Literatura Lengua

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LITERATURA LENGUA (Carmen martin gaite)

ENTRE VISILLOS (1957). CONTEXTO HISTÓRICO

En los años 50 comienza un primer grado de desarrollo y aperturismo en nuestro


país: el acuerdo con EEUU que instala bases en suelo español, la firma del
Concordato del Vaticano por el que el Estado español es confesionalmente
católico y la admisión de España en la ONU (1955).
Se convocan las primeras revueltas contra el Régimen.

Aunque continúa el lastre de la pobreza y de una economía retrasada, con algunas


inversiones extranjeras, se acomete un reformismo con nuevas carreteras, una
política de embalses para un país agrícola y el despegue del turismo. Todo esto
hará que vayan desapareciendo las cartillas de racionamiento y se inicie una
pequeña industrialización, comenzando la migración del campo a la ciudad y a
formarse un comercio más activo e internacional.

LA MUJER EN LOS AÑOS 50

La situación de la mujer era deprimente. Siempre definida en relación con el varón


y sometida a él, únicamente se la concebía como madre y esposa.

Sobre la formación reglada de la mujer en la posguerra, "se recomendaba la


prudencia en el estudio… A los primeros síntomas de que empezaba a hacer daño,
lo aconsejable era abandonar". En Entre visillos leemos esta réplica de Ángel,
aviador, a su novia Gertru: "Para casarte conmigo, no necesitas saber latín ni
geometría: con que sepas ser una mujer de tu casa, basta y sobra".

Las mujeres podrían ser casaderas, pero también podrían quedarse "solteronas".
En Entre visillos, casi todas las mujeres están marcadas por el matrimonio o su
inviabilidad.

LA NOVELA DE LOS AÑOS 40 A LOS 70

En un principio. Los autores más leídos son los novelistas del bando vencedor,
que siempre tratan asuntos políticos: Agustín de Foxá y José Mª Gironella. Los
autores que permanecen en España enmascaran sus novelas para combatir la
censura creando dos géneros de novela de evasión:
- La novela del viejo Oeste americano, con Marcial Lafuente Estefanía (La
mascota de la pradera).
- La novela rosa, con Corín Tellado a partir de su Atrevida apuesta.
Por otro lado, estarán los autores exiliados como Francisco de Ayala, Arturo Barea,
Ramón J. Sender (con su trilogía Crónica del alba) y Max Aub (con su sexalogía El
laberinto mágico).

Durante el franquismo se produce un proceso de renovación de la narrativa que


tendrá características distintas dependiendo de la década:

• AÑOS 40: NOVELA EXISTENCIAL: DESARRAIGO Y TREMENDISMO:


Características:

- Protagonistas individuales.
- Desencanto con la vida.
- Personajes angustiados o aburridos de su existencia.
- Narración en 1ª persona: monólogos.
- Tratamiento del tiempo lineal.
- Autores más importantes: Cela (La familia de Pascual Duarte, 1942),
Carmen Laforet (Nada, 1945) y Miguel Delibes (La sombra del ciprés es alargada,
1947).

• AÑOS 50: NOVELA SOCIAL: REALISMO CRÍTICO:

- Protagonistas colectivos: jóvenes, obreros, suburbiales…


- Denuncia de la desigualdad de clases y la injusticia social.
- Uso del narrador testigo, en 3ª persona; a veces, narrador omnisciente.
- Abundancia del diálogo.
- Claridad para buscar lectores.
- Tiempo lineal.
- Autores: Miguel Delibes (El camino, 1950), Cela (La colmena, 1951),
Sánchez Ferlosio (El jarama, 1955), Carmen Martín Gaite (Entre visillos, 1957),
Torrente Ballester (Los gozos y las sombras, trilogía iniciada en 1957) y García
Hortelano (Nuevas amistades, 1959).

• AÑOS 60-70: NOVELA EXPERIMENTAL: RENOVACIÓN NARRATIVA:

- Crítica social y preocupación por el hombre.


