básicos de
pirámides: estable, progresiva (con alta natalidad y mortalidad) y regresiva (población envejecida).
América se divide en dos regiones: América Anglosajona, colonizada por Inglaterra (principalmente EE.UU. y
Canadá), y América Latina, colonizada por España, Portugal y Francia (incluye la mayoría de los países de
América del Sur, América Central y México).
En los siglos XV y XVI, las coronas europeas establecieron su influencia cultural y económica en América. Esto
provocó una mezcla de las culturas indígenas, africanas (debido a la esclavitud) y europeas, resultando en
una diversidad cultural en toda la región.
La inmigración, especialmente durante los siglos XIX y XX, aumentó esta diversidad, creando experiencias
culturales únicas como las religiones sincréticas (fusión de creencias indígenas y africanas con el catolicismo),
incluyendo cultos como el de la Pachamama y la Virgen de Guadalupe.
2. El poblamiento de América
El poblamiento de América ha sido motivo de varios debates. La teoría del poblamiento tardío, sostenía que
los primeros pobladores cruzaron el estrecho de Bering desde Asia hace unos 15,000 años.
Más tarde, descubrimientos en yacimientos de América del Sur, como Pedra Furada en Brasil (32,000 años) y
Monte Verde en Chile (14,000 - 18,000 años), sugieren que el poblamiento podría haber sido más temprano
y con rutas alternativas, como desde Oceanía o el suroeste de Europa.
Con la llegada de Cristóbal Colón en el siglo XV, comenzó la colonización y la imposición de la cultura europea
en América.
En el siglo siguiente, el continente sufrió una gran reducción de población indígena debido al trabajo
forzado, violencia y enfermedades traídas por los colonizadores.
La colonización española ocupó gran parte de América Central y del Sur, mientras que otras potencias
europeas como Inglaterra y Francia se asentaron en América del Norte y en islas del Caribe.
América alberga casi 1000 millones de personas, distribuidas de manera desigual. En América Anglosajona,
Estados Unidos cuenta con unos 320 millones de habitantes, mientras que América Latina y el Caribe tienen
alrededor de 646 millones de personas.
En esta última, Brasil es el país más poblado, seguido por México y Colombia. Los países del Caribe tienen
poblaciones más pequeñas, con menos de 100 mil habitantes en algunos casos.
Alrededor del 80% de la población americana vive en ciudades. Esto es similar al porcentaje en Europa y
mucho mayor que en África y Asia.
La cultura y el idioma varían: en América Latina predomina el español y el catolicismo, mientras que en
América Anglosajona se habla mayormente inglés y la religión protestante es más común. En América Latina
también hay mayor presencia de comunidades indígenas y prácticas culturales propias.
A partir de los siglos XV y XVI, migraciones desde Europa y África cambiaron la composición demográfica de
América, especialmente por el comercio de esclavos.
En los siglos XIX y XX, oleadas migratorias europeas se dirigieron tanto a América Latina como a América del
Norte debido a guerras, pobreza y falta de oportunidades en Europa.
La mayoría de la población vive en áreas urbanas y costeras, debido a la oferta de trabajo, educación y
servicios. En América Latina, casi el 80% vive en ciudades, mientras que en América Anglosajona el
porcentaje es del 82%.
Las ciudades más grandes y densamente pobladas incluyen Ciudad de México, Nueva York, Buenos Aires y
Sao Paulo, todas con más de 10 millones de habitantes.
8. Indicadores demográficos
Los censos y encuestas ayudan a los gobiernos a comprender mejor las condiciones de vida. Algunos
indicadores importantes son la tasa de natalidad (nacimientos por cada 1000 habitantes), la tasa de
mortalidad, y la esperanza de vida.
En América Latina, la tasa de natalidad ha disminuido en las últimas décadas debido a la educación y acceso
a anticonceptivos, mientras que la esperanza de vida ha crecido, alcanzando los 76 años en promedio.
9. Crecimiento demográfico
La población de América continúa creciendo, pero a ritmos diferentes: en América Latina el crecimiento se ha
desacelerado desde mediados del siglo XX debido a una reducción en la natalidad y migración hacia otros
continentes.
La esperanza de vida ha crecido significativamente en América Latina, alcanzando los 76 años, aunque con
variaciones entre países. Este incremento, junto con la baja natalidad, está provocando un envejecimiento
de la población, especialmente en países como Cuba, Uruguay y Chile.
o Pirámide regresiva: Baja natalidad y mortalidad con una población envejecida, común en países
desarrollados