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Contexto: La transición a una economía neta cero 26 de ago.

de 2024

En este contenido se aborda el concepto de la transición hacia una


economía de carbono cero o neto cero. Se destaca la importancia de
comprender dónde nos encontramos actualmente, hacia dónde
debemos ir y cómo podemos lograrlo. El Acuerdo de París sobre el
Cambio Climático, firmado en 2015 por casi 200 naciones, establece
el compromiso de limitar el calentamiento global a no más de dos
grados Celsius por encima de los niveles preindustriales. Sin
embargo, se aspira a limitar el aumento de la temperatura a 1.5
grados Celsius para evitar los peores efectos del cambio climático.

Para lograr este objetivo, se requiere alcanzar la neutralidad de


emisiones netas para el año 2050, según el Panel Intergubernamental
sobre el Cambio Climático y la Agencia Internacional de Energía. En
2021, Estados Unidos se comprometió a reducir sus emisiones de
gases de efecto invernadero entre un 50 y un 52 por ciento en
comparación con los niveles de 2005 para el año 2030. Aunque se
cumplan estrictamente los compromisos de todos los países bajo el
Acuerdo de París, es probable que se supere el objetivo de dos grados
Celsius. Por lo tanto, es necesario que todos los sectores, incluyendo
gobiernos, reguladores, empresas privadas y organizaciones
financieras, trabajen juntos para lograr una economía de carbono cero
para el año 2050.

Es importante comprender qué son las emisiones de gases de efecto


invernadero. El dióxido de carbono (CO2) es la mayor fuente de
emisiones en Estados Unidos, seguido del metano, el óxido nitroso y
los gases fluorados. Cada uno de estos gases contribuye al
calentamiento de la atmósfera y al atrapamiento del calor que no
puede escapar. El CO2 proviene de la quema de combustibles fósiles
y de reacciones químicas, como la fabricación de cemento. El metano
se emite durante la producción de combustibles fósiles y por el
ganado y la agricultura. El óxido nitroso proviene de procesos
agrícolas, uso de la tierra, actividades industriales y la combustión de
combustibles fósiles. Los gases fluorados, como los HFC, se utilizan en
sistemas de climatización y refrigeración.

Las emisiones de gases de efecto invernadero en Estados Unidos


provienen principalmente del transporte y la generación de energía
eléctrica, seguidos de la industria, las emisiones residenciales y
comerciales, y otras fuentes de combustión no fósil. A nivel global, la
generación de electricidad y calor es la mayor fuente de emisiones,
seguida del transporte.
Para lograr una economía de carbono cero, es necesario realizar
cambios significativos en las fuentes de energía. Se debe reducir
drásticamente el uso de petróleo y carbón, y aumentar la generación
de energía renovable, como la solar y la eólica. Además, se deben
adoptar tecnologías limpias, como baterías avanzadas y
electrificación del transporte.

La transición hacia una economía de carbono cero tendrá


implicaciones significativas en términos de empleo, hogares y
consumidores. Se espera que se creen millones de empleos en
energías limpias, pero también habrá una reducción en los empleos
relacionados con los combustibles fósiles. Los consumidores también
deberán tomar decisiones que contribuyan a la reducción de
emisiones, como la elección de vehículos eléctricos y la adopción de
tecnologías energéticamente eficientes en los hogares.

La transición hacia una economía de carbono cero requerirá una


inversión significativa tanto del sector público como del privado. Se
estima que la inversión mundial en energías limpias deberá triplicarse
para el año 2030. Esta inversión se destinará al desarrollo de nuevas
tecnologías, la mejora de las tecnologías existentes y la construcción
de resiliencia climática.

En resumen, la transición hacia una economía de carbono cero es un


desafío global que requiere la colaboración de todos los sectores. Es
necesario reducir las emisiones de gases de efecto invernadero,
aumentar el uso de energías renovables y adoptar tecnologías
limpias. Esta transición ofrecerá oportunidades de crecimiento e
innovación, pero también requerirá cambios significativos en la forma
en que vivimos y trabajamos.

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