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En ese proceso surgen los conflictos por las distintas posiciones sobra como organizar el
gobierno, la economía y las desigualdades de la sociedad.
Para lograr una organización política estable, los grupos dirigentes de estas nuevas repúblicas
intentaron dictar constituciones, pero los conflictos internos llevaron a guerras, civiles que
impidieron la sanción o la puesta en práctica de las constituciones. En el Río de la Plata
sucedió esto con la Constitución unitaria dictada en 1819, que fue rechazada por las
provincias.
Economía y sociedad
Con estas actividades económicas ligadas a la tierra, los grandes propietarios rurales
aumentaron su poder. Continuaron las formas de trabajo forzoso heredadas de la colonia,
junto con el trabajo asalariado. Con la excepción de México y Chile, los demás países
mantuvieron la esclavitud. Los gobiernos independientes habían abolido el trabajo forzoso y el
pago de tributo, pero los indígenas continuaron sometidos a formas de explotación.
Como había escasez de mano de obra, algunos países dictaron leyes contra el vagabundeo,
que los habitantes rurales tenían que llevar documentación que certificara que tenían empleo.
Militarización y ruralización
Las revoluciones de independencia pusieron fin al orden colonial dominado por las ciudades
y los grupos económicos ligados a ellas.
Para hacer frente a la guerra contra los realistas, los gobiernos revolucionarios organizaron dos
tipos de fuerzas militares:
Las milicias rurales quedaron bajo el control de los terratenientes o de sus representantes.
Estos actuaron como delegados de las autoridades, quienes a su vez dictaron normas que
colocaban a la población rural bajo la protección de los terratenientes. Estas disposiciones
permitían el control de la mano de obra y aseguraban la provisión de soldados.
Durante las guerras, el vínculo entre los jefes de milicias y los gobiernos se fue deteriorando.
El aumento de los impuestos y las contribuciones a las poblaciones rurales, los desacuerdos
políticos y las disputas por cuestiones económicas contribuyeron al enfrentamiento entre
algunos jefes de milicias y las autoridades. Así sucedió, por ejemplo, en el Río de la Plata
entre Artigas y los gobiernos porteños.
Mientras que los ejércitos regulares aseguraban el cobro de las cargas impuestas por los
gobiernos del período, las milicias expresaron el descontento de los sectores sociales
agobiados por el peso de esos pagos. Como consecuencia, las milicias comenzaron a
independizarse del gobierno central y sus jefes recurrieron a ellas como base de un poder
autónomo. De este modo se originó un nuevo orden político sustentado en el poder militar
de los caudillos o jefes locales.
El caudillismo
A diferencia del ejército regular, en el que la obediencia del soldado responde al principio de
verticalidad, en las milicias el vínculo entre los caudillos y sus hombres se sustentaba en la
lealtad. Los caudillos movilizaban a estas tropas a cambio de ciertos beneficios .
Este vínculo implicaba reciprocidad, ya que cada parte aportaba algo. Sin embargo, la relación
no se daba en condiciones de igualdad. Los caudillos eran poseedores de tierras y de poder
político y militar, y siempre se colocaban “por encima” de sus hombres. Eran la fuente de
autoridad en la localidad, región o provincia bajo su dominio. En algunos casos, llegaron a
tener el control de territorios más amplios, incluso el poder central, por medio de sistemas
de acuerdos o alianzas O la imposición por la fuerza.
Puntos de Vista
Cuando se derrumbó el gobierno central en 1820, los caudillos provinciales pasaron al centro
de la escena política.
Los caudillos eran jefes militares, que tomaron en sus manos los gobiernos de sus provincias
ante la ausencia de un poder centralizado. Algunos habían luchado en las guerras de
independencia; otros, eran grandes terratenientes. Todos mostraban una gran capacidad de
liderazgo y ejercían una gran influencia sobre lxs trabajadorxs de las zonas rurales; es decir,
su base de poder se hallaba en las masas rurales, a las que integraban políticamente en sus
milicias, llamadas “montoneras”.
Aunque había caudillos unitarios, por lo general, la mayoría de ellos eran federales. Es decir,
no negaron la necesidad de unión entre todas las provincias, pero consideraban que esta unión
debía respetar la autonomía política y económica de cada una de sus respectivas regiones.
Güemes, de Salta
PARA ALGUNAS MIRADAS “El ´poder real´ en la Argentina del siglo XIX significaba sólo dos
posibilidades: o ligarse a las potencias europeas, para servir a su proyecto de expansión
colonialista o convertirse en caudillo de masas para detener aquel proyecto e imponer una
salida verdaderamente nacional.
PARA OTROS
les fue muy fácil a los caudillos sublevar la parte más ignorante contra la más ilustrada, a los
pobres contra los ricos, y con este odio venían a confundirse los celos que justa o injustamente
inspiraba a muchos la preponderancia de Buenos Aires.
La montonera, tal como apareció en los primeros días de la república bajo las órdenes de
Artigas, presentó ya ese carácter de ferocidad brutal y ese espíritu terrorista que al inmortal
bandido, al estanciero de Buenos Aires, estaba reservado convertir en un sistema de
legislación aplicado a la sociedad culta, y presentarlo, en nombre de la América avergonzada a
la contemplación de la Europa. Rosas no ha inventado nada; su talento a consistido sólo en
plagiar a sus antecesores, y hacer de los instintos brutales de las masas ignorantes, un sistema
mediado y coordinado fríamente.”
