TEMA 9.fisiopatologia Aplicada A La Dietética-1
TEMA 9.fisiopatologia Aplicada A La Dietética-1
TEMA 9.fisiopatologia Aplicada A La Dietética-1
aplicada
a la dietética
Tema 9. Fisiopatología del sistema nervioso y del aparato
locomotor
A pesar del reducido tamaño de los órganos y estructuras que componen este sistema (apenas
supone el 3 % del peso corporal total), se trata sin duda de uno de los más complejos y
especializados del cuerpo humano. Desempeña un papel de gran relevancia, ya que participa en
la coordinación y regulación de prácticamente todas las funciones del organismo y es el
responsable de nuestra actividad intelectual.
El líquido cefalorraquídeo (LCR) se forma a partir del plasma sanguíneo filtrado en los
plexos coroideos, estructuras vasculares que suponen una continuación de la piamadre
en el interior de los ventrículos. El líquido filtrado será procesado posteriormente por
los ependimocitos presentes en la superficie de los plexos, lo que dará lugar al LCR, que
circulará de forma continuada a través de las cavidades presentes en el interior del
encéfalo (ventrículos) y de la médula (epéndimo), así como del espacio subaracnoideo,
donde se reabsorbe hacia la circulación sanguínea gracias a la presencia de vellosidades.
El LCR no solo desempeña funciones mecánicas evitando que la médula o el encéfalo se
golpeen contra las estructuras óseas que los protegen al andar, saltar, etc., sino que
también participa en el transporte de nutrientes a las células del tejido nervioso y en el
mantenimiento de la homeostasis.
IMPORTANTE
Los ventrículos cerebrales son cuatro cavidades que comunican entre sí. Dos ventrículos
laterales (cada uno se ubica en un hemisferio cerebral), un tercer ventrículo (localizado entre las
mitades derecha e izquierda del tálamo) y un cuarto ventrículo (ubicado entre el tronco
encefálico y el cerebelo). Este último se continúa hacia abajo con el conducto ependimario o
epéndimo (transcurre en el centro de la médula espinal).
B. EL ENCÉFALO
En él diferenciamos cuatro regiones principales: el cerebro, el diencéfalo, el cerebelo y el tronco
encefálico.
El cerebro es el responsable de nuestra actividad intelectual. Es la región más grande del
encéfalo, y la que se sitúa en una posición más elevada.
En él encontramos:
• Una zona periférica o corteza cerebral: formada por sustancia gris, presenta seis capas.
A pesar de su complejidad es realmente fina, ya que su grosor oscila entre los 2-4 mm.
Su superficie presenta multitud de pliegues denominados circunvoluciones o giros,
entre los que encontramos diversas hendiduras. Las más superficiales se denominan
surcos, mientras que las más profundas reciben el nombre de fisuras.
La fisura longitudinal divide externamente al cerebro en dos hemisferios, uno derecho y
otro izquierdo. La información sensorial o motora procesada a nivel cortical se hace
consciente.
• Una zona interna: compuesta principalmente por sustancia blanca, formada por
fascículos o tractos, que suponen vías de comunicación entre zonas del mismo
hemisferio, entre un hemisferio y el opuesto, y entre estos y estructuras inferiores como
el tálamo o el tronco encefálico. Dentro de los tractos presentes a este nivel
destacaremos el cuerpo calloso, que contiene fibras que conectan el hemisferio derecho
con el izquierdo permitiendo que ambos operen de forma coordinada. Embebidos en la
profundidad de la sustancia blanca, encontramos tres formaciones de sustancia gris
denominadas en su conjunto núcleos basales; estos intervienen, entre otras funciones,
en la regulación de los movimientos corporales voluntarios.
En cada hemisferio podemos diferenciar cinco lóbulos, los nombres de cuatro de ellos se
corresponden con los huesos que los cubren; así hablaremos de los lóbulos frontal, parietal,
occipital y temporal.
El quinto se conoce como ínsula y se localiza en la profundidad de los lóbulos frontal, parietal y
temporal; participa en múltiples funciones (integra información audiovisual, está implicado en
la autoconciencia, etc.).
C. LA MÉDULA ESPINAL
Es una estructura de tejido nervioso con forma cilíndrica que se extiende desde el foramen
magno hasta la primera vértebra lumbar, donde se estrecha formando el cono medular. De él
surgen múltiples raíces nerviosas que reciben el nombre de cola de caballo.
En cuanto a su estructura macroscópica, podemos destacar la presencia de:
• Dos prominencias o protuberancias, una cervical y otra lumbar que corresponden
respectivamente al origen de las raíces nerviosas que inervan los miembros superiores e
inferiores.
• Dos surcos: la fisura media anterior y el surco medio posterior, que dividen la médula en
dos mitades simétricas, una derecha y otra izquierda.
En una sección transversal de la médula podemos observar:
• La sustancia blanca en posición periférica. Cada mitad se divide en tres columnas
blancas o cordones (anterior, posterior y lateral), formados por tractos espinales que
conducen información sensitiva hacia el encéfalo (ascendentes) y otros que conducen
información motora desde el encéfalo (descendentes).
