PCRIANZA

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Pautas de crianza

Autora
Luby Lerine Barón Monroy
(Psicóloga)
Pautas de crianza

La crianza implica tres procesos psicosociales:

1. Las pautas de crianza


2. Las prácticas de crianza
3. Las creencias acerca de la crianza.

Las pautas se relacionan con la normatividad que siguen los padres frente
al comportamiento de los hijos siendo portadoras de significaciones
sociales. Cada cultura proporciona las pautas de crianza de sus niños y
niñas. De igual manera, las prácticas de crianza y las creencias acerca de la
crianza, se ubican en el contexto de las relaciones entre los miembros de
la familia donde los padres juegan un papel importante en la educación de
sus hijos. Esta relación está caracterizada por el poder que ejercen los
padres sobre los hijos y la influencia mutua. (Bocanegra, 2007).

Mediante el abordaje teórico de la educación de las distintas pautas de


crianza, se observa como los niños y niñas adquieren habilidades sociales y
adaptativas a través de modelos que aprenden durante la infancia, conductas
prosociales y de regulación emocional que los acompañarán por el resto de
sus vidas. (Viliota et al., 2018).

La familia es uno de los pilares principales de la convivencia de los seres


humano, pues es el primer entorno que un niño o niña conoce al inicio de su
vida, a través del cual se configura la dimensión colectiva de la personalidad.
(Galvis, 2011).
De igual manera la familia es el escenario donde se enseñan y se aprenden
los primeros comportamientos por asimilación y acomodación del
comportamiento de los padres y/o cuidadores, en el que se imparte pautas
de crianza a los niños y niñas, de manera que se infiere que estas juegan un
papel esencial para que ellos y ellas tengan herramientas para su desarrollo
asertivo en cualquier contexto. (Castiblanco y Valbuena, 2012, citados por
Viliota et al., 2018).

Resulta significativo que el niño o niña se forme dentro de un ambiente


afectivo, amoroso, asi como comprensivo, porque en los primeros años se
contribuye a formar actitudes que los orientan a futuro. Del ambiente
familiar que se promueva va a depender el tipo de conducta y de
personalidad que desarrollará posteriormente, además, es primordial que
dentro de los miembros de la familia exista amor, pues esta es la primera
vivencia que se muestra a los hijos desde la gestación hasta el nacimiento y
durante su crecimiento. El vínculo afectivo que se establece día a día entre
los adultos y los niños o niñas implica la responsabilidad de acompañar a un
ser en crecimiento y desarrollo para que aproveche al máximo todas sus
capacidades y reconozca sus limitaciones para responder en el mundo con
las posibilidades que parten de su ser en lo físico, lo intelectual, lo artístico,
lo emocional y en el intercambio social. (Hernández, 2007, citado por
Viliota et al., 2018).

En los niños y niñas se debe fomentar la autonomía, la capacidad para


expresar sus propias necesidades y emociones, para establecer adecuadas
relaciones interpersonales; de igual manera se les debe proporcionar amor,
respeto, aceptación incondicional y apoyo.
Es importante que los niños y niñas regulen su comportamiento,
desarrollen un sentido de límites, capacidad de autocontrol, la capacidad
para dejarse de ver mucho a sí mismos y preocuparse por los demás, darles
la idea de que no son perfectos y no tienen que serlo para ser amados y
aceptados por los padres. (Aguirre, 2000).
En algunas ocasiones los padres exceden su autoridad generando
conflictos con sus hijos, pues son los padres quienes no tienen claras
las normas establecidas, y por ello se genera un desborde de poder al
momento de imponer límites; es de resaltar que la disciplina es una
enseñanza, no un castigo, se lleva a cabo estableciendo los límites y
normas dentro del hogar, aprendiendo a controlarse a sí mismo en
todas las situaciones. Dichas normas ayudarán a respetar los derechos
y deberes de los miembros del núcleo familiar, durante todo el proceso
de desarrollo de los niños y niñas, los padres o cuidadores por
anticipado dirán lo que esperan de ellos y los comportamientos y
actitudes que son inapropiadas; en situaciones de rebeldía, se trata de
manejar la situación con firmeza, llevando a cabo la acción correctiva
pertinente, pues de esta manera los hijos sentirán el respaldo de las
palabras y las actitudes asumidas por el padre. (Ospina, 2011).

Estilos de crianza

Padres autoritarios

Valoran la obediencia como una virtud, así como la dedicación a las tareas
marcadas, la tradición y la preservación del orden.

El estilo autoritario es el que tiene repercusiones más negativas sobre la


socialización de los hijos. Crea una distancia entre padres e hijos, provocando
que los niños o niñas sean menos cariñosos, inseguros, descontentos y en
algunos casos, ser retraídos. Pueden tener baja autoestima y generalmente no
aprenden a pensar por sí mismos ni comprender por qué sus padres exigen
ciertos comportamientos. Asimismo, les falta autonomía personal y
creatividad, tienen menor competencia social y genera niños y niñas
descontentos, reservados, poco tenaces a la hora de perseguir metas, poco
comunicativos y afectuosos. Además, tienden a tener una pobre interiorización
de valores morales.
(Jorge et al., 2017)
Padres permisivos

Proporcionan gran autonomía al hijo siempre que no se ponga en


peligro su supervivencia física.