- Formalidad narrativa e innovación en el lenguaje: omisión de la
puntuación, acercamiento entre prosa y verso.
- Personaje individual siempre con un conflicto interior o con su entorno.
- Narrador omnisciente (3ª persona) y con diferentes puntos de vista.
- Tiempo no lineal: técnica del contrapunto (historias simultáneas contadas
alternativamente), analepsis (flash back) y prolepsis (flash forward).
- Autores: Martín-Santos (Tiempos de silencio, 1961), Juan Goytisolo
(Reivindicación del conde don Julián, 1970) y Torrente Ballester (La saga/fuga de
J.B., 1972).

• DESDE 1975 A LA ACTUALIDAD:


- Sin abandonar la experimentación de nuevas técnicas se observa una vuelta al
suspense de años anteriores para captar mayor cantidad de lectores. Ejemplo de
ello es La verdad sobre el caso Savolta, de Eduardo Mendoza (1975).
- Incremento de certámenes literarios.
- Selección de un lector modelo no selectivo y heterogéneo.
- Mezcla ecléctica de tendencias narrativas.
- La historia contemporánea como materia ficcional.

GENERACIÓN DE POSGUERRA O DEL MEDIO SIGLO. NOVELISTAS


INFLUYENTES EN LOS AÑOS 50.

Junto a Carmen Martín Gaite, destacan en la década de los años 50 autores que
formarán la Generación de posguerra o del medio siglo (también conocida como
la de los niños de la guerra):

1. CARMEN LAFORET: Nada relata, en 1ª persona, las experiencias de


Andrea, que ha ido a estudiar a la Universidad y tropieza con un sórdido ambiente
familiar.

2. ANA Mª MATUTE: escritora más traducida en España y tres veces


candidata al premio Nobel de literatura. Tiene obras como Los Abel (1948), Fiesta
al noroeste (1953) o la que la encumbró (Olvidado rey Gudú, 1996).

3. JOSEFINA ALDECOA: La casa gris (1950).

4. ELENA SORIANO: Fundadora de la revista literaria El urogallo. Obras


como Caza menor (1951).

5. CAMILO JOSÉ CELA: Publicada La familia de Pascual Duarte (1942) se


prohibió su reimpresión y la siguiente novela, La colmena, solo podrá ver la luz en
Argentina en 1951. En esta última, Cela hace un repaso a la sociedad media,
proletaria e indigente de Madrid: no faltan alusiones al hambre, al sexo, al miedo y
a la hipocresía como recuerdos de la reciente guerra.

6. RAFAEL SÁNCHEZ FERLOSIO (su exmarido): Debe su fama a El jarama


(1955) en la que 11 amigos madrileños van al río Jarama a bañarse. Lucita se
marea en el agua y se ahoga. Los amigos, compungidos, regresan a la ciudad. La
obra muestra 16 horas de pasividad, inacción y un final trágico.
7. MIGUEL DELIBES: El camino (1950) cuenta la historia de Daniel, el
Mochuelo, que irá a la ciudad para internarse en un centro de bachillerato.

8. GONZALO TORRENTE BALLESTER: alcanzó el prestigio con su trilogía Los


gozos y las sombras (1957-1962) sobre la sociedad gallega de posguerra.

9. JUAN GARCÍA HORTELANO: Nuevas amistades (1959).

10. IGNACIO ALDECOA: El fulgor y la sangre (1954).

TRAYECTORIA BIOGRÁFICA Y LITERARIA DE CARMEN MARTÍN GAITE

Nació en 1925 en Salamanca, donde estudió en la facultad de Filosofía y letras. En


1948 se trasladó a Madrid y comenzó a publicar sus primeros cuentos en Revista
española.

En 1954 ganó el Premio Café Gijón de Relato Corto con El balneario, con su primer
libro. La década de los cincuenta fue intensa para la joven Carmen: se produjeron
la temprana muerte de su hijo (murió de meningitis al año de nacer), el nacimiento
de su hija un año después y la concesión del Premio Nadal en 1957 a su novela
Entre visillos, obra que la consagró.

