Final Derecho Económico
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Lovece
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Final derecho económico – Cat. Lovece
Las leyes pueden tener principio en cualquiera de las Cámaras del Congreso (diputados o
senadores), por proyectos presentados por sus miembros o por el Poder Ejecutivo, salvo las
excepciones que establece la Constitución; una vez aprobado el proyecto de ley por la Cámara de su
origen, pasa para su discusión a la otra Cámara; cuando es aprobado por ambas Cámaras, pasa al
Poder Ejecutivo de la Nación para su examen; y si también obtiene su aprobación, la promulga
como ley. Se considera aprobado por el Poder Ejecutivo todo proyecto de ley no devuelto en el
plazo de 10 días útiles.
Ámbito de aplicación de la ley. Modo de contar los intervalos del derecho:
CCyC: Art. 4: (Ámbito subjetivo) “Las leyes son obligatorias para todos los que habitan el
territorio de la República, sean ciudadanos o extranjeros, residentes, domiciliados o transeúntes,
sin perjuicio de lo dispuesto en leyes especiales”.
CCyC: Art. 5: (Vigencia) “Las leyes rigen después del octavo día de su publicación oficial, o desde
el día en que ellas determinen”.
CCyC: Art. 6: (modo de contar intervalos)”Día es el intervalo que corre de medianoche a
medianoche. En los plazos fijados en días, a contar de uno determinado, queda éste excluido del
cómputo, el cual debe empezar al día siguiente. Los plazos de meses o años se computan de fecha a
fecha. Cuando en el mes de vencimiento no hubiera día equivalente al inicial del cómputo, se
entiende que el plazo expira el último día ese mes. Los plazos vencen a la hora 24 del día de
vencimiento respectivo. El cómputo civil de los plazos es de días completos y continuos y no se
excluyen los días inhábiles o no laborables. En los plazos fijados en horas, a contar desde una hora
determinada, queda esta excluida del cómputo, el cual debe empezar desde la hora siguiente. Las
leyes o las partes pueden disponer que el cómputo se efectúe de otro modo”.
CCyC: Art. 7: (Eficacia temporal) “A partir de su entrada en vigencia, las leyes se aplican a las
consecuencias de las relaciones y situaciones jurídicas existentes. Las leyes no tienen efecto
retroactivo, sean o no de orden público, excepto disposición en contrario. La retroactividad
establecida por la ley no puede afectar derechos amparados por garantías constitucionales. Las
nuevas leyes supletorias no son aplicables a los contratos en curso de ejecución, con excepción de
las normas más favorables al consumidor en las relaciones de consumo.”
El ejercicio de los derechos. Derechos y bienes. Bienes con relación a las personas y los
derechos de incidencia colectiva
Titularidad de derechos y bienes:
El ejercicio de los derechos se encuentra, en principio, regulado en el CCyC entre los arts. 9 y 18,
y los arts. 240 y 241.
Las personas, tanto físicas como jurídicas, cuentan con determinados atributos que hacen a la
conformación de su personalidad, tales como el nombre, la capacidad, el domicilio, la nacionalidad
y el patrimonio (compuesto por derechos, bienes, créditos, obligaciones y deudas).
Las personas resultan ser titulares de todos los derechos individuales que existan sobre los bienes
que componen su patrimonio (art. 15 CCyC). Es decir que, cada persona tiene la potestad de ejercer
todas las acciones que le correspondan respecto de sus bienes, ya sea por sí misma o a través de un
representante en aquellas situaciones donde la ley así lo demande o incluso ella así lo prefiera; en
definitiva, tiene la facultad de hacer valer sus derechos ante su deudor/acreedor e incluso en algunos
casos ante terceros.
El art. 16 del CCyC, establece que los derechos referidos en el art 15 pueden recaer sobre bienes
susceptibles de valor económico, para luego pasar a distinguir entre las cosas y los bienes, haciendo
expresa referencia también a las disposiciones respecto de la energía y ciertas fuerzas de la
naturales, susceptibles de ser puestas al servicio del hombre. Los arts. 17 y 18 receptan categorías
especiales de derechos: derechos sobre el cuerpo humano y los derechos de las comunidades
indígenas, respectivamente.
El ejercicio de los derechos se rige por determinados principios que atraviesan y tutelan el
comportamiento de todos los sujetos sometidos al ordenamiento normativo del derecho privado: a)
Los derechos deben ser ejercidos de buena fe (“el comportamiento correcto definido conforme a un
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estándar objetivo señala un “deber ser “respecto de cómo deberían actuar las partes, y en virtud de
su origen legal e imperativo se constituye en un control y en un límite”.) y b) Los derechos, además,
deben ser ejercidos de forma tal que no configuren un abuso de derecho (como resultaría si el
derecho en cuestión se ejerciera contradiciendo los fines que el legislador tuvo en consideración al
momento de regularlo, o excediendo los límites de la buena fe, la moral o las buenas costumbres.
El art. 12 recepta la noción de “orden público” en la normativa legal, disponiendo que las
convenciones particulares no pueden dejar sin efecto las leyes en cuya observancia está interesado
el orden público (Ley de Defensa del Consumidor, Ley de Política del Medioambiente, etc.).
La renuncia general a las leyes se encuentra prohibida, sin embargo resulta posible renunciar a los
efectos en el caso particular que comprenda a los sujetos en cuestión, siempre y cuando esta
renuncia no atente contra una norma imperativa (de orden público) y no se encuentre prohibida por
el ordenamiento jurídico.
Por último, el Código distingue entre derechos individuales y derechos de incidencia colectiva (que
tienen por objeto bienes colectivos y que tienen por objeto intereses individuales homogéneos. En el
art. 14 del CCyC, en cambio, el legislador reconoce 2 categorías de derechos, estableciendo que la
ley no ampara el ejercicio abusivo de los derechos individuales cuando pueden afectar al ambiente y
a los derechos de incidencia colectiva, en general.
Cosas y bienes:
La titularidad de derechos referida es ejercida, entre otras cosas, precisamente sobre los bienes y las
cosas que integran el patrimonio de las personas.
Tanto las cosas como los bienes son susceptibles de valoración económica. Los bienes son,
además, inmateriales (no ocupan un espacio físico); en cambio, las cosas son materiales (ocupan un
lugar físico). Además, se incorporaron la energía y demás fuerzas susceptibles de ser apropiadas al
régimen de las cosas, siéndoles aplicables por lo tanto todas las disposiciones a ellas referidas.
Las cosas, consideradas en sí mismas, pueden ser: a) muebles o inmuebles, según puedan o no
desplazarse, ya sea por sí mismas o por fuerzas externas; b) fungibles o no fungibles, según
presenten o no un equivalente de la misma especie y sean susceptibles de ser reemplazadas por otra
de igual calidad y cantidad; c) consumibles o no consumibles, dependiendo de si la existencia de la
cosa se agota o no con su primer uso; d) divisible o no divisible, según sea posible su
fraccionamiento sin ser destruida o resultar antieconómico su uso y aprovechamiento; e) principales
o accesorias, dependiendo de si pueden o no existir por sí mismas o si dicha existencia se encuentra
determinada por aquella cosa de la cual dependen; f) en el comercio o fuera del comercio, según sea
posible o no su transmisión, sea por ley o por actos jurídicos; y, g) frutos (aquello que es producido
por un bien de manera periódica y regular, sin alterar ni disminuir su sustancia) o productos (son
objetos no renovables que sí alteran o disminuyen la sustancia de la cosa una vez separados de ella).
Las cosas, en relación con las personas, pueden ser: a) bienes públicos (aquellos que pertenecen a
la comunidad como un todo y su uso resulta público para todos los miembros de dicha comunidad;
aquellos pertenecientes al Estado son inajenables, inembargables e imprescriptibles ni se encuentran
en el comercio), b) bienes del dominio privado del Estado (puede ser nacional, provincial o
municipal; no accesibles al público general) y c) los bienes de los particulares.
Respecto a los derechos de incidencia colectiva, estos han sido objeto de progresivos
reconocimientos en los últimos tiempos, especialmente a través de uno de sus principales motores,
el derecho ambiental; de este modo, el art. 43 de la Constitución Nacional dispone que: “Podrán
interponer acciones colectivas contra cualquier forma de discriminación y en lo relativo a los
derechos que protegen al ambiente, a la competencia, al usuario y al consumidor, así como a los
derechos de incidencia colectiva en general, el afectado, el defensor del pueblo y las asociaciones
que propendan a esos fines, registrados conforme a la ley, la que determinará los requisitos y
formas de su organización”. Es decir, los derechos de incidencia colectiva, al versar, en principio,
sobre objetos colectivos, permiten que no sólo los individuos directamente afectados puedan
interponer acciones en exigencia de su cumplimiento, sino también asociaciones autorizadas para
hacerlo e incluso el Estado mismo.
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Menores:
El art. 25 del CCyC distingue entre menores de edad y adolescentes, disponiendo que los primeros
son aquellos que no han cumplido los 18 años de edad y los segundos son los menores de edad que
han alcanzado los 13 años.
Hasta los 10 años, los menores son incapaces e inimputables sin perjuicio de que los daños que
causare serán reparables por la equidad económica y la responsabilidad directa de sus padres. La
ley atribuye discernimiento a los adolescentes para ejercer sus derechos y ejecutar actos jurídicos.
La protección integral del ser humano. Los derechos personalísimos.
Los derechos fundamentales de la persona humana se reconocen por el simple hecho de ser
humano, y tales derechos se entienden como universales e inalienables.
