Fondo Monetario Internacional: Institución Central
Fondo Monetario Internacional: Institución Central
Fondo Monetario Internacional: Institución Central
Sus fines son evitar las crisis en el sistema, alentando a los países a adoptar medidas de
política económica bien fundadas; como su nombre indica, la institución es también un
fondo al que los países miembros que necesiten financiamiento temporal pueden recurrir
para superar los problemas de balanza de pagos.
Sin embargo, los apaños de este tipo resultaron contraproducentes y ningún país logró
mantener durante mucho tiempo una ventaja competitiva. Estas medidas, denominadas
“empobrecer al vecino”, fueron devastadoras para la economía internacional; el comercio
mundial cayó fuertemente y, de la mano, descendieron los niveles de empleo y de vida en
muchos países.
Cercano el fin de la segunda guerra mundial, los principales países aliados estudiaron
diversos planes para restablecer el orden en las relaciones monetarias internacionales,
surgiendo el Fondo Monetario Internacional de la conferencia de Bretton Woods. Los
representantes nacionales redactaron la carta orgánica (o Convenio Constitutivo) para una
institución internacional que supervisara el sistema monetario internacional y fomentase
tanto la eliminación de las restricciones cambiarias en el comercio de bienes y servicios
como la estabilidad de los tipos de cambio. El Fondo Monetario Internacional inició sus
actividades en diciembre de 1945 con la firma del Convenio Constitutivo por los primeros
29 países.
Funciones del Fondo Monetario Internacional
Por conducto de la supervisión que realiza de la política económica de los países miembros,
el Fondo Monetario Internacional examina sobre todo el conjunto de los resultados
económicos, un concepto que suele conocerse como “resultados macroeconómicos”.
Esto incluye el gasto total (y sus componentes principales como gasto de consumo e
inversión empresarial), producto, empleo e inflación y también la balanza de pagos del país,
es decir, la posición externa representada por las transacciones de un país con el resto del
mundo.
Los fines del Fondo Monetario Internacional también han cobrado importancia debido al
simple hecho de que ha crecido el número de países miembros. Desde los 44 países
iniciales que participaron en la creación del Fondo Monetario Internacional, se ha
cuadruplicado con creces el total de países miembros, una circunstancia que ha obedecido
sobre todo a la obtención de la independencia política de muchos países en desarrollo y,
más recientemente, a la desintegración del bloque soviético.
iii) Fomentar la estabilidad cambiaria, procurar que los países miembros mantengan
regímenes de cambios ordenados y evitar depreciaciones cambiarias competitivas.
Los empleados del Fondo Monetario Internacional son funcionarios civiles internacionales
cuya obligación se debe al Fondo Monetario Internacional, no a las autoridades de ningún
país. El organismo cuenta con aproximadamente 2.800 empleados contratados en 141
países. En torno a los dos tercios del personal profesional son economistas. Los 26
departamentos del Fondo Monetario Internacional están encabezados por directores, bajo
las órdenes del Director Gerente.
La mayor parte del personal del Fondo Monetario Internacional trabaja en Washington,
aunque unos 90 representantes residentes están asignados en países miembros para
contribuir al asesoramiento en temas de política económica. El Fondo Monetario
Internacional tiene oficinas en París y Tokio encargadas del enlace con otras instituciones
internacionales y regionales y con organizaciones de la sociedad civil; también cuenta con
oficinas en Nueva York y Ginebra, principalmente con fines de enlace con otras
instituciones del sistema de las Naciones Unidas.
Los recursos del Fondo Monetario Internacional proceden sobre todo de la suscripción de
cuotas (capital) que pagan los países miembros cuando ingresan en el Fondo Monetario
Internacional, o tras una revisión periódica que lleve a un aumento de las cuotas. Las cuotas
determinan no sólo el pago de la suscripción que aporta el país miembro, sino también la
magnitud del financiamiento que puede recibir. Las cuotas también son el principal factor
para determinar el número de votos de un país.
Las cuotas se fijan para que, a grandes rasgos, reflejen el tamaño relativo del país miembro
en la economía mundial: cuanto mayor sea la economía en función del producto y mayor y
más variado su comercio exterior, la cuota tiende también a ser mayor. A Estados Unidos
de América, la economía más grande del mundo, le corresponde el mayor aporte al Fondo
Monetario Internacional, el 17,5% del total de las cuotas. Palau, la economía más pequeña
del mundo, contribuye el 0,001%.
• Los Nuevos Acuerdos para la Obtención de Préstamos (NAP), establecidos en 1997, con
25 países e instituciones participantes.