En 1963 publicó su segunda novela, Ritmo Lento, y comenzó a investigar sobre el


siglo XVIII español, interés que da origen a su producción ensayística. Los setenta
se iniciaron con su separación de Sánchez Ferlosio y su vuelta a la novela con
Retahílas (1973) y El cuarto de atrás (1978), obras que dan comienzo a un nuevo
ciclo narrativo fundamentado en la búsqueda del interlocutor.

Durante los años ochenta fue guionista de importantes proyectos televisivos en


los que aportaba mucho a la escritura femenina, tema abordado en libros como
Desde la ventana, Enfoque femenino de la literatura española (1987) y El cuento
de nunca acabar.

En 1985 falleció su hija, víctima del sida.

Recibió galardones como el Premio Anagrama de Ensayo (1987), el Premio


Príncipe de Asturias (1988) junto a Ángel Valente, poeta de la misma generación, y,
ya en 1994, el Nacional de las Letras por Usos amorosos de la postguerra
española.

En 1990 aparece Caperucita en Manhattan, una ingeniosa revisión del cuento


clásico; y en los años siguientes publicó Nubosidad variable (1992); La reina de las
nieves (1994); Lo raro es vivir (1996) e Irse de casa (1998).
Falleció en Madrid el 23 de julio de 2000. Tras su muerte aparecieron una novela
inconclusa (Los parentescos, 2001), un texto inédito de 1949 (El libro de la fiebre) y
ensayos como Cuadernos de todo (2002), además de otros textos personales.

ETAPAS Y EVOLUCIÓN DE SU OBRA

Desde sus inicios (El libro de las fiebres) presenta una tendencia tanto a la
indagación sobre el mundo fantástico como a la descripción detallista de la
realidad envolvente como leemos en Entre visillos.

Esta trayectoria señala además el interés de la autora por renovar la técnica


narrativa y asimilar las novedades. Para su estudio, segmentaremos la narrativa de
Martín Gaite en tres etapas:

1ª. NARRATIVA ANTERIOR A 1970: REALISMO OBJETIVO Y RENOVACIÓN FORMAL.

Utiliza la voz de un narrador que se sitúa como un testigo de lo que ve y que


termina extrapolando sus propias conclusiones a partir de unas novelas en las
que se describe el ambiente de pobreza, de vacío y esterilidad de la sociedad
contemporánea. Es lo que sucederá en las dos primeras novelas publicadas de
Martín Gaite: Entre visillos y Ritmo Lento.
Corresponden también a este periodo dos colecciones de cuentos de Martín
Gaite, El Balneario y Las ataduras.

2ª. NARRATIVA ANTERIOR A 1990: LA BÚSQUEDA DEL INTERLOCUTOR.

En su narrativa recurre a la búsqueda interior de la propia experiencia del autor,


recurriendo a la memoria personal o a la histórica para revisar el pasado
inmediato (Retahílas, Fragmentos de interior, en 1976; y El cuarto de atrás, 1978,
con la que gana el Premio Nacional de Literatura).

Recurre también a la metaficción al reflexionar, en la propia novela, sobre el oficio


del escritor y la esencia del género narrativo.

Durante la década de los ochenta, Carmen Martín Gaite publica dos relatos para
niños, El castillo de las tres murallas y El pastel del diablo [cuentos maravillosos
sobre los que reflexionará en su ensayo El cuento de nunca acabar (1983)].

3ª. NARRATIVA A PARTIR DE 1990: DEL CUENTO MARAVILLOSO A LA ESCRITURA


DEL YO.