En el CCyC se dedica un capítulo a los “derechos y actos personalísimos” en el que expresamente
protege la inviolabilidad y dignidad del ser humano (art. 51CCyC), y les otorga contenido
expansivo (art.52 CCyC) reconociendo que su violación constituye una afectación a la dignidad
humana dando lugar al reclamo en prevención del daño (art. 1710 y cctes.) o en su caso a la
reparación.
La dignidad forma parte de la esencia y es intrínseca al ser humano, siendo al mismo tiempo
condición fundamental para su existencia dentro del sistema social, que el mismo hombre ha
creado. De esta manera no puede concebirse un modelo de sociedad en el cual la sociedad humana
no sea respetada como un atributo fundamental de la personalidad.
La expansión de los derechos personalísimos:
El reconocimiento de la existencia de un individuo autónomo, independiente y libre no sólo tuvo
incidencia en la posibilidad de acumulación de riqueza material y a partir de allí el resguardo de su
propiedad privada frente al resto de la sociedad, sino que, paralelamente surge el concepto de
“privacidad” como noción diferenciadora y generadora de un nuevo modelo relacional; el cual, a lo
largo de los años fue evolucionando y se transformó en “intimidad”, y desde lo jurídico se refleja en
la existencia de un derecho personalísimo a la intimidad.
El derecho a la intimidad incorpora a la privacidad la faceta emocional, sentimental y espiritual del
hombre, abarcando un área restringida y de reserva extrema, atiende a la protección de los aspectos
más cercanos a la personalidad.
El honor o la honra es el nexo que une las valoraciones éticas propias y el reconocimiento o
exigencias que otros nos otorgan, adquiriendo trascendencia no sólo en el ámbito íntimo sino
también el familiar, el socio-profesional, etc. La protección del derecho al honor implica el
reconocimiento de la necesidad de tutela de esa cualidad humana como valor moral dinámico, en
tanto a todos y a cada uno corresponde un marco de honorabilidad por el simple hecho de ser un ser
humano.
Si bien es el propio hombre el que genera la opinión que los demás tienen de sí, su reputación,
fama o buen nombre, implican una evaluación social, producto de las relaciones de reconocimiento
derivadas de su participación en el sistema, marcando en cualquier lugar y tiempo el nivel de
tolerancia o de rechazo.
En cuanto al derecho a la imagen, coexisten 2 ámbitos de proyección jurídica: el referido al plano
extraeconómico como derecho personalísimo autónomo, y el aspecto económico cuya protección
también reviste autonomía.
La voz humana constituye un rasgo de la individualidad e identidad de la persona, mediante la cual
el sujeto interactúa con el sistema social, y como elemento representativo de su integralidad como
individuo también es merecedora de tutela jurídica. El derecho sobre la propia voz como categoría
autónoma de protección respecto del honor o la intimidad, recién comenzó a consolidarse como tal
en los últimos años, pues sólo se a consideraba cuando de su utilización derivaba un daño a los
otros derechos esenciales.
El derecho a la identidad constituye uno de los derechos fundamentales del ser humano porque
permite a la persona humana reconocerse y ser reconocido por el conjunto social. La relación
dialéctica existente, entre el universo social y el hombre a partir del cumplimiento de roles, es
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determinante, pues legitima su identidad individual, haciéndola cognoscible para sí mismo y para
los demás integrantes de la sociedad.
La identidad es el nexo que une la internalidad propia y el reconocimiento o exigencias que los
otros nos otorgan adquiriendo trascendencia en el ámbito íntimo, en el social, el profesional, etc.
El derecho a la identidad del ser humano encuentra fuente en el respeto a su dignidad como valor
superior y es un derecho en el que confluyen la propia herencia genética y el propio hábitat natural
consustanciando la identidad personal.
El derecho personalísimo de la salud:
Toda persona goza del derecho a una asistencia médica adecuada y eficiente, y el Estado, en este
sentido, cumple un rol trascendente, no sólo a partir de la prestación pública del servicio facilitando
su accesibilidad y una prestación adecuada y de calidad, sino fundamentalmente a partir de
proporcionar normas sanitarias y sociales promotoras de la salud integradoras de los criterios de
promoción, prevención y asistencia.
El derecho a la autodeterminación en lo que se refiere a su proceso de salud es uno de los derechos
esenciales del paciente, y poder decidir sobre el propio cuerpo, disponer de él, etc., sólo es factible a
partir de una adecuada y clara información que otorgue la posibilidad de opción, con un grado de
mayor libertad, y este derecho incluye también al de no recibirla.
En cuanto al consentimiento informado, preferimos hablar de asunción de riesgos por el paciente
en tanto se trata de una relación contractual por adhesión científica individual en la cual desaparece
la libertad de configuración del contenido del contrato requerida por la noción de consentimiento,
por lo que el paciente sólo asumirá los riesgos correctamente advertidos por el profesional.
El paciente goza de un derecho personalísimo a la información mediante el cual puede desarrollar
el ejercicio pleno de otros derechos de igual envergadura, el profesional que por sus conocimientos
posee el monopolio de la información debe garantizar al paciente el goce pleno de este derecho; la
falta o restricción en el cumplimento de la obligación habrá de generar una presunción de
incumplimiento y su responsabilidad en forma autónoma, independientemente del daño económico
o extraeconómico acaecido.
El CCyC regula la “muerte digna” frente al padecimiento de ciertas patologías terminales o
accidentes que los coloquen en tal situación y para los cuales no existan alternativas válidas, el
paciente goza del derecho a impedir en función del respeto a su dignidad la realización de prácticas
médicas que no satisfagan ningún interés, sino que, por el contrario, producen un prolongamiento
artificial de la vida mediante la utilización de técnicas de soporte vital, en detrimento de la dignidad
del paciente.
La idea de llegar al final de la vida con dignidad implica garantizar al paciente el acceso y la
disponibilidad de los cuidados paliativos que establecen una adecuada estrategia de asistencia que
proporcione alivio al dolor, a la angustia, que resguarde al paciente en su integridad psíquica,
espiritual, etc., y la de sus familiares, que no acelere la llegada de la muerte, pero que tampoco la
posponga artificialmente.
Atributos de la personalidad
Nombre:
Desde el punto de vista estatal o social, el nombre de las personas humanas (y jurídicas) es una
institución civil establecida por la ley en interés general, desde que tiene por objeto hacer posible a
individualización de los sujetos a los fines del ejercicio de sus derechos y del cumplimiento de sus
obligaciones.
El nombre de las personas, compuesto por el prenombre y el apellido, puede ser desconocido a su
titular, usado indebidamente registrado como marca o utilizado como nombre de una persona
jurídica, pero la ley dota al titular de ese prenombre y apellido afectados de acciones de protección
de nombre contempladas en el art. 71 del CCyC.
Desde la óptica subjetiva, el nombre como atributo de las personas, se caracterizan por ser
necesario, innato, vitalicio, inalienable, relativamente inmutable e imprescriptible.
Domicilio:
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Es el lugar que la ley determina como asiento o sede de la persona para la producción de efectos
jurídicos determinados. Tiene como finalidad contribuir al buen orden social, porque resulta
indispensable que las personas puedan ser ubicadas dentro del territorio para el cumplimiento de sus
obligaciones.
Puede ser: a) real: es el lugar de residencia habitual de la persona humana, y el lugar donde ejerce
la actividad profesional y económica a los efectos del cumplimiento de las obligaciones emergentes
de aquella actividad (art. 73 CCyC); b) legal: es el lugar donde la ley presume sin admitir prueba en
contrario que la persona reside de manera permanente para el ejercicio de sus derechos y el
cumplimiento de sus obligaciones (art. 74 CCyC);c) especial: es el lugar elegido por las partes de
un contrato para el ejercicio de los derechos y obligaciones que son consecuencia de aquel, puede
ser múltiple(art. 75 CCyC); y d) ignorado: es el lugar donde se encuentra la persona que no tiene un
domicilio conocido, y si no se sabe donde se encuentra es el último domicilio conocido (art. 76
CCyC).
Hechos y actos jurídicos
Teoría de los hechos y actos jurídicos:
Las causas que generan hechos son hechos de la naturaleza y seres (humanos voluntarios e
involuntarios, y animales y vegetales).
Es absolutamente claro que las normas se refieren al “ser humano” como sujeto de derecho en la
medida en que los hechos produzcan la afectación de sus derechos entendidos como una unidad
compuesta de ser humano (sujeto) – patrimonio.
Es así que podemos afirmar que toda relación jurídica necesariamente reconoce su origen en un
hecho que le antecede.
El hombre también puede ser objeto sobre el cual se ejerza la actividad, que luego provocará el
nacimiento de un hecho (lesiones, robo, homicidios) con consecuencias jurídicas o sin ellas. Sin
embargo, puede ser que el hecho generado sea consecuencia de la acción de 2 o más seres humanos
interactuando.
La causa de la relación jurídica es la motivación que provoca la vinculación entre las partes; la cual
podrá ser generada por un hecho o acto jurídico, la ley, un delito o cuasidelito (obligación de
reparar), una relación de familia, otro hecho generador.
CCyC: Art. 257: (Hecho jurídico) “El hecho jurídico es el acontecimiento que conforme al
ordenamiento jurídico, produce el nacimiento, modificación o extinción de relaciones o situaciones
jurídicas”.