Los padres son tolerantes, llegando a autorizar casi todo. No exigen


mucho a sus hijos o hijas, y les permiten que sean ellos mismos
quienes controlen sus propias acciones. Cuando se trata de tomar
decisiones, las analizan juntos (padres e hijos). Muy rara vez aplican el
castigo, establecen pocas reglas y no las hacen cumplir de manera
uniforme. En general son padres que tratan de no estar atados a una
rutina, ya que desean que sus hijos se sientan libres.

Padres democráticos

Este estilo de crianza se caracteriza por estar asociado con la disciplina


inductiva, promoviendo la comunicación y al razonamiento detrás de sus
conductas.

Los padres motivan a sus hijos o hijas a valerse por sí mismos y se respeta la
individualidad de estos, así como también se respeta su personalidad y sus
intereses, permitiendo establecer valores y lazos de disciplina. Parten de una
aceptación de los derechos y deberes propios, así como de los derechos y
deberes de los niños o niñas, considerado como una «reciprocidad jerárquica»,
es decir, cada miembro tiene derechos y responsabilidades con respecto al
otro.
Intentan dirigir la actividad del niño o niña imponiendo roles y conductas
maduras, pero utilizan el razonamiento y la negociación.

(Jorge et al., 2017)


Premios y castigos

En diferentes contextos los premios y castigos son usados como


recursos formativos, sin embargo, se deben emplear con cierta medida
para no generar una dependencia.
El premio es visto como un reforzador de una conducta positiva,
mientras que el castigo es contemplado como la privación de un
beneficio.

El premio se utiliza con frecuencia, y se pueden dar recompensas


tangibles como reconocimiento a su conducta, ejemplo: dinero,
juguetes, regalos; considerando más adecuado utilizar más el
reconocimiento de la buena acción, como el abrazo, elogios, actos de
ternura, entre otros, es decir, el premio social. Tanto el premio como
el castigo se debe dar inmediatamente se genera la acción.

El castigo sería entonces la supresión de privilegios, como no darle algo que le


gusta o no permitirle algo como salir o ver televisión, etc. A veces los padres
imponen castigos tan largos y difíciles de cumplir, que terminan faltando a los
mismos. Ejemplo: no sale a la calle todo el año, o no ve televisión en un mes.

Por consiguiente, es importante analizar que castigo se va a imponer y por


cuanto tiempo para que se de cumplimiento al mismo. (Ospina, 2011).

"No pases por alto ser compasivo, empático


y amable contigo mismo y con los tuyos"
Técnicas a utilizar

Instrucciones: Consisten en explicaciones claras y concisas


centradas principalmente sobre las conductas objetivo, con la
finalidad de evocar una respuesta específica.
Modelado: Consiste en la exhibición por parte de un modelo, de
las conductas que son objeto de entrenamiento, en presencia de
los niños o niñas que lo requieran. Puede ser presentado real
(físicamente presente) o simbólico, (grabaciones, filmaciones o
descripción verbal que el adulto realiza del supuesto
comportamiento del modelo).
Refuerzo positivo: Su objetivo es contribuir al moldeamiento y
mantenimiento de las conductas. Su empleo está dirigido a
proporcionar la motivación necesaria para mejorar la conducta. El
tipo más usado es el refuerzo social de tipo verbal (elogios,
reconocimiento público, etc.).
Retroalimentación: Consiste en proporcionar información a los
niños y niñas en relación con conductas objetivo, con el fin de
moldear dichas conductas y conseguir el cambio esperado.
Ensayo conductual o role- playing o juego de roles: Técnica del
aprendizaje social, a través de la cual se pretende que los niños o
niñas tengan la oportunidad de practicar y ensayar las conductas
apropiadas.
Autoinstrucciones: Establecer diálogos internos (comandos
verbales) en el niño o niña, que le permitan regular efectivamente
su conducta.
Relajación: Para reducir la tensión a través de la contracción y
relajación progresiva de la musculatura.

(Coli-Romero, 2019).
Referencias

Aguirre, E. (2000). Socialización y Prácticas de crianza. En Aguirre, E. y Durán,


E. (Eds). Socialización, Prácticas de Crianza y cuidados La Salud. Bogotá: CES,
Universidad Nacional de Colombia.

Bocanegra, E. (2007). Las prácticas de crianza entre la Colonia y la


Independencia de Colombia: los discursos que las enuncian y las hacen visibles.
Revista Latinoamericana Ciencias Sociales, Niñez y Juventud 5, (1), 1-22.

Coli-Romero, M. F. (2019). Programa de habilidades socioemocionales en niños


entre 6 y 7 años de una institución educativa.

Galvis, L. (2011). Pensar la familia de hoy. Bogotá, Colombia: Ediciones Aurora.

Jorge, E., y González, M. C. (2017). Estilos de crianza parental: una revisión


teórica. [Parental rearing styles: a theoretical review. Estilos de criação parental:
uma revisão teórica.] Informes Psicológicos, 17(2), 39-66.
https://doi.org/10.18566/infpsic.v17n2a02

Ospina, S. P. (2011). Las pautas de crianza en el ejercicio de la autoridad en la


infan, cia y su relación con la agresividad física dirigida hacia las madres por parte
de ocho adolescentes entre 13 y 16 años de la ciudad de Santa Rosa de Cabal.

Viliota, M. F. E., y Velásquez, F. G. (2018). Pautas de crianza, familia y


educación. [Guidelines of upbringing, family and education] Revista De
Psicología GEPU, 9(1), 146-169.

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