Sus políticas (especialmente, los condicionamientos que impone a los países en vías
de desarrollo para el pago de su deuda o en otorgar nuevos préstamos) han sido
severamente cuestionadas como causantes de regresiones en la distribución del
ingreso y perjuicios a las políticas sociales.
Algunas de las críticas más intensas han partido de Joseph Stiglitz, ex-Economista Jefe del
Banco Mundial y Premio Nobel de Economía 2001.
Las políticas criticadas son:
Otras condiciones clave del Fondo Monetario Internacional como el aumento de las
tasas de interés, la restricción del crédito, el recorte de gastos gubernamentales y la
contracción inducida de la economía en general están fuera de lugar en Asia, ya que
fueron diseñadas para países (en especial de América Latina) que enfrentaban
problemas diferentes, como altos déficit presupuestales y enormes deudas externas
originadas en el sector público. Aplicadas a Asia oriental, esas políticas del Fondo
Monetario Internacional son contraproducentes, ya que los problemas están
centrados en el sector privado. Aunque la economía real de los países asiáticos
afectados tuvo una conducción sensata, se produjo un pánico financiero, en parte
catalizado por especuladores, que causó un colapso de las monedas y las bolsas de
valores. Esto, a su vez, arruinó a numerosas empresas que habían acumulado
grandes deudas externas y a bancos privados que ya enfrentaban una alta proporción
de préstamos morosos debido a la extensión del crédito a sectores no productivos.
Las políticas del Fondo Monetario Internacional son determinadas por funcionarios
que no entienden cabalmente la situación de los países sobre los que deciden. Sin
embargo, tales funcionarios están en condiciones de diseñar y aun alterar
radicalmente en pocos días políticas de comunidades enteras que hasta ahora
funcionaban bien y fueron modelo de éxito económico.
Es de notar, por otra parte, que los modelos de política de industrialización por sustitución
de importaciones de algunos países en desarrollo presentaban ya anomalías al subsidiarse
costos de manufactura y ventas más caros internamente, por medio de mercados cautivos,
en relación a los costos y precios externos.
Las recesiones en varios países latinoamericanos a fines de la década del noventa y crisis
financieras como la de Argentina a finales de 2001, son presentadas como pruebas del
fracaso de las "recetas" del Fondo Monetario Internacional, por cuanto esos países
determinaron su política económica bajo las recomendaciones del organismo.
Los economistas del FMI realizan un seguimiento continuo de las economías de los países
miembros y visitan los países —por lo general una vez al año— para intercambiar
opiniones con los gobiernos y los bancos centrales y, sobre todo, para determinar si existen
riesgos que amenazan la estabilidad interna y mundial que justifiquen ajustes de las
políticas económicas o financieras. Los principales temas tratados en dicho intercambio se
refieren a las políticas cambiaria, monetaria, fiscal y financiera, así como a reformas
macroeconómicas estructurales de importancia crítica. Durante las misiones, el personal
técnico del FMI normalmente mantiene reuniones con otras partes interesadas, como
legisladores y representantes del sector empresarial, los sindicatos y la sociedad civil, que
ayudan a evaluar las políticas y perspectivas económicas del país.
Como parte de los esfuerzos para seguir mejorando la supervisión, en julio de 2012 el
Directorio Ejecutivo adoptó una nueva Decisión sobre la supervisión bilateral y multilateral
(la Decisión sobre la Supervisión Integrada) para reforzar el marco jurídico que da sustento
a la supervisión y analizó el primer informe piloto sobre la estabilidad externa. En
septiembre de 2012, el Directorio Ejecutivo dio su aval a una nueva estrategia de
supervisión financiera en la que se proponen medidas concretas y definidas en orden de
prioridad para fortalecer aún más dicha supervisión. Esas medidas contribuyen a garantizar
que el FMI esté en mejores condiciones de responder a las repercusiones que puedan tener
las políticas de sus países miembros en la estabilidad mundial, hacer un seguimiento más
amplio e integral de la estabilidad del sector externo de los países miembros; lograr la
participación de los países en un diálogo constructivo; resguardar el funcionamiento eficaz
del sistema monetario internacional y respaldar la estabilidad económica y financiera a
nivel mundial.
El Examen Trienal de la Supervisión de 2014, que concluyó en septiembre del mismo año,
se centra en ampliar estas reformas recientes y en garantizar que la supervisión del FMI
continúe respaldando de manera óptima el crecimiento sostenible en un mundo
profundamente interconectado en el período posterior a la crisis. A futuro, el Examen
Trienal de la Supervisión de 2014 distingue cinco prioridades en materia de operaciones:
integrar y profundizar los análisis de riesgo y efectos de contagio; generalizar la
supervisión macro financiera; prestar más atención a las políticas estructurales, incluidos
los aspectos relacionados con el mercado laboral; proporcionar asesoramiento integral y
especializado sobre políticas; y adoptar un enfoque de supervisión centrado en el cliente,
apoyado por una comunicación clara y franca. En el Plan de acción de la Directora Gerente
para reforzar la supervisión se describen medidas concretas para impulsar las labores en
estos ámbitos prioritarios, las cuales también se examinan en la actualización de la Nota de
orientación para la supervisión en el marco de las consultas del Artículo IV. En septiembre
de 2014 también concluyó un examen del Programa de Evaluación del Sector Financiero.