Los hechos que no producen consecuencia jurídicas también se conocen como “Simples hechos”;
los que si generan consecuencias jurídicas (art. 257 CCyC) pueden ser: hechos naturales (naturales
o accidentales capaces de producir nacimiento, transferencia o extinción de obligaciones y
situaciones jurídicas; por ejemplo, la lluvia, el granizo, la muerte de una persona (genera derecho
sucesorio)) o hechos humanos (aquellos realizados por el hombre, ya sean voluntarios o no).
El acto jurídico (art. 259 CCyC) es un hecho humano (acto), voluntario, lícito que tiene por fin
inmediato la adquisición, modificación o extinción de relaciones o situaciones jurídicas. Tiene
como característica distintiva la voluntad expresa y deliberada de producir efectos jurídicos, el fin
inmediato de producir este tipo de efectos es lo que lo distingue de otros hechos voluntarios y del
simple acto lícito. Es la base de la autonomía privada donde el derecho le reconoce a los sujetos la
posibilidad de regular por sí mismos sus propios intereses o crear las reglas de conducta que crean
adecuadas para las relaciones con otros cumpliendo así con una función económico – social que los
caracteriza.
Los elementos constitutivos del acto jurídico son: a) el sujeto (autor del acto, de quien emana la
voluntad); b) el objeto (cosa que está en el comercio); y, c) la forma (exteriorización de la voluntad
del sujeto respecto del objeto; puede ser por escrito, oralmente, por signos inequívocos o por la
ejecución de un hecho material; se rige por 4 principios: principio de libertad (art. 284 CCyC),
impuesta y consecuencia de su omisión (art. 285 CCyC), expresión escrita (art. 286 CCyC) y firma
(art. 287 y 288 CCyC)).
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Los actos voluntarios (art. 260 CCyC) son los realizados con discernimiento, intención y libertad.
Se clasifican en:
a) Lícitos: los que la ley no prohíbe:
- Actos jurídicos: tienen un fin inmediato, querido por el o los sujetos que lo suscriben en ejercicio
de su libre autonomía, que podría consistir en adquirir, modificar, transferir o extinguir relaciones o
situaciones jurídicas.
- Actos lícitos: carecen de fin inmediato y sus efectos jurídicos se darán pero prescindiendo del
querer del sujeto (que no se lo propone como fin perseguido al realizar ese acto) y por la simple
circunstancia de haberse colocado en la situación prevista por la norma como supuesto de hecho.
b) Ilícitos: son aquellos actos voluntarios, reprobados por las leyes, que causan un daño imputable
al agente en razón de su dolo o culpa.
- Delitos (civiles): acto ilícito obrado con dolo (intención de perjudicar, de provocar daño). Cuando
una acción injusta lesiona un interés particular, queda configurado un ilícito civil que se repara
mediante las acciones indemnizatorias de daños y perjuicios propias del derecho civil.
- Cuasidelito: acto ilícito realizado con culpa (omisión de aquellas diligencias exigidas por la
naturaleza de la cosa, para evitar el daño sobreviniente).
Los actos involuntarios son aquellos que se realizan sin discernimiento, intención o libertad. Si
bien pueden generar efectos jurídicos, no resultan imputables al agente en función de su libertad.
Los vicios que obstruyen la intención son el error (o ignorancia – ausencia total de conocimiento al
respecto), dolo y libertad.
Los actos jurídicos se pueden clasificar:
1. Por estar o no sujetos a modalidades: a) Puros y simples: presentan sólo los elementos esenciales
del acto jurídico (sujeto, objeto y forma) y no están supeditados a ningún tipo de condición, plazo o
cargo para su comienzo, el fin de su existencia o para la producción de efectos propios; y, b)
Modales: se encuentran supeditados a ciertos condicionamientos (modalidades de los actos
jurídicos).
2. Por la cantidad de partes intervinientes: a) Unilaterales: sólo requieren la voluntad o
consentimiento de una sola persona para su existencia; y, b) Bilaterales: requieren el consentimiento
o voluntad de 2 o más personas para perfeccionarse.
3. Por su ejecución: a) Positivos: requieren la realización de una actividad o acción por el sujeto; y,
b) Negativos: implican la omisión de un acto (obligación de no hacer).
4. Por el comienzo de sus efectos: a) Entre vivos: comienzan a existir desde su celebración y no
dependen de otro hecho distinto que la voluntad de las partes que lo suscriben; y, b) De última
voluntad: comienzan a existir a partir de la muerte del disponente o en la fecha que la ley presume
su muerte y en consecuencia, no producen efectos sino hasta luego de suceder el fallecimiento de
éste.
5. Por beneficio: a) Onerosos: representan una ventaja para una de las partes, la cual a su vez está
obligada a cumplir con una contraprestación; y, b) Gratuitos: benefician a una sola de las partes.
6. Por los requisitos exigidos para su celebración: a) Formales: requieren del cumplimiento de
determinadas formalidades para su validez bajo apercibimiento de sanción; y, b) No formales: no
requieren de ninguna formalidad como requisito para su validez.
7. Por su exigencia o no de cumplir otros actos para su validez: a) Principales: su existencia no
depende de la existencia de otro acto jurídico, vale decir que son absolutamente autónomos; y, b)
Accesorios: su existencia depende de la existencia de otro acto jurídico (acto principal) y del cual
éste depende necesariamente.
Las modalidades de los actos jurídicos son: la condición, el plazo y el cargo.
La condición es una modalidad por la cual se supedita la adquisición o pérdida de un derecho a la
realización o acaecimiento de un hecho futuro, incierto e incoercible (no susceptible de compulsión
por vía judicial). La condición puede ser: suspensiva (cuando supedita la adquisición del derecho a
la realización o acaecimiento del hecho previsto) o resolutoria (cuando deja en suspenso la
extinción de un derecho ya adquirido); potestativa (cuando su cumplimiento depende
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Podemos hablar de fraude cuando un deudor mediante su acción u omisión provoca o agrava su
estado de insolvencia en perjuicio de sus acreedores.
La norma regula el fraude “a los acreedores” o “pauliano”, no obstante es importante destacar que
éste se encuentra inmerso en la noción de “fraude a la ley” (art. 12 CCyC) en tanto el negocio
fraudulento resulta contrario a los principios generales del derecho, buena fe, equidad, abuso del
derecho, como criterio funcional de interpretación del plexo normativo.
Se dispone la inoponibilidad del negocio frente a los acreedores quirografarios y frente a todos
aquellos acreedores que acrediten el perjuicio ocasionado aún cuando gocen de un privilegio
especial o general.
La acción de declaración de inoponibilidad del negocio fraudulento tiende a que el acto otorgado
por el deudor pierda eficacia frente al acreedor que la ejercita, posibilitándole ejecutar su crédito
sobre el o los bienes objeto del acto fraudulento.
La viabilidad de la acción supone la existencia de ciertos requisitos genéricos (art. 339 CCyC): a)
la temporalidad del crédito (debe ser de fecha anterior al acto reputado fraudulento, exceptuándose
aquellos supuestos en los cuales el deudor actúe con previsibilidad; es decir que tenga su accionar
un propósito defraudatorio de futuros acreedores); b) que exista conexidad causal entre el acto que
se impugna y la causa o agravamiento de la insolvencia del deudor, asimismo, la nueva normativa
elimina la presunción de insolvencia; y c) que quien contrató a título oneroso con el deudor
conociera o pudiera conocer que el acto provocaba o agravaba la insolvencia.
La relación jurídica obligacional
Es una subespecie de las relaciones jurídicas, posee contenido económico y comprende todos los
aspectos que hacen a la atribución de la persona de bienes económicos y a las operaciones jurídico –
económicas que se relacionan con dichos bienes (distribución, comercialización de bienes y
servicios).
El concepto de obligación:
CCyC: Art. 724: (Obligación)”La obligación es una relación jurídica en virtud de la cual el
acreedor tiene el derecho de exigir del deudor una prestación destinada a satisfacer un interés
lícito y ante el incumplimiento a obtener forzadamente la satisfacción de dicho interés.”
La prestación objeto del derecho personal es una conducta (o comportamiento) humana futura
debida por el deudor, que puede consistir en entregar una cosa o poner a disposición o transmitir
bienes que no son cosas (Obligaciones de dar); la prestación de un servicio o la realización de un
hecho en tiempo, lugar y modo acordado por las partes (obligaciones de hacer); y, la abstención de
una conducta permitida o tolerar una actividad ajena (obligaciones de no hacer). El interés que el
acreedor persigue satisfacer debe ser lícito, debe existir el nacimiento de la obligación (eficacia
estructural) y permanecer hasta su extinción (eficacia funcional).
Las obligaciones de dar entrañan la realización de un hecho positivo real, es decir, la entrega de
una cosa mueble o inmueble con el fin de constituir sobre ella derechos reales o transferir el uso o
tenencia, o restituir al dueño (arts. 749, 750 y sigtes., y 759 CCyC).
Las obligaciones de hacer consisten en la actuación de un hecho positivo personal, esto es, el
cumplimiento de una actividad o servicio. Mientras que, las obligaciones de no hacer suponen la
ejecución de un hecho negativo o abstención.
La obligación no se presume, debe provenir de algún hecho idóneo para producirla, y de
conformidad con el ordenamiento jurídico, tampoco se presume su existencia, la interpretación
respecto de su existencia y extensión es restrictiva, probada la obligación se presume su legitimidad
salvo prueba en contrario.
El sujeto de las obligaciones
Son las personas que se han sujeto o ligado, que se encuentran unidas a una relación jurídica con
características propias en razón de cuyo vínculo, uno, el acreedor, resulta titular del derecho de
crédito que tiene por objeto la satisfacción de un interés propio anexo a la facultad de exigir la
realización de ese interés; y, otro, el deudor, quien se encuentra constreñido al cumplimiento de la
prestación debida al primero.