En 1990 publica Caperucita en Manhattan, donde la novelista presenta a Sara


Allen en su periplo de Brooklyn a Manhattan para visitar a su abuela, una particular
anciana alejada de la caracterización que le otorga el cuento tradicional.
En 1992, Nubosidad variable, inicia el desarrollo de historias centradas en la
indagación
de los protagonistas sobre la construcción de su identidad mediante un tono
confesional e intimista. Se relata el rencuentro de sus protagonistas, tras treinta
años de separación
en el que han vivido experiencias muy diferentes, pero que les permite
reconstruirlas a través de la redacción conjunta de un libro, titulado como el
propio libro. Y en 1994 ve la luz La reina de las nieves.

Posteriormente, aparecerán Lo raro es vivir (1996), Irse de casa (1998) y su última


novela, Los parentescos, que se publica, inacabada, póstumamente, en 2001. En
ella, Baltasar, registra las experiencias propias y de su familia a fin de entender el
sentido de su vida.

ENTRE VISILLOS

EL ESPACIO Y EL TIEMPO

El tiempo histórico de la novela corresponde a la España franquista de los años


cincuenta. Los once capítulos de la primera parte recrean días de las
fiestas que ponen fin al verano. Los siete capítulos restantes relatan la rutina del
primer trimestre escolar hasta las vacaciones de Navidad.

En la novela hallamos infinidad de referencias temporales como las horas en las


que las chicas ‘decentes’ debían llegar a casa, antes de las diez, mientras que
algunas casadas disfrutan del ocio nocturno junto a sus maridos.

La novela arranca con un rotundo: «Ayer vino Gertru» que marca tanto el presente
de Natalia como el futuro de ambas.

El tratamiento del espacio cumple una doble función narrativa: es un lugar en el


que nunca pasa nada. Nunca se dice su nombre, pero tanto la toponimia de sus
calles, como las alusiones al aeropuerto militar sabemos que remiten a
Salamanca.

Por otra, los espacios cerrados de la novela actúan además como elementos
simbólicos de lo relatado. Unos (el casino, el cine, la iglesia, la plaza de toros…)
muestran la cultura y la sociedad de posguerra; otros son utilizados para reforzar
los sentimientos de los personajes: la cárcel que supone el hogar familiar; la
mirada
que escapa a través de las ventanas, el panorama desde la torre
de la catedral, etc.

Los espacios del casino están organizados en función de las relaciones entre
ambos sexos y en función de la distribución de clases sociales, como se evidencia
cuando impiden que Rosa se aproxime al grupo de amigos de Pablo.

Existen otros espacios en los que se celebran reuniones sociales como el estudio
de Yoni o la casa de Gertru: son espacios privados compartidos con quienes
forman parte de la misma clase social, rasgo propio de una sociedad
completamente estratificada.

El Instituto Femenino, donde estudia Natalia y trabaja Pablo, es un edificio que


pertenece a los jesuitas.

Las casas son espacios cerrados que guardan la intimidad de las mujeres, si bien,
en ocasiones, se presentan casi como cárceles. Dentro de las casas, balcones y
ventanas adquieren un importante valor simbólico, ya que se convierten en
lugares desde los que ver el mundo exterior y simbolizan a la vez la imposibilidad
de salir de ahí.

Otros espacios abiertos como el margen del río aparecen como una especie de
remanso al que acuden algunos personajes de la novela para pensar o liberar sus
deseos. El pueblo del que es oriunda la familia de Natalia también es rememorado
por esta como un lugar en donde la familia era feliz, en contraste con las
convenciones sociales propias de la ciudad.

PERSONAJE SOCIAL E INDIVIDUAL DE LA NOVELA

El protagonista de Entre visillos es un personaje colectivo: una juventud


provinciana que se comporta según lo que se espera de ellos. Este personaje
colectivo actúa en torno a los dos personajes que en la novela asumen la voz
narrativa: Natalia y Pablo, quienes llevan sendas existencias solitarias y separadas
del grupo.

Alrededor de Natalia se concentran dos círculos formados por la familia y las


amistades. En el caso de Pablo, huérfano, únicamente se establecen relaciones
circunstanciales.