• La sustancia gris se ubica en la zona interna adquiriendo una disposición «en alas de
mariposa» formada por:
- Un asta posterior: a ella llegan nervios que traen información sensitiva del resto del
organismo.
- Un asta anterior: contiene núcleos de neuronas motoras; estos envían información
que sale de la médula hacia los músculos voluntarios.
- Un asta lateral: que contiene núcleos motores del sistema autónomo. Además, la
médula es capaz de generar respuestas reflejas que se dan de forma rápida y
predecible sin el concurso de estructuras encefálicas superiores. Un ejemplo sería el
reflejo rotuliano, por el cual se produce la extensión involuntaria de la articulación
de la rodilla tras percutir el tendón rotuliano.
A. Nervios craneales
Son doce pares de nervios que comunican el cerebro con el resto del organismo. Sus nombres y
funciones principales quedan recogidos en la siguiente tabla:
B. Nervios espinales
Conectan el SNC con los órganos efectores (glándulas y músculos) y con los receptores
sensitivos de todo el cuerpo. Se forman por la fusión de dos raíces nerviosas, una anterior y
otra posterior, que emergen a cada lado de la médula en cada segmento. En total, contamos
con 31 nervios espinales (8 cervicales, 12 torácicos, 5 lumbares, 5 sacros y 1 par de coccígeos).
Con excepción del primer nervio cervical (que surge entre el occipital y la primera vértebra
cervical), el resto saldrán de la columna a través de los correspondientes forámenes o espacios
intervertebrales.
En cuanto a las raíces nerviosas, podemos concretar que están formadas por haces de axones
neuronales y que cada una de ellas conduce información de diferente naturaleza. Así, los
axones de las neuronas que conforman la raíz nerviosa dorsal o posterior traen información
sensitiva a la médula. Los cuerpos de estas neuronas se van a localizar en un engrosamiento de
la propia raíz denominado ganglio de la raíz dorsal.
Mientras, los axones que salen de la médula a través de la raíz nerviosa ventral o anterior llevan
información motora fuera de esta hacia los tejidos. Sus cuerpos neuronales se localizan en las
astas anterior o lateral de la sustancia gris medular.
El sistema locomotor o músculo esquelético está formado por tres componentes principales:
• Los huesos: son estructuras rígidas; junto al cartílago constituyen el sistema esquelético.
Dan forma y soporte al cuerpo, protegen órganos vitales como el corazón o el encéfalo,
participan en la hematopoyesis y en la homeostasis mineral (calcio y fósforo).
• Las articulaciones: suponen el nexo de unión entre dos o más huesos, entre un hueso y
un cartílago, o entre un hueso y un diente. La mayoría de ellas permiten movimiento (en
mayor o menor grado).
• Los músculos esqueléticos: se anclan a los huesos, cartílagos u otros músculos mediante
bandas de tejido conjuntivo denominadas tendones (forma de cordón) o aponeurosis
(lámina ancha y fina). Su contracción permite el movimiento de las articulaciones
móviles, participa en la termogénesis (producción de calor) y estabiliza nuestra postura.
La acción conjunta de estos tres elementos regulada por el sistema nervioso nos
permite desplazarnos y realizar multitud de movimientos. A continuación, estudiaremos
cada componente en profundidad.
IMPORTANTE
El hueso no es una estructura maciza. Si fuera así, seríamos incapaces de movernos debido al
gran peso que supondría el esqueleto. Su capa más externa está formada por tejido compacto
que le aporta rigidez, pero se aligera gracias a la presencia de la cavidad medular y del hueso
esponjoso.
B. TIPOS DE HUESOS
Podemos clasificar los huesos del esqueleto humano en cinco tipos según su forma:
C. EL ESQUELETO
Los 206 huesos que componen el esqueleto humano adulto pueden agruparse en dos
divisiones:
• Esqueleto axial: está compuesto por los huesos que se localizan en el eje longitudinal del
cuerpo (cráneo, costillas, esternón y columna vertebral) y por los huesecillos del oído.
• Esqueleto apendicular: está formado por los huesos de los miembros superiores e
inferiores, más aquellos que permiten su conexión con el esqueleto axial, es decir, los
que conforman las cinturas pélvica y escapular.
A. TIPOS DE MÚSCULOS
El cuerpo humano tiene más de 600 músculos de tipo esquelético; para clasificarlos podemos
emplear distintos criterios, como su forma, su localización o la disposición de sus fibras. Tal vez
las clasificaciones que nos permiten obtener una visión más clara de su papel en el
funcionamiento del aparato locomotor sean las que se basan en la acción del músculo y en el
movimiento articular que acompaña a su contracción. Así encontramos:
Clasificación según su acción
Los músculos esqueléticos actúan con frecuencia de forma coordinada para obtener un
determinado movimiento. Así, podemos decir que el músculo cuya contracción provoca la
acción principal en un movimiento se denomina agonista, mientras que aquel cuya contracción
ejercería la acción contraria y que, por tanto, debe relajarse para permitir el movimiento, se
conoce como antagonista. Los músculos que contribuyen a la acción del agonista
contrayéndose al mismo tiempo que él se denominan sinergistas, mientras que los fijadores
estabilizan otras articulaciones manteniendo la postura o la posición mientras actúa el agonista.