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Los sujetos de las obligaciones pueden ser únicos o múltiples. Son personas, humanas o jurídicas,
que cuenten con capacidad de derecho, sean determinadas o determinables y sean distintos entre sí.
Objeto de las obligaciones
CCyC: Art. 725: (objeto de las obligaciones) “La prestación que constituye el objeto de las
obligaciones debe ser material y jurídicamente posible, lícita, determinada o determinable,
susceptible de valoración económica y debe corresponder a un interés patrimonial o
extrapatrimonial del acreedor.”
Hay ciertas obligaciones cuyo objeto consiste en un hacer y en un dar conjuntos, de modo que es
preciso determinar en cada caso a qué clase de obligación corresponde, pues dependiendo de ello su
régimen de funcionamiento será el de una clase o la otra; lo cual será definida por la naturaleza de
la conducta principal asumida por el deudor.
Obligaciones de dar:
Se clasifican en (orden decreciente): a) obligaciones de dar cosa cierta (art. 750 y siguientes
CCyC), b) obligaciones de género (arts. 762 y 763 CCyC) y c) obligaciones de dar dinero (art. 765
y siguientes CCyC); a su vez, las primeras se subclasifican en obligaciones de dar cosas ciertas
para: a) constituir derechos reales (arts. 750 y siguientes CCyC), b) restituir al dueño (art. 759 y
siguientes CCyC) y c) transferir su uso o tenencia (art. 749 CCyC).
Las obligaciones de dar cosa cierta recaen sobre cosas no fungibles; es aquella cuya prestación
consiste en la entrega de un bien o una cosa mueble o inmueble individualmente determinada, de
cuerpo cierto distinto de cualquier otro, individualizada, no fungible, y determinado inicialmente.
La compraventa, donación, permuta, cesión, etc., los cuales son títulos suficiente para trasmitir o
constituir derechos reales que se ejercen por la posesión.
Las obligaciones de género recaen sobre cosas fungibles que no se encuentran individualmente
determinadas en el momento inicial, sino que están señaladas sólo por su especie y calidad y que
deben ser objetos de individualización posterior.
Obligaciones de dar sumas de dinero. Deudas de dinero y deudas de valor
Obligaciones de dar suma de dinero:
Son aquellas que tienen por objeto la conducta de dar una cierta cantidad de moneda desde el
nacimiento mismo de la obligación.
CCyC: Art. 765:”La obligación es de dar dinero si el deudor debe cierta cantidad de moneda,
determinada o determinable, al momento de la constitución de la obligación. Si por el acto por el
que se ha constituido la obligación, se estipuló dar moneda que no sea de curso legal en la
República, la obligación debe considerarse como de dar cantidades de cosas y el deudor puede
liberarse dando el equivalente en moneda de curso legal.”
Intereses:
Son el fruto del dinero. Se clasifican en compensatorios, moratorios y punitorios. Los primeros se
encuentran previstos en el art. 769 del CCyC, son los que se generan por el uso del dinero ajeno, no
se deben (salvo pacto en contrario de partes o imposición legal), la tasa es fijada por las partes con
los límites impuestos por la buena fe y el ejercicio regular de los derechos. Los segundos están
previstos en el art. 768 del CCyC, son aquellos que se generan por el retardo en el cumplimiento de
la obligación, la tasa la pueden fijar las partes, las leyes especiales y en subsidio. Los terceros se
encuentran previstos en el art. 769 del CCyC, son aquellos convenidos por las partes en una
cláusula penal (es aquella que contiene una pena o multa en caso de retardar el cumplimiento de una
obligación o no cumplir la misma).
Anatocismo:
Es la capitalización de intereses que pasa también a producir intereses. En reglas generales, éste se
encuentra prohibido, salvo: a) que lo acuerden las partes (se limita el lapso de la capitalización a 6
meses), b) que se demande judicialmente (la capitalización comienza a producir desde la fecha de la
notificación de la demanda), c) que la obligación se liquide judicialmente (la capitalización se
produce desde que el juez ordena pagar la suma restante y el deudor es moroso en hacerlo) y d) que
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Final derecho económico – Cat. Lovece
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Final derecho económico – Cat. Lovece
Se trata de una compensación facultativa cuando hay 2 obligaciones recíprocas que no cumplen
con alguno de los requisitos exigibles para que haya compensación legal, pero que, a pesar de3 ello,
la parte que se vería beneficiada por ese requisito renuncia a él solicitando la compensación.
Nos referimos a una compensación judicial cuando no se dan todos los requisitos que deberían
darse para la legal y se le requiere al juez la declaración de la misma.
Es una compensación convencional cuando no se dan los requisitos, pero ambas partes deciden
compensar.
Novación:
Habrá novación cuando se cree una obligación nueva destinada a reemplazar una obligación
preexistente, en tal caso se extinguirá la obligación originaria con sus accesorios. Es necesario que
exista voluntad de reemplazo y, en caso de duda se presumirá que la nueva obligación contraída
para cumplir con la anterior no causa su extinción.
No habrá novación cuando la obligación preexistente se encuentra extinguida o afectada de nulidad
absoluta, ni tampoco cuando estaba sujeta a una condición suspensiva y, después de la novación, el
hecho condicionante se cumple. De igual modo, el CCyC entiende que en general no habrá
novación cuando se realicen modificaciones accesorias a la obligación principal y cuando se
entreguen los documentos suscriptos por el deudo en pago de la deuda.
La doctrina sostiene que, si ésta se da sobre el objeto principal o prestación de la obligación
originaria, por cambios en la causa fuente (hecho generador de la obligación) y por alteraciones
sustanciales en el vínculo obligatorio, es una novación objetiva; en cambio, si se da sobre los
sujetos es una novación subjetiva.
La novación extingue la obligación originaria con sus accesorios (privilegios u otras garantías que
aseguran el crédito principal, los intereses adeudados y las obligaciones accesorias) salvo que el
acreedor haya realizado reserva expresa para impedir la extinción de las garantías personales o
reales del crédito inicial y así poder pasarlas a la nueva obligación si el tercero que las constituyó
participó en el acuerdo novatorio.
Dación en pago:
Se produce cuando el acreedor voluntariamente acepta en pago una prestación diversa de la que se
le debía. Es decir, para que se pueda dar necesitamos: a) la existencia de una obligación; b)
ofrecimiento de entregar una prestación distinta; c) intención de pagar con ella; d) aceptación por
parte del acreedor y e) capacidad de ambas partes.
Tal como lo establece el CCyC en el art 868, “el acreedor no está obligado a recibir y el deudor no
tiene derecho a cumplir una prestación distinta a la debida, cualquiera sea su valor”. Sin embargo, si
el acreedor lo aceptara voluntariamente estaría permitido y quedaría comprendido dentro de la
dación en pago siempre y cuando la prestación sea otorgada con la intención de pagar la deuda.
La dación en pago se rige por las disposiciones aplicables al contrato con el que tenga mayor
afinidad. La evicción y los vicios redhibitorios de la cosa entregada para pagar la deuda, salvo
pacto en contrario, no genera el renacimiento de la obligación extinguida pero el acreedor podrá
reclamarle al deudor por los daños ocasionados.
Renuncia:
Será admitida como modo de extinción siempre y cuando no esté prohibida, sea voluntaria y sólo
afecte intereses privados. Puede realizarse de forma gratuita (se debe contar con capacidad para
donar) u onerosa, u no está sujeta a formas especiales. No se presume y la interpretación de los
actos que permiten inducirla es restrictiva. Tiene por efecto la extinción del derecho abdicado y de
sus accesorios, podrá ser retractada si todavía no fue aceptada.
Remisión:
En ella, el acreedor abdica de sus derechos de crédito, liberando al deudor. La misma produce los
mismos efectos del pago (se extingue el crédito con todos sus accesorios y garantías).
Si el acreedor manifiesta de forma inequívoca su voluntad, la remisión será expresa; en cambio, si
se deduce de sus actos, será tácita.
Se le aplican a la remisión las disposiciones sobre la renuncia.
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Relaciones contractuales
Los contratos son la principal fuente de obligaciones y generan la estructura por la que circulan los
recursos que dispone la sociedad, constituyéndose en acuerdos a los que pueden arribar los sujetos
para la satisfacción de sus intereses.
CCyC: Art. 957: (Contrato) “Contrato es el acto jurídico mediante el cual 2 o más partes
manifiestan su consentimiento para crear, regular, modificar, transferir o extinguir relaciones
jurídicas patrimoniales.”
El contrato es un acto jurídico voluntario y lícito establecido por el consentimiento de 2 o más
partes.
La doctrina señala que cuando se habla del consentimiento de los contratantes se está aludiendo: a)
la voluntad interna de cada uno de los contratantes, b) la declaración de esa voluntad, y c) el
consentimiento contractual o zona de voluntades declaradas. Asimismo, el consentimiento requiere
la capacidad de las partes, constituyéndose aquel como un presupuesto de la validez del contrato.
La libertad de contratar es presupuesto de la autonomía y de la potestad de autorregulación de su
contenido; aunque se ve limitada en la ley, el orden público, la moral, las buenas costumbres y la
afectación de los derechos de terceros ajenos al contrato.
La fuerza vinculante de los convenios entre partes encuentra su razón de ser en lo dispuesto en los
arts. 17 y 19 de la Norma Fundamental, ya que los derechos que de aquellos emanan están
comprendidos en la noción constitucional de propiedad.
