Clase 5

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 4

Tutorías y Orientación Escolar

CFG- 4to año - Prof. Alejandra Olguin -2021

CLASE 5- BLOQUE 3

La acción tutorial EN la tarea docente

Un poco de historia para comenzar…

En Occidente, con la emergencia de los Estados nacionales, empezó propiamente el


desarrollo de los sistemas de educación. Antes de eso, sólo a muy pocas personas se
les proporcionaba una educación sistemática, básicamente a través de instancias
diversas de la Iglesia católica —conventos, escuelas parroquiales e incluso
universidades— y más tarde, a partir del siglo xvi, también de las Iglesias protestantes.

Relativamente fuera de la esfera eclesial, pero limitada a sectores privilegiados de la


población que estaban ligados a los poderes dominantes y a los propios gobernantes,
la educación se circunscribía al ámbito familiar y con mucha frecuencia estaba centrada
en la figura de un preceptor o tutor, quien era contratado expresamente para inculcar en
los niños y jóvenes ciertas actitudes y valores, a la vez que determinados conocimientos,
habilidades y hábitos.

En la época moderna, a partir de la Ilustración, la revolución francesa y la revolución


industrial, se estableció el sistema nacional de educación como uno de los principales
sistemas sociales. Dentro del ámbito de esos sistemas, y como atribuciones y
responsabilidades del Estado moderno, fueron surgiendo diversas instituciones de
carácter público, las cuales se encuentran en declive en la actualidad.

En el caso de la educación, la institución escolar (escuela) ya no tiene el mismo papel


ni el mismo reconocimiento que antaño, cuando en alguna forma, con el poder del
Estado laico, se erigió como una alternativa frente a las instituciones eclesiásticas,
aunque conservando algunas de sus características de manera secularizada. Por
ejemplo, en el caso de Francia (y quizá de México), en un escenario en el que la naciente
república desplazaba y sustituía a la Iglesia, y a su vez la razón desplazaba a Dios,
predominaba la percepción de la escuela como un lugar sagrado —santuario y templo
del saber— y se veía a la enseñanza como un apostolado, que implicaba
necesariamente un llamado y una vocación especial, en el que el maestro venía a ser
como una especie de sacerdote

En esa percepción o representación social, más o menos generalizada, el prestigio y la


autoridad de la escuela y del profesor eran totalmente aceptados y resultaba impensable
cuestionarlos.

Coincidente con la metáfora de "la modernidad líquida" de Sigmund Bauman, las


instituciones se han ido diluyendo con los cambios que ha conllevado la globalización
económica y social, y se ha ido perdiendo la solidez de dichas instituciones y de los
valores que daban cohesión y aseguraban un orden social, en torno a los cuales se
integraban las naciones y los grupos.

Es evidente que con la revolución científica-tecnológica, en particular con los recientes


avances de las tecnologías de la información y la comunicación, se ha ido rompiendo la
imagen de las escuelas y de los profesores como las fuentes privilegiadas, o incluso

1
únicas, del saber. Las escuelas y los profesores no tienen ya más el monopolio del saber
ni de su transmisión.

El avance en las ciencias sociales en general, y en particular de la Psicología, sobre


todo en la vertiente de estudio de los procesos cognoscitivos, ha propiciado la
revaloración del papel primordial de los niños y de los jóvenes como sujetos activos de
su aprendizaje y como agentes de su propia formación.

De manera progresiva se ha ido cobrando conciencia de las características e


implicaciones diversas de la niñez, de la adolescencia y de la juventud, lo que ha
conllevado a la ruptura tanto de los roles estereotipados del profesor y del alumno como
del halo de autoridad con que se revestía a las escuelas y a los docentes. Se ha
transitado de un modelo vertical de relación de los profesores con los alumnos a uno de
relación más horizontal.

Destaca en el siglo XX la presencia de tendencias innovadoras a nivel mundial, sobre


todo de la llamada Educación o Escuela Activa, abocada particularmente a la educación
de los niños. En ese tipo de escuelas se modificaba el rol tradicional de los docentes y
se colocaba el énfasis en la actividad y en la experiencia de los alumnos. Es necesario
reconocer que a pesar de su importancia, dichas tendencias han sido marginales frente
al enorme peso de la tradición en el sistema educativo.

Por parte de las escuelas la atención de los niños y los jóvenes ha estado centrada en
su rol de alumnos casi de manera exclusiva, negando o soslayando todas sus otras
dimensiones y todas sus otras realidades como personas.

Aunque pareciera elemental y obvio hacerlo, no se había prestado suficiente atención a


esta realidad. No había interés suficiente por parte de los maestros y los directivos por
conocer quiénes eran los alumnos: sus expectativas, sus condiciones de existencia, sus
preferencias y motivaciones, sus alcances y limitaciones.

