Unidad Temática Nro. 2 - Derecho Espacial
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b) Según su destino:
COMERCIALES
NO COMERCIALES
d) Por su recorrido:
ORBITALES
TRANSESPACIALES
NACIONALIDAD.
El término “Nacionalidad” –de uso generalizado en el campo del
Derecho Aeronáutico para las aeronaves– también fue empleado por algunos
autores en los orígenes del Derecho Espacial, para denominar el vínculo existente
entre el vehículo espacial y el Estado que ejerce sobre él su jurisdicción y control.
Sin embargo, la aceptación no fue unánime atento a que algunos
autores internacionalistas consideraron inadmisible su utilización para aplicarlo a las
cosas, por entender que el mismo desvirtúa la esencia y el carácter de un concepto
jurídico-político como es el de la nacionalidad que debe reservase solamente para
las personas. (atributo de la nacionalidad).
Es por ello que, los textos internacionales no utilizan el vocablo
“Nacionalidad” y, en cambio, utilizan la nacionalidad del “Estado de registro”, como
terminología propia de esta rama del derecho, para establecer las relaciones de
dependencia, derecho, deberes y responsabilidades que surgen entre el vehículo
espacial y un Estado determinado. Parecería, pues, que al menos desde el punto de
vista práctico, en el Derecho Espacial se han superado los problemas que el uso del
término “Nacionalidad” presentaría al aplicarlo a objetos inanimados, (como sí en el
Derecho Aeronáutico: “Nacionalidad de la aeronave”), y sin personalidad como son
los vehículos espaciales.
REGISTRO
“Todo Estado Parte en el Tratado, en cuyo registro figure el objeto
lanzado al espacio ultraterrestre, retendrá su jurisdicción y control sobre tal objeto, así
como sobre todo el personal que vaya en él, mientras se encuentre en el espacio
ultraterrestre o en un cuerpo celeste, y tendrá también derecho a que le sea devuelto
tal objeto, previa identificación” (Art VIII del "Tratado sobre el Espacio Ultraterrestre" -
ONU, 1967- la Carta Magna del Espacio). Así también lo establece el "Acuerdo sobre
salvamento" (1967- “Salvamento y Devolución de astronautas y la Restitución de
Objetos lanzados al Espacio Ultraterrestre). En él se garantiza la devolución de
material espacial o equipos hallados en territorio ajeno a la autoridad de
lanzamiento, y el auxilio a tripulantes de naves espaciales en caso de aterrizaje de
emergencia o accidente.
Para el supuesto que el lanzamiento se realizare conjuntamente por
dos o más Estados, el Artículo II, número 2 de la "Convención sobre
responsabilidad" (ONU, 1972), obliga a los Estados Parte a determinar cuál de ellos
debe de proceder al registro, dejando a salvo los acuerdos apropiados que se hayan
concertado, o que hayan de concertarse entre los Estados de lanzamiento acerca de
la jurisdicción y el control sobre el objeto espacial y sobre el personal del mismo.
De otra parte, el registro del vehículo espacial es un elemento
necesario y determinante para la aplicación de la Convención aludida en el párrafo
anterior, ya que ésta atribuye responsabilidad al Estado de lanzamiento, que no es
otra cosa que el Estado de registro, conforme al Artículo I, apartado c) del mismo
Convenio.
De lo expuesto se sigue que, siendo el Estado de registro el titular de
la jurisdicción y el control sobre los vehículos espaciales, así como el centro de
imputación de responsabilidades, no es necesario emplear el término “Nacionalidad”
que en el Derecho Aeronáutico implica estos mismos efectos jurídicos.
Por lo demás, la necesidad de crear un registro especial para los
objetos lanzados al espacio exterior se hizo sentir poco tiempo después del
lanzamiento del primer “Sputnik”, con el objeto que sirviera de base para determinar
la entidad titular de los derechos y obligaciones sobre el objeto espacial, así como
las responsabilidades derivadas de su lanzamiento. De allí que el "Tratado sobre el
Espacio Ultraterrestre" (ONU, 1967), haya previsto su existencia o establecimiento
futuro al disponer en su Artículo VIII, que todo Estado Parte en el Tratado, en cuyo
registro figure el objeto lanzado al espacio ultraterrestre, retendrá su jurisdicción y
control sobre tal objeto, así como sobre todo el personal que venga en él, mientras
se encuentre en el espacio ultraterrestre o en un cuerpo celeste.
Sin embargo, tal previsión, por contener simplemente una obligación
de carácter general e inconcreta, requería una normativa específica que la
desarrollara, a semejanza de la existente para el registro de buques y aeronaves. Así
es que, con tal finalidad, Francia presentó ante la Subcomisión de Asuntos Jurídicos
de la “Comisión sobre la Utilización del Espacio Ultraterrestre con fines pacíficos” de
la ONU, un año después de la firma de aquel Tratado, una propuesta para la
elaboración de un “Convenio Sobre Registro de Objetos Espaciales”, proyecto que
en definitiva terminó plasmándose en el llamado "Convenio sobre el registro" de
1975, a través del cual –como se ha visto– todos los Estados que lanzan objetos al
espacio deben proporcionar a la ONU información al respecto.