NATALIA:

Desde el inicio de la narración, el personaje de Natalia Ruiz Guilarte aparece


mostrando una voz propia que el lector reconoce a través de la lectura de su
diario. Es una chica de 16 años, la pequeña de la familia, huérfana de madre y, con
su comportamiento, intenta distanciarse del mundo femenino que la rodea.
LA FAMILIA DE NATALIA:

La familia de Natalia pertenece a la burguesía de provincias. Está formada por sus


dos hermanas, Mercedes y Julia, su padre y su tía Concha.

Mercedes es la mayor y es vista como una solterona que está cerca de los 30
años. Julia tiene veintisiete años y está comprometida con Miguel. Comparte con
Natalia su deseo de abandonar esa vida provinciana, en este caso, mediante el
matrimonio con Miguel que aporta una imagen de masculinidad diferente, al
romper ciertas convenciones sociales como el ritual de recibir el visto bueno de la
familia. Tampoco su trabajo de guionista de cine es convencional.

Los deseos compartidos de Natalia y Julia se muestran en su dominio de la ciudad


desde la torre de la catedral, donde el lector conoce el anhelo de ambas de salir
de allí, de marcharse a Madrid. El final de la novela muestra la realización de este
propósito por parte de Julia, abriendo, quizás, el camino a Natalia para que ella
también pueda cumplir el suyo.

Concha, la tía, encarna los valores que el nacionalcatolicismo otorga a las


mujeres: dedicación al cuidado de los otros, sumisión, trabajo hogareño y
transmisión de estos valores a los jóvenes.

El padre de Natalia carece de nombre propio que lo individualice. Natalia le


reprocha que en el
pasado era feliz; sin embargo, cuando el negocio de las minas de wólfram
prosperó, el padre asumió las convenciones que su nueva posición social le
impone.

AMIGAS DE NATALIA:

La novela se inicia con las anotaciones de Natalia. Natalia sigue estudiando


mientras
Gertru, comprometida en matrimonio, abandona el bachillerato a falta de un
curso.

Ángel Jiménez, el novio de Gertru, representa al marido deseado: un capitán de


aviación extranjero que ha llegado a la base aérea y ha elegido a Gertru por su
inexperiencia.

La otra amiga de Natalia es Alicia Sampelayo, compañera del instituto. Pertenece


a una familia humilde, lo que molesta a la tía Concha ya que muestra otro sector
de mujeres del momento, aquellas que, a través del bachillerato, aspiraban entrar
en las plantillas de Correos o Renfe y paliar su pobreza.

PABLO KLEIN:
Pablo Klein es un joven de unos treinta años alto, delgado, guapo y sin prejuicios.
Viene a la ciudad invitado por el director del instituto. Ha aceptado el trabajo con
la intención de revivir su infancia: en esta ciudad paseó con su padre, viudo, y
posteriormente fallecido. Es un personaje solitario que ha vivido en distintos
lugares fuera de España —París, Berlín, Italia—, por lo que su mentalidad es muy
diferente al resto de los personajes. Es un buen conversador e inicialmente
su presencia es requerida en los diferentes círculos sociales.

Su dominio del alemán le permite trabajar como profesor en el Instituto Femenino.


La relación con los otros jóvenes es distante, excepto con Emilio. Valora de Rosa
su sinceridad y le desconcierta el juego que Elvira mantiene con él.

ELVIRA:

Elvira es uno de los personajes más complejos de la novela. Como Natalia, es una
«chica rara», expresión acuñada por Martín Gaite para nombrar a las jóvenes que
no asumían el rol social asignado a su generación. El luto por su padre la mantiene
encerrada en casa.

Elvira es un personaje ambiguo y misterioso. Es una soñadora, inclinada a la


pintura, pero de la que el lector ignora qué desea en realidad. Se siente atraída por
Pablo, pero acaba por comprometerse con Emilio.

OTROS PERSONAJES:

Emilio se siente atraído por el mundo de las letras, pero cree que debe renunciar a
esta vocación en favor de unas oposiciones a notaría para conquistar a Elvira.