Continuemos…

La acción tutorial EN la tarea docente

Para abordar lo relativo a la tutoría como modalidad de la docencia, se debe reconocer


que sigue prevaleciendo el enfoque tradicional de la misma y la consideración de los
jóvenes exclusivamente en su rol de alumnos.

En particular, debe prestarse atención al proceso de transición de los alumnos de un


nivel educativo a otro. Por eso la insistencia en prestar la mayor importancia al primer
año, ya que es entonces cuando los estudiantes experimentan más intensamente esta
transición, en la que se enfrentan a rupturas diversas y al reto de adaptarse a situaciones
nuevas.

Relacionado con esa transición, y por supuesto con las labores de tutoría, está también
el reconocimiento de que los alumnos necesitan aprender "el oficio de estudiante", entre
otras cosas porque se encuentran ante el reto de asimilar nuevos códigos, que se
refieren tanto a los lenguajes disciplinarios, como a las normas de conducta y
expectativas institucionales de desempeño, no siempre explícitas.

2
Hay que reconocer que con frecuencia se adopta la tutoría como si sólo se tratara de
una técnica adicional que puede ser útil para diversos propósitos. En ese sentido, en
algunas instituciones o programas educativos se ha recurrido a la tutoría como una
medida remedial para evitar que los alumnos abandonen los estudios, incrementando
así la eficiencia terminal.

También con frecuencia se adopta la tutoría porque su implantación institucional se ha


incluido en las disposiciones y normas de las políticas educativas; en estos casos el
cumplimiento por parte de las instituciones se vivencia como una imposición extra
escolar.

Indudablemente, un riesgo posible es que se adopte la tutoría solamente de manera


formal, es decir, únicamente para cumplir y no por convicción. E, igualmente, está el
riesgo de que sea vista de manera aislada, sin articulación con la totalidad de los
esfuerzos académicos y administrativos que las instituciones dedican a la educación de
los estudiantes. Puede ocurrir, asimismo, que la tutoría permanezca ajena a las
prácticas docentes habituales de la mayoría de los profesores, sin afectarlas ni
modificarlas.

Queda claro que la tutoría no es una fórmula que nos permita solucionar todos los
problemas educativos, ni de tipo organizativo (escuela), ni de enseñanza o de acción
profesoral, como tampoco del propio estudiante. Sin embargo, es de subrayar que su
adecuado desarrollo entraña grandes beneficios y constituye una alternativa importante
frente a la problemática actual de la docencia, en particular, al marcado desinterés que
frecuentemente muestran los estudiantes en sus estudios y a la falta de expectativas de
futuro con relación a sus carreras.

La tutoría implica procesos de comunicación y de interacción de parte de los profesores;


implica una atención personalizada a los estudiantes, en función del conocimiento de
sus problemas, de sus necesidades y de sus intereses específicos. Es una
intervención docente en el proceso educativo de carácter intencionado, que
consiste en el acompañamiento cercano al estudiante, sistemático y permanente,
para apoyarlo y facilitarle el proceso de construcción de aprendizajes de diverso
tipo: cognitivos, afectivos, socioculturales y existenciales.

Es aquí donde las tutorías se amalgaman con las Habilidades esenciales para la
enseñanza…

Propongo para esta clase la lectura del texto de P. Heggen y D. Kauchak, “Estrategias
docentes. Enseñanza de contenidos curriculares y desarrollo de habilidades de
pensamiento”, específicamente el Cap 2: “Habilidades esenciales para enseñar y para
enseñar a pensar.

El capítulo inicia con el relato de un caso, “la profesora Teri Bodwen” (muchos de Uds.
ya lo conocen, si no lo han visto, no pierdan la oportunidad de recorrerlo y analizarlo
desde las estrategias puestas en juego). Nos detendremos en esta oportunidad en el
desarrollo conceptual de las HABILIDADES ESENCIALES PARA ENSEÑAR y su
caracterización.

✓ Características del docente


✓ Comunicación
✓ Organización

3
✓ Alineamiento de la enseñanza
✓ Foco
✓ Retroalimentación
✓ Monitorio
✓ Revisión y cierre

¿Qué puntos de contacto encuentran entre las Habilidades esenciales y la acción


tutorial? ¿Qué relaciones es posible establecer entre los marcos teóricos presentados
para esta clase y la caracterización de los componentes de las habilidades esenciales?

¿Por qué se habla de acción o función tutorial y no de rol del tutor?

-Encontrarán en la sección archivos dos textos que entiendo colaborarán en el análisis


propuesto

*Acosta y Pinkasz (2007) La tutoría en la escuela. Notas para una historia. Cap 2 y 3

*Satulovsky y Theuler (2009). Tutorías: Un modelo para armar y desarmar. La tutoría en


los primeros años de la escuela secundaria. Cap 2 y 3

------

Muy buena semana! Nos seguimos encontrando…

También podría gustarte