El citado Convenio Internacional previene el establecimiento de dos
registros:
1.- Registro a cargo del Estado de lanzamiento
Se debe aclarar previamente que cuando son dos o más los Estados,
éstos deben determinar entre sí cuál de ellos inscribirá el objeto. El contenido y
condiciones serán determinados por los propios Estados, con la condición que sean
abiertos plena y libremente a la información pública.
Asimismo, el Estado de registro se encuentra comprometido a
informar al Secretario General de la ONU, en cuanto sea factible, sobre los
siguientes datos del objeto espacial inscripto:
I) El nombre del Estado o de los Estados de lanzamiento;
II) La designación apropiada del objeto espacial o su número de
registro;
III) La fecha y territorio o lugar del lanzamiento;
IV) Los parámetros orbitales básicos, incluso, el período nodal,
inclinación, apogeo y perigeo;
V) La función general del objeto espacial.
Todo Estado de registro debe proporcionar periódicamente al
Secretario General de la ONU, toda información adicional relativa a un objeto
espacial inscripto en su registro, incluso de los que hayan estado pero que ya no
estén en órbita terrestre.
2.- Registro de la ONU (a cargo del Secretario General)
En él debe inscribirse la información que proporcionan por cada
lanzamiento, los correspondientes Estados de registro.
Satélite natural
Cualquier astro que se encuentra desplazándose naturalmente
alrededor de otro, y respecto del cual no es factible modificar sus trayectorias
artificialmente.
Satélites artificiales
Aparatos construidos por el hombre y lanzados desde la Tierra para
que permanezcan dando vuelta alrededor de ésta o de algún otro planeta de su
vecindad espacial. En contraposición a los satélites naturales, es factible, de alguna
manera, modificar la trayectoria de estos satélites.
“Satélite artificial” es todo vehículo, tripulado o no, que se coloca en
órbita alrededor de la Tierra o de otro astro, y que lleva aparatos apropiados para
recoger información y retransmitirla. (conforme al Diccionario de la Real Academia
Española).
ORBITA DE UN SATELITE
Es la trayectoria o el camino que recorre luego de su lanzamiento para
cumplir con la misión para la cual fue hecho.
Un satélite permanece en órbita alrededor de la Tierra (o de otro
cuerpo celeste), cuando la fuerza de atracción gravitacional está equilibrada con la
fuerza centrífuga. Como la fuerza de gravedad ejercida por un cuerpo celeste
disminuye en proporción inversa al cuadrado de la distancia, cuanto más alto esté
situado el satélite, menor será la fuerza de atracción gravitacional y menor, por
consiguiente, su velocidad orbital.
Ahora bien, para poder entender mejor cómo es posible que un
satélite se sostenga en una órbita en el espacio, puede verse el siguiente ejemplo
utilizado en el Museo de las Ciencias de la Universidad Nacional Autónoma de
México (UNAM): “Imaginemos que estamos en una montaña por encima de la
atmósfera: 1) Si lanzamos una pelota con poca fuerza, la gravedad la atraerá hacia la
Tierra; 2) Si se lanza más fuerte, caerá más lejos; 3) Mientras más fuerza se aplique,
más lejos viajará horizontalmente antes de caer; 4) Ahora, si pudiéramos lanzar la
bola a 28 mil km/h, nunca caería a la Tierra… a esto se le llama “estar en órbita”. Una
nave fuera de la atmósfera se mantiene viajando a esta velocidad, pues no hay
resistencia del aire que la detenga”
Así, a 160 km de distancia de la Tierra, un satélite necesita para
permanecer en órbita una velocidad de aproximadamente 28.000 km/h; a 500 km
de distancia es suficiente una velocidad de unos 27.000 km/h; a 5.000 km. de
distancia, la velocidad desciende a 21.000 km./h. Naturalmente, cuanto más alta es la
órbita, mayor es el tiempo empleado por el satélite para realizar una vuelta
alrededor de la Tierra (periodo). Los periodos orbitales de los tres casos tomados en
consideración son respectivamente, 1h 28m, 1h 34m y 3h 17m.
CLASES DE ORBITAS.
a) Orbitas “Polares”, es decir, que los satélites orbitan sobre los
polos de la Tierra.
b) Orbitas "Heliosincrónicas", que son aquellas que siguen el
movimiento del Sol.
c) Orbita “Geosincrónica” o “Geoestacionaria”, y es la que está a
35.700 km de la superficie de la Tierra, y tiene una longitud de 26.000 km, donde el
satélite emplea exactamente 24 horas para realizar una vuelta completa. Esto
significa que, con respecto a un cierto punto geográfico de nuestro planeta, el
satélite permanece inmóvil porque su período orbital coincide con el de rotación de
la Tierra. (Se encuentran sobre el plano vertical ecuatoriano). Generalmente, estos
satélites sirven fundamentalmente para las comunicaciones, pues permiten enlaces
ininterrumpidos para transmisiones y capacidades de recepción con antenas
relativamente pequeñas, y en cualquier parte del área de cubrimiento del satélite,
entre otras ventajas.
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