El Pecado Del Divorcio - Mal 2 (13-16)
El Pecado Del Divorcio - Mal 2 (13-16)
El Pecado Del Divorcio - Mal 2 (13-16)
La palabra, lgrimas es la que comnmente se usa de cualquier llanto. El trmino, llanto, es una palabra que se usa de un llanto profuso (ver Gen 45:2; 2 Sam 13:36; 2 Rey 20:3). La palabra, clamor, tiene la idea de gemir (Sal 12:2).
No est claro de quines son estas lgrimas, etc. Algunos afirman que son las emociones (hipcritas y engaosas) de los varones, quienes fingan espiritualidad al venir a efectuar los sacrificios ante Dios. Sin embargo, es ms probable que sean las emociones de las mujeres divorciadas, quienes iban al templo a derramar sus lgrimas ante Dios, por el dolor que sus esposos les estaban causando. Frente a esto, Dios advierte: no mirar ms a la ofrenda, para aceptarla con gusto de vuestras mano. En otras palabras, Dios no estaba dispuesto a aceptar las ofrendas y el supuesto culto, de los hombres quienes estaban causando tanto dolor a estas mujeres. Aos despus, el Seor Jess dijo que si alguien iba al templo, llevando un sacrificio para Dios, y se acordaba que alguien tena algo en su contra, que debera dejar su ofrenda, e ir a reconciliarse primero con la persona ofendida (Mat 5:23-24). 2. DIOS CONDENA EL DIVORCIO (v.14) Ante la pregunta, por qu Dios tena esta actitud?, la respuesta claramente es el pecado del divorcio. Observamos la manera en que Dios aboga a favor de la persona daada: Jehov ha atestiguado entre ti y la mujer de tu juventud, contra la cual has sido desleal.
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Lo primero que debemos observar aqu es que Dios es un testigo silencioso de todo nuestro accionar. No hay nada que podemos esconder de l. La palabra en hebreo para desleal, es bastante fuerte, y conlleva la idea de traicionar. Dos razones son dadas para explicar el mal comportamiento de los hombres, al divorciarse de sus legtimas esposas: [1] Ellas fueron sus compaeras por muchos aos (se supone, en las buenas y en las malas). Por ende, merecen un trato mejor, aun cuando ya tengan una edad avanzada, y no sean tan atractivas como lo fueron en su juventud. No merecen ser abandonadas a favor de otras mujeres (quiz ms joven y atractivas que ellas). [2] Haba un pacto de por medio. La Biblia indica que el matrimonio implica un pacto de compromiso de ambas partes (ver Prov 2:17); un pacto que Dios considera inviolable. Hacer una promesa ante Dios, de lealtad hacia tu pareja, y luego olvidarse de esa promesa, y violar el pacto matrimonial es algo que Dios toma muy en serio. 3. DIOS EXHORTA A LA FIDELIDAD (v.15-16) Al exhortar al pueblo a ser leales a sus esposas, Dios ofrece al pueblo dos incentivos: [1] Primero les hace recordar su proceder: No hizo l uno? (v.15). Algunos afirman que aqu Dios est hablando de Adn y Eva, y como Dios les hizo una sola carne. Otros afirman que es una referencia a la relacin entre Abraham y Sarah, en la cual Hagar fue una intrusa. Sin embargo, dado a que el texto no menciona ni a Adn y a Eva, ni a Abraham y a Sarah, es preferible tomar la pregunta, No hizo l uno?, de la accin de Dios al unir las parejas en los das de Malaquas, y hacer de ellas una sola carne. La explicacin de la unidad fundamental entre el esposo y la esposa, es que Dios buscaba una descendencia para Dios (es decir, una descendencia santa). La implicancia es que si los varones siguen rechazando a sus esposas, para convivir con otras mujeres, estaban yendo contra el propsito de Dios, y cualquier fruto de esas relaciones no sera santo. [2] Segundo, afirma que l aborrece el repudio. Aunque es cierto que Dios permiti el divorcio, en la ley de Moiss (ver Deut 24:1-4), Cristo afirma que esto no fue lo que Dios quiso (Mat 19:3-9). A la luz de estas dos afirmaciones, la consiguiente exhortacin es: Guardaos, pues, en vuestro espritu, y no seis desleales con la mujer de vuestra juventud (v.15b; comparar v.16b). NOTA: Hay que guardarse en el espritu (es decir, de corazn), porque es ah donde nace la infidelidad matrimonial.
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