De modo que las partes contratantes se obligan a cumplir con las prestaciones a su cargo, en los
términos por ellas convenidos. De esta manera, el principio de obligatoriedad actúa como un
resguardo para el de la libertad contractual, pues establece la base necesaria para que éste pueda
desplegarse con confianza, en un ámbito donde puede imperar la buena fe.
Elementos del contrato:
a) Objeto: debe ser lícito, posible (tiene que estar al alcance de realización de los sujetos),
determinado o determinable (tiene que haber indicaciones para identificar el alcance de las
obligaciones asumidas por las partes) y susceptible de valoración económica.
b) Causa: (art. 281 CCyC) Es el fin inmediato autorizado por el ordenamiento jurídico que ha
sido determinante de la voluntad; aunque también la integran los motivos exteriorizados
cuando sean lícitos y hayan sido incorporados al acto en forma expresa, o tácitamente si son
esenciales para ambas partes. Se puede ver afectada por el error (o ignorancia)y el dolo.
c) Sujetos
d) Consentimiento: es el acuerdo de 2 voluntades: la oferta y la aceptación (arts. 971, 971, 980
CCyC) y requiere como presupuesto la capacidad para poder consensuar. Tiene como
elementos estructurales a la oferta y a la manifestación de aceptación, la cual se puede ser
afectada por la violencia física y moral, el dolo y necesidad.
Forma de los contratos
La forma del contrato se vincula con la materialización del acto y la prueba del contrato se
relaciona con la acreditación judicial de su celebración.
La forma consiste en el conjunto de solemnidades que deben cumplirse por disposición legal o por
convención de las partes al tiempo de surgir el acto negocial o acto jurídico, por el contrario, la
prueba importa demostrar que ese negocio jurídico aparece en el escenario del derecho.
Los contratos según su forma se clasifican en: a) solemnes absolutos (son nulos si la solemnidad no
fue hecha), b) solemnes relativos (cuando la solemnidad requerida para los contratos es sólo para
que éstos produzcan sus efectos propios, sin sanción de nulidad; no quedando concluidos como
tales mientras no se haya otorgado el instrumento previsto, pero valiendo como contratos en los que
las partes se obligaron a cumplir con la expresada formalidad) y c) contratos con forma
exigida(cuando la ley o las partes no imponen una forma determinada, ésta debe constituir sólo un
medio de prueba de la celebración del contrato).
La prueba es la demonstración de un hecho o de un acto jurídico, realizada con los medios que para
el caso la ley autoriza, permitiendo al juez dar al juicio una solución racionalmente persuasiva.
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Probar un contrato es demostrar la existencia de una relación jurídica entre las partes; es también
establecer la naturaleza y el contenido exacto de los derechos y las obligaciones emergentes del
mismo.
Extinción, modificación y adecuación del contrato
Extinción unilateral. Rescisión, Renovación o resolución:
El art. 1077 del CCyC regula de manera conjunta los 3 modos extintivos anormales del contrato
total o parcial por voluntad de una de las partes.
La resolución presupone el acaecimiento de un hecho posterior a la celebración del negocio
jurídico previsto por los contratantes o por la ley, de forma expresa o tácita que torna ineficaz el
contrato y que tiene efectos retroactivos. La rescisión unilateral en cambio no presupone el
incumplimiento y puede ser ejercitada por cualquiera de las partes aun sin expresión de causa, y
tiene efecto hacia el futuro. En tanto que la revocación es dependiente de una causa legal y tiene
como campo de aplicación los contratos unilaterales y sus efectos se proyectan hacia el futuro.
Equivalencia e inequivalencia de las prestaciones. La imprevisión.
Equivalencia e inequivalencia de las prestaciones:
La equivalencia puede quebrarse de 2 maneras:
a) Lesión subjetiva – objetiva: la lesión objetiva consiste en una ventaja evidentemente
desproporcionada, refiriéndose al aumento desmedido del beneficio económico obtenido; es una
situación groseramente manifiesta y sin justificación razonable. En la lesión subjetiva se encuentra
afectado el pleno ejercicio de la voluntad, lo que pone a uno de los sujetos en situación de
desigualdad, se encuentra desprotegido respecto del otro
b) Factores externos e imprevisibles.
La imprevisión:
CCyC: Art. 1091: (Imprevisión) “Si en un contrato conmutativo de ejecución diferida o
permanente, la prestación a cargo de una de las partes se torna excesivamente onerosa, por una
alteración extraordinaria de las circunstancias existentes al tiempo de su celebración, sobrevenida
por causas ajenas a las partes y al riesgo asumido por la que es afectada, ésta tiene derecho a
plantear extrajudicialmente, o pedir ante un juez, por acción o como excepción, la resolución total
o parcial del contrato, o su adecuación. Igual regla se aplica al tercero a quien le han sido
conferidos derechos, o asignadas obligaciones, resultantes del contrato; y al contrato aleatorio si
la prestación se torna excesivamente onerosa por causas extrañas a su álea propia.”
Su implementación cuenta con los siguientes requisitos: a) la existencia de un contrato de
ejecución diferida o permanente; b) cuando sucede una alteración extraordinaria de las
circunstancias existentes al tiempo de su celebración; c) la alteración debe ser consecuencia de un
hecho extraordinario, sobreviniente a la celebración de contrato, ajeno a las partes y diferente del
riesgo asumido por la parte afectada; d) dicha alteración genera que la prestación del contrato se
vuelva excesivamente onerosa para una de las partes; y, e) tanto en la instancia extrajudicial como
judicial la parte afectada podrá solicitar la resolución total o parcial del contrato o su adecuación.
Obligación de saneamiento
La obligación de saneamiento o responsabilidad por garantía como género es comprensiva tanto
de la garantía de evicción como de los vicios redhibitorios, lo que encuentra recepción expresa en el
art. 1034 del CCyC, estableciéndose que se regirá por las disposiciones previstas en la sección
específica “sin perjuicio de las normas especiales”.
La responsabilidad por saneamiento es un elemento natural del contrato, y se encuentra vigente
aun cuando las partes no lo hayan estipulado expresamente (art. 1036 CCyC), se trata por tanto de
una garantía legal impuesta en orden al mantenimiento del interés general y, atendiendo a la
amplitud del concepto de contrato como negocio económico que abarca mucho más que el
instrumento contractual en sí mismo. No obstante, las partes podrán suprimirla, aumentarla o
disminuirla aun cuando tales cláusulas contractuales serán interpretadas restrictivamente (arts. 1037
y 1038 CCyC)
Contrato de compraventa
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Final derecho económico – Cat. Lovece
CCyC: Art 1123: (Compraventa) “Hay compraventa si una de las partes se obliga a transferir la
propiedad de una cosa y la otra a pagar un precio en dinero.”
Este contrato se rige por la Ley de Defensa del Consumidor.
Sus caracteres son: a) bilateralidad (surgen obligaciones para las 2 partes); b) onerosidad (ventajas
o sacrificios son generados para ambas partes); c) conmutativo (cargas y obligaciones contractuales
y recíprocas); d) no formalidad (cuya excepción es en el caso de los inmuebles y los bienes
registrables); e) nominado (encuentra estructura en la normativa vigente); f) consensual.
Entre las obligaciones del vendedor se encuentran la de transferír al comprador la propiedad de la
cosa vendida y poner a su disposición los instrumentos requeridos por los usos o por la naturaleza
de la operación prestando toda colaboración como deber propio de la buena fe para que la
transferencia del dominio se concrete. En relación a los gastos de entrega los mismos deben ser
cubiertos por el vendedor salvo pacto en contrario.
Mientras que el comprador se encuentra obligado a pagar el precio convenido en el lugar y tiempo
oportuno si no se pactara modalidad alguna se entenderá que el precio es al contado, recibir la cosa
adquirida y su documentación y pagar los gastos de recepción.
Contrato de locación
Se entiende que hay un contrato de locación cuando una parte (locador) se obliga a otorgar a otra
(locatario) el uso y goce temporario de una cosa, a cambio del pago de un precio en dinero (canon
locativo).
Sus caracteres son: a) bilateral; b) oneroso; c) conmutativo; d) no formal.
Para que las cosas puedan ser objeto de este contrato deben ser presentes o futuras, estar en el
comercio y ser determinables.
El locatario está obligado a dar a la cosa locada el destino acordado en el contrato, ya que sino el
locador podrá extinguir el contrato.
La locación, independientemente de su objeto, no podrá exceder el plazo máximo de 20 años si
tuviese destino habitacional y 50 años si tuviese otro destino; ni del plazo mínimo de 2 años.
El contrato podrá extinguirse una vez que se haya cumplido con el plazo pactado o antes por
voluntad del locatario. Al terminarse debe restituirse la tenencia de la cosa locada.
Contrato de mutuo
También se lo conoce como “préstamo de consumo”. Es un contrato consensual que se
perfecciona mediante la voluntad de los sujetos contratantes.
El art. 1525 del CCyC define este contrato como aquel en el cual el mutuante se compromete a
entregar a la otra (mutuario), en propiedad una cantidad de cosas fungibles las que serán devueltas
en igual cantidad, calidad u especie. Se presume oneroso.