Una de las funciones medulares del FMI es suministrar préstamos a los países miembros
afectados por problemas efectivos o potenciales de balanza de pagos. Esta asistencia
financiera ayuda a los países en sus esfuerzos para reconstituir sus reservas internacionales,
estabilizar su moneda, seguir pagando sus importaciones y restablecer las condiciones para
un firme crecimiento económico, al tiempo que toman las medidas necesarias para corregir
problemas subyacentes. A diferencia de los bancos de desarrollo, el FMI no financia
proyectos específicos.
Una de las funciones medulares del FMI es suministrar préstamos a los países miembros
afectados por problemas efectivos o potenciales de balanza de pagos. Esta asistencia
financiera ayuda a los países en sus esfuerzos para reconstituir sus reservas internacionales,
estabilizar su moneda, seguir pagando sus importaciones y restablecer las condiciones para
un firme crecimiento económico, al tiempo que toman las medidas necesarias para corregir
problemas subyacentes. A diferencia de los bancos de desarrollo, el FMI no financia
proyectos específicos.
Un país miembro puede solicitar asistencia financiera al FMI si tiene una necesidad (real o
potencial) de balanza de pagos, es decir, si no puede obtener financiamiento en montos
suficientes y en condiciones accesibles para hacer frente a sus pagos internacionales netos
(por ejemplo, importaciones, amortizaciones de la deuda externa) y al mismo tiempo
mantener un nivel adecuado de reservas para hacer frente a necesidades futuras. El
préstamo del FMI brinda un margen de seguridad que da más flexibilidad a las políticas de
ajuste y a las reformas que debe realizar el país para corregir sus problemas de balanza de
pagos y restablecer las condiciones para un vigoroso crecimiento económico.
El volumen de préstamos del FMI ha fluctuado mucho con el tiempo. Con posterioridad a
la crisis petrolera de los años setenta y la crisis de la deuda de los años ochenta se produjo
un brusco aumento del financiamiento proporcionado por la institución. En los años
noventa, el proceso de transición de Europa central y oriental y las crisis de las economías
de mercados emergentes dieron lugar a nuevos incrementos de la demanda de recursos del
FMI, que se mantuvo elevada durante los primeros años de la década de 2000 debido a las
profundas crisis ocurridas en América Latina y Turquía. El crédito concedido por el FMI
volvió a aumentar a fines de 2008, tras la crisis financiera mundial.
Ante la solicitud de un país miembro, el FMI por lo general pone a disposición sus recursos
en el marco de un “acuerdo” de préstamo, que puede estipular, dependiendo del tipo de
instrumento de préstamo que se utilice, las políticas y medidas económicas específicas que
el país conviene en poner en práctica para resolver su problema de balanza de pagos. El
país, en consulta con el FMI, elabora el programa de política económica que sirve de base
para el acuerdo y, en la mayoría de los casos, lo presenta en una “carta de intención” al
Directorio Ejecutivo de la institución. Una vez que el Directorio aprueba el acuerdo, los
recursos del FMI se entregan normalmente en desembolsos periódicos a medida que se va
ejecutando el programa. Algunos acuerdos proporcionan a los países que presentan un buen
desempeño una sola oportunidad de acceso directo a los recursos del FMI, lo que significa
que no están a sujetos a compromisos en materia de políticas.
Con los años el FMI ha creado varios instrumentos de crédito, acordes a las circunstancias
específicas de sus países miembros. Los países de bajo ingreso pueden obtener préstamos
en condiciones concesionarias por medio del Servicio de Crédito Ampliado (SCA), el
Servicio de Crédito Stand-by (SCS) y el Servicio de Crédito Rápido (SCR) (véase Apoyo
del FMI a los países de bajo ingreso). Los préstamos concesionarios tienen tasas de interés
iguales a cero hasta fines de 2016.