Rosa es una chica madura, honesta y sincera, soltera e independiente. Trabaja


temporalmente en el Casino, compartiendo con Pablo su desarraigo en la ciudad.

Yoni, Juan Cuesta, es un escultor admirado por todo el grupo. En su estudio, un


ático en el Gran Hotel de la ciudad, celebra fiestas privadas. Su hermana Teresa
recibe algunas asignaciones de su marido, de quien está separada. Algunos la
creen lesbiana; otros la juzgan frívola. Por sí misma no manifiesta creencias
propias.

Marisol es una joven que llega a la ciudad para pasar en ella las fiestas.
Representa a un modelo de chicas urbanas más atrevidas. Las demás se sienten
amenazadas por ella.

ASPECTOS DEL CONTENIDO

Los temas que preocupaban a los autores de la generación de Martín Gaite y que
se pueden apreciar en la novela son:
- La represión sexual: Se focaliza en la relación Julia-Miguel: el novio está en
las relaciones prematrimoniales, como varón, pero ella quiere defender y
mantener la castidad.
También se trata esta represión sexual en la relación inicial entre Elvira y
Pablo. Ella actúa como una mujer miedosa y acaba cobijándose en Emilio, al que
domina, aunque no ame.

- La sociedad del "todos lo saben": Da la sensación de que todos se


conocen, de que todo lo que uno hace es sabido y comentado por los demás.

- El respeto de las tradiciones rituales: el luto. "Elvira se acordó de que


estaría por lo menos un año y medio sin ir al cine" (cap. 9).

ESCRITORAS DE MEDIO SIGLO: LA ESCRITURA FEMENINA

EL acceso de la mujer a la esfera pública en las primeras décadas del siglo XX ha favorecido la
profesionalización de escritoras como Carmen de Burgos, Concha Espina, María Lejárraga o las
más jóvenes, María Teresa León o Rosa Chacel, cuyos nombres y referencias trataron de ser
ocultados tras la guerra.
Las escritoras de mediados de siglo tuvieron no solo que superar los problemas con la censura,
sino que debían demostrar, como el personaje de Natalia en la novela, que tenían aspiraciones
intelectuales diferentes a las que se asignaban a sus contemporáneas, como lo prueba el
hecho de la participación y premios en algunos certámenes literarios.

El 6 de enero de 1945, fecha de la creación del Premio Nadal, este es ganado por una
jovencísima Carmen Laforet con una novela de título significativo, Nada. Dolores Medio o Ana
María Matute se alzaron con este galardón en las primeras convocatorias. Carmen Martín
Gaite, junto a Josefina Aldecoa y Ana María Matute, son miembros reconocidos de la
“generación de medio siglo”, también denominada, “de los niños de la guerra”.

La de estas autoras es una escritura que recrea espacios cerrados en los que parecen haberse
detenido el tiempo y la vida. Sus personajes, sobre todo los femeninos, están limitados por las
circunstancias sociales y en ellos es frecuente encontrar referencias biográficas de sus autoras,
mujeres a las que apenas se les permitía mostrar su valía intelectual en una sociedad que las
condenaba al ostracismo del hogar.

En esta literatura femenina se hace hincapié en los roles de género y en las desigualdades de
sexo, así, en Entre visillos, observamos las siguientes diferencias entre otras:

ROLES MASCULINOS ROLES FEMENINOS

Son mimados y protegidos por Se consideran futuras esposas y madres.


ellas

Estudian en la Universidad Llegan al instituto y no siempre lo acaban.


Preparan oposiciones o son Son amas de casa
aviadores, abogados…

Lascivos: tienen escarceos Castas: se confiesan por sus pecados


sexuales

Pasan temporadas en el Pasean por la ciudad


extranjero

Son artistas y bohemios

Buscan novias jóvenes (16 Van al casino a esperar a que las saquen a bailar y a
años) que la suerte les brinde un buen marido.

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