Si este consiste en el préstamo de sumas de dinero (mutuo dinerario), el mutuario debe los
intereses compensatorios. Si se trata de un préstamo de cosas fungibles (no dinero), igualmente los
intereses serán liquidados en dinero, serán pactados por las partes o se calcularán en función de
considerar el precio de mercado de la cantidad de cosas prestadas en el lugar en que debe efectuarse
el pago de los intereses y de acuerdo al día del comienzo del periodo. Si el mutuo es gratuito, el
mutuario se liberará entregando al mutuante igual cantidad, calidad y especie que la cosa recibida; y
si hay incumplimiento por parte del mutuario, este deberá los intereses moratorios.
Contrato de mandato
Existe contrato de mandato cuando una parte (mandatario) se obliga a realizar uno o más actos
jurídicos en interés de otra (mandante). El contrato puede ser conferido y aceptado de manera tácita
o expresa.
El mandato puede ser conferido a varias personas sin estipular expresamente la forma o el orden
de su actuación, se entiende que pueden desempeñarse conjunta o separadamente. Es decir, el
mandato es plural pero la ejecución del negocio es única. El hecho de que la actuación sea conjunta
o separadamente implica que también es indistinta o alternativa.
El contrato de mandato no recae sobre actos materiales, los cuales se rigen por normas especiales
como el contrato de locación, servicios, de obra, etc.
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Sus caracteres son: a) bilateral, b)consensual; c) oneroso y d) no formal. La ejecución del mandato
implica su aceptación.
Existen 2 tipos de mandato, el general y el especial. El primero sólo incluye los actos de
administración ordinaria y aquellos indispensables para su ejecución. Mientras que en el mandato
especial se refieren únicamente a ciertos negocios en particular (son necesarias facultades expresas
para aceptar herencias, reconocer hijos, etc.).
Para que se configure el mandato representativo es necesario que el mandatario realice un acto de
voluntad propio (aunque en nombre y en interés del mandante), que lo ejecute dentro de las
facultades que le fueron conferidas y manifieste a los terceros que está actuando en representación.
En consecuencia, cuando el mandato es representativo y el acto que se realiza se circunscribe a lo
estipulado en el contrato, se reputa celebrado por el mandante, para todos sus efectos. Pero si los
actos fueron ejecutados fuera de los límites del mandato carecen de efecto, salvo en los supuestos
que el mandatario se hiciese cargo, o bien que se trate de un mandato aparente, en cuyo caso se
atenderá a la protección de los terceros, y será el mandante quien deba responder.
En el supuesto del mandato sin representación, el mandato no otorga poder de representación, por
lo que el mandatario actúa en nombre propio y en interés del mandante con los efectos que se
consignan: no nacen obligaciones entre mandantes y terceros. En este caso, el mandatario asume
personalmente los efectos del contrato, para lo que es indispensable un nuevo acto jurídico para
transmitirle esas consecuencias al mandante, configurándose así un supuesto de sustitución
indirecta.
El art. 1324 del CCyC establece los deberes a cargo del mandatario: a) cumplir los actos
comprendidos en el mandato, conforme a las instrucciones dadas por el mandato y a la naturaleza
del negocio que constituye su objeto, con el cuidado que pondría en los asuntos propios o, en su
caso, el exigió por las reglas de su profesión, o por los usos del lugar de ejecución; b) dar aviso
inmediato al mandante de cualquier circunstancia sobreviniente que razonablemente aconseje
apartarse de las instrucciones recibidas, requiriendo nuevas instrucciones o ratificación de las
anteriores, y adoptar las medidas indispensables y urgentes; c) informar sin demora al mandante de
todo conflicto de intereses y de toda otra circunstancia que pueda motivar la modificación o la
revocación del mandato; d) mantener en reserva toda información que adquiera con motivo del
mandato que, por su naturaleza o circunstancias, no está destinada a ser divulgada; e) dar aviso al
mandante de todo valor que haya recibido en razón del mandato y ponerla a disposición de aquél; f)
rendir cuenta de su gestión en las oportunidades convenidas o a la extinción del mandato; g)
entregar al mandante las ganancias derivadas del negocio, con los intereses moratorios, de las sumas
de dinero que haya utilizado en provecho propio; h) informar en cualquier momento, a
requerimiento del mandante, sobre la ejecución del mandato; y, i) exhibir al mandante toda la
documentación relacionada con la gestión encomendada, y entregarle la que corresponde según las
circunstancias. Si el negocio encargado al mandatario fuese de los que, por su oficio o modo de
vivir, acepta él regularmente, aun cuando se excuse del encargo, debe tomar las providencias
conservatorias urgentes que requiera el negocio que se le encomienda.
Este contrato se extingue: a) por el transcurso del plazo por el que fue otorgado, o por el
cumplimiento de la condición resolutoria pactada; b) por la ejecución del negocio para el cual fue
dado; c) por la revocación del mandante; d) por la renuncia del mandatario; y e) por la muerte o
incapacidad del mandante o del mandatario.
Contrato de obra y de servicios
Hay contrato de obra o de servicios cuando una persona, según el caso contratista o prestador de
servicios, actuando independientemente se obliga a favor de otra, llamada comitente, a realizar una
obra material o intelectual o a proveer un servicio mediante una retribución. (Art. 1251 CCyC)
El contrato es gratuito si las partes así lo pactan o cuando por las circunstancias del caso puede
presumirse la intención de beneficiar.
El precio del contrato es determinado en un principio por las partes contratantes, o en su defecto
por la ley, los usos y en última instancia por decisión judicial.
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El titular del derecho, fijada la vivienda familiar y nacido el derecho de uso personal en
cabeza del otro conviviente o del cónyuge, no puede en determinadas casos hacer uso de su
propio derecho de disposición sin el consentimiento del otro, dado que hay un interés
familiar que merece protección.
CCyC: Art. 529: (Parentesco) “El parentesco es el vínculo jurídico existente entre personas
en razón de la naturaleza, las técnicas de reproducción humana asistida, la adopción y la
afinidad”.
Se distinguen 4 fuentes de parentesco, 3 de las cuales son provenientes de vínculos filiales
(art. 558 CCyC), ya sea natural, biológico (reproducción humana asistida) o jurídica
(adopción).
De acuerdo a su origen, el parentesco se clasifica en: a) parentesco por naturaleza (es el
que vincula a las personas que descienden de un tronco común o descienden una de la otra,
como abuelos, nietos, padres, etc.), b) parentesco por adopción (en la adopción simple el
vinculo se establece entre adoptante y adoptado, quien es el integrado como hijo biológico
de aquel, pero no crea vínculo con la familia del adoptante; en la adopción plena se
establece parentesco entre el adoptado y la familia del adoptante), c) parentesco por
técnicas de reproducción asistida (arts. 560 a 564 CCyC. Dispone que el niño nacido de una
mujer por estos métodos es también hijo del hombre o mujer que ha prestado su
consentimiento previo) y d) parentesco por afinidad (es el que se genera entre un cónyuge y
los parientes del otro y no se extingue con la disolución del matrimonio que le do origen,
aunque sí cesa en caso de anulación de las nupcias).
Los alimentos son el conjunto de medios materiales necesarios para la satisfacción de la
subsistencia, habitación, vestuario y asistencia médica del alimentista. Si el alimentado es
una persona menor de edad, comprende, además, lo necesario para la educación.
Uno de los efectos civiles del parentesco es la obligación alimentaria y encuentra su
fundamento en la obligación moral de solidaridad familiar.
Si bien cada causa de fuente alimentaria tiene sus particularidades, los principios generales
y reglas que se regulan en el capítulo correspondiente a alimentos entre parientes son
aplicables a todas las fuentes alimentarias.
Los alimentos entre parientes se deben de cumplir, en principio, a través de una cuota en
dinero, agregando que “el obligado puede solicitar que se le autorice a solventarla de otra
manera, justificando motivos suficientes”. Asimismo, se establece que los pasos de la
pensión alimentaria se efectúen en forma mensual, sin perjuicio de que el juez pueda “fijar
cuotas por periodos más cortos”.
Son caracteres de la obligación alimentaria la reciprocidad, personalísimo, incompensable,
irrenunciable, intransferible, irrepetible e inembargable, de orden público, asistencial,
imprescriptible, circunstancial y variable.
Para que se proceda con la obligación es necesario que haya un vínculo parentesco, necesidad o
falta de medios e imposibilidad de obtenerlos con su trabajo.
Matrimonio
Es la unión entre 2 personas, se trate del mismo sexo o no, con cumplimiento de formalidades de
ley, para mantener una comunidad de vida e intereses. Es una institución social que goza de
reconocimiento jurídico y, en consecuencia, implica para los cónyuges una serie de deberes y
derechos de carácter personal, patrimonial y domestico.
El matrimonio se caracteriza por: a) unidad (solo se permite, respecto de una persona, un único
matrimonio), b) estabilidad (se celebra con la idea de que perdure en el tiempo, lo que no significa
que este sea indisoluble) y c) legalidad (unión de 2 personas legalmente sancionada).
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Final derecho económico – Cat. Lovece
Los impedimentos matrimoniales son situaciones que constituyen un obstáculo para la celebración
de las nupcias, son de enumeración taxativa y de interpretación restrictiva. Se pueden clasificar en
según distintos criterios:
1. De acuerdo a los fundamentos: de orden ético o moral (parentesco, ligamen, crimen) y los
derivados de la naturaleza (falta de edad legal, falta de salud mental).
2. De acuerdo a las personas a quienes se les aplican: absolutos (aquellos que impiden celebrar el
matrimonio con cualquier persona; ej.: falta de edad legal, falta de salud mental, ligamen) y
relativos (hacen referencia a no poder casarse con cierta persona; ej: parentesco en grado prohibido,
crimen).