Desde 1810, los gobiernos revolucionarios de las Provincias Unidas del Río de la Plata
establecieron el libre comercio, dejando sin efecto las restricciones que habían estado
vigentes durante la época colonial. Esta decisión, que beneficiaba a los comerciantes, llevó a
que ingresaran a bajo precio productos manufacturados en Gran Bretaña. Estos bienes
competían con las producciones artesanales del Interior, sobre todo en los tejidos perdieron
mercados.
En cambio, se vieron favorecidos los hacendados, en particular los de Buenos Aires, cuyas
estancias producían cueros, sebo y carne salada, que eran los principales bienes de
exportación.
Por otra parte, fue muy frecuente que los ejércitos se abastecieran con la confiscación de
ganado, alimentos y Otros bienes en las zonas de los combates. También se recurría a los
trabajadores rurales y lo os esclavos para incorporarlos como soldados, lo que quitaba mano
de obra para la producción. Las economías más perjudicadas por estos factores fueron las de
las provincias donde se -desarrollaron las guerras, como las provincias del Interior y del
litoral.
1820: disolución de las formas de organización existentes. Caída del Directorio y disolución
de la Liga de los pueblos libres
Tras la disolución de las autoridades nacionales en 1820, las provincias se organizaron como
entidades autónomas. Los intentos de reunificación fracasaron debido a la existencia de
distintos proyectos políticos.
La crisis de 1820
A principios de 1820, la batalla de Cepeda puso fin al gobierno del Directorio. Las Provincias
Unidas se constituyeron, entonces, en un conjunto de provincias autónomas” que no
respondían a ninguna autoridad central.
A pesar de los numerosos conflictos que se plantearon por el control del poder,
gradualmente cada provincia dictó un estatuto o constitución y organizó sus instituciones:
un gobernador (Poder Ejecutivo), una Legislatura o Junta de Representantes (Poder
Legislativo) y jueces y tribunales de justicia (Poder Judicial).
Así sucedió con la provincia de Buenos Aires que, después de un período de crisis política, a
fines de 1820 organizó una Junta de Representantes. Esta institución, integrada por
hacendados y comerciantes, eligió a un gobernador.
Entre 1820 y 1852, la política de las Provincias Unidas estuvo marcada por el enfrentamiento
entre los partidarios de una posición u otra: los unitarios y los federales.
Ideas En lo Económico:
Eran unitarios: intelectuales, comerciantes y militares de Buenos Aires, pero también de las
demás provincias. Los de las provincias eran, en general, comerciantes vinculados al puerto,
intelectuales liberales y antiguas familias desplazadas del poder por algún caudillo federal.
Los federales
Defendían un modelo similar al de los Estados Unidos, según el cual las provincias se unían
de manera voluntaria para establecer un gobierno central, pero conservaban su autonomía.
Los federales del Interior: querían una política aduanera proteccionista que
favoreciera a las economías regionales y el reparto de los ingresos aduaneros entre
todas las provincias.
Los federales del Litoral: pedían la libre navegación de los ríos Paraná y Uruguay y la
apertura de puertos sobre sus costas, para desarrollar su economía fuera de la órbita
de Buenos Aires. Las provincias del litoral reclamaban la libre navegación de los ríos
y la apertura de puertos para evitar la intermediación de Buenos Aires.
Los federales de Buenos Aires: no aceptaban abrir los puertos del litoral ni compartir
los derechos aduaneros con las otras provincias.
Autonomía: Capacidad jurídica de una provincia para dictar su constitución o leyes propias,
designar a sus autoridades por elección de los ciudadanos que habitan ese territorio y
administrar los asuntos locales.
Librecambio: Política aduanera que permite el ingreso de bienes importados mediante el pago
de bajos aranceles.
Proteccionismo: Política aduanera que prohíbe el ingreso o impone altos aranceles a los
productos extranjeros que lo compiten con la producción local.
CAMBIOS ECONÓMICOS
Diez años de revolución y guerra provocaron la pobreza para las Provincias Unidas por la
Destrucción del territorio y la pérdida de vidas (lo que implica que hubo una escasez de
trabajadorxs).
Con la Guerra y la pérdida del Alto Perú, que quedó a manos de los españoles se destruyó el
circuito comercial de la Plata del Potosí.
1. INTERIOR
- Tucumán construía carretas para ese tráfico. Salta proveía de mulas para el comercio
con Potosí. Al perder al Alto Perú se destruye el circuito.
2. BUENOS AIRES
- Con la ruptura del dominio colonial se terminó con el monopolio español y avanzó el
comercio libre. Los aranceles de aduana eran bajos pero había mucho comercio.
- Junto con los aranceles cobrados de aduana, Buenos Aires producía y exportaba
cueros, sebos y carne salada.
3. LITORAL
La riqueza quedó destruida. Fue muy frecuente que los ejércitos se abastecieran con
la confiscación de ganado, alimentos y Otros bienes en las zonas de los combates.
También se recurría a los trabajadores rurales y lo os esclavos para incorporarlos
como soldados, lo que quitaba mano de obra para la producción. Las economías más
perjudicadas por estos factores fueron las de las provincias donde se -desarrollaron
las guerras, como las provincias del Interior y del litoral.
No todas las regiones pudieron adaptarse positivamente a las demandas que exigía el mercado
mundial en un contexto de libre comercio.
-En esta situación desigual, se desarrolló un intenso debate entre dos ideas económicas: el
librecambio y el proteccionismo.
Proteccionismo
Aranceles o barreras aduaneras a través de la
aduana (puertos)
¿De qué
-Facilita la exportación
(venta de productos al exterior) productos?
pero...
-Facilita el ingreso de ¿De quién?