Préstamos no concesionarios
Línea de Crédito Flexible (LCF): La LCF está destinada a países en que las variables
fundamentales de la economía, las políticas y la aplicación de las políticas han sido muy
sólidas. Los acuerdos en el marco de la LCF se aprueban, por pedido del país miembro, a
favor de países que reúnen ciertos criterios preestablecidos. La duración de la LCF es de
uno o dos años con un examen provisional después de un año para confirmar que el país
continúa cumpliendo con los criterios. El acceso se determina según las circunstancias
particulares de cada país, no está sujeto a los límites de acceso, y el monto total del acceso
está disponible de inmediato, en vez de suministrarse en forma escalonada. A diferencia de
los acuerdos Stand-By, los desembolsos en el marco de la LCF no están condicionados a
compromisos en materia de políticas porque los países habilitados para participar en la LCF
tienen una trayectoria demostrada en la implementación de políticas macroeconómicas
adecuadas. El acuerdo brinda flexibilidad al permitir al país girar en el momento en que se
aprueba el acuerdo, o usarlo con fines precautorios. El plazo de reembolso de los giros en el
marco de la LCF es el mismo que el de los acuerdos Stand-By.
Línea de Precaución y Liquidez (LPL): La LPL está destinada a países con políticas y
fundamentos sólidos, y una trayectoria de implementación de esas políticas. Los países
habilitados para activar la LPL quizás enfrenten vulnerabilidades moderadas y no se ajusten
a los criterios establecidos para acceder a la LCF, pero no necesitan los mismos ajustes
sustanciales de las políticas que normalmente están asociados a los Acuerdos de Derecho
de Giro. La LPL combina criterios de acceso (semejantes a los de la LCF) con condiciones
simplificadas para reducir las vulnerabilidades remanentes. Los acuerdos enmarcados
dentro de la LPL pueden ser de seis meses o de 1-2 años; estos últimos están sujetos a
exámenes semestrales. El acceso en el marco de acuerdos de seis meses está limitado a
250% de la cuota en épocas de normalidad, pero ese límite puede incrementarse a 500% de
la cuota en circunstancias excepcionales en la cuales las necesidades de balanza de pagos se
deben a shocks exógenos, por ejemplo los causados por una agudización de las tensiones
regionales o internacionales. Los acuerdos a 1-2 años están sujetos a un límite de acceso
anual de 500% de la cuota, y todos los acuerdos en el marco de la LPL están sujetos a un
límite acumulativo de 1.000% de la cuota. Existe flexibilidad para utilizar la línea de
crédito o para tratarla como un instrumento precautorio. El plazo de reembolso es el mismo
que el de los acuerdos Stand-By.
Servicio Ampliado del FMI (SAF): Este servicio fue creado en 1974 para ayudar a los
países a resolver problemas de balanza de pagos de mediano y más largo plazo debidos a
distorsiones importantes que exigen reformas económicas fundamentales. El uso de este
servicio aumentó considerablemente durante la reciente crisis, debido a la naturaleza
estructural de los problemas de balanza de pagos de algunos países miembros. El plazo de
los acuerdos ampliados suele ser más largo que el de los acuerdos Stand-By; normalmente,
no supera los tres años en el momento de la aprobación, con una prórroga máxima de hasta
un año cuando corresponde. Sin embargo, también se permite una duración máxima de
hasta cuatro años si la necesidad de balanza de pagos es de más de tres años, el ajuste
necesario para restablecer la estabilidad macroeconómica es prolongado, y existe suficiente
seguridad de que el país tiene la capacidad y la voluntad de implementar reformas
estructurales profundas y sostenidas. El reembolso debe efectuarse normalmente en un
plazo de 4½ a 10 años desde la fecha de desembolso.
Los préstamos de emergencia están sujetos a las mismas condiciones que la LCF, la LPL y
los acuerdos Stand-By, y deben reembolsarse en un plazo de 3¼ a 5 años.
Préstamos concesionarios
Los nuevos servicios concesionarios para los países de bajo ingreso entraron en vigor en
enero de 2010 en el marco del Fondo Fiduciario para el Crecimiento y la Lucha contra la
Pobreza (FFCLP), como parte de un conjunto más amplio de reformas para lograr que la
asistencia financiera que brinda el FMI sea más flexible y se adapte mejor a las diversas
necesidades de los países de bajo ingreso (en abril de 2013, se incorporaron precisiones a
estos instrumentos de crédito para que el apoyo que ofrece el FMI a estos países esté más
adaptado y sea más flexible). Las normas y los límites de acceso casi se han duplicado con
respecto a los niveles previos a la crisis. Se ha incrementado el carácter concesionario de
las condiciones de financiamiento, y la tasa de interés se revisa cada dos años (actualmente
esta tasa es igual a cero hasta fines de 2016). Todos los servicios sirven para apoyar
programas concebidos por los propios países para lograr una situación macroeconómica
sostenible y acorde con los objetivos de reducir y fomentar el crecimiento de manera firme
y duradera.