3. De acuerdo al tiempo de vigencia: permanentes (Parentesco, crimen) y transitorios (falta de edad
legal, falta de salud mental, ligamen).
4. De acuerdo a sus efectos: dirimentes (aquellos en los que la violación de las prohibiciones legales
trae como consecuencia la nulidad absoluta o relativa del matrimonio) e impedientes (traen
aparejada una sanción distinta de la nulidad del matrimonio en caso de que este se haya celebrado ,
mientras que en otros casos, la ley no previó sanción alguna sino que cumplen sólo una función
preventiva).
5. De acuerdo a la posibilidad de su remoción: dispensables (aquellos que pueden ser removidos por
la autoridad competente como la falta de edad legal) e indispensables.
El matrimonio se prueba con el acto de su celebración, su testimonio, copia o certificado, o con la
libreta de familia expedidos por el Registro del Estado Civil y capacidad de las personas.
La nulidad se configura cuando al momento de la celebración del matrimonio aparece un vicio o
defecto en torno a algunos de los presupuestos que la ley exige para que el acto produzca efectos
validos, no es manifiesta.
Existía en nuestra legislación, previo a la nueva sanción del CCyC, un doble régimen a la hora de
resolver conflictos matrimoniales: la separación personal y el divorcio vincular. La diferencia entre
ellos es que la primera no disolvía el matrimonio, impidiendo volverse a casar luego de dictada la
sentencia de separación.
Es así que en el art. 435 del CCyC se prevé el divorcio como causal de disolución del vinculo
matrimonial, junto con la muerte de uno de los cónyuges y sentencia firme de ausencia con
presunción de fallecimiento.
Unión convivencial
Para que la unión de 2 personas (del mismo sexo o no) pueda considerarse una “unión
convivencial” debe responder a los requisitos detallados en el art. 510 del CCyC: a) los 2
integrantes sean mayores de edad, b) no estén unidos por vínculos de parentesco en línea recta en
todos los grados, ni colateral hasta el segundo grado; c) no estén unidos por vínculos de parentesco
por afinidad en línea recta, d) no tengan impedimento de ligamen ni esté registrada otra
convivencia de manera simultánea; y, e) mantengan la convivencia durante un período no inferior a
2 años.
Filiación
Es el vínculo jurídico que une a una persona (hijo) con sus progenitores.
CCyC: Art. 558: (Filiación) “La filiación puede tener lugar por naturaleza, mediante técnicas de
reproducción humana asistida, o por adopción. La filiación por adopción plena, por naturaleza o
de técnicas de reproducción humana asistida, matrimonial o extramatrimonial, surten los mismos
efectos, conforme a las disposiciones del CCyC. Ninguna persona puede tener más de 2 vínculos
filiales, cualquiera sea la naturaleza de la filiación.”
En la filiación por naturaleza, la maternidad se establece con la prueba del nacimiento y la
identidad del nacido, lo cual se puede probar con el certificado del médico, obstétrica o agente de
salud que atendió el nacimiento.
La filiación, mediante el acceso a técnicas de reproducción humana asistida, constituye una
fuente de filiación en igualdad de condiciones y efectos que la filiación por naturaleza o por
adopción, con el límite máximo de 2 vínculos filiales.
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La ley 26862 que regula dichas técnicas define estas prácticas, como todos aquellos
procedimientos y técnicas realizadas con asistencia médica para a consecución de un embarazo.
La adopción es una institución del derecho privado, por medio de la cual se determina la filiación
de una persona, emplazándola en la calidad de hijo del adoptante, todo ello por medio de una
sentencia judicial que los determinará como sus progenitores.
CCyC: Art. 594: (Adopción) “Una institución jurídica que tiene por objeto proteger el derecho de
niños, niñas y adolescentes a vivir y desarrollarse en una familia que le procure los cuidados
tendientes a satisfacer sus necesidades afectivas y materiales, cuando estos no le puedan ser
proporcionados por su familia de origen. La adopción se otorga sólo por sentencia judicial y
emplaza al adoptado en el estado de hijo, conforme con las disposiciones del CCyC.
La adopción se rige por el interés superior del niño, el respeto por el derecho a la identidad; el
agotamiento de las posibilidades de permanecer en la familia de origen o ampliada; la preservación
de los vínculos fraternos, el derecho a conocer los orígenes; el derecho a ser oído y a que su opinión
sea tenida en cuenta según su edad y grado de madurez, siendo obligatorio requerir su
consentimiento a partir de los 10 años.
La adopción plena confiere al adoptado la condición de hijo y extingue los vínculos jurídicos con la
familia de origen, con la excepción de que subsistan los impedimentos matrimoniales. El adoptado
tiene en la familia adoptiva los mismos derechos y obligaciones de todo hijo. Se modifica la
identidad del adoptado, al extinguirse los vínculos con su familia biológica y reemplazándolos con
los de su familia adoptiva; ya que al emplazarse en el estado de hijo del adoptante, no sólo genera
vínculos con él, sino con la familia de éste.
La adopción simple confiere el estado de hijo al adoptado, pero no crea vínculos jurídicos con los
parientes ni con el cónyuge del adoptante, excepto lo dispuesto en el código, pero mantiene el
vinculo biológico con la familia de origen.
La adopción de integración se configura cuando se adopta al hijo del cónyuge o del conviviente y
genera los efectos previstos; puede ser simple o plena, dependiendo de si el adoptado tiene filiación
doble o única.
Sucesiones
Son juicios universales. Se llaman así en virtud de que su objeto abarca la totalidad del patrimonio
de una persona, y su fin es asignar, distribuir y atribuir los bienes que lo componen a quienes tengan
derecho conforme a la ley. Puede ser intestada o testamentaria.
Los herederos podrían ser legítimos (llamados por la ley a recibir la herencia) o testamentarios
(pueden ser universales, de cuota y singular).
La indignidad es una de las causales de incapacidad para heredar.
La sucesión intestada es aquella que se produce en el caso de inexistencia o invalidez de testamento
del fallecido; la ley designa a los sucesores por defecto, basándose en relaciones de
consanguineidad y afinidad.
El orden de sucesión es descendente (2/3), ascendente (1/2), cónyuge (1/2) y parientes colaterales
hasta el cuarto grado (3); a falta de todos ellos, el patrimonio será apropiado por el fisco nacional o
provincial según las leyes.
La sucesión testamentaria es aquella en la cual el causante dejó un testamento por acto público para
disponer de todo o parte de sus bienes, luego de fallecer.
El testamento puede ser ológrafo ( escrito, fechado, firmado por el testador), por acto público
(requiere la intervención de un oficial público y se constituye en escritura pública, debe consignar el
lugar donde se entrega el acto, la fecha, nombre del testador y beneficiario del testamento, en
presencia de 3 testigos) y cerrado (con firma del testador, institución del heredero y disposición, o
dejarlo ante un escribano para que lo feche, lo selle y lo lacre, en presencia de 5 testigos).
Derechos reales
Es un poder jurídico de estructura legal, que se ejerce directamente sobre su objeto, en forma
autónoma y que atribuye a su titular las facultades de persecución y preferencia previstas en el
CCyC. (Art. 1882 CCyC)
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Se clasifican en: a) sobre cosa propia o sobre cosa ajena; b) principales o accesorios; c) sobre
cosas registrables y no registrables; y, d) los que se ejercen por posesión y los que no.
Dominio:
Es el derecho real que otorga todas las facultades de usar, gozar y disponer material y
jurídicamente de una cosa, dentro de los límites previstos por la ley. Se caracteriza por ser absoluto,
perpetuo, exclusivo, elástico, indeterminado y abstracción.
Los modos de adquisición son: a) la apropiación (cosas muebles no registrables y sin dueño – Art.
1947 inc. a)) y b) la accesión (se produce cuando una cosa se incorpora a otra y media adherencia;
puede ser natural (no interviene el hecho del hombre) o artificial (cuando si lo hace); puede darse
por aluvión, avulsión,, mezcla y confusión, construcción, siembra y plantación).
Los actos posesorios pueden ser considerados como aquellos mediante los cuales una persona
patentiza de modo material el ejercicio de una relación de poder. en particular, la posesión.
Importan conductas que una persona tiene sobre una cosa y son demostrativos de la posesión que
ejerce. Algunos ejemplos son su cultura, percepción de frutos, amojonamiento o impresión de
signos materiales, mejora, exclusión de terceros y, en general, su apoderamiento por cualquier
modo que se obtenga.
La posesión y la tenencia son hechos, no derechos; sus diferencias radican en la presencia o no del
animus domini.
La adquisición de las relaciones de poder debe cumplir, de conformidad con lo estatuido por el art.
1922 del CCyC, los siguientes requisitos: a) ser voluntaria; ser realizada por un sujeto capaz, salvo
que sean menores de edad “para quienes es suficiente que tengan 10 años”; y c) debe existir
contacto, factico o potencial, con la cosa.
Los modos de adquisición de las relaciones de poder pueden ser: a) unilaterales (no existe alguien
que transmita la relación de poder. Por ejemplo, apropiación de cosa abandonada) y b) bilaterales
(media transmisión de otra persona como, por ejemplo, la tradición).
La tradición posesoria constituye la entrega, material y voluntaria, de una cosa por parte de una de
las partes y la recepción, material y voluntaria de la otra. Importa la realización de actos materiales,
“los que no se suplen, con relación a terceros, por la mera declaración del que entrega de darla a
quien la recibe; o de éste de recibirla”. Es decir que la mera manifestación de la voluntad no es
suficiente.