Clasificación según el movimiento de contracción
• Flexores: reducen el ángulo existente entre los huesos que forman la articulación.
• Extensores: aumentan el ángulo
existente entre los huesos que
forman la articulación.
• Abductores: separan un miembro o
un órgano de la línea media.
• Aductores: acercan un miembro o
un órgano a la línea media.
• Rotadores: hacen girar un hueso
sobre su eje longitudinal.
• Supinadores: hacen que la mano
rote y la palma se ubique mirando
hacia delante o hacia arriba.
• Pronadores: hacen que la mano
rote y la palma se ubique mirando hacia atrás o hacia abajo.
Puedes ver los principales músculos del cuerpo humano en la siguiente figura:
4. Fisiopatología del sistema nervioso
E. HERNIA DE DISCO
Entre cada par de vértebras que conforman la columna se dispone un disco intervertebral.
Estos discos están formados por un núcleo pulposo central y un anillo fibroso periférico. Con el
paso de los años van apareciendo fisuras en el anillo, y el núcleo pulposo se va deshidratando,
aumentando su consistencia. Estos dos procesos facilitan que parte o la totalidad del núcleo
protruya o salga a través del anillo (extrusión) y puede comprimir alguna raíz nerviosa.
F. ENFERMEDADES NEOPLÁSICAS
Las neoplasias óseas benignas presentan una mayor incidencia que las de comportamiento
maligno. Dentro de estas últimas, las metástasis son las lesiones más frecuentes. Existe gran
diversidad de tumores óseos. Destacaremos los dos más habituales:
• El osteocondroma: es el tumor primario más frecuente. De comportamiento benigno,
tiene preferencia por los extremos de los huesos largos; puede ser único o múltiple, y
afecta sobre todo a personas de entre 10 y 20 años.
• El osteosarcoma: es el segundo tumor primario más frecuente. Es de comportamiento
maligno y tiene un carácter agresivo; es frecuente su diseminación al tejido pulmonar.
Su localización preferente es el extremo distal del fémur (articulación de la rodilla) y su
paciente tipo tiene entre 10 y 25 años.
5.2 Principales patologías que afectan al tejido muscular
A continuación, describiremos algunas de las patologías musculares de mayor relevancia:
• Atrofia muscular: como vimos en la Unidad 3, la atrofia es un mecanismo de adaptación
celular que se acompaña de la reducción del volumen de un tejido como consecuencia
de una disminución en el tamaño de las células que lo componen. En el caso del tejido
muscular se produce normalmente como consecuencia de la falta de uso de dicho
músculo, como ocurre en inmovilizaciones, pacientes encamados, etc., o de forma
secundaria a una lesión nerviosa que producirá una atrofia del músculo inervado por
falta de estimulación.
• Miastemia gravis: es una enfermedad autoinmune que afecta a la transmisión del
impulso eléctrico desde el nervio hasta el músculo que este debería estimular. El cuadro
clínico comienza a manifestarse en forma de debilidad y fatiga muscular; si no se
instaura tratamiento, puede afectar a los músculos que intervienen en la respiración y
ocasionar insuficiencia respiratoria. Nervio espinal comprimido.
• Miopatías inflamatorias: en este grupo se incluyen diversas patologías que se
caracterizan por producir cuadros de debilidad muscular y por la evidencia de un
componente inflamatorio en la biopsia de los músculos afectados. Destacaremos dos de
ellas: la polimiositis y la dermatomiositis. Ambas se consideran en realidad
enfermedades sistémicas, ya que además de a la musculatura estriada pueden afectar a
otras estructuras corporales como la piel, los pulmones, etc. Aunque su etiología no es
del todo conocida a día de hoy, la presencia de autoanticuerpos específicos en la sangre
de estos pacientes sustenta la hipótesis de una base autoinmune.
• Fibromialgia: es una de las patologías musculares más frecuentes; afecta a un 2,7 % de
la población general española. Afecta más a mujeres que a hombres. De etiología
desconocida, cursa de forma crónica con dolor muscular y fatiga, y parece existir un
componente psicológico en su desarrollo.
• Patología neoplásica: el tejido muscular puede verse afectado por neoplasias benignas
o malignas. Además de por su comportamiento, el nombre de las distintas neoplasias
vendrá determinado por el tipo de tejido muscular afectado, así, aquellas que afectan a
la musculatura estriada comenzarán por el prefijo rabdo- (son las que afectan a los
músculos del aparato locomotor), mientras que aquellas que interesan al liso lo harán
por el prefijo leio-. El rabdomiosarcoma y el leiomioma son dos ejemplos.