La tradición importa la transmisión de la relación de poder. No siempre se perfecciona a través de
la entrega de algo representativo, que se perfeccionará cuando las condiciones permitan el real
ejercicio de la relación de poder.
La adquisición de la posesión o de la tenencia debe efectuarse sobre una cosa que se encuentre libre
de toda relación excluyente y sin que medie oposición alguna. (Tradición vacua)
El poseedor y el tenedor tienen derecho a ejercer el respeto a los límites del dominio y el de ejercer
las servidumbres reales que correspondan a la cosa.
El poseedor y el tenedor se encuentran obligados a devolver la cosa a quien tenga derecho a
reclamarla y a respetar las medidas judiciales que pesen sobre la cosa, las cargas reales y los límites
al dominio.
Los frutos son los objetos que un bien produce, son renovables y su extracción no importa la
alteración o la disminución de la sustancia de la cosa principal. Pueden ser naturales (espontáneos
de la naturaleza), industriales (producidos por la industria del hombre) o civiles (rentas que la cosa
produce). También pueden considerarse como percibidos (devengado y cobrado).
Los productos se caracterizan por constituir bienes que se extraen de una cosa, no son renovables y
su extracción importa la alteración de la sustancia de la cosa principal. Hay que considerar si media
la buena fe o mala fe del poseedor.
Las mejoras son las modificaciones que se realizan en una cosa y aumentan su valor. Pueden ser de
mero mantenimiento, necesaria, útiles y suntuarias; también pueden considerarse como naturales o
artificiales.
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Las relaciones de poder pueden ser defendidas ante un desapoderamiento (despojo) o una turbación
(despojo menor). La finalidad de las acciones posesorias es mantener o recuperar el objeto sobre el
cual se ha tenido un relación de poder; estas son la acción para adquirir la posesión o la tenencia, la
acción de despojo, la acción de mantener la tenencia o la posesión y la defensa extrajudicial.
Condominio
Es un derecho real que recae sobre una cosa determinada que pertenece en común a 2 o más
personas, en cuotas partes o partes indivisas, de conformidad con lo estatuido en el art. 1983 del
CCyC. Entonces quien es condómino es titular de una parte indivisa de la cosa; no es dueño de una
parte material, sólo cuando medie extinción del condominio.
Quien es condómino ostenta las mismas facultades que el titular del derecho real de dominio, pero
condicionados a la porción de su titularidad o cuota parte.
Los caracteres del condómino son la pluralidad de titulares, unicidad de objeto y titularidad de
porciones indivisas.
Los tipos de condominio son 2: condominio sin indivisión forzosa (en cualquier momento se puede
pedir la división o partición del condominio) y condominio con indivisión forzosa; este último se
subdivide en indivisión temporaria (a través de distintos medios puede disponerse la no partición
del derecho real por un tiempo determinado) e indivisión perdurable. La indivisión puede ser
establecida legalmente, testamentariamente, judicialmente o unilateralmente.
La medianería es el condominio sobre muros, cercos o fosos que obran de linderos, separativos o
divisorios de inmuebles colindantes.
Los condóminos deben, en la proporción de sus titularidades, afrontar los gastos por reparación; no
así, si se trata de mejoras útiles o suntuarias.
Propiedad horizontal
La propiedad horizontal es el derecho real que se ejerce sobre un inmueble propio que otorga a su
titular facultades de uso, goce y disposición material y jurídica que se ejercen sobre partes
privativas (unidades funcionales) y sobre partes comunes de un edificio, de conformidad con lo que
establece el CCyC y el reglamento de propiedad horizontal.
La unidad funcional consiste en pisos, departamentos, locales u otros espacios susceptibles de
aprovechamiento por su naturaleza o destino, que tengan independencia funcional, y comunicación
con la vía pública, directamente o por un pasaje común. La propiedad de la unidad funcional
comprende la parte indivisa del terreno, de las cosas y partes de uso común del inmueble o
indispensables para mantener su seguridad, y puede abarcar una o más unidades complementarias
destinadas a servirla (art. 2039 CCyC).
El reglamento de propiedad horizontal es un contrato que establece los derechos y las obligaciones
de los titulares de las unidades funcionales y de quienes las habitan; también integra el titulo
suficiente sobre la unidad funcional; su respeto es obligatorio para propietarios y ocupantes;
contiene 2 tipos de clausulas: estatutarias (son las que hacen a la patrimonialidad del inmueble
edificado) y reglamentarias (son las de estilo).
El consorcio de propietarios es un órgano de la propiedad horizontal. Es una persona jurídica cuya
voluntad trasciende de la particular de sus integrantes. Nace con la afectación a la propiedad
horizontal, condicionada a la existencia de más de un propietario de unidades funcionales.
El administrador es el representante legal del consorcio, puesto que se encuentra obligado a
cumplir con las mandas legales; es el representante convencional si se trata de obligaciones
impuestas convencionalmente. Son de aplicación las reglas del mandato.
La asamblea es un órgano de la propiedad horizontal que consiste en la reunión de propietarios,
donde expresan la voluntad de la comunidad.; en ella se resuelven los temas comunes de la
propiedad horizontal. Es un ente supremo y soberano. Existen 4 tipos de asambleas: preasambleas
(se realiza antes de la redacción del reglamento de PH), asamblea ordinaria (se realiza para tratar la
rendición de cuentas del administrador y la aprobación de su gestión, pueden incluirse otros temas),
asamblea extraordinaria (se realiza para tratar temas que exceden de los expuestos anteriormente) y
asamblea judicial (se solicita judicialmente ante el fracaso de la vía consorcial).
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Las expensas son las erogaciones que los propietarios deben realizar para contribuir al
desenvolvimiento de la vía consorcial.
Las expensas comunes comprenden las ordinarias (gastos necesarios de administración) y las
extraordinarias (gastos que exceden los ordinarios o no se encuentran englobados en ese concepto).
Derechos reales de disfrute
Usufructo:
Es el derecho real de usar, gozar y disponer jurídicamente de un bien ajeno, sin alterar su sustancia;
por el cual el nudo propietario concede facultades materiales al usufructuario de uso, goce y
percepción de frutos sobre una cosa. El usufructuario no adquiere la propiedad de la cosa; por lo ue
es un derecho real sobre cosa ajena.
Sus caracteres son que es un derecho real principal, se ejerce por la posesión, es un derecho
divisible, temporario e intransmisible por causa de muerte, y contiene la prohibición de alterar la
sustancia de la cosa.
El objeto del usufructo puede ser las cosas en su totalidad, las cosas en una parte material o en una
parte indivisa, y los bienes exclusivamente determinados por la ley. No puede recaer sobre créditos.
Se constituye por actos entre vivos a título oneroso o gratuito, por disposición de última voluntad,
por prescripción adquisitiva.
Se puede constituir bajo las modalidades de puro o simple, sujeto a condición o plazo resolutorio,
con cargo.
Uso:
El derecho real de uso puede ser caracterizado como un usufructo limitado. Es el derecho real que
consiste en usar y gozar de una cosa ajena, su parte material o indivisa, en la extensión y con los
límites establecidos en el CCyC, sin alterar su sustancia. Sólo puede constituirse a favor de persona
humana, el título debe establecer los límites del dominio útil, las normas del usufructo son de
aplicación supletoria y el usuario no puede constituir derechos reales sobre la cosa.
El objeto puede ser muebles e inmuebles conjuntamente, muebles e inmuebles. Siempre debe
reportar una utilidad para su titular.
Habitación:
Es el derecho real que consiste en morar en un inmueble ajeno construido, o en parte material de él,
sin alterar su sustancia. Se ejerce por la posesión, es un derecho real principal, su objeto sólo puede
consistir en morar, sólo puede recaer en inmuebles aptos para vivienda, es temporario, no
transmisible, inembargable. Puede constituirse por acuerdo de las partes o por disposición legal.
Servidumbre:
Es un derecho real de disfrute, sobre cosa ajena, principal y que no se ejerce por la posesión, se
establece entre 2 inmuebles colindantes en el cual el titular percibe determinada utilidad o importa
la obtención de un mero recreo al servirse del otro fundo. Es un derecho real registrable, indivisible,
que se ejerce por actos posesorios, es un derecho tipo de dominio imperfecto, tiene por objeto un
inmueble o parte de él, puede ser perpetuo y personal.
Se clasifica en: a) (toma en cuenta el punto de vista pasivo del derecho real, del sirviente)
servidumbre positiva (el fundo sirviente soporta el derecho real por parte del fundo dominante) y
negativa (el fundo sirviente se abstiene de hacer algo o no lo haga); b) (toma en cuenta si la utilidad
era impuesta en razón de una persona o de una heredad) servidumbre real (cuando el derecho real
es inherente al fundo dominante; puede ser perpetua o temporaria) y servidumbre personal (cuando
se constituyen a favor de una determinada persona); c) servidumbre forzosa (cuando la media una
necesidad jurídico – legal en su establecimiento) y servidumbre convencional (nace de una
convención que deviene de una libre concepción) ; d) servidumbre aparente (se anuncian por signos
exteriores) y no aparente (no se exteriorizan por signos visibles); e) servidumbre continua (su uso es
o puede ser continuo, sin la necesidad de un hecho del hombre) y discontinua (su uso requiere de un
hecho del hombre); y, f) servidumbre activa (requiere de 2 fundos para su concertación) y pasiva
(no es considerada por nuestro derecho como tal).
Puede ser sujeta a cargo, condición